Mal cap 16x - Smartienda

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La música es importante para la ambientación de la escena.
La Maldición Capítulo 16
El gemelo maldito (Parte III)
___________Normal POV___________
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—Ahora empezaremos el verdadero exorcismo —dijo el Padre Jost haciendo la señal
de la cruz en el aire—. Por favor manténgase lejos del demonio.
—Bill…
—susurró bajito el de trenzas, pero el demonio lo oyó.
—Tomi… —su voz seguía siendo gutural y espantosa—. Tomi, ¿sácame de aquí? —
el aludido meneó la cabeza negativamente—. Vamos Tomi y dejaré que me folles este
cuerpecito que tanto te gusta —sus palabras sólo hicieron que el de trenzas cayera al
suelo de rodillas—. Tomi, ¿acaso ya no quieres follarte a tu gemelito? Jajajaja. Te
duele, pero si es la verdad ¡Somos hermanos! —gritó furiosamente—. ¿No lo habías
notado?, tenemos la misma sangre, tú también eres un demonio como yo. Sí Tom,
tengo que absorberte porque tú me convertirás en un demonio completo.
—¡Ya basta! —gritó el muchacho, sacudiendo la cabeza—. ¡Déjalo en paz! ¡Deja el
cuerpo de Bill!
—¿Quieres que lo deje? —preguntó fingiendo sorpresa—, pero si lo hago tendré que
llevármelo al infierno y ya no tendrás su dulce culito para follar jajajajaja.
—Maldito engendro del mal. ¡Abandona el cuerpo de ese hijo de Dios! —ordenó con
fuerza Biagioni.
—Josepe Biagioni… te conozco… eres un maldito —miró al cura de pies a cabeza—,
pero gracias a ti muchas almas buenas han entrado al infierno jjajajaja, no eres un
buen sirviente de tu Dios… Yo en cambio, soy muy eficiente. Ya tengo a mis huestes
listas, pronto todo será consumado —dijo en tono reverente.
—¿A qué te refieres? Si no consigues a Tom tu plan fracasará —habló Jost, tratando
de obtener mayor información.
—Nosotros no somos tan inútiles como ustedes, siempre tenemos un PLAN B —la
criatura miraba a los presentes con burla.
—Pero tú no estás completo.
—¿Y quién lo dice? Este cuerpecito era más poderoso de lo que todos creíamos
jajajajaja.
—¿De dónde salió ese cuerpo?
—preguntó Biagioni, temiendo lo peor.
—Pues pregúntaselo al chiquillo este
verdadero Bill.
—¿Y tus huestes?
—señaló su propio pecho, refiriéndose al
—siguió preguntando Jost.
—Están listas y dispuestas —respondió sonriendo, su rostro marcado de venas se
veía grotesco.
—¡Dinos tu nombre demonio!
—mandó Biagioni, cansado de la charla inútil.
—Ya vamos con lo mismo. No te lo diré —el cuerpo poseído de Bill giraba en círculos
dentro de la trampa, incapaz de sacar un pie fuera de ella.
—¡Te ordeno que me digas tu nombre! —gritó Jost lanzando agua bendita.
—¡Aaahhh! ¡Me queeeemmmmaaaaaa Tooooommmm!
—¡Bill! —gritó el de trenzas, intentando entrar al círculo. Gustav que estaba atento a
todo, lo retuvo fuertemente.
—No es él, Tom
de trenzas.
—le dijo apretando sus brazos, sufriendo de impotencia, tal como el
—¡Guuuuusssstav maldito! —gruñó la criatura infernal, mirándolos—, deja a mi novio,
sé que lo deseas sólo para ti, pero él es mío.
—¡Cállate demonio! —gritó el rubio al sentirse descubierto.
—Es la pura verdad, lo amas, pero él es mío, siempre lo fue y quiere este cuerpecito.
—¡Cállate! —volvió a gritar, completamente rojo de ira.
—Calma Gus, no es él —dijo Tom, utilizando sus mismas palabras.
—vamos demonio dinos tu nombre —mandó de nuevo Biagioni.
—No lo haré aunque maten este cuerpo. Jajajajajajaja. No lo diré porque el que morirá
será este cuerpo, no yo jajajajaja.
—¡Nooo!
—gritó el de trenzas, furioso con esas palabras.
—Calma Tom, los curas tienen un plan
oyera.
—susurró el rubio, sólo para que Tom le
—Tomi, mira tu cuerpecito favorito —el “ente” puso cara de dolor y mostró nauseas.
De pronto comenzó a vomitar clavos gruesos y negros.
—No, por favor, déjalo tranquilo —pedía desesperado Tom, limpiándose las lágrimas
que no paraban de caer—. Él es inocente, déjalo.
—Padre hagámoslo ¡ahora! —gritó David Jost apenado por la situación de los chicos.
