Sentido y memento mori

Anuncio
Sentido y memento mori
(A propósito de Duelo y melancolía de Freud)
Cristóbal Holzapfel
1
¿No es francamente sorprendente, porque parece como propio del destino
del siglo XX, que justo en 1900 salga a la luz La interpretación de los sueños de
Sigmund Freud? En verdad el libro había sido publicado un año antes, pero un
astuto editor le hizo poner como fecha 1900, ya que había reparado en la
relevancia de éste. Pero, a su vez sorprende que este libro tenga además como
epígrafe aquella sentencia tomada de la Eneida de Virgilio, y que repito a
continuación, traducida naturalmente al castellano, ya que el original está en latín:
”Si no puedo doblegar a los dioses del cielo, conmoveré a los poderes del
infierno”.1 Sentencia por cierto premonitoria por cuanto el siglo XX se habrá de
caracterizar en buena medida por el estallido de las fuerzas ocultas del
inconsciente. Se conmoverán en él “los poderes del infierno” porque saldrá a la luz
lo oculto del “id” o el “ello” no sólo en los divanes de los psicoanalistas, sino en el
arte, especialmente a través del surrealismo, por ejemplo del joven Salvador Dalí,
de nuestro compatriota Roberto Matta o de Alfred Hiitchcock (para mencionar sólo
algunos ejemplos del arte), y por cierto se desatarán también las fuerzas del
inconsciente colectivo en guerras mundiales y tremendos movimientos de masas.
Desde la pregunta por el sentido ¿acaso no podría decirse que el siglo XX
ha sido el siglo de algunas de las experiencias más fuertes de desorientación y de
sin-sentido y que en razón de ello no es casual que en las postrimerías del siglo se
llegue al final al desarrollo de un pensamiento post-moderno, tal vez ante todo
representado por Jean Baudrillard? ¿No se refleja también esta experiencia del
sin-sentido no sólo en las guerras y el holocausto – 4 de las hermanas de Freud
mueren en campos de concentración – sino en el arte y la filosofía? Pensemos de
distinta forma tanto en Duchamp, Margritte, Miró, como en Ionesco, Beckett,
Kafka, como por último en Deleuze, Camus, Foucault.
Pero, si se trata de abordar la pregunta por el sentido, desde ya llama la
atención que en la filosofía se desarrollen teorías del sentido recién en el siglo XX
y no antes. La respuesta a esta inquietud la he encontrado en el modo como Karl
Jaspers interpreta a Nietzsche, afirmando que lo que está en juego ante todo en
su pensamiento es la concepción del hombre como “el ente que se produce a sí
mismo”; de este modo muy revelador el psiquiatra-filósofo nos invita a entender
1
Reflexión a partir de artículo de D. M. Thomas, en: Nuestro Tiempo. Gran Enciclopedia ilustrada del siglo
XX, Edit. Blume, Barcelona, 1997.
1
esa suerte de fantasma que es el superhombre. El hombre está para ser
superado, precisamente porque es “voluntad de superación”.
Posteriormente el pensamiento del propio Jaspers como de Heidegger, en
que se concibe al hombre como poder-ser, posibilidad y proyección habrá de
ahondar en este surco de la concepción de un hombre que ante todo es autoproducción.
Desde esa auto-producción en adelante – podríamos decir – está en juego
una concepción dinámica del hombre, y un ser humano así concebido tiene que
preguntarse por el sentido, cuestionarlo, corriendo con ello también el peligro de
extraviarlo.
Pienso que el hombre puede ser concebido como buscador de sentido. En
todo lo que nos proponemos, decidimos, hacemos, lo que nos inquieta, nos
preocupa, nos atrae o nos repele, aprobamos o rechazamos, estamos a la busca
del sentido. Concebir el hombre así es reconocer una determinación tan esencial
de él como puede serlo la razón, la voluntad o el juego.
Con el fin de destacar sucintamente sólo algunos de los aspectos más
relevantes acerca de cómo se puede entender el sentido, digamos en primer lugar
que el sentido ante todo se da, es donación.2 Desde la primavera hasta una
mirada, desde un libro hasta la práctica de un deporte, en todo podemos encontrar
sentido, simplemente porque está potencialmente por doquier. Mas, para que el
sentido se constituya, es necesario que esta universal donación se complemente
con una dotación de sentido por parte nuestra. La primavera puede hacerse
presente a diario en los árboles floridos de las calles, el libro puede seguir estando
en la estantería, pero mientras yo mismo no realizo una dotación, una proyección
respecto de esos árboles floridos, ya que me emocionan de alguna manera,
mientras no abro el libro de la estantería y me sumerjo en él, no se constituye el
sentido.
