"ZARZA, JUAN CARLOS C/ ESCANON S.R.L. S/ COBRO DE PESOS" EXP-44.065/2.- EXCMA. CAMARA DE APELACIONES EN LO CIVIL Y COMERCIAL.- En la ciudad de Corrientes, a los trece días del mes de octubre del año dos mil once, estando reunidos en el Salón de Acuerdos de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial, las Sras. Jueces de Cámara, Dras. Maria Jose Nicolini de Franco y Delicia Maria Beatriz Puyol, con la Presidencia del Dr. Carlos Alfredo Benítez Meabe, asistidos de la Secretaria autorizante, tomaron en consideración los autos caratulados: ``ZARZA, JUAN CARLOS C/ ESCANON S.R.L. S/ COBRO DE PESOS'', Expte. Nº C02-44065/2, venido en grado de apelación de la sentencia de fs. 500/508 y vta. dictada por la Sra. Juez en lo Civil y Comercial Nº 2, Dra. María Elena Dadone.Que conforme a las constancias de autos, corresponde que emitan voto en primero y segundo término, las Sras. Jueces de Cámara Dras. Maria Jose Nicolini de Franco y Delicia Maria B. Puyol, respectivamente.La Sra. Juez de Cámara Dra. Maria Jose Nicolini hizo la siguiente R E L A C I O N DE C A U S A Me remito a las constancias de autos por encontrarlas ajustadas a derecho y a fin de no incurrir en repeticiones innecesarias.En su sentencia Nº 62 de fecha 11/08/10 obrante a fs. 500/508 y vta. la Sra. Juez ``a-quo'' falla en este juicio ``1º) Haciendo lugar parcialmente a la demanda deducida por Juan Carlos Zarza contra ESCANON SRL, condenando a esta a abonar a aquel, dentro de los 10 (diez) días de quedar firme la presente, la suma de $ 5.245 (cinco mil doscientos cuarenta y cinco pesos), como pago del precio de la obra realizada por el actor, con mas un interés moratorio equivalente a la tasa activa que utiliza el Banco de Corrientes S.A. para las operaciones de descuento de documento -segmento 3-, desde la mora (31 de diciembre de 1.999) y hasta su efectivo pago. 2º) Desestimando la demanda de $ 520 (quinientos veinte pesos) por gastos de transporte y comida. 3º) Imponiendo costas a la demandada en un 90 % y al actor en un 10%, por el modo en que se ha resuelto el presente.A fs. 510/516 la parte demandada interpone recurso de apelación contra dicha sentencia. Corrido el traslado de ley a fs. 517, es evacuado a fs. 520 y vta. por la parte actora. Concediéndose el recurso mediante auto Nº 12463 de fs. 521, libremente y con efecto suspensivo.- Llegados los autos a esta Sala, a fs. 529 se llama Autos para Sentencia. Se constituye la Sala con sus Vocales (fs. 539) y consentido el llamamiento de autos y la forma en que queda integrada la misma, quedan estos autos en estado de dictar sentencia.La Sra. Juez de Cámara Dra. Delicia Maria B. Puyol presta conformidad con la precedente relación de causa.Seguidamente, la Cámara plantea las siguientes.C U E S T I O N E S PRIMERA: ¿Es nula la sentencia recurrida? SEGUNDA: ¿En caso negativo, la sentencia apelada debe ser confirmada, modificada o revocada? A LA PRIMERA CUESTION LA SRA. JUEZ DE CAMARA DRA. MARIA JOSE NICOLINI DE FRANCO DIJO: RECURSO DE NULIDAD: si bien el Recurso de Nulidad no ha sido ha sido expresamente deducido, es conteste la doctrina y jurisprudencia nacional y provincial en sostener que: ``si bien el recurso de nulidad se encuentra subsumido en el de apelación, ello no releva al recurrente de la carga de satisfacer los presupuestos de admisibilidad que consagra el art. 172 del ordenamiento procesal, vale decir, de la invocación concreta del perjuicio sufrido y del interés que se pretende satisfacer'' (CNFed. Civ. y Com. Sala III, DJ T 1997-2, pág. 412; SJ 1363; Cam. Lab. y Paz Letrada Corrientes, La Ley Litoral Juris, febrero 2000, pág. 59) por lo que la falta de planteo concreto -como aconteció en la especie- implica el abandono del recurso expresa o implicitamenteinterpuesto (Loutayf Ranea, El Recurso Ordinario de Apelación, T. II, pág. 410; De Santo, Tratado de los Recursos, Recursos Ordinarios, T. I, pág. 460, Bs. As. 1999). Por otra parte, y es lo relevante, no se advierte la existencia de vicios de sentencia que