ANÁLISIS EMPÍRICO-DESCRIPTIVO DE LOS VALORES DE

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ANÁLISIS EMPÍRICO-DESCRIPTIVO DE LOS VALORES DE PADRES Y PROFESORES EN LAS
PEDANÍAS DE CARTAGENA Y TORRE PACHECO
Ana Tolino Fernández-Henarejos, Ramón Mínguez Vallejos y Mª Ángeles Hernández Prados
Departamento de Teoría e Historia de la Educación. Universidad de Murcia
Resumen
Esta investigación pretende conocer y analizar, por un lado, qué valores transmiten los padres a sus hijos y los maestros a
sus alumnos de 5º y 6º de Educación Primaria, y por otro, comprobar si existe congruencia entre los valores familiares y
escolares. En este estudio han participado un total de 310 padres y 53 maestros pertenecientes a varios centros escolares
de las pedanías de Cartagena y Torre Pacheco, escogidos a través de un muestreo no probabilístico intencional. La
orientación metodológica que se ha seguido es la empírico analítica - descriptiva y la técnica de recogida de datos ha sido
la observación indirecta por medio de dos cuestionarios. Los datos apuntan que hay bastante relación entre los valores que
transmiten familia y escuela. Los resultados que se ofrecen en la investigación serán de gran utilidad, entre otras, para el
diseño de programas educativos dirigidos a favorecer la educación en valores.
Abstract
This research seeks to understand and analyze, first, what values transmitted by parents to their children and teachers to
their students in grades 5 and 6 º of Primary Education, and another check for consistency between home and school
settings. In this study enrolled a total of 310 parents and 53 teachers from several schools in the district of Cartagena, Torre
Pacheco, chosen through an intentional non-probabilistic sampling. The methodological orientation has been followed is the
empirical analytic - descriptive and the technique of data collection has been indirect observation through two questionnaires.
The data suggest that there is considerable interaction between the values embodied by family and school. The results are
given in the research will be useful, inter alia, to design educational programs aimed at promoting education in values.
INTRODUCCIÓN
A pesar de que la Pedagogía y más concretamente la teoría sobre la educación en valores es
relativamente joven, especialmente en España, donde se inicia a finales de los años setenta, son
numerosas las investigaciones que podemos encontrar al respecto. Hablar de educación en valores
exige hacer un referencia explicita a la tradición filosófica en la universidad española, al respecto cabe
resaltar las aportaciones de Ortega y Gasset, López Quintas; sin embargo, Ricardo Marín además de la
visión filosófica posee una pedagogía, contribuyendo con sus escritos a introducir los valores en la
práctica educativa con su obra “Valores, objetivos y actitudes en educación” (1976). Ese mismo año, se
celebró el VI Congreso Nacional de Pedagogía con el título “La educación en función de los valores”, y
después como recoge el profesor Escámez (2003) el tema de los valores vuelve a desaparecer del
panorama español, hasta que en 1986 se aprecia un cambio positivo en el interés que despiertan los
valores en la educación, y las obras de la psicología social aportan nuevas perspectivas teóricas,
alcanzando el impulso definitivo para los que trabajamos en educación, vino con la Teoría el Desarrollo
del Juicio Moral de Kohlberg (1981), discípulo de Piaget.
Desde entonces, la necesidad y el deseo de conocer los valores básicos de las personas, bien sean
políticos, religiosos, culturales, familiares o escolares, ha estado presente en muchos expertos
dedicados a estudiar su evolución en el tiempo y en el espacio. Profesionales de diversas áreas
(Psicología, Pedagogía, Política, Antropología, Sociología, etc.) se han convertido en un pilar
fundamental no sólo de la educación formal, sino también de la no formal e informal. Son múltiples las
referencias que podemos encontrar sobre valores y educación, así como eventos destinados a
reflexionar tanto en la teoría como en la praxis de la educación en valores. Entre los estudios más
recientes que hemos recogido en este trabajo cabe resaltar World Values Survey (WVS). En este
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sentido, la presente investigación pretende conocer los valores de los agentes educativos en la
comunidad educativa de centros de las pedanías de Cartagena y Torre Pacheco.
El trabajo se ha dividido en ocho apartados. El primero de ellos destinado a delimitar el problema de
investigación, recoge los antecedentes y la formulación del problema. En segundo lugar, la
fundamentación teórica, conceptualiza, relaciona y justifica el objeto de estudio. En el diseño del plan
de actuación se contemplan los objetivos e hipótesis, la población y muestra que ha participado, el
diseño metodológico, así como el proceso de construcción de los instrumentos de recogida de datos,
las variables que se contemplan y las etapas que se han seguido en el desarrollo de la investigación.
En el cuarto apartado se exponen los resultados de la investigación y análisis de los datos, recurriendo
al empleo de tablas y gráficas para clarificar el análisis directo y bivariado de los resultados. Para
finalizar encontramos los demás apartados, las conclusiones, consecuencias e implicaciones,
bibliografía y anexos.
PROBLEMA DE LA INVESTIGACIÓN: ORIGEN Y JUSTIFICACIÓN
La identificación de un problema junto a la delimitación de unos objetivos que reflejen las intenciones
del investigador, son considerados por Del Rincón (1995, p. 20) como el punto de partida de cualquier
investigación socioeducativa. En este apartado nos centraremos en el primero de ellos.
Antecedentes del problema de investigación
A pesar de la relatividad del concepto del problema de investigación, Colás y Buendía (1993, p. 70), lo
definen como una situación problemática que carece de una respuesta satisfactoria y requiere indagar
para conocer nuevos datos al respecto. En este sentido, la curiosidad por conocer del investigador se
convierte en un aspecto crucial para identificar problemas de investigación de diversas fuentes: su
propia experiencia, la revisión de teorías científicas, la consulta de otras investigaciones, etc. El interés
por investigar la transmisión de los valores en la familia y la escuela surgió hace dos años al cursar la
asignatura optativa “Pedagogía Familiar” impartida por la profesora Mª Ángeles Hernández Prados.
Posteriormente, tuve la oportunidad de conocer la línea de investigación desarrollada por el Dr. Ramón
Mínguez Vallejos sobre “Familia y Valores” en el Máster de Investigación de Educación Infantil y
Primaria.
Todo proceso de investigación requiere de la revisión de fuentes bibliográficas que nos permitan
enmarcar y delimitar la investigación, haciendo un recorrido histórico de las teorías y de los estudios
que sobre valores y familia se han realizado. Cabe resaltar entre los estudios hallados, la Encuesta
Europea de Valores y Encuesta Mundial de Valores, ya que se trata de la primera encuesta de valores
(EVS, Europen Value Survey) que se realizó en España en 1981 y desde entonces, se aplica con una
periocidad de 10 años. Se utiliza a nivel nacional e internacional en distintos ámbitos como política,
familia, trabajo, religión, etc. El modelo de las EVS ha inspirado parte de los cuestionarios de las
Encuestas de la Juventud promovidas y patrocinadas por la Fundación Santa María, así como una
réplica, de F.A. Orizo, patrocinada por el CIS en 1994. Al tiempo han ido apareciendo los
correspondientes informes y múltiples publicaciones internacionales: desde el básico de 1981 a cargo
de J. Stoetzel (PUF), hasta los que analizan la encuesta de 1990, básicamente el de Ester, Halman y
de Moor (Tilburg University). Por otro lado, algunas organizaciones han realizado investigaciones sobre
la temática que nos ocupa, entre las que destacamos la Fundación Acción Familiar, que desarrolla un
programa de formación de padres, publica estudios y artículos sobre familia1, y convoca anualmente un
A modo de ejemplo, señalamos el estudio anual 2005 “La familia en el proceso educativo” o el estudio anual 2007
“Familia, escuela y sociedad” de la Fundación Acción Familiar, donde reflexiona sobre la familia como principal y primer
1
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premio para investigaciones centradas en la familia; la Fundación la Caixa, en su obra social presenta
una colección de trabajos monográficos sobre la familia2; la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción
desarrolla programas familiares como espacio preventivo donde se centran prioritariamente en la
educación en valores; y por último, la Fundación Santa Maria, orienta alguna de sus actividades a la
formación del profesorado y padres3, publicaciones e investigaciones educativas relacionadas con
valores, escuela y familia4.
