MEDIDAS RELATIVAS A LA GESTIÓN DEL TRANSPORTE

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MEDIDAS
RELATIVAS A LA GESTIÓN DEL TRANSPORTE
se ha estimado que el uso de un autobús en lugar de un automóvil particular equipado con un
convertidor catalítico da como resultado una
reducción del 40% de las emisiones de NOx, 95%
de las emisiones de HC y 98% de las emisiones
de CO por pasajero-kilómetro transportado (cuadro 3.18). Si se supone que el automóvil particular no tiene ningún tipo de control de
emisiones, las reducciones serían aún superiores: un 70% de NOx y más del 99% de HC y CO.
Por otra parte, un mayor uso del transporte colectivo reduce la gran demanda de uso vial y
mejora la circulación, lo que reduce aún más las
emisiones de contaminantes.
El conjunto de opciones de gestión del transporte escogido debe adaptarse a cada centro
urbano porque es necesario tener en cuenta
muchos factores, como la infraestructura física,
las características del sistema de transporte urbano, la configuración de la zona urbana y la
demanda de transporte. En todos los casos, las
opciones seleccionadas deben satisfacer necesidades específicas, ser beneficiosas y justas para
toda la comunidad, lo suficientemente flexibles
para responder a nuevas situaciones, sencillas y
fáciles de hacer cumplir y los usuarios no deberán tener dificultades para entenderlas y respetarlas (ECMT 1990).
Muchas grandes ciudades, también en América
Latina, padecen problemas de congestionamiento de tránsito causados por la rápida proliferación de automóviles particulares. Además,
el número creciente de vehículos de transporte
colectivo, que utilizan vías urbanas para satisfacer las necesidades de transporte de poblaciones urbanas de bajos y medianos ingresos en
rápido crecimiento, se suma al problema.
El congestionamiento del tránsito atenta contra la productividad debido al costo del tiempo
perdido en transporte. Además, el lento movimiento de los vehículos automotores en calles
congestionadas provoca un consumo más elevado de combustible y mayores emisiones de contaminantes. En la figura 3.3 se presentan las
relaciones típicas entre las velocidades de los
vehículos y los índices de emisiones de los principales contaminantes atmosféricos de los automóviles de gasolina, vehículos pesados de
gasolina y vehículos pesados diesel. Como puede observarse en la figura, las emisiones de HC
y CO de todos los tipos de vehículos y las emisiones de NOx de los vehículos pesados se reducen
a velocidades de circulación de 50 a 60 km/h, lo
que es posible cuando la seguridad de la vía pública y la configuración física de la zona urbana
lo permiten. A su vez, puede mejorarse la seguridad y resolverse problemas de configuración
urbana mediante medidas de gestión del transporte.
En su mayoría, las opciones de gestión del
transporte se dirigen al fomento del uso del
transporte colectivo en lugar de los automóviles
particulares. El uso del transporte colectivo puede reducir las emisiones por cada pasajero transportado. Por ejemplo, en la Ciudad de México,
Prohibición de circulación
Se han tomado medidas para reducir la contaminación atmosférica en centros urbanos prohibiendo la circulación con base en el tipo de
vehículos, el día de la semana, la hora del día o
el lugar. Se han utilizado prohibiciones de cir-
111
112
Capítulo 3
Figura 3.3 Indices de emisión de contaminantes de vehículos en función de su velocidad
Monóxido de carbono
CO (g/km)
900
Vehículo pesado
800
de gasolina
700
600
500
400
Vehículo pesado
300
diesel
200
Automóvil particular
100
0
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
60
70
80
90
Velocidad (km/h)
Hidrocarburos
HC (g/km)
50
45
40
35
30
Vehículo
25
Vehículo pesado de gasolina
pesado
20
diesel
15
Automóvil particular
10
5
0
0
10
20
30
40
50
Velocidad (km/h)
Oxidos de nitrógeno
NOx (g/km)
35
30
25
Vehículo pesado diesel
20
15
10
Vehículo pesado de gasolina
5
Automóvil particular
0
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
Velocidad (km/h)
Nota: Los índices de emisión corresponden a vehículos no equipados con mecanismos de control de la contaminación.
Fuente: Faiz, Weaver y Walsh 1996.
Medidas relativas a la gestión del transporte
113
Cuadro 3.18 Emisiones de contaminantes de diferentes medios de transporte en la
Ciudad de México
(gramos por pasajero-kilómetro recorrido)
Medio de transporte
Automóvil particular (equipado con
convertidor catalítico)
Taxi
Microbús
Autobús urbano
CO
HC
NOx
45,2
96,9
9,7
0,7
4,4
9,5
1,2
0,2
1,0
2,2
0,2
0,6
Nota: Para efectos de comparación se estima que los camiones emiten 20,77 g de NOx, 7,71 g de HC, y 18,76 g de CO por
pasajero-kilómetro recorrido.
Fuente: CMPCCA 1995.
culación en diferentes formas en distintos centros urbanos. Una de las más conocidas es la de
“números pares e impares”. Según este mecanismo, los vehículos cuyas placas de circulación
terminen en número impar podrán circular los
días impares y los vehículos cuyas placas de circulación terminen en número par podrán circular los días pares.
Desde 1989 la Ciudad de México ha utilizado
otra forma de prohibición de circulación mediante la cual se prohíbe a los automóviles circular un día por semana dependiendo del último
número de su placa de circulación. Esta prohibición no ha demostrado ser eficiente porque
muchas familias de la Ciudad de México han
adquirido un segundo automóvil con un número diferente de placa de circulación para utilizar el día en que no puedan circular con el
primer vehículo. Además, la mayoría de estos
segundos automóviles, adquiridos en otras partes de México, han afectado la calidad del aire
ambiente porque son modelos más viejos que
no cuentan con equipo de control de la contaminación o este es muy limitado. Como resultado del fracaso evidente de la prohibición de
circulación, desde diciembre de 1995 se ha
instaurado un nuevo programa, según el cual
40% de los vehículos (con excepción de los autobuses) de la Zona Metropolitana de la Ciudad
de México no pueden circular cuando el nivel
de contaminación atmosférica excede un valor
dado (IMECA 250). Esta medida de emergencia se ha aplicado solamente una vez y recibió
una respuesta muy negativa por parte del
público.
En Buenos Aires se puso en práctica un programa similar durante un breve período, pero
fue suspendido por su falta de eficacia. Además,
en Buenos Aires y en Santiago no se permite el
ingreso de taxis sin pasajeros a ciertas zonas del
centro. Como resultado de este programa y de
las medidas de prohibición del estacionamiento, se redujo en un 30% la circulación en una
sección de 40 manzanas de Santiago. Se emplean
prohibiciones de circulación en algunas ciudades europeas como Boloña, Colonia y Ruán
(ECMT 1990). El gobierno de Atenas, después
de implementar un programa que permitía que
los automóviles ingresen a la zona del centro
solamente en días alternos, inició una prohibición total experimental de tres meses para automóviles, taxis y motocicletas en abril de 1995 (The
Times, 11 de abril de 1995).