ameriten un pronunciamiento de oficio, por lo que no cabe su consideración.A LA MISMA CUESTION LA SRA. JUEZ DE CAMARA DRA. DELICIA MARIA B. PUYOL DIJO: Que adhiero al voto que antecede.A LA SEGUNDA CUESTION LA SRA. JUEZ DE CAMARA DRA. MARIA JOSE NICOLINI DE FRANCO DIJO: RECURSO DE APELACION: Reseñando brevemente la pretensión el actor, resulta que en autos promueve demanda tendiente al cobro de la suma de $ 5.765, con mas gastos, costos y costas del juicio, contra la firma ESCANON S.R.L.Afirma que se dedica, como medio de vida, a la realización de trabajos de albañilería, de manera independiente y que en el mes de septiembre de 1999 fue convocado para llevar a cabo dichos trabajos en el Motel ``Colonial'', ubicado en la Ruta 11 (camino a Resistencia), a cambio de una retribución en dinero, que le seria abonada por cada trabajo finalizado.Sostiene que la persona con quien trato a tales fines es el Sr. Alfredo Felipe Zenon, quien se comportaba como dueño de la obra a realizarse, la que consistió en la realización de trabajos en varias habitaciones del motel y la terminación de otras nuevas, que correspondían al sector VIP del lugar, trabajos que se detallan en el escrito inicial.Relata que quien controlaba la realización de dichas obras era el Arquitecto Mario Canete, habiéndose llevado a cabo las mismas durante los meses de septiembre a diciembre de 1999, pero que -a pesar de la obligación de pago asumida por el beneficiario de la obra- no se le abono la retribución correspondiente al terminar cada trabajo, sino que cada semana se le entregaba una pequeña suma, a cuenta del total, con diferentes pretextos.Sin embargo -afirma- al finalizar la totalidad de los trabajos, solo se le había abonado la suma de $285,00, que ya fueron deducidos del total reclamado, el que se calculo tomando como base un listado detallado de los trabajos realizados por su parte, que le proporciono el Arquitecto Canete, cuyo ejemplar original se adjunta.Alega que luego de reiterados reclamos verbales a la demandada para el pago de lo adeudado por los trabajos realizados, le remitió carta documento en fecha 15.11.00, intimándole dicho pago, misiva que no fue contestada.La accionada, por su parte, contesto demanda y negó los hechos y la documental que se detallan en el escrito glosado a fs. 22/24, sosteniendo en resumidas cuentas- que no se llevan registros de albañiles que hayan trabajado en obras de los moteles de propiedad de la demandada, y que cada obrero cobra su salario conforme a la ley, hallándose prescripta la presunta relación laboral que surge de autos, habiendo transcurrido mas de dos años desde la ruptura del vinculo laboral.Plantea, además, la falta de acción, pues no existe principio de prueba por escrito de la contraria ni de su parte, ni contrato alguno, ya que no existe la posibilidad de que la empresa realice un contrato con un albañil, pues para ello están los ingenieros, arquitectos, etc. Y, por ende, la relación que existe entre ellos es laboral, no pudiendo convertirse en un contrato civil, y tales obligaciones laborales -reitera- se encuentran prescriptas, no adeudando su parte suma alguna al actor, por ningún concepto. Solicita el rechazo de la acción y ofrece pruebas.Producidas las mismas, la a quo dicto sentencia, admitiendo parcialmente la demanda, por cuanto -luego de analizar el material probatorio- estimo, en primer lugar, que el demandado reconoció la calidad de albañil del actor, y que este trabajo en alguna obra de conocimiento de la demandada. Asimismo, en torno a la falta de acción, fundada en que no puede demostrarse la existencia del contrato en orden a lo previsto por el art. 1193 del C.C., considero que rige en la especie el principio de amplitud probatoria, aun cuando se mantenga la limitación de la norma antes mencionada, pues ella se refiere a la existencia del contrato.Sin embargo, al ser un hecho la realización de la obra alegada, como tal, puede ser probado por testigos sin ninguna limitación y aun por presunciones, conforme