JUZG. DE lª INSTANCIA 11 DE MALAGA Tomás Heredia 26 Fax

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JUZG. DE lª INSTANCIA 11 DE MALAGA
Tomás Heredia 26 Fax: .
Tel.: 951 045402-03 N.I.G.: 2906742C200600 10982
Procedimiento: PROCED.ORDINARI0 (N) 378/2006. Negociado: A
Sobre:
De: D/Dña. A.A.G.M.
Procurador/a: Sr/a. JUAN G. S. B.
Letrado/a: Sr/a.
Contra: D/Dña. CENTROS COMERCIALES C, S.A. y GROUPAMA PLUS ULTRA
Procurador/a: Sr/a. y ANTONIO CASTILLO LORENZO
Letrado/a: Sr/a.
DON JOSE MANUEL SALTO CHICANO, SECRETARIO
DEL JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA No 11 DE
MALAGA.
DOY FE Y TESTIMONIO :Que en los autos de JUICIO
ORDINARIO Nº 378106 seguidos en este Juzgado, se ha
dictado la siguiente resolución
SENTENCIA
En Málaga, a veintisiete de junio de 2007, han sido vistos por el Ilmo. Sr.
D. Eusebio Aparicio Auñón, Magistrado-Juez del Juzgado de Primera
Instancia nº 11 de esta Capital, los autos de juicio ordinario 378/06
promovidos por D. A. A. G. M. contra C. S.A., con los siguientes
ANTECEDENTES DE HECHO
1.- Por el Procurador D. Juan G. S. B. se presentó demanda reclamando los
perjuicio sufridos por su poderdante el pasado 7 de junio de 2004, cuando se
encontraba en el Centro Comercial C. A. y al salir para dirigirse a su coche
tropezó con uno de los bloques de cemento diseminados por el suelo del
aparcamiento que delimitan zonas peatonales y zonas de circulación de
vehículos, que en ese momento estaban fuera de sitio, tropezando en uno de
ellos, cayéndose, y fracturándose el cúbito y codo izquierdo los cuales
tuvieron que ser intervenidos quirúrgicamente. Citó los fundamentos que
estimó precisos y pidió que se condenara a Centro Comerciales C. S.A. y a su
aseguradora de responsabilidad civil, Grupama Plus Ultra S.A., a
indemnizarle con la cantidad de 91.285,87 €, más intereses legales y costas.
2.-Emplazados los demandados, contestaron la demanda por medio del
Procurador D. A.C. L., alegando el carácter fortuito de la caída y que la
ausencia de culpa le releva de responsabilidad puesto que C. no desarrolla una
actividad peligrosa a la que se aplique la teoría del riesgo. El actor fue dado
de alta por agotarse las posibilidades terapéuticas de las lesiones en fecha
27.12.2004, y a esa fecha hay que referir la incapacidad temporal, sin que
tenga nada que ver en el cómputo la duración de la baja laboral. Discrepó de
la valoración de las lesiones, atribuyendo su perito 2 puntos a la limitación de
la flexión del codo, cinco puntos a la limitación de la extensión, otros cinco
puntos a la artrosis postraumática, cuatro al material de osteosíntesis, y siete
puntos al perjuicio estético moderado. Total: 16 puntos de perjuicio funcional
y 7 de perjuicio estético, que darían como resultado una indemnización de
28.126,75 €. No es de aplicar el factor de corrección porque para aplicarlo es
preciso probar el perjuicio económico derivado de la inactividad durante el
tiempo de curación. Citó los fundamentos de derecho que estimó precisos y
pidió la desestimación de la demanda, o subsidiariamente, su estimación
parcial por la cantidad de 28.126,75 €.
3.-En la audiencia previa, no siendo posible alcanzar un acuerdo, las partes
propusieron pruebas que luego se han visto en el juicio con el resultado que a
continuación se valora.