La circulación de automóviles pesados, si bien
es necesaria para algunas empresas que operan
en el centro de las ciudades, genera contaminación atmosférica y ruido. Además, los camiones
pueden ser peligrosos para otros usuarios, como
los peatones y los ciclistas, y dañan los caminos
debido a su elevado peso. Se restringe el paso
de camiones en carreteras estrechas y sobre
puentes débiles o bajos basándose en su peso,
ancho o largo. Algunas zonas urbanas han puesto en práctica prohibiciones a la circulación de
camiones en un esfuerzo por mantener una circulación fluida del tránsito durante las horas
diurnas o durante las horas punta. En algunas
ciudades (por ejemplo, Windsor en el Reino
Unido) se ha prohibido totalmente la circulación de camiones.
La prohibición de circular en zonas comerciales muy congestionadas o en zonas residenciales ecológicamente delicadas de los centros
urbanos reduce la contaminación atmosférica de
esas secciones. Para las zonas comerciales, esta
medida es aún más eficiente si los peatones que
114
Capítulo 3
circulan en la zona de la prohibición se benefician de mejores servicios de transporte colectivo. Se han impuesto este tipo de prohibiciones
en algunas ciudades de América Latina, entre
ellas Buenos Aires, Córdoba, Lima, Mendoza y
San José.
En San José (Costa Rica) el municipio cerró
al tránsito la avenida Central. Para ello, la municipalidad, que se encontraba en una situación
financiera deficiente, convenció a las empresas
locales de que financiaran el 50% de las obras
necesarias. Se prohibió además la presencia de
vendedores ambulantes en la avenida Central y
la observancia de esta disposición es muy estricta. Esta zona peatonal constituye un ambiente
agradable para los habitantes de San José. En
Cartagena, sin embargo, tras la prohibición de
circulación de ciertas secciones de la parte colonial de la ciudad, las calles quedaron inundadas
por comerciantes callejeros. Debido a las quejas
presentadas por los empresarios locales y los residentes, se levantó la prohibición antes de haber transcurrido tres años de su puesta en
práctica. En algunas ciudades alemanas se han
cerrado al tráfico las calles de ciertas zonas del
centro desde finales de los años setenta, medida que ha tenido un éxito notable en el incremento del número de peatones y en la reducción
del tránsito vehicular. Por ejemplo, en menos
de un año, la circulación peatonal se había elevado en un 40% en Banberg y en 25% en Aachen
(Hass-Klau 1993).
Restricciones al estacionamiento
y al comercio en la vía pública
En muchas zonas urbanas se reduce en gran
medida la capacidad de circulación debido a que
los vehículos se estacionan en la vía pública o se
detienen para cargar y descargar pasajeros y
mercaderías. Estos movimientos, especialmente durante las horas punta, desaceleran el tránsito y elevan las emisiones de contaminantes de
vehículos automotores. La circulación del tránsito en las calles muy congestionadas puede
mejorarse imponiendo restricciones al estacionamiento en la vía pública, medidas que pueden implementarse en todo momento, durante
las horas diurnas o sólo en las horas punta. Para
ello es necesario instalar señales y contar con
un firme mecanismo de vigilancia por medio de
multas, inmovilización de las ruedas y grúas. Si
bien las restricciones al estacionamiento en la
vía pública son sencillas y poco costosas para su
puesta en práctica, pueden generar considerable oposición pública y, por esta razón, al diseñar una estrategia sobre restricciones al
estacionamiento, deberá darse prioridad al tránsito por razones de negocios y comerciales y no
a los automóviles, cuyos propietarios pueden
utilizar el transporte colectivo.
Para mejorar la circulación del tránsito en la
zona central de San José, se impusieron restricciones al estacionamiento y se impidió el estacionamiento de vehículos a lo largo de las rutas
prioritarias para autobuses en el marco de un
proyecto financiado por el Banco Mundial. Se
instalaron asimismo parquímetros para favorecer la rotación rápida de vehículos, se asignaron espacios formales para carga y descarga y se
fortaleció la observancia. Estas medidas demostraron ser eficientes porque mejoraron las velocidades de circulación de los autobuses y del
resto de los vehículos (World Bank 1986).
El comercio callejero en zonas de mucho
congestionamiento puede afectar la circulación
del tránsito porque atrae a los peatones. Este
problema puede evitarse introduciendo controles a los vendedores ambulantes. En Lima, Perú,
se atacó este problema estableciendo una fuerza especial de cumplimiento de las regulaciones sobre el comercio callejero y reasignando
esta actividad hacia lugares más adecuados.
Además, el establecimiento de calles peatonales atrajo tanto a peatones como a vendedores
ambulantes. Como resultado, mejoró la circulación del transporte en la zona central (World
Bank 1986).
Medidas de prioridad de circulación para
los autobuses
Este tipo de medidas aplicadas en los centros
urbanos mejoran el servicio de autobuses porque reducen el tiempo de transporte y le dan
más fiabilidad. Además, tienen beneficios ambientales dado que reducen el consumo de combustible y las emisiones de contaminantes al
facilitar mayores velocidades de los autobuses y
al eliminar la circulación de automóviles porque
la población hace mayor uso del transporte colectivo. En el cuadro 3.19 se presentan los tipos
y la eficiencia de varias medidas de prioridad a
la circulación de autobuses. Las más eficientes
incluyen rutas y carriles exclusivos para autobuses, carriles en sentido contrario para autobuses
Medidas relativas a la gestión del transporte
115
Cuadro 3.19 Efectos de las medidas de prioridad de tránsito a los autobuses sobre
las emisiones del escape
(porcentaje)
Tipo de medida
Porción
afectada de los
viajes diarios
en autobús
Horas punta con carriles para autobuses
Carriles en sentido contrario para
autobuses (todo el día)
Privilegios en ejes viales
Modificación de señales
Rutas para autobuses
Prioridad para doblar y otras medidas
Reducción del
tiempo de
transporte
en autobús
Reducción de las
emisiones del
escape de los
autobuses
5
15
20
2
1
20
2
5
30
50
10
50
5
35
60
12
60
7
Fuente: ECMT 1990.
y carriles únicamente para autobuses durante las
horas punta.
En algunos centros urbanos de América Latina se han dispuesto rutas y carriles exclusivos
para autobuses, físicamente separados del tránsito general por medio de barreras. Por ejemplo, en Santafé de Bogotá, se han separado
físicamente dos carriles en ambos sentidos de
una avenida importante. Esta configuración se
ha empleado también en ciudades como
Curitiba, Porto Alegre y Lima.
Otra medida de prioridad es dedicar ciertos
carriles de una ruta existente a los autobuses.
Esto es muy común en ciudades de Europa y
América del Norte y se utiliza también en algunas ciudades latinoamericanas (como Buenos
Aires y Santiago). En algunas ciudades, los carriles para autobuses se emplean únicamente en
horas punta (Washington, D.C.). La operación
eficiente de estos carriles exige un estricto cumplimiento para que no sean ocupados por automóviles. El establecimiento de carriles para
autobuses reduce el tiempo de transporte en autobús y en automóvil hasta en un 30% en
Bangkok. En Manila, el tiempo de recorrido en
autobús se redujo a la mitad porque, gracias a
los carriles exclusivos, los autobuses pudieron aumentar su velocidad promedio de 9 a 18 km/h.