Formulación del problema
Actualmente, la familia tiene importantes dificultades para llevar a cabo su misión transmisora de
valores porque carecen de modelos válidos para las nuevas generaciones, los aprendizajes que ellos
recibieron son caducos y poco adecuados para las situaciones que atraviesan sus hijos. Asistimos a
una perdida de las tradiciones que deja desamparadas a las familias en la tarea de educar. Es habitual,
encontrar multitud de familias que ponen en tela de juicio los valores que, en el pasado, han dado
solidez al ser humano. De ahí que, en nuestros días, exista la sensación de no saber qué valores
conservar y qué nuevos valores requieren los padres y madres en la educación de sus hijos. Incluso
para los educadores resulta muy complejo mediar entre que valores enseñar desde la escuela. En este
sentido, Mínguez (2009, p.14) ante la pregunta ¿Qué valores debe enseñar la familia?, considera, “No
hay respuesta unánime. Más aún, sería un despropósito enumerar aquellos que deberían ocupar la
tarea educadora de madres y padres. Vivimos en una sociedad tan plural como diversa que existen
también plurales concepciones del mundo y del hombre, lo que hace superfluo cualquier propuesta
homogénea de valores.”. Partiendo de esta premisa, no podemos homogeneizar los valores porque
como miembros de familias heterogéneas concebimos el mundo con diferentes miradas, pensamientos
y distintas formas de hacer, aparte de vivir en una sociedad muy cambiante con nuevas necesidades,
pero si cabe la necesidad de conocer los valores que deben primar en la sociedad para convivir como
seres cívicos, averiguar los valores que se deben transmitir desde la comunidad educativa y los valores
deseables que se quieren transmitir.
Cada familia es libre de educar a sus hijos en los valores que estime más oportunos. Siendo esto cierto
porque está recogido en la Constitución Española “los padres son libres de escoger qué educación
quieren dar a sus hijos”, sin embargo se corre el riesgo de caer en la promulgación de valores que son
contrarios a un estilo de vida democrático. Sin horizonte más o menos compartido de valores de los
principales agentes educadores (familia y escuela) se hace muy difícil, por no decir imposible, el
desarrollo de una propuesta coherente de valores a hijos o alumnos. Dicho en otros términos, siendo
respetuosos con la libertad de elección de los padres en qué valores quieren transmitir a sus hijos, sin
embargo, urge conocer qué valores quieren transmitir a sus hijos. Este conocimiento de valores es
básico para determinar un modelo coherente de educación entre familia y escuela. Si no hay
coherencia entre los valores que transmiten las familias entre sí y los maestros/as de sus hijos es
posible que pueda producirse una desacreditación de lo que enseñan los padres y madres en el hogar
y lo que enseñan los maestros en el aula, con lo cual el alumno puede entrar en una situación de
indecisión por aprender qué valor, porque los valores no se aprenden todos a la vez, sino que hay
núcleo de educación de los hijos y su especial relevancia en la transmisión de valores, la necesidad de desarrollar un ética
familiar, la relación de la familia y la escuela como instituciones complementarias.
2 Entre ellos encontramos volúmenes publicados como “La familia española ante la educación de los hijos” (2001) o “Padres
e hijos en la España actual ” (2006).
3 Como referente, se encuentran los cursos impartidos durante todo el año en España, sobre la relación entre familia y
escuela “La relación familia y escuela: clave para la calidad educativa” (2009).
4 Destacamos como estudio “Las emociones y los valores del profesorado” (2007) realizado por el Instituto de Evaluación y
Asesoramiento Educativo -IDEA- con el apoyo del Ministerio de Educación, en el que se analizan los valores y las
preocupaciones del profesorado que está en activo y de aquellos que se están formando para ejercer la docencia.
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tiempos, ritmos, insistencias en las que hay preferencias por unos y no por otros, aunque los valores
que enseñan las familias y los maestros sean adecuados.
Como consecuencia de lo anterior, se anuncia el problema del presente estudio, es decir, la necesidad
de conocer qué valores prefieren transmitir los padres a sus hijos, qué valores están aprendiendo en
las escuelas y analizar la correlación que se establece entre ambos contextos, para diseñar
posteriormente un programa pedagógico basado en un proyecto compartido de educación en valores.
FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA
Conceptualización del valor
No existe, una concepción uniforme y generalmente aceptada del valor, por el contrario, nos
encontramos ante una gran diversidad y pluralidad de definiciones que varían en función de la
particularidad del momento histórico en que se concibe y precisa, añadiendo siempre una adjetivación
a la idea de valor: el valor del cuerpo, de la salud, de la alimentación, cultural, estético, religioso y
moral, entre otros.
Las primeras interpretaciones de los valores desde la perspectiva psicológica establecieron una
relación directa entre el valor y aspectos personales (el deseo, la necesidad, la motivación o el interés).
En el siglo XX, se resaltan las condiciones histórico-sociales de la naturaleza humana, otorgándole al
valor un carácter empírico-contextual. Más recientemente, el valor se entiende como un concepto
amplio y dinámico, que conlleva atributos cognitivos, afectivos y motivacionales más fuertes que el de
actitud, aunque existe otra postura que concibe el valor de forma más abstracta como parte del sistema
de creencias más arraigadas en la personalidad del sujeto. Al hilo de este planteamiento, para Rokeach
(1980), los valores son entendidos como marcos de conocimiento que están relacionados no sólo con
otras estructuras más básicas (creencias, actitudes) o con otras dimensiones de personalidad
(intereses, motivaciones, estilos de orientación, etc.) sino también con el sistema ideológico y político
que orienta las actitudes interpersonales y sociales de los sujetos.
Desde la perspectiva ético-filosófica, las primeras reflexiones sobre el valor se encuentran en el
pensamiento griego y en el cristiano medieval, identificándolo como sinónimo del “Bien” y en estricta
vinculación con el ser de las cosas, es decir, es inmanente a la sustancia de las cosas y determina lo
que son o deben de ser. De modo que la bondad o maldad de las personas es implícita. Sin embargo,
cuando surge el pensamiento moderno se inicia paulatinamente la separación radical del “Ser” y el
“Valor”, donde el valor pierde su carácter trascendente, y surge la perspectiva de la subjetividad
humana creadora. El ser ya no es el depositario de los valores, sino que ellos mismos subsisten en su
“yo”, lo que implica que sea el sujeto el que asigne el valor a las cosas, rebasando los límites del
conocimiento racional y situándolo dentro del campo del sentimiento, e incluso, en el de las creencias.
En este sentido, Díaz (2001, p.51) lo expresa de la siguiente manera: “valor es lo que mueve mi
corazón, imanta mi vida, me hace existir, ser, moverme. Cuanto menos valioso es algo para mi, tanto
más se aleja de mi horizonte”. De aquí podemos deducir que los valores son intrínsecamente afines a
la existencia de la persona, afectando a su conducta, configurando y creando sus ideas, y
determinando sus sentimientos. Ortega y Gasset (1973, p.18) lo citan de la siguiente manera: “Las
creencias constituyen el estrato básico, el más profundo de la arquitectura de nuestra vida. Vivimos de
ellas y, por lo mismo, no solemos pensar en ellas. Pensamos en lo que nos es más o menos cuestión.
