Prueba y diligencias para mejor proveer. José María Botana López.

Anuncio
Prueba y diligencias para
mejor proveer
JOSÉ MARÍA BOTANA LÓPEZ *
1. LA PRUEBA EN EL PROCESO
LABORAL.
L
as Leyes de Partidas hacen referencia a la prueba como «averiguamiento
que se face en juicio en razón de alguna cosa dudosa» 1.
Este es el concepto, que reflejan nuestras
Leyes de Enjuiciamiento Civil y de Procedimiento Laboral.
La Ley 1/2000, de 7 de enero 2, supone un
nuevo texto de la LEC, con derogación del vigente que databa de 1881, que implica trascendentales novedades dentro de la prueba
en el proceso laboral, dada la supletoriedad
de la misma establecida en la Disposición
Adicional Primera, número uno, de los sucesivos textos de las Leyes procesales laborales,
lo que obliga en estos procesos a tener presente, las reformas introducidas.
La nueva Ley, sitúa las normas sobre la
prueba entre las Disposiciones Generales de
la actividad jurisdiccional declarativa y deroga los preceptos del Código Civil carentes de
otra relevancia que la procesal 3. Determina
*
Magistrado de la Sala 4ª del Tribunal Supremo.
Ley 1ª, Titulo XIV, Partida 3ª.
2
Boletín Oficial del Estado de 8 de enero de 2000.
3
Disposición Derogatoria Única... 2 Quedarán también derogados los siguientes preceptos, leyes y disposiciones: «1º El apartado segundo del artículo 8; el párrafo
segundo del apartado sexto del artículo 12; los artículos
1
el objeto de la prueba. Establece las reglas sobre la iniciativa de la actividad probatoria y
sobre su admisibilidad, conforme a los criterios de pertinencia, utilidad y licitud. E introduce como novedad fundamental, la práctica
de la prueba en el juicio o vista, si bien, cuando por razones y motivos justificados algunas
diligencias no puedan practicarse en dichos
actos públicos, podrán llevarse a cabo con anterioridad a ellos.
Muchos de los importantes cambios operados ya aparecen recogidos en nuestra legislación procesal laboral, cuya Ley vigente, dedica
bajo la rúbrica «Pruebas», la Sección Tercera,
Capítulo II, Titulo Primero, del Libro II (arts.
90 a 96). También en esta Ley hacen referencia a la actividad probatoria, los arts. 76.2
y 3, 77, 78, 137 y 142, así como en la Sección
Segunda del Capítulo y Título citados, el art.
87 en lo concerniente a la formulación, pertinencia y práctica de la prueba, el art. 88 que
alude a las diligencias para mejor proveer, y
el art. 89 que trata de los requisitos del acta
de juicio en esta materia.
1.1. El objeto de la prueba
El objeto de la prueba no aparece expresamente aludido en los preceptos de la Ley procesal laboral, en cambio, el art. 281.1 de la
127 a 130, incluido; el párrafo segundo del artículo 134
y el artículo 135; los artículos 202 a 214, incluido; 294 a
296, incluido, y 298; y los artículos 1214, 1215, 1226 y
1231 a 1253, incluido, todos ellos del Código Civil».
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
83
ESTUDIOS
nueva LEC dispone, que «La prueba tendrá
como objeto los hechos que guarden relación
con la tutela judicial que se pretenda obtener
en el proceso». Con lo cual se concreta no sólo
el objeto de la prueba, sino también su finalidad, que es lograr la tutela judicial.
En el proceso laboral, son en principio objeto de prueba, los hechos controvertidos a los
que las normas de la rama social del derecho
atribuyen consecuencias jurídicas y, que pueden ser presentes o pasados, pero no futuros.
Pero no sólo los hechos pueden ser objeto
de la prueba, sino también la costumbre y el
derecho extranjero en lo que respecta a su contenido y vigencia, como recoge el número 2 del
citado art. 281 de la LEC, aunque «la prueba de
la costumbre no será necesaria si las partes
estuviesen conformes en su existencia y contenido y sus normas no afectasen al orden público».
