escaparate• 6 Escritura PÚBLICA Escritura PÚBLICA •el El debate estadounidense stados Unidos es la primera potencia científica mundial y el debate en torno a las investigaciones con células madre en Washington puede servir para ilustrar lo que puede pasar en otros países. En julio de 2001, el Congreso aceptó finalmente las tesis impuestas por la Casa Blanca: prohibición total de la clonación de seres humanos, mientras que la comunidad científica quería ilegalizar la clonación con fines reproductivos, pero autorizarla con fines terapéuticos. "Lo que quieren es crear millones de embriones humanos para luego destruirlos", dijo el republicano Dave Weldon. El también republicano Jim Greenwood, a favor de la clonación terapéutica, afirmó por su parte: "¿por qué vamos a privar al mundo y las futuras generaciones de ese milagro?". Mientras no cambien las cosas, los científicos estadounidenses podrán trabajar, incluso con fondos públicos, con células madre, pero sólo de los 60 grupos que ya están cultivados, lo que la comunidad científica considera insuficiente ante los avances previstos. 7 E l igual que la clonación, los experi- A mentos con células madre obtenidas de embriones humanos, clonados o sobrantes de tratamientos de reproducción asistida, abren unas posibilidades de curación inmensas en la medicina, que hasta hace poco eran inimaginables. La comunidad científica mundial se muestra a favor de estos experimentos. Clonación terapéutica CECILIA GUERRA s un problema tan viejo como la ciencia, son preguntas que surgen de un enfrentamiento casi milenario: ¿Cuáles son las fronteras que la ética puede imponer a la medicina? ¿Qué es lo que la investigación puede hacer o dejar de hacer? ¿Cuáles son los límites de lo tolerable en la búsqueda de remedios para enfermedades que afectan al ser humano? Para responder a estas cuestiones, no hay que olvidar el pasado: Miguel Servet fue enviado a la hoguera por descubrir la circulación de la sangre; durante siglos las autopsias estuvieron prohibidas y eran consideradas heréticas por la Iglesia católica, cuya férrea interpretación de algunos dogmas escritos en tiempos de los roma- E nos frenó los avances científicos durante decenios (sólo a finales del siglo XX, el Papa Juan Pablo II pidió perdón por la persecución contra Galileo). Y tampoco hay que olvidar el futuro: la comunidad científica en su conjunto, prácticamente sin excepciones, considera que la experimentación con embriones humanos puede ayudar a encontrar remedios para enfermedades como el cáncer, Es preciso reformar la legislación para poder investigar con los miles de embriones congelados George W. Bush ha impuesto durísimas restricciones a estas investigaciones La investigación con células embrionarias podría abrir todo un nuevo universo para la ciencia. el Parkinson, la diabetes, las quemaduras, los infartos, etc. Como tampoco se puede dejar de mirar lo que ocurre en el presente: muchos Gobiernos debaten actualmente la posibilidad de autorizar esos experimentos y otros, empezando por el Ejecutivo del país más poderoso del mundo, Estados Unidos, presidido por el conservador George W. Bush, han impuesto durísimas restricciones a estas investigaciones. El asunto está abierto en muchos otros países, pero el tiempo corre en contra de las millones de personas que sufren este tipo de dolencias en todo el mundo. Ellos necesitan más que nadie que el legislador, el científico, el moralista y el teólogo se aclaren cuanto antes y acaben con un problema que, una vez solucionado, podría salvar cientos de miles de vidas. UNA PUERTA A LA ESPERANZA "Las perspectivas médicas son enormes", ha dicho Pere Puigdomenech, profesor de investigación y miembro del Grupo de Ética de las Ciencias de la Unión Europea. "El legislador europeo lo tiene muy difícil para mantener el ritmo de la biología. La ley española y muchas otras fueron redactadas años antes de que aparecieran las células madre embrionarias. Ahora es preciso reformar la legislación para poder investigar con los miles de embriones congelados, cuyo único destino alternativo es la destrucción". ¿Por qué las células madre son tan importantes? El especialista en temas de medicina y ciencia del diario "El País", Javier Sampedro, lo explica: "las células madre embrionarias, que se toman de los embriones congela- as diferencias entre los países que autorizan el trabajo con células madres y aquellos que se oponen o lo dificultan pueden provocar, según han señalado numerosos especialistas, un problema de injusticia social grave: aquellos que tengan dinero podrán viajar a otro Estado para ser tratados, mientras que aquellos que no tengan medios económicos no podrán acceder a los últimos avances médicos en caso de que no estén autorizados en su propio país. El principal organismo científico europeo independiente, la Fundación Europea de la Ciencia, que reúne a 67 institutos de