Golfo de México norte

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Savannah
11
Mobile
Daytona Beach
13.1
Nueva Orleans
Galveston
Tampa
13.1.2
13.1.4
13.1.3
13
1
13.1.6
.1.
13
13
Corpus
Christi
13.1
4
.
.1
13.1
Miami
13.2
12
13.1.4
13.3
Matamoros
13.1
13.1.5
14
Ciudad Madero
Cancún
Cozumel
Tuxpan
Campeche
Chetumal
Veracruz
Ciudad del Carmen
0
50
100
200 km
Coatzacoalcos
15
Key West
13. Golfo de México norte
Regiones geomorfológicas bentónicas del nivel II:
13.1 13.2 13.3 Plataforma del norte del golfo de México
Talud del norte del golfo de México
Cuenca del golfo de México
Regiones costeras del nivel III:
13.1.1
13.1.2
13.1.3
13.1.4
13.1.5
13.1.6
Zona estuarina del occidente de Florida
Zona nerítica del este del Golfo
Zona estuarina de Misisipi
Zona estuarina de Texas
Zona estuarina Laguna Madre
Zona nerítica del oeste del Golfo
Contexto regional
La región del golfo de México norte (en adelante, golfo Norte) contiene
60 por ciento de las marismas intermareales de Estados Unidos, así
como los aportes de agua dulce de 37 ríos mayores, numerosos hábitats
de crianza para peces, los bancos Flower Garden y también la llamada
“zona muerta”, resultado del aumento de la carga de material orgánico
que proviene de la cuenca hídrica del río Misisipi. La ecorregión, que se
extiende desde la bahía de Gullivan, en la costa oeste de Florida, hasta
el norte del río Pánuco, en el estado de Tamaulipas, incluye las zonas
costeras de Alabama, Misisipi, Luisiana y Texas, en Estados Unidos.
Comprende la parte norte del golfo de México, mar parcialmente
cerrado con corrientes tropicales y una fuerte carga de nutrientes. La
mayoría de las afluencias oceánicas en el golfo de México provienen del
mar Caribe, a través del canal de Yucatán, y forman la corriente del
Lazo, que va primero al norte y luego al este, atravesando el golfo y
saliendo por los estrechos de Florida. Una amplia plataforma continental cubre aproximadamente una tercera parte del golfo.
Características físicas y oceanográficas
El golfo Norte se clasifica como semitropical debido al patrón estacional de su régimen de temperaturas, influenciado básicamente
por corrientes tropicales en el verano y temperaturas continentales
durante el invierno. La temperatura de la superficie marina se distingue claramente de norte a sur en invierno (con un gradiente de
hasta 7 oC) . El golfo de México presenta un régimen de vientos que
cambia con las estaciones, si bien predominan los vientos alisios del
noreste.
El golfo Norte se caracteriza fisiográficamente por una amplia plataforma continental que se extiende hasta 250 kilómetros desde el
litoral, un pronunciado talud continental y una pequeña sección de
la gran planicie abisal central del golfo de México. Algunos procesos
y elementos batimétricos y morfológicos característicos han tenido
gran influencia en la constitución y funcionamiento de la región. Por
ejemplo, los bancos Flower Gardens —domos salinos superficiales—,
frente a las costas de Luisiana y Texas, albergan los arrecifes coralinos más septentrionales del golfo de México, así como numerosas
especies de peces tropicales, mantarrayas, tortugas y tiburones. También se encuentran ahí ventilas de gas natural. Toda la parte sur del
estado de Luisiana y parte del este de Texas se formaron mediante
procesos de construcción de deltas y de desplazamiento del lecho
del río Misisipi. Los materiales de la planicie de Chenier y del delta
de dicho río se depositaron como resultado de tales procesos y del
transporte de la pluma del Misisipi. Por su parte, el extenso sistema
de islas de barrera —creadas por el transporte y depósito de arena a
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Ficha técnica
Fundamento: Región definida fisiográficamente por el carácter cerrado del golfo de México, así
como por una temperatura de la superficie marina diferente a la del sur del golfo en invierno.
