"V. E., G. V. c/ M., R. s/ daños y perjuicios" CNCIV

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El “alisado perfecto” le quemó la
cabeza. La LDC impone la
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reparación integral (no del cabello
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sino de los daños)
["V. E., G. V. c/ M., R. s/ daños y perjuicios"
CNCIV – SALA K]
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El “alisado perfecto” le quemó la cabeza. La LDC impone la reparación integral (no del
cabello sino de los daños)
“La locación de obra es la relación jurídica en virtud de la cual una de las partes (empresario,
constructor, contratista, y en su caso, profesional liberal, autor, artista, etc.), se compromete a
alcanzar un resultado, material o inmaterial, asumiendo el riesgo técnico o económico”.
Tal es la obligación que asume el comerciante que publicita un “alisado perfecto” del cabello y,
en consecuencia, debe responder si el resultado prometido no se alcanza, por la reparación
integral del daño y según los términos de la LDC (daño psíquico-daño moral e incapacidad
temporaria)
"V. E., G. V. c/ M., R. s/ daños y perjuicios"
CNCIV – SALA K – 6/4/2011
Fallo Completo
En la Ciudad de Buenos Aires, a los 4 días del mes de abril de 2011, hallándose reunidos los
Señores Vocales de la Sala K de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, a fin de dictar
sentencia en los autos: "V. E., G. V. c/ M., R. s/ daños y perjuicios" y habiendo acordado seguir
en la deliberación y voto el orden del sorteo de estudio, el Dr. Ameal dijo: I.- Vienen estos autos
a este tribunal con motivo de recurso de apelación interpuesto contra la sentencia de Primera
Instancia dictada a fs. 685/706, expresando agravios la actora en la memoria de fs. 741/49,
cuyo traslado no fuera contestado. II.- Antecedentes.//G.V. V. E. promueve demanda contra R. M. con motivo de los daños y perjuicios que dice
haber sufrido como consecuencia del tratamiento de alisado de cabello que le efectuara el
demandado el 14 de marzo de 1997, en la peluquería ubicada en el local 5 de la Avenida
Riestra 5815 de esta ciudad. Adujo que dicho tratamiento llegó a su conocimiento a raíz de una
publicación en una revista denominada "La otra guía", que publicitaba "R. M. coiffeur unisex,
alisados perfectos y brillantes, productos importados…".Señala que por tal motivo requirió los servicios del demandado, quien le garantizó que el
proceso de alisado era perfecto y que utilizaba productos importados, marca Haarfein,
abonando por el mismo la suma de $40, obteniendo la respectiva factura días después.Manifiesta que la actora poseía a esa fecha una abundante cabellera, sana, brillosa y sin
coloración.Destaca que, terminado el procedimiento en cuestión, notó que el cabello se encontraba
deteriorado como si se hubiese quemado, reclamándole a M. por no () haber logrado un
acabado perfecto y brillante, tal como se había comprometido.Al llegar a su domicilio el pelo comenzó a cortarse como desintegrándose, por lo que debió
consultar a distintos facultativos, quienes le informaron que presentaba una alteración de la
cutícula capilar.Aduce así, que el accionado no cumplió con la obligación asumida en el contrato de locación
de obra que celebrara con la actora, generando su incumplimiento graves daños físicos,
psíquicos y morales.El emplazado negó en el responde los hechos invocados por la actora;; opuso excepción de
prescripción que fuera desestimada y reconoció que la accionante concurrió a su Salón de
Belleza en busca de un alisado de su cabello, el que era abundante, muy rizado, opaco y sin
vida, tal como puede observarse en las fotografías que adjunta, previas al tratamiento,
pudiendo advertirse a la actora en las posteriores, con un cabello lacio, perfecto y brillante,
retirándose del Salón conforme con el resultado, para presentarse en oportunidad de requerir la
correspondiente factura con fecha el 3 de abril de 1997, con su pelo lacio y un pequeño retoque
en las puntas.-
Se refiere luego al producto utilizado y a sus títulos habilitantes, solicitando en función de lo
expuesto el rechazo de la demanda.III. Sentencia. La Sra. Juez de la instancia rechazó la demanda interpuesta, con fundamento,
en que no se ha probado el nexo causal entre el daño que adujo haber sufrido la actora y el
tratamiento de alisado realizado por el accionado, que permitan afirmar que dicho tratamiento
haya sido el desencadenante de las molestias y/ o perjuicios que pudo haber sufrido. Entre
otras consideraciones, argumenta que la actora en la misma fecha, se realizó tratamientos en
otra peluquería que no fueron indicados por los profesionales tratantes, lo que pudo haber
provocado, no ya, un agravamiento de su irritación, sino el origen mismo de sus problemas.IV. Agravios.Contra dicha decisión se alza la actora, quien se agravia en orden al rechazo de la demanda, al
efectuar la a quo una incorrecta valoración de las pruebas rendidas en la causa, las que por el
contrario, acreditan el nexo causal invocado, destacando que aun cuando no hubieren quedado
secuelas incapacitantes permanentes, si se demostró en cambio, una incapacidad temporal
física y psicológica.En orden a ello sostiene, que si bien es verdad que el mismo día del tratamiento concurrió a
realizarse un baño de crema y corte de pelo en otra peluquería, ello fue porque el cabello
desmejoraba con el transcurso de las horas. En tales condiciones y ante la desesperación que
la embargaba, concurrió a su peluquero de confianza, Sr. S., quien debió comenzar a cortarle
el pelo, haciéndole un baño de crema y así sucesivamente, conforme consta en las facturas
acompañadas, hasta que el 1/8/97 debió efectuarle un corte final (ver acta de escribana pública
