El Calentamiento Global está Provocando Amplias Extinciones de

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12 de enero de 2006
NO DEBE DIVULGARSE hasta la 1pm Hora de Nueva York, del miércoles 11 de enero
El Calentamiento Global está Provocando Amplias Extinciones de
Anfibios al Desencadenar Enfermedad Epidémica
Un Nuevo Estudio Publicado en la revista Nature Documenta la Relación entre el Factor
Climático y las Enfermedades Epidémicas
Arlington, Virginia, EEUU ― Un nuevo estudio publicado el día de hoy en la revista Nature
ofrece la primera prueba clara de que el calentamiento global es la causa detrás de los brotes de
enfermedades infecciosas que están acabando con poblaciones enteras de ranas y llevando a
muchas especies a la extinción.
El estudio revela precisamente la manera en que el calentamiento podría estar alterando las
dinámicas de un patógeno que resulta fatal para los anfibios y que es provocado por un hongo que
les crece en la piel. Debido a esta enfermedad atribuida a los quítridos e influenciada por factores
climáticos, cientos de especies alrededor del mundo se encuentran al borde de la extinción o han
ya desaparecido.
“La enfermedad es la bala que está matando las ranas, pero el cambio climático está jalando el
gatillo”, dijo J. Alan Pounds, autor que encabeza el estudio y Científico Residente de la Reserva
del Bosque Nuboso de Monteverde en Costa Rica. “El calentamiento global está causando
estragos en los anfibios, y provocará pérdidas asombrosas en la biodiversidad si no hacemos algo
rápidamente”.
La disminución de anfibios en hábitats aparentemente prístinos y protegidos de Costa Rica y
otros lugares ha desconcertado a biólogos conservacionistas desde 1990, cuando el problema fue
reconocido por primera vez. Al menos 110 especies de ranas arlequín de brillantes colores
vivieron alguna vez cerca de riachuelos tropicales en Centro y Sur América, sin embargo,
aproximadamente dos tercios de ellos desaparecieron entre la década de 1980 y 1990. En el
famoso bosque nuboso de Costa Rica, por ejemplo, la rana arlequín de Monteverde desapareció a
finales de la década de 1980, así como el simbólico sapo dorado, cuya publicitada extinción “dio
la primera alarma sobre el surgimiento de esta amenaza para la supervivencia de las especies,”
según Pounds.
Aunque Pounds había propuesto previamente una relación entre el clima y la enfermedad, el nuevo
estudio ofrece evidencia convincente y una teoría sobre su interacción. Utilizando registros de las
temperaturas de la superficie marina y del aire, los autores demuestran que las especies de ranas
– CONTINUA –
arlequín han venido desapareciendo en forma acelerada con el cambio climático. Según Pounds y
sus colegas, los aumentos en la temperatura terrestre intensifican la cobertura nubosa sobre las
montañas tropicales, provocando días más fríos y noches más cálidas que favorecen al hongo
quítrido, el cual crece y se reproduce mejor en temperaturas que van de los 17 a los 25 °C.
Esta teoría sobre la disminución de las ranas supera un importante obstáculo en nuestra
comprensión que los autores denominan “la paradoja clima-quítrido”. El hongo quítrido mata a
las ranas principalmente en las tierras altas y frías o durante el invierno, lo que implica que las
bajas temperaturas lo tornan más mortal. De esta manera, la idea que nos ofrece la evidencia de
que florece en años cálidos parece contradictoria a la razón. Una pista para la solución de este
acertijo es que las ranas están desapareciendo más rápidamente en las elevaciones medias. Esto
implica que los extremos en las temperaturas, tanto altos como bajos, pueden retrasar la
amenaza, y que las fuerzas que las moderan – enfriamiento en el día y calentamiento en la noche
– pueden desatarla.
Estos descubrimientos son el fruto de un trabajo interdisciplinario facilitado por el Centro
Científico Tropical, una organización científica y educativa sin fines de lucro que opera en la
Reserva del Bosque Nuboso de Monteverde, y RANA, la Red de Análisis para los Anfibios
Neotropicales Amenazados. Científicos de nueve países latinoamericanos colaborando a través
de RANA desarrollaron la nueva base de datos de observaciones de ranas arlequín utilizada en
este estudio. Gracias al financiamiento de la Fundación Nacional de las Ciencias de los Estados
Unidos y a la coordinación de NatureServe, RANA promueve la investigación de las
disminuciones en las poblaciones de anfibios al ayudar a superar las barreras internacionales para
la colaboración científica.
El estudio surge en un momento de creciente preocupación por el futuro de los anfibios. La
Evaluación Global de los Anfibios, publicada en 2004, descubrió que prácticamente un tercio de
las aproximadamente 6,000 especies de ranas, sapos y salamandras del mundo se encuentran
amenazadas por la extinción – un número mucho más alto que para cualquier otro grupo de
animales. “La buena noticia, tal y como están las cosas, es que los nuevos descubrimientos
abren caminos de investigación que podrían dar a los conservacionistas medios para salvar a los
anfibios que quedan”, dijo Bruce Young, un zoólogo de NatureServe que participa en el estudio.
“Claro, si hay algo positivo de aprender de esta historia, es esto”.
Sin embargo, las extensas implicaciones van más allá de los anfibios: el calentamiento global y
el surgimiento de enfermedades infecciosas que lo acompañan constituyen una amenaza
inmediata para la biodiversidad y un creciente desafío para la humanidad. La reducción de las
concentraciones de gases invernadero – lo antes posible – podría limitar el calentamiento y por lo
tanto reducir el número de extinciones. “Claramente existe una necesidad urgente de consumar
una rápida transición hacia fuentes más limpias de energía”, dijo J. Alan Pounds. “Reitero el
llamado hacia una enérgica iniciativa, en el orden de la misión Apolo a la luna, que ponga fin a
la dependencia de la humanidad de los combustibles fósiles”.
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