A partir de ello podemos reconocer que hay fuentes que dispensan sentido
de distinta forma. Por de pronto hay unas fuentes referenciales – grandes
referentes que siempre ha tenido la humanidad – en los que encuentra sentido,
como amor y erotismo, amistad, saber, poder, juego, y otros. Hay otras que son
fuentes que podemos llamar programáticas, ya que a partir de ellas el hombre
proyecta el mundo, como la técnica, la economía, el derecho, la moral, la religión,
la ciencia, la filosofía, y otras; en verdad, éstas no sólo son históricas, sino que
más encima son los motores de la historia.
Hasta aquí las fuentes que pueden considerarse colectivas. Las siguientes,
como por de pronto las fuentes ocasionales, son todas individuales. Las fuentes
ocasionales participan de la genealogía del sentido. En otras palabras, toda
constitución de sentido parte por ser ocasional: así, la ocasión de haber estado en
Grecia por primera vez. Mas, esas mismas fuentes pueden convertirse en
persistentes en la medida en que me comienzan a atar lazos con aquello; así
también podría ocurrir con Grecia. La sociedad refrenda sobre todo estas fuentes
persistentes que están principalmente representadas por el matrimonio y la
profesión.
2
Lo que atañe a la teoría del sentido, de la que se destacan a continuación algunos rasgos sobresalientes, está
tomado del libro A la búsqueda del sentido, del autor, Edit. Sudamericana, Stgo., 2005.
2
Por último hay fuentes icónicas, no solamente representadas por íconos
tradicionales como la cruz, la toga, la espada, la corona, la media luna, y otros,
sino que también tu casa, tu escritorio, cierta playa que te gusta, puede ser fuente
icónica.
A su vez cabe considerar generadores del sentido, que, como dice su
nombre suponen una explicación genealógica del sentido. Ante todo, ello está
dado por el vínculo (el cual, como veremos, para Freud, es vínculo libidinal);
aquello con lo que me vínculo afectiva-, anímica- intelectualmente, me da sentido;
el vínculo suscita cobijo, en otras palabras, bajo el sentido que algo me da, me
siento amparado; el cobijo suscita atadura, vale decir que el sentido nos delimita (y
ya observaremos como la atadura es claramente reconocida por Freud); la atadura
suscita reiteración, sobre todo cuando el sentido que me ampara y delimita supone
un cautiverio feliz, en otras palabras, a través de distintos gestos reitero lo que me
ata; y finalmente la reiteración, pero por supuesto, de modo sinergético, todos los
generadores anteriores debidamente potenciados, suscitan sostén: el sentido es
ante todo lo que me sostiene en la existencia.
Pero, si el sentido se constituye a partir de la donación-dotación, del
vínculo, de una fuente ocasional, esto significa que al mismo tiempo no lo hay. O,
más precisamente, hay que entender esto de un modo potencial tanto en la
dirección de que hay sentido como de que no lo hay. A ello lo podemos llamar el
trasfondo, que corresponde, por lo demás, al lugar en el que siempre nos
encontramos.
Es tal el peso y la incidencia que tienen las fuentes y los generadores de
sentido, y ante todo, porque somos buscadores de sentido, que tendemos a andar
embalados de él, con nuestras fuentes y generadores activos, sobre todo el
generador de la atadura. En efecto, cada uno anda por el mundo bajo su campana
delimitada del sentido, y en razón de ello no advertimos el trasfondo, no nos
comunicamos con él. Mas, él está siempre ahí como el lugar que se puede asomar
en algún intersticio de nuestra atadura del sentido. Y el trasfondo se suele asomar
no sólo con ocasión de la muerte de alguien, sobre todo cuando es inesperada, o
de haber quedado cesante, sino también en el abrazo amoroso o con ocasión de
recibir un premio, vale decir, en momentos en los que podemos llenarnos de
sentido y experimentar plenitud y realización.
2
A partir de esta teoría del sentido, muy brevemente acotada, vayamos
ahora al texto de Freud Duelo y melancolía, escrito en 1914 y publicado al año
siguiente.
