ÍNDICE EL PORQUÉ DE LA LECTURA POR EDADES EVOLUCIÓN PSICOLÓGICA EN EL APRENDIZAJE DE LA LECTURA CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DEL NIÑO EN SUS DISTINTAS EDADES Y ADAPTACIONES A LA LECTURA Cuando el niño no sabe leer Cuando el niño sabe leer POSIBLES LECTURAS RECOMENDABLES BIBLIOGRAFÍA EL PORQUÉ DE LA LECTURA POR EDADES La lectura no es una actividad mecánica, es un trabajo que precisa de atención y concentración, además de poner en juego el conocimiento previo para su comprensión. Para aprender el lenguaje escrito es imprescindible ponerse en contacto con él: mirar, tocar, hablar de libros... El sentido de las primeras lecturas conjuntas, el placer que provoquen en los niños, la emoción que produzcan, el tono afectivo que rodee la situación de leer, etc., marcará la motivación de los niños hacia la lectura. El acercamiento del niño a los libros debe producirse en su momento: hay una edad para los cuentos realistas o para los libros de aventuras; es importante que ese tiempo se cumpla, porque el niño pequeño que ha tenido la oportunidad de asustarse con el lobo de Caperucita Roja o de emocionarse con la historia de la Cenicienta, comprenderá mejor luego La vuelta al mundo en ochenta días, o Las aventuras de Tom Sawyer. Por ello, es fundamental una selección de lecturas adecuadas a cada edad, sin que ello conlleve una obligatoriedad: se trata de orientar en la elección. Los fracasos en las primeras lecturas tienden a crear una barrera, de difícil superación posterior, entre los libros y los niños. La necesidad de orientar viene determinada por varios factores: 1. 2. 3. 4. 5. Edad Formación o madurez. Momento personal Calidad literaria. Valores que pretende el libro. Está fuera de toda duda que la edad condiciona el tipo de lectura que se puede ofrecer a un niño. Pero aún así la edad no es determinante. No todos los niños de siete u ocho años tienen el mismo grado de madurez, ni la misma formación. Los valores humanos que presenta el libro también es un aspecto que hay que tener en cuenta. Dependerá del momento por el que esté atravesando el niño el que convenga darle un tipo de literatura u otro. Si el niño está atravesando una época de miedos nocturnos, por ejemplo, lo más conveniente no es darle libros que puedan potenciar ese estado. Por descontado habrá que buscar libros que presenten valores positivos, que le ayuden a formar un criterio ante la realidad. En síntesis, si sabemos orientar las lecturas: LA LITERATURA SE CONVIERTE EN UN INSTRUMENTO VERDADERAMENTE ENRIQUECEDOR DE LA PERSONA. EVOLUCIÓN PSICOLÓGICA DEL NIÑO EN EL APRENDIZAJE DE LA LECTURA HASTA LLEGAR A LA LECTURA COMPRENSIVA. Desde hace tiempo se admite que el niño no tiene capacidad de lectura autónoma consciente hasta los seis o siete años. No obstante, su relación con la literatura, por la vía de los cuentos orales, comienza en el mismo momento de su nacimiento. El niño comienza el período escolar con el conocimiento y la práctica de una serie de canciones, cuentos, refranes, retahílas de diversos tipos... El niño sí es, por tanto, dueño de una cultura literaria, fundamentalmente de tradición popular: por medio de la palabra dicha o cantada se le han transmitido breves y reiterativas nanas, cuentos de desarrollo lineal y rápido desenlace, etc. El pequeño puede tener gusto por la lectura, es decir por las historias escritas, leídas o contadas por los adultos, antes de aprender a leer. Por eso es muy importante que los criterios que se propongan para la selección de lecturas por edades contemplen al niño también en esos primeros años de su vida. Según Jean Piaget, son varios los estadios en la evolución psicológica del niño: 1. Estadio sensoriomotor. Comprende desde el nacimiento hasta los dos años. Es el periodo del ritmo y el movimiento. Las rimas, los versos acompañados de movimiento, las palmas... gustan al niño. Se produce un proceso de mímesis casi inmediato, no entienden los significados pero el ritmo y la música es agradable para ellos. El papel del adulto es imprescindible en es estadio. 