El tirano de Corinto, Periandro, hijo de Cípselo, según una copia

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9.
El arte, el pensamiento y la literatura
La gran eclosión que hemos descrito en los ámbitos social, político y
económico se manifestó tam bién en el mundo del arte, el pensamiento y la
literatura.
Por lo que se refiere al arte, se conoce esta etapa como orientalizante,
nombre que indica las claras influencias Orientales que penetraron a través de
las ciudades de Asia Menor. Precisamente estas ciudades conocieron en
aquellos tiempos uno de sus momentos más brillantes, y no es casualidad que
en ellas surgieran los primeros literatos y filósofos, entre los que destacó Tales
de Mileto. Era una asimilación de influencias orientales, no una imitación:
las producciones artísticas tenían una gran personalidad.
El tirano de Corinto, Periandro, hijo de Cípselo,
según una copia romana del original griego
del siglo IV a. C. Su gobierno llevó a la ciudad
a una magnífica situación económica,
potenciando su expansión comercial
por todas las costas mediterráneas.
En cerámica las corintias, precisamente sustituyeron a las geométricas y se
impusieron a otras contemporáneas, como las de Rodas, Mileto, Naucratis o
Laconia. En arquitectura hay que destacar sobre todo el templo, que adquirió
sus características definitorias que, con muy pocas variantes, perduraron
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durante toda la historia helena, decorados en ocasiones con animales
fabulosos
junto a ellos aparecieron otros tipos de esulturas: las
representaciones de muchachas (korai) siempre vestidas, y muchachos
(kouroi) siempre desnudos en actitud de avanzar, ambos con su característica
«sonrisa arcaica»
Templo de Afaia en la isla de Egina. De inicios del siglo V a. C., es una de las
últimas y más armoniosas obras de la época Arcaica, y es digno exponente de la
pujanza y poderío de la isla en ese momento. Cabe destacar las esculturas de sus
frontones.
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Durante este periodo nace la filosofía, entonces unida a las matemáticas, la
geometría, la astronomía y la ciencia en general. D e hecho, el primer filósofo
conocido, Tales de Mileto, que vivió en el siglo VI, a. C. lo es por su
aportación a las matemáticas más que por otra cosa; y lo mismo ocurre con
Pitágoras de Samos, que enseñó en el mismo siglo en Crotona (sur de Italia).
Tales ( 639- 546 a. n. e.) es considerado el primer filósofo de la historia al
buscar una explicación para la realidad alejada de los mitos. Nacido en
Fenicia o en Jonia, viajó por Egipto donde estudió geometría y allí, se dice,
que alcanzó a medir la altura de las pirámides. Sus investigaciones alcanzaron
además logros en Geometría, Algebra lineal, Física Estática, Dinámica y
Óptica . Sabemos que predijo eclipses y la rentabilidad de las cosechas. De
esta manera nos cuenta la tradición que se enriqueció rápidamente: alquiló
todas las prensas de Miletos y Quíos y cuando se necesitaron estaban en su
poder. Luego afirmó “así demuestro que los filósofos pueden ser ricos si lo
desean pero su ambición es bien distinta”. Hay otras muchas anécdotas sobe
su vida. En una ocasión su madre le insistió para que se casara a lo que
respondió que era muy joven. Después de un tiempo su madre volvió a
insistir. Esta vez le dijo: “Madre, ya es demasiado tarde”. Aunque también se
le atribuye la frase. “ La esperanza es patrimomio de todos los hombres hasta
de los que los han perdido todo”....
Pitágoras nació en el 582 en Samos, viajó también por Mesopotamia y
Egipto para ampliar sus estudios. De regreso a su ciudad natal fundó una
escuela para impartir sus conocimientos; pero tuvo que huir debido a las
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persecuciones que sufrieron del tirano, Polícrates. En Crotona, al sur de
Italia, fundaron una segunda escuela, conocida como “los pitagóricos” y
afirmaban que la estructura del Universo es aritmética y geométrica. En ella,
y con penas para la discriminación, se admitía a todos por igual sin distinción
de sexo ni clase social. Expulsados de nuevo, fundó una tercera escuela en
Tarento. La hermandad estaba dividida en dos partes: estudiantes y oyentes.
Los primeros recibían la enseñanzas del maestro, mientras los segundos
observaban y aprendían del modo de comportarse de los pitagóricos.
A partir del siglo V sufrieron persecusiones y muchos de ellos murieron
asesinados. Los pitagóricos fueron los primeros que sostuvieron que la tierra
no era plana y que esta, el sol y el resto de los planetas no eran el centro del
Universo, sino que giraban entorno a una fuerza simbolizada por el uno.
