SEGUNDA REUNIÓN DEL GRUPO DE EXPERTOS

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UNODC/CCPCJ/ /2012/Consolidado
26 de marzo de 2013
Español
Original: inglés
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SEGUNDA REUNIÓN DEL GRUPO DE EXPERTOS
SOBRE LAS REGLAS MINIMAS PARA EL TRATAMIENTO
DE LOS RECLUSOS
BUENOS AIRES, 11, 12 Y 13 DE DICIEMBRE
PROPUESTA DE LOS GOBIERNOS DE ARGENTINA, BRASIL,
URUGUAY, VENEZUELA, EE.UU y SUDAFRICA
Reglas Mínimas para el tratamiento de Reclusos
Adoptadas por el Primer Congreso de Naciones Unidas para la
Prevención del Delito y la Justicia Penal, celebrado en Ginebra en 1955,
y aprobado por el Consejo Económico y Social en su Resolución 663 C
(XXIV) del 31 de julio de 1957 y 2076 (LXII) del 13 de mayo de 1977
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REGLA 1) El objeto de las siguientes reglas no es describir en forma
detallada un sistema penitenciario modelo. Sino únicamente establecer,
sobre la base del consenso general del pensamiento contemporáneo y de
los elementos esenciales de los sistemas más adecuados de la actualidad,
basados en el respeto a los derechos humanos y las libertades
fundamentales, lo que es generalmente aceptado como principios y buenas
prácticas en el tratamiento de los reclusos y la gestión de las instituciones.
REGLA 1 bis) Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos se
inspiran en los principios proclamados en la Carta de las Naciones Unidas y
en diversas Convenciones y Declaraciones de las Naciones Unidas,
reconociendo que la dignidad y el valor de la persona humana son
fundamentales para el establecimiento de condiciones en virtud de las
cuales la justicia y el respeto de las obligaciones emanadas de los tratados y
otras fuentes del derecho internacional pueden mantenerse, y promover el
progreso social elevando el nivel de vida.
Estas reglas están dirigidas a las autoridades penitenciarias, incluidos los
altos directivos, personal administrativo, equipo profesional de los
correccionales, equipos integrales de salud y profesionales de todo el
sistema de justicia penal, cuyas acciones tienen impacto sobre los reclusos
o sus familiares, los responsables políticos, legisladores, fiscales, abogados
defensores, los profesionales de asistencia jurídica, el poder judicial, los
servicios de libertad condicional, consejeros y proveedores de servicios
sociales.
(2) En vista de la gran variedad de condiciones legales, sociales,
económicas y geográficas del mundo, es evidente que no todas las reglas
son posibles de ser aplicadas en todos los lugares y en todo momento.
Deben, sin embargo, servir para estimular el esfuerzo constante por vencer
las dificultades prácticas que se oponen a su aplicación, reconociendo que
ellas representan, en su conjunto, las condiciones mínimas que son
admitidas por las Naciones Unidas.
[REGLA 2 bis) Las presentes Reglas tienen como base la consideración de
que toda persona privada de libertad, sujeta a la jurisdicción de cualquiera
de los Estados Miembros de las Naciones Unidas, debe ser tratada
humanamente, con irrestricto respeto a su dignidad inherente como ser
humano, a sus derechos y garantías fundamentales, y con estricto apego a
los instrumentos internacionales sobre derechos humanos.
En su rol de garantes, los Estados deben asegurar a toda persona privada
de libertad el respeto a la vida, integridad personal, condiciones mínimas
compatibles con su dignidad y la prohibición, sin excepción alguna, de actos
de tortura o penas crueles, inhumanas o degradantes. [propuesta
ARGENTINA, BRASIL, URUGUAY Y VENEZUELA]]
Las obligaciones internacionales adoptadas por los Estados Miembro son
para ser respetadas e implementadas en su totalidad.
REGLA 2 ter) Los Estados deben tener en cuenta que las presentes Reglas
deben complementarse con las siguientes Reglas específicas: Reglas
Mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de
menores (Reglas de Beijing), Reglas de las Naciones Unidas para el
tratamiento de las reclusas y medidas no privativas de la libertad para las
mujeres delincuentes (Reglas de Bangkok), Resolución de la Asamblea
General 65/229, U.N GOAR, 65th Sess., U.N. Doc. AIRES/65/229 (21
diciembre 2010), Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre las medidas
no privativas de la libertad (Reglas de Tokio) y cualquier otro instrumento
internacional aplicable a la materia.
