ARGENTINA y LA DEFENSA DE VENEZUELA: LA DOCTRINA

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STUOIOS
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MERICANOS
Cuadernos Latinoamericanos
Año 17, Ng 29, enero-junio de 2006 (pp. 63-78)
ISSN: 1315-4176. Dep. legal pp 88.0099
Centro Experimental de Estudios Latinoamericanos
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ARGENTINA y LA DEFENSA DE VENEZUELA: LA DOCTRINA DRAGO (1902) Dra. María de Monserrat Uaíró"
A modo de introducción y reflexión
El presente trabajo tiene por objeto analizar los hechos que motivaron a
Argentina y, sobre todo, al canciller Luis María Drago, a pronunciarse en favor y
reclamar públicamente el respeto de los principios de soberanía y autodeter­
minación de Venezuela y de cualquier país del continente, y al mismo tiempo,
repudiar la utilización de medidas que violen las normas de la convivencia
pacífica y de los conceptos republicanos de los países latinoamericanos.
Para ello, debemos reflexionar sobre algunos hechos de la historia que
bien describen el porqué de la Doctrina Drago.
El proceso de emancipación de las colonias españolas se inició a
comienzos del siglo XIX y finalizó en la segunda década de ese mismo siglo.
De esa manera se puso término al control ejercido por España en el Nuevo
Mundo,l espacio que fue ocupado, primero por Inglaterra y luego por Estados
Unidos. La preponderancia inglesa, que reemplazó el rígido monopolio español,
se manifestó a lo largo del siglo XIX por la expansión de su comercio, a través
de sus inversiones en los sectores de servicios y obras de infraestructura.
El interés de Inglaterra se centralizó más en la supremacía comercial
que en el predominio político directo, aun cuando este país ya había tratado de
obtener su propio espacio en el Nuevo Mundo, utilizando para ello la agresión
Doctora en Historia de las Relaciones Internacionales y Política Económica. profesora titular
de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.
1. Para 1898, los únicos territorios que España poseía en América eran: Cuba y Puerto Rico que
posteriormente fueron arrebatados por los Estados Unidos.
CUADERNOS LATINOAMERICANOS MARÍA DE MONSERRAT LLAIRÓ
armada: en la toma de Buenos Aires en 1806, siguiéndole otros tantos desem­
barcos en territorios caribeños, como fue el caso de la fundación de "Reino de
Mosquitía", en la costa atlántica de Nicaragua y Honduras, y la ocupación -en
1833- de las Islas Malvinas, pobladas desde 1829 por colonos argentinos.
Inglaterra pudo imponerse en América Latina durante gran parte del siglo XIX,
a pesar de las pretensiones de algunos países europeos y de EE. UU., que
deseaban obtener también su cuota de influencia en la región.
El expansionismo de EE. UU. comenzó en 1835, cuando incorporó la
mitad de los territorios anteriormente pertenecientes a México, en la secesión
de Texas que tuvo lugar ese año y pasaría a formar parte de la Unión desde
1848. En ese mismo año, California y Nuevo México fueron anexados por EE.
UU. y, en 1846, Gran Bretaña le había cedido la región de Oregón, en el
noroeste, y le compraría Alaska a Rusia en 1867.
Por lo tanto, a fines del siglo XIX la política expansionista aplicada por
2
el gobierno estadounidense le permitió la conformación de un vasto territorio.
EE. UU. trató de constituir su predominio político y económico en América
Latina, basado en el proceso de desarrollo e industrialización que lo ubicó, en
el siglo XX, a la cabeza de los países capitalistas, reemplazando de esa
manera la hegemonía inglesa y otros países europeos. Su política interna­
cional, la que no podemos dejar de mencionar, dado el tema que abordamos,
3
estuvo basada en las normas propuestas en la Doctrina Monroe. Esta doctrina
retomaba algunas ideas de Washington y Hamilton -y que Monroe las
enunció-, y las mismas fueron adoptadas como postulados de la política
exterior de EE. UU., y que se puede resumir en tres puntos: 1) no a cualquier
futura colonización europea en el Nuevo Mundo; 2) abstención de Estados
Unidos en los asuntos políticos de Europa, y 3) no a la intervención de 'Europa
en los gobiernos del hemisferio americano.