lo ensena la doctrina y jurisprudencia que transcribe en el fallo en análisis. Como consecuencia de ello, entiende que las objeciones que en tal sentido planteara la accionada, deben desestimarse.Pasa luego a analizar las testimoniales rendidas, concluyendo que el actor demostró haber ejecutado la obra con la anuencia del locatario, lo que implica que se demostró la existencia del contrato. En cuanto a la suma adeudada por tales servicios, admite el monto reclamado porque, no habiéndose acreditado el precio pactado, el art. 1627 del CC establece que debe estarse al precio de costumbre, en el caso, aquellos propios de la profesión del que los prestan, debiendo incluirse los prestados por personas que ejercen un oficio, habiendo brindado informe a UOCRA al respecto.Dispone que dicha suma deberá pagarse con intereses, desde la mora, esto es, diciembre de 1999 -fecha en que debía abonarse y no se cumplió- estableciéndose a tales efectos la tasa activa que fija el Banco de Corrientes para las operaciones de descuento de documento -segmento 3-. Rechaza, sin embargo, el rubro gastos de pasaje y comida, al no haberse producido a su respecto prueba alguna. Impone las costas en un 90 % a la demandada y en un 10 % a la actora.Los agravios: Contra esa decisión se alza el recurrente formulando -en síntesis- los siguientes agravios: a) que no es cierto que su parte haya reconocido la calidad de albañil del demandante, sino que en sus negaciones habla en general de albañiles, afirmando que no era el único; b) que estos obreros deben tener la libreta de fondo de desempleo, esto es, que el actor debió probar que se encontraba afiliado al gremio de la construcción y no lo hizo; c) que se haya tomado un presunto trabajo como locación de obra por quien no acredito, ni siquiera ser albañil y que para probarlo se admita la amplitud probatoria, sin tener en cuenta la limitación prevista por el art. 1193 del CC.; d) que se haya entendido probada la existencia del contrato con las testimoniales rendidas, pues en el caso del testigo Ramírez, se halla comprendido en las generales de la ley, al tener iniciada una demanda contra la aquí demandada, lo que descalifica totalmente sus dichos, además de las contradicciones en que incurriera a lo largo de su declaración; e) las interpretaciones que hace la a quo de las demás declaraciones, pues se trata de puras especulaciones sin ningún valor, como asimismo, del merito que se le asigna a un papel sin firma -refiriéndose al listado de los trabajos realizados por su parte, que según el actor, le proporcionara, el Arquitecto Canete-, del cual, en ningún lugar surge que se refiera a esa obra.- Por su parte, la apelada, en su memorial de fs. 520 y vta., solicita se desestime el recurso intentado, alegando que, de la lectura del escrito de expresión de agravios de la demandada, no surge cual es el perjuicio irreparable que le ocasiona la recurrida, realizando meras apreciaciones, no fundadas.Afirma que el recaudo de la libreta de desempleo se halla a cargo de la empresa empleadora y que, por otra parte, con ese argumento, la demandada intenta introducir cuestiones que no fueron punto de debate. Que la prescripción de la acción entablada no esta dada, además que no se ha planteado la falta de competencia de la jueza de grado para entender en esta acción, si es que entendía que era de competencia laboral.Que en caso, lo que se reclama es el cobro de pesos y no por diferencias salariales, pues en ese caso el reclamo habría incluido falta de preaviso, despido, sueldo anual complementario proporcional, etc., pretensión que no se ha ejercido en esta acción.Así delimitada la cuestión traída a consideración de esta Alzada, y siendo necesario revisar si se hallan reunidos los requisitos de admisibilidad de la apelación interpuesta, resulta que la apelada ha cuestionado la suficiencia técnica del escrito interpositorio en oportunidad de contestar el traslado del recurso.No obstante, cabe dejar sentado que en la especie, no puede considerarse