En algunas ciudades se ha dispuesto la circulación en sentido contrario en un carril exclusivo para autobuses. Esta medida es eficiente
porque asegura que los conductores de autobuses y el tránsito general se mantengan en su carril para evitar choques de frente.
Los beneficios de las medidas que asignan
prioridad a la circulación de autobuses compensan con creces sus costos sólo en corredores sumamente congestionados. No son muy eficientes
en corredores donde el tráfico se vea interrumpido por el movimiento de vehículos que atraviesan esa ruta. Para reducir estas demoras, los
autobuses de ciertas ciudades están equipados
con mecanismos que les permiten modificar las
señales de tránsito para tener prioridad de paso
(es decir, el semáforo se mantiene en verde o
cambia a verde cuando se acerca el autobús).
Las medidas de asignación de prioridad de los
autobuses cuestan menos que el tren subterráneo como medio de transporte colectivo. Por
ejemplo, un carril exclusivo para autobús requiere una inversión de menos de US$1 millón por
kilómetro, una vía para autobuses en un corredor existente cuesta alrededor de US$2 millones por kilómetro y una nueva ruta para
autobuses cuesta US$7 millones a US$12 millones por kilómetro. Estos costos se comparan con
un rango de US$22 millones a US$60 millones
por kilómetro para un tren elevado y US$50
millones a US$165 millones por kilómetro para
un tren subterráneo. Estos trenes, no obstante,
tienen varias ventajas con respecto a las medidas de asignación de prioridades de los autobuses porque pueden operar a mayor velocidad (28
a 37 km/h frente a 15 a 22 km/h para los autobuses en carriles exclusivos) y transportan más
pasajeros (50.000 a 75.000 pasajeros por hora
por carril en el tren elevado o subterráneo en
comparación con 10.000 a 25.000 pasajeros por
116
Capítulo 3
hora por carril en el que se han adoptado medidas de prioridad para los autobuses; UN 1994).
Imposición de un número mínimo
de pasajeros
Otra opción para reducir el congestionamiento
y la contaminación atmosférica es establecer el
requisito de un número mínimo de pasajeros
en vehículos livianos (automóviles y camionetas).
En este caso es necesario construir infraestructura especial que incluya como mínimo rutas o
carriles de dedicación exclusiva en una zona
urbana. La medida es especialmente eficiente
en lugares donde el congestionamiento del tránsito se extiende a los suburbios de una zona
metropolitana. Se establecen prioridades de
tránsito para los vehículos que transportan más
de un pasajero, privilegios de estacionamiento,
un servicio de registro de personas que viajan
hacia los mismos lugares y un programa de incentivos de los empleadores (ECMT 1990).Por
ejemplo, en los principales corredores de tránsito que convergen en Washington, D.C., se asignan carriles y rutas para vehículos que
transportan más de un pasajero en el sentido de
la circulación que se dirige hacia la ciudad durante las horas punta de la mañana y en el sentido opuesto durante las horas punta de la tarde.
Dependiendo de la carretera, se fija como número mínimo dos o tres personas por vehículo.
Además, estas personas disponen de espacios
especiales de estacionamiento en zonas suburbanas cercanas a las rutas con carriles dedicados a vehículos que transportan más de un
pasajero. Los interesados en hacer uso de este
mecanismo pueden llamar a un número telefónico y registrarse en una lista. Para fomentar la
aplicación de esta medida, los empleadores también ofrecen incentivos, como transporte proporcionado o coordinado por la empresa o
estacionamiento gratuito.
Horario escalonado de trabajo
El congestionamiento del tránsito en zonas urbanas se produce generalmente antes y después
del horario laboral, escolar y comercial. Una
medida para aliviar el congestionamiento y reducir la contaminación atmosférica es escalonar
estos horarios. Además, se reduce de esta manera la carga que debe soportar el sistema de trans-
porte colectivo. Algunos gobiernos y empresas
privadas han impuesto un horario de trabajo
escalonado. Por ejemplo, una importante compañía de televisión de la República de Corea tiene horarios escalonados. En Singapur hay
diferentes horas puntas para los dos turnos escolares y comerciales. En muchas ciudades europeas se retrasa el cierre de las tiendas en los
días de más actividad del año para evitar conflictos con las horas punta (ECMT 1990).
Cuando el tipo de empleo no exija que todos
los empleados comiencen y terminen sus labores a la misma hora, se ha escalonado la jornada
laboral por medio de un horario flexible. No
obstante, en muchas empresas no es posible
hacer uso de este mecanismo porque se reduce
la interacción entre los trabajadores o con los
clientes. Otro impedimento se debe a situaciones que requieren transportarse para diferentes propósitos, como llevar a los niños a la escuela
en el camino al trabajo (Gwilliam 1995).
Límites de velocidad y otras medidas
de gestión del tránsito
En las zonas urbanas se imponen límites de velocidad principalmente para facilitar la seguridad vial, pero la velocidad de los vehículos
también afecta el consumo de combustible y las
emisiones de contaminantes del escape. El consumo de combustible comienza a incrementarse
a velocidades superiores a 60 km/h. Si bien las
emisiones de HC y CO no se reducen por encima de esa velocidad, las de NOx se elevan ligeramente en los vehículos de gasolina y
bruscamente en los vehículos diesel. En zonas
residenciales, la velocidad del tránsito puede
controlarse eficazmente mediante una combinación de límites de velocidad y un cuidadoso
diseño de la configuración vial (ECMT 1990).
Se han intentado establecer otras medidas de
gestión del tránsito para facilitar la circulación y
dar más seguridad vial reduciendo al mínimo
los movimientos entre vehículos y entre vehículos y peatones. Algunas de ellas incluyen la instalación de señales en las intersecciones,
redireccionamiento del tránsito, prohibición de
girar a la izquierda o a la derecha en intersecciones de mucha circulación, designación de
calles de un solo sentido y separación del tránsito motorizado y no motorizado. Estas medidas
son mucho menos costosas que la construcción
de infraestructura adicional. La circulación pue-
Medidas relativas a la gestión del transporte
de mejorarse modificando la estructura existente, por ejemplo, ampliando las vías para construir carriles especiales para girar a la izquierda
o a la derecha, carriles adicionales para autobuses expreso y vehículos que transportan más de
un pasajero, la construcción de vías breves de
enlace en lugares críticos y la construcción de
puentes peatonales, pasos a desnivel o túneles
para peatones. También puede mejorarse considerablemente la circulación modificando el
sentido del tránsito en ciertas avenidas durante
las horas punta. Este enfoque ha sido ampliamente adoptado en Estados Unidos y es común
en varios países de América Latina y el Caribe.
