A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 10 de octubre de 2012, habiéndose dispuesto en el establecido, Acuerdo 2078, de que conformidad deberá con lo observarse el siguiente orden de votación: doctores Negri, de Lázzari, Pettigiani, Hitters, Kogan, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 101.570, "Isola, Viviana Elvira contra Sanatorio San Lucas S.A. Despido". A N T E C E D E N T E S El Tribunal de Trabajo n° 6 del Departamento Judicial San Isidro, con asiento en dicha ciudad, rechazó la demanda promovida, con costas a la parte actora (fs. 1277/1310 vta.). Ésta dedujo inaplicabilidad de ley recurso (fs. extraordinario 1316/1330 vta.), que de fue concedido por el citado tribunal a fs. 1332/1333. Dictada a fs. 1349 la providencia de autos y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente C U E S T I Ó N ¿Es fundado el recurso extraordinario inaplicabilidad de ley? V O T A C I Ó N de A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo: I. En lo que interesa, el tribunal del trabajo rechazó contra la demanda "Sanatorio reclamado el promovida San pago indemnizaciones Lucas de por por Viviana S.A.", en salarios despido Elvira cuanto le adeudados injustificado y Isola había y las falta de preaviso, así como las previstas en los arts. 1 y 2 de la ley 25.323 y 16 de la ley 25.561. 1. En lo que respecta a los rubros indemnizatorios derivados de la extinción del contrato de trabajo, el a quo resolvió desestimarlos porque, tras descartar cada uno de los motivos invocados por la actora para legitimar demandada el el día despido 18-II-2003 indirecto (ver que notificó telegrama de a fs. la 14), concluyó que éste careció de justa causa (sent., fs. 1305 vta.). En particular, consideró el juzgador que la trabajadora no logró demostrar la deficiente registración del contrato, habida cuenta que no pudo acreditar la fecha de ingreso que denunció en la intimación dirigida a que se regularizara la relación laboral (1-X-1990, telegrama de fs. 8). Destacó el sentenciante que, en los instrumentos que identificó, la propia accionante consignó que había ingresado el día 1-X-1991 y las declaraciones testimoniales nada aportaron al respecto, toda vez que se limitaron a referir la prestación de servicios por la actora con anterioridad a esta última fecha, circunstancia que no fue desconocida por la demandada, quien reconoció que, antes de la fecha laboral a partir de (1-X-1991), la le cual se había registró otorgado la un relación mandato, encuadrándose durante ese lapso el vínculo profesional como una locación de servicios. Partiendo de esa base, concluyó el tribunal que no se acreditaron "hechos determinantes de la existencia de un contrato de trabajo, en el período cuestionado" por lo que consideró no demostrada la fecha de ingreso invocada por la legitimada activa, lo que tornaba improcedente la configuración de la injuria vinculada a la deficiente registración. A lo señalado cabía añadir -precisó el juzgadorque en tanto instrumentos la propia públicos y actora actuando consignó como -en diversos apoderada de la demandada- que la relación laboral que la unió con ésta se inició el día 1-X-1991, resultaba contrario a sus propios actos invocar una fecha de ingreso diferente más de diez años después de haberse iniciado el vínculo y sin haber efectuado reclamo alguno durante su vigencia (sent., fs. 1297/1298). 2. En otro orden, en lo que respecta a la deuda salarial reclamada denunciada por la trabajadora de la suspensión invalidez -fundada en la dispuesta por la demandada durante quince días mensuales, entre los meses de mayo a noviembre de 2002- el a quo desestimó la pretensión por considerar que aquélla no tenía derecho a devengar salarios en el período en cuestión. Al respecto, señaló que fue la propia actora quien -en su calidad de abogada y representante legal de la demandada- solicitó la apertura del procedimiento preventivo de crisis de la empresa, en cuyo marco se acordó con los representantes gremiales de los trabajadores que, por el término personal en de forma un año, rotativa se suspendería durante quince al 50% días al del mes, abonándoles el 60% de los salarios caídos por los días de suspensión. Aclaró el tribunal que si bien