Las más importantes enfermedades genitales de los bovinos

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Rev. sci. tech. Off. int. Epiz.,
1985, 4 (1), 89-109.
Las más importantes enfermedades genitales
de los bovinos (profilaxis, tratamiento,
higiene de la recogida del esperma)*
M. PAREZ**
Resumen : Esta ponencia presenta para cada una de las enfermedades bovinas
infecciosas (bacterianas, parasitarias, víricas) transmisibles por el coito y/o
por el semen, los aspectos más importantes en relación con sus consecuencias
patológicas y sus diagnósticos. Se contemplan las medidas de profilaxis susceptibles de mayor eficacia.
Mientras que la brucelosis, la campilobacteriosis y la tricomoniasis se consideran en general bien controladas (aunque algunos focos esporádicos pueden
observarse), se discuten las dificultades de cada uno de los diagnósticos.
Se señala la dificultad de controlar IPV-IBR.
La existencia esporádica de los trastornos debidos a las clamidiosis y a las
micoplasmosis, es necesario que no sea olvidada.
Se contempla el riesgo sanitario que entraña la transferencia embrionaria.
Se discute la contaminación del semen con microorganismos ocasionalmente patógenos y se proponen las medidas higiénicas que permitan producir
semen con riesgo sanitario controlado.
PALABRAS CLAVES : Bovinos - Europa - Fecundidad - Enfermedades
genitales - Profilaxis - Inseminación artificial Transferencia de embriones.
INTRODUCCIÓN
Los resultados de la reproducción juegan un papel fundamental en la rentabilidad de los rebaños bovinos y lo esencial de la pérdida económica, consecuencia de
la infecundidad o de la subfecundidad, está representada por el alargamiento del
intervalo entre partos.
Muy numerosos trabajos h a n sido consagrados al estudio de los parámetros susceptibles de modificar la fecundidad (alimentación, manejo del r e b a ñ o , vigilancia
veterinaria, etc.) y de intervenir finalmente sobre la tasa media de eliminación por
infecundidad. Esta tasa media está habitualmente comprendida entre el 3% y el 7%
(Rollinson, 1955; Withers y col., 1959; Boyd y col., 1961), asociada a tasas de u n
a
* Ponencia de síntesis sobre el tema II de la 1 1 Conferencia de la Comisión regional de la O . I . E .
para Europa. Viena, 25-28 de septiembre de 1984. Traducción de la ponencia original titulada : « Les
plus importantes maladies génitales des bovins (prophylaxie, traitement, hygiène de la recolte du
sperme) ».
** Doctor Veterinario, 7, rue de Planoy, Voinsles, 77540 Rozay-en-Brie (Francia).
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1% a u n 5 % de abortos. Según Erb y col. (1980), u n a revisión de 2.960 lactaciones
referente a la incidencia de la infecundidad relativa y a las enfermedades de la
reproducción, sugiere que del 10 al 3 0 % de todas las lactaciones están afectadas por
estos trastornos, ocasionando anualmente la eliminación del 397o al 6 % del rebaño
lechero.
De manera semejante a otros numerosos informes, este trabajo (y aquellos que
le complementan en 1981), reagrupa los trastornos según sus manifestaciones clínicas (quistes ováricos, metritis, distocias, retenciones placentarias, abortos...) y n o
según los agentes patógenos causantes de estos trastornos. Bretzlaff y col. (1982)
estudiando la incidencia de los problemas de reproducción en el post-partum
establecieron la lista de gérmenes observados de estas ocasiones. P e r o la lista n o concierne más que a los gérmenes clásicos, ocasionalmente patógenos (E. coli, Streptococcus sp., Corynebacterium
sp., etc.), sin indicación de la intervención de los
gérmenes específicos concernientes a lo que se h a convenido en llamar las grandes
enfermedades de la reproducción.
Martinez (1983) estudiando durante dos años la reproducción en dos grandes
rebaños que él seguía mediante visitas semanales, constata que los trastornos de la
reproducción afectan al 8 0 % de los animales, que la metritis post-partum
tiene u n a
frecuencia del 3 0 % al 4 7 % relacionada además al anoestrus verdadero, y que son
los trastornos post inseminación artificial (IA) (anoestrus post I A y « repeatbreeding ») los que son responsables en primer lugar de los malos rendimientos de
la reproducción. La retención placentaria, la distocia, los trastornos ováricos, participan también grandemente a esta reducción de la fertilidad.
Estas situaciones podrían conducir a pensar que las grandes enfermedades de la
reproducción n o juegan ningún papel y se sabe en efecto que p a r a las principales de
entre ellas, la erradicación o al menos el control (vacunación sistemática, sacrificio,
medidas de policía sanitaria) h a n permitido reducir la intervención sistemática.
P a r a las otras, su carácter ocasional no tiene incidencias económicas graves a nivel
de los focos limitados que ellas provocan.
La desaparición (o la disminución de frecuencia) de los grandes azotes de la
reproducción ha supuesto u n a mejora de la fertilidad. P e r o esta mejora se encuentra compensada en un plan general por la prevalencia que h a n t o m a d o los factores
higiénicos banales (gérmenes corrientemente n o específicos) y los factores de
manejo del rebaño (vigilancia, sobrepoblación, a u m e n t o de la productividad...) en
la génesis de los trastornos de la reproducción (Uwland, 1984). Estos factores son,
ellos mismos, por u n a parte, responsables del agravamiento y del incremento de
frecuencia de algunas enfermedades generales a efectos de la reproducción, más
marcadas ahora que anteriormente.
Si se admite actualmente que la responsabilidad de los trastornos de la reproducción resulta ahora más de un desequilibrio (o de u n a inadecuación) de los factores fisiológicos relacionados con el manejo del rebaño que de factores infecciosos
sensu stricto, no debe desconocerse que estos desequilibrios permiten el establecimiento de cepas microbianas con virulencia nueva (metritis por Pseudomonas
aeruginosa) y pueden favorecer la eclosión de epizootias a partir de gérmenes patógenos
momentáneamente solamente esporádicos ( I B R / I P V , Clamidias).
Ya n o tiene valor la separación en enfermedades de transmisión venérea y otras
enfermedades de la reproducción : algunas enfermedades del a p a r a t o reproductor
sólo son transmitidas ocasionalmente por el acto sexual (brucelosis), y u n a mayoría
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de hembras n o pueden ser infectadas ya por el coito, puesto que m u y a m e n u d o es
sustituido éste por la inseminación artificial. Así, pues, conviene conceder a h o r a
especial importancia a las enfermedades transmisibles por el esperma.
Después de un recordatorio de los rasgos más marcados de cada u n a de estas
enfermedades específicas en el m a c h o y en la h e m b r a , se examinarán las incidencias
de la polución del esperma con gérmenes ocasionalmente patógenos o n o . El riesgo
sanitario representado por la transferencia embrionaria será estudiado y, finalmente, se a b o r d a r á n los aspectos de la producción de un « esperma con riesgo sanitario controlado ».
LA BRUCELOSIS
Esta enfermedad h a sido generalmente objeto de programas de erradicación que
manifiestan sus frutos en la mayoría de los países. Así es por ejemplo, en Dinamarca, G r a n Bretaña, Países Bajos, R u m a n i a que han sido declaradas i n d e m n e s .
P a r a otros países la tasa de infección de los animales es inferior al 0 , 5 % y las tasas
de infección de los rebaños inferiores al 3 % . Finalmente, en E u r o p a , las reglamentaciones imponen generalmente que los Centros de inseminación artificial (CIA) n o
admitan en sus efectivos más que reproductores que hayan respondido negativamente a las pruebas serológicas de la sero-aglutinación (SA) y / o a la fijación del
complemento (FC). Deben igualmente provenir de ganaderías oficialmente indemnes o indemnes de la enfermedad.
Las medidas a d o p t a d a s p a r a hacer la profilaxis de la brucelosis hacen que,
actualmente, n o represente un papel importante entre las enfermedades de la reproducción. La detección de la afección, bien planteada en sus líneas generales, es eficaz. P o r lo t a n t o , conviene señalar que en G r a n Bretaña (Bell, 1984) y en Francia
(Parez, 1981) h a n sido observadas las reacciones « n o específicas » a la p r u e b a de
sero-aglutinación entre los toros de Centros de inseminación artificial. Estas reacciones conducen a tasas superiores a las 30 UI e inferiores a 80 UI en SA, pero con
resultados negativos en F C . Aparecen esporádicamente sobre toros aislados desde
más o menos tiempo en los C I A ( 1 , 2, 3 a ñ o s , a veces más) y desaparecen en u n
plazo de 1 a 6-8 meses. Parece que estas observaciones n o se han hecho en los países
en los que la erradicación de la brucelosis se ha realizado desde hace varias generaciones de bovinos (Dinamarca, Suecia). Convendría estudiar m u y exactamente la
historia sanitaria de las madres de los animales p a r a saber que n o se trata de animales nacidos de hembras vacunadas o contaminadas jóvenes. Bell (1984) señala que
la causa debería ser investigada del lado de u n a anomalía del equipo inmunitario
especialmente en I g M .
