36570 - Corte Suprema de Justicia

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Segunda instancia No. 36.570
LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVED
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACION PENAL
Magistrado Ponente:
Dr. SIGIFREDO ESPINOSA PEREZ
Aprobado Acta N° 193.
Bogota, D.C., ocho de junio de dos mil once.
VISTOS
Por razOn del recurso de apelaciOn interpuesto y
sustentado por el defensor del procesado LUIS ALBERTO
VILLAMARIN ACEVEDO, ex Juez Segundo Promiscuo de Familia
de El Espinal (Tolima), y aste, conoce la Sala de la sentencia
fechada el 10 de marzo de 2011, proferida por el Tribunal
Superior de [bag* por cuyo medio se condena al acusado a la
pena principal de noventa (90) meses de prisiOn, multa de 62.45
salarios minimos legales mensuales e inhabilitaciOn para el
ejercicio de derechos y funciones pOblicas por un lapso de 8 arlos,
a titulo de autor del delito de concusiOn, en concurso homogeneo
y sucesivo. En la misma providencia se negaron al procesado los
subrogados de la suspensiOn condicional de la ejecuciOn de la
pena y prisi6n domiciliaria.
•
P.4.)(141ka deci.eolendia,
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Segunda instancia No. 36.5
LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVED
HECHOS
Durante los arios 2005 y 2006, en los cuales fungi6 como
Juez Segundo Promiscuo de Familia de El Espinal (Tolima), el
Doctor LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVEDO, aprovechando
su investidura, se dedicO reiteradamente a solicitar favores
sexuales de mujeres que, ya sea directamente o a traves de
familiares y allegados suyos, tenian interes en asuntos ventilados
en la oficina judicial a cargo de aquel, con la promesa que serian
favorecidas en el tramite procesal.
Asi fue denunciado por Maria Cristina Ruiz Torres, Maria
Esther Nustes OrtegOn, Andrea del Pilar Aroca Cardozo y Olga
Lucia Mayorquin Reyes, todas objeto de sus propuestas
indecorosas.
DECURSO PROCESAL
Luego de la adelantar investigaciOn preliminar, en la cual se
allegaron testimonios y documentos, el 20 de marzo de 2007, la
Fiscalia Sexta Delegada ante el Tribunal de lbaguè, dispuso abrir
formal instrucciOn y vincular a traves de indagatoria a LUIS
ALBERTO VILLAMARIN ACEVEDO.
El 22 de octubre de 2007, fue resuelta la situaciOn juridica del
procesado imponiendose en su contra medida de aseguramiento de
detención preventiva, con beneficio de reclusión domiciliaria.
CZ/a/tea, de (616mka,
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Segunda instancia No. 36.5
LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVEO
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El 20 de febrero de 2008, fue calificado el merito de la
instrucciOn, dictendose resoluciOn de acusaciOn en contra de
VILLAMARIN ACEVEDO, en calidad de autor del delito de
concusiOn, en concurso homogêneo sucesivo. Alli mismo se orden6
romper la unidad del proceso, para que de nuevo se cerrase
investigación respecto de los delitos de prevaricato por acci6n,
prevaricato por omisiOn y prolongaciOn ilicita de la privaciOn de
libertad, por los que tambièn se vincule) al acusado.
Empero, la Unidad de Fiscalia Delegada ante la Corte, en
resolución de segunda instancia emitida el 3 de abril de 2008, anule)
la acusación y en su lugar dispuso que se calificara el merito del
sumario por todos los delitos objeto de cierre de instrucci6n. En la
misma providencia se dispuso la libertad provisional de LUIS
ALBERTO VILLAMARIN.
Acorde con lo dispuesto por el Ad quem, el 16 de mayo de
2008, se califice) de nuevo el merito del sumario y alli fue acusado el
procesado como autor del delito de concusiOn, en concurso
homogeneo sucesivo. De igual manera, fue precluida la
investigación por los punibles de prevaricato por acciOn, prevaricato
por omisi6n y prolongaciOn ilicita de la privaciOn de libertad. Asi
mismo, se determine) hacer efectiva la medida de aseguramiento
previamente ordenada.
C
gttiaea Cakinita
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LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVED
Fvte efrema
(1/tiv;7
En decision de segunda instancia proferida el 22 de agosto de
2008, la Unidad de Fiscalias Delegada ante la Corte, confirmO en
su integridad lo decidido por el A quo.
Ejecutoriada la resoluciOn de acusaci6n, se recibi6 el asunto
en el Tribunal Superior de lbaguè. Alli, se realizO la audiencia
preparatoria el 20 de enero de 2009.
La audiencia piblica de juzgamiento tuvo lugar el 3 de febrero
de 2009.
Por Ultimo, el 10 de marzo de 2011, se profiri6 el fallo de
primera instancia, objeto de apelación oportuna por la defensa.
LA SENTENCIA RECURRIDA
Luego de resumir lo ocurrido y lo argumentado por las partes
en la audiencia ptIblica de juzgamiento, el A quo se ocupa de
examinar dogmâticamente y verificar las pruebas que certifican
materializados los elementos constitutivos del tipo penal de
contusion endilgado al procesado.
Asi, senala que la condiciOn de servidor pOblico del acusado
fue probada ampliamente con la prueba documental (en particular,
el acta de poses& como Juez Segundo Promiscuo de Familia de
El Espinal) que resefia la vinculaciOn de LUIS ALBERTO
(72;friatect, dec&deitaice,
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LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVED
a" de Fifitta///a (7(' e ilni ;7
VILLAMARIN ACEVEDO, al cargo desempeilado cuando
ocurrieron los hechos.
A renglOn seguido, detalla que en todos los casos el
procesado hizo valer su condición de funcionario judicial para
solicitar esa prestación de contenido sexual, siempre a cambio de
ayudar a las mujeres o sus familiares en los procesos seguidos en
la oficina judicial su cargo.
Estima, entonces, la primera instancia, que en el
comportamiento de VILLAMARIN ACEVEDO, se conjugan los
verbos rectores, relacionados de manera alternative en el articulo
404 de la Ley 599 de 2000, solicitar y constrerlir.
Asi, detalla cOmo el acusado, abusando de la funciOn pUblica
a el encomendada, solicitO beneficios sexuales a Maria Cristina
Ruiz Torres, a cambio de favorecer al compeller° permanente de
esta en un proceso de revision de cuota alimentaria adelantado en
su despacho.
