¿ESCLAVO POR AMOR? Artículo escrito por Edgar

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¿ESCLAVO POR AMOR?
Artículo escrito por Edgar Hernández
LaLinfadelPacto.com
Existe una palabra en el griego koiné que se traduce normalmente
como “esclavo”, ésta es la palabra: “DOULOS”
) la cual se
deriva de la palabra “deo” que es “atar”.
Originalmente esta palabra se usaba para referirse al término más
inferior en la escala de la servidumbre, sin embargo, después, esta
palabra se empezó a utilizar cuando una persona se entregaba a la voluntad de otro y llegó a ser el
término más común y general para la palabra “siervo” sin ninguna connotación de esclavitud.
En una ocasión escuché a una persona decir: “Yo no soy hijo de Dios, yo soy esclavo de Cristo” y
parecía estar orgulloso de eso, pero ¿Somos esclavos antes que hijos? ¿Entendemos lo que un
esclavo es?
En la época del apóstol Pablo había un gran número de esclavos en el mundo, y por esa razón para
los escritores del nuevo testamento era familiar el término “ESCLAVO”, sin embargo, actualmente,
el concepto de esclavitud en el mundo, y principalmente en el occidental, no suele ser común y
por ende no estamos familiarizados con él. Por este motivo, considero que existe una tremenda
confusión al usar el término “Doulos” o como lo hemos usado en más de una ocasión: “esclavo por
amor”.
Permítame explicar brevemente en qué consiste dicha confusión: Cuando nosotros los
occidentales usamos la palabra “esclavo” generalmente la confundimos con la palabra
“empleado” pues pensamos que si somos “esclavos de Dios” por ejemplo, es necesario hacer todo
lo que Dios nos dice para que entonces Dios nos bendiga. Sin embargo, la realidad es que un
esclavo no era un empleado que si hacia su trabajo entonces recibía alguna paga o recompensa,
más bien, un esclavo era propiedad de alguien. De manera que como su propiedad, el amo podía
hacer con el esclavo lo que bien le pareciera, por ejemplo: si el amo quería mandar al esclavo a
limpiar los establos, el esclavo tenía que hacerlo, no tenia opción, incluso, el amo podía matar al
esclavo y no enfrentar cargo alguno.
De modo que, entendiendo un poco mejor lo que el esclavo era, entenderemos mejor que, cuando
fuimos esclavos del pecado, el pecado hacía con nosotros y de nosotros lo que quería, pues
éramos su propiedad. Pero una vez que fuimos librados del pecado y constituidos esclavos de
Cristo nos referimos a que ahora somos propiedad de Cristo quien hace con nosotros, en nosotros
y por medio de nosotros lo que le place, en otras palabras, ser esclavo de Cristo significa que ahora
Él vive su voluntad por medio de nosotros. Como lo dice la escritura: “De manera que ya no
estamos encadenados a la Ley ni al pecado, si no a Cristo” 1ª Cor. 6:17).
Somos su propiedad, estamos unidos a Él y esto nos hace uno con Él, la escritura dice: ‎"Pero el que
se une al Señor, un espíritu es con él” (1ª Cor. 6:17). Así que, el ser esclavo de Cristo quiere decir
que somos los conductos de su vida hoy y es Él mismo quien hace las obras por medio nuestro, no
se trata de hacer lo posible para Dios, ¡se trata de creerle a Dios en todo momento! entonces
entenderemos lo que dice la escritura: “Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también
heredero de Dios por medio de Cristo." (Gal. 4:7) Y podremos expresar la obra del ministerio como
lo hizo el apóstol Pablo: “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí
para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras,” Rom. 15:18 (Énfasis añadido por
mi).
El deseo de Dios es llevarnos a depender total y plenamente de Cristo como la fuente de nuestra
vida, lo cual muchas veces va en contra de nuestro impulso por controlar “nuestras vidas”.
Permítame ejemplificar esto: imagine a un bebé jugando con un par de zapatos nuevos. Está
disfrutando el tener los zapatos en sus manitas (y sin duda en su boquita), en eso llega mamá y se
los quita de las manitas para ponérselos en sus piecitos. Esto sin duda le desagradará al bebé, y se
enojará, llorará y hará un gran berrinche pues ha perdido el control de lo que le gusta y ahora el
usarlos en sus pies no le parecerá tan divertido y lógico como el tenerlos en sus manitas.
Él no entiende lo que su mamá está haciendo, pero mamá está queriendo enseñar a su hijito a
disfrutar al máximo los zapatos al mostrarle el propósito para el que fueron hechos: los zapatos no
fueron hechos para usarse en las manos (ni como mordedera), sino para ser usados en los pies y
caminar con ellos.
Muchas veces actuamos como bebés en la vida, queremos tener el control sin entender que
realmente es Dios quien tiene el control y que nuestra vida no es nuestra, si no que Cristo es
nuestra vida ahora (Col. 3:3) y ahora ¡Soy el conducto de la vida de Cristo!
No fuimos creados para controlar, si no para vivir bajo el control de nuestro amoroso Dios.
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