Las suero-reacciones positivas a continuación de u n a vacunación contra la fiebre aftosa con un material c o n t a m i n a d o con la vacuna B19 h a n sido señaladas
igualmente.
LA
CAMPILOBACTERIOSIS
Es probablemente el tipo mismo de la infección venérea con incidencia sobre la
fecundidad del r e b a ñ o , ya que lo más corrientemente se traduce por la infecundidad del establo, la infecundidad enzoótica. H a sido encontrada en el conjunto de
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E u r o p a y en América del Norte. Se presenta actualmente esporádicamente en
R u m a n i a , Checoslovaquia, Países Bajos, Francia, Chipre y G r a n Bretaña.
Diferentes especies y subespecies de Campylobacter
se h a n diferenciado actualmente a partir de sus serotipos y de sus caracteres culturales y bioquímicos. Estos
son : C. fetus venerealis, C. fetus fetus serotipo A , C. fetus fetus serotipo B, C.
fetus sputorum
bubulus.
La incidencia y el papel de estas diferentes especies y subespecies pueden variar
de un país a otro o de una región a otra. Bell (1984) señaló que en G r a n Bretaña el
C. fetus subsp. venerealis es el causante de la clásica infecundidad de los rebaños,
mientras que el C. fetus subsp. fetus está asociado a los abortos esporádicos pero
puede, en algunas regiones, encontrarse relacionado con los problemas de la infecundidad del r e b a ñ o . Polak y Rysanek (1984) observaron en Checoslovaquia el C.
fetus fetus en rebaños i m p o r t a d o s .
Vanderlasche (1982) esquematiza la incidencia de las diferentes cepas de la
forma siguiente :
— infecundidad : 9 0 % causadas por C. fetus venerealis
C. fetus fetus B, excepcionalmente C. fetus fetus A ;
— abortos solamente : C. fetus fetus
A , 1 0 % causadas p o r
A y B.
C. sputorum bubulus es u n gérmen considerado como saprofito que h a sido aislado de las secreciones vaginales y prepuciales, del esperma, del feto, de las placentas, y cuya presencia puede ocasionar ciertas dificultades p a r a la precisión del diagnóstico etiológico.
La infección por Campylobacter
hace aparecer en los animales convalecientes
las aglutininas séricas del tipo O , termoestables, pertenecientes a las tres clases IgG,
IgM e IgA, mientras que las aglutininas locales son termoestables y termolábiles,
pertenecientes a la clase IgA. No obstante, las hembras que no hayan estado en
contacto con la enfermedad pueden desarrollar en su suero los anticuerpos aglutinantes de tipo O como secuela de su « infección » por el biotipo intestinalis o por la
subespecie C. sputorum
bubulus.
El carácter insidioso de la infección en el m a c h o , en el que es generalmente inaparente, sin lesiones, sin síntomas, sin modificación de la calidad del esperma que el
Campylobacter
puede contaminar, asociado a la labilidad del gérmen fuera del
organismo vivo (destruido rápidamente por la luz, destruido en 5 minutos a 58°C),
hacen difícil su detección. La transmisión se hace casi exclusivamente por el coito o
por el esperma (se h a n señalado contaminaciones de m a c h o a m a c h o por cohabitación muy estrecha). Es evidente que el diagnóstico clínico b a s a d o en la sintomatología del rebaño (alargamiento de los ciclos estrales, vueltas en calores repetidas,
aumento del índice coital, alargamiento del intervalo parto-fecundación, a u m e n t o
de los abortos entre el 3 y el 8 mes) es imposible. P o r otra parte, en las crianzas
extensivas y en los rebaños de vacas lactantes, la enfermedad estará t a n t o mejor
establecida cuanto que el diagnóstico se h a r á más tardíamente que en los rebaños
lecheros. Solamente en el 2 5 % de las vacas el gérmen quedará localizado a nivel
vaginal (dejando la posibilidad de una gestación n o r m a l ) . Lo más corrientemente,
el gérmen emigra en las vías genitales, invade el cuerpo del útero, y afecta a los
cuernos uterinos una semana a diez días después de la contaminación vaginal. En el
15% al 2 0 % de los casos aproximadamente éste alcanzará los oviductos p r o d u ciendo una salpingitis.
o
o
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Se habla de enfermedad de « autolimitación » queriendo dar a entender que los
animales « se a u t o c u r a n ». De hecho, hay allí u n a elevación diferencial de las clases
de anticuerpos : las IgA se desarrollan y persisten d u r a n t e unos 10 meses al nivel del
segmento cervicovaginal mientras que las IgG p r e d o m i n a n a nivel uterino. Estos
mecanismos pueden prevenir la reinfección de la h e m b r a , pero n o significan que la
hembra respectiva n o elimine más el
Campylobacter.
El diagnóstico se basa sobre la investigación del microorganismo por examen
microscópico directo, cultivo e identificación.
Las técnicas y el material necesario h a n sido detallados en u n a n o r m a establecida en m a r z o de 1984 por la Comisión de N o r m a s de la O . I . E . presentada a la
Sesión General del 21-25 de m a y o de 1984.
La t o m a de muestras que sirve p a r a el examen es más generalmente el lavado
prepucial (caldo, solución fisiológica, etc.). Tedesco y col. (1977) han c o m p a r a d o
tres métodos de t o m a de muestras en los toros y constatado que el m é t o d o del
« scraping », ya propuesto por Sutka y col. (1969) p a r a la investigación de la tricomoniasis, d a b a los resultados más constantes y más precisos. El empleo de este p r o cedimiento de muestreo por r a s p a d o de la m u c o s a del saco prepucial con u n vastago r a n u r a d o (metálico o de plástico) h a d a d o excelentes resultados (Guérin,
1984). Su empleo no puede n o obstante ser generalizado en los servicios que tengan
efectivos importantes a controlar mientras que n o se p r o p o n g a el uso de u n material
de empleo único.
Clark y col. (1978) detallan la técnica de la puesta en evidencia del
ter en los t o r o s .
Campylobac-
La técnica de inmunofluorescencia, aplicada directamente a la muestra o después de ser puesta en cultivo, permite obtener resultados precisos, fiables y específicos. Su empleo debería generalizarse teniendo en cuenta la fácil respuesta que ella
facilita al tratamiento de las muestras sucias y / o conteniendo pocos
Campylobacter
más allá de la duración de la vida de este gérmen en las muestras.
La correcta conservación de las muestras a enviar al laboratorio plantea efectivamente u n p r o b l e m a serio. L a supervivencia del Campylobacter
en esta muestra es
inferior a 6 h o r a s . En consecuencia, p a r a asegurar la fiabilidad de los resultados de
la puesta en cultivo, es necesario hacer el examen y el cultivo en el establo, o bien
utilizar u n medio conservador y de enriquecimiento p a r a realizar el examen en diferido. En Francia, el L a b o r a t o r i o de Control de Reproductores utiliza un medio de
conservación SBL derivado del medio propuesto por Gastrin y col. (1968). Otros
medios (sólidos, p a r a muestreo sobre escobillones, o líquidos) h a n sido también
propuestos (Clark y col., 1978), bien sea p a r a la conservación, bien sea p a r a la conservación y enriquecimiento de las muestras (Bell, 1984). Esta forma de proceder
permite tener, después de 48 h o r a s , u n 9 5 % de supervivencia de gérmenes con límites útiles de 6 a 7 días. La polución de la muestra puede influenciar esta duración.
En cultivo p u r o , el Campylobacter
se conserva en estos medios alrededor de
3 semanas. Los medios de conservación y / o de enriquecimiento deben contener los
antibióticos que limitarán la contaminación (bacitracina, polimixina, novobiocina,
cicloheximida, por ejemplo).