la Subsecretaría de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires dejó sin efecto, mediante la resolución 3011/2002, la disposición 5179/2002 (que había registrarlo había homologado como un ese acuerdo), intervenido "acuerdo en la de procediendo partes", negociación a la accionante como exclusiva representante de la accionada, por lo que prestó expreso consentimiento a lo actuado, no pudiendo negar su conformidad con el contenido de lo pactado. Finalmente, agregó que -a todo evento, para el caso de que se considerase que Isola era "una trabajadora más"- ésta no había impugnado ni rechazado las suspensiones, por lo que no le asistía derecho a percibir los salarios por los días de suspensión (sent., fs. 1303/1305). II. Contra esta decisión se alza la actora mediante recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, en el que denuncia absurdo y violación de los arts. 44 inc. "d" y 47 de la ley 11.653; 34 inc. 4, 161 inc. 2, 163 inc. 6 y 362 del Código Procesal Civil y Comercial; 11, 12, 13, 14, 21, 23, 78, 242 y 245 de la Ley de Contrato de Trabajo; 9 y 10 de la ley 24.013; 14 bis, 17 y 18 de la Constitución nacional; 3, 10, 12, 36 y 39 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires, así como de la doctrina legal que identifica (fs. 1316/1330 vta.). Plantea los siguientes agravios: 1. En primer lugar, cuestiona la decisión del tribunal en cuanto tuvo por demostrado que el contrato de trabajo que ligó a las partes se inició el día 1-X-1991 y consideró que la actora no logró acreditar el carácter laboral del tramo de la relación que las vinculó desde el mes de octubre de 1990 hasta la fecha mencionada. Sostiene que tal decisión resulta absurda, pues no existe en la causa prueba alguna intentada por la demandada que permita diferenciar los servicios prestados entre la fecha en la que le otorgó el poder (1-X-1990) y los que realizó a partir de aquella otra que se hizo consignar en los registros laborales (1-X-1991) cuando, en el mes de junio de 1992, la demandada resolvió "blanquear" la relación laboral. Precisa que, sin razón valedera alguna, el tribunal dejó de aplicar la presunción establecida en el art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo, aun cuando la accionada no aportó ninguna prueba para demostrar que los servicios prestados con anterioridad al registro lo fueron en el marco de una locación de servicios. En ese sentido, dice que el juzgador violó las normas de la sana crítica y el reparto de la carga probatoria, toda vez que la accionada -sobre quien pesaba el deber de acreditar la falta de dependencia durante la primera etapa de la relación, a tenor de la presunción mencionada- no intentó ninguna prueba a su favor para desvirtuarla. Ello así -fundamenta- pues, como lo establece la doctrina legal vigente (L. 50.658, "Swida", sent. del 10-XII-1992), no aplicada en el fallo atacado, "si la demandada admitió el hecho de la prestación de servicios, pero negó argumentando la una existencia de de distinta una relación naturaleza -en laboral el caso, locación de servicios-, a ella incumbía la prueba de la alegada vinculación en virtud de lo dispuesto por el art. 375 del Código Procesal Civil y Comercial y no habiéndolo hecho, rige la presunción que los trabajos se efectuaron en relación de dependencia (art. 23, L.C.T.)" (v. fs. 1322). Denuncia asimismo que, al resolver de ese modo, el a quo vulneró la doctrina legal sentada por esta Corte en los precedentes L. 33.119, "Traverso" (sent. del 10VIII-1984) y L. 65.987, "Rossi" (sent. del 22-XII-1998) en los que se resolvió que: "Admitida por la demandada la prestación de servicios por parte de la actora, pero con la alegación constituía de que una en un locación primer de período servicios y dicha que relación recién con posterioridad la vinculación se transformó en un contrato de trabajo, mismas no tareas, obstante incumbe a haberse la realizado accionada la siempre prueba de las la locación de servicios que invoca (art. 375, C.P.C.C.) pues es de aplicación la presunción del art. 23 de la L.C.T." (v. fs. 1320 y vta.). Sostiene, además, que existe en la sentencia un artificioso planteo que sirve para desactivar las normas de orden público que protegen a la accionante