de la viñn - Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

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bIADRID
AGOSTO 1966
i
^^ii^,
EI abonado
de la viñn
N.° 15 - 66 H
José Manuel Hernández Benedí
Agente de Extensión Agraria.
bIINISTERIO DE AGBICQLTO1tA
N
EL ABONADO DE LA VINA
La vid es uno de los cultivos que nla}-or e^aensión alcanzan en España. Según las últimas estadísticas, más de un
millón seiscientas mil hectáreas hati- dedicadas en nuestro
país a viñedos. Como consecuencia de ello, muchos agricultores españoles han nacido y se han criado viendo, año tras
año, cómo las viñas brotaban, crecían v daban su f ruto, el
cual recogían al llegar la época de la vendimia. Todo esto
hace que los viticultores estén familiarizaclos con las cepas
y que cuiden a sus viñas con esmero, dándoles buenas labores, podándolas correctamente, etc., pero también es cierto
que en muchas ocasiones se descuidan aspectos importantes
del cultivo, como son los tratamientos contra las plagas }enfermedades o el abonado.
Necesidad de abonar la viña.
Sin embargo, la vicl, como cualquier otra planta, necesita tomar alimentos que le permitan desarrollarse y producir
normalmente.
:^unque los alimentos de las plantas son muy numerosos, los principales en cuanto a cantidad son el nitrógeno,
el fosfórico y la potasa. Las cepas toman todos estos elementos nutritivos del suelo, y f ácilmente se comprende que
las tierras que llevan muchos años cultivándose sin descanso, se van empobreciendo en sustancias nutritivas. Poco a
poco, las raíces de las cepas ehtraen las reservas de nitrógeno, de fosfórico y de potasa que el suelo tenía y, como
consecuencia de ello, las cosechas cada vez son menores.
Todo esto lo saben los agricultores, y para remediarlo
abonan sus viñas con estiércol }- con abonos minerales. Pero
no basta abonar de cualquier manera, es necesario abonar
bien, racionalmente, v un abonado para que sea racional
debe ctmiplir las siguientes condiciones :
Fig. 1.-Abriendo los surcos para aplicar el abono.
Las cepas necesitan nitrógeno,fósforo y potasa para
desarrollarse y producir.
- Ser suficiente ^- cquilibrado.
- Hacer su incorporacibn al suelo en la época oportuna.
- Aplicarlo en forma atrrecta.
Comentaremos un poco más ampliamente estas condiciones.
El abonado debe ser suficiente y equilibrado.
Las cantidades de abono que se echen a la vilia deben
servir, por una parte, para reponer las sustancias alimenticias extraídas del suelo por las plantas y, por otra, para
crear en él unas reservas de fertilizantes fosfatacíos ^- potásicos, sobre todo en aquellas tierras que están esquilmadas por haber sido cultivadas ininterrumpidamente. Si no se
hace así, las tierras van perdiendo f.ertilidad y la producción
de las cepas se reduce, haciéndose el cultivo poco rentable.
Otra de las condiciones que cíecíamos debe reunir un
abonado racional es que sea equilibraclo, es decir, que la
mezcla esté formada por cantidades adecuadas cle abonos
nitro^enados, fosfatados y potásicos, porque :
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- Ll nitrógeno aumenta el desarrollo de los brotes y
hojas y hace que el color verde de éstas sea inás intenso.
Las cepas que están bien abonadas con nitrógeno tienen
bien desarrolladas las partes verdes y pueden elaborar y
transformar mayor cantidad de sustancias nutritivas destinadas a la producción de f rutos.
- El f ós f oro f avorece la floración y fecundación o cuajado de las flores, estimula el desarrollo de las raíces, regula
la maduración de las uvas y aumenta la resistencia de la
planta a las enfermedades.
- Y la potasa influye tanibién cíe n^anera tavorable
sobre la cantidad de flores y su cuajado, aumenta la riqueza
en azúcar de la uva y, además, hace que la madera agoste
mejor y se hag-a más resistente a las plag-as y enfermedades.
