"ZARZA, JUAN CARLOS C/ ESCANON S.R.L. S/ COBRO DE

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"ZARZA, JUAN CARLOS C/ ESCANON S.R.L. S/ COBRO DE PESOS"
EXP-44.065/2.-
EXCMA. CAMARA DE APELACIONES EN LO CIVIL Y COMERCIAL.-
En la ciudad de Corrientes, a los trece días del mes de octubre del año dos
mil once, estando reunidos en el Salón de Acuerdos de la Cámara de
Apelaciones en lo Civil y Comercial, las Sras. Jueces de Cámara, Dras. Maria
Jose Nicolini de Franco y Delicia Maria Beatriz Puyol, con la Presidencia
del
Dr.
Carlos
Alfredo
Benítez
Meabe,
asistidos
de
la
Secretaria
autorizante, tomaron en consideración los autos caratulados: ``ZARZA, JUAN
CARLOS C/ ESCANON S.R.L. S/ COBRO DE PESOS'', Expte. Nº C02-44065/2, venido
en grado de apelación de la sentencia de fs. 500/508 y vta. dictada por la
Sra. Juez en lo Civil y Comercial Nº 2, Dra. María Elena Dadone.Que conforme a las constancias de autos, corresponde que emitan voto en
primero y segundo término, las Sras. Jueces de Cámara Dras. Maria Jose
Nicolini de Franco y Delicia Maria B. Puyol, respectivamente.La Sra. Juez de Cámara Dra. Maria Jose Nicolini hizo la siguiente
R E L A C I O N
DE
C A U S A
Me remito a las constancias de autos por encontrarlas ajustadas a derecho y
a fin de no incurrir en repeticiones innecesarias.En su sentencia Nº 62 de fecha 11/08/10 obrante a fs. 500/508 y vta. la Sra.
Juez ``a-quo'' falla en este juicio ``1º) Haciendo lugar parcialmente a la
demanda deducida por Juan Carlos Zarza contra ESCANON SRL, condenando a esta
a abonar a aquel, dentro de los 10 (diez) días de quedar firme la presente,
la suma de $ 5.245 (cinco mil doscientos cuarenta y cinco pesos), como pago
del precio de la obra realizada por el actor, con mas un interés moratorio
equivalente a la tasa activa que utiliza el Banco de Corrientes S.A. para
las operaciones de descuento de documento -segmento 3-, desde la mora (31 de
diciembre de 1.999) y hasta su efectivo pago. 2º) Desestimando la demanda de
$ 520 (quinientos veinte pesos) por gastos de transporte y comida. 3º)
Imponiendo costas a la demandada en un 90 % y al actor en un 10%, por el
modo en que se ha resuelto el presente.A fs. 510/516 la parte demandada interpone recurso de apelación contra dicha
sentencia. Corrido el traslado de ley a fs. 517, es evacuado a fs. 520 y
vta. por la parte actora. Concediéndose el recurso mediante auto Nº 12463 de
fs. 521, libremente y con efecto suspensivo.-
Llegados los autos a esta Sala, a fs. 529 se llama Autos para Sentencia. Se
constituye la Sala con sus Vocales (fs. 539) y consentido el llamamiento de
autos y la forma en que queda integrada la misma, quedan estos autos en
estado de dictar sentencia.La Sra. Juez de Cámara Dra. Delicia Maria B. Puyol presta conformidad con la
precedente relación de causa.Seguidamente, la Cámara plantea las siguientes.C U E S T I O N E S
PRIMERA: ¿Es nula la sentencia recurrida?
SEGUNDA: ¿En caso negativo, la sentencia apelada debe ser confirmada,
modificada o revocada?