Superficie: 578,294 km2.
Temperatura de la superficie marina: Entre 14 y 24 °C en invierno y de 28 a 30 °C en verano.
Corrientes y giros principales: Corriente del Lazo (ciclónica), corriente de Florida, giro
Tamaulipeco (anticiclónico).
Otras características oceanográficas: Cuenca parcialmente cerrada con una elevada carga de
nutrientes, corrientes tropicales en verano e influencia templada durante el invierno. Alberga biota
cálida y templada. La precipitación pluvial es inferior a 700 mm/año.
Fisiografía: Amplia plataforma continental a lo largo de Florida, que se estrecha hasta convertirse
en una delgada plataforma inclinada frente a la salida del río Misisipi, ensanchándose de nuevo a
lo largo de la costa de Texas para luego estrecharse al sur en la porción mexicana. La mayoría de
las aguas cercanas al litoral se dividen en bahías y estuarios delimitados por islas de barrera.
Profundidad: Plataforma (0-200 m, aprox.), 56%; talud (200 a 2,500-3,000 m, aprox.), 40%;
planicie abisal (>3,000 m), 4%.
Tipo de sustrato: Barreras arenosas; limo y fango, con arcillas en la costa central del golfo; fangos
arenosos en Texas, y fangos de arena y calcáreos en Florida.
Tipos y subtipos de comunidades principales: Ecotono de manglar, mantos de pastos marinos,
arrecifes de ostras, domos salinos aislados con arrecifes coralinos y montículos profundos del
coral Lophelia, sistemas deltaicos, lagunas costeras, estuarios, marismas de sal, brazos de ríos,
manglares enanos, arrecifes de serpúlidos.
Productividad: Moderadamente elevada (150-300 g C/m2/año).
Especies en riesgo: Tortugas lora, verde, caguama y de dorso diamantino; esturión del golfo; mero
pintaroja; tiburones oscuro o arenero, toro y nocturno; peces sierra peine y de diente largo; peces
pipa texano y culebra; caballito de mar enano; sábalo de Alabama, y sardinilla del Bravo.
Hábitat de importancia clave: Plataforma continental, lagunas y estuarios costeros, brazos de ríos,
pantanos de cipreses, manglares, lechos de pasto marino, arrecifes de ostras, pastos y marismas
de agua dulce intermareales, marismas salobres, bosques de matorrales intermareales, hábitats
de fondo fangoso, la playa Coquina, marismas y barras de roca, playas y barras intermareales o
submareales, arrecifes de serpúlidos.
Actividades humanas y efectos negativos: Expansión del turismo; expansión urbana; puertos;
exploración y extracción de petróleo; terminales de gas natural licuado; navegación; industrialización
y desarrollo de infraestructura costeras; pérdida natural antropogénica de humedales; erosión de la
costa; actividades de pesca con efectos negativos adicionales, como la alteración del fondo marino
por la pesca de camarón con redes de arrastre. La pesca a lo largo del talud captura incidentalmente
tortugas marinas y otras especies amenazadas. Las agregaciones reproductivas de mero guasa o
cherna han estado sujetas a fuertes presiones pesqueras. La destrucción del hábitat de marismas
por conversión del uso del suelo o erosión está acabando con el hábitat de la sardinilla del Bravo.
La introducción deliberada del camarón blanco ha provocado también cambios ecológicos en la región.
lo largo del litoral— que abarca desde la porción no peninsular del
estado de Florida hasta el norte de Tamaulipas, en México, pasando
por Alabama y Texas, conforma una infinidad de lagunas y zonas protegidas que sirven de refugio y áreas de desove a muchas especies.
En los sustratos de los fondos marinos de la región predominan
las arcillas-limo y arenas fangosas a lo largo de toda la plataforma, el
talud y la planicie frente a las costas de Luisiana, Texas y Tamaulipas.