Está claro, pues, que la viña debe fertilizarse con mezclas que conteng^an abonos que aporten estos tres elementos : nitrógeno, fosfórico y potasa, a no ser que un análisis
cle tierra indique que ha}- suficiente cantidad en el suelo de
alguno de ellos y que, por lo tanto, no es necesario incorporarlo por medio del abonado.
Epoca y forma en que deben aplicarse los distintos
abonos ^ni ^ierales.
Los abonos f.osfatados y los potásicos ptteden echarse
mezclados desde finales de enero hasta principios de marzo,
según que la comarca sea cálida o fi-ía, respectivamente.
Conviene hacerlo entonces para que las cepas dispong-an de
las sustancias nutritivas cuando más necesarias les son v
no antes para evitar que alg^unos abonos reaccionen con la
tierra del suelo }^.se hagan menos asimilables para la planta.
f,a forma de aplicarlos es esparciéndolos sobre el sueló y enterrándolos a continttación con una labor para situarlos en las proximidades de las raíces con más rapidez,
ya que tanto los abonos fosfatacíos como los potásicos descienden muy lentamente en el suelo agrícola.
^^ Para facilitar la aproximación de los abonos a las raíces conviene tener en cuenta la zona que éstas ocupan.
Fig. 2.-Los abonos minerales se esparcen en
círculo alrededor de las
cepas jóvenes.
I.aS Cel)aS j0\'c11eS tlenen laS raiC2S t0(laVla COrtaS y, ^O1'
tanto, están pró^imas al tronco ; de actlerdo con esto, los
abonos deberán distribuirse en ellas esparciéndolos a una
distancia de unos 25 ó 30 centímetros del tronco de la cepa.
Yor el contrario, las viñas en plena producción tienen ya las
raíces extendidas por todo el ^terreno y tanto más alejadas
del pie de las cepas cuanto más viejas sean éstas, por lo que
en tales vilias los abonos deberán esparcirse en el centro de
las calles que tormen las filas de plantas.
Lo mismo que sucede en i^ruticultura, en otros países se
utilizan va ttnos aparatos es^eciales para aplicar los abonos
fosf.atados y^ l^otásicos que sitúan estos fertilizantes a una
profundidad de unos 25 ó 30 centímetros de forma que las
raíces puedan tomarlos en se^-uida.
La aplicación de los abonos nitrog^enados conviene realizarla teniendo en cuenta que estos fertilizantes son mejor
aprovechados l^or las cel^as si se distribuyen en dos veces en
lugar de hacerlo en una sola ^- también si se emplean abonos que lleven el nitróg^eno en forma de amoníaco y otros
que lo conteng^an en forma de nitratos.
T_a distribución de la parte de abonos nitrogenados que
]levan el nitró^eno en forma de amoníaco, como por ejeml^lo el sulfato amónico, debe hacerse en f.echas comprendidas entre los meses de enero y febrero para que la planta
l^ aProveche lentamente, a medida que el abono sufre en el
suelo una serie de transformaciones que lo hacen más fácilmente asimilable por la cepa. Con el fin de evitar g^astos de
mano de obra, este abono amoniacal se echará a la viña
mezclaclo con las cantidades adecuadas de fertilizantes tostatados y potásicos, que, como hemos dicho anteriormente, cíeben distribuirse en los meses de enero o iebrero.
La utilización de los nitratos en el abonado de la vitia
permite vigorizar a las cepas en muy poco tiempo y conseguir que las plantas los aprovechen con muy poca agua, a
veces la que proporcionan unos rocíos intensos.
Sin embargo, la aplicación de los nitratos debe hacerse
teniendo en cuenta ciertas normas para que su afecto sea
beneficioso y c;onsigamos de ellos el má^imo provecho.
