capítulo 1 anatomía funcional de la superficie ocular

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CAPÍTULO 1
ANATOMÍA FUNCIONAL
DE LA SUPERFICIE OCULAR
Alberto Arntz Bustos, Juan A. Durán de la Colina
1. INTRODUCCIÓN
Entendemos por superficie ocular una unidad anátomofuncional de diversas estructuras del ojo y sus anejos, que
permiten mantener la adecuada transparencia corneal, y proteger al ojo de la agresión externa. Bajo esta definición consideramos a la conjuntiva, membrana que reviste la superficie posterior de los párpados y la superficie anterior del
globo ocular, el limbo esclerocorneal, el epitelio de la córnea
y la película lagrimal (1). Los párpados, la glándula lagrimal
principal y el sistema de drenaje lagrimal constituyen anejos
esenciales para la adecuada homeostasis de la superficie
ocular, contribuyendo a la humectación y eliminación de
sustancias. Para el mantenimiento de esta homeostasis son
también necesarias unas vías nerviosas aferentes y eferentes
intactas.
Las funciones necesarias para mantener la transparencia
e integridad de la córnea, son: hidratación, oxigenación,
nutrición, eliminación de materiales de desecho, estabilidad
de la barrera inmunológica y capacidad de reparación. Para
poder mantener el epitelio corneal íntegro es necesario un
equilibrio anatómico y funcional entre todas las estructuras
encargadas de este cometido. Se puede decir que todo el
complejo sistema de la superficie ocular se centra en la creación y mantenimiento de una película lagrimal estable para
proteger el epitelio corneal (fig. 1).
En este capítulo realizaremos una descripción anatómica
de cada uno de los componentes de la superficie ocular y la
forma por la cual realizan las funciones antes mencionadas.
edad, raza y constitución siendo de unos 10 a 12 mm en sentido vertical y de unos 30 mm en el horizontal.
El cuerpo de los párpados lo constituye la placa tarsal, que
está formada por tejido colágeno denso, y se mantiene sujeto
al reborde orbitario por medio de ligamentos. El tarso está
revestido por escaso tejido conectivo laxo y más superficialmente por el músculo orbicular. La superficie externa del párpado está cubierta por epidermis queratinizada, mientras que la
superficie interna se reviste de epitelio conjuntival no queratinizado (fig. 2). Al conjunto de estructuras superficiales se le
denomina lamela externa, incluyendo músculos y piel con sus
glándulas, mientras que la lamela posterior está compuesta por
el tarso, la conjuntiva y sus glándulas correspondientes.
2.1. Piel palpebral
Se considera a la piel que reviste los párpados la más delgada de la superficie corporal (2) y además se encuentra
laxamente adherida a las estructuras subyacentes. Por estas
características su plegamiento puede ser muy rápido durante
el parpadeo (1). En el párpado superior, el surco orbitopalpebral (línea de belleza) que discurre paralelo al borde libre
palpebral a 4 mm de éste, divide la piel en una porción pretarsal adherida al tarso, y una porción preseptal más laxa y
complaciente. El septum orbitario se torna laxo con la edad,
2. PÁRPADOS
Los párpados constituyen la primera barrera mecánica de
protección del globo ocular. Evitan la desecación de la córnea y conjuntiva, protegen la superficie ocular del traumatismo, y por medio del parpadeo es renovada la película lagrimal, eliminando sustancias tóxicas y de desecho. Se puede
considerar a los párpados como las «cortinas» de los ojos,
compuestos por piel, músculo, tejido fibroso y conjuntiva.
La fisura interpalpebral es el espacio que define la apertura
del ojo hacia el exterior y está delimitado por los bordes
libres de ambos párpados. Sus dimensiones varían con la
Figura 1: El epitelio corneal y la película lagrimal como elementos centrales de la superficie ocular.
2
Superficie ocular
de la piel del organismo. Del mismo modo la piel palpebral
puede afectarse en el contexto de enfermedades dermatológicas sistémicas (lupus eritematoso sistémico, dermatitis
atópica, Stevens-Johnson, etc).
El estroma o dermis es laxo y delgado, con escaso tejido
adiposo, folículos pilosos y glándulas sudoríparas. Contiene
fibras colágenas que discurren paralelas a la superficie ocular, unidas por reticulina, elastina y sustancia fundamental
amorfa (1). Es muy complaciente, por lo que aumenta significativamente su volumen en procesos inflamatorios por el
líquido transudado desde los capilares, y es fácilmente separable del músculo orbicular.
2.2. Músculo orbicular de los párpados
Figura 2: Sección del párpado superior. La queratinización del
epitelio tiene lugar inmediatamente por detrás de las glándulas de
Meibomio.
lo que condiciona la herniación de la grasa orbitaria hacia
los párpados a través de su porción pre-septal. Se denomina
blefarocalasia a la laxitud de la piel del párpado superior que
cuelga sobre la hendidura palpebral, fenómeno degenerativo
relacionado con la edad.
La piel de los párpados se compone de dos capas: epidermis y estroma. La epidermis es un epitelio estratificado queratinizado que reposa sobre una gruesa membrana basal de
colágeno tipo IV. Se distinguen cuatro capas celulares diferentes: una capa basal o germinal de queratinocitos columnares con capacidad mitótica, que generan la segunda capa de
células poligonales del estrato espinoso. La tercera capa es el
estrato granuloso, que recibe su nombre por la abundante cantidad de gránulos de queratohialina intracitoplasmáticos. Los
estratos espinoso y granuloso presentan abundantes tonofilamentos intracitoplasmáticos que se anclan a desmosomas de
la pared celular, por lo cual existe alta adherencia intercelular.
La cuarta capa, y la más superficial, se conforma de células
aplanadas carentes de núcleo y con gran concentración de
queratina, denominada estrato córneo. Esta queratinización le
confiere a la piel palpebral impermeabilidad al agua (2).
Dispersos en la epidermis se encuentran melanocitos,
que transfieren gránulos de melanina a las células epiteliales
adyacentes, y células de Langerhans pertenecientes al complejo de histocompatibilidad mayor, que actúan como células presentadoras de antígenos en la respuesta inmune de la
piel. La tonalidad de la piel depende de la cantidad de gránulos de melanina dispersos en el citoplasma de las células
epiteliales, la cual está determinada genéticamente y es estimulada por la radiación ultravioleta, el edema recurrente y
las inflamaciones crónicas.
La membrana basal del epitelio de la piel de los párpados
es blanco de enfermedades autoinmunes que afectan el resto
La segunda capa de los párpados bajo la piel, está constituida por el músculo orbicular de los párpados. Es el músculo de la expresión facial y junto al elevador del párpado
es el responsable de los movimientos palpebrales. Es un
músculo plano, ancho y estriado, de disposición circular
alrededor de la hendidura palpebral, actuando de este modo
como un verdadero esfínter. Se reconocen en él tres porciones: una porción pretarsal encargada del parpadeo, y las
porciones pre-septal y orbitaria, encargadas del cierre forzado del párpado y durante el sueño. Se describe como músculo de Riolano a la porción del músculo orbicular inmediatamente adyacente y paralelo al borde libre palpebral.
El músculo orbicular es responsable de la tonicidad palpebral y participa del drenaje de la película lagrimal desde la
superficie ocular a través de su extensión en los ligamentos
cantales que rodean el saco lagrimal.
En el cierre palpebral, la contracción del músculo orbicular provoca que el ligamento cantal comprima al saco, y
en la apertura palpebral, el músculo orbicular se relaja, descomprimiendo al saco lagrima, lo que genera una presión
negativa, que «aspira» el menisco lagrimal y llena al saco.