Pitágoras pasa por ser el introductor de los pesos y medidas, elaborador de la
teoría musical; el primero en postular el “vacío” y en hablar de “teoría”, y
“filósofos”; en canalizar el fervor religioso en fervor intelectual y en
considerar que el Universo es una obra sólo descifrable desde las matemáticas.
Pitágoras tuvo que huir de Tarento y refugiarse en Metaponto donde fue
asesinado en el 507? Sus discípulos siguieron con sus enseñanzas hasta un
siglo después.
En literatura destacan Homero y Hesíodo, representantes de la poesía
épica; pero mientras el primero representa el punto de vista aristocrático de la
vida humana, ya que el único objeto de su interés es el héroe individual y su
posición ante el grupo al que pertenece; es decir, una moral agonal según la
cual se debe ser el mejor en la guerra y en la asamblea
y recibir el
reconocimiento a su excelencia (areth). Hesíodo en sus “Trabajos y días”,
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nos describió la ruda vida de un campesino de la época como él mismo lo
era, su decepción ante los jueces corrompidos, su desconfianza hacia la
navegación y su fe en la justicia divina y en el trabajo; y plasmó su gran
religiosidad en la “Teogonía”, donde intentó poner en orden las genealogías de
los dioses.Por otro lado, la poesía, ya sea amorosa, satírica, elegiaca o
patriótica, contó con autores, como Tirteo, Solón o Teognis en el siglo VII a.
C., y sobre todo Alceo, Safo y Píndaro en el siguiente siglo.
La Épica Arcaica
Características
Con Homero comienza la épica literaria, cuyas características son las
siguientes:
Desde el punto de vista formal
•
Oralidad. Los poemas circulan de boca en boca, se cantan al son de un
instrumento musical.
•
Invocación a la Musa, siempre al comienzo, en la creencia de que la
inspiración es
consustancial al quehacer del aedo y necesaria para llevar a
cabo una buena labor.
•
Lenguaje formular. Obviamente, la oralidad se apoya en la repetición.
Aquiles "el de los pies ligeros", Atenea "la de los ojos glaucos", son fórmulas
que se repiten
siempre que el aedo se refiere a determinados personajes.
Con frecuencia, se repiten versos completos.
•
Escenas repetidas, típicas del mundo micénico: realización de
sacrificios, celebración
de
escenificación de duelos entre
banquetes,
preparación
del
combate,
guerreros, etc. Siempre se ajustan al mismo
esquema, lo que no es óbice para que se repitan en toda su integridad.
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Desde el punto de vista argumental
•
Gestas de guerreros, hazañas y proezas son el contenido básico de la
saga oral.
Todo un mundo aristocrático, de belicosos guerreros es cantado
y exaltado con
•
insistencia e intensidad.
La muerte en el combate, la muerte heroica, se ensalza como uno de
los valores supremos; de ella se derivan la gloria y la fama que perduran más
allá de la muerte.
•
La intervención de personajes divinos es también una característica de
esta épica
oral más primitiva. En general, se trata de una intervención
activa en la acción dramática.
•
Digresiones y acciones al margen del eje argumental básico hacen con
frecuencia
que la lectura resulte compleja, si bien proporcionan datos sobre
los aspectos de la vida cotidiana de la sociedad de la época.
¿Qué ha añadido Homero a esas líneas maestras de la primitiva épica
micénica de tipo oral? Se puede decir más brevemente:
— Ante todo, una organización dramática del material épico recogido.
— Una dimensión humana, de la que carecen muchas de las sagas
orales.
— Un verso perfecto, el hexámetro dactílico, lleno de armonía.
— Una lengua de un colorido y de una sonoridad prodigiosas.
— Algunos recursos literarios esbozados en la fase oral de la tradición
son elevados a la categoría de auténtica etiqueta de estilo:
comparaciones desarrolladas, símiles...
Y sobre su vida ¿ Qué sabemos? Las indicaciones sobre que han llegado hasta
nosotros, son el producto de una elaboración legendaria en torno a su figura.
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Las leyendas nos presenta a Homero como el tipo de rapsoda ciego y pobre
que va de ciudad en ciudad, recitando gestas famosas y glorias caballerescas.