También están exentos de prueba, los hechos sobre los que exista plena conformidad
de las partes, salvo en los casos en que la materia objeto del proceso esté fuera del poder
de disposición de los litigantes y, no será necesario probar los hechos que gocen de notoriedad absoluta y general (número 3 y 4).
La primera de las exenciones ya aparece
recogida en el art. 87.1 de la LPL, aunque sin
la matización de «salvo en los casos en que la
materia objeto del proceso este fuera del poder de disposición de los litigantes».
La exclusión referida a los hechos que gocen
de «notoriedad absoluta y general» es una reforma de indudable repercusión en el proceso laboral. Particularmente afecta para el recurso
de suplicación, pues el art. 189.1 b) de la LPL,
establece que serán recurribles por esta vía, las
reclamaciones en las que «la cuestión debatida
afecte a todos o a un gran número de trabajadores o de beneficiarios de la Seguridad Social,
siempre que tal circunstancia de afectación
general fuere notoria o haya sido alegada y
probada en juicio o posea claramente un con-
84
tenido de generalidad no puesto en duda por
ninguna de las partes».
Según la Ley de Enjuiciamiento Civil, si
los hechos gozan de «notoriedad absoluta y
general» no es necesario que sean probados,
pero susiste la duda de sí debe ser alegada
esta notoriedad «absoluta y general». También existe la dificultad de discernir cuando
existe «notoriedad absoluta y general», lo que
ocurre si el hecho ha transcendido públicamente a la generalidad de la sociedad y no a
un sector o grupo concreto.
Estas cuestiones fueron abordadas por dos
sentencias de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo, dictadas en Sala General de 15 de
Abril de 1999 4, con voto particular seis Magistrados. En estas sentencias, en referencia
a «la afectación como hecho notorio», se argumenta, que «Con respecto a este punto, parece claro que el último párrafo del apartado 4
del art. 85 de la LPL exime a la parte de probar la afectación general, pero no de alegarla,
como se requiere en general para los hechos
notorios, según conclusión pacífica en la doctrina científica. Es cierto que una primera lectura
de la Sentencia del Tribunal Constitucional
79/1985 parece llevar a la conclusión de que
se exime también de alegación a la afectación general notoria. Pero un examen más detenido de esta sentencia y de la doctrina
constitucional posterior (sentencias 59/1986,
143/1987, 108/1992, 164/1992, 58, 127 y
347/1993) pone de manifiesto que en ese caso
más que de notoriedad se trataba, como señala la propia sentencia 79/1985, de un supuesto
de evidencia por conformidad ( ‘litigios que posean claramente un contenido de generalidad
no puesto en duda en atención a la intrínseca y
peculiar naturaleza de las reclamaciones’ y que
constituyan ‘un hecho admitido por adquisición
y fijación procesal, sin controversia alguna entre las partes’). En este sentido la Sentencia del
Tribunal Constitucional 59/1986 advierte sobre
los inconvenientes que se derivan de que el juez
4
Recursos número 5218/1997 y 1942/1998.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
JOSÉ MARÍA BOTANA LÓPEZ
‘pueda aportar ex oficio’ o tener en cuenta un
hecho de conocimiento notorio en cuanto ello
puede afectar a los principios de imparcialidad y de contradicción procesal sustituyendo
la actividad de parte y ‘constituyéndose indebidamente en su asesor jurídico’. Por ello, en
la medida en que la notoriedad de la afectación general es relevante en orden a la recurribilidad de la sentencia de instancia, debe ser
alegada por la parte y así lo exige el art. 85.4 de
la LPL, como garantía de la seriedad de las posiciones de la partes en orden al recurso (sentencia del Tribunal Constitucional 164/1992),
evitando de esta forma las conductas estratégicas que en ocasiones se producen variando la posición sobre la recurribilidad en
función del resultado de las correspondientes
decisiones judiciales. Por otra parte, no puede
confundirse la notoriedad, que es siempre conocimiento general por la experiencia común, con
el conocimiento privado u oficial que el órgano judicial pueda tener de la tramitación de
litigios sobre una determinada cuestión. Este
sería además un dato fundado en un conocimiento extraprocesal no sometido a contradicción y, desde luego, no bastaría para
apreciar la afectación general la constancia
de la existencia de varios procesos sobre la
misma materia, sino que sería necesario que
se tratase de un número significativo en orden al ámbito de referencia, aparte de que
tampoco cabría aquí aplicar lo que la Sentencia
del Tribunal Constitucional 59/1986 denomina
‘prueba retroactiva’, pues la notoriedad ha de
darse en el marco del conocimiento general
existente en el momento en que se dictó la
sentencia de instancia, cuya recurribilidad se
discute, y no en un momento posterior.»