Los ligamentos cantales lateral y medial son tendones del
músculo orbicular que permiten la sujeción de los párpados al
reborde de la órbita. Se ha de resaltar que el ligamento interno comprime el saco lagrimal con cada parpadeo, dando lugar
a un mecanismo de succión de lágrima hacia los puntos.
Una lesión del nervio facial (VII par) da lugar a la parálisis
del músculo orbicular, con la consecuente pérdida de la tonicidad palpebral. El párpado laxo pierde su contacto con el globo
ocular, separándose la conjuntiva tarsal inferior de la conjuntiva bulbar y se produce una eversión espontánea del borde libre
palpebral. Esta condición se denomina ectropión paralítico.
Del mismo modo, esta laxitud condiciona un cierre incompleto de la hendidura palpebral durante el parpadeo voluntario o
involuntario, fenómeno conocido como lagoftalmos. Tanto el
ectropión como el lagoftalmos llevan a desecación de la superficie ocular y desarrollo de queratopatía por exposición, cuya
expresión más grave es la ulceración y perforación corneal.
2.3. Tarso
La placa tarsal está constituida por tejido colágeno denso,
compuesto por fibras de 600 a 700 Å, que se orientan tanto
Capítulo 1.
horizontal como verticalmente, con escaso tejido elástico entre
ellas. Las glándulas de Meibomio se ubican entre la trama
fibrilar tarsal. Cada placa tarsal tiene una dimensión aproximada de son 30 mm de longitud por 1 mm de grosor, siendo la
placa tarsal superior más alta (11 mm) que la inferior (5 mm).
Se insertan firmemente al periostio del reborde orbitario lateral
y medial. A la placa tarsal se inserta en su borde superior el
septum orbitario, y los músculos elevador palpebral y orbicular lo hacen en su cara externa. Se denomina tendones cantales
a las condensaciones de tejido fibroso que insertan al músculo
orbicular a los márgenes lateral y medial de la órbita.
En su interior se encuentran las glándulas sebáceas de
Meibomio (aproximadamente en número de 30 a 40 en el
tarso superior y de 20 a 30 en el tarso inferior), cuya secreción forma la capa lipídica de la película lagrimal, que impide su evaporación y tiene una importante función defensiva,
dada la presencia de ácidos grasos y ácido láctico que disminuyen el pH ambiental, inhibiendo la replicación bacteriana (3). Las glándulas de Meibomio, a diferencia de las
glándulas sebáceas del resto del cuerpo, no drenan a un folículo piloso, sino directamente a la superficie ocular, y la
composición de su secreción también es diferente. Cada
glándula se compone de 10 a 15 alvéolos que drenan a un
ducto de curso vertical. Como todas las glándulas sebáceas,
las glándulas de Meibomio son de tipo holocrino, es decir su
secreción se forma por la descomposición total de la célula.
En la disfunción de las glándulas meibomianas asociada
a blefaritis o a dermatitis rosácea, la composición lipídica de
las glándulas de Meibomio se encuentra alterada, predominando ácidos grasos de cadena corta, más ácidos y de menor
punto de fusión. Esta alteración determina una disminución
de la tensión superficial de la película lagrimal y aumenta su
tasa de evaporación. Por otro lado, son ácidos grasos tóxicos
para el epitelio y estroma corneal, favoreciendo la aparición
de erosiones epiteliales e infiltrados estromales periféricos.
2.4. Músculos elevadores
El músculo elevador palpebral se origina en el ápex de
la órbita desde el ala menor del esfenoides, cursa anteriormente sobre el recto superior para luego expandirse como
abanico en múltiples fibras aponeuróticas que atraviesan el
septum orbitario para insertarse difusamente en el tejido
conectivo de la piel pretarsal y del músculo orbicular, situación que se reconoce externamente como la línea de belleza,
y que se corresponde además con el límite de la placa tarsal.
Otras fibras del músculo elevador se insertan en el límite
superior del tarso y en las paredes medial y lateral del reborde orbitario. Algunas causas de ptosis (dehiscencia senil de
la aponeurosis del elevador, miastenia, parálisis oculomotora), son corregidas quirúrgicamente por una resección de
parte de la aponeurosis. El elevador palpebral recibe su inervación del III par craneal.
El músculo de Müller es una pequeña porción del músculo elevador palpebral que se inserta en el borde superior de la
placa tarsal. Las fibras se encuentran en la porción más profunda del estroma conjuntival de los fondos de saco y bajo la
Anatomía funcional de la superficie ocular
3
aponeurosis del elevador del párpado, con cuyas fibras se
funde hacia posterior. Recibe inervación simpática de fibras
provenientes del plexo carotídeo interno, lo que explica la
ptosis observada en lesiones del plexo nervioso simpático
cervical (síndrome de Horner), del mismo modo que la
retracción palpebral observada en el hipertiroidismo o inducida por la instilación de colirios agonistas adrenérgicos.
Existen en el párpado inferior unos grupos de fibras musculares denominados retractores del párpado inferior, que
se originan en las vainas de los músculos recto inferior y
oblicuo inferior, para insertarse en la conjuntiva del fondo de
saco inferior y placa tarsal inferior.
2.5. Conjuntiva palpebral
La conjuntiva tarsal está firmemente adherida a la superficie posterior del tarso y posee escaso estroma. Paralelo al
borde libre palpebral discurre un repliegue de la conjuntiva
tarsal, de importancia en la eliminación de cuerpos extraños
de la superficie ocular. La exploración clínica de la lámina
posterior por eversión tarsal permite observar la formación
de papilas y folículos, lo que tiene importancia en el diagnóstico diferencial de afecciones de la superficie ocular. Del
mismo modo es posible observar las glándulas de Meibomio, especialmente en condiciones de ectasia glandular
(chalazion, blefaritis).
2.6. Movimientos palpebrales
2.6.1. Apertura
El movimiento contra la gravedad de la apertura palpebral es consecuencia de la contracción del músculo elevador
palpebral. Por la relación anatómica e inervacional, este
músculo participa de movimientos coordinados con el recto
superior y de la ley de movimientos sinérgicos de Hering. El
músculo de Müller también presenta una acción elevadora
en un grado menor. Los principales receptores adrenérgicos
del este músculo son α2 y parece que su función es el control de la posición tónica de los ojos.
Los retractores del párpado inferior contribuyen a deprimir este párpado en la mirada hacia abajo y se encuentran en
estrecha relación con los músculos oblicuo y recto inferiores. La debilidad o desinserción de estos retractores origina
ectropión o entropión.
2.6.2. Parpadeo
Las miofibras del orbicular pretarsal son las más finas de
cualquier músculo esquelético y su contracción constituye el
parpadeo. El cierre se produce desde el canto externo hacia
el interno y es la respuesta a un variado tipo de estímulos. El
parpadeo redistribuye la película lagrimal en una capa uniforme, promueve la secreción de las glándulas lagrimales
accesorias, y bombea el exceso de lágrima hacia el saco
4
Superficie ocular
lagrimal. La frecuencia normal de parpadeo es de 6 por
minuto, que aumenta significativamente en condiciones de
mayor evaporación, como la inducida por corrientes de aire
y ambientes secos por aire acondicionado.
En condiciones de atención visual (lectura, trabajo en
ordenadores, conducción) la frecuencia de parpadeo disminuye a la mitad, aumentando la tasa de evaporación de la
película lagrimal, lo que induce síntomas de ojo seco.