La época más adecuada para distribuir los nitratos en
la viña es unos quince o veinte clías antes de que cierna la
ttva o ttnos qttince o veinte días después de que lo haya
hecho. I^TO es conveniente aplicar los nitratos cttando las cepas estén cerniendo o en los días inmediatos que preceden y
siguen al cuajaclo cle las flores, porque pueclen provocarsE
corridos en la floración. Incluso cuando se trate de variedades que tienen tendencia al corrido y cuajan def.ectuosamente, convendrá hacer siempre el abonado con nitratos dos
semanas después de haber cernido las cepas y no antes del
cuajado como se ha indicado para variedades normales.
Teniendo en cuenta las características climatológ^icas de
las distintas comarcas vitícolas españolas, puede decirse que,
en g-eneral, no conviene echar nitratos a la viña en fechas
posteriores a la primera quincena del mes de julio.
La forma de distribuir ^ los nitratos es esparciéndolos en
anillo alrededor de las cepas, a una distancia clel tronco de
unos 35 ó 40 centímetros, v el momento más oportuno, con
i-espect^ al estado del terreno, cuando haya en el suelo algo
de humedad l^roducida por lluvias o por rocios fuertes.
Dosis de abonado.
Estamos seg^uros cle que usted, ag^ricultor que lee esta
Ho7^, desea que indiquemos algunas cifras relativas a las
-^cantidades de abono a emplear, pero tenga en cuenta que las
dosis de abonado varían mucho según el tipo de tierra, la
edad de las cepas, la producción que da la viña, la cantidad
cle lluvia que anualmente cae en la comarca y otros muchos
factores. Para dar tma dosis correcta de abonado es necesario realizar, en primer lug^ar, un análisis de tierra, y con
respecto a esto, recordamos que el Ministerio de Ag^ricultura tiene establecido un Servicio Técnico de Abonado, depencliente de las Jefaturas Ag-ronómicas provinciales, que
realiza gratuitamente dichos análisis _v da los correspondientes consejos de abonado.
También la Agencia de Extensión Ag^raria de su comarca puede orientarle en las cantidades de abonos que debe
echar a sus viñas.
No obstante, como orientación _v para complacerle, vamos
a dar a continuación unas cifras concretas de abonado del
viiiedo.
En los meses de enero o febrero se preparará una mezcla de abonos formada por una parte de sulfato amónico,
dos de superfosfato de cal ^- una de cloruro o sulf.ato de potasa. De esta mezcla se echarán a la viña, en la forma que
Fig. 3. - Abonando una
viña c o n repartidor de
abono localizado.
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hemos indicado anteriormente, de 300 a 600 g^ramos por
cepa, según la producción obtenida de la viña en años anteriores.
Después, si a la vista del estado de la viria se considera necesario y además hay humecíad suficiente, complementaremos el abonado realizado a finales de invierno con la
aplicación de 100 a 200 g-rarnos de nitrato por cepa, esparciéndolo en forma de anillo, veinte días antes o después
de cerner la uva, o sea, de la floración.
Para preparar la mezcla de abonos que hay que distribuir a finales de invierno hemos indicado el superfosfato de
cal como abono fosfatado porqtie la rnayor parte de las viñas españolas están en terrenos calizos o alcalinos, pero si
se trata de suelos ácidos el superfosfato deberán sustituirse por escorias de desfostoración.
Abonado orgánico del viñedo.
El estiércol, además de ser fuente de elementos nutriti-vos para las plantas, es indispensable para mantener las
buenas condiciones físicas de las tierras cultivadas.
Por este motivo, cada tres años se incorporará a las viñas estiércol, haciéndolo en los meses de diciembre a febrero, en cantidad de unos seis kilos por cepa, lo que supone
un total de 10.000 a 15.000 kilos por hectárea.
El estiércol conviene echarlo en hoyos o en zanjas, sobre todo si las tierras son algo sueltas o arenosas, porque en
éstas se descompone con rapidez si se esparce uniformemente por todo el terreno. Después de ponerlo en los hoyos o en
los surcos se cubrirá con tierra para evitar que se pierda.
en el aire la mayor parte del nitrógeno que contiene. '
Si el estiércol se echa en hoyos, éstos deberán estar situados entre cada cttatro cepas y a igual distancia de todas•
ellas ; nunca se echará el estiércol próximo al tronco de las
cepas porque les perjudicaría. Cuancío el estiércol se echa en
zanjas, lo cual cada vez es más frecuente, éstas deben abrirse y cubrirse con el paso de arados de vertedera. Los surcos deberán hacerse en el centr^ de las calles de las cepas..