Destaca el Tribunal cOmo el funcionario oldie) que esos
favores sexuales le fueran prestados por una colegiala que deberia
conseguirle la senora Ruiz Torres, pero ante la imposibilidad de
Ilegar a un acuerdo económico con una antigua meretriz contratada
para el efecto, despues enfil6 su prop6sito a que directamente
Maria Cristina Ruiz atendiera sus desbordados impetus libidinosos.
attiMea c&doweAta
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LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVEDO
En virtud de ello, prosigue, Maria Cristina Ruiz decidie) confiar
lo ocurrido a su compatiero y a un abogado, quienes urdieron una
trama que permitió sorprender at procesado precisamente cuando
se disponia a ingresar a un motel con la senora Ruiz Torres.
Propuestas similares, afirma el A quo, hizo el acusado a las
senoras Esther Nustes OrtegOn, Andrea del Pilar Aroca y Olga
Lucia Mayorquin.
Advierte la segunda instancia que cuando la norma habla de
cualquier otra "utilidad indebida", hate relaciOn a un beneficio que
no necesariamente comporta contenido econOmico, como puede
ser la satisfacciOn sexual, conforme asi lo ha dejado establecido la
Corte en sentencia del 12 de mayo de 1981.
En lo que toca con los elementos de juicio allegados para
determinar la responsabilidad penal, el Tribunal acude, en primer
lugar, a lo declarado por Maria Cristina Ruiz Torres y su companero
permanente, en quienes advierte plena credibilidad cuando refieren
como el procesado expresamente hizo seguir a su oficina a la
primera para solicitarle favores sexuales a cambio de ayudar al
segundo en el proceso de revision de alimentos por su oficina
tramitado. Igual sucede con la narration referida a la manera en
que se pactO el encuentro con la joven que atenderia esas
necesidades rijosas del funcionario y la cita posterior en el motel
con la senora Ruiz Torres, una vez frustrada esa primera
posibilidad.
arta/tea, de (6'elendia
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LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVED
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07
yclekifia
Destaca el A quo que las atestaciones juradas son
plenamente corroboradas con las grabaciones que hizo la senora
Maria Cristina Ruiz de las conversaciones telefOnicas sostenidas
con el procesado, donde este se refiere a las solicitudes de favores
sexuales; la inspecci6n judicial practicada al Juzgado Promiscuo de
Familia, en la que se verifica que efectivamente el compeer°
permanente de aquella adelantaba un proceso de revisiOn de cuota
alimentaria; la atestación jurada del abogado Oscar Ramirez,
certificando lo referido por la afectada Ruiz Torres y su compeer°,
el testimonio de Yuli Carolina Martinez, la joven contactada para
que, haciêndose pasar por colegiala, atendiera los requerimientos
sexuales del acusado; y lo referido por la Defensora de Familia de
El Espinal, en cuanto corrobora que los afectados fueron a su
oficina a poner en conocimiento lo ocurrido con el Juez .
Agrega el Tribunal que incluso las empleadas del despacho a
cargo del acusado, ratifican que frecuentemente la senora Maria
Cristina Ruiz acudia alli y se entrevistaba directamente con el juez.
De igual manera, desvirt0a la critica de la defensa del
procesado referida a que la denuncia obedece a algOn tipo de
animadversiOn en su contra, precisamente porque la revisiOn de los
procesos en los cuales aparece como parte la senora Ruiz Torres,
culminados antes de formularse la denuncia, resultaron favorables
a ella e igual ocurriO con el tràrnite de revisiOn de alimentos seguido
por el compeer° de esta.
Meptd/tea decF3okindia
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LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVE V
Despuês de analizar detenidamente cada una de las pruebas
referidas al caso de la senora Ruiz Torres, el Tribunal asume el
estudio de lo denunciado por la senora Andrea del Pilar Aroca -cuyo
compariero, menor de edad, se hallaba detenido a disposici6n del
Juzgado Promiscuo de Familia-, destacando completamente creible
su narraciOn referida a que el procesado la invitO a seguir a su
oficina y alli le propuso un encuentro amoroso "...que no se
demorarian sino una hors, que no /e diera miedo que su marido no
iba a saber nada, asi como que si no salia con el, JEISON se iria
pars /a correcciona!'.
Esa atestaci6n, advera el A quo, es corroborada por Olga
Janeth Sanchez, suegra de Andrea del Pilar Aroca, y el abogado
Oscar Ramirez Marroquin, quien atendia los intereses del menor
detenido, coincidentes en narrar lo que de inmediato les refiriO la
denunciante acerca de las propuestas indecorosas del funcionario
judicial.
Atinente a lo denunciado por la senora Maria Esther Nustes
OrtegOn, destaca el A quo, que en el despacho regentado por el
acusado, el esposo de aquella instaur6 proceso de reducci6n de
cuota alimentaria, aceptandose su pretension. Por ello, decidió la
senora ISlustes OrtegOn pedir explicaciOn al juez.
El funcionario, conforme lo relatO la afectada, le propuso no
reducir la cuota alimentaria establecida a favor de su hija, si
iC
)1d7/ ea de&rdendict
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ade cafir ma e/i-
aceptaba sus propuestas sexuales, materializadas reiteradamente
de manera verbal y con gestos insinuantes.
Sostiene el Tribunal que lo referido por la denunciante
comporta plena credibilidad, dado que no se aprecia ninguna razOn,
diferente de lo realmente sucedido, pare afectar penalmente at
acusado, y se pudo comprobar que, en efecto, el tremite de
alimentos se adelantaba en el despacho a cargo del procesado.
Respecto de las propuestas sexuales recibidas por la senora
Olga Lucia Mayorquin, el fallo atacado resalta lo narrado bajo la
gravedad del juramento por esta, particularmente la manera en que
el acusado, aprovechândose del cargo y por virtud del proceso de
investigaciOn de paternidad adelantada por ella en su despacho, le
propuso sostener relaciones sexuales.
Esa manifestaci6n, en sentir del A quo, comporta absolute
credibilidad y, ademes, es corroborada por la madre de la afectada
y el Personero Municipal de El Espinal, a quienes refiri6 esta lo
sucedido. Por lo demes, se agrega en la sentencia, pudo
demostrarse que, en efecto, en el Juzgado Promiscuo de Familia de
esa poblaciOn se adelantaba el proceso de investigaciOn de
paternidad iniciado por Olga Lucia Mayorquin, en representaci6n de
su menor hija.