Nos interesa esta relación porque, teniendo presente los generadores del
sentido, de entrada el texto comienza con el vínculo, que en el caso de Freud
corresponde una enlace libidinal con el objeto. Y, como veíamos, sinergéticamente
el vínculo suscita el cobijo, al cual le sigue la atadura. Pues bien, lo que más
sobresale respecto de duelo y melancolía es la atadura, y en ambos casos se
presenta como salida de la situación – justamente de duelo y melancolía – la des-
3
atadura. Veamos como el propio Freud al respecto como comienza por precisar
qué significa el duelo:
“ El d u e l o e s, p o r r e g l a g e n e r a l , l a r e a cci ó n f r e n t e a l a p é r d i d a
d e u n a p e r so n a a ma d a o d e u n a a b st r a cci ó n q u e h a g a su s ve ce s,
co mo l a p a t r i a , l a l i b e r t a d , u n i d e a l , e t c. A r a í z d e i d é n t i ca s
i n f l u e n ci a s, e n mu ch a s p e r so n a s se o b se r va , e n l u g a r d e d u e l o ,
me l a n co l í a ( y p o r e so so sp e ch a mo s e n e l l a s u n a d i sp o si ci ó n
e n f e r mi za ) . Co sa mu y d i g n a d e n o t a r se , a d e má s, e s q u e a p e sa r d e
q u e e l d u e l o t r a e co n si g o g r a ve s d e svi a ci o n e s d e l a co n d u ct a
n o r ma l e n l a vi d a , n u n ca se n o s o cu r r e co n si d e r a r l o u n e st a d o
p a t o l ó g i co n i r e mi t i r l o a l mé d i co p a r a su t r a t a mi e n t o . Co n f i a mo s e n
q u e p a sa d o ci e r t o t i e mp o se l o su p e r a r á , y ju zg a mo s i n o p o r t u n o y
aun dañino perturbarlo”.3
Ap l i ca n d o a e l l o l a t e o r í a d e l se n t i d o q u e h e mo s d e sa r r o l l a d o ,
p o d e mo s d e ci r q u e cu a n d o a l g u i e n e st á d e d u e l o e s d e b i d o a l a
p é r d i d a d e u n se r q u e r i d o , o co mo a g r e g a F r e u d , d e ci e r t a s
a b st r a cci o n e s co mo a l g ú n i d e a l . Pu e s b i e n , e l l o se r e l a ci o n a
p a t e n t e me n t e co n n u e st r a s f u e n t e s p e r si st e n t e s d e se n t i d o . Y, ca b e
a g r e g a r q u e e sa s f u e n t e s p e r si st e n t e s se r e f u e r za n f o r ma n d o l o
q u e p o d e mo s l l a ma r ‘ci r cu i t o s’, e n l a me d i d a e n q u e se co n e ct a n
co n a l g u n a s f u e n t e s o ca si o n a l e s e i có n i ca s q u e l a n u t r e n , co mo p o r
l o g e n e r a l co n a l g u n a f u e n t e r e f e r e n ci a l , co mo p u e d e se r , e n e l
ca so d e l o q u e se r e l a ci o n a co n e l d u e l o , a q u e l l a p e r so n a co n
q u i e n t e n e mo s u n ví n cu l o a mo r o so . Ma s, l a p a r t e má s i mp o r t a n t e
d e e st e ci r cu i t o l a co n st i t u ye , a p a r t e d e l a f u e n t e p e r si st e n t e , l a
a t a d u r a . Y si b i e n , e st a r d e d u e lo si g n i f i ca q u e e se ci r cu i t o , e sa
co n f i g u r a ci ó n , e se p l e xo co mp l e t o q u e d a a me n a za d o , l a a t a d u r a e s
l o q u e má s so b r e sa l e . Es p o r e l l o q u e r e su l t a p e r f e ct a me n t e
e n t e n d i b l e e n e l ca so d e l f a mi l i a r má s ce r ca n o d e l d i f u n t o – su s
p a d r e s – so b r e t o d o cu a n d o , cu a l r e t o ñ o , é st e f u e a p a r t a d o d e e st e
mu n d o e n l a f l o r d e su e d a d , q u e e n co n t r e mo s e n su ca sa u n a
e sp e ci e d e g r u t a co n t o d a s su s p e r t e n e n ci a s i n t a ct a s, a l mo d o d e
a u r e á t i ca s f u e n t e s i có n i ca s. Y, cl a r o e st á , se g ú n a g r e g a
l ú ci d a me n t e F r e u d , e l l o p u e d e r e p r e se n t a r u n a co n d u ct a a l t a me n t e
p a t o l ó g i ca q u e , si n e mb a r g o , l a so ci e d a d r e f r e n d a . El l o se e xp l i ca
e n f u n ci ó n d e l a f u e r t e a f i r ma ci ó n so ci a l d e l a s f u e n t e s p e r si st e n t e s
y
del
ci r cu i t o
en
el
que
ellas
se
e n g a r za n .