A LA PRIMERA CUESTION LA SRA. JUEZ DE CAMARA DRA. MARIA JOSE NICOLINI DE
FRANCO DIJO:
RECURSO DE NULIDAD: si bien el Recurso de Nulidad no ha sido ha sido
expresamente deducido, es conteste la doctrina y jurisprudencia nacional y
provincial en sostener que: ``si bien el recurso de nulidad se encuentra
subsumido en el de apelación, ello no releva al recurrente de la carga de
satisfacer los presupuestos de admisibilidad que consagra el art. 172 del
ordenamiento procesal, vale decir, de la invocación concreta del perjuicio
sufrido y del interés que se pretende satisfacer'' (CNFed. Civ. y Com. Sala
III, DJ T 1997-2, pág. 412; SJ 1363; Cam. Lab. y Paz Letrada Corrientes, La
Ley Litoral Juris, febrero 2000, pág. 59) por lo que la falta de planteo
concreto -como aconteció en la especie- implica el abandono del recurso
expresa o implicitamenteinterpuesto (Loutayf Ranea, El Recurso Ordinario de
Apelación, T. II, pág. 410; De Santo, Tratado de los Recursos, Recursos
Ordinarios, T. I, pág. 460, Bs. As. 1999). Por otra parte, y es lo
relevante, no se advierte la existencia de vicios de sentencia que ameriten
un pronunciamiento de oficio, por lo que no cabe su consideración.A LA MISMA CUESTION LA SRA. JUEZ DE CAMARA DRA.
DELICIA MARIA B. PUYOL DIJO: Que adhiero al voto que antecede.A LA SEGUNDA CUESTION LA SRA. JUEZ DE CAMARA DRA.
MARIA JOSE NICOLINI DE FRANCO DIJO:
RECURSO DE APELACION: Reseñando brevemente la pretensión el actor, resulta
que en autos promueve demanda tendiente al cobro de la suma de $ 5.765, con
mas gastos, costos y costas del juicio, contra la firma ESCANON S.R.L.Afirma que se dedica, como medio de vida, a la realización de trabajos de
albañilería, de manera independiente y que en el mes de septiembre de 1999
fue convocado para llevar a cabo dichos trabajos en el Motel ``Colonial'',
ubicado en la Ruta 11 (camino a Resistencia), a cambio de una retribución en
dinero, que le seria abonada por cada trabajo finalizado.Sostiene que la persona con quien trato a tales fines es el Sr. Alfredo
Felipe Zenon, quien se comportaba como dueño de la obra a realizarse, la que
consistió en la realización de trabajos en varias habitaciones del motel y
la terminación de otras nuevas, que correspondían al sector VIP del lugar,
trabajos que se detallan en el escrito inicial.Relata que quien controlaba la realización de dichas obras era el Arquitecto
Mario Canete, habiéndose llevado a cabo las mismas durante los meses de
septiembre a diciembre de 1999, pero que -a pesar de la obligación de pago
asumida por el beneficiario de la obra- no se le abono la retribución
correspondiente al terminar cada trabajo, sino que cada semana se le
entregaba una pequeña suma, a cuenta del total, con diferentes pretextos.Sin embargo -afirma- al finalizar la totalidad de los trabajos, solo se le
había abonado la suma de $285,00, que ya fueron deducidos del total
reclamado, el que se calculo tomando como base un listado detallado de los
trabajos realizados por su parte, que le proporciono el Arquitecto Canete,
cuyo ejemplar original se adjunta.Alega que luego de reiterados reclamos verbales a la demandada para el pago
de lo adeudado por los trabajos realizados, le remitió carta documento en
fecha 15.11.00, intimándole dicho pago, misiva que no fue contestada.La accionada, por su parte, contesto demanda y negó los hechos y la
documental que se detallan en el escrito glosado a fs. 22/24, sosteniendo en resumidas cuentas- que no se llevan registros de albañiles que hayan
trabajado en obras de los moteles de propiedad de la demandada, y que cada
obrero cobra su salario conforme a la ley, hallándose prescripta la presunta
relación laboral que surge de autos, habiendo transcurrido mas de dos años
desde la ruptura del vinculo laboral.Plantea, además, la falta de acción, pues no existe principio de prueba por
escrito de la contraria ni de su parte, ni contrato alguno, ya que no existe
la posibilidad de que la empresa realice un contrato con un albañil, pues
para ello están los ingenieros, arquitectos, etc. Y, por ende, la relación
que existe entre ellos es laboral, no pudiendo convertirse en un contrato
civil, y tales obligaciones laborales -reitera- se encuentran prescriptas,
no adeudando su parte suma alguna al actor, por ningún concepto. Solicita el
rechazo de la acción y ofrece pruebas.Producidas las mismas, la a quo dicto sentencia, admitiendo parcialmente la