No se sabe con exactitud la época en que vivió ni su patria, se ha llegado
incluso a dudar de su existencia. Críticos franceses del siglo XVII y eruditos
del siglo pasado como el filólogo alemán Wolf, sostenían que no había
existido un Homero autor de la Ilíada y la Odisea y que los poemas no
podían ser del mismo autor y época sino que se tratan de un conglomerado de
pequeños cantos épicos originariamente independientes. Estos serían obra del
espíritu popular que en sucesivas refundiciones habrían dado lugar a poemas
más extensos; luego la mentalidad popular habría atribuido su paternidad a
Homero. Desde Wolf hasta bien entrado nuestro siglo la polémica entorno al
tema, bautizada con el nombre de Cuestión homérica, ha dividido a los
filólogos y críticos en unitaristas: defensores de la unidad de autor; y en
analistas: quienes tratan de explicar la génesis de ambos poemas
prescindiendo de un autor personal. Hoy puede decirse que las posturas se
han acercado bastante. Nadie sostiene que Homero sea el autor en sentido
moderno de los poemas, es decir que inventara la Ilíada y la Odisea. Es
evidente la existencia de una larga tradición épico oral que se remonta hasta
época micénica, sobre el 1200 a.C.
En esta tradición épica, el autor o autores de la Ilíada y la Odisea se habrían
basado ampliamente, tanto en la temática como en la dicción y en la métrica;
pero tampoco ningún analista niega la existencia de una persona que
partiendo de estos materiales los organizara dentro de un plan general.
Efectivamente el análisis de interno de los poemas refuerza la impresión de
que la unidad dinámica de sus 15000 versos exige una mano maestra que
organice el conjunto.
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Resumiendo, sin que nada este demostrado, es muy probable la existencia de
un poeta de carne y hueso llamado Homero en la región de Quíos o Esmirna
que debió desarrollar su actividad literaria durante el siglo VIII a. C. La
lengua de los poemas homéricos es una lengua artificial meramente literaria
que no se corresponde con ningún dialecto griego de ninguna época o región
determinada. De los elementos que componen la lengua épica unos son
puramente artificiales forzados por la métrica, incluso formas arcaicas
ininteligibles para el aedo. Otros elementos son de origen dialectal, resultado
de los distintos periodos históricos durante los cuales se mantuvo la
transmisión de los poemas. De estos, los más antiguos están constituidos por
los llamados micenismos; sin duda, el estrato más antiguo de la épica oral.
Pueden considerarse corno tales la palabra ptolemoV en lugar de polemoV
En orden cronológico le seguirían los eolismos que se correspondería con el
cultivo todavía oral de la épica por parte de los herederos de los micénicos,
emigrados a esta parte de Asia Menor. El último estrato es el de los jonismos
procedentes de la época en que los relatos van fijándose por escrito hasta su
transmisión posterior a través de Atenas, que también ha dejado su huella en
el texto, la más notable el espíritu áspero.
Homero, por lo tanto heredó todo un arsenal de artificios y convenciones
poéticas que la tradición habría elaborado durante siglos; de ahí que una
simple lectura de los poemas nos evidencie el hecho de que hay versos enteros
repetidos. Expresiones que si las medimos tienen un esquema métrico
definido y que reciben el nombre de fórmulas. Fue el americano Milman
Parry quien en 1928 descubrió la mecánica de esta dicción formular,
utilizando corno paralelo la épica yugoslava. Estas fórmulas la observarnos
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especialmente en los hemistiquios del verso y en los epítetos fijos referidos a
hombres y a dioses. Otra técnica muy utilizada por Homero es el uso de
símiles bien para romper la monotonía o para distraer al oyente. Corno estos
símiles están basados en imágenes del campo nos ofrecen una amplia visión
de muchos aspectos de la vida cotidiana griega.
( La ilustración, que podéis ver a continuación, nos muestra a Homero
componiendo poesía con la ayuda de la lira, de Philippe Laurent Roland.)
La Ilíada y La Odisea
Los poemas recogen el complejo ciclo
mítico en torno a la toma de Troya,
motivada por el rapto de Helena por Paris,
hijo del rey de Troya.
Ambas obras presentan diferencias, pero
muchas similitudes desde el punto de vista
formal. Cabe, pues, hablar de ambas como
primeros exponentes de este género
literario.
La Ilíada no narra la guerra de Troya. Los
acontecimientos
que
se
cuentan
pertenecen, obviamente, a ese enfrentamiento entre griegos y troyanos, pero
la acción básica; esto es, la que transcurre entre los cantos II y XXII, se
concentra en nueve días. Es cierto que lo narrado se refiere al noveno y
último año de la guerra , pero al autor le interesa la cólera de Aquiles: sus
causas, sus consecuencias y el desenlace que de ella se deriva: el héroe a
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retirarse de la batalla, enfrentado con Agamenón, rey de los aqueos provoca
que estos cedan ante el empuje troyano y sus naves son incendiadas.