Fig. 4.-Abriendo los hoyos para aplicar el estiércol a la viña.
Turno de abonado.
Lo mejor es fertilizar la viña todos los alios con abonos
minerales y cada tres alios con estiércol, pero si no puecíe
hacerse así por la circunstancia que sea, se procurará estaUlecer turnos anuales de abonado y así, por ejemplo, el primer año se echará abono mineral, el segundo nada, el tercero estiércol, el cuarto nada, v al siguiente año volveremos
a empezar el ciclo. Como decimos, éste es un ejemplo, pero
cada agricultor puede establecer el ciclo que más le conven^;a de acuerdo con sus posibilidades.
Los abonos complejos y la viña.
I^emos hablado anteriormente del abonado de la viña
realizado con fertilizantes simples, como son el sulfato amónico, el superfosfato v la potasa, pero la viña puede fertilizarse talnbién con abonos complejos que contienen generalmente los tres elementos principales: el nitrógeno, el fosfó-
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rico v la potasa, íntimamente unicíos entre sí por medio de
reacciones químicas que los hacen forrnar moléculas coml^le j as.
Las firmas comerciales que fabrican fertilizantes, preparan abonos complejos de fórmula o composición distinta,
los cuales se identifican con tres números situados en orden
correlativo. ^sí, por ejemplo, tm abono complejo cuya fórnnrla sea 15 : 15 :20, contendrá un 15 por 100 de nitrógeno, un 1^ por 100 de f.osfórico y un 20 por 100 de potasa.
Los problemas que se le plantean al ag^ricultrn- cuando
desea fertilizar sus viñas con abonos complejos son los si^-uientes :
1.° Elegir el abono de fórmttla más conveniente, de
acuerdo con la composición del suelo y las necesicíades que
la viña tiene de elementos nutritivos.
2.° Calcular si le compensa económicamente el empleo
del abono elegido, para lo cual tendrá en cuenta el precio de
venta del mismo y la cantidad de elementos fertilizantes que
contiene.
3.° En caso de decidirse a utilizarlo, aplicarlo a la viña
en el momento más conveniente para obtener de él el máximo prcwecho. Con respecto a este punto habrá que tener
en cuenta que si el abono cornplejo lleva nitrógeno, su dish-ibución a la viria debe hacerse a finales de invierno, prn-^clue si se aplica antes, este elemento nutritivo se perderá
1>or arrastre a capas del suelo más profuncías.
^.° Si el abono complejo empleado no se ajusta a las
neresidades de la viña, habrá que complementar la f.ertilización de ésta en fechas posteriores aplicando al suelo o en
pulverización foliar un abono simple que proporcione el elemento nutritivo que no contiene en suficiente proporción el
ab^m^ complejo.
Pespecto a las dosis de abonos complejos que ha^- que
erhar- a la viña no es posible clar una cifra concreta, porque
é ^ ta dependerá de la comp^sición o fórmula que tenga el
abono, de la producción de la viña v de otras circunstancias.
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í^ero a títttlu cíe orientación j^ttede decirse clue estos fertilizantes se eml^lean en cantidades que oscilan entre 350 .- 6n0
kilus l^or hectárea.
:^unclue no eolnentemc^s ec^n cíetalle las ventajas que tienen lc^s abc^nos colnplejos }• que son ía causa de qtie cacía día
se utilicen 1»^ís, sí conviene que las rea^rdemos mtt_^• breveulente.
Lc^s ahcmc^s complejos, debiclc^ a la tc^rlna en qtle están
í,re^^aradc^s ^^ aí proceso qtte se sigue en stt fabricación, tienen una buena presentaci^n en fortna de gránuíos ; se distribu^-en rcm faciíidad; se conservan satisfactoriamente sin
aí^eluiazarse ni absorber ía humedad deí ambiente ; economizan gastc^s de transporte, envasado ^• manipulación merce<1
a stt ele^-ada concentración en principios fertilizantes, }-, sc^bre tc^do, llcvan eí fosfórico v la íx^tasa en rorma fáciímente asimilable pot- las raíces de las ^^lantas que en este casc^
sc^n las cepas.