Desde Alabama hasta Florida, en dirección este, predominan en la
región fondos de arena, grava y concha, y en la plataforma frente a
Florida el sustrato calcáreo se intercala con roca-grava y arrecifes
coralinos. Cabe observar que el sustrato de piedra caliza de la región
estuarina del occidente de Florida (nivel III) está cubierto de arena
y limo y sirve de sostén a extensos lechos de pasto marino —con
70 Ecorregiones marinas de América del Norte
predominio del pasto de tortuga— que a su vez son zonas de crianza,
alimentación y desove de varias e importantes especies ictiológicas.
Toda la región presenta un régimen de mareas de reducida amplitud (por lo general, entre 5 y 30 centímetros) dos veces al día. Varias
corrientes persistentes —incluidas la corriente del Lazo, la contracorriente costera y la corriente de Florida— caracterizan las aguas del
golfo de México. La corriente del Golfo, de inmenso efecto sobre las
aguas del Atlántico, se origina en esta región. En la zona nerítica del
este del Golfo (región del nivel III), el borde oriental de la corriente del
Lazo interactúa con la plataforma poco profunda para crear zonas de
surgencia y corrientes cercanas a tierra firme. Estos elementos ricos
en nutrientes promueven un alto crecimiento del fitoplancton y dan
sustento a una gran actividad biológica.
La porción centro norte de esta ecorregión recibe una fuerte
influencia del Misisipi y su tributario, el río Atchafalaya (que lleva
30 por ciento del flujo del Misisipi). La descarga conjunta de ambos
ríos excede en magnitud a la de todas las demás vías fluviales de la
ecorregión, aunque es cierto que, aparte de estos dos grandes ríos,
existen en la región otros ríos y estuarios importantes, cuyos aportes
de agua dulce afectan —por su cantidad y calidad— las características
físicoquímicas costeras y las comunidades biológicas de la región.
Junto con varias otras fuentes menores, estos cursos fluviales
aportan los mayores volúmenes de agua dulce al golfo Norte de
mayo a noviembre, la estación húmeda o de inundaciones. Durante
este periodo, la región se distingue por plumas de aguas turbias de
gran tamaño, transportadas por una corriente costera en dirección
al oeste hasta la frontera de Texas, donde se integran a la corriente
del Lazo y siguen su curso en dirección este, hasta el sur de Florida.
Resulta preocupante el aumento de la transferencia y deposición
en el golfo de México de material orgánico terrestre provenientes de
la extensa cuenca del río Misisipi. Estas cargas de material orgánico,
que afectan incluso las aguas relativamente profundas y alejadas de
la costa, han causado acumulación de materia orgánica, degradación
bacteriana y una mayor demanda de oxígeno, factores que sumados
hacen que con frecuencia aparezca la llamada “zona muerta”, donde
grandes poblaciones de fauna bentónica mueren debido a las bajas
concentraciones de oxígeno.
En la porción oeste del golfo Norte los aportes de agua dulce son
muy limitados, provenientes al sur del río Grande (Estados Unidos) o
Bravo (México) —de flujo mínimo— y al norte del río Brazos (Estados
Unidos), y complementados por los escasos flujos de la zona estuarina Laguna Madre (México y Estados Unidos). Ello resulta en una
región de agua clara y elevada salinidad, caracterizada por su reducida amplitud de marea. De hecho, la estuarina Laguna Madre se
destaca en particular por ser una larga extensión del litoral que casi
no recibe aportes de agua dulce y que comprende estuarios formados
por las islas de barrera. Con un régimen de micromareas, la porción
occidental del golfo presenta un amplio sustrato de playas arenosas
de baja energía. La escasa afluencia estacional de agua dulce en esta
zona de alta evaporación puede resultar en condiciones de hipersalinidad y la formación de salitrales.
Los huracanes son un muy importante elemento climático del golfo
de México y zonas adyacentes, que afecta seriamente los sistemas físicos, biológicos y humanos de la región. Varios huracanes han causado
grandes desastres y pérdida de vidas a lo largo de la costa del golfo de
México. Con todo, la mayoría de los sistemas biológicos se recuperan
relativamente pronto del impacto. De hecho, se considera que el paso
de vientos fuertes y tormentas es esencial para la ecología de esta
región, que suele ser de energía baja, pues estos episodios ofrecen
la energía necesaria para redistribuir sedimentos, propágulos y larvas
de muchas especies, además de remover la acumulación de materias
tóxicas, lo que estimula la presencia de comunidades más sanas.
