la criminalizacion de las drogas desde la perspectiva de los

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Capítulo Criminológico No. 21, 1993.
LA CRIMINALIZACION DE LAS DROGAS DESDE
LA PERSPECTIVA DE LOS DERECHOS HUMANOS
Soc. Luisa Leal*
♦Instituto de
Criminología de la Universidad del Zulia
La Criminalizacíón de las Drogas desde la Perspectiva de
95
los Derechos Humanos
La penetración del fenómeno de las drogas en Venezuela obedece a razones
de diversaíndole. Sin embargo, consideramos que comomercancíacorresponde a la
racionaüdad económica del capitalismo en la cual Venezuela está inmersa, y por
tanto es una vía más en el proceso de acumulación de capital y/o atesoramiento de
riquezas. Es significativo ver comose ha produddo el incremento del negocio justa
mente en el momento de una coyuntura de franca crisis económica y crisis de legi
timidad del Estado Venezolano.
Las medidas adoptadas por la administración con el fin de estabilizar la eco
nomía y hacerle frente a la abultada deuda externa, dan el traste con el modelo eco
nómico que se gestaba. La liberación de pierios, el estímulo a la competencia, la
contención de sueldos y salarios y la austeridad económica, son elementos del mo
delo anunciado por la administradón. En los hechos, este período se ha visto signa
do por una contradictoria poh'tica económica y fiscal que ha llevado al país a un en
deudamiento de grandes magnitudes en medio de una recesión que coloca a Vene
zuela en condiciones muy desfavorables para atender sus compromisos internacio
nales .
Esto se refleja en el campo social en que cada vez hay menos asistencia social
(las políticas sodales son sustituidas por programas sociales y coyunturales para
paliar el hambre y la miseria) menos inversión en servicios púbücos y todo eüo se
traduce en el aumento de lo que se conoce como "deuda social".
Lo derto es que la inusitada riqueza petrolera ha decrecido suslancialmente,
acicateada por el colapso de los precios petroleros, sin que ello trajera como consecuenda los necesarios ajustes de un modelo económico dispendioso y desordenado,
construido sobre falsas expectativas.
Constatamos así que el papel que han desempeñado las políticas económicas
y sodales destinadas por las administraciones de los últimos gobiernos democráti
cos, lejos de alcanzar sus fines propuestos, ha provocado la depauperación de la so
ciedad venezolana y la instauración de un uso funcional de la ilegahdad en la vida
poh'tica y social en donde el negodo de las drogas encuentran un terreno propicio,
como nueva forma de acumular riquezas. Siguiendo a Delgado, en su análisis sobre
la corrupción en Venezuela, la corrupdón forma parte consustancial de una socie
dad materiaüsta y crematística, en la cual los arquetipos se expresan en términos de
riqueza personal. La acumulación de riquezas, no fue ni será una empresa idüica. La
corrupción es, (léase enriquecimiento ilícito con el negocio de las drogas) como
otras, una vía para su logro. La corrupción dentro de este orden es inevitable; es el
capitalismo quien auspida el lucro y la quiebra de toda moral .
1
2
DELGADO ROSALES, Francisco Javier. "La Corrupción Administrativa como forma
de Funcionamiento del Estado en Venezuela", p. 42.
Ibid. pp. 17 y 18.
Lídsa Leal
96
El negocio de las drogas dado su ilicitud se convierte así en un importante
mecanismo de acumulación conforme avanzan sus niveles de riesgo legal en su pro
cesode comerrialización. Apoyado en los enormes recursos financieros que logra
acumular, el negocio del tráfico de estupefacientes se enfrenta a la sociedad venezo
lanaque nolo reconoce legalmente pero sílo acoge económicamente permeando las
diversas instancias del Estado y la sodedad civü con la facüidad que le brinda la
crisis institudonal democrática del país al carecer de instrumentos eficaces para en
frentar esta situación. El uso de la represión penal no ha evitado la agudización del
problema. La posición oficial de maximizar el uso represivo plantea serias dudas
sobre su efectividad y muy por el contrario pone de manifiesto la complejidaden la
determinación de una poKtica al respecto.
En Venezuela, desde 1984 el problema de las drogas parerió conmover la opi
nión púbhca. Sin embargo, según Aniyar, para ese momento fue tendenciosamente
inflado a través de una campaña pubücitaria para lograr la legitimación dle nuevos
controles de la dominación externa, a través de la consoüdación de la poli da inter
nacional y para favorecer la aprobación de Ley sobre drogas sólo en cinco chas'.
En nuestros días la reaüdad ha variado. El escándalo suscitado por la penetra
ción del fenómeno de las drogas en Venezuela provocó, como era de suponerse,
una reacción general en todos los sectores de la nación. Fue considerado como el
"problema de mayor trascendencia en el país". En 1991, la vida púbhca en general
estuvo girando alrededorde las drogas y su uso,sobre los perjuicios sociales que se
causan con el comercio y uso de estupefadentes. Parecía como si el problema droga
era lo más significativo en el acontecer nacional, ocultándose de esta manera la ver
dadera crisis económica y sorial del país.
Así encontramos innumerables discursos y opiniones en los diferentes secto
res sociales, judiciales, económicos y reügiosos que se lanzaron en una suerte de
demanda ante la opinión generaUzada en la búsqueda de lograr una mayor incrimi
nación.
Semejante presión de los "empresarios morales" puso ante la opinión pública
el fenómeno de las drogas en forma de escándalo donde se evidendó la crisis ética
de la sodedad venezolana al crearcondiciones parala aparición del fenómeno de
las drogas en magnitudes insospechadas.
Así, la reacdón oficial venezolana proclamando "la guerra contra las; drogas"
no se hizo esperar. Frente a esta reaüdad, el Gobierno manifestó la necesidad ur
gente de aumentar los medios, hasta la fecha utilizados, en la lucha contra el narco
tráfico.