Fig. 5.-Máquina para apli^ar el abono mineral a profundidad.
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Abonado foliar de la viña.
Diversos ensayos y experiencias pusieron de manifiesto
hace ya algunos años que las plantas pueden tomar sustancias nutritivas a través de las hojas, aunque normalmente la
mayor parte de los elementos fertilizantes los recojan del
suelo por medio de las raíces.
Este procedimiento de nutrir a las plantas pulverizando
las hojas con disoluciones de sustancias fertilizantes en agua
recibe el nombre cíe abonado foliar y puede hacerse también
en la vid.
Con el fin de que el abonado resulte más económico, la
aplicación de sustancias fertilizantes suele hacerse aprovechando la realización de tratamientos contra plagas y enfermedades, para lo cual se disuelve el abono en el caldo
insecticida o fung-icida.
El abonado foliar constituye un complemento del abonado tradicional y en la práctica no puede suplir totalmente a éste.
Los fertilizantes que pueden aplicarse en pulverización
foliar son de dos tipos : preparados comerciales complejos
y abonos que contienen un solo elemento fertilizante, o_a lo
sumo, dos.
a) Abonos folia-Yes co^^^lejos.-En el mercado español existen ya diversos preparados comerciales complejos
para ser utilizados como abonos foliares. Estos productos
contienen varios elementos nutritivos ; unos, como el nitrógeno, el fosfórico y la potasa, en cantidades importantes, v
otros, como el azufre, magnesio, cobre, boro, cinc, aluminio,
etcétera, en pequeña proporc.ión. I,a dosis, época y forma
de empleo de estos preparados viene indicada en las instrucciones que figuran en los envases que los contienen o en los
prospectos y folletos que publican las casas que los fabrican.
Fig. 6.-Los abonos foliares pueden echarse disueltos en los caldos
preparados para combatir las plagas y enfermedades.
b) AboyGOS f oliares 7yiás si^r^ti^les. - Fertilizantes que
contienen uno o dos principios ntttritivos y que pueden ser
aplicados a la viña en pulverización foliar son la urea y el
nitrato potásico.
La zcyen^ es un abono nitrog^enado con una riqueza en nitróg^eno del 46 por 100. Puede emplearse como abono aplicable al suelo y también en pulverización foliar.
La w-ea que se emhlea en pulverización foliar debe reunir ciertas condiciones cle pureza para que no cause datios
en las hoj as. Su color es blanco, se^ disuelve f ácilmente en
el agua }- las hojas la absorben en pocas horas.
La dosis a que <lebe emplearse la urea, para aplicarla en
pttlvcrización foliar a 1^ vid, oscila de 600 a 700 gramos por
cada 100 litros de ag-ua en los primeros tratamientos y de
un kilo a kilo y meclio por 100 litros de agua en las pulverizaciones que se realizan clespués de la floración.
Cuando se emplea la urea en pulverización foliar conviene que el número de aplicaciones en la temporada sea de
cuatro o cinco si es posible y si esto no es factible^al n3enos
hacer tantas como permita el número de tratamientos anticripto^ámicos o insecticidas que se efectúen.
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La urea puede añadirse a cualquier caldo fungicida o insecticida a excepción de aquellos que contengan karatha^ae
o polisulfuros de cal, productos con los que no se debe mezclar.
Si se añade al caldo un mojante, las hojas aprovechan
todavía mejor la urea que se les aplica en pulverización.
Está especialmente indicada la aplicación de urea como
abono foliar cuando las plantas han padecido el efecto de
heladas u otros accidentes meteorológ-icos, porque ayuda a
que las cepas se recuperen rápidamente del daño sufrido.
