leyenda negra de espaa

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LA LEYENDA NEGRA Y F.
BARTOLOMÉ DE LAS CASAS
Nuevas perspectivas en torno a algunos tópicos de nuestra Historia
Tesis histórica realizada por:
Pascual Huedo Alonso
Curso: 3ºB
2005-06
UNIVERSITAT JAUME I
(CASTELLÓ)
ÍNDICE
pág.
1. Introducción
3
2. Marco cronológico/histórico
4
3. Fray Bartolomé de las Casas
3.1 Biografía
7
3.2 Obra: “Brevísima relación
de la destrucción de las Indias” 11
4. Aspectos preliminares
4.1 Concepto de leyenda
4.2 Concepto de leyenda negra
13
14
5. Leyenda negra de España
5.1 Génesis
5.2 Las constantes en la L. N.
5.3 Evolución
16
19
22
6. Reflexión personal y conclusión
24
7. Bibliografía
25
***
2
LEYENDA NEGRA DE ESPAÑA
1. INTRODUCCION
¿P
or qué he elegido para mi trabajo final de ciclo, escribir
sobre un tema tan complejo como éste?
Porque desde joven he tenido la ilusión de encontrar algún
dato que me permitiera mitigar la tremenda presión que, sin poderlo
remediar, este título ejerce sobre mí.
Deseo ante todo dar las gracias a mi tutor D. Salvador Cabedo, sin
cuyo consejo y guía, me hubiese perdido irremisiblemente en un mar de
encontrados sentimientos, que me hubieran conducido sin remedio al
naufragio de mi ilusión.
No sé si he conseguido mi objetivo. El método empleado para
investigar, no ha sido otro que el único que estaba a mi alcance, es decir,
devorar cuanta lectura sobre el tema ha caído en mis manos. Entre toda
ella, he optado por basarme en cinco autores, prescindiendo de otros
muchos solamente por el hecho de mi incapacidad para coordinar cuanto
leía. Son los siguientes:
FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS y su obra Brevísima
relación de la destrucción de las Indias, obra que según todos los autores
consultados marca el inicio de la Leyenda Negra.
D. SALVADOR DE MADARIAGA, Profesor de literatura, político
y historiador, fallecido en 1978 y su obra El auge y ocaso del Imperio
Español en América.
D. MANUEL GIMÉNEZ FERNANDEZ, Doctor en derecho,
Licenciado en Historia, Catedrático de Derecho Canónico en la
Universidad de Sevilla, a quien pertenece la biografía de Fray Bartolomé
de Las Casas.
D. JUAN MARIA DIEZ TABOADA, Doctor en Filosofía y Letras,
profesor de Literatura en la Universidad Complutense, de quien he tomado
su preciosa definición de Leyenda. Y por último,
D. JOSÉ LUIS COMELLAS GARCÍA-LLERA, Catedrático de
Historia moderna y contemporánea de España, en la Universidad de Sevilla
y su magnífica lección sobre Leyenda Negra.
3
2. MARCO HISTÓRICO
D
e D. Salvador de Madariaga y de su obra El Auge y el
ocaso del Imperio español en América, resumo algunas
fechas clave en ese acontecer histórico:
1483 Cristóbal Colón propone a Portugal alcanzar la India por el
Atlántico.
1485 Al ser rechazado el plan por Portugal, Colón llega a España.
Establece relación con el duque de Medinaceli y con los hermanos Pinzón
y Pedro Alonso Niño.
1486 Primera entrevista con los Reyes Católicos. Logra el apoyo del
contable de la Real Casa, pero la Junta que estudia el proyecto lo rechaza.
1492 Nueva entrevista con los Monarcas en Granada. Colón obtiene
los títulos vitalicios y hereditarios de virrey, almirante y gobernador, con
poderes jurisdiccionales sobre las tierras a descubrir. El 13 de agosto salen
del puerto de Palos las carabelas Pinta, Niña y Santa María. El 12 de
Octubre descubren la isla de Guanahaní.
1493 Colón regresa a España. El 25 de Septiembre parten de Cádiz
diecisiete nuevas carabelas con 1500 hombres con instrucciones para la
evangelización, comercio y colonización de estas tierras. Se funda la
primera ciudad, llamada Isabel en honor de la reina católica, entre las
ruinas del fuerte Navidad, destruido por los indios. Realizan viajes a Cuba,
que Colón cree ser la India. Vuelven a La Española. Se plantea el problema
de la esclavitud indígena.
1495 En el mes de octubre, desde la metrópoli se envía a La
Española un representante real. Colón regresa a España para defenderse de
las acusaciones que se le hacen.
1498 El 30 de mayo, Colón realiza su tercer viaje. Descubrimiento
de Trinidad y la desembocadura del Orinoco.
4
1500 El portugués Pedro Álvarez Cabral descubre el Brasil, al
tiempo que Vicente Yañez Pinzón llega a las bocas del Amazonas. Colón
es procesado y enviado a España en calidad de preso. Se le suprimen sus
privilegios.
1502 Nicolás de Ovando es enviado a La Española como gobernador
de la isla. El 11 de mayo, Cristóbal Colón inicia su cuarto viaje.
1505-1508 En las juntas de Toro y de Burgos se estudia la
posibilidad de hallar un paso a través del continente que conduzca a las
Indias Orientales. Se nombra piloto mayor de las naves españolas al marino
italiano Américo Vespuccio.
