El Profesor Mario Laserna y su gran legado

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El Profesor Mario Laserna y su gran legado
Diego Pizano Salazar*
Estamos aquí para rendir un homenaje al profesor Mario Laserna, fundador distinguido de esta
Universidad. Hace poco más de un año, Don Pablo Navas me habló de la posibilidad de buscar un
escultor altamente calificado para hacer una estatua de Don Mario y me pareció que esta era una
excelente iniciativa.
En nombre del Consejo Superior quisiera agradecer a cada uno de ustedes su presencia; voy a
decir algunas palabras sobre una persona que hizo, en compañía de un grupo de jóvenes
idealistas, una gran contribución a la construcción de la nación. Tuve el gran privilegio de contar
con su ejemplo, sabiduría y consejo por más de 45 años y pienso que tuvo una gran influencia
sobre todos los que estamos aquí y sobre más de las cien mil personas que conforman la
comunidad uniandina.
Hoy celebramos los primeros 67 años de Uniandes. La idea se le había ocurrido a un joven
estudiante de la Universidad de Columbia, quién se inscribió en unos cursos de verano en la
Universidad de Oxford en 1946 y luego emprendió un viaje en bicicleta por la campiña francesa. En
el Reino Unido le había sorprendido la forma tan rápida como el país se estaba recuperando del
desastre de la segunda guerra mundial.
Conversando con algunos profesores, estos le habían comentado que uno de los factores que
explicaba la continuidad y la estabilidad del país era la existencia de grandes centros académicos
que aportaban líderes y conocimientos para el diseño de políticas públicas adecuadas. Al regresar
a Estados Unidos, el joven Laserna convocó a sus amigos que estudiaban en ese país en ese
momento entre ellos, Francisco Pizano, Mauricio Obregón, Jose María de la Torre, Jorge Franco,
Jose María Chávez y Roberto Rodríguez y los convenció que la mejor forma en que podían servir a
Colombia era creando una universidad. Era un proyecto quijotesco, pero como lo señalaría el
expresidente Alberto Lleras unos años después, una de las características de Mario era su
capacidad para desestimar y superar los más difíciles obstáculos.
Don Mario nos enseñó el valor de la solidaridad, del altruismo, de la importancia de pensar en el
servicio al país. Nos demostró que para ello se requiere capacidad analítica, rigor intelectual,
imaginación, creatividad, integridad moral, perseverancia y una sólida formación en diversas
disciplinas. También nos decía con frecuencia que en los asuntos humanos no existía el
conocimiento seguro y que por eso para tomar decisiones y para impulsar proyectos, había que
utilizar la intuición y el cálculo de probabilidades. Es muy probable que si los jóvenes fundadores
hubieran contratado un estudio de factibilidad sobre la creación de la Universidad con una gran
firma de consultoría internacional, la conclusión del estudio hubiera señalado que este era un
proyecto imposible.
*Presidente del Consejo Superior de Uniandes. Palabras al develar la estatua del profesor Mario
Laserna, Fundador Distinguido de Uniandes. Bogotá, noviembre 12 de 2015.
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Un mandato moral:
En la declaración de principios aprobada por los fundadores hace 67 años se dice:
‘Quiénes solo hacen por sus semejantes lo que la ley los obliga, no están cumpliendo a cabalidad
con sus deberes, ni son buenos ciudadanos, ni merecen la estimación y el respeto de los demás’.
Este es sin duda un mandato moral, como lo recordaba la profesora Juny Montoya, Directora del
Centro de Ética de Uniandes en una ceremonia de grados reciente. Hace aproximadamente unos
25 años le pregunté al profesor Laserna sobre el origen de esta declaración y me respondió:
“En 1947-48 necesitábamos el apoyo de la sociedad civil y los empresarios, para crear una
universidad independiente de la Iglesia, El Estado y los partidos políticos. Varios dirigentes nos
decían que la educación superior era responsabilidad del Estado y que ellos estaban pagando sus
impuestos. No existía una cultura de filantropía y solo unos pocos pensaban en apoyar proyectos
encaminados a buscar el bien común. Ese texto originalmente lo redactamos para motivar a estos
grupos, pero luego nos dimos cuenta que era un mandato aplicable a todos los estamentos de la
nueva universidad y por eso lo incluimos en la declaración de los fundadores”.