la inexistencia absoluta de toda argumentación, resultando suficientes -en mi criterio- los agravios expuestos para habilitar la instancia revisora.Ahora bien, en torno al reconocimiento de la calidad de albañil del accionante, pretende el apelante desconocer en estas instancias las aseveraciones que el mismo formulara en oportunidad de contestar la demanda, alegando que la mención que allí formulara al expresar ``...era un simple albañil como cualquier otro, y no era el único albañil, y todos cobraron la totalidad de sus emolumentos...'' se trata de meras generalidades.Sin embargo, ello no se condice en modo alguno con lo expresado, pues surge con contundencia que se esta refiriendo específicamente al actor, por lo cual la recurrente no puede negar a estas alturas del proceso la calidad que el mismo reconoció.Ello importa claramente ponerse en contradicción con sus propios actos anteriores y en tal sentido es de aplicación el criterio de la Corte Suprema de Justicia de la Nación señalado por Morello, quien dice que ``cuando el interesado se ha sometido sin reservas a un régimen legal que luego pretende impugnar, es de aplicación el principio que el Alto Tribunal sostiene desde antiguo, conforme al cual nadie puede ponerse en contradicción con sus propios actos ejerciendo una conducta incompatible con un comportamiento anterior deliberado, jurídicamente relevante y plenamente eficaz'' (Prueba, Incongruencia y Defensa en Juicio, De. 1977-p. 25).- Es que como sostiene el autor citado, ``las alegaciones vertidas en el curso del proceso, que exteriorizan palmarias contradicciones, descalifican totalmente a la parte que las emite, gravitando esa conducta del litigante en la solución justa del caso concreto. Así, la doctrina de los propios actos, que se abastece en el principio de la buena fe (Cód. Civil, art. 1198 1a. parte ADLA XXVIII-B 1799) y la seguridad jurídica en el trafico negocial, imprime en la decisión un sello particular.En efecto, cuando el justiciable afirma, alega o sostiene categóricamente un hecho, luego no puede desconocer o impugnar esa circunstancia fáctica jurídica. Cabe así excluir la conducta antifuncional, desde que nadie puede ponerse en jurídicamente contradicción relevante y con un comportamiento plenamente eficaz'' anterior deliberado, (Morello-Sosa-Berizonce, ``Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación'' T.II-B De. 1985.).Sabido es que la doctrina de los actos propios es una derivación directa del principio de la buena fe y halla su fundamento normativo positivo en los arts. 1.071 y 1198 del Cód. Civ., según la cual nadie se debe poner en contradicción con sus propios actos anteriores, por medio del ejercicio de una conducta incompatible con una anterior deliberada, jurídicamente relevante y plenamente eficaz., implicando afirmar que la exteriorización de una conducta contradictoria con una pretensión posterior, equivale a una renuncia tacita de sus derechos.En este caso el litigante demandado que en un acto jurídico emanado de su parte -contestación de demanda-, hace una afirmación o un reconocimiento (que el actor se desempeñaba como albañil, haciendo valer sus derechos, y luego sostiene lo contrario, comete una acción ética y jurídicamente reprobada, y por consiguiente, invalida, que el orden jurídico no puede tolerar, toda vez que resulta inadmisible la contradicción con una propia conducta previa.Es decir, que la teoría de los actos propios deriva necesariamente del proceder de cierta manera que inhibe para continuar actuando del modo inverso, o siquiera contradictorio, en tanto aquella -la primera conducta jurídica- haya vinculado a su autor por obra de una regla expresa (supuesto configurativo de la renuncia y de la remisión), o porque será invocado por algún interesado el limite derivado de la prohibición de pretender una consecuencia contraria a los actos propios, de manera que, en general, todo proceder implica en alguna medida la perdida de la posibilidad antes abierta al sujeto de