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El TSJC informa
La Sala de lo Contencioso confirma que la prórroga a las juntas
vecinales de Castro para justificar las subvenciones no es legal
 El Juzgado nº1 así lo consideró y calificó de “lesivo” este acuerdo del
Ayuntamiento que prorrogaba el plazo de justificación de las ayudas
a inversiones en el servicio de aguas
Santander, 16 de julio de 2015.La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia
de Cantabria ha confirmado que el acuerdo del pleno del Ayuntamiento de
Castro Urdiales que amplió el plazo para que las juntas vecinales del
municipio justificaran las subvenciones concedidas en 2008 destinadas a
inversiones en el servicio de aguas no es legal.
De esta forma, la Sala respalda la resolución dictada el pasado mes de
febrero por el titular del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 1 de
Santander, que entendió además que tal acuerdo plenario “es lesivo para el
interés público y debe ser anulado”.
En una sentencia, notificada recientemente, el tribunal rechaza el recurso
de apelación que contra tal decisión presentaron las juntas vecinales de
Otañes, Ontón, Mioño y Sámano.
Entonces el Juzgado y ahora la Sala dan la razón al Ayuntamiento de Castro
Urdiales, que en febrero de 2014 declaró la lesividad del acuerdo aprobado
por el mismo consistorio dos años antes.
Tal declaración de lesividad por parte del propio ayuntamiento es previa
para que luego pueda reclamar la anulación del acuerdo ante los tribunales.
La prórroga fue solicitada por las juntas vecinales, y aprobada por el pleno
del ayuntamiento en marzo de 2012. De esta forma, se ampliaba el plazo
para justificar las inversiones al 15 de mayo de 2015.
Sin embargo, los tribunales han considerado que la prórroga es contraria a
derecho porque se acordó “una vez concluido el plazo de justificación y de
inversión, y por un plazo superior al previsto”.
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Fueron subvenciones no una contraprestación
Las juntas vecinales también alegaron que los citados convenios trataban de
regularizar la prestación del servicio público del aguas, de modo que cedían
las instalaciones que hasta entonces gestionaban a cambio de una cantidad.
De esta forma, las juntas trataban de argumentar que el dinero entregado
era una contraprestación, no una subvención, y que la palabra ‘subvención’
que aparecía en los convenios era un “error terminológico”, por lo que debía
analizarse la verdadera naturaleza de los mismos.
Sin embargo, entendió el juez de instancia que “sostener que las juntas no
sabían que era una subvención y que es un mero error el introducir esa
terminología es simplemente inadmisible”.
“Es una ayuda y no el pago por la cesión de unas instalaciones; las partes
articulan un convenio de colaboración para regularizar la prestación de un
servicio, pero dentro del mismo se incluye dar una subvención”, señalaba la
sentencia.
Y continuaba: “El convenio prevé otorgar una ayuda pública para que las
juntas, aun cuando el ayuntamiento asume el servicio, sean las que puedan
hacer inversiones”. “El que el ayuntamiento deba o no compensar a las
juntas por las instalaciones es algo ajeno a este pleito”, añadía.
Acuerdo lesivo para el interés general
Finalmente, el acuerdo es declarado lesivo para el interés general, por
cuanto “lo que está en juego es el control sobre el cumplimiento de los
objetivos de la subvención y, con ello, el control del uso del dinero público”.
“Ello es determinante no sólo del cumplimiento o incumplimiento de los
deberes del subvencionado, sino de cuestiones como la posibilidad de exigir
la devolución por indebido uso de fondos públicos”, añadía la sentencia.
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