De t e n g á mo n o s a co n t i n u a ci ó n e n l a me l a n co l í a , se g ú n co mo l a
ca r a ct e r i za F r e u d ( e n co n t r a st e co n e l d u e l o ) :
“ L a me l a n co l í a se si n g u l a r i za e n l o a n í mi co p o r u n a d e sa zó n
p r o f u n d a me n t e d o l i d a , u n a ca n ce l a ci ó n d e l i n t e r é s p o r e l mu n d o
e xt e r i o r , l a p é r d i d a d e l a ca p a ci d a d d e a ma r , l a i n h i b i ci ó n d e t o d a
3
http://homepage.mac.com/eeskenazi/freud1.html
4
p r o d u ct i vi d a d y u n a r e b a ja e n e l se n t i mi e n t o d e sí q u e se
e xt e r i o r i za e n a u t o - r e p r o ch e s y a u t o - d e n i g r a ci o n e s y se e xt r e ma
h a st a u n a d e l i r a n t e e xp e ct a t i va d e ca st i g o . Est e cu a d r o se
a p r o xi ma a n u e st r a co mp r e n si ó n si co n si d e r a mo s q u e e l d u e l o
mu e st r a l o s mi smo s r a sg o s, e xce p t o u n o ; f a l t a e n é l l a p e r t u r b a ci ó n
d e l se n t i mi e n t o d e sí . Pe r o e n t o d o l o d e má s e s l o mi smo . El d u e l o
p e sa r o so , l a r e a cci ó n f r e n t e a l a p é r d i d a d e u n a p e r so n a a ma d a ,
co n t i e n e i d é n t i co t a l a n t e d o l i d o , l a p é r d i d a d e l i n t e r é s p o r e l mu n d o
e xt e r i o r - e n t o d o l o q u e n o r e cu e r d e a l mu e r t o - , l a p é r d i d a d e l a
ca p a ci d a d d e e sco g e r a l g ú n n u e vo o b je t o d e a mo r - e n r e e mp l a zo ,
se d i r í a , d e l l l o r a d o - , e l e xt r a ñ a mi e n t o r e sp e ct o d e cu a l q u i e r
t r a b a jo p r o d u ct i vo q u e n o t e n g a r e l a ci ó n co n l a me mo r i a d e l
mu e r t o . F á ci l me n t e se co mp r e n d e q u e e st a i n h i b i ci ó n y e st e
a n g o st a mi e n t o d e l yo e xp r e sa n u n a e n t r e g a i n co n d i ci o n a l a l d u e l o
q u e n a d a d e ja p a r a o t r o s p r o p ó si t o s y o t r o s i n t e r e se s. En ve r d a d , si
e st a co n d u ct a n o n o s p a r e ce p a t o l ó g i ca , e l l o só l o se d e b e a q u e
sa b e mo s e xp l i ca r l a mu y b i e n ” .
Co mo o b se r va mo s, l o f u n d a me n t a l vi e n e a se r e n l a
me l a n co l í a , má s q u e l a a t a d u r a , e l ví n cu l o – co mo e l p r i me r o d e l o s
g e n e r a d o r e s d e l se n t i d o – e n o t r a s p a l a b r a s, l a d e sco n e xi ó n co n e l
ví n cu l o l i b i d i n a l q u e t e n e mo s co n a l g o o a l g u i e n . Ma s, se h a ce ve r
q u e e l l o n o e s f á ci l d e sd e e l mo me n t o q u e o p e r a n me ca n i smo s d e
su st i t u ci ó n d e l o p e r d i d o , y co mo é st o s su e l e n n o se r e f e ct i vo s:
“ Ah o r a b i e n , ¿ e n q u é co n si st e e l t r a b a jo q u e e l d u e l o o p e r a ?
Cr e o q u e n o e s e xa g e r a d o e n a b so l u t o i ma g i n a r l o d e l si g u i e n t e
mo d o : El e xa me n d e r e a l i d a d h a mo st r a d o q u e e l o b je t o a ma d o ya
n o e xi st e má s, y d e é l e ma n a a h o r a l a e xh o r t a ci ó n d e q u i t a r t o d a
l i b i d o d e su s e n l a ce s co n e se o b je t o . A e l l o se o p o n e u n a
co mp r e n si b l e r e n u e n ci a ; u n i ve r sa l me n t e se o b se r va q u e e l h o mb r e
n o a b a n d o n a d e b u e n g r a d o u n a p o si ci ó n l i b i d i n a l , n i a u n cu a n d o
su su st i t u t o ya a so ma ” .