2. Estadio preoperacional. Va de los 3 a los 6 años. Etapa de preparación a la lecto-escritura. La lectura mecánica, a la que lel niño accede casi al final de este estadio, pone a su alcance libros en que las imágenes pueden ir acompañadas de palabras, construyéndose así una historia de mayor extensión que las anteriores. Los libros de imágenes en que los seres inanimados cobran vida, suelen ser un excelente auxiliar para fomentar la lectura en este período, en el que el niño aún distingue muy poco entre el mundo interno y el externo. No le interesa tanto la acción ni la trama argumental como las escenas por separado, independientes unas de otras. Es conveniente que las lecturas lleven un soporte plástico o musical. Formalmente, deben ser textos con escasa carga conceptual, breves y claros. 3. Estadio de las operaciones concretas. En el período de 7 a 9 años. Primera orientación al mundo objetivo, desarrollando un pensamiento formal que es capaz de razonar desde algunas posiciones lógicas. La curiosidad hace que el niño se interese por las cosas que le rodean. También le atraen los cuentos maravillosos. 4. Estadio de las operaciones concretas. En el período de 9 a 11 años. Etapa de pleno interés por el mundo exterior. Momento de la primera literatura fantástica, despunta el interés por las aventuras. Motivos preferidos: cuentos fantásticos, ficciones legendarias e históricas, biografías, juegos, deportes, humor... Los textos tendrán descripciones rápidas, argumento claro y los problemas que se planteen deben tener solución. 5. Estadio de las operaciones formales. De 12 a 14 años. Etapa de adquisición gradual de la personalidad: adulación del yo, primer sentimentalismo, audacia, aventura y pandillaje. El chico puede enfrentarse con la realidad circundante y, empieza a hacerlo también con el mundo de los enunciados abstractos. Literatura de aventuras, de misterio y sentimental: narración de aventuras, relato policiaco, etc. Textos con mayor extensión, portadores de acción y con datos exactos; Personajes caracterizados individualmente; desenlaces: les resultarán más interesantes cuanto más imprevistos. 6. Estadio de maduración A partir de los 15 años. Paso de la pubertad a la juventud. Inicio de la lectura plena. Es lo que en Literatura se puede llamar la fase estético literaria; es decir, las fase del completo desarrollo lector. Como dicen Bettelheim y Zelan: Sólo cuando empezamos a responder personalmente al contenido del texto y a abrirnos a su mensaje, independientemente de si la consecuencia de esto es su aceptación, modificación o rechazo, vamos más allá de una mera decodificación o percepción de las palabras y empezamos a percibir los significados. Entonces traemos nuestras pasadas experiencias y los intereses actuales para apoyarnos en lo que leemos, nos estamos metiendo activamente en la lectura hasta que al fin somos capaces de comprender lo que el texto significa para nosotros y lo que puede hacer por y para nosotros *. Estos estadios, que sólo son una orientación, deben estar guiados por unas cuestiones básicas: la literatura que propongamos al niño debe ser buena desde el estricto punto de vista literario. De nada valdrán mensajes que contengan valores si el texto que se ofrece está mal escrito. La segunda cuestión importante es que el niño ha de tener la oportunidad de imitar: ver leer en casa, ver leer en la escuela, y fomentar la lectura recreativa y orientar (nunca imponer) la selección de lecturas. En los libros están contenidos los conocimientos y las culturas de los hombres, pero también la imaginación, los sueños las pasiones y la memoria; la reciente y la pasada, porque, si nos referimos en concreto a las lecturas realizadas durante la infancia, ya dijo Marcel Proust que lo que dejan en nosotros es, sobre todo, “la imagen de los lugares y los días en que las hicimos”. * Bettelheim, B. Y Zelan, K.: On learning to read: the chil’s fascination with meaning. Londres. Thames & Hudson, 1982. CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DEL NIÑO EN SUS DISTINTAS EDADES Y ADAPTACIÓN DE LAS LECTURAS. EDUCACIÓN EN VALORES. CUANDO EL NIÑO TODAVÍA NO SABE LEER DESDE QUE NACE HASTA LOS 3 AÑOS: FANTASÍA Y REALIDAD. Remontarse a los primeros meses de la vida de un niño puede parecer exagerado, si de lectura se trata, sin embargo hay algo que debemos tener claro: LA LITERATURA SE CONSTRUYE CON PALABRAS