Una medida más moderna de gestión del tránsito es la utilización de sistemas de control que
utilizan detectores de vehículos y señales de tránsito computarizadas para optimizar la circulación. Si bien esos sistemas son costosos, son muy
eficientes para acelerar la circulación (World
Bank 1986). Las medidas de gestión del tránsito que se escojan para una determinada zona
urbana deben reflejar su configuración física,
la densidad del espacio vial y las características
del sistema de transporte urbano.
Planificación y control del uso del suelo
La planificación del uso del suelo establece perfiles para el desarrollo de centros urbanos. Al
especificar zonas residenciales, escolares, comerciales, industriales y recreativas, la planificación
controla la densidad demográfica futura de estas zonas que afectan la demanda de servicios
de transporte y la contaminación de la atmósfera. La planificación eficaz del uso del suelo reduce el número y longitud de los viajes
necesarios para ir a trabajar y realizar otras actividades al integrar escuelas, oficinas, tiendas e
instalaciones recreativas en zonas residenciales.
Una política ecológica del uso del suelo crea
zonas urbanas multinucleares de distintos usos
que permiten que la población se desplace a pie
para recorridos cortos y utilice transporte colectivo para recorridos largos. Aun así, a pesar de
que la planificación del uso del suelo puede
crear un ambiente urbano favorable en el futuro, no puede resolver los problemas inmediatos
de contaminación atmosférica relacionados con
el tránsito.
En Curitiba, se ha logrado mantener niveles
aceptables de calidad del aire gracias a un plan
maestro mediante el cual se integró la gestión
117
del uso del suelo, la política vial y la política de
transporte. Este plan, que se preparó en 1965,
dio lugar a una estructura de crecimiento urbano basado en el desarrollo urbano lineal con una
limitada expansión física del área central. La
legislación sobre el uso del suelo alentó el crecimiento urbano a lo largo de cinco ejes principales en los que se contaba con ser vicios de
autobuses expreso. Antes de la construcción de
estos caminos, el gobierno municipal adquirió
terrenos a lo largo o cerca de ellos y construyó
viviendas de alta densidad de uso para unas
17.000 familias de bajos ingresos. Los permisos
de urbanización limitaban la razón entre la superficie total y el tamaño de la parcela en base a
la distancia de los caminos donde circulaban
autobuses colectivos. Por ejemplo, la razón máxima se fijó en seis para los desarrollos urbanos
ubicados a lo largo de los cinco ejes principales
y en cuatro para los que estaban cerca de los
caminos en los que circulaban otros autobuses
urbanos. Decreció la presión comercial en el
centro de la ciudad y esta zona se volvió mucho
más acogedora para los peatones. Además, se
incrementó en dos órdenes de magnitud la superficie de las zonas recreativas al aire libre de
la ciudad en 23 años (de 0,5 m 2 por habitante
en 1970 a 50 m 2 por habitante en 1993;
Rabinovitch 1993).
No obstante, muchos otros centros urbanos
de América Latina y el Caribe padecen problemas de transporte y ecológicos causados por el
crecimiento sin la debida consideración de la
planificación urbana. Por ejemplo, en Asunción,
la mayoría de las calles construidas en las partes
hacia donde se extendió la zona metropolitana
durante los últimos 20 años no están conectadas al centro de la ciudad y, como resultado, las
pocas avenidas que conectan los suburbios al
centro están congestionadas por un intenso tránsito de camiones, autobuses y automóviles. Se
espera que como parte del nuevo plan de desarrollo urbano de Asunción se resuelva este problema de transporte. Además, el plan contempla
la prohibición de la circulación de vehículos
automotores en la zona histórica de la ciudad.
La preparación y la implementación de un
plan urbano para una zona metropolitana exige coordinación entre distintas entidades administrativas
que
representan
diferentes
jurisdicciones dentro de la zona. En los centros
urbanos de América Latina y el Caribe dicha
coordinación tiende a ser bastante débil. Además, la tendencia regional hacia la descentrali-
118
Capítulo 3
zación de las responsabilidades administrativas
e institucionales complicará este problema a
menos que se realicen acciones apropiadas. Por
ejemplo, uno de los factores que contribuye al
problema del transporte en Asunción ha sido la
falta de coordinación entre el Ministerio de
Obras Públicas y las 24 municipalidades de la
zona metropolitana de Asunción. En Venezuela, tras la promulgación de la Ley de 1989 que
transfería la responsabilidad central a las autoridades locales, cada uno de los cinco municipios que forman la ciudad de Caracas
prepararon una política urbana, un plan de desarrollo urbano y un plan de transporte urbano
diferentes de conformidad con sus respectivas
prioridades, aunque el gobierno central sigue
siendo responsable de ciertas actividades vinculadas con el transporte. Por ejemplo, el Ministerio de Transporte y Comunicaciones es
responsable de la administración de los vehículos automotores y del cumplimiento de las reglas de tránsito (como la imposición de multas),
y el Ministerio de Hacienda es responsable de
establecer las tarifas de estacionamiento 1 . En
noviembre de 1996, los cinco municipios finalmente acordaron formar una entidad metropolitana de transporte para la zona metropolitana
de Caracas a fin de encontrar una solución integrada para los problemas de gestión del transporte de la ciudad.
Para muchos centros urbanos de países en
desarrollo, los controles del uso del suelo no han
podido reducir la densidad vehicular ni la contaminación atmosférica causada por vehículos.
La puesta en práctica de los planes urbanos se
ha caracterizado por la falta de consideración
de las regulaciones, un cumplimiento inadecuado de las mismas y la oposición popular.
Peajes
El congestionamiento en las calles urbanas impone costos no sólo para usuarios viales sino también para los peatones, empresas y comunidades
expuestas a la contaminación atmosférica y al
25. El Ministerio de Transporte y Comunicaciones expide licencias a los vehículos que se incorporan a la circulación pero no verifica sus emisiones. Como el Ministerio de
Hacienda estableció la misma tarifa de estacionamiento para
toda la ciudad de Caracas, no se desalienta a los vehículos a
ingresar a las secciones congestionadas.
ruido del tránsito. Los peajes son cargos que se
imponen a los automovilistas para usar un camino o calle en un esfuerzo para alentar el uso del
transporte colectivo, el transporte de más de un
pasajero por vehículo, el uso de rutas alternativas no congestionadas o la circulación en horas
que no sean punta. Si se cobra una cuota al automovilista por la demora que causa al utilizar
una calle o camino, los utilizará únicamente si
los beneficios exceden el costo de la cuota. La
ventaja principal del peaje es que alienta a los
propietarios de vehículos a encontrar formas de
reducir el congestionamiento. Esto ha tenido un
impacto directo sobre la calidad del aire ambiente porque un menor congestionamiento significa menos emisiones de contaminantes de los
vehículos.
La imposición de peajes es una tarea difícil
desde el punto de vista técnico, administrativo y
político. Técnicamente, es difícil estimar exactamente los costos sociales y de otra índole
causados por el congestionamiento y la contaminación del aire. Además, predecir los efectos
del peaje sobre el congestionamiento, los perfiles de tránsito y el transporte público o el transporte de más de un pasajero por vehículo puede
ser una tarea compleja.