REGLA 3.Las reglas cubren un campo que evoluciona constantemente. No
pretenden excluir la posibilidad de experiencias y prácticas, siempre que
éstas se ajusten a los principios y propósitos que se desprenden del texto de
las reglas. En este espíritu, la administración central penitenciaria podrá
siempre autorizar excepciones a las Reglas, promoviendo el respeto de los
Derechos Humanos y las libertades fundamentales.
3. bis) Los Estados reconocen que el excesivo incremento de la población
de las prisiones y el hacinamiento constituyen un desafío para la efectiva
aplicación de las presentes Reglas Mínimas.
REGLA 5. Estas reglas no están destinadas a determinar la organización de
los establecimientos destinados a los jóvenes, como los centros de
detención de menores o escuelas correccionales para delincuentes juveniles,
pero la parte I general podría aplicarse igualmente a esas instituciones. Para
una aplicación específica dirigida a los jóvenes delincuentes ver Directrices
de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil
(Directrices de Riad), Resolución de la Asamblea General 45/112, anexo del
14 de diciembre de 1990 y Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la
administración de la justicia de menores (Reglas de Beijing), Resolución de
la Asamblea General 40/33 del 29 de noviembre de 1985.
REGLA 5 bis) Las disposiciones de las Reglas no tendrían que interpretarse
como una limitación, suspensión o restricción de los Derechos y garantías
de las personas sujetas a estas Reglas, reconocidos en el derecho nacional
e internacional.
Si hay dos posibles interpretaciones, aquella que brinde la mejor protección
deberá ser aplicada.
REGLA 6. (1) Las reglas que siguen deben ser aplicadas imparcialmente.
Bajo ninguna circunstancia se discriminará por motivos de su raza, color,
sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o
social, posición económica, nacimiento, edad, origen etnico, tradiciones
culturales discapacidades, identidad de género, orientación sexual, o
cualquiera otra condición. Los Estados deben desarrollar políticas para
proteger a aquellos grupos en situación de vulnerabilidad.
(2) Es importante reconocer que estos principios contenidos en la Regla 6. 1
significan que ningún prisionero debe ser tratado de forma desventajosa en
razón de cualquiera de estos criterios. Esto no implica, sin embargo, que
haya una prohibición en cuanto a un trato diferenciado a reclusos por
diferentes razones en concordancia con sus necesidades especiales.
(3) En la aplicación de estas reglas, las creencias religiosas y preceptos
morales del grupo al que el recluso pertenece deben ser respetados.
(4) Todas las personas sujetas a estas reglas deben ser tratadas con
respeto por su dignidad inherente. Están prohibidos la tortura y todo trato o
pena cruel, inhumano o degradante.
(5) Es responsabilidad del sistema penitenciario proporcionar condiciones
penitenciarias sanas, seguras y humanas de manera transparente con el
objetivo de propender a la futura liberación de los reclusos una vez cumplida
su condena para su exitosa reinserción en la sociedad. En este sentido, un
programa de gestión de prisión efectiva debe tener en cuenta las
necesidades de los reclusos con respecto a la educación, el trabajo digno, la
atención de la salud, el ejercicio físico y las actividades culturales.
[REGLA 6 bis) Los reclusos deberán ser protegidos contra todo tipo de
amenazas y actos de tortura, ejecución, desaparición forzada, tratos crueles,
inhumanos o degradantes, violencia sexual, castigos corporales, castigos
colectivos, intervención forzada o tratamiento coercitivo, métodos que
tengan como finalidad anular la personalidad o disminuir la capacidad física
o mental de la persona. [propuesta ARGENTINA, BRASIL, URUGUAY,
VENEZUELA]]
REGLA 7. (1) En cada establecimiento penitenciario deberá llevarse un
registro en soporte papel o en un sistema electrónico que debería contener
información sobre el ingreso, permanencia y/o liberación de cada persona
de las instalaciones y del sistema. Deberán generarse procedimientos
suficientes para prevenir el acceso no autorizado o la modificación de la
información contenida en dichos registros. Con respecto a cada detenido, el
registro incluirá, entre otros:
(a). Información respecto de su identidad;
(b). Las razones de su detención y la autoridad que lo dictaminó;
(c). El día y la hora de su admisión y egreso.
(2) Ninguna persona puede ser recibida en una institución sin una orden de
detención valida, cuyos detalles hayan sido previamente registrados.