Depende, en cierta medida, de cómo los padres durante el período de adquisición del lenguaje, hayan sido capaces de establecer en el niño la asociación libro = juego, aún si no sabe leer para que el proceso lector se desarrolle con normalidad. El lenguaje, durante los primeros meses, es algo que se aprende por imitación de los adultos. La realidad para él, se limita a su pequeño mundo: sus juguetes, su propio cuerpo, personas o animales que ya conoce, las palabras tienen que ir asociadas a imágenes, le gusta ver y oír, a la vez. Desde los dos años podemos empezar a “ver” con el niño libros de imágenes, o panorámicos (los que se despliegan y muestran toda una escena). También son interesantes en esta edad los libros de plástico, duros y resistentes, que incluso aguantan el agua de la bañera. No se puede hablar todavía de literatura, y menos de que el niño asocie al libro un valor literario. Es fundamental que ahora empiece a asociar al libro con el juego y la diversión. Ya se le pueden empezar a contar cuentos muy cortos. No será capaz de prestar atención a un argumento, por sencillo que sea, pero seguirá con atención la entonación, los gestos, las pausas, etc. Los primeros cuentos, además de ampliar su vocabulario, van creando en el niño la necesidad de “contar”, es decir de ir dando una significación secuencial a lo que al principio son sólo imágenes atractivas, pero aisladas. DESDE QUE LOS 3 AÑOS HASTA LOS 6. En esta edad el niño comienza a utilizar el lenguaje de forma diferente. Empieza a ser capaz de usar las palabras independientemente de los objetos que designan. Comienza a construir frases, muy sencillas al principio, y poco a poco más largas y complejas. Ésta es la edad de los que en Psicología se llama “el pensamiento mágico”, porque el mundo del niño es mágico. En él todo es posible: lo lógico y lo absurdo, lo posible y lo imposible. Hasta una cierta edad, no igual para todos los niños, todo lo que le rodea tiene vida propia, y es capaz de actuar, hablar... por sí mismo. Pero pronto, y sobre todo a través de los cuentos, se irá dando cuenta de cuáles son los límites verdaderos de la realidad, aunque también comprenderá que imaginar es muy divertido. AL NIÑO HAY QUE PROPORCIONARLE CUENTOS Y RELATOS FANTÁSTICOS. Éstos alimentan su imaginación y le permiten crecer. Pero siempre teniendo en cuenta qué puede asimilar el niño en cada momento. CÓMO ES UN CUENTO PARA NIÑOS. Para la edad de que estamos hablando un buen cuento de reunir las siguientes características: 1. Acción ágil y rápida. Nos centraremos en lo que los personajes hacen. 2. Lo fantástico, con todos los seres que lo pueblan, se crea en un marco conocido por los niños, en su propio mundo, pero de otra manera. 3. Existirá algún elemento, una frase, un suceso, que insistentemente se repetirá. Las repeticiones ayudan a centrar la atención a la vez que divierten al niño. 4. Temas: Cuentos extraídos de leyendas populares, cuentos tradicionales de hadas, fábulas, cuentos de animales personificados, cuentos humorísticos... ¿Quién no conoce Caperucita Roja, Pulgarcito, El patito feo, Las zapatillas rojas, etc.? 5. Hay que dejar bien claro, por referencias expresas, que los cuentos no ocurren en la realidad. Principios como: Érase una vez... Había una vez... Alguien me contó que hace mucho tiempo... Hace mucho tiempo, en un país muy, muy lejano... Estos principios son buenos para sacar la acción de la realidad del mundo del niño. 6. Los personajes deben de ser pocos, concretos, bien conocidos desde el principio por unos pocos rasgos muy característicos. Hasta los siete años, incluso después, al niño le gustan los cuentos en los que los protagonistas son animales que hablan y actúan como personas. También les gustan que los protagonistas sean niños como ellos, les suele divertir que hagamos que ellos mismos sean los protagonistas. Los buenos deben ser buenos, y los malos deben poder reconocerse en el cuento como tales sin dificultad. Al niño no se le debe confundir presentándole como buenas y deseables conductas que luego resulten ser perjudiciales. Esta distinción clara entre el bien y el mal da pie a lo siguiente: 7. Un final feliz. Se trata de mostrarle al niño que, con esfuerzo y lucha