Universidad Nacional Mayor de San Marcos From the SelectedWorks of Marco Andrei Torres Maldonado May, 2016 La accesión o suma de posesiones vía mortis causa Marco Andrei Torres Maldonado Available at: http://works.bepress.com/marcoandreitorresmaldonado/29/ CIVIL PROPIEDAD Y DERECHOS REALES ANÁLISIS JURÍDICO La accesión o suma d de posesiones vía mortis causa Tema relevante Marco Andrei TORRES MALDONADO* M Según el autor no solo los bienes, derechos y obligaciones son materia de sucesión, sino también las situaciones de hecho como la posesión, pudiendo esta ser adquirida vía mortis causa. En ese sentido, los herederos deberán ejercer actos de señorío sobre el bien, y solo en ese momento podrán adicionar el plazo posesorio de su causante en virtud del artículo 898 del Código Civil. Para el autor esta última exigencia resulta importante a efectos de la prescripción adquisitiva, puesto que para adquirir la propiedad por esta vía se requiere que la posesión sea pública. MARCO NORMATIVO • Código Civil: arts. 140, 660, 829, 896, 898-900, 901, 950, 989, 1040 y 1936. I. Palabras liminares Desde hace décadas, una de las principales dificultades, en materia de Derechos Reales, ha consistido en determinar la naturaleza jurídica de la posesión, no existiendo consenso si se trata de un hecho, derecho o de ambos a la vez. Dicha cuestión no puede pasar inadvertida, pues se vincula, de manera directa, con la traditio como mecanismo de * 1 adquisición de la posesión, prevista en el artículo 900 del Código Civil. Ahora bien, uno de los derechos más importantes derivados de la posesión es la suma o adición de los plazos posesorios. Así, según el artículo 989 del referido código, el poseedor puede alegar una posesión mayor a la que él mismo ha generado, sumando los periodos de anteriores poseedores. Evidentemente, semejante derecho solo tiene utilidad a efectos de la prescripción adquisitiva1. Aunque la práctica demuestra que la forma usual para adquirir la posesión es la traditio, vinculada a ello radica la problemática Asociado Júnior del Estudio Fernández, Heraud & Sánchez Abogados. Jefe de prácticas de Derecho Civil en los cursos de Derecho de las Personas, Acto Jurídico y Derecho de las Obligaciones en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Universidad San Ignacio de Loyola. El autor agradece la valiosa colaboración de la doctora Patricia Herrera Arana en la elaboración del presente artículo. MEJORADA CHAUCA, Martín. “Adición del plazo posesorio”. En: Código Civil comentado. Tomo V, 2ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2007, p. 64. 99 GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 35 • MAYO 2016 Comentario relevante te del autor Para que haya posesión no es necesaria ni suficiente la posesión de derecho; esto es, la que haya sido atribuida por un contrato o una resolución judicial. La exigencia de que la posesión importe un ejercicio de hecho, además, descarta toda noción de legitimidad. Por consiguiente, posee tanto el propietario (poseedor legítimo) como el usurpador (poseedor ilegítimo). relativa a la adquisición de la posesión vía mortis causa. Así, por ejemplo, si admitimos que la posesión es un derecho, conllevaría afirmar que, por un lado, es posible de ser adquirida por sucesión sin necesidad que el heredero realice acto posesorio alguno, permitiéndole con ello adicionar los plazos posesorios a los herederos a efectos de ejercer la prescripción adquisitiva sobre el bien. A la misma conclusión no se llegaría, si se le considerase como una situación de hecho. Precisamente, en el presente artículo abordaremos dicha cuestión, a la luz de lo que nuestra jurisprudencia ha venido resolviendo en tales casos. 2 3 4 5 II. La posesión como situación fáctica con consecuencias jurídicas Uno de los temas más trascendentes y complejos del Derecho Civil es, en definitiva, la posesión. Ihering2 por eso la llamaba “institución molusco”, mientras que Bendersky3 la observa como un “viejo y enigmático instituto”, uno de los más incomprensibles y controvertidos, “el más grande tormento de la historia y de la doctrina”. La posesión es la más fáctica y tangible de las situaciones consideradas por el derecho. Se accede a su conocimiento empírico por la vía de la percepción. No se puede ver al propietario, o bien, de aquello que se percibe no cabe inferir que lo sea efectivamente. En cambio, sí es factible ver al poseedor4. La significación vulgar de la palabra posesión denota la ocupación de un bien, el tener un bien con ánimo de conservarlo para sí o para otro. La posesión hace referencia a la tenencia por alguna persona de un bien bajo su poder, con intención de someterla al ejercicio de un derecho de propiedad, ya actúe por sí o por otro. Según el artículo 896 del Código Civil, la posesión es el ejercicio de hecho de uno o más poderes inherentes a la propiedad; estos son, el uso, el disfrute y la disposición, por tanto, como apunta una atenta jurisprudencia5, quien ejerce de hecho Según el autor, “La posesión es la institución molusco. Blanda y flexible como el molusco, no se opone a las ideas que se quieren introducir en ella, la misma resistencia enérgica que las instituciones vaciadas en moldes de formas rígidas, como la propiedad y la obligación. De la posesión puede hacerse todo cuanto es posible, podría creerse que ha sido creada para dar la más completa satisfacción al individualismo de las opiniones personales. A quien no sabe producir nada que sea adecuado, ofrécele la posesión el lugar de depósito más cómodo para sus ideas malsanas. Podríamos llamarla el juguete que el hada del derecho ha puesto en la cuna de la doctrina para ayudarle a descansar, divertido, de su ruda labor; es una figura de cautchue, a la cual puede darse las formas que se quieran”. VON IHERING, Rudolf. La voluntad en la posesión con la crítica del método jurídico reinante. Imprenta de la Revista de Legislación, Madrid, 1896, p. 233. Cfr. BENDERSKY, Mario. Acciones posesorias y despojo. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1961, p. 8. En similar sentido, según Galiano, la posesión es una de las materias más difíciles y abstrusas del Derecho Civil; agrega, sin embargo, que desde los primeros tiempos del Derecho Romano, la posesión ha sido reconocida y amprada como una de las instituciones del Derecho Civil, y hasta nuestros días nadie ha puesto en duda la necesidad jurídica de protegerla. GALIANO, José. De las cosas. La posesión y las acciones posesorias. Jesús Menéndez e Hijo Libreros Editores, Buenos Aires, 1923, p. 41. PASCO ARAUCO, Alan. “Posesión”. En: Diccionario Civil. Gaceta Jurídica, Lima, 2013, p. 370. Casación Nº 282-96. Al respecto, se sostiene que la posesión es la relación de la persona con la cosa permitiéndole ejercer sobre ella actos materiales con prescindencia de la relación jurídica que pudiera contenerla. MUSTO, Jorge Nestor. Derechos Reales. Volumen I, Astrea, Buenos Aires, pp. 140 y 141. 100 CIVIL | PROPIEDAD Y DERECHOS REALES uno o cualquier de estos atributos, en estricto posee. Para que haya posesión no es necesaria ni suficiente la posesión de derecho; esto es, la que haya sido atribuida por un contrato o una resolución judicial. La exigencia de que la posesión importe un ejercicio de hecho, además, descarta toda noción de legitimidad. Por consiguiente, posee tanto el propietario (poseedor legítimo) como el usurpador (poseedor ilegítimo). Ambos gozan, por el solo hecho de ser poseedores, de todos los derechos que conforme al Código Civil corresponden al poseedor6. Ahora bien, como es sabido, la cuestión de saber si la posesión es un hecho o un derecho, ha sido objeto de una controversia no resuelta hasta el día de hoy en la ciencia jurídica. Sin el ánimo de resolver la polémica, en nuestra opinión, la posesión es un estado de hecho productor de efectos jurídicos; esto es, “constituye una situación fáctica con trascendencia jurídica”7. En nuestro medio, acertadamente, se sostiene que la posesión, como exclusivo poder de hecho que tiene el sujeto sobre un bien, no requiere contar con algún derecho que lo sustente, pero ello no impide que produzca importantes consecuencias jurídicas8. Podemos decir, entonces, que se trata de un hecho al fundarse en una situación fáctica 6 7 8 Comentario relevante te del autor En síntesis, la posesión es un tener. La posesión es una situación de hecho relativa a la tenencia de la cosa, possessio corpore. Por lo que solo basta el hecho de tener el bien, mostrar respecto de este un aseñoramiento, dándole el matiz económico. con consecuencias jurídicas que serían las acciones posesorias y la prescripción adquisitiva. En síntesis, la posesión es un tener. La posesión es una situación de hecho relativa a la tenencia de la cosa, possessio corpore. Por lo que solo basta el hecho de tener el bien, mostrar respecto de este un aseñoramiento, dándole el matiz económico. III. La traditio como paradigma para adquirir la posesión La traditio es el paradigma dentro de las formas como se adquiere la posesión. La tradición viene a ser la transferencia o desplazamiento de un bien a quien debe recibirlo. Es la forma derivativa (bilateral) de adquirir AVENDAÑO VALDEZ, Jorge. “Definición de posesión”. En: Código Civil comentado. Tomo V, 2ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2007, p. 58. Expediente Nº 1743-90-Piura. GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Tratado de Derechos Reales. Tomo I, 3ª edición, Jurista Editores, Lima, 2013, p. 435. Según el autor, si la sola posesión per se es un derecho subjetivo, resulta absurdo que todos los ordenamientos jurídicos hablen de la “posesión ilegítima”. De acuerdo con la tesis criticada, si el ladrón o el usurpador tienen un derecho subjetivo de posesión, entonces ¿por qué se les llama poseedores ilegítimos? Para dicha tesis, el ladrón o el usurpador serían “poseedores legítimos”, por cuanto la posesión es por sí misma un “derecho”, salvo si se llegase a reconocer otra inconsecuencia lógica: el usurpador es un poseedor legítimo de facto, e ilegítimo de derecho. Asimismo, la sola posesión sería un curioso derecho subjetivo, por cuanto solo se mantendría cuando el titular se encontrase en contacto con el bien; en caso contrario, se extinguiría el derecho y, al mismo tiempo, se perdería la facticidad. Esta confusión de planos nos lleva directamente al convencimiento de que la posesión es un hecho que nace y se extingue como tal; lo cual no le priva de ser un hecho jurídico, es decir, producto de consecuencias jurídicas. GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Ob. cit., pp. 435 y 436. 