Según dicen algunos especialistas, con refranes como, "del dicho al
hecho hay mucho trecho por recorrer', y esto fue lo que pasó. Estados Unidos
no estaba dispuesto a aceptar que las potencias europeas ejercieran un papel
de gendarme en su zona de influencia. Ese derecho se lo reservaba sólo para
2. La Guerra de Secesión de los Estados Unidos (1861-1865) desvió la atención política sobre
Latinoamérica y centró los esfuerzos del Gobierno en solucionar los problemas internos sobre
sus intereses expansíonistas en el continente ámericano.
3. James Monroe. presidente de los Estados Unidos (1817-1825)
66
ENSAYO:
ARGENTINA Y LA DEFENSA DE VENEZUELA: LA DOCTRINA DRAGO (1902)
Estados Unidos. El 6 de diciembre de 1904, en el discurso anual, el presidente
estadounidense, "Teddy" Roosevelt, precisaba que: "Si una nación demuestra
que sabe proceder con eficiencia razonable y de modo decente en los asuntos
sociales y políticos, si mantiene el orden interior y paga sus obligaciones, no
necesita la interferencia de Estados Unidos. Las equivocaciones crónicas o la
impotencia pueden requerir la intervención en América (.. .) puede forzamos al
ejercicio de policía internacional".
Un año más tarde, el presidente Roosevelt anunciaba, a las naciones
latinoamericanas, en su mensaje anual, que no aplicaría la "Doctrina Monroe",
es decir, que no se opondría a las acciones punitivas de las potencias
europeas: "Si una república al sur de nosotros comete un desatino contra una
nación extranjera (. ..) la Doctrina Monroe no nos ha de forzar a intervenir para
impedir el castigo de tal desatino, salvo para impedir que el castigo no asuma,
de ninguna manera, la forma de una ocupación territorial... ".
Esto demostró, con los años, la ambigüedad sobre la implementación
de los principios de los conceptos de la neutralidad y de no intervención, que
aplicó EE. UU. Sin embargo, Argentina defendió y sentó, a través del Dr. Luis
María Drago, los precedentes de la convivencia, los principios y objetivos la
coexistencia pacífica de la región, De ahí nuestro interés en plantear que las
relaciones de amistad entre Argentina y Venezuela no son hechos de la
actualidad coyuntural, sino que son más profundas y que pertenecen al ideario
de la integración y defensa de nuestra autonomía promovidos, tanto por el
general José de San Martín, como por el general Simón Bolívar.
y
Desarrollo
Se da el nombre de "Doctrina Drago" a una nota que Luis María Drago.
siendo ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina, dirigió al Gobierno
norteamericano, para expresar el punto de vista del Gobierno nacional sobre la
4
intervención de varias potencias europeas en Venezuela en 1902.
Durante la guerra civil que asoló a Venezuela desde 1896, los
residentes europeos sufrieron diversos perjuicios en sus personas y bienes, lo
4.
Saavedra lamas, Carlos: "luis Maria Drago. Su obra, proyecciones y trascendencia". USA.
Buenos Aires. 1943, 67 CUADERNOS LATINOAMERICANOS MARÍA DE MONSERRAT LLAIRÓ
que motivó reclamaciones diplomáticas IJor parte de Alemania, Francia,
Inglaterra, Italia y de algunas otras naciones. 5
Dichas reclamaciones, se fundaban, no sólo por los perjuIcIOS
causados por la guerra civil, sino también en el hecho de haber suspendido el
Gobierno venezolano el pago de los bonos de la deuda pública.
El 7 de diciembre de 1902, Alemania, Italia y Gran Bretaña presentaron
un ultimátum a Venezuela, exigiendo el pronto pago de lo adeudado y el
resarcimiento de los perjuicios sufridos por sus respectivos súbditos. No
habiendo obtenido la satisfacción deseada, las referidas potencias europeas
decretaron el bloqueo del litoral venezolano, apresaron varios buques de esta
nación en el puerto de La Guaira, bombardearon Puerto Cabello y destruyeron
varias cañoneras fundadas en la rada. 6
Antes de emprender esta acción, las tres potencias europeas
aseguraron al Gobierno de Estados Unidos, que no tenían la intención de
ocupar porción alguna del territorio venezolano. Estas seguridades tenían por
objeto dejar a salvo la Doctrina de Monroe.