1513 Se recorren las costas americanas desde Brasil hasta las
Antillas mayores. Trinidad, Venezuela, Colombia, Panamá, las bocas del
Amazonas y el Orinoco. De los relatos de Américo Vespuccio se desprende
que las tierras descubiertas forman un nuevo continente.
1515 Se busca un paso entre los océanos Atlántico y Pacífico.
Retroceso general de los conquistadores españoles ante los indios.
1518 Diego Velásquez confía a Hernán Cortés el mando de una
expedición cuyo objetivo es la conquista del imperio azteca.
1519 Primera circunnavegación de la Tierra. Uno de los cinco navios
de la flota de Magallanes, al mando de Juan Sebastián Elcano, regresará a
Sevilla tras una travesía de 1124 días. Hernán Cortés, llega a la capital
azteca, Tenochtitlán, siendo bien recibido por el emperador entonces
reinante, Moctezuma.
1520-1521 Hernán Cortés somete todo el imperio azteca. Carlos V
implanta una sólida organización administrativa en aquellos territorios.
1531 Francisco Pizarro comienza la tarea conquistadora del imperio
Inca.
1535 Creación del Virreinato de la Nueva España, que engloba
América Central.
1543 Creación del Virreinato de la Nueva España, con capital en
Lima, que abarca la totalidad de América del Sur, excepto la costa
Venezolana.
5
1559 Creación de las audiencias de la Plata de los Charcas.
1560 Finalización del proceso de promulgación de edictos acerca
de la liberación de los indios.
1564 Fallece en Madrid Fray Bartolomé de Las Casas. Contaba 90
años de edad.
1563 Creación de la Audiencia, tribunal especial de apelación, con
jurisdicción para toda América, instrumento unificador de las tareas
jurídicas, hasta entonces dispersas en organismos varios de la
administración colonial española.
1601 Reglamento que rige el trabajo efectuado por indígenas bajo
control peninsular. Se prohíbe, por el mismo, la existencia de jornaleros
situados en régimen de esclavitud.
1701-1707 Abolición legal de las encomiendas cuyos titulares tengan
su residencia en España y de todas las encomiendas que cuenten con menos
de 50 indios.
1720 Abolición legal de la totalidad de las encomiendas existentes,
con excepción de las de Yucatán, que se mantendrán en rigor hasta 1787.
***
6
3. FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS
3.1 Biografía
(según D. Manuel Giménez Fernández)1
S
acerdote sevillano, después religioso dominico, defensor de la
libertad de los indios americanos, propugnador con las Leyes
Nuevas de Indias de la institucionalización
de un régimen político cristiano y de la predicación
pacífica del Evangelio; obispo de Chiapas, polemista y
tratadista.
Nace en Sevilla en 1474 hijo de Pedro de Las
Casas, natural de Tarifa, de linaje de conversos,
segoviano el paterno y sevillano el materno, y de Isabel
de Sosa, sevillana de cristianos viejos avecindados en la
calle de la Fruta y dueños de una tahona. En 1485, ingresa en la escuela
catedralicia de los seises, dirigida por su tío paterno el canónigo Luis de
Peñalosa, donde estudia primeras letras para ser cantor en el coro. En abril
de 1493 presencia el regreso de Colón de su primer viaje.
En julio y agosto asiste a los preparativos del segundo viaje y al
solemne juramento de obediencia de los expedicionarios, entre los que se
hallan su padre y los hermanos de éste: Francisco, Diego y Gabriel. Se
queda en Sevilla, donde un año después frecuenta la academia latina
catedralicia que dirigía Antonio de Nebrija.
En 1498, su padre, de regreso de las Indias, le regala un joven indio,
donado por Colón como esclavo, que le acompaña como paje poco más de
un año, hasta ser devuelto a las Indias por Francisco de Bobadilla, en
cumplimiento de la Real Cédula de 20 de Junio de 1500. En 1501 para
poder aspirar a una plaza de doctrinero de indios, recibe en Sevilla la
primera tonsura, y embarca con su padre, arruinado, en la expedición de
Nicolás de Ovando. El 15 de abril de 1502 llega a Santo Domingo de La
Española, sorprendiéndole el contento de los colonos por haberse
1
D. Manuel Giménez Fernández es catedrático de Derecho Canónico en la Universidad de Sevilla.
7
encontrado una gruesa pepita de oro, y estar los indios alzados, lo que
facilitaba su esclavización. Hasta 1505 Las Casas actúa como soldado en
las campañas de Ovando en Bainua e Higüey, donde obtiene un
repartimiento de indios que conserva hasta 1515.
En 1515 marcha a La Española, visitando a Fray Pedro de Córdoba,
recibiendo de éste ánimo y consejos para marchar a la corte a defender ante
el rey Fernando los derechos de los indios, a cuyo efecto le da cartas de
recomendación para Fray Diego de Deza, arzobispo de Sevilla.
En 1515 desembarca en Sevilla, visita a Deza, quien le envía a Fray
Tomás de Matienzo, confesor del rey, y en Plasencia es recibido por éste,
que muy enfermo, aplaza su contestación hasta llegar a Sevilla. En ésta , le
recibe el obispo Fonseca, encargado por el rey de los asuntos de Indias, que
le despide abruptamente tratándole de necio. En 1516 se entera en Sevilla
de la muerte del rey, y decidido a visitar a su heredero el príncipe Carlos,
marcha a Madrid, donde presenta su memorial latino hoy perdido y ante su
buena acogida, tres Memoriales en castellano sobre los agravios que sufrían
los indios, los remedios para evitarlos y las denuncias de los funcionarios
reales en las Indias.