Al considerar esta opción deberá examinarse
cuidadosamente la disponibilidad de rutas alternativas no congestionadas y la eficiencia del sistema actual de transporte colectivo. Además, la
infraestructura existente debe permitir el aislamiento de un camino de peaje sin impedir la
circulación en otros caminos y la instalación de
puntos de entrada al camino de peaje. Se requieren grandes superficies de espacio abierto
para la instalación de las casetas de peajes y servicios auxiliares y la contratación de mucha mano
de obra para la operación de las casetas. El diseño de los caminos de peaje también exige un
sistema de observancia—fuerza policíaca o dispositivos electrónicos—para identificar a los conductores que tratan de eludir el pago de cuotas.
Lo que es más importante, el cobro de las cuotas
en las casetas puede provocar congestionamiento adicional, que puede reducirse mediante métodos de prepago (como cuotas mensuales)
y la identificación adecuada de los vehículos. Por
ejemplo, los vehículos autorizados para ingresar a la zona urbana durante horas punta deben
llevar a la vista un permiso diario o mensual que
las autoridades de tránsito puedan verificar sin
detener la circulación. La combinación de peajes electrónicos con identificación automática de
Medidas relativas a la gestión del transporte
119
Cuadro 3.20 Ejemplos de medidas de peaje para evitar congestionamiento, 1994
Tipo de medida
Lugar
Cargo uniforme por ingresar al centro de una
zona metropolitana durante horas punta
Singapur
Hong Kong
Cargo uniforme por ingresar al centro de una
zona metropolitana
Recargo de peaje en horas punta en una
autopista interurbana
Año en que se introdujo
1975
Probada en 1983–85
y abandonada
Bergen
1986
Oslo
1990
Trondheim (Noruega)
1991
Estocolmo
1997
París
1992
Fuente: Gomez-Ibañez y Small 1994.
vehículos requiere un sistema de transmisor y
receptor (que puede ser óptico e infrarrojo, de
circuito inducido, de radio frecuencia y
microondas o de tarjetas “inteligentes”) que almacene un código único de identificación para
cada vehículo, un sensor que lea y decodifique
su identificación y un sistema de cómputo que
transmita, analice y almacene los datos. El peaje
electrónico es muy superior al manual desde la
perspectiva de los usuarios, las autoridades viales y la sociedad en su conjunto (Hau 1992).
Deberá también considerarse la sincronización y la duración de los peajes. Si los peajes
se cobran durante períodos breves, probablemente se provoquen congestionamientos inmediatamente antes o después de dicho período,
en tanto que períodos prolongados de peaje
pueden llevar a la subutilización de la capacidad vial. En Singapur, por ejemplo, la entrada a
la zona comercial del centro estaba sujeta a un
cargo que originalmente se cobraba entre las
7.30 y las 9.30 h para los vehículos que tenían
menos de cuatro pasajeros. Dado que esta medida dio como resultado un fuerte congestionamiento inmediatamente después de este período
restringido, fue extendido hasta las 10.15 h, con
lo que se eliminó el congestionamiento (World
Bank 1986).
En América Latina el sistema de peaje es usado en Buenos Aires (vease capítulo 4). En el
cuadro 3.20 se presentan ejemplos de estrategias de peaje utilizadas en distintas partes del
mundo. Singapur ha sido pionero en estos sistemas. En 1995 se convirtió el sistema manual (con
casetas en 26 puntos de entrada) a un sistema
de peaje electrónico. Las propuestas recibidas
para la instalación abarcaban desde US$22,7
millones para un sistema sencillo de identifica-
ción automática de vehículos a US$90,6 millones
para un sistema avanzado de tarjetas “inteligentes” con numerosas opciones. Las autoridades
adoptaron este último como la base de su sistema de peaje electrónico. Este sistema se basa en
una comunicación de dos vías entre una unidad
a bordo (que consta de una tarjeta inteligente,
una lectora de tarjetas y un transmisor-receptor)
y una antena instalada junto a la carretera. La
instalación (incluido el sistema eléctrico de observancia) y cinco años de mantenimiento costaron US$44,2 millones y US$11,6 millones
respectivamente (Hau 1992). En Hong Kong,
el sistema de peaje electrónico probado en 2.500
vehículos permitió la imposición de cargos más
precisos para el uso vial y eliminó el congestionamiento causado por las casetas al montar
placas electrónicas debajo de los vehículos, registrando los vehículos en puntos de cobro equipados con circuitos electrónicos y facturando
mensualmente los cargos correspondientes.
La experiencia preliminar con el peaje en una
autopista de Los Angeles ha demostrado ser eficaz. Antes de la introducción de esta medida se
formaban intensos congestionamientos en una
autopista de ocho carriles (cuatro en cada sentido) especialmente durante las horas punta. A través de un acuerdo de franquicia entre el estado
de California y un contratista privado se construyeron cuatro carriles adicionales (dos en cada
sentido) en la parte media de la autopista original. Se seleccionó un sistema de peaje electrónico que utiliza tecnología de radio para identificar
los vehículos en la nueva autopista de 16 kilómetros. Esta tecnología emplea antenas elevadas y
un transmisor-receptor pequeño montado en el
parabrisas para registrar el pago del peaje
electrónicamente sin detenerse en las casetas.
120
Capítulo 3
Por su diseño electrónico de avanzada, el sistema puede procesar hasta 2.500 vehículos por
hora por carril y puede reconocer a los vehículos que circulan a velocidades muy superiores a
los límites legales. Las unidades tienen una exactitud superior al 99,9%. El contratista privado
puede fijar los peajes en base al congestionamiento del tránsito con la condición de que debe
reintegrar al estado la mitad de los ingresos recibidos por encima de una tasa de rentabilidad
acordada. El sistema actual, establecido para
vehículos ocupados sólo por uno o dos pasajeros, tiene cuotas que oscilan entre US$0,25 para
períodos de bajo tránsito y US$2,50 para horas
punta. No se imponen cargos a vehículos que
transportan varios pasajeros26. Otra característica de este sistema es que el mantenimiento vial
y la operación del sistema de cobro, incluida su
observancia, son responsabilidad de la compañía a la que se le adjudicó la franquicia. Las
multas por contravenciones al sistema de peaje
comienzan en US$100 y llegan hasta US$500.
Desde que se puso en práctica este sistema en
diciembre de 1995, el tránsito ha fluido sin
congestionamientos y alta velocidad en el camino de peaje. La parte más antigua de la autopista sigue estando muy congestionada (Warriner
1996).
