formulan requerimiento de elevacion a juicio

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FORMULAN REQUERIMIENTO DE ELEVACION A JUICIO
Señor Juez:
Eamon G. MULLEN y José C. BARBACCIA, Fiscales ante los Juzgados en lo
Criminal y Correccional Federal, en la Fiscalía nº 9, en la causa nº 108,
caratulada "ALSOGARAY, MARIA JULIA Y OTROS S/INF. ART. 268 (2) Y 292
DEL CP", en trámite por ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional
Federal nº 9, Secretaría 18, respetuosamente ante V.S. se presentan y dicen:
I. OBJETO
Que, en legal tiempo y forma vienen a contestar la vista conferida
en los términos del art. 346 del Código Procesal Penal de la Nación. En tal
sentido, teniendo en cuenta el estado de las actuaciones y la prueba colectada
durante la instrucción, pasan a formular REQUERIMIENTO DE ELEVACION A
JUICIO DE LAS PRESENTES ACTUACIONES, respecto de MARIA JULIA
ALSOGARAY, sin sobrenombres ni apodos, argentina, titular del D.N.I. nº
5.380.299 y C.I.P.F. nº 4.772.291, nacida el 8 de octubre de 1942 en esta
ciudad, hija de Alvaro Carlos y de Edith Lea Ana Gay, ingeniera industrial,
divorciada, con domicilio real en la calle Junín 1435 y constituido en Comodoro
Py 2002, piso 5°, Defensoría Oficial n° 3, ambos de esta ciudad, quien en este
estado de las actuaciones se encuentra en libertad, en base a las consideraciones de hecho y de derecho que a continuación se exponen:
II. LOS HECHOS
a) La denuncia.
Conforme surge de las constancias obrantes a fs. 2/8 vta. y del
requerimiento de instrucción glosado a fs. 14/15, las presentes actuaciones se
iniciaron con motivo de la denuncia efectuada por Roberto Eduardo BASES
contra la Ingeniera MARIA JULIA ALSOGARAY por la presunta comisión del
delito de enriquecimiento ilícito de funcionario público, previsto y reprimido en el
art. 268 (2) del Código Penal, fundando su presentación en la “explosiva
ostentación económica” de la nombrada y su “repentino cambio de imagen”,
circunstancias éstas coincidentes con la llegada de aquélla al gobierno.
b) El incremento patrimonial demostrado.
A partir de aquella denuncia se impulsó la corroboración de tales
extremos, que a la postre determinaron que esta parte efectuara formales
requerimientos de justificación del apreciable incremento patrimonial
comprobado.
Resultaría ocioso transcribir nuevamente el universo de
transacciones de contenido patrimonial que este Ministerio detallara en ocasión
de formular sendos requerimientos de justificación (el primero a fs. 901/939 y
ampliatorio de fs. 1691/1695), por tratarse de una etapa superada;
y que a criterio de esta parte demostraron un plan de inversiones y nivel de vida
que no se correspondía con el caudal de ingresos registrado por la nombrada
durante su desempeño en la función pública, y determinaban un incremento
concreto y apreciable en su patrimonio.
Sin embargo, imperioso resulta, cuanto menos, esquematizar en la
forma más clara y concisa posible la disparidad advertida entre el nivel de
ingresos y egresos que percibiera la encartada a lo largo de su desempeño
como funcionaria pública, y la correlativa variación de su patrimonio.
De inicio cabe recordar que María Julia ALSOGARAY ejerció
cargos públicos en forma ininterrumpida desde el año 1985 hasta 1999,
conforme el siguiente detalle:
Desde 1985 al 12/7/89: Diputada Nacional
Desde 12/7/89: Interventora ENTEL y Liquidadora
1
Desde 1/1/92: Interventora SOMISA y Liquidadora
Desde 22/11/91 a 10/12/99: Secretaria de Medio Ambiente
De la reconstrucción histórica efectuada sobre el patrimonio de la
imputada, puede deducirse que al momento de la asunción de cargos públicos,
éste estaba compuesto del siguiente modo:
- Inmueble en la calle Riobamba 1236, 10º piso y cochera en 1º piso, Capital
Federal.
- Inversiones en sociedades:
- CADESYM S.A. (10 % del capital accionario)
- SAFIP (10 % del capital accionario)
- PINCAR S.A. (10 % del capital accionario)
- GUANDACAY S.A. (10 % del capital accionario)
- Rodado Mercedes Benz 250, modelo 80.
- Rodado Renault 18 Break, modelo 82.
- Otros bienes por valor de Australes 30.000
Ahora bien, de los elementos colectados en el presente legajo,
surge que se incorporaron a su patrimonio (además de los ya existentes),
durante el ejercicio de su función, los siguientes bienes:
Inmueble de la calle Basabilvaso 1396, E.P., unidad nº 4, Cap. Fed.
Inmueble de la calle Junín 1435, Cap. Fed. (remodelado y redecorado).
Cochera en la calle Junín 1537, Cap. Fed.
Inmueble en la calle Gaona 1773, 3º piso, Cap. Fed. (50 % indiviso).
Inmueble de la calle Rodríguez Peña 1882, 6º piso, dpto. “B”, Cap. Fed.
Dos oficinas en la calle Riobamba 1224, Cap. Fed.
Bóveda en el Cementerio de la Recoleta.
Inmueble de la calle Junín 1441, piso 2, Cap. Fed.
Unidades funcionales nº 1160 y 1161 del Essex House Condominium, ubicado
en la ciudad de Nueva York, 160 Central Park South, a nombre de la firma
PURPLE CROSS CORP., radicada en las British Virgin Island, de la que
ALSOGARAY detenta el 100 % del capital accionario (unidades que fueran
remodeladas y redecoradas).
Rodado marca Mercedes Benz, rural, modelo 1983.
Rodado marca Fiat Uno, modelo 1992.
Rodado marca Nissan Pathfinder, modelo 1992.
Rodado marca Mercedes Benz C 180, sedan, modelo 1996, chapa patente AWI
767.
Incremento de la participación accionaria en la firma PINCAR S.A.: del 10 %,
aumentó al 98 %.
Participación accionaria del 99 % en la firma GNOMO S.A., aportes y
erogaciones realizados en la misma.
Traducidas las variaciones patrimoniales que anteceden a números (hasta el
año 1997), y conforme el informe elaborado oportunamente por los peritos
Contadores Oficiales, con la salvedad que los valores de patrimonio que se
listan son los que figuran en las declaraciones juradas verificadas, y que sus
cifras responden a la valuación que se aplica para liquidar el impuesto a las
ganancias, basados en valores históricamente incurridos, sin ningún tipo de
ajuste o reexpresión que procure la homogeneización de las variaciones en el
poder adquisitivo de la moneda, tenemos:
Patrimonio al $ en moneda nominal de c/año.
Variación
Variaciones en valores nominales.
31.12.88
3
31.12.89
28
25
2
31.12.90
31.12.91
31.12.92
31.12.93
31.12.94
31.12.95
31.12.96
31.12.97
10.128
470.583
596.115
524.089
689.271
816.149
881.230
1.132.293
10.100
460.455
125.532
-72.026
165.182
126.878
65.081
251.063
Con respecto a los ingresos, conforme se desprende de los
estudios periciales llevados a cabo durante la pesquisa y del análisis de las
declaraciones juradas de la encartada, surgen declarados en el período
31/12/89 hasta el 31/12/97, los siguientes:
Ingresos 31.12. 31.12. 31.12. 31.12. 31.12. 31.12. 31.12. 31.12. 31.12.
89
90
91
92
93
94
95
96
97
Trabajo
355
11.44
personal
9
Honorari
601.9
46.04
os
63
7
profesion
ales
Sueldo
1.937 33.53 17.88 40.76 54.33 92.67 98.69
Secretari
8
7
6
9
4
2
a
Alquilere
39.40 46.92 37.40 49.39 26.47 12.52
s
3
3
3
8
8
7
Art. 1 ley
72.00 104.0 96.00
18.302 S
0
00
0
Cámara 95
Diputado
s
Venta R 450
18
Art.1ley
86.00 120.0 120.0 24.00
18.302 S
0
00
00
0
Dto.
39.00
838/94
0
Cesiones
25.00 40.00 30.00 50.00 25.00
ex
0
0
0
0
0
cónyuge
Convenio
66.71
Separaci
0
ón
Donacion
205.0 658.7
es de los
00
69
padres
en
efectivo
Donación
54.72
65.21
de
3
1
acciones
Pincar
SA de los
padres
3
Dividend
os
cobrados
de Pincar
S.A.
Diferenci
a venta
Nissan
Total
900
Ingresos
225.4
00
5.000
11.44 603.9 250.6 429.8 926.8 350.5 253.1 497.8
9
00
51
10
38
07
53
29
En otro orden, en cuanto a sus erogaciones, de acuerdo a las
escrituras de préstamos hipotecarios obtenidas durante la pesquisa, se
determinaron los montos mensuales que la misma debía abonar en concepto de
cuota. Así se estableció que:
- Desde julio de 1991 hasta mayo de 1992, las cuotas eran de $ 2.070.
- En junio de 1992 vencía una cuota de $ 116.850, que se cancela en julio, con
una nueva hipoteca por $ 88.475, de donde en julio se cancelan $ 28.375, más
una cuota de $ 1910 (de la nueva hipoteca), totalizando la suma de $ 30.285.
- Desde agosto de 1992 hasta septiembre de 1992, la suma de $ 1.910.
- Desde octubre de 1992 hasta diciembre de 1992, la suma de $ 6.560.
- Desde enero de 1993 hasta mayo de 1993, la suma de $ 9.660.
- En junio de 1993 vencía una cuota de $ 88.760, que se cancela con una
nueva hipoteca por $ 88.475, de donde en junio se cancela $ 285, más una
cuota de $ 4.650 y otra de $ 3.100, totalizando para ese mes $ 8.035.
- En julio y agosto de 1993 la suma de $ 9.660.
- En septiembre de 1993 vencía una cuota de $ 190.650 que canceló mediante
la obtención de un nuevo crédito hipotecario por $ 276.900, de donde en el mes
de junio de 1993 canceló la cuota aludida, otra de $ 3.100 y otra de $ 1.910,
quedando un remanente a su favor de $ 81.240.
- En octubre de 1993 la suma de $ 5.010.
- En noviembre de 1993 la suma de $ 15.738.
- En diciembre de 1993 la suma de $ 12.638.
- En diciembre de 1993 vencía una cuota de $ 127.100 que se canceló
mediante la obtención de un nuevo crédito hipotecario en el mes de enero de
1994 por la suma de $ 168.136, de donde en enero de 1994 canceló la cuota
citada, otra de $ 1.910, otra de $ 10.728 y otra de $ 6.850 quedando un
remanente a su favor de $ 21.548.
- De febrero de 1994 hasta mayo de 1994, la suma de $ 19.488.
- En junio de 1994 vencía una cuota de $ 88.760 que se canceló con la
obtención de otro crédito hipotecario de $ 88.475 abonando además otra cuota
de aproximadamente $ 8.000.
- Desde julio de 1994 hasta noviembre de 1995, la suma de $ 8.000.
- De diciembre de 1995 hasta marzo de 1996 la suma de aproximadamente $
9.500.
- En abril de 1996 la suma de $ 4.000 aproximadamente. En este mes se
efectuó una cancelación parcial de la hipoteca existente en el Banco Francés
por la suma de $ 257.495 permitiéndole reducir la cuota mensual de $ 8.000 a $
2.500 aproximadamente.
- Desde mayo de 1996 a mayo de 1997 la suma de $ 4.000.
- En junio de 1997 vencía una cuota de $ 101.500 que se canceló mediante la
obtención de un nuevo préstamo hipotecario por la suma de $ 104.925,
cancelándose con ello la cuota de mención, otra de $ 2.500 y otra de $ 1.300.
- De julio de 1997 a noviembre de 1997, la suma de $ 3.800.
4
- El 5 de noviembre de 1997 tomó una hipoteca por $ 240.000 a cancelar en 96
cuotas mensuales, iguales y consecutivas, con más el 11% de interés, del
orden de los $ 4.600 mensuales.
- En esa misma fecha, se registró una cancelación de préstamo por u$s
120.802,28, haciéndose constar en la escritura hipotecaria que la hipoteca
preexistente que gravaba el inmueble fue cancelada por la escritura de ese
mismo día.
- De diciembre de 1997 a abril de 1999 la suma de $ 8.500.
- En mayo de 1999 la suma de $ 108.500.
- Desde junio de 1999 restan abonar 78 cuotas mensuales de $ 4.700 cada una
y 61 cuotas mensuales de $ 2.500, haciendo un total para los primeros 61
meses de $ 7.200 mensuales.
Por otro lado, los expertos contables procedieron a analizar los
resúmenes individualizados a lo largo de la pesquisa a fin de ilustrar los gastos
efectuados por la encartada mediante tarjetas de crédito. Las mismas son las
siguientes:
1) Tarjeta Mastercard nº 5323 7387 4691 0409 emitida por el Banco Francés.
2) Tarjeta Visa nº 20913238 emitida por el Banco de Boston.
3) Tarjeta Visa nº 12035788 emitida por el Banco Francés.
4) Tarjeta Diners nº 3646 682324 0867.
5) Tarjeta American Express nº 3764 101888 71005.
6) Tarjeta Mastercard nº 5399 0144 3494 0309 emitida por el Citibank y otras
tarjetas de la misma cuenta con las terminaciones 0317, 0325, 0333 y 0341.
Así se determinó que los pagos anuales de las seis tarjetas
analizadas con una cotización de $ 1 = u$s 1, totalizaban los siguientes
importes, haciendo la salvedad que no fueron incorporados, en algunos años, la
totalidad de resúmenes mensuales:
AÑO
PESOS/DOLARES
1990
4.815,50
1991
23.325,82
1992
52.644,31
1993
60.507,81
1994
33.753,54
1995
194.020,44
1996
181.859,93
1997
205.091,61
1998
228.539,80
Por su parte, analizada la documentación bancaria obtenida
durante la pesquisa, se determinaron los depósitos realizados en el Banco
Francés y en el Banco de Boston.
Así, en la cuenta corriente nº 99-048030-3 y en la caja de ahorro
en dólares y pesos nº 99-032207 se registraron los siguientes depósitos
anuales:
1994: $ 1.091.498,86
1995: $ 228.249,07
1996: $ 391.638,00
1997: $ 566.467,00
1998: $ 138.361,00
En la cuenta corriente nº 56-7115-05 del Banco Boston se
registraron los siguientes depósitos anuales:
1995: $ 9.925,00
1996: $ 43.462,51
5
1997: $ 100.697,00
1998: $ 79.349,50
En la cuenta de caja de ahorro en dólares nº 02-14-01-639530-03
del Banco Boston sólo se registró un depósito de u$s 10.000 en el mes de abril
de 1996.
Surge del análisis de la documentación bancaria, -entre muchas
otras- la existencia de:
a) Un depósito de u$s 250.000 de fecha 6 de mayo de 1994 en la cuenta
corriente nº 3524573 de la Sucursal República Oriental del Uruguay del Banco
de la Nación Argentina.
c) Un depósito a plazo fijo, por 90 días, por la suma de u$s 50.000 de
fecha 16/5/94 en la misma entidad bancaria.
d) Una transferencia internacional registrada en el resumen de la cuenta
corriente nº 99-048030-3 del Banco Francés del Río de La Plata S.A. con fecha
18 de mayo de 1994 por la suma de $ 199.305,14.
e) Transferencia internacional por la suma de u$s 200.000 que la
encartada ordenara transferir a la cuenta Northern Trust International Bank, One
World Trade Center ABA - 026001122 New York UID 140259 ACCT - 10622920010 favor subacct - 16N-07842 Purple Cross Corp, con fecha 21 de agosto
de 1997 (vide fs. 1137).
Analizando los extremos antes apuntados, resulta de interés
efectuar un cuadro comparativo entre los ingresos declarados y los depósitos
bancarios señalados por los expertos. Así tenemos que:
Año
Ingresos declarados
Depósitos bancarios
1994
$ 926.838
$ 1.091.428,86
1995
$ 350.507
$ 238.174,07
1996
$ 253.153
$ 445.100,51
1997
$ 497.829
$ 667.164,00
1998
$ 582.778
$ 217.710,50
Cabe señalar que conforme indicaran los peritos, la
documentación analizada al respecto, no permitió establecer el origen de los
fondos depositados, no habiendo forma de determinarlo mediante la lectura de
los extractos bancarios.
Asimismo, efectuaron un cuadro de origen y aplicación de fondos
por el período comprendido entre los años 1990 y 1998:
AÑO
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
INGRESOS
11.449
603.900
250.651
429.810
926.838
350.507
253.153
INC.PATRIM.
10.100
460.455
125.532
(72.026)
165.182
126.878
65.081
6
CONSUMO
1.349
143.445
125.716
501.370
766.190
224.422
189.374
1997
1998
497.829
582.778
251.063
265.852
237.893
277.801
c) Pretendida justificación del apreciable incremento patrimonial.
Teniendo en miras el principio de congruencia que ha de regir en
el proceso, se especificarán a continuación cada una de las pretendidas
justificaciones que no satisficieron su cometido, y que recibieran tratamiento
tanto en el auto de mérito, cuanto en la confirmatoria de la Alzada.
Cabe mencionar, asimismo, que el punto de partida se encuentra
en el análisis de los ingresos de diversa naturaleza con los cuales la encartada
pretendiera justificar su patrimonio, y que resultaron cuestionables; a saber: 1)
honorarios percibidos de la firma “Estibajes Norte S.R.L.”, 2) honorarios
percibidos por convenio celebrado con la firma “Astilleros Alianza S.A.”, 3)
ingresos provenientes del art. 1 de la ley “S” 18.302 (fondos reservados), 4)
donación recibida de sus padres, 5) retiro de dividendos de la firma “Pincar
S.A.”, 6) recepción de fondos por convenio de separación de bienes celebrado
con su ex cónyuge.
1.- Honorarios percibidos de Estibajes Norte SRL
Conforme surge de la declaración jurada correspondiente al año
1991, que se presentara ante la Escribanía General del Gobierno de la Nación,
se consignó en la misma el ingreso de $ 100.000 en concepto de honorarios
provenientes de la empresa “Estibajes Norte SRL”.
Verificados por los expertos los libros contables de la firma de
mención no se halló en los mismos ningún asiento que relacionara a la
encartada Alsogaray con la misma (confr. fs. 1801/1825 vta., punto 21).
Al respecto, se cuenta en autos con el testimonio que a fs.
475/476 prestara Fernando José Domingorena Vincent, presidente de la firma
“ESTIBAJES NORTE SRL”, quien señaló que MARIA JULIA ALSOGARAY no
tuvo relación alguna con la firma que presidía, desconociendo el supuesto pago
de los honorarios declarado.
Por su parte, teniendo en cuenta las manifestaciones espontáneas
que al respecto hiciera la encartada, en el sentido de no haber percibido suma
alguna de esta firma y que su inclusión era responsabilidad de su antiguo
contador, se recibió declaración testimonial a ERNESTO MARIO FURLONE (fs.
618/621 vta.), quien relató que por algo más de diez años llevó la contabilidad
de la familia ALSOGARAY y de un grupo de empresas que los mismos tenían.
Que, para tales empresas confeccionaba los balances anuales y la liquidación
de los impuestos nacionales y municipales mensual y anualmente; y que en
relación a las personas confeccionaba los impuestos a las ganancias y bienes
personales anualmente.
Adujo haber confeccionado las declaraciones juradas de la
nombrada ALSOGARAY, como así también haber asentado en ellas todos los
bienes que la misma le informaba, aclarando que no presentaba ninguna
declaración en la DGI, y que era el cliente quien en definitiva resolvía qué poner
o no en la presentación correspondiente.
Exhibida que le fue la declaración jurada patrimonial que la
imputada presentara ante la Escribanía General del Gobierno de la Nación,
glosada a fs. 242/243, y de la cual surgen los presuntos ingresos percibidos de
la empresa “Estibajes Norte SRL”, manifestó no recordar haber colaborado con
aquélla en la confección de dicha declaración jurada de bienes.
Agregó que conforme surgía de la misma, la encartada recibió
sumas de dinero en concepto de trabajos prestados a la empresa “ESTIBAJES
NORTE”.
7
2.- Honorarios percibidos por convenio celebrado con la firma
“Astilleros Alianza S.A.”
Conforme surge de la documentación colectada en la presente
investigación, obran reservadas en Secretaría fotocopias certificadas de los
sumarios Nº 1561/94, 1563/94 y 1652/94 labrados por ante la DGI.