—Pero no estamos seguros —contestó Biagioni, temeroso de que si cometían un
error, matarían a Bill en segundos.
—Si fracasamos lo volveremos a intentar, pero mira al muchacho, se hará mucho daño
si seguimos esperando —dijo triste el otro cura, pero sin comprender la verdadera
naturaleza que un mínimo error podría causar.
—Está bien —Dijo resignado—. Gustav, ¡ahora! —el rubio se puso frente a una gran
manta y se quedó ahí, esperando.
—En nombre del Hijo de Dios, Cristo el Señor, te mandamos a ti “Aamon” que salgas
del cuerpo de este joven. Te mandamos “Aamon” que salgas de él —los ojos del
demonio se abrieron como plato, completamente sorprendido que lo hubieran
descubierto.
—¡Nooooooo! —gritó horrorosamente y una sombra oscura salió de la boca de Bill,
quedando flotando en el aire.
Gustav movió un poco la alfombra, lo suficiente para abrir la trampa y que el demonio
entrara en él. La sombra, necesitando un cuerpo, entró por la boca del rubio. Los ojos
de Gustav se volvieron completamente negros. Los Sacerdotes sacaron la gran manta
que había a sus espaldas y descubrieron un espejo enorme. Gustav o más bien su
espíritu entró en el espejo por completo, obligando a su cuerpo a entrar a esa prisión
de cristal y la sombra volvió a salir de él, pero ya era tan sólo una sombra, encerrada
allí.
—¡Regresa Gustav! —gritó el padre Biagioni. Y el joven comenzó a golpear el espejo
por dentro, pero la sombra atacó al rubio destrozando el espejo por completo,
llevándose el alma de Gustav a las profundidades del infierno.
—¡Noooo Gusstavvvv! —gritó el de trenzas, pero ya todo era inútil. Se acercó al
cuerpo que yacía tirado al lado del espejo, lleno de cortes de los enormes cristales y
comprobó lo peor, que estaba sin vida—. ¡Biiillll! —llamó y corrió al otro cuerpo con un
dolor extraño en su pecho, pensando que si Bill estaba como su amigo, entonces él
también moriría. Comprobó los signos vitales de su amor y suspiró al ver que estaba
vivo—. ¿Bill? Háblame, por favor —lo sacudió levemente.
—¿Tomi? —la voz delicada de su novio le hizo salir lágrimas de felicidad y alivio.
—¿Estás bien? —preguntó besándole las mejillas que ya tenían su color natural.
—Sí, eso creo. ¿Resultó? ¿Se fue esa cosa?
—Sí cielo, volvió al infierno.
—¿Todos están bien? —esa pregunta le taladró el corazón al de trenzas.
—Gustav está muerto —dijo en un susurro, la voz rota por la tristeza.
—¿Y los curas?
—Estamos bien Bill —respondió acercándose Biagioni—. Sin embargo, tenemos más
problemas.
—¿Por qué?
—preguntó el de trenzas sentando a Bill en su regazo.
—¿No oyeron al demonio? —comentó Jost con los puños apretados—, ya soltó a sus
huestes. Ayer estudiamos sobre él.
—Su nombre “Aamon” —dijo Biagioni—, es también conocido como el “Príncipe de los
demonios” porque tiene a su mando 40 demonios. Y él dijo que ya los había liberado.
—Pero yo sólo oí nombrar a 5 —dijo Bill todavía débil.
—Pero sólo “oíste” eso, tal vez antes nombró a los otros y por estar en otra dimensión
no los escuchaste —dijo nervioso Biagioni.
—Es posible —agregó Jost—. De cualquier forma hay que reparar el desastre.
—¿Qué sugiere padre? —preguntó el de trenzas—. Hay que vengar la muerte de mi
madre y mis amigos.
—Sabemos algunas técnicas para cazar criaturas de ultratumba.
—¿Exorcismos cristianos? Pero nosotros no somos Sacerdotes —dijo Bill apenas,
pero dispuesto a todo por la venganza que sus amigos merecían.
—Son técnicas poco ortodoxas, pero eficientes. ¿Qué me dicen? ¿Nos ayudan?
—¿Bill? —el moreno asintió a su novio—. Bien Padre ¡Vamos a cazar demonios! —
dijo el de trenzas completamente resuelto.
—Sí Tomi, pateemos traseros demoníacos.
Ahora entendían que este no era el fin de la maldición, era el comienzo de una nueva
vida, una donde combatirían el mal, una donde protegerían a los inocentes de lo que
les ocurrió a ellos. Se encargarían de arruinarles los planes al “Gemelo maldito”. Y
también se amarían, esta vez libremente y no cargando una maldición encima.
____Fin____
Tengo una continuación llamada “Cazadores de Demonios”, pero no sé, si se animan
a seguir con la trama. Gracias por leer. Ha sido un placer compartir mis cuentos locos
con ustedes. Sean muy felices y coman perdices.
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