Los Vanguardismos o Movimientos de Vanguardia

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LOS VANGUARDISMOS O MOVIMIENTOS DE VANGUARDIA
• Los movimientos de vanguardia. Condicionamientos histórico−culturales.
Bajo este rótulo se engloban una serie de movimientos artísticos que en la Europa de entreguerras
(1918−1939) reaccionan contra el subjetivismo romántico y el realismo tradicional, suponen, pues, una
verdadera ruptura con la estética anterior, tratando de impulsar las diversas manifestaciones creativas por
caminos completamente nuevos. Intentaron cambiar radicalmente la literatura y el arte, ir más allá, en cabeza,
a la vanguardia. Vanguardia: calcado del francés `avant−garde' ) de lo comúnmente entendido como literario
y artístico. Irrumpieron en España en los primeros años del siglo XX y triunfan en los años posteriores a la
primera guerra mundial. Serán movimientos efímeros: a finales de los años veinte, las circunstancias políticas
y económicas mundiales no serán ya momento propicio para esos juegos creadores enormemente sugestivos,
pero esencialmente estéticos, deshumanizadores.
Los artistas jóvenes de toda Europa buscan rabiosamente la renovación estética, lo cual da lugar a la sucesión
vertiginosa e interminable de multitud de tendencias, de movimientos como: el futurismo italiano,
expresionismo alemán, cubismo y dadaísmo francés, creacionismo y ultraísmo español, surrealismo, etc. Estos
ismos vanguardistas se manifiestan en diversas artes (pintura, escultura, teatro, poesía, artes decorativas, arte
escénico o cinematográfico, e incluso al pensamiento...) y aunque tienen notas específicas en cada caso,
reúnen características comunes a todos ellos: Libertad creadora, fugacidad, originalidad temática y formal,
rechazo del realismo, arte de minorías, incorporación, como ingrediente de creación artística, del factor
irracional del hombre. Algunos pasan como efímeras modas; otros dejan huella imborrable.
La importancia de estos movimientos estriba en el afán de renovación de la poesía de entonces (la de
Machado, Unamuno, los Modernistas), y en la incesante búsqueda del arte por el arte, despojado de anécdotas
personales, de sentimentalismos románticos y de dependencias de la realidad. Se pretende prescindir de los
valores culturales establecidos y emprender formas nuevas, minoritarias.
Se intenta renovar el lenguaje poético dando entrada a palabras inusitadas. Aparece el verso libre. En cuanto
a los temas se frecuentan insólitos aspectos de la vida moderna, como pueden ser las teclas de una máquina de
escribir. Se llega incluso a prescindir de los recursos gráficos normales, excluyendo los signos de puntuación
del poema o alterando caprichosamente la normal estructura de un poema, buscando la impresión gráfica
producida por un dibujo que refleje plásticamente el objeto evocado: el caligrama.
Este clima de entusiasmo por la poesía y de deseos de renovación se advierte claramente en el gran número de
revistas literarias que surgen en estos años: además de las numerosas revistas ultraístas (Grecia, 1918; Ultra,
1921), podemos recordar Índice (1923), fundada por Juan Ramón Jiménez, en Madrid; Mediodía (1926)
impulsada por Pedro Salinas, de Sevilla; Verso y Prosa (1927), de Jorge Guillén y Juan Guerrero, en Murcia;
Litoral (1927), de Altolaguirre y Emilio Prados y José Mª Hinojosa, en Málaga; Carmen (1927) y su
suplemento Lola, dirigidas por Gerardo Diego, de Santander; la granadina Gallo, encabezada por Federico
García Lorca, etc..
Durante esta época, es interesante destacar las interconexiones entre las distintas artes: la pintura, la
arquitectura, la literatura y el cine. Recorren caminos paralelos y se influyen mutuamente. En cuanto a
cine−literatura, Guillermo de Torre, dedicó un artículo "El cinema y la novísima literatura: sus conexiones a
analizar este fenómeno.
Así pues, los nuevos caminos poéticos abiertos por la obra de Juan Ramón Jiménez, y los experimentos
renovadores del vanguardismo, formaron el ambiente propicio en el que un grupo de poetas nacidos entre
1892 y 1905, dan a la Literatura española un nuevo momento de esplendor para la extraordinaria calidad que
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alcanzará en su producción poética.
• Penetración y desarrollo del vanguardismo en España
Hacia 1914 se perciben en España una nueva sensibilidad y unas nuevas orientaciones estéticas. Ello se
acentúa en los años 20. Progresivamente se observa una ruptura con todo realismo y aquella deshumanización
diagnosticada por Ortega. Se buscan nuevas formas. Nuestros creadores están perfectamente sintonizados con
las vanguardias europeas.
En literatura, las vanguardias tienen como pionero e impulsor a Ramón Gómez de la Serna. Y en el ambiente
literario del momento proliferan las tertulias, como las del Café de Pombo, presidida por Ramón, o la del
Café Colonial, en torno a Cansinos−Assens, otro gran animador de la nueva literatura. Y las revistas donde el
Vanguardismo halla acogida y comentario. Entre las revistas esenciales, la Revista de Occidente, creada en
1923 por Ortega y La Gaceta Literaria, fundada en 1927 por Giménez Caballero y Guillermo de la Torre.
En síntesis, pueden distinguirse cuatro etapas en el desarrollo del Vanguardismo español:
• De 1908 a 1918. Primeras manifestaciones de la vanguardia, protagonizadas esencialmente por Ramón. En
1909 Ramón Gómez de la Serna publica su ensayo−manifiesto El concepto de la nueva literatura.
• De 1908 a 1925−7. Desde la llegada de Huidobro hasta los primeros ecos del Surrealismo. Son los años del
Ultraísmo y Creacionismo. En 1918 viene a España el poeta chileno Vicente Huidobro, portavoz de las
vanguardias parisienses y adalid del Creacionismo.
• De 1925−27 a 1930. Influjo dominante del Surrealismo. En 1925 destacan varios acontecimientos: la
Revista de Occidente inserta la traducción del Manifiesto del Surrealismo; G. De la Torre publica
Literaturas Europeas de vanguardia; es el año en que aparece La deshumanización del arte. Paralelamente,
en arte se produce la Exposición de Artistas Ibéricos (Madrid, 1925), con un importante manifiesto
vanguardista. Y el cine de vanguardia contará con las dos películas fundamentales de Buñuel−Dalí: Un
chien andalou (1928) y L'Age d'Or (1930), rodadas en Francia.
• De 1930 a 1936. Nos acercamos al ocaso del Vanguardismo español.
• Realidad y metáfora. Ramón Gómez de la Serna
La renovación del lenguaje poético del 27 se basó esencialmente en la metáfora. El interés por la metáfora
tiene sus precedentes más ilustres en Ortega y Gasset y en Ramón Gómez de la Serna.
Los primeros manifiestos del vanguardismo español aparecen en la revista Prometeo dirigida entre 1908 y
1912 por Ramón Gómez de la Serna, escritor ingeniosísimo que se convierte en el maestro de los
vanguardistas españoles. Es la figura clave del vanguardismo español. A su excepcional talento literario se
une una curiosidad permanente por la actualidad artística europea y un entusiasta optimismo que caracteriza el
primer vanguardismo español.
Cultivó un género personal, el Ramonismo, acumulación de anécdotas y detalles disparatados de temas
variados. Su deseo de huir de lo convencional le llevó muchas veces a cultivar extravagancia (por ejemplo,
pronuncia conferencias vestido de torero, o en un circo a lomos de un elefante; celebra un banquete en un
quirófano).
Su mayor aportación a la literatura es la greguería. Con este nombre (que en español significa algarabía, en su
doble sentido de alboroto y lenguaje incomprensible) designó Ramón un subgénero lírico−humorístico
inventado por él hacia 1910.Se trata de apuntes breves que encierran una pirueta conceptual o una metáfora
insólita.. Se puede definir como un minúsculo poema en prosa, o más exactamente, como lo hizo su creador:
lo que gritan confusamente los seres desde su inocencia. Pero la definición más conocida es la que formuló
con una curiosa ecuación: Humorismo + metáfora = Greguería. Son un prodigio de transformación de la
realidad a través de asociaciones originales. Crea un instante de sorpresa y de gozo en el lector por la audacia
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de la visión que nos ofrece. Se apoya en la metáfora, que Ramón define así: Entre los tropos, la metáfora es lo
esencial, trasladando el sentido recto de las voces a otro figurado, en virtud de una comparación tácita. En
ellas aparecen algunos de los rasgos básicos de la vanguardia: metáforas insólitas, humor, gusto por lo
fragmentario y lo incongruente (como expresión de un mundo caótico y cambiante), antisentimentalismo,
ingenio.