El 2 de Enero de 1517 llega de nuevo a Santo Domingo y durante los
primeros cinco meses, ayudado por el juez de residencia Alonso de Zuazo y
los dominicos, luchó denodadamente para evitar las maniobras de los
Jerónimos tendentes a que continuara aquel estado de cosas, ya que los
explotadores de los indios siguieron impunes. Al fracasar Las Casas en su
empeño salió el 28 de mayo para reclamar el auxilio de Cisneros y, si
preciso fuera, el del rey. Desprovisto del favor real, se trasladó a
Valladolid, donde en el colegio dominico de S. Gregorio se dedicó al
estudio de los problemas jurídicos planteados por la triste situación de los
indios, lo que le permitió replicar a los tendenciosos informes del contador
Recalde, y el obispo Fonseca.
En 1521, de regreso a Puerto Rico, combatido por las autoridades
americanas, se vio obligado a concluir un acuerdo que implicaba la captura
y esclavización de los indios revelados en Cumaná. En esta población fue
sañudamente combatido por los soldados de Ocampo y los perleros de
Cubagua. Por ello tuvo que embarcar para Santo Domingo y entonces su
segundo, Francisco de Soto, se dedicó a la captura de esclavos
indisponiéndose con los indios. En 1522 supo que su expedición en
Cumaná había sido destruida por los caribes con muerte de cuatro de sus
componentes. De 1524 a 1527, estudió teología en la casa matriz en La
Española, hasta que sus instancias en contra de las armadas para capturar
8
indios movieron a las autoridades a imponer a los superiores que le
enviaran a Puerto de Plata.
De 1527 a 1530 fundó el convento de Puerto Plata, predicó a indios y
cristianos y se dedicó a escribir su Historia de las Indias, donde relata el
descubrimiento y narra los acontecimientos que presenciara desde 1502 en
adelante.
En 1532, marchó a Méjico, siendo apresado por los dominicos de
este convento, y debiendo volver a Santo Domingo. En septiembre salió
para Panamá, encargado de mediar entre Pizarro y Almagro. Llegó más
tarde a Nicaragua, donde denunció los horrores que había presenciado. Más
tarde pasó a Oaxaca donde redactó De único vocationes modo, base
doctrinal con la que obtuvo en Roma del papa Paulo III la bula Sublimis
Deus (junio de 1537).
En 1540, regresó a Madrid y en 1542 pudo informar detenidamente a
Carlos V de los abusos contra los indios y de los cohechos de los
consejeros de indias y jerarcas en ellas, logrando que tras la visita se
prendiera al obispo de Lugo Carvajal, nombrándose nuevos visitadores
para Indias encargados de hacer cumplir las nuevas Leyes dictadas en
Barcelona el 20 de Noviembre, complementadas, por sugestión de Las
Casas, con las de Valladolid (junio de 1543).
En 1544 Las Casas, que había rechazado el obispado de Cuzco,
aceptó el de Chiapas para favorecer la evangelización de Tuzulutlán. En
1545 después de una agitada estancia en Yucatán y un accidentado viaje
por Tabasco, llegó a Chiapas, donde el 20 de Marzo, publicó una pastoral
ordenando la restitución de los bienes extorsionados a los indios, lo que
sublevó a sus diocesanos, por lo que hubo de refugiarse en Verapaz.
En 1546 salió de Chiapas y fue mal recibido en Oaxaca, llegando a
Méjico en junio, donde logró la reunión de los obispos de Nueva España y
que aceptaran unas conclusiones a favor de los indios.
En 1547, salió de Indias en enero, se quedó en las Azores y de allí
pasó a Lisboa hasta conocer la disposición del príncipe Felipe hacia él y al
saberla favorable, entró por Salamanca dirigiéndose a la corte, a la sazón en
Aranda de Duero, prosiguiendo en ella sus gestiones en pro de los
indígenas americanos.
En 1552 completó su Historia para imprimir sus ocho tratados,
llegando a distribuir ejemplares de los seis primeros (Brevísima,
9
Controversia, 30 Proposiciones, Esclavitud, Encomiendas y Confesionario)
entre los misioneros.
En 1553 consiguió imprimir los dos últimos tratados: (Tratado
comprobatorio y los Principia quaedam), resumen de su doctrina política.
Después de una lucha incansable falleció el 18 de Julio de 1564.
Los últimos estudios críticos y las nuevas aportaciones documentales
han fallado a favor de Las Casas la polémica provocada por mal entendidos
triunfalismos y nacionalismos, favorecidos por el difícil enfoque del
periodo histórico entre el Renacimiento y la Contrarreforma en que le tocó
vivir, cuyas implicaciones le valieron opuestas calificaciones desde la de
teócrata medieval a revolucionario modernista.
***
10
3.2. Obra: “Brevísima relación de la destrucción de
las Indias”
A continuación me permito extractar, de esta obra clave, algunos
fragmentos que considero muy significativos:
“Descubriéronse las Indias en el año de mil y cuatrocientos y
noventa y dos. Fuéronse a poblar el año siguiente de cristianos españoles,
por manera que ha cuarenta e nueve años que fueron a ellas cantidad de
españoles; e la primera tierra donde entraron para hecho de poblar fue la
grande y felicísima isla Española, que tiene seiscientas leguas en torno (...)”
“Son también gentes paupérrimas y que menos poseen ni quieren
poseer de bienes temporales; e por esto no soberbias, no ambiciosas, no
codiciosas(…) son esos mesmo de limpios e desocupados e vivos
entendimientos, muy capaces e dóciles.”