Contexto biológico
En términos del clima, la ecorregión se considera semitropical y
tropical; de ahí que las comunidades costeras varíen de marismas
salobres a pastos marinos y de sistemas de manglar a salinas, con
escasas formaciones de arrecifes coralinos aislados. Los hábitats
clave de esta diversificada región incluyen la amplia plataforma
continental, lagunas y estuarios costeros, brazos de ríos, pantanos
de ciprés calvo, manglares, lechos de pasto marino, arrecifes de
ostras, pastos y marismas de agua dulce intermareales, marismas
salobres, bosques de matorrales intermareales, hábitats de fondo
fangoso, la playa Coquina, marismas y barras de roca, playas y
barras intermareales o submareales, y arrecifes de serpúlidos. La
productividad en el golfo Norte varía de condiciones eutróficas en
aguas costeras a oligotróficas en las profundidades del océano.
La región es una de las zonas estuarinas más grandes de Estados
Unidos, precedida sólo por Alaska, y contiene 60 por ciento de las
marismas intermareales de este país. La transferencia de grandes
cargas de nutrientes y materia orgánica de origen terrestre y agrícola alimenta la floración de plancton, lo que, a su vez, eleva la productividad biológica en toda la región. La afluencia de nutrientes de
los estuarios sustenta pesquerías de gran valor comercial —como las
de croca, lacha, lisa y camarones rosado, café y blanco—, al igual
que otras de interés recreativo. En la región, casi todos los peces
y crustáceos de importancia comercial y recreativa dependen en
algún momento de su ciclo de vida de los estuarios, que aprovechan
como áreas de desove, crianza o alimentación. Las zonas estuarinas
también proporcionan hábitat a varios mamíferos, reptiles, peces e
invertebrados marinos amenazados y en peligro de extinción.
Vista aérea de la zona estuarina Laguna Madre, ecosistema hipersalino único en su género. Este humedal
—el más importante de América del Norte— alberga una gran biodiversidad. Fotografía: Patricio Robles Gil.
En el sur de Florida, desde la bahía de Florida hasta cabo Romano
(sobre todo en la región del Atlántico del sur de Florida y Bahamas), y
en tramos más pequeños en Texas y en el norte de México, abundan
las comunidades de mangle rojo, negro, blanco y botoncillo a lo largo
del margen costero. En Luisiana —donde se encuentra el límite septentrional de la distribución de los manglares en América del Norte— se
observan comunidades de “matorrales de mangle” o manglares enanos
cuya altura está limitada por la temperatura.
En muchas zonas de la costa del golfo Norte, en particular en Luisiana, Texas y norte de México, la vegetación de marismas salobres
y semisalobres es característica, con predominio de junco pasto de
aguja, espartina o hierba de sal y espartina del Atlántico. Extensos
lechos de pastos marinos pueblan gran parte del somero margen costero: en general predomina el pasto de tortuga (que alberga muchas
especies de necton importantes), pero también se encuentran comunidades ricas en pasto Diplanthera wrightii, pasto de manatí y pasto
marino de Johnson. En las zonas de salinidad más baja prevalece la
broza fina. Las algas bentónicas, aunque con un potencial alimentario
menor, se encuentran a lo largo de toda la región, desde el margen
terrestre hasta el borde de la plataform continental. También se presentan brotes de algas en las zonas de surgencia, a lo largo del quiebre
de las plataformas de Florida y de Texas. En las zonas aledañas a todas
La tortuga lora, en peligro crítico de extinción, es la más pequeña de las tortugas marinas.
Casi todas las hembras regresan año tras año a una sola playa: Rancho Nuevo en Tamaulipas.
Fotografía: © Michael Patrick O’Neill/OceanwideImages.com.