Así lo entendió el presidente norteamericano Teodoro Roosevelt,
cuando en su mensaje del 2 de diciembre de 1901, dijo, aludiendo al caso de
Venezuela: "No garantizamos a ningún Estado contra la represión que su mala
conducta pudiera excitar, con tal que dicha represión no asuma la forma de una
adquisición de territorio por una potencia no americana".7
Roosevelt se ocupó nuevamente de este asunto en su mensaje del 2
de diciembre de 1902, diciendo: "Ninguna nación independiente de América
debe abrigar el más mínimo temor de una agresión por parte de los Estados
Unidos. Corresponde que cada una de ellas mantenga el orden dentro de sus
fronteras y cumpla sus justas reclamaciones con los extranjeros. Hecho esto,
pueden descansar en la seguridad de que, fuertes o débiles, nada tienen que
temer de las intervenciones externas".8
FLAGG BEMis, Samuel: "A Diplomatic History 01 the United Sta~s". Henry Holl, New York,
1940, págs. 522·524.
6. Martín García Merón al canciller Luis María Drago, Washington, 10 de diciembre de 1902. En:
Amrec, Caja Estados Unidos, Año 1902.
7. ANTOKOLETZ, Daniel: "La Doctrina de Monroe y la América Latina", Buenos Aires, 1905.
8. ANTOKOLETZ, Daniel: "La Doctrina de Monroe y la América Latina", Buenos Aires, 1905.
5. 68
ENSAYO:
ARGENTINA Y LA DEFENSA DE VENEZUELA:
LA DOCTRINA DRAGO (1902)
y si bien Estados Unidos no juzgó aplicable la Doctrina de Monroe a
este caso de intervención europea, Venezuela llamó la atención de los demás
gobiernos del continente, ante los cuales protestó por los atropellos de que era
víctima. 9
Estos acontecimientos, puestos en conocimiento de nuestra
Cancillería, por -el ministro argentino en Washington, Martín García Merón,
dieron origen a una nota, en la cual, Luis María Drago, ministro de Relaciones
Exteriores, animado por un "sentimiento de confraternidad continental" y en
cumplimiento de "instrucciones del presidente de la República" (el general
Roca), le ordenaba transmitir al Gobierno de los Estados Unidos "nuestra
manera de considerar los sucesos, a fin de que se sirviese tenerla como
expresión de los sentimientos de una nación que tenía fe en sus destinos y en
los de todo el continente".
La referida nota dio origen a la "Doctrina Drago", que, luego de una
madura reflexión, el presidente Roca la adoptó y autorizó su envío al Gobierno
norteamericano. 10
Por de pronto conviene dejar establecido el elevado móvil político que
motivó a Drago, al comprobar el desprecio por el derécho, que las naciones
europeas no tuvieron inconvenientes en exhibir en esa oportunidad, iniciando
actos de fuerza contra una pequeña república suramericana, prácticamente
indefensa.
La nota comenzaba por apartar lo relativo a reclamaciones de
nacionales de los países agresores, consecutivas a perjuicios sufridos, en el
caso de las operaciones de guerra, de que había sido teatro Venezuela, en
ocasión de movimientos revolucionarios que había debido soportar.
Tales reclamaciones debían ajustarse a las disposiciones legales que
regían la materia. A continuación consideraba lo relativo al cobro compulsivo de
la deuda pública, cuyos servicios habían sido suspendidos. Declaraba que los
capitalistas que prestaban a un país extranjero, tenían siempre en cuenta, los
recursos de este último y las probabilidades acerca del cumplimiento del
contrato.
CONNELL-SMITH, Gordon: "Los Estados Unidos y la América Latina". FCE, México, 1977,
Cap. 1.