constante EL BIEN ACABA TRIUNFANDO El mal tiene que ser destruido para evitar los temores de su reaparición. El castigo de los malos tiene como contrapartida la recompensa de los buenos. Aquí entra en juego la educación en valores, ya desde temprana edad, aprendiendo los principios morales de justicia y equidad. ¿CONTAR O LEER CUENTOS? Ambas cosas. Contar cuentos es más vital, más espontáneo, más flexible, permite adaptarse mejor al oyente que tenemos delante. Sin embargo, leer cuentos de vez en cuando al niño es sumamente necesario, porque el niño debe establecer cuanto antes la conexión entre cuento y libro. Si el cuento es algo gratificante para él, el libro algún día lo será, cuando él solo pueda leer esos libros. En torno al libro iremos creando una serie de expectativas: Que haya libros en casa que los pequeños que no saben leer puedan mirar. No inventarse siempre los cuentos narrados, sino enseñar al niño que esas historias tan fascinantes están encerradas en los libros, esperando sólo que él llegue a abrirlo. Ilusionarle con que cuando el niño sepa ya leer no necesitará esperar a que ningún mayor quiera contarle un cuento y que un mismo cuento puede leerse tantas veces como uno quiera, cuando ya se sabe leer. El niño deberá tener su propia biblioteca, que vea crecer , como la de los mayores; que cuide y sobre todo que la conozca. La verdad es que el niño todavía no sabe leer pero ya tiene perfectamente claro que cuando sepa hacerlo podrá divertirse tanto o más que escuchando cuentos. CUANDO EL NIÑO SABE LEER DE LOS 7 A LOS 9 AÑOS. El niño a partir del siete años hasta los doce, aproximadamente, aunque su forma de pensamiento sigue ligada a los hechos concretos, no a las ideas, ya es capaz de utilizar la lógica en sus deducciones. Y, con esta lógica recién estrenada, es sumamente exigente en las respuestas que demanda, aunque también es cierto que ante hechos para él inexplicables lo “mágico” sigue siendo bien aceptado, incluso creado por él mismo. Aunque cada vez tiene mayor dominio, los límites entre la fantasía y la realidad todavía no son muy precisos, sobre todo cuanto más cerca estemos de los siete años. Pero ahora su modo de conocimiento de la realidad ya no es el juego y la fantasía. El niño acaba de descubrir el “mundo”. Se trata de un mundo real, lleno de gente, animales, costumbres, inventos... Por otra parte, los amigos empiezan a tener importancia. La pandilla ejerce una influencia decisiva en el descubrimiento de lo que significan el sentimiento de la amistad y la justicia. A esta edad reconoce la existencia de opiniones distintas a las suyas. Desarrolla preferencia por los temas realistas y pide que le expliquen el reglamento de las cosas, por ejemplo de los juegos... En esta etapa el niño ya sabe leer y ha llegado a una cierta autonomía en la lectura, comprende textos cortos de lectura fácil. Facilita la lectura el que la tipografía de los libros sea grande, el que haya muchas ilustraciones, que la narración sea breve para que la pueda leer de un tirón (esto le proporciona una recompensa inmediata al esfuerzo realizado). El argumento debe ser ágil y dinámico. Los diálogos se deben alternar con la acción de una manera equilibrada. Las descripciones largas y minuciosas suelen aburrirles. Los ambientes y los personajes deben estar bien definidos desde el principio. Temáticamente le atraen los cuentos fantásticos, los libros de aventuras son esenciales, aventuras en otros países, con otras gentes... La realidad se va imponiendo, y el concepto de tiempo y su valor cobran significado preciso. Le empiezan a interesar algunas ficciones históricas, el mundo del deporte, el arte... Por descontado, le interesarán libros sobre otros niños de su misma edad. Pandillas bien formadas, donde el niño encuentre personajes con los que se pueda fácilmente identificar y que le proporcionen modelos positivos de conducta, valores humanos que merece la pena copiar, ideas para sus juegos, etc. DE LOS 9 A LOS 11 AÑOS. Ahora ya se trata esencialmente de ir afianzándole en el hábito lector recién adquirido. En lo fundamental, los planteamientos básicos son los mismos que en la anterior etapa, pero ahora las narraciones pueden ser más largas. La ilustraciones