Por eso decimos que tenemos estas o las otras ideas, pero nuestras creencias, más que tenerlas, las
somos”. Es decir, el valor como un conjunto de creencias fundamentales y como la estructura que da
sentido a nuestra conducta.
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Para Ortega y Mínguez (2001, p.20) el valor es un “modelo ideal de realización personal, que
intentamos a lo largo de nuestra vida plasmar en nuestra conducta sin llegar a agotar nunca la
realización del valor. El valor es como una creencia básica a través de la cual interpretamos el mundo,
damos significado a los acontecimientos y a nuestra propia existencia”. Los valores están formados
por un conjunto de ideas, creencias, convicciones y principios fundamentales que nos define como
somos, determina nuestra visión del mundo y dirige nuestra forma de ser. En este sentido, Cortina
(2000) afirma que “el valor forma parte de nuestro ser más profundo, de nuestra entrañable realidad, es
un ingrediente indispensable de la vida humana, inseparable de nuestro ser personas”. Los valores
forman parte de nosotros, no se concibe una persona sin valores.
La transmisión de valores
Existen cuantiosos documentos, seminarios, congresos que destacan la importancia de los valores
como elemento integrante de la acción educativa. Éstos, han estado siempre presentes en el aula.
Consciente o inconscientemente el profesor ha actuado y actúa, desde una determinada concepción
del mundo y del hombre, desde un determinado sistema de valores, que mediatizando su interpretación
de la realidad, también condiciona, en una determinada orientación, su actuación como profesor: la
selección de los contenidos, la prioridad que establece en los mismos, las actividades que programa,
las teorías en que basa su actividad pedagógica, la visión de su función como profesor, el clima de
clase, la metodología de enseñanza, etc., no escapan a la influencia del sistema de valores que
sustenta. Es claro que si no es a partir de los valores, no hay posibilidad alguna de llevar a cabo un
proceso educativo, porque no existe el hombre biológico, desnudo de cultura, es decir, de valores
desde los cuales exige ser interpretado. Acercarse al hombre, conocerlo, entenderlo significa siempre
interpretar el mundo de significados o valores a través de los cuales todo hombre se expresa, siente y
vive. Significa contemplar al hombre en su historia, en su propio hábitat fuera del cual sería de todo
irreconocible. Por ello los valores son contenidos, explícitos o implícitos, inevitables en la educación.
La novedad y la urgencia de los valores plantea iniciar una nueva andadura que permita cambiar el
estilo de vida de nuestras escuelas, un nuevo enfoque en los aprendizajes y un cambio de mentalidad
de la sociedad que demanda una educación menos centrada en los aprendizajes instructivos y más en
aquellas competencias que permitan la formación integral de la persona.
La institución escolar no es un sistema autónomo que funcione al margen de lo que acontece en la vida
real de la sociedad. Suele reflejar, con bastante fidelidad, las contradicciones del sistema social al que
pertenece, su cara visible y oculta. Representa un factor clave en la continuidad del sistema social y, a
su vez, en la transformación y cambio de la misma sociedad. Pensar la escuela como una institución
aislada, en una era como la nuestra, caracterizada por la eclosión de los medios, recursos y técnicas
de comunicación, es pretender lo imposible y desconocer la naturaleza misma de la educación. La
educación se resuelve básicamente en un proceso de comunicación. Sin ésta desaparece toda
posibilidad educativa. Pero la comunicación se da en un contexto ya significado. Y son los significados
e interpretaciones, que profesor y alumno dan a la realidad que les envuelve, lo que se convierte en las
claves de la comunicación y en la base ineludible del proceso educativo. Éste no se da en el vacío, sin
tiempo ni espacio. Se produce siempre marcado por el contexto, por la cultura como forma matriz en la
interpretación de la propia existencia, de nuestras relaciones con los demás y con las cosas. El mismo
hecho concreto del acto educativo, en cuanto plasmación de un currículo, no hace más que poner de
manifiesto la inesquivable vinculación entre éste y las instancias políticas, las ciencias y las
tecnologías.
La educación está inevitablemente incrustada en una cultura, en una política y una economía. El
cambio profundo que se ha producido en la realidad social, en los hábitos y estilos de vida del hombre
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de hoy es, básicamente, lo que ha producido la urgencia del retorno, o mejor dicho, de la introducción
de los valores en el currículo escolar. Son los hechos, la realidad distinta los que han obligado a la
escuela a un discurso también distinto y nuevo; la toma de conciencia de que no son suficientes los
avances técnicos para afrontar adecuadamente los desafíos del momento presente, sino que se hace
imprescindible una reorientación ética de los principios que regulan la convivencia entre todos y la
relación del hombre con su entorno. El cansancio, indignación e impotencia que produce el espectáculo
humillante de la emigración masiva en los países pobres; la discriminación y xenofobia que parecen
instalarse en los países desarrollados; el reparto injusto de la riqueza entre los pueblos; el fenómeno de
la exclusión como nueva expresión de la pobreza, el deterioro medioambiental, etc., han sacudido la
conciencia de muchos y propiciado la demanda de una educación que se sustente en los valores
morales para afrontar situaciones, hasta ahora, inéditas.
Sin negar la gravedad de la situación actual y la función que a la institución escolar compete a este
respecto, es preciso subrayar la necesidad ineludible, por encima de las necesidades o intereses del
momento, de incorporar e integrar los valores en los procesos de enseñanza como contenidos
explícitos irrenunciables en la tarea del profesor. Se va asumiendo que la formación de la totalidad de
la persona implica, por una parte, el aprendizaje de conocimientos y destrezas o habilidades: por otra,
la apropiación de valores morales que le permitan situarse en el mundo y con los demás de una
manera responsable y solidaria.
El hombre es un ser racional, que sufre y goza; es afecto, emoción y no sólo inteligencia. Por lo que
contemplar los valores como componente en la acción educativa es reivindicar una educación de la
totalidad de la persona. El aprendizaje de lo que llamamos “conocimientos” aparece así vinculado
necesariamente a los valores. La enseñanza - aprendizaje de los valores no se identifica con la
transmisión de ideas, conceptos o saberes, algo a lo que la escuela, desde hace tiempo, viene
acostumbrada. Reclama y exige la referencia a la experiencia del valor. Es decir, es necesario que
alguien se haga garante del valor desde la experiencia del mismo. Un cognitivismo exagerado nos ha
llevado a presentar los valores como entes idealizados, alejados de la realidad de nuestra existencia,
carentes, por tanto, de fuerza para mover a los individuos a su realización.
La experiencia cotidiana del valor se hace del todo indispensable para la apropiación del mismo. La
apropiación del valor representa y exige una opción-elección en el educando. Y la enseñanza del valor
deberá incidir siempre en la preparación del educando para la mejor elección. No cabe, por tanto, en un
proceso educativo la imposición de los valores. Éstos se ofrecen, se “exponen” y se proponen,
resaltando las consecuencias personales y sociales de una determinada opción valor-antivalor. Ésta es
la complejidad y servidumbre de la enseñanza de los valores: su inevitable referencia a la experiencia.
Si no ofrecemos, entre todos, experiencias de los valores que queremos transmitir, la educación en
esos valores se convierte en una tarea imposible. Pero la experiencia del valor empieza por el entorno
más inmediato, por la realidad más próxima al educando. Debemos ofrecer experiencias de los valores
que queremos transmitir. Acercar la realidad de la vida. También es necesario descubrir los propios
valores, tomar conciencia de ellos y clarificar lo positivo de sí mismo y de los demás.