Se encuentran reservadas también fotocopias de la Orden de
Inspección Nº 406.549-2, surgiendo de las mismas que con fecha 5 de octubre
de 1993 se dispuso la verificación fiscal de la encartada, por intermedio del
Inspector Luis Cabello bajo la supervisión de Jorge del Porto (fs. 1).
Así, a fs. 10/55 se acompañaron fotocopias de las declaraciones
sobre el impuesto a las ganancias y sobre el patrimonio neto de los años 1988,
1989, 1990, 1991, 1992; e Impuesto sobre los Bienes Personales de los años
1991 y 1992.
Asimismo, se agregó a fs. 241 fotocopia del convenio suscripto por
MARIA JULIA ALSOGARAY con ARNALDO MARTINENGHI de la firma
“ASTILLEROS ALIANZA S.A.” con fecha 20 de mayo de 1991, a través del cual
se consignaba que la nombrada participaría en el desarrollo de proyectos que
permitieran a la firma ampliar sus actividades en el campo de las oportunidades
de privatización que se presentaran en el marco de la ley de reforma del
Estado. Se señaló también, que aquella participación incluiría la revisión de los
proyectos presentados, asesoramiento en cuanto a las posibilidades que
abriera el proceso de privatización y la realización de los contactos personales
que fueran necesarios para viabilizar la constitución de nuevas sociedades o
uniones transitorias de empresas que fueran necesarias para la participación de
la empresa en las licitaciones y/o concursos públicos.
Se consignó además que como contrapartida de ello, la nombrada
ALSOGARAY podía participar en el ó los grupos que resultaran adjudicados en
alguna de las licitaciones y/o concursos mencionados o en su defecto cobraría
la suma de u$s 500.000 en dos cuotas, antes del 31 de diciembre de 1991.
En tal estado, obra a fs. 242/243 fotocopias de los recibos de
fechas 30 de septiembre de 1991 y 31 de octubre de 1991 por las sumas de
u$s 300.000 y u$s 200.000, respectivamente, cobradas por aquélla en concepto
de las tareas que refiere haber realizado según el aludido convenio de fecha
20/5/91.
Conforme surge del acta labrada a fs. 245, el convenio en cuestión
carecía del sellado correspondiente vigente para la fecha en que se celebró.
Teniendo en cuenta lo actuado durante la inspección del ente
recaudador, el Inspector Cabello informó a la Jefatura, con fecha 30 de junio de
1994, y en lo que aquí interesa, que:
1.- la tarea llevada a cabo en primer término se centró en el
presunto mayor valor del inmueble de la calle Junín 1435 de esta ciudad y los
bajos ingresos para un presunto consumo elevado;
2.- de la inspección surgieron otros ingresos no declarados en
concepto de honorarios profesionales y retroactividades por sueldos cobrados y
no declarados lo que aumentó el consumo originariamente declarado;
3.- los hechos advertidos determinaron diversos ajustes que la
contribuyente conformó presentando las respectivas declaraciones juradas y
pagando los saldos resultantes;
4.- con relación a las Ganancias del año 1991 se detectaron
honorarios no declarados provenientes de un convenio privado firmado con la
empresa “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” por un monto de U$S 500.000;
5.- respecto del Impuesto de Sellos del año 1991 se gravó con el
mismo el convenio firmado con ASTILLEROS ALIANZA S.A. por u$s 500.000;
8
6.- con relación al Impuesto al Valor Agregado del año 1991, se
determinó la responsabilidad que frente al mismo le correspondía a la
contribuyente por cuanto los honorarios percibidos en el año 1991, y cuyo
monto ascendió a $ 595.500, habían superado en mucho los mínimos
establecidos para no ser responsable inscripta.
Por su parte, el Contador Ernesto Mario Furlone señaló, con
relación a la declaración jurada de bienes personales y ganancias obrante a fs.
25/31 y 33/34, que existía una declaración jurada original y luego una
rectificativa donde aparecían nuevos ingresos, entre ellos el incremento en la
suma de $ 601.937 cuando anteriormente eran $ 101.937 existiendo una
diferencia en los ingresos de $ 500.00 que eran los fondos percibidos de la
firma “ASTILLEROS ALIANZA”, debiendo existir en dicha firma un recibo
extendido por la nombrada ALSOGARAY. Agregó también que desconocía que
aquélla hubiera percibido honorarios tan elevados con anterioridad al año 1991.
Asimismo, negó haber recibido suma de dinero alguna para hacer frente al pago
de las obligaciones de aquéllas con el fisco, excepto el correspondiente a sus
honorarios como contador.
Por otro lado, conforme surge de las constancias obrantes a fs.
651 y vta., el día 23 de octubre de 1996, el Subinspector Marcelo F. Mereles, de
la División Investigaciones Preventivas de la Policía Federal, se constituyó en el
domicilio de la calle San Martín 140, piso 16º de esta ciudad, lugar en el que
funcionaban las oficinas de la empresa “ASTILLEROS ALIANZA S.A.”, ocasión
en la cual, en presencia de los testigos requeridos al efecto, el asesor contable
de la firma, Sergio Alfredo Iglesias, hizo entrega de un Libro Copiador General
Nº 34, registro otorgado por la Inspección General de Justicia B-11799 de fecha
8/6/90 con folios 1 al 1000, rubricado hasta el folio 685; un Libro Copiador
General Nº 33, B-11798 de fecha 8/6/90 con folios 1 al 1000 con rúbrica
completa; un Libro Copiador Inventario y Balances Nº 3 C-14491 de fecha
19/9/94 con rúbrica hasta el folio 76; un libro de Actas Directorio y Asamblea Nº
4 A-02079 de fecha 4/3/86 con rúbrica completa; un Libro de Actas y Directorio
Asambleas Nº 5 B-4000 de fecha 27/3/90 con rúbrica hasta el folio 96; cinco
biblioratos identificados como Asiento de Diario del año 1991 comprendiendo
los períodos de marzo a diciembre; dos biblioratos identificados como Asientos
Diario del año 1992 comprendiendo los meses de enero a agosto; dos
biblioratos identificados como Facturas 31/12/1991 y 1/1/92; un bibliorato
identificado Asiento de Diario de septiembre de 1992 a febrero de 1993; cuatro
biblioratos de Ordenes de Pago de los meses de abril y noviembre de 1991;
cinco biblioratos de Ordenes de Pago de los meses de febrero a diciembre de
1992; un bibliorato identificado como Conciliaciones Bancarias Ejercicio 90/91; y
una carpeta con detalles de ingresos y egresos desde marzo de 1991 hasta
octubre de 1995.
Asimismo, a fs. 677/678 se certificó que la firma “ASTILLEROS
ALIANZA S.A.” poseía diversos pedidos de quiebra y un concurso preventivo en
trámite por ante el Juzgado Comercial Nº 10, Secretaría 20, bajo el registro Nº
63.129 siendo la fecha de presentación del concurso el 5 de abril de 1991.
Además se determinó que el último pedido de quiebra había sido efectuado por
Martín Narvaez el 4 de junio de 1996; y que el síndico interviniente era
Francisco Lavalle.
A fs. 682/684 se recibió declaración testimonial a Arnaldo
Martinenghi, presidente de la firma “ASTILLEROS ALIANZA S.A.”, quien -entre
otras cosas- relató que el anterior presidente de la empresa era el Sr. Norberto
Rodríguez Lamas; que no obstante ello, tenía un poder general amplio de
administración y disposición otorgado por el directorio.
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Relató que en el año 1991, la empresa firmó un convenio con
María Julia Alsogaray para que ésta los asesorara con el fin de prepararse para
competir en cualquier privatización que el Estado Nacional hiciere, y la
posibilidad de conseguir algún socio externo dada la vinculación de la
nombrada con Estados Unidos.
Exhibida que le fue la fotocopia del convenio aludido, refirió que lo
reconocía y que no obstante no ser el presidente de la empresa para esa
época, igualmente firmó dicho convenio por cuanto tenía el poder general
aludido y poseía el 94% del paquete accionario.
Asimismo agregó que los quinientos mil dólares convenidos
efectivamente fueron abonados, no recordando cuál fue la forma de pago, así
como también que el trabajo había consistido en asesoramiento técnico,
privatizaciones que no pudieron ganar y que los había contactado con firmas
internacionales a efectos de asociarse, extremo que no se concretó.
En otro sentido, precisó que la contratación había sido tratada en
Asamblea por el directorio y que el contrato en cuestión, debía estar asentado
en algún ítem por rubro del balance del 31 de agosto de 1991, por cuanto el
mismo era de mayo de ese mismo año. Además, dijo no reconocer el agregado
en lápiz que obraba al pie de la planilla de ingresos y egresos de fondos
correspondientes al mes de noviembre de 1991, y que rezaba “15/11
5.000.000.000”, al tiempo que señaló que desconocía los motivos por los cuales
no figuraba el egreso de quinientos mil dólares con motivo del convenio de
marras.
En tal estado, la empresa acompañó fotocopias certificadas del
poder aludido por Martinenghi, fotocopias del listado de los directorios de la
empresa desde 1989 hasta 1996, fotocopia del copiativo Diario General Nº 34
en el que con fecha 15/11/91 se registró el pago de u$s 500.000 a María Julia
Alsogaray, señalándose además que dicho pago fue puesto en conocimiento
del síndico Lavalle a través del informe mensual de ingresos y egresos (vide fs.
686/713). Cabe señalar que el documento relacionado con el libro Diario
General Nº 34 fue agregado en original a fs. 715.
A fs. 720/722 vta. se recibió declaración testimonial a Francisco
Lavalle, síndico en los autos caratulados “ASTILLEROS ALIANZA S.A.
s/concurso preventivo”, quien relató que la firma mencionada entró en concurso
el 5 de abril de 1991, realizándose el 29 de noviembre de 1991 la junta de
acreedores en la cual, por mayoría, se aprobó la propuesta de pago efectuada
por la concursada. Que, al respecto la firma estaba cumpliendo en forma
parcial, encontrándose en vías de negociación con respecto a algunos
acreedores.
Refirió que no obstante encontrarse en concurso, pudo haberse
efectuado la erogación de u$s 500.000 mencionada en el documento glosado a
fs. 715, sin pedir autorización al Juzgado en el que tramitaba el concurso
aludido, por cuanto la empresa conservaba en aquel período la administración
de sus bienes. Señaló que dentro de la información general que debía
suministrarse al juzgado, se encontraba incluida aquella operación; que al
verificarse la misma se le exhibió el contrato de prestación de servicios y el
pago de la suma aludida mediante dos recibos, uno de u$s 200.000 y otro de
u$s 300.000.
Indicó que dicha operación le llamó la atención, razón por la cual
solicitó los comprobantes que la avalaran; y que como síndico no poseía
facultades para oponerse. Agregó que sólo verificó a través de los libros
contables de la empresa el ingreso de u$s 500.000 por un préstamo de la firma
“ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION”; empresa que formaba parte de la
10
masa concursal por otro crédito que aquélla tenía -anterior al 5 de abril de 1991.
Señaló también que “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” en alguna
oportunidad solicitó autorización para vender algún bien registral, para lo cual él
dio su opinión favorable, siempre y cuando los fondos provenientes de la venta
ingresaran a la sociedad.
En otro orden, a fs. 731 y vta., informó que la firma “ZEAL
INTERNATIONAL CORPORATION” tenía su sede social y domicilio real en la
calle 39 y Av. Justo Arocemena oficina 4-36 en la ciudad de Panamá, República
de Panamá, habiendo constituido domicilio en la calle Carlos Pellegrini 1069 de
esta ciudad. Asimismo, hizo saber que el mandatario general de dicha sociedad
era Bernardo Pombo.
Dada intervención a los contadores oficiales Laurence y Podestá,
a fs. 726 y vta., el primero de ellos señaló que habiendo analizado la
documentación colectada, surgía un asiento en el Libro Copiador de Diario Nº
34 a fs. 618, en el cual figuraba un pago efectuado con fecha 15 de noviembre
de 1991 a María Julia Alsogaray por u$s 500.000 ó A 5.000.000.000 y un
préstamo otorgado por la firma “ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION” a
“ASTILLEROS ALIANZA S.A.” por la misma cantidad.
Señaló además el informe en cuestión, que dicho asiento carecía
de respaldo documental; y que según surgía del Libro Inventario y balance, los
ejercicios 1991 y 1992 fueron contabilizados en 1994, figurando en los mismos
como presidente Arnaldo Martinenghi, lo cual se contradecía con el Libro de
Actas de Directorio y Asambleas en el cual figuraba como presidente Rubén
Adrián Martinenghi.
Por otro lado, requerida información de interés al Juzgado
Comercial Nº 10, Secretaría 20, se informó a fs. 740/742 -entre otras cosasque:
1) La firma “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” solicitó la formación de su concurso
preventivo el 5/4/91, y el 27/12/91 se homologó judicialmente el acuerdo votado
favorablemente por los acreedores en la Junta respectiva.
2) En el Informe General en el Capítulo Pasivo “Originados con posterioridad a
la presentación en concurso preventivo” no se incluyó a MARIA JULIA
ALSOGARAY entre los acreedores posteriores, es decir en aquellas deudas
contraídas después del 5/4/91.
3) Respecto de los libros contables de la firma se puntualizó que, en el Libro
Copiador Diario General Nº 34, el último registro contabilizado era el
correspondiente al día 5 de abril de 1991 y en el Libro Actas de Directorio y
Asambleas Nº 5 la última acta transcripta que lleva el nº 645 es la
correspondiente a la Asamblea General Ordinaria del 15/10/91 que aprobó la
Memoria y Balance General al 31/8/990; aclarándose que de la compulsa del
citado libro, no surgió que hasta el 15/10/91 fuera tratado por el Directorio de la
concursada el convenio celebrado el 20/5/91 con la citada ALSOGARAY ni
tampoco lo fuera en las posteriores actas de directorio labradas hasta el
14/10/96, última acta registrada.
4) La operación de pago de quinientos mil dólares a la nombrada ALSOGARAY
aparece registrada el 15/11/91 en el Libro Copiador General Nº 34.
5) La Sindicatura examinó el Libro Copiador Diario Nº 34 a la fecha del Informe
General (7/11/91) el cual se hallaba registrado hasta el 5/4/91.
6) “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” no incluyó en la lista de acreedores
posteriores al concurso a MARIA JULIA ALSOGARAY.
7) Con referencia al flujo de fondos, la concursada entregó los correspondientes
hasta el 30/9/91.
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8) En las reuniones de directorio anteriores y posteriores al 20/5/91 la operación
no fue tratada.
9) Ni el crédito originado por la firma del convenio ni el pago de los honorarios
fueron puestos en conocimiento de la Sindicatura.
10) El informe elaborado por la Sindicatura respecto de la operación en cuestión
no fue observado por el Tribunal.
A fs. 809/810 vta. se recibió declaración testimonial a Bernardo
Aníbal Pombo, quien relató que sólo en el año 1989 recibió un poder del Dr.
Daniel SOSA DIAZ como presidente de “ZEAL” para realizar algunos trámites
en este país. Que a partir del mes de octubre de ese año no tuvo más noticias
de la empresa mencionada, razón por la cual no pudo haber firmado ninguna
documentación en el año 1991. Relató que sólo recordaba que la firma en
cuestión asumió una deuda que “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” tenía con el
BANADE.
En tal estado, se agregaron fotocopias de la documentación que la
firma “ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION” presentara en el concurso
preventivo de la empresa “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” (confr. fs. 815/872).
Dada la intervención correspondiente a los peritos contadores
oficiales, el Contador Eduardo Laurence informó a fs. 876 y vta. que, analizada
la documentación de la firma “ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION” nada
surgía en relación a la suma de u$s 500.000 cuestionada. Tampoco existían
constancias que dichos fondos hubieran ingresado al país provenientes del
exterior. Señaló además que resultaba llamativo que dicha empresa hubiera
prestado a “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” la suma en cuestión, luego de
haberse presentado ante el síndico del concurso de aquella solicitando la
verificación de sus créditos por un total aproximado de u$s 32.863.206.
Requerida a “ASTILLEROS ALIANZA S.A”, la remisión de la
documentación respaldatoria del préstamo en cuestión, a fs. 896 se señaló que,
al haberse declarado la quiebra de la empresa, la documentación requerida se
encontraba en poder del síndico interviniente.
En otro orden, los especialistas del Cuerpo de Peritos Contadores
Oficiales, indicaron, en el informe fechado el 18 de noviembre de 1999, que no
podía establecerse el circuito previo de los u$s 500.000 que la firma
“ASTILLEROS ALIANZA S.A.” habría recibido en préstamo, puesto que dicho
importe aparecía en un asiento sin indicación del número de orden de pago,
indicando que era un préstamo de Zeal International Corporation; así como
también que la documentación existente en las fs. 711/712 eran dos recibos de
la Ing. Alsogaray, que no se compadecían con los registros contables de fs.
715, donde no se registra salida de fondos, concluyéndose que ese asiento
evidenciaba que el dinero prestado por Zeal no había pasado por la cuenta Caja
de la empresa.
Señalaron también que ninguno de los tres síndicos intervinientes
en la quiebra del astillero -Lavalle, Beker y García- tuvieron en su poder los
papeles de trabajo, informes o dictámenes relacionados con la labor cumplida
por la encartada en virtud del convenio.
Oídos que fueron bajo juramento parte de los integrantes del
directorio y sindicatura del astillero, Hilda Gutiérrez -quien se desempeñara
como síndico y miembro del directorio- (fs. 2603/2611), relató que al poco
tiempo de entrar la empresa en concurso preventivo (abril de 1991), el Juez
Comercial ordenó la suspensión de la construcción de dos buques, lo que
determinó que se buscaran nuevas alternativas para generar ingresos y poder
hacer frente al acuerdo con los acreedores.
Que esa circunstancia llevó al Directorio a contratar los servicios
de María Julia Alsogaray para hacer un proyecto de reconversión del Astillero, a
12
propuesta del Sr. Arnaldo Martinenghi, no recordando los motivos por los cuales
fuera elegida.
En este sentido, indicó que si bien no recordaba específicamente
lo sucedido, había concurrido en su calidad de Síndico a la reunión de directorio
donde se trató el tema referente a la contratación de Alsogaray, habiéndose
dejado asentado en el libro de actas de directorio.
Afirmó no recordar haber escuchado en una reunión de directorio
que se hablara de la propuesta de contratación de Alsogaray, indicando que
tampoco recordaba si dicha operación había sido incluida en el orden del día.
Ante la exhibición de los libros de directorio, donde no surge el
tratamiento de la contratación, refirió que seguramente se debieron haber
tratado los aspectos referentes a la reconversión del Astillero, pero
específicamente la celebración del convenio con la imputada supuso no se
trató.
Asimismo, mencionó que no tuvo ninguna participación personal
en proponer la contratación de los servicios de Alsogaray, y que la Sindicatura
a su cargo no efectuó ninguna observación en torno a dicha operación. Sin
perjuicio de ello, reconoció el convenio cuya copia luce glosada en el
expediente de la DGI y las facturas y recibos de fs. 711/12.
En otro orden, indicó que si bien no era frecuente que Arnaldo
Martinenghi suscribiera los contratos celebrados por la sociedad, el nombrado
tenía un poder amplio de disposición y administración que lo facultaba.
En cuanto a la forma en que la empresa implementaba las
compras y pagos, explicó que, antes del concurso, se emitía una orden de
compra o se firmaba un contrato; luego se recibía la factura y se requería la
conformidad por la recepción de la mercadería o por el servicio prestado al
sector correspondiente; finalmente, con todos los antecedentes se pasaba al
área de contaduría para concretar el pago.
Agregó que durante el concurso preventivo, el organigrama fue
modificado, dado que ya no se emitían órdenes de compra; las facturas eran
conformadas por quien hubiera efectuado la contratación y pasaba luego al
área de contaduría, para su pago.
Afirmó que el Síndico del concurso -Lavalle- fue informado de la
contratación, y que pidió y verificó todos los antecedentes de dicha operación,
probablemente en la época que se efectuó el pago, en noviembre de 1991.
Al ser interrogada sobre el asiento del Libro Copiador nº 34 (fs.
715 de la causa), indicó que el respaldo documental del mismo debió estar
conformado por las facturas y recibos antes exhibidos. Que los fondos
abonados a Alsogaray carecían de orden de pago, por cuanto se trató de un
pago en efectivo, aclarando que las órdenes de pago se emitían para las
erogaciones en cheque.
Que el dinero abonado se originó en un préstamo de la firma ZEAL
INTERNATIONAL CORPORATION, que tenía créditos verificados en el
concurso, desconociendo dónde se celebró la operación de pago a Alsogaray.