Las greguerías pueden ser un chiste, una reflexión profunda, un chispazo lírico, un puro juego verbal, una
máxima filosófica, etc. He aquí una selección de greguerías:
• La f es el grifo del abecedario
• Ajos: dientes de bruja
• La W es la M haciendo la plancha
• Los niños, al tocar la armónica, chupan un caramelo de acordeón
• Los presos a través de la reja ven la libertad a la parrilla
• El lápiz sólo escribe sombras de palabras
• La i es el meñique del alfabeto
• Las estrellas de mar son las manos que constatan que el barco se ha hundido
• El cometa es una estrella a la que se le ha deshecho el moño
• Se ve que el agua que hierve se ha vuelto loca y se le saltan los ojos
• El termómetro es la pluma estilográfica de la fiebre
• Monólogo significa: el mono que habla.
• La mecedora nació para nodriza.
• Los auriculares son las gafas ahumadas de los oídos.
• La plancha eléctrica parece servir café a las camisas.
• Ese que aludiendo a otro se señala con el dedo en la sien la flojedad de un tornillo, se afloja el suyo.
¡Ojo!
• Panacea es la cesta del pan.
• La B es el ama de cría del alfabeto.
• Tres golondrinas en el hilo del telégrafo son el broche del descote de la tarde.
• Los mapas tienen venas de sangre azul.
• La palmera es el monumento al cohete.
• ¡Qué amargo es ver el tiempo en el reloj de arena! Es como beberse una copa de desierto.
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• La X es la silla de tijera del alfabeto.
• En las máquinas de escribir sonríe la dentadura postiza del alfabeto.
• Bibliómano es una especie de cleptómano de los libros.
• La botánica luce su poesía cuando llama a los pensamientos violetas pasionales.
• La gaviota rema en su vuelo.
• Los calcetines metidos en los zapatitos del niño son como las orugas de sus sueños.
• Sentimos en el pecho la inconsistencia de la vida, como una burbuja frágil, fragilísima, que puede
estallar, y por tan breve soplo como el que deshace las burbujas. Ësta es la angustia que sentimos, la
angustia de una burbuja que es el alma de la vida.
• La castañera asa los corazones del invierno.
• Lo que diferencia azar de azahar, lo que hace que el uno no huela a nada y el otro sí, es la h, que es un
hache de perfumería.
• Todos los tíos que se desperezan son como salvajes que disparan su flecha al aire.
Estas insólitas asociaciones enriquecen la metamorfosis de la realidad aprendida en Góngora en metáforas
perfectamente ancladas en la tradición literaria y llevadas a sus límites. Algunas de las imágenes de los poetas
del 27 se asemejan a las greguerías, parten de semejante procedimiento. Así, Gerardo Diego: La guitarra es un
pozo / con música en vez de agua. Jorge Guillén: Radiador, ruiseñor del invierno. Pedro Salinas: Rosa... la
prometida del viento. Rafael alberti: Las estrellas errrantes son niños que ignoran la aritmética.
• Movimientos que representan en España a las literaturas de vanguardia
El vanguardismo llega a España de la mano del poeta chileno Vicente Huidobro (1893−1948), procedente de
París, donde conoció la creación de las vanguardias europeas; en Madrid encontró un ambiente propicio,
merced a los experimentos que desde hacía tiempo venía llevando a cabo Ramón Gómez de la Serna.
Por lo que respecta a la poesía española, es preciso reseñar los movimientos de vanguardia que citamos a
continuación:
• El Creacionismo fundado en París por el poeta chileno Vicente Huidobro (en cuya Arte poética, de
1916, se leen estos versos: Que el verso sea como una llave / Que abra mil puertas. / Una hoja cae;
algo pasa volando; / Cuanto miren los ojos creado sea. / Y el alma del oyente quede temblando. / ...
Por qué cantáis la rosa, ¡oh, Poetas! / Hacedla florecer en el poema; / ... El poeta es un pequeño Dios.)
y el francés Pierre Reverdy. En 1918, Huidobro lo da a conocer en España. Los creacionistas − decía
− queremos hacer un arte que no imite ni traduzca la realidad. Se vale de la metáfora para crear un
mundo poético incoherente o ilógico. Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol es la divisa
de Huidobro.
Fue secundado por Juan Larrea y tuvo un decidido impulsor en Gerardo Diego, a cuyo libro Manual de
espumas (1924) pertenece el poema Nocturno en el que a propósito de la noche y las estrellas se yuxtaponen
una serie de imágenes. Del libro Imagen (1922) es el poema Columpio, como es propio del Creacionismo, el
contenido del poema no tiene nada que ver con la realidad: hay que aceptar sus imágenes tal y como aparecen,
sin buscar más sentido que un puro movimiento de vaivén al que alude el título.
De Juan Larrea incluimos un texto ESTANQUE, de
1919 en plena eclosión del Ultraísmo y el
Creacionismo; típicamente ultraísta es el juego tipográfico, ingeniosa traducción visual del reflejo en el agua;
en cambio, las imágenes son creacionistas.
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• El Ultraísmo tuvo como teórico principal al escritor Rafael Cansinos Asséns en 1919, pero contó
entre sus cultivadores tempranos con el argentino Jorge Luis Borges y el español Guillermo de la
Torre, que ilustró sus doctrinas con los poemas visuales de su libro Hélices (1923), dura
aproximadamente hasta 1922. El nombre procede de la palabra Ultra (pretende ir más allá del
Novecentismo imperante) porque sus adeptos pretendían una renovación radical del lenguaje y de la
concepción de la poesía. Plantea la incorporación a la poesía de temas nuevos, el cultivo sistemático
de la metáfora, la supresión de la rima, ausencia de la puntuación, eliminan cualquier tipo de
sentimentalismo. Su mayor originalidad radica en la innovación tipográfica, los Caligramas (los
vanguardismos defendieron la síntesis de artes plásticas y visuales), en la nueva disposición
tipográfica de los textos, tratando que el poema reproduzca visualmente parte de su contenido.
He aquí un poemilla de Gerardo Diego: La muerte y la vida
me están
jugando al ajedrez
(la partida está dispuesta)
He aquí, por ejemplo, dos caligramas de Guillermo de la Torre: CABELLERA y GIRÄNDULA.
• El Surrealismo − llamados por algunos Superrealismo − (El prefijo francés sur− significa sobre o
super). Es quizá el movimiento de vanguardia de mayor trascendencia, tanto por su implantación y
perduración (1920−1939) como por la profundidad de sus planteamientos. Su origen se encuentra en
el Manifiesto Surrealista que en 1924 dio a conocer el francés André Bretón, donde queda definido
así el Surrealismo: Automatismo psíquico mediante el cual se pretende expresar, sea verbalmente,
por escrito o de otra manera, el funcionamiento real del pensamiento. Dictado del pensamiento con
ausencia de toda vigilancia ejercida por la razón, (ya que la razón está contaminada) fuera de toda
preocupación estética o moral.
Es evidente su vinculación con el mundo de los sueños, así como un regusto por encontrar lo misterioso en la
cotidianeidad. En la misma línea el escritor francés Paul Elouard dice: Existen otros mundos, pero están en
éste. Y el poeta Lautreamont, al definir la poesía: La poesía es el encuentro casual de una máquina de coser y
un paraguas sobre una mesa de operaciones. Para el Surrealismo, el arte debe buscar en el mundo inexplorado
de lo onírico, imágenes insólitas, asociaciones de ideas nunca oídas...
Entre sus cultivadores encontramos pintores (Salvador Dalí), cineastas (Luis Buñuel) y buena parte de los
poetas de la generación del 27. Su principal cultivador es Vicente Aleixandre sobre todo en sus libros La
destrucción o el amor, Sombra del paraíso. Él mismo dice: La poesía no es cuestión de palabras. Pero la
difusión del Surrealismo en España debe mucho a Juan Larrea. Luis Cernuda, García Lorca y Rafael Alberti,
completan la lista de surrealistas españoles. Todos ellos elevaron el movimiento a muy altas cotas de calidad
artística.
El surrealismo supone la proyección creadora de las teorías que sobre el inconsciente y la interpretación de los
sueños venía desarrollando desde comienzos de siglo el siquiatra austríaco Sigmund Freud. Se unen las teorías
que sobre la liberación total del hombre defienden Freud y Marx. Bien una liberación de los impulsos
reprimidos en el subconsciente por una razón sumisa a las convenciones sociales y morales según Freud, bien
una liberación de la represión que ejerce sobre el hombre la sociedad burguesa según Marx. De este modo, el
escritor intentaría, mediante su creación, liberar al individuo de las ataduras racionales, sociales, morales y
estéticas que le condicionan, impidiéndole manifestarse tal cual es. Surgirán así con libertad plena las
fantasías, obsesiones, sueños o deseos ocultos del artista. Para los surrealistas, lo que llamamos vida no es
sino la cara más gris de la realidad; hay que conquistar una verdadera vida, acceder a una realidad más alta,
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una superrealidad (sur−realité, de ahí su nombre) que se halla como amordazada en lo más hondo de las
conciencias.