101 GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 35 • MAYO 2016 la posesión por acto inter vivos. Además, se puede adquirir el derecho de los bienes muebles mediante la tradición9. Según el artículo 900 del Código Civil: “La posesión se adquiere por la tradición, salvo los casos de adquisición originaria que establece la ley”. ¿Pero por qué nuestro Código Civil emplea el término de adquisición de la posesión y no de transmisión de esta? En realidad, la tradición como modo derivativo de adquisición de la posesión no pasa de ser una metáfora. La posesión como hecho no se transmite, pues tal concepto es aplicable a las realidades jurídicas abstractas, por lo que solo cabe obtener o lograr la posesión, que es realidad material. En tal sentido, no hay fenómeno transmisivo, sino mera unión circunstancial de dos hechos10. En consecuencia, la posesión en sí, como estado de hecho, no es susceptible de transmisión. Como asevera Savigny, la posesión no puede ser objeto de una transmisión propiamente dicha, un poseedor no puede jamás, como tal, ser llamado sucesor del poseedor anterior; él adquiere, por el contrario, por sí mismo una nueva posesión, independiente de su antecesor11. La posesión derivativa por acto inter vivos surge como consecuencia de la tradición, pudiendo ser la causa una cesión a título oneroso o gratuito; en ambos casos se requiere la entrega de la cosa (material o simbólica), dicha entrega se produce en mérito de un título, que puede ser compraventa, arrendamiento, usufructo, garantía mobiliaria, etc.12. 9 10 11 12 13 14 Comentario relevante te del autor La tradición material se produce con la entrega del bien por parte del tradens a quien debe recibirlo o a su representante (accipiens). Esta es la forma más común, en el plano material, de adquirir la posesión mediante tradición. Ahora bien, en doctrina se discute sobre la tradición material y simbólica. Según el artículo 901 del Código Civil: “la tradición se realiza mediante la entrega del bien”. Es decir, mediante una relación directa entre quien posee y el bien mismo. En cambio la ficticia o simbólica, se entiende realizada con la manifestación de voluntad de querer transferir el bien por parte del transferente, así, por ejemplo, la entrega de llaves del inmueble que se quiere transferir concretiza la tradición simbólica. La tradición material se produce con la entrega del bien por parte del tradens a quien debe recibirlo o a su representante (accipiens). Esta es la forma más común, en el plano material, de adquirir la posesión mediante tradición13. La adquisición mediante entrega de la posesión se repite, como dice Hedemann14, millares de veces al día. En la venta de mercancías, en el alquiler, en la entrega de dinero por vía de préstamo, Al respecto, el artículo 947 del Código Civil dispone que: “La transferencia de la propiedad de una cosa mueble determinada se efectúa con la tradición a su acreedor, salvo disposición legal diferente”. GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Ob. cit., p. 666. SOLIGO SCHULER. Nicolás. Cesión de derechos posesorios. Ad Hoc, Buenos Aires, 2008, p. 38. SALVATIERRA VALDIVIA, Gloria. “Adquisición de la posesión”. En: Código Civil comentado. Tomo V, 2ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2007, p. 72. RODRÍGUEZ OTERO, Lino. Cuestiones de Derecho Inmobiliario. Ediciones Jurídicas Dijusa, Madrid, 2005, p. 270. HEDEMANN, Justus Wilhelm. Tratado de Derecho Civil. Derechos Reales. Versión española y notas de José Luis Diez Pastos y Manuel González Enriquez. Tomo II, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1955, p. 62. 102 CIVIL | PROPIEDAD Y DERECHOS REALES en el pago de jornales. En este caso, el tradens entrega el bien mueble o inmueble al adquirente o accipiens, por lo que este tiene una posesión justificada o legítima15. Así, mediante la tradición un sujeto adquiere la posesión de otro, para ello, el primero deja de poseer fácticamente el bien y el segundo empieza con una posesión nueva, una vez que se concluye con la tradición. IV. La tipicidad social del contrato de tradición de posesión Si bien es cierto que en el ítem anterior hemos sostenido que, en el presente caso, no existe fenómeno transmisivo de la posesión, por lo que, en sentido estricto, no cabría la posibilidad de transferirla; el derecho vivo supera esta concepción teórica, pues, la práctica jurídica indica que la posesión se concibe como un valor patrimonial autónomo, con sustantividad propia, que es negociable y cedible por negocio entre particulares16. Al punto que dicho contrato ha obtenido, por su frecuencia en la práctica, una relevante tipicidad social, denominándose cesión o traspaso de posesión, contrato de transferencia de posesión, contrato de tradición de posesión, contrato privado de traslado de posesión, contrato de entrega de posesión, entre otros. Todo ello, sin perjuicio de que en la práctica se utilicen contratos típicos con el objeto de transferir la posesión, entre los cuales suelen ser frecuentes la compraventa, donación, permuta, etc. En principio, debemos señalar que la naturaleza jurídica del contrato de tradición de posesión es la de un contrato atípico17. Como bien señalaba Messineo, el surgimiento de los contratos innominados o atípicos se debe, no tan solo a un proceso técnico de diferenciación, sino también –y sobre todo– al nacimiento de nuevas necesidades económicas18. El fundamento jurídico de este tipo de contratos lo encontramos en el principio de la autonomía privada, que es uno de los pilares sobre los que se estructura nuestro régimen contractual. Este principio parte del supuesto de atribuir a la voluntad humana facultades para la producción de efectos jurídicos. Así, el principio de autonomía privada se manifiesta mediante la creación de diversos medios negociales