“En estas ovejas mansas, y de las calidades susodichas por su
Hacedor y Criador así dotadas, entraron los españoles, desde luego que las
conocieron, como lobos e tigres y leones cruelísimos de muchos días
hambrientos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte, hasta
hoy, e hoy en este día lo hacen, sino despedazallas, matallas, angustiallas,
afligillas, atormentallas y destruillas por las estrañas y nuevas e varias e
nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras de crueldad(…)”
“Daremos por cuenta muy cierta y verdadera que son muertas en los
dichos cuarenta años por las dichas tiranías e infernales obras de los
cristianos, injusta y tiránicamente, más de doce cuentos de ánimas,
hombres y mujeres y niños; y en verdad que creo, sin pensar engañarme,
que son más de quince cuentos(…)”
“Una vez vide que, teniendo en las parrillas quemándose cuatro o
cinco principales y señores (y aun pienso que había dos o tres pares de
parrillas donde quemaban otros), y porque daban muy grandes gritos y
daban pena al capitán o le impedían el sueño, mandó que los ahogasen, y el
alguacil que era peor que verdugo que los quemaba (y sé cómo se llamaba
y aun sus parientes conocí en Sevilla), no quiso ahogallos, nates les metió
con sus manos palos en las bocas para que no sonasen(…)”
“A todos los otros alancearon e metieron a espada con infinita gente,
e a la señora Anacaona, por hacelle honra, ahorcaron. Y acaecía algunos
cristianos, o por piedad o por codicia, tomar algunos niños para
mamparallos no los matasen, e poníanlos a las ancas de los caballos: venía
otro español por detrás e pasábalo con su lanza.Otrosí, estaba el niño en el
suelo, le cortaban las piernas con el espada(…)”
“Pasaron a la isla de Sant Juan y a la de Jamaica y añadieron muchas
señaladas e grandísimas crueldades más, matando y quemando y asando y
echando a perros bravos, e después oprimiendo y vejando en las minas y en
11
los otros trabajos, hasta consumir y acabar todos aquellos infelices
inocentes: que había en las dichas islas más de seiscientas mil ánimas, y
creo que más de un cuento, e no hay hoy en cada una doscientas
personas(…)”
“El año de mil e quinientos y once pasaron a la isla de Cuba, que es
tan luenga como de Valladolid a Roma (donde había grandes provincias de
gentes), comenzaron y acabaron de las maneras susodichas e mucho más y
más cruelmente(…)”
“Una vez, saliéndonos a recebir con mantenimientos y regalos diez
leguas de un gran pueblo, y llegados allá, nos dieron gran cantidad de
pescado y pan y comida con todo lo que más pudieron; súbitamente se les
revistió el diablo a los cristianos e meten a cuchillo en mi presencia (sin
motivo ni causa que tuviesen) más de tres mil ánimas que estaban sentados
delante de nosotros, hombres y mujeres e niños. Allí vide tan grandes
crueldades que nunca los vivos tal vieron ni pensaron ver(…)”.
“En tres o cuatro meses, estando yo presente, murieron de hambre,
por llevalles los padres y las madres a las minas, más de siete mil niños.
Otras cosas vide espantables(…)”
“El año de mil e quinientos e catorce pasó a la tierra firme un
gobernador, crudelísimo tirano. Este gobernador y su gente inventó nuevas
maneras de crueldades y de dar tormento a los indios, porque descubriesen
y les diesen oro. Capitán hubo suyo que en una entrada que hizo por
mandado dél para robar y extirpar gentes, mató sobre cuarenta mil
ánimas(…)”
Fray Bartolomé, continúa su relato, refiriéndose a continuación a
Nicaragua, Nueva España, Guatemala, Panuco, Jalisco, Yucatán, Santa
Marta, Cartagena, La isla de la Trinidad, El Rio Yuyapari, Venezuela,
Florida, Rio de la Plata, Perú, Nuevo Reino de Granada, sin grandes
variaciones en su relato.
Acabo mi exposición, con unos de los últimos párrafos de la obra de
Fray Bartolomé:
“Y para que más compasión cualquiera cristiano haya de aquellas
inocentes naciones y de su perdición y condenación más se duela, y más
culpe y abomine y deteste la cudicia y ambición y crueldad de los
españoles, tengan todos por verdadera esta verdad, con las que arriba he
afirmado: que después que se descubrieron las Indias hasta hoy, nunca en
ninguna parte dellas los indios hicieron mal a cristiano, sin que primero
hubiesen rescebido males y robos e traiciones dellos(…)”.
***
12
4. ASPECTOS PRELIMINARES
4.1 Leyenda
D
on Juan María Díez Taboada, Doctor en Filosofía y
Letras, profesor de Literatura en la Universidad
complutense, dice:
LEYENDA: “Se denomina así a una narración que prescinde de la
historia y la deforma, pero que se refiere a personas que han vivido
realmente o a figuras imaginarias ligadas a un lugar concreto real y que
actuaron en un determinado tiempo. Tanto las leyendas religiosas como las
profanas recibieron forma literaria en el género épico, en verso y luego en
prosa, más tarde también en el dramático. Es consustancial al asunto de la
leyenda el carácter de cosa admirable y casi increíble, no necesariamente
fantástica, que produce veneración hacia los poderes extra o sobrenaturales.
