Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. CARTAS AL DIRECTOR El signo de Einstein en la rotura de un aneurisma abdominal Sr. Director: Hemos leído con atención el artículo de Moya y Laguna sobre el diagnóstico del aneurisma aórtico 1 y quisiéramos llamar la atención sobre una manifestación infrecuente de la rotura del aneurisma abdominal pero que tiene nombre propio: el signo de Einstein. Efectivamente, 29 años después de su muerte, un médico del mismo hospital de Princeton (Nueva Jersey, EE.UU.) en que Albert Einstein muriera bautizó con su nombre a un cuadro similar al de una colecistitis aguda causado por la rotura de un aneurisma abdominal 2. La historia de la última enfermedad del físico es como sigue 2-6. En 1948 y debido a las molestias abdominales que venía sufriendo desde años atrás, Einstein, aconsejado por sus médicos y amigos, Rudolf Ehrnann y Gustav Bucky, el famoso radiólogo, decidió someterse a una laparotomía exploradora en el hospital judío de Brooklyn, Nueva York, el día 31 de diciembre de 1948. En dicha laparotomía, realizada por el gran cirujano Rudolf Nissen, se encontró un aneurisma calcificado del tamaño de un pomelo en la porción distal de la aorta. No siendo posible en aquellos tiempos la reparación, se cubrió con celofán y se realizó una omentopexia. Tras un período de 6 años y medio relativamente asintomático desde el punto de vista abdominal, aunque no de otros procesos —había padecido una anemia hemolítica un año antes— el día 10 de abril de 1955 comenzó con dolores vagos en el abdomen. Tres días después los dolores se hicieron súbitamente más fuertes con náuseas y vómitos. Su médico de cabecera, doctor G. K. Dean, notó un crecimiento del aneurisma y diagnosticó una posible grieta en el mismo. Tras suministrarle un analgésico acudió más tarde con los doctores Ehrmann y Bucky, quienes sospecharon colecistitis aguda y corroboraron la posible ruptura del aneurisma. Al día siguiente, 14 de abril, al empeorar los dolores fue llamado como consultor el doctor Franz Glenn, cirujano cardiovascular de Nueva York. Éste confirmó la sospecha de colecistitis y la grieta en el aneurisma y propuso la intervención. Al no dársele garantías suficientes sobre el resultado de ésta, Einstein la rechazó. Como él mismo declararía: «Quiero marcharme cuando yo quiera. Es de mal gusto prolongar la vida artificialmente; ya hice mi parte, y es hora de marcharse. Lo haré con elegancia» 6. Como los dolores continuaban y presentaba signos de deshidratación, fue ingresado en el Hospital de Princeton. En este momento, el dolor se localizaba en la región vesicular y era muy evidente el latido del aneurisma. En el hospital se le administró sueroterapia y dolantina. Se sabe que, sin embargo, Einstein rechazaba con frecuencia los opiáceos. Aunque aún persistía el dolor en hipocondrio derecho, Einstein mejoró considerablemente en los 2 días siguientes. Desaparecieron las náuseas, pudo recibir visitas y hasta trabajar en sus cálculos, en la redacción de algún discurso y en un manifiesto pacifista que estaba redactando en colaboración con Bertrand Russell. Su médico de cabecera le visitó por última vez a las 23 horas, comprobando que dormía. Aproximadamente dos horas después, tras murmurar unas palabras en alemán, Einstein murió a las 1,15 horas del día 18 de abril de 1955. Tenía 76 años. En la conferencia de prensa posterior, el doctor Thomas Harvey, patólogo forense que realizó la autopsia, atribuyó su muerte a la hemorragia por la rotura aneurismática. La vesícula estaba intacta. 2. Chandler JJ. The Einstein sign: the clinical picture of acute cholecystitis caused by ruptured abdominal aortic aneurysm. N Engl J Med 1984; 310:1538. 3. Cohen JR, Graver LM. The ruptured abdominal aortic aneurysm of Albert Einstein. Surg Gynecol Obstet 1990;170:455-8. 4. Brewster DC. Presidential address: what would you do if it were your father? Reflections on endovascular abdominal aortic aneurysm repair. J Vasc Surg 2001;33:1139-47. 5. Hermann A. Einstein. En privado. Madrid: Temas de Hoy; 1997. 6. País A. «El Señor es sutil...». La ciencia y la vida de Albert Einstein. Barcelona: Ariel; 1984. BIBLIOGRAFÍA 1. Moya Mir MS, Laguna del Estal P. Diagnóstico del aneurisma torácico. Rev Clin Esp 2001;201:645-7. 624 Rev Clin Esp 2002;202(11):622-5 J. Montes Santiago Servicio de Medicina Interna. Hospital Meixoeiro. Vigo