Las condiciones de cultivo a 37°C influyen igualmente ampliamente sobre el
resultado. Cultivadas en atmósfera controlada ( 8 7 % de nitrógeno, 5 % de oxigeno,
8% de C 0 ) sobre medio al thiol adicionado de u n a mezcla de antibióticos p a r a
2
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limitar el desarrollo de los contaminantes, las muestras se observarán después de
48 h o r a s , 3, 4, 5 y 6 días de cultivo. Es generalmente al 4 día cuando se desarrollan
mejor las colonias observables.
o
Las pruebas de muco y / o de sero-aglutinación son métodos menores en razón
de la inconstancia de sus resultados, y de la ambigüedad concerniente al origen de
los anticuerpos puestos en evidencia (cepas n o patógenas).
El tratamiento clásico basado en el empleo de los antibióticos (estreptomicina,
eritromicina) h a sido puesto en duda por causa de las falsas curaciones que puede
provocar t a n t o en el m a c h o como en la h e m b r a y las desfavorables consecuencias
que puede tener sobre la producción de semen del t o r o . La sola vacunación de los
machos afectados de C. fetus fetus n o permite u n a curación segura y definitiva. P o r
el contrario, Fischerleitner (1984) muestra que la vacunación contra C. fetus
fetus
con « recordatorio » al mes siguiente, combinado con u n a aplicación prepucial de
antibióticos (fórmula utilizada en el tratamiento de las mamitis) o con la administración de antibióticos por vía general intramuscular (estreptomicina) o intravenosa
(eritromicina) conduce a u n a buena curación bacteriológica de los reproductores,
sin gran alteración de la producción de semen.
El empleo de tales tratamientos necesita siempre el recurso de las pruebas diagnósticas frecuentes y fiables de investigación del gérmen p a r a asegurarse de la total
curación antes de retorno a la actividad reproductora.
El tratamiento de las hembras normalmente no se hace, salvo la vacunación
renovada anualmente. La enfermedad es una autolimitación a nivel individual,
pero con ondas de recrudecimiento en el r e b a ñ o . La h e m b r a puede excretar Campylobacter durante dos años después de u n a infección.
La profilaxis asienta en el aislamiento del rebaño de reproductores, bajo el control riguroso de los nuevos machos introducidos en los efectivos y sobre la utilización de la inseminación artificial con el semen de toros indemnes. Generalmente,
los toros deben estar controlados, antes de su puesta en servicio (deben proceder de
un efectivo reconocido como indemne por la ausencia de trastornos de la reproducción y los resultados negativos a las pruebas de detección sobre u n efectivo representativo) y durante su utilización (dos veces por año).
En Gran Bretaña, antes de su puesta en servicio, d u r a n t e su aislamiento en cuarentena, los reproductores son tratados sistemáticamente por lavado prepucial con
un gel oleoso de penicilina-estreptomicina d u r a n t e tres días consecutivos (Bell, 1984).
La generalización de la I A con la aplicación rigurosa de u n plan de vigilancia
técnica y sanitaria ha llevado a la casi erradicación en los países anteriormente con
fuerte contaminación. Esta situación n o debe permitir ignorar ciertos accidentes
ocasionalmente observados, como incluso cierta tendencia de recrudecimiento
(puede ser con cepas nuevas) (Bell, 1984). Conviene también tener en cuenta que en
la m o n t a natural un m a c h o vacunado puede ser un vector pasivo si m o n t a a u n a
hembra c o n t a m i n a d a .
LA TRICOMONIASIS
La tricomoniasis estaba considerada, antes de la Segunda Guerra mundial, en
numerosos países, como u n a causa cierta de la infecundidad infecciosa de los bovi-
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nos por endometritis, piometra, a b o r t o precoz, y esterilidad, con transmisión
únicamente venérea.
Actualmente, en algunos países por lo menos (Gran Bretaña, Países Bajos,
Francia, Chipre, Checoslovaquia), la afección ha venido a ser, en el curso de los 10
o 15 últimos años, una rareza clínica y un descubrimiento excepcional en los exámenes de laboratorio. P o r el contrario, en otros, sigue siendo u n a causa seria de infecundidad, particularmente en razas lecheras, en crianzas poco controladas, en zona
de m o n t a ñ a , en regiones de utilización de toros comunales, etc.
La enfermedad ha regresado considerablemente, incluso desaparecido, sobre
todo si la explotación está vigilada, la reproducción controlada sanitariamente y la
inseminación artificial utilizada de forma masiva.
En el m a c h o , el parásito flagelado, Trichomonas foetus, coloniza solamente las
criptas de la m u c o s a prepucial y peneana sin síntomas clínicos visibles, sin entrañar
la producción de anticuerpos locales y sin desarrollar las aglutininas sanguíneas
específicas.
En la h e m b r a , en alrededor del 2 5 % de los casos de contaminación por la m o n t a
natural, el parásito puede quedar a nivel vaginal sin penetrar en el útero, mientras
que con la IA con u n semen c o n t a m i n a d o , se desarrolla directamente a nivel uterino. Allí causa la muerte del embrión, bien sea directamente, bien sea como consecuencia de la modificación del endometrio, suponiendo la vuelta en celo. Si el feto
está más desarrollado, h a b r á a b o r t o o maceración del feto con acúmulo de pus
(piometra) mientras que el cuerpo amarillo permanece en actividad c o m o consecuencia de los trastornos de la mucosa uterina, p e r t u r b a n d o la secreción de prostaglandina. La secreción de anticuerpos locales, a nivel vaginal, puede permitir el
superar la infección, pero esta secreción es n o obstante insuficiente p a r a proteger de
una reinfestación eventual.
El diagnóstico clínico n o conduce más que a la sospecha en el r e b a ñ o , especialmente a partir de la combinación o coincidencia de excesivos retornos en celo,
endometritis, descargas vaginales purulentas, abortos y piometras. Es, lo más corriente, el examen del toro utilizado en la explotación lo que permitirá establecer la
confirmación del diagnóstico por el examen directo del líquido de lavado prepucial
y su puesta en cultivo.
L a investigación del parásito en los flujos vaginales purulentos y / o en el estómago del a b o r t ó n conducirá igualmente a la confirmación del diagnóstico.
P o r otra parte, este diagnóstico, a u n q u e es de fácil interpretación, requiere el
empleo de una muestra correctamente recogida (lavado con u n masaje vigoroso del
saco prepucial) y examinada m u y rápidamente (el trichomonas muere en menos de
6 horas fuera del organismo) a temperatura correcta (37°C), estando el movimiento
del flagelado ampliamente disminuido, incluso suprimido a temperaturas inferiores. El recurrir a laboratorios móviles que permiten hacer el examen y el cultivo
« en plaza » confiere u n a elevada seguridad y u n a fiabilidad m u c h o m a y o r a los
resultados obtenidos.
El diagnóstico serológico o por muco-aglutinación es m u y aleatorio teniendo en
cuenta el débil poder inmunogénico del trichomonas (incluso a nivel de los anticuerpos locales).
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Los tratamientos a base de aplicaciones de p o m a d a s con acriflavina o tripaflavina repetidamente en los machos están actualmente superados, relegados y reemplazados por el tratamiento general con dimetridazol, administrado oralmente
(50 m g / k g p o r día) durante 4 a 6 días. Permite obtener la curación de la mayoría de
los machos y / o de las hembras t r a t a d a s . En la h e m b r a , la utilización de las prostaglandinas luteolíticas constituye un adyuvante terapéutico excelente que permite el
restablecimiento de u n a ciclicidad normal de la mucosa uterina.
La profilaxis y la erradicación de la tricomoniasis reposan sobre la r u p t u r a de la
contaminación venérea, recurriendo a la inseminación artificial realizada con animales indemnes. P a r a que les sea reconocido este estado, los toros deben provenir
de rebaños indemnes, incluso ser escogidos por el C I A y puestos en período de cuarentena antes de su pubertad. E n el curso de su período de cuarentena los toros
deben sufrir 2 ó 3 veces las pruebas de investigación del Trichomonas
foetus
mediante lavado prepucial. En el curso de su servicio n o deben tener contacto
sexual con las hembras bovinas (recelas) n o controladas. Estas condiciones comprenden las indicadas p a r a la lucha contra la campilobacteriosis.
En algunos países europeos (Checoslovaquia), los animales eventualmente conocidos como positivos n o son t r a t a d o s , sino eliminados (Polak, 1984) mientras que
en la mayoría de los países en que se utiliza el tratamiento con el dimetridazol, la
reposición en servicio del reproductor n o tiene lugar más que después del conocimiento de dos o tres resultados negativos a la p r u e b a del lavado prepucial en los
dos meses que siguen al t r a t a m i e n t o . Es evidente que, si un t o r o aparece como positivo en los efectivos de un C I A , la totalidad de su producción de semen almacenada
debe eliminarse c o m o « sospecha » hasta la fecha del último resultado negativo
obtenido precedentemente sobre el animal.