En el caso de la literatura, se recurre a diversas técnicas para registrar de forma incontrolada, libre, los estados
de ánimo, los impulsos profundos. Así, se intenta una escritura automática, realizada sin reflexión, que
supone la transcripción en bruto de las ideas y las palabras que pasen por la cabeza del escritor, sin ningún
tipo de control racional (asociación libre de ideas).O se acude a la unión fortuita de palabras, por ejemplo,
mediante el collage de frases recortadas de periódicos. De especial importancia es el compte−rendu des
rèves (reseña de los sueños). A veces, mediante ciertas drogas, se provocan alucinaciones y delirios para
transcribir en experiencias extra−racionales.
Sin embargo, para bien de la poesía, los poetas surrealistas españoles sometieron este proceso a una alta
exigencia estética. Quedaron, eso sí, imágenes, estructuras sintácticas y combinaciones métricas de gran
fuerza y originalidad.
Se produce una liberación del lenguaje con respecto a los límites de la expresión lógica. En un poema
surrealista, se entremezclan objetos, conceptos y sentimientos que la razón mantiene separados; aparecen
asociaciones libres e inesperadas de palabras, metáforas insólitas y hasta delirantes. Es un lenguaje que
acarrea una densa carga humana, e incluso subversiva, en la medida en que libera aquellas pasiones
reprimidas en el subconsciente. Ante un poema de este tipo, el lector no ciomprende racionalmente, pero
puede recibir fuertes impactos que modifican su estado de ánimo y suscitan en él oscuras emociones. El
Surrealismo inauguró un nuevo mod de leer.
En el poema Se querían, el amor es una fuerza que
llena el Tiempo y que se difunde por toda la natura−
leza alcanzando una grandiosa dimensión cósmica.
Atrae la atención la larga enumeración caótica
final,que expresa esa fusión de amor y mundo.
* giralunas, palabra creada por el poeta a imitación
de los girasoles:los rostros de los amantes se giran
hacia la luna.
*laten, ladran (acepción antigua de latir)
Mezcla de versículos y cuartetos alejandrinos.
En el poema la Aurora se observa una visión surrealista de Nueva York, símbolo de un mundo
deshumanizado, cruel y desolado. Una visión de pesadilla que recoge impresiones de suciedad, violencia,
injusticia, infelicidad, etc. Estamos ante algo así como el asesinato de la luz: un anhelo de inocencia, la piedad
por todos los que sufren y la fuerza desesperada del amor. La influencia del Surrealismo es evidente en
algunas imágenes: columnas de cieno, huracán de negras palomas, multitudes que caminan insomnes...
En el poema Los ángeles muertos , Alberti acude al versículo y a las imágenes alucinantes, que nos contagian
del estado de ánimo del poeta. En el texto se suceden imágenes de lugares y objetos en los que el poeta ha
visto a los ángeles muertos.El poema puede entenderse como un camino hacia una realidad oculta.
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En este poema Unidad en ella puede verse esa identificación de amor y muerte, así como la idea de la unidad
del mundo. En efecto, las audaces imágenes surrealistas logran una identificación de la persona amada con el
universo, de tal modo que amar es como morir disolviéndose en la naturaleza. Versículos y alejandrinos se
mezclan en una estructura de paralelismos.
LA GENERACIÓN DEL 27
• Grupo poético del 27 o generación
Los poetas de la generación del 27 crearon −según García Lorca escribía al joven Miguel Hernández− La más
hermosa poesía de Europa, algo que apenas admite discursión, cuando la riquísima y variada creación de estos
autores se compara con los otros grupos poéticos de la literatura occidental que publicaron en el periodo de
entreguerras.
Es un conjunto de poetas que hacia 1920 pretende renovar el panorama poético con una poesía minoritaria y
de vanguardia. La poesía de esta generación es tan rica, sus cultivadores tan numerosos y brillantes que han
llevado a la crítica a hablar de un nuevo Siglo de Oro de la poesía española, al saber unir las tendencias
europeas con la tradición española.
La denominación de Generación del 27 acoge a un grupo de poetas que, nacidos entre 1891 (Pedro Salinas) y
1906 (Manuel Altolaguirre) surge en España hacia 1920. No está, sin embargo, plenamente aceptada tal
denominación; de ahí que hayan recibido diversos nombres, entre los que destacan: Grupo poético porque en
realidad no responden a las características que tradicionalmente se han señalado (Ortega, Petersen) para
probar la existencia de una generación literaria; La generación de la amistad, dados los vínculos personales
que unían a todos ellos; La generación de la dictadura, porque su momento culminante coincide con la
dictadura de Primo de Rivera, aunque este nombre es equívoco e injusto, por la oposición que todos mostraron
a ese gobierno; Poetas catedráticos , por su dedicación mayoritaria a la enseñanza; Nietos del 98; Generación
de la Revista de Occidente, por lo que supuso esta publicación para ellos; La generación Lorca−Guillén, por
ser los más opuestos en sus creaciones. Pero el título que mejor les cuadra es el de Generación del 27.
Esta denominación del grupo se basa en un acontecimiento generacional: casi todos sus miembros
participaron activamente en los actos celebrados ese año con motivo del tercer centenario de la muerte del
poeta barroco cordobés, Luis de Góngora. Por este motivo organizaron una serie de actos en su honor,
estudiaron y comentaron sus obras,etc. Un grupo de estos poetas fue al Ateneo de Sevilla, del que ha quedado
una foto que es el emblema del grupo, a dar recitales de sus poemas y a dar conferencias o coloquios. La
revista Litoral le dedicó un número especial. La finalidad era sacar del olvido y del desprecio a un poeta que
dominó la palabra como nadie y del que admiraban su perfecta y atrevida utilización de la metáfora, sus
mágicos juegos con el lenguaje y su poesía esencialmente esteticista. La fecha, 1927, servirá para designar a
una generación de excepcional importancia en la historia de la literatura española.
Aunque muchos de los escritores del 27 compaginan la poesía con el teatro, o la prosa (novela, ensayo); la
lírica es el género más cultivado y eclipsa al resto de forma especial.
Existen críticos que prefieren hablar de grupo poético, coincidiendo en parte con Jorge Guillén, que suele
hablar de grupo de amigos; pero añade el grupo de poetas que con los rasgos de una generación, vivió y
escribió en España entre 1920 y 1936. Con el mismo fervor llamó Lorca a ese grupo de amigos, en su discurso
homenaje a Luis Cernuda (Abril de 1936) mi capillita de poetas, quizá la mejor capilla poética de Europa.
Ciertamente, para hablar de generación, en el sentido técnico que utilizaron Petersen u Ortega, y que sirvió
para caracterizar al 98, le faltan algunos requisitos generacionales. Así, por ejemplo:
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• La coetaneidad. Los catorce años de diferencia entre el mayor y el menor de los autores parecen
demasiados.
• Salvo las primeras y claras influencias de Juan Ramón Jiménez, se observa la ausencia de un guía de
la generación. Todos brillaron por igual en su trayectoria poética, Ninguno de ellos se erigió ni se
sintió como orientador y guía de todo el grupo. Y aunque Lorca era el más popular del grupo, y el más
admirado por los demás, fue compañero, no guía.
• Tampoco puede hablarse de anquilosamiento de la generación anterior (está en pleno apogeo la
generación del 98), ya que respetan y admiran a los escritores de la generación que les antecede,
aunque se aparten de su temática y de su técnica.
A pesar de todas las objeciones, la denominación de generación del 27 ha quedado establecida como firme. Es
evidente que estos poetas forman un grupo compacto, que todos se sienten más o menos integrantes del
mismo, que en diversos trabajos ellos mismos lo han defendido y que, en líneas generales, mostrarán una
experiencia y evolución conjunta, salvando las particularidades personales.
Y es que además, también hubo unos factores que contribuyeron a dotar a los del 27 de una cohesión
superior a la de otras generaciones:
• Tuvieron su lugar de encuentro en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde se impregnaron del
ambiente liberal, culto y europeo que allí se respiraba. Allí viven algunos de ellos y acuden atraídos por sus
tertulias y actividades culturales. Allí conocieron a Juan Ramón Jiménez que durante algunos años ocupó el
cargo de Jefe de Estudios de la Residencia. Otro lugar de convivencia es el Centro de Estudios Históricos,
que dirige Menéndez Pidal, donde varios rabajan y comparten el fervor por los autores medievales y
clásicos.
• Veneración por la figura de Juan Ramón Jiménez, considerado por muchos como el maestro de la
generación, de quien admiran el ideal de poesía pura, la profundidad de sus imágenes y su denodado
esfuerzo por expresar sensaciones.
• Las relaciones personales. Lo prueba la intensa correspondencia epistolar que se conserva de ellos y las
semblanzas, en verso y prosa, que mutuamente se han dedicado. Además, su convivencia fue estrecha y
les unió una entrañable y sólida amistad personal, lo que les llevó a colaborar en numerosas revistas y
empresas culturales. Así mismo, la Antología publicada por Gerardo Diego en 1932 dio fé pública de la
existencia del grupo, con la precisa nómina de sus miembros. Dámaso Alonso destaca la afinidad de gustos
estéticos y la amistad que existía entre ellos. Ni siquiera pudo romperla la tragedia del 36 que tantas cosas
logró destruir, entre ellas, como escribió Unamuno la libre espiritualidad española
• Es también nota común a todos ellos el poseer un altísimo grado de cultura personal y una formación
literaria excepcional, a diferencia del autodidactismo del 98. De hecho, casi todos ellos− Salinas, Guillén,
Cernuda, Gerardo Diego, Dámaso Alonso− fueron profesores o catedráticos de literatura en Institutos y
Universidades dentro o fuera de España, y junto a su obra poética publicaron también importantes ensayos
de crítica literaria.