en su condición de trabajadora dependiente, utilizando a tal efecto el contrato de locación de servicios. Por último, añade que la sentencia formuló una aplicación absurda de la teoría de los actos propios, toda vez que, al atribuirle a la actora la responsabilidad por no haber reclamado la registración en regla durante toda la relación laboral, el tribunal convirtió en victimario a la víctima, pues el silencio ante la situación irregular no puede ser considerado una nota confirmadora de la inexistencia de la relación de trabajo, convalidándose por ese medio conductas imperativo y prohibidas por vulnerándose la ley los con carácter principios de irrenunciabilidad y primacía de la realidad. 2. En otro orden señala que, con independencia de la fecha de ingreso, en autos también quedó demostrado que la accionada incurrió en una deficiente registración de la relación laboral, verificándose así aún otra con de posterioridad las injurias al 1-X-1991, invocadas en la comunicación rescisoria. En ese sentido afirma que, con las pruebas documental y pericial contable, se acreditó que además del salario registrado, demandada mismo contra importe cantidades Expresa mensual, la a accionante facturaciones equivalentes que imputación la abonando al regularidad honorarios, percibía que repetían asimismo, sueldo de sólo sumas anual los la siempre el por esa vía, complementario. pagos, puede de hechos indicar con una remuneración regular. Agrega que la sentencia resolvió absurdamente al concluir que el hecho de que la actora realizara aportes previsionales en los juicios en los que representaba a la demandada alcanzaba para demostrar que esos servicios no eran dependientes. Por reconoció, otra al parte contestar -enfatizalas la propia intimaciones accionada para que se registrara correctamente el vínculo, que las tareas que le encomendaron como directora del "Centro Médico Martín y Omar S.A." formaban parte de las actividades bajo relación de dependencia, autocontradictorio por lo que que haya resulta sostenido absurdo que los y pagos recibidos por tales labores no constituyeron remuneraciones susceptibles de ser registradas. 3. Finalmente, cuestiona el rechazo de los rubros salariales derivados de las suspensiones dispuestas por la demandada. Al respecto, destaca que al considerar que la actora consintió el contenido del convenio por el cual se suspendió al conformidad personal, a lo que el tribunal establece ignora el que, de principio de irrenunciabilidad consagrado en el art. 12 de la Ley de Contrato de Trabajo, dicha convención de partes es nula y carece de valor. También se ha dejado de aplicar -en su criterioel art. 15 del mismo cuerpo legal, en cuanto exige que los acuerdos transaccionales administrativa cuenten celebrados con ante resolución la autoridad fundada de homologación, precisamente requisito porque que dicha no se cumplió autoridad en advirtió el caso, sobre la dimisión de derechos irrenunciables que ello implicaba. Por otra parte, añade, el a quo confunde el carácter de mandataria que revestía la actora al imponerle el deber de asumir la ilicitud de lo actuado suponiendo que, por su condición de abogada, conformaba o avalaba lo realizado por su mandante. En otro orden, señala que la suspensión decretada por la patronal no respondió a justa causa, toda vez que ni siquiera se intentó acreditar que existiera fuerza mayor o disminución de trabajo, no verificándose el cumplimiento de los requisitos contemplados en los arts. 218 y 219 de la ley laboral. Destaca que la ausencia de impugnación no obsta a lo señalado, desde que ese requisito, previsto para las suspensiones disciplinarias, no puede ser transferido analógicamente a situaciones en las que no está en tela de juicio la conducta del trabajador. En consecuencia -concluye- resultando que la suspensión es inválida, la actora tiene derecho al cobro de las diferencias suspendida, salariales quedando por los configurada, períodos además, en que fue otra de las causales de injuria invocada en la comunicación rescisoria. III. El recurso debe prosperar parcialmente, con el siguiente alcance. 