ANIYAR DE CASTRO, Lola "Legitimación Interna y Estrategias de Dominación en
lasCampañas contra las Drogas en 1984 enVenezuela", p. 27.
La Criminalización de las Drogas desde la Perspectiva de
97
los Derechos Humanos
Se exigió entonces un reforzamiento de la fuerza, más material béüco, acriones conjuntas entrelas fuerzas de combate, dinamizar la Administración de Justicia,
Sistematizar Servidos y Constitudón de Acuerdos, entre otros.
El Presidente Pérez apareció en el Teatro Teresa Carreño con un discurso de
medidas reactivas con predominio de una concepción represiva: 1) Ratificaciónde
la Convención de Viena de 1988, que contempla una serie de formas represivas no
vedosas. 2) Constitudón de un Comando unificado para la lucha contra el narcotrá
fico. 3) La Constitudón por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores de un
acuerdo Norte-Sur y un acuerdo Latinoamericano Integracionista.
Le siguieron una serie de medidas, más que todo burocráticas, que indican
que no existe un pensamiento estratégico en función de los valores e intereses del
país sobre este problema.
Indudablemente, una parte del problema puede tener su origen en el consu
mo propiamente dicho, pero la gran mayoría de los conflictos lo tienen en el desa
rroUo de la poh'tica criminal adoptada. Estando así las cosas, los efectos de la políti
ca criminal se han magnificado. Particularmente sensible es el hecho de que tal
magnificación distorsiona la óptica de otros problemas crónicos que aquejan al país.
Hay una confusión de valores e intereses, reflejo de la apremiada forma en que se
ha manejado el problema con normas programáticas y popuüstas, con soluciones
restrictivas y espasmódicas en fundón de la coyuntura o el pánico, sin ir al fondo
del problema.
Lo rierto es que la política fundamental represiva utilizada en materia de dro
gas parece no haber alcanzado los éxitos perseguidos, cuales eran erradicar o dis
minuir sensiblemente la producción, tráfico y consumo. Pese a los abanderados
"triunfos" que señalan los gobiernos de los países considerados como cultivadores
de coca, de los continuos y contundentes golpes al narcotráfico, el negocio se ha ido
trasladando a otras nadones de América Latina. El aumento de las capturas y deco
misos en otros países latinoamericanos, claramente muestran que se ha producido
un efecto de esparcimiento y que el abastecimiento hacia Estados Unidos y Europa
se está produciendo de fuentes distintas a Colombia.
Colombia, Perú y Bobvia han sido considerados los países encargados del
cultivo de coca, su refinación en cocaína y su exportación hacia los mercados inter
nacionales. Pero en los últimos años han aumentado las capturas de drogas y denun
cias de que existen grupos de narcotraficantes en Venezuela, Argentina, Brasil y
Centro América.
Por otra parte las poh'ticas-criminales implementadas en nuestros países para
atacar el fenómeno del narcotráficomás que erradicarlo viola derechos fundamenta
les. En primer lugar, la guerra contra las drogas ha sustituido a la guerra fría como
la principal actividad militar de Estados Unidos en el hemisferio. Muy pocos están
conscientes de los sistemas de inteligencia de alta tecnología que ya se encuentran
desplegados:..Lo que es peor, el plan (Bush) amenaza los Derechos Humanos y los
98
Luisa Leal
frágiles gobiernos civües (en la zona) al fortalecer fuerzas de seguridad nacional
que cometen amptios abusos y operan más aUá del control democrático afectando
seriamente la soberanía de los pueblos.
A determinados países de la Sub-Región Andina no le ha quedado otra salida
que seguir las iniciativas de Estados Unidos, conforme a la operación ayuda económica-militarización. En el caso Boliviano desde 1986, se han producido interven
ciones de tropas del ejército de los Estados Unidos en su territorio nacional afectán
dose seriamentela relación Estado-campesinado y constituyéndose peligrosamente,
en un caldo de cultivo de violencia estatal "con las políticas de erradicación, inter
dicción y militarización. La ausencia de un verdaderodesarrollo alternativo, condu
ce a una situación tirante, ya quepermanentemente se está provocando al campesi
no del Chapare a una rebeüón que justifique el discurso de militarización, porque
todas las acciones de la Fuerza Especial de Lucha critica al narcotráfico, UMOPAR
y la DEA, buscan de manera deüberada pretextos para masacrar y para engen
drar violenda" .
De esta manera se burlan todos los acuerdos internacionales y nacionales pri
vados a propósito de las garantías y los Derechos Humanos con los que sedebe en
marcar esta guerra.
Y lo más pehgroso, se legitima la participación de las Fuerzas Armadas en
tareas de la lucha antidroga poniendo enserio riesgo la soberanía nacional y la democrada.
Desde el punto de vista cultural y siguiendo a Guzmán todo el fenómeno
creado alrededor del tema "drogas" prohibidas, es sin lugar adudas un pilar de agre
sión étnica contra culturas tradicionales productoras y consumidoras de coca.
La propia distorsión diabólica de la "mamá-coca" tradicional, en una droga, al
caüficarla de estupefaciente en las Convenciones de 1961, 1972 y .1988 es ya un
elemento simbóhcamente agresivo muy importante.
Desde el punto de vista ecológico, la deforestación producida por la exten
sión acelerada de cultivos de coca y la creciente utilización de químicos afecta se
riamente el frágU equüibrio ecológico de la flora tropical. El derecho a un medio
ambiente adecuado se ve afectado también por las políticas de erradicación que han
producido como efecto eldesplazamiento físico de los erradicados (o en vías de ser
lo) incrementando las áreas de deforestadón5.
De modo pues, que todos los enfoques oficiales que se lian hecho sobre el
problema droga tienden aprivüegiar la adopción de políticas de corte represivo que
generan más daño sodal del que se pretende evitar.