La leyenda refleja los acontecimientos históricos que afectan a una
comunidad, de aquí su carácter tradicional y la tendencia a fijar
explícitamente el nombre de personas y lugares, y las fechas de los sucesos
narrados, aunque luego se den confusiones, impropiedades y anacronismos,
que son cosa secundaria e incluso contribuyen a hacer la leyenda más bella
e ingenua.
La leyenda difiere del mito porque éste es explicación sobrenatural
de fenómenos naturales, los personajes son divinos y el tiempo una ficción;
de la fábula, porque la leyenda no pretende directa ni principalmente la
enseñanza ni la instrucción moral ; del cuento porque en éste el hecho es
inventado. La leyenda ha sido siempre creada por una colectividad. Su
ambientación denuncia el lugar y la época de su origen. Las leyendas
cambian de lugar y evolucionan por ampliación o simplificación,
fragmentación, contaminación o traslación. En cuanto a su transmisión,
puede ser oral o escrita, y los trasmisores, fieles o renovadores”.
13
4.2 Leyenda Negra
D. José Luis Comellas García-Llera, Catedrático de Historia
moderna y contemporánea en la universidad de Sevilla, dice:
LEYENDA NEGRA: Se designa con este nombre el conjunto de
desfiguraciones de que ha sido objeto la realidad histórica de España, la
valoración negativa de la misma, o bien, la conjunción de ambos hechos.
La época sobre la que fundamentalmente se centran las versiones más
características de la Leyenda Negra es la de los siglos XVI y XVII. Tal es
la acepción de la expresión Leyenda Negra por antonomasia;
extensivamente suele aplicarse a toda desfiguración peyorativa de la
realidad. Los mismos términos Leyenda Negra encierran su definición más
genérica. Por una parte, se trata de una leyenda, esto es, de una versión
carente del necesario fundamento histórico, ya por basarse en hechos
ficticios, ya por haber deformado hechos reales. Este segundo camino
parece ser el más frecuente en la génesis de una leyenda, con la
particularidad de que la nueva versión puede ser tan completa y detallista –
por ejemplo, en la configuración del carácter de determinados personajes –
como la primitiva y auténtica, de suerte que puede parecer tan verosímil
como ella. Una leyenda, ya se refiera a una persona, a una hazaña o a un
pueblo, suele envolver a su vez un juicio de valor: es meliorativa a
peyorativa. En tal sentido, son sumamente abundantes las “leyendas
blancas” o “leyendas rosadas”, referentes, por ejemplo, al origen de una
nación, a la personalidad del fundador de un pueblo o dinastía, a una
declaración o lucha por la independencia, etc. Las “leyendas negras” son,
en cambio menos frecuentes, y nacen de pueblos o colectividades
oprimidos, de facciones derrotadas, o bien producto del despecho. Una
leyenda, una vez consagrada, adquiere un carácter prácticamente indeleble.
El hecho de que las versiones historiográficas vayan fijándose por
agregación, utilizando cada una de ellas la anterior o anteriores, contribuye
a esta consagración estereotipada, muy difícil ya de borrar, y contra la que
es fácil que se estrellen todas las apologías o reivindicaciones.
Julián Juderías, principal analista de la Leyenda Negra antiespañola,
la describe como una “leyenda absurda y trágica que procede de
reminiscencias de lo pasado y de desórdenes de lo presente, en virtud de la
cual, querámoslo o no, los españoles tenemos que ser, individual o
14
colectivamente, crueles e intolerantes, amigos de espectáculos bárbaros y
enemigos de toda manifestación de cultura o de progreso”. Tal versión, que
pudiera parecer, en principio, limitada a una mera valoración histórica,
tiene, sin embargo, una indudable importancia actual y una indiscutible
proyección práctica, por cuanto, como sigue diciendo el mismo autor,
“constituye un obstáculo enorme para nuestro desenvolvimiento nacional,
pues las naciones son como los individuos, y de su reputación viven, lo
mismo que éstos”.
***
15
5. LEYENDA NEGRA DE ESPAÑA
5.1. Génesis de la Leyenda Negra
Puede decirse que hasta mediados del s. XVI no surge como versión
generalizada, o como campaña intencionada, la L.N. antiespañola. Por
ejemplo, los Reyes Católicos (pese a haber sido los introductores de la más
tarde denigrada Inquisición) gozaron, en general, de lo que llamaríamos
buena prensa en la historiografía renacentista. Las acusaciones que
determinados elementos interesados lanzaron contra Carlos I y su política
carecen de un definido matiz antiespañol. Las
críticas se generalizan, se estereotipan y
adquieren su carácter de “leyenda” en la época
de Felipe II. Sería ingenuo suponer que el
hecho se debe al temperamento taciturno o supuestamente fanático y cruel
del segundo monarca de la Casa de Austria. Hay que tener en cuenta
también, sobre todo, que es en la época de Felipe II cuando el imperio de
los Austrias se transforma en lo que pudiéramos llamar “imperio nacional
español”, que es justamente el primer imperio nacional de los tiempos
modernos, y que tropezó, en sus pretensiones hegemónicas, con un cúmulo
de enemigos empeñados en una dialéctica de oposición.