acompañado a la demanda)), coincidiendo ello con el tratamiento de restauradores capilares
aconsejados por el Dr. M., quien siendo su médico dermatólogo desde hace mas de 12 años,
sostuvo que la actora no tenía ningún problema capilar previo al alisado.Es así que los tratamientos que realizó con posterioridad al efectuado por M fueron
simplemente cortes y baños de crema. Agrega que fue el propio demandado quien al absolver
posiciones admite que el alisado puede ser responsable del cambio de la tonalidad del cabello.Resalta la declaración de S., al manifestar éste que la actora fue a verlo el mismo día que se
hizo el alisado, con el cabello quemado, en mal estado, deshidratado y reseco, destacando que
nunca le había hecho tinturas, ni tratamientos químicos; indicando asimismo, que para
garantizar el éxito de dicho proceso, el pelo tiene que estar en buen estado, siendo que el
demandado y el testigo C. sostuvieron que la accionante lo tenía seco y deshidratado, lo cual
demostraría la impericia al aplicar un tratamiento inadecuado para un cabello que no estaba
preparado al efecto. No tuvo en cuenta asimismo, que el producto utilizado no estaba aprobado
por el ANMAT; tampoco el testimonio de___ , amiga personal del demandado, quien manifiesta
que éste utilizaba soda cáustica para realizar alisados.Sostiene que el problema no radica en que el cabello no quedara lacio, como parece entender
la a quo, sino en que resultó totalmente dañado, imponiéndose un corte no deseado. Tanto las
constancias de los médicos antes citados como la pericial médica dan cuenta que el daño
ocasionado en el cabello de la accionante guarda relación con el relato y las circunstancias de
autos, acreditándose el daño transitorio a través de las pericias psicológica y médica. En
función de lo expuesto solicita se haga lugar a la demanda con costas.V. Enunciados brevemente los agravios de la actora, debo señalar que, los antecedentes que
obran en autos, analizados en forma integral y a la luz de los principios que inspiran la sana
crítica (art. 386 del CPCC), otorgan verosimilitud a los hechos invocados como fundamento de
la pretensión y en consecuencia permiten acatar los agravios vertidas por la recurrente.Destaco en tal sentido el derecho elemental del juzgador de no seguir a las partes en todos y
cada uno de los argumentos que esgrimen en resguardo de sus pretensos derechos,
limitándose a escoger entre aquellos que guardan relación directa con la litis y que revisten
sustancial importancia para la justa solución del diferendo (cfr. Corte Sup., ED 18-780; CNCiv.,
Sala D, ED 20-B-1040; Sup. Corte de Bs.As., Ed 105-173; esta Sala, expte. no. 114.223/98,
entre muchos otros).No se encuentra controvertida la relación contractual habida entre la actora y el demandado,
por la que el Sr. M. realizó a GVVE un tratamiento de alisado de cabello, el 14 de marzo de
1997, en la peluquería sita en Avda. Riestra _____, local ___, abonando ésta última la suma de
$40 (por 1 alisado c/ crema), conforme factura acompañada a fs. 636 y reconocimiento
efectuado en los escritos liminares de apertura de instancia.Dicho vínculo constituye, en virtud del contenido de las obligaciones, una locación de obra (art.
1629 CC), en tanto se compromete un resultado, "Alisado perfecto y brillante" (conforme
propaganda –fs. 596, escrito de responde y absolución de posiciones del demandado-fs. 432.
p. 2 y p. 13).Es oportuno recordar que la locación de obra es la relación jurídica en virtud de la cual una de
las partes (empresario, constructor, contratista, y en su caso, profesional liberal, autor, artista,
etc.), se compromete a alcanzar un resultado, material o inmaterial, asumiendo el riesgo
técnico o económico, sin subordinación jurídica y la otra parte, denominada locatario de obra
(dueño, propietario, comitente, patrocinado, paciente, cliente, etc.), se obliga a pagar un precio
determinado o determinable en dinero (Spota, Tratado de locación de obra", T I, n° 2-g).
Interesa el "opus", el resultado del trabajo y no el trabajo mismo.En tal sentido, la doctrina mayoritaria ha sostenido que el elemento determinante de esta figura
es la obligación de resultado, que asume quien se compromete a ejecutar la obra (art. 1493),
por lo que se ha entendido que la expresión "trabajo" del art. 1629 alude al trabajo concretado
en un resultado, diferenciándola así de la locación de servicios, donde se trata de un trabajo,
en dirección a un resultado, pero que se independiza de la obtención de él (Belluscio, "Código
Civil Comentado, anotado y concordado", T° 8 Pág. 56). El objeto del contrato puede consistir
en una actividad o un resultado, tanto material como inmaterial, incluyendo todos los casos en
que se retribuye con un precio cierto en dinero el esfuerzo, la actividad o el trabajo ajeno,
cualquiera que sea su clase o naturaleza. Así, el contrato de locación de obra considerado en
toda su amplitud reúne una serie de figuras jurídicas, siendo una suerte de contrato madre
(Rezzónico, Contratos, T ° II, p. 746; Borda, Contratos , T° II , n° 1967).Dicho vínculo debe ser encuadrado asimismo como una típica relación de consumo en función
de lo prescripto por los arts. 1 y 2 de la Ley de Defensa del Consumidor y del Usuario Nº
24.240/93 y su modificaciones conforme ley 26.361, resultando de aplicación extensiva el art. 8
de la normativa aludida, que dispone que las precisiones formuladas en la publicidad o en
anuncios, prospectos, circulares, u otros medios de difusión obligan al oferente y se tiene por
incluidas en el contrato con el consumidor. En tal sentido a través de la propaganda obrante a
fs. 596, el Sr. M. promocionaba "Alisados perfectos y brillantes", resultado que conforme