proceder de otro modo. Podrían entonces decirse, que el actuar propio precedente implico la renuncia (873 del Cód. Civ.) al posible actuar de los otros modos originariamente posibles.Así entonces, como el principio de congruencia hace de marco al contenido y correspondencia del debate y de la respuesta judicial, la doctrina de los propios actos confluye para que ninguna de las partes pueda contradecirse consigo misma en perjuicio de otro.Dejando ello sentado, habré de referirme ahora al agravio relativo a la falta de libreta de desempleo, recaudo que -a criterio de la accionadadebía cumplir la demandante para acreditar la calidad de albañil que invoca, agravio que no puede ser meritado en esta instancia.En efecto, analizando los términos de la contestación de demanda agregada a fs. 22/24, no se desprende de la misma, alusión alguna a la falta de legitimación del actor, Sr. Juan Carlos Zarza, para accionar, fundada en la ausencia de la libreta de desempleo, habiendo basado su defensa solamente en que no existe prueba por escrito del contrato entre las partes, y, que de haber existido, se trata de una relación laboral, que se hallaría prescripta al haber transcurrido mas de dos anos desde la ruptura del vinculo laboral.El agravio a que alude la cuestión planteada en la apelación interpuesta, al no ser introducido como tema de decisión del inferior en el auto recurrido, hasta el momento procesal de la interposición del recurso, determina que no corresponde su consideración en esta instancia por aplicación de los dispuesto en el art. 264 del CPCC.Esta norma establece que: ``El Tribunal no podrá fallar en segunda instancia sobre ningún capitulo que no se hubiese propuesto a la decisión del inferior, salvo intereses, danos y perjuicios y cualesquiera otras cuestiones derivadas de hechos posteriores a la definitiva de Primera Instancia''.Así también se ha expedido la doctrina: ``Los Tribunales de Alzada deben abstenerse de considerar las cuestiones extrañas a la litis, en función de la regla de la ``continencia'' de la causa que el art. 264 del C.P.C.C. expresa del siguiente modo: el Tribunal no podrá fallar sobre capítulos no propuestos a la decisión del Juez de Primera Instancia'' (Conf. Procedimiento Civil y Com. en 2da. Instancia, T. II, pág. 81, Jose V. Acosta, editorial Rubinzal Culzoni).``El Tribunal no juzga sobre la sentencia de Primera Instancia sino sobre la relación jurídica que llego a conocimiento del Inferior y la juzga teniendo en cuenta no solo el material recogido en el procedimiento de Primera Instancia, sino también el nuevo. Sin embargo, el juicio de apelación no es un nuevo juicio, sino una nueva fase del mismo proceso, el que se renueva ``ex integro'' aun cuando se conserva inalterable, cuando se ha verificado en primer grado, es decir, las situaciones materiales y el material allí recogido''.``El Tribunal no puede fallar en segunda instancia sobre ningún capitulo que no se hubiese propuesto a la decisión del inferior...Es esta una circunstancia de la regla general, según la cual la sentencia debe ser conforme a las cuestiones deducidas en juicio''. ``El factor decisivo para que una cuestión pueda ser tratada y resuelta en apelación no es que no haya sido examinada por las partes o resuelta por el primer juez, sino examinada por las partes y resuelta por hallarse rendida en la demanda.De ahí que la prohibición de nuevas demandas de apelación no implica el rechazo de nuevas razones, siempre que se hallen dentro de los límites de la demanda ya propuesta al primer juez. La tesis que surge de lo expuesto puede expresarse diciendo que la competencia del Juez superior no depende del Juez inferior, sino de las partes que la fijan y limitan en dos oportunidades: al establecer la relación procesal, demanda y contestación y en la apelación que puede ser total o parcial'' (Conf. J.A., 1916, t. II, pág. 324/329).