10. Arce, José: "Roca. Su vida. Su obra", Museo Roca, Buenos Aires, 1970. Tomo 2,
9. 69
CUADERNOS LATINOAMERICANOS MARÍA DE MONSERRAT LLAIRÓ
El grado de civilización y de cultura y la seriedad de sus procedimientos
en los negocios, son bien conocidos y tenidos en cuenta, al ajustar las
condiciones, más o menos onerosas de los préstamos.
Los prestamistas no ignoraban que contrataban con entidades
soberanas y que éstas son personas del derecho internacional, jurídicamente
.iguales entre sí, con prescindencia de su fuerza y de su conducta.
El cobro compulsivo de las deudas de dichas entidades, traería como
consecuencia obligada, la anulación de las más débiles. En América, los
contratos entre una nación y particulares, estaban sometidos a la voluntad de la
primera. Aún después de decidida cualquier divergencia, sobre el sentido del
contrato, ante el tribunal que corresponde, una entidad soberana no pOdía ser
ejecutada, en el modo y forma en que se lo hacía a los particulares.
No se trataba de amparar la mala fe de un Estado deudor: se trataba
11
de abogar por el respeto de su soberanía.
La decisión que le obligaba al pago de lo que podía adeudar,' era una
declaración importante, y constituía un título que, terminaba por ser respetado y
decidía el pago de la deuda.
Por eso, Argentina, cuyos sentimientos de justicia, lealtad y honor eran
conocidos, había inspirado siempre su política internacional, se alarmaba al
saber que, por el simple hecho de no pagar su deuda, Venezuela era objeto de
violencia y medidas de guerra. El precedente era peligroso para la seguridad
de las naciones de esta parte de América, y estos hechos semejantes podían
12
terminar en la ocupación de países débiles y la supresión de sus gobiernos.
Precisamente, esta situación era contraria a la doctrina de Monroe,
sostenida por los Estados Unidos y a la cual se había adherido la Argentina.
Las grandes riquezas de los paí~es de la América del Sur podían tentar
a las naciones europeas y decidir el ensayo de nuevas empresas de coloni­
zación: eran muchos los escritores europeos que se atrevían a sostener la
11. F.R.U.S.: 1903. págs. 1·3.
12. DRAGO. Luis María: "La República Argentina y el caso de Venezuela", Buenos Aires, 1903,
págs. 1·10.
70
ENSAYO:
ARGENTINA Y LA DEFENSA DE VENEZUELA:
LA DOCTRINA DRAGO (1902)
conveniencia de empresas semejantes. La naturaleza humana era expansio­
nista y el camino más seguro para fundarlas, resultaba el de las intervenciones
extranjeras.
Explicaba Drago: "No pretendemos que las naciones americanas estén
exentas de responsabilidades. Lo que Argentina sostiene y lo que vería con
satisfacción, que sostuvieran los Estados Unidos y quedase definitivamente
consagrado, es el principio de que no puede haber extensión territorial
europea, ni opresión de los pueblos de este continente, por el hecho de que se
vean obligados a diferir el cumplimiento de sus compromisos".
En una palabra, el principio que quisiera ver reconocido era que: "La
deuda pública no puede dar lugar a la intervención armada, ni menos a la
ocupación material del suelo americano, por una potencia europea".
La opresión no era el mejor remedio, para terminar con la insolvencia
transitoria. Argentina se ha encontrado en el caso de suspender el servicio de
su deuda, pero "la ha acomodado espontáneamente, y pagado todos sus
atrasos e intereses, sin gestión alguna de sus acreedores".13
Finalmente, la nota de Drago explicaba que: "No nos mueve un senti­
miento egoísta, ni el provecho propio. Tan sólo deseamos que la deuda pública
de los Estados no sirva de fundamento, para agresiones militares. Tampoco
abrigamos sentimientos de hostilidad para las naciones europeas, ya que,
acabamos de entregar a Inglaterra la decisión de nuestras diferencias con
Chile".14
El documento del 29 de diciembre de 1902, tuvo evidentemente por
objeto provocar un movimiento contrario a la actitud de los países agresores,
de parte de Washington, con el propósito de recordar a Europa la advertencia,
15
acerca de la inviolabilidad del continente americano.
13. DRAGO, Luis María: "La República Argentina y el caso de Venezuela", Buenos Aires, 1903,
págs. 1-10.