GUZMAN, Mercedes. "La Criminalización de laHoja de la Coca en Bolivia" Tesis d
82.
Ibid. p. 83.
'
'F'
La Criminalización de las Drogas desde la Perspectiva de
99
los Derechos Humanos
Si anaüzamos los costos que acarrea la prohibición y criminalización de las
drogas, encontramos efectos negativos de gransignificación.
En el campo jurímco-criminológico, el Estado de Derecho se ha sentido con
movido ante todo por la acentuación de la vía represiva que no se detiene ante los
prindpios garantistas del Derecho Penal.
De acuerdo a los principios de Derecho Penal ha sido una constante en todas
las democracias liberales el que ciertas conductas sean reprimidas cuando generan
un daño sodal inaceptable. De allí la razón de ser del Derecho Penalen sus mani-
festadones preventivas y represivas: el Derecho Penal debe entrar en escena luego
que la sociedad haya agotado todos los recursos de condüación; es decir, al Dere
cho Penal se debe recurrir luego que se tenga claridad sobre lo que se debe prote
ger o prevenir, sobrelos costos en que se incurrirá y sobre los beneficios que obten
drá en razón de la penalización, así como de la existencia de mecanismos alternati
vos no penales para el manejo y solución del problema que se pretende controlar.
Es lo que se conoce como el prindpio de "última ratio", que en el caso del consumo,
producción y tráfico de estupefacientes, las políticas criminales seguidas por los Es
tados parecen haberse orientado por criterios que se alejan de los enunciados. En
ningún momento, se estudiaron alternativas a la penaüzación, sino que se procedió
diretfamenté a la utilización de esa "última ratio", de naturaleza excepcional, que
es el Derecho Penal.
Venezuela es integrante de ese conderto de naciones que adoptaron un siste
ma punitivo internacional contra el comerdo y el uso de sustancias estupefadentes
y psicotrópicas, no obstante, la frustradón por no alcanzar los objetivos de control
propugnados por las políticas criminales puestas en practica en relación a la erradicadón del tráfico y consumo de drogas y no obstante las terribles consecuencias que
la implantadón de esas políticas de orden eminentemente represivo han generado al
crear situadones de gran violencia punitiva.
Así, tanto en Venezuela como en el resto de América Latina se ha establecido
una normativa jurídica que penaüza con gran severidad guiadas fundamentalmente
por Acuerdos Internacionales y donde puede verse claramente una influencia nor
teamericana. En esta intemadonaüzarión de la construcción normativa en materia
de drogas se han podido apreciar diversas fallas que producen violaciones a los
principios generales del Derecho Penal y a los Convenios y Tratados Internaciona
les en el orden de los Derechos Humanos produciéndose un verdadero caos en el ya
desprestigiado sistema penal y afectando seriamente al Estado de Derecho.
La Legislación Venezolana vigente en materia de drogas (LOSEP) reproduce
muchas de esas faUas de los Tratados y Convenios Internacionales que en materia
de drogas se han elaborado. En lo sustantivo: a) Multiplicación de los verbos en
los tipos penales referidos a la producción comercial de las sustancias prohibidas
(básicamente en los artículos 31 y 32); b) Utiüzadón innecesaria del elemento nor
mativo, pues el legislador acude a la sobreenunciadón de la üegaüdad o la ilicitud
de la acción típica, valga decir que en las normas se incluye la mención "ih'dtamen-
Ioo
Luisa Leal
te" (Art. 31,32,33); c) La Constitución de tipos abiertos, donde se extiende la criminaüzación a cualquier actividad relacionada, aún en forma remota, con la materia
de la prohibidón.
Un claro ejemplo es el "estímulo al consumo" (Art. 39) que contrasta conel
prindpio de legaüdad jurídico penal (tipiddad,determinación, taxatividad) .
En efecto, una de esas faUas en la construcción normativa que suele lesionar
los principios básicos del Sistema Penal, se advierte cuando la justicia debe valerse
de leyes penales en blanco, favoredendo un derecho penal indefinido, según suele
ocurrir en América Latina con respecto a las extensas üstas de psicotiópicos que, de
a ratos se sustraen o se adicionan a la ciiminaüzación. En la Ley Orgánica Venezo
lana, en su artículo 2, se remite a las üstas anexas de las Leyes aprobadas de la
Convención Única de 1961 y al Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971.
Este reenvío genérico de las descripdones típicas hacia listados internacionales pa
ra definir lo que es droga ha ocasionado una gran confusión al presentarse la necesi
dad de determinar cuales son las sustancias prohibidas y las conductas objeto de cri
minalización. Esta situación conlleva a la violación del Principio de Tipiddad ya
que la conducta típica debe establecerse en la norma penal con todos sus elementos
y circunstancias. En materia de drogas es fundamental la determinación de la sus
tancia Uegal (como aspecto esencial del tipo) a fin de conocer con certeza absoluta
el contenido de la prohibidón.
A eUo se unen otros aspectos de orden sustantivo que perturba la determina
ción del Bien Jurídico tutelado que funge como pilar fundamental en la normativa
penal. En la legisladón venezolana sobre drogas el Bien Jurídico principalmente
protegidoes la SALUDPUBLICA y es ésta la que ha servidopara legitimar la cii
minaüzación de los conductas relacionadas con el tráfico, tenencia y producción de
sustancias ilegales. Sin embargo, "esta legislación no se limita a justificar la inter
vención penal en aras de la saludcolectiva sinoqueva más allá pretendiendo abar
car una multiplicidad de objetos de protecdón que van desde la soberanía e inte
gridad de la nación, pasando porel desarrollo económico y social del país, su siste
ma de gobierno, la protección de las Fuerzas Armadas, la Fe Pública, hasta asuntos
como eldeporte" (Artículos 41, 42)7.