FUNDAMENTOS JURIDICOS
1.-Conviene empezar examinando la responsabilidad de C. por la caída del
actor al tropezar en uno de los bordillos que el Centro Comercial tuvo a bien
colocar en el área de aparcamiento para organizar el tráfico rodado y el
peatonal dentro de ese recinto. Al hacerlo así, C. asume la responsabilidad de
los accidentes debidos a fallos de la organización del tráfico. Las zonas de
circulación peatonal podrían ser aceras como en las vías publicas: es una
solución más cara y menos versátil, pero también menos expuesta al riesgo;
los pasillos centrales para peatones podían estar en alto con respecto a los
carriles de circulación rodada, regulando los cruces con semáforos: también
es una solución menos peligrosa pero igualmente más cara; los bordillos
podían estar fijamente adheridos al suelo de manera que no los pudiera mover
el roce de los coches o el tropiezo de las personas que vayan caminando: es
también una solución más segura, pero menos práctica a los fines comerciales
del establecimiento, que prefiere soluciones de quita y pon para abrir y cerrar
vías de circulación según convenga en cada momento. En fin, C. organiza en
su parque la circulación como tiene a bien para sus fines comerciales, pero
naturalmente asumiendo el riesgo de las consecuencias dañosas que las
imperfecciones, las imprevisiones o la baratura de las soluciones adoptadas
para regular el tráfico dentro del recinto puedan acarrear al público que acude
masivamente a comprar, de acuerdo con el apotegma: "ubi bene, ibi
incommodum". Es también de resaltar que a este publico que acude en masa
no se le puede exigir una especial atención, un exquisito cuidado y destreza
para moverse entre los coches con la misma atención y cuidado que si
estuviera vadeando un río saltando de piedra en piedra. Los habrá que vayan
atentos, pero habrá también, previsiblemente, entre ese público masivo, niños
impulsivos y transgresores, ancianos torpes, personas enfermas, cojos,
miopes, distraídos, ciegos, o personas que tengan prisa, para las cuales un
bordillo fuera de su sitio es una trampa inesperada apta para tropezar y
romperse la crisma. Hay por tanto un elemento de culpa en la desorganización
del parking a base de delimitar pasillos -estrechos pasillos- con pintura y
bordillos móviles de quita y pon o deficientemente adheridos al suelo, de
manera que cuando pasan los coches se mueven, pierden su alineación, y
queda armada la trampa para cazar incautos. Pero es que los incautos, los
distraídos, los ciegos, los minusválidos que caminan con un andar inseguro y
los que tienen prisa, es previsible que acudan también a comprar al almacén
mezclados en la afluencia masiva de público: en ellos hay que pensar también
cuando se delimitan zonas de circulación peatonal mediante pintura en el
suelo y bloques ambulantes: una solución barata, adaptable, pero inadecuada
para personas que circulan absortas, preocupadas, con mala visión, o que
corren de un lado a otro con prisa salvando como pueden los bloques
diseminados por el suelo del aparcamiento.
2.- En el presente caso ni siquiera es necesaria la concurrencia de culpa o
imprevisión en C. para que tenga que responder, objetivamente, del daño que
se reclama. Y ello porque la Ley 26/1984, de 19 de julio, ha establecido en
defensa de los consumidores y usuarios un sistema de responsabilidad distinto
del tradicional del art. 1902 del CC, en cuya virtud no es exigible a la víctima
que pruebe la culpa del dispensador del servicio, sino que es este último quien
ha de demostrar haber cumplido debidamente las exigencias y requisitos
reglamentariamente establecidos y los demás cuidados y diligencias que exige
la naturaleza del producto, servicio o actividad (art. 26). Y además establece,
en el art. 28, para determinados sectores especialmente sensibles al riesgo
colectivo, un principio de responsabilidad objetiva o sin culpa. A este área de
responsabilidad objetiva están sometidos, desde luego, los productos
alimenticios, los cosméticos y los de higiene y limpieza propios del giro y
tráfico de C., pero también los relativos a medios de transporte y vehículos de
motor propios de la actividad organizativa que dicha firma desarrolla en el
parking de acceso a su tienda, definiendo formas y modos de circular los
coches y los peatones dentro del recinto. Cualquier accidente o caída causado
por uno de los elementos reguladores del tráfico y del movimiento de
personas -en este caso, por un bordillo separador mal colocado en el suelo- es
responsabilidad del organizador, quien por su parte recibe los beneficios
correlativos de que el público tenga que utilizar el parking por los caminos,
zonas acotadas y obstáculos que él ha dispuesto.
