Análisis de diversos proyectos de leyes que afectan a los militares

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FUERZAS ARMADAS
Análisis de diversos proyectos de
leyes que afectan a los militares
L
a primera en la frente, el Proyecto de Ley Orgánica de Derechos Fundamentales y de Libertades Públicas de los Militares lleva treinta años de retraso. En la Ley
85/78 de Reales Ordenanzas ya estaba el mandato para que el Gobierno
presentara una norma sobre derechos
y deberes de los militares, que sólo
podía ser por ley orgánica, en el plazo de tres meses. Después de varios
mandatos del legislativo, el Gobierno
de turno no ha cumplido. La última,
el secretario general del PSOE, Rodríguez Zapatero, hizo la promesa
electoral de tramitar esta ley, pero el
ministro José Antonio Alonso, ahora
en 2007, ha dicho que quebranta la
promesa del hoy presidente del Gobierno y que no presenta el proyecto.
El Ejecutivo la ha ignorado, el Legislativo ha mirado para otro lado, el
Judicial ha sentenciado en contra del
derecho de asociación. Desde 1987
nuestra Hermandad, después AME,
sólo se ha visto favorecida, de forma
tímida, por el Tribunal Constitucional
en 2001, que dictó una sentencia a su
recurso de amparo, la STC 219/2001,
a favor del derecho de asociación de
los militares, pero sin llegar al fondo
de la cuestión. El Defensor del Pueblo
siempre ha contestado con vaciedades. La sociedad está informada, sabe
que sus militares no tienen reconocidos sus derechos constitucionales,
pero a la sociedad conformista parece
que no le importa gran cosa –salvo a
algunas personas de la sociedad crítica– que los garantes de la Constitución y de su defensa no tengan reconocidos los derechos ciudadanos que
les corresponden. Llevamos casi
treinta años de retraso. ¡Vale ya!
Proyecto de Ley de la Carrera
Militar
En MILITARES 79 se escribió sobre
este proyecto de ley. El Ministro de
Defensa dijo que los jefes militares
estaban de acuerdo con él. ¡Toma ya!
Nos consta que no ha sido así. Que el
Gobierno lo impone y el militar
–¡Aquí la más principal hazaña, es
obedecer!– obedece, aunque no le
guste. Lo correcto es que el Gobierno
acepte su responsabilidad, pero el
señor Alonso, como ve que el proyecto patina, se busca un «cabeza de
turco», el jefe militar. Pues no, el
militar obedece, pero la responsabilidad plena corresponde al que firma,
al primer ministro, a Rodríguez
Zapatero, el jefe de Alonso.
Han sido 421 las enmiendas presentadas –dos de ellas a la totalidad–
por el partido de la oposición, el PP,
y por los partidos bisagra o neutros,
que no neutrales. Se deben resaltar
sobre todo las 127 enmiendas formuladas por nuestro Socio de Honor, el
diputado Luis Mardones. El Grupo
Popular, que dejó pasar la oportunidad de presentar una enmienda a la
totalidad, ha hecho más de cien.
Como decíamos en la revista
anterior, hay tres puntos esenciales
en este proyecto de ley: la enseñanza
militar, las escalas únicas y el reservismo. También hacíamos énfasis en
la resolución del problema enquistado de la Escala Auxiliar, que debía
salir de esta ley y tratarse de forma
inmediata y aparte. Ahora añadimos
uno que pasa desapercibido, el mantenimiento del artículo por el que el
Gobierno puede mandar a la reserva
a los generales y almirantes, sin más.
El señor Mardones también hace una
enmienda sobre este punto heredado.
Cuando la enseñanza en general
en España está pendiente del cumplimiento de los Acuerdos de Bolonia
sobre la enseñanza superior europea,
Al Proyecto de Ley de la Carrera Militar se han presentado 421 enmiendas.
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Manifestación de guardias civiles.
resultaba al menos inoportuno este
proyecto de ley. Así han caído un
gran número de enmiendas sobre el
aspecto de la enseñanza militar.