Est á cl a r o q u e t r a s l a a t a d u r a e st á , a f i n d e cu e n t a s, e l
ví n cu l o o r i g i n a r i o , q u e su sci t a a d e má s co b i jo ; e n e se ví n cu l o
co b i ja d o r n o s se n t i mo s p r o t e g i d o s, a l a mp a r o d e l a s vi ci si t u d e s d e l
mu n d o . Es má s t o d a l a f u e r za q u e p u e d e t e n e r l a a t a d u r a se d e b e
ju st a me n t e a q u e e st á r e f o r za d a p o r e l ví n cu l o y e l co b i jo . El
d e sa t a r
o,
l i sa
y
l l a n a me n t e ,
perder
la
atadura,
y
co n si g u i e n t e me n t e a q u e l ví n cu l o l i b i d i n a l , e s a l g o p a r t i cu l a r me n t e
d o l o r o so q u e n o s p u e d e l l e va r a l a d e se sp e r a ci ó n . Se e n t i e n d e a sí
t a mb i é n q u e l a p é r d i d a d e l ví n cu l o l i b i d i n a l p u e d e d a r l u g a r i n cl u so
a d i ve r sa s p a t o l o g í a s. F r e u d :
“ Esa r e n u e n ci a p u e d e a l ca n za r t a l i n t e n si d a d q u e p r o d u zca u n
e xt r a ñ a mi e n t o d e l a r e a l i d a d y u n a r e t e n ci ó n d e l o b je t o p o r ví a d e
5
u n a p si co si s a l u ci n a t o r i a d e d e se o . L o n o r ma l e s q u e p r e va l e zca e l
a ca t a mi e n t o a l a r e a l i d a d . Pe r o l a o r d e n q u e é st a i mp a r t e n o p u e d e
cu mp l i r se e n se g u i d a . Se e je cu t a p i e za p o r p i e za co n u n g r a n g a st o
d e t i e mp o y d e e n e r g í a d e i n ve st i d u r a , y e n t r e t a n t o l a e xi st e n ci a
d e l o b je t o p e r d i d o co n t i n ú a e n l o p sí q u i co . Ca d a u n o d e l o s
r e cu e r d o s y ca d a u n a d e l a s e xp e ct a t i va s e n q u e l a l i b i d o se
a n u d a b a a l o b je t o so n cl a u su r a d o s, so b r e i n ve st i d o s y e n e l l o s se
co n su ma e l d e sa si mi e n t o d e l a l i b i d o . ¿ Po r q u é e sa o p e r a ci ó n d e
co mp r o mi so , q u e e s e l e je cu t a r p i e za p o r p i e za l a o r d e n d e l a
r e a l i d a d , r e su l t a t a n e xt r a o r d i n a r i a me n t e d o l o r o sa ? He a h í a l g o q u e
n o p u e d e i n d i ca r se co n f a ci l i d a d e n u n a f u n d a me n t a ci ó n
e co n ó mi ca . Y l o n o t a b l e e s q u e n o s p a r e ce n a t u r a l e st e d i sp l a ce r
d o l i e n t e . Pe r o d e h e ch o , u n a ve z cu mp l i d o e l t r a b a jo d e l d u e l o e l yo
se vu e l ve o t r a ve z l i b r e y d e si n h i b i d o ” .
En t o d o e l l o se mu e st r a e n d e f i n i t i va cu á n f u e r t e – p o d r í a mo s
d e ci r – e s e l ví n cu l o , e l co b i jo y l a a t a d u r a , e n t a n t o l o s p r i me r o s
g e n e r a d o r e s d e l se n t i d o . A t a l p u n t o é st o s su e l e n p a sa r a se r a l g o
d e f i n i t o r i o p a r a n o so t r o s q u e p r e ci sa me n t e , g r a ci a s a e l l o s, l a s
f u e n t e s o ca si o n a l e s, q u e h a st a a h o r a n o n o s co mp r o me t í a n , se
co n vi e r t a n e n f u e n t e s p e r si st e n t e s d e l se n t i d o , má xi me cu a n d o l a
a t a d u r a e n d e f i n i t i va l a r e i t e r a mo s a t r a vé s d e su ce si vo s g e st o s d e
r e a f i r ma ci ó n .
Si g a mo s co n F r e u d , e n e st e ca so e n l o q u e a t a ñ e a l a p é r d i d a
d e l o b je t o e n l a me l a n co l í a :
“ Ah o r a b i e n , n o h a y d i f i cu l t a d a l g u n a e n r e co n st r u i r e st e
p r o ce so . Hu b o u n a e l e cci ó n d e o b je t o , u n a l i g a d u r a d e l a l i b i d o a
u n a p e r so n a d e t e r mi n a d a ; p o r o b r a d e u n a a f r e n t a r e a l o u n
d e se n g a ñ o d e p a r t e d e l a p e r so n a a ma d a so b r e vi n o u n
sa cu d i mi e n t o d e e se ví n cu l o d e o b je t o . El r e su l t a d o n o f u e e l
n o r ma l , q u e h a b r í a si d o u n q u i t e d e l a l i b i d o d e e se o b je t o y su
d e sp l a za mi e n t o a u n o n u e vo , si n o o t r o d i st i n t o , q u e p a r a p r o d u ci r se
p a r e ce r e q u e r i r va r i a s co n d i ci o n e s. L a i n ve st i d u r a d e o b je t o r e su l t ó
p o co r e si st e n t e , f u e ca n ce l a d a , p e r o l a l i b i d o l i b r e n o se d e sp l a zó a
o t r o o b je t o si n o q u e se r e t i r ó so b r e e l yo . Pe r o a h í n o e n co n t r ó u n
u so cu a l q u i e r a , si n o q u e si r vi ó p a r a e st a b l e ce r u n a i d e n t i f i ca ci ó n
d e l yo co n e l o b je t o r e si g n a d o . L a so mb r a d e l o b je t o ca yó so b r e e l
yo , q u i e n , e n l o su ce si vo , p u d o se r ju zg a d o p o r u n a i n st a n ci a
p a r t i cu l a r co mo u n o b je t o , co mo e l o b je t o a b a n d o n a d o . De e sa
ma n e r a , l a p é r d i d a d e l o b je t o h u b o d e mu d a r se e n u n a p é r d i d a d e l
yo , y e l co n f l i ct o e n t r e e l yo y l a p e r so n a a ma d a , e n u n a b i p a r t i ci ó n
e n t r e e l yo cr í t i co y e l yo a l t e r a d o p o r i d e n t i f i ca ci ó n ” .