REGLA 7 bis. (1) Conforme con el buen manejo del caso, sumado a la
información de la Regla 7 (1) (a)-(c), deberían ser registrados los eventos no
rutinarios que afecten al prisionero; por ejemplo, traslados, intervenciones
médicas, infracciones, reclamos, problemas disciplinarios, logros, denuncias,
peticiones y muertes.
(2) Todos los registros deben ser guardados confidencialmente y estar
disponibles solo para aquellos profesionales o autoridades responsables que
así lo requieran.
(3) Los reclusos contaran con copias de sus registros personales si así lo
requirieren.
REGLA 8. De acuerdo con su clasificación, los reclusos deberán ser
alojados en diferentes establecimientos o partes de establecimientos, según
su edad, identidad de género, antecedentes penales, los motivos de su
detención, otras categorías relevantes y las necesidades de su tratamiento.
Por lo tanto, (a) Los hombres y las mujeres deberán, en lo posible, ser
detenidos en establecimientos distintos, en una institución que se reciban
hombres y mujeres, el conjunto de locales destinado a las mujeres deberá
estar completamente separado; (b) Los acusados serán mantenidos
separados de los condenados, (c) Las personas presas por deudas y otras
condenas civiles deberán ser separadas de las personas encarceladas por
razón de un delito; (d) Los detenidos jóvenes deberán ser separados de los
adultos.
REGLA 16. Con el fin de que los reclusos puedan mantener un aspecto
compatible con su dignidad, se proporcionarán facilidades para el cuidado
de su higiene personal de acuerdo a sus necesidades, los hombres deberán
poder afeitarse con regularidad.
REGLA 22. (1) Las disposiciones de los servicios de atención de salud para
los reclusos es una responsabilidad del Estado. Los reclusos deben gozar
de los mismos estándares de atención de la salud que estén disponible en la
comunidad, sin discriminación por razón de su situación jurídica o su
capacidad de pago.
(2) Todo establecimiento penitenciario dispondrá por lo menos de los
servicios de un oficial médico calificado que deberá poseer algunos
conocimientos psiquiátricos. Los servicios médicos deberán organizarse
íntimamente vinculados con la administración de la salud general de la
comunidad o de la Nación. Asimismo, deberán comprender un servicio
psiquiátrico para el diagnóstico y, en caso necesario, para el tratamiento de
los estados de enfermedad mental o psicosocial y discapacidad.
(3) Los pacientes cuyo estado requiera cuidados especiales, deberán ser
transferidos a instituciones especializadas o a hospitales civiles. Cuando las
instalaciones hospitalarias se proporcionan en una institución, su
equipamiento, mobiliario y suministros farmacéuticos necesarios para la
atención médica y el tratamiento de los reclusos enfermos debe ser el
apropiado y deberá contar con un equipo de profesionales capacitados.
(4) Los servicios de un odontólogo calificado deberán estar a disposición de
todos los reclusos.
(5) Para las necesidades especiales de las mujeres, la Regla 6 de las
Reglas de Bangkok, será complementaria a las reglas 22 a 26 de las Reglas
Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos.
(6) Se deberían proporcionar servicios adecuados de salud a los reclusos
que tienen problemas con adicciones de sustancias de conformidad a los
estándares de la comunidad.
REGLA 25. (1) La relación entre el médico o el profesional de la salud y los
reclusos se rige por los mismos principios éticos que aquellos existentes
entre el médico o profesional de la salud y cualquier otro paciente. El primer
deber del personal de atención médica y de la salud en la cárcel es tratar a
los reclusos como pacientes, basar las decisiones de atención médica en
motivos clínicos y actuar en consonancia con los principios normales de su
profesión.
(2) El médico o profesional de la salud debe cuidar la salud física y mental
de los reclusos y deberá visitar diariamente a todos los reclusos enfermos, a
todos los que se quejen de estar enfermos, así como cualquier recluso que
requiera su atención.
(3) El médico o profesional de la salud deberá informar al director cada vez
que estime que la salud física o mental de un recluso haya sido o pueda ser
afectada por la continuación de su encarcelamiento o por cualquier
modalidad de reclusión.
(4) La confidencialidad de la información médica deberá ser respetada, a
menos que ello se traduzca en una verdadera amenaza para el paciente o
para los demás.
REGLA 30. (1) Los reclusos sólo podrán ser sancionados conforme al
debido proceso, los términos de la ley y reglamentos, y nunca dos veces por
el mismo delito.
(2) Ningún recluso será sancionado sin haber sido informado de la infracción
de la que se lo acusa y sin que se le haya dado la oportunidad de presentar
su defensa.
(3) La autoridad competente procederá a un examen completo del caso.