Esta confusión sobre la afectación de diverso género en el objeto de protec
ción enla legislación venezolana resulta peijudidal ya que enla normativa jurídica
es necesario establecer líneas claras de regulación que permitan sistematizar losdi
ferentes deütos y los campos de actuación, loque obligará al intérprete a indagar so
bre la razón de la misma.
6
BORREGO, Carmelo; ROSALES, Elsie. Droga y Justicia Penal Interpretación
Jurídica y Realidad Judicial, p. 42.
7
Ibidp. 163.
La Criminalización de las Drogas desde la Perspectiva de
101
los Derechos Humanos
La limitación de los linderos de protecdón penal obüga a que no todo asunto
pueda ser considerado objeto de tutela para erguir en tomo a él un abanico de
probables hechos puiúbles. La invocación legislativa venezolana para tutelar una
cantidad de valores no es más que "múltiples razones poKtico-criminales para im
plantar la criminalizadón de las conductas en orden a la represión del asunto, pero
en modo alguno constituyen bienes jurídicos en los términos de concreción, veraci
dad y utilidad exigidos" .
En efecto, las políticas criminales desarroUadas en las últimas tres décadas
han venido manejando diferentes criterios basados en las ideologías que legitiman la
actuadón de los Estados para enfrentar "el problema del narcotráfico".
La primera de eUas corresponde a la ideología médico-jurídica. El narcotráfi
co es identificado como una enfermedad de dimensiones de una "emergencia inter
nacional". Las drogas prohibidas son destructivas para el organismo humano ya que
producen dependenda, nocividad y peligrosidad. El peligro de la aflicción se ve
acompañado de la progresión sucesiva del consumidor hada las drogas más peli
grosas hasta Uegar al resultado inevitable, la muerte y, al mismo tiempo, el consumo
de drogas está íntimamente ligado a la criminalidad. De allí entonces, que en un
primer momento (décadas 60 y 70) se creara una "conciencia" sobre la necesidad de
implantar una guerra contra las drogas y de allí también la necesidad de ese Bien,
digno de tutela Uamado "SALUD PUBLICA".
El sistema penal se convierte entonces en el mecanismo idóneo para atacar
"el problema". Se erige de esa forma la ideología médico-moral al statusjurídicopenal. Ejemplo de eUo es la identificacióndel problema droga como médico-moral
y los principios de la Convención Única de Estupefacientes de la ONU (1961) en
donde se inspiraron la mayoría de las legislaciones internas que se desarroUaron a
partir de la década del 70.
Pero lo que en un momento se perdbió en la sociedad y en los gobiernos co
mo un peligro que atentabacontra la SALUDPUBLICA, pronto se convirtió en una
fuerza desafiante del orden estableado generadora de gran violenda. El inusitado
despüegue del narcotráfico con la enorme acumulación de recursos financieros
permitió una polarización de las fuerzas económicas y políticas lo que inddió en la
necesidad de una nueva ideología basada en la creencia de la existencia de "una
nueva fuerza en el hemisferio" que alteraría la geopolítica americana. Esta nueva
identificación del problema señalará nuevos aspectos como "laseguridad nacional"
y "la estabilidad económica y poh'tica de las democracias".
La legitimación del discurso médico pierde poder frente a la temática de "se
guridad nadonal" y logra incidir enla realidad sodaldonde secambia la ayuda paCOBO DEL ROSAL, Manuel. Consideraciones Generales sobre el Denominado
Tráfico llega!deDrogas Tóxicas oEstupefacientes, p. 162.
^02
Luisa Leal
ra programas médicos por ayuda müitar y esendalmente bélica. Así se internaliza
el problema del narcotráfico como laprimera causa de ladesestabilizadón política,
sodal y económica en el hemisferio.
Este vuelco en la interpreladón del fenómeno explica, en rierto modo, la apa
rición de nuevos objetos o bienes que requieren de la tutela jurídica del Derecho
Penal. Pensemos enla LOSEP donde se contempla la necesidad de proteger "la so
beranía e integridad de la Nación", el orden económico, "las Fuerzas Armadas",
etc.
En base a las anteriores consideraciones, desde el punto de vista de lapers
pectiva jurídica, se pone en felá de juicio laexistencia de un bien jurídico realmente
tutelado por las normas de estupefacientes. En el caso de las drogas no existe una
concreción de un bien jurídico colectivo, la salud pública, que permita tipificar su
lesión y menos aún supuesta enpeügro concreto.
No hay amenaza real opotencial contra ese bien jurídico ypor lo tanto la re
presión de ese comportamiento implica también una trasgresión del Principio de Lesividad. La protección de la Salud Púbtica se basa en el deseo de una pluralidad de
personas, de mantener ymejorar las condiciones de salud de la comunidad, exigien
do al Estado la tutela contra conductas que causen menoscabo oimpidan mejoras en
la salud de esa colectividad. En materia de drogas estos presupuestos no se dan,
puesto que la colectividad Uamada abuscar dicha protección es la que reatiza vo-'
luntanamente la conducta que lesiona opone en peügro su salud9.
Desde el punto de vista del argumento del Estado para combatir las drogas
que aduce sobre la lesión de la salud pública ejerdda por el consumidor, también es
cuestionable su legitimidad. Cabría preguntarse si la tendencia de la droga para el
consumo personal proporciona un peügro para la salud colectiva ypor tanto engen
dra responsabilidad penal. El ordenamiento jurídico penal sólo puede considerar la
afectación de bienes jurídicos de terceros yno del propio sujeto.