ya no son tan importantes, aunque le siguen ayudando pues refuerzan la comprensión del contenido. La tipografía ya no tiene que ser grande. El estilo en cualquier caso debe ser ágil, con un vocabulario sencillo, aunque no empobrecedor ni empobrecido. Es bueno que en sus libros aparezcan palabras que no entienden, amplía su vocabulario. LAS LECTURAS ENTRE LOS 11 Y LOS 15 AÑOS. Entramos en la etapa de la pubertad, que con todas las transformaciones que conlleva, derrumban de alguna manera el equilibrio alcanzado anteriormente y pueden llegar a poner en tela de juicio todas las seguridades que configuraban el mundo infantil. Entre otras característica es en esta edad cuando se comienza a desarrollar el espíritu crítico, y tan pronto se vuelve contra sí mismo, como contra su familia, o contra el mundo en general. Esto último, desde el punto de vista literario es muy interesante, pues es ahora el momento de tratar de que comience a ser consciente de que en un libro no sólo interesa el argumento, sino que es esencial valorar cuál es el punto de vista del autor, qué nos quiere decir con ese argumento, qué diversos matices se observan de una misma cuestión, cómo está escrito ese libro... Es el momento de que aumente la comprensión lectora y se empiece a formar en el preadolescente un sano espíritu crítico. A estas edades el lector ya es sumamente exigente. La extensión no es ahora un obstáculo, si el libro le interesa. Los personajes deben estar bien trazados, y los datos que se manejen deben ser fiables, exactos. Empiezan a interesar las introspecciones, la incursión en el mundo interior de los personajes proporciona materia para la reflexión y para un análisis de sus propios conflictos interiores; ayuda a conocerse mejor. Ya no son necesarias las ilustraciones, aunque la portada debe ser atractiva. En este momento comienzan a fijarse en el estilo. El libro ya no es sólo una historia más o menos divertida, sino que esa historia está contada de una manera u otra. Es el momento de entrar en cosas como: cuál es el punto de vista del autor, porqué se detiene en una descripción y no en otra, si los personajes son presentados sólo por sus acciones o diálogos... Si el niño es capaz de llegar a dar este salto se convertirá en un verdadero lector y desarrollará una auténtica capacidad crítica. En cuanto a los temas el preadolescente buscará en la literatura “modelos”, héroes con los que identificarse. La novela de aventuras le proporciona un terreno bien abonado para cubrir esta necesidad. En ellas busca conocer, aprender e imitar. Es él mismo el que adornado con todas las virtudes del héroe va resolviendo todos los peligros que surgen. Hay que proporcionar libros divertidos, bien escritos, y cuyos valores morales sean positivos. A algunos jóvenes les apasionan las biografías, donde se identifican con los personajes que tiene las virtudes que para ellos son ideales. También tienen interés por los libros con protagonistas adolescentes. Son muy numerosas las series de “pandillas”, detectives, aventureros, etc. que se encuentran en el mercado. ALGUNAS LECTURAS RECOMENDADAS A continuación encontramos libros recomendados en función de las distintas edades. Algunos llevan un pequeño comentario, resaltando los valores formativos que más destacan. Es una pequeña muestra de los innumerables libros que ofrecen las diferentes editoriales. Cualquier recomendación o clasificación por edades es sólo orientativa ,hay que valorar la situación del niño, como se exponía en páginas anteriores. HASTA LOS TRES AÑOS. En este apartado no nos centramos en ningún libro concreto. Son muchas las colecciones de “libros para ver” con los niños, en los que lo esencial son las ilustraciones, acompañadas de un texto breve que el adulto contará al niño. Por descontado, siguen siendo útiles todos los clásicos infantiles. Caperucita Roja, El sastrecillo valiente, El patito feo, El gato con botas, Pulgarcito... DE 5 A 7 AÑOS. Clément Claude. Carlota la marmota. Madrid: Rialp, 1990. Historia protagonizada por una marmota, nos enseña diversos aspectos de su vida y costumbres. Esta historia, como otras de la colección, tratan de descubrir la vida y el amor a los animales. Valores Formativos: Aprendizaje