Capacidad de Convocatoria:
El grupo de jóvenes, cuya edad promedio era de solo 24 años, enfrentaba un problema serio. No
tenían experiencia ni trayectoria, ni acceso a recursos financieros y por esa no gozaban de la
credibilidad para impulsar este enorme proyecto. El tema se resolvió buscando el apoyo de sus
mayores, entre ellos personas como el profesor Roberto Franco (quien había sido Rector de la
Universidad Nacional y Presidente de la Academia de Medicina), Nicolas Gómez Dávila (quien ya
tenía un alto prestigio intelectual), Don Fernando Salazar y Don Hernán Echavarría (destacados
filántropos y empresarios).Unos años más tarde estos jóvenes, liderados por Don Mario lograron
que personas como Eduardo Zuleta Angel (exministro de Relaciones Exteriores) y Alberto Lleras
(Expresidente de la República) aceptaran la Rectoría de esta naciente Universidad.
A nivel internacional, Don Mario logró el apoyo de dos de los más grandes científicos del siglo XX:
los profesores Albert Einstein y John Von Neumann. En compañía de un grupo de académicos muy
destacados, aceptaron formar parte del Consejo Asesor Internacional de la Universidad entre 1951
y 1955. Este Consejo ayudó a abrir puertas con importantes universidades y fundaciones. Esto
muestra la excepcional capacidad de persuasión y de convocatoria de nuestro homenajeado.
La formación interdisciplinaria
‘La ciencia desarrolla la inteligencia; las humanidades la personalidad entera’. Esta sabia frase de
Don Nicolás Gómez Dávila tuvo gran influencia en el pensamiento de Don Mario Laserna y de Don
Francisco Pizano. Ellos buscaron promover una formación general sólida como parte de la
educación de los uniandinos, desde el inicio de la Universidad. Se buscaba formar profesionales de
alto nivel con bases en diversas disciplinas que les permitieran abordar la complejidad del mundo.
Ciudadanos con sentido ético y estético y con conocimiento de los procesos históricos y culturales
a nivel nacional e internacional.
Hace unas pocas semanas tuve la oportunidad de visitar la Universidad de Chicago. Están
celebrando en estos días sus primeros 125 años de existencia. Me complació registrar que este
gran centro académico ha reafirmado la necesidad de reforzar las programas de formación
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general, como lo han hecho durante décadas. Consideran que en el siglo XXI este tipo de
formación es particularmente importante. No se trata de llenar la cabeza de los estudiantes con
conocimientos de tipo enciclopédico. Se trata de enseñarles a pensar y a aprender; a desarrollar
capacidades analíticas, su capacidad de razonamiento moral y su sensibilidad estética; a trabajar
en equipo y a desarrollar habilidades de expresión y comunicación y a actuar como ciudadanos
globales, como lo explica en forma muy clara Don Francisco Pizano en su libro sobre la visión de la
Universidad (1).
La Universidad de Harvard sigue evaluando y reforzando sus programas de educación general
como tuve oportunidad de comprobarlo en una visita a esa Universidad hace unos años. Hace
unos pocos días tuvimos oportunidad de examinar este tema con la doctora Margot Gill de la
Facultad de Artes y Ciencias de esa universidad y ella nos expresó que para Harvard, esta sigue
siendo una altísima prioridad.