Sin embargo, y en virtud de una paradoja que muchos consideran
enraizada en el carácter español, las versiones iniciales de la Leyenda
Negra no fueron obra de enemigos exteriores, sino de españoles –o para
incluir a Guillermo de Orange, súbditos del rey de España- de
temperamentos e intenciones muy distintos entre sí, y en los que
únicamente podríamos encontrar como nota común una actitud de
despecho. El nacimiento de las constantes de la Leyenda Negra en la propia
España, caso tal vez el único en la historia, ha proporcionado una mayor
fuerza moral a los ulteriores alegatos de los extranjeros, y ha merecido el
conocido y amargo comentario de Quevedo en su España defendida: “¡Oh
desdichada España! Revuelto he mil veces en la memoria tus antigüedades
y anales, y no he hallado por qué causas seas digna de tan porfiada
persecución. Sólo cuando veo que eres madre de tales hijos me parece que
16
ellos porque los criaste, y los extranjeros porque veo que los consientes,
tienen razón de decir mal de ti”.
Cronológicamente la Leyenda Negra se inicia con la “Brevísima
relación de la destrucción de las Indias”, publicada en Sevilla, en 1552.
Hoy no puede dudarse del espíritu magnánimo de fray Bartolomé como
apóstol de los indios, ni de su alto concepto de la dignidad humana, pero no
es posible disimular el fracaso de aquel misionero idealista que se estrelló
unas veces contra la burocracia o las apetencias de los colonos, y otras
contra la incomprensión de los propios indígenas, que por dos veces
destruyeron la “república de los indios” que él soñaba fundar. Fray
Bartolomé reaccionó, sin embargo, sólo contra los españoles, a los que
considera como “lobos rapaces”, en contraposición a las “cándidas ovejas”
que son los indios; y aquéllos no han hecho otra cosa con tales ovejas que
“despedazallas, matallas, angustiallas, afligillas, atormentallas y destruillas
por las extrañas y nuevas y nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas
maneras de crueldad”.En el mismo prólogo, del cual está tomado este
frenético párrafo, concreta que los españoles, sólo en una generación, han
matado a más de quince millones de indios, y más adelante, prefiere doblar
esta cifra.(Recordemos que, según los cálculos de Rosemblat, la población
total de la América indígena no pasaba de los 13 millones.) La obra de Las
Casas, pese a su delirante lenguaje, fue utilizada rápidamente por los
enemigos de España, como Benzoni en su Storia nuova (1581), o por
Montaigne en sus Essais (1588), quien añade que tales crímenes deben ser
ciertos, puesto que es un español quien los confiesa.
En segundo lugar tenemos la obra de Reinaldo González Montes,
antiguo dependiente de la Inquisición, que, despedido de la misma, se
exilió, se convirtió al luteranismo, y en completo desquite escribió en
Alemania su Integro, amplio y puntual descubrimiento de las bárbaras,
sangrientas e inhumanas prácticas de la Inquisición española. El título es
de por si suficiente para revelarnos el carácter de su contenido, y un
apasionamiento similar al de Las Casas, aunque probablemente con una
intención menos sana e ingenua que la del misionero. La obra fue traducida
rápidamente al inglés, pero alcanzó su máxima difusión en el s.XVII.
En 1581 publicó su Apología Guillermo de Orange. Aquel príncipe
flamenco, como es sabido, se había alzado en armas contra Felipe II quince
años antes. La rebelión de los Países Bajos, en un principio, había sido
aplastada, y Orange, exiliado en Alemania, hubo de gastar toda su fortuna
en reclutar un ejército de mercenarios que fue pronto deshecho por los
tercios del duque de Alba. Desterrado, empobrecido, puesta precio su
cabeza por el rey de España y desgraciado en su matrimonio, Guillermo de
17
Orange redactó o hizo redactar a una supuesta tercera persona la Apologie
ou Defense du tres Illustre Prince Guillaume. La obra no es en absoluto
una apología o defensa propia, sino que pasa inmediatamente a tomarse la
más apasionada venganza, utilizando como arma la difamación. Felipe II es
acusado de incestuoso, bígamo y adúltero, y además asesino de su esposa,
Isabel de Valois, y de su hijo, D. Carlos. Aunque el ataque se dirige
principalmente contra la persona del rey, los españoles, a los que se pinta
como orgullosos, avaros, fanáticos, vengativos y despreciadores de lo
extranjero, tampoco resultan muy bien librados.
El último gran despechado del siglo es otro español, Antonio Pérez,
secretario de Felipe II y hombre de su confianza, que después de un doble
juego , y de haber instigado el asesinato del secretario de éste, Escobedo,
fue encarcelado y sometido a proceso. Fugado de la prisión, y refugiado en
Francia e Inglaterra, publicó en Londres sus Relaciones (1594), firmadas
bajo el seudónimo de Rafael Peregrino. Escritor fácil y de buen estilo,
Pérez sabía atraer el interés de los lectores. Sigue sensiblemente las
versiones ya consagradas por Orange, y añade la acusación de los amores,
más que improbables, de Felipe II con la princesa de Éboli, y la noticia, a
todas luces falsa, del degollamiento. Las Relaciones se tradujeron
inmediatamente al holandés, y con celeridad pasmosa se difundieron por
toda Europa.
***
18
5.2. Las constantes de la Leyenda Negra
Como queda dicho, una leyenda tiende más a desfigurar hechos reales
que a crear hechos supuestos, y la Leyenda Negra no es una excepción.
Muchas de las constantes o motivos de la Leyenda Negra tienen,
cuando menos, una parte de fundamento en la realidad. Los españoles,
como todas las colectividades humanas, tienen defectos o tachas, actuales o
históricos. Pero esta parcial existencia de fundamentos objetivos no exime
a la Leyenda Negra de dos graves culpas: una, la generalización de
determinados hechos particulares (hubo crueldades en la colonización de
América, pero no puede considerarse tal conducta como norma general, ni
pueden olvidarse los más abundantes casos de generosidad y abnegación);
y otra, la atribución en exclusiva a los españoles de defectos o costumbres
que son comunes.