3.-Se considera probado, por el conjunto de la prueba vista en el juicio, que el
día de autos (7.6.2004) el actor salió del almacén de la demandada y se dirigió
a la zona de estacionamiento del Centro Comercial siguiendo la dirección de
enfrente de la puerta algo desviada a la derecha, y al llegar a una zona de
cebra separada del carril de circulación de vehículos mediante unos bordillos
amarillos que definen un estrecho pasillo de tránsito para peatones, algunos de
los cuales estaban movidos de sitio (testifical y fotografías de la demanda),
tropezó en uno de ellos y cayó dándose con el codo en otro bordillo que
estaba atravesado, perdiendo el conocimiento. Trasladado al Hospital, fue
intervenido en el codo, le fue amputada la cabeza del radio e implantado
material de osteosíntesis, siguiendo luego un proceso de rehabilitación que se
prolongó hasta el 21 de diciembre de 2004, tardando pues en curar 198 días,
dos de ellos de ingreso hospitalario y todos ellos impeditivos para sus
ocupaciones habituales, quedándole como secuelas una limitación en la
flexión, extensión y pronosupinación del brazo izquierdo, el injerto de
material de osteosíntesis, artrosis postraumática (apreciada por el perito
médico de la aseguradora, que explicó su estimación de manera convincente
al haberse hecho la exéresis de la cabeza del radio en evitación de futuras
complicaciones por rebabas óseas, pero pagando el precio de un riesgo de
artrosis de origen traumático en la zona manipulada), y una cicatriz quirúrgica
a lo largo del antebrazo de 17,5 cm de longitud. La víctima tenía a la sazón 35
años de edad y trabajaba en la cocina de un restaurante, actividad para la que
ha quedado permanentemente incapacitado (doc. nº 17 de la demanda).
5.-Se acepta la valoración de los días de incapacidad temporal que hacen los
demandados en su contestación, por un total de 9.331,14 € (9.162 € + 169,14
€). Respecto a las secuelas se toma como base la metodología de valoración
explicada por la Perito judicial, Dra. G. H., en el acto del juicio, corrigiéndola
solo en dos aspectos para poner sus apreciaciones en concordancia con lo que
los demandados reconocen en su contestación a la demanda: una secuela de
artrosis postraumática valorada en 5 puntos y el perjuicio estético valorado en
7 puntos. Por tanto tendríamos: 16 puntos de limitación funcional del codo
izquierdo (el techo estaría representado por la anquilosis total del codo
valorada en 20 puntos); 5 puntos de artrosis postraumática (admitida por los
demandados en su contestación); 4 puntos de material de osteosíntesis que
nadie discute; y 6 puntos por la limitación del movimiento de
pronosupinación de la mano izquierda. Total: 31 puntos de secuela, que a
razón de 1.259,52 € cada punto arroja: 39.045,12 €. El perjuicio estético se
valora con independencia y en su puntuación discrepan los Médicos que han
informado, dado el fuerte subjetivismo que conlleva la valoración de este tipo
de perjuicio. Pero como al contestar la demanda los propios demandados
valoraron el perjuicio estético moderado de la cicatriz quedada al actor, en 7
puntos, ha de aceptarse esta estimación mínima por razones de congruencia.
Estos 7 puntos, a razón de 724,36 €, dan 5.075,52 € .Por razones que se
explicarán a continuación hay que sumar el 10% del factor de corrección a las
dos primera partidas, con lo que obtenemos la indemnización final de:
58.289,40 €, por la que habrá de estimarse la demanda.
6.-Sobre la aplicación del factor de corrección al presente caso hay que tener
en cuenta la STC 18112000. La cuestión de constitucionalidad que resolvió
dicha sentencia se refería al supuesto hipotético de que en el juicio se
acreditase haber sufrido la víctima del accidente, durante los días de
incapacitación, un perjuicio económico superior al que dice la Tabla V,
apartado B). Y ciñéndose a esta consulta y en el contexto de la misma, el TC
dictamina que el juzgador puede conceder en ese caso la indemnización
mayor que se hubiese probado, siempre que en el accidente haya intervenido
culpa (culpa 'relevante', dice la sentencia). Pero lo que la sentencia no dice es
que para aplicar los factores de corrección de la Tabla la víctima haya de
probar sus perjuicios reales, porque tal prueba será imposible en la
generalidad de los casos. En efecto, las lesiones corporales y los perjuicios
económicos que acarrean no tienen un precio justo conocido. Nadie puede
evaluar económicamente lo que vale un dolor de codo. Podemos distinguir
daños mayores y menores, pero no sabremos decir nunca el quantum de la
diferencia. Podemos, por ejemplo, decir que la indemnización por quedarse
ciego debe de ser mayor que la indemnización por quedarse tuerto, pero no