La tenencia para uso personal supera la tutela del Bien Jurídico "SALUD PU
BLICA" por atender al peligro que pueda representar, por sí mismo, quien consu
me. Es pnncipio rector del Derecho Penal la no punición de la autolesión La pro
tección ala salud individual no puede implantarse mediante la apücación de casti
gos penales. En consecuencia, para que una aplicación en materia de drogas asigne
^m^rof ^
dCbe constatarse la Presencia de un peligro concreto contra la
Í.A1.UD PUBLICA, es decir, Ja conducta del sujeto deberá producir un peügro es
pecifico para el Bien Jurídico donde se compruebe el carácter lesivo de la conducta
Los casos de autolesión en nuestra legislación no se encuentran tipificados ypor
tanto el Estado no tiene jurisdicción penal para regular las lesiones produddas alos
9
ARRIETA, Carlos yOtros. Narcotráfico en Colombia, p. 162.
La Criminalización de las Drogas desde la Perspectiva de
103
los Derechos Humanos
bienes jurídicos individualmente considerados. Tales bienes entran en la esfera de la
autodeterminadón de los sujetos.
Desde el punto de vista de la regulación de los Derechos Humanos es impor
tante la consideración y protección de ciertos valores e intereses. Pero una cosa es la
función garantista del ordenamiento jurídico y otra, la necesidad de intervención del
Derecho Penal para justificar cualquier criminaüzación, es decir, para incluir un lis
tado de actos criminales que pasarían a formar parte de objetos penalmente tutela
dos. En este sentido es fundamental insistir en el carácter excepcional del Derecho
Penal como último recurso, entendido como garantizador del Estado de Derecho.
Por otra parte, y en otro sentido, la protección a la salud a la que se aspira con
tal política represiva resulta notoriamente distorsionada, no sólo porque no se res
pete el principio de que la salud sólo puede ser protegida con el consentimiento de
la persona afectada, sino también porque es precisamente la prohibidón la que al
imposibüitar el control estatal sobre la producción y venta, impide el control de ca
üdad de la sustanda y la higiene necesaria, generando daños tanto más importantes
para la salud (sobredosis y muertes) .
Otro aspecto importante de anaüzar es el atinente al tipo penal de tenencia de
drogas.
La LOSEP contempla el tipo de tenenda de drogas (Art. 33) para los casos de
posesión injustificada de sustandas üegales que no esté dirigida al trafico ni al
consumo. Esta incriminación de la tenenda no forma parte constitutivade las otras
conductas tipificadas en la ley dentro de la cadena del trafico (arts. 31, 32) ni tam
poco está fundada en la posesión de la dosis personal de los consumidores de dro
gas. Se pretende castigar sin más la acdón detentativa, es decir, se pretende casti
gar una acdón no necesariamente dirigida a un fin deüctivo ya que no queda de
mostrada la intención del detentador. Paredera que se está penalizando la objetivi
dad deüctiva sin considerar el dolo de la tenencia y, menos aún, el conjunto de lo
que abarcael proyecto criminal parapoder ser sancionado.
Para que una conducta típica sea antijurídica, serequiere que ponga enpeligro
sin justa causa el interés jurídico tutelado por la ley, interés que debe estar previa
mente delimitado en la misma norma, de lo contrario, resultaría imposible la con
creción del injusto. Esta ausencia de dolo trae como consecuencia inmediata la re-
guladón penal de un tipo de responsabüidad objetiva lesiva del PRINCIPIO DE
CULPABILIDAD.
Desde el punto de vista político-criminal esto ha inddido negativamente enla
administración de justicia ya que el castigo depende de una valoradón subjetiva y
10
BERGALLL Roberto. "Cuestión Droga. Los Límites de un Manifiesto y la Necesaria
Profundización de un Debate". En: Nuevo Foro Penal. No. 48. p.242.
104
Luisa Leal
arbitraria porque se acepta la punidón indiscriminada aún cuando las circunstancias
del hecho hagan inocua a la posesión en el sentido de que simplemente no busca da
ñar la salud de terceros, o porque la cantidad es insignificante. Esto ha implicado
que por el deüto de tenencia el sistema penal se ha visto inflado dado los niveles de
injerencia penal sobre meros detentadores, mientras que las cifras por comerdo de
tóxicos son insignificantes. La alta esfera del negocio no, es tocada en forma signifi
cativa ni proporcional a los costos que envuelve la movüización del sistema penal
en contraste con el elevado volumen de detenidos por simple porte y los efectos criminógenos que de dicha detención se derivan.
Como parte de esta investigación, se hizo una evalución sobre la población
carcelaria (3.303 reclusos) en juüo de 1992, en la Cárcel Modelo de Mattacaibo,
donde se puso en evidencia que en materia de drogas se encontiaban 573 reclusos
(17.34% de los cuales 393 agrupa simples detentadores (68.59%), y por tráfico de
drogas 154(26.88%). El Cuadro 1 resume a la población de la manera siguiente:
Cuadro 1
Tipo de Delito
Xi
Fa
Tenencia
393
68.59%
Tráfico
154
26.88%
Distribución
18
3.14%
Beneficios Económicos
8
1.39%
Totales
573
Fr
100%
De la población carcelaria analizada el 68.59% estaba incurso en el deüto de
tenencia; un 26.88% enel delito de tráfico; un 3.14% enel deüto de distribución y
un 1.39% beneficios económicos.
Cuadro 2
Situación Legal
Xi
Fa
Fr
Penado
210
36.65%
Procesado
363
63.35%
573
100%
De la población carcelaria analizada sólo un 36.65% está en condición de pe
nado y un63.35% en condidón de procesado.