que no necesariamente coinciden con los regulados por el ordenamiento jurídico. Tal es el caso de los contratos atípicos; esto es, aquel contrato que 15 TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Derechos Reales. Tomo I, Idemsa, Lima, 2006, p. 368. Sin embargo, aquel que recibe un bien de quien no es titular del derecho o no cuenta con la autorización de este o de la ley para la entrega, o se produce esta sin que se cumpla con las formalidades que para ello establece la ley, y además ejerce sobre dicho bien alguna potestad en interés propio, será, sin lugar a dudas un poseedor, pero su posesión no será legítima”. LAMA MORE, Héctor Enrique. La posesión y la posesión precaria en el Derecho Civil peruano. Grijley, Lima, 2007, p. 74 y ss. 16 GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Ob. cit., p. 666. 17 En nuestro medio, a un sector de la doctrina le llama la atención que el Código Civil no regule ningún contrato típico referido a la posesión. En efecto se sostiene que: “El artículo 1351 del Código Civil establece que ‘el contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial’. No existe ningún inconveniente en que las relaciones jurídicas que se crean, regulan, modifican o extinguen, como consecuencia de los contratos, pueden estar referidas a derechos reales. Ahora bien, ¿puede la posesión ser parte de las relaciones jurídicas patrimoniales a las que se refieren los contratos? En principio no hay razón para negar esta posibilidad, pues el acuerdo de dos o más partes puede crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica que se refiera a la posesión. Sin embargo, llama la atención que el Código Civil no regule ningún contrato típico que se refiera a la posesión. Claro está que este hecho no altera la respuesta dada a la interrogante que hemos planteado, pero motiva que observemos que en el comercio este derecho peculiar llamado posesión, no ha sido apreciado con entusiasmo para efectos de las oposiciones contractuales”. MEJORADA CHAUCA, Martín. “La posesión como contenido de los contratos”. En: Cathedra. Espíritu del Derecho. Revista editada por estudiantes de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Nº 1, volumen 1, Lima, noviembre de 1997, versión digital. 18 MESSINEO, Francesco. Doctrina general del contrato. Tomo I, Ejea, Buenos Aires, 1952, p. 381. 103 GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 35 • MAYO 2016 Comentario relevante te del autor Si la totalidad de elementos del contrato de tradición de posesión ya fueron recogidos en el ámbito de una figura contractual, ello no altera su atipicidad. Para ser típico, todo el contrato debería coincidir con una figura ya regulada. carece de regulación completa y unitaria por el derecho positivo19. Ahora bien, esa falta de regulación de que adolece el contrato de tradición de posesión debe ser completa. De esta forma, el que dicho negocio jurídico tenga ciertos elementos de un contrato tipificado no lo convierten en típico. De la misma manera, si la totalidad de elementos del contrato de tradición de posesión ya fueron recogidos en el ámbito de una figura contractual, ello no altera su atipicidad. Para ser típico, todo el contrato debería coincidir con una figura ya regulada20. Así, la atipicidad legal del contrato de tradición de posesión es relevada por su evidente tipicidad social. Es decir, son aquellos contratos que no habiendo sido regulados por la ley, el Derecho los tutela en virtud, como diría Betti21, de la función social que cumplen. Dicho negocio jurídico tiene como finalidad lícita desplazar la materialidad de la cosa en forma voluntaria, sin sobresaltos, por medio de la tradición que implica consenso bilateral, por lo que se trata de un contrato que pretende un concreto efecto en la relación de dos partes: lograr el nacimiento de una nueva posesión, sin cuestionamientos sobre su origen pacífico, sin violencia, ni acto de despojo22. Cabe precisar que mediante el contrato de tradición de posesión no solo se logra que el adquirente obtenga, en apariencia, un título que justifique su ingreso a una posesión de manera pacífica, sino que también le otorga la posibilidad de adicionar o sumar el plazo posesorio de su anterior titular al suyo, conforme analizaremos a continuación. V. La accesión del plazo posesorio y su utilidad frente a la prescripción adquisitiva Según el artículo 898 del Código Civil, el poseedor puede adicionar a su plazo posesorio el de aquel que le transmitió válidamente el bien. En similar sentido, el artículo 829 del Código Civil de 1936 disponía que el poseedor puede unir a su posesión la de aquel que le transmitió el bien. ¿Qué utilidad tiene para el poseedor hacer alarde de mayor plazo de posesión? Aunque la norma no lo dice expresamente, es evidente que semejante derecho solo tiene utilidad a efectos de la prescripción adquisitiva23, tanto de la propiedad (art. 950 del Código Civil) como de la servidumbre (art. 1040 del Código Civil), así como de los otros 19 GARBARINO SARAVIA, Álvaro. “Contratos informáticos: Tipicidad y Atipicidad”. En: Revista AEU. Asociación de Escribanos del Uruguay, Nº 74, Montevideo, 1988, p. 12. 20 MESSINEO, Francesco. Ob. cit., p. 390. 21 Según el autor, la tipicidad social actúa mediante una remisión a las valoraciones de la conciencia sociales relativas a las manifestaciones de la autonomía privada que, en la medida en que el ordenamiento jurídico estima que responden a una función socialmente útil, son acogidos y tutelados por él. BETTI, Emilio. Teoría general de las obligaciones. Trad. de José Luis de los Mozos. Tomo II, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1970, p. 70. 