Se o b se r va e n l o a n t e r i o r co mo n o se t r a t a ú n i ca me n t e d e l a
p é r d i d a d e l o b je t o , si n o má s b i e n , e n ci e r t o mo d o , d e l su je t o . Co n
l a p é r d i d a d e l o b je t o l a p e r so n a ya n o e s l a mi sma . El yo , n o s d i ce
6
F r e u d , h a si d o “ a l t e r a d o p o r i d e n t i f i ca ci ó n ” . El l o h a b l a a l a ve z d e
l a f u e r za q u e h a t e n i d o e l ví n cu l o p r i mi g e n i o , e n cu a n t o q u e se h a
p r o d u ci d o co n é l u n a a si mi l a ci ó n t a n f u e r t e q u e co r r e sp o n d e ve r l a
co mo a p r o p i a ci ó n e i d e n t i f i ca ci ó n . En o t r a s p a l a b r a s, d e sa t a r e s
d o l o r o so p e r o n o t a n t o p o r l a p é r d i d a d e l o b je t o , si n o d e l o b je t o e n
n o so t r o s, y, p o r l o t a n t o , vi e n e e st o a si g n i f i ca r u n a p é r d i d a d e
n o so t r o s mi smo s.
En r a zó n d e e l l o se e n t i e n d e t a mb i é n q u e F r e u d r e l a ci o n e l o s
a l ca n ce s d e e st e p é r d i d a co n e l n a r ci si smo , e n l o q u e se r e f i e r e a
su sa l i d a : se t r a t a d e “ sa t i sf a cci o n e s n a r ci si st a s” q u e n o s p e r mi t e n
o l vi d a r e l o b je t o p e r d i d o . Ci t a :
“ Pa r a ca d a u n o d e l o s r e cu e r d o s y d e l a s si t u a ci o n e s d e
e xp e ct a t i va q u e mu e st r a n a l a l i b i d o a n u d a d a co n e l o b je t o p e r d i d o ,
l a r e a l i d a d p r o n u n ci a su ve r e d i ct o : El o b je t o ya n o e xi st e má s; y e l
yo , p r e g u n t a d o , p o r a sí d e ci r , si q u i e r e co mp a r t i r e se d e st i n o , se
d e ja l l e va r p o r l a su ma d e sa t i sf a cci o n e s n a r ci si st a s q u e l e d a e l
e st a r co n vi d a y d e sa t a su l i g a zó n co n e l o b je t o a n i q u i l a d o .
Po d e mo s i ma g i n a r q u e e sa d e sa t a d u r a se cu mp l e t a n l e n t a me n t e y
t a n p a so a p a so q u e , a l t e r mi n a r e l t r a b a jo , t a mb i é n se h a d i si p a d o
e l g a st o q u e r e q u e r í a ” .
L o q u e r e ci é n h e mo s l e í d o e s a d e má s i n t e r e sa n t e e n a t e n ci ó n
a ci e r t a s co n si d e r a ci o n e s e co n ó mi ca s. Se t r a t a t a mb i é n e n n u e st r a
p si q u i s d e g a st o s q u e h a y q u e cu b r i r , co mo se g u r a me n t e a d e má s
d e i n ve r si o n e s, d e l i n t e r é s q u e o b t e n e mo s d e e l l a s, d e co mp r a s a
cr é d i t o o a l co n t a d o , d e é xi t o e co n ó mi co o d e q u i e b r a y b a n ca r r o t a ,
e t c. Ma s, p o r o t r a p a r t e , a t e n i é n d o n o s a l b i n o mi o e co n o m í a d e l
ahorro
–
e co n o m í a
del
d e sp ilf a r r o
de
Ba t a i l l e ,
b i n o mi o
p r o b a b l e me n t e e n p r i me r l u g a r p l a n t e a d o p o r Du me zi l , n o s
p o d e mo s p r e g u n t a r e n q u é r e sp e ct o s n u e st r a p si q u e se r i g e p o r
u n a e co n o mí a u o t r a . Es i n t e r e sa n t e a d e má s e n l o r e l a t i vo a e st e
p u n t o t e n e r e n cu e n t a q u e p a r a Du me zi l – se g ú n l o p l a n t e a e n su
En sa yo so b r e e l r e g a lo , d e 1 9 2 3 - 2 4 – e l o r i g e n d e n u e st r a
e co n o mí a d e l a h o r r o – f r í o y ca l cu l a d o – e st á e n l a e co n o mí a d e l
d e sp i l f a r r o , d e l o s r e g a l o s, co mo l o q u e su ce d í a co n e l potlach en
América del Norte, los kula en el Pacífico y los hau en Nueva Zelandia.