Ydeesta población en situación de penado encontramos:
La Criminalización de las Drogas desde la Perspectiva de
105
los Derechos Humanos
Cuadro 3
Penados
Fr
Xi
Fa
Tenencia
152
72.4%
58
27.6%
210
100%
Tráfico
Total
Penados por Tenencia
Xi
Fa
8 años
112
73.6%
6 años
20
13.1%
Apelación
Sin información
Fr
1
0.6%
19
12.7%
152
100%
Total
Penados por Tráfico
Xi
Fa
15 años
18
31.04%
8 años
13
22.41%
10 años
8
13.80%
6 años
5
8.62%
4 años
1
1.72%
Sin información
13
22.41%
Total
58
100%
Fr
La realidad carcelaria nos muestra que el 73.6% de la población por deütos
de tenencia de drogas recibe la penade máxima duración (8 años). Lamentablemen
te en los expedientes revisados no apareda la cantidad de droga incautada por lo
que no se pudo demostrar cuales situaciones podrían excluirse por considerarse lesi
vas delprincipio de insignificancia. Sin embargo, el tipo de tenencia que se caracte
rizaporpretender castigar una acción no necesariamente dirigida a un fin deüctivo,
lo que supondría una subjetivización a ultranza e incapaz para engendrar responsa
bilidad penal, afecta el contexto de unDerecho Penal de Acto propio de unEstado
de Derecho de corte democrático. El mero porte es un deüto privado de conducta
en el sentido jurídico penal ya que en él está ausente el dolo, por lo tanto, en la reguladón penal dela LOSEP el deüto de tenencia es un tipo de responsabilidad ob
jetiva lesivo del PRINCIPIO DE CULPABILIDAD.
106
Luisa L/eal
Por otra parte, al observar que existe una pequeñísima parte de la pobladón
reclusa con sentenda condenatoria por tráfico ih'dto (58 reclusos, y de eUos sólo 18
con la mayor pena de 15 años) nos permite inferir que el peso de la justida penal
apunta hacia el comercio de mediana y pequeña escala.
En oposición, la alta esfera del negocio no es tocada en forma significativa
con respecto a los costos de movilización del sistema penal. Pese a todos los escán
dalos y denuncias trasmitidos por los medios de comunicación en el año 91, de desmantelamientos y capturas de los UamadosCarteles de la Droga en Venezuela (Caso
Carneiro, Conexión Caribe, Conexión Guajira) hasta el presente, la información re
cogida no señala sentendas condenatorias a ninguno de los indidados en las averi
guaciones realizadas.
Sólo se observa en nuestras cárceles un incremento en detenciones de peque
ños traficantes y distribuidores (pequeñas muías). Efectivamente, la acdón punitiva
del Estado recae sobre este grupo de personas y son eUas quienes asumen realmente
las consecuencias de la represión. Se trata de pequeños traficantes, muchas veces
consumidores que deben combinar otras actividades üíritas para conseguir la droga,
acentuándose de esta forma los rasgos de margrnalidad y exclusión social de la es
tructura de la pobladón detenida por efectos de la penaüzadón. El caso típico en el
estado Zuüa está representado por la pobladón guajira y personas de bajas condi
ciones socio-económicas.
En lo relativo al CONSUMO, la LOSEP (Arts. 57 y 58) atiende la problemáti
ca con un régimenque lo excluyede responsabilidad penal pues parte de la conside
ración del consumidor como si se tratara de un enfermo al cual se le debsn aplicar
medidas de seguridad (Arts. 49 a 60; 97 a 110) a los efectos de darle un tratamiento
adecuado para su reinserción social. Pero la realidad de la justida penal demuestra
el uso ^discriminado del castigo a consumidores por no tenerse claro los criterios
entre simples usuarios y detentadores de las sustancias prohibidas. Esta situadón se
presenta debido a que los consumidores sirven de "puente" entre el deüto de tráfico
y el de tenencia,siendo éste último, el que no se ajusta a ninguna finaüdad deUctiva
determinada. Como puede observarse, aunque en la LOSEP el acto de consumir no
es punible, la reaüdad de la administración de justicianos muestraque justamente la
apücación del tipo de tenencia de drogas üegales permite verun panorama de casos
condenados por la posesión y el mero porte de ínfimas cantidades de drogas. Como
es sabido, entre el consumo y el mero porte existe unaestrecha relación queocasio
na la confusión de ambas situaciones y propida la criminaüzación indirecta del con
sumo, repercutiendo de esta manera en la elevación de los costos individuales y so
ciales y en la violación de losDerechos Humanos fundamentales, lo que implica un
menoscabo de la legaüdad y en consecuencia del Estado de Derecho.
Una investigadón evaluativa precedente sobre la Administradón de Justida
hapuesto enevidendael auge de causas y detenidos pordroga estimado en más del
6% del total de asuntos ingresados enlos tribunales penales, mientras que paradóji
camente se demostró quecasiensu totalidad esteporcentaje agrupa simple detenta-
La Criminalización de las Drogas desde la Perspectiva de
107
los Derechos Humanos
dores, usuarios o consumidores en el 97% de los asuntos y que el deüto de tráfico
sólo ocupa el 3% .
A estos razonamientos se le añade la problemática de la apücación de las me
didas de seguridad para los consumidores.
Desde el punto de vista de los DerechosHumanos, cabe preguntarse cuál es la
valoración de esa regulación. En principio, es de toda evidencia que, cualquiera sea
el objeto que se le asigne a "la medida curativa", ésta impüca una privación de li
bertad y un tratamiento médico forzoso. Sin duda, implica una limitación o pérdida
de Derechos Humanos de considerable entidad, la cual debe estar rodeada de ciertas
garantías y limitada racionalmente , ya que el camino que se le ha seguido en las
medidas para inimputables es altamente lesivo y peügroso para los Derechos Huma
nos. No cabe duda de que se trata de una consecuencia penal de un hecho, aunque
no se le reconozca el carárter de penal. Por otra parte, resulta inadmisible que las
medidas sean ^determinadas.