(4) El recluso deberá tener la posibilidad de solicitar revisión judicial.
(5) En la medida en que sea necesario y viable, se permitirá al recluso que
presente su defensa por medio de un intérprete.
REGLA 31. Las penas corporales, encierro en celda oscura, aislamiento,
reducción de alimentos y agua, [castigo colectivo], así como toda sanción
cruel, inhumana o degradante quedará completamente prohibida.
31bis) Las restricciones a las visitas como castigo sólo deben utilizarse en
circunstancias excepcionales.
[REGLA 32. 1) El confinamiento constituye una medida excepcional
aplicable sólo en los casos graves y sólo para preservar la vida e integridad
de los reclusos, y se aplicará cuando el personal de atención de salud,
después de haber examinado la persona haya certificado por escrito que él /
ella está en condiciones de soportarlo.
2) El mismo criterio será aplicable a cualquier otra sanción que pueda
perjudicar la salud física o mental de la persona privada de libertad. En
ningún caso, tales medidas serán contrarias al principio formulado en la
regla 31.
3) El personal de salud visitará diariamente a las personas privadas de su
libertad, sometidas a tales sanciones disciplinarias, e informará al director si
considera necesario poner término o modificar la sanción por razones de
salud física o mental.
Las ordenes de confinamiento deberán ser autorizados por la autoridad
competente y deberán ser objeto de revisión judicial. [propuesta
ARGENTINA, URUGUAY, BRASIL, VENEZUELA]]
[REGLA 32. (1) El uso de las limitaciones a las condiciones de vida y a los
privilegios se restringirán a situaciones de graves infracciones a las normas,
comportamientos violentos y casos de protección personal o la de los demás.
Nunca debe utilizarse como castigo por un delito en particular o por la
discriminación en violación de la Regla 6. Todos los trastornos asociados
con condiciones de vida restringidas deberán cumplir con las normas de los
otros prisioneros, como la luz, la ventilación, la calefacción, el saneamiento,
el agua y el espacio personal adecuado, incluyendo ropa de cama. En
ningún momento la limitación de las condiciones de vida implicará el
aislamiento del contacto humano o la interacción, incluido el personal
durante cualquier turno.
(2) La admisión a las condiciones de vida restringidas sólo se impondrá a
través de un proceso administrativo transparente y debe aplicarse para
garantizar la seguridad y el funcionamiento ordenado de la institución o para
proteger al público.
(3) La restricción de las condiciones de vida por períodos prolongados
deberá ser revisada periódicamente a través de un proceso administrativo
que incluya una evaluación de las condiciones médicas y mentales del
recluso, el comportamiento actual, la razón original para la admisión, y otros
factores que puedan ser pertinentes. Las decisiones de la autoridad
administrativa serán revisadas por la autoridad superior que corresponda.
En ningún caso será aplicable la reducción de alimentos.
(4) El médico o profesional de la salud debería visitar todos los días a los
reclusos bajo tales sanciones disciplinarias e informar al director si considera
necesario poner término o modificar la sanción por razones de salud física o
mental. [propuesta USA SUDAFRICA]]
REGLA 36. (1) Todo recluso deberá tener la oportunidad de presentar
peticiones o quejas al director del establecimiento o al funcionario autorizado
para representarle.
(2) Debe ser posible hacer peticiones o quejas al inspector de prisiones
durante su inspección. El recluso deberá tener la oportunidad de hablar con
el inspector o con cualquier otro funcionario de inspección, sin que el
director u otro miembro del personal esté presente.
(3) Todo recluso estará autorizado, directamente o mediante una persona
que lo represente, para hacer una petición o queja, sin censura en cuanto al
fondo, pero en debida forma, a la administración penitenciaria central, a la
autoridad judicial o a cualquier otra autoridad competente a través de los
medios aprobado, de modo seguro y confidencial.
(4) Toda requerimiento o queja serán respondió adecuadamente y sin
dilaciones indebidas.
(5) Los reclusos que proporcionen información o presenten quejas deberán
estar protegidos contra represalias por el personal de la instalación,
incluyendo al personal y otros internos.
(6) Para las necesidades especiales de las mujeres ver el artículo 25 de la
norma Reglas de Bangkok suplementos 36.
REGLA 36 bis) Para el efectivo cumplimiento de los derechos de los
reclusos que están consagrados en las presentes Reglas, los Estados les
informarán acerca de su derecho a la información legal, las apelaciones y
las quejas garantizando el acceso a la asistencia letrada sin demoras ni
censuras, asegurando la confidencialidad.