todo el continente, recomendó recientemente que los trabajos con células madre y la clonación de embriones para este fin sean legisladas y autorizadas, con el debido control, en todo el ámbito de la UE porque considera "obvio" su potencial curativo. L 8 dos en las clínicas de fertilidad o por clonación, pueden cultivarse en un laboratorio y transformarse después en cualquier tejido humano. Sus potenciales aplicaciones médicas son evidentes para la inmensa mayoría de la comunidad científica, que considera que esos tejidos podrán utilizarse en el futuro para reparar los órganos dañados por enfermedades tan devastadoras como el Parkinson, el Alzeheimer o la diabetes, y para paliar los efectos de los infartos, las lesiones medulares o las quemaduras". En otras palabras, la investigación con células embrionarias podría abrir todo un nuevo universo para la ciencia, lleno de caminos todavía no explorados, cuyo principal freno se encuentra en los grupos conservadores y religiosos. La técnica consiste en que, a través de embriones humanos de cuatro o cinco días, se puede lograr cualquier tejido adulto. La adaptabilidad de estas células, llamadas totipotentes, garantiza que no habrá problemas de rechazo en el paciente. Sólo en el caso de los quemados graves, donde el rechazo de los injertos es un problema tan grave como frecuente, esta técnica salvaría miles de vidas. El descubrimiento de la importancia de las células madre fue realizado por James Thomson, de la Universidad de Wisconsin, que en febrero de 1998 publicó en la revista Science –un mensual científico de un rigor indiscutible– un artículo que dio a lugar a esta nueva revolución en la medicina. DEBATE ÉTICO Además de la discusión filosófica sobre si los embriones de apenas una semana son o no seres huma- Las células madre embrionarias pueden cultivarse en un laboratorio y transformarse después en cualquier tejido humano nos –la ciencia lo tiene muy claro desde hace años y la respuesta es que no lo son–, los principales obstáculos que ponen los grupos que están en contra de estas técnicas son, en primer lugar, la clonación de embriones para producir células madre, ya que consideran que va contra la naturaleza y que, además, puede producir efectos muy graves si este tipo de investigaciones se desmandan (personas Dolly en vez de ovejas Dolly), y, en segundo lugar, se plantea un problema ético por la creación de embriones humanos que, en vez de ser utilizados para la inseminación artificial, su destino será la producción de tejidos. Detrás de todo esto se encuentra, finalmente, la polémica en torno al aborto. En realidad, el deba- te es muy amplio y se remonta a los espectaculares avances que ha vivido la genética en los últimos años [ver reportaje en el número de marzo–abril de 2001 en Escritura Pública sobre El genoma humano]. Es verdad que la nueva biología puede provocar escalofríos entre todos aquellos que hayan visto o leído demasiada ciencia ficción y entre los que, casi de forma sistemática, se oponen a los avances científicos en cuanto entran en terrenos que podrían llegar a ser mínimamente resbaladizos desde el punto de vista ético; pero, siempre que se hagan con un cierto control –y no hay porque dudar de la comunidad médica en su conjunto–, sus efectos beneficiosos podrían llegar a ser inmensos. De hecho, por ahora y salvo pequeñas excepciones que han protagonizado científicos que son rechazados por la inmensa mayoría de los investigadores, todo el mundo tiene claro que la clonación no se utilizará para crear seres humanos, sino para facilitar los trasplantes, para la investigación científica, para bucear en las fuentes de la biología en busca de respuestas a las modificaciones genéticas que están detrás de enfermedades letales y, por ahora, incurables. La comisión de bioética de la Unesco, en el artículo 11 de su declaración sobre el genoma humano, considera "formalmente prohibidas" todas las experiencias de clonación, "cuyo objetivo sea la reproducción del ser humano". La clonación terapéutica de embrio- Todo el mundo de la ciencia está de acuerdo en prohibir la clonación con fines reproductivos nes para posteriormente ser utilizados solamente para fines médicos y para lograr células madre ha sido prohibida en Estados Unidos, pero autorizada en el Reino Unido, donde la clonación con fines reproductorios no está autorizada. El primer ministro británico Tony Blair aseguró durante el debate parlamentario en el que se aprobó aquella medida que de es- ta forma "se apoyaban unas investigaciones destinadas a salvar miles de vidas". Actualmente, en las clínicas de fertilidad españolas hay unos 40.000 embriones congelados descartados para su uso en reproducción asistida y que en su mayoría llevan más de cinco años congelados –en todo el mundo, se calcula que hay cerca de 500.000 en las mismas condiciones–. Ninguno de ellos fue creado en los laboratorios con el objetivo de ser utilizado para conseguir células madre; pero, en caso de que no sean utilizados para experimentos científicos, su destino será sin duda acabar quemados. "Estoy totalmente a favor de que se investigue con esos embriones, que no tienen otra salida imaginable que no sea Escritura PÚBLICA Escritura PÚBLICA Desigualdad social La ciencia quiere bucear en la biología en busca de respuestas a las enfermedades letales. 