El reflejo del parpadeo es inducido por estímulos mecánicos y dolorosos de la superficie ocular, cuya aferencia es
el V par craneal hacia el núcleo sensitivo del trigémino y
otras regiones supranucleares del sistema nervioso central.
La eferencia del arco reflejo la constituye el VII par, que
inerva al músculo orbicular para inducir parpadeo y a la
glándula lagrimal principal para inducir lagrimeo.
Ciertas alteraciones de la aferencia (queratitis herpética),
del sistema nervioso central y de la eferencia (parálisis
facial), se traducirán en un defecto de la mecánica del parpadeo, con alteración del aclaramiento lagrimal.
El blefaroespasmo y parpadeo excesivo inducen un trauma mecánico de la superficie ocular, produciendo queratitis
filamentosa, y por otro lado el parpadeo incompleto y menos
frecuente inducen una mayor desecación de la superficie
ocular, así como una deficiente eliminación de sustancias
nocivas diluidas en la lágrima, produciendo ojo seco (4).
2.7. Borde libre palpebral
El borde libre palpebral tiene aproximadamente 30 mm
de longitud y 2 mm de ancho, con un perfil relativamente
cuadrado en la mayoría de su extensión, excepto en su borde
medial donde es redondeado y carece de pestañas. Constituye la zona de transición entre el epitelio estratificado queratinizado de la piel de los párpados y el epitelio columnar no
queratinizado de la conjuntiva tarsal. Esta unión mucocutánea se localiza inmediatamente posterior a los orificios de
salida de las glándulas de Meibomio.
En la zona de transición, se aprecia un adelgazamiento
progresivo del estrato superficial queratinizado de la piel,
apareciendo células cuboideas nucleadas con microvellosidades en su superficie, características del epitelio conjuntival. Las células caliciformes también están presentes en el
lado interno de la unión mucocutánea. La queratinización
del epitelio conjuntival se observa en algunas enfermedades
de superficie ocular, como el síndrome de Stevens-Johnson,
penfigoide ocular cicatricial y déficit de vitamina A, y es clínicamente posible de reconocer por citología de impresión
de la conjuntiva (4).
La línea gris define externamente la separación entre el
músculo orbicular y la cara anterior del tarso, siendo un
importante punto de referencia en la cirugía de párpados. Se
ubica anterior a los orificios de salida de las glándulas de
Meibomio y posterior a la emergencia de las pestañas, las
cuales en un número aproximado de 150 en el párpado superior y 75 en el párpado inferior, se organizan en dos a tres
filas en el margen externo del borde libre palpebral. Los folículos de las pestañas se ubican adyacentes a la cara anterior
de la placa tarsal. La vida media de una pestaña es aproximadamente de 5 meses, tardando más o menos 10 semanas
en alcanzar su tamaño máximo (2).
Los folículos de las pestañas se ubican profundo en la dermis, y carecen de músculo liso erector, a diferencia de los folículos pilosos ubicados en el resto de la superficie corporal.
Poseen inervación sensitiva, capaz de detectar ligeros estímulos
táctiles que desencadenan el reflejo del parpadeo. Las pestañas
participan en la protección mecánica y lumínica de los ojos.
En variadas alteraciones inflamatorias del borde libre
palpebral, ocurren cambios degenerativos de las pestañas,
como la depigmentación (poliosis), y pérdida de pestañas
(madarosis).
Asociado al folículo de las pestañas se encuentran las
glándulas holocrinas sebáceas de Zeis y las glándulas apocrinas de Moll que vacían su secreción al lumen del folículo
piloso. La secreción de las glándulas de Zeis contribuye a la
lubricación del borde libre palpebral, poseen estructura unilobular, y están compuestas de células con citoplasma repleto de vacuolas lipídicas y un retículo endoplásmico liso bien
desarrollado. Se denomina orzuelo a la inflamación de las
glándulas de Zeis secundaria a infección bacteriana, frecuentemente de etiología estafilocócica.
Las glándulas apocrinas de Moll vacían su contenido al
folículo piloso a través de la decapitación del citoplasma
apical. Se distinguen en estas células dos tipos de gránulos
intracitoplasmáticos: gránulos claros con un contenido similar a crestas mitocondriales y gránulos oscuros probablemente lisosomales. Una capa de células mioepiteliales rodea
a las células secretoras, y externamente a ellas se ubica la
membrana basal. Se desconoce la función de las glándulas
de Moll. La secreción grasa de las glándulas tarsales forma
una barrera en el borde libre palpebral, que impide el rebase
del menisco lagrimal.
En algunos individuos, las glándulas tarsales pueden
estar total o parcialmente ausentes, siendo reemplazadas por
pestañas anómalas más finas, pequeñas y depigmentadas,
que se incurvan hacia la córnea erosionándola. A este fenómeno se le denomina distiquiasis.
La irrigación de la lámina anterior del párpado proviene
de las arterias faciales superficiales y temporales, ramas de
la arteria carótida externa. La irrigación de la lámina posterior proviene de las arterias palpebrales, ramas de la arteria
oftálmica. El drenaje venoso de la lámina anterior se realiza
a través de la vena facial anterior, tributaria de la vena yugular externa, y la vena temporal superior (tributaria de la vena
yugular interna). El drenaje de la lámina posterior se realiza
por venas orbitarias hacia el seno cavernoso y plexo pterigoideo. El drenaje linfático de la porción lateral de los párpados se realiza hacia los ganglios preauriculares, mientras
que el drenaje de la porción medial se realiza hacia los grupos ganglionares submandibulares. La inervación sensitiva
del párpado superior proviene de la rama oftálmica del trigémino (V par), mientras que la inervación del párpado inferior proviene de la rama maxilar del V par. Como hemos
mencionado anteriormente, la inervación motora del músculo orbicular proviene del nervio facial (VII par) y el músculo de Müller posee inervación simpática.
Capítulo 1.
Anatomía funcional de la superficie ocular
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3. CONJUNTIVA
La conjuntiva es una membrana mucosa compuesta por
un epitelio estratificado no queratinizado y un estroma laxo.
Se distinguen tres porciones: la conjuntiva bulbar que reviste al globo ocular desde el limbo hasta los fondos de saco, la
conjuntiva de los fondos de saco, y la conjuntiva tarsal que
se extiende sobre la superficie tarsal hasta el borde libre de
los párpados en la unión muco-cutánea (fig. 3).
La conjuntiva es responsable de la producción de mucina, la cual es esencial para la estabilidad lagrimal y transparencia corneal. Posee además un enorme potencial de respuesta a la infección dada su alta vascularización, gran
cantidad de células inmunitarias y secreción de inmunoglobulinas y enzimas bactericidas. El epitelio de la conjuntiva
es capaz de absorber sustancias diluidas en la película lagrimal por fagocitosis o por difusión a través de las uniones
intercelulares. Esta propiedad permite el afecto terapéutico
de la instilación de colirios en los fondos de saco.
3.1. Epitelio conjuntival
El epitelio conjuntival es de origen ectodérmico al igual
que el epitelio de la piel, por lo que mantiene la capacidad
de transformarse a epitelio queratinizado frente a determinados estímulos externos, como la hipolacrimia, inflamación
crónica de la superficie ocular, y déficit de vitamina A
(metaplasia escamosa).
El epitelio conjuntival consta de 2 a 5 estratos celulares
que aumentan a 6-8 en el limbo y borde libre palpebral. La
capa basal se compone de células cuboideas, mientras que
en los estratos superiores las células adoptan formas poliédricas. El estrato superficial se compone de células aplanadas hexagonales que presentan microvellosidades en su
superficie y abundantes uniones estrechas intercelulares.