demanda, por cuanto -luego de analizar el material probatorio- estimo, en
primer lugar, que el demandado reconoció la calidad de albañil del actor, y
que este trabajo en alguna obra de conocimiento de la demandada. Asimismo,
en torno a la falta de acción, fundada en que no puede demostrarse la
existencia del contrato en orden a lo previsto por el art. 1193 del C.C.,
considero que rige en la especie el principio de amplitud probatoria, aun
cuando se mantenga la limitación de la norma antes mencionada, pues ella se
refiere a la existencia del contrato.Sin embargo, al ser un hecho la realización de la obra alegada, como tal,
puede
ser
probado
por
testigos
sin
ninguna
limitación
y
aun
por
presunciones, conforme lo ensena la doctrina y jurisprudencia que transcribe
en el fallo en análisis. Como consecuencia de ello, entiende que las
objeciones que en tal sentido planteara la accionada, deben desestimarse.Pasa luego a analizar las testimoniales rendidas, concluyendo que el actor
demostró haber ejecutado la obra con la anuencia del locatario, lo que
implica que se demostró la existencia del contrato. En cuanto a la suma
adeudada por tales servicios, admite el monto reclamado porque, no
habiéndose acreditado el precio pactado, el art. 1627 del CC establece que
debe estarse al precio de costumbre, en el caso, aquellos propios de la
profesión del que los prestan, debiendo incluirse los prestados por personas
que ejercen un oficio, habiendo brindado informe a UOCRA al respecto.Dispone que dicha suma deberá pagarse con intereses, desde la mora, esto es,
diciembre
de
1999
-fecha
en
que
debía
abonarse
y
no
se
cumplió-
estableciéndose a tales efectos la tasa activa que fija el Banco de
Corrientes para las operaciones de descuento de documento -segmento 3-.
Rechaza, sin embargo, el rubro gastos de pasaje y comida, al no haberse
producido a su respecto prueba alguna. Impone las costas en un 90 % a la
demandada y en un 10 % a la actora.Los agravios: Contra esa decisión se alza el recurrente formulando -en
síntesis- los siguientes agravios: a) que no es cierto que su parte haya
reconocido la calidad de albañil del demandante, sino que en sus negaciones
habla en general de albañiles, afirmando que no era el único; b) que estos
obreros deben tener la libreta de fondo de desempleo, esto es, que el actor
debió probar que se encontraba afiliado al gremio de la construcción y no lo
hizo; c) que se haya tomado un presunto trabajo como locación de obra por
quien no acredito, ni siquiera ser albañil y que para probarlo se admita la
amplitud probatoria, sin tener en cuenta la limitación prevista por el art.
1193 del CC.; d) que se haya entendido probada la existencia del contrato
con las testimoniales rendidas, pues en el caso del testigo Ramírez, se
halla comprendido en las generales de la ley, al tener iniciada una demanda
contra la aquí demandada, lo que descalifica totalmente sus dichos, además
de las contradicciones en que incurriera a lo largo de su declaración; e)
las interpretaciones que hace la a quo de las demás declaraciones, pues se
trata de puras especulaciones sin ningún valor, como asimismo, del merito
que se le asigna a un papel sin firma -refiriéndose al listado de los
trabajos realizados por su parte, que según el actor, le proporcionara, el
Arquitecto Canete-, del cual, en ningún lugar surge que se refiera a esa
obra.-
Por su parte, la apelada, en su memorial de fs. 520 y vta., solicita se
desestime el recurso intentado, alegando que, de la lectura del escrito de
expresión de agravios de la demandada, no surge cual es el perjuicio
irreparable que le ocasiona la recurrida, realizando meras apreciaciones, no
fundadas.Afirma que el recaudo de la libreta de desempleo se halla a cargo de la
empresa empleadora y que, por otra parte, con ese argumento, la demandada
intenta introducir cuestiones que no fueron punto de debate. Que la
prescripción de la acción entablada no esta dada, además que no se ha
planteado la falta de competencia de la jueza de grado para entender en esta
acción, si es que entendía que era de competencia laboral.Que en caso, lo que se reclama es el cobro de pesos y no por diferencias
salariales, pues en ese caso el reclamo habría incluido falta de preaviso,
despido, sueldo anual complementario proporcional, etc., pretensión que no