``No puede la Alzada ocuparse de puntos o cuestiones no comprendidas en la litis (Conf. Costa, Agustin, El Recurso Ordinario de Apelación en el Proceso Civil, pág. 178, Bs. As. 1950). ``La jurisdicción de apelación revisa y corrige una causa ya instituida, pero no la crea, impidiendo que se suprima una instancia y se resuelvan cuestiones no debatidas en la instancia inferior'' (Costa, op. cit. pág. 182).En definitiva, en mi opinión, los referidos agravios del recurrente no deben ser considerados en esta instancia, pues la cuestión en la cual funda su apelación, como ya se expresara, no fue introducida a la decisión del a quo.Hallándose establecido, entonces, en base a lo expuesto que el actor es albañil, corresponde emitir pronunciamiento respecto al cuestionamiento a la existencia misma del contrato de locación de obra, del cual deriva la deuda cuyo pago se reclama, contrato que la jueza a quo estimo probado, y de lo cual el recurrente se agravia por sostener que viola las previsiones del art. 1193 del CC.Sobre la prueba en el contrato de locación de obra cabe recordar que rigen las reglas generales de los arts. 1191 y siguientes. Puede probarse por cualquier medio a excepción de testigos, si su valor fuera superior a diez mil pesos (art. 1193); pero se ha considerado que los testigos serán útiles, cualquiera sea el valor del contrato, si hay principio de prueba por escrito o si una de las partes hubiese recibido alguna prestación y se negase a cumplir el contrato (art. 1191). Así se ha destacado que es preciso no confundir el contrato en si mismo, con los hechos vinculados con su cumplimiento y ejecución; estos pueden probarse incluso por testigos (Guillermo A. Borda, "Contratos", t. II, p. 115, nº 1074, ed. 1990).En igual sentido se ha expresado que aun excediendo de la tasa legal, puede recurrirse a la prueba testimonial y de presunciones cuando se dan los supuestos de los arts. 1191 y 1192, esto es, en los casos en que media principio de prueba por escrito, imposibilidad de obtener o presentar el instrumento, o principio de ejecución (Julio Cesar Rivera en "Código Civil anotado", dirigido por Jorge J. Llambias, t. III-A, p. 127, nota al art. 1193, nº 5). El mismo código (art. 1192) prevé que se considerara principio de prueba por escrito cualquier documento público o privado que emana del adversario, de su causante, o de parte interesada, o que tendría interés en el asunto si viviera.Se ha destacado que si emana de un tercero ajeno, es eficaz solo cuando ese tercero tenga facultades para obligar a la parte y previa comprobación de esta circunstancia (Rivera, op. cit., p. 123, nota a los arts. 1191 y 1192, nº 4). También exige el citado articulo que el documento haga verosímil el hecho litigioso (Rivera, op. y loc. cit., p. 124).La extensión de los medios probatorios en contratos que superan el monto del art. 1193 también ha sido admitida en los casos en que la prestación ha sido cumplida, con respecto a los cuales se ha entendido que se trata del principio de ejecución del contrato y que resultaría inmoral que cumplida la prestación por una de las partes no pudiera justificar la existencia del vinculo contractual por no haberse satisfecho la forma del contrato, señalando que esta excepción es de aplicación frecuente en materia de locación de obra (Rivera, op. y loc. cit., p. 124, nota nº 5, y doctrina allí citada).En tales condiciones, en el caso de autos, coincido con la Sra. primera instancia, que Jueza de el demandante ha logrado acreditar, no solo la existencia del contrato, sino también la realización de las obras cuyo pago pretende, en el inmueble de propiedad de la demandada.Efectivamente, el Sr. Eliseo Ramírez -testigo ofrecido por la actora- en oportunidad de prestar declaración a fs. 71/73, además reconocer que conoció al actor y trabajo en el mismo lugar que este -Motel Colonial- entre los meses de septiembre de 1999 a enero de 2000, brindo detalles acerca del lugar, de las construcciones y modificaciones que allí se llevaron a cabo, de las demás personas que trabajaban en dicha obra, e incluso de las que fueron realizadas por el mismo actor, manifestando