• La colaboración en revistas como La Revista de Occidente y La gaceta literaria. Litoral o Verso y
Prosa.Todas ellas son revistas artesanales, editan pocos números y van dirigidas a un público muy
minoritario.
• Experimentaron la necesidad de encontrar un nuevo lenguaje poético, aunque cada cual imprimiera en su
búsqueda un sello personal.
• Les une el propósito común de renovar la poesía, pero respetando la tradición española. Estos poetas
llamados vanguardistas, se habían alimentado de lo mejor de nuestros clásicos y se sentían hondamente
enraizados en esa tradición. Supieron mezclar tradición y renovación. Una generación tan innovadora no
necesitó negar a los antepasados remotos o próximos para afirmarse... Ahora se airea todo el Siglo de Oro
lírico, y no solamente a Góngora. Entre Garcilaso y Quevedo aparecen los admirables seguidores. (Jorge
Guillén). Nuestra generación no fue una generación parricida (V.Aleixandre)
• En sus composiciones predomina el verso libre y el versículo; pero su entronque con la tradición literaria
les lleva también a revalorizar la poesía popular, utilizando estrofas tradicionales, tanto cultas como
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populares como el romance, el osneto, la décima ,los villancicos,etc.
• Defienden un ideal poético de belleza denominado poesía pura, basado en la perfección formal, pasando
a un segundo plano el contenido del poema. Todos coinciden en el cuidado exquisito de la forma. Guillén
dice que hasta la más ligera canción aparecía redactada con los primores del arte. En ellos va a llevarse a
los últimos extremos el desdén por la poesía con argumento, por la poesía sentimental o realista. D. Alonso:
A menor interés novelesco, mayor ámbito para los puros goces de la belleza. Lo único importante en el
poema es la belleza y no su contenido emotivo, su capacidad de transmitir el sentimiento, la emoción del
verso. Una actitud estetizante en contra de la vulgaridad, la ramplonería, la retórica, el sentimentalismo. Sin
embargo, los poetas del 27 no tardaron en reconocer que la poesía bastante pura resulta demasiado
inhumana, demasiado irrespirable, y demasiado desnuda. Era peligroso para la poesía. Había que hacer una
poesía bastante pura ma non troppo (J. Guillén). Hay un gran amor estilístico por el uso de la metáfora.
Por otro lado, la trayectoria poética de estos autores se enfrenta con circunstancias e influencias semejantes;
he aquí las más significativas. Se observa en todo el grupo un gran gusto y afición por:
• La poesía tradicional española (aunque recibieron la influencia de las literaturas de vanguardia que
estaban en pleno auge). No venían a romper ninguna tradición a pesar de su apariencia de generación
vanguardista y revolucionaria.
• Las formas populares: El Romancero, el Cancionero tradicional, las cancioncillas de Gil Vicente, de
Juan del Encina, etc.
• Los clásicos . Todos leyeron, exaltaron y defendieron a poetas clásicos como San Juan de la Cruz,
Fray Luis de León, Manrique, Garcilaso. De Lope de Vega tomaron el amor por la poesía popular;
de Quevedo el dominio del concepto; de Góngora admiraron su capacidad metafórica, sintiéndose
identificados con el ideal de este poeta de utilizar un lenguaje distinto al usado en el lenguaje
cotidiano.
• Importantísima fue la influencia del Romancero y la lírica tradicional castellana, hasta el punto de
que al clasificar los primeros libros de algunos de estos autores se habla de la poesía neo−popular.
• Se declararon herederos también de la tradición poética cercana, en especial de Gustavo Adolfo
Bécquer, cuya huella se encuentra en varios de estos poetas, y de manera explícita en Luis Cernuda y
Rafael Alberti.
• También Rubén Darío forma la sensibilidad de estos poetas para la musicalidad o para los valores
plásticos del lenguaje.
• Tampoco rompieron con los contemporáneos, Unamuno o Machado. Hay que recordar el magisterio
de Juan Ramón Jiménez.
• Sintieron una gran admiración y una especial atracción por la poesía de Paul Valéry, por T.S. Eliot y
Rainer María Rilke.
• Los movimientos de vanguardia es la gran importancia concedida a la imagen y a la metáfora,
concretamente del Creacionismo y el Ultraísmo. Hubo también una tendencia a la poesía pura, intelectual.
Más relevante fue la influencia del Surrealismo con sus imágenes y metáforas irreales, el subconsciente, el
absurdo, lo onírico, la alucinación, influye en casi todos. Éste inspiró libros fundamentales de Aleixandre,
Cernuda, Lorca y Alberti.
• En 1934 llegó Pablo Neruda a España, enseguida funda la revista Caballo verde para la poesía, en cuyo
primer número publica un manifiesto a favor de la poesía impura, cercana a la realidad, que orientará a los
poetas de la generación hacia un mayor compromiso social.
El levantamiento militar contra la República , al mando del general Franco, y la guerra civil que
desencadenó (1936−39), acabó con la amistad que unía a muchos de ellos y supuso una experiencia terrible
que marcó su obra y su vida. Todo el grupo sufrirá lo que podríamos llamar una humanización. En sus obras
encontramos el dolor, la angustia, la alegría o el amor humano. Si antes de la guerra la poesía era
fundamentalmente un experimento, un juego; después de la guerra evolucionan hacia una poesía social o
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existencial: reflexionan sobre el sentido de la vida y del ser humano, empiezan a considerar la poesía como
vehículo para denunciar las injusticias sociales. Una vez superado esto, su poesía recuperó el equilibrio para
abrirse de nuevo a los grandes temas universales.
La mayor parte de estos poetas eran republicanos, y se exiliaron al estallar o al acabar la guerra. Algunos
como Alberti tomaron parte activa y colaboraron en revistas como Hora de España y El mono azul. En
Noviembre de 1936 apareció el primer Romancero de la guerra civil y en 1937 el Romancero general de la
guerra de España dedicado a F.G.Lorca en homenjae a su memoria y como protesta contra su muerte. El
exilio los pudo dispersar o dividir geográficamente; no espiritualmente. Junto con Alberti, Salinas, Cernuda,
Guillen, Altolaguirre, Prados se fueron a Europa o América, expresando en sus obras la nostalgia de España;
Dámaso Alonso, Aleixandre y Gerardo Diego se quedaron en el país; gracias a ellos no quedó vacía y
estancada la poesía española, y pudieron ser los maestros de generaciones posteriores. Siguieron formando
una fraternidad humana y una polis literaria con los que se marcharon. El contacto entre unos y otros no se
rompió nunca, y ello permitió a la generación mantener viva su unidad y su continuación espiritual.
• Nómina de los poetas del 27
He aquí sus nombres según Dámaso Alonso, uno de los poetas y críticos de la generación: Recuerdo esos
trazos, que el tiempo ya quiere borrar de mi memoria, porque mi idea de la generación a que pertenezco, va
unida a esa excursión sevillana. Los que hicimos el viaje fuimos Guillén, Gerardo Diego, Rafael Alberti,
Federico, Bergamín, Chabas y yo. Es evidente que si tomamos los cinco primeros nombres (el de Bergamín
como prosista muy cercano al grupo) y añadimos el de Salinas, que no sé por qué causa no fue con nosotros, y
el de Cernuda, muy joven entonces, que figuró entre el auditorio (pero de quien también se leyeron poemas en
aquellas veladas), y el de Aleixandre, que no había publicado aún su primer libro, tenemos completo el grupo
nuclear, las figuras más importantes de la generación poética anterior a nuestra guerra. (No: hay que
mencionar aún el del benjamín, Manolito Altolaguirre, casi un niño, que allá, en Málaga, fundaba ese mismo
año la revista Litoral, y el de su compañero Emilio Prados. Toda generación tiene límites difuminados y
brotes epigónicos*(*continuadores de una escuela) y reflorescencias. La nómina principal de la mía está en
los poetas mencionados. De los cuales, la mayoría en activo por entonces, fue a aquella excursión sevillana: la
generación hacía así su primero y más concreto acto púiblico.
Destacamos a : Pedro Salinas (1891−1951), Jorge Guillén (1893−1984), Gerardo Diego (1896−1987),
Federico García Lorca (1898− 1936), Dámaso Alonso (1898.1990) Vicente Aleixandre (1898−1984), Luis
cernuda(1902−1963), Rafael Alberti (1902), Emilio Prados (1899−1962), Manuel Altolaguirre (1905−1959),
y otros como Fernando Villalón (1881−1930), León Felipe (1884−1969), J.Moreno Villa, R. De Basterra,
Adriano del Valle, M. Bacarisse, Juan José Domenchina, Pedro Garfias, Juan Larrea, José María Hinojosa,etc.