En cuanto a la labor desarrollada por la imputada, señaló que
nunca tuvo a la vista el proyecto, pero que sí vio un video relativo a la
construcción de las viviendas industrializadas, que fue acompañado junto al
diseño, aclarando que el asesoramiento nunca se materializó.
Por su parte, Guillermo Enrique Anzorena (vide fs. 2636/2641)
refirió que ingresó a la empresa Astilleros Alianza S.A. en julio de 1975,
cumpliendo funciones hasta mayo de 1991, actuando como contador interno y
ocupando el cargo de Síndico cuando el mismo estaba vacante; no habiendo
tenido conocimiento personal sobre un convenio celebrado entre la firma y
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María Julia Alsogaray, ni tampoco escuchó hablar del tema, aclarando que
luego se enteró a través de medios periodísticos.
En lo atinente a los pagos en efectivo, ilustró en el sentido de que
eran normalmente por cifras pequeñas, y en dichas situaciones no se emitía
orden de pago, dado que se utilizaban fondos de caja chica; se acumulaban las
boletas y cuando la caja chica debía ser rendida, se emitía una orden de pago
para reponerla.
Al ser interrogado Rubén Omar Ceci (vide fs. 2652/55), manifestó
haber trabajado en la empresa desde 1976. Que en el año 1991 la situación de
la sociedad era difícil como consecuencia de la construcción del Puente del
Riachuelo y que según tenía conocimiento, dicha circunstancia había motivado
el análisis sobre la posibilidad de transformación de la firma.
Expresó que si bien en aquella época no tenía contacto directo
con el Directorio, recordaba que se habían iniciado contactos con la Ing. María
Julia Alsogaray, aclarando que había oído al respecto en reuniones informales
con personal de niveles gerenciales de producción; desconociendo el convenio
que se le exhibiera.
Por su parte, Hugo Oscar Vidal (vide fs. 2731/35), manifestó que
ingresó a Astilleros Alianza S.A. en 1979, aclarando que desde 1987 hasta
agosto de 1992 estuvo cumpliendo funciones en el Consejo de Vigilancia de la
empresa, ingresando como Síndico Suplente.
Que sin perjuicio del cargo que ostentó, no actuaba en la parte
contable de la sociedad, sino que realizaba tareas relacionadas con los
mayores costos de la construcción de buques, indicando que quien se
encargaba de los aspectos contables era la Contadora Hilda Gutiérrez.
Respecto al convenio celebrado entre Alsogaray y Astilleros
Alianza S.A., refirió no haber escuchado hablar sobre el tema, así como
tampoco reconoció el contrato glosado en copia a fs. 241 del expediente
administrativo de la DGI.
Comentó que en términos generales todos los pagos debían tener
una orden, pero que podían existir excepciones, contablemente correctas, dado
que la falta de una no invalidaba la operación.
Finalmente, Jorge Ricardo Cejas (vide fs. 2794/2800), quien se
desempeñó en el área jurídica de la firma desde 1972, manifestó haberse
ocupado entre 1990 y 1991 de los aspectos legales de los contratos de
construcción naval.
Manifestó no haber tenido conocimiento de la celebración de
convenio alguno entre la sociedad y María Julia Alsogaray; que no podía
precisar las fechas, pero que recién en 1994 ó 1995 Hilda Gutiérrez le comentó,
en una charla informal, sobre un problema relativo a un contrato entre las
citadas partes, relacionado con una inspección de la DGI y un problema de la
imputada con su contador.
Afirmó que era frecuente que Arnaldo Martinenghi firmara los
contratos, dado que era el accionista mayoritario y porque tenía un poder
especial de administración y disposición de la sociedad. Argumentó que se
trataba de una empresa muy personal, por lo cual en muchas oportunidades
Arnaldo Martinenghi llamaba por teléfono al área de legales y daba las
directivas sobre las características de los proyectos de contrato del Astillero.
En otro sentido, manifestó que Zeal International Corporation era
una empresa financiera extranjera, habiendo intervenido durante 1987/89 en
varias operaciones entre la misma y el astillero, algunas de las cuales se
desarrollaron en Uruguay, tratando en tales oportunidades con Daniel Sosa
Díaz y el Dr. Bernardo Pombo. Precisó que se trataba de una empresa
panameña, sin asiento en Buenos Aires, y que al concurrir a Uruguay había
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sido atendido por Sosa Díaz en su estudio jurídico, pero que nunca estuvo en
un lugar que fuera sede de la firma, aclarando que no le constaba que Arnaldo
Martinenghi fuera su dueño, director y/o accionista.
Teniendo en cuenta que parte de los libros contables de Astilleros
Alianza S.A. desaparecieron con posterioridad a la presente investigación (ver
constancias de fs. 2501/07), y atento los informes producidos con anterioridad
por el Secretario Contable del Cuerpo de Peritos Contadores Oficiales, Eduardo
Laurence, se dispuso escuchar al nombrado en declaración testimonial (vide fs.
2745/50), quien acompañó copia de sus papeles de trabajo (vide fs. 2751/64).
En dicha oportunidad ratificó el informe de fs. 726, y explicó que la
afirmación que efectuara, relativa a que los ejercicios cerrados en 1991 y 1992
fueron contabilizados en el año 1994, tiene su razón de ser en el hecho de que
el Libro Copiador de Inventario y Balance nº 3, Letra C, nº 14491, que tuvo a la
vista al elaborar el informe, estaba rubricado recién el 19/9/94 por la Inspección
General de Justicia.
De tal modo, todo lo transcripto en el libro fue con posterioridad a
la fecha de rúbrica por el organismo estatal y con anterioridad a esa fecha, el
libro estuvo en blanco.
Con relación a lo expresado en la segunda parte del informe,
referente al presidente de la sociedad, aclaró que a fs. 48 del Libro de Actas de
Asamblea y Directorio nº 5 (acta nro. 637 del 30/4/91), figura como presidente
de Astilleros Alianza S.A. Rubén Adrián Martinenghi y como apoderado general,
Arnaldo Martinenghi.
Así, al momento en que fueron transcriptos los balances
correspondientes a los ejercicios 1991 y 1992, en el libro de Inventarios y
Balance en el año 1994, se asentó erróneamente como Presidente a Arnaldo
Martinenghi.
Con respecto al registro en el Libro Copiador Diario nº 34 de la
operación comercial con María Julia Alsogaray, refirió que le llamó la atención
que no existiera un ingreso de caja o banco, porque de la forma en que está
anotado el asiento, se conforma de un pasivo a favor de Zeal International
Corporation y hay un egreso por honorarios pagados por la misma cifra.
Puntualizó que no había en dicho asiento contable constancia de
cómo ingresaron los fondos a Astilleros Alianza S.A. (si fue, por ejemplo, a
través de una transferencia), aclarando además que desconocía si existió un
convenio entre la firma mencionada y Zeal, dado que nunca lo tuvo a la vista.
Que tampoco existía constancia de una orden de pago que
justificara el egreso de la suma aludida, señalando que había advertido que la
operación no figuraba en el listado de ingresos e egresos del mes de noviembre
de 1991, como así tampoco en el resumen de saldo al 30/11/91.
Explicó que, según la documentación que había tenido a la vista,
figuraba al pie del listado de ingresos y egresos una anotación manuscrita que
rezaba “15/11 5.000.0000.0000", cifra que supuestamente aludiría a los montos
del convenio entre Alsogaray y Martinenghi (ver además fs. 2763), teniendo en
cuenta la fecha y el monto, y su correlato con los recibos emitidos por María
Julia Alsogaray.
Al respecto afirmó que no era práctica común y no tenía validez
contable o documental una cifra manuscrita que no integra en la forma
correspondiente el estado contable de que se trata, aclarando que por no figurar
el dinero como ingresado en el Libro Copiador Diario, dichos fondos tampoco
pueden figurar en el listado de ingresos y egresos.
Puesto en otras palabras, el libro diario, de la forma que está
registrado el asiento, refleja la mera expresión patrimonial de una deuda y una
supuesta salida de fondos, porque no hay una orden de pago, una caja, un
15
banco que intervengan; mientras que el listado de ingresos y egresos expresa
el movimiento de fondos de la empresa.
Manifestó que en los libros de acta de directorio y asamblea no
surgía el tratamiento del pago de honorarios a María Julia Alsogaray. Que
tampoco figuraba en el Libro Inventario la suma de u$s 500.000, lo cual era
contable y operativamente grave, por cuanto de haber existido dicha operación,
tendría que encontrarse reflejado en alguno de los estados contables.
Asimismo explicó que, según sus anotaciones en los papeles de
trabajo, la empresa habría registrado en el ejercicio de 1991, una pérdida de
australes de 311.612.800.175 y en el año 1992 otra pérdida de $ 6.778.960,04.
Expresó también que no había ninguna mención sobre si el monto de u$s
500.000 tuvo algún tipo de interés o costo financiero sobre el capital, ni tampoco
sobre el período de vencimiento o devolución del préstamo, aclarando que los
montos no figuraban en los estados contables al 31/8/91 y al 31/8/92, como
pasivo ni su previsión para el pago.
Puntualizó que de la documentación tenida a la vista, tales como
los asientos de diario, órdenes de pago, facturas, conciliaciones bancarias, y
dentro de los que son salidas de fondos, listado de honorarios, extractos de
cuenta corriente, todos correspondientes al período 1991/1992, no surgía de
ellos evidencia alguna del ingreso y/o egreso de las sumas aludidas.
Concluyó que en todo ello se fundamentaba la afirmación acerca
de la inexistencia de documentación de apoyo del asiento del libro copiador
diario nº 34.
En relación a la firma ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION,
cabe señalar que tratándose de una empresa extranjera, no se encuentra
inscripta en la Inspección General de Justicia (ver fs. 1704/5 y 1711/13).
Por su parte, el Departamento Interpol de la Policía Federal, hizo
saber que la firma en cuestión no desarrolla actividad comercial ni operaba
físicamente en Panamá, al no pagar el impuesto al Tesoro (ver fs.2509/10 y
2601/02), no encontrándose tampoco antecedentes en el Registro de Comercio
de la República Oriental del Uruguay (ver fs. 3178/81).
Recibido el testimonio de Antonio Guillermo Gómez Riera, dijo ser
apoderado judicial de la empresa exclusivamente para dos juicios que
tramitaban ante los Juzgados nº 4 y 5 del Fuero Contencioso Administrativo,
habiéndose presentado en ellos ZEAL, en virtud de que “ASTILLEROS
ALIANZA” le había cedido el crédito reclamado en dichos juicios.
Asimismo señaló que su intervención en tales procesos judiciales
lo fue a partir del año 1997 y por ese motivo nada sabía en relación al supuesto
préstamo de u$s 500.000 otorgado al astillero en el mes de noviembre de 1991.
Agregó además que ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION era
una empresa con domicilio real en la ciudad de Panamá, desconociendo la
actividad que la misma desarrollaba.
Profundizando la pesquisa en relación a la firma de mención, a fs.
2399/2403, se recibió declaración testimonial a Jacobo Beker -quien se
desempeñara como síndico de la quiebra de Astilleros Alianza- oportunidad en
la que refirió que Zeal se trataba de una empresa fantasma panameña ya que
no pudo contactarse con sus dueños pese haberlo intentado.
Por su parte, en relación al pago de los u$s 500.000 ya señalados,
manifestó que en el Juzgado Comercial donde tramitaba la quiebra de Astilleros
Alianza S.A., a instancia del propio Juzgado, se había iniciado un Incidente de
investigación y medidas cautelares, donde realizó diferentes presentaciones, y
de las cuales acompañó copias a la presente causa (vide fs. 2395/98).
16
Relató que en el expediente comercial no se contaba con
constancias relativas a un préstamo que Zeal International Corp. concediera al
astillero por la suma de $ 500.000.
Asimismo, señaló que, teniendo en cuenta las sumas de dinero
comprometidas (u$s 500.000), Astilleros Alianza S.A., al encontrarse en
concurso preventivo, debió requerir para tal operación la autorización judicial
pertinente.
Por otra parte, analizadas las copias que acompañara el
nombrado Beker, es del caso señalar la presentación glosada a fs. 2397/98, en
la cual, aquél informó al Juez Comercial: “Que luego de la respuesta obrante
por parte de la Ingeniera María Julia Alsogaray, ... al oficio cursado por el
Juzgado Comercial, en que la misma reconoce haber percibido la suma de $
500.000 de la empresa ahora fallida con fecha 15 de noviembre de 1991,
aunque no agrega constancia alguna que acredite que los trabajos que
menciona fueron efectivamente realizados.... El contador Juan Francisco García
informó que carece de documentación que avale lo manifestado por la Ingeniera
Alsogaray.... Constituido en dicho domicilio [el del ex-Síndico Francisco
Lavalle], esta Sindicatura requirió la entrega de documentación al respecto,
habiéndose informado que la misma nunca le fue suministrada al Dr. Lavalle...”,
concluyendo más adelante que: “Ante la falta de elementos que determinen la
calidad de los trabajos presuntamente realizados por la Ingeniera Alsogaray, se
podría presentar en la especie las características de la prejudicialidad en
materia penal, consagrado en el artículo 1101 del Código Civil...”.
Asimismo, se recibió declaración testimonial a Juan Francisco
García (vide fs. 2084/87), quien también actuara como síndico de la quiebra del
Astillero desde el mes de febrero de 1997 hasta la actualidad, oportunidad en la
que afirmó no haber tenido a la vista, ni tampoco le constaba que existieran en
poder del Juzgado Comercial, papeles de trabajo o informes elaborados por
María Julia Alsogaray en cumplimiento del convenio celebrado con la fallida.
Agregó también que desconocía cuáles fueron los servicios que
Alsogaray prestó a Astilleros Alianza S.A., señalando que era evidente que la
situación del astillero no había mejorado por cuanto el mismo quebró.
3.- Ingresos provenientes del art. 1º de la ley “S” 18.302 (fondos
reservados).
Tal como se desprende de las declaraciones juradas impositivas
colectadas en la investigación, y siguiendo la sistematización efectuada por los
peritos contables a fs. 1801/1825 vta., punto 1, la imputada incluyó como
ingresos en los respectivos períodos fiscales, fondos que identificó como
provenientes del art. 1º de la ley “S” 18.302.
Así, los montos incorporados por tal concepto fueron:
año 1992: $ 86.000
año 1993: $ 120.000
año 1994: $ 120.000
año 1995: $ 96.000
año 1996: $ 104.000
año 1997: $ 96.000.
De inicio cabe apuntar que la ley de mención establece que a
partir de su sanción sólo podrán incluirse créditos destinados a atender gastos
de carácter Reservado y/o Secreto de acuerdo al régimen establecido en el
Dec.-Ley 5315/56 "S", en el presupuesto de los siguientes organismos: Unidad
de Organización -Presidencia de la Nación-, Comando en Jefe del Ejército,
Comando en Jefe de la Armada, Comando en Jefe de la Fuerza Aérea,
17
Secretaría de Inteligencia de Estado, Dirección Nacional de Gendarmería,
Prefectura, Policía Federal y Dirección del Servicio Penitenciario Federal.
Por otro lado, se encuentran agregados al legajo diferentes
informes de los que puede concluirse que a la Secretaría de Recursos
Naturales y Ambiente Humano, durante los años 1992/99, no le fueron
asignadas partidas correspondientes a fondos reservados.
En ese sentido, a fs. 2538, la Comisión de Presupuesto y
Hacienda de la Honorable Cámara del Diputados de la Nación informó que en
virtud del decreto Ley “S” 5315 de 1956 ratificado por la Ley “S” 18.302 de
1969, se estableció que los usos de los gastos reservados “comprende
exclusivamente a los organismos que tengan servicios atinentes a la seguridad
del Estado”, disponiéndose asimismo que los organismos que pueden realizar
esos gastos son exclusivamente, los autorizados taxativamente por ley.
Por otra parte, informaron que durante los ejercicios 1989/93 sólo
estaban autorizadas para realizar dichos gastos, la Presidencia de la Nación,
Secretaría de Inteligencia del Estado, Ministerio de Defensa y Ministerio de
Relaciones Exteriores, incorporándose en 1994 el Ministerio del Interior.
También hicieron saber que en virtud de la ley 24.156 de
Administración Financiera, los gastos reservados correspondían a “Partida
Parcial 3.9.2 Gastos Reservados”; y que en el Proyecto de Presupuesto
Nacional que era presentado por el Poder Ejecutivo al Poder Legislativo para su
aprobación, los Gastos Reservados estaban comprendidos en el Inciso 3.
Servicios no Personales.
La Dirección General de Asuntos Jurídicos y el Director Nacional
de Impuestos de la AFIP, por su parte señalaron que la Secretaría de Recursos
Naturales no se encontraba dentro de los organismos autorizados para recibir y
administrar fondos reservados (vide fs. 2551/2595).
A fs. 2900, luce un informe de Carmen I. Giachino de Palladino, a
cargo de la Contaduría General de la Nación, quien hace saber que de acuerdo
a lo informado por la Oficina Nacional de Presupuesto, la Secretaría de
Recursos Naturales y Ambiente Humano no ha percibido fondos reservados
durante los años 1993 a 1999.
También se encuentran glosadas actuaciones remitidas por el
Subdirector General de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Economía (fs. 3223),
consistente en copia del dictamen del Licenciado Alcides Saldivia, Subdirector
de la Oficina Nacional de Presupuesto, del que surge que desde el ejercicio
1993 (año en el que se implementó el sistema de información financiera) hasta
1999, en la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable no se
ejecutaron créditos en las partidas 1.1.5 - Otros Gastos en personal, 3.9.2Gastos Reservados y 4.3.9 -Equipos Varios, aclarando que dichas partidas eran
las que utilizaban las jurisdicciones autorizadas a realizar gastos encuadrados
en la Ley “S” 18.302, dentro de las cuales no estaba comprendida la citada
Secretaría.
Asimismo se anexó informe de la Contaduría General de la
Nación, adjuntando fotocopia de la planilla de ejecución presupuestaria
correspondiente al año 1992 en la cual se verifica la no ejecución en la partida
presupuestaria 1290.251 “Erogaciones Reservadas” (fs. 3226).
Por su parte la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo
Sustentable, a fs. 3398/3429, hizo saber acerca de remuneraciones, gastos
protocolares y reintegros por viáticos de la nombrada, no mencionándose la
recepción de fondos reservados.
4.- Donación recibida de sus padres.
18
También a partir del contenido de las declaraciones juradas
impositivas incorporadas durante la investigación, se detectaron ingresos en
concepto de donaciones sin cargo, por la suma de $ 205.000 en el año 1993 y $
658.769 en el año 1994.
De la actuación notarial en que se plasmara dicha donación
(escritura nº 423, pasada por ante el Registro del Escribano Jorge Ledesma), se
desprende que con fecha 18 de julio de 1994, sus padres -Alvaro Carlos
Alsogaray y Edith Lea Ana Gay- declararon haber entregado en donación a la
encartada y con anterioridad a ese acto, las siguientes sumas: el 29/3/93 u$s
205.000, el 18/5/94 u$s 250.000 y el 13/7/94 u$s 408.769.
Teniendo en cuenta tamaña liberalidad, se profundizó sobre el
origen de tales montos a través de las declaraciones juradas presentadas por el
Ing. Alvaro Alsogaray ante la A.F.I.P., constatándose a través de aquellas
correspondientes a los años 1993 y 1994, que había declarado la entrega a su
hija de las sumas de dinero precedentemente expuestas, imputándolas dentro
del rubro 2 de la declaración jurada en “Justificación de las variaciones
patrimoniales y erogaciones del año”, como una exteriorización regida por la ley
24.073 de $ 165.000 y $ 654.617,41, en cada año, respectivamente.
Con posterioridad, la defensa acompañó copia de las
declaraciones juradas de impuesto a las ganancias de los años 1993 y 1994 y
formulario 483 de la D.G.I., junto con el certificado bancario que da cuenta de la
exteriorización de Letras de Tesorería ROU por un valor nominal de 707.000 ó
u$s 696.935,03 y del pago de $ 13.799,31 en concepto de impuesto especial
conforme ley 24.073.
Recibida declaración testimonial al corredor de bolsa uruguayo,
Mauricio Cukier Solnica, manifestó que Alvaro Alsogaray era cliente suyo,
reconociendo haber realizado para el nombrado operaciones a partir del año
1990, referente a la compra de Letras de Tesorería que son títulos de la deuda
pública que emite el gobierno uruguayo con vencimiento a corto plazo.