La tricomoniasis es en Rumania una enfermedad sujeta a declaración oficial.
Esta declaración supone el tratamiento de los machos y hembras adultas con eficacia que se aprecia por los exámenes de laboratorio renovados y reiterados hasta la
extinción del foco. Está prohibida la salida del foco de los toros de más de seis
meses, salvo p a r a el sacrificio. El levantamiento de la prohibición se hace a los tres
meses después de que sea reconocido como indemne el último caso de tricomoniasis
tratado.
EL E X A N T E M A
COITAL
Infección viral (Herpesvirus) genital del m a c h o con balanopostitis infecciosa, o
de la h e m b r a con vulvovaginitis pustulosa infecciosa (IPV), conocida desde hace
numerosos decenios, el exantema coital representa el tipo de enfermedad compleja,
desconcertante, evolutiva, d a n d o lugar a controversia y cuya profilaxis por este
hecho es difícil de precisar y establecer.
El virus responsable no es selectivo del a p a r a t o genital ya que es idéntico al que
se localiza a nivel del a p a r a t o respiratorio (produciendo entonces u n a rino-tráqueobronquitis infecciosa : IBR), del encéfalo o de la m a m a . N o diferenciables serológicamente, estas diferentes cepas no son, no obstante, indiferentemente ubicuitarias
ya que una cepa típicamente I P V n o afecta más que al a p a r a t o genital y a la m a m a ,
mientras que u n a cepa IBR puede indiferentemente producir lesiones respiratorias,
genitales, mamarias o / y encefalíticas (Straub, 1978). Los stress de la crianza y las
condiciones de manejo juegan u n papel importante en la eclosión de la afección.
— 97 —
Es éste un virus poco resistente, cuya transmisión puede hacerse p o r vía directa
(respiratoria, venérea, buco-genital) o indirecta (manos del criador, m a n o s del recolector de semen).
La infección puede desarrollarse t a n t o en el m a c h o como en la h e m b r a sin
signos clínicos evidentes y sin que se observe el cuadro generalmente descrito de
inflamación, granulaciones, vesículas, ulceraciones, que son m u y frecuentemente la
consecuencia de la infección por gérmenes n o específicos sobreañadidos.
o
Rápidamente después de la infección ( 8 a 10° día) aparecen los anticuerpos
específicos cuya tasa se eleva hasta el día 20 ó 30, p a r a disminuir enseguida, incluso
desaparecer. La observación de la disminución de estas tasas de anticuerpos muestra que ella no se hace regularmente, progresivamente, sino, por el contrario, con
variaciones, incluso con tiempos de remanencia, o con recrudecimientos ocasionales no explicables. P o d r á ser necesario esperar de 18 meses a dos años p a r a n o
detectar más estos anticuerpos. P o r lo t a n t o , los animales así serológicamente negativos permanecerán como infectados latentes. Bajo la acción de cualquier stress, la
producción de anticuerpos será reactivada simultáneamente con la excreción del
virus. Nosotros hemos así observado 4 toros volviendo a ser serológicamente positivos en un efectivo totalmente indemne varios meses, incluso varios a ñ o s , después
de su importacièn y sus respuestas anteriores regularmente negativas. P e r o , despus
del tratamiento con la dexamethasona, los ttulos seroneutralizantes de estos animales se han elevado considerablemente (aumento m u y significativo) y, simultáneamente, aparecía u n a excreción viral, bien sea de las secreciones nasales (3), bien sea
a la vez en las secreciones nasales y en las secreciones prepuciales (Goffaux, 1984).
La prueba únicamente de la seronegatividad m o m e n t á n e a n o traduce pués con
certidumbre la ausencia de contagio posible del animal.
Los trabajos de Bitsch y de Straub h a n puesto particularmente bien en evidencia
lo aleatorio de esta excreción del virus en el t i e m p o , y las modificaciones de las
tasas de anticuerpos sanguíneos.
En consecuencia, conviene considerar que un animal contaminado se hace portador latente de por vida, y que u n animal que haya reaccionado serológicamente
en un m o m e n t o de su vida permanece como un animal sospechoso t o d a su vida
(pero ¿ cómo saber que un animal hoy en día serológicamente negativo era positivo
dos años antes ?).
El diagnóstico se basa esencialmente en :
— la investigación del virus por cultivo de las materias eventualmente contaminantes (semen diluido p a r a evitar el efecto citotóxico del esperma, lavado prepucial,
secreciones vaginales, etc.);
— la puesta en evidencia de la acción neutralizante del suero del animal estudiado (seroneutralización) frente al efecto citodestructor de u n a cepa de virus I P V
cultivada sobre células de riñon de ternero. Debería hacerse un esfuerzo p a r a que
sean normalizadas las condiciones de realización de esta p r u e b a de seroneutralización por depender su límite de detección, su sensibilidad y su repetibilidad de las
condiciones de realización de la p r u e b a (dilución del suero, tiempos y temperaturas
de calentamiento del suero, plazo de observación del efecto neutralizante, etc.)
(Bitsch, 1970).
:
Teniendo en cuenta la muy amplia difusión del virus en el m u n d o y las consecuencias económicas que ello puede significar por los trastornos que ocasiona, aun-
— 98 —
que, en ciertos países, n o sea actualmente encontrado más que esporádicamente
(Yugoslavia, Checoslovaquia, R u m a n i a ) , las autoridades veterinarias responsables
se preguntan sobre las medidas profilácticas a t o m a r :
— por algunas (Suiza, Dinamarca, por ejemplo), el sacrificio progresivo de los
animales positivos está decidido;
— por otras (Francia, Gran Bretaña, por ejemplo), teniendo en cuenta que el
virus I P V se elimina y transmite por el esperma, los reproductores de los C I A deben
ser indemnes. P a r a ello, deben haber sido, en su edad jóven, sometidos a la seroneutralización, resultando negativos a esta prueba, y permanecer siéndolo durante
su vida;
— por otras, finalmente (República Federal de Alemania), se utiliza u n p r o g r a m a de vacunación de los reproductores.
En lo que concierne a las hembras, sólo Dinamarca y Suiza parecen actualmente
metidas en un p r o g r a m a de erradicación por el sacrificio. En otras partes, se utiliza
la vacunación bien sea libremente (República Federal de Alemania, G r a n Bretaña,
Países Bajos), bien lo sea de forma limitada, controlada (Francia).
Es m u y difícil, casi imposible, el proponer u n p r o g r a m a común de profilaxis.
La finalidad ideal es ciertamente la erradicación del virus en las estaciones de
crianza, los C I A y en las explotaciones productoras de reproductores. La estrategia
dependerá del grado de contaminación en la región y / o el país. El recurrir a la
vacunación n o deberá ser contemplado más que en las zonas de alto riesgo y alto
nivel de contaminación. Los machos no deberían vacunarse más que después de
haber tenido la seguridad de que ellos n o eran portadores de virus. Las vacunas n o
serán entonces más que vacunas con virus inactivados. Periódicamente la investigación del virus en el esperma permitirá asegurarse de la inocuidad del semen.
Es cierto que la problemática de u n a profilaxis en el medio de cría es totalmente
diferente de la que se aplicará en una explotación de engorde de bovinos jóvenes.
En este último caso se investiga esencialmente el evitar las pérdidas económicas,
sabiendo que, in fine, los animales irán al m a t a d e r o , mientras que en u n a explotación de cría, n o sólo es necesario evitar las pérdidas económicas, sino evitar t a m bién la extensión de los resultados positivos a la prueba de la seroneutralización (la
vacunación suprime esta posibilidad).
LAS CLAMIDIOSIS
A u n q u e menos frecuentes entre los bovinos que entre los ovinos, las infecciones
por Chlamydia son susceptibles de provocar en la hembra y en el m a c h o trastornos
de la reproducción cuya frecuencia es señalada más corrientemente parece ser en
E u r o p a desde los años 70 (Polak y col., 1984).
Conocida desde hace m u c h o tiempo como responsable de un aborto epizoótico
bovino en los Estados Unidos, Chlamydia psittaci está asociada, en E u r o p a , al
aborto normalmente esporádico (entre 3 y 7 meses) debido a una placentitis necrótica y un ataque directo del feto, con lesiones hepáticas. Jaskowski (1973) h a descrito además, así como J a h n y col. (1972) trastornos de infecundidad con vaginitis y
endometritis.