Estas microvellosidades aumentan la superficie de absorción
y favorecen el anclaje de la película lagrimal. Expresan glicoproteinas que forman un glicocálix altamente hidrofílico,
al cual se adhiere la película lagrimal e impide a su vez la
adherencia bacteriana. La capa basal epitelial se ancla a su
membrana basal y al estroma subyacente a través de hemidesmosomas y tonofilamentos (4).
En los espacios intercelulares del epitelio conjuntival
existen compartimentos donde se albergan anticuerpos y
células inmunológicas, que hacen a la conjuntiva especialmente sensible a patologías alérgicas e inmunológicas. El
epitelio de la conjuntiva tarsal suele tener menos estratos
celulares y la morfología tiende a ser de aspecto cuboideo,
mientras que en los fondos de saco es de aspecto columnar.
Se ha identificado una población de células madre del epitelio conjuntival, que se localizan en mayor cantidad en los
fondos de saco.
Las mucinas son glicoproteínas de alto peso molecular, con
una alta proporción de carbohidratos y constituyen el principal
componente de la capa más interna de la película lagrimal.
Recientemente, se ha reconocido la participación del epitelio corneal y conjuntival en la síntesis de mucinas. La
Figura 3: Conjuntivas bulbar y tarsal inferior.
mucina MUC-1, es una glicoproteína de transmembrana presente en el epitelio corneal y conjuntival, cuya función es de
anclaje de la película lagrimal y pareciera impedir la unión
de bacterias patógenos a la superficie ocular (5). MUC-2 es
producida por el epitelio corneal y conjuntival, y su función
es desconocida. La MUC-4 es producida por el epitelio conjuntival, es una mucina de membrana que contribuye a disminuir la tensión superficial de la película lagrimal. MUC5AC es producida por las células caliciformes, es una
mucina secretora formadora de gel (6). MUC-7 es una mucina soluble producida por las glándulas lagrimales.
3.1.1. Células caliciformes
Las células caliciformes, intercaladas entre las células
epiteliales, se distribuyen en toda la superficie conjuntival,
alcanzando una mayor concentración en la carúncula, pliegue semilunar y fondos de saco, y la menor concentración de
células caliciformes ocurre en el limbo esclerocorneal (4).
Se estima que las células caliciformes constituyen el 5 a
10% de la población epitelial conjuntival.
Su tamaño aproximado es de 25 µm, presentan un citoplasma con abundante gránulos electrondrensos de mucina,
una aparato de Golgi prominente y un núcleo localizado en
el citoplasma basal. Suelen encontrarse en la mitad externa
del epitelio conjuntival, en ocasiones unidas por una extensión hacia la membrana basal, y conectadas a las células epiteliales adyacentes por medio de desmosomas. Es probable
que las células madre del epitelio conjuntival sean las mismas de las células caliciformes, diferenciadas a través de un
proceso aún no conocido.
La mucina parece ser secretada en forma apocrina, en
respuesta a la irritación de la superficie ocular por mediadores inflamatorios, trauma o toxinas. Existe evidencia de terminales nerviosas parasimpáticas y simpáticas adyacentes a
las células caliciformes, pero no se ha demostrado inervación. La desepitelización corneal induce una mayor produc-
6
Superficie ocular
ción de mucus, así como la aplicación tópica de péptido
intestinal vasoactivo, serotonina, noradrenalina, dopamina y
fenilefrina.
La secreción mucosa de estas células permite la adherencia de la película lagrimal al epitelio corneal y se estima su
producción en 2,2 µL al día. La mucina lubrica y protege las
células epiteliales, reduce la tensión superficial de la película
lagrimal asegurando su estabilidad y favorece la captura y
arrastre de cuerpos extraños, detritus celulares y bacterias.
La renovación y multiplicación del epitelio conjuntival y
células caliciformes depende de vitamina A y retinoides, en
cuya ausencia se producen las formas más graves de ojo
seco. Se denomina metaplasia escamosa a la transformación
del epitelio conjuntival secretor a un epitelio queratinizado
no secretor, asociado a una disminución significativa de la
densidad de las células caliciformes. La capa mucosa de la
película lagrimal disminuye, la película lagrimal se torna
inestable, y el epitelio conjuntival y corneal se lesionan..
Una disminución de la densidad de células caliciformes se
ha observado en procesos inflamatorios crónicos cicatriciales, como quemaduras químicas, síndrome de Sjögren, hipovitaminosis A, penfigoide ocular cicatricial, Stevens-Johnson, usuarios de lentes de contacto blandas por tiempo
prolongado, y tratamiento crónico con colirios de β-bloqueantes. Se observa un aumento de estas células en procesos
inflamatorios conjuntivales agudos.
Es posible encontrar en el epitelio conjuntival melanocitos y células dendríticas similares a las células de Langerhans de la piel, y que actúan como células presentadoras de
antígenos a los linfocitos estromales.
3.1.2. Conjuntiva tarsal
La conjuntiva tarsal es una zona donde clínicamente se
observan reacciones de tipo folicular y papilar. Los folículos
son acúmulos linfocitarios que se observan en respuesta a
infecciones virales, clamidias y reacciones tóxicas a medicamentos. Las papilas se componen de células inflamatorias y
plasmáticas, y se observan en infecciones bacterianas, conjuntivitis alérgicas, reacción a cuerpo extraño (lentes de contacto,
suturas, prótesis), distinguiéndose macroscópicamente por la
presencia de un vaso sanguíneo en el centro de la papila, a diferencia del folículo donde los vasos sanguíneos lo rodean.
Se denomina conjuntivitis papilar gigante a la presencia
de papilas de un tamaño superior a 1,5 mm, y que se producen por la confluencia de papilas adyacentes al romperse los
tabiques fibrosos que las separan. Se observan en la queratoconjuntivitis vernal, en usuarios de lentes de contacto y en
la reacción a cuerpo extraño.
3.1.3. Conjuntiva bulbar
La conjuntiva bulbar se extiende desde el limbo esclerocorneal hasta los fondos de saco. Es laxa y transparente,
observándose través de ella la esclera y epiesclera. En el
limbo esclerocorneal se funde con la cápsula de Tenon y la
esclera en un anillo de 2 mm de ancho, por lo que en esta
zona no se observa la complacencia del resto de la conjuntiva bulbar, siendo en esta zona menos evidente los signos
inflamatorios de afecciones de la superficie ocular, que son
más manifiestos hacia los fondo de saco. Los músculos rectos emiten unas prolongaciones fibrosas que facilitan el desplazamiento de la conjuntiva con los movimientos del globo,
sin redundancias.
Se denomina conjuntivocalasia a la presencia de pliegues
en la conjuntiva bulbar que protruyen por la hendidura palpebral durante el parpadeo y la infraversión. Se produce por una
laxitud exagerada y poca adherencia a la epiesclera del estroma conjuntival, y suele ser secundaria a procesos inflamatorios (hipolacrimia, blefaritis, conjuntivitis alérgica) o más
comúnmente a una degeneración del tejido conectivo por
envejecimiento. Se manifiesta principalmente por síntomas de
ojo seco de predominio vespertino, y que aumentan con el
parpadeo y la infraversión, como consecuencia del roce mecánico de la conjuntiva laxa contra el borde libre palpebral.