• Clasificación de los autores
Nacidos entre 1891 y 1905, los miembros de la Generación del 27 siguieron semejantes experiencias poéticas
y vitales. Sin embargo, el predominio de ciertos rasgos determina que su obra puede ser clasificada del modo
siguiente:
• Poesía neopopularista: Rafael Alberti y García Lorca.
• Poesía surrealista: Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y José Mª Hinojosa.
• Poesía pura e intelectual: Pedro Salinas y Jorge Guillén.
• Poesía clasicista y religiosa: Gerardo Diego y Dámaso Alonso.
• Etapas en la evolución de los poetas del 27
Suelen distinguirse en la evolución de los poetas del 27 tres grandes etapas:
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• Hasta 1927, aproximadamente (tricentenario de Góngora), supone una continuidad con movimientos
vanguardistas como el Ultraismo y Creacionismo y, sobre todo, el entusiasmo por la poesía pura
(deshumanización e inteligencia) bajo la influencia principal de Juan Ramón Jiménez. También una
corriente neopopulista presenta gran importancia. 1927 marca el auge del gongorismo y muestra la
voluntad decidida de encontrar un lenguaje poético autónomo, cuyos instrumentos mejores serán la
metáfora y la imagen.
• El neopopularismo en la generación del 27. Esta corriente responde a una tendencia habitual en la
literatura española a volver sobre las fuentes de la tradición oral, el folclore y la poesía popular como
base de inspiración temática y formal. Para entenderlo conviene partir de dos rasgos que definieron a
buena parte de lso integrantes de este grupo poético:
• Su amplia formación literaria les permitió conocer y apreciar la tradición poética española. Estos autores
leyeron y admiraron las variadas formas de la poesía popular hispánica y arábigo−andaluza. Temas, metros
y procedimientos expresivos no tardarán en influir en su creación artística. El principal modelo fue Lope de
Vega, en cuyo teatro se encontraba la perfecta mezcla entre popularismo y elaboración cuidada de la
materia poética.
• El origen andaluz de unos cuantos miembros de la generación −García Lorca, Rafael Alberti, Luis
Cernuda, José Mª Hinojosa, Manuel Altolaguirre− favoreció la incorporación a sus primeros poemarios de
elementos procedentes de la copla tradicional andaluza e incluso de la lírica árabe popular. Algo que se
advierte también en la creación de Antonio Machado de Nuevas canciones (1924) y el Cancionero
apócrifo, donde la personalidad del poeta parece diluirse para expresar saberes objetivos en composiciones
muy breves, de estructura cercana a la copla popular, que en este caso serviría para proclamar sentencias o
pensamientos filosóficos.
De esta forma, elementos procedentes del Romancero, la lírica tradicional (la brevedad y la alusión: sugerir es
más importante que nombrar, las figuras de repetición, estrofas como el romance, la soleá,etc) y las piezas
dramáticas de Juan del Encina o Gil Vicente están presentes en libros fundamentales de la generación; sobre
todo en García Lorca y Alberti que representan los mejores logros de esta corriente.
En el caso del granadino, la mezcla de lo sagrado y lo profano, el simbolismo de ciertas plantas y frutos
−nardo,naranja,limón−, además de la métrica sencilla deben identificarse con la cultura popular andaluza, que
llega a toda su obra, es esencial en Canciones y en el Poema del Cante Jondo (1921−1924) así como en el
Romancero gitano (1928).
En cuanto a Rafel Alberti, sus primeros libros de Alberi están escritos también desde una inspiración
neopopularista: Marinero en tierra (1924) y La amante (1925) recuerdan a la lírica tradicional de los
cancioneros de los siglos XV y XVI y se ha señalado la influencia de Gil Vicente. El verso octosílabo
tradicional, la rima asonante, estribillos y correlaciones de índola popular están presentes también en títulos
posteriores, como El alba del alhelí y Entre el clavel y la espada.
• Etapa de madurez, de 1927 a la guerra civil significa una progresiva rehumanización, lo humano volvía
a ocupar un lugar central en la literatura: la experiencia cotidiana, los grandes sentimientos universales (el
amor, el dolor, la soledad), las concretas circunstancias; cobra importancia el surrealismo, y en los años
conflictivos de la segunda República y la guerra civil, aparece una poesía de orientación política.
• Neorromanticismo. Con Donde habite el olvido (1933) Cernuda se aleja del Surrealismo. El título
del libro − un verso de Bécquer − muestra la sensibilidad romántica que se halla en la base de toda su
poesía: el amor exaltado o doloroso, en conflicto entre realidad y deseo, la soledad. He aquí el primer
poema de dicho libro:
• Poesía y compromiso. Con obras como el poeta en la calle, De un momento a otro o Capital de la
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gloria (1931−1938), Alberti es el mejor representante de esta tendencia, compartida , entre otros, por
Emilio Prados o Miguel Hernández (que pertenece a la generación siguiente pero se halla muy
vinculado a la del 27). Las convicciones ideológicas, la crítica social, es inevitable en la poesía. He
aquí un poema de Alberti escrito durante la guerra civil, donde se manifiesta su experiencia de
sufrimiento y odio.
• Clasicismo. Existe en estos años el sentimiento de que el tiempo de las vanguardias ha pasado y una
orientación clásica se deja sentir. El interés por el soneto de Alberti, Lorca o Gerardo Diego es
significativo.
• El final de la guerra (1939). Consecuencias de la guerra civil. Después del 39. Las consecuencias de la
guerra civil fueron tan dramáticas para la literatura como para todos los demás aspectos de la vida española.
Junto con la muerte de Lorca, casi todos los poetas del 27 parten al exilio ( y quienes permanecen en
España están sometidos a una especie de exilio interior). Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego son
los únicos que permanecen en España, serán claves para la evolución de la lírica de posguerra.
Es difícil hablar de tendencias comunes a ellos; sus obras, por lo general, se abren a las reflexiones morales,
pesimistas y desoladas, y a temas como el desarraigo del exilio o la añoranza de la patria. En España, la poesía
deriva hacia un humanismo angustiado, de tonos existenciales, cuya muestra más intensa es Hijos de la ira de
Dámaso Alonso, de 1944. Poco después, Vicente Aleixandre comienza a escribir Historia del corazón,
notable giro hacia una concepción del poeta como solidario. En el poema En la plaza, el poeta se sale de sí
mismo, de sus obsesiones personales, para fundirse con los anhelos de los demás: No el hombre no está solo.
Hasta el amor es una conciencia de compañía. El poeta palpita con el gran corazón de los hombres.
Formalmente, los versículos fluyen reposados, aunque sin perder rigor y belleza.
Clamor supone en la obra de Guillén la irrupción del tema del dolor y el desacuerdo con el mundo, el
desenlace de la guerra civil y las nuevas circunstancias internacionales tras la segunda guerra mundial. El
poema Dolor tras dolor se organiza en estrofas de heptasílabos y endecasílabos sin rima. Hay también tres
versos trisílabos de una expresividad especial. Veamos con qué símbolo se expresa el dolor y cuál es la actitud
del poeta ante ese dolor.
En Alberti predomina la experiencia del destierro y la esperanza del regreso a la patria. El poema Canción 8
recoge la emoción que suscita el recuerdo de España, dentro de una tendencia neopopularista.
La obra de Cernuda después del 39 se caracteriza por la meditación y el sentimiento. A su último libro,
Desolación de la quimera (1962) pertenece Peregrino, poema que encierra algunos de los temas centrales del
autor: la soledad y la amargura, pero también la fidelidad al propio destino y el orgullo. ¿España?(...) Un
nombre. España ha muerto, había escrito Cernuda en Las nubes (1940). Tras la guerra civil, el poeta será un
peregrino, sin patria, siempre en tierra extraña. El poema se construye como un diálogo.
POETAS DE LA GENERACIÓN DEL 27. TRAYECTORIA VITAL Y OBRA POÉTICA.
• PEDRO SALINAS. Nacido en Madrid. Muere exiliado en Boston. Cinco días después su cadáver fue
inhumado en Puerto Rico. El mayor de su generación. Doctor en Letras, su vida estuvo enteramente
dedicada a la docencia. Investigador y viajero. Es como Garcilaso en el S.XVI, Bécquer en el XIX o
Aleixandre en el XX. Licenciado en Derecho y Filosofía. Catedrático de la Universidad de Sevilla
donde Luis cernuda fue su alumno. Pasó luego a la de Murcia. Ejerce como lector de literatura
española en la Soborna (París). En ese periodo contrae matrimonio con una hispano−argelina, María
Margarita Bonmati Botella, con quien tendrá dos hijos: Soledad y Jaime. Tras la guerra civil se exilia
a Estados Unidos ejerciendo como profesor en diversas universidades de este país y en Puerto Rico,
Realizó una versión modernizada del famoso poema épico−medieval del Cantar del Mío Cid.