En el toro la infección supone la balanopostitis, la semino-cistitis y sobre t o d o la
orquitis las que en numerosas epizootias han sido reconocidas en E u r o p a (Polonia,
— 99 —
Checoslovaquia) y que h a n sido bien estudiadas por Jaskowski y col. (1980), así
como por R o b y Rozinek (1976). La Chlamydia contamina el esperma de los animales afectados, pero parece que lo hace de forma irregular, intermitente y débil. De
4 animales clínicamente afectados, serológicamente positivos, Guérin (1983) aisló la
C. psittaci solamente u n a vez entre 8 eyaculados p a r a u n t o r o y u n a vez de cada 12
para u n segundo t o r o . Simultáneamente, los cultivos realizados a partir de dosis de
semen congelado (134) de 10 toros h a n d a d o t o d o s los resultados negativos. Ello
señala la dificultad del aislamiento de la Chlamydia a partir del esperma a consecuencia de la siempre débil contaminación y de la presencia de proteasas que obliga
a diluir el esperma al 1/10 y reduce todavía más las concentraciones en gérmenes
infectantes. A partir del semen diluido y congelado el aislamiento es igualmente
difícil por el hecho de los antibióticos del diluyente, que, a las dosis n o r m a l m e n t e
utilizadas, son tóxicos p a r a la
Chlamydia.
Las condiciones de la transmisión de m a c h o a m a c h o y de aparición de trastornos están todavía m a l precisadas, a u n q u e la vía oral parece frecuente, completada
ocasionalmente por u n a transmisión indirecta debida a las g a r r a p a t a s . En efecto, a
pesar del empleo de cepas de Chlamydia aisladas a partir de animales clínicamente
infectados, la reproducción experimental de la enfermedad es difícil y p o r otra
parte se pueden encontrar Chlamydia en el esperma de toros clínicamente indemnes.
La utilización de semen contaminado puede llevar consigo los trastornos en las
hembras inseminadas (infecundidad con vaginitis y endometritis) sin que se p u e d a
en absoluto en estos m o m e n t o s precisar las nociones de dosis infectantes o de terreno receptivo.
El diagnóstico es relativamente fácil en el caso de a b o r t o s , a partir del examen
bacteriológico del hígado del a b o r t ó n (impronta y coloración, cultivos sobre huevos
embrionados). Es difícil a partir del esperma en el t o r o . Spencer y col. (1983), p r o ponen un medio de transporte que puede ayudar al aislamiento de las clamidias en
las muestras. Este medio conserva la Chlamydia durante 30 días al ambiente y
durante 34 días a + 5 ° C .
La fijación del complemento es el m é t o d o serológico empleado habitualmente,
pero los títulos obtenidos son de interpretación difícil, m u y corrientemente débiles
y de persistencia limitada (algunas semanas). Los anticuerpos detectados son t a m bién los de Chlamydia intestinalis (saprofita, n o patógena) así como los de C. psittaci. La fijación del complemento no permite u n diagnóstico individual sino únicamente un diagnóstico de r e b a ñ o .
Los tratamientos recomendados están basados en los antibióticos (tetraciclina,
cloramfenicol) pero su eficacia y su inocuidad (trastornos de la producción de
esperma) exigen que sean confirmados en el m a c h o . E n la h e m b r a , por el contrario,
el empleo de la tetraciclina a razón de 3 a 5 g por día, d u r a n t e 4 a 5 días consecutivos, prevendrá el a b o r t o en las gestantes congéneres de u n a h e m b r a infectada de
clamidiosis (Vanderlasche, 1982).
A u n q u e la transmisión de Chlamydia a los bovinos a partir de los ovinos sigue
siendo discutible aún, parece prudente el prohibir la cohabitación de carneros (u
ovejas) y de toros en el mismo C Í A .
— 100
I AS MICOPLASMOSIS
Numerosos micoplasmas intervienen en la patología bovina creando u n a gran
complejidad t a n t o desde el p u n t o de vista lesional como desde el p u n t o de vista de
gérmenes en causa. Presentan una posibilidad de intervención al nivel genital :
Mycoplasma
bovigenitalium,
Mycoplasma
bovis, Acholeplasma
laidlawii, y Ureaplasma entre los más frecuentemente encontrados en E u r o p a . Bell (1984) señala la
intervención de M. canadense en un efectivo de toros con localización prepucial y
uretral.
Corrientemente el papel etiológico de los micoplasmas se h a supuesto más que
demostrado a partir de la relativa frecuencia de los gérmenes en los cultivos de placentas o de exudados vaginales así como en los exudados prepuciales y uretrales o
en el esperma. Es difícil de situar exactamente la incidencia económica de los micoplasmas ya que ellos se encuentran normalmente en los animales aparentemente
sanos. J u r m a n o v a y col. (1979) encuentran Ureaplasma en el 8 0 % de 3.000 dosis de
semen que ellos examinaron y Mycoplasma en el 4 0 % . Rae (1982) encuentra Mycoplasma en 39 (71 %) de las 55 muestras de esperma p u r o suministradas por 10 t o r o s .
Nueve muestras dieron u n cultivo combinado de M. bovigenitalium
y Ureaplasma y
dos u n a combinación de M. bovigenitalium y M. canadense. El autor n o señala, n o
obstante, la eventual relación entre estos « hallazgos » y la fecundidad de los reproductores. R u h n k e y Doig (1978) veían u n a frecuencia elevada del Ureaplasma y de
Mycoplasma bovigenitalium
en los casos de vulvitis aguda con hipertermia y granulaciones.
Los casos de semino-vesiculitis han sido seialados (Erno y Blom, 1967; Al
Aubaidi y col., 1972) y se consiguiè la reproduccièn experimental de los trastornos
por inoculación intravesicular de estas cepas (Parez y col., 1977). La infección
entraña u n a reducción de la motilidad del esperma producido.
Los micoplasmas sobreviven en el esperma congelado.
Los antibióticos habitualmente utilizados en los diluyentes (penicilina, estreptomicina) son generalmente ineficaces p a r a controlar la contaminación en micoplasmas del semen. Truscott (1983) h a estudiado la actividad de los diferentes antibióticos. Él muestra la acción de la minociclina contra Ureaplasma y de la lincomicina
(0,3 m g / m l ) asociada a la spectinomicina (0,6 m g / m l ) contra Mycoplasma.
Los
tiempos de contacto (15 min a 35°C), el papel de la naturaleza del diluyente (acción
real de la minociclina solamente en diluyente leche) plantean los problemas de la
aplicación práctica de estos resultados.
Así el estudio serológico de los reproductores, ni la investigación de los microorganismos del esperma no pueden ser la base de u n a profilaxis teniendo en cuenta las
incertidumbres todavía existentes sobre la significación de sus resultados.
OTRAS ENFERMEDADES
Diarrea bovina a virus — Enfermedad de las mucosas.
Ampliamente extendido, el virus de la diarrea bovina (BVD) infecta principalmente a los jóvenes de 8 a 18 meses pero puede ser patógeno en la vaca gestante
produciendo los abortos hacia el 3 ó 4 mes de la gestación. P o d r í a ser también
o
o
— 101 —
responsable de la mortalidad embrionaria precoz. Sin e m b a r g o , si el feto está infectado tardíamente el nacimiento se producirá a t é r m i n o .
El virus puede eliminarse por el esperma en el m a c h o infectado sin ninguna alteración ni de los órganos genitales ni del esperma. Whitmore y col. (1978), dos, cuatro y diez días después de una contaminación experimental intranasal, intraoral e
intramuscular de los toros (9) de edades de 2 a 4 años serológicamente positivos o
no frente al virus BVD previamente a la contaminacièn, han reencontrado el virus
en el esperma de tres de los toros previamente seropositivos y de u n o de los toros
previamente seronegativos. Ninguna lesión del a p a r a t o genital ni alteración de la
calidad del semen h a sido observada. La inseminación con el semen c o n t a m i n a d o
parece reducir las posibilidades de fecundación (Archbald y col., 1977). McClurkin
(1977) h a demostrado que los trastornos de la fecundidad n o se observarían en las
hembras serológicamente positivas antes de la inseminación.
El control serológico de los reproductores n o puede ser la base de u n a profilaxis
en los efectivos de toros de IA; el virus es de difícil aislamiento en cultivo.
Listeriosis.
E n c o n t r a d a en los bovinos bajo la forma genital, se caracteriza por los abortos
esporádicos.
El germen responsable, Listeria monocytogenes,
es m u y resistente y ubicuitario.