3.2. Estroma
El estroma conjuntival es un tejido conectivo laxo ricamente vascularizado y con abundante cantidad de células inmunitarias: linfocitos, plasmocitos y neutrófilos forman parte de la
población celular normal del estroma. También se encuentra
gran cantidad de inmunoglobulinas del tipo IgG, IgA e IgM.
La porción más superficial del estroma, denominada
capa linfoide, se adhiere a la membrana basal del epitelio y
presenta gran cantidad de linfocitos que se disponen en acúmulos celulares sin llegar a constituir un ganglio linfático
como tal. Esta población linfocitaria está ausente durante el
primer año de vida post-natal, por lo que no es posible
encontrar clínicamente conjuntivitis foliculares en bebés
menores de un año.
La porción más profunda del estroma conjuntival denominada capa fibrosa, está compuesta por tejido colágeno y
elástico, se adhiere a la epiesclera y contiene vasos sanguíneos y terminales nerviosas. El estroma de la conjuntiva tarsal
está firmemente adherido al tarso, por lo que este segmento
de la conjuntiva tiene poca movilidad. El estroma de la conjuntiva bulbar por el contrario es muy laxo y permite la movilidad del globo ocular. Hacia el limbo se funde con la cápsula de Tenon (epiesclera). En el estroma de la conjuntiva tarsal
se ubican las glándulas lagrimales accesorias de Wolfring.
La conjuntiva en los fondos de saco es redundante, formando varios repliegues denominados criptas de Henle. Los
fondos de saco superior e inferior se encuentran entre 8 a
10 mm desde el limbo, y el fondo de saco lateral es más profundo, ubicándose a 14 mm. Hacia medial no hay fondo de
saco y es reemplazado por el pliegue semilunar y la carúncula.
En los fondos de saco el estroma conjuntival se ve reforzado por expansiones fibrosas provenientes de los músculos
elevador del párpado y músculo de Müller en el fondo de
saco superior, y por expansiones fibrosas provenientes de la
vaina del músculo recto inferior (4). Existe una mayor concentración de glándulas lagrimales accesorias de Krause,
Capítulo 1.
así como acúmulos linfocitarios y células plasmáticas productoras de IgA, la cual atraviesa el epitelio y se disuelve en
la película lagrimal.
La hiperplasia linfocitaria se manifiesta clínicamente
como una foliculosis o conjuntivitis folicular. Esta condición
puede producirse en conjuntivitis virales, tracoma, y conjuntivitis tóxicas por medicamentos. La mayor concentración de
glándulas de Krause se encuentra en el fondo de saco superior (42 versus 8 en el fondo de saco inferior).
La porción medial de la conjuntiva se diferencia en dos
estructuras denominadas pliegue semilunar y carúncula. El
pliegue semilunar representa un remanente de la membrana
nictitante de algunos animales, tiene una alta concentración
de células caliciformes, así como algunos folículos pilosos.
La carúncula es un tejido de transición que guarda características de una mucosa y de piel. Contiene folículos pilosos
con glándulas sebáceas asociadas, glándulas lagrimales, tejido adiposo, fibras de musculatura lisa, y ocasionalmente
tejido cartilaginoso. Así como en el pliegue semilunar, es
posible encontrar gran cantidad de células caliciformes.
En condiciones normales, existe una colonización bacteriana saprofita de la conjuntiva que previene la invasión de
gérmenes patógenos. Las especies más frecuentes de encontrar son estreptococos, estafilococos, difteroides y moraxella.
3.3. Vascularización
La irrigación de la conjuntiva proviene de las arterias
ciliares anteriores, y de ramas palpebrales de las arterias
nasal y lagrimal, todas ellas provenientes de la arteria oftálmica. El drenaje venoso de la conjuntiva tarsal y bulbar discurre principalmente hacia las venas palpebrales. La inervación proviene de la rama oftálmica del nervio trigémino.
4. LIMBO
El limbo constituye la zona de transición entre el epitelio
conjuntival columnar y el epitelio corneal escamoso estratificado. Aunque macroscópicamente la línea de separación es
evidente, desde el punto de vista histológico no es fácilmente distinguible.
En el limbo se desarrollan múltiples funciones, dentro de
las cuales cabe mencionar la nutrición de la córnea periférica, la cicatrización corneal, inmunovigilancia de la superficie
ocular y respuestas de hipersensibilidad, siendo además el
sitio de abordaje quirúrgico hacia la cámara anterior para la
cirugía de glaucoma y de la catarata (3). A nivel del limbo, la
conjuntiva adopta una disposición papilar con pliegues orientados radialmente por los cuales discurren vasos sanguíneos
y fibras nerviosas, denominados empalizadas de Vogt, las
cuales son más prominentes en el limbo superior e inferior.
En relación al epitelio corneal, el grosor del epitelio limbar se reduce al disminuir el número de estratos celulares.
En la capa basal pueden observarse gránulos intracitoplasmáticos de melanina, algunos melanocitos dendríticos y
células de Langerhans aparecen intercaladas entre las célu-
Anatomía funcional de la superficie ocular
7
las epiteliales del estrato basal. La membrana basal es delgada y el estroma laxo, apareciendo capilares, canales linfáticos, algunos grupos celulares de fibroblastos y mastocitos.
Células madre limbares
La evidencia actual sugiere fuertemente que las células
madre (CM) del epitelio corneal («stem cells») se encuentran en el limbo. Dichas células, poseedoras de una alta actividad mitótica, carentes de marcadores de queratina y por lo
tanto fenotípicamente indiferenciadas (7), serían las responsables de la repoblación centrípeta de la superficie corneal y,
a su vez, impedirían el avance del epitelio conjuntival sobre
la córnea central.
El nicho en el cual las CM residen, tiene características
especiales. Su ubicación entre las empalizadas de Vogt le
confiere una protección mecánica frente a agresiones externas. En el mismo sentido, la presencia de melanocitos genera un entorno rico en pigmento que protege a las CM de los
afectos nocivos de la radiación ultravioleta. El estroma limbar presenta un tejido conectivo laxo con colágeno tipo IV.
La proliferación de las CM ocurre por dos vías (8):
• La primera es por desplazamiento centrípeto de las
CM desde el limbo hacia el centro de la cornea, que se diferencian a células amplificadoras transitorias (CAT). Estas
células pasan a constituir el estrato basal del epitelio corneal, que proliferan para producir las células postmitóticas
suprabasales, identificadas como las células alares del epitelio corneal. Las células madre tienen alta capacidad de
diferenciación y las células CAT tienen alta capacidad de
proliferación.
• La segunda vía proliferativa seguiría una dirección vertical y estaría implicada en la función de barrera para prevenir el avance del epitelio conjuntival. La teoría X Y Z de
Thoft resume el desplazamiento de las células epiteliales en
tres fases, siendo X el desplazamiento centrípeto, Y el desplazamiento vertical, y Z la descamación de las células en la
superficie (fig. 4).
Figura 4: Desplazamiento en tres fases de las células epiteliales,
desde las células madre del limbo corneal.
8
Superficie ocular
A nivel limbar se forma un plexo vascular anastomótico
entre los capilares superficiales provenientes de la circulación conjuntival, y capilares profundos provenientes de la
circulación ciliar, lo que explica la hiperemia conjuntival
periquerática observada con relación a procesos inflamatorios intraoculares.
5. EPITELIO CORNEAL
Figura 5: Epitelio corneal y estroma superficial.
Cuando ocurre una disminución de la población de CM,
las células epiteliales de la conjuntiva invaden la córnea,
acompañadas de tejido fibrovascular que altera la transparencia corneal, e induce un proceso inflamatorio crónico,
con defectos epiteliales persistentes y cicatrización estromal.