22 GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Ob. cit., p. 667. 23 MEJORADA CHAUCA, Martín. “Adición del plazo posesorio”. Ob. cit., p. 64. 104 CIVIL | PROPIEDAD Y DERECHOS REALES derechos reales susceptibles de adquirir por prescripción, como el usufructo24. Para adquirir por prescripción, el poseedor tiene que alcanzar cierto plazo de posesión del bien, y no siempre es sencillo acumular dicho plazo, si se cuenta únicamente la posesión propia. Ahí radica la utilidad de la suma de plazos. El poseedor que viene poseyendo un día o incluso horas podría sumar los años de posesión de sus predecesores y alcanzar el objetivo de adquirir un derecho real por prescripción25. En similar sentido, Ramírez Cruz sostiene que el tema tiene importancia en la usucapión. En la hipótesis del artículo 898, el tiempo de usucapión del poseedor anterior se abona o suma al nuevo poseedor si este es sucesor en el derecho de posesión de aquel; se establece una suerte de cadena de transferencias válidas entre los poseedores que los antecedieron hasta completar el periodo necesario26. Naturalmente, la accesión de posesiones requiere una transmisión válida del bien y la traditio entre el poseedor anterior y el poseedor actual. Ergo, en un supuesto en el que el poseedor inicial, quien adquirió violentamente, hubiere transmitido su posesión a Comentario relevante te del autor Mediante el contrato de tradición de posesión no solo se logra que el adquirente obtenga, en apariencia, un título que justifique su ingreso a una posesión de manera pacífica, sino que también le otorga la posibilidad de adicionar o sumar el plazo posesorio de su anterior titular al suyo. otro, consideramos que no se debería admitir la suma del plazo posesorio del primer poseedor en tanto su ingreso no lo hizo de manera pacífica. En ese entender, el negocio jurídico traslativo entre las partes debe ser un negocio estructuralmente perfecto, conforme a lo establecido en el artículo 140 del Código Civil, aunque en el plano funcional, posteriormente, resulte ineficaz por faltarle al transferente la titularidad del derecho. Al respecto, nuestra jurisprudencia ha establecido que no resulta válido que el demandante adicione el plazo de posesión ejercido por 24 Con relación a la prescripción adquisición del usufructo, debemos recordar que el artículo 948 del Código Civil de 1936 establecía que: “Se adquiere y se pierde por prescripción el usufructo de un bien si se posee o deja de poseer por el tiempo y con las condiciones establecidas para la propiedad”. Si bien es cierto dicha disposición no fue reproducida en el Código Civil vigente, dicha omisión no es argumento para considerar que ello no se pueda plantear. Gunther Gonzáles sostiene que “si la usucapión permite adquirir la propiedad (art. 950 del Código Civil) y las servidumbres aparentes (art. 1040 del Código Civil), entonces si se puede lo más, es obvio que se puede lo menos; en el presente caso, la ley permite expresamente lo más (propiedad) y lo menos (servidumbres aparentes), por lo que se entienden incluidas las hipótesis intermedias (usufructo)”. GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Ob. cit., Tomo II, p. 1803. Además, dicha tesis se ha visto respaldada con el Segundo Pleno Casatorio de la Corte Suprema (Casación Nº 2229-2008, Lambayeque), cuando se indica que “la usucapión viene a ser el instituto por el cual el poseedor adquiere el derecho real que corresponde a su relación con la cosa (propiedad, usufructo), por la continuación de la posesión durante todo el tiempo fijado por la ley”. Esta posibilidad no es muy frecuente, ya que lo usual es que quien posee una cosa, lo haga con ánimo de señor y dueño sobre el bien en su integridad. Sin embargo, podría tener aplicación cuando se constituye el usufructo sobre una cosa ajena, o cuando el título de constitución es nulo. Siendo ello así, en nuestra opinión, frente a una eventual demanda de prescripción adquisitiva de usufructo, consideramos que nuestro Poder Judicial no podría rechazarla ab initio, para tales efectos creemos que un plazo razonable sería el de 5 años. 25 MEJORADA CHAUCA, Martín. “Adición del plazo posesorio”. Ob. cit., p. 64. 26 RAMÍREZ CRUZ, Eugenio María. Tratado de Derechos Reales. Tomo I, 3ª edición, Rodhas, Lima, 2007, pp. 482 y 483. 105 GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 35 • MAYO 2016 su anterior poseedor con la ejercida por el accionante, si el acto de transmisión no es válido27. En otras palabras, tal como señala Jorge Avendaño28, para que proceda la suma de posesiones se requiere que haya habido una transmisión válida, descartándose la posibilidad de que un usurpador sume a su plazo el de aquella persona (que seguramente será el propietario) que le precedió la posesión del bien, siendo que se ha iniciado un nuevo plazo posesorio por el ejercicio de la usurpación. Finalmente, siendo una exigencia la transmisión válida, la falta de tradición, con mayor razón, impide la accesión de posesiones. Por tanto, no pueden acogerse a esta figura los despojantes, los ocupantes por acto unilateral o los que ingresaron al bien con el nulo consentimiento del poseedor anterior, sea por incapacidad absoluta o falta de discernimiento. Así, el usurpador o ladrón no suman el plazo posesorio