Entonces, Patroclo, el fiel amigo de Aquiles, viste las armas del héroe y hace
retroceder a los enemigos hasta caer muerto a manos de Héctor. Aquiles
vuelve al combate. La muerte final del príncipe troyano Héctor simboliza la
toma definitiva de la ciudad y su destrucción.
La grandeza de Homero reside en que es capaz de hacernos ver cómo un
episodio en apariencia menor —la cólera de Aquiles— puede incidir sobre el
desenlace de una gesta de mucha mayor envergadura —el enfrentamiento de
griegos y troyanos y la posterior caída y destrucción de Troya—.La Ilíada
consta de 24 rapsodias o libros. Curiosamente, la división en esos 24 grandes
capítulos no fue obra de Homero, sino de los filólogos alejandrinos del siglo
III a.C
Los acontecimientos que preceden al tema de la Ilíada estaban narrados en
los Cypria, esto es, Cantos chipriotas, llamados así tal vez por haber sido
compuestos en la isla de Chipre. Se trataba de once libros en los que se
narran los orígenes de la guerra de Troya; las bodas de Tetis y Peleo, el juicio
de Paris, el rapto de Helena, la asamblea de la flota griega, el sacrificio de
Ifigenia, la llegada de los griegos a Troya y los primeros combates.
Los acontecimientos que continúan el relato donde lo deja Homero estaban
narrados en los cinco libros de la llamada Etiopida. Las Posthomerica, de
Quinto de Esmirna (siglo IV d.C.), narran en 14 libros, de forma
sistemática, aunque en época ya muy tardía, esos mismos sucesos, acaecidos
entre el final de la Ilíada y el comienzo de la Odisea.
Para la Odisea, se postula un autor o redactor final diferente que para la
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llíada; además de que la cronología de la primera es sin duda posterior, y de
que las diferencias entre ambas, tanto en forma como en contenido, son
notables.
La Odisea es de acción mucho más movida frente a la monotonía de la Ilíada
en escenario y en narraciones. Abundan en la Odisea lo maravilloso y otros
elementos de folklore o cuento popular. La Odisea no es un poema épico
sino un cuento de aventuras. Su historicidad es indefendible frente al fondo
histórico innegable que subyace en la Ilíada. Lo que parece más probable es
que la Odisea partiera de un núcleo primitivo al que se fueron añadiendo
distintos elementos hasta alcanzar su redacción final. Cabe pues la
posibilidad de que el autor de la Ilíada lo sea también de algunas de las
versiones primeras de la Odisea e incluso la lengua de la Odisea es
sustancialmente la misma que la de la Ilíada.
El tema central de la Odisea es el accidentado regreso de Ulises desde Troya
perseguido por Poseidón y su llegada a Ítaca y la venganza de los
pretendiente ávidos de ocupar su puesto en el mando y en el corazón de su
fiel esposa. Este tema del héroe ausente largos años de su hogar es un motivo
típico de relatos populares en muchas literaturas. En el caso de la Odisea
parece que el personaje de Ulises es muy antiguo conocido mucho antes de la
guerra de Troya. Este tema se irá enriqueciendo con material folklórico de
distintas procedencias. Se han señalado notables semejanzas con la epopeya
babilónica de Gilgamés y hay coincidencias con las leyendas hititas y egipcias.
Ulises fue unos de los héroes aqueos que regresaron a su patria después de la
toma de Troya. El tema de los “noVtoi” o regresos fueron temas favoritos de
muchos poemas épicos continuadores del ciclo troyano Los aedos incluyeron
en su repertorio la novela popular de los viajes de Ulises vertiéndolas en el
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hexámetro y en la lengua épica.
La Odisea bajo la forma actual se componede tres conjuntos épicos:
La Telemaquia (Cantos I-IV). Es una especie de prólogo en el que se hace
mención de la leyenda en general y del regreso de los aqueos desde Troya, de
la larga tardanza de Ulises, la dificil situación de Itaca a causa de su ausencia
y la decisión de su hijo Telémaco, inspirado y ayudado por Atenea, de viajar
para descubrir noticias sobre su padre.
Relatos en la corte de Alcínoo (Cantos V- XIII) A donde Ulises ha llegado
en su largo peregrinaje y en la que el propio protagonista y ya no el poeta va
refiriendo retrospectivamente todas las aventuras de su largo viaje desde la
caída de Troya. Está llena de evocaciones legendarias y de aventuras
fabulosas.