sabremos nunca si el perjuicio de quedarse ciego, estando tuerto, es el doble,
el triple o veinte veces mayor que el de haber perdido un ojo. Las lesiones
corporales, al no contar con un mercado donde coticen los dolores, las
molestias, las noches de insonmio, la tristeza por la pérdida de algún ser
querido, etc, no pueden ser valoradas objetivamente. Y a las esperanzas de
ganancia y a los temores de pérdidas les pasa lo mismo. Son cosas futuras que
no tienen mercado ni precio justo y por consiguiente no hay más remedio, si
se quiere conseguir una valoración uniforme, que atribuirles artificialmente un
valor por Ley. Esto es lo que hace el Baremo de la Ley del Automóvil:
establecer artificialmente precios o valores para cosas que el mercado no
puede valorar, para cosas que no tienen mercado. Entre estas res
extracommercium están las enfermedades, las lesiones y los perjuicios
económicos derivados de ellas, los cuales dependen de cábalas subjetivas de
imposible comprobación en general. Los perjuicios y los beneficios con cosas
futuras que pueden o no ocurrir. Dado el vacío valorativo de las res
extracommercium no es de extrañar que el Baremo de la Ley del automóvil
haya tenido tanto éxito y que sea invocado constantemente como orientación
para tasar lesiones corporales producidas en ámbitos distintos del tráfico
rodado: lesiones producidas por errores médicos, lesiones causadas por caídas
de usuarios en establecimientos comerciales, como en este caso, en el uso
peatonal de las vías públicas, en el consumo de productos defectuosos, en la
comisión de delitos, etc. Ahora bien, si tomamos el Baremo asignando
precios-sombra a cosas que están fuera del comercio de los hombres, carece
de sentido que se le pida a alguien que demuestre un valor distinto del
baremado; v.g. que pruebe que su dolor de cabeza vale más que el 'algia'
correspondiente de la Tabla, o que su perjuicio económico derivado del daño
corporal será en el futuro distinto del que se obtiene aplicando el factor de
corrección. Los factores de corrección no son sino estimaciones
convencionales de cosas futuras desconocidas, que, en general, escapan a toda
posible prueba. Por eso la STC 18 1/2000 mantiene la constitucionalidad de
las indemnizaciones o precios artificiales atribuidos a las lesiones
permanentes de la Tabla III con sus correspondientes factores de corrección
de las Tablas IV y V, matizando respecto a esta última la posibilidad de
saltarse al alza la Tabla si la víctima acredita haber tenido ya, de presente,
perjuicios mayores durante el proceso curativo. Nótese que esto será la
excepción, pues los perjuicios económicos que acarrean las lesiones y el
proceso curativo son esencialmente cosas futuras, cálculos subjetivos de
esperanzas y fnistraciones de futuro completamente incontrastables, a cuyos
cálculos el Baremo les tiene que atribuir por eso un valor convencional por
medio de factores de corrección uniformes para todo el mundo. Procede, en
consecuencia, en el presente caso, en que las partes están aplicando
analógicamente el Baremo de la Ley del Automóvil, aplicar también el factor
de corrección a las lesiones y a los días de incapacidad, sin exigir prueba de
cuántos serán los imaginarios perjuicios o pérdidas de futuro que tendrá el
actor a consecuencia de haberse quedado con un brazo semi-inútil; y estimar
en definitiva la demanda por la cantidad antedicha de 58.289,40 €.
FALLO
Que, estimando en parte la demanda de D. A. A. G. M., debo condenar y
condeno a los demandados C. S.A. y Grupama Plus Ultra, solidariamente, a
pagarle la cantidad de 58.289,40 €, más intereses legales (que para la
aseguradora serán los del art. 20 LCS), absolviéndoles del resto, sin hacer
imposición de costas.
MODO DE IMPUGNACION : mediante recurso de APELACION ante la
Audiencia Provincial de Málaga (artículo 455 LEC).
El recurso se preparará por medio de escrito presentado en este Juzgado
en el plazo de CINCO DIAS hábiles contados desde el día siguiente de la
notificación, limitado a citar la resolución apelada, manifestando la voluntad
de recurrir, con expresión de los pronunciamientos que impugna (artículo
457.2 LEC).
Así por esta mi sentencia lo pronuncio, mando y firmo.
DILIGENCIA.- En la misma fecha, la extiendo yo, el Secretario Judicial, para
hacer constar que la anterior sentencia ha sido dictada por el Iltmo. Sr.
Magistrado-Juez de este Juzgado, llevándose testimonio de la misma a los
autos y quedando el original en el legajo de sentencias correspondiente. Doy
fe.Lo anteriormente inserto concuerda bien y fielmente con su
original que me remito y para que conste expido la presente en Málaga, a
veintisiete de junio de dos mil siete.
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