Este proceso se puede detectar precozmente por la presencia
de células caliciformes en la citología de impresión de la
superficie corneal.
La deficiencia de CM puede ser una alteración primaria,
como ocurre en la aniridia, la deficiencia endocrina múltiple
y en la insuficiencia limbar idiopática. Hay enfermedades de
la superficie ocular como las quemaduras térmicas y químicas, el síndrome de Stevens-Johnson, y las queratitis infecciosas que destruyen las CM. Es posible inducir un daño
iatrogénico por múltiples cirugías intraoculares con abordaje limbar, la crioterapia y radiación, así como el uso crónico
de lentes de contacto.
La alta capacidad de proliferación de las CM del epitelio
corneal las hace susceptible de sufrir mutaciones inducidas
por la radiación ultravioleta u otros estímulos desconocidos.
Esta teoría es reforzada por la existencia de carcinomas in
situ (neoplasia intra-epitelial) localizados en el limbo, así
como la evidencia de la mutación observada en las CM de
ojos con pterigium, las que adquieren capacidad migratoria
y expresan proteínas de membrana inexistentes en el epitelio
corneal normal.
Figura 6: Órganos de adherencia de la células basales del epitelio a la membrana basal.
Es un epitelio estratificado no queratinizado, compuesto
de aproximadamente de cinco capas de células (fig. 5). Tiene
un grosor aproximado de 50-60 µ y se caracteriza por los
abundantes desmosomas presentes en las uniones intercelulares y hemidesmosomas que anclan el epitelio a la membrana basal, confiriendo a este epitelio impermeabilidad y
adherencia (fig. 6).
En la capa más profunda se encuentran las células basales, de aspecto poligonal, de 10 µm de ancho y 20 de alto. Se
anclan por medio de hemidesmosomas y tonofilamentos a su
membrana basal. Es característica de estas células la gran
cantidad de filamentos intracitoplasmáticos así como un
núcleo prominente. Las células basales se originan de las
células amplificadoras transitorias del limbo esclerocorneal
que migran centrípetamente, tienen actividad mitótica y son
las responsables de la regeneración y renovación del epitelio
corneal. La membrana basal del epitelio corneal tiene un
espesor aproximado de 75 nm, y se distinguen en ella una
lámina lúcida de 25 nm, y una lámina densa de 50 nm La
adherencia del epitelio corneal a la capa de Bowman se mantiene por medio de un complejo de membrana basal que
incluye una compleja red de anclaje de fibras de colágeno
tipo VII y placas de anclaje de colágeno tipo VI, que conectan la lámina densa de la membrana basal a las fibras colágenas de la capa de Bowman.
Las células alares constituyen la segunda capa celular, y
son producto de la mitosis de las células basales. Presentan
formas poligonales diversas, un gran núcleo oval, y su diámetro aproximado es de 12 a 15 µm. Se distinguen en ellas abundantes uniones intercelulares desmosómicas, así como los
tonofilamentos del citoplasma. Este estrato presenta numerosas interdigitaciones entre las paredes laterales de las células.
Las células apicales conforman los estratos más superficiales. Estas células son anchas y aplanadas con un espesor
de 4 a 5 µm y un diámetro de 40 a 50 µm. Su citoplasma es
escaso en organelos y abundante en tonofilamentos. El
núcleo suele estar disgregado o ausente. La capa celular más
superficial presenta característicamente microvellosidades y
micropliegues que expresan un glicocálix, que permiten la
adherencia de la capa mucinosa de la película lagrimal. Este
glicocálix tiene 300 nm de espesor y se compone de glicoproteínas y filamentos finos. Los márgenes de las células apicales presentan uniones estrechas que circunvalan el citoplasma apical, mientras que en las paredes laterales son
abundantes los desmosomas y «gap-junctions». Los complejos de unión intercelulares confieren impermeabilidad a la
capa externa del epitelio, impidiendo el paso de agua hacia el
estroma corneal. La ausencia de queratinización del epitelio
Capítulo 1.
corneal lo hace susceptible a la desecación y traumatismos,
por lo que la indemnidad de los párpados y del film lagrimal
son esenciales para mantener la transparencia corneal.
El epitelio corneal está siendo constantemente renovado
por la actividad mitótica de la capa basal y la exfoliación de
las células apicales, estimándose un recambio de 7 días. En
condiciones normales, la exfoliación de las células superficiales ocurre una vez que el estrato subyacente ha establecido uniones intercelulares y las microvellosidades en la membrana apical están en condiciones de anclar la película
lagrimal. El epitelio corneal posee una rápida respuesta frente a disrupciones, con rápido desplazamiento ameboideo de
las células adyacentes al defecto hasta cubrirlo en pocas
horas. Los hemidesmosomas y otras uniones intercelulares
se reforman, y la monocapa celular es reemplazada por una
capa de 6 células por la actividad mitótica de las células
basales de la periferia del debridamiento.
La matriz extracelular (colágenos, proteoglicanos y hialuronatos) juega un rol fundamental en los procesos de reepitelización secundarios a traumas, actuando como un entramado que permite la inserción y migración de las células
epiteliales. La fibronectina presente en la película lagrimal o
secretada por los queratocitos promueve la adherencia a la
superficie corneal denudada. Por otro lado, las células epiteliales participan en el remodelamiento tisular por la degradación de la membrana basal mediante la activación y expresión del inhibidor tisular de la de las metaloproteinasas de
matriz (9).
No existen células de Langerhans ni melanocitos en el
epitelio corneal central. Este hecho asociado a la ausencia de
vasos sanguíneos, proporciona a la córnea un privilegio
inmunológico sumamente importante para el éxito de los
trasplantes corneales (3).
El metabolismo de las células epiteliales de la córnea
requiere de oxígeno, glucosa, aminoácidos y vitaminas. La
glucosa, aminoácidos y vitaminas provienen principalmente
desde el humor acuoso, mientras que el oxígeno se obtiene
por difusión desde la película lagrimal. Con los párpados
abiertos, la presión parcial de oxígeno en la lágrima es de
155 mmHg, que cae a un tercio de ese valor con los párpados cerrados, siendo entonces la difusión desde los vasos
conjuntival el principal aporte de oxígeno. El uso de lentes
de contacto determina una reducción del aporte de oxígeno
al epitelio corneal, lo que induce la proliferación de tejido
fibrovascular desde el limbo (pannus).
Anatomía funcional de la superficie ocular
9
responden a estímulos térmicos, mecánicos y químicos (ácidos, acetilcolina, NaCl, PGE2).
Estas fibras constituyen el arco aferente del reflejo de
parpadeo y de secreción de lágrima, en respuesta a estímulos mecánicos, térmicos y químicos aplicados sobre la
superficie ocular. Por otra parte despiertan la reacción sistémica de alarma frente a una agresión, e inician la fase aguda
de la inflamación por medio de la liberación de sustancias
vasodilatadoras que aumentan la permeabilidad vascular.
Existe suficiente evidencia del trofismo ejercido por neurotrasmisores liberados desde estas terminales nerviosas, que
regulan el metabolismo de las células epiteliales de la córnea.
La denervación corneal determina una disminución de la acetil-colina intracelular en el epitelio, esto lleva a una disminución del GMPcíclico, con la consecuente alteración de la
mitosis de las células basales del epitelio conjuntival. Este
proceso condiciona un envejecimiento de la población epitelial, y disminución de las microvellosidades alterándose la
adherencia de la película lagrimal a la superficie corneal.