antecedentes obrantes en autos no fue alcanzado.El tratamiento de Alisado fue realizado con productos de marca Haarfein, de origen alemán, el
que conforme surge del informe emitido por D. P. se dejó de producir en el año 1998, en
coincidencia con lo manifestado por la testigo M. a fs. 359/61.El folleto agregado a fs. 656 muestra las indicaciones y precauciones de uso y tratamiento post
alisados, destacándose: "siempre usar guantes"; "No tocar la piel"; "No usar elementos de
metal"; "Jamás se debe neutralizar; "La aplicación será sobre cabellos limpios y siempre
secos"; "No hacer alisados donde hay reflejos o decoloraciones". Surge asimismo, que el
producto es rápido y no da tiempo a enjuagar si se trabaja con muchos mechones a la vez, con
riesgo de cortar el cabello.Según prueba informativa de fs. 364/403, expedido por el Ministerio de Salud- Secretaría de
Políticas, Regulación y Relaciones Sanitarias, ANMAT, los productos cosméticos autorizados
ante la administración nacional por Haarfain- L. M. – P., son el baño de crema capilar con
vitamina E y el baño de crema capilar con silicona, ambos de origen nacional.Respecto de los productos marca Haarfein de origen alemán, informa que los archivos de
productos cosméticos son conservados por el establecimiento elaborador, que en caso de
desconocer algunos de los datos identificatorios del mismo, no resulta factible determinar si los
productos en cuestión se encuentran registrados ante la ANMAT.Es decir, no se probó que el producto se encontrara autorizado para su utilización en nuestro
país, destacándose en tal sentido la vigencia de la teoría de la carga probatoria dinámica que
impone la prueba a quien está en mejores condiciones de producirla, caso contrario puede
originar una presunción en su contra. Las fotografías de la actora previas al tratamiento (fs. 679
) acompañadas por el demandado al responde, muestran una abundante cabellera, en
contraposición a las agregadas a fs. 681, donde no se advierte alisado "perfecto y brillante", ni
tampoco revelan una actitud conforme y satisfecha como pretende el accionando. El deterioro
invocado puede asimismo advertirse en las fotografías agregadas a fs. 601/07 respecto de las
glosadas a fs. 608/13, cuya certeza temporal es adquirida al reconocerlas Soria como muestra
del estado del pelo de la actora para la fecha en que concurrió a su salón de belleza, el mismo
día que M. le efectuara el alisado (fs. 343 vta. resp. preg. décimo primera). Los testigos que
declaran a fs. 325/7 (G. S. L.); fs. 324 (M.M.O.); fs. 338/9 (J. L. S.) y fs. 356/8 (G. V. M.);
resultan contestes en que la actora tenía antes del mes de marzo de 1997 el cabello largo y
sano y que luego de un tratamiento de alisado permanente que se realizara en una peluquería,
se le quemó todo el pelo, quedándole todo deteriorado y quebradizo, provocándole un estado
anímico depresivo, debiendo cortárselo muy corto, al estilo hombre. Con fecha 14 de marzo
(mismo día que se realizó el alisado), como los días 21/3, 27/3, 8/4 y 1/8 de 1997 la actora
concurrió al Salón de Belleza de M.S. para efectuarse corte y aplicarse crema capilar (ver
facturas de fs. 634, fs. 638 y fs. 640 y declaración testimonial brindada a fs. 343/4).El mencionado testigo declaró que conoce a la actora desde hace aproximadamente veinte
años, porque concurría a su peluquería a cortarse el pelo. Recuerda que tenía el cabello largo,
que para el mes de marzo de 1997 aproximadamente se lo notó muy seco, como estropeado,
siendo que antes de esa época lo recuerda como un cabello normal; que por ese motivo le fue
cortando cada vez mas corto, a fin de sacarle las partes feas, comentándole la accionante que
se había hecho un alisado. Manifiesta que nunca le hizo tintura ni reflejos. Señala que el estado
del pelo era similar al que muestran las fotografías acompañadas por la actora.Reconoce las facturas agregadas al expediente y aclara respecto de la crema capilar que le
aplicara el 14 de marzo, que se trata de una crema nutritiva. Mal puede sostenerse entonces
que la concurrencia de la actora al Salón del Sr. S., pudo haber originado el daño que se
atribuye a la conducta negligente de M., o incidido concausalmente en el mismo, resultando
evidente que el tratamiento nutritivo que le efectuara aquel, como los sucesivos cortes a que se
hace referencia, lo fueron para intentar paliar los efectos nocivos del alisado, resultando ello
adecuado, a tenor de los manifestado por el Dr. M. a fs. 340/42 en cuanto a la indicación
terapéutica.En efecto, a tales efectos perjudiciales se refiere el certificado médico emitido por el Dr. A.P.M.
(especialista en enfermedades de la piel) con fecha 3/4/97, agregado a fs. 654, donde consta la
atención de la actora, señalándose que "presenta alteración de la cutícula capilar de
distribución irregular, compatible con uso de químicos fuertes que respeta solamente unos 3
cm de pelo".El Dr. M. presta declaración testimonial asimismo a fs. 340/2, donde señala que la actora es
paciente suya desde hace diez o doce años aproximadamente, destacando que el día de la
consulta, en abril de 1997, su pelo tenia una alteración moderada de la cutícula capilar,
explicando que en general tal alteración produce a la observación directa, una opacidad del
pelo, que es lo que se observaba en la paciente, indicándole como tratamiento la aplicación de
restauradores capilares, no volviéndola a atender por esa patología; sí por otras causas,
oportunidad en que la vio con el cabello mas corto. La Dra. M. E. M. de M., médica especialista
en dermatología, diagnosticó el 18/4/97 "pelo seco, quebradizo y opaco" (fs. 642), recetándole
shampoo restaurador capilar (18/4/97 y 2/5/97). De la pericial médica elaborada por el Dr. A.G.