Aportó en dicha oportunidad un legajo en el cual luce una síntesis
de los movimientos y transferencias evidenciadas por las Letras adquiridas y su
renta, juntamente con los comprobantes respaldatorios de dichas operaciones y
copias de las transferencias bancarias ordenadas por el Ing. Alsogaray.
Explicó que Alvaro Alsogaray invirtió en 1990 la suma de u$s
671.176,31 efectuando retiros por un total de u$s 823.000 hasta el año 1994 u$s 165.000 el 29/3/93, u$s 250.000 el 14/4/94 y u$s 408.000 el 11/7/94-, por lo
que dicha inversión le produjo en cuatro años una ganancia estimada de u$s
152.000.
Por otra parte, puntualizó que el dinero invertido originariamente
por Alvaro Alsogaray para la compra de las Letras en cuestión, le fue entregado
en efectivo en forma personal por el nombrado en sus oficinas.
5.- Retiro de dividendos de la firma “Pincar S.A.”
De las distintas medidas de prueba practicadas durante la
instrucción surgió que la imputada tenía participación accionaria en diversas
sociedades, desprendiéndose más tarde (peritaje de fs. 1801/1825 vta.), del
análisis de la documentación impositiva, que se justificaban ingresos a través
del retiro de dividendos.
Así, los expertos del Cuerpo de Peritos Contadores Oficiales,
arribaron a las siguientes conclusiones:
En relación a la firma Pincar S.A. se indicó que el 3/10/95 la
investigada tenía el 10% del paquete accionario, el 22/7/96 el 90% y desde el
15/8/97 el 98% de la misma. En este punto cabe aclarar que las variaciones de
porcentaje obedecen, conforme a las declaraciones juradas, la prueba
19
documental obtenida y las explicaciones de la encartada, a donaciones
efectuadas por sus padres.
Por su parte, analizada la evolución patrimonial de la empresa, se
hizo saber que en el mes de marzo de 1996 el patrimonio tuvo un incremento
de $ 512.164,15 originado en el régimen de normalización tributaria sobre la
exteriorización de tenencia de moneda extranjera, divisas y demás bienes en el
exterior permitida por la ley 24.073.
Se indicó que la regularización ascendía a $ 524.500 según el
asiento existente en el libro Diario nº 1 del mes de diciembre de 1995, cifra ésta
a la que se le deducía el impuesto que gravaba dicha operación; y que dicho
incremento elevó el patrimonio neto de $ 68.404 a $ 575.771.
Es del caso señalar que la ley 24.073 permitía en su art. 6º que los
sujetos comprendidos en el art. 49 de la ley de impuesto a las ganancias,
pudieran normalizar su situación tributaria mediante la exteriorización de la
tenencia de moneda extranjera y demás bienes en el exterior.
Así, el art. 8 indica que la exteriorización se efectuará para la
tenencia en el exterior de moneda extranjera y divisas, mediante su
transferencia al país dentro de los cuatro años contados a partir de la entrada
en vigencia de este título a través de las entidades comprendidas en el régimen
de la ley 21.526.
Se indicó que la sociedad registró en diciembre de 1995 la
existencia de “Letras de Tesorería ROU”. En enero de 1996 transformó las
letras de tesorería ROU en moneda extranjera que fue retirada por la encartada
Alsogaray de la siguiente manera:
- en marzo de 1996 se transfirieron a la cuenta particular de la misma en
concepto de retiro de moneda extranjera la suma de $ 250.000;
- en enero de 1997 se transfirieron a su cuenta la suma de $ 100.000;
- en febrero de 1997 transfirió la suma de $ 100.000.
Se indicó que la Asamblea General Ordinaria del 15/8/97 votó la
distribución de $ 230.000 en concepto de dividendos en efectivo, y que de
acuerdo a su tenencia accionaria le correspondió a la investigada Alsogaray, un
dividendo de $ 225.400.
De tal manera, en el mes de agosto de 1997 se acreditaron en la
cuenta particular de Alsogaray la suma de $ 225.400 contra resultados
acumulados, lo que implicaba que como los fondos ya habían sido retirados por
la encartada, y figuraban como una deuda de ésta hacia la sociedad, con esa
distribución, se disminuyó esa deuda.
Asimismo, la Asamblea General Ordinaria del 5/8/98 votó la
distribución de un dividendo en efectivo de $ 200.000, razón por la cual de
acuerdo a su participación accionaria (98%) le correspondió la suma de $
196.000, acreditándose dicha suma en su cuenta particular ese mismo mes.
Indicó el estudio en cuestión que como los fondos aludidos ya
habían sido retirados por la nombrada Alsogaray y figuraban debiéndoselos a la
sociedad, con los registros se disminuyó la deuda contraída por aquella.
Se hizo saber además que en el año 1996, al momento de generar
esta ganancia extraordinaria, la sociedad presentaba un quebranto acumulado
de $ 22.230.
Asimismo, en relación a las operaciones que la vinculan con la
cuenta particular de Alsogaray se indicaron las siguientes:
- Aportes en efectivo acreditados en la cuenta particular de $ 33.600, $ 1.000 y
$ 800, en abril de 1997, noviembre de 1997 y enero de 1998, respectivamente;
- Retiros en efectivo debitados en la cuenta particular de $ 5.000, $ 800 y $
20.000, en diciembre de 1997, y en marzo de 1998 los dos últimos.
20
En orden a la participación accionaria de Alsogaray en las
distintas sociedades, se hizo saber que la misma registraba los siguientes
paquetes accionarios:
- Cadesym S.A.: 10%;
- Pincar S.A.: desde el 5/8/98 tenía el 98%;
- Guandacay S.A.: desde el 31/10/95 tenía el 10%;
- Gnomo S.A.: desde el 9/8/95 tenía el 99%;
- Purple Cross Corporation: desde el año 1997 tenía el 100%.
A fs. 3215/3221 se amplió el estudio contable ordenado,
informándose en esta oportunidad que:
Los ingresos operativos de Pincar S.A. durante el período
1992/1996 se debían exclusivamente a los alquileres de sus propiedades;
determinándose que en el ejercicio del año 1997 no tuvo ingresos, en el año
1998 los mismos ascendieron a la suma de $ 3.000, en el año 1999
ascendieron a $ 41.796,48 y $ 2.700 provenientes de la venta de locales y
alquileres, respectivamente.
Con respecto al asiento efectuado en el libro Diario nº 1, fojas 87,
mediante el cual se registró la tenencia de Letras de Tesorería (ROU), hicieron
saber que se exhibió un comprobante por la compra de las mismas, por un valor
nominal de u$s 402.000, del 13 de noviembre de 1990, por u$s 386.008,44,
según recibo que fue extendido a la firma Pincar S.A. por el corredor de bolsa
uruguayo contador Mauricio Cukier Solnica.
Asimismo, se indicó que para esa fecha (13/11/90) la contabilidad
de Pincar S.A. no registró esa operación.
Se señaló que el dinero no se depositó en ninguna cuenta
bancaria por cuanto figuraba ingresado en la cuenta Moneda Extranjera de la
empresa, lo cual implicaba movimientos en efectivo, y retirados de la misma
cuenta.
Las letras en cuestión fueron adquiridas por la sociedad el 13 de
noviembre de 1990, desconociéndose el origen de los fondos para tal
adquisición, apareciendo como incorporadas a los activos de la firma en el mes
de diciembre de 1995, según constaba a fs. 87 del libro Diario nº 1, generando
esta operación, una ganancia -exteriorización ley 24.073- para la misma.
Las Letras de Tesorería ROU se contabilizaron en la fs. 88 del
libro Diario nº 1, transformadas en moneda extranjera y giradas mediante
arbitraje del Banco Mercurio el 18 de enero de 1996.
Señalaron los expertos que en el caso de autos, la documentación
respectiva no fue registrada contablemente en esa fecha y que en virtud de la
magnitud de su valor con relación al patrimonio neto de Pincar S.A., los
registros contables no exponían adecuadamente la situación patrimonial por la
falta de contabilización de la operación.
En oportunidad de testificar el corredor uruguayo que intermediara
en la operación, Mauricio Cukier Solnica -ver fs. 3565/71-, ratificó la existencia
de la operatoria efectuada por la firma Pincar aportando un legajo en el que
consta una síntesis de los movimientos realizados a partir de la compra el
13/11/90 de Letras de Tesorería (ROU) por un valor de u$s 386.008,44, hasta
la transferencia el 18/1/96 de u$s 524.938,34, adjuntando asimismo
comprobantes que respaldan dichas operaciones.
Explicó el nombrado que el dinero con el cual se adquirieron las
Letras de Tesorería le fue entregado por Alvaro Alsogaray en forma personal y
en efectivo, en las oficinas de este último.
6.- Recepción de fondos por convenio de separación de bienes
celebrado con su ex cónyuge.
21
En la declaración jurada del impuesto a las ganancias
correspondiente al año 1992, figura como justificación de variación patrimonial,
$ 91.710 imputados al convenio de separación de bienes celebrado con su excónyuge.
Ahora bien, del susodicho convenio se desprende que a la
imputada se le transfirió el dominio sobre el inmueble de la calle Rodríguez
Peña 1882, piso 6to. de esta ciudad y un rodado marca Mercedes Benz, modelo
1983 (ya incorporado a su patrimonio al 31/12/91); acordándose además que la
imputada tendría el usufructo del inmueble de la calle Basavilbaso 1396 de esta
ciudad, incorporándose a su activo el 50% restante del valor del inmueble por $
10.100.
De tal suerte, los expertos contables concluyeron que el
incremento patrimonial justificado por el convenio ascendía a la suma de $
56.610 + $ 10.100 = $ 66.710, existiendo una diferencia de $ 25.000.
Si bien el perito de parte señaló al respecto que se trataba de
fondos que fueran cedidos por su ex-cónyuge, los peritos oficiales informaron
que no existen constancias en la documentación analizada, sobre cesiones en
efectivo que hubiera abonado el ex-cónyuge, más allá de lo consignado por
Alsogaray en sus declaraciones juradas.
LA INDAGATORIA.
A fs. 3451/3463 vta. se recibió declaración indagatoria a MARIA
JULIA ALSOGARAY, oportunidad en la que relató -entre muchas otras cosasque sus únicos ingresos no derivaban solamente de su remuneración como
funcionaria pública, remitiéndose para ello a las presentaciones que al respecto
efectuara en la causa.
Agregó que era público y notorio que pertenecía a una familia de
un nivel socio económico que podía ser incluido entre los más altos de esta
sociedad; que su nivel de vida actual, no presentaba mayores diferencias con el
que tenía a los 18 o 25 años antes de su matrimonio; que su ex marido era de
una familia de análogo nivel socioeconómico y ambos recibieron en distintas
oportunidades donaciones de sus padres. Agregó que siempre fue criticada
justamente por pertenecer a una familia adinerada y mantener un nivel de vida
superior al del común de las personas.
Dijo tener dos hijos varones, Francisco Luis quien se recibió de
Ingeniero Industrial en el I.T.B.A.; y que el mismo, desde antes de recibirse,
tenía actividad en tareas relativas a su especialidad, en ingeniería industrial con
orientación económica; que no vivía con ella sino que lo hacía en un
departamento al lado de su casa, en Junín 1441. Que su hijo menor, Alvaro
Javier, estudiante de Ingeniería en la U.C.A., cohabitaba con ella y en
consecuencia dependía económicamente de su padre y de ella.
Dijo que comenzó a ejercer la función pública en agosto de 1977,
cuando fue nombrada Ministro Consejero Económico ante la Asociación
Latinoamericana de Libre Comercio, con sede en Montevideo, sin recordar cuál
era su remuneración en aquél entonces; que a lo largo de los 6 años en que se
desempeñó en dicha ciudad, solventó parte de los gastos de su estadía con su
patrimonio personal ya que su estilo de vida era superior al de los ingresos que
le correspondían exclusivamente como diplomática.
Que volvió al país en 1983 y fue elegida diputada nacional en el
año 1985, cargo en el que permaneció hasta julio de 1989. Que el 12 de julio de
1989 se hizo cargo de la intervención de la Ex Entel con la misión específica de
llevar adelante el proceso de privatización, quedando la administración de la
empresa reservada al Subinterventor.
22
Relató que el proceso de privatización culminó el 9 de noviembre
de 1989 y a partir de ese momento pasó a integrar una comisión liquidadora
que debía ordenar patrimonialmente, lo que había quedado reservada a la
llamada Entel Residual. Que esa comisión fue eventualmente disuelta por
decisión del P.E.N. y la liquidación quedó a su cargo exclusivamente,
renunciando a tal cargo con la asunción del nuevo gobierno en diciembre de
1989.
Manifestó que en noviembre de 1991, fue nombrada Secretaria de
Recursos Naturales y Ambiente Humano dependiente de la Presidencia de la
Nación.
Que, el 3 de enero de 1992 se hizo cargo del proceso de
privatización de Somisa en el ámbito del Ministerio de Defensa, pero con
retención del cargo de Secretario de Estado.
Dijo que los ingresos que percibió en estas diferentes etapas, han
sido declarados respondiendo los requerimientos respectivos en lo que se
refiere a aquellos que provenían del presupuesto nacional como así también
los procedentes de ingresos propios derivados de la actividad profesional,
rentas o donaciones.
Relató que en el momento de iniciar su actividad en la función
pública, su marido y ella eran propietarios de un inmueble en la calle Rodríguez
Peña 1882 de esta Capital; cada uno tenía sus bienes muebles personales,
incluyendo automóvil, poseían también dos propiedades con destino a oficinas
en la calle Riobamba 1236.
Que, su ex marido tenía algunos bienes propios anterior a su
matrimonio, y ella también poseía acciones en sociedades familiares, en ese
momento en la sociedad CADESYM y posiblemente en alguna otra de las
organizadas por su padre donde en forma habitual los hacía participar con
algún porcentaje de acciones por igual con sus hermanos.
Dijo ser propietaria del inmueble de la calle Junín 1435, de un
departamento sito en Junín 1443, una cochera en la misma calle sin recordar el
número, una bóveda en la Recoleta, un departamento en la calle Basavilbaso y
Libertador de aproximadamente 100 metros cuadrados, un automóvil marca
Mercedes Benz 180 compacto modelo 1998 y acciones en diversas sociedades,
además de los elementos propios como objetos del hogar, y objetos con valor
perdurable, siendo el valor de estos objetos difícil de calcular ya que la mayor
parte procedía de obsequios o herencia, salvo aquellos que fueron
específicamente identificados en ocasión de declarar ante la D.G.I., los gastos
efectuados en la recuperación y decoración del inmueble de Junín 1435.
En relación a la firma ASTILLEROS ALIANZA, exhibido que le fue
el convenio que en fotocopia obra a fs. 241 del expediente de la D.G.I.,
reconoció en él su firma, ratificando su contenido, señalando que dicho
convenio constituía la concreción de una relación laboral que se había iniciado
a comienzos de 1991.
Dijo no poseer el original de dicho convenio; y que no le adjudicó
al documento ningún valor en particular, ya que había percibido la totalidad de
la suma allí pactada. Relató que su relación con Arnaldo Martinenghi era de
muy antigua data, ya que su padre estuvo asociado con aquél en distintos
emprendimientos que culminaron con la organización de Astilleros Alianza.
Manifestó que a comienzos de la presidencia del Dr. Menem, se
volvió a encontrar en distintas oportunidades con Martinenghi, manifestándole
éste su interés de contar con su asesoramiento en el momento en que finalizara
su actividad como privatizadora en la Ex Entel.
Que, Martinenghi le expresó su preocupación por la situación del
astillero, que se había visto gravemente perjudicado por la falta de pago por
23
parte del Estado de determinadas contrataciones y reintegros, y por la precaria
situación que devenía de la construcción de una autopista, lo que iba a implicar
la imposibilidad de construir barcos de determinado porte, ya que el galivo de la
autopista implicaba una reducción notable del porte de los barcos que pudieran
circular.
Dijo que a comienzos de 1991 y debido a la actividad internacional
que había desarrollado para llevar a buen término la privatización de la ex Entel,
estaba en condiciones de colaborar y sugerir alternativas que permitieran
reencauzar la actividad de la empresa hacia otras áreas o hacia otras
actividades conexas como la reparación de buques; que, sin embargo, luego de
trabajar de manera informal, decidieron formalizar esa relación a través de un
convenio muy simple discutido en forma directa entre ella y Martinenghi, donde
la colaboración quedara reflejada en forma general, pero quedara especificado
el monto a percibir.
Dijo que el convenio en cuestión pudo haber sido firmado en las
oficinas que poseía su padre en Riobamba 1236, porque era un lugar habitual
de reunión, pero también era posible que hubiera sido enviado para su firma ya
que el mismo no requería ningún acto de particular solemnidad. Asimismo dijo
no recordar quiénes estaban presentes al momento de la firma del convenio,
agregando que tenía la sensación de que se había tratado de una simple firma
conjunta durante una reunión habitual o que le hubiera sido enviado para su
firma a su domicilio ó a la oficina de su padre.
Que, el monto de los honorarios establecido en el convenio se
fijaron en un planteo global; que no se originó ninguna discusión sobre el mismo
y lo trató directamente con Martinenghi porque éste siempre manejó el astillero
en forma personal y en realidad se limitó a aceptar una oferta que el nombrado
le hizo y que estableció de acuerdo a su propio criterio.
Exhibidos que le fueron los recibos y facturas obrantes en
fotocopia a fs. 711/712, refirió que los reconocía y que los originales debían
haber sido entregados al contador Furlone o tal vez a la inspección de la D.G.I,
a través de dicho contador.
Relató que el pago de los honorarios del convenio fue realizado en
efectivo, creyendo recordar que la persona que le llevó el dinero fue la
contadora Hilda Gutiérrez personalmente a las oficinas de su padre. Que dicho
dinero lo mantuvo en efectivo en la caja fuerte de la oficina de su padre, siendo
aplicado a los gastos de remodelación del inmueble de Junín 1435.
Asimismo, negó haber requerido la ayuda de Arnaldo Martinenghi
para simular la celebración del contrato con Astilleros Alianza S.A., tendiente a
justificar así el incremento patrimonial evidenciado en su patrimonio.
En cuanto a los motivos por los cuales recién en el año 1994
presentó en la DGI el convenio celebrado con Astilleros Alianza, dijo que en el
año 1994 completó la regularización de su situación ante la D.G.I., habiendo
tenido que ordenar, recuperar o reconstruir documentación que había sido
ocultada, adulterada o simplemente no presentada por el contador Furlone.
Que si bien ella firmaba las declaraciones juradas, se manejaba,
por ser el contador de hacía muchos años de su padre, con una relación de
confianza, por lo cual se le presentaban las planillas en borrador, firmándolas
en blanco, siendo luego completadas en el estudio del contador, quien además
se ocupaba de presentarlas en la oficina correspondiente y realizar los pagos
respectivos.
Asimismo, relató que el trabajo realizado como consecuencia del
convenio firmado con Astilleros Alianza fue un proceso de asesoramiento y
consulta a nivel personal que incluía consultas de Martinenghi sobre algunos
proyectos de su propia elaboración, como así también el análisis de las distintas
24
oportunidades que se presentaban en función del programa de privatizaciones
emprendido por el gobierno del Dr. Menem.
Que, centró su actividad, además de realizar todos los contactos
personales que Martinenghi le solicitaba, en el análisis de un proyecto de
viviendas de tipo estándar y de construcción no convencional para el cual el
predio de Astilleros Alianza, por su ubicación y sus dimensiones, resultaba
particularmente apto. Que, también analizó la posibilidad de utilizar parte de las
máquinas y herramientas del astillero para una planta de reparación de buques,
no limitándose a los que tradicionalmente el astillero había construido sino
también para tratar de captar las reparaciones de los buques que integraban las
flotas pesqueras que operaban en el sur argentino.
Agregó además que Martinenghi intentó presentarse a la
privatización de Tandanor, operación que ella consideraba poco viable. Que ello
se fue concretando a través de reuniones personales muy habituales cuando el
estado de salud de Martinenghi lo permitía, pero ninguno de los proyectos llegó
a concretarse.
Que, el producto del trabajo realizado se lo entregó a Martinenghi
personalmente, no guardando ninguna copia por cuanto el mismo pertenecía al
cliente.
Dijo que efectuó dos facturas por cuanto el convenio no
especificaba en cuántos pagos se iba a concretar el monto total, pero sí que se
concretaría antes del 31 de diciembre de 1991. Que acordaron los pagos en el
momento en que a Martinenghi le resultó conveniente hacerlo.