Pero sobre todo interesa el texto de Freud por la relación del duelo y
melancolía con la atadura – y ésta supone límites. Visto desde esta perspectiva, si
la atadura es el generador del sentido, que le sigue al vínculo y al cobijo, ello pone
de manifiesto como el sentido implica límites, y de modo muy marcado. Yendo
ahora al revés – de la atadura al cobijo y al vínculo – podemos decir que como
buscadores de sentido que somos, procuramos ante todo delimitación, ya que sin
ella probablemente tampoco sería posible el cobijo o el vínculo.
El pensador alemán, que se podría considerar como postmodernista – Peter
Sloterdijk – escribe su ingente obra: Esferas, en 3 tomos, donde está en juego la
misma idea: el hombre tiende en los más diversos ámbitos a autodelimitarse en
7
esferas, y Sloterdijk se preocupa ante todo de mostrarnos cómo en ello ya
estaríamos predeterminados por la esfera de la placenta, nuestro primer planeta,
nuestra primera casa.
Pues bien, el desatar supone romper esta esfera. Mas, esto no deja de ser
una experiencia difícil de sobrellevar. El hombre no es sólo buscador de sentido,
sino que, probablemente porque lo es, tiende a andar por el mundo embalado de
sentido, con todas sus fuentes y generadores activos. Apenas le toca vivir una
experiencia relativamente radical de sin-sentido, se viene simplemente abajo, se
desarticula, se desorganiza, suele quedar incluso al borde del suicidio.
Mas, distinta es la situación de la pérdida del sentido, y el modo de
abordarla desde el momento que, practicando la desatadura, retornamos al lugar
en el que siempre, por lo demás, nos encontramos: el trasfondo; en otras
palabras, el lugar en que tanto hay la posibilidad del sentido como del sin-sentido.
El trasfondo es el lugar que todos habitamos. Es el lugar anterior a las
fuentes y generadores. Pensemos, por ejemplo, en la muerte, ensayando junto
con ello una posibilidad de formular un memento mori, y que se expresaría
entonces como el siguiente llamado: ¡retorna al trasfondo! Claro está, desde esta
teoría del sentido tendría que ser así. En otras palabras, has llegado a este
mundo, de pronto tomas conciencia de que eres, e incluso de que “tienes que ser”,
y te orientas en ello de acuerdo a ciertas coordenadas del sentido que están
dadas ante todo por las fuentes referenciales y programáticas. Más tarde adviertes
que tú mismo eres el llamado a construir tus propias fuentes ocasionales y sobre
todo tus fuentes persistentes.
Mas, acercándose la hora final, te comienzas a desembarazar de todo
aquello. Desde luego las primeras fuentes en franco retiro son las ocasionales,
luego probablemente les toca el turno a las programáticas, luego las referenciales,
para continuar con las fuentes icónicas: tu casa, el paisaje que te rodea, donde
creciste como niño; las últimas habrán de ser quizás las fuentes persistentes, ante
todo ligadas a tus seres queridos. Y el retiro de cada una de estas fuentes va
acompañado por el retiro parejo de los generadores, y precisamente en la
dirección inversa de cómo ellos se generaron: así lo que primero se retira es el
sostén, luego la reiteración de la atadura, la atadura, el cobijo, y cuando se ha
retirado el último (que es el primer generador del sentido): el vínculo...mueres, y
mueres pues retornando al trasfondo.
Pero para el que está embalado de sentido, el que ciegamente o de un
modo supuestamente lúcido, apuesta siempre y consecuentemente a lo largo de
toda la vida porque hay sentido, como le sucede especialmente a cierto tipo de
creyente tradicional, o frecuentemente al que ha seguido la propuesta de una
ideología hasta sus últimas consecuencias, probablemente también para aquél
que ofrenda la vida por la patria o alguna otra causa, saltando a las filas enemigas,
en todos estos casos, tal vez no se muere en el trasfondo, no valiendo
consiguientemente el memento mori: retorna al trasfondo.
