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Valor del pacto sobre costas
en el momento de la liquidación de las mismas
El artículo 1.255 del Código Civil consagra el principio de libertad contractual al
establecer la posibilidad de que «los contratantes puedan establecer los pactos, cláusulas y condiciones que tengan por conveniente, siempre que no sean contrarios a las
leyes, a la moral ni al orden público», permitiéndose con ello que en la contratación
las partes queden sometidas a lo pactado frente a la regulación legal que pueda existir
de ese contrato, siempre que dicha regulación tenga carácter dispositivo, con las únicas limitaciones ya expresadas en el último punto del mencionado precepto.
Trataremos en este epígrafe de estudiar qué posible plasmación tiene el pacto
sobre costas, como reflejo de la voluntad inter partes en el ámbito de la tasación de
costas.
I. Anterior a la resolución judicial definitiva
Cuando surge una controversia entre partes sobre la interpretación de un contrato
que vincula a ambas y se acude a la jurisdicción para que se encargue de dirimirla
puede darse el caso de que en ese contrato las partes de común acuerdo, y en el ámbito
de la autonomía de la voluntad, fijaran como estipulación que para el supuesto de acudir a los tribunales por causa de la interpretación de ese contrato, una de ellas vendrá
obligada a satisfacer a la otra la totalidad de los gastos y costas que se generen como
consecuencia del procedimiento. Esta cláusula del contrato aparentemente condiciona
de forma directa el pronunciamiento que sobre costas pudiere recaer en el procedimiento. Sin embargo debe estimarse no eficaz, pues la decisión sobre la imposición
de las costas procesales viene atribuida por la Ley a los jueces y tribunales, quienes
en cuanto a ello concierne vienen sujetos a las normas a tal efecto recogidas en la Ley
de Enjuiciamiento Civil. Así tenemos, por ejemplo, que en el ámbito de los procesos
declarativos deberá decidirse la condena en costas de la manera establecida en el
artículo 394, norma ésta de carácter imperativo.
En este mismo sentido se ha pronunciado el Tribunal Supremo, Sala Primera de
lo Civil en Sentencia1 de 9 de mayo de 2000 en cuyo fundamento jurídico primero
sienta el siguiente criterio: «Según reiterada doctrina de esta Sala, tanto anterior
como posterior a la Ley de 6 de agosto de 1984, los pactos sobre costas vulneran
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Ponente: Excmo. Sr. González Poveda.
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la tasación de costas en el orden jurisdiccional civil
lo dispuesto en el artículo 1.168 del Código Civil, que reserva la decisión sobre los
gastos judiciales a los tribunales “con arreglo a la Ley de Enjuiciamiento Civil”;
la sentencia de 1 de marzo de 1994 establece que “en cuanto el pacto sobre abono de gastos […] que, en opinión de la recurrente, debió dar lugar a que no se le
impusieran las costas causadas en la instancia, ha de negarse la eficacia del mismo
que se pretende, pues a partir de la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil por
la Ley de 6 de agosto de 1984, ha de estarse a lo dispuesto en la misma (art. 1.168
del Código Civil) sin que los órganos jurisdiccionales se hallen vinculados por los
posibles pactos entre las partes, dado el carácter imperativo de la norma procesal”;
doctrina acogida igualmente por la sentencia de 22 de enero de 1997 a cuyo tenor “la
sentencia de esta Sala contenía pronunciamiento de imposición de costas a la parte
recurrente, por consiguiente han de ser satisfechas por ella, en cuanto contengan
partidas debidas”».
Ahora bien, podemos encontrarnos con que en el desarrollo del procedimiento las
partes alcancen un acuerdo para dar por terminado el litigio, conteniéndose en dicho
convenio además de los extremos relativos al objeto del pleito un pacto sobre quién
debe hacerse cargo de las costas procesales causadas hasta ese momento en el pleito
y sometan el acuerdo a la aprobación judicial con el carácter de transacción. Como
puede verse se trataría de un modo de terminación anormal del proceso. Entiendo que
en este caso el acuerdo vincularía al tribunal siempre que lo pactado no fuera contrario a las leyes, a la moral o al orden público.
La razón de las afirmaciones recogidas en el párrafo que antecede radica en que el
artículo 1.168 del Código Civil establece que respecto de los gastos judiciales decidirá el Tribunal con arreglo a la Ley de Enjuiciamiento Civil, pero una vez sometida
la contienda al conocimiento de los tribunales, comoquiera que las costas tienen un
contenido netamente patrimonial son susceptibles de transacción conforme a lo dispuesto en el artículo 1.809 del Código Civil y en base a dicha transacción se pone
término al pleito iniciado.
II. Posterior a la resolución judicial definitiva
Cuando en un procedimiento se ha dictado sentencia en la que se hace pronunciamiento sobre la condena en costas y dicha sentencia es firme, deberá procederse a la
práctica de la tasación de costas siempre que así sea solicitado por parte interesada.
La tasación de costas se deberá ajustar siempre a la resolución judicial que impone
el pago de las costas.
Puede suceder que una vez finalizado el litigio las partes lleguen a un acuerdo
respecto a los extremos ya resueltos en sentencia y en concreto de la condena en
costas recaída. Y como consecuencia de ese pacto decidan no acudir a los tribunales
para solicitar la ejecución de ninguno de los pronunciamientos contenidos en la sentencia. En dicho caso, de acuerdo con la regulación procesal vigente en el Juzgado se
habría concluido el procedimiento de declaración y procedería su archivo, sin entrar
a valorar el cumplimiento o no de la sentencia, pues ello sólo procedería a petición de
parte. Si posteriormente ese pacto no es cumplido por alguna de las partes, es posible
que la acreedora de la obligación acuda al tribunal y solicite la práctica de la tasación
de costas en los términos pactados extrajudicialmente. En este hipotético supuesto el
Secretario debe practicar la tasación de costas con arreglo a lo acordado en Sentencia
valor del pacto sobre costas...
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y sólo respetará el acuerdo de las partes en cuanto no sea contradictorio con el fallo
de aquélla.
Sin perjuicio de lo anteriormente expuesto, debe tenerse en cuenta que la Ley
1/2000 en su artículo 556 prevé como causa de oposición a la ejecución de títulos
judiciales y asimilados la existencia de un pacto o transacción que se hubieren convenido para evitar la ejecución, siempre que dichos pactos y transacciones consten
en documento público. Con dicha regulación se da virtualidad y eficacia a los pactos
entre partes posteriores a la sentencia, pero será precisa la existencia de la correspondiente resolución judicial, que deberá recaer en el incidente de oposición, para poder
ejecutar en los términos pactados por las partes.
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