La mitosis está determinada por una balance adrenérgico
«off» mediado por AMPcíclico, y un «on» colinérgico
mediado por GMPcíclico.
La queratopatía neurotrófica es la consecuencia de la
denervación de la superficie corneal, con disminución del
neurotrofismo epitelial, la secreción de lágrima y la frecuencia del parpadeo. La disminución del trofismo acelera la pérdida de células epiteliales, lo que se ve agravado por la hiposecreción lagrimal, la mayor evaporación del componente
acuoso de la película lagrimal por disminución del parpadeo,
que además favorece una mayor osmolaridad y concentración de sustancias tóxicas en la lágrima.
La queratopatía neurotrófica se caracteriza por hipoestesia corneal, erosiones epiteliales recurrentes y úlceras del
estroma corneal, que en casos graves evoluciona a destrucción tisular y perforación. Es una condición que se observa
frecuentemente asociada a la infección corneal por virus herpes, así como a cirugía refractiva LASIK, en donde se seccionan las fibras nerviosas del estroma corneal al realizar un
colgajo con el microqueratomo. En estos pacientes, la rei-
6. NEUROTROFISMO
La inervación sensitiva de la córnea tiene lugar a través
de fibras de los nervios ciliares largos, provenientes de la
división oftálmica del trigémino, que penetran en el estroma
corneal a nivel del limbo nasal y temporal, para seguir un
curso radial hacia el centro y la superficie de la córnea, formando un plexo sub-epitelial, finalizando en terminales
libres (botones dendríticos) entre las células epiteliales
(fig. 7). Los receptores sensitivos son de tres tipos: mecanorreceptores, termo receptores, y receptores polimodales que
Figura 7: Distribución de las terminaciones nerviosas en la superficie corneal.
10
Superficie ocular
Figura 9: Capas de la película lagrimal. La mucínica (azul) permite la estabilidad de la acuosa, mientras que la lipídica (amarilla) retrasa la evaporación y mantiene la tensión superficial.
Figura 8: Distribución de la película lagrimal en la superficie
ocular.
nervación puede tardar varios meses, por lo que frecuentemente presentan síntomas de sequedad ocular y erosiones
del epitelio corneal por un periodo variable. La hipoestesia
corneal se observa también en usuarios crónicos de lentes de
contacto, posterior a trasplante corneal, pacientes diabéticos,
secundaria a cirugías sobre el ganglio de Gasser, por toxicidad de gotas oftálmicas, así como en la esclerosis múltiple.
7. PELÍCULA LAGRIMAL
7.1. Propiedades
La película lagrimal tiene un volumen de 6-9 µL, y está
compuesta por agua en un 98%, el pH normal varía entre 6,5
y 7,6, y la osmolaridad entre 310-334 mOsm. Es la primera
superficie refractiva del ojo al generar una interfase lisa
entre el aire y el epitelio corneal. Constituye un agente esencial en la oxigenación e hidratación del epitelio corneal. Por
otra parte actúa como un agente lubricante de la superficie
ocular al disminuir el roce durante el parpadeo y los movimientos oculares (fig. 8).
La película lagrimal juega un rol fundamental en la
defensa frente a la invasión bacteriana. Tiene propiedades
antiadherentes y posee además compuestos antibacterianos
tales como la transferrina, lactoferrina, lizozima, beta-lisina,
IgA, IgG, factores del complemento y leucocitos que
aumentan en número especialmente cuando el párpado está
cerrado. La lizozima es efectiva contra bacterias gram-negativas y ciertos hongos, mientras que la transferrina y lactoferrina por su propiedad de captar hierro, son efectivas contra
bacerias gram-positivas. También se encuentran en el componente lipídico de la película lagrimal ácidos grasos de
cadena corta y larga, siendo los primeros agentes desestabilizadores de la membrana celular bacteriana, y los últimos
interfieren en el metabolismo bacteriano. Existen diluidas en
la lágrima factores que favorecen el trofismo del epitelio
corneal, tales como la lactoferrina y el factor de crecimiento
epitelial (EGF).
7.2. Estructura
La película lagrimal que reviste la superficie ocular tiene
un espesor aproximado de 7-9 µ, y se compone de tres capas
: una capa posterior mucínica rica en glicoproteínas producida por las células caliciformes conjuntivales, una capa acuosa intermedia producida por las glándulas lagrimales y una
capa superficial lipídica producida por la secreción de las
glándulas de Meibomio, Zeis y Moll (fig. 9). Es probable que
in vivo esta estructura trilaminar no esté tan netamente diferenciada, existiendo un gradiente en los componentes de cada
una de sus capas (10), del mismo modo que la estimación inicial de un componente acuoso de un 95% del espesor de la
película lagrimal sea en realidad cercano a un 60% como ha
sido evidenciado en estudios de microscopía confocal.
La capa externa lipídica es muy delgada (0,1 µm de grosor) y está compuesta por una mezcla de lípidos hidrofílicos
e hidrofóbicos en estado líquido a la temperatura existente
en la superficie ocular. Los lípidos hidrofílicos están en
contacto con la capa acuosa y los lípidos hidrofóbicos se
disponen hacia la interfase aérea. La capa lipídica confiere
tensión superficial a la película lagrimal, permitiendo su
distribución homogénea sobre la superficie ocular, evita la
evaporación excesiva de la capa acuosa e impide el rebosamiento, manteniendo un menisco lagrimal estable en contacto con el borde libre.
Capítulo 1.
La capa interna mucosa constituye un gel de 7 a 40 µm de
espesor y está compuesta por el glicocálix de las microvellosidades de las células epiteliales superficiales de la cornea y
por el mucus secretado desde las células caliciformes. Entendemos por mucus a la secreción completa de las células caliciformes, que incluye lipoproteínas, glicoproteínas y proteínas. La mucina es el componente glicoproteíco del mucus, y
su principal característica es el comportamiento amfipático,
es decir su capacidad de adherir a moléculas tanto hidrofóbicas (lípidos) como hidrofílicas (proteínas). La capa mucosa
tiene una función adherente, manteniendo la película lagrimal adherida al epitelio corneal, y evitando su disgregación.
Además constituye una barrera contra la invasión bacteriana
y de células inflamatorias. La capa mucosa es removida sólo
parcialmente durante el parpadeo, persistiendo un 30 a 40%
de esta en contacto con el epitelio corneal.
La presencia de mucina soluble y lípidos meibomianos
en la capa acuosa le confiere mayor estabilidad a la película
lagrimal disminuyendo la tensión superficial, y favoreciendo
su «esparcimiento» sobre la superficie ocular durante el parpadeo. El tiempo de ruptura del film lagrimal representa el
tiempo que tarda en evaporarse la capa acuosa y la capa lipídica toma contacto con el epitelio corneal hidrofóbico.
La capa acuosa constituye en volumen el principal componente de la película lagrimal. La producción de lágrima en
condiciones basales es de 1,2 µL/minuto, siendo vaciada en
su mayoría a través del sistema de drenaje nasolagrimal, y
una pequeña proporción (3 µL/hora) se pierde por evaporación. La secreción lagrimal basal es producida por las glándulas lagrimales accesorias de Wolfring localizadas en la
conjuntiva tarsal, y por las glándulas lagrimales accesorias
de Krause, ubicadas en la conjuntiva de los fondos de saco
7.3. Secreción lagrimal
La secreción lagrimal refleja es producida por la glándula lagrimal principal. Es una glándula sebácea especializada,
que secreta su producción a través de ductos que se vacían al
fondo de saco conjuntival supero-temporal, respondiendo a
estimulación nerviosa parasimpática del séptimo par. Se
compone dos lóbulos separados por el septum orbitario, que
vacían su contenido a los fondos de saco superotemporales a
través de conductos independientes. Se encuentran en las
glándulas lagrimales principales, numerosas células plasmáticas productoras de IgA, la cual es secretada en la lágrima.
