Prelatura de Ayaviri 27 de Mayo San Agustín de Canterbury, Gran apóstol de Inglaterra San Agustín de Canterbury es considerado uno de los más grandes evangelizadores, junto con San Patricio en Irlanda y San Bonifacio en Alemania. Era superior del convento benedictino de Roma, cuando el Sumo Pontífice San Gregorio Magno, lo envió en el año 596, junto con 39 monjes, a evangelizar la isla de Inglaterra. En Inglaterra reinaba sobre los sajones el rey Etelberto, cuya esposa Berta (la futura Santa Berta) predispuso positivamente el ánimo de su esposo, para que acogiera a los evangelizadores recién llegados. El rey les permitió enseñar la nueva religión en el país y más tarde él mismo se bautizó. Tan entusiasmado estaba con el cristianismo que regaló a los monjes su palacio para que les sirviera de convento y les dio un templo en Canterbury, donde hoy se alza la famosa catedral del mismo nombre. Agustín y sus monjes desplegaron tal apostolado que para la Navidad del siguiente año, más de 10,000 ingleses se hicieron bautizar, incluyendo a los nobles y principales de la isla. Agustín envió a dos de sus mejores monjes a Roma, para que pongan al tanto al Papa de las buenas noticias. El Papa entonces lo nombra arzobispo, y le envía otro buen grupo de misioneros, junto con muchos ornamentos e imágenes religiosas. He aquí que San Gregorio le envía unas sabias recomendaciones, que se han convertido desde entonces en la guía de todo buen evangelizador. San Gregorio le mandó no destruir los templos paganos, sino convertirlos en templos cristianos, las fiestas a sus dioses convertirlas en fiestas cristianas en honor de los santos y los mártires y otras por el estilo. Además se organizó el país en tres diócesis: Canterbury, Londres y York. San Agustín escribía frecuentemente desde Inglaterra al Papa San Gregorio, pidiéndole consejos y contándole los avances de la evangelización, y el Sumo Pontífice le escribía ciertas advertencias muy prácticas como estas: "Dios le ha concedido el don de hacer milagros, y le ha dejado el inmenso honor de convertir a muchísimos paganos al cristianismo, y de que las gentes lo quieran y lo estimen mucho. Pero cuidado, mi amigo, que esto no le vaya a producir orgullo. Alégrese de haber recibido estos regalos del buen Dios, pero tenga temor de no aprovecharlos debidamente. Consuélese al ver que con los milagros y la predicación logra que tantos paganos se vuelvan cristianos católicos, pero no vaya a creerse mejor que los demás, porque entonces le estaría robando a Dios el honor y la gloria que sólo El se merece. Hay muchos que son muy santos y no hacen milagros ni hablan hermosamente. Así que no hay que llenarse de orgullo por haber recibido estas cualidades, sino alegrarse mucho al ver que Dios es más amado y más glorificado por las gentes". Mucho le sirvieron a Agustín estos consejos para mantenerse humilde. Después de haber trabajado por varios años con todas las fuerzas de su alma por convertir al cristianismo el mayor número posible de ingleses, y por organizar de la mejor manera que pudo, la Iglesia Católica en Inglaterra, San Agustín de Canterbury murió santamente el 26 de mayo del año 605. http://prelaturaayaviri.org Motorizado por Joomla! Generado: 18 November, 2016, 00:33