CO L U M N A • M O T I VA C I Ó N Extra y Ordinario Por C.P. Miguel Ángel Cornejo. El valor agregado es lo que diferencía a una persona o empresa de otras; debe ser algo intrínseco en una organización, y no un área destinada para tal efecto. Se trata de darle algo más al cliente, desde una sonrisa hasta distintas características comerciales. E l servicio es la forma de enriquecer una venta, es lo que se llama la posventa, mediante la cual el cliente satisfecho seguirá consumiendo más nuestro producto, sin contar con que sus recomendaciones nos darán más clientes. El volumen de ventas nunca debe sobrepasar nuestra capacidad de servicio, ya que de lo contrario la insatisfacción del cliente nos hará perder el mercado actual y el futuro. Por tanto, un buen servicio debe respaldar y acrecentar el prestigio de la empresa. Planear un servicio excelente para respaldar nuestras ventas es un objetivo a largo plazo; tal vez lo urgente sea llegar a la cuota mensual de ventas, pero lo verdaderamente importante es dar el servicio adecuado, entonces atenderemos con la misma prioridad lo urgente y lo importante; no nos cansaremos de mencionar que esto último ocupa muy poco del tiempo de nuestros directores. La máxima expresión de poder es dar, y no es una arbitrariedad, si concluyo que sólo las empresas con un poderoso espíritu de valor agregado son las que logran la excelencia. No importa el tamaño; la excelencia es precisamente pensar en grande partiendo de lo pequeño. Lo que marca la diferencia son los pequeños detalles que constituyen el valor agregado. A Miguel Ángel le preguntó uno de sus discípulos, que lo había estado observando mientras detallaba una escultura, si no perdía demasiado tiempo en esos detalles. Miguel Ángel replicó: “Son los detalles los que logran la perfección, pero la perfección no es un pequeño detalle”. El servicio con valor agregado en una empresa no sólo debe fincarse en un área destinada para tal efecto, debe impartirse como una mística en el interior de la organización. Así, el área de ventas atiende al cliente, visitándolo con frecuencia para vigilar más de cerca su rotación de inventarios, llamándolo para conocer los resultados del producto, enviando telegramas de felicitación en eventos importantes para el cliente, etcétera. Esta dinámica debería ser incorporada al concepto de cliente interno, en la que cada departamento debería entregar su producto con “algo más” cada mes, que enriquezca su actividad, y así, a esto le agregamos una cortesía, una sonrisa, ese algo que enriquece el servicio interno prestado. El valor agregado es lo que enriquece nuestro producto y es el más importante contacto con el cliente, quien siempre estará dispuesto a pagar cuando el producto o servicio lo merece. Ordinario es sinónimo de común, usual, lo que hace y conoce todo el mundo; el gran secreto del triunfo a nivel personal y empresarial es hacer lo extraordinario, lo excepcional, y tal vez la única diferencia entre ordinario y extraordinario es agregar el “extra”, eso que nadie está dispuesto a dar, pues lo común es dar en exacta reciprocidad con lo que recibimos. Dotar a nuestras empresas de un espíritu de servicio con valor agregado es de una urgencia e importancia inaplazable, pues la excelencia aspira a lo extraordinario. La diferencia entre el éxito y el fracaso es mínima, y hay que librarse añadiendo el valor agregado a nuestra empresa o a nuestro personal. Verita s • M a y o 29