1. Acierta la recurrente en cuanto sostiene que -al descartar el carácter laboral de la primera etapa de la relación que vinculó a las partes y desestimar la fecha de ingreso denunciada en la demanda- el tribunal de grado atribuyó erróneamente la carga de la prueba a la parte actora, quebrantando la doctrina legal de este Tribunal. a. En el escrito de inicio, la accionante señaló que ingresó a trabajar para la demandada el día 1-X-1990 como "abogada en relación de dependencia", confiriéndosele un poder general judicial con fecha 23 del mismo mes y año. Añadió que la relación laboral no fue registrada hasta el mes de junio de 1992, fecha en la cual se decidió "blanquearla", aunque consignándose como fecha de ingreso el 1-X-1991 (fs. 350 vta./351, 357 y 363). b. A su turno, la accionada negó la fecha de ingreso (fs. 594 vta.). Si bien reconoció que le había otorgado un mandato a la actora el 23-X-1990, aclaró que ello no implicó que la relación laboral hubiera comenzado a partir de ese momento, puntualizando que "Lo que comenzó con un apoderamiento luego se convirtió en una relación laboral, y así se registró la relación como de estirpe laboral, a partir de Octubre de 1991" (fs. 602 vta.). Especificó que, desde octubre de 1990 hasta la fecha a partir de la cual fue registrada (octubre de 1991), la actora no concurrió en horario fijo ni fue retribuida con habitualidad, por lo que los pagos que aquélla percibió correspondían a su actuación esporádica como profesional del derecho. Agregó asimismo que, cuando en junio de 1992 la accionada resolvió "blanquear" la relación laboral, consignando como fecha de ingreso el 1-X-1991, la actora fue notificada expresamente, de sin tal decisión, ninguna clase la de que consintió objeción (fs. 603 vta./604). Culminó señalando que, en el período que Isola señaló como falto de registración (octubre de 1990 a octubre de 1991), medió entre las partes un contrato de locación de desempeñaba servicios, con en autonomía cuyo y contexto sin quedar aquélla sujeta a se la dependencia de la accionada, mientras que, a partir de la registración, se verificó una relación "mixta", que combinaba un vínculo laboral con otro de carácter autónomo por el que era retribuida de manera independiente al salario (fs. 608 y vta.). c. Trabada la litis en esos términos, el tribunal precisó que el núcleo de la cuestión residía en "la determinación del tipo de relación o contrato que vinculó a las partes, ya que la actora afirma enfáticamente la sola existencia de un contrato de trabajo, en tanto que la accionada afirma la existencia de una locación de servicios -hasta el 1/10/1991, fecha de registro de la relación laboral-, que luego subsiste en forma concomitante con el contrato de trabajo" (sent., fs. 1295). Ya ingresando a analizar la injuria vinculada a la deficiente registración de la fecha de ingreso, tras señalar que "la accionada afirma que en la primera etapa desde el 1/10/1990 trabajo, sino a 1/10/1991, trabajo no autónomo, existió locación contrato de de servicios profesionales" (sent., fs. 1297), concluyó que la actora no logró acreditar tal ingreso, toda vez que "no se acreditan hechos determinantes de la existencia de un contrato de trabajo, en el período cuestionado" (fs. 1297 vta.). Explicó que las declaraciones testimoniales producidas en autos no aportaban solución al caso, toda vez que refirieron la existencia de prestación de servicios en el período en cuestión, lo que ya había sido admitido por la accionada, quien los había encuadrado en el marco de una locación de servicios (sent., fs. cits.). Sobre esa base y tras añadir que Isola había consentido la registración en la fecha consignada por la demandada, el a quo consideró "no acreditada la fecha de ingreso relación invocada por laboral, la lo actora que como torna de inicio de improcedente la la configuración de injuria al respecto" (sent., fs. 1298). d. Como lo anticipé, tal conclusión resulta desacertada. (i) Tiene dicho esta Corte que si la demandada admitió el hecho de la prestación de servicios, pero negó la existencia de una relación laboral argumentando una de distinta naturaleza -en el caso, locación de servicios-, a ella incumbe la prueba de la alegada vinculación en virtud de lo dispuesto por el art. 375 del Código Procesal Civil y Comercial y que, no habiéndolo hecho, rige la