G. a fs. 573/5, no impugnada por las partes, surge que la actora no presenta patología actual,
sin descartarse que en su momento, el cuadro general haya requerido un tratamiento
coadyuvarte de carácter transitorio, siendo el diagnóstico como los tratamientos indicados
correctos. El tiempo de recuperación requerido para desarrollar una cabellera como la que se
observa en las fotografías estaría entre 50 y 60 meses.A tal fin, el mencionado facultativo efectuó un estudio complementario de la muestra del pelo
existente en el expediente, la cual presenta sectores de los extremos en donde se visualizan
alteraciones compatibles con daño químico de la estructura del tallo piloso.A fs. 597 obra historia clínica psicológica correspondiente a la atención de la actora desde el
9/4/97 por la Lic en Psicología, M.E. De F., donde consta como diagnóstico: estado depresivo
reactivo que sobrevino por factores exógenos, siendo la duración del tratamiento de un año y
seis meses, a razón de dos sesiones semanales y un arancel percibido de $30. Sintomatología
que comienza luego de un episodio en la peluquería donde le queman el cabello, apareciendo
a partir del mismo ideas obsesivas y un estado depresivo caracterizado por un trastorno del
humor, inhibición de los procesos psíquicos de la ideación que reduce el campo de la
conciencia y los intereses. En el informe emitido a fs. 416/7, la citada profesional se expide en
términos similares a los que surgen de la historia clínica mencionada. Si bien es cierto, como
sostiene la a quo, que se trata de una profesional independiente consultada por la actora en
forma particular, no lo es menos, que la información que brinda se encuentra corroborada por
la pericial psicológica de oficio, la que glosada fs. 544/51, informa que actualmente la
accionante no tiene alteraciones psíquicas de ninguna especie, pudiendo, en su momento,
haber necesitado asistencia profesional en virtud del daño estético padecido, siendo adecuado
para aquella ocasión un tratamiento de seis meses, a razón de $ 50 la consulta privada y con
una frecuencia de dos veces por semana. El cuadro se presentó como neurosis con rasgos
obsesivos. No obsta a las conclusiones arribadas, lo manifestado por R. E. C. a fs. 328/29,
cliente del demandado, en cuanto manifiesta la testigo que se hizo varios tratamientos de
alisado, extensiones, tinturas y cortes y que siempre fue advertida sobre las consecuencias de
los trabajos a realizar. Ello por cuanto el tratamiento en el caso de la actora tuvo efectos
nocivos, cuando el accionado garantizaba su resultado.Lo mismo cabe decir respecto del testimonio de Sra. N.B.S.(fs. 335).Tampoco tienen trascendencia, los dichos de D. D. A. (fs. 330/01) en cuanto manifiesta haberla
visto en la peluquería con buen ánimo, ni los de R.M.G., ayudante en la peluquería de M. (fs.
332/33), quien dice haberle sacado las fotografías después de realizarse el alisado,
encontrándola contenta "con una sonrisa de oreja a oreja", quedando el cabello de la actora,
que era opaco, sin brillo y medio rizado, luego del alisado, con un brillo bárbaro y lacio, ya que
tales afirmaciones no se compadecen con las constancias de la causa analizada. Resulta en
cambio atinado mencionar el testimonio de fs. 359/61brindado por M..C. M., (testigo ofrecida
por el accionando con la que mantiene una relación de amistad) quien al describir el proceso
de alisado, manifestándose como "profesional especializada", indicó que "el 90% de los
productos de alisado tiene soda cáustica. Por más frágil que sea, tiene producto químico y
soda cáustica…que se mezcla con una parte de crema…se forma una pasta de alisado… es
un producto fuerte, por eso lo usamos…a un cm. del cuero cabelludo, por el problema de no
hacer daño al cuero cabelludo del cliente…si el profesional no es experto el cliente se queda
pelado para siempre…la crema mata la proteína capilar…". Destaca luego que M. utiliza
productos con esa descripción, y que el utilizado para el tratamiento de la actora se dejó de
comercializar hacia finales de 1998, agregando que previo a su utilización se hace una prueba,
ya que su conveniencia depende del estado del pelo de cada persona. Los antecedentes
analizados, contrariamente a lo sostenido por la a quo permiten a mi criterio tener por
suficientemente acreditada la relación causal entre el tratamiento de alisado llevado a cabo por
el Sr. M. y las consecuencias dañosas en el resultado obtenido, que por cierto no se condice
con el prometido: "Alisado perfecto y brillante", provocando por el contrario, un daño en la
cutícula capilar que transitoriamente produjo en la accionante un cambio en su estética
corporal, como un estado depresivo. En consecuencia cabe tener por probado el
incumplimiento en la prestación debida por el demandado. En orden a ello, cabe recordar, que
quien demanda tiene a su cargo demostrar su título, vale decir, la existencia de uno de "los
actos lícitos o ilícitos", que según el art. 499 del Código Civil, son aptos para generar un crédito
a su favor (conf. art. 377 Cód. Proc.). Así, quien invoca un contrato como quien arguye un acto
ilícito del que resulte un "daño causado, u otro acto exterior que lo pueda causar" debe probarlo
(conf. art. 1137; 1190 y sgtes. y art. 1067 Cód. Civil). Asimismo, le incumbe demostrar la causa
física del daño que, conforme a las II Jornadas Bonaerenses de Derecho Civil, Comercial y
Procesal (Junín, 1986), consiste en "el contacto físico o material entre la conducta y un
resultado" (Alterini, Ameal, López Cabana, "Derecho de Obligaciones", pág. 237). Una vez
probados por la víctima, el título y la causa física del daño, rigen las presunciones de
causalidad. La presunción de causalidad a nivel de autoría sucede cuando se presume que el
autor material es autor jurídico y por lo tanto responsable, a menos que pruebe la ruptura de la
relación causal. Y presunción de causalidad a nivel de adecuación cuando se presume que
cierto resultado, que ocurre conforme al orden natural y ordinario de las cosas, es por lo tanto
previsible: se responde de las consecuencias inmediatas (art. 903 Cód. Civ.) A menos que se
pruebe que no fueron adecuadas, o sea, que resultaron imprevisibles (Conf. Ob. Cit., pág.