Familia y escuela agentes de transmisión de valores
La función tradicional por excelencia que ha desempeñado la escuela desde sus albores ha sido la
transmisión de conocimientos. Sin embargo, entre los principios que sustentan la acción educativa de
las escuelas, también se encuentra la transmisión y puesta en práctica de valores que favorezcan la
libertad personal, la responsabilidad, la ciudadanía democrática, la solidaridad, la tolerancia, la
igualdad, el respeto y la justicia, así como ayudar a superar cualquier tipo de discriminación. La escuela
debe formar buenos ciudadanos, personas solidarias, tolerantes, respetuosas, preocupadas por el
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medio ambiente, amantes de la paz y la igualdad. Al respecto, Ortega y Mínguez (2001) afirman: “el
hombre es más que pensamiento o inteligencia, también es cultura, entendida ésta como forma de
vida, por lo mismo, es un ser de valores”. El para qué de todo acto educativo debe ser objeto de valor.
De modo que, hablar de educación es hacer referencia necesariamente a los valores, porque no existe
el ser humano carente de cultura.
La creciente globalización de la comunicación ha erosionado las fronteras provocando fuertes procesos
de homogenización y heterogeneización entre las regiones de un mismo país y entre diferentes países.
Así mismo, ha contribuido al debilitamiento de los lazos comunitarios y de la participación en la vida
pública. Las instituciones carecen del fuerte papel socializador de antaño, ya no son fuente de
transmisión en valores, ni contribuyen a la construcción de una identidad cívico-moral. El proceso
actual de “desinstitucionalización” en el que se han visto sumergido las nuevas generaciones, ha roto,
si no de forma total, si parcialmente, con casi todos los vínculos sociales que favorecían el proceso de
socialización e interiorización de normas y valores, entre ellos el escolar y el familiar. Esta crisis en la
transmisión de valores de las instituciones de acogida se debe en parte a la situación actual de
constante ambivalencia bipolar, a la fragmentación social y a la implantación del individualismo como
imperativo moral. Para Dubet (2006) al hacer añicos la adhesión al mundo, hemos pasado de una
cultura de símbolos a una cultura de signos, en la que cada individuo se convierte en el único autor de
sus propias creencias, moviéndose libremente en la ambivalencia de plasmar en su vida valores
contrapuestos. La sociedad contemporánea se caracteriza por la movilidad, no permite quedarse
quieto, afirma Ana L. Abramowski (2000, p.22), "Nos hemos convertido en seres humanos sin guía,
puestos todo el tiempo en situación de juzgar, decidir y construir nuestros propios referentes". Impera
junto esta sobrevaloración de lo individual, un analfabetismo ético-moral que nos impide diferenciar el
valor del contravalor, lo que supone una seria amenaza para la vida en comunidad (social y familiar). El
aumento de la violencia intrafamiliar, de la intolerancia, de los conflictos escolares, de las
desigualdades, etc. son una muestra más de la urgente necesidad de educar ciudadanos, es decir, de
educar en valores. A veces, penosamente, se reduce esa petición a la escuela, como si la escuela
fuera la panacea para solucionar todos los problemas sociales, olvidando que es la sociedad en su
conjunto, y en primer lugar la familia, quien educa o por el contrario omite hacerlo, o en el peor de los
casos, deseduca.” (Naval, 2003, p.183)
La transmisión de valores no recae sólo en la escuela sino también en la familia. Muchos expertos han
demostrado que la familia es el primer y más importante contexto socioeducativo de valores. Los
humanos nacemos con abundantes carencias y con casi todo por aprender. Actitudes, valores y
hábitos de comportamiento constituyen el aprendizaje imprescindible para ejercer de “humanos”. Nadie
nace educado, preparado para vivir en una sociedad de humanos. Pero el aprendizaje de los valores
es de naturaleza distinta al de los conocimientos y saberes. Exige la referencia a un modelo, a una
experiencia del valor. Es necesario un clima de afecto y de “complicidad” entre educador y educando
que haga posible la adhesión afectiva y el compromiso del valor. Y en esto el medio familiar ofrece más
posibilidades que el marco escolar (Ortega y Mínguez, 2003).
Para Ortega (2007) “es el clima educativo de la familia el que posibilita la apropiación del valor moral”.
La familia es el hábitat para aprender y arraigar los valores morales. Y no solo el hábitat sino es quizás,
el único espacio más adecuado en el que es posible apropiarse de los valores porque la sociedad
ofrece pocas oportunidades para reflejar los valores y ofrecer experiencias del valor, condición
necesaria para su aprendizaje. Por tanto, la educación en valores debe ser un eje fundamental de la
comunidad educativa. La relación entre escuela y familia es básica para hacer posible una educación
plena.
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DISEÑO DEL PLAN DE ACTUACIÓN
Objetivo general y objetivos específicos
Teniendo en cuenta que el problema de la investigación pretende conocer si existe un proyecto
compartido de transmisión de valores entre familia y escuela, el objetivo general que se plantea es
Analizar los valores que la comunidad educativa (padres y profesores) transmite a alumnos del
tercer ciclo de Primaria (5º y 6º) de las pedanías de Cartagena y Torre Pacheco.
Para ello se han formulado los siguientes objetivos específicos:
Describir los valores básicos en la vida familiar que consideran los padres y madres.
Conocer qué valores debe transmitir la escuela desde la percepción de padres y profesores, y
los valores básicos que pretenden transmitir los maestros en el aula.
Analizar la coincidencia existente entre los valores que transmiten los padres en su contexto
familiar y los profesores en su contexto escolar.
Hipótesis de investigación
Los valores (entre los diez primeros) más elegidos por los padres y madres son los mismos que
pretenden transmitir a sus hijos en el ámbito familiar.
Se da coincidencia entre los valores (entre los tres elegidos en primer lugar) que debe transmitir
la familia, a juicio de los profesores, y los valores más importantes que los padres permiten
transmitir a sus hijos.
Existe concordancia entre los valores escolares más elegidos por madres y padres y los elegidos
por los profesores como básicos en el ámbito escolar.
No hay diferencia porcentual (> 5%) entre valores que padres y madres consideran que está
aprendiendo su hijo en la escuela y los que pretenden transmitir los profesores en el aula.
Población y muestra
En este estudio nos centramos en familias cuya edad de los hijos se encuentra comprendida entre los
10 y 12 años. Según Piaget (1932) en este estadio evolutivo los niños comienzan a cuestionarse de
forma racional las normas y los valores que hay implícitos en ellas, asentando las bases de una
posterior autonomía. El papel de los padres en la transmisión de valores adquiere gran importancia en
edades tempranas, ya que permite, a través del aprendizaje de normas y la formación de hábitos, así
como la imitación de las conductas parentales, formar las bases para un posterior cuestionamiento e
interiorización de los valores que comenzará aproximadamente en la preadolescencia. En esta crisis de
identidad y reformulación de sus propios valores y creencias, el niño requiere no tanto de una
intervención directa o impositiva, sino del acompañamiento de los padres (acoger y respetar la
identidad del otro). La población de esta investigación se constituye por todos aquellos padres, madres
y profesores de los alumnos que se encuentran matriculados en el tercer ciclo de primaria de los
centros escolares de las pedanías de Cartagena y Torre Pacheco.