se ha ejercido en esta acción.Así delimitada la cuestión traída a consideración de esta Alzada, y siendo
necesario revisar si se hallan reunidos los requisitos de admisibilidad de
la apelación interpuesta, resulta que la apelada ha cuestionado la
suficiencia técnica del escrito interpositorio en oportunidad de contestar
el traslado del recurso.No obstante, cabe dejar sentado que en la especie, no puede considerarse la
inexistencia absoluta de toda argumentación,
resultando suficientes -en mi
criterio- los agravios expuestos para habilitar la instancia revisora.Ahora bien, en torno al reconocimiento de la calidad de albañil del
accionante,
pretende el
apelante
desconocer
en
estas
instancias
las
aseveraciones que el mismo formulara en oportunidad de contestar la demanda,
alegando que la mención que allí formulara al expresar ``...era un simple
albañil como cualquier otro, y no era el único albañil, y todos cobraron la
totalidad de sus emolumentos...'' se trata de meras generalidades.Sin embargo, ello no se condice en modo alguno con lo expresado, pues surge
con contundencia que se esta refiriendo específicamente al actor, por lo
cual la recurrente no puede negar a estas alturas del proceso la calidad que
el mismo reconoció.Ello importa claramente ponerse en contradicción con sus propios actos
anteriores y en tal sentido es de aplicación el criterio de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación señalado por Morello, quien dice que ``cuando el
interesado se ha sometido sin reservas a un régimen legal que luego pretende
impugnar, es de aplicación el principio que el Alto Tribunal sostiene desde
antiguo, conforme al cual nadie puede ponerse en contradicción con sus
propios actos ejerciendo una conducta incompatible con un comportamiento
anterior deliberado, jurídicamente relevante y plenamente eficaz'' (Prueba,
Incongruencia y Defensa en Juicio, De. 1977-p. 25).-
Es que como sostiene el autor citado, ``las alegaciones vertidas en el curso
del
proceso,
que
exteriorizan
palmarias
contradicciones,
descalifican
totalmente a la parte que las emite, gravitando esa conducta del litigante
en la solución justa del caso concreto. Así, la doctrina de los propios
actos, que se abastece en el principio de la buena fe (Cód. Civil, art. 1198
1a. parte ADLA XXVIII-B 1799) y la seguridad jurídica en el trafico
negocial, imprime en la decisión un sello particular.En efecto, cuando el justiciable afirma, alega o sostiene categóricamente un
hecho, luego no puede desconocer o impugnar esa circunstancia fáctica
jurídica. Cabe así excluir la conducta antifuncional, desde que nadie puede
ponerse
en
jurídicamente
contradicción
relevante
y
con
un
comportamiento
plenamente
eficaz''
anterior
deliberado,
(Morello-Sosa-Berizonce,
``Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
y de la Nación'' T.II-B De. 1985.).Sabido es que la doctrina de los actos propios es una derivación directa del
principio de la buena fe y halla su fundamento normativo positivo en los
arts. 1.071 y 1198 del Cód. Civ., según la cual nadie se debe poner en
contradicción con sus propios actos anteriores, por medio del ejercicio de
una
conducta
incompatible
con
una
anterior
deliberada,
jurídicamente
relevante y plenamente eficaz., implicando afirmar que la exteriorización de
una conducta contradictoria con una pretensión posterior, equivale a una
renuncia tacita de sus derechos.En este caso el litigante demandado que en un acto jurídico emanado de su
parte -contestación de demanda-, hace una afirmación o un reconocimiento
(que el actor se desempeñaba como albañil, haciendo valer sus derechos, y
luego sostiene lo contrario, comete una acción ética y jurídicamente
reprobada, y por consiguiente, invalida, que el orden jurídico no puede
tolerar, toda vez que resulta inadmisible la contradicción con una propia
conducta previa.Es decir, que la teoría de los actos propios deriva necesariamente del
proceder de cierta manera que inhibe para continuar actuando del modo
inverso, o siquiera contradictorio, en tanto aquella -la primera conducta
jurídica- haya vinculado a su autor por obra de una regla expresa (supuesto
configurativo de la renuncia y de la remisión), o porque será invocado por
algún interesado el limite derivado de la prohibición de pretender una
consecuencia contraria a los actos propios, de manera que, en general, todo
proceder implica en alguna medida la perdida de la posibilidad antes abierta