Para culminar el apartado probatorio, el Tribunal destaca
cOmo una de la jOvenes que realizO la judicatura en el despacho del
el).4)11INI:eaek (6011141a
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procesado, lo acusa de acoso sexual, y ademàs se reportan otros
procesos penales en los cuales se le vincula por el delito de
concusiOn, dentro de similar modus operandi.
En respuesta a lo planteado por la defensa en la audiencia
pOblica de juzgamiento, el despacho de primera instancia significa
que no existe prueba del supuesto complot tramado en contra del
acusado e incluso se advierte que entre varias de las denunciantes
no existia relaciOn o siquiera conocimiento comOn anterior, como
asi lo demostr6 el trabajo de campo adelantado para el efecto por el
C.T.I.
Asi mismo, destaca el Tribunal que los letreros instalados en
el despacho, referidos a que el juez no atendia consultas privadas,
parecen haber sido instalados alli despues de las denuncias, a
manera de coartada prefabricada, pues, de esta manera lo
declararon dos de las empleadas de esa oficina judicial.
Y si habian sido instalados antes, &jade el Tribunal, ello no
significa que el procesado no aceptara, como la prueba testimonial
lo demuestra, atender a quien quisiera.
Junto con lo anotado, releva el A quo que la conducta
atribuida at procesado no puede entenderse propia de la injuria por
via de hecho, tal cual pregona la defensa, dado que posee mayor
riqueza descriptiva el punible de concusiOn, en cuanto recoge el
Mte'llfra, de (6I'don diet
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tidre,o.ce
fziláVa
aprovechamiento de la funci6n pUblica que hizo el acusado, la
utilidad y el constrenimiento o solicitud efectuados.
A su vez, controvierte el Tribunal que el delito no se
materialice por la ausencia de resultado, pues, afirma, la concusiOn
se reputa ilicito de mera conducta en el cual, para su
perfeccionamiento, apenas se demanda del constrenimiento o la
solicitud.
Acorde con lo anotado, defini6 el A quo completamente
cubiertas las exigencias de certeza requeridas para responsabilizar
penalmente al acusado por todas las conductas objeto de
acusaci6n.
Al momento de dosificar la sanciOn decidi6 ubicarse en el
cuarto minimo —entre 72y 84 meses de prisi6n-, habida cuenta que
no se reportan causales de mayor punibilidad y a favor del
procesado opera su buena conducta anterior.
De los 4 delitos atribuidos at procesado, serial6 màs grave
aquel en el cual solicitO favores sexuales a la senora Cristina Ruiz,
dado que incluso pidi6 se le consiguieran colegialas para satisfacer
su libido, aumentando 6 meses màs al minimo de 72 meses, hasta
derivar en pena de 78 meses; y, por ocasi6n de los otros 3 delitos
concurrentes, sumo 12 meses mãs, obteniendose sanciOn final de
90 meses de prisiOn.
Wiea clN 9?okinka,
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LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVED
.6vemr,
Similar operación realizO con la sanciOn de multa, que dedujo
en 62.45 salarios minimos legales mensuales.
Y, en referenda a la sancian, aqui principal, de inhabilitaciOn
para el ejercicio de derechos y funciones pUblicas, serial6 que "estj
se impondra en su méximo, esto es en ocho (8) anos".
NegO al acusado los subrogados de la suspensiOn condicional
de la ejecuci6n de la pena y prisi6n domiciliaria porque, en ambos
casos, no se cubren las exigencias objetivas dispuestas en la ley
-articulos 63 y 38, respectivamente, de la Ley 906 de 2004- para el
efecto.
Por ultimo, la sentencia impugnada declarO que no se habia
demostrado la existencia de perjuicios materiales o morales.
FUNDAMENTOS DE LA IMPUGNACION
Dentro de lo que interesa al recurso, dejando de lado las
digresiones iniciales del recurrente, defensor del procesado, se
advierte que, en primer lugar, estima improbable que efectivamente
su representado legal hubiese abusado de su funciOn para obtener
beneficios sexuales de la senora Maria Cristina Ruiz "...dado que
las reglas de experiencia, que hacen parte, a su vez, de las reglas
de la sana critica, indican que ningOn varOn realiza actos de tan
manifiesta groseria con relackin a una dama y mâs si /a dama por
su modo de ser y por sus comportamientos pone en evidencia que
egiefria..ea, de E'e/ready..a.,
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Lt)IS ALBERTO VILLAMAR1N ACEVEDO
se trata de una persona respetable que, por to mismo, impone
respeto."
Estima el recurrente, que en lugar del delito despejado por el
Tribunal, apenas se presentaron, de parte del procesado
"manifestaciones de consideraciOn para con /a senora MARIA
CRISTINA RUIZ TORRES, que finalmente ella malinterpretO."
Agrega que la senora Ruiz Torres "bien pudo hacer use de su
coqueteria natural para hacer caer en tentaci6n al procesado",
buscando con ello que los procesos en los cuales tenia interês
pasaran a otro despacho.
Concluye el impugnante, respecto de lo ocurrido con la
senora Ruiz Torres, que ello no fue suficientemente probado, razOn
por la cual debe ser desechada la vinculaciOn por el delito de
contusion.
Aborda despuês, el defensor, lo sucedido con la senora
Andrea del Pilar Aroca Cardozo, para advertir que su narration es
copiada de la vertida por Maria Cristina Ruiz "obedeciendo to
direccionado por asta, por su compafiero CARLOS ALBERTO
CALDERON RAMIREZ y por el abogado OSCAR FERNANDO
RAMIREZ MARROQUIN".
acix e a de c&olortibict
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LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVED.
Made que la conducta del procesado no admite reproche
penal, pues, en têrmino oportuno dio la libertad al menor de edad,
compariero de la denunciante.
Concluye que si fuese cierto lo denunciado por la senora
Aroca Cardozo, la vinculación del acusado no debi6 operar penal,
sino limitarse a la violaciOn de reglamentos funcionales y
disciplinarios (arts. 142 y s.s. de la Ley 600 de 2000 y Ley 734 de
2002).
En consecuencia, agrega el profesional del derecho, dado
que ni siquiera se cubrian los presupuestos para emitir resolución
de acusaciOn, debe revocarse la sentencia.