En cuanto a la situación en la que se encontraba Astilleros Alianza
S.A. al momento de celebrase el convenio, dijo que sabía, a través de
Martinenghi, que la empresa estaba en el período en el cual los accionistas
tenían la obligación de realizar los mayores esfuerzos para evitar la quiebra.
Refirió que al momento del pago no sabía el origen del dinero con
el cual se abonaron sus honorarios; que luego, a través de ésta causa, se
enteró de dicho origen. Por otra parte, a través de comentarios circunstanciales
del propio Martinenghi, tomó conocimiento de que sus honorarios no eran
significativos comparándolos con los gastos de honorarios legales, contables y
de consultorías varias que realizaba el astillero.
Dijo que sólo conocía a la firma ZEAL INTERNATIONAL
CORPORATION a través de las diferentes constancias que figuraban en la
causa.
En relación al convenio celebrado con Arnaldo Martinenghi, dijo
que no existió incompatibilidad. Que las actividades eran la normalización
patrimonial y el Sr. Martinenghi no era acreedor de la empresa y que de haberlo
sido, se hubiera configurado una incompatibilidad de tipo ético, pero no legal.
En relación a la compra del inmueble de la calle Junín 1435, dijo
que el monto que pagó por el mismo rondaba los 250.000 dólares; que se
trataba de un inmueble que había estado en venta durante largo tiempo y
consideró que constituía una verdadera oportunidad su compra, por lo cual le
solicitó a su padre un préstamo de dinero sin intereses, aproximadamente del
importe total de la compra, mientras tramitaba el cobro de parte de los
honorarios de Astilleros Alianza y la hipoteca sobre el inmueble de la calle
Rodríguez Peña, como así también, al concretarse la posesión del inmueble de
la calle Junín, la hipoteca de ese inmueble.
Dijo que pagó la finca en efectivo, aclarando que el dinero se lo
dio a Gonzalo Bruno Quijano, quien lo compró en comisión, siendo éste además
quien buscó y eligió la casa.
25
Agregó que Bruno Quijano compró la casa para y con dinero de
ella por cuanto si su presencia era y es tan llamativa, suponía que aquél estaría
en mejores condiciones para negociar el precio y las condiciones de pago.
Relató que con el arquitecto Quijano tenía una relación social y
amistosa anterior, y que aquel le había aconsejado la compra del departamento
de la calle Basavilbaso y Libertador. Que, por su reconocimiento profesional,
consideró que podía confiarle la búsqueda de un inmueble cuyas características
generales y ubicación fueron acordadas previamente. Que, los honorarios
pagados a Quijano fueron globales por toda la obra y se encuentran incluidos
en el costo total de la remodelación, sin recordar el importe pagado, aclarando
que las obras de refacción en su monto total fueron de aproximadamente
400.000 dólares y 150.000 dólares de amoblamiento.
En relación a la no inclusión en la declaración jurada
correspondiente al año 1991, obrante a fs. 25 del expediente de la D.G.I., de los
honorarios percibidos de Astilleros Alianza y la compra del inmueble de la calle
Junín 1435, dijo que la declaración jurada exhibida formaba parte de aquellas
que confeccionara el contador Furlone y que incluyeran honorarios que jamás
fueron por ella percibidos.
Que, esa declaración jurada fue posteriormente rectificada y objeto
de una inspección especial por parte de la D.G.I.
En cuanto al origen de los $ 550.000,027 que abonó en el año
1994 a la pretensión de la D.G.I, refirió que dicha suma formaba parte del flujo
normal de ingreso y egreso de dinero de su patrimonio, pero básicamente tenía
su origen en las sucesivas donaciones que su padre le efectuara por una suma
cercana a 1.400.000 dólares, desde el año 1990 hasta la fecha.
Que, los pagos que efectuó por los trabajos aludidos siempre
fueron en efectivo, realizándolos a quien estaba a cargo de la obra, arquitecto
Gonzalo Bruno Quijano.
Manifestó que la obra de remodelación del inmueble de la calle
Junín comenzó durante el año 1991 y que al principio se requirieron las
diversas autorizaciones para construir y la confección del proyecto.
Negó haber cobrado honorarios de la firma Estibajes Norte S.R.L.
En cuanto a los motivos por los cuales se incluyó el cobro de esos honorarios
en la declaración patrimonial presentada en marzo de 1993 en la Escribanía
General de Gobierno, dijo que dicha declaración fue confeccionada por el
contador Furlone, aclarando que también firmaba en este caso el formulario
respectivo en blanco.
En orden a la empresa PINCAR S.A., dijo que la misma registraba
bienes inmuebles, bajo la forma de una sociedad anónima. Que era
básicamente una empresa de su padre y que no recordaba la fecha de su
creación. Que funcionaba casi exclusivamente como inmobiliaria, entre ellos de
campos en La Pampa, y locales comerciales en la Av. Santa Fe, desconociendo
la cantidad de propiedades.
Relató que a través de esta empresa, se produjo la exteriorización
de bienes en el exterior al amparo de la ley 24.073 y fue uno de los
mecanismos que utilizó su padre para transferirle, en forma de donación, parte
de sus bienes.
Agregó que su padre tenía la práctica de ir transfiriendo a sus
hijos, en los momentos en que le parecía adecuado o por alguna necesidad
circunstancial de alguno de ellos, distintas sumas de dinero o bienes registrados
bajo la forma de sociedades anónimas; que en su caso, ello se concretó por lo
menos en el lapso que iba desde 1990 en adelante, a través de sumas en
efectivo o de la cesión de las acciones de una sociedad que había entrado en el
26
régimen de exteriorización de bienes en el exterior y de la cual iba a poder
retirar, cuando lo necesitara, la suma comprendida por dicho régimen.
Aclaró que la donación y la exteriorización de bienes, si bien no
habían sido simultáneas, lo fueron para el mismo tiempo. Que la donación no
sólo incluyó la suma retirada, sino también las propiedades remanentes que
eran dos locales en la Av. Santa Fe de esta ciudad.
Dijo ignorar con qué fondos se compraron en el año 1990 las
letras de tesorería (ROU) por cuanto en esa época no tenía injerencia en la
operatoria de la sociedad. Agregó que tuvo noticia de la existencia de dichas
letras en el momento en que le fueron transferidas las acciones, desconociendo
el lugar en el que estuvieron depositadas.
Dijo que el corredor de bolsa uruguayo Mauricio Cukier Solnica,
fue quien realizó las operaciones financieras que se exteriorizaron en la
oportunidad que constaba en su declaración.
Dijo que fue su decisión la de exteriorizar las letras para poder
retirar en efectivo en forma particular o en dividendos las sumas que constaban
en su declaración.
Relató que fue el estudio del contador Piazza quien se encargó de
tramitar todo lo relativo a la transformación de las letras en cuestión,
efectuándose la transferencia a través del Banco Mercurio.
Dijo que se exteriorizaron bienes en el exterior, pero se trajeron
divisas. Que el dinero transferido debió haber sido mantenido en efectivo en
caja y no acreditado en una cuenta bancaria.
Asimismo, no pudo especificar los motivos por los cuales efectuó
retiros de fondos de la empresa Pincar S.A. en los meses de marzo de 1996,
por $ 250.000, y en enero y febrero del año 1997, por las sumas de $ 100.000,
respectivamente; justificándose en el universo de transacciones efectuadas.
Dijo que seguramente lo hizo para alguna adquisición o pagar alguna deuda.
Explicó que a lo largo de todo este tiempo había tomado y pagado
hipotecas, comprado inmuebles, resultándole difícil especificar, en atención al
tiempo transcurrido, el destino puntual de cada retiro.
Agregó que durante el año 1997, se conformó PURPLE CROSS
CORPORATION, y alguno de los retiros se pudo haber destinado a dicha
sociedad.
Que, los fondos retirados estaban en moneda extranjera en
efectivo, no habiendo sido depositados en ninguna cuenta bancaria. Aclaró que
cuando los retiró, pudo haberlos depositado en alguna cuenta particular, no
recordándolo con exactitud.
Agregó que a partir de la donación de su padre, obtuvo el 98% de
las acciones de Pincar SA, existiendo un traspaso de acciones del accionista
minoritario, que originalmente era su hermano y luego fue su hijo.
En relación a las donaciones del padre, dijo que se efectuaron por
el hecho de ir transfiriendo parte de su patrimonio, alegando desconocer el
origen de dichos fondos.
En relación a las donaciones de los años 1993 y 1994, manifestó
que parte del dinero se lo entregó en efectivo y parte se transfirió a su cuenta
en el Banco de la Nación Argentina, Sucursal Montevideo.
Señaló que le resultaba imposible puntualizar el origen y destino
específico de determinados fondos, pero que era posible que parte de las
donaciones las hubiera destinado al pago que tuvo que hacer a la DGI. Negó
que dichas donaciones fueran simuladas para justificar el incremento
patrimonial de dicho período, por cuanto la posibilidad de exteriorización estaba
en cabeza de todos los ciudadanos y que ella podría haber exteriorizado
personalmente si hubieran sido fondos propios.
27
En orden a los fondos reservados dijo no haber recibido los
mismos para la Secretaría de Recursos Naturales, dado que por presupuesto
nacional no se habían asignado a dicha Secretaría.
En cuanto al hecho de que los fondos reservados aparecen
incorporados en sus declaraciones juradas, adujo que el término “fondos
reservados” resultaba inadecuado, dado que los fondos reservados, tal cual se
los conocía, los recibían determinados organismos del Estado, como por
ejemplo la SIDE, el Ministerio de Defensa y la Secretaría General de la
Presidencia.
Dijo que lo que ella declaró haber recibido, fue una retribución
complementaria de su ingreso como funcionaria, que se instrumentaba a través
de la entrega en efectivo, primero a través de la Secretaría General de
Presidencia y luego a través de la Jefatura de Gabinete, sin ningún tipo de
comprobantes.
Que, en un primer momento estos fondos no eran declarados, y
probablemente en el año 1992 o 1993, el entonces Ministro de Economía, Dr.
Cavallo, les comunicó en reunión de gabinete, que debían ser declarados en las
declaraciones juradas ante la DGI. Con posterioridad se les comunicó a los
Ministros y Secretarios de Presidencia que debían tributar, debiendo ellos
comunicarlo a aquellas personas que recibían parte de esta retribución
complementaria. Agregó que se les indicó que debían declararlos como “fondos
Ley Secreta nº 18.302”.
Señaló desconocer de dónde provenían estos fondos. Agregó que
dichos fondos eran retirados de la Secretaría General de Presidencia y luego de
la Jefatura de Gabinete, por un subsecretario, primero Kaplan y luego Castellini,
desconociendo si iban los nombrados personalmente o si enviaban a alguien.
Relató que los montos percibidos eran variables y su distribución
era discrecional por parte de la cabeza de la jurisdicción; que la cabeza de la
Secretaría en forma personal, recibía fondos que luego en forma discrecional
distribuía entre el personal inferior
Que, ella retuvo los montos que declarara en sus declaraciones
juradas, agregando que los montos totales que recibía y luego distribuía, deben
haber sido entre $ 30.000 y $ 40.000 mensuales y que sobre el final de su
gestión rondaba entre los $ 20.000 y $ 22.000, de los cuales retuvo entre $
8.000 y $ 10.000
Que, los fondos estaban amparados a la ley 18.302, que era
anterior al gobierno de Carlos Menem. Agregó que no existían resoluciones o
decretos, sino que fueron comunicaciones verbales. Que los fondos llegaban en
un sobre con el rótulo “Medio Ambiente”, y que el destino que le dio a dicho
dinero fue para consumo, agregando que no debía rendir cuenta del destino
dado a dichos fondos.
Relató que los gastos protocolares fueron otra forma de ingreso
complementario que coincidió con la disminución de los denominados fondos
reservados, constituyendo parte integral de la remuneración, tributando de la
misma forma y no tenían la restricción de tener que ser aplicados
exclusivamente a consumo, como sí la tenían los fondos reservados.
Comentó que los fondos reservados recibidos, se distribuían entre
personal de menor jerarquía (funcionarios y personal), se destinaban también al
pago de alguna remuneración complementaria y ocasional a personal de la
Secretaría, aclarando que no se dejaba ninguna constancia o detalle, y que el
manejo de dicho dinero tenía las mismas limitaciones que el percibido por ella.
Refirió que “consumo” era todo aquello que no quedaba
incorporado patrimonialmente, por ejemplo el alquiler de un inmueble.
28
Agregó que le explicaron que consumir, por ejemplo, podía ser el
pago de las cuotas del colegio de los hijos.
Adujo que en todas las oportunidades en que su patrimonio se vio
incrementado por la adquisición de inmuebles o automotores, o por pequeñas
inversiones realizadas a través de las sociedades anónimas de tipo familiar, los
fondos provenían de los ya declarados en la causa, o del remanente del ingreso
por salario y gastos protocolares que eran de libre disponibilidad.
A fs. 3469/3476 amplió sus dichos, oportunidad en la que refirió
que la sede de la empresa PINCAR S.A., debía tener domicilio en la oficina de
su contador o en su oficina.
En orden al préstamo de $ 90.000 a su hijo Francisco Erize, dijo
que todos los elementos sobre ello se relacionaban a ciertas actividades que su
hijo menor quiso realizar en su momento. Reconoció haber prestado a su hijo el
dinero citado, aclarando que le fue entregado en forma absolutamente informal,
y que debieron haber sido pagos parciales.
Aclaró que por la naturaleza del préstamo, no se fijó interés ni
plazo de devolución, y que eventualmente podía convertirlo en una donación.
Que su hijo no le devolvió la suma aludida.
Agregó que el aporte que figuraba a Francisco Luis Erize, era un
aporte para GNOMO S.A., que fue el emprendimiento que sus hijos tuvieron en
aquel momento; que efectuó otros aportes a la sociedad citada, por la vía de
pagar las compras realizadas en el exterior de los elementos que luego serían
comercializados.
Refirió que lo que comenzó como una deuda en cabeza de
Francisco Erize de $ 90.000, culminó como una deuda de GNOMO S.A. de una
suma mayor, la cual no fue devuelta, siendo la misma la que surgía como
egreso de $ 175.000 en el año 1996.
En relación a los excesos en los pagos de compras efectuadas
para GNOMO S.A. con tarjetas de crédito personales, preguntada que fue para
que explique por qué los importes totales abonados con sus tarjetas de créditos
verificadas en el peritaje obrante a fs. 1801/25 en los puntos 9 y 10, a los
proveedores de GNOMO, ascendieron a la suma de $ 127.696,70, mientras que
los importes totales registrados contablemente en la empresa referida,
ascendieron a $ 13.597,27, dijo que lo que podía decir era lo aportado
oportunamente a la causa, aclarando que desconocía en detalle sobre el
manejo interno de la contabilidad de la sociedad.
En orden a la compra de los departamentos en los Estados Unidos
de Norteamérica, dijo tener una corporación en las Islas Vírgenes que tenía
como única propiedad una unidad habitacional en el edificio Essex House, en la
calle 59, entre 6 y 7 avenida, en la Ciudad de Nueva York.
Que, la operatoria en detalle figuraba en el expediente, pero en
forma general el precio fue de u$s 399.000, de los cuales se pagaron,
aproximadamente $ 200.000 al contado, tomando una hipoteca por $ 260.000
más y una vez completado el precio total, el remanente de la hipoteca se
depositó en una cuenta de la propia corporación para cubrir aproximadamente
los dos primeros años del pago de las cuotas de la misma.
Que la sociedad constituida en las Islas Vírgenes, se hizo para
evitar el impuesto a la herencia en los Estados Unidos; que la sociedad se
debió haber constituido en marzo de 1997 y la operación de cierre de la compra
del departamento, fue el 30 de mayo del mismo año.
En cuanto al origen del dinero para la compra del departamento,
dijo que figuraba en el flujo de caja del anexo oportunamente acompañado,
agregando que le resultaba materialmente imposible citar de qué caja o cuenta
o bolsillo salieron los elementos de pago.
29
En relación al cheque por $ 326.223,27 del 29-5-97 del Chase
Manhattan Private Bank, refirió que no era un cheque suyo, y que la firma que
ostentaba tampoco lo era.
Dijo que la operación de compra del inmueble se hizo a través de
un estudio de Nueva York, y que ese cheque fue destinado a la compra aludida.
Señaló que la operación se concretó en mayo y se abonó cuando ella efectuó la
transferencia y con el aporte de la hipoteca, aclarando que la hipoteca se
constituyó con anterioridad a la transferencia de los $ 200.000 en agosto de
1997.
En cuanto a los gastos del inmueble, dijo que cuando estaba
ocupado tenía un cargo mayor que cuando no lo estaba, porque tenía un
servicio de hotel. Que aproximadamente las expensas, si el inmueble estaba
ocupado todo el mes, rondaban los $ 2.000, y que si no lo estaba, se
descontaban entre $ 50 y $ 60 diarios.
Agregó que sobre el inmueble se efectuaron redecoraciones, no
habiendo superado las mismas los u$s 30.000.
Con relación a los mutuos que aparece como codeudora lisa y
llana y principal pagadora, dijo conocer a Cristian PERRI, José Luis MARUCCA
y a Marina DELLEPIANE BRITOS, suponiendo que Caricatti era esposa de
Perri.
Que, Perri era empleado de la peluquería de Miguel Romano.
Dellepiane era una persona que trabajaba con ella desde hacía
aproximadamente 21 años, en la administración general de su casa. Dijo que
Marucca era el esposo de Dellepiane, desempeñándose como visitador de un
laboratorio médico.
Agregó no conocer sobre los antecedentes económicos de los
nombrados. Asimismo reconoció haber avalado las operaciones de préstamos
realizadas por aquéllos, señalando que se trataba de personas de mucha
confianza, salvo en el caso de Perri. Que en este último caso, le pareció que no
podía negárselo, dado que el nombrado no podía obtener un crédito de otra
forma.
En otro orden, preguntada por los motivos por los que se
constituyó en codeudora lisa y llana principal pagadora de un préstamo
adquirido por su padre en 1998 por $ 288.750, dijo que cuando su padre lo
solicitó tenía 85 años y los acreedores querían una mayor garantía.
Que, el dinero estaba destinado en gran parte, a la construcción
de un piso, que pasó a formar parte indivisa de su inmueble de la calle Junín.
Respecto de la cuenta del Banco Nación Argentina, sucursal
Montevideo nº 0024573, dijo haberla abierto sobre finales de 1977, luego de
ser trasladada como Ministro Consejero; que se le indicó que a fin de girar las
remuneraciones correspondientes a su cargo, debía abrir una cuenta en el
Banco de la Nación Argentina, Sucursal Montevideo.
Agregó que una parte del dinero donado por su padre, dio la orden
de depositarlo en dicho banco. Que las extracciones de dólares 50.000 y
200.000 efectuadas en esa misma cuenta los días 16 y 17 de mayo de 1994,
tuvieron que haber sido transferidos a su cuenta del Banco Francés.
Adujo que la primera de las donaciones mencionadas en la
escritura, la de marzo de 1993, fue una donación en efectivo; la segunda, la del
18 de mayo de 1994, se concretó a través de una transferencia a la cuenta de
la Sucursal Montevideo, del Banco Nación, y la tercera, de julio de 1994, fue
luego de que su padre vendiera unas letras que poseía en el exterior,
recibiendo luego las divisas. Por lo tanto la donación en sí, se concretó a los
fines prácticos en el momento en que recibió el dinero.
30
Que, el acto por el cual la donación se legalizó mediante escritura
pública y se dejó constancia de que los otros presuntos herederos no tenían
inconveniente, era un hecho independiente, a presunción de que alguien
pudiera efectuar algún reclamo posterior.
Señaló que en cuanto al momento en que recibió el dinero
correspondiente a la segunda donación, fue en la fecha del depósito en la
cuenta del Banco Nación, Sucursal Montevideo.
Con relación a $ 25.000, cedidos por su ex marido, dijo que el
convenio de separación de bienes especificó en primer lugar el destino de los
inmuebles, que fue sufriendo distintas alteraciones; que en una primera
instancia, quedó como propietaria del inmueble de la calle Rodríguez Peña
1882, y Francisco Erize retuvo la propiedad de la oficina de la calle Riobamba
1236; y ella retuvo la propiedad del automotor Mercedes Benz del año 1980.
Que, como parte de ese acuerdo hubo una transferencia de dinero
y un compromiso de monto no especificado por parte de su ex marido, de
aportar anualmente una suma destinada a los estudios y otros gastos,
básicamente viajes, de sus hijos; que su recuerdo era que la suma en efectivo
que le transfirió, en función del acuerdo de separación, dentro del año o los dos
años siguientes, rondaba entre los $ 60.000 o $ 70.000 y que para sus hijos,
aportó distintas cantidades en los distintos años. Explicó que no fijaron una
cuota alimentaria, sino que pactaron que su ex cónyuge le pasaría anualmente
las sumas que consideraba convenientes y pudiera.