En el caso de ser necesario la apücación de este tipo de medidas, debe esta
blecerse con limites temporales y materiales proscribiendo tratamientos contrarios a
la dignidad humana, pues el régimen de seguridad al que están sometidos coactiva
mente no es menos punitivo y estigmatizante que las medidas de privación de über
tad para los imputables ya que se derivan de la supuesta peügrosidad sodal del suje
to con toda la carga positivista que eUo conUeva.
Ninguna consecuencia penal, como medida que impüque una violación de la
übertad individual (medidas de seguridad o tratamiento) puede hacerse derivar de lá
peügrosidad sodal de un sujeto. El presupuesto de cualquier medida penal, como de
Cualquiermedida limitativa de la übertad personal, debe ser constituido, sin excep
ción, por la reaüzadón de una de las figuras deüctivas taxativamente previstas en la
ley con la indicación del límite máximo de privadón de übertad correspondiente .
En el orden procesal la especiaüzadón del procedimiento en materia de dro
gas crea contradicciones que conducen a equívocos debido a la forma en que los
jueces deben atender estos juicios en comparación con el tratamiento dado a los
otros procesos por deütos ordinarios. Al efecto: a) la disminudón de los lapsos pro
cesales b) las distintas formaüdades para elaborar las sentendas c) los sistemas de
prueba y de valoración diferentes d) la revisión de las decisiones ante la Corte Su
prema de Justicia que la convierte de facto en una tercera instancia e) la desnaturali-
zadón de la fundón judicial y el predominio de la actividad poücial, pues el juez
11
12
13
ROSALES. 1990.Citadopor BORREGO, C. Op. cit.p. 43.
ZAFFARONI, Raúl. Sistemas Penales y Derechos Humanos enAmérica Latina, p. 48.
BARATTA, Alessandro. "Requisitos Mínimos del Respeto de los Derechos Humanos
en la Ley Penal". Tesis, p. 16.
108
Luisa Leal
pasa a un segundo plano en la investigación criminal, siendo queel juzgador es, por
excelencia, el conductor de las causas penales .
En reladón a esto último, sabemos que la esencia de la comprobación del de
lito queda casi siempre en manos de la actuadón potidal, por cuanto todos los me
dios de prueba necesarios para la condena provienen de lo que eUos señalen en su
informe, cobrando fuerza de pruebas definitivas, lo que permite que miles de proce
sados reciban sentencia mediante el mecanismo institucional de legitimación judi
cial del castigo decidido por la policía. Estas consideraciones ponen de relieve la
problemática de la cuestión probatoria en nuestra justicia penal. "La conjugación de
un Poder Judicial, que tiende cada vez más a actuar impeüdo por la lógica anticipatoria de la culpabüidad penal, con la injerencia cada vez mayor de los cuerpos poli
ciales, auxiüares de la justicia penal, quienes además de estar facultados para privar
a alguien de su libertad sin orden judidal, asumiendo tareas propias de los tribuna
les de instiucdón, muestra la tendencia creciente de la administración de justicia pe
nal a mermar los derechos de defensa de quien es aprehendido como indiciado de
un hecho punible; en este sentido la poh'tica criminal se fundamenta y actúa en fun
ción de las ideas del orden y la coerción, privilegiando el rol de fuer/a ejercido por
el derecho y alimentando la injerenda creciente de los órganos administrativos en el
Poder Judicial. El cruce y la intromisión de los primeros en una actividad que como
la judidal constituye el püar de las garantías de la sociedad liberal, pone de relieve
que detrás de la apariencia democrática, el Estado Venezolano esconde su esencia
profundamente autontana " .
En efecto, en materia de drogas, uno de los requisitos esenciales para prose
guir el juicio queda reduddo a la prueba de la existencia material de drogas, que
dando reducido el papel definitorio del proceso penal a su mínima expresión al dar
se la inducción del todo (prueba del cuerpo del delito) con la demostración de una
sola de sus partes. Como se sabe, es a travésde la participación policial de donde se
extrae este valor probatorio, que muchas veces por abuso de poder, los funcionarios
polidales involucran a personas en estos asuntos sin mediar motivos justos o que
simplemente "siembran la droga" para obtener información.
A esto se unen otras prácticas carentes de legitimidad parainvestigar la comi
sión de delitos. En el caso venezolano la LOSEP contempla en el Artículo 75 que
"las personas presuntamente incursas en cualquiera de los delitos previstos en la ley,
quedarán exentos de toda pena si durante la instrucción del Sumario revelan la iden
tificación de los autores o cómplices, o encubridores", es decir, la misma ley ordena,
tanto a poücías como aljuez,aprovechar lasdeclaraciones delosreos para justificar
14
BORREGO, Carmelo y otros. Op. cit. p. 42.
15
TTNEDO FERNANDEZ, Gladys. Perspectiva Criminológica de la Detención
Preventiva en Venezuela. Sus Implicaciones con los Preceptos Constitucionales, p.90.
La Criminalización de las Drogas desde la Perspectiva de
109
los Derechos Humanos
la acción punitiva en contra de los otros que son señalados como autores o partíci
pes de un dehto en esta materia, a cambio del ofrecimiento de eximirles de penali
dad. Este tipo de negociación con los delatores, proponiendo su inmunidad a cam
bio de colaboración, de introducción de agentes provocadores, implica negociar con
el mundo de la deüncuencia lo que se traduce en prácticas dudosas de la policía al
margen de la legaUdad, "provocando serios riesgos de degeneración y hasta de co
rrupción del sistema penal cuya base objetiva está dada por la tendencia de la legis
lación sobre drogas a apartarse de los principios generales del Derecho Penal y es
pecialmente de la policía debido a las formas características de este campo de ac
ción"16.
Es injustificable, la subversión del ordenamiento constitucional, penal y pro
cesal al fomentarestas prácticas indeseables dentio del sistemapenal por exigencia
de una política criminal que acarrea tantos costos al Estado de Derecho.