al sujeto de proceder de otro modo. Podrían entonces decirse, que el actuar
propio precedente implico la renuncia (873 del Cód. Civ.) al posible actuar
de los otros modos originariamente posibles.Así entonces, como el principio de congruencia hace de marco al contenido y
correspondencia del debate y de la respuesta judicial, la doctrina de los
propios actos confluye para que ninguna de las partes pueda contradecirse
consigo misma en perjuicio de otro.Dejando ello sentado, habré de referirme ahora al agravio relativo a la
falta de libreta de desempleo, recaudo que -a criterio de la accionadadebía cumplir la demandante para acreditar la calidad de albañil que invoca,
agravio que no puede ser meritado en esta instancia.En efecto, analizando los términos de la contestación de demanda agregada a
fs. 22/24, no se desprende de la misma, alusión alguna a la falta de
legitimación del actor, Sr. Juan Carlos Zarza, para accionar, fundada en la
ausencia de la libreta de desempleo, habiendo basado su defensa solamente en
que no existe prueba por escrito del contrato entre las partes, y, que de
haber existido, se trata de una relación laboral, que se hallaría prescripta
al haber transcurrido mas de dos anos desde la ruptura del vinculo laboral.El agravio a que alude la cuestión planteada en la apelación interpuesta, al
no ser introducido como tema de decisión del inferior en el auto recurrido,
hasta el momento procesal de la interposición del recurso, determina que no
corresponde su consideración en esta instancia por aplicación de los
dispuesto en el art. 264 del CPCC.Esta norma establece que: ``El Tribunal no podrá fallar en segunda instancia
sobre ningún capitulo que no se hubiese propuesto a la decisión del
inferior,
salvo
intereses,
danos
y
perjuicios
y
cualesquiera
otras
cuestiones derivadas de hechos posteriores a la definitiva de Primera
Instancia''.Así también se ha expedido la doctrina: ``Los Tribunales de Alzada deben
abstenerse de considerar las cuestiones extrañas a la litis, en función de
la regla de la ``continencia'' de la causa que el art. 264 del C.P.C.C.
expresa del siguiente modo: el Tribunal no podrá fallar sobre capítulos no
propuestos
a
la
decisión
del
Juez
de
Primera
Instancia''
(Conf.
Procedimiento Civil y Com. en 2da. Instancia, T. II, pág. 81, Jose V.
Acosta, editorial Rubinzal Culzoni).``El Tribunal no juzga sobre la sentencia de Primera Instancia sino sobre la
relación jurídica que llego a conocimiento del Inferior y la juzga teniendo
en cuenta no solo el material recogido en el procedimiento de Primera
Instancia, sino también el nuevo. Sin embargo, el juicio de apelación no es
un nuevo juicio, sino una nueva fase del mismo proceso, el que se renueva
``ex integro'' aun cuando se conserva inalterable, cuando se ha verificado
en primer grado, es decir, las situaciones materiales y el material allí
recogido''.``El Tribunal no puede fallar en segunda instancia sobre ningún capitulo que
no
se
hubiese
propuesto
a
la
decisión
del
inferior...Es
esta
una
circunstancia de la regla general, según la cual la sentencia debe ser
conforme a las cuestiones deducidas en juicio''. ``El factor decisivo para
que una cuestión pueda ser tratada y resuelta en apelación no es que no haya
sido examinada por las partes o resuelta por el primer juez, sino examinada
por las partes y resuelta por hallarse rendida en la demanda.De ahí que la prohibición de nuevas demandas de apelación no implica el
rechazo de nuevas razones, siempre que se hallen dentro de los límites de la
demanda ya propuesta al primer juez. La tesis que surge de lo expuesto puede
expresarse diciendo que la competencia del Juez superior no depende del Juez
inferior, sino de las partes que la fijan y limitan en dos oportunidades: al
establecer la relación procesal, demanda y contestación y en la apelación
que puede ser total o parcial'' (Conf. J.A., 1916, t. II, pág. 324/329).``No puede la Alzada ocuparse de puntos o cuestiones no comprendidas en la
litis (Conf. Costa, Agustin, El Recurso Ordinario de Apelación en el Proceso
Civil, pág. 178, Bs. As. 1950). ``La jurisdicción de apelación revisa y
corrige una causa ya instituida, pero no la crea, impidiendo que se suprima
una instancia y se resuelvan cuestiones no debatidas en la instancia
inferior'' (Costa, op. cit. pág. 182).En definitiva, en mi opinión, los referidos agravios del recurrente no deben