que el se desempeñaba como sereno y cajero. En dicha oportunidad, la contraparte tuvo la oportunidad de repreguntar al testigo, y de hecho lo hizo.Sin embargo, se agravia del valor que la a quo le asignara al testimonio señalado, argumentando que el Sr. Ramírez ``resulta ser un excelente mentiroso'', cuestionando sus dichos e imputándole una serie de contradicciones en su declaración, afirmando también que le comprenden las generales de la ley por tener iniciada una demanda contra la empresa accionada, lo que lo descalifica como testigo.Asimismo, cuestiona la interpretación que efectúa la magistrada de los demás testimonios, como el del Sr. Teodoro Furnus -fs. 86 y vta.-, el del Sr. Lisandro Mario Canete -quien reconoció como suya la letra del listado presentado por el Sr. Zarza-, y el de Alfredo Felipe Zenon -fs. 152 y vta.- No obstante, las declaraciones brindadas no hacen más que corroborar los hechos relatados en la demanda. ``La sola existencia de circunstancias que puedan inclinar al testigo a deponer a favor o en contra de una de las partes, no determinan por si solas, la descalificación de sus dichos sino que, además, estos han de trasuntar el propósito que cabe desentrañar con apoyo en diversos elementos de convicción'' (Cam. Civ. y Com. de Santa Fe, sala III, 17-12-92, Zeus, 61-J-231). A ello cabe agregar que los testigos en cuestión no han merecido objeción alguna en la oportunidad de ser propuestos, tal como lo exige el art. 428 del código ritual.En base a ello, y con referencia al agravio vertido en torno a la valoración de la prueba, advierto que el apelante, al sustentar su queja, se limita a oponer un criterio distinto al sostenido por la sentenciante para la valoración probatoria que se cuestiona, lo que no pasa de constituir una mera discrepancia subjetiva que no alcanza a conmover los argumentos y conclusiones del decisorio apelado.Así las cosas, y siendo que el agravio del recurrente recae sobre la valoración de las pruebas y de los hechos en que se funda la sentencia, encuentro inatendible la queja, pues la a quo, luego de un detallado y concienzudo análisis de los testimonios brindados, ha ceñido en su fallo a las reglas de la sana critica y al principio de congruencia, al considerar probada la relación jurídica que vinculara a las partes y la realización de trabajos de albañilería por parte del actor, que no fueron abonados por la demandada, conclusión que comparto.En cuanto a las costas, no encuentro motivos para apartarme del principio general sentado por el art. 68 -primer párrafo- del CPCC, por lo que habrán de imponerse a la demandada vencida.Por las consideraciones expuestas, propicio el rechazo del recurso de apelación interpuesto por la demandada a fs. 510/516, y en su merito, confirmar la recurrida Nº 62 del 11.08.10, obrante a fs. 500/508 y vta., con costas al apelante vencido. ASI VOTO.A LA MISMA CUESTION LA SRA. JUEZ DE CAMARA DRA. DELICIA MARIA B. PUYOL DIJO: Que adhiero al voto que antecede.Con lo que termino el Acuerdo, pasado y firmado ante mi, Secretaria, que doy fe.Fdo.: Dra. DELICIA MARIA B. PUYOL - Dra. MARIA JOSE NICOLINI DE FRANCO. Ante mí. Dra. ROSANA MAGAN DE JANTUS. Abogada - Secretaria.CONCUERDA: fielmente con sus originales obrantes en el Protocolo de Sentencias de esta Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial y del corriente año.- CORRIENTES, 13 de Octubre de 2011.NRO. 61 S E N T E N C I A CORRIENTES, 13 de Octubre de 2011.Por los fundamentos que instruye el Acuerdo que antecede, F A L L O: 1) Rechazar el recurso de apelación interpuesto por la demandada a fs. 510/516, y en su merito, confirmar la recurrida Nº 62 del 11.08.10, obrante a fs. 500/508 y vta.2) Costas al apelante vencido.3) Insértese, regístrese y consentida que fuere, devuélvase al Juzgado de origen.- DR. CARLOS ALFREDO BENÍTEZ MEABE ---PRESIDENTE--- DRA. MARIA JOSE NICOLINI DE FRANCO DRA. DELICIA MARIA BEATRIZ PUYOL ---VOCALES--- EXCMA CAMARA DE APELACIONES EN LO CIVIL Y COMERCIAL – SALA II CORRIENTES