El profesor Laserna dio un gran ejemplo con su propia formación. Estudió derecho, matemáticas,
filosofía, física e historia. Se interesó por la biología, la etología y la ecología. Tenía una
personalidad multifacética y una mentalidad global. Cuando la Universidad cumplió sus primeros
50 años en 1998 nos propuso organizar un simposio internacional sobre la globalización y
procedimos a organizarlo con el doctor Carlos Angulo, con apoyo del BID. En este evento
participaron diversos conferencistas nacionales e internacionales y el profesor Laserna participó
en forma muy activa en las deliberaciones. (2)
Don Mario escribió diversas obras de carácter filosófico e histórico. Su tesis doctoral presentada a
la Universidad de Berlín fue considerada como un aporte original al conocimiento y a la filosofía de
la ciencia y las matemáticas. Luego preparó diversos ensayos sobre el pensamiento de Kant y
otros grandes pensadores como Hobbes, Vico, Descartes y Frege (padre de la lógica moderna).
Algunos de estos textos fueron publicados por revistas académicas de primer nivel de Alemania y
Austria. Esto ayuda a entender porque la Universidad de Viena y la Universidad de Múnich lo
nombraron como catedrático.
Aspectos de su personalidad:
Don Francisco Pizano, quién inició su amistad con Don Mario hacia 1938 en el Gimnasio Moderno,
ha expresado en distintas oportunidades que una de las características que hacía muy atractiva su
personalidad, era esa extraordinaria combinación de inteligencia y sencillez. Era igualmente feliz
dictando una conferencia sobre filosofía de las matemáticas en la Universidad de Viena o toreando
unas novillas en la plaza de Natagaima. Yo agregaría que disfrutaba tanto una lechona en un
almorzadero donde paraban los camioneros en la vía Bogotá-Ibagué, como sentado a manteles
con el Archiduque de Austria en Bruselas. Tenía la capacidad de interactuar con toda clase de
personajes, desde los vaqueros tolimenses hasta el Profesor Arnold Toynbee, el Presidente Giscard
de Francia y las princesas europeas.
El escultor y sus criterios:
Nos acompaña hoy el artista y escultor español Felipe Alonso. Se formó en la Universidad
Complutense de Madrid. Ha recibido menciones de honor en varias exposiciones realizadas en
Europa. Por razones del destino se instaló hace algún tiempo en Medellín. Él fue contactado por
los profesores Claudia Montilla, Patricia Zalamea Fajardo (Decana) y Lucas Ospina, a quienes
debemos agradecer por el entusiasmo y el tiempo que aportaron a este proyecto. El escultor
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recibió el encargo de hacer esta estatua que vamos a develar hoy. Una vez termine estas palabras
le voy a pedir al artista que nos explique brevemente los criterios que inspiraron su obra.
El legado:
El profesor Laserna nos ha dejado un gran legado. Gracias al esfuerzo de muchos dirigentes,
profesores, alumnos, exalumnos y empleados la Universidad se ha consolidado y avanza bien
hacia el cumplimiento de su Misión. Hacia el futuro hay muchos retos. El país tiene grandes
problemas estructurales por resolver y la Universidad está aportando soluciones a varios de ellos.
Los que colaboramos con la Universidad tenemos una gran responsabilidad en asegurar altos
niveles de calidad en la docencia y la investigación y en preservar y fortalecer este gran
instrumento de servicio a la nación. Se trata de formar líderes para todos los sectores; de
proponer políticas innovativas en diversos campos, de desarrollar nuevos productos y procesos; de
adaptar tecnologías sofisticadas y de generar nuevos conocimientos en diversas disciplinas, todo
esto con los más altos estándares de excelencia.
Esta estatua queda aquí como un testimonio de gratitud y como un modelo real de
comportamiento para todos los uniandinos y todos los colombianos. Don Mario nos enseñó a
todos lo que significa ir ‘más allá del deber’ y ha dejado una marca indeleble en la historia de
Colombia.
Antes de descubrir la estatua, debo informarles que por expreso deseo de la familia Laserna
hemos colocado en este sitio las cenizas de Don Mario. Paz en su tumba y que brille para él la luz
perpetua. Muchas gracias.
Notas:
1. Francisco Pizano de Brigard, Una visión de la Universidad. Bogotá, Ediciones Uniandes, 1998.
2. Uniandes, Memorias del Seminario América Latina y la Globalización. Bogotá, Ediciones BIDUniandes, 1999
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