La Inquisición del siglo XVI fue un organismo “cruel” para una
mentalidad del siglo XX; pero fue el cuerpo judicial menos cruel de todos
los existentes entonces en Europa, sin que los demás sean objeto de
idéntica acusación. Un tercer procedimiento, aunque no encierre
necesariamente un juicio de valor, consiste en la desfiguración de los
hechos. Aun hoy, la inmensa mayoría de los españoles, y prácticamente la
totalidad de los extranjeros, creen que un “auto de fe” era el acto público en
que se quemaba vivos a los reos de delitos contra el Dogma; cuando el auto
de fe consistía simplemente en la solemne publicación de la sentencia,
condenatoria o absolutoria. La ejecución, caso de condena a muerte, se
hacía en privado, y por lo general a garrote; lo que en ciertos casos se
quemaba, y tampoco en público, eran los restos del ajusticiado.
Unos cuantos objetivos parecen atraer de manera especial las
acusaciones de la Leyenda Negra, y condensar así esas constantes
historiográficas a que nos estamos refiriendo. Entre ellas podemos contar:
a) La figura de Felipe II. Este monarca, como ya hemos visto, fue
objeto de los ataques de dos antiguos súbditos despechados, Guillermo de
Orange y Antonio Pérez. El hecho de que Felipe II personifique mejor que
otros reyes de su dinastía la política de la España del Siglo de Oro, tendente
19
a asegurar un orden católico en Europa, ha influido mucho más en la
versión peyorativa que los rasgos de su carácter.
El “demonio del mediodía”, como empezó a llamársele en la
Inglaterra isabelina, habría sido un monarca cruel, despótico e intolerante,
símbolo del oscurantismo. Hoy su figura, con todas sus virtudes y defectos
razonablemente humanos, está a salvo, si no de valoraciones subjetivas de
diversa índole, de toda suerte de calumnia historiográfica.
b) La muerte del príncipe D. Carlos, uno de los
temas favoritos de la Leyenda Negra se basa en la
desgracia familiar de 1568, que en un plazo de meses dejó
a Felipe II sin esposa y sin primogénito, y amargó en
adelante toda su vida. Que Isabel de Valois murió de parto
se convirtió pronto en certidumbre histórica. En cuanto a
D. Carlos, si bien las versiones difieren espectacularmente
–Orange afirma sólo que fue asesinado; Pérez, que degollado;
Fourquevaux, que envenenado; Brantome, que ahogado con una toalla; y
Saint Réal, que suicidado en el baño para no caer en las garras de la
Inquisición-, la idea general de la muerte violenta se mantuvo hasta fines
del siglo pasado, y dio lugar a uno de los temas literarios más utilizados en
toda Europa. Todavía hoy la mayoría de los alemanes creen que Felipe II
hizo matar a su hijo por celos y por motivos religiosos, merced a la obra
maestra de F. von Schiller, D. Carlos. Hoy se sabe que aquel príncipe
subnormal que proyectaba alzarse en los Países Bajos contra su padre,
murió en la prisión el 25 de julio de 1568, víctima del régimen de huelgas
de hambre alternadas con comilonas, que él mismo se había impuesto.
c) La crueldad. La afirmación inicial de que “los españoles son
crueles” derivó bien pronto en dos acusaciones concretas, que ya
conocemos: los procedimientos de la Inquisición y la colonización de
América. La obra de González Montes, se difundió especialmente a partir
del s. XVII, y sus exageraciones o falsedades se tomaron como artículos de
fe. A la idea de crueldad propia del s. XVI, se uniría, desde mediados del
XVII, el tópico de fanatismo e intolerancia. Todavía el nombre de la
Inquisición española es utilizado en Europa como símbolo de brutal presión
del espíritu, sin tener en cuenta los trabajos científicos que existen sobre el
verdadero papel de aquel tribunal y el de otros tribunales, religiosos o
civiles, más ominosos, establecidos en la Europa de entonces.
En cuanto a la Leyenda Negra, desde la óptica francesa, puede
decirse que perduró hasta bien entrado el s. XIX, utilizando al pie de la
letra o exagerando todavía más, las cifras de Las Casas. Voltaire afirma
tajantemente que Felipe II “ordenó” exterminar a los indios, y Montesquieu
20
considera a los conquistadores como unos “bandidos devotos”. Campe ve
como una desgracia para la Humanidad el descubrimiento de América por
los españoles, en tanto que para Draper “el destino de España fue destruir”.
Sólo el nacimiento del americanismo 2 como ciencia histórica especializada
pudo valorar en sus justos términos la obra de España en el Nuevo Mundo.
***
2
Americanismo: En su sentido más restringido, es el cultivo de las ciencias sociales y, de modo
específico, de la Historia de América. España es, también en el tiempo, el primer foco de americanismo
nacido ya en el s. XVI con las crónicas, diarios y relaciones escritos por los mismos actores de los hechos
narrados.
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5.3 Evolución e interpretación histórica de la Leyenda Negra
Al hablar de constantes en la Leyenda Negra nos referimos al
mantenimiento sistemático de determinados objetos de ataque o difamación
pero no el punto de vista desde el que se ataca o difama, que cambia de
acuerdo con la mentalidad de los tiempos. Para los europeos del s. XVI, los
españoles son orgullosos, belicosos, violentos y despectivos hacia el resto
del mundo. La crítica del s. XVII se olvidaría de la mayor parte de estas
notas, para recargar el acento sobre la crueldad, añadiendo otra nueva, la
hipocresía. Los españoles, so capa de religión, quieren avasallar Europa; no
se les acusa de ser religiosos, sino de todo lo contrario, de hacer mal uso de
su religión. Tal punto de mira empieza a cambiar conforme a lo largo del s.