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Forma junto con Jorge Guillén el núcleo más intelectual de la generación del 27. Ambos fueron catedráticos
de universidad en España y − tras la guerra civil− en Estados Unidos. Publicaron importantes trabajos de
crítica literaria y siguieron de cerca el magisterio de Juan Ramón Jiménez y la poesía pura.
Sus primeros libros son Presagios (1923), Seguro Azar (1929) y Fábula y Signo (1931). En los tres se
percibe la huella de Juan Ramón Jiménez, en algunos poemas aparecen temas de raíz futurista: la máquina de
escribir, el radiador de la calefacción, la bombilla eléctrica,etc.
Salinas ha sido considerado como el gran poetas del amor. Pero no canta al amor como los románticos, sino
que canta a la amada (su cuerpo, sus gestos, sus sombras, sus besos) y detrás de esos detalles reales expresa
una reflexión profunda en torno a la pasión amorosa, la ausencia de la amada, la melancolía del desamor y la
separación inevitable. El amor no es desdenes, sufrimiento, desamor; el amor es una prodigiodsa fuerza que
da plenitud a la vida y confiere sentido al mundo. Podemos observarlo en sus dos obras maestras: La voz a ti
debida (1933), se abre con citas de Garcilaso de la Vega (de su Égloga III tomó el título del libro) y del poeta
romántico inglés Percy B. Shelley y cuenta una historia de amor. Y Razón de amor (1936), poesía reflexiva
donde medita sobre su experiencia amorosa. Largo lamento, publicado póstumamente, titulo tomado de la
rima XV de Bécquer, se refiere al propio poeta largo lamento ese soy yo. Se centra en la soledad, el abandono
del poeta tras el supuesto olvido de la amante.
En el exilio, tras la guerra, aparecerán en América dos libros de poemas: El Contemplado (1946) es una larga
composición en la que Salinas dialoga con el mar en San Juan de Puerto Rico. Y Todo más claro (1949),
reflexiona sobre el tema de la creación referencias a Jorge Guillén. Después de su muerte, se publica en
España Confianza (1955). En todos ellos aparece una lucha entre su fe en la vida y los signos angustiosos que
ve a su alrededor. De esta última etapa, destaca el impresionante poema Cero, suscitado por el horror de la
bomba atómica.
En cuanto al estilo, su poesía viene marcada por la sencilla apariencia − verso libre, rima asonante, escasez de
adjetivos o metáforas − que oculta un laborioso proceso de meditación y depuración del sentimiento.
• JORGE GUILLÉN. Nacido en Valladolid. Muere en Málaga. Amigo personal de Pedro Salinas
aquien sucedió en el lectorado de la Soborna. Profesor, y ante todo y sobre todo, poeta. Catedrático de
las universidades de Murcia y Sevilla, con un intermedio en la de Oxford. Exiliado se establece en
Estados Unidos.y prosigue allí su docencia universitaria. Jubilado, reside en Italia, donde contrae
segundas nupcias. Luego regresa a Málaga. En 1977 se le concede el Premio Cervantes, máximo
galardón para escritores de lengua española.
Se le ha considerado el poeta más intelectual del grupo. A toda su producción poética le ha dado un título
global, que barca cinco ciclos. Aire nuestro. Así lo explica: Aire en nuestros pulmones. No aire mío. Aire que
en el pecho vivifica a los humanos: cruce que relaciona al hombre con el mundo. El título señala esa
intersección capital.
Hasta 1950, Guillén es autor de este único libro, iniciado en 1919 y publicado en 1928: Cántico, como su
título indica, quiere ser un canto de exaltación, de alabanza ante el mundo y ante la vida: de sus seres, objetos,
elementos de la Naturaleza, etc.
En 1950, Guillén inicia un nuevo ciclo poético: Clamor. Se compone de tres partes: Maremagnum (1957),
Que van a dar en la mar (1960) y A la altura de las circunstancias (1963) supone un cambio en la actitud
del poeta ante el mundo, pues da entrada a los elementos negativos de la vida del hombre actual: la injusticia,
la guerra, el hambre, el peligro de autodestrucción atómica, las torturas, las persecuciones, la opresión, el
colonialismo, el desorden social, el dolor, el Mal, la muerte, etc. El título equivale ahora agritos de protesta
ante los horrores y las miserias del momento histórico. El tema de España−la guerra, el exilio, la dictadura− se
halla especialmente presente.
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En 1967 se añade Homenaje, de contenido muy distinto recoge poemas adiversas figuras de la historia, las
artes y las letras, desde Homero a los contemporáneos. Y otros poemas y Final dan fe de la incesante creación
de Guillén y contienen páginas hermosas, aunque no añaden nada esencial a su magna obra.
• GERARDO DIEGO. Nacido en Santander. Muere en Madrid. Poeta, catedrático de Literatura en
Institutos de Soria, Gijón, Santander y Madrid, crítico literario, pianista y pintor; todas las facetas de
su personalidad se reflejan en su poesía. Jugó un papel importante en la introducción de las
vanguardias en España, como dijimos destaca como representante español del Creacionismo, como en
la consolidación del grupo del 27, gracias a su actividad como director de revistas literaria: Carmen y
Lola, y sobre todo al publicar en 1932 su célebre Antología de la generación del 27 que supuso la
auténtica carta de presentación de los nuevos poetas. Como profesor dio cursos y conferencias por
todo el mundo. Miembro de la R.A.E desde 1947. Premio Cervantes en 1979. Premio Nacional de
Literatura en 1925.
Hombre entusiasmado por la poesía presenta diversos estilos poéticos a lo largo de su vida. Su abundante
creación literaria combina con igual maestría la poesía de vanguardia y la poesía tradicional: a la primera
pertenecen sus primeros libros creacionistas y ultraístas, en los que acredita un dominio de la imagen; a la
segunda se une un perfecto uso de la métrica clásica y una gran variedad de temas: el amor, los toros, la
música, los paisajes de la tierra santanderina y una profunda fe religiosa.
Su primer libro El romancero de la novia (1918) de tono modernista y muy becqueriano. Pero ese mismo año
comienzan sus experiencias vanguardistas, así en Imagen (1918−22) recoge los juegos ultraístas y anuncia el
surrealismo. A la misma línea corresponde la Fábula de Equis y Zeda (1926−29), y los Poemas adrede
(1926−41).
Sin embargo, por los mismos años, prosigue su obra de corte tradicional. Soria (1923) lleno de emotivas
evocaciones paisajísticas y sentimentales (a la manera de Machado) de su estancia en aquella ciudad como
catedrático del Instituto, incluye el famosísimo Romance del Duero. Versos humanos (1918−24)) cargado de
intimidad y sentimientos, reúne canciones, glosas, sonetos, entre éstos el espléndido al ciprés de Silos. De
1924 es Viacrucis hondo ejemplo de una inspiración religiosa que singulariza al autor dentro de su
generación. A esta misma inspiración se deben sus Versos divinos (1938) entre los que sobresalen sus
deliciosas imitaciones de cantarcillos populares, sus letrillas y sus glosas, dignas de un Lope de Vega. En fin,
la línea clásica alcanza su cumbre con el libro Alondra de verdad (1941), magnífico conjunto de sonetos
donde expresa su emoción ante las bellezas de la ciudad o de la Naturaleza.
En 1941, publica la Primera antología de sus versos. En sus últimos libros, ha prestado especial atención al
mundo taurino con La suerte o la muerte (1963); El cordobés dilucidado y vuelta del peregrino (1966); a la
música con Preludio y coda de Gabriel Fauré (1967), o al paisaje con Versos escogidos (1970).
• FEDERICO GARCÍA LORCA. Nacido en Fuentevaqueros (Granada), muere asesinado a
comienzos de la guerra civil, en agosto de 1936. Estudiante de Derecho y Filosofía en la universidad
granadina, reside desde 1919 en Madrid. Viaja a Nueva York (1929−30). Funda el grupo de teatro
universitario La Barraca, con el fin de extender la cultura a todos los niveles sociales del país. Dotado
de una fina sensibilidad artística: apto para la música, el dibujo, el teatro y la poesía. Destaca por su
personalidad, su carácter alegre, su enorme encanto personal. Su vida ha llegado a la altura del mito,
de ahí que sea el poeta más conocido de su generación dentro y fuera de España.
Su obra poética comienza influenciada por el modernismo y Machado, Impresiones y paisajes. Juan Ramón
Jiménez influye en su Libro de poemas (1921) donde el lenguaje está más depurado y en el que demuestra
una gran imaginación. A partir de este momento escribe poemas caracterizados por un estilo fuertemente
original y de esforzada elaboración, Canciones (1927), Romancero gitano (1928) y Poema del cante jondo
(1931). La poesía tradicional castellana, el floclore, el popularismo, lo andaluz, la pena, la muerte que se
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presiente y se teme como destino inexorable, la soledad, la lucha por la vida, son los grandes núcleos de su
obra.
Tras su visita a Nueva York, nace un libro de poemas Poeta en Nueva York, distinto a lo que hasta el
momento ha compuesto. De difícil comprensión, donde aparecen imágenes surrealistas.