Relató que en el año 1992 le cedió $ 25.000, pero ello no surgía
del convenio, sino que fue un acuerdo verbal.
Respecto de la presentación de Juan Pablo Cafiero de fs.
1867/68, dijo no conocer a la firma CYRILIC CONSULT S.A., agregando que
todo lo relativo a la presentación del nombrado constituía una falsa denuncia,
no resultando veraces ninguno de los datos allí mencionados.
Asimismo, negó conocer a John Merton Sinclair. Relató que a
Diego Impagliazzo, lo conocía desde el año 1989, cuando trabajaba en la
peluquería de Miguel Romano y desde entonces, mantuvo una relación no
únicamente profesional sino también de amistad. Que, el mismo la acompañó
en viajes al interior y exterior del país, y que era considerado por su familia
como un allegado muy cercano.
Dijo haberle extendido a aquél un adicional de su tarjeta de crédito
American Express, por un simple ejercicio de su voluntad soberana. Agregó que
los gastos en general los pagaba el nombrado y le entregaba el dinero a ella.
Explicó que el resumen de una tarjeta de crédito no siempre
señalaba claramente quién realizó el gasto, agregando que en muchas
oportunidades abonó gastos correspondientes a amigos de sus hijos, que
viajaban con ellos, hasta determinadas sumas especificadas por sus padres,
que oportunamente se le reintegraban.
Que por lo tanto, los gastos de esa extensión de la tarjeta de
crédito podían reflejar gastos exclusivos del Sr. Impagliazzo y algunos otros que
no pertenecían personalmente al nombrado. Comentó que recordaba que con
esa extensión de tarjeta se habían pagado gastos de hotel, que correspondían
a personas que viajaban con ellos, y que luego fueron abonados por quien
correspondía.
Asimismo, dijo haber abonado a través de su tarjeta de crédito
pasajes, gastos de estadía y otros gastos, relacionados a misiones oficiales de
la Secretaría a su cargo, los cuales le fueron oportunamente reintegrados; y
que en función de esos viajes existía un ingreso de fondos que no estaba
registrado en el flujo de fondos que constaba en la causa.
31
Dijo que le parecía que Luis Alberto Tisera era un chofer de la
secretaría privada de la Secretaría que estuvo a cargo de la misma; que
enviaba al nombrado a realizar pagos o a retirar fondos, emitiendo cheques a
su orden. Que algunos cheques eran confeccionados por la secretaria privada,
luego firmados por ella, autorizando de tal modo al destinatario del mismo al
cobro de dinero. Aclaró que además de Tisera, pudo haber concurrido otro
empleado de la Secretaría, realizándose la misma operatoria.
En relación a la suma de aproximadamente $ 360.000 que fueran
depositados en efectivo en su Caja de Ahorro del Banco Francés, dijo que todos
los depósitos que efectuó en efectivo tenían origen en los fondos registrados
como ingresos en el flujo de fondos, que provenían de distintos orígenes,
aclarando que se trataba de hipotecas, alquileres, gastos protocolares, sueldos,
aportes que su marido hizo para sus hijos, venta de algún automotor, etc.
Que los depósitos existentes en su cuenta, efectuados por Marina
Dellepiane en el año 1998 por aproximadamente $ 40.000, se trataba de
depósitos realizados por su cuenta y orden, teniendo origen en el mismo flujo
de fondos.
III. CALIFICACION LEGAL
La conducta cuya comisión se atribuye a MARIA JULIA
ALSOGARAY configura -a juicio de esta parte- el delito de enriquecimiento
ilícito de funcionario público, en concurso ideal con el delito de falsificación de
documento privado, previstos y reprimidos en los arts. 268, (2) y 292, primer
párrafo, del Código Penal, por los que deberá responder en calidad de autora
penalmente responsable respecto del primero y como coautora en relación a la
falsificación atribuida (art. 45 y 54 del CP).
En efecto, de la frondosa prueba reunida se desprende con
claridad, en primer lugar, que la imputada evidenció un apreciable incremento
patrimonial mientras permaneció en el ejercicio de funciones públicas, y en
segundo lugar, que teniendo la oportunidad de justificar el origen lícito del
mismo, no pudo hacerlo.
Dejando de lado la discusión doctrinaria y jurisprudencial en torno
al tipo de acción del delito que nos ocupa, lo cierto es que esta parte se
encuentra en condiciones de sostener que se ha comprobado en autos un
considerable enriquecimiento de la imputada, mientras se desempeñara como
funcionaria pública, y que el mismo no encuentra sustento en los ingresos
legítimos que registrara en ese mismo período.
Basta con enunciar los bienes e inversiones realizadas por la
encartada, para apreciar con claridad el vertiginoso crecimiento de su
patrimonio, evidenciado a partir de 1984, época en la cual ingresara a la función
pública, hasta el año 1999, momento en el que se alejara de aquélla.
Así, dada la oportunidad procesal para que justificara el
incremento patrimonial advertido, sólo se limitó a señalar ingresos específicos,
los cuales no han podido acreditarse a lo largo de la instrucción.
De esa forma, evaluada la frondosa prueba recopilada a lo largo
de la pesquisa, esta parte está en condiciones de sostener que los movimientos
de fondos que la imputada realizó, no permiten el desenvolvimiento patrimonial
que se analiza.
No escapa a esta parte que muchos de los inmuebles que la
encartada ha incorporado a su patrimonio, han sido adquiridos con
financiaciones hipotecarias. Sin embargo, dichos créditos también debieron ser
abonados mes a mes, por importes que, a la luz de las conclusiones de los
expertos contables, tampoco se corresponden con el nivel de ingresos que
aquélla efectivamente tenía.
32
Se observa así que, más allá de las manifestaciones efectuadas
por la encartada a fs. 959/967 y 2411/2416 vta., como así también en ocasión
de deponer ante el Tribunal en los términos del art. 294 del CPP, no se ha
agregado al legajo elemento alguno que permita tener por justificada la
evolución de su patrimonio, tal como específicamente lo requiriera esta parte
tanto en la presentación de fs. 901/939 como en la ampliatoria de fs. 1691/1695
vta. Por el contrario, ha reflejado una compleja actividad comercial,
amparándose en operaciones financieras con las cuales pretendió justificar sus
ingresos.
Así, se han descubierto compras en comisión, poderes
irrevocables, constitución de sociedades, donaciones, conductas éstas que
conforman un andamiaje elusivo y censurable para quien desempeña un cargo
público.
Como ya dijéramos, el punto de partida se encuentra en el análisis
de los ingresos de diversa naturaleza con los cuales la encartada pretendió
justificar su incremento patrimonial. Así, como sostuvieramos en el desarrollo
efectuado en el acápite anterior, tenemos:
a) Honorarios percibidos de la firma “Estibajes Norte S.R.L.”:
Con los elementos de prueba obtenidos, es posible sostener que
el ingreso de $ 100.000 al patrimonio de la investigada Alsogaray, no ha tenido
origen en la relación laboral que aquélla declarara tener con la firma “Estibajes
Norte SRL”, tal como se desprende de la declaración jurada presentada ante la
Escribanía General de la Nación.
En efecto, no sólo uno de los socios de aquella firma ha señalado
en la causa no haber tenido relación alguna con la investigada, sino que tales
extremos fueron más tarde corroborados por los peritos contadores oficiales,
quienes al verificar todas las operaciones correspondientes al año 1991,
transcriptas en los libros de la sociedad, no encontraron ninguna registración
expresa sobre los referidos honorarios.
No deja de advertirse que la investigada señaló no haber percibido
ningún ingreso en tal sentido, arguyendo que su incorporación en la declaración
jurada obedeció a una maniobra llevada a cabo por el Contador Furlone en su
perjuicio.
Sin embargo, a la luz de las constancias que se desprenden de
legajo, surge que aquélla, en un primer momento, declaró falsamente haber
percibido de la firma “Estibajes Norte SRL”, la suma de $ 100.000 con el sólo
objeto de justificar ingresos a su patrimonio y así encontrar correlato con los
cuantiosos egresos que tenía, para más tarde negar dicha percepción.
Pero resulta que fue la propia investigada quien suscribió la
declaración jurada cuestionada, donde los honorarios aparecían claramente
asentados; al tiempo que el Contador Furlone en ocasión de deponer ante el
Tribunal, negó haber confeccionado la declaración patrimonial presentada ante
la Escribanía General de Gobierno.
b) Honorarios percibidos por convenio celebrado con la firma “Astilleros
Alianza S.A.”:
Teniendo en cuenta la prueba documental y testimonial obtenida,
a criterio de este Ministerio Fiscal, se han reunido en la causa evidencias
suficientes que permiten sostener que el presunto pago de honorarios por un
monto de u$s 500.000 -alegado por la imputada para justificar su incremento
patrimonial- no ha existido.
La investigación demostró que, tras la inspección que el
organismo recaudador efectuó sobre la investigada Alsogaray en el año 1994, a
fin de justificar el origen de los fondos con los cuales hizo frente a la compra y
33
posterior remodelación del inmueble de la calle Junín 1435 de esta ciudad (por
montos que rondaron los u$s 234.500 y u$s 650.000, respectivamente,
conforme se desprende de la declaración jurada del impuesto sobre los bienes
personales presentada con fecha 23 de julio de 1994), aquélla afirmó en sus
declaraciones juradas rectificativas haber percibido en concepto de honorarios
por parte de la firma Astilleros Alianza S.A., la suma de u$s 500.000 en el año
1991. Ello surge con meridiana claridad de las constancias obrantes -entre
otros- en la orden de inspección nº 406.549-2 y su anexo.
Sin embargo, a poco que comienza a analizarse la totalidad de la
prueba reunida, se advierte que el alegado pago de honorarios no existió. Así,
entre muchas de las argumentaciones cargosas que pueden realizarse en tal
sentido puede señalarse que:
Conforme se desprende del acta labrada a fs. 245 del sumario de
la DGI, el convenio en cuestión, carecía del sellado correspondiente, extremo
éste que le habría dado fecha cierta.
El organismo recaudador señaló a fs. 278/81 que las
declaraciones juradas rectificativas de los impuestos a las ganancias y bienes
personales del año 1991, nunca habían sido presentadas ante la D.G.I., razón
por la cual los sellos insertos en las copias exhibidas por Alsogaray, no se
correspondían con los sellos originales de recepción habilitados en las Agencias
nº 51 y 10.
Cabe señalar aquí, que la encartada en aquella rectificación del
período 1991/1992, no sólo incorporó los supuestos honorarios por u$s
500.000, sino que se agregaron el inmueble de la calle Junín 1435; dinero en
efectivo y moneda extranjera por $ 301.500, un saldo de $ 3.500 de una cuenta
corriente existente en el Banco de la Nación Argentina, Sucursal Montevideo, y
el inmueble de la calle Rodríguez Peña 1882, 6º “B” de esta ciudad; se
ajustaron los valores de determinados bienes y se incorporaron bienes del
hogar, tomados originalmente como mejoras en un inmueble por $ 200.000.
Y en ese estado, surge del informe en cuestión que los ajustes
realizados determinaron que la investigada abonara al fisco la suma de $
551.431,02.
Cabe señalar también las manifestaciones del Inspector Cabello
de la DGI, en tanto señaló que frente al valor de las mejoras realizadas en el
inmueble de la calle Junín 1435, los ingresos originalmente declarados por
Alsogaray no alcanzaban a justificar dichas remodelaciones, lo que derivó en la
presentación por parte de aquélla, del convenio de honorarios con la firma
Astilleros Alianza S.A., aportando sólo el original de dos facturas y recibos que
dan cuenta de haber percibido el 15/11/91, la suma de u$s 300.000 y u$s
200.000.
Y en relación a aquella prueba documental, cabe señalar que del
análisis del informe de Jacobo Beker, Síndico de la quiebra de Astilleros Alianza
S.A., surge que ni éste ni los anteriores síndicos de la quiebra y del concurso Juan Francisco García y Francisco Lavalle- tuvieron en su poder los supuestos
papeles de trabajo, informes o dictámenes relacionados con las tareas
profesionales que pudo haber realizado la encartada Alsogaray para la, en
aquella época, concursada empresa.
Por su parte, analizada la documentación de Astilleros Alianza
S.A., surge un asiento en el Libro Copiador Diario Nº 34 a fs. 618, en el cual
figura un pago efectuado con fecha 15 de noviembre de 1991 a la nombrada
Alsogaray de u$s 500.000 o A 5.000.000.000 y un préstamo otorgado por la
firma “Zeal International Corporation” a “Astilleros Alianza S.A.” por la misma
cantidad; carente de todo respaldo documental.
Y al respecto cabe señalar:
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a) Que el convenio en cuestión, a pesar de su magnitud, haya sido el único
firmado por quien no era presidente de la firma durante el año 1991, Sr.
Martinenghi, quien a pesar de encontrarse enfermo para esa época, suscribió el
mismo;
b) que no exista movimiento bancario de fondos en ninguna de las cuentas de
la empresa en nuestro país respecto de la suma involucrada;
c) que los antecedentes del asesoramiento hayan sido acompañados a la causa
judicial recién tres años más tarde de haberse iniciado la investigación, cuando
supuestamente el mentado asesoramiento tuvo lugar en el año 1991;
d) que la operación en cuestión no figure no sólo en ninguno de los papeles de
trabajo de quien fuera contador de la Ingeniera Alsogaray, Contador Furlone,
sino de ninguna otra persona;
e) que el dinero supuestamente prestado por Zeal no haya pasado por la cuenta
Caja de Astilleros Alianza S.A.;
f) que el síndico Beker haya informado que al originarse la operación en
momentos en que Astilleros Alianza S.A. estaba en concurso, no fuera
consultado ni se pidiera autorización al síndico del concurso para endeudar aún
más a la sociedad.
g) que ese mismo contador haya manifestado que "...ante la falta de elementos
que determinen la calidad de los trabajos presuntamente realizados por la
Ingeniera Alsogaray, se podría presentar en la especie las características de
prejudicialidad en materia penal consagrada por el art. 1101 del C.Civil...".
h) que la imputada Alsogaray haya manifestado que para la compra del
inmueble de la calle Junín 1435 de esta ciudad, haya solicitado a su padre un
préstamo temporario por la suma de aproximadamente u$s 250.000, mientras
tramitaba el cobro de los honorarios de Astilleros Alianza, cuando del análisis
de las declaraciones juradas de Alvaro Alsogaray, se desprende que aquél,
para el año 1991, difícilmente hubiera podido disponer de aquella suma de
dinero.
A todo ello, se agrega las conclusiones del estudio pericial de fs.
1801/1825 vta., en tanto se dijo que no se podía informar sobre cuál había sido
el circuito previo de los u$s 500.000 a través del cual la firma en cuestión los
había recibido en préstamo, puesto que dicho importe aparecía en un asiento hoy desaparecido- sin indicación de número de orden de pago, remitiéndose tan
sólo a la Ing. Alsogaray y a un préstamo de ese monto.
Asimismo, prueba de su inexistencia resulta la imposibilidad de
demostrar y probar el origen del dinero en cuestión, en tanto se señaló en el
peritaje aludido que el asiento contable en el que el mismo se plasmó, tan sólo
indicaba que se trataba de un préstamo de la firma Zeal International
Corporation, destacando que la documentación existente eran sólo dos recibos
de la Ing. Alsogaray, que no se compadecían con el registro contable donde no
se registró salida de fondos.
A ello se agrega, la indicación del apoderado de Zeal International
Corporation, Bernardo Pombo, quien declaró que desconocía la operación en
cuestión.
También cabe señalar lo manifestado por el Secretario Contable
del Cuerpo de Peritos Oficiales de la Justicia Nacional, Eduardo Laurence, en
tanto adujo que la documentación que analizara en relación a Zeal International
Corporation y Astilleros Alianza no arrojaba luz alguna sobre el origen de los
u$s 500.000 en el patrimonio de Zeal, señalando que no quedaba debidamente
acreditado el ingreso de dicha suma a la misma como así tampoco que la suma
en cuestión hubiera ingresado al país proveniente del exterior.
De igual manera, cabe citar las manifestaciones del nombrado,
obrantes a fs. 2745/2750 en tanto -entre otras cosas- refirió que el asiento del
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libro diario nº 34 era una mera expresión patrimonial de una deuda y una
supuesta expresión de fondos, por cuanto no existía una orden de pago, una
caja, o bien un banco que hubiesen intervenido; al tiempo que tampoco surgía
del libro de actas de directorio y asambleas, un pago por honorarios de la
magnitud del cuestionado en autos; y que no era usual que se contabilizaran
dos o tres años después los estados contables de una sociedad.
Asimismo, recuérdase que aquél adujo que tampoco figuraba en el
libro inventario la suma de u$s 500.000, lo cual resultaba grave contable y
operativamente, por cuanto de haber existido dicha operación, tendría que
haber estado reflejada en alguno de los estados contables, al tiempo que indicó
que según sus registraciones en los papeles de trabajo, el ejercicio 1991 -año
en el cual supuestamente se celebrara el convenio entre Alsogaray y
Martinenghi- habría registrado una pérdida de australes 311.612.800.175 y en
el año 1992 otra pérdida de $ 6.778.960,04.
Por ello, entiende esta parte que en la causa existen suficientes
elementos de prueba como para afirmar que el convenio de marras, ha sido una
maniobra pergeñada en el año 1994 por la imputada con la colaboración de
Arnaldo Martinenghi, permitiéndole dicho proceder, justificar ante la justicia, el
incremento patrimonial que se había evidenciado con la compra y posteriores
reformas del inmueble de la calle Junín 1435 de esta ciudad, en correlato con
los bajos ingresos que fueran detectados.
Adviértase que fue en 1994, con posterioridad al inicio de esta
investigación, cuando se presentaron las declaraciones juradas rectificativas del
año 1991 en las que se incluyó el supuesto cobro de honorarios; siendo
también en 1994 cuando los síndicos del concurso de Astilleros Alianza y el
Juzgado Comercial en el que tramitaba el mismo tomaron conocimiento de la
supuesta operación.
Por otro lado, surge de las evidencias colectadas, la utilización de
la firma panameña Zeal International Corporation, respecto de la cual poca
información de interés se ha obtenido. Obsérvese en ese sentido que la misma
carece de actividad conocida tanto en Panamá como en la República Oriental
del Uruguay; a lo que se aduna además de la relación que tiene con el astillero
de antigua data y la circunstancia de no haberse podido obtener el testimonio
de ningún integrante de la firma para la época del alegado préstamo.
No puede dejar de señalarse que el hoy fallecido Martinenghi, en
ocasión de deponer bajo las previsiones del art. 294 del CPP, dijo que no se
solicitó ningún crédito específico a Zeal para abonar los honorarios de la
investigada Alsogaray. Sin embargo, dicho extremo fue volcado en el asiento
contable antes aludido tal como se desprende de su simple lectura.
Por otra parte, tampoco encuentra ningún elemento que le de
credibilidad a su versión en cuanto a que dicha deuda fue compensada con la
cesión de derechos litigiosos que efectuara en favor de la empresa Zeal,
cuando la misma obedeció a un préstamo anterior de Zeal, destinado al pago
de deudas impositivas del astillero, tal como surge de las constancias del
expediente comercial nº 69.677.
En tal estado, y sin pretender con ello agotar las argumentaciones
cargosas que cabe formular, se colige -como más adelante referiremos- la
falsedad no sólo del convenio en cuestión sino de cada uno de los asientos
contables que, en orden al alegado pago, se efectuaran en la contabilidad de la
fallida empresa.
c) Ingresos provenientes del art. 1 de la ley “S” 18.302 (fondos
reservados):
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En este sentido, con el alcance de esta requisitoria, se tiene por
probado que los ingresos de $ 622.000, declarados por la encartada en su
patrimonio durante los años 1992 a 1997, no se encuentran justificados.
Dicha afirmación encuentra sustento en los esclarecedores
informes acompañados a la causa -ya señalados- en cuanto son contestes en
afirmar que la Secretaría de Recursos Naturales que presidía la encartada, no
percibió partida alguna atribuida al rubro "fondos reservados".
A ello se agrega que ningún respaldo documental se ha agregado
a la causa, que como tal, permita sostener que el dinero que aquélla dice haber
incorporado a su peculio bajo dicho rubro, provenía efectivamente de las
disposiciones de la ley 18.032.
