La región cefálica, además de las particularidades expuestas ofrece

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A N A L E S DE HISTORIA
NATURAL.
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La región cefálica, además de las particularidades expuestas
ofrece otras de mucha nota en los órganos comprendidos en
ella. La lengua surcada de arrugas longitudinales, y cuyo contorno varía de una especie á otra y con la edad, se encuentra
adherida por toda su base al suelo de la boca, quedando libre
únicamente una margen muy estrecha, que es, ya entera, ya
escotada por atrás, ó truncada por delante; esta margen llega
á tocar por los lados á los bordes internos de la mandíbula en
su tercio anterior unas veces; otras, y es lo más general, dista
bastante de ellas, así como de la sínfisis de la barba, y aparece
colocada en el centro de la parte inferior de la cavidad bucal.
Las ventanas de la nariz son sumamente pequeñas, un poco
laterales, y situadas entre el ángulo anterior del canthus rostrales y el extremo del hocico, equidistando de ambas partes;
en cambio la abertura palatina de los cornetes nasales (choanas), es grande. Los ojos de tamaño regular y poco salientes,
tienen la pupila horizontal, doble, ó mejor dicho, plegado el
párpado inferior, y el superior espeso y lleno de tubérculos, ó
levantado en punta y muy alto hacia el medio de la pestaña;
distan del borde del labio otro tanto que su diámetro, poco más
ó menos. La membrana del tímpano, oval y g r a n d e , presenta
su cara exterior casi retroversa en u n plano oblicuo, ó poco
menos, que perpendicular al eje del cuerpo, inclinado hacia
adelante y paralelo á la rama inferior del hueso timpánico; en
los jóvenes es más grande, respectivamente, que en los adultos; su diámetro mayor es siempre el vertical y equivalente,
con corta diferencia, al de los ojos en los segundos. La abertura de las trompas de Eustaquio, es del mismo diámetro que
la de los cornetes nasales ó choanas.
los Hemiphractus sólo se e n c u e n t r e n en la mandíbula y huesos palatinos (donde se
inicia el sistema dentario de los batracios), y n u n c a ea los vomerinos y esfenoidales,
provistos g e n e r a l m e n t e de dientes verdaderos ó alveolares.
El formidable desarrollo de las a r m a s dentarias de los Hemiphractídeos explica satisfactoria y claramente el hecho de haber yo encontrado en el estómago de u n H- scutatus (ó divaricatus, como q u i e r e M. Boulenger), la pierna de otro batracio (Hylida?)
cortada por el muslo como con u n a s i e r r a ; y que por consiguiente me autoriza á aseg u r a r q u e no siempre los batracios e n g u l l e n la presa intacta, sino q u e cuando cuentan con medios para ello, la dividen, preparándola y acomodándola á u n a más fácil
digestión, como hacen los mamíferos insectívoros y Aeras.
No creo q u e nadie h a y a reparado en esta excepción y desearía q u e constase, porque
es s u m a m e n t e curiosa y tínica, hasta hoy (que yo sepa), e n t r e los anñbios y reptiles
dentados.
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