presunción que los trabajos se efectuaron en relación de dependencia (art. 23, L.C.T., conf. causas L. 50.658, "Swida", sent. del 10-XII-1992; L. 75.821, "Benedetti", sent. del 18-XII2002; L. 84.622, "Caferra", sent. del 19-IX-2007, entre muchas), doctrina legal que con acierto se denuncia transgredida en el recurso bajo examen (ver fs. 1322). En efecto, más allá del incontrovertido carácter laboral del tramo del vínculo que ligó a las partes entre octubre de 1991 (fecha a partir de la cual se registró el contrato de trabajo) y febrero de 2003 (fecha en que la actora se consideró despedida), disintieron aquéllas sobre el linaje que revistió el segmento de la relación que se extendió entre octubre de 1990 y la fecha del registro, toda vez que, mientras la accionante sostuvo que se trató de un único contrato laboral que prosiguió ininterrumpidamente desde esa fecha hasta el distracto, la demandada especificó que, durante ese primer año, se vincularon mediante una locación de servicios. En ese contexto, resulta a todas luces indudable que, por aplicación de la doctrina arriba mencionada, era a la accionada a quien le correspondía demostrar la naturaleza civil de la primera etapa del vínculo, toda vez que fue ella contraparte, quien, alegó innovando la sobre existencia la de posición una de la locación de servicios. Considero dable reiterar que, admitida por la demandada la existencia de una vinculación y la prestación de servicios a partir de octubre de 1990, pero argumentando que, hasta la fecha del registro, aquélla revestía carácter extralaboral, a ella incumbía la prueba de la excepción (conf. L. 72.996, decir, la "Rosales", acreditación de sent. la del distinta 20-VI-2001), causa es jurídica invocada respecto del hecho de la prestación de servicios. Precisamente, en casos asimilables a la especie -en los cuales, frente a la invocación por el actor de un único vínculo laboral, la parte demandada alega que el primer tramo de la relación revistió carácter extralaboralha resuelto esta Corte que, admitida por la demandada la prestación de servicios, pero con la alegación de que en un primer período dicha relación constituía una locación de servicios y que recién con posterioridad la vinculación se transformó en un contrato de trabajo, incumbe a la accionada la prueba de la locación de servicios que invoca (art. 375, C.P.C.C.), pues es de aplicación la presunción del art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo (conf. causas L. 33.119, "Traverso", sent. del 10-VIII-1984; L. 65.987, "Rossi", sent. del 22-XII-1998), doctrina que también se denuncia -con acierto- vulnerada en el recurso (fs. 1320 y vta.). (ii) En consecuencia, resultando que el tribunal desestimó la fecha de ingreso invocada por la actora en virtud de que ésta (sobre quien, como vimos, no recaía la carga de hacerlo) no logró acreditar "hechos determinantes de la existencia de un contrato de trabajo, en el período cuestionado" (sent., fs. 1297 vta.), la sentencia debe ser revocada en este aspecto, toda vez que -como quedó dichoera la accionada quien debía demostrar el carácter civil del vínculo que, según admitió expresamente, lo ligó a aquélla entre octubre de 1990 y octubre de 1991, imperativo de su propio interés que no satisfizo en la especie. A tenor de lo señalado no puede sino concluirse que entre las partes medió un contrato de trabajo que se extendió entre los meses de octubre de 1990 y la fecha del autodespido, debiendo, por lo tanto, tenerse por cierta la fecha de ingreso denunciada por la accionante, toda vez que -como lo ha resuelto este Tribunal en casos similares- admitida por la demandada en su contestación la prestación de servicios por un período anterior al que se reconoció la relación laboral permanente -si bien atribuyéndole carácter ocasional-, a aquélla incumbía demostrar el carácter eventual de la vinculación y no habiéndolo hecho rige la presunción del art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo y corresponde tener por cierta la fecha de ingreso denunciada por el trabajador (conf. causas L. 49.663, "Pereyra", sent. del 15-IX-1992, con voto del suscripto en primer término; L. 89.010, "Greco", sent. del 18-VII-2007, con voto del doctor de Lázzari