Por ello, puede sostenerse que las cuantiosas sumas declaradas
por aquélla, no tienen su origen -al menos- en el rubro que indicara en sus
respectivos descargos.
Sin perjuicio de lo cual, queda claro a esta altura que dichas
sumas existieron, en tanto se han evidenciado erogaciones que superaron
ampliamente el monto de dinero señalado.
d) Donación recibida de sus padres
Teniendo en cuenta la prueba colectada, sin perjuicio de las
explicaciones que en relación a éste punto efectuara la encartada y su defensa,
entiende esta parte que la suma de u$s 863.769 declarados por la imputada
como recibidos por la donación de sus padres, tienen un origen dudoso.
Entiende esta parte que la encartada procuró la complicidad
familiar para justificar su incremento patrimonial y las erogaciones que para esa
época realizó -entre las que se destaca el pago al fisco de $ 550.000-.
Sin embargo, no existen elementos de entidad suficientes que
permitan sostener que el dinero que se dice recibido en donación (u$s 863.769)
haya provenido efectivamente del patrimonio de su padre, Alvaro Alsogaray.
En efecto, a poco que se analizan las declaraciones juradas
impositivas de aquél, correspondientes a la época en que tuvieran lugar las
donaciones arguidas (1993 y 1994), surge que el mismo no registró variaciones
patrimoniales que justificaran las exteriorizaciones aludidas.
A ello se agrega que de lo declarado por aquél en su presentación
ante la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, no surge que el mismo
se encontrara en una situación económica que le permitiera efectuar las
donaciones invocadas por la investigada.
De tal suerte, no puede sostenerse que aquél contara en su
patrimonio, para la época en que adquiriera las letras de tesorería uruguaya que
le sirvieran de fundamento para las donaciones invocadas por la imputada, con
la suma en efectivo de aproximadamente u$s 700.000 para dicha inversión.
En ese sentido, obsérvese que el corredor de bolsa uruguayo que
interviniera en su nombre, manifestó ante el Tribunal que el Ing. Alsogaray le
entregó el dinero en efectivo. Sin embargo, surge de sus declaraciones
impositivas de los años 1993 y 1994, un patrimonio neto final negativo, que
aumentó en 1998, ascendiendo sus deudas a la suma de $ 447.903,10.
Asimismo, se desprende que aquél durante el ejercicio
comprendido entre 1993 y 1997, no sólo no canceló sus deudas, sino que
acrecentó se endeudamiento.
Cabe agregar que si la situación económica de Alvaro Alsogaray
hubiese sido tan buena como dijera su hija, no se explica el motivo por el cual
en el año 1998 aquél tuvo que hipotecar su vivienda por la suma de nada
menos que u$s 288.750, conforme se desprende de la escritura nº 119 de fecha
25/6/98 pasada por ante el escribano Mario Carlos Warcovesky.
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Por todo ello, esta parte entiende que los $ 863.769 percibidos por
María Julia Alsogaray no provienen -al menos- de la alegada donación, sino de
un origen inconfesable que la imputada intentó ocultar, fraguando tal liberalidad
familiar.
e) Retiro de dividendos de la firma “Pincar S.A.”
Como ya se dijera, la encartada Alsogaray pretendió justificar su
incremento patrimonial, señalando haber incorporado en su patrimonio la suma
de alrededor de $ 450.000, con motivo del retiro de dividendos efectuados de la
empresa familiar “Pincar S.A.”, durante los años 1996 y 1997.
Sin embargo, entiende esta parte que no existen probanzas
suficientes que acrediten que la firma de mención, haya tenido la solvencia
económica suficiente -más precisamente la suma de u$s 400.000- como para
adquirir en el mes de noviembre de 1990, las letras de tesorería uruguayas que,
en el año 1996 exteriorización mediante, ingresara a este país y le permitiera a
la investigada efectuar los retiros dinerarios en cuestión.
Prueba de ello han resultado los estudios contables llevados a
cabo en la causa. En efecto, obsérvese que los expertos señalaron -entre otras
cosas- que para el año 1990, el patrimonio neto de la firma era de $ 13.973,95,
con un resultado para los ejercicios 1990 y 1991 de $ 3.991,34 y $ 5.583,03,
respectivamente; a lo que se suma que sus ingresos operativos durante el
período 1992-1996 obedeció exclusivamente a los alquileres de sus
propiedades.
Y a ello cabe agregar que luego de aquella exteriorización -1997la empresa no registró ingreso alguno, ascendiendo los mismos tan sólo a $
3.000 y $ 44.496,48, para los años 1998 y 1999, respectivamente.
Llama la atención que haya sido precisamente cuando la
encartada pasara a ostentar, una vez más gracias a la donación de sus
progenitores, el 90% del paquete accionario, que se realizó la exteriorización en
cuestión, e inmediatamente después de ello, su retiro de la cuenta de la
empresa. Fondos éstos que, según alegara la encartada, le sirvieron para
pagar alguna deuda; y comprar los departamentos en Nueva York a través de la
constitución en el exterior de la empresa Purple Cross Corporation.
En tal estado, se entiende que amparándose en la no obligación
de informar el origen del dinero con el cual se adquirieron las letras de tesorería
aludidas (art. 16 de la ley 24.073) se utilizó la empresa familiar para “blanquear”
sumas de dinero que, a criterio de esta parte, no pertenecían a la misma,
utilizándolos la encartada para justificar de alguna manera, el elevado monto de
las transacciones que realizara y que no se correspondían con su real nivel de
ingresos.
No puede dejar de mencionarse que llama la atención la
circunstancia que, de todas las donaciones que la encartada refiere realizadas
por sus progenitores, sólo ella haya sido la beneficiaria. No se pretende
cuestionar las decisiones que en tal sentido pudo haber tomado Alvaro
Alsogaray. Sin embargo, a poco que se analizan las declaraciones juradas de
aquél, ningún beneficio han recibido los hermanos de la investigada.
Tales extremos resultan cuanto menos sospechosos de la ayuda
familiar que aquélla recibiera, nuevamente a efectos de justificar su incremento
patrimonial.
f) Recepción de fondos por convenio de separación de bienes celebrado
con su ex cónyuge.
Con sustento en la prueba documental y pericial producida, se
tiene por probado que existe una diferencia de $ 25.000 que no encuentran
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sustento en el convenio de separación argüido por la investigada, en tanto
mientras aquélla incorporó en su declaración jurada del impuesto a las
ganancias correspondiente al año 1992, como justificación de variación
patrimonial, la suma de $ 91.710 imputados al convenio de separación de
bienes celebrado con su ex-cónyuge, los expertos contables hicieron saber que
el convenio en cuestión sólo justificaba un incremento que ascendía a $ 66.710.
De tal suerte, no existiendo prueba documental alguna que de
basamento a las afirmaciones de la encartada, entiende esta parte que una vez
más, la investigada pretendió justificar su incremento patrimonial, esta vez,
imputando los montos invertidos, en la disolución de su sociedad conyugal.
En suma, el delito que se le atribuye, contenido dentro del título XI
del Código Penal, establece una pena para el funcionario público que no
justificare un incremento apreciable de su patrimonio posterior a la asunción de
un cargo.
Al respecto, sostuvieron los integrantes del TOC º 29 de esta
ciudad que: "Lo que ocurre es que existe una obligación que se encuentra
latente desde que el ciudadano común decide voluntariamente desempeñarse
en la función pública. No se sorprende a nadie que se encuentre en esa
situación, ni se lo coloca en un estado de indefensión, por interrogárselo sobre
su patrimonio, puesto que el funcionario desde que toma posesión del cargo
conoce la obligación y debe estar preparado, llegado el caso, para cumplir con
la ley." (confr. causa nº 564 del registro del TOC nº 29, rta. el 15/10/99).
Por su parte, la Sala IV de la Cámara del Crimen de esta ciudad,
en los autos "Guglielminetti, Raúl A. s/enriquecimiento ilícito" ha dicho que: "...el
delito de enriquecimiento ilícito protege la imagen de transparencia, gratuidad y
probidad de la administración....a modo ilustrativo y a fin de recalcar la
importancia de la transparencia que deben tener los funcionarios públicos,
corresponde señalar que la figura de enriquecimiento ilícito fue incluida en el
texto de la Convención Interamericana contra la corrupción como una de las
medidas que los estados se comprometen a legislar. Pacto que fue redactado y
aprobado en marzo de 1996 en Caracas, por veintiún países de la OEA incluida
la Argentina, ratificado por nuestro Congreso en diciembre de ese mismo año y
promulgado en enero de 1997".
Ha dicho la jurisprudencia que "...el delito de enriquecimiento ilícito
del funcionario público no persigue la acción de enriquecerse, sino la de no
justificar la procedencia del enriquecimiento, con lo cual la ley no consagra una
presunción, sino imponiendo un deber y sancionando su incumplimiento..."
(CCyC, Sala I, causa "Vallone, José A." rta. 11/6/98).
Como así también que "...teniendo en cuenta que no justificó
satisfactoriamente con razones convincentes -testigos, documentos, etc.- el
origen lícito de su patrimonio, el debate no merece mayor análisis, pues resulta
clara la comisión del delito de enriquecimiento..." (CCyC Sala IV, causa
"Guglielminetti, Raúl A. s/enriquecimiento ilícito", rta. 4/10/99).
Y cabe también señalar que : "La norma sancionada en octubre de
1964 obedecía al anhelo de proteger la transparencia y regularidad en el
ejercicio de la función pública y reprimir con mayor eficacia la corrupción,
propósito que se advierte en los numerosos proyectos que desde 1936 se venía
elaborando y que aún hoy se comprueba con la reforma constitucional de 1994
que incluye en sus preceptos, en el capítulo Segundo, bajo el epígrafe de
Nuevos Derechos y Garantías en el art. 36 que en su parágrafo quinto reza:
"atenta contra el sistema democrático quien incurriere en grave delito doloso
contra el Estado que conlleve enriquecimiento, quedando inhabilitado por el
tiempo que las leyes determinan para ocupar cargos o empleos públicos"
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(Cámara Séptima del Crimen, Córdoba, sentencia nº 13, causa "Angeloz,
Carlos Miguel y otros por enriquecimiento ilícito" rta. el 20/10/98).
La pretendida justificación ensayada en autos por María Julia
Alsogaray, antes que demostrar el verdadero origen del patrimonio, parece
estar dirigida a simular la licitud de su incremento patrimonial. Así, la conducta
evidenciada por la imputada, no sólo durante su desempeño en la función
pública sino a lo largo de la presente investigación, no se compadece con el
deber de pulcritud, transparencia y claridad con el que debe actuar todo
funcionario público.
Analizada la prueba documental colectada durante la pesquisa,
entiende esta parte que existen evidencias de manipulación de datos y
maniobras destinadas a la ocultación de bienes y a la justificación ficticia del
incremento patrimonial comprobado. Ejemplo de ello han resultado los valores
asignados a la compra de los automotores, los ingresos imputados a honorarios
no comprobados, las donaciones señaladas sin comprobar la capacidad
prestable de los donantes, mutuos hipotecarios sospechosos, entre otros.
Así, cabe señalar que todos los desfasajes financieros en el
patrimonio de la imputada, fueron cubiertos con ingresos que no han sido
debidamente confirmados (honorarios profesionales, donaciones y algunos
préstamos hipotecarios). A ello se agrega que todas las erogaciones de
magnitud, fueron realizadas en efectivo, al igual que la alimentación de las
cuentas bancarias. Dicho proceder, al margen de no ser práctica habitual en los
negocios, podría estar encubriendo cuentas no declaradas.
Por ello, no habiendo justificado aquélla su incremento patrimonial,
tenemos que sus egresos, inversiones, y demás transacciones comerciales,
superan ampliamente sus ingresos legítimos, razón por la cual, habiéndose
producido aquél mientras la investigada se desempeñara en la función pública,
nos encontramos ante un claro caso de corrupción pasible de reproche penal
conforme las previsiones del art. 268 (2) del Código Penal.
Por otra parte, se atribuye también a la encartada Alsogaray, la
comisión del delito de falsificación de instrumento privado, previsto y reprimido
en el art. 292, primer párrafo del Código Penal, el cual concurre en forma ideal
con el delito de enriquecimiento ilícito analizado precedentemente (art. 54 del
Código Penal).
En efecto, con los elementos de prueba colectados a lo largo del
sumario, se tiene por probado que, el convenio que aquélla suscribiera con
Arnaldo Martinenghi y que fuera presentado en estos obrados a efectos de
justificar el ingreso a su patrimonio de u$s 500.000, ha resultado falso.
De tal suerte, la falsificación endilgada ha recaído sobre un
documento privado, caracterizado por la ausencia de una intervención estatal
de fe pública cumplida por funcionario especialmente encargado de ella y de
formas solemnes observables obligatoriamente para hacerlos portadores de
dicha fe.
Así, ha sostenido la doctrina que: "Son todos aquellos que
contienen una declaración con eficacia jurídica, extendidos por los distintos
sujetos de derecho (...) sin sujeción a forma determinada que les confiera
autenticidad" (confr.: Cafure de Batistelli, "Cuadernos del Instituto de Derecho
Penal", 1975, nº 126, pág. 215, citado por Carlos Creus, pág. 46).
La falsedad aludida alcanza también a los recibos y facturas
acompañadas -tanto a este proceso como a las actuaciones administrativas que
tramitaran ante el organismo recaudador-, con los cuales se pretendió acreditar
la efectiva percepción de los u$s 500.000; y claro está, ha recaído también
sobre el asiento contable obrante en el Libro Copiativo Diario nº 34, de la firma
“Astilleros Alianza S.A.”, con el cual se intentó demostrar el pago de los
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honorarios señalados, mediante la obtención de un préstamo por igual monto,
por parte de la empresa “Zeal International Corporation”.
Así, a la luz de los hechos acaecidos y la jurisprudencia imperante
en la materia, se advierte que la imputada junto con el fallecido Arnaldo
Martinenghi, confeccionaron documentos falsos, tendientes a probar un hecho
que en realidad nunca sucedió: el pago de u$s 500.000 en concepto de
honorarios profesionales con motivo de la contratación de María Julia Alsogaray
por la empresa Astilleros Alianza S.A.
No quedan dudas de la utilización de aquel convenio por parte de
la encartada, consumando de esa forma el delito en cuestión, en tanto aquella
ha colocado al documento en situación que se lo pretendió hacer valer, según
su finalidad, naciendo así la posibilidad de perjuicio.
Como ya dijéramos, el delito de falsificación endilgado concurre
idealmente con el enriquecimiento ilícito atribuido, en tanto ha señalado la
doctrina que: “si la falsificación de documento privado se consuma con el uso y
ese uso se lo ha hecho con fines delictivos, la misma finalidad, unificada en una
conducta (hecho), nos enfrenta ante un concurso ideal, ... según la norma del
art. 54 del Código Penal...” (Creus, Carlos, op. cit., pag. 109).
IV. FUNDAMENTOS
Prueba de lo dicho precedentemente y su consecuente responsabilidad penal resulta de:
Denuncia de fs. 2/8 vta. y presentación de fs. 28/34 vta.
2) Declaración testimonial de Roberto Eduardo Bases de fs. 19/26 vta.
3) Declaración testimonial de Gustavo Antonio González de fs. 41/47 vta.
4) Declaración testimonial de Laura Termine de fs. 48/49.
5) Fotocopias y fotografías glosadas a fs. 52/69 y 71/138.
6) Declaración testimonial de Luis Gustavo Machado de fs. 158/159 vta.
7) Informes de la Dirección General Impositiva de fs. 168/181, 182/184,
278/282, 354/355, 433/434, 1177/1178, 2102/2103 vta., 2897 y vta.
8) Informes del Registro de la Propiedad Inmueble de esta ciudad de fs.
192/200, 201/223 vta., 1329/1356, 1428/1440, 2055/2071.
9) Informe de la Secretaría de la Función Pública de la Presidencia de la
Nación de fs. 229.
10) Informe del Centro Argentino de Ingenieros de fs. 230 y de la Junta
Central de los Consejos Profesionales de Agrimensura, Agronomía,
Arquitectura e Ingeniería de fs. 234.
11) Informes de la Escribanía General del Gobierno de la Nación de fs.
239/243, 1179/1223 (fotocopias certificadas de las declaraciones juradas
patrimoniales presentadas ante ese organismo), 2424.
12) Informes de la Inspección General de Justicia de fs. 258/262,
361/400, 401/425, 488/522, 1401/1414, 1703/1705, 1711/1714, 2025,
2110/2125, 2665/2691, 2694/2722.
13) Declaración testimonial de Luis Alberto Cabello de fs. 264/265 vta.,
288/289 vta., 579/581 vta., 613 y vta.
14) Informe de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación de fs.
266/268.
15) Fotocopias certificadas de la causa nº 3061, caratulada
“ALSOGARAY, María Julia s/ ley 23.771”, del Juzgado en lo Penal Económico
nº 7, Secretaría nº 13 (fs. 297/345).
16) Declaración testimonial de Eduardo Angel Russo de fs. 427/428 vta.
17) Informes de la Dirección Nacional de Migraciones de fs. 451,
541/547, 2126/2130.
41
18) Presentación de fs. 471 y copias de fs. 458/470, del letrado de
Fernando José Domingorena -socio gerente de Estibajes Norte S.R.L.-; y
declaración testimonial del nombrado de fs. 475/476.
19) Informes del Registro de la Propiedad Automotor de fs. 481/482,
1298/1314.
20) Fotocopias glosadas a fs. 525/531 relacionadas con actuaciones de
los autos “Erize Francisco Javier y Alsogaray María Julia s/separación personal
art. 205”.
21) Informes del Cuerpo de Peritos Contadores de fs. 551/552 (perito
Ricardo Hugo Madrid), 723/726 vta. (perito Eduardo R.L. Laurence), 876 y vta.
(perito Eduardo R.L. Laurence).
22) Declaración testimonial de Ana María Osella Muñoz de fs. 556/558 y
presentación de fs. 584.
23) Declaración testimonial de Oscar Rodolfo Ponce de León de fs.
564/565 vta., y presentación del mismo de fs. 567/570.
24) Declaración testimonial de Ernesto Mario Furlone de fs. 618/621 vta.,
1161/1164.
25) Declaración testimonial del Subinspector Marcelo Mereles de fs.
647/648.
26) Acta de secuestro de fs. 651 y vta., del allanamiento llevado a cabo
en el domicilio de la calle San Martín 140, piso 16 de esta ciudad, perteneciente
a “Astilleros Alianza S.A.”
27) Fotocopias glosadas a fs. 656/676 vta. relacionadas con las
actuaciones nº 1088 del registro de la Secretaría 15 del Juzgado Federal nº 8.
28) Declaraciones de Arnaldo Martinenghi de fs. 682/684, presentación
de fs. 896/897, fs. 3387/3394 vta.
29) Presentación de la firma Astilleros Alianza S.A. de fs. 686/713,
715/716.
30) Declaración testimonial de Francisco Lavalle de fs. 720/722 vta. y
presentación de fs. 731 y vta. y 740/741 vta.
31) Informes del Banco Francés de fs. 754, 761, 793/794, 2027/2043,
2104/2105, 3361/3375, 3573.
32) Informes del Banco de Boston de fs. 757, 1937.
33) Fotocopias glosadas a fs. 779/783 remitidas por el Juzgado
Comercial nº 10, Secretaría 20, relacionadas con “Astilleros Alianza S.A.”.
34) Informes del Citibank de fs. 787, 789.
35) Declaración testimonial de Bernardo Aníbal Pombo de fs. 809/810
vta. y fotocopias acompañadas a fs. 801/808.
36) Fotocopias glosadas a fs. 815/871, aportadas por María Fernanda
Lavalle.
37) Copias de la revista “Noticias” de fecha 23 de diciembre de 1998,
obrantes a fs. 1112/1115.
38) Informe de la Oficina Nacional de Etica Pública de la Presidencia de
la Nación, de fs. 1143/1145.
39) Informe del hoteal Alvear de fs. 1294.
40) Presentación del escribano Rodolfo José Kligmann (fs. 1315 y vta.).
41) Informe de la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia de la
Nación de fs. 1357/1372.
42) Informe de la Dirección General de Administración del Ministerio de
Economía y Obras y Servicios Públicos de fs. 1373/1399, y de la Subsecretaría
de Normalización Patrimonial de fs. 1445/1457.
43) Informe del Registro de la Propiedad Inmueble de la provincia de
Buenos Aires, de fs. 1415/1427, 1461/1472.
42
44) Informe de la Dirección General de Coordinación de Asuntos
Jurídicos de la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable, de
fs. 1458/1459.