Concesión de licencias de zona
Se trata de un cargo que puede aplicarse para el
uso de caminos en secciones designadas de la
zona durante horas especificadas del día o en
ciertos días de la semana. Cabe citar como ejemplo el mecanismo adoptado en Singapur en
1975. Originalmente fue diseñado para automóviles de pasajeros pero posteriormente fue modificado para incluir todos los vehículos con
excepción de ambulancias, camiones de bomberos, vehículos policiales y autobuses colectivos. Se aplicó como parte de un conjunto de
medidas encaminadas a mejorar el transporte
público y el medio ambiente. Los automovilistas
tienen que adquirir permisos especiales para
ingresar a ciertas zonas restringidas durante las
horas punta de la mañana. Otras medidas del
plan incluyen pases gratuitos a la zona restringi-
26. Los vehículos en los que viajan tres o más personas
reciben un transmisor-receptor con un código especial y
deben utilizar carriles especiales.
da para los automóviles que transportan varios
pasajeros, cuotas más altas de estacionamiento
dentro de la zona restringida, observancia estricta en los 28 puntos de entrada a la zona restringida e impuestos progresivamente más
onerosos a la importación, compra y registro de
automóviles (Bernstein 1991).
Desde 1991 Singapur ha utilizado un plan que
ofrece a los automovilistas una reducción del
70% de los impuestos viales y una devolución
de impuestos de hasta US$9.600 si registran sus
automóviles para uso en fines de semana. Los
vehículos reciben placas de circulación de color
rojo y pueden circular únicamente entre las 19.0
h y 7.0 h los días de semana, después de las 15.0
h los sábados y todo el día los domingos y días
feriados. Si el propietario desea utilizar su vehículo fuera de estos períodos por un máximo de
cinco días al año deberá adquirir una licencia
diaria especial a un costo de US$13 (Carbajo
1994).
Servicios de transporte colectivo
Los sistemas de transporte colectivo tienen por
objeto transportar eficientemente un gran número de personas por medio de autobuses, microbuses, camionetas, trolebuses, tranvías, trenes
subterráneos o trenes de superficie. El transporte colectivo puede afectar la calidad atmosférica de los centros urbanos. Dado que la
contaminación atmosférica inducida por el
congestionamiento de los centros urbanos se
atribuye principalmente al número cada vez
mayor de automóviles particulares, el fomento
del transporte colectivo puede considerarse una
medida de control de la contaminación atmosférica. Si bien estos vehículos también emiten
contaminantes, su contribución a la contaminación por persona transportada es mucho menor
que la de los automóviles particulares.
En cuanto a los medios de transporte, el ferrocarril es más atractivo que el transporte por
carretera porque funciona sobre derechos de vía
protegidos, transporta más pasajeros por viaje y
presta un servicio más rápido y fiable en zonas
altamente congestionadas y en distancias más
largas. Además, el transporte en vías electrificadas es más ecológico, sobre todo cuando se utiliza gas natural como combustible para generar
la electricidad. No obstante, el transporte ferroviario exige una mayor inversión y no puede
cubrir tantos lugares como los servicios de trans-
Medidas relativas a la gestión del transporte
porte por carretera. El tren subterráneo es el
medio de transporte que ofrece más capacidad
a mayor velocidad pero requiere costos de construcción muy elevados y una tecnología avanzada. En la mayoría de los casos, el tren
subterráneo se utiliza para viajes breves dentro
de la zona central de áreas urbanas congestionadas (por ejemplo, en Buenos Aires) y lo aprovechan principalmente quienes viven o trabajan
cerca de las estaciones del tren subterráneo.
Los autobuses constituyen el medio menos
costoso y más flexible para atender una variedad de demandas en zonas urbanas. El atractivo
de los autobuses en las zonas congestionadas
puede elevarse mediante medidas de asignación
de prioridades y la designación de autobuses
expreso para distancias largas en zonas donde
no llega el ferrocarril. La operación de los autobuses expreso puede mejorarse aún más construyendo estacionamientos en el extremo
suburbano de la ruta y una zona peatonal agradable en la estación de la ciudad. En los países
en desarrollo se utilizan con mucha frecuencia
los minibuses, con alta eficiencia en función de
sus costos y gran aceptación de los usuarios. Estos vehículos, cuyo costo por asiento es inferior
al de los grandes, pueden operar a mayor velocidad que los autobuses en calles estrechas y
congestionadas y son financieramente viables en
zonas de baja densidad, prestando servicios frecuentes pese a la baja demanda.
En América Latina y el Caribe, la mayoría de
los servicios de transporte colectivo son prestados por autobuses, minibuses y camionetas. En
algunas ciudades de América del Sur (Buenos
Aires, Montevideo, Rio de Janeiro, Santafé de
Bogotá y Santiago) circulaban trolebuses pero
fueron retirados del servicio. Actualmente sólo
hay trolebuses en la Ciudad de México, Recife,
São Paulo y Valparaíso. Se utiliza el tren subterráneo en Buenos Aires desde 1913, en la Ciudad de México desde 1969, en São Paulo desde
1974, en Santiago desde 1975, en Rio de Janeiro
desde 1979 y en Caracas desde 1982. En otras
ciudades (Belo Horizonte, Porto Alegre) se utiliza un tren eléctrico de superficie dedicado al
transporte de pasajeros. En algunas ciudades,
como Campinas, Buenos Aires y la Ciudad de
México, se utilizan trenes livianos. En Buenos
Aires y en la Ciudad de México, estos sistemas
están conectados al tren subterráneo. Además,
algunas ciudades de América del Sur (Buenos
Aires, Rio de Janeiro, São Paulo) cuentan con
un sistema de trenes suburbanos (UN 1994).
121
Para reducir el congestionamiento y reducir
la contribución de los autobuses a la contaminación atmosférica, puede elevarse la capacidad
de transporte de estos vehículos. Por ejemplo,
en Porto Alegre, se acopla a los autobuses una
unidad de extensión durante las horas punta
(UN 1994). En Curitiba, se han utilizado autobuses de gran capacidad (270 personas) para
prestar servicio expreso.
La contención de la contaminación atmosférica en zonas urbanas puede fomentarse otorgando incentivos para el uso del transporte
colectivo en lugar del automóvil particular, como
por ejemplo: mejoras en la calidad del servicio
de transporte colectivo, reducción de tarifas y
simplificación de la estructura tarifaria. Estos
incentivos tienen por objeto reducir para la población el costo total de utilización del sistema
de transporte colectivo 27.
Para los usuarios, uno de los atributos más
importantes del sistema de transporte colectivo
es la extensión y calidad de su servicio. Dado
que el transporte colectivo es menos flexible en
sus horarios y rutas que el transporte privado,
tiene sus limitaciones. Para hacerlo más atractivo deberá suministrarse una red densa de servicio frecuente y fiable con combinaciones
cómodas con otros medios de transporte. No se
han determinado las elasticidades del servicio
para los centros urbanos de América Latina, pero
en ciudades europeas, es común que tengan un
valor de 0,4 (ECMT 1990)28.
La reducción de tarifas también alentaría el
uso del transporte colectivo. No se han determinado las elasticidades de la tarifa para los centros urbanos de América Latina, pero en las
ciudades europeas son de -0,3 (ECMT 1990)29 .
En horas que no son pico las elasticidades de la
tarifa son más altas debido a la disponibilidad
de otros medios de transporte y del menor
congestionamiento.