ser considerados en esta instancia, pues la cuestión en la cual funda su
apelación, como ya se expresara, no fue introducida a la decisión del a
quo.Hallándose establecido, entonces, en base a lo expuesto que el actor es
albañil, corresponde emitir pronunciamiento respecto al cuestionamiento a la
existencia misma del contrato de locación de obra, del cual deriva la deuda
cuyo pago se reclama, contrato que la jueza a quo estimo probado, y de lo
cual el recurrente se agravia por sostener que viola las previsiones del
art. 1193 del CC.Sobre la prueba en el contrato de locación de obra cabe recordar que rigen
las reglas generales de los arts. 1191 y siguientes. Puede probarse por
cualquier medio a excepción de testigos, si su valor fuera superior a diez
mil pesos (art. 1193); pero se ha considerado que los testigos serán útiles,
cualquiera sea el valor del contrato, si hay principio de prueba por escrito
o si una de las partes hubiese recibido alguna prestación y se negase a
cumplir el contrato (art. 1191). Así se ha destacado que es preciso no
confundir el contrato en si mismo, con los hechos vinculados con su
cumplimiento y ejecución; estos pueden probarse incluso por testigos
(Guillermo A. Borda, "Contratos", t. II, p. 115, nº 1074, ed. 1990).En igual sentido se ha expresado que aun excediendo de la tasa legal, puede
recurrirse a la prueba testimonial y de presunciones cuando se dan los
supuestos de los arts. 1191 y 1192, esto es, en los casos en que media
principio de prueba por escrito, imposibilidad de obtener o presentar el
instrumento, o principio de ejecución (Julio Cesar Rivera en "Código Civil
anotado", dirigido por Jorge J. Llambias, t. III-A, p. 127, nota al art.
1193, nº 5). El mismo código (art. 1192) prevé que se considerara principio
de prueba por escrito cualquier documento público o privado que emana del
adversario, de su causante, o de parte interesada, o que tendría interés en
el asunto si viviera.Se ha destacado que si emana de un tercero ajeno, es eficaz solo cuando ese
tercero tenga facultades para obligar a la parte y previa comprobación de
esta circunstancia (Rivera, op. cit., p. 123, nota a los arts. 1191 y 1192,
nº 4). También exige el citado articulo que el documento haga verosímil el
hecho litigioso (Rivera, op. y loc. cit., p. 124).La extensión de los medios probatorios en contratos que superan el monto del
art. 1193 también ha sido admitida en los casos en que la prestación ha sido
cumplida, con respecto a los cuales se ha entendido que se trata del
principio de ejecución del contrato y que resultaría inmoral que cumplida la
prestación por una de las partes no pudiera justificar la existencia del
vinculo contractual por no haberse satisfecho la forma del contrato,
señalando que esta excepción es de aplicación frecuente en materia de
locación de obra (Rivera, op. y loc. cit., p. 124, nota nº 5, y doctrina
allí citada).En tales condiciones, en el caso de autos, coincido con la Sra.
primera instancia, que
Jueza
de
el demandante ha logrado acreditar, no solo la
existencia del contrato, sino también la realización de las obras cuyo pago
pretende, en el inmueble de propiedad de la demandada.Efectivamente, el Sr. Eliseo Ramírez -testigo ofrecido por la actora- en
oportunidad de prestar declaración a fs. 71/73, además reconocer que conoció
al actor y trabajo en el mismo lugar que este -Motel Colonial- entre los
meses de septiembre de 1999 a enero de 2000, brindo detalles acerca del
lugar, de las construcciones y modificaciones que allí se llevaron a cabo,
de las demás personas que trabajaban en dicha obra, e incluso de las que
fueron realizadas por el mismo actor, manifestando que el se desempeñaba
como sereno y cajero. En dicha oportunidad, la contraparte tuvo la
oportunidad de repreguntar al testigo, y de hecho lo hizo.Sin embargo, se agravia del valor que la a quo le asignara al testimonio
señalado, argumentando que el Sr. Ramírez ``resulta ser un excelente
mentiroso'',
cuestionando
sus
dichos
e
imputándole
una
serie
de
contradicciones en su declaración, afirmando también que le comprenden las
generales de la ley por tener iniciada una demanda contra la empresa
accionada, lo que lo descalifica como testigo.Asimismo, cuestiona la interpretación que efectúa la magistrada de los demás
testimonios, como el del Sr. Teodoro Furnus -fs. 86 y vta.-, el del Sr.