14. DRAGO, Luis María: "La República Argentina y el caso de Venezuela", Buenos Aires, 1903,
págs. 1-10.
15. Courtney Letls De Espil: "La segunda presidencia de Roca vista por los diplomáticos
norteamericanos". Paidós, Buenos Aires, 1983, Caps. 23, 24 Y 25.
71
CUADERNOS LATINOAMERICANOS MARÍA DE MONSERRAT LLAIRÓ
Como se conoce, la nota argentina no obtuvo la repercusión que era de
esperarse del Gobierno de los Estados Unidos. La nota de respuesta del
secretario de Estado norteamericano, John Hayal Ministro argentino,
empezaba por decir que: "Sin expresar asentimiento ni disentimiento con la
doctrina sabiamente expuesta en la nota del Ministro argentino de Relaciones
Exteriores", concluía nuevamente por declarar que "no garantizaba a ningún
Estado la actitud americana contra la represión que pudiera acarrearle su
inconducta, con tal que esa represión no asumiera la forma de adquisición de
territorios, por un poder no americano" .16
También aquí, el Departamento de Estado, sin pronunciarse concre­
tamente, se refirió a las declaraciones del Presidente norteamericano, según
las cuales, los Estados Unidos se mantenía fiel a la doctrina de Monroe, pero
no estaba dispuesto a amparar la inconducta de los Estados y demás, como lo
explicaba anteriormente John Hay. Concluía expresando que se hallaba a favor
17
del arbitraje ante tribunales imparcjales.
Las repercusiones
De esta manera, los principios estaban lanzados y habrían de señalar
un camino. puesto que, ni el documento que el canciller Drago lo establecía. ni
el presidente Roca que lo autorizaba, habían improvisado ni procedido con
precipitación.
A continuación y luego del envío de la nota, Roca le pidió a Drago que
interesase en su favor a Chile y a Brasil, con el fin de que acompañasen a la
Argentina en la iniciativa, pero, la invitación propuesta a esos dos países
18
sudamericanos fue rechazada por sus respectivas cancillerías.
Roca no se conformó con esa negativa y decidió ponerle el sello de
una decisión política del jefe del Estado, responsable de la dirección de los
asuntos exteriores y con ese objetivo, lo incorporó en su mensaje de 1903,
leído ante el Congreso Nacional. al abrir las sesiones ordinarias del referido
19
año.
16. Nota de John Hayal Ministro Martín García Merón. Washington, 17 de febrero de 1902. En:
Amrec, Caja Estados Unidos, Año 1902.
17. PERKINS. Dexter: "Historia de la Doctrina Monroe". Eudeba, Buenos Aires, 1964, Cap. VI.
18. ARCE, José: op. cito
19. DRAGO, Luis María: "Escritos y Discursos", op. cit., Tomo 11, págs. 68 y 69.
72
ENSAYO:
ARGENTINA YLA DEFENSA DE VENEZUELA: LA DOCTRINA DRAGO (1902)
La médula del documento aparece rodeada de afirmaciones que
destacan su importancia y lo incorporan a los principios del derecho y de las
relaciones internacionales americanas, con firmeza similar a la empleada por
Monroe, al producir su declaración:
"Recientemente, América se ha sentido conmovida, con motivo de la
intervención de algunas naciones europeas en América. Entre los casos
invocados para ello, figura el atraso en los servicios de la deuda contraída por
la referida nación ... 10 que hace suponer que, cuando ciudadanos o súbditos
extranjeros, contratan empréstitos ... el Estado a que ellos pertenecen, es parte
en esas operaciones, aun cuando no hayan contado con su intervención y los
prestamistas hayan calculado bien las circunstancias de cada país, para fijar
las condiciones de la operación. Un contrato privado se convertiría, así, en una
obligación entre Estados".