La simplificación de la estructura tarifaria en
cargos uniformes o por zonas además del uso
27. Este costo incluye el tiempo de acceso, espera y transporte, además de la tarifa.
28. En estas ciudades, un 10% de mejora de los servicios
de transporte colectivo incrementaría en un 2% la utilización de este medio de transporte, suponiendo que el transporte privado y el transporte público participan en partes
iguales.
29. Suponiendo una elasticidad de la tarifa de -0,3 y una
división modal de 50:50 entre el transporte privado y el
público, una reducción de tarifas del 10% elevaría la utilización del transporte colectivo en 1,5%.
122
Capítulo 3
de pases pagados por anticipado o tarifas integradas entre los distintos medios de transporte
puede elevar el valor percibido del transporte
colectivo e incrementar su utilización. Este mecanismo, utilizado por primera vez en Estocolmo
a principios de los años setenta, ha sido utilizado en muchas grandes ciudades europeas. En
Londres, sobre todo como resultado de la reestructuración y la integración de tarifas entre el
sistema del tren subterráneo y los autobuses en
1983, la utilización de estos medios se elevó en
un 30% en cinco años en tanto que el uso del
automóvil particular se redujo en un 17%
(ECMT 1990). Se ha logrado cierta integración
tarifaria entre los sistemas de autobuses y tren
subterráneo y los sistemas de autobuses y ferrocarriles de São Paulo, y del sistema de trenes
subterrános y de superficie en Rio de Janeiro.
No obstante, la falta de una integración tarifaria
entre diferentes medios de transporte—resultado de la debilidad de las instituciones que regulan el transporte y del deseo de las empresas
privadas de autobuses de tener una participación mayor en las tarifas—es común en muchos
otros centros urbanos de la región, entre ellos
Buenos Aires y Santiago.
El sector privado puede desempeñar una función importante para fomentar el transporte
colectivo. Durante muchos decenios, los servicios de transporte colectivo en los centros urbanos de los países en desarrollo, entre ellos los
de América Latina, estaban a cargo de grandes
entidades gubernamentales bajo el pretexto de
la “protección contra la competencia desleal”.
Estas entidades públicas padecían una gran
ineficiencia en función de los costos, competencia por los ingresos y falta de flexibilidad ante
nuevas situaciones (por ejemplo, la capacidad
de contratar y despedir personal). Se justificaban los subsidios, financiados con los impuestos
que pagaba toda la ciudadanía—los usuarios de
transporte colectivo y los demás—para proporcionar al público un servicio satisfactorio a tarifas accesibles. No obstante, estos subsidios no
produjeron los resultados esperados porque no
afectaban los perfiles de transporte de los automovilistas particulares que preferían la comodidad y conveniencia de conducir sus propios
automóviles. Además, sólo la mitad de estos subsidios se reflejaron en tarifas más bajas y en
muchos casos dieron lugar a aumentos de personal, salarios y costos unitarios. Dado que las
grandes empresas públicas de transporte proporcionaban servicios de baja calidad, la gente que
estaba dispuesta a pagar precios más altos por
servicios mejores se vieron obligados a utilizar
automóviles particulares o taxis. Esta tendencia
elevó el congestionamiento y afectó los servicios
de autobuses que utilizan principalmente las
personas de bajos y medianos ingresos.
Existe amplia evidencia de la eficiencia de los
servicios de transporte proporcionadas por empresas privadas, que operan con fines de lucro y
con responsabilización de su personal. Por ejemplo, los estudios del Banco Mundial indican que
en Bangkok, Calcuta y Estambul, los costos de
las empresas privadas de autobuses son de un
50% a 60% del de las empresas de autobuses
públicas. En estos estudios no se encontró evidencia alguna de que las empresas privadas sean
menos seguras o presten servicios más deficientes que las empresas públicas, o que sólo estén
dispuestas a operar en las rutas más rentables
(World Bank 1986).
En muchos centros urbanos de América Latina y el Caribe operan empresas de autobuses
privadas, entre ellos en Buenos Aires, Guatemala, Kingston, Porto Alegre, San José, Santafé de
Bogotá, Santiago y São Paulo. Después de la disolución de la empresa pública de autobuses de
Santiago, las empresas privadas de transporte
comenzaron a proporcionar diferentes servicios
de transporte colectivo con autobuses de 35
asientos, minibuses de 15 asientos y taxis colectivos. Entre 1978 y 1984, el número de vehículos de transporte colectivo se incrementó en un
50% para los autobuses, casi 100% para los
minibuses y 300% para los taxis colectivos y regulares (Meyer y Gómez-Ibañez 1991).
En Asunción, entre el 70% y el 80% de los
viajes diarios se efectúa por transporte colectivo. Este sistema, que es totalmente privado, consta de 2.400 autobuses que operan en 165 rutas
con tarifas fijas. El principal problema de gestión del transporte parece ser la falta de
planeación de las rutas, que se debe a la falta de
coordinación entre las diferentes entidades de
transporte (el Ministerio de Obras Públicas y las
24 municipalidades de la zona metropolitana de
Asunción).
El transporte colectivo de Lima estaba a cargo de 4.000 autobuses viejos y con mal mantenimiento en un sistema de tarifas controladas. Tras
un abrupto cambio de políticas, implementadas
por decreto legislativo, se liberalizó la importación de autobuses y la fijación de rutas y tarifas.
Como resultado, se incrementó espectacularmente a 43.000 el número de autobuses re-
Medidas relativas a la gestión del transporte
gistrados, la mayoría de los cuales eran pequeños (12 a 24 pasajeros). Debido a que estos microbuses elevaron el congestionamiento del
tráfico, se subastaron 11 rutas. Los criterios de
selección favorecían a los autobuses más grandes y más nuevos así como las grandes empresas
de transporte. Mediante este proceso se mejoró
considerablemente el servicio de autobuses para
los usuarios.
En Montevideo, el sistema de transporte colectivo incluía tranvías hasta los años cincuenta,
pero fueron remplazados por trolebuses hasta
fines de los años setenta y posteriormente por
autobuses. Hasta 1975 la municipalidad proporcionaba el 40% de los servicios de transporte
colectivo, que fueron transferidos a las cooperativas formadas por empleados públicos. La municipalidad todavía regula las rutas, las tarifas y
los horarios de los autobuses. En 1990, debido a
que la mayoría de los autobuses eran viejos y el
sistema de transporte no estaba respondiendo a
las necesidades de la población, se pusieron en
práctica nuevas medidas, como la reestructuración de rutas previas, la creación de nuevas rutas y la desviación del sistema de autobuses
diferenciales hacia los suburbios alejados del
centro de la ciudad, ajustando las tarifas en base
a estudios de costos, renovando la flotilla de
autobuses, construyendo terminales de autobuses e instalando señales en las paradas. Actualmente, 1.460 autobuses operados por cinco
empresas privadas (tres cooperativas y dos empresas constituidas en sociedad) prestan los servicios de transporte masivo. Estos autobuses
representan el 63% de los viajes diarios que se
efectúan en Montevideo. Sólo el 20% de los viajes se efectúan en automóviles particulares, el
12% en taxis y el 4% por otros medios. Los subsidios equivalen al 8% de la facturación de las
compañías de autobuses para cubrir los viajes
de estudiantes y jubilados.