En 1933 viaja a Buenos Aires. Allí estrena algunos dramas y alcanza un éxito clamoroso, Al volver a España
es ya un escritor famoso y admirado.
El Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935) ha sido considerada la obra maestra de Lorca. Es una elegía a
la muerte de aquel gran amigo de muchos de los poetas del 27, torero y escritor, a quien Alberti dedicó
también un poema, Verte y no verte. Había nacido en Sevilla, y murió en Madrid a consecuencia de la cogida
que sufrió en la plaza de toros de Manzanares (Ciudad Real) en 1934.
Después de esta obra publicó sus Seis poemas galegos (1935) y, póstumamente aparecieron los del Divan del
Tamarit (1940).
• VICENTE ALEIXANDRE MERLO. Nacido en Sevilla, hace de Madrid su habitual lugar de
residencia. Muere en Madrid. Licenciado en Derecho y en Comercio. Padeció una grave enfermedad
que lo mantuvo alejado de toda actividad profesional. Vivió siempre retirado en el mundo de la
poesía. Elegido en 1949 miembro de la R.A.E. Premio Nobel de Literatura en 1977.
Su producción literaria se inicia en 1924 con Ambito y con la lectura de Freud y Loyce, cuya influencia es
notoria en su obra. A partir de entonces se suceden: Pasión de la tierra (1929); Espadas como labios (1930);
La destrucción o el amor (Premio Nacional de Literatura en 1933); Mundo a solas (1934).Tras la guerra civil
se agrava su dolencia renal y escribe Sombras del paraíso (1939).
En 1952 compone los últimos poemas de Nacimiento último. En 1954 se publica Historia del corazón.
Seguirán Los encuentros (1958) y En un vasto dominio (1962). La poesía de madurez se inicia en 1965 con
Retratos con nombre, a la que siguen Poemas de la consumación (1968) y Diálogos del conocimiento
(1974).
• RAFAEL ALBERTI. Nacido en Puerto de Santa María (Cádiz). Compagina la pintura con la poesía.
Como consecuencia de su afiliación al partido comunista, se exilió al acabar la guerra civil. En 1925
se le concede el Premio Nacional de Literatura con su obra Marinero en tierra. Tras el exilio en París,
Roma, Argentina, regresa a España en 1976, donde recibirá el Premio Cervantes en 1983.
Se ha dicho que el mejor libro de este poeta es Sobre los ángeles (1929) , donde se refleja la intensa crisis que
sufrió el poeta asediado por la enfermedad. En El poeta en la calle (1935) pone su voz de poeta al servicio de
una acción personal comprometida; es una poesía social que coincide con su militancia en el Partido
Comunista. Tras la guerra civil, en la que interviene activamente en el bando republicano, comienza un largo
periodo de exilio. Incorpora temas relacionados con su condición de desterrado. Títulos: Entre el clavel y la
espada (1941), A la pintura (1945−52), Roma, peligro para caminantes (1974).
• DÁMASO ALONSO. Nace y muere en Madrid. Licenciado en Derecho y doctorado en Letras.
Discípulo y colaborador de Menéndez Pidal, en el Centro de Estudios Históricos. Enseñó Lengua y
Literatura española en universidades alemanas, inglesas y norteamericanas, hasta que en 1933,
obtiene una cátedra de la Universidad de Valencia. Tras la guerra, pasa a la de Madrid como
catedrático de Filología Románica. Editor y comentarista de Góngora. En 1945 fue elegido miembro
de la R.A.E, de la que ha sido director desde 1968 hasta 1982. También pertenece a la Academia de la
Historia. Une a su condición de investigador la de profesor, crítico literario y la de poeta. Ha dado la
vuelta al mundocomo conferenciante. En 1978 se le concede el Premio Cervantes.
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Comenzó escribiendo versos a la manera del primer Juan Ramón Jiménez, de puro juego estético como
Poemas puros, poemillas de la ciudad (19118−1921).Y el mismo carácter tiene su libro El viento y el verso
(1923−24).
Pero la guerra civil le hizo abandonar esta poesía pura, sencilla,ingenua, para volver a los temas humanos.
Expresa sus vivencias y emociones ante la guerra y sus consecuencias en dos libros de poemas: Oscura
noticia e Hijos de la ira (1944). Éste último es una obra clave para la poesía española de los años cuarenta.
• LUIS CERNUDA BIDÓN. Nacido en Sevilla. Muere exiliado, repentinamente, en Méjico. Profesor
y crítico literario, el hombre y el poeta estuvieron íntimamente unidos. Licenciado en Derecho, fue
lector de español en Tolouse. Solitario, inadaptado y rebelde. Considerado poeta maldito e
intencionadamente olvidado en la etapa franquista. Es clara su adhesión a la causa comunista.
Admirador en literatura de Hölderlin y en música de Mozart. Ejerció en diversas universidades
inglesas y norteamericanas. Concha Méndez, esposa de Manuel Altolaguirre, en cuya casa vivió el
poeta en sus años mejicanos, nos relata así sus últimos momentos: En los últimos días fue su
actuación como la de alguien que estuviera dominado por un presentimiento; no parecía el mismo;
recordaba con emoción a sus familiares, nos mostraba relatos, estaba afable, comunicativo... Debían
de ser sobre las seis de la mañana cuando la muerte le sorprendió en la puerta de su cuarto de baño, en
ropas de cama, batín y zapatillas, intentando fumar, con la pipa en una mano y las cerillas en la otra.
Así lo encontró Paloma unas dos horas más tarde.
Pedro Salinas, su profesor de literatura, nos ha dejado este testimonio de aquellos años: ¡No me lo he
perdonado aún!. ¡Y ya va para veinticinco años!. No le conocí, de primeras. ¡Meses y meses, de octubre a
mayo, sentados frente a frente, áula número cuatro, universidad de Sevilla. ¡Y nada!. Pero él era alumno
oficial de mi clase de literatura; mi año primero de enseñanza. Los dos novicios, él en su papel, y yo en el
mío. Y no le conocí, y se estuvo cerca de un año un profesor − ¡y de literatura! − delante del poeta más fino,
más elegante que nació en Sevilla, después de Bécquer, sin saberlo!.
Es, probablemente, de todos los miembros de la generación del 27, el más cercano a la sensibilidad poética
actual, según han reconocido ilustres representantes de la hoy llamada poesía de la experiencia. Y ello es así
porque en los versos del poeta sevillano encontrasmos rasgos que se corresponden plenamente con las
preocupaciones del hombre contemporáneo: protesta social, rebeldía frente a las convenciones burguesas,
reivindicación de la libertad y dignidad del individuo, que reclamó desde su exilio en Méjico y Estados
Unidos; la dificultad para vivir plenamente el amor, originada por su nunca disimulada condición de
homosexual; la nostalgia de la infancia y juventud en Sevilla; la angustia por el paso del tiempo y la inevitable
llegada de la muerte. En definitiva, el contraste entre La realidad y el deseo, rótulo bajo el que se ha agrupado
toda su producción poética, en la que predominan composiciones amplias, verso libre y un tono que combina
con fortuna sinceridad, hondura y melancolía con ocasionales imprecaciones cargadas de tensión. Los dos
temas centrales en torno a los que se entreteje su lírica son la soledad y el amor.
La Realidad y el deseo se ha dividido en estas etapas:
• Aprendizaje (1924−28), en el que se observa la influencia de Bécquer, Fray Luis de león y Jorge Guillén;
predomina la nostalgia y sentimientos melancólicos. En 1925 conoce a Juan Ramón Jiménez y publica sus
primeros poemas en Revista de Occidente. En 1927 conoce a Lorca y publica su primera obra Pérfil del
aire, cuya aparición fue muy mal acogida por la crítica.
• Juventud (1929−35), el poeta se acerca al surrealismo y nacen los poemas Un río, un amor (1929) al
tiempo que confiesa su predilección por el tema amoroso y por el deso expresado sin tabúes. Aquí entraría
el libro Los placeres prohibidos (1931) y Donde habite el olvido (1932−33)
• Madurez (1937−57), la guerra civil conduce al poeta a un definitivo exilio en Inglaterra, Estados Unidos y
finalmente en Méjico. Ejerce como profesor de español y tiene ocasión de conocer la los grandes maestros
de la lírica anglosajona y germánica, que influirán en su propia creación. Publica La realidad y el deseo
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(1936). En su destierro escribe Las nubes (1937−40) aborda el tema de España y la guerra desde la
distancia; Ocnos (1942); Como quien espera el alba (1941−44) muestra la nostalgia por la infancia, los
amores juveniles y la tierra nativa, además de dar entrada a motivos de la nueva tierra acogida; Vivir sin
estar viviendo (1944−49) y Con las horas contadas (1950−56)
El traslado a Méjico es fundamental para nuestro poeta, porque allí conoció su amor a los cincuenta años:
Seguí volviendo a Méjico... y durante las vacaciones de 1951... conocí a X. Ocasión de los Poemas para un
cuerpo, creo que ninguna otra vez estuve, si no tan enamorado, tan bien enamorado.