237/38).-
Así debe destacarse, la necesidad de examinar la cuestión a través del prisma de la causalidad
adecuada. De este modo, corresponde establecer, en el plano jurídico, si un suceso es causa
de otro. Por consiguiente, es necesario realizar ex post facto, un diagnóstico de probabilidad en
abstracto, inquiriendo si la acción u omisión que se juzga era, de suyo, idónea para producir
normalmente ese hecho, según el curso natural y ordinario de las cosas (Conforme
Goldemberg Isidoro citado por Silvia Y Tanzi, Juan M. Alterini, "La Demanda de Daños", pág.
154). La carga de la prueba se vincula entonces, en grado estrecho, con la necesidad de
convencer al juzgador sobre la existencia del hecho afirmado (CNac.Civ. Sala H, 25/2/99
"Orijüela c/ Lirosi s/ daños y perjuicios). Se trata de una cuestión de hecho, supeditada a la
apreciación del Juez y que se corresponde con las peculiaridades que rodean la situación
(conf. Colombo, "Culpa Aquiliana, T° I, N° 56, p. L17; Borda, "Obligaciones", T° II, N° 1317,
pág. 243). El concepto de inmediatez supone que entre el hecho y su resultado no haya
interferencia alguna. No se trata de un concepto temporal de inmediatez. Es un efecto
inmediato en el sentido de que normalmente ese hecho debía ocasionarlo según el curso
natural y ordinario de las cosas. Se condiciona a que todos los eslabones de la cadena sean
adecuados. Como bien señala Orgaz" no basta establecer que la acción era en general idónea
para producir el daño, sino que es además necesario que las circunstancias intermedias hayan
sucedido también normalmente, sin la intervención de los factores anómalos o extraordinarios"
(conf. Orgaz, "El daño resarcible" pág. 71).Es evidente que los extremos aludidos se dan en autos.En dicha inteligencia, no puede a mi juicio desvincularse la alteración de la cutícula capilar que
presentó la accionante (conforme médicos especialistas) del alisado efectuado por M., por la
circunstancia de haber efectuado las consultas médicas recién el 3 de abril (consultorio del Dr.
M.) y el 18 de abril (Dra. M. de M.), como tampoco obsta a la conclusión señalada, el hecho
que en el ínterin, como sostiene la a quo, la actora hubiese concurrido a otro Salón para
hacerse diversos tratamientos, generando con ello efectos diversos, como por ejemplo, el daño
antes inexistente. En primer lugar, porque no puede desconocerse el deterioro que muestra el
cabello de la actora y que se comprueba en el contraste de las fotografías previas y posteriores
al tratamiento, conforme ya señalara, donde ciertamente no puede considerarse que la
agregada a fs. 681 muestre un cabello lacio y brillante como sostiene el demandado, por el
contrario, las consecuencias dañosas ya pueden a mi criterio advertirse en dicha fotografía,
donde llamativamente se había ya efectuado el planchado del pelo, resultando elocuente el
daño en las agregadas a fs. 601/607. Adviértase que es el propio M., quien al responder a la
posición 5ª, reconoce que el "cabello quedó desrizado, pero no totalmente lacio…porque si le
exigíamos demasiado, el mismo se iba cortar, porque el cabello estaba deshidratado y seco…".
Ello fue lo que finalmente ocurrió.En segundo lugar, porque conforme surge de las facturas acompañadas a fs. 634, fs. 638 y fs.
640, en el Salón de Soria se le realizó corte de cabello y baños de crema (restauradores
capilares), que nada tienen que ver con la utilización de productos químicos como lo es la
crema Alisadora Capilar Haarfein (ver folleto de fs. 656).Precisamente, dicho tratamiento se condice con el que luego aconsejara el profesional que
atendiera a la accionante el 3 de abril de ese año, y que aparece además avalado por la
pericial elaborada en autos.A mayor abundamiento, no puede comprenderse, como el demandado consintió efectuar el
tratamiento de alisado a la actora, si, tal como sostiene, solo se podía llevar a cabo con el
cabello sano, y en cambio aquella lo tenía, según sostiene el propio M., "opaco, erizado y
deshidratado".Conforme a ello, no habría sido oportuno ni aconsejable efectuar el tratamiento indicado y
prometer el éxito en el resultado como surge de la propaganda aludida.No puede pasarse por alto asimismo que es el propio emplazado, quien al absolver posiciones
(fs. 432 bis7vta.) reconoce que el producto utilizado, mal aplicado, puede causar daño (pos.