al que presté mi adhesión). (iii) Por último cabe destacar, a todo evento, que el razonamiento complementario del tribunal relativo a que la actora consintió el registro de la fecha de ingreso consignada por la patronal (1-X-1991) y vulneró sus actos propios al impugnarla más de diez años después y sin haber efectuado reclamos juzgador laboral consideró al tramo previos -conducto que podía de no la por el cual reconocerse relación que se el carácter extendió entre octubre de 1990 y octubre de 1991, ver sent., fs. 1297 vta./1298- resulta igualmente erróneo. Como lo ha precisado esta Corte en la causa L. 90.373, "García desacertado calificación computar de "consentimiento" trabajador Cambón" la que -derivado -sent. como del dato naturaleza implícitamente del silencio 1-X-2008- relevante del para contrato habría y resulta la prestado falta la el el de reclamaciones al respecto-, toda vez que, en caso de que se verifiquen los requisitos legalmente establecidos para la configuración de un contrato o relación de trabajo (arts. 21 y 22 de la L.C.T.), la circunstancia expuesta en modo alguno puede laboral, enervar pues -por la calificación imperio de del los vínculo como principios de irrenunciabilidad y primacía de la realidad que rigen en la disciplina (arts. 39 inc. 3 de la Const. prov. y 12, 14, 21 y 22 de la L.C.T.)- la eventual falta de reclamos y el pretendido "consentimiento" resultan por completo irrelevantes a los fines de definir el linaje del contrato. En consecuencia -como lo resolvió esta Corte en el precedente citado y contrariamente a lo que sostuvo el a quo en la especie- no resulta aplicable a situaciones como la examinada la doctrina de los "actos propios", que -por lo tanto, como se destaca en el embate- ha sido absurdamente aplicada al caso. e. A tenor de lo dicho, debe revocarse la sentencia atacada en lo que respecta a la fecha de ingreso y concluir que la relación laboral que ligó a las partes comenzó el 1-X-1990. Una vez devueltos los autos, el tribunal de grado, con renovada integración, deberá valorar nuevamente la injuria vinculada a la deficiente registración de la fecha de ingreso y pronunciarse -teniendo en cuenta lo que aquí ha sido resuelto y las alegaciones de las partessobre la procedencia de cada uno de los rubros vinculados a la extinción del contrato de trabajo que fueron desestimados por el a quo en el entendimiento de que el despido indirecto había resultado injustificado (indemnizaciones de los arts. 232, 233 y 245 de la L.C.T., 16 de la ley 25.561 y 1 y 2 de la ley 25.323; v. sent., fs. 1305 vta.), aspecto del fallo que también debe ser rescindido. 2. En virtud de lo resuelto en el apartado anterior -en el que ha quedado demostrada la deficiente registración del contrato de trabajo- resulta innecesario ingresar a analizar los agravios que porta el recurso relativos a la injuria fundada en la falta de registración de parte del salario con posterioridad al 1-X-1991 (ver ap. II. 2. de este voto). 3. En cambio, no ha de tener favorable acogida la crítica relativa al rechazo de los salarios por los días de suspensión. a. En autos quedó acreditado que -al igual que lo que sucedió con otros trabajadores de la empresa y como consecuencia de un acuerdo al que se arribó en el marco de la negociación de un procedimiento preventivo de crisis- la actora fue suspendida 15 días todos los meses entre mayo y noviembre del año 2002, lapso durante el cual le abonaron el 60% del 1303/1305). importe mensual del salario (sent., fs. b. La actora plantea la invalidez de esa suspensión y reclama que se le abonen las diferencias entre lo percibido y el 100% del salario. Sin embargo, sus argumentos son insuficientes para modificar lo resuelto por el tribunal de grado sobre una cuestión que es de su incumbencia privativa. (i) En primer lugar, destaco que los agravios vinculados a que el acuerdo del que se derivó la suspensión de la accionante resulta inválido por contradecir el principio de irrenunciabilidad contemplado en el art. 12 de la Ley de Contrato de Trabajo (fs. 1626 vta.), no puede ser abordado en esta instancia, desde que no fue sometido en esos términos al juzgador de origen (ver demanda, fs. 364 vta./365 vta. en las que no se