9 Escritura PÚBLICA Escritura PÚBLICA La clonación con fines médicos para lograr células madres, ha sido permitida en Reino Unido. 11 10 su destrucción", dijo a la prensa el profesor de investigación del Instituto Severo Ochoa, Ginés Morata. "Las investigaciones deben someterse a los controles adecuados, por supuesto, pero el potencial terapéutico de las células madre embrionarias es muy grande y es absurdo renunciar a él por una serie de razones pseudoéticas, francamente difíciles de comprender". La científica Margarita Salas, presidenta del Instituto de España (el organismo que reúne a las ocho reales academias españolas), urgió este verano en los Cursos de la Menéndez Pelayo de Santander al Gobierno a que promueva una legislación que permita que se lleve a cabo este tipo de trabajos de investigación, que hasta ahora se amparan en un resbaladizo vacío legal. "Creo que deberíamos unirnos aquellos que estamos de acuerdo en que se utilicen las células madre con fines terapéuticos, para que se regulen las leyes. De lo contrario, se mantendrá un vacío legal ante cosas que son muy importantes para la salud humana y para el desarrollo del conocimiento", señaló. ESPAÑA: VACÍO LEGAL Actualmente, a pesar de esta ausencia de legislación, en España se están llevando a cabo experimentos con células madre en el Instituto de la Universidad Miguel Hernández, dirigidos por Bernat Soria. Su objetivo se enmarca dentro de la lucha contra la diabetes I, que afecta a miles de personas en España, y consiste en transformar células madre en células de páncreas que producen la insulina. Ante el vacío legal y para evitar problemas, Soria ha hecho traer estos cultivos celulares, que se obtienen de embriones humanos, de otros países. Para sus trabajos, este científico español ha logrado que instituciones tan lejanas como la Juvenile Diabetes Foundation de Nueva York le proporcione fondos (120 millones de pesetas), mientras que el Estado español sólo le ha concedido 25 millones para unos experimentos que, por ahora, son un éxito: en febrero de 2000 logró curar la diabetes en ratones de laboratorio y Soria tiene la certeza de que, si su proyecto sigue adelante, conseguirá que funcione también para los seres humanos. Todos los ex- perimentos se llevan a cabo siguiendo los protocolos de la Food and Drug Administration de Estados Unidos. Mientras el Gobierno y el Parlamento español no se pronuncien, los científicos consideran que, siempre que cumplan las normas vigentes en otros países, tienen luz verde para continuar con este tipo de trabajos. Y el asunto sigue todavía bloqueado: la ministra de Sanidad, Celia Villalobos, ha encargado un informe sobre la posibilidad de extraer células madre de embriones a la Comisión Nacional sobre Re- Se abre una puerta a la esperanza para los enfermos de cáncer, Parkinson, Alzeheimer o diabetes, así como para las lesiones medulares y las quemaduras producción Asistida Humana, que todavía no se ha pronunciado. La ministra de Ciencia e Investigación, Ana Birulés, sí ha dicho que está a favor de su uso para la investigación; pero son las máximas autoridades sanitarias las que tienen la última palabra antes de dar el visto bueno definitivo o de prohibir los experimentos con embriones humanos. Aunque, por ahora, todo sigue adelante. "La legislación española permite en unas circunstancias especiales totalmente tasadas, que se pueda pedir autorización para tratar con células embrionarias", dijo Birulés a finales de septiembre en el Congreso, donde, por otra parte, el Partido Popular ha rechazado varias iniciativas parlamentarias destinadas a crear una legislación nueva en este terreno. La ley 35/1988 sobre Técnicas de Reproducción Asistida prohibe "comerciar con embriones o con sus células, así como su importación o exportación"; pero no se puede olvidar que esta norma fue redactada diez años antes del descubrimiento del inmenso potencial curativo que albergan este tipo de células. "El embrión carece de alma, de conciencia, de vivencias o sentimientos. Es incapaz de sufrir y no merece consideración moral", escribió el filósofo Jesús Mosterín, profesor del Instituto de Filosofía del CSIC. "Los que se oponen ahora a los avances de la biología son los mismos que condenaron a Copérnico, quemaron a Bruno, encarcelaron a Galileo y trataron de desterrar la teoría de Darwin de las escuelas. No hay que hacerles más caso que a los que despotrican contra el número 13", agregó. ■