1.2. De los medios de prueba
El art. 90.1 de la LPL dispone que «Las
partes podrán valerse de cuantos medios de
prueba se encuentren regulados en la Ley,
admitiéndose como tales los medios mecánicos de la palabra, de la imagen y del sonido,
salvo que se hubieran obtenido, directa o indirectamente, mediante procedimientos que
supongan violación de derechos fundamentales o libertades públicas».
Esta norma, no hace una enumeración de
los medios de prueba, como recogía el art. 578
de la LEC de 1881. La nueva LEC en el art.
299.1 y, de forma análoga al artículo 578 de
la anterior, relaciona los medios de prueba
aunque suprimiendo la mención específica de
los libros de los comerciantes y, modificando
las denominaciones de algunas de ellas. Los
medios de prueba de que se podrá hacer uso en
juicio, son según el texto legal son: «1º Interrogatorio de las partes.- 2º Documentos públicos.3º Documentos privados.- 4º Dictamen de peritos.- 5º Reconocimiento judicial.- 6º Interrogatorio de testigos».
Este precepto no alude a las presunciones
al no reunir la naturaleza de verdaderos medios de prueba, en cuanto consisten en operaciones lógicas de la mente humana, que
partiendo de un hecho conocido que está probado, se deduce como probado otro distinto.
Añade el número 2, que «También se admitirán, conforme a lo dispuesto en esta Ley,
los medios de reproducción de la palabra, el
sonido y la imagen, así como los instrumentos
que permiten archivar y conocer o reproducir
palabras, datos, cifras y operaciones matemáticas llevadas a cabo con fines contables o
de otra clase, relevantes para el proceso».
Este número 2, no hace la salvedad que recoge el art. 99.1 de la LPL, referida a los medios «que se hubieran obtenido directa o
indirectamente mediante medios que supongan violación de derechos fundamentales o libertades públicas». Pero en cambio, el número
3 del art. 283 y en referencia a toda actividad
probatoria, dispone, que «Nunca se admitirá
como prueba cualquier actividad prohibida por
la Ley», añadiendo el art. 287.1 al referirse a la
«ilicitud de la prueba», que «Cuando alguna de
las partes entendiera que en la obtención u
origen de alguna prueba admitida se han vulnerado derechos fundamentales habrá de ale-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
85
ESTUDIOS
garlo de inmediato, con traslado en su caso a
las demás partes».
Estos preceptos obligan al Juez Laboral a
rechazar de oficio, no sólo las pruebas «que se
hubieran obtenido, directa o indirectamente,
mediante procedimientos que supongan violación de derechos fundamentales o libertades
públicas», como dice el art. 90.1 de la LPL, sino
que invalida como prueba «cualquier actividad
prohibida por la Ley», aún cuando no suponga
violación de los referidos derechos y libertades.
El mandato contenido en el art. 287 respecto a la ilicitud de la prueba, conlleva en los
procesos laborales, la alegación inmediata y
traslado a las partes se realice dentro del acto
del juicio, de forma inmediata a la proposición de la prueba cuya ilicitud se denuncia y,
que resuelva el Magistrado «in voce» dentro
de dicho acto.
La novedad que recoge el art. 288 de la
LEC, sobre «sanciones por no ejecución de la
prueba en el tiempo previsto», faculta al Juez
laboral para imponer multa —que no podrá
ser inferior a diez mil pesetas ni exceder de
cien mil— al litigante por cuya causa no se
ejecutare temporáneamente una prueba admitida, «salvo que acreditase falta de culpa o
desistiese de practicar dicha prueba si él la
hubiese propuesto». Lo que puede ocurrir en
el proceso laboral, cuando se hayan practicado diligencias de citación o requerimiento antes del juicio, y una vez admitida la prueba
para la que se citó o requirió, no se pueda
practicar por culpa de alguna de las partes.
