Concepto de Hegemonía El concepto de hegemonía ha dado pie a

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Concepto de Hegemonía
El concepto de hegemonía ha dado pie a varias discusiones y debates a lo largo de
distintas épocas históricas, es por ello que este concepto ha sido descrito por varios autores
de distintas maneras acorde al contexto histórico que les tocó analizar. A pesar de ciertas
particularidades y divergencias, hay elementos centrales en donde la mayoría de los autores
pareciera estar de acuerdo en integrarlos inevitablemente al concepto de hegemonía.
Para nosotros, la hegemonía es aquel elemento que permite tener un control y
dirección sobre la mayoría de las clases, sectores y grupos que conforman a la sociedad en
general mediante el consenso, pero sin dejar de lado el aspecto coercitivo. Es decir, poseen
la dirección y control sobre la sociedad política y sociedad civil, siempre priorizando que
esta dominación se dé en su mayoría por el elemento del convencimiento ideológico. Dado
que el control sobre todas las clases y sectores nunca ha sido ni puede llegar a ser total, el
elemento violento para someter a los que no se subordinan siempre está presente y es
utilizado sistemáticamente.
Por lo tanto, la hegemonía es una categoría dialéctica que si bien prioriza la
dominación ideológica por encima de la dominación física y coercitiva (a diferencia de la
dictadura), no rechaza ninguna de las dos. Es fundamental entender este aspecto, porque la
hegemonía se ejerce con estos dos elementos, no hay consenso ni coerción total, sino que el
peso que se le da a cada uno depende de la condición histórica en la que se encuentre la
sociedad.
A la hegemonía se le tiene que agregar inevitablemente el factor de la lucha de clases,
pues es esta la que va a ser uno de los principales motores, sino es que el principal, para que
la hegemonía vaya cambiando y transformándose a través de la historia. Dado el desarrollo
y desenvolvimiento económico, van surgiendo grupos y nuevas clases sociales que inclinan
de un lado y de otro la balanza en la correlación de fuerzas, y obviamente esto genera fisuras
en la hegemonía establecida.
Es por esta situación que la hegemonía tiene que analizarse en varios niveles. En la
discusión teórica clásica del concepto de hegemonía, con Lenin y Gramsci como los
principales exponentes, se hacía mucho énfasis en la hegemonía en un nivel de clases
sociales; es decir, en la supremacía de una clase sobre otra y que además defienden un modo
de producción distinto. El contexto en el cual se desencadenó esta discusión era un periodo
y ambiente completamente revolucionario; el socialismo tomaba forma en la Rusia
bolchevique y en Europa se empezaban a configurar partidos comunistas.
Por ello, un primer nivel de hegemonía se encuentra meramente en la supremacía de
una clase social (distinto de grupos y sectores sociales) sobre las demás, las cuales defienden
intereses contrapuestos y son irreconciliables, y que además conciben modos de producción
distintos. El que logre esta hegemonía impondrá una dinámica económica, política y social a
nivel de modo de producción.
En este punto es donde Gramsci le da más énfasis al consenso que se logre sobre la
sociedad civil (consenso) y Lenin le dará mayor peso a la sociedad política (toma del Estado).
La dictadura del proletariado es lo que aplicó el bolchevismo, con Lenin como guía, en la
revolución rusa; mientras que Gramsci, dadas las distintas condiciones en Italia, buscaba
avanzar sobre la conciencia de las masas.
Al momento de que se obtiene la hegemonía al nivel del modo de producción, vienen
diversos niveles para analizar la hegemonía. En el capitalismo, los Estados nacionales van a
representar a la clase económicamente dominante; por lo tanto, en un primer momento van a
representar a la burguesía a expensas de las distintas clases al interior de su país. Es decir, la
hegemonía sobre el poder político (Estado) va a generar que la hegemonía se traslade a los
diversos sectores y regiones nacionales.
Por lo tanto hay que diferenciar varios niveles de hegemonía dentro de un modo de
producción particular: el que se ejerce de un sector económico respecto a otro al interior de
una nación, de una región a otra y, naturalmente, la hegemonía de un país respecto a los
demás a nivel regional y posteriormente mundial. Es decir, la dirección y el control que un
Estado se tiene sobre los demás para imponer la dinámica económica, política y social que le
asegure beneficios a la clase que está representando.
Para ejercer este control, dirección, dominio e incluso coerción en algunos momentos;
la nación dominante es la que posee los mejores avances tecnológicos, las mejores técnicas
de producción, la que puede someter a los demás países mediante el aspecto financiero,
estableciendo su moneda como universal y además estableciendo una fuerza militar
importante. Todos estos elementos configuran distintos niveles de hegemonía.
En conclusión, la hegemonía no significa una dominación total y completa, ni
tampoco que sea completamente consenso ideológico o completa coerción; sino que es una
categoría dialéctica que contiene ambos elementos. La hegemonía nos ayuda a entender en
el momento histórico concreto las relaciones de poder que se tienen desde el nivel de la lucha
de clases (modo de producción) hasta la lucha de capitales nacionales por ganar mercado. La
hegemonía es cambiante y depende de factores tanto objetivos como subjetivos, por ello de
hablar de que todo responde al modo de producción dominante (capitalismo) y olvidarnos de
los niveles hegemónicos que existen por debajo de él atrofia el análisis de la realidad.
Eduardo Peralta Villegas
Estudiante de la Facultad de Economía - UNAM
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