Sin embargo el mentado retorno al trasfondo no corresponde
necesariamente a una experiencia que está al final de nuestro recorrido, cuando
está a punto de caer el telón, sino que en todo momento ese retorno es posible, y
así puede ser entendido como anticipo del retorno último y final. Con el fin de bien
8
entender esto, hay que dar mayores precisiones acerca de lo que sea este
trasfondo.
El trasfondo corresponde a uno de los modos como podemos concebir el
ser. Éste, el ser, puede ser pensado como devenir, flujo, continuum. Por de pronto,
podríamos decir que no hay enigma más radical que éste: ante todo de que haya
ser, de que sea el ser, de que seamos cada uno de nosotros, de que sea yo.
Desde distintos autores y aproximaciones el ser ha sido pensado como
indiferencia (adiaphora) – como los estoicos – ya que es indiferente a todas
nuestras representaciones y valoraciones, como también en tanto en-sí, como
inobjetivable, como abismo, como abertura, y desde luego como enigma.
Aquí podemos decir que el trasfondo es el lugar en el que se debaten
nuestras existencias, que venimos de él y retornaremos a él (como el apeiron – lo
ilimitado-indeterminable – de Anaximandro), aunque probablemente tengamos la
ilusión de situarnos en otros lugares posibles. Desde el trasfondo las fuentes y
generadores del sentido son nada más que pantallas, pero sin duda pantallas que
necesitamos para orientarnos en nuestra estadía en el mundo.
Y así como a la doble posibilidad sincrónica del sentido, cuya cara oculta es
el sin-sentido, podemos retornar y de este modo habitar en el trasfondo, así
también desde el juego, la fiesta, el erotismo. En otras palabras desde toda
experiencia que suponga suspensión de la producción, de la construcción de
sentido, suspensión de la razón suficiente que tenemos para hacer esto o lo otro.
En toda experiencia en que nos dejamos llevar, al modo del “sentimiento
oceánico” de Freud, en que lo Otro se apodera de nos-otros, retornamos al
trasfondo. Incluso en el humor, desde el momento en que él se explica como juego
entre sentido y sin-sentido, aunque de modo tal vez efímero, se traslucen algunos
visos del trasfondo.
Y, cabe agregar, ante todo la libertad – en la medida en que es
indeterminación, es suspensión de la razón suficiente – es por ello también reflejo
del trasfondo. Ahora bien, si es así, y el hombre es esencialmente libre, esto
quiere decir que él es en el trasfondo.
En razón de ello el trasfondo es a la vez el lugar que hace posible la
solidaridad entre los seres humanos. En efecto, como sea que se de en cada caso
en particular, las fuentes – en particular, las fuentes programáticas y las
persistentes, como uno de los generadores del sentido: la atadura – tienden a
desunirnos, a separarnos; ante todo, precisamente la atadura desde el momento
que nos delimita y nos induce a vivenciar el sentido bajo una campana, a veces
incluso entre cercos y alambradas. Como en el Poema de Jorge Manrique, el
trasfondo es como el mar, que es el morir, donde van a dar todos los ríos, que
corren briosos con sus fuentes y generadores, y ahí se encuentran el rey con el
mendigo, el rico y el pobre, y hasta el ciudadano honrado con el delincuente.
Por último, es en razón de ello también que el retorno al trasfondo, que
aprender a retornar una y otra vez a él, que poder habitar durante tiempos
prolongados en él, es curativo. De este modo, se entiende que el trasfondo pueda
a la vez ser concebido como terapia psicoanalítica, como lo hiciera el psicoanalista
Sebastián León en su obra, aun inédita, Las desataduras del alma.4 Ensayos de
4
Sebastián León, Las desataduras del alma. Ensayos de Psicoanálisis, obra inédita.
9
Psicoanálisis. En lo sustancial lo que nos propone León allí es que al paciente hay
que desatarlo de su atadura de sentido, de sus cadenas y circuitos del sentido,
apartarlo incluso de sus fuentes y generadores, para inducirlo a habitar, el tiempo
que sea necesario, en el trasfondo.
Una vez cumplido ello, se trata de que el paciente reconstruya sus cadenas
y circuitos a partir de la donación y la dotación de sentido.
Volviendo a Freud, podríamos decir que en el caso del melancólico – que
más o menos equivales a nuestro actual depresivo – aunque difícil, el retorno al
trasfondo puede ser relativamente llevadero, sobre todo en contraste con quien
está de duelo. Desatar para este último, deshacerse de fuentes icónicas, que se
conservan con algo sacrosanto, probablemente en muchos casos tal vez ni
siquiera sea bueno.
Visto de esta forma, Freud percibe claramente que el duelo, a diferencia de
la melancolía, representa una situación absolutamente excepcional, y que tal vez
incluso requiere de otro modo de abordarla que el aquí proponemos: desatar la
atadura y retornar al trasfondo, aprender a habitar en él.
10
Descargar