El nitrato ^otási-co es otro de los abonos que puede aplicarse a la viña en pulverización foliar.
Este abono contiene un 13 por 100 de nitrógeno ^ un
44 por 100 de potasa. I_a aplicación foliar del nitrato potásico puede hacerse empleando cíosis de 500 gramos por
100 litros cle agua en los primeros tratamientos ^- de 800 a
1.000 gramos en los siguientes. El primer tratamiento conviene realizarlo poco después de la apertw•a de las yemas y
el último, lo más tarde, en la primera quincena de julio.
Abonado de fondo del viñedo.
1^emos tratacío hasta aqtú ^íel abonado cle las vitias que
están en producción, pero no qtteremos terminar sin recorclar que, cttando se vava a plantar una viña nueva, al realizar las labores preparatorias del terreno deberá hacerse un
abonacío de fondo a base de fertilizantes fosf.orados y potásicos, para crear unas reservas de estos principios a la profundidacl en que estarán situaclas las raíces de las cepas,.
reservas que ellas aprovecharán en años sucesivos.
Tal abonado de fondo es mu}- aconsejable hacerlo por
dos razones : la primera, que los abonos fosforados y potásicos son muy estables en la tierra y no son arrastrados a
capas profundas aunqtte pasen varios años después de su
incorporación al terreno, }r la seg^unda que, clebido a la poca
movilidad que tienen, es difícil hacerl^s llegar a la zona que
ocupan las raíces de las cepas cuando la plantación ^a está
hecha.
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Resumen.
- Ll abonado de la viña debe hacerse con mezclas de
iertilizantes que contengan abonos nitrogenados, tostatados y potásicos.
- La época en que deben aplicarse los abonos tostatados y potásicos y los nitrogenados que llevan el nitróg-eno
en forma de amoníaco es desde finales de enero a principios de marzo^
^
- Estos abonos deben echarse en el centro de las calles f.orniadas por las cepas si la viña está en plena producción, y tnás próximos a los troncos de las cepas si se trata
de una viña joven. Después de distribuir tales abonos hay
que enterrarlos.
- Veinte días antes o después de la floración pueden
echarse a las cepas, si hay suficiente hulnedad y se con^i ^ lera necesario, de 100 a 200 gramos de nitrato.
-Cada tres años conviene abonar la viña cle diez a
quince mil kilos de estiércol, aplicándolo en zanjas u ho_^-os
y cubriéndolo despttés con tierra.
- Las viñas pueden también fertilizarse con abonos
complejos, pero si se hace debe elegirse el abono de fórmula más conveniente, y, si ésta no se ajusta a las necesidades
de la vitia, complementarlo con la adición de abonos inineraíes simples.
- La urea y el nitrato potásico pueden aplicarse al viñedo en pulverización foliar. Cuando se utilicen antes de la
floración las dosis serán más bajas que en las pulverizaciones que se realicen después de aquélla.
- Al plantar una viña debe hacerse un abonado de tondo para crear en el terreno unas reservas de fostórico y
potasa.
PiTBLICACIONES DE CAPACITACION AGRARIA
Bravo Murillo, 101. Madrid-20.
Depósito legal, M. 3.109 - 1958.
GRAFICAS UGUINA • MEI.ENDEZ VALDES, ^- MADRID • 1966
Puertas para apriscas de estabulación permanente
1. Puertas para paso de corderos. Dos liojas de 1 X 1 metros.
Pueden abrirse en ambas direcciones y plegarse. Conforme aumenta la cama, se suben, quedando sujetas con la cadena.
2. Puertas divisorias de corderos y ovejas. Dos hojas de 2,5 X 1
rnetros. Pueden también girar libremente y subir o bajar, según
la altura de la c;ama.
Aun cuando las puertas ly2se representan en madera, también pueden hacerse
con tubo de tres centínretros de diámetro, armado con soldaduras.
3. Posición de
los juegos de puertas divisorias entre
corderos y madres.
Si las columnas de
los lados están adosadas a la pared, se
sustituye el sistema
de bisagras por el
de la columna central hacia un solo
lado.
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