advierte ninguna referencia a esa norma y principio) ni, consecuentemente, resuelto en la sentencia atacada, resultando extemporánea su introducción novedosa en sede extraordinaria. Al respecto, cuadra recordar que no corresponde que la Suprema Corte considere temas que no han sido sometidos a conocimiento del tribunal del trabajo con el alcance que se les da en el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (conf. causas L. 34.356, "Casco", sent. del 18-VI-1985; L. 90.265, "Jouannys", sent. del 27II-2008; L. 90.359, "Amadeo", sent. del 25-III-2009). (ii) A ello cabe añadir que la recurrente no alcanza a derribar el argumento del a quo relativo a que la actora no objetó ni rechazó temporáneamente las suspensiones en los términos de los arts. 222 y 223 de la Ley de Contrato de Trabajo (vered., fs. 1275 y sent., fs. 1305). Ello así, toda vez que aquélla se limita a señalar que el requisito de la impugnación contemplado en el citado art. 223 de la Ley de Contrato de Trabajo sólo es exigible para las suspensiones disciplinarias, soslayando que -de un lado- tal planteo tampoco fue esgrimido en el escrito de inicio y -del otro- no se ha denunciado en el remedio incoado la violación o errónea aplicación de dicho precepto legal, decisión opuesta en el a su cual el postura, sentenciante lo que fundó la demuestra la insuficiencia técnica del recurso en esta parcela, sellando su suerte adversa. c. Resultando que lo expuesto es suficiente para desestimar analizar el los agravio, restantes deviene innecesario argumentos ingresar esgrimidos por a el juzgador para fundar este aspecto del decisorio. Por lo demás, debiendo quedar firme la decisión relativa al rechazo de las diferencias salariales, queda descartada la injuria estructurada sobre ese supuesto incumplimiento patronal. IV. En virtud de lo expuesto, corresponde hacer lugar parcialmente al recurso traído y revocar la sentencia en cuanto desestimó la fecha de ingreso denunciada en la demanda, descartó el carácter laboral del tramo de la relación que se extendió entre el 1-X-1990 y el 1-X-1991, consideró injustificado el despido indirecto notificado por la actora y rechazó las indemnizaciones contempladas en los arts. 232, 233 y 245 de la Ley de Contrato de Trabajo, 16 de la ley 25.561 y 1 y 2 de la ley 25.323. Los autos deben volver al tribunal de origen a fin de que -con renovada integración- valore nuevamente la injuria vinculada a la deficiente registración de la fecha de ingreso y se pronuncie sobre la procedencia de los rubros derivados de la extinción del contrato de trabajo, de conformidad a lo que aquí ha sido resuelto y teniendo en cuenta las alegaciones de las partes. Costas de esta instancia a la demandada por el agravio que prospera y a la actora por el que se desestima (arts. 68 y 289 del C.P.C.C.). Con el alcance indicado, voto por la afirmativa. El señor Juez doctor de Lázzari, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Negri, votó también por la afirmativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Pettigiani dijo: I. A mi entender, el remedio procesal deducido debe ser desestimado por las razones que a continuación expongo. II. En primer lugar, en lo que respecta a la cuestión abordada por mi distinguido colega doctor Negri en el punto III.1 de su voto, considero que el tribunal a quo no ha quebrantado el art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo ni ha efectuado una indebida atribución de la carga de la prueba. El fallo impugnado se ajusta a lo prescripto en el art. 23 citado, en tanto se impuso a la actora la carga de acreditar la existencia de una relación laboral, habida cuenta que para que juegue la presunción que dispone dicha norma legal, los servicios deben haberse prestado en relación de dependencia. Ello prestación de así, pues, servicios "si bien presume la es cierto existencia que la de un contrato de trabajo, no lo es menos que la citada norma se refiere a aquéllos en relación de dependencia" (L. 34.473, sent. del 26-III-1985, en "Acuerdos y Sentencias", 1985-I358). En ese orden de ideas, Justo López, Norberto O. Centeno y Juan Carlos Madrid sostienen que "debe entenderse que la prestación de servicios que genera la presunción es la de servicios