Parece que la frecuencia de casos de listeriosis en los bovinos h a podido ser relacionada con la utilización de ensilajes de calidad mediocre de almacenamiento (pH
superior a 5).
El a b o r t o es la consecuencia de u n a placentitis necrótica, a c o m p a ñ a d a de lesiones del hígado y del bazo que entrañan el a b o r t o entre el 6 y el 8 mes. La excreción de Listeria es constante y persistente después del a b o r t o complicado o no con
metritis. En Francia, los abortos por Listeria representarían el 1% al 2 % de los
abortos n o brucelósicos (Goyon, 1980).
o
o
El tratamiento es m u y corrientemente aleatorio incluso con los antibióticos.
La profilaxis reposaría particularmente sobre la preparación y el almacenamiento de los ensilajes.
La eliminación de Listeria
en el esperma n o h a sido actualmente d e m o s t r a d a .
Leptospirosis.
La patogenicidad y la virulencia de los diferentes serotipos varían grandemente
de uno a otro país. Es así como el L. pomona se h a señalado por Uwland como
ausente en los Países Bajos mientras que es el más frecuente en los E E . U U . L. grippotyphosa y L. canicola son los más frecuentemente citados en E u r o p a .
La excreción de las leptospiras por el animal c o n t a m i n a d o se hace por la vejiga
(orina), la m a m a (leche), el a p a r a t o genital (esperma). La contaminación usual se
hace por la ingestión de los alimentos ensuciados bien sea por la orina de un bovino
excretor o sea por las deyecciones de los roedores.
Las posibilidades prácticas de contaminación de la vaca a partir del semen conteniendo las leptospiras n o son demostradas netamente, especialmente por el hecho
— 102 —
de los débiles títulos constatados y de la presencia de los antibióticos en los diluyentes eficaces contra las leptospiras (estreptomicina).
Abortos micósicos.
Podrían representar aproximadamente el 10% de los abortos esporádicos (Vanderlasche, 1982) y serían principalmente debidos al Aspergillus fumigatus
asociado
a la distribución de forrajes y de henos averiados. El aborto es consecuencia de la
infección placentaria, y sobreviene hacia el 7°-8° mes.
Diferentes tipos de m o h o s y hongos se han encontrado en el semen sin que haya
sido verdaderamente posible precisar si se trataba de una polución o de una contaminación.
La eliminación de los forrajes enmohecidos de la ración debe prevenir las posibilidades de aparición de los trastornos.
Salmonelosis.
Ninguna transmisión por el esperma parece haber sido señalada de Salmonella
dublin o Salmonella typhimurium
que, en la vaca, son responsables de abortos
esporádicos.
Lengua azul.
El virus contamina el esperma y es transmisible a las hembras por vía uterina.
Particularmente frecuente en América del Norte, este virus está actualmente
ausente de la patología europea.
Enfermedad de Akabane.
Primeramente señalada en el J a p ó n , después en Australia, finalmente observada
en Israel, esta enfermedad n o ha sido todavía señalada en E u r o p a . Caracterizada
por un síndrome de artrogryposis, de hidranencefalia y de atrofia muscular, en
1979-1980 ella h a provocado verdaderas epizootias de abortos (50.000 casos), de
nacimientos prematuros y de síndrome de artrogryposis congénita (Inaba, 1980). El
virus podría ser eliminado por el esperma.
La detección se haría por la puesta en evidencia serológica de los anticuerpos
neutralizantes.
Leucosis bovina enzoótica.
El virus de la leucosis está generalmente reconocido como no transmisible por el
esperma, a pesar de la transmisión al cordero obtenida por Lucas y col. (1980) después de la inoculación de cantidades elevadas de semen y de secreciones seminales
(2 a 10 ml) procedentes de un toro afectado. N o obstante, hay que remarcar que el
esperma m a n c h a d o de sangre (y por consiguiente de polinucleares) puede presentar
un peligro por el hecho de la existencia de virus en estas células y de la débil cantidad necesaria p a r a asegurar la transmisión.
— 103 —
CUADRO I
Pruebas
de diagnóstico
utilizables
Frecuencia
Enfermedad
Campilobacteriosis
Tricomoniasis
Prueba
antes de
la entrada
Examen directo
2 veces
Inmunofluorescencia
a 6 sem.
Cultivo sobre medio al thiol
en atmósfera controlada
Examen directo
Cultivo
Brucelosis
Detección de anticuerpos
específicos
Sero-aglutinación
Fijación de complemento
Rosa de Bengala
Antígeno tamponado
Cultivo
IPV-IBR
Seroneutralización
Cultivo
Leptospirosis Micro-aglutinación frente a
los serotipos respectivos
Prueba ELISA
Cultivo
Tuberculosis
Tuberculinización
intradérmica
Micoplasmosis Prueba serológica
Cultivo sobre medio especial
Clamidiosis
Microtitulación por fijación
de complemento
Inmunoñuorescencia
Cultivo sobre huevo
embrionado
Listeriosis
Cultivo sobre medio
selectivo
Fijación de complemento
Inmunoñuorescencia
indirecta
Gérmenes
Cultivo sobre medio
banales
triptosa soja-agar
adicionado de sulfonato
de polianetol de sodio
Leucosis
Inmunodifusión sobre
gelosa
Salmonelosis
Cultivo
2-3 veces
a 6 sem.
1 vez
Muestreo
en
servicio
2 veces/
año
Esperma
Lavado prepucial
« Scraping » (raspado)
Utilización de
un medio de
conservación y
de enriquecimiento
2 veces/ Lavado del forro
año
Esperma
1 vez/año Sangre
Esperma
2-3 veces
2 veces/ Sangre
a 6 sem.
Esperma
año
Ocasionalmente
Suero
Orina - esperma
1 vez
1 vez/año
Ocasionalmente
Ocasionalmente
Ocasionalmente
Sangre
Esperma
Esperma
Medio de conservación
Esperma
Sangre
Ocasionalmente
1 vez
Esperma
1 vez/año Suero
Ocasionalmente
Esperma
— 104 —
GÉRMENES HABITUALMENTE NO PATÓGENOS
CONTENIDOS EN EL ESPERMA
El muestreo estéril muestra que a nivel de las ampollas seminales el esperma n o
contiene gérmenes (Nibart, 1976).
La presencia de gérmenes habitualmente no patógenos, ubicuitarios al nivel del
prepucio y de la porción terminal de la uretra, entraña la contaminación bacteriana
del esperma eyaculado. La contaminación bacteriana del esperma está, por esta
causa, bajo la dependencia de las condiciones higiénicas de mantenimiento de los
toros y de las condiciones higiénicas de la recogida de semen p a r a la inseminación
artificial.
El nivel medio de contaminacièn bacteriana varà considerablemente segn los
autores y, en una revista muy documentada, Wierzbowski (1981) indica que varà
de 150.000 a 650.000 gérmenes/ml de esperma recientemente recolectado y de algunos cientos a más de 500.000 gérmenes/ml p a r a el esperma diluido. El autor señala
solamente el 4 % de eyaculados indemnes de contaminación bacteriana. Las cifras
suministradas por Balachov (1984) son fundamentalmente diferentes ya que, p a r a
este autor, el contenido bacteriano medio del esperma fresco es de 3.094
gérmenes/ml y que el 2 8 % de las muestras estarían totalmente indemnes. Estas
cifras son verdaderamente la consecuencia de la utilización de un procedimiento de
recogida del esperma particular, no indicado por el autor.
Los gérmenes más frecuentemente encontrados son los Pseudomonas
aeruginosa, Corynebacterium
pyogenes, Streptococcus
beta haemolyticus,
Staphylococcus sp., Escherichia coli, Proteus sp. que son igualmente los más frecuentemente
citados en los casos de trastornos del aparato genital de la h e m b r a . El papel p a t ó geno de estos gérmenes del esperma p a r a el aparato genital de la hembra h a sido
raramente puesto en evidencia, hechas las excepciones de los casos p a r a los cuales el
agente microbiano (E. coli) era eliminado en el esperma por el hecho de u n a infección genital del m a c h o (vesiculitis) (Blom y col., 1964; T h a l y col., 1959). Del
mismo m o d o ninguna demostración ha sido suministrada de la relación precisa que
existiría entre la presencia de estos gérmenes potencialmente patógenos y la capacidad fecundante de las dosis de semen. P o r el contrario, ha sido demostrado que la
polución del semen a nivel de 5.000 gérmenes (Pseudomonas
aeruginosa)
no
influencia en absoluto los resultados de la inseminacièn artificial (Kondrastow,
1975).