Curitiba es el mejor ejemplo latinoamericano
de un centro urbano con un sistema eficiente
de transporte colectivo. Durante los años sesenta, Curitiba se transformaba lentamente en una
ciudad dominada por automóviles con cada vez
más congestionamiento, en tanto que su sistema de autobuses era inadecuado para contener
el uso del automóvil privado. Después de la puesta en práctica del plan maestro de 1965, se establecieron servicios de autobuses expreso en los
años setenta en carriles restringidos que corrían
a lo largo de cada uno de los cinco ejes de la
ciudad. Los autobuses expreso se complemen-
123
taron con autobuses interdistritales que operaban en otras rutas. Cada tipo de autobús tenía
un código de color. El sistema de transporte
público estaba plenamente integrado a través de
grandes terminales que se encontraban en el
extremo de cada una de las cinco líneas expreso para facilitar la transferencia a los autobuses
interdistritales o intermunicipales. Se construyeron terminales más pequeñas cada dos kilómetros a lo largo de cada ruta de autobuses
expreso. Estas terminales estaban equipadas con
puestos de periódicos, teléfonos públicos, oficinas de correos y pequeños establecimientos comerciales. Se estableció una tarifa única para
todos los autobuses que circulaban dentro de
Curitiba. Mediante un mecanismo de pagos anticipados se eliminó la necesidad de que los conductores del autobús cobraran los boletos y se
liberó espacio para acomodar más pasajeros. La
construcción de plataformas especiales tubulares
en las estaciones, que se elevaban a la misma
altura que el piso del autobús expreso, redujo el
tiempo de ascenso y descenso de pasajeros en
un 300%. Se estableció un sistema electrónico
de semáforos activados por los autobuses para
dar prioridad a este servicio de transporte. En
la zona centro se dio más prioridad a los peatones que a los automóviles particulares. En 1992,
se introdujeron autobuses expreso para 270 pasajeros (con cinco puertas laterales que facilitaban el ascenso y el descenso a las nuevas
plataformas tubulares) para remplazar a los autobuses de menor capacidad (110 pasajeros).
La vida promedio de los autobuses se mantuvo
en tres años, casi la tercera parte del promedio
de otras ciudades brasileñas. Los autobuses más
viejos se reciclaban y se utilizaban como salones de clase para la formación vocacional (por
ejemplo, para talleres de carpintería, peluquería y procesamiento de textos). Como resultado de estas medidas, se elevó drásticamente la
utilización del transporte colectivo en Curitiba:
dado que el 28% de los usuarios de autobuses
expreso utilizaban anteriormente sus propios
automóviles, el consumo de combustible de la
ciudad se redujo un 25%. Actualmente, el sistema de transporte colectivo de Curitiba presta servicios a 1,3 millones de pasajeros por día
y atrae a dos tercios de la población de la ciudad. Si bien Curitiba tiene el mayor número
de automóviles per cápita de Brasil, la contaminación atmosférica es una de las más bajas
de los centros urbanos brasileños (Rabinovitch
1993).
124
Capítulo 3
La red integrada de transporte de Curitiba está
administrada por una compañía mixta creada
por el gobierno municipal. Esta compañía es
responsable de establecer horarios y frecuencias
de autobuses, iniciar nuevas rutas, calcular el
número necesario de autobuses, supervisar el
desempeño de la red, capacitar a choferes y cobradores, responder a las sugerencias y quejas
de los usuarios y administrar las terminales
interestatales y municipales, los sistemas de estacionamiento público y los programas de
pavimentación. Las tarifas, que se cuentan entre las más bajas de Brasil, son fijadas por esta
compañía y el gobierno municipal en base al
número de pasajeros transportados. Los autobuses son operados por empresas privadas a través de un sistema de permisos para rutas
específicas. Desde 1987, la ciudad ha pagado a
las empresas de autobuses en base al número
de kilómetros de transporte proporcionado
(Rabinovitch 1993).
Fomento del transporte no motorizado
Esta es otra medida que puede reducir el uso de
los vehículos automotores y las emisiones de
contaminantes a la atmósfera. Para que la gente
camine deben construirse aceras, mejorar la calidad del ambiente para el peatón, reconfigurar
zonas del centro de la ciudad y cerrar ciertas
calles al tránsito de vehículos. Para fomentar el
uso de bicicletas, deberán construirse senderos
especiales, fomentar la manufactura nacional de
bicicletas y reducir los impuestos a la importación de bicicletas. Además, puede mejorarse el
tráfico no motorizado dando más seguridad. La
falta de seguridad impide el desarrollo del tránsito no motorizado en ciertas secciones de ciudades de América Latina. Por ejemplo, si bien
Lima cuenta con senderos para bicicletas, no se
utilizan por temor a los ataques personales
(World Bank 1996b). La falta de seguridad para
los peatones o los ciclistas también es un problema de ciertas secciones de Rio de Janeiro.
Curitiba ha logrado promover el transporte
no motorizado. Su red vial está diseñada en forma tal que los peatones y ciclistas pueden compartir la vía pública con los automóviles. Para
finales de 1992, la ciudad tenía 150 km de senderos para bicicletas integrados con la red de
transporte colectivo y con áreas verdes. En el
centro, los peatones tienen más prioridad que
los automóviles particulares (Rabinovitch 1993).
En Santafé de Bogotá y Rio de Janeiro, ciertas
avenidas se convierten en zonas para ciclistas y
peatones los días domingos y festivos. En Dinamarca existen 4,2 millones de bicicletas para una
población de 5,2 millones de habitantes y en
Copenhague aproximadamente la tercera parte de los trabajadores y empleados se dirigen a
sus puestos de trabajo en bicicleta.
Estacionamiento fuera de la vía publica
En zonas donde se restringe o prohíbe el estacionamiento en la vía pública deberá disponerse de estacionamiento fuera de las zonas urbanas
congestionadas, especialmente donde predominan las actividades comerciales. Estas instalaciones de estacionamiento deberán construirse en
lugares adecuados mediante la regulación del
uso del suelo, y su operación—incluyendo la fijación de cuotas—debe quedar en manos del
sector privado. Los impuestos al estacionamiento pueden proporcionar al sector público un
control adicional del flujo de tránsito. El aumento del costo o la restricción de la oferta de estacionamiento fuera de la vía pública, en tanto se
hacen cumplir las limitaciones al estacionamiento en la vía pública, pueden ser mecanismos eficaces para reducir la circulación, pero el uso
combinado de estas medidas probablemente
genere oposición de los comerciantes locales.
La restricción del estacionamiento fuera de la
vía pública se ha utilizado con eficiencia en Seúl
(World Bank 1996b). En el centro de Singapur
se han incrementado significativamente las cuotas de estacionamiento para desalentar el ingreso de automóviles a la ciudad.
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