En los días en que el Parlamento
estaba debatiendo el Proyecto de Ley
del Estatuto del Empleado Público,
de los funcionarios, resultaba también inoportuna. Ahora, aprobada la
ley, los funcionarios cambian sus grupos A, B, C, D y E por los grupos o
escalas A (A-1, A-2), B, C (C-1, C-2
y C-3), además de uno nuevo de Ayudantes. En la práctica, siete grupos o
escalas distintos, por titulaciones. No
se comprende la fijación por las escalas únicas militares, con su punto de
demagogia, frente a la solución funcionarial, que es mejor, en cuestiones
de personal. Es un tema muy debatido, pero su solución debe ser estudiada desde el punto de vista de la carrera del militar y de lo mejor para la
Institución. En mi opinión, es preferible, a priori, la selección personal
propia a través de las academias, cursos y destinos que la elección digital
en la escala, que puede llegar a estar
controlada de forma externa.
Las enmiendas critican la falta de
una Ley de Movilización, prevista en
la Ley de 1980, y las deficiencias del
reservismo voluntario. También sitúan a la Unidad Militar de Emergen
cias como un Cuerpo de Defensa
Civil, otra ley pendiente desde 1980.
Los legisladores pasan por alto la
conveniencia de unas reservas instruidas, de hombres y mujeres, para
la defensa militar y civil, como las de
la Ley de 17 de febrero de 1873
actualizada, o un sistema como el
suizo, adaptado a las necesidades de
nuestra Defensa Nacional.
Como además el proyecto no ha
tenido un consenso previo, no es
extraño que se atasque, con el daño
colateral añadido en la resolución del
problema de las Escalas Auxiliares.
Proyecto de Ley Orgánica
del Régimen Disciplinario de la
Guardia Civil
El número de enmiendas también es
elevado, son 232 de todos los grupos.
A resaltar nuevamente las del diputado Mardones, muy jurídicas y precisas.
El año 1991 se publicó una primera ley disciplinaria adaptada a la
Guardia Civil. Este proyecto suprime
los correctivos militares, los arrestos
con limitación o privación de liberMILITARES 80
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tad, mantiene y amplia las sanciones
económicas, y sobre todo aumenta
las causas de las faltas muy graves,
que pasan de 12 a 24 –que no existen
en el disciplinario militar–. Además
están redactadas de forma lineal e
imprecisa. Aumenta de uno a seis
años la suspensión de empleo y sueldo. Las sanciones de estas faltas muy
graves corresponden al Ministro y al
Director General, dos autoridades
políticas. Se pasa de un disciplinario
militar a un disciplinario «político».
Antes podía ser comprensible, cuando el Ministro del Ejército y el Director General eran mandos militares,
ahora no lo es. También se pasa de la
jurisdicción militar a la ordinaria, del
Código Penal Militar al Común. De
una tutela judicial constitucional militar clara y rápida, a un sistema difuso
y confuso, lo que puede producir «de
facto», en muchos casos, la indefensión, sobre todo si la sanción procede
de un alto cargo político del Estado.
Ya se sabe que un recurso contra la
Administración está perdido de antemano en la mayoría de los casos.
Se ha «vendido» como un avance
la supresión de los arrestos y del
Código Penal Militar, pero después
hasta las asociaciones afines al
Gobierno se quejan del aumento de la
dureza de las sanciones, de su indefinición, de la indefensión del guardia
civil y de su posible pase a ser como
un delincuente más. El Consejo
General de Poder Judicial ha informado que no se puede ser militar,
según los casos. Un caso concreto es
el de la Unidad Militar de Emergencias que, como hemos dicho, debería
ser de Defensa Civil, y por lo tanto
«menos militar» que el Cuerpo
Nacional de Policía.
Ya que el político tiene control
sobre los ascensos, la intención es la
del control de los castigos, para tratar
de llegar a una Policía similar al
Cuerpo Nacional de Policía, más
manejable, en principio, al servicio
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de los intereses de los partidos y
menos en el de la sociedad. Quizás
conviniera que la Policía se aproximara al sistema del antiguo Cuerpo
de Policía Nacional. Se podrían escuchar las quejas veladas de los antiguos policías.