Es evidente que el objetivo debe ser la producción de semen conteniendo los
menos posibles microorganismos ubicuitarios, ocasionalmente patógenos. P e r o en
el estado de nuestros conocimientos, n o parece posible el determinar los límites
admisibles de esta contaminación salvo, puede ser, el precisar la tasa máxima de
células que traduzca la reacción inflamatoria (polinucleares) aceptable. La elevación de esta tasa más que el contenido en microorganismos es en efecto revelador
del a p a r a t o genital m a c h o .
La presencia de microorganismos en el semen utilizado en inseminación artificial plantea el problema de las posibles contaminaciones p a r a las hembras inseminadas y especialmente de la eventualidad de la aparición posterior a la inseminación
de metritis por gérmenes n o específicos. El papel de estas bacterias en la aparición
de las metritis está todavía fuertemente discutido teniendo en cuenta que estas mismas bacterias (Escherichia coli, Pseudomonas,
Staphylococcus,
Proteus, etc.) se
— 105 —
encuentran en el útero de las vacas normales, en los de las vacas infecundas y en el
esperma del t o r o normal (Dawson, 1975; Easley y col., 1951). Recientemente el
estudio de los lquidos de lavado utilizados p a r a la recogida de los embriones sobre
las vacas donantes (por consecuencia fecundas) ha d e m o s t r a d o que puestas a parte
las contaminaciones eventuales en el m o m e n t o del muestreo, m u y r a r a m e n t e eran
las muestras uterinas bacteriológicamente negativas (Mallek, 1984) y que los porcentajes de frecuencia de los gérmenes encontrados diferirían poco de los indicados
para el contenido prepucial del toro o el esperma. Durante el oestrus, la flora uterina de la vaca normal está a u m e n t a d a por la apertura del cuello pero los mecanismos (locales y / o generales) de defensa del útero intervienen :
— a u m e n t a n d o el n ú m e r o de macrófagos a nivel de la pared uterina que van a
entrañar la fagocitosis;
— intervención de la inmunidad celular en esta movilización y de la inmunidad
humoral IgG e IgA que, sobre t o d o , impide la fijación de los microorganismos
sobre la pared endometrial;
— intervención de las aglutininas n o r m a l m e n t e presentes en el mucus uterino de
la vaca, y activas contra los gérmenes n o específicos.
Parece que la metritis o la endometritis por gérmenes n o específicos en la vaca
aparece esencialmente c u a n d o estos mecanismos de defensa están perturbados
(nivel de progesterona elevado, desequilibrio nutricional...) o cuando la patogenicidad de los gérmenes está exacerbada bien sea por el hecho de sus asociaciones, o sea
por el hecho de su excesivo n ú m e r o , o sea por el poder patógeno de algunas cepas.
Estos elementos no están aclarados pero justifican que se tomen las precauciones en
cuanto al contenido bacteriano del esperma.
El objetivo debería ser :
1 normalizar un m é t o d o de examen del contenido bacteriano del esperma y del
semen;
2° precisar la eventual relación entre contenido bacteriano del esperma y la
fecundidad;
3 precisar las condiciones de la eventual patogenicidad del contenido bacteriano a nivel uterino de la vaca ( y / o ternera) en oestrus;
4 proponer las medidas higiénicas a poner en m a r c h a p a r a reducir el contenido
bacteriano del esperma.
0
o
o
Estos son los objetivos que la reunión de expertos convocada bajo los auspicios
de la F A O en R o m a en 1981 sobre el control de las enfermedades en el esperma y
los embriones h a reagrupado implicitamente en sus recomendaciones. Los esfuerzos
de la Organización Internacional de Standardización (ISO) concerniente a los movimientos internacionales tienden a los mismos resultados. La dificultad de fijación
de un valor límite del contenido bacteriano se expresa en la recomendación :
« Solamente en el caso en que el i m p o r t a d o r desee que el semen esté indemne de
microorganismos ocasionalmente patógenos y / o n o patógenos, la lista y el n ú m e r o
máximo admisible de estos gérmenes serán establecidos por acuerdo entre las partes » (ISO, Kharkov, 1983).
GÉRMENES TRANSMITIDOS POR EL EMBRIÓN
EN LOS CASOS DE TRANSFERENCIA EMBRIONARIA
El reciente desarrollo de la transferencia embrionaria plantea el p r o b l e m a del
riesgo sanitario susceptible de ser introducido por esta técnica y h a llevado a las
autoridades a contemplar las bases de su reglamentación.
— 106 —
Las exigencias de esta reglamentación deben apoyarse sobre el conocimiento de
la situación sanitaria de los padres (donante y toro o semen) y sobre los conocimientos científicos relativos a las posibilidades de infección del embrión (D7) obtenido a partir de los padres infectados de una enfermedad genital.
Las considerables investigaciones de estos últimos años muestran que el
embrión en el estadio blastocitario (zona pelúcida intacta) preimplantable no es corrientemente susceptible de ser infectado. El no es p o r t a d o r de gérmenes de infección general y / o genital más que de los cuales la m a d r e puede presentar las manifestaciones (serológicas y / o clínicas) : Campylobacter,
Brucella, Trichomonas,
etc. Si
corre el riesgo el embrión de ser portador de virus adsorbidos sobre la zona pelúcida (IBR-IPV, BVD), los adecuados tratamientos (antisuero, tripsina) pueden eliminar estos gérmenes sin dañar a la supervivencia del embrión (Singh, 1984).
Estos resultados dejan entrever las posibilidades de recurrir a la transferencia
embrionaria p a r a la obtención de productos indemnes cuando los padres están
infectados y de controlar y permitir así la reproducción de los individuos de alto
valor genético genitalmente infectados. N o obstante, nuevas investigaciones deben
precisar mejor todavía las interacciones entre embriones y microorganismos patógenos (Hare, 1984).
U n a serie de pertinentes recomendaciones relativas al control de los agentes
infecciosos en la transferencia embrionaria h a sido presentada por H a r e (1983).
HIGIENE DE LA PRODUCCIÓN D E SEMEN
CON RIESGO SANITARIO C O N T R O L A D O
Parece necesario contemplar la higiene de la producción de semen que incluya
las diferentes etapas del riesgo sanitario más bien que el solo aspecto de la higiene
de la recogida, ciertamente importante, pero fragmentario.
La utilización cotidiana de la IA en los bovinos h a sustituido m u y corrientemente de manera total a la m o n t a natural (habría en E u r o p a anualmente unos
65 millones de hembras bovinas que se fecundan por inseminación artificial) lo que
ocasiona numerosos movimientos internacionales (alrededor de un millón de dosis
representarían estos intercambios europeos anuales) y exige la obtención de u n a
fecundidad óptima juntamente con una protección sanitaria rigurosa. Es así como
contemplando este objetivo, la Comunidad Económica E u r o p e a acaba recientemente de proponer a sus Estados miembros una directiva relativa a los problemas
de policía sanitaria en materia de intercambios intracomunitarios y de importaciones procedentes de terceros países de semen de origen bovino y porcino (Consejo
Económico y Social, C E E , 1984).
Es evidente que la seguridad sanitaria proporcionada por el semen es tributaria :
— del estado de indemnidad de los reproductores;
— de las condiciones de aislamiento en las que estos reproductores serán m a n t e nidos;
— de las condiciones higiénicas de recolección del semen;
— de las precauciones higiénicas aportadas en el m o m e n t o de la preparación de
las dosis.
— 107 —
La importancia de las condiciones higiénicas del acto mismo de la I A por el
técnico es igualmente considerable t a n t o p a r a la h e m b r a correspondiente como
para los rebaños visitados. El respeto de las reglas clásicas de llevar ropas apropiadas, desinfectables entre cada explotación (pantalones plásticos y botas) y el empleo
de guantes (o guantes de pulgar independientemente solo) desechables así c o m o
material de un solo u s o , constituyendo la seguridad que el ganadero tiene derecho a
exigir p a r a evitar las grandes contaminaciones de las que algunos han p o d i d o sufrir.
El estado indemne de los toros frente a las grandes infecciones (generales o genitales) es garantizado lo más corrientemente sobre la base de los resultados suministrados por las pruebas biológicas, alérgicas o serológicas. El valor de esta garantía
depende de la precisión de las condiciones de aplicación de estas pruebas (inoculaciones, muéstreos, técnicas de laboratorio, criterios y niveles de evaluación de los
resultados), hasta incluso de la fiabilidad de los resultados.