Para la obtención de la muestra se seleccionaron una serie de centros en las pedanías de Cartagena y
Torre Pacheco, teniendo en cuenta los siguientes criterios: cercanía del investigador al contexto objeto
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de la investigación, con el fin de disponer de un conocimiento más cercano a la realidad escolar;
centros escolares de primaria; disponibilidad e interés del centro para participar en la investigación;
presencia de alumnado procedente de distintos tipos familiares, para garantizarnos la recogida de
información de los valores que se dan en los diferentes modelos familiares; y por último, centros donde
la presencia de población extranjera se situé aproximadamente entorno al 20%, para poder conocer si
los centros escolares contemplan los valores de la población no autóctona.
Teniendo en cuenta estos criterios, los centros públicos seleccionados son: Nuestra Señora de los
Dolores (Los Dolores), San Cristóbal (El Bohío), Azorín (Los Molinos Marfagones), San Antonio Abad
(San Antón), Miguel de Cervantes (La Aljorra), Vicente Medina (Los Dolores), Fontes (Torre Pacheco).
Para facilitar el acceso a estos centros se elaboró una carta de presentación para que el equipo
directivo tuviera conocimiento de objeto de la investigación y del compromiso que se adoptaba con el
centro. Se realizaron las correspondientes visitas al director del centro, con el objetivo de dar a conocer
el trabajo, de solicitar el acceso al mismo y de que éste nos hiciera una primera valoración de la
disponibilidad de los maestros/as de Educación primaria, ya que su implicación es clave en la captación
de la muestra de padres, para entregar y recoger los ejemplares de los cuestionarios.
Una vez que los centros aceptaron participar en la investigación, se procedió a invitar a la totalidad de
padres y madres de los alumnos de 5º y 6º de primaria, enviándoles el cuestionario a través de sus
hijos, así mismo se entregó el cuestionario a todos los profesores que imparten en este ciclo, siguiendo
el proceso de un muestro no probabilístico intencional de aulas intactas. El número total de familias
invitadas fue de 641, y se recogieron un total de 310 cuestionarios de padres y madres, de los cuales
podemos considerar válidos 294 cuestionarios y 16 nulos, ya que fueron entregados en blanco o
incompletos. Teniendo en cuenta estos datos, la participación media de las familias es de 45,50%. El
cuestionario destinado a las familias podía ser cumplimentado por ambos padres (51,3%) o sólo por
uno de ellos, recogiéndose un 32,3% de los cuestionarios elaborados exclusivamente por la madre y el
16,5% sólo por el padre.
Tabla Nº 1: Participación de las familias según los centros objeto de investigación
Muestra
Muestra
Muerte
iniicial o invitada
productora de datos
Muestral
C.EI.P. Ntra. Sra. De Los Dolores
100
45
55
C.E.I.P. San Cristóbal
52
24
28
C.E.I.P. Azorín
108
41
67
C.E.I.P. San Antonio Abad
129
40
89
C.E.I.P. Miguel de Cervantes
47
28
19
C.E.I.P. Vicente Medina
47
17
30
C.E.I.P. Fontes
158
99
59
Total
641
294
347
Por otra parte, el total de profesores invitados fue de sesenta, de los cuales siete no participaron, lo que
representa aproximadamente un 10% de muerte muestral. En este sentido, la muestra real productora
de datos se encuentra formada por 294 familias y 53 profesores.
637
Tabla Nº 2: Participación de los maestros/as según los centros objeto de investigación
Muestra
Muestra
Muerte
inicial o invitada
productora de datos
muestral
C.E.I.P. Ntra. Sra. De Los Dolores
11
11
0
C.E.I.P. San Cristóbal
7
5
2
C.E.I.P. Azorín
7
6
1
C.E.I.P. San Antonio Abad
10
8
2
C.E.I.P. Miguel de Cervantes
8
8
0
C.E.I.P. Vicente Medina
7
5
2
C.E.I.P. Fontes
10
10
0
Total
60
53
7
Descripción de la muestra de padres y madres
Respecto a la variable independiente “edad de los padres y madres” se han contemplado tres
intervalos posibles de edad: de 25 a 30 años, de 31 a 46 y de 46 a 65. Los resultados obtenidos por el
conjunto de padres y madres encuestados ponen de manifiesto que la franja de edad que representa a
la mayoría de éstos es la intermedia, donde se registran un 73,7%, sin diferencias de género
significativas. Por otra parte, el 8% de la muestra se sitúa en el intervalo de edad de 25 a 30 años,
aunque en esta ocasión, la proporción de madres cuadruplica a la de padres. Por último, el porcentaje
total de padres y madres cuyas edades oscilan entre los 46 y 65 años, asciende a algo más del 18%,
produciéndose una situación inversa a la anterior, es decir, la proporción de padres con esta edad casi
triplica a la de madres.
Grafica Nº 1: Edad de los padres y madres
250
200
150
PADRES
100
MADRES
50
0
25-30
31-45
46-65
Otro aspecto a tener en cuenta es la situación profesional en la que se encuentran los padres y madres
de los alumnos. En este sentido, algo menos de la mitad de los padres y madres (46,7%) están
ocupados a tiempo completo, un 12,65% lo están a tiempo parcial, el 8,5% representa a los
desempleados; el 1,4% son pensionistas y 6,65 % presentan otra situación laboral. En un análisis más
minucioso de los datos obtenidos, podemos comprobar que en el género masculino predomina la
categoría de ocupados a tiempo completo (63,9%), mientras que en el femenino prevalece la situación
de ama da casa (46,5%). Por otro lado, entre las madres trabajadoras fuera del hogar, el porcentaje de
ocupadas a tiempo completo (22,3%) es considerablemente inferior al porcentaje de padres en estas
mismas circunstancias laborales. Por el contrario, las madres en la categoría de tiempo parcial duplican
a los padres.
638
Gráfica Nº 2: Profesión de los padres y madres
200
150
100
50
0
Ocupados a Ocupados a
tiempo parcial
tiempo
completo
Parado
Pensionista Otra situaciónRealiza tareas
en el hogar
En relación a la formación académica de los padres podemos observar, de forma general, en la gráfica
Nº 3, que no hay diferencias significativas en función del género. Más específicamente los datos
demuestran que, tanto los padres y madres que carecen de estudios, como aquellos que alcanzaron el
nivel de bachiller, representan un 11 % respectivamente. Algo más del 15% poseen estudios
secundarios obligatorios, coincidiendo este porcentaje para los padres con formación profesional. La
categoría de estudios primarios representa el mayor número de padres y madres (33%), mientras que
los estudios universitarios son minoritarios (8%). De forma general se puede decir que la mayoría de la
muestra tiene un nivel socioeducativo bajo.
Gráfica Nº 3: Estudios de los padres y madres
120
100
80
60
PADRES
40
MADRES
20
0
Ninguno
Primaria
ESO
Bachiller
Formación
Profesional
Universidad
En la variable “nacionalidad de las familias” se distingue por un lado, los padres y madres con
nacionalidad española que representa 73,35% de la muestra, y por otro los padres y madres con
nacionalidad no española (26,65%). El instrumento de recogida de información nos permitía indagar en
las nacionalidades extranjeras, obteniéndose nueve países diferentes de procedencia (Argentina,
Colombia, Costa de marfil, Ecuador, Francia, Brasil, Lituania, República Dominicana y Marruecos). La
mayoría de familias extranjeras que cumplimentaron este cuestionario provienen de Ecuador (9%) y
Marruecos (11,3%), el resto de nacionalidades representan un porcentaje muy bajo. Por otra parte, se
distinguen tres períodos de residencia en España de las familias extranjeras: una estancia corta, de 1 a
5 años, en la que se encuentran el 17,9 % de las familias que compone la muestra no española; una
estancia media, de 6 a 10 años, con un porcentaje del 60,7 % de éstas; y por último, una estancia
larga, que implica haber permanecido en España más de 10 años, y en la que se hallan el 21,4% de
familias extranjeras encuestadas.