11), tal como se refiere asimismo la testigo M. (fs. 359/61). No surge de autos que tal
información le fuera dada a la actora, como jurídicamente corresponde (art. 4 ley 26.361). En
consecuencia, no cabe sino concluir que si la Srta. V. E. (actora), antes de realizarse el alisado
no tenía ningún problema en su cutícula capilar, y si lo tuvo con posterioridad al mismo, la
relación causal, no condicionada por la intervención de factores ajenos, se impone.-
En función de lo expuesto, es que la demandada deberá reparar los daños y perjuicios que a
raíz de su incumpliendo ha ocasionado a la actora, debiendo en consecuencia revocarse la
sentencia apelada, haciéndose lugar a la demanda deducida por Gabriela V. V. E. contra R. M.VI.- Corresponde en consecuencia el tratamiento de los rubros que integran la cuenta
indemnizatoria de autos.VII.- Daño emergente.Reclama la damnificada por este concepto la cantidad de $553,05, incluyendo el pago del
servicio al demandado, cortes de pelo en otras peluquería; compra de medicamentos,
consultas a facultativos, acta notarial, cartas documentos y fotografías.Ante el incumplimiento de la demandada en las obligaciones a su cargo, lograr un alisado
"perfecto y brillante", deberá reintegrarse el monto abonado por el tratamiento contratado y que
resultara frustrado. Asimismo el costo de los erogados a fin de mejorar o paliar el daño, esto es
los que la accionante abonara al Sr. Soria. En lo que respecta a los gastos médicos y de
farmacia, sabido es que tales gastos se presumen, ya que aún a falta de pruebas sobre su
entidad los mismos pueden apreciarse en función del carácter y gravedad de las lesiones
(Conf. Exptes. Nº 37.034/04; 69.167/01 entre otros). En el caso ellos pueden inferirse en lo
pertinente, de la documental acompañada y demás constancias. Los restantes gastos
solicitados, constituyen un gasto de justicia hecho por la damnificada, y como tal deben ser
incluidos en las costas del juicio, siendo en la liquidación de éstas la oportunidad de discutir la
procedencia de los mismos (conf. art. 77 CPCC).En función de lo expuesto, considero razonable fijar el presente resarcimiento en la suma de
$450 ( art. 165 del CPCC).VIII.- Incapacidad estética transitoria. La actora reclamó por este concepto la suma de $2.000,
o lo que en más o en menos resulte de la prueba a producir en autos.Ya me he referido al daño estético transitorio sufrido por la accionante, derivado del daño a la
cutícula capilar, el que produjo cabello con aspecto opaco, quebradizo y seco, tal como se
advierte en las fotografías acompañadas. A ello hace referencia el perito médico a fs. 573/5, al
destacar que si bien la actora no presenta patología actual, no puede descartarse que, en su
momento, el cuadro general haya requerido un tratamiento coadyuvarte de carácter transitorio,
siendo el diagnóstico como los tratamientos indicados correctos y el tiempo de recuperación
requerido para desarrollar una cabellera como la que se observa en las fotografías, entre 50 y
60 meses.Tal perjuicio es también señalado por el Dr. M.; por la Dra. M. de M.; por el Sr. S. y por los
testigos que declaran en autos, a los que se ha hecho amplia referencia en este voto.Tal daño aun cuando no tenga carácter permanente, merece durante el período de incapacidad
estética transitoria, una condigna reparación, en función del daño injustamente provocado.En orden a ello, las Jornadas sobre Responsabilidad por Daños en homenaje al profesor doctor
Jorge Bustamante Alsina (Buenos Aires, 1990) definieron el daño estético como "toda
alteración disvaliosa para la víctima en su armonía, expresión y esquemas corporales" y
entendieron que comprende "las anormalidades anatómicas y funcionales, permanentes o
transitorias, que se manifiestan exteriormente.La indemnización que al respecto le es debida a la víctima no debe apoyarse, para su
valoración, únicamente en lo que haya quedado afectada su capacidad laborativa, sino también
en todo aquello que pueda proyectarse sobre su personalidad plena, es decir tanto en el plano
individual como social. Toda persona de existencia visible tiene derecho a la integridad de su
aspecto normal o habitual por el que se la conoce e identifica, de tal manera que la presencia
no sólo existe sino que trasciende y significa. Cuando en las condiciones analizadas, se lesiona
esa integridad del aspecto, el derecho otorga soluciones justas. Solo se requiere que exista
una alteración en el aspecto habitual que tenía la persona con anterioridad al hecho generador,
sin que la ausencia de implicancias económicas de la deformación, que por otro lado sí pueden
ser tenidas en cuenta para la estimación del quantum de la indemnización, sean definitivas
para rechazar el reclamo (Conf. CNCiv. Sala H, 21/12/93, L. 132.855).-
En ese orden de ideas, la persona natural posee un derecho a su integridad estética, de
conservación de su figura humana desde su nacimiento hasta su fallecimiento, de allí que
cualquier acto que dañe ese derecho debe obtener una reparación (Conf. Tratado de Daños
Reparables, Carlos Ghersi, Director Celia Weingarten, Coordinadora, T1, pág. 201, Edit. La Ley
2008).Teniendo en cuenta lo expuesto, como las condiciones particulares de la damnificada, 27 años
de edad a la fecha de ocurrencia del daño, de estado civil soltera, de profesión abogada, es
que estimo prudente conceder por este concepto la cantidad de $5.000 (art. 165 del CPCC)
IX.- Daño psíquico y gastos de tratamiento. La actora reclamó la suma de $2000 y $4.680
respectivamente.El daño psíquico supone una perturbación patológica de la personalidad de la víctima, que
altera su equilibrio básico o agrava algún desequilibrio precedente. Comprende tanto las
enfermedades mentales como los desequilibrios pasajeros, pero ya sea como situación
estable, o accidental y transitoria, implica en todo caso una faceta morbosa, que perturba la
normalidad del sujeto y trasciende en su vida individual y de relación. (conf. Matilde Zavala de
González, "Resarcimiento de daños" Tº 2a., pág. 187 y ss). No debe por lo demás ser
restringido al que proviene de una lesión anatómica, toda vez que hay importantes
perturbaciones de la personalidad que tienen su etiología en la pura repercusión anímica del
agente traumático, aunque el desequilibrio acarree eventuales manifestaciones somáticas.Debe destacarse asimismo, que al igual que en el caso de heridas u ofensas físicas (art. 1086
del Cód. civil) en las lesiones psíquicas la víctima tiene derecho a ser indemnizada "de todos
los gastos de curación y convalecencia". Ello implica la recurrencia a tratamiento psiquiátrico o
terapia psicológica y a la medicación que fuese necesaria.El detrimento patrimonial que supone un tratamiento psiquiátrico indispensable para reparar
lesiones en la salud suficientemente comprobadas y además económicamente mensurable,
configura un daño cierto aunque las erogaciones respectivas puedan o deban tener lugar en