Lisandro Mario Canete -quien reconoció como suya la letra del listado
presentado por el Sr. Zarza-, y el de Alfredo Felipe Zenon -fs. 152 y vta.-
No obstante, las declaraciones brindadas no hacen más que corroborar los
hechos relatados en la demanda. ``La sola existencia de circunstancias que
puedan inclinar al testigo a deponer a favor o en contra de una de las
partes, no determinan por si solas, la descalificación de sus dichos sino
que, además, estos han de trasuntar el propósito que cabe desentrañar con
apoyo en diversos elementos de convicción'' (Cam. Civ. y Com. de Santa Fe,
sala III, 17-12-92, Zeus, 61-J-231). A ello cabe agregar que los testigos en
cuestión no han merecido objeción alguna en la oportunidad de ser
propuestos, tal como lo exige el art. 428 del código ritual.En base a ello, y con referencia al agravio vertido en torno a la valoración
de la prueba, advierto que el apelante, al sustentar su queja, se limita a
oponer un criterio distinto al sostenido por la sentenciante para la
valoración probatoria que se cuestiona, lo que no pasa de constituir una
mera discrepancia subjetiva que no alcanza a conmover los argumentos y
conclusiones del decisorio apelado.Así las cosas, y siendo que el agravio del recurrente recae sobre la
valoración de las pruebas y de los hechos en que se funda la sentencia,
encuentro inatendible la queja, pues la a quo, luego de un detallado y
concienzudo análisis de los testimonios brindados, ha ceñido en su fallo a
las reglas de la sana critica y al principio de congruencia, al considerar
probada la relación jurídica que vinculara a las partes y la realización de
trabajos de albañilería por parte del actor, que no fueron abonados por la
demandada, conclusión que comparto.En cuanto a las costas, no encuentro motivos para apartarme del principio
general sentado por el art. 68 -primer párrafo- del CPCC, por lo que habrán
de imponerse a la demandada vencida.Por las consideraciones expuestas, propicio el rechazo del recurso de
apelación interpuesto por la demandada a fs. 510/516, y en su merito,
confirmar la recurrida Nº 62 del 11.08.10, obrante a fs. 500/508 y vta., con
costas al apelante vencido.
ASI VOTO.A LA MISMA CUESTION LA SRA. JUEZ DE CAMARA DRA. DELICIA MARIA B. PUYOL DIJO:
Que adhiero al voto que antecede.Con lo que termino el Acuerdo, pasado y firmado ante mi, Secretaria, que doy
fe.Fdo.: Dra. DELICIA MARIA B. PUYOL - Dra. MARIA JOSE NICOLINI DE FRANCO.
Ante mí. Dra. ROSANA MAGAN DE JANTUS. Abogada - Secretaria.CONCUERDA: fielmente con sus originales obrantes en el Protocolo de
Sentencias de esta Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y
Comercial y del corriente año.-
CORRIENTES, 13 de Octubre de 2011.NRO. 61 S E N T E N C I A
CORRIENTES, 13 de Octubre de 2011.Por los fundamentos que instruye el Acuerdo que antecede,
F A L L O:
1) Rechazar el recurso de apelación interpuesto por la demandada a fs.
510/516, y en su merito, confirmar la recurrida Nº 62 del 11.08.10, obrante
a fs. 500/508 y vta.2) Costas al apelante vencido.3) Insértese, regístrese y consentida que fuere, devuélvase al Juzgado de
origen.-
DR. CARLOS ALFREDO BENÍTEZ MEABE
---PRESIDENTE---
DRA. MARIA JOSE NICOLINI DE FRANCO
DRA. DELICIA MARIA BEATRIZ PUYOL
---VOCALES---
EXCMA CAMARA DE APELACIONES EN LO CIVIL Y COMERCIAL – SALA II
CORRIENTES
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