Continuaba explicando el presidente Roca que, de esta forma, se
establecía un peligroso precedente y que la Argentina no debía permanecer
indiferente y que era conocida la nota en que el Gobierno argentino expresó al
de los Estados Unidos sus opiniones respecto de la acción desarrollada en
Venezuela. Ella se limitaba a señalar los peligros que, para las naciones de
América encerraban tales medidas, en cuyo caso, los empréstitos contratados
por súbditos extranjeros, con sujeción a las condiciones de cada país y en
cláusulas más o menos onerosas, e intereses más o menos elevados: "Pueden
convertirse, sin que intervenga la mala fe, en causa de agravio internacional,
que autorice el empleo de la fuerza... Ha concluido por reconocerse que en
tales circunstancias, se imponía de nuestra parte".20
Por lo tanto, la nota argentina se concretaba a enunciar principios
elementales, limitándose a afirmar: .....la soberanía de los pueblos ... y expresa
al propio tiempo la alarma que causaría en ellos cualquier acto de colonización
en el continente".
y si bien, la Cancillería de los Estados Unidos no se había pronunciado
respecto del cobro compulsivo de la deuda pública, asunto que no le fuera
solicitado: "Es satisfactorio hacer notar que la nota argentina, no ha caído en el
vacío, pues se han levantado voces autorizadas, en apoyo de nuestra
doctrina".
20. DRAGO, Luis María: "La República Argentina", op. cit., págs. 13·15.
73
CUADERNOS LATINOAMERICANOS MARÍA DE MONSERRAT LLAIRÓ
De todo esto resultaba que si, los principios sostenidos en la nota eran
buenos, poco importaba no haber obtenido el apoyo inmediato de Washington,
de la misma manera que la actitud negativa de las Cancillerías de Brasil y de
Chile, no impidió mantener la iniciativa, por cuanto el principio que se oponía al
cobro compulsivo de la deuda pública de los Estados, sería (?atrimonio de la
Argentina, para defender a la hermana república de Venezuela. 21
Río de Janeiro
Sin embargo, el secretario norteamericano Elihu Root, incluyó la
Doctrina de Drago en el programa de la Conferencia de Río de Janeiro (1906),
considerando las medidas tendientes a disminuir entre las naciones los
conflictos de origen exclusivamente pecuniarios.
En su tercera instrucción, relativa a medidas que frenaran las posibili­
dades de guerra, Root explicaba: "Bajo este rubro creo que si la aceptación del
principio de que los contratos entre una nación y un individuo no son cobrables
por la fuerza, relativamente a cuyo asunto S.E. el doctor Drago, el distinguido
ministro de la República Ar~entina, en 1902, dirigió una hábil nota al ministro
argentino en Washington ...". 2
Desafortunadamente la resolución de la Tercera Conferencia Paname­
ricana de Río de Janeiro, fue tan sólo de: "Recomendar a los gobiernos en ella
representados, que consideren, la conveniencia de pedir a la Segunda Confe­
rencia de la Paz en La Haya, que estudie el caso del cobro, por el empleo de la
fuerza, de las deudas públicas, y de modo general, los medios tendientes a
disminuir entre las naciones la probabilidad de conflictos de origen exclusiva­
mente pecuniarios".23
El propio Drago explicaría en ese caso: "Hemos sostenido, pues, una
tesis americana, por solidaridad con las naciones de este continente, con
alcance y propósitos permanentemente americanos. La hemos enunciado con
motivo del conflicto con Venezuela, por ser Venezuela una república hermana.
No habríamos hablado si el país compelido por la fuerza a pagar sus deudas
21. ARCE, José: op. cit.
22, SILVA. Carlos Alberto: "La política internacional de la República Argentina", Imprenta de la
Cámara de Diputados, Buenos Aires. 1945, Pág, 23.
23. SILVA. Carlos Alberto: "La política internacional de la República Argentina". Imprenta de la
Cámara de Diputados, Buenos Aires. 1945. Pág. 24.
74
ARGENTINA Y LA DEFENSA DE VENEZUELA:
ENSAYO:
LA DOCTRINA DRAGO (1902)
hubiera sido la Turquía o la Grecia ...Lo que nos interesa es suprimir en el
estado actual de las relaciones internacionales, la única manera o pretexto con­
que los poderosos de la Tierra pudieran trabar la marcha de la nacionalidad de
este hemisferio que se desenvuelve al amparo de sus instituciones. Eliminada,
como lo he dicho en principio la conquista, queremos eliminarla también con el
disfraz de los intereses financieros".24
La Haya
El cobro compulsivo de la deuda de los Estados llega a la Conferencia
de La Haya en 1907 y el general Porter, en nombre de la delegación de los
Estados Unidos, presenta a consideración de la asamblea una propuesta que,
aun cuando retaceada, involucraba a la tesis argentina.