todo o en parte, en tiempo ulterior.De la pericial psicológica analizada (fs. 544/51), surge que actualmente la accionante no tiene
alteraciones psíquicas de ninguna especie, pudiendo, en su momento, haber necesitado
asistencia profesional en virtud del daño estético padecido, siendo adecuado (para aquella
ocasión) seis meses de tratamiento, a razón de $ 50 la consulta privada y con una frecuencia
de dos veces por semana. El cuadro se presentó como neurosis con rasgos obsesivos. A su
vez, con la historia clínica y testimonio de la Lic. De F. ( fs. 597 y fs. 416/17) se comprueba el
cuadro depresivo reactivo que padeció la actora, que sobrevino por factores exógenos, siendo
la duración del tratamiento realizado de un año y seis meses, a razón de dos sesiones
semanales y un arancel percibido de $30. En función de ello, si bien no cabe otorgar
indemnización alguna por incapacidad psíquica permanente, la minusvalía psíquica transitoria
que padeció la accionante merece una digna compensación, en virtud de la reparación integral
y plena que cabe acordar por el daño injustamente provocado. Dicha incapacidad transitoria no
puede concebirse como una categoría distinta, autónoma al género incapacidad, sino que
representa una forma en que ésta puede manifestarse ya sea de manera permanente o bien
temporaria (conf. Expte. nº 79.283/02; nº 10.019/02 entre otros).En dicha inteligencia debe destacarse que el daño que deriva de la incapacidad transitoria
debe ser resarcido y ello en virtud de la reparación plena que gobierna la materia y que debe
ser tenido en cuenta por el juzgador cuando se encuentren reunidos los requisitos que ameriten
el resarcimiento.Así, conforme a su duración, la incapacidad puede ser permanente o definitiva que es la que
subsiste luego del tratamiento médico cumplimentado por la víctima y se prolonga por el resto
de la vida del sujeto y transitoria cuando es posible la recuperación del damnificado.En el supuesto de autos no existen dudas que existió por parte de la víctima una incapacidad
que aunque temporaria merece ser tenida en cuenta de cara a la reparación integral del daño,
por cuanto existió durante el período en que tuvo vigencia un impedimento o una dificultad para
el ejercicio de la funciones vitales, que trae consigo una disminución de las potencialidades de
que disfrutaba la aquejada.-
La sola existencia de una lesión da derecho a reparación aunque no queden secuelas
incapacitantes, puesto que el propósito de la indemnización consiste en compensar mediante
una suma de dinero, todas aquellas consecuencias disvaliosas soportadas por las víctimas del
hecho generador: Se trata de compensar el daño en sentido jurídico, excedente en casos de la
proyección que se le atribuya a la lesión en el plano laboral, productivo o en alguna de las otras
manifestaciones vitales.Es daño, lo que altera la integridad física o psíquica, por más que la curación y readaptación en
función de aquellos supuestos, sea más o menos, completa, porque aún siendo así, no podría
devolverse al organismo alterado, la situación de indemnidad anterior al accidente, constituye
como fuera dicho un perjuicio reparable, quedando su determinación al prudente arbitrio del
juzgador conforme a la afectación y particularidades del caso (CNac.Civil, Sala B, del 31/5/96
en autos "Blumetti de Fulco c/ Guarini s/ daños y perjuicios"; CNac.Civil, Sala L, del
29/3/96,"Márquez, Ofelia c/ González, s/ daños y perjuicios", entre otros).En función de lo expuesto, teniendo en cuenta las secuelas transitorias padecidas; el
tratamiento realizado, como las condiciones subjetivas de la damnificada es que propondré al
Acuerdo, hacer lugar al rubro incapacidad psíquica transitoria y gastos de tratamiento
psicológico por la cantidad de $6.000 (art. 165 del CPCC).X.- Daño moral.La damnificada solicitó se indemnice el perjuicio espiritual sufrido, en la cantidad de $2.500, o
lo que en más o en menos resulte de la prueba a producir.Sobre la cuestión, enseña Ramón Daniel Pizarro, que el daño moral importa, una minoración
en la subjetividad de la persona, derivada de la lesión a un interés no patrimonial, o, con mayor
precisión, una modificación disvaliosa del espíritu, en el desenvolvimiento de su capacidad de
entender, querer o sentir, consecuencia de una lesión a un interés no patrimonial, que habrá de
traducirse en un modo de estar diferente de aquel al que se hallaba antes del hecho, como
consecuencia de éste y anímicamente perjudicial (Pizarro, Daño Moral, pág. 47). La opinión
doctrinaria casi uniforme considera que la tesis resarcitoria contempla con mayor certeza el
fundamento de la reparación del perjuicio experimentado por el damnificado, con ello quedo
superada la concepción que entendía analizar el tema focalizando su atención en el autor,
propiciando la imposición de una sanción ejemplar a este último.Es así que se diferencia la noción de daño reparable en sentido amplio conceptualizándolo
como la lesión a cualquier derecho subjetivo, de otra acepción estricta, que entiende que dicha
lesión recae sobre ciertos derechos, patrimoniales o extrapatrimoniales, cuyo menoscabo
genera una sanción patrimonial.Este último significado -relevante en derecho de daños- pone en evidencia que la consecuencia
de la lesión al derecho subjetivo siempre es cuantificable en dinero.La indemnización tiene como finalidad la satisfacción de la víctima por el victimario, a través de
una prestación de índole patrimonial que se le impone a este último a favor de aquella, aunque
no siempre el rol de tal indemnización es estrictamente resarcitorio sino que puede ser
satisfactorio como ocurre en el daño moral.En esa instancia juega la prudente discrecionalidad del juzgador, quien si bien es cierto
encuentra obstáculos en la valuación, como también ocurre con ciertos daños de índole
material, debe llevarla a cabo analizando las circunstancias fácticas que enmarcaron el hecho
dañoso, así como las consecuencias de tipo individual o social que originaron.Tal valoración debe efectuarse teniendo en cuenta la entidad del daño moral en función de la
gravedad objetiva del menoscabo (conf. Bueres, Ponencia presentada en las II Jornadas
Sanjuaninas de Derecho Civil con la adhesión de los Dres. Banchio, Pizarro, Vallespinos,
Zavala de González, entre otros).En tal sentido, señala Ramón Daniel Pizarro en la obra citada (pág. 240) que "El dolor, la pena,
la angustia, la inseguridad, etc. son solo elementos que permiten aquilatar la entidad objetiva
del daño moral padecido. Pero todo ello debe ser valorado prudencialmente por el juez,
tomando en cuenta las circunstancias objetivas del caso concreto". La tesis resarcitoria tiene
plena vigencia en doctrina nacional, por lo que, en la valuación del daño moral padecido, no
debe primar la idea de placeres compensatorios que servirían para brindar consuelo a la
víctima, sino que es necesario estimar la entidad objetiva del daño, para repararlo con equidad.