Las dificultades pueden surgir c u a n d o aparecen las reacciones " a b e r r a n t e s "
(brucelosis, IPV-IBR) p a r a las cuales las pruebas más m o d e r n a s , más complejas,
más precisas deben permitir obviar sin el riesgo de llevar d a ñ o al capital genético.
El cultivo del esperma, bajo condiciones de respeto de las reglas precisas, puede
levantar dudas (fiebre aftosa, IPV-IBR) incluso si n o aporta la p r u e b a absoluta (la
única prueba a p o r t a d a por el cultivo es la positividad por la puesta en evidencia del
gérmen).
La lista de afecciones clásicamente controladas en los toros en la mayor parte de
los países europeos incluye : tuberculosis, fiebre aftosa, .brucelosis, campilobacteriosis, tricomoniasis, leucosis, exantema coital. N o parece que deba actualmente ser
contemplada la inclusión o incorporación de otras afecciones a esta lista. Las n u e vas incorporaciones, si las hay, serián motivadas por el incremento de las frecuencias de casos clínicos y por los resultados de encuestas que demuestren la excreción
de gérmenes por los toros de C I A (y n o solamente la frecuencia de los portadores
de anticuerpos).
Los caracteres esporádicos de los abortos y / o de los trastornos de la fecundidad
en las vacas debidos a clamidias, micoplasmas, leptospiras, virus B V D , a u n q u e j u s tifican la vigilancia y la revisión de todos los casos clínicos en el toro de C I A , no
parece deban actualmente significar, a la vista de estas afecciones por parte de las
autoridades sanitarias, ninguna decisión de control sistemático, incluso en Checoslovaquia donde, sin e m b a r g o , la clamidiosis participaría de la etiología de las enfermedades crónicas en el toro (distrofia e inflamación del testículo) y se manifestaría
por un porcentaje elevado de reacciones serológicas positivas después de abortos
(más del 2 0 % ) (Polak, 1984).
Las ambigüedades serían eliminadas y las comparaciones internacionales serían
posibles, si la normalización de las pruebas diagnósticas mejor a d a p t a d a s a la
puesta en evidencia de estas afecciones, fuese realizada. Con ello los intercambios
internacionales se facilitarían.
Las medidas de cuarentena suficientemente rigurosas (tiempo, ausencia de contacto) durante las cuales los animales se examinan y se someten a las pruebas de
detección antes de entrar como nuevos reproductores en los efectivos de u n C I A ,
asociados al control periódico relativamente frecuente (trimestral, semestral o anual
según la enfermedad considerada), p r o c u r a n una protección que sólo el desconocimiento por el personal, de las leyes de la contaminación, p o d r á r o m p e r .
— 108 —
Los animales recelas p a r a la m o n t a utilizados en el centro deben sufrir los mismos controles.
La higiene de la recogida y de la preparación del semen condiciona el contenido
en microorganismos ubicuitarios no patógenos u ocasionalmente patógenos.
El personal de los C I A debe estar formado en el respeto a estas n o r m a s y reglas
higiénicas y a los métodos a seguir con vistas a su aplicación.
Ostachko (1983), h a puesto en marcha en el C I A de Kharkov (URSS) t o d o un
conjunto de medidas que le permiten reducir considerablemente el contenido en
microorganismos del esperma recolectado. Diferentes autores han propuesto t a m bién medidas que pueden ser reagrupadas así (Parez, 1963) :
— los toros que se utilicen p a r a la producción de semen no realizarán m o n t a
natural;
— en el m o m e n t o de su puesta en servicio, los toros serán examinados particularmente a nivel del saco y del orificio prepucial. Los animales que presentan balanitis y / o acrobustitis n o se someterán a la recogida de esperma;
— los toros que presentan un prepucio pendiente o u n a eversión de la mucosa
prepucial (condiciones favorecedoras de la contaminación prepucial) no serán utilizados en recogidas;
— la región abdominal y prepucial (cuyos pelos habrán sido cortados) se limpiará con agua jabonosa y secada antes de la recogida;
— el lavado prepucial con 250 mi de solución salina estéril se efectuará aproxim a d a m e n t e 15 minantes de la recogida. La utilización de soluciones desinfectantes
o de antibióticos puede reducir momentáneamente el contenido microbiano del prepucio, pero los niveles precedentes de contaminación se volverán a encontrar dos
semanas después. El uso repetido de estas soluciones desinfectantes puede entrañar
la implantación de una flora resistente, hasta patógena con complicación de balanopostitis;
— la litera será cambiada frecuentemente y los mismos cuidados higiénicos se
aplicarán a las literas de los toros que los aplicados a la literas de las hembras p a r a
reducir la frecuencia de las infecciones;
— la recogida se h a r á bien sea sobre un suelo herbáceo, bien sea sobre u n suelo
antideslizante fácilmente lavable y desinfectable (evitar arena y virutas de madera);
— el maniquí deberá desinfectarse en su parte posterior (susceptible de entrar en
contacto con el pene) después de cada recogida o mejor recubierto de un plástico
cambiado en cada recogida;
— el maniquí n o deberá defecar antes ni durante la recogida;
— el operador utilizará una vestimenta protectora limpiable (plástica o de
goma) y la m a n o con la cual el retrae el forro estará provista de u n guante de u n
solo uso;
— la recogida se h a r á con una sola penetración del pene en la vagina artificial;
— la vagina artificial se desinfectará antes de cada empleo;
— el material desechable estéril se preferirá al material de goma;
— el material seminal recogido será inmediatamente colocado al abrigo de t o d o
contacto con el aire ambiente;
— el laboratorio de preparación del semen no tendrá entrada común en el local
de m o n t a ;
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— la preparación del diluyente se h a r á extemporáneamente con el material y los
productos esterilizados. El diluyente es un medio biológico que presenta condiciones ideales para el desarrollo bacteriano;
— el material de preparación y acondicionamiento de las dosis estará estéril y el
proceso de acondicionamiento se h a r á al abrigo del aire ambiente;
— las dosis serán estancas, individuales.
Desde finales de los años 40, el empleo de los antibióticos en el diluyente h a sido
propuesto y a d o p t a d o . Fué en la época un medio eficaz de controlar la presencia de
campilobacter en el semen. Este gérmen es m u y corrientemente venido a ser una
rareza; la técnica de congelación se ha generalizado; el empleo de la estreptomicina
y de la penicilina G es p e r m a n e n t e . El valor de esta adición puede plantear la cuestión : ¿ los tiempos de contacto a u n a t e m p e r a t u r a superior a 5 ° C (30 min) o superior a 0 ° C (3 h) son suficientes para permitir la actividad de los antibióticos ?, ¿ el
espectro de actividad de estos antibióticos está a d a p t a d o a los germenes a los que se
quería dirigir el control (clamidias, micoplasmas, listeria, leptospiras, salmonelas, o
simplemente gérmenes banales...) ? Truscott y col. (1983) h a n demostrado el efecto
de la lincomicina, la espectinomicina, la minociclina, solas o asociadas frente al
micoplasma y al ureaplasma. Ellos han fijado los límites de actividad de estos antibióticos; deberían emprenderse nuevos trabajos sobre esta cuestión teniendo en
cuenta del arsenal de antibióticos actualmente disponibles. Otras líneas de investigación deberían igualmente iniciarse a partir -de las posibilidades que a p o r t a la
inmunologiá, bien sea por la utilización de anticuerpos específicos (sueros hiperinmunes de los primeros ensayos que nosotros hemos hecho realizar pueden ser p r o metedores), bien sea por la adición a los diluyentes de fracciones séricas activas
(inmunoglobulinas).
No obstante, " e l empleo de antibióticos en el semen n o debería suponer u n a
sustitución p a r a hacer declarar un grupo de toros como indemnes de
enfermedades" (Bell, 1984).
AGRADECIMIENTOS
Este informe ha sido elaborado a partir de los informes que los Países Miembros han remitido a la O . I . E . y de los elementos bibliográficos recientes a nuestra
disposición. Debemos agradecer por su colaboración a : O . C . Straub y G. Wittmann (República Federal de Alemania), F . Fischerleitner (Austria), K. P o l y d o r o u
(Chipre), R . A . Bell (Gran Bretaña), F . M . Cancellotti, G. Gagliardi, P . Dalvit y C.
Turilli (Italia), J. Uwland (Países Bajos),Ta delegación de R u m a n i a , L. Polak y M .
Rysanek (Checoslovaquia), N . G . Balachov y V . N . Rodina (URSS).
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BIBLIOGRAFIÁ
(véase pág. 65)
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