Al examiner lo sucedido con la senora Esther N- ustes Ortegón,
el recurrente resume lo analizado por el Tribunal sobre el particular,
para despuês, sin mãs, manifestar que a su juicio "...no se dan
tampoco los requisitos sustanciales para que de parte de la Fiscalia
General de /a Naci6n se hubiera proferido resoluciOn de acusaci6n
en contra del procesado LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVEDO
y para que de parte del juez co/egiado de primera instancia, se /e
hubiera proferido sentencia condenatoria, por lo cual esta
providencia puede y debe ser revocada, en sede de apelaciOn. "
Atinente a lo denunciado por la senora Olga Lucia Mayorquin,
el defensor, luego de citar los argumentos utilizados por el Tribunal
para darle credibilidad a la afectada, se limita a significar que en el
-(1
C 1- ?"/XIMPCI
,
?5o/ondia,
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afrefiky (-4 ta/4-47,
asunto tampoco se reunian los requisitos para emitir resolución de
acusaciOn, ni mucho menos, para proferir sentencia de condena por
el delito de concusiOn.
Y, como criterio general para todos los delitos concursados, el
profesional del derecho que representa los intereses del procesado,
afirma que el fallo atacado "se profirig sin que se reunieran plena y
cabalmente los requisitos sustanciales exigidos por el ordenamiento
juridico vigente, la jurisprudencia y la doctrina, por to cual dicha
providencia puede y debe ser revocada integralmente, en sede de
apelaciOn."
En otro orden de ideas, el recurrente asume el examen
dogrnâtico de los hechos atribuidos al acusado, para significar que
la ilicitud despejada no se acomoda a lo que efectivamente ejecutó
este.
Para el efecto, parte el impugnante por transcribir amplios
apartados de jurisprudencia de la Corte referida al elemento de
tipicidad del punible.
Luego de ello, advierte que en su sentir lo endilgado at
procesado no se corresponde con el delito de concusiOn, incluso
porque ello lamb& encaja en los estatutos disciplinarios
relacionados con el desempetio de los funcionarios pOblicos en
desarrollo de la funciOn pablica de administrar justicia y en los
correspondientes manuales disciplinarios. „".
gqbatece (13o/ivedia
Pagina 16 de ittilteil
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Segunda instancia No. 36.5
LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVED
ar/e /Arena a(7, fere?&.
Critica el defensor, al respecto, que los funcionarios
encargados de la calificaciOn del mêrito del sumario y de la emisiOn
del fallo de primer grado, no precisaran si esos hechos atribuidos al
acusado en lugar de configurar el delito de concusiOn "no pasaron
de ser mas que interpretaciones de /a forma de sec, muy particular,
por lo demas, del procesado LUIS ALBERTO VILLAMARIN
ACEVEDO, que bien pudo haberse sobrepasado en zalamerias y
atenciones hacia las damas", pues, agrega, nunca se probO que
hubiese abusado del cargo o de la funci6n, ni que constririese o
indujese a estas para que le dieran dinero o cualquier utilidad
indebidos.
Asi, asevera el profesional del derecho, lo Onico demostrado
es que el procesado "requirid de tales damas servicios de contenido
erdtico sexual'.
Y si ello es asi, prosigue, la conducta se sanciona con mayor
riqueza descriptiva en el articulo 29 de la Ley 1257 de 2008, que
adiciona el C.P. con el articulo 210 A, comOnmente denominado
acoso sexual.
Estima el recurrente que la norma en Guest& comporta los
mismos elementos que diserian la concusiOn, pero hace enfasis en
el aspecto sexual, dado que instituye los verbos acosar, perseguir,
hostigar o asediar, con fines sexuales no consentidos.
c(
C-Xelailtea,
rie`&6/6mtway
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Segunda instancia No. 36.57
LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVEDO
nym
0/berne aat!? dee&
Entiende el defensor del procesado que dada la similitud de
elementos constitutivos de ambos delitos, contusion y acoso
sexual, la resoluciOn del asunto debe consultar lo ocurrido con el
peculado por extension regulado en el C.P. derogado, que pasO a
constituir, en la Ley 599 de 2000, un delito de abuso de confianza
calificado; o el concierto para delinquir agravado, para organizar,
promover, armar o financiar grupos armados al margen de la ley,
delimitado en el inciso segundo del articulo 340 del C.P., que
despuês se definiO como financiamiento del terrorismo, acorde con
lo dispuesto por el articulo 16 de la Ley 1121 de 2006.
Acorde con lo anotado, afirma el recurrente que si se dijera
cierto lo denunciado por las afectadas, esos hechos "ya no tipifican
la conducta punible de contusion, sino la conducta punible de
"acoso sexual", repetimos, descrita y sancionada en el art. 210 A
del COdigo Penal'.
En otro piano de su disenso, el defensor del procesado
asume el estudio del tOpico de antijuridicidad, respecto de lo cual
parte por afirmar que siempre hubo dudas acerca de que la
administraciOn pOblica fuera afectada con el actuar de su
representado legal, y esa carencia de deo se demostrO en la
inspección judicial adelantada sobre los procesos a cargo suyo.
Por esa raz6n, agrega el impugnante, debe observarse el
tema desde la 6ptica de la libertad sexual presuntamente afectada
en quienes recibieron las propuestas lascivas del procesado.
e.4*R46ea cueColfredia,
Pagina 18 de 35) I
1
Segunda instancia No. 36.57 ,ji
LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVEDO
l://e. (+rem& aC? fekkiS
Luego de citar profusamente decisiones de Is Corte referidas
a la antijuridicidad y el principio de lesividad, concluye el apelante
que no se produjo ningi)n dano efectivo y sin justa causa al bien
juridico de la administracián publics, derivado en administración de
justicia. Y, respecto de las denunciantes "...pudo darse alguna
lesividad, dependiendo de que, conforme a su grado cultural y de
comprensiOn de la vida, de manera subjetiva, se hubieran
considerado victimas de "acoso sexual" de parte de dicho
procesado, dado que dependiendo de muchos factores lo que para
una dama puede ser un insulto proveniente de un varOn, para otra
no pase de ser mas que un alago (sic)".
En un capitulo que rotula "DE LA PRUEBA DE LOS
HECHOS", el apelante senala que la prueba de incriminacian
recogida se limita a los testimonios de las denunciantes, la
grabaciOn que una de ellas hizo de las conversaciones telefOnicas
sostenidas con el acusado y la inspeccian judicial realizada al
Juzgado Segundo Promiscuo de Familia de El Espinal.