• Plenitud (1956−62), son los años finales de Desolación de la Quimera. El poeta muestra una actitud
serena y contemplativa, a través de la que rinde homenaje a personas, artistas y momentos que alumbran su
existencia.
La obra de Luis Cernuda ocupa ocupa un puesto singular dentro de la lírica española del siglo XX, a causa de
una serie de circunstancias que lo individualizan de forma muy clara entre los miembros de su generación.
a) Su acentuado romanticismo, esa actitud de sinceridad y rebeldía con que asumió su condición de cantor de
la pasión amorosa heterodoxa con una intensidad ni siquiera igualada por el mismo García Lorca.
b) La concepción de su obra poética como una biografía moral, que ofrece la imagen palpitante de una
persona enfrentada con la realidad y derrotada por ella.
c) La elaboración de una voz próxima, seca y cordial a un tiempo; una voz cercana y marcada por un triple
rechazo:
• evita los ritmos demasiado marcados para adoptar el verso libre y el versículo.
• Prescinde también de la rima.
• Huye del lenguaje brillante, cuajado de metáforas, para buscar el tono coloquial que lo acerca a ese
lector inmediato y fraterno.
Por todo ello, los poetas de los años sesenta lo reivindicaron como maestro supremo: Jaime Gil de Biedma,
Francisco Brines, José Agustín Goytisolo o José Manuel caballero Bonald. Y ya en nuestros días, no es difícil
encontrar la huella del poeta sevillano entre cultivadores de la poesía figurativa tan acreditados como Luis
Antonio de Villena, Luis García Montero o Felipe Benítez Reyes.
• EMILIO PRADOS. A causa de su compromiso político tuvo que exiliarse. Muere en México.
Dedicado totalmente a una poesía cercana al surrealismo.
• MANUEL ALTOLAGUIRRE. Nacido en Málaga, vivió expatriado en América, y murió en un
accidente al volver a España. Poeta idealista e intuitivo, alegre y seductor.
En resumen, una generación que alumbró un nuevo siglo de oro para la poesía española. La palabra común
que les unió a todos fue amistad , y su gran drama la guerra civil. Una gran parte de ellos se convirtió en
peregrinos de mil exilios con la memoria en la pluma, recordando a aquel que les dio alegría y fue una de las
primeras víctimas inocentes de la guerra, aquel que fusilaron en Granada un caluroso día de agosto de 1936:
Federico García Lorca.
Este grupo de poetas censados de vanguardistas y esteticistas cuando eran jóvenes no sólo han enriquecido
con libros inmortales nuestra poesía, sino que han dado un vivo ejemplo frente a una sociedad que los rechazó
primero y ha acabado admitiendo su legado a nuestra cultura.
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NOCTURNO
ESTÁN todas
También las que se encienden en las noches de moda
Nace del cielo tanto humo
que ha oxidado mis ojos
Son sensibles al tacto las estrellas
No sé escribir a máquina sin ellas
Ellas lo saben todo
graduar el mar febril
y regresar mi sangre con su nieve infantil
La noche ha abierto el piano
y yo las digo adiós con la mano
LOS ÁNGELES MUERTOS
Buscad, buscadlos:
en el insomnio de las cañerías olvidadas,
en los cauces interrumpidos por el silencio de las
basuras.
No lejos de los charcos incapaces de guardar una
nube,
unos ojos perdidos,
una sortija rota
o un aestrella pisoteada.
Porque yo los he visto:
en esos escombros momentáneos que aparecen en las neblinas.
Porque yo los he tocado:
en el destierro de un ladrillo difunto,
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venido a la nada desde una torre o un carro.
Nunca más allá de las chimeneas que se derrumban
ni de esas hojas tenaces que se estampan en los zapatos.
En todo esto.
Mas en esas astillas vagabundas que se consumen sin fuego,
En esas ausencias hundidas que sufren los muebles desvencijados,
No a mucha distancia de los nombres y signos que se enfrían en
las paredes.
Buscad, buscadlos:
Debajo de la gota de cera que sepulta la palabra de un libro
O la firma de uno de esos rincones de cartas
Que trae rodando el polvo.
Cerca del casco perdido de una botella,
De una suela extraviada en la nieve,
De una navaja de afeitar abandonada al borde de un precipicio.
Sobre los ángeles , Rafael alberti
UNIDAD EN ELLA
Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.
Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima,
con esa indescifrable llamada de tus dientes.
Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
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porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.
Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.
Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
sue regando encerrada bellos miembros extremos
Siente así los hermosos límites de la vida.
Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.
La destrucción o el amor, Vicente Aleixandre
LA AURORA
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
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buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
Poeta en Nueva York, 1929, F. García Lorca
COLUMPIO
A caballo en el quicio del mundo
un jugador jugaba al sí y al no
Las lluvias de colores
emigraban al país de los amores
Bandadas de flores
Flores sí Flores no
Cuchillos en el aire
que le rasguen las carnes
forman un puente
Sí No
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Cabalga el soñador
Pájaros arlequines
cantan el sí cantan el no
SE QUERÍAN
Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,l
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche mitad luz.
Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas* que brillan recibiendo aquel beso.
Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten* bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten reapsados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.
Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente sólo.
Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
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mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.
Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.
Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietus, su forma. Se querían, sabedlo.
La destrucción o el amor, Aleixandre
CANCIÓN DE JINETE
CÓRDOBA
Lejana y sola.
Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.
Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.
¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
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¡Ay que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!
Córdoba.
Lejana y sola Lorca
El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quiere llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá?
Alberti
Allá donde termine este afán que exige un dueño a
imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en tiniebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de un niño.
Allá, allá lejos;
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Donde habite el olvido.
DONDE HABITE EL OLVIDO
Donde habite el olvido
En los vastos jardines sin aurora;
Dónde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el
Tormento.
NOCTURNO
Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre
Se escucha que transita solamente la rabia,
Que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
Y en las médulas arde continua la venganza,
Las palabras entonces no sirven: son palabras,
Balas, Balas.
Manifiestos, artículos, comentarios, discursos,
Humaredas perdidas, neblinas estampadas,
¡quédolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!
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Balas. Balas.
Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
Lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
Cuando desde el abismo de su idioma quisisera
Gritar lo que no puede por imposible, y calla.
Balas. Balas.
Siento esta noche heridas de muerte las palabras.
DOLOR TRAS DOLOR
De súbito,
Dominando una masa de ciudad
En calor de gentío,
Surge con atropello
Claramente, suplicante,
Gimiente,
Desgarrándolo todo,
La terrible sirena.
¿Qué me ocurre?
¿Quién está agonizando
muy cerca de nosotros, ahora mismo?
¿Dónde el mal, sus revólveres, sus llamas?
La sirena se arroja,
Va tras la salvación,
Con apremiante angustia
se impone.
Pasa hiriendo el minuto:
Alarido brutal que nos concierne.
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Pide atención a todos sin demora
La alarma, tanta alarma.
Y un dolor invasor ocupa el ámbito
De la calle, del hombre.
Jorge Guillén, Clamor (1957−1963)
CANCIÓN 8
Hoy las nubes me trajeron,
Volando, el mapa de España.
¡Qué pequeño sobre el río,
y qué grande sobre el pasto
la sombra que proyectaba!
Se le llenó de caballos
La sombra que proyectaba.
Yo, a caballo, por su sombra
Busqué mi pueblo y mi casa.
Entré en el patio que un día
Fuera una fuente con agua.
Aunque no estaba la fuente,
La fuente siempre sonaba.
Y el agua que no corría
Volvió para darme agua.
Alberti, Baladas y canciones del Paraná
PEREGRINO
¿Volver? Vuelve el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
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de su tierra, su casa , sus amigos,
del amor que al regreso fiel le espere.
Mas ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Itaca* que aguarde y sin Penélope.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada*,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.
*Itaca: patria de Ulises; allí le esperaba su mujer, Penélope, y su hijo, Telémaco.
*hollada: pisada
EN LA PLAZA
Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivifica−
dor y profundo,
sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido,
llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado.
No es bueno
quedarse en la orilla
como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamen−
te imitar la roca.
Sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha
de fluir y perderse,
encontrándose en el movimiento con el que el gran corazón de
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los hombres palpita extendido.
Como ése que vive ahí, ignoro en qué piso,
y le he visto bajar por unas escaleras
y adentrarse valientemente entre la multitud y perderse.
La gran masa pasaba. Pero era reconocible el diminuto co−
razón afluido.
Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolu−
ción o con fe, con temeroso denuedo,
con silenciosa humildad, allí él también transcurría.
Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.
Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,
un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,
su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.
Y era el serpear que se movía
como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,
pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.
Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede
reconocerse.
Cuando en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,
con los ojos extraños y la interrogación en la boca,
quisieras algo preguntar a tu imagen,
no te busques en el espejo,
en un extinto diálogo en que no te oyes.
Baja, baja despacio y búscate entre los otros.
Allí están todos, y tú entre ellos.
Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.
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* impelido: empujado
*malecón:murallón para defenderse de las aguas
Aleixandre, Historia del corazón
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