La propuesta Porter decía:
1) Las potencias contratantes convenían en no recurrir a la fuerza
armada para el cobro de las deudas contractuales "al Gobierno de un país por
el Gobierno de otro país, como debidas a sus nacionales".
2) Esta situación no podía ser aplicada, sin embargo, cuando el
Estado deudor "rechace, o deje sin respuestas, un ofrecimiento de arbitraje o,
en caso de aceptación haga imposible el establecimiento del compromiso, o
después del arbitraje. deje de conformarse a la sentencia pronunciada".25
Sáenz Peña, Rodríguez Larreta y Drago formaban parte de la delega­
ción argentina a la Conferencia. Drago ha sido encargado de fundamentar, con
reservas, la adhesión de nuestro país a la propuesta norteamericana y somete
su discurso a la consideración de sus colegas.
Sáenz Peña observa que Drago limitaba el prinCipiO relativo a la
inmunidad, con relación al cobro compulsivo, a los países de América del Sur;
cree que debe ser a un principio general.
24. SILVA, Carlos Alberto: "La política internacional de la República Argentina". Imprenta de la
Cámara de Diputados, Buenos Aires, 1945. Pág. 25.
25. SILVA, Carlos Alberto: "La polftica internacional de la República Argentina". Imprenta de la
Cámara de Diputados, Buenos Aires, 1945. Págs. 255 y 261.
75
CUADERNOS LATINOAMERICANOS MARÍA DE MONSERRAT LLAIRÓ
Drago, que no estaba lejos de pensar lo mismo, contesta que no es
conveniente apartarse del móvil político que decidió el envío de la nota en
1902, por temor de levantar resistencias en algunas naciones europeas y hasta
de comprometer el éxito de la iniciativa Porter. Después de un cambio de ideas,
Sáenz Peña no insiste y Drago queda autorizado a aceptar la propuesta
norteamericana, con dos reservas:
1) En lo que se refiere a deudas provenientes de contratos ordinarios
entre el nacional de un Estado y un Gobierno extranjero, no se recurrirá al
arbitraje, sino en los casos de denegación de justicia, por las jurisdicciones del
país del contrato que deben ser previamente agotadas.
2) Los empréstitos públiCOS con emisión de bonos, que constituyen la
deuda nacional, no podrán dar lugar en ningún caso, a la agresión militar, ni a
la ocupación material del suelo "de las naciones americanas".
La propuesta Porter es aprobada el 27 de julio de 1907, con el
concurso de la delegación argentina. Previamente Drago había declarado que
la doctrina de la nota del 29 de diciembre de 1902, envolvía "un principia
político que no podría ser discutido, ni votado por la asamblea".
En la sesión plenaria, el 16 de diciembre de 1907, se votó por última
vez la referida propuesta; once países, además de la Argentina, dejan
26
constancia de sus reservas.
De esta forma y como ya lo analizamos, conviene recordar como el
antecedente más importante que, en 1906, el secretario de Estado
norteamericano Root, en las instrucciones a la Comisión del Programa de la
Conferencia Panamericana de Río de Janeiro, había propuesto entre "las
medidas que reduzcan los peligros de guerra", que se discutiera el principio
sugerido por el Gobierno argentino en 1902.
El reconocimiento
Apenas un lustro después de enunciada la Doctrina Drago obtenía su
primer reconocimiento. Se dirá que el principio argentino no fue aceptado en
toda su amplitud. No importaba. La primera parte de la propuesta Porter
26. SILVA, Carlos Alberto: "La política internacional de la RepÚblica Argentina". Imprenta de la
Cámara de Diputados, Buenos Aires, 1945. Págs. 499·505.