Acerca de esos elementos de juicio, se limita a decir la
defensa, luego de citar un breve apartado jurisprudencial referido a
la forma de evaluar esta prueba, que los testimonios no son dignos
de credibilidad; que las grabaciones "pudieron ser inducidas para
obtener resultados positivos; y que la inspecciOn judicial "deja en
claro que /a administraciOn pUblica objetivizada en la administraciOn
de justicia por fortune no sufri6 ningün quebranto".
(i/Ctittliect
r&rekinfilet
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Segunda instancia No. 36.57
LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVED
reC; (/‘7(ire7
Finalmente, luego de resumir lo más trascendente del
recurso, el defensor pide que se revoque el fallo de primer grado y
en su lugar se emita sentencia absolutoria o, subsidiariamente, que
la condene opere por el delito de acoso sexual o de injuria por vias
de hecho.
A su turno, el procesado hizo Ilegar escrito contentivo de las
razones de su disenso, en el cual parte por senalar que tiene por
costumbre decir la verdad y carece de antecedentes en su
trayectoria como empleado pOblico.
Agrega que la existencia de carteles en el despacho, en los
cuales se prohibia el ingreso de particulares a la oficina, fue
calificada por la instancia como simple "coartada". Sin embargo,
ello es trascendental dado que ataca el verbo rector que nutre la
conducta por la cual se le vinculdi penalmente.
De otro lado, el hecho de no haber reconocido como suya la
voz que contiene la grabaciOn presentada por una de las victimas,
tampoco constituye coartada, dado que no es "mi deber
autoincriminarme". Adern6s, esa Ilamada telefOnica se materializ6
obedeciendo instrucciones de quienes realizaron el montaje en su
contra, particularmente el ex-alcalde de Coello (Tolima).
En este sentido, estima de interes resaltar que todas las
denuncias instauradas en su contra fueron allegadas en la oficina
0a/ea ate ceevitomka
3qiill
Paging 20 de
Segunda instancia No. 36.57
LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVEDO
del mismo fiscal. Asimismo, que el ex alcalde en menciOn haya
prestado Ia grabadora utilizada en el plan urdido en su contra.
Critica, de otro lado, la declaraciOn de Gloria Amparo Quiroga,
empleada de su despacho, dado que se presto ella "para el
propOsito malevo" de incriminarlo.
Advierte, igualmente, que el testimonio del doctor Giovanni
Alfonso Rodriguez, amerita plena credibilidad, dado que es
concordante con "los hechos reales y procesales".
En otro orden de ideas, sostiene que no se han demostrado
las circunstancias de tiempo en que ocurrieron los hechos, pues
apenas se deducen de la radicaciOn de los procesos.
Cierra su intervenciOn significando que le fue imposible
defenderse del complot armado en su contra, dado que su director
incluso se constituyO en parte civil. Incluso, se negaron pruebas
solicitadas por el y se pas() por alto en la declaraciOn de quien solo
recuerda se llama Jeaneth, la cual declar6 a su favor.
CONSIDERACIONES
Habida cuenta la condición de Juez Promiscuo de Familia,
que desempefiaba el procesado para el momento de los hechos,
y de la relaciOn inmanente de estos con la funciOn asignada al
mismo, es Ia Corte competente para conocer en segunda
c' 2-Atilifea de 5i-il(winfita.
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Segunda instancia No. 36.5
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instancia del fallo emitido por el Tribunal Superior de lbagud,
acorde con lo consignado en el numeral 3° del articulo 75 de la
Ley 600 de 2000, bajo cuya egida se ha venido adelantando el
trâmite procesal.
La Sala advierte que son varios los temas tratados por el
defensor en su escrito de impugnacián, aunque todos ellos parten
del aspecto central referido a la supuesta ausencia de pruebas
que ratifiquen los hechos denunciados, o cuando menos, la poca
credibilidad que esos medios suasorios comportan.
Asi, para soportar su tesis de que no se cubren los
presupuestos de tipicidad y antijuridicidad material, anejos al ilicito
concursado de concusiOn atribuido at acusado, el recurrente se
emperia en senalar que su representado legal no aprovecho su
fund& para constrenir o solicitar favores sexuales a las
denunciantes, aseverando que pudieron malinterpretarse sus
requiebros de simple coqueteria, o cuando hies, que esas
manifestaciones no superaron el âmbito de la libertad sexual de
las mujeres destinatarias de los mismos, sin que jarnàs la
administraciOn pOblica se viera afectada.
Al respecto, la Sala desde un comienzo debe advertir que lo
pretendido por el impugnante ninguna vocaciOn de prosperidad
puede tener, pues, lejos de plantear una verdadera controversia
discursiva o argumental con los fundamentos torales del fallo,
particularmente, en lo que toca con el anâlisis de la prueba y sus
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LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVEDO
efectos, dedica sus esfuerzos a hacer manifestaciones carentes
de sustento, en verdadera petición de principio.
Es que, si el defensor asevera que no existe prueba de que
efectivamente el procesado aprovech6 su fund& para solicitar
favores sexuales a las denunciantes, constrifiándolas con la
posibilidad de obtener resultados adversos en los procesos de su
interês tramitados en el Juzgado Segundo Promiscuo de Familia
de El Espinal, cuando menos debió abordar el amplio, profundo y
muy juicioso examen que de los medios probatorios allegados
realize el Tribunal, para significar a la segunda instancia clônde
radica el yerro evaluative del A quo o cOmo esos elementos
suasorios resultan insuficientes para fundar el fallo de condena
atacado.
Lejos de ello, al apelante le basta con manifestar que lo
denunciado por las destinatarias de las exigencias rijosas del
acusado no admite credibilidad o constituye simplemente una
mala interpretaciOn de sus galanteos, sin que jamãs estuviese
vinculado ese actuar con la labor desarrollada por el funcionario o
los procesos que alli se adelantaban.
Desde luego, esa forma de atacar el fallo de primer grado, ni
siquiera alegato válido de instancia puede entenderse, dado que
omite plantear cualquier tipo de controversia seria frente a lo
decidido, pasando por alto que, precisamente, la razOn de ser de
la impugnaciOn lo es la providencia y la buena fortuna de la misma
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necesariamente pasa por demostrar algOn tipo de omisiOn
trascendente o yerro evaluativo, para el caso, en la decision.