El pelícano blanco prefiere reunirse en aguas poco profundas de lagunas y lagos costeros para alimentarse. Fotografía: Patricio Robles Gil.
las afluencias estuarinas y de agua dulce en torno al río Misisipi y de
la costa occidental de Florida prevalecen floraciones de fitoplancton.
A lo largo del borde medio y exterior de la plataforma continental
frente a la zona de Big Bend en Florida y especialmente en el quiebre de la plataforma frente a Texas y Luisiana —zona que incluye
los bien conocidos Flower Gardens— existen arrecifes coralinos. Asimismo, hay áreas extensas de bancos dispersos y cabezas de coral en
regiones de plataforma muy somera en el sur y centro de Florida.
Las plataformas arrecifales de ostras del este abundan en la región.
Actividades humanas y efectos negativos
La actividad humana tiene un fuerte impacto —tanto directo como
indirecto— en el golfo Norte, que ya presenta graves problemas de
conservación. Una cuarta parte de la navegación comercial de Estados Unidos pasa por los estrechos de Florida, causando a menudo
daños a las comunidades coralinas por encallamientos y anclaje, además del riesgo de introducción de especies invasoras presentes en
aguas de lastre. Asimismo, los efectos de actividad humana asociada
con la explotación de hidrocarburos en zonas profundas del golfo
Norte son preocupantes. Durante la segunda mitad del siglo XX se
emprendieron actividades relacionadas con la exploración, extracción, navegación, servicios, construcción y refinerías de la industria
petrolera, sobre todo en Luisiana y Texas. Dichas actividades han causado impactos negativos severos en los humedales costeros, descargas de agua salobre, deposición de metales pesados contenidos en los
fangos y jales de las perforaciones, descargas de petróleo de pequeña
y gran magnitud y derrames mayores. Recientemente, la costa de Florida ha estado en la mira de una expansión potencialmente importante de las actividades relacionadas con el gas y el petróleo. En los
últimos dos años ha habido un interés significativo en la creación de
instalaciones para la importación de gas natural licuado (GNL) a lo
largo del litoral de Estados Unidos, en particular en el golfo Norte. La
propuesta del uso de sistemas de “lazo abierto” o de paso para la regasificación del GNL ha causado preocupación con respecto al volumen
de absorción de agua, la generación de plumas termales, la descarga
de aguas tratadas, el aumento de la turbidez y la generación de ruido
en el ambiente marino. Hace no mucho, se construyó en Estados Unidos una terminal de lazo abierto; se aprobaron otras dos y cuatro más
tienen licencias pendientes de aprobación. El crecimiento urbano y
los nuevos desarrollos en el litoral, la disminución de los aportes de
agua dulce y el turismo han afectado también las comunidades naturales. La eutroficación en las zonas de descargas fluviales cuantiosas (y la expansión de la “zona muerta”, con aguas desprovistas de
oxígeno y sin vida, en buena medida a causa de los contaminantes
en ríos); la reducción de la afluencia de agua dulce en los estuarios
por el desarrollo industrial río arriba, y la pérdida de humedales por
hundimiento y embalsamiento también dañan la región. Sus ecosistemas se ven afectados ocasionalmente por brotes de algas dañinas y
la muerte de peces; en ciertas zonas al este, tales algas y la turbidez
han afectado las poblaciones de ostión y las comunidades de pasto
marino. La sobrepesca y la captura incidental, así como los efectos
negativos que la pesca de arrastre del camarón tiene en el hábitat,
también son materia de preocupación. De los 17 bancos pesqueros
de la región, dos están sobreexplotados y aún se desconoce el estado
de diez de ellos (NMFS, 2007). En las zonas influenciadas por influjos
de agua dulce, tales como las de Luisiana y Texas, la pesca de acociles o cangrejos de río y langostinos constituye una base económica
importante. Otros asuntos de conservación relevantes incluyen la
protección de las poblaciones de aves zancudas, playeras y marinas,
así como de tortugas marinas en peligro de extinción.
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