del ocupante previo29. Dentro de tal orden de ideas, la Corte Suprema ha señalado que la suma de plazos posesorios solo se aplica en la usucapión ordinaria, por cuanto sería la única modalidad en la que existe justo título, en cuanto el artículo 898 del Código Civil exige la transmisión válida del bien30. VI. La adquisición vía mortis causa de la posesión Según Taramona31, el patrimonio objeto de la transmisión constituye la herencia. La herencia, aunque parezca redundante, es aquello que van a heredar los sucesores del causante. La herencia será el patrimonio que deja el causante a sus herederos una vez que aquel fallece, por lo que constituye el patrimonio objeto de la transmisión sucesoria32. La herencia está conformada por el conjunto de bienes y obligaciones de las que el causante es titular al momento de su fallecimiento, incluyendo todo lo que el de cujus tiene (activo); y todo lo que debe (pasivo)33. La herencia es el objeto, materia o contenido del proceso de transmisión sucesoria, por eso se le caracteriza como patrimonio en tránsito, y comprende al conjunto de los 27 Casación Nº 3446-2011, Ucayali. En el referido caso, a efectos de usucapir la Empresa Llama Gas Pucallpa S.A. pretende sumar el plazo posesorio ejercido por el anterior poseedor (Hostal Aeropuerto S.C.R.L.) en mérito a una constancia de posesión con el plazo posesorio con el que cuenta la empresa en virtud de un contrato privado de compraventa de derechos posesorios y mejoras. En la ejecutoria, la Sala Superior considero que la adición del plazo solicitado por el demandante ha cumplido todos los requisitos exigidos. Sin embargo, para la Corte Suprema la trasferencia a favor de la Empresa Llama Gas no es válida, dado que existía una prohibición expresa consignada en la constancia de posesión por la cual Hostal Aeropuerto S.C.R.L. carecía de toda facultad que le autorizara transferir el inmueble. En tal sentido, al no resultar válidamente posible que la demandante adicione el plazo de posesión ejercido por su anterior poseedor se han infringido normas de derecho material. Por tal motivo, se declaró fundado el recurso y nula la sentencia de vista actuando como sede de instancia. 28 AVENDAÑO VALDEZ, Jorge. Derechos Reales. Fondo Editorial de la Pontifica Universidad Católica del Perú, Lima, 1988, p. 147. 29 GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Ob. cit., p. 673. 30 Casación Nº 887-99. 31 TARAMONA, José Rubén. Manual teórico práctico del Derecho de Sucesiones. Jamse Editores, Lima, 1987, p. 15. 32 En función de ello, el artículo 660 del Código Civil dispone que: “Desde el momento de la muerte de una persona, los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia se trasmiten a sus sucesores”. Así, la herencia o masa patrimonial se conforma por los activos y pasivos, los cuales por el hecho de la muerte del titular, se genera una disposición hacia los herederos. Según Lanatta: “la herencia, también denominada masa hereditaria, acervo sucesorio o caudal relicto, es el patrimonio dejado por el causante y que está constituido por sus bienes, deudas y otros derechos transmisibles por causa de muerte, que pasan a sus sucesores”. Cfr. LOHMANN LUCA DE TENA, Guillermo. Derecho de Sucesiones. Sucesión en general. Biblioteca para leer el Código Civil. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1995, p. 63. 33 FERRERO, Augusto. Tratado de Derecho de Sucesiones. 6ª edición, Grijley, Lima, 2002, p. 115. 106 CIVIL | PROPIEDAD Y DERECHOS REALES Comentario relevante te del autor En un supuesto en el que el poseedor inicial, que adquirió violentamente, hubiere transmitido su posesión a otro, consideramos que no se debería admitir la suma del plazo posesorio del primer poseedor en tanto su ingreso no lo hizo de manera pacífica. bienes, derechos y obligaciones dejados por el causante que no se han extinguido con su fallecimiento34. Ahora bien, de una interpretación del artículo 660 del Código Civil, la doctrina concuerda en que pueden ser materia de sucesión los bienes, derechos y obligaciones. Sin embargo, no solo tales categorías son susceptibles de heredarse; sino también las situaciones de hecho, como la posesión, respecto de la que se trasmiten la posición posesoria del causante en los bienes y derechos35. En efecto, es posible transmitir la posesión, es obvio que el mismo causante ya no ejercerá posesión sobre el bien, mas el derecho a poseer no tiene por qué verse extinto con la muerte de este. Así, se transmite todo aquello que no se extingue, lo cual ocurre con la posesión, que no se extingue con la muerte del causante, sino que, al igual que, el derecho de propiedad, por ejemplo, pasa a conformar la masa hereditaria que adquirirán los herederos. Con ello tenemos, en primer lugar, que la posesión se incluye entre los –bienes, derechos y obligaciones– del causante que no se extinguen por su muerte, transmitiéndose, con ellos, por el mecanismo de la sucesión universal. En conclusión, no integran el caudal relicto los derechos y obligaciones derivados de relaciones jurídicas, sino también ciertas transmisiones de hecho transmisibles. La posesión, en cuanto poder de hecho, se puede adquirir vía mortis causa. Naturalmente, el de cujus ya no podrá poseer el bien, pero este ha pasado a otros sujetos, quienes podrán ejercer la posesión. VII. La jurisprudencia en torno a la accesión del pla zo posesorio derivado de la adquisición mortis causa, con énfasis en los casos de coposesión Finalmente, un gran problema se suscita cuando los herederos del usucapiente pretenden ocupar el bien, adicionando a su posesión el tiempo que vino poseyendo su causante. Sobre ello, por un lado, una casación36 se revela incompleta en el correcto tratamiento de esta figura jurídica. Por otro lado, una resolución administrativa del Cofopri37 da muestras de una correcta y razonable 34 ZÁRATE DEL PINO, Juan B. Curso de Derecho de Sucesiones. Palestra, Lima, 1998, p. 35. 