bajo la dependencia de otro, pues sólo estos son los que se contemplan en la tipificación legal del contrato y de la relación de trabajo (arts. 21 y 22, L.C.T.) y que, por lo tanto, la carga de la prueba de la relación de dependencia o subordinación no resulta alterada por la presunción, sino que por el contrario, de esa prueba depende que aquélla entre a jugar" (Ley de Contrato de Trabajo Comentada, ed. Contabilidad Moderna, Bs. As., 1977, p. 194; el remarcado es propio). Circunstancia que, por otra parte, nos parece razonable habida cuenta que, cuando en múltiples ocasiones diarias se utilizan los servicios profesionales de una persona para la realización de una tarea, obra o servicio determinado, que puede o no prolongarse en el tiempo -vgr. un fotógrafo, un pintor o un médico- la aplicación lisa y llana de la presunción del art. 23 bajo la invocación de que se trata meramente de la inversión de la carga probatoria, sin una interpretación uniformadora y sistemática de la totalidad del plexo jurídico aplicable en la especie, nos llevaría a afirmar en dicha hipótesis la existencia de una relación laboral dependiente con todo lo que ello implica. La Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene dicho que "en la tarea de interpretar las leyes, además de dar pleno efecto a la intención del legislador, no debe prescindirse de las consecuencias que derivan de cada criterio, pues ellas constituyen uno de los índices más seguros para verificar su razonabilidad y su coherencia con el sistema en que está engarzada la norma" (Fallos 319:2594; 312:156; 318:817; entre muchos otros). Y, por otro lado, no puede requerirse a la parte demandada que acredite los presupuestos necesarios para su defensa, cuando no fueron demostrados los correspondientes a la pretensión (art. 375, C.P.C.C.), debiendo soportar la actora las consecuencias de omitir la prueba de sus afirmaciones, impuestas en su propio interés (conf. causas L. 37.830, sent. del 8-IX-1987, "Acuerdos y Sentencias", 1987, tomo III, pág. 575; L. 90.472, sent. del 17-V-2006). III. En cuanto a la crítica del impugnante respecto a que la sentencia resulta absurda (v. rec., fs. 1327 vta./1328 vta.) tampoco merece una acogida favorable pues, esencialmente, se debe tener presente que la sola exhibición del personal criterio del recurrente, como sucede en la presente causa, no es eficaz para habilitar la apertura de esta instancia a la revisión de cuestiones de hecho y prueba que pertenecen a la órbita privativa del tribunal de demostración sustancial origen; de o porque absurdo, la es para ello decir, comprobación de el es necesaria error un grave la y razonamiento incompatible con las constancias que se desprenden de la causa (conf. L. 85.322, sent. del 29-VIII-2007). IV. En lo que concierne al agravio referido a la incorrecta registración de la relación con posterioridad al 1° de octubre de 1991, también debe desestimarse por cuanto padece de la misma deficiencia a que se alude en el párrafo anterior (art. 279, C.P.C.C.). V. Por otra parte, en cambio, adhiero a lo manifestado por el doctor Negri en el punto III.3 de su voto. VI. En virtud de lo expuesto, el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley debe rechazarse; con costas (art. 289, C.P.C.C.). Voto por la negativa. Los señores jueces doctores Hitters y Kogan, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Negri, votaron también por la afirmativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por mayoría, se extraordinario consecuencia, hace de se lugar parcialmente inaplicabilidad revoca la de ley sentencia al traído impugnada recurso y, en con el alcance establecido en el ap. IV del voto emitido en primer término. Vuelvan los autos al tribunal de origen para que, integrado con otros jueces, renueve los actos procesales necesarios y dicte el pronunciamiento conforme a lo que aquí se ha resuelto. que corresponda Costas de esta instancia a la demandada por el agravio que progresa y a la actora por el que se desestima (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). Regístrese y notifíquese. EDUARDO NESTOR DE LAZZARI HECTOR NEGRI JUAN CARLOS HITTERS HILDA KOGAN EDUARDO JULIO PETTIGIANI GUILLERMO LUIS COMADIRA Secretario