76
ENSAYO:
ARGENTINA Y LA DEFENSA DE VENEZUELA: LA DOCTRINA DRAGO (1902)
constituía un triunfo personal para Drago y un triunfo político para nuestro país
y por ende para Venezuela. Todo ello en un cónclave internacional de singular
importancia, en el que se encontraba representada la mayor parte de las
naciones, Las reticencias de 1902, parecen abolidas. Mejor dicho, se han
desvanecido; empezando por la de los Estados Unidos que habían modificado
su actitud, hasta el punto de haber tomado una promisoria iniciativa, con la
propuesta Portero
De esta manera, Drago incorporaba un principio argentino, al derecho
continental americano, incluyendo su nombre al de los grandes tratadistas
internacionales y sus ideas fueron discutidas y analizadas favorablemente, en
revistas Jurídicas, universidades y asociaciones científicas de América y de
Europa. 2
y aunque Drago limitó el alcance de su nota en 1902 y también en
1907, fue para no estorbar el éxito de la propuesta Porter, que contenía un
público claro y potente reconocimiento de la iniciativa argentina. En la
Conferencia de la Haya, Drago, finalmente, aludió a los innumerables recursos
que fundaban la naturaleza jurídica del principio que rechazaba el cobro
compulsivo de las deudas públicas, apoyando de esta forma a Venezuela. 28
Conclusiones
En su discurso en el Teatro de la Ópera, en el banquete al secretario de
Estado norteamericano, Elihu Root, en 1906, Drago dijo, que consideraba a su
doctrina, esencialmente política, aunque se basara en fundamentos jurídicos, al
expresar: "Yo la considero, no un principio abstracto de valor académico, no
una regla jurídica de aplicación universal, que no tendríamos personería para
sostener, sino un enunciado político de diplomacia americana, que si bien se
apoya en razones de derecho, tiende a evitar a los pueblos de este continente
la calamidad de la conquista, que se pretende disfrazar de intervención
financiera".29
Drago te dio a su doctrina un .alcance americano, tendiente a evitar la
intervención de las potencias europeas. Creyó que así restringida, éstas le
27. Memrc: 1902·1903.
28. MC GANN. Thomas E.: "Argentina. Estados Unidos y el Sistema Interamericano 1880·1914",
Eudeba. Buenos ~ires. 1960. Cap. XIV.
29. SILVA, Carlos Alberto: op. cit.. págs. 27 y 28.
77
CUADERNOS LATINOAMERICANOS MARÍA DE MONSERRAT LLAIRÓ
prestarían su asentimiento más fácilmente que si la doctrina enunciada lo fuese
con carácter universal. Este alcance continental hace de la doctrina Drago una
tesis propia, que se apartaba de la de otros autores que trataron el cobro de la
deuda pública.
La tesis de Drago fue una nueva interpretación de la doctrina de
Monroe, en el sentido de que el control financiero infringe las provisiones de
ésta. 3o
Más adelante, en su discurso en la Cámara de Diputados, el 24 de julio
de 1914, Drago manifestaba que su doctrina: "Viene a ser, algo como un
corolario de la Doctrina Monroe: la doctrina monroísta financiera. Por eso ha
hecho camino y ahí reside su originalidad, ha completado la doctrina
Monroe".3'
A través de los años, sería erróneo suponer que las reservas o diver­
gencias a que diera origen a la doctrina Drago hayan alterado su valor intrín­
seco o menoscabado su alta dignificación internacional.
Podría decirse, por el contrario que, a la luz de la actualidad, ante el
inmenso fracaso de los organismos internacionales, por el resurgimiento de la
fuerza dominante financiera que prevalece en todo el orbe, resalta especial­
mente lo que se ha llamado el "realismo de Drago", su comprensión y predilec­
ción por la faz política de su aplicación, vinculándola a la de Monroe y dándole
un carácter esencialmente político.
También de la doctrina Drago, deben desprenderse los principios que
contienen, para llegar a la solución integral del problema que excluya toda
necesidad de violencia en las relaciones interamericanas y por qué no mun­
diales.
30. BIDAN, Eduardo: "Las doctrinas de Monroe y de Drago·, Buenos Aires, 1906.
31. SÁENZ PEÑA, Roque: ·Política Internacional", Reigal, Buenos Aires, 1955, pág. 200,
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