• Con pocas excepciones, todas las superficies internas y externas

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condensado y traducido por Dr. C José G. Sanabria Negrín.
Microfotografías al M/O de la Superficie de la vellosidad intestinal, donde se aprecia el epitelio intestinal,
simple cilíndrico absortivo con células caliciformes, coloración Hematoxilina/eosina.
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Con pocas excepciones, todas las superficies internas y externas del cuerpo de
los animales, tales como la piel, el estómago, y los intestinos, están cubiertos
con una capa de células epiteliales.
Muchas de estas células transportan iones o pequeñas moléculas de un lado a
otro del epitelio.
Las que tapizan el estómago, por ejemplo, secretan HCl en la luz del estómago,
que después de una comida posee un pH de 1.0, mientras las que tapizan el
intestino delgado transportan productos de la digestión (por ejemplo, glucosa y
aminoácidos) hacia la sangre.
Todas las células epiteliales en una hoja están interconectadas por varios tipos
de regiones especializadas de la membrana plasmática llamadas uniones
celulares, que imparten fortaleza y rigidez al tejido y evita que el material
hidrosoluble en un lado de la hoja celular pase al otro lado.
La célula epitelial está polarizada, porque un lado difieren en estructura y
función del otro. Su membrana plasmática está organizada en al menos dos
tipos de regiones, cada una con diferentes conjuntos de proteínas de
transporte.
En las células epiteliales intestinales, la superficie apical está especializada en
absorción, posee microvellosidades que incrementan la superficie absortiva; y la
membrana de las superficies lateral y basal (superficie basolateral), media el
transporte de nutrientes de la célula al medio circundante y a la sangre y forma
uniones con las células adyacentes y la matriz extracelular subyacente llamada
la lámina basal.
El movimiento de monosacáridos y aminoácidos de la luz del intestino hacia la
sangre es un proceso transcelular que ocurre en dos etapas. La primera, es la
importación de sustancias de la luz hacia la célula epitelial, llevada a cabo por
proteínas de transporte en las microvellosidades de la superficie apical. El
segundo estadio, la exportación de sustancias desde las células hacia el líquido
que rodea la superficie basolateral, llevada a cabo por otras proteínas de
transporte.
Las proteínas en ambas superficies son diferentes. Por ejemplo, para mover la
glucosa. La glucosa se importa contra su gradiente de concentración desde la
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luz intestinal a través de la superficie apical de las células epiteliales por una
proteína simportadora de glucosa / 2 iones de Na+, localizada en las
membranas de las microvellosidades.
Esta simportadora se acopla
energéticamente desfavorablemente para entrar una molécula de glucosa a un
movimiento favorable energéticamente hacia dentro de dos iones Na+.
En el estado de equilibrio, todos los Na+ transportados desde la luz hacia la
célula son bombeados hacia fuera a través de la membrana basolateral. Por
tanto se mantiene la concentración de Na+ baja dentro de la célula. La ATPasa
Na+/K+ que cumple esta función se encuentra en exclusivamente en estas
células, en las membranas basolaterales. La operación coordinada de estas
proteínas de transporte permite el movimiento contra-gradiente de glucosa y
aminoácidos desde el intestino a la célula.
La glucosa y los aminoácidos ya dentro de las células salen de la misma a favor
del gradiente de concentración hacia la sangre mediante proteínas
uniportadoras de la membrana basolateral. En el caso de la glucosa, este
movimiento está mediado por la GLUT2, una transportadora de glucosa que se
localiza en las membranas basal y lateral de las células intestinales.
Las uniones estrechas entre las células epiteliales evita que estas moléculas
difundan hacia la luz intestinal nuevamente.
La terapia con sales de rehidratación oral se realiza mediante el siguiente mecanismo.
Este medicamento ha salvado millones de vidas, sobre todo en infantes en los países
en vías de desarrollo y en los subdesarrollados, en casos de diarreas por diversas
causas.
- Simplemente, tomar agua solamente no ayuda a la rehidratación, porque es
excretada del tracto gastrointestinal casi tan pronto como entra. Ahora bien, si
se añade glucosa, se absorbe ésta por el movimiento coordinado de sodio. La
primera no puede ser transportada sin el transporte del ion. Este movimiento
crea un gradiente osmótico, que fuerza al movimiento del agua desde el
intestino hacia la sangre. Por tanto, al darle a estos pacientes una solución de
azúcar y sales a tomar (juntas), provoca que el agua entre rápidamente a la
sangre desde la luz intestinal y se produce la rehidratación.
8 de abril del 2010
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