Por otra parte, las glándulas lagrimales producen TGF-β
(11), que ha demostrado ser importante en la prevención de
numerosas enfermedades de la superficie ocular (12).
Anatomía funcional de la superficie ocular
11
Los puntos lagrimales son pequeñas aperturas localizadas en el extremo medial del borde libre palpebral superior
e inferior, en el centro de las papilas lagrimales. En el ángulo medial del ojo no existen fondos de saco, lo que favorece
el drenaje lagrimal a través de los puntos.
A partir de los puntos lagrimales, los canalículos siguen
un trayecto de 10 mm (2 mm vertical y 8 mm horizontal) por
detrás del ligamento palpebral medial para formar un canalículo común que drena en el saco lagrimal. El canalículo
lagrimal está delineado por un epitelio estratificado no queratinizado que se continúa con el epitelio conjuntival y su
diámetro aproximado es de 0,5 mm. La dermis que lo rodea
es rica en tejido elástico, lo que permite su dilatación. El diámetro aproximado del canalículo es de 0,5 mm.
El saco lagrimal tiene una longitud de 12 mm, se ubica
en la fosa lagrimal, y está por detrás del ligamento palpebral
medial y algunas fibras del músculo orbicular le rodean por
detrás. Las paredes del saco lagrimal están formadas por tejido fibroelástico cubierto por epitelio columnar estratificado.
El conducto naso-lagrimal termina en la parte anterior
del meato inferior en la cavidad nasal. Tiene una longitud de
12 mm, y reposa en el canal lagrimal del hueso maxilar,
hueso lagrimal y cornete inferior. Está recubierto por un epitelio columnar estratificado ciliado que reposa en una lámina propia ricamente vascularizada (10). La fibrosis y obstrucción del conducto nasolagrimal es un proceso frecuente
mujeres potmenopáusicas, lo que condiciona epífora y el
acúmulo de detritus y proliferación bacteriana en el saco
lagrimal, con el consiguiente riesgo de dacriocistitis.
7.5. Relación película lagrimal-epitelio
La estrecha relación entre la película lagrimal y el epitelio de la superficie ocular (corneal y conjuntival) puede ser
apreciado en la queratoconjuntivitis sicca, donde la deficiencia lagrimal induce cambios epiteliales. Estos cambios se
caracterizan por metaplasia escamosa y queratinización
(13), que asemejan al epitelio de la conjuntiva al de la piel.
Una hipótesis formulada con relación a la metaplasia escamosa en la queratoconjuntivitis sicca sostiene que la presencia de factores moduladores epiteliales en la secreción lagrimal (vitamina A, factor de crecimiento epitelial, y
transformadores del crecimiento TGF β-1 y TGF β–2) en
condiciones normales inhibiría esta transformación, y que en
presencia de una daño de la glándula lagrimal su déficit sería
el desencadenante de esta transformación.
7.6. Aclaramiento lagrimal
7.4. Sistema de drenaje lagrimal
El sistema de drenaje permite la eliminación de la película lagrimal que no se ha evaporado, junto con los elementos presentes en ella. Se compone de los puntos lagrimales,
los canalículos lagrimales, el saco lagrimal y el conducto
nasolagrimal.
Se entiende por aclaramiento lagrimal el proceso de
renovación de la película lagrimal, y comprende la producción de lágrima, su evaporación, redistribución por el parpadeo y drenaje. Este proceso puede ser evaluado mediante
fluorofotometría o estimando el tiempo de desaparición de
fluoresceína de la superficie ocular, y es posible determinar
que en pacientes con ojo seco hiposecretor el aclaramiento
12
Superficie ocular
se encuentra disminuido, del mismo modo que en pacientes
con laxitud palpebral donde el mecanismo de bombeo sobre
el saco lagrimal es defectuoso. Un aclaramiento lagrimal
disminuido determina mayor concentración de citoquinas
inflamatorias, así como una mayor toxicidad de los conservantes presentes en los colirios usados para el tratamiento de
enfermedades oculares.
7.7. Mediadores en los procesos inflamatorios
de la superficie ocular
El conocimiento de los mecanismos fisiopatológicos de
diversas afecciones de la superficie ocular como el ojo seco,
la disfunción de las glándulas de meibomio, las erosiones
corneales recidivantes, entre otros, ha establecido la existencia de mediadores inflamatorios comunes, lo que explica que
las lesiones observadas en la superficie ocular sean similares, así como sus síntomas y manifestaciones clínicas.
Las metaloproteinasas de matriz (MMP) son una familia
de enzimas proteolíticas degradantes de la matriz extracelular y membranas basales, que participan en diversos procesos de la embriogénesis, y reparación de heridas. Existen
alrededor de 20 tipos MMP, divididas en cuatro clases: colagenasas, gelatinasas, estromalisinas y MMP de membrana.
Son producidas en forma inactiva, y son inhibidas por su
contraparte natural: los inhibidores tisulares de metaloproteinasas (TIMP).
Se han identificado en la superficie ocular las siguientes MMP:
— Conjuntiva: MMP-1, 2 y 3.
— Lágrima: MMP-1, 2, 8 y 9.
— Epitelio corneal: MMP-1, 9, 10, 12, 13, 14.
Se encuentran en concentraciones aumentadas en la película lagrimal en diversas enfermedades inflamatorias de la
superficie ocular, y se han correlacionado con la severidad
de úlceras y erosiones corneales. Además se han reconocido
como activadoras de citoquinas inflamatorias (IL-1, TNFα). Tanto metaloproteinasas como citoquinas, inducen apoptosis de las células epiteliales de la superficie ocular, estimulan la síntesis de prostaglandinas y de factores
quimiotácticos de macrófagos y neutrófilos.
MMP-9 (gelatinasa-B) participa en la activación de IL1β
producida en el epitelio conjuntival (14), y como enzima
degrada colágeno IV, V, elastina y fibronectina. En condiciones normales se encuentra presente en la lágrima en
forma inactiva, pero es activada por MMP-3 (estromalisina
1) que es liberada desde células epiteliales dañadas. Se
encuentra en mayores concentraciones en la lágrima de
pacientes con rosácea y ojo seco. La MMP-3 (estromalisina
1), degrada moléculas de fibronectina y laminina.
La concentración en la película lagrimal de citoquinas
inflamatorias (se encuentran aumentadas en la disfunción de
las glándulas de Meibomio, así como en el síndrome de Sjögren y la rosácea ocular (15) y ambas citoquinas han sido
asociadas a la epiteliopatía punteada superficial. La IL-1α
estimula la producción por parte del epitelio corneal de
MMP-9 (gelatinasa B), la que a su vez participa en la activación de IL-1β.
En fibroblastos de conjuntiva en pacientes afectados de
conjuntivocalasia, se encuentra una sobreexpresión de
MMP-1 (colagenasa intersticial que degrada fibras colágenas tipo I, II y III) y MMP-3, aparentemente estimulados por
IL-1β y TNF-α producidos por linfocitos y macrófagos (16).
En ojos sometidos a cirugía refractiva existe sobre-expresión
de MMP-2 y MMP-9 (17).
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