de la vida de los animales. Amor a la naturaleza. Mc Phail, David. Hermanas. Madrid: Espasa Calpe. Colección “Austral Infantil”, 1990. Dos hermanas muy diferentes entre sí, de gustos opuestos, excepto los caballos, hacer galletas, los guisantes... se quieren muchísimo. Valores Formativos: Se trata de hacer ver que lo que une a las personas, a los hermanos, es el cariño, no los gustos o aficiones comunes. Company, M. La cangura busca empleo. Barcelona: Arin, 1988. La canguro Filomena es contratada en una barriada para cuidar de doce niños, la pandilla, que en su primer día ya ha cogido una indigestión de cerezas... Valores formativos: La amistad entre los niños del barrio, la ayuda mutua. El humor. Bröger, Achim. Buenos días, querida ballena. Barcelona: Juventud, 1978 Enrique no ha visto el mar, por eso sale un día con su barca a verlo. Allí conocerá una ballena y se harán amigos. A menudo irá a verla. Pero un día no acude a la cita, por lo que la ballena decide remontar río arriba en su busca. Pero se atasca, por lo que al no poder comer empieza a encoger, así consigue llegar hasta la casa de Enrique. Este la recoge en una pecera y empiezan a contarse historias. Valores formativos: La amistad, la generosidad y el esfuerzo, aún a costa del sacrificio personal. Libro alegre y positivo. La realidad y la fantasía se mezclan. Lobel, Arnold. Sapo y Sepo son amigos. Madrid: Alfaguara, 1979. Aventuras sencillas y divertidas de dos sapos. Colección con cinco historias diferentes. Valores formativos: La amistad, la ayuda, la comprensión de estos dos animales. Lobe, Mira. El fantasma del palacio. Madrid: S.M. Colección “El barco de vapor”, 1983. Un pintor con un perro y un gato se instalan en un viejo palacio donde vive un fantasma. Este empieza a hacer travesuras, hasta que le descubren y se hacen amigos. Valores formativos: Cuento fantástico. El humor, la amistad, la convivencia, la ternura son los valores más destacados. DE 7 A 9 AÑOS. Gefaell, María Luisa. La princesita que tenía los dedos mágicos. Barcelona: Noguer, 1984. Seis cuentos cortos en los que la fantasía es lo dominante. El que da título al libro nos cuenta de una princesa que, por culpa de una maldición sólo puede ver la fealdad y el dolor en todo lo que le rodea, hasta que descubre que con sólo rozar las cosas con sus dedos todo se convierte en alegría y belleza. Valores formativos: Se ajusta a la línea tradicional del cuento fantástico, hadas, ogros, bondad, maldad... Todos los cuentos llegan a un fin moralizante. Del Amo, Monserrat. Rastro de Dios y otros cuentos. Madrid: S.M. Colección “Barco de vapor”, 1981. Rastro de Dios es el nombre de un ángel chiquitín y torponcillo al que encomiendan una importante misión y la supera. Valores formativos: Se trata de mostrar que todos tenemos en la vida una misión que cumplir. DE 10 A 12 AÑOS. Muñoz Martín, Juan. Fray Perico y su borrico. Madrid: S.M. Colección “El barco de vapor”, 1980. Fray Perico es el nuevo fraile que entra en el convento. Colección con toda la serie de aventuras que le suceden. Valores formativos: Libro de aventuras en el que se mezclan fantasía y realidad. Destacan los valores de la alegría, la sencillez, la abnegación, generosidad, piedad, amor... Preussler, Otfried. El bandido Saltodemata. Barcelona: Noguer, 1986. Sánchez-Silva, José María. Marcelino pan y vino. Valladolid: Miñon, 1981. Ende, Michael. Jim Botón y Lucas el maquinista. Barcelona: Noguer, 1980. DE LOS 12 A LOS 14 AÑOS. Ionescu, Ángela C. Déjame solo, Joe. Madrid: Bruño, 1988. Corbella, Piedad. El cuento de las montañas azules. Madrid: Rialp, 1988. Ende, Michael. Momo. Madrid: Alfaguara. Delibes, Miguel. El camino. Barcelona: Destino, 1981 BIBLIOGRAFÍA Hertfelder, Cynthia. Las lecturas de tus hijos. Madrid: Ediciones Palabra, 1991. Tucker, Nicholas. El niño y el libro: Exploración psicológica y literaria. México: Fondo de cultura económica, 1985. Morón Arroyo, Ciriaco. Hábitos lectores y animación a la lectura. Cuenca: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla- La Mancha, 1996. Lomas, Carmen. La magia de las palabras .Hacer Familia. , Mayo 2002, Nº 99 , 38-48. Regidor, Ricardo. Novelas de miedo para niños. Hacer Familia. Octubre 2001, Nº 42, 26-29.