45) Informe de la empresa MOVICOM, de fs. 1474.
46) Declaración testimonial de Oscar Tolchinsky (fs. 1479/1480).
47) Declaración testimonial de Santiago María Bignoli (fs. 1484/1485).
48) Declaración testimonial de Alejandro Jorge Benito Borghini (fs.
1487/1488).
49) Fotocopias de escrituras de fs. 1492/1505.
50) Presentación de Luis Angel Moretti, apoderado de Editorial Perfil
S.A., de fs. 1525/1531 y 1536.
51) Informe de Argencard de fs. 1554.
52) Informes de la firma American Express Argentina S.A. de fs. 1578,
1935, 3501/3502.
53) Informe de Visa Argentina S.A. de fs. 1580/1582.
54) Declaración testimonial del Subinspector Adrian Lotocki de fs. 1642 y
vta.
55) Acta de secuestro de fs. 1645 con motivo del allanamiento realizado
en el domicilio de la calle Av. Roque Saenz Peña 1134, piso 8º de esta ciudad.
56) Informe de Azul Televisión de fs. 1798.
57) Estudios periciales llevados a cabo por el Cuerpo de Peritos
Contadores Oficiales de fs. 1801/1825 vta., 3206/3221, 3254/3269 vta.,
5771/5773 vta.
58) Presentación del Diputado de la Nación Juan Pablo Cafiero obrante a
fs. 1867/1868 y declaración testimonial del mismo de fs. 2010/2011.
59) Nota de fs. 1890 y vta. y fotocopias de fs. 1891/1908.
60) Declaración testimonial de Gonzalo Bruno Quijano, obrante a fs.
2077/2080 vta.
61) Declaración testimonial de Juan Francisco García, obrante a fs.
2084/2087 vta. y presentación de fs. 2425/2451 vta.
62) Presentación del contador Jacobo Beker, obrante a fs. 2095 y vta. y
declaración testimonial del mismo de fs. 2399/2403 vta.
63) Informe de Veraz de fs. 2404.
64) Declaración testimonial de Luis Alberto Dorado de fs. 2409/2410.
65) Informes del Departamento INTERPOL de fs. 2418/2420, 2509/2510,
2601/2602, 2790/2791, 3178/3181.
66) Informe del Banco Caja de fs. 2511.
67) Informe de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Honorable
Cámara de Diputados de la Nación, obrante a fs. 2538.
68) Informes de la AFIP de fs. 2551/2594 vta., 2917/2923, 3183/3192,
3293/3329, 3503/3514, 3832/3838 vta., 4326/4335.
69) Declaración testimonial de Hilda Gutierrez de fs. 2603/2611.
70) Declaración testimonial de Guillermo Enrique Ansorena de fs.
2636/2641 vta.
71) Declaración testimonial de Ruben Omar Ceci de fs. 2652/2655 vta.
72) Declaración testimonial de Hugo Oscar Vidal de fs. 2731/2735 vta.
73) Declaración testimonial de Eduardo Laurence de fs. 2745/2750.
74) Fotocopias glosadas a fs. 2751/2764 relacionadas con los papeles de
trabajo acompañados por Eduardo Laurence.
75) Declaración testimonial de María Alicia Christensen de fs. 2773/2774
vta.
76) Declaración testimonial de Jorge Ricardo Cejas de fs. 2794/2800.
77) Informes del Ministerio de Justicia de la Nación de fs. 2838/2846,
3434.
43
78) Declaración testimonial de Antonio Guillermo Gómez Riera de fs.
2894/2895 vta.
79) Nota actuarial en relación a la tarjeta Diners Club Intenacional nº
3646-682324-0867, cuyo titular es María Julia Alsogaray, de fs. 2898.
80) Informe de la Secretaría de Hacienda del Ministerio de Economía de
la Nación obrante a fs. 2900/2901.
81) Informe procedente del U.S. Department of Justice, Crimnal División,
de Estados Unidos y su correspondiente traducción obrante a fs. 2968/3164,
como así también traducciones de informes procedentes de Estados Unidos
obrantes a fs. 3574/3712, 3903/3988, 4440/4458, 4506/4590, 4592/4632,
4643/4645, 4952/4993, 4998/5316, 5321/5323, 5337/5465, 5467/5546,
5709/5757.
82) Informe del Ministerio de Economía de fs. 3223/3228.
83) Declaración testimonial de Diego Francisco Impagliazzo de fs.
3342/3347 vta.
84) Informe de la Secretaría de Desarrollo Sustentable y Política
Ambiental de fs. 3398/3429.
85) Informes de fs. 3515/3524, relacionados con los programas de
acumulación de millaje.
86) Informe de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación obrante
a fs. 3528/3542.
87) Declaración testimonial de Mauricio Cukier Solnica de fs. 3565/3571
y presentación de fs. 4400/4402 vta. y 4854/4856 vta.
88) Fotocopias de documentación bancaria obrante a fs. 3715/3752 en
orden a las cuentas registradas en el BBV Banco Francés.
89) Declaración testimonial de Luis Angel Viñoly, obrante a fs. 3849/3850
vta. y presentación de fs. 4264/4279.
90) Informes del Banco de la Nación Argentina, Sucursal Montevideo,
Uruguay, obrantes a fs. 3877/3878, 4694/4829.
91) Informe del Banco Galicia de fs. 4338.
92) Informe actuarial de fs. 5328/5335.
93) Declaración testimonial de Francisco Juan Verstraeten Teran de fs.
5647/5649 vta.
94) Declaración testimonial de Christian Garat de fs. 5650/5651.
95) Declaración testimonial de Nora Adela Chiban de fs. 5661/5662 vta.
96) Declaración testimonial de Jaime Isaac Wolinsky de fs. 5759/5760
vta.
97) Constancias obrantes en las actuaciones en trámite por ante el
Juzgado Comercial nº 10, Secretaría 20, con motivo de la quiebra de Astilleros
Alianza S.A.
98) La totalidad de la documentación, expedientes administrativos y
legajos reservados en Secretaría.
La realidad del suceso, corroborada sobre la base de la prueba detallada
y un pormenorizado análisis de los hechos, permiten a esta parte reprochar
penalmente la conducta ilícita desplegada por la encartada, conforme la
descripción fáctica y jurídica efectuada en los puntos II y III del presente
requerimiento.
Así, puede sostenerse que la nombrada ha desplegado una maniobra
violatoria de las disposiciones legales con pleno conocimiento y voluntad de
llevar adelante la conducta que se le reprocha.
La copiosa prueba recolectada en el curso de la actividad instructoria
pone de manifiesto los extremos antes aludidos.
El descargo efectuado por la imputada no encuentra, a criterio de esta
parte, sustento en ninguna de las pruebas reunidas en la causa, resultando los
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mismos un intento de mejorar la comprometida situación procesal en que se
encontraba.
Con todo lo expuesto, consideramos acreditada en su aspecto objetivo y
subjetivo la materialidad de los ilícitos reprochados, no concurriendo en el caso
causa alguna de justificación o exculpación que podrían eventualmente incidir
respecto de la responsabilidad que en los hechos le cupo a la encausada.
Concluyendo la reseña de elementos probatorios que avalan esta
requisitoria, cabe dejar en claro que la misma no pretende cerrar el cuadro de
argumentaciones cargosas acumuladas en el presente sumario, sino
simplemente exponer en forma sucinta los motivos en que se funda -tal como lo
exige el art. 347, último párrafo del CPP-, resultando las conclusiones efectuadas, a criterio de esta parte, de contundencia suficiente para cumplir tales
fines.
En esa misma línea, tampoco puede aseverarse que el detalle de bienes
efectuado en esta requisitoria conforme la totalidad del patrimonio de la
encausada. Por otra parte, la actitud demostrada por la imputada durante el
curso del proceso tampoco facilitó la determinación exacta de su patrimonio
(nótese que por ejemplo la adquisición de los departamentos valuados en u$s
400.000 propiedad de ella, aparecidos en Nueva York, se tomó conocimiento
por un hecho fortuito recién en 1998).
En virtud de ello, esta parte quiere dejar en claro entonces, que la
consideración por separado de cada uno de los intentos de justificación, no
implica ceñir la discusión que habrá, necesariamente, de producirse en el
debate en relación a dichos ítems.
V. ACTUACION DEL MINISTERIO PUBLICO FISCAL EN LOS
PRESENTES OBRADOS.
La actividad del Ministerio Público Fiscal en esta causa, no ha sido
tarea fácil ya que durante el curso del proceso se nos ha vedado la posibilidad
de ejercer las funciones propias de esta parte, mediante intimaciones a cesar
en la actividad conferida por ley y hasta se nos ha acusado de la comisión de
todo tipo de delitos.
Sabemos que V.S. tiene un criterio bien diferenciado del de esta
parte acerca de los alcances que debe otorgarse al art. 26 de la ley 24.946, y de
los límites de actuación de quienes representan la acción penal pública. El
derecho a pensar así, como juez en este proceso, es innegable y hasta
entendible.
Sin embargo, es nuestro deber también, fundar nuestra posición al
respecto, toda vez que varias de las probanzas aquí valoradas fueron
colectadas y agregadas al expediente por actuación propia de estos integrantes
del Ministerio Público Fiscal.
Por ello, intentaremos explicar aquí, lo que no hemos podido en
dos oportunidades anteriores -en tanto las presentaciones de esta parte fueron
devueltas por V.S. Efectivamente, desde el 18 de marzo de 1998 rige la ley
24.946 que logra reglamentar las disposiciones del art. 120 de la Constitución
Nacional, que consagra la independencia, la autonomía funcional y la autarquía
financiera del Ministerio Público, por lo que se dota a los integrantes del
Ministerio Público de un nuevo "status" institucional y pretende que el órgano
acusador tenga una activa participación en las investigaciones en las que
participa.
Con relación a este último tópico resulta esclarecedor el art. 40 de
dicha ley; el cual, al otorgarle a los fiscales deberes y atribuciones los faculta a
requerir por sí ante cualquier autoridad administrativa, salvo aquellos casos en
que por las leyes penales no esté permitido obrar de oficio.
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Asimismo, también como ya se dijera, el texto del art. 26, en su
primer párrafo, de la citada ley, confiere a los integrantes del Ministerio Público
una activa participación en el sumario, en plena etapa investigativa, como
requerir informes a los organismos nacionales, provinciales y comunales; a
organismos privados, y a los particulares cuando corresponda; realizar
diligencias y citar personas a sus despachos con la obligación de las agencias
policiales y de seguridad de prestar toda la colaboración que se les requiriese.
El segundo párrafo de la norma aclara incluso que la posibilidad
de producir información útil y pertinente para lograr el desarrollo efectivo de la
acción penal no es una facultad, sino que se trata de una obligación de los
fiscales, sin perjuicio de la dirección del proceso que siempre estará en manos
del juez.
Entendemos que V.S. no debió restringir la actividad investigativa
de los fiscales, ya que la norma aludida nada dice al respecto, al contrario, le
otorga al órgano acusador iniciativa propia en las investigaciones de los delitos
y le impone la obligación de producir prueba en todos los asuntos en los que
sea parte (art. 40, inc. "a" de la ley 24.946). En este sentido, resulta ilustrativa y
demarcatoria la opinión de la más alta jerarquía del Ministerio Público, cuando
afirma “... que es criterio del suscripto como máxima jerarquía del Ministerio
Público Fiscal (art. 33, 1er. párrafo, Ley 24.946), que sus integrantes, con
arreglo a la autonomía funcional de que se encuentran investidos y a las
facultades que la citada ley les confiere (artículos 1; 26, párrafo 1°; y 40, inciso
a, ibídem), se encuentran autorizados a requerir por sí mismos los informes que
resulten necesarios para un adecuado cumplimiento de sus funciones".
Por ello, creemos que, más allá de las opiniones personales, la ley
otorga a los integrantes del Ministerio Público, facultades para el mejor
cumplimiento de su función y no cabe que V.S., con una interpretación de las
normas tan particular, pueda prohibirlas ni mucho menos restringir su ejercicio.
Huelga recordar además que la etapa por la que se transita, no es
más que la de recopilación de evidencias que permite evaluarlas en una forma
provisoria, y que la verdadera producción de la prueba se produce en una etapa
del proceso de la cual V.S. es ajeno, no así el Ministerio Público. Lo cual
amerita las atribuciones funcionales que esta parte defiende, toda vez que los
representantes del Ministerio Público Fiscal, en el contradictorio, sostendremos
la acusación con sustento en las probanzas colectadas en la etapa anterior y
las que puedan incorporarse posteriormente al debate oral y público, y que
teniendo en cuenta esta última posibilidad, negarle la facultad al Ministerio
Público, como dijo V.S., de realizar averiguaciones, atenta contra su propia
naturaleza.
La interpretación que de las normas realiza V.S. pareciera
pretender erigirse en verdad absoluta y única, deviniendo obligatorio su
acatamiento, so pena de incurrir en conducta delictiva.
Sin embargo, es del caso señalar que la exégesis que V.S. efectúa
no resulta erga omnes, ni mucho menos absoluta y por consiguiente de
acatamiento y aplicación obligatorio. V.S. resulta en el caso un juez instructor
que de un modo particular ha valorado diferentes normas y disposiciones,
explicación ésta que en modo alguno esta Fiscalía se encuentra obligada a
compartir.
Su aceptación implicaría que ni siquiera el Procurador General de
la Nación y menos aún los fiscales que actuamos ante las distintas instancias
podamos interpretar las normas procesales y disposiciones de nuestra propia
esfera de actuación y, en consecuencia, actuar conforme a derecho.
Por ello, una vez más puede sostenerse que el criterio de V.S., en
orden a la actuación de esta parte, resulta contradictorio con su propio
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proceder; en tanto no sólo cada uno de los elementos colectados por la Fiscalía
y aportados a la causa fueron incorporados al sumario, sino que resultó
precisamente V.S. quien los valoró en ocasión de dictar el procesamiento de la
encartada Alsogaray.
Pareciera entonces que la actuación de esta parte no ha resultado
“desatinada”, “sobreabundante”, “extralimitado”, “caprichosa”, “forzada”,
“incoherente” o “absurda” tal como también señaló en alguna oportunidad. Y tan
ello así que ante un concreto planteo de nulidad, V.S. resolvió rechazarlo,
entendiendo que lo actuado por esta parte no se encontraba afectado desde el
momento en que se incorporan al expediente los elementos aportados,
momento a partir del cual resultan reproducibles y susceptibles de contralor.
En otro orden, cabe señalar, que compartimos en que no debe
existir más que un solo legajo, porque además así lo dice la ley, donde se
agrupen todos los elementos probatorios, y que ello se da en el marco de un
proceso, ya que la actividad que realiza esta parte es la de efectuar
averiguaciones para poder ofrecer prueba precisamente en ese proceso;
pudiendo la defensa refutarla en el contradictorio, recordando, Sr. Juez, que el
proceso no se agota en el auto de procesamiento. Por ello, se pretende evitar la
errónea concepción de que la instrucción constituye el fundamento de la
sentencia, cuando ésta sólo será base de la acusación, resultando la fase
preparatoria del juicio, en donde -como se dijera- se tiene por objeto buscar,
recoger y seleccionar el material que servirá para aquél.
Pareciera que el Sr. Juez confunde proceso con actividad del
Ministerio Público Fiscal, que son dos cosas diferentes. La actividad del
Ministerio Público Fiscal para que sea transparente, registrable, y controlable,
sin duda se lleva a cabo en un legajo que, de ninguna manera, resulta ser un
sumario paralelo y secreto.
Por otra parte, resulta igualmente desconcertante que V.S. efectúe
tan particular exégesis de las normas que rigen la actuación de estos fiscales
recién después de 10 años de haberse iniciado el proceso, instrucción sumaria
prolongada si las hay, cuando en realidad estos acusadores públicos vienen
realizando diligencias como las que hoy le aquejan desde antaño. En tal sentido
basta recordarle a V.S. las actuaciones nº 1598 y 1156, en trámite por ante la
Secretaría 17 del Tribunal a su cargo, donde esta parte -por sí- : a) produjo
informes (confr. fs. 23.446 de la causa 1156; fs. 176, 736/737, del legajo 3; y fs.
24 del legajo 104, ambos en causa 1156); b) obtuvo y acompañó prueba
documental (confr. fs. 1506 del legajo 143 en causa 1156; fs. 9928 en causa
1598); c) solicitó informes a distintas reparticiones públicas y privadas (confr. fs.
14.730, 23.445, 23.446, 30.769 y 30.777, entre otras, de causa 1156); d) recibió
declaraciones testimoniales, comparecencias espontáneas, (confr. fs. 1/5 del
legajo nº 9 de identidad reservada en causa 1598; legajo 288 agregado a causa
1156); e) mantuvo entrevistas y reuniones con especialistas y funcionarios en el
país y en el exterior (fs. 3943, y 5276 de la causa 1156; fs. 1641 del legajo 3 en
causa 1156); f) se constituyó por iniciativa propia en dependencias de distintos
organismos de investigación nacionales y extranjeras (vgr. F.B.I) con el fin de
recabar datos que luego fueron aportados y debidamente agregados por V.S.
(confr. fs. 3943 causa 1156, Secretaría 17). g) además de toda actividad
relacionada a la protección de testigos que se presentaban en la dependencia
(confr. legajos de testigos “L y LL” en causa 1156, posteriormente agregadas al
cuerpo XXII de la causa Armas I; fs. 816 del legajo “13-A” en causa 1598; y,
legajo 288 agregado en causa nº 1156).
Y en cuanto a las especulaciones que realiza el Sr. Juez en base a
la posible ocultación de información que pueda llegar a variar la decisión sobre
un justiciable, son producto solamente de su imaginación, ya que jamás estos
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representantes del Ministerio Fiscal, ante evidencias que permitan exculpar,
atenuar o agravar la situación de un imputado, lo han ocultado.
Asimismo, entendemos propicia la ocasión para solicitar a V.S.
que en lo sucesivo, se evite calificar del modo que se ha hecho -“desatinada”,
“sobreabundante”, “extralimitado”, “caprichosa”, “forzada”, “incoherente”, o
“absurda”- la actividad de este Ministerio Público Fiscal, cuando el mismo actúa
en legítimo cumplimiento de un deber legal, más allá que tales extremos sean
de mayor o menor agrado de V.S., y en el marco del mutuo respeto que debe
imperar en nuestras actividades.
VI. DE LA NOTIFICACION A LA PROCURACIÓN DEL TESORO
DE LA NACIÓN.
Teniendo en cuenta la naturaleza de los delitos reprochados a la
procesada Alsogaray, y el estado en que se encuentra la pesquisa, conforme a
las disposiciones de los arts. 27, 66 y concordantes de la ley 24.946 (Ley
Orgánica del Ministerio Público), arts. 2, 5, y concordantes de la ley 12.954 (Ley
de Cuerpo de Abogados del Estado) y su decreto reglamentario nº 34.952/47,
disposiciones del decreto nº 1240/96, ley 17.516 (Ley de Representación
Judicial del Estado), y art. 4º, de la ley 19.539 (Modificatoria de la anterior), no
puede descartarse la eventual intervención de la Procuración del Tesoro de la
Nación en estos obrados.
Ello así, en tanto el art. 4º de la ley 19.539, expresamente dispone:
“El Estado podrá asumir el carácter de parte o de querellante en todos los casos
en que esté comprometido el orden público o el interés público y
particularmente cuando se cometan delitos contra la seguridad de la Nación, los
poderes públicos y el orden constitucional, la administración pública y el
patrimonio o rentas fiscales, y también en los casos de delitos contra la
seguridad común, la tranquilidad pública y la fe pública. (...)”.
Por ello, entendemos que, previo a la clausura de la instrucción –
momento en el que caducará toda oportunidad de presentarse como actor civil
en estas actuaciones-, correspondería notificar a dicho organismo del estado la
existencia de estas actuaciones a efectos de que evalúe tal posibilidad (art. 90
del CPP).
VII. REQUISITORIA
1) Por lo expuesto en los párrafos precedentes y de conformidad
con lo dispuesto por los artículos 32, 347 y siguientes del CPP, esta parte
solicita formalmente se declare clausurada la instrucción del sumario y la
ELEVACION A JUICIO DE LAS PRESENTES ACTUACIONES seguidas contra
MARIA JULIA ALSOGARAY, de la filiación antes consignada, por la comisión
de los delitos antes mencionados.
2) Se tenga presente lo peticionado en el punto V.
3) Se notifique a la Procuración del Tesoro de la Nación la
existencia de las presentes actuaciones.
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