La Corte ha verificado, y el resumen de la decision de
primera instancia asi lo corrobora, que el Tribunal dedic6 un
amplio apartado a analizar todas las pruebas, primero de forma
individual y luego en su trascendencia de conjunto, habilitando
pertinente argumentaciOn que le permiti6 advertir la absoluta
credibilidad que ofrecen las denunciantes cuando de relatar cOmo
el procesado, so pretexto de favorecerlas en los procesos
cursados en su despacho, les solicitO expresamente favores
sexuales, sea directamente o por interpuesta persona, como
ocurri6 inicialmente can la senora Cristina Ruiz.
En tal sentido, el A quo abordO individualmente cada uno de
los casos que aglutinan el concurso homogeneo de delitos por el
cual se vinculO penalmente al procesado y alli tomO en
consideraciOn los elementos de juicio aportados, indicando coma
la denuncia de las afectadas recibe suficiente corroboraciOn.
Por ello, afirm6 que la atestación jurada de la senora Ruiz
Torres, ha sido corroborada con las declaraciones de su
compeer° permanente y del abogado al cual se le confiO lo
sucedido, a màs de las grabaciones de conversaciones
telefOnicas sostenidas por ella can el procesado y la inspecciOn
judicial realizada al despacho del funcionario, donde se demuestra
que efectivamente alli reposaba un proceso del interês de aquella.
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Similar labor analitica y discursive realizó en torno de las
otras tres denunciantes, a quienes entregO credibilidad advirtiendo
que, incluso, entre varies de ellas ni siquiera conocimiento previo
existia, para asi desvirtuar la tesis defensive de un supuesto
complot.
Este demostrado, y ello no ha sido objeto de ninguna
controversia seria por parte de la defensa, que en todos los casos
las denunciantes, directamente o por via de sus allegados, ten Ian
intereses patentes en procesos que se adelantaban en el juzgado
Promiscuo de Familia a cargo del acusado, como se comprobb a
haves de la diligencia de inspecciOn judicial realizada alli.
Tambien, por virtud de labor de campo adelantada por el
C.T.I., pudo demostrarse que entre todas las denunciante no
existia un vinculo comCin distinto a los asuntos tramitados en el
despacho judicial.
Se recogieron, asi mismo, declaraciones de allegados de las
denunciantes o funcionarios pOblicos a los cuales ellas dieron a
conocer el comportamiento irregular del procesado, que ratifican
la naturaleza de los favores sexuales solicitados por este.
Incluso, se cuenta con la declaraciOn de la joven a la que
hubo de recurrir la denunciante Maria Cristina Ruiz, para saciar
los desbordados impetus libidinosos del funcionario, ratificando
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que, en efecto, LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVEDO estuvo
dispuesto a sostener relaciones sexuales con ella, pero desistiO
cuando le pidi6 dinero para el efecto, por considerar que
correspondia a la senora Ruiz Torres cubrir el estipendio
monetario.
La grabaciOn de las conversaciones telefOnicas, aportada
por la senora Maria Cristina Ruiz, como lo sostuvo la primera
instancia, permite demostrar no solo el trato cercano y de
confianza que el procesado le prodigaba, sino la tácita asunciOn
de esa prestaciOn sexual desde un comienzo exigida a ella.
Todas las denunciantes, en su conjunto, coinciden en
senalar comOn at comportamiento del procesado, que este,
sabiendo de sus intereses en los asuntos adelantados en el
Juzgado Promiscuo de Familia, solicit6 favores sexuales a cambio
de favorecerlas en esos trâmites.
En atenciOn a esto, la Corte no puede aceptar que el
procesado se desbordO en halagos, o fueron malinterpretadas sus
intenciones, o que lo propuesto se queda en el piano de la
vulneraciOn a la libertad sexual de sus destinatarias, ni mucho
menos que el bien juridic° protegido con la norma penal james se
afect6 o puso en peligro materialmente.
Tampoco puede ser de recibo descalificar las pruebas en
menci6n apenas asegurando que las denuncias no comportan
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credibilidad, absteniêndose de demostrar por quê se afirma ello; o
que la inspecci6n judicial solo demuestra la inexistencia del
elemento de antijuridicidad, obviando que por el Tribunal fue
utilizada para verificar el nexo entre la solicitud indebida y el
resultado funcional que la ataba; o que las grabaciones realizadas
por la senora Ruiz Torres "pudieron ser inducidas para obtener
resultados positivos", sin explicar como esa especulaciOn tiene
soporte.
Contrario a lo asumido por el recurrente sin mayor
desarrollo, el solo examen objetivo de lo relatado por las
denunciantes permite verificar inconcuso que, en efecto, el
acusado ejecut6 reiteradamente las conductas punibles por las
cuales se le conden6.
De ninguna manera, al efecto, puede asumirse apenas
equivoco o malinterpretado el actuar del procesado, o sefialarse
que nunca tuvo como norte la funciOn pUblica a 61 deferida,
cuando claramente la senora Maria Cristina Ruiz Torres, sostiene
en su denuncia escrita (inserta a folios 2, 3 y 4 del Cuaderno 1):
"...fui invitada por el senor juez a pasar a su despacho para
hablar en privado a cerca (sic) de mi proceso, y alli fue /a
primera oportunidad en que el funcionario me propuso que el
me podia ayudar en el proceso mio y en el de mi
compeer°, pero que debia acceder a tener relaciones
sexuales con 01 (....) Ante mis dilaciones para acceder a las
pretensiones del Juez, me encomend6 la "tarea", como el
mismo la Ham°, de conseguirle nines para sus pretensiones
sexuales, preferiblemente colegialas."
Me/Ad/tea de csoloYadv:tt,
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F:7; is-t-ehtee. ee6 nowee
En similar sentido, la senora Maria Esther l q ustes OrtegOn
(folios 149 y ss. del cuaderno 1), afirma:
"Pues la propuesta era no reducirme la cuota y a cambio que
me viera con 61, acceder a las pretensiones, o sea, era que
yo hiciera lo mismo que yo hacia con el papa de mi hija, el
siempre me decia asi. Eso me lo decia cada vez que a
informar sobre los bienes del papa de mi hija. Eso me lo
decia en el despacho".