REGLA 44. (1) En caso de fallecimiento o enfermedad grave o de lesiones
graves a un recluso, o su traslado a una institución para el tratamiento de
enfermedades mentales o psicosociales o discapacidad, el director
informará inmediatamente al cónyuge, si el recluso fuere casado, o al
pariente más cercano y, en todo caso a cualquier otra persona designada
previamente por el recluso. En el caso de una muerte bajo custodia, debe
realizarse una investigación; la misma será conducida por una autoridad
imparcial y competente y si se justifica, los resultados entregados a las
autoridades competentes para continuar la investigación.
(2) Los reclusos deberían ser informados inmediatamente del fallecimiento o
enfermedad grave de un pariente cercano. En caso de enfermedad grave de
un pariente cercano, si las circunstancias lo permiten, se autorizará al
recluso a que lo visite solo o con custodia.
(3) Todo recluso tendrá derecho a comunicar inmediatamente a su familia su
detención o su traslado a otra institución.
REGLA 44 bis) Las autoridades penitenciarias instituirán políticas que
establezcan que a cualquier persona que muera bajo custodia se le provea
entierro apropiado, en aquellos casos en los que no haya otra persona
responsable.
REGLA 47. (1) El personal deberá poseer un nivel estándar de educación e
inteligencia.
(2) Antes de entrar en servicio, el personal deberá recibir una formación en
sus funciones generales y específicas y pasar satisfactoriamente pruebas
teóricas y prácticas.
(3) Después de entrar en el servicio y durante su carrera, el personal deberá
mantener y mejorar sus conocimientos y su capacidad profesional siguiendo
cursos de formación en el servicio que se organizarán a intervalos
apropiados.
(4) La capacitación del personal debe ocurrir en la entrada y con la
periodicidad adecuada y debe incluir la legislación nacional e internacional y
las normas y códigos de conducta aplicables y disposiciones similares que
guíen a los trabajadores penitenciarios en su trabajo diario y en la
interacción con los reclusos.
(5) La capacitación del personal debe llevarse a cabo de forma continua y
ser el reflejo de las actuales prácticas basadas en evidencia correccional. La
formación debe ser adecuada a las necesidades especiales de los reclusos
e incluir información sobre primeros auxilios, salud, asistencia social, en
general los aspectos sociales y psicológicos, presentando informes y
registrando el manejo de la administración para fomentar la importancia de
la comunicación entre el personal y los reclusos, tomando en cuenta que el
personal es el recurso más importante en la buena administración
penitenciaria.
REGLA 55. (1) Se establecerá un mecanismo de inspecciones periódicas de
los establecimientos y servicios penitenciarios a cargo de inspectores
calificados y experimentados, designados o asignados por una autoridad
competente. Su tarea será en particular garantizar que estos
establecimientos se administren conforme a las leyes y reglamentos
vigentes y con miras a lograr los objetivos de los servicios penitenciarios y
correccionales.
(2) Se debe permitir que los inspectores:
(A) tengan acceso a toda la información, en particular al número de
personas privadas de libertad y los lugares e instalaciones de
detención, así como a toda la información relevante para el
tratamiento de las personas privadas de su libertad, incluidas las
condiciones de detención;
(B) tenga la facultad de elegir libremente cuáles son los lugares de
detención para visitar, incluyendo visitas sin previo aviso por propia
iniciativa, y a que las personas privadas de libertad entrevistar;
(C) tengan la autoridad para llevar a cabo entrevistas privadas y
plenamente confidenciales con personas privadas de libertad en el
transcurso de las visitas;
(D) realicen recomendaciones a las autoridades competentes.
(3) Para las necesidades especiales de las mujeres con respecto a las
inspecciones, ver el artículo 25 de la norma Reglas de Bangkok
suplementos 55.
REGLA 55bis) (1) Los sistemas internos de control y los documentos de
adhesión a normativa aplicable, regulaciones, políticas y procedimientos que
rigen la gestión y la administración de las instituciones deben ser adoptados
identificando la responsabilidad del personal y deben introducir
procedimientos para informar, investigar y en su caso, remitir a las
autoridades competentes las acusaciones de tortura, de uso excesivo de la
fuerza, o de otros abusos. Estos sistemas internos estarán a disposición de
los inspectores.
(2) Los reclusos, el personal, los inspectores, y otras personas que
proporcionen información, incluso en relación con abusos, deberán estar
protegidos contra represalias por el personal de la instalación, incluyendo el
personal y otros internos.
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