639
Gráfica Nº 4: Nacionalidad de los padres y madres
300
200
Padre
100
Madre
0
No Española
Española
En cuanto a la composición familiar en el hogar, el modelo de familia más común en esta muestra se
constituye por cuatro o cinco miembros, mientras que las familias muy reducidas, formadas por dos
miembros, y las numerosas, de 6 o más miembros, son poco frecuentes.
Gráfica Nº 5: Composición familiar
200
150
100
50
0
2 miembros
3 miembros
4 miembros
5 miembros
6 miembros o
más
Descripción de la muestra de maestros y maestras
En el cuestionario destinado a maestros y maestras se han contemplado tres variables independientes:
La primera de ellas aborda la especialidad de los profesionales de la educación, siendo Educación
Primaria la categoría que representa casi el 50% de los profesores encuestados, mientras que para
Educación Especial y Musical se ha obtenido un 7% en cada caso. El resto de especialidades que se
han recogido son: Diplomado en Lengua extranjera (22%) y Educación Física (8,6%). En segundo
lugar, se analiza la titulación que poseen, comprobando que la inmensa mayoría son Diplomados
(83%) y sólo un 8,6% Licenciados. Por último, se han recogido datos referidos a los años de docencia,
donde se han establecido cinco períodos diferentes. El 31% de los profesores, pueden ser catalogados
de veteranos con más de 21 años de ejercicio en la docencia; mientras que el 7% se consideran
profesores noveles con menos de un año como docentes. Por otro lado, el 26% de los profesores
encuestados han ejercido entre 11 y 20 años; asimismo, los docentes cuya experiencia oscila de 1 a 5
años representan el 14%, y coincidiendo con este último porcentaje se encuentran aquellos profesores
con más de 6 años de docencia y menos de 10 años.
Diseño metodológico
Por diseño metodológico se entiende, en palabras de Hernández Pina et all (1995), el plan o estrategia
que estable un determinado proceso de investigación y que nos permitirá conseguir el objetivo o
propósito de investigación. Suele incluir entre otros aspectos: el enfoque o método adoptado, las
técnicas de recogida de información empleadas y la naturaleza de los datos. Apoyándonos en la
clasificación que Hernández Pina (2001) establece del método, en la que diferencia entre métodos
cuantitativos o empírico-analíticos, métodos cualitativos o humanístico-interpretativos y crítico, y
640
métodos orientados a la toma de decisiones y al cambio, el enfoque adoptado en esta investigación
sería el empírico-analítico, cuyo fin es describir, explicar y establecer relaciones causales entre los
fenómenos que estudia. De los diferentes métodos empírico analíticos, esta investigación se enmarca
dentro de los estudios de corte descriptivo que pretenden describir, analizar e interpretar
sistemáticamente un conjunto de hechos y variables que les caracterizan de manera tal como se dan
en el presente (Bisquerra, (2004)).
A pesar de ubicar esta investigación en los métodos cuantitativos, se ha tratado de evitar el código
binario excluyente de las metodologías cuantitativas y cualitativas que menciona Ramos (1996),
utilizando como técnica de recogida de datos la observación indirecta por medio de dos cuestionarios
que integran datos de naturaleza cuantitativa y cualitativa del contexto familiar y escolar.
Instrumentos de recogida de información
El cuestionario nos permite recoger información de problemáticas socioeducativas que no pueden
investigarse a través de la observación directa, ni mediante la consulta de fuentes de documentación,
garantizándonos además la no contaminación, ya que los encuestados responden directamente.
Cuestionarios de la investigación
Teniendo en cuenta el problema y los objetivos de esta investigación, se han diseñado dos
cuestionarios, uno dirigido a padres y madres de los alumnos de 5º y 6º de primaria y otro a maestros.
El primero de ellos, nos ofrece información sobre los valores que los padres consideran básicos en la
vida familiar, los valores que pretenden transmitir a sus hijos y los valores escolares que deben
transmitir los maestros. También recoge datos de identificación del padre y/o la madre como edad,
profesión, estudios, numero de miembros que conviven en el hogar, nacionalidad y en caso de ser
extranjeros el tiempo de residencia en el país. Debido a que los centros escolares seleccionados tenían
un alto número de alumnos marroquíes, el cuestionario fue traducido al árabe para facilitar la
comprensión a las familias y a la vez adquirir mayor fiabilidad en los datos.
Partiendo del anterior cuestionario, se diseñó el instrumento de recogida de información del contexto
escolar para ser cumplimentado por los maestros, manteniendo similares dimensiones, estructura y
normas de cumplimentación. Este cuestionario nos permite conocer la percepción de los maestros
respecto a cuáles deben ser los valores que debe enseñar la escuela, cuáles son los valores que ellos
transmiten en el aula, y los valores que está transmitiendo la familia.
Proceso de construcción
Cabero (2001) considera como ventajas de los cuestionarios que éstos son fáciles de aplicar,
económicos, permiten diversos criterios de respuesta, información cuantificable, aunque también
presentan limitaciones como la restricción de las respuestas y cuestiones muy generales, aspectos que
han sido tenidos en cuenta en el proceso de construcción de los cuestionarios de esta investigación.
Primera fase: revisión bibliográfica.
De la consulta de monografías, informes y publicaciones se han localizado los siguientes
cuestionarios sobre valores:
Cuestionario de valores de M. Rokeach (1980)
Cuestionario de valores interpersonales de L. V. Gordon – Madrid; TEA (1977)
World Values Survey (1981)
641
European Value Survey (1981)
Cuestionario de familia y valores de G. Meil (2006)
Cuestionario de valores de la Fundación Santa Maria de F.J. Elzo (1992)
Segunda fase: diseño y validación del cuestionario.
Para dotar de mayor rigor a los instrumentos de recogida de información, se combinaron distintas
técnicas. A continuación, se detalla el proceso seguido en cada una de ellas.
1. Triangulación. Se trata del uso de dos o más teorías, métodos de investigación o múltiples fuentes
de información que se comparan para comprender una realidad (Denzin, 1970). Existes distintos tipos
de triangulación: de datos (en el tiempo, en el espacio y de personas), de investigadores, de teorías, de
metodologías (Denzin, 1978). En esta investigación se ha empleado, por un lado, la triangulación de
personas, ya que se han recogido datos tanto de padres como de profesores, y por otro, la
metodológica, pues se combina la Técnica Delphi y el estudio piloto.
2. Técnica Delphi. Es una técnica eficaz para configurar y validar instrumentos (Cabero, 2009; Linstone
y Turoff, 1975). A partir de rondas repetidas de preguntas, pretende obtener la visión de varios expertos
sobre un tema, obteniendo el consenso a través de la agregación de juicios individuales (Luna y otros,
2005). Para llevar a cabo el método delphi, se diseñó un instrumento de evaluación de los
cuestionarios a utilizar en la investigación, que nos permite recoger información referida acerca de la
adecuación del cuestionario, pertinencia del título, encabezacimiento o presentación, número de
cuestiones, ajuste a los destinatarios y al objeto de la investigación, valoración de las cuestiones. A
continuación se detalla el proceso desarrollado:
Fase I: Elaboración de la primera versión de los cuestionarios. En un intento de aglutinar
distintas facetas de la vida familiar que pudieran estar vinculadas a la transmisión de valores,
se diseñó el primer borrador del cuestionario, en el que se incluía, además de las preferencias
de los valores familiares, cuestiones referidas a normas familiares, a las relaciones
interpersonales con los hijos, al reparto de tareas domésticas y a la educación escolar.