En efecto, la actividad delatora es contraria a los mandatos contenidos en los
Artículos 60 Ordinal 4 y Artículo 68 de la Constitución Nacional, violentando prin
cipios fundamentales tales como: el principio de legalidad, el principio de defensa,
el principio de inocenda, el prindpio de control y contradicción de la prueba. Prin
cipios estos que constituyen la garantía del debido proceso, así como también, es
contraria a los Derechos Humanos estableados en la Ley Aprobatoria de la Conven
ción Americana sobre Derechos Humanos de 1976 en su Artículo 8 Número 3, al
promover prácticas probatorias prohibidas.
En materia de ejecución penal, el resultado hasido que la normativa jurídicopenal sobre drogas tiene como rasgo característico laaplicación de lapena privativa
de libertad como sanción penal exclusiva yun incremento en laseveridad de las pe
nas (hasta 30años) olvidando el legislador que elefecto disuasor o preventivo gene
ral de las penas criminales noestá forzosamente unido a laseveridad de las mismas,
pues si así fuera lapena capital sería siempre la más eficaz, lo cual está muy lejos
de la verdad.
La apücación de la pena privativa de libertad como sanción exclusiva, lapri
sión como prindpal propuesta del sistema penal ante los hechos delictivos, trae con
sigo un sinnúmero de consecuencias que la presentan como la institución menos
idónea para lograr el fin resodaüzador que se pretende alcanzar. Son múltiples las
investigaciones que demuestran que ese fin resodaüzador es irreaüzable dado que
resulta üógico lapretensión de querer reinsertar a lasociedad a aquellos individuos
que en realidad han sido excluidos de ella. Por otra parte, si vamos al plano objeti
vo, observamos que existe una discrepancia entre la reaüdad existente en las cárce
les venezolanas y las disposiciones establecidas en la legislación penitendaria. Un
breve anáfisis del sistema penal venezolano evidenda que la crisis por la cual atia16
BARATTA, Alessandro. "Introducción ala Criminología de la Droga". Op. cit. p. 13.
HO
lAjdsaLeal
viesa deviene de la tendenciaa asignarla responsabüidad al sistemapenal de emitir
unarespuesta ante cualquier hecho punible. Esto conUeva a una"saturación del mis
mo, tanto a nivel aa"ministrativo como de ejecudón penal; la lentitud de la justida
producto del retardo procesal existente y la consecuente inversión delsistema penitendario son las características más resaltantes de la crisis que lo convierte en un
• 17
sistema ineficaz, inoportuno y discriminatorio .
En materia de drogas se adicionan otros efectos perturbadores que hacen esta
llar la crisis judicial, como por ejemplo, la prohibidón de la übertad, que profundiza
aún más el hacinamiento carcelario. La duración de los procesos seguidos tanto a
consumidores como a delincuentes en esta materia, prolonga la privación de libertad
que éstos puedan sufrir porque aún cuando el juicio tenga condena absolutoria, si se
soüdta la Revisión ante la Corte, el encierro se puede prolongar hasta por años.
Esta descripdón configura el fortalecimiento de la prisión preventiva que re
produce un área institucionalizada de violación de los Derechos Humanos que no
sólo quebranta el principio de presunción de inocencia, sino que afecta derechos
constitucionales como el contenido en el Artículo 60 que regula la inviolabilidad de
la libertad personal al señalar como excepdón a la regla de übertad, la detendón infraganti y la detendón judicial confomie a la ley.
Según la LOSEP(Artículos 62 y 168)se excluye no sólo la posibüidad de to
da clase de benefidos de übertad durante el enjuiciamiento, sino también para el
cumplimiento de condena, es decir, se excluye la posibüidad de otorgarmedidas al
ternativas al encarcelamiento previstas en la ley de Régimen Penitenciario de 1981
y en la Ley de Sometimiento a Juicio y Suspensión Condicional de la Pena creando
un área de desigualdad y de discriminación entrelos procesados por delitos relacio
nados con las drogas. En tal sentido se viola nuestra Carta Magna cuando en sus
propósitos señala: "mantener la igualdad sodal y jurídica, sin discriminadones".
También son violados los Artículo 7 y 10 de la Declaración Universal de Derechos
Humanos; Artículo n de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre y el Artículo 24 de la Convención Americana de Derechos Humanos.
Frente a este contraste de absurdas realidades lesivas de los Derechos Huma
nos, producto de una desenfrenada poh'tica que exige la aplicación de los mecanis
mos de represión en forma abusiva, al lado de una administración dejusticia tam
bién presionada para que a toda costa sirva de apoyo de esa distorsión política, no
cabe duda que debemos plantearnos otras alternativas acordes con los postulados de
derecho penal garantista que evite convertirse en cómplice del engranaje de violen
cia institudonalizada puesta en marcha por esas políticas de corte eminentemente
represivo.
17
JIMÉNEZ, María Angélica. "Sustitutos Penales yDerechos Humanos". Tesis p. 13.
La Criminalización de las Drogas desde la Perspectiva de
111
los Derechos Humanos
Se plantea entonces la urgente necesidad de reorganizar los métodos que de
ben apücarse para aportar soluciones satisfactorias que deberán conducir a examinar
los datos básicos de los beneficios y costos de la utilizadón del sistema penal, espe
cialmente en el caso venezolano, tomando en cuenta las características propias que
presenta, a fin de poder emplear mecanismos que correspondan a nuestra reaüdad
sodal sin caeren la reproducción de las medidas impuestas desde afuera.
En todo caso, tendrán que implantarse medidas de diversa índole: poh'tica,
cultural, económica y jurídica, pero noseguir utilizando el sistema penal sin obser
varlas reglas que regulan su intervendón, dado que con eUo se multipücan los cos
tos sociales en forma arbitraria e irracional.
112
Luisa Leal
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