La matanza de los Pretendientes (Cantos XIV-XXIV). A partir del Canto
XIII la narración maneja varios hilos narrativos simultáneamente: La vuelta
de Ulises, el regreso de su hijo Telémaco desde Esparta donde fue a buscar
noticias sobre su padre, el progresivo reconocimiento del héroe por sus
amigos leales y la actitud, cada vez más insolente de los pretendientes hasta
que la acción llega en el Canto XXII a su punto culminante: La victoria de
Ulisesmendigo en la prueba del arco y la matanza posterior de los
pretendientes. La acción sigue en el Canto XXIII con el reconocimiento del
héroe por su esposa y finalmente en el Canto XXIV se describe la llegada de
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las sombras de los pretendientes al Hades, visita de Ulises a su padre Laertes
que se ha retirado al campo y la pacificación de Ítaca después que Ulises
asume de nuevo el puesto de mando.
Hesiodo
Conectado desde antiguo con Homero aparece Hesíodo. Es cierto que ambos
tienen elementos comunes, como son la métrica en hexámetros, el lenguaje
épico y las coincidencias formales. Sin embargo, hay entre ellos diferencias
fundamentales: el mundo que se nos muestra a través de la
poesía de
Hesíodo es el de su propia época y país, mientras que las epopeyas homéricas
están situadas en un legendario pasado. Hesíodo nos manifiesta por medio de
sus poemas sus propias inquietudes, mientras que la personalidad del aedo
homérico apenas aflora en sus versos. Hesíodo es ya un personaje histórico,
de carne y hueso, de cuya vida obtenemos muchos datos a través de su obra,
en tanto que la propia existencia de Homero ha sido puesta en duda. Hesíodo
pertenece al mundo de los pequeños campesinos beocios, que tiene que
mantener una dura lucha por la vida en un suelo poco fértil y bajo el dominio
de una nobleza arbitraria; el aedo homérico, por el contrario, vive en el
ambiente urbano de las ciudades jonias, enriquecidas por la industria y el
comercio y más avanzadas socialmente. Cronológicamente, sin embargo, no
son tan distantes ya que la obra de Hesíodo puede situarse hacia el 700 a.C.
Las dos obras fundamentales de Hesíodo son la "Teogonía" y "Trabajos y
días". La primera es un largo poema en el que Hesíodo trata de sistematizar
tradiciones antiguas de procedencia diversa para llegar a la concepción de un
mundo regido por Zeus, patrocinador del orden y la justicia. Este dios logra
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hacerse amo del mundo después de vencer a los Titanes y a su padre Cronos,
que a su vez ha desbancada al suyo, Urano. La historia de la sucesión UranoCronos-Zeus representa el núcleo de la Teogonía, pero está entremezclado
con elementos diversos: comienza con una auténtica cosmogonía u origen del
mundo, que se va desarrollando a lo largo de sucesivas uniones y
descendencias entre las primitivas fuerzas de la naturaleza: el Caos. las
Tinieblas, la Noche, el Éter (Aire), el Día, la Tierra, el Cielo, etc. Todo ello
hace que presente una enorme variedad de contenido, de modo que la línea
directriz es a veces dificil de seguir.
En "Trabajos y días" el punto de partida lo constituye un hecho concreto. La
disputa de Hesíodo con su hermano Perses, que le ha desposeído de su
patrimonio y que logra sobornar a los jueces para que fallen a su favor cuando
Hesíodo le lleva a juicio. Pero este hecho particular le sirve de pretexto para
plantearse la cuestión general de las fuerzas que sustentan la existencia
humana. También aquí aparece Zeus como ordenador, como el dios que ha
establecido la "Dikh” "Justicia entre los hombres". Pero esto produce una
intima contradicción en el poeta que por una parte ve cómo la injusticia
abunda a su alrededor y, por otra, quiere confiar en el Zeus protector de la
Justicia; enormemente expresivo es el pasaje en que desgarradoramente nos
dice: "Pero ojalá ni yo ni mi hijo fuéramos justos entre los hombres, puesto
que es un mal que hombre sea justo, si es que el injusto ha de alcanzar una
justicia más favorable"; pero en seguida manifiesta la esperanza, no la
convicción, de que el Providente Zeus permita este estado de cosas. Continúa
la obra alternando las alocuciones directas a Perses, aconsejándole que
deponga su afán de lucha y pendencias y se dedique a ganarse el sustento por
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