Fase II: Evaluación por el equipo de expertos de la primera versión de los cuestionarios. El
equipo se compone de tres profesores de la Universidad de Murcia, expertos en la temática de
educación en valores y con recientes investigaciones en el contexto familiar. Para la realización
de la evaluación se entregó a los expertos el instrumento de evaluación y un ejemplar de cada
uno de los cuestionarios. Los resultados de la primera evaluación, señalaban que había que
modificar el título, adecuar el cuestionario al objeto de investigación (eliminando la dimensión
referida a las normas familiares y al reparto de tareas domésticas), realizar una presentación
del cuestionario, eliminar algunas variables como la situación familiar.
Fase III: Elaboración de la segunda versión de los cuestionarios. Se realizaron los cambios
señalados por el equipo de expertos en la primera evaluación.
Fase IV: Nueva evaluación de los cuestionarios. La técnica Delphi se caracteriza por realizar
evaluaciones cíclicas del cuestionario por el mismo equipo de expertos en diferentes
momentos. Teniendo en cuenta esto, se realizó una segunda evaluación para la cual se facilitó
a los expertos la nueva versión del cuestionario y el mismo instrumento de evaluación que
había sido empleado en la evaluación anterior. Las consideraciones de los expertos se
centraron mayoritariamente en el bloque de cuestiones referido a los valores, puntualizando la
necesidad de ampliar el número de valores que lo padres pretenden transmitir a sus hijos,
eliminar los valores personales de los padres, agrupar los valores referidos a la tarea educativa
642
y a la tarea escolar, sustituir el encabezado de la cuestión de los valores vinculados al estilo de
vida por los valores que consideran básicos en la vida familiar, y aumentar las opciones de
valores en la vida familiar. Además sugirieron la eliminación de dos dimensiones del
cuestionario, por un lado, las cuestiones referidas a la relación entre padres e hijos, y aquellas
relacionadas al papel de los padres en la educación escolar de los hijos. Por último, en el
bloque de los datos de identificación, indicaron que era pertinente preguntar por el país de
procedencia y reformular la variable de la composición familiar.
Fase V: Elaboración de la tercera versión de los cuestionarios. Una vez extraídos los resultados
de la segunda evaluación, se elaboró la nueva versión del cuestionario, siguiendo los cambios
propuestos.
Fase VI: Tercera evaluación del cuestionario. En esta ocasión los expertos apuntaron que se
debía delimitar el número de valores a marcar en cada una de las dimensiones contempladas a
un máximo de diez, así mismo, se debían añadir una cuestión cualitativa para que
especificaran aquellos tres valores más importantes. Por último, el modo en el que se le
pregunta por las variables personales y familiares es considerado muy directo y poco cortés,
siendo necesario su reformulación.
Fase VII: Elaboración final de los cuestionarios.
3. Estudio piloto. Para comprobar si este instrumento de recogida de información nos permite detectar
posibles errores en el diseño del cuestionario, dificultades en la cumplimentación y ambigüedad de las
preguntas, adecuación a los destinatarios, verificar si el cuestionario responde a los objetivos del
estudio, contribuyendo de este modo a validarlo, se llevó a cabo un estudio piloto con un grupo de
familias de hijos escolarizados en 3º ciclo de primaria. Este sondeo previo nos permitió detectar la
dificultad de algunos padres para comprender el significado de algunos de los valores contemplados en
el cuestionario. Dificultad que se subsanó con la elaboración de un glosario.
Tercera fase: aplicación del cuestionario.
El investigador se comunicó y presentó directamente a la dirección del centro a través de una carta de
presentación a nombre de Ramón Mínguez Vallejos y Mª Ángeles Hernández Prados (Directores de la
presente tesis de maestría). El equipo directivo de los centros ha desempeñado un papel activo en la
aplicación de los cuestionarios, ya que además de facilitar la información para poder preparar el
número de ejemplares necesarios, se ha ocupado de entregar y recoger los cuestionarios a los
profesores para que fueran cumplimentados, y éstos a su vez, enviaron los cuestionarios a los padres a
través de sus hijos, dejando una semana para devolver el ejemplar del cuestionario cumplimentado.
Identificación de las variables
Definir correcta y precisamente las variables de estudio constituye uno de los pasos claves del proceso
de investigación. Podemos definir una variable de manera general como cualquier fenómeno que
pueda asumir valores numéricos y representa una cualidad, Bisquerra (2004). Posteriormente, a la
revisión bibliográfica, del análisis y estudio de los instrumentos que se utilizaron para la recogida de
datos en función de los objetivos e hipótesis propuestas, se procede a identificar las variables
dependientes e independientes que se contemplan en el estudio.
Las variables independientes extraídas del cuestionario de padres y madres son el género, la edad, el
nivel de estudios, la nacionalidad y en el caso de ser extranjero, los años de residencia en España,
también se busca conocer el número de miembros que conviven en el hogar familiar y la ocupación de
tiempo de los padres en relación con su trabajo. Por otra parte, se encuentran las variables
643
independientes que forman parte del cuestionario de profesores, son de identificación (género, edad,
nivel de estudios), otras variables que se hayan es la especialidad de los profesores y los años de
docencia. Como variables dependientes se contempla la distinta valoración que realizan padres y
profesores sobre valores.
Procedimiento de la investigación
El proceso seguido para el desarrollo de esta investigación se puede estructurar en la siguiente
manera:
Primera etapa: Selección y familiarización con la temática de investigación. Las tareas que se
han desempeñado en esta etapa son: delimitar el campo de investigación al ámbito familiar,
concretando el problema de investigación en la transmisión de valores familiares, consulta de
bibliografía relacionada con familia, escuela y valores.
Segunda etapa: Diseño del plan de actuación de la investigación. En esta etapa se llevó a cabo
la elaboración de objetivos, hipótesis, variables, población y muestra. Así mismo, se contempla la
elaboración y proceso de validación (técnica delphi y estudio piloto) del instrumento de recogida
de datos, así como, la modificación y aplicación del cuestionario.
Tercera etapa: Recogida y análisis de la información. Incluye el análisis de los datos y la
extracción de los resultados para sus posteriores conclusiones e implicaciones pedagógicas.
Cuarta etapa: Conclusiones. Las tareas a desarrollar en esta etapa han sido: la elaboración de
las conclusiones, la redacción del informe final y la difusión de los resultados.
RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN Y ANÁLISIS DE LOS DATOS
En la tabla posterior se recogen los datos referidos a los valores que los padres consideran básicos
para la vida familiar, donde se puede desprender que no hay grandes diferencias en los valores que
seleccionan los padres de aquellos que seleccionan las madres. Por el contrario, los diez primeros
valores elegidos por los padres como los más importantes en la vida familiar son coincidentes para
ambos. Por otro lado, también existe una coherencia interna entre padres y madres a la hora de
determinar cuales son los valores de menor importancia para la unidad familiar.