De igual manera, la senora Andrea del Pilar Aroca Cardozo,
refiere (folios 158, 159 y 160, del cuaderno 1):
que pasa es que mi esposo Jeison Alexander Sanchez,
tuvo un problema con una senora, a al le toc6 presentarse
en el Juzgado Segundo Promiscuo de Familia, a 41 lo tenian
detenido, le toc6 it a dar una declaraciOn, yo siempre he
estado con al, acompanandolo. Un dia el senor ALBERTO el
juez, me hizo seguir a su despacho, a su oficina, entonces
yo le pregunta que qua habia pasado con mi esposo, y el me
dijo que la Unica que lo podia sacar de ese problema era yo,
entonces yo le preguntó que como asi, que me explicara
mejor, el me dijo que me invitaba salir, pero para no dar
boleta, lo Ilamara, me dijo que buscara el nOmero en el
directorio del juzgado, que el no me daba el nOmero de al,
porque las secretaries se daban cuenta. Entonces yo le dije,
que para qua queria que lo Ilamara, y el me contest6 que
para pasarla un rato bien, que no nos demorabamos sino
una hora y que si yo no lo hacia, JEISON se iba para la
correccional".
Por Ultimo, la senora Olga Lucia Mayorquin Reyes, a
pregunta directa del instructor aseverO (folios 161 a 165, del
cuaderno 1):
qtaiea de cal/
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"Si el senor (Juez Segundo Promiscuo de Familia de El
Espinal, aclara la Sala) me dijo que el me ayudaba a que el
proceso me saliera como un humo, que si yo tenia
relaciones sexuales con 61. El me dijo que en una hors, el
me podia relajarme a mi cuerpo, de Is punta del cabello
hasta los pies."
Objetiva, expresa e inconcusa se ofrece, acorde con lo
transcrito -digno de entera credibilidad, huelga resaltar-, la
materialidad del delito de concusion atribuido al procesado, pues,
ese comportamiento lascivo, valido de la funci6n aka que
como medio constrictor eficaz exhibi6 el acusado, de ninguna
manera, aCtri con el mäs laxo de los exãmenes, puede significarse
apenas propio de requiebros amorosos malentendidos,
menesterosos Unicamente de sanción disciplinaria, o constitutivo
de acoso sexual.
Está claro que en el asunto examinado la condiciOn de
funcionario pUblico del procesado y, en concreto, la posibilidad de
incidir favorable o desfavorablemente en las resultas de los
procesos en los cuales tenian interês las denunciantes, resultan
circunstancias fundamentales que disetian el delito de concusiOn
regulado en el articulo 404 del C.P., de esta forma redactado:
"ConcusiOn. El servidor pOblico que abusando de su cargo
o de sus funciones constrin a o induzca a alguien a dar o
prometer al mismo servidor o a un tercero, dinero o cualquier
otra utilidad indebidos, o los solicite, incurrire en prisiOn de
seis (6) a diez (10) aflos, multa de cincuenta (50) a den
(100) salarios minimos legates mensuales vigentes, e
inhabilitaciOn para el ejercicio de derechos y funciones
pOblicas de cinco 85) a ocho (8) efts."
t4etulleed de c&ekneket
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No se duda, acorde con lo referido en precedencia, que el
actuar del procesado constituye un verdadero abuso de su cargo
y funciOn, a cuyo amparo solicitO favores sexuales a las
denunciantes —entendidos como la "otra utilidad" a la cual hace
alusiOn la norma, como ya lo ha sostenido la Corte conforme
pertinente cita jurisprudencial realizada por el A quo-, utilizando
como medio no solo esa función, sino el poder constrictor que
surge de directamente significar pasibles de resolver favorable o
desfavorablemente las causas de su interes.
Sobra referir, porque ampliamente lo hizo el Tribunal y ello ni
siquiera fue objeto de consideraciOn por el apelante, que el delito,
conforme sus verbos rectores, se estima de mera conducta, vale
decir, basta con constrenir o, incluso, solicitar, para que se estime
consumado, sin que sea necesario verificar algOn resultado, esto
es, la efectiva obtenciOn de la utilidad indebida.
Entonces, cuando el procesado solicitO a las denunciantes
que le entregaran favores sexuales a cambio de incidir
positivamente en los procesos que les interesaban, consum6 los
delitos por los cuales se le Ilam6 a juicio.
Ahora bien, en punto de antijuridicidad, el defensor del
procesado manifiesta que ningt:in dalio se hizo al bien juridico
tutelado, dado que la inspecci6n judicial realizada a los procesos
en los que tertian interès las denunciantes, demuestra que no se
tom6 ninguna decisi6n contraria a la ley.
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Fr,/le *tem& driVell/tt
Una tal afirmación desconoce abiertamente la naturaleza de
los delitos despejados en contra del acusado, que no remiten,
como sucede, para citar un ejemplo, con el prevaricato, a que la
decision judicial contrarie la ley, sino a esa especie de yenta
simoniaca de la fund& pOblica que implica aprovecharse de ella
para obtener beneficios personales, abjurando de la alta misiOn
inserta en la investidura deferida a la persona.
De esta manera, lo protegido con la norma prohibitiva no es,
en principio, la justeza de la decision judicial, sino la probidad y
decoro en el ejercicio del cargo, a cuyo amparo la labor
desarrollada solo puede it encaminada, como imperativo
constitucional y legal, pero igualmente Otico y moral, a la
satisfacciOn de las necesidades de la comunidad, para no hablar
de la confianza y respeto que en la sociedad debe despertar la
fund& del servidor aka.
Basta remitir a lo que el procesado ejecutó, para advertir
objetivo e incontrastable el deo que respecto del bien de la
administraciOn pOblica se produjo, pues, se min6 profundamente
la confianza de la comunidad en la administraciOn de justicia,
producto de valerse de ella el procesado en aras de saciar
inconfesados apetitos libidinosos.
Que el acusado tomara o no decisiones contrarias a la ley,
es asunto que bien poco importa aqui —por lo dembs, esa
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LUIS ALBERTO VILLAMARIN ACEVEDlivi
gfregrez
eilMorke:
conducta ya fue evaluada por la Fiscalia, decidiendo precluir el
tràmite a su favor-, cuando ya el datio, irreparable, se ha
materializado con su comportamiento indecoroso que puso, ante
los usuarios del despacho y, en general, quienes deben acudir a
ventilar sus asuntos en los estrados judiciales, en entredicho la
probidad de la justicia.