35 GETE-ALONSO Y CALERA, María del Carmen, LLOBET AGUADO, Josep, SOLÉ RESINA, Judith y YSÁS SOLANES, María. Derecho de Sucesiones. Editorial Cálamo, Madrid, 2006, p. 12. 36 Casación Nº 1553-98, Huánuco, la cual señala que “no se ha establecido que la demandante haya estado en posesión del bien materia de litis, no siendo suficiente que lo haya estado su causante ya que la posesión por su propia naturaleza no es susceptible de transmisión sucesoria, sino más bien por tradición, ya que constituye un ejercicio de hecho, que debe ser probada de la renuncia u ocupación del bien”. 37 Resolución Nº 272-2004-COFOPRI-TAP, según la cual: “Que es necesario indicar que, a diferencia del derecho de propiedad, la posesión no se transmite por herencia, sin embargo, los herederos de los poseedores primigenios cuentan con un derecho a poseer que solo favorecerá a aquel que efectivamente ejerza la posesión de ‘el predio’, pudiendo adicionar a su plazo posesorio el de sus causantes”. 107 GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 35 • MAYO 2016 Comentario relevante te del autor Se transmite todo aquello que no se extingue, lo cual ocurre con la posesión, que no se extingue con la muerte del causante, sino que, al igual que el derecho de propiedad, por ejemplo, pasa a conformar la masa hereditaria que adquirirán los herederos. Con ello tenemos, en primer lugar, que la posesión se incluye entre los bienes, derechos y obligaciones del causante que no se extinguen por su muerte, transmitiéndose, con ellos, por el mecanismo de la sucesión universal. aplicación de las normas referentes a la adquisición de la posesión y, en particular, a la adición de plazos posesorios del causante. Consideramos que la cuestión problemática radica en contemplar a la traditio como la única forma de adicionar los plazos posesorios a quien adquirió la posesión de otro. El análisis debe partir de lo establecido en el artículo 898 del Código Civil que señala que el poseedor puede adicionar a su plazo posesorio el de aquel que le transmitió válidamente el bien. De esta manera, cabe preguntarnos: ¿no es la transmisión sucesoria una forma de transmitir válidamente el bien? Por lo expuesto en los acápites anteriores, la respuesta debe ser positiva. Esto último trae a colación una característica relevante de dicha figura jurídica, y es que a decir de autorizada doctrina alemana38, “al ordenar la transmisión hereditaria de la posesión la ley no ordena con esto la transmisión del señorío de la cosa al heredero”. En efecto, con la adquisición vía mortis causa de la posesión que tiene cada uno de los herederos, per se no hace que estos cambien su situación jurídica a la de poseedores. En tanto la posesión exige un poder de hecho, resultará necesario que los herederos, efectivamente, ejerzan actos de señorío sobre el bien y solo en ese momento, podrán adicionar el plazo posesorio de su causante en virtud del artículo 898 del Código Civil. Esta última exigencia resulta importante a efectos de la prescripción adquisitiva, puesto que para adquirir la propiedad por esta vía se requiere que la posesión sea pública. Como puede advertirse, resultaría absurdo que por sucesión no se pudiese adicionar el plazo posesorio del causante, pues de ser así, dicha figura adolecería de una inutilidad práctica en cuanto a beneficios hacia los eventuales herederos. Como ha sido acotado por Valencia Zea39, “el adquirente de la posesión tiene la facultad de comenzar una posesión nueva o considerarse sucesor del transmitente o causante; en este segundo caso, renuncia a comenzar a poseer y quiere que su posesión sea continuación de la anterior”. Con todo ello, la Resolución del Cofopri resulta ser consecuente con un análisis dogmático razonable, independiente de reconocer el derecho a poseer, a efectos de ofrecer una mejor tutela a los herederos, pues la accesión del plazo posesorio únicamente se hará valer en los casos en que los herederos ejerzan la posesión efectiva del bien40. 38 ENNECCERUS, Ludwig, KIPP, Theodor y WOLFF, Martin. Tratado de Derecho Civil. Derecho de las Cosas. Tomo III, Bosch, Barcelona, 1971, p. 78. 39 VALENCIA ZEA, Arturo. La posesión. Temis, Bogotá, 1968, p. 246. 40 En el Derecho Comparado, el parágrafo 943 del BGB, simile al artículo 898 de nuestro Código Civil, establece que: “Si la cosa pasa a ser poseída en concepto de dueño por un tercero por sucesión de derechos, el tiempo de usucapión transcurrido durante la posesión del anterior poseedor aprovecha al tercero”. 