No obstante lo expresado, en tal justipreción debe tenerse en cuenta la gravedad de la falta
cometida por el agraviante, sin que ello implique adoptar "in totum" la idea sancionatoria;; ello
es así en razón que la actitud que adopta el ofensor no puede ser ignorada por el juzgador,
quien debe tenerla presente, porque la extensión del resarcimiento en nuestro derecho positivo
se inclina por un sistema mixto que además del daño objetivamente considerado tiene en
cuenta el factor de atribución con el que obra el ofensor (Conf. Derecho Obligaciones, Alterini,
Ameal, López Cabana, pág. 259, nº 579 (3)).En esa dirección se orienta la opinión prevaleciente en doctrina al propiciar la reparación
integral, para algunos plena, de todo daño provocado.Debe decirse además que si bien es cierto que el daño moral por aplicación de las reglas que
rigen la carga de la prueba debe ser acreditado por quien pretende su reparación, es
prácticamente imposible utilizar para ello una prueba directa por la índole espiritual y subjetiva
del menoscabo.En cambio, es apropiado el sistema de la prueba presuncional indiciaria como idóneo a fin de
evidenciar el daño moral.La prueba de indicios o presunciones hominis se efectúa a partir de la acreditación por vía
directa de un hecho del cual se induce indirectamente otro desconocido, en virtud de una
valoración hecha por el Juzgador basada en la sana crítica (art. 163 del ritual).Por lo tanto es necesario probar indefectiblemente la existencia del hecho que origina el daño
debiendo darse entre aquel y este último una relación de causalidad que "conforme el curso
normal y ordinario" permite en virtud de presunciones hóminis evidenciar el perjuicio.Asimismo es conveniente producir la prueba respecto de las circunstancias que rodean al
damnificado y al evento generador del perjuicio, lo que permite deducir su envergadura.Las dificultades que para la accionante representan las consecuencias derivadas del
incumplimiento de la demanda en todos los aspectos de su vida, imponen sin duda limitaciones
socio-económicas, que justifican ampliamente la extensión del resarcimiento en función de la
reparación integral y plena. Con este alcance, sufrimiento espiritual padecido por la
damnificada, sus condiciones personales, y demás particularidades que muestra la causa, es
que propongo al Acuerdo otorgar por este concepto, la suma de $6.000 (art. 165 del CPCC).XI.- Intereses.Las sumas por las que prospera la cuenta indemnizatoria de autos habrá de devengar
intereses a la tasa activa cartera general (préstamos) nominal anual vencida a treinta días del
Banco de la Nación Argentina, con cómputo desde el inicio de la mora (14 de marzo de 1997)
hasta el cumplimiento de la sentencia (conforme doctrina del acuerdo plenario de fecha 20 de
abril de 2009 en autos "Samudio de Martínez, Ladislaa c. Transportes Doscientos Setenta S.A.
sobre daños y perjuicios" de fecha 20/4/09).XII.- Por tales consideraciones, expido mi voto porque se revoque la sentencia recurrida,
haciéndose lugar a la demanda deducida por GVVE contra R.M., quien deberá abonar a la
actora, en el término de diez días de quedar firme la presente, la cantidad de pesos diecisiete
mil cuatrocientos cincuenta ($17.450) con mas intereses a computarse en la forma aludida.
Costas de ambas instancias a cargo del demandado (Conf. art. 68 del CPCC). La Dra.
Hernández. por las consideraciones y razones aducidas por el Dr. Ameal, vota en igual sentido
a la cuestión propuesta.
///nos Aires, abril de 2011.Y visto lo deliberado y conclusiones establecidas en el Acuerdo trascripto precedentemente,
por mayoría de votos, el Tribunal decide: hacer lugar a la demanda deducida por GVVE contra
R. M, quien deberá abonar a la actora, en el término de diez días de quedar firme la presente,
la cantidad de pesos diecisiete mil cuatrocientos cincuenta ($17.450) con mas intereses a
computarse en la forma aludida. Costas de ambas instancias a cargo del demandado (Conf.
art. 68 del CPCC).-
Diferir la regulación de honorarios para una vez aprobada en autos la liquidación definitiva (art.
279 Cód. Proc.).Se deja constancia que la Dra. Díaz no firma la presente por hallarse en uso de licencia (art.
109 del RJN). Regístrese, notifíquese y devuélvase.
Fdo.: Oscar J. Ameal - Lidia B. Hernandez –
Camilo Almeida Pons (SEC.). Es copia.//-
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