Si además miramos al exterior,
los países de nuestro entorno, Portugal, Francia e Italia tienen cuerpos
militares de policía similares a la
Guardia Civil. Los Estados Unidos
ven, con envidia, estos Cuerpos de
gran eficacia e importancia.
sejo Asesor de Personal, una especie
de Comité Sindical de Empresa, con
sus inconvenientes y ninguna de sus
ventajas.
Conclusión
Proyecto de Ley Orgánica
de Derechos y Deberes de
los Miembros de la Guardia Civil
Lo normal es que el presidente
Rodríguez Zapatero hubiera cumplido primero su promesa electoral de
obligado cumplimiento, de publicar
la Ley Orgánica de Derechos Fundamentales y Libertades Públicas de los
Militares, que espera desde 1978,
unos 19 años, para aprobar este proyecto con los matices propios de un
Cuerpo Militar de Policía, al servicio
de la Seguridad y la Defensa, desde
hace 163 años.
Está relacionada con la anterior,
para tratar de rematar la faena de
control político sobre la Guardia
Civil. Es una especie de Estatuto,
pero con más rango que el de los funcionarios. Evidentemente en la exposición de motivos se dice que se quieren desarrollar los derechos de los
guardias civiles, pero si se estudia
cuidadosamente el título sobre el llamado asociacionismo profesional de
los guardias, todo son limitaciones.
Aquí también las asociaciones tuteladas, bajo cuerda, por partidos y sindicatos de clase, se quejan de ellas.
El número de enmiendas fue muy
elevado, 189 y una (PP) a la totalidad, derrotada el 31 de mayo. Además no tiene los informes preceptivos, ni el consenso previo, muy
Mientras el poder Legislativo mira para otro
lado, la Ley Orgánica de Derechos
Fundamentales y de Libertades Públicas de
los Militares lleva treinta años de retraso.
importante en una ley orgánica de
desarrollo directo de la Constitución.
Después de unos derechos fundamentales derivados de la Constitución, se citan otros derechos y deberes más o menos profesionales. Esto
hace que la ley, que tiene el rango de
orgánica, sea una ley ordinaria y también un reglamento.
Pero toda la ley es para introducir
unas asociaciones profesionales dentro de los cuarteles. Quieren que la
democracia llegue a los cuarteles.
Estas asociaciones están previstas en
la Constitución solamente para jueces y fiscales. Además la defensa de
sus intereses sociales, económicos y
profesionales se debe hacer con los
políticos, que están fuera de las cuarteles. La democracia debe llegar a los
guardias civiles para que puedan
conseguir la satisfacción de sus intereses frente a quienes los pueden y
deben satisfacer, los políticos.
Otro título está dedicado al Consejo de la Guardia Civil, que sustituye, pero no mejora el fracasado ConMILITARES 80
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En tiempos de tribulación no hacer
mudanzas. El momento es inoportuno. Con los terrorismos locales y
foráneos, con las mafias y los grupos
organizados de delincuentes propios
y de importación, en aumento, no es
un buen momento para desmilitarizar
–debilitar– a la Guardia Civil. Quizás
fuera el de reforzar al Cuerpo Nacional de Policía. Según declaraciones,
fácilmente comprobables, se trata de
llegar a un Cuerpo único, federal, de
Policía del Estado, de «opar» a la
Guardia Civil.
Una Policía «Unificada» del
Estado es una solución poco adecuada para una democracia como la
española. Además falta mirar un
poco a nuestros vecinos, Portugal,
Francia e Italia.
Como militares debemos recordar
que nuestros soldados hacen funciones de policía, sobre todo en el
extranjero, que también trabajan en
sustitución de servicios públicos desbordados, sobre todo con la UME, de
Defensa o de Protección Civil. No se
deben olvidar los Cuerpos Comunes,
cuyas funciones son iguales a las de
muchos profesionales civiles. Sus
derechos fundamentales y sus deberes, y también su régimen disciplinaros, deben ser los del militar.
Para finalizar, unos gobernantes
prudentes, una sociedad informada y
responsable, deberían haber exigido la
publicación, en 1979, de la Ley Orgánica de Derechos Fundamentales y
Deberes de los Militares. Seriamos
mejores ciudadanos y mejores soldados, marineros y guardias, al servicio
de nuestra sociedad española.
José María Pairet
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