Es que, debe resaltarse, el comportamiento del procesado
asoma de enorme gravedad y efectivamente macula la imagen de
la administraciOn pOblica, especificamente, de la administraciOn
de justicia, pues, no se trata de ese tipo de asuntos baladies
pretendidos entronizar por el defensor, en los cuales como simple
cortejo el funcionario halaga a una mujer, sino del
aprovechamiento artero de la funciOn pUblica que, al amparo de
las necesidades de las usuarias del despacho, busca satisfacer
indebidamente desbordados impetus salaces.
Precisamente por esa adscripci6n inescapable al abuso de
la funci6n pOblica como medio para obtener la indebida utilidad, o
mejor, el favor sexual de otra manera inalcanzable, es que el
delito se encuadra dentro del atentado contra la administraciOn
pUblica y no en las fronteras del acoso sexual que postula el
defensor, pues, en la novisima conducta introducida por el
articulo 29 de la Ley 1257 de 2008, que agrega el articulo 210 A
al COdigo Penal, no se delimita de sujeto activo calificado el
hecho, ni se supedita el mismo al abuso del cargo o de la funciOn,
notas caracteristicas que, en razOn del principio de especialidad,
g4)editth de &olomba
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'Fe;/le
4-1/a viz
obligan acudir al articulo 404 ibidem, marco tipico que de forma
integral, con el nomen iuris de concusiOn, recoge el
comportamiento contrario a derecho del acusado.
Para la Corte està claro que el articulo 210 A, recientemente
introducido al Cadigo Penal, no pretende sustituir ni mucho menos
modificar el articulo 404 de esa misma normatividad, sino
consagrar como delito una conducta hasta el momento atipica, el
comOnmente denominado acoso sexual, por lo general remitido a
las relaciones de dependencia o subordinaciOn en el campo
laboral, paha) o privado.
Es por ello que en la exposiciOn de motivos del proyecto de
ley respectivo, se ubica ese nuevo delito dentro de aquellas
conductas de genero que representan violencia contra la mujer,
bajo el entendido que:
"El problema de la violencia contra las mujeres como
manifestaciOn de las relaciones de poder desigual
construidas histOricamente entre hombres y mujeres,
establecidas y aceptadas por la sociedad, debe ser
abordado con una vision integral, que cornprometa los
procesos de sensibilizaciOn, información y educaciOn de toda
la sociedad, con la finalidad de erradicar este terrible flagelo
que agobia a la humanidad, impide la conformacian de
sociedades autenticamente democraticas, obstaculiza el
acceso al desarrollo y afecta profundamente la salud mental
de la poblaciOn.
La violencia basada en las relaciones de subordinacidn que
viven las mujeres ocurre tanto en el ambito pUblico como en
el privado, esto es, en el lugar de trabajo, en los centros de
salud, en los centros educativos, en el espacio de la
argil:ea A ?ado/ink:a
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comunidad en general, en la relackm de pareja y en las
relaciones intrafamiliares.".
Por estas razones se entendiO necesario crear, no modificar
o trasladar, una nueva conducta punible, tal cual especificamente
lo referencia la exposiciOn de motivos:
"El capitulo VI introduce modificaciones a los COdigos Penal y de
Procedimiento Penal para tipificar el delito de acoso sexual y
consagrar agravantes especificos en el caso de conductas
violentas dirigidas contra las mujeres por el hecho de ser
mujeres."
En suma, la decision condenatoria proferida por el Tribunal
comporta absolute legalidad, se aviene perfectamente con lo
ocurrido y consulta sin ambages la prueba allegada al informativo:
Advierte la Corte que al momento de dosificarse la sanciOn
principal de inhabilitaciOn para el ejercicio de derechos y
funciones pUblicas, pas6 por alto la instancia recurrir al sistema de
cuartos, razOn por la cual impuso el mkimo permitido al
procesado, aunque obvi6 tomar en consideraciOn el concurso de
ilicitudes.
Siguiendo los mismos lineamientos que se tuvieron en
cuenta para aplicar la pena de prisiOn, vale decir aplicando los
mismos porcentajes de incremento por la gravedad del delito y
atenciOn al fenOmeno concursal, la Corte reduce la pena en
menciOn a un monto de 6 aims y 3 meses, modificando asi la
providencia objeto de impugnaci6n.
ROcibliezt ck lakineea
Regina 34 de
5 3(4
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arie Perepinailfesevig
Con la salvedad en cita, Ia Sala confirmarã el fallo en
cuestiOn, advirtiendo que Ia decision de ordenar de inmediato Ia
captura y confinamiento carcelario del procesado ninguna
irregularidad contiene —como sin mayor explicaciOn lo senala el
recurrente-, pues, negados los subrogados de Is suspension
condicional de Ia ejecuciOn de Ia pena y la prisiOn domiciliaria,
dado que no se cumplen las exigencias legales establecidas para
el efecto, apenas cable esa inmediata ejecuci6n del fallo, como
quiera que desde Ia fase instructiva se impuso at procesado
medida de aseguramiento de detenciOn preventiva, solo que se
habla atemperado con el confinamiento residencial.
Adviêrtase, finalmente, que los argumentos arriba
presentados resuelven con suficiencia las inquietudes planteadas
por el acusado en su escrito impugnatorio, en su esencia referidas
a la existencia de un complot jamàs demostrado, que dice urdido
en su contra.
En merito de lo expuesto, LA CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA, SALA DE CASACION PENAL,
RESUELVE
CONFIRMAR Ia providencia objeto de apelaciOn, con la
siguiente modificaciOn: se reduce Ia pena de inhabilidad para el
ejercicio de derechos y funciones pUblicas a 6 atios y 3 meses.
P:417)47ietz
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6(");/e *eilia effi:J/kke
Mina cont nuaciOn parte resolutiva y firma de los 9 Magistrados
Segunda instancia N° 36.570 -Confirma condena-
Contra esta decisi6n no proceden recursos. Devuelvase al
Tribunal de origen.
Notifiquese y cOmplase.
TIZ
JA
JOSE LUIS B
CELO CAMACHO
JOSE LEON
BUSTOS MARTINEZ
FEI /CIANI
Tr0 CASTR CABALLERO
SIGIFR fit' '
ALFREDO GOMEZ QUINTER 0
MARE DEL ROSARIO OIDNZALEZ DE L.
A GUS
IBANEZ GU MAN
•
Secretaria
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AtO
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drze-OL "op UBIA YOCANDA NOVA GARC
PEREZ
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ALAMANCA
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