XVII y durante todo el XVIII se impone la mentalidad racionalista;
entonces se acusa en los españoles su acendrada religiosidad, que recibe los
nombres de fanatismo, oscurantismo y superstición.
Nada tiene de particular que la crítica del XVIII se centre
fundamentalmente en la Inquisición, como símbolo de aquella España
tenebrosa, que Voltaire comparaba con los pueblos salvajes porque
“sacrificaba vidas humanas a la divinidad”. El célebre artículo España de la
Enciclopedia Francesa, redactado por Masson de Mosvilliers, es
compendio de toda la visión peyorativa del racionalismo. Una pregunta
insultante: “¿Qué se debe a España? Desde hace dos, cuatro, diez siglos,
¿qué ha hecho por Europa?”, mereció la indignación de los españoles, y la
publicación de dos conocidas réplicas: la de Cavanilles (Observaciones
sobre el artículo España, Madrid, 1784), y de J.P. Forner (Oración
apologética, Madrid, 1786).
El siglo XIX, que a los tópicos del anterior añade las ideas del
despotismo de los reyes y la ignorancia y atraso de los españoles, supone
una espectacular inversión en la actitud de los propios ofendidos, que ahora
se vuelven autoacusadores. El liberalismo español se avergonzaría pronto
de su pasado histórico. Para el presidente de las Cortes de Cádiz, Muños
Torrero, “la libertad de pensar y de escribir perecieron con la Inquisición”,
sin que el argumento de que el pensamiento y la literatura españoles nunca
alcanzaron nivel más alto que en la época de mayor poder inquisitorial sin
que hiciera mella en él. El poeta Quintana simbolizaba en el Escorial “el
padrón sobre la tierra de la infamia del arte y de los hombres”, en tanto que
el diputado Romero Ortiz veía a los españoles del s. XVI como
22
“muchedumbres embrutecidas que acudían al resplandor de las hogueras
del Santo Oficio”. Todavía a fines de siglo aseguraba el gran Castelar que
“no hay nada más espantoso, más abominable que aquel imperio español
que era un sudario que se extendía sobre el planeta”.
Sólo a fines de siglo, Cánovas inicia en cierto sentido una labor
reivindicadora, en la que representa un hito fundamental poco después, la
obra de Menéndez Pelayo. Desde entonces, los seguidores de la Leyenda
Negra han encontrado la réplica de los apologistas, en ocasiones sólida y
científica, como la de Altamira, Juderías o Menéndez Pidal, y en otras un
tanto apasionada, quizá por simple amor a la verdad, o tan tendente al
tópico como la propia acusación. Hoy día, la investigación histórica,
avalada por el “método de la comprensión” que postula H. Lapeyre, no sólo
tiende a dejar las cosas en su sitio, deshaciendo viejas falacias, sino a
enfocar los hechos a la luz de la mentalidad de la época en que se
desarrollaron. En suma, la Leyenda Negra tiende a remitir –aunque muy
lentamente, por mor de su secular encallecimiento-, como resultado, no de
entusiastas alegatos triunfalistas, que pueden hacer más daño que provecho,
sino de una progresiva aproximación a la verdad.
***
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6. REFLEXIÓN PERSONAL Y CONCLUSIONES
Lo que había iniciado como una búsqueda de la verdad, me ha
conducido, si no a un callejón sin salida, sí a una situación de difícil
equilibrio en la que, por una parte no tengo dudas de que en la conquista
del continente americano hubo actuaciones capaces de sonrojarnos, pero
junto a ellas, coexistieron en cada momento actos sublimes, que se
contraponen a hechos reprobables.
Hoy, como podemos comprobar a través de los medios de
comunicación, continúan los graves problemas que tienen los naturales de
este continente, pero sin la menor duda, seguir achacando a la dominación
española -que concluyó hace casi doscientos años- todos los aconteceres
actuales, carece de objetividad. Intereses poderosísimos de tipo político,
económico, etc. con los que nada tenemos que ver son la verdadera causa
de estas situaciones de difícil corrección.
En cuanto a la parte europea de la leyenda, creo que está claro que
persisten una serie de infundios –especialmente en torno a la figura de
Felipe II- de escaso rigor científico. Quedan restos que martillean la mente
de las gentes y no será fácil borrarlos por completo pero tampoco pueden
quitar el sueño a cualquiera que quiera profundizar un poco en la realidad
histórica.
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7. BIBLIOGRAFIA
• MADARIAGA, SALVADOR DE, El auge y ocaso del
imperio español en América, Ed. Sarpe, Madrid, 1985.
• LAS CASAS, F. BARTOLOMÉ DE, Brevísima relación de
la destrucción de las Indias, Ed. Sarpe, Madrid, 1985.
• GIMENEZ
FERNANDEZ, M., Biografía de
Bartolomé de las Casas, Ed. Rialp, Madrid, 1973.
• DIEZ TABOADA, JUAN MARÍA, “Definición
leyenda”, G.E.R. Ediciones Rialp, Madrid, 1973.
Fray
de
• COMELLAS GARCIA-LLERA, JOSE LUIS, “Leyenda
Negra”, G.E.R., Ediciones Rialp, Madrid, 1973.
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