108 CIVIL | PROPIEDAD Y DERECHOS REALES Cabe precisar que en la sucesión universal, la posesión mantiene sus caracteres, por ejemplo, conserva la condición de buena o mala fe, según sea el caso41. En efecto, la posesión del causahabiente es la misma que la de su causante de modo que sigue teniendo la misma cualidad que esta y, eventualmente, sus mismos vicios. Por ende, “la agregación de posesiones opera con la suma de calidades y vicios. Procede cuando entre el poseedor actual y el anterior existe un vínculo jurídico, una relación de causante-causahabiente a título universal o singular, entre vivos o por causa de muerte”42. Por último, el artículo 899 del Código Civil reconoce expresamente la posibilidad de que dos o más personas (en el presente caso, eventuales herederos) posean un mismo bien en forma conjunta; tal figura se denomina coposesión; agrega la citada norma que cada poseedor puede ejercer sobre el bien actos posesorios, con tal que no signifiquen la exclusión de los demás43. Es decir, cada uno de los herederos no posee una parte del bien, sino todo. Ergo, no habrá coposesión si el objeto aparece dividido en partes materiales. Con ocasión del II Pleno Casatorio Civil (Casación Nº 2229-2008-Lambayeque), la Corte Suprema concluyó que se había interpretado erróneamente el artículo 950 del Código Civil, porque de su texto no se podía colegir que los coposeedores estaban impedidos de adquirir conjuntamente un bien por prescripción. Como consecuencia de ello, la Corte Suprema estableció como precedente judicial vinculante que dos o más coposeedores, teniendo el mismo grado homogéneo, sí puedan adquirir un bien por prescripción adquisitiva, lo que los convierte en copropietarios44. Según Hernández Gil45, la coposesión se desprende implícitamente como una excepción al principio de exclusividad de la posesión. Como la posesión es una relación de hecho sobre un bien, la coposesión implica una relación de hecho correspondiente a varios sujetos. En consecuencia, si varias personas poseen en conjunto, la prescripción debe favorecer a todas ellas. En consecuencia, aquellos herederos que (co)poseyesen podrían, legítimamente, ejercer la prescripción adquisitiva con la finalidad de adquirir el derecho de propiedad. Lo cual no ocurriría con aquellos herederos que no ejerciesen la posesión efectiva del bien, en tanto la ratio misma de la posesión, como hemos visto, supone un poder de hecho con trascendencia jurídica. 41 GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Ob. cit., p. 676. 42 CARRANZA ÁLVAREZ, César y TERNERA BARRIOS, Francisco. “La posesión: medio y fin. Examen de la figura en Colombia y Perú”. En: Ius. Revista del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla, Nº 29, Puebla, enero-junio de 2012, pp. 38 y 39. 43 No hay coposesión, en nuestro país, cuando cada uno posee una parte físicamente determinada de un bien divisible; pues la coposesión en nuestro ordenamiento supone poseer un bien en forma conjunta. El fundamento 28 del II Pleno Casatorio Civil estableció que: “No existiendo coposesión si el objeto aparece dividido en partes determinadas materialmente y atribuidas a cada sujeto, porque entonces cada parte asume el significado de objeto de una posesión independiente”. Cfr. LAMA MORE, Héctor Enrique. “La usucapión del poseedor”. En: Segundo Pleno Casatorio Civil. Centro de Investigaciones del Poder Judicial, Lima, 2012, p. 49. 44 Cfr. AVENDAÑO ARANA, Francisco. “Aspectos grises sobre la coposesión y la prescripción adquisitiva. A propósito de la sentencia del reciente Pleno Casatorio”. En: Segundo Pleno Casatorio Civil. Centro de Investigaciones del Poder Judicial, Lima, 2012, p. 58. 45 HERNÁNDEZ GIL, Antonio. La posesión. Civitas, Madrid, 1980, pp. 157 y 158. La exclusividad de la posesión no impide que sobre una misma cosa concurran dos o más posesiones iguales, cada una por una parte indivisa, lo que en suma viene a ser la coposesión. AREÁN, Beatriz. Curso de Derechos Reales. Privilegios y derecho de retención. 3ª edición, AbeledoPerrot, Buenos Aires, 1994, p. 114. 109 GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 35 • MAYO 2016 A manera de conclusión La posesión es un tener. La posesión es una situación de hecho relativa a la tenencia de la cosa, possessio corpore. Por otro lado, la traditio como paradigma para adquirir la posesión implica que un sujeto deja de poseer, fácticamente, el bien y otro empieza con una posesión nueva, una vez que se concluye con la tradición. La traditio, en la práctica, formalmente se representa mediante el denominado contrato de tradición de la posesión. La atipicidad legal del referido contrato es relevada por su evidente tipicidad social, pues mediante este no solo se logra que el adquirente obtenga, en apariencia, un título que justifique su ingreso a una posesión de manera pacífica, sino que también le otorga la posibilidad de adicionar o sumar el plazo posesorio de su anterior titular al suyo. Ello, de conformidad con lo previsto en el artículo 898 del Código Civil. 110 Por otro lado, de una interpretación del artículo 660 del Código Civil, la doctrina concuerda en que pueden ser materia de sucesión los bienes, derechos y obligaciones. Sin embargo, no solo tales categorías son susceptibles de heredarse; sino también las situaciones de hecho, como la posesión. La posesión, en cuanto poder de hecho, se puede adquirir vía mortis causa. Finalmente, en tanto la posesión exige un poder de hecho, resultará necesario que los herederos, efectivamente, ejerzan actos de señorío sobre el bien y solo en ese momento, podrán adicionar el plazo posesorio de su causante en virtud del artículo 898 del Código Civil. Esta última exigencia resulta importante a efectos de la prescripción adquisitiva, puesto que para adquirir la propiedad por esta vía se requiere que la posesión sea pública. En tal escenario, la coposesión del bien por los herederos no es una limitación para la prescripción adquisitiva de dominio.