Tabla Nº 3: Valores básicos en la vida familiar que consideran los padres y madres
VALORES
PADRES (%)
VALORES
PADRES(%) MADRES(%)
Reciprocidad
Saber perdonar
10,3
8,4
41
Amor
Ser persona dialogante
56,1
70,3
28,4
Fidelidad
Ambición
31,6
32,9
8,1
Salud
Austeridad
47,4
59,4
5,5
Confianza
Compañerismo
43,2
56,1
36,1
Humildad
Tolerancia y respeto a los
54,2
67,7
31
demás
Dinero
Liderazgo
13,2
12,6
5,5
Independencia
Limpieza
12,3
15,8
28,7
Orden
Cuidado y atención a los
29,4
37,7
25,5
demás
Ser responsable
Perfeccionamiento
59,7
69
10,6
Ser honesto
Sinceridad
37,4
50,6
38,4
Ser leal
Tiempo libre
21,9
23,5
15,2
644
MADRES (%)
55,5
35,5
6,5
5,8
45,5
36,8
7,7
44,2
33,2
10,3
49,4
16,8
El cuestionario también nos permitió recoger información respecto a los diez valores básicos que los
padres pretenden transmitir a sus hijos. Los resultados obtenidos han sido volcados en la tabla que se
muestra a continuación, ordenándolos de mayor a menor según la frecuencia de elección por parte de
los padres. Los datos cualitativos coinciden con los cuantitativos, poniendo de manifiesto que los
valores más escogidos son: tolerancia y respeto a los demás, buenos modales y sentido de la
responsabilidad. Este aspecto se encuentra vinculado al segundo ítem del cuestionario de profesores,
hace referencia a la percepción que tienen los docentes de los valores básicos que pretende transmitir
la familia. Del análisis de datos se ha extraído que los tres valores más elegidos por los profesores
son: tolerancia y respeto a los demás, buenos modales y saber dialogar. Mientras que los profesores
consideran en segundo lugar el diálogo, los padres no le dan tanta importancia (diálogo en noveno
lugar), porque consideran el sentido de la responsabilidad como elemental.
Tabla Nº 4: Valores básicos que pretenden transmitir la familia a sus hijos.
Además de los valores familiares se han analizado también los valores escolares a través de tres
cuestiones, la primera de ellas recoge la percepción de los padres respecto de los valores que
consideran básicos en la educación escolar (aprender a convivir, respeto, esfuerzo/constancia,
compañerismo/amistad y respeto a las diferencias individuales), en segundo lugar, los cinco valores
considerados por los maestros como los básicos para la escuela son los mismos elegidos por los
645
padres, y por último, los cinco valores que pretenden transmitir en el aula los profesores son (respeto,
esfuerzo/constancia, aprender a convivir, diálogo y compañerismo).
Tabla Nº 5: Valores que debe transmitir la escuela desde la percepción de padres y profesores, y los valores básicos que
pretenden transmitir los maestros en el aula.
VALORES
(CONTEXTO ESCOLAR)
Aprender a convivir
Respeto
Esfuerzo/Constancia
Compañerismo/Amistad
Respeto a las diferencias individuales
Autonomía
Diálogo
Promover las capacidades del alumno
Trabajo en equipo
Conocimiento
Esfuerzo
Seguridad
Aprender a saber
Disciplina
Honestidad
Creatividad
Aprender a cooperar
Satisfacción
Independencia
Altruismo
Respeto a la autoridad del maestro
Competencia
Rutina
Poder
Prestigio
PERCEPCIÓN DE LOS
PADRES (%)
PERCEPCIÓN DE LOS
MAESTROS (%)
53,9
79,4
72,6
70,3
36,8
14,5
38,7
34,2
73,5
79,4
42,9
43,5
59,7
55,8
25,5
32,6
42,3
28,4
26,8
4,8
60,3
8,4
7,7
8,1
6,1
83
81,1
79,2
67,9
64,2
60,4
54,7
52,8
50,9
49,1
45,3
37,7
37,7
37,7
37,7
32,1
30,2
20,8
15,1
13,2
13,2
9,4
3,8
1,9
0
VALORES QUE
TRANSMITE EL
MAESTRO (%)
64,2
83
71,1
54,7
47,2
45,3
60,4
52,8
49,1
49,1
39,6
34
52,8
30,2
35,8
32,1
34
32,1
18,9
11,3
20,8
17
1,9
0
0
CONCLUSIONES
El propósito de esta investigación ha sido conocer y analizar los valores de las familias y los valores
que trasmiten los maestros. A partir de este conocimiento se podrá dar respuesta al diseño de
programas educativos que favorezcan la educación en valores.
De modo general podemos destacar que los valores que pretenden transmitir las familias y los
maestros están bastante relacionados. Los diez valores más elegidos por los padres y madres son los
mismos, además los diez valores que las familias consideran básicos en la vida familiar son los mismos
que pretenden transmitir con respecto a la formación de sus hijos. Y tres valores a los que les prestan
menos atención en la vida familiar coinciden con los que a penas transmiten para la formación de sus
hijos. Los padres y madres consideran básico el ser responsable, el amor, la tolerancia y el respeto a
los demás y los buenos modales, además lo pretenden transmitir a sus hijos en su formación.
Existe bastante concordancia entre los valores más elegidos por madres y padres, por una parte, y
entre los tres valores más elegidos por maestros, por otra, respecto a los valores que debe transmitir la
escuela porque ha seleccionado el conocimiento y el respeto, seguido del esfuerzo y la constancia.
Difieren en que los padres y madres consideran que su hijo está aprendiendo en la escuela el
compañerismo y la amistad junto con el trabajo en equipo. Los maestros se decantan más por el valor
646
de aprender a convivir. También existe bastante coincidencia entre los valores que pretende transmitir
la familia y los valores que los maestros creen que están transmitiendo las familias como buenos
modales, sentido de la responsabilidad, tolerancia a los demás y saber dialogar. Así mismo, los valores
que los padres consideran que está aprendiendo su hijo en la escuela son los mismos que pretenden
transmitir los maestros en el aula.
Entre los tres valores que los padres y madres consideran que está aprendiendo su hijo en la escuela
son prácticamente los mismos que pretenden transmitir los maestros en el aula porque coinciden en el
respeto y en el conocimiento. En cambio, los maestros/as pretenden transmitir en el aula el valor de
aprender a convivir y este queda en el noveno puesto con respecto a los padres que le dan más valor
al esfuerzo y constancia y al compañerismo y la amistad.
Existe cierta concordancia entre los cinco valores escolares más elegidos por madres y padres y los
cinco elegidos por los profesores como básicos en el ámbito escolar. Las familias escogen como
prioritarios respeto, conocimiento, trabajo en equipo, esfuerzo/constancia y compañerismo/amistad, y
los maestros tienen como más importantes en el ámbito escolar aprender a convivir, respeto,
esfuerzo/constancia, diálogo, amistad/compañerismo.
CONSECUENCIAS E IMPLICACIONES PEDAGÓGICAS
El estudio realizado ha sido beneficioso para analizar los valores que pretenden transmitir los padres y
los profesores en el ámbito escolar y familiar, y para poder comprobar si estos apuntan a un proyecto
común. Se percibe que hay bastante coincidencia entre los valores que desean transmitir los padres y
desean transmitir los profesores en el aula. De modo que entre los valores que perciben familia y
escuela no son divergentes, por el contrario hay cierta consonancia entre ellos, sin embargo, cabría
hacer otro tipo de análisis del cómo están siendo transmitidos los valores en ambos contextos, para
poder garantizar que estos valores no constituyan un estado deseable e ideal, pero ajeno a la realidad.
Sería muy interesante identificar claramente los valores que se están transmitiendo pero también es
muy importante conocer que valores desean transmitir padres y profesores para poder realizar un
programa de educación en valores.
La prolongación de esta línea de trabajo puede ser extendida, por un lado, al análisis de otros centros
educativos de la Región de Murcia o a nivel nacional que nos permitiría comparar datos y tener una
visión más genérica sobre los valores que transmite la familia y la escuela. Y por otro, este estudio es
un referente para indicar e insistir en los valores que hay que enseñar en la escuela, en el hogar, en la
sociedad .y encontramos la necesidad de diseñar programas no de valores en general sino de los
valores coincidentes (diferenciados de familia y profesorado).
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