También en el supuesto contemplado en el
art. 94.2 de la LPL. La multa «se impondrá
en el acto del juicio o en la vista, previa audiencia de las partes», salvo que la prueba admitida y no practicada, fuera acordada como
diligencia para mejor proveer, en cuyo supuesto será necesario dictar un auto.
Mientras que el art. 90.1 de la LPL dispone que «Las partes podrán valerse de cuantos
medios de prueba se encuentren regulados en
la Ley» -con lo que parece excluir los medios
86
de prueba no previstos en disposición con
rango de ley-, el número 3 del art. 299 de la
nueva LEC, aclara que «Cuando por cualquier otro medio no expresamente previsto
en los apartados anteriores de este artículo
pudiera obtenerse certeza sobre hechos relevantes, el Tribunal a instancia de parte, lo
admitirá como prueba, adoptando las medidas que en cada caso resulten necesarias»,
con lo que desaparece la expresada duda dentro del proceso laboral y siempre que no se
trate de actividad prohibida por la Ley.
Las novedades recogidas en los arts. 293 y
294 de la LEC en materia de anticipación y
aseguramiento de la prueba, son normas que
en parte ya existen en los artículos 76, 77 y
78 de la LPL y, que completan en lo compatible, el contenido de estos preceptos.
1.3. Orden de práctica de los medios
de prueba
La LPL no regula de forma expresa el orden de los medios de prueba, como tampoco lo
hacía la LEC de 1881. Lo realiza en cambio el
art. 300 de la nueva Ley, aunque sujeto a la
potestad del órgano judicial, que de oficio o a
instancia de parte puede señalar otro distinto. Se omite la referencia a «la prueba documental», por cuanto la misma se aporta con la
demanda o contestación en el juicio ordinario,
y como excepción al comparecer en la vista en
el juicio verbal. No coincide este orden de la
práctica de la prueba con el de enumeración
de los medios de la misma contenido en el art.
299, sin que exista causa aparente para ello.En
la jurisdicción social, el orden en la práctica de
la prueba, puede deducirse de la LPL, cuando
en el art. 89.1 en referencia a los requisitos del
acta del juicio, señala en su apartado c), que se
hará constar «En cuanto a las pruebas admitidas y practicadas: 1.º Resumen suficiente de
las de confesión y testifical. 2.º Relación circunstanciada de los documentos presentados,
o datos suficientes que permitan identificarlos, en el caso de que su excesivo número
haga desaconsejable la citada relación. 3.º
Relación de las incidencias planteadas en el
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
JOSÉ MARÍA BOTANA LÓPEZ
juicio respecto a la prueba documental. 4.º
Resumen suficiente de los informes periciales,
así como también de la resolución del Juez o
Tribunal en torno a las recusaciones propuestas
de los peritos. 5.º Resumen de las declaraciones
de los asesores, en el caso de que el dictamen
de éstos no haya sido elaborado por escrito e
incorporado a los autos».
No hace alusión este precepto a la prueba
de reconocimiento judicial, por ser de ordinario en la práctica forense laboral, una diligencia a realizar fuera de la sede del órgano
judicial y que generalmente se practica como
diligencia para mejor proveer.
El orden previsto en el citado art. 300.1 es:
1). Interrogatorio de las partes. 2). Interrogatorio de testigos. 3. Declaraciones de peritos
sobre sus dictámenes o presentación de éstos,
cuando excepcionalmente se hayan de admitir
en el acto de juicio o vista. 4). Reconocimiento
judicial, cuando no se haya de llevar a cabo fuera de la sede del Tribunal y 5). reproducción
ante el Tribunal de palabras, imágenes y sonidos captados mediante instrumentos de filmación, grabación y otros semejantes.
Este orden, que no es el seguido por la Ley al
regular los distintos medios de prueba, sino el
del artículo 299, podrá ser alterado por el órgano judicial de oficio o a instancia de parte y se
mantendrá para las pruebas admitidas que no
puedan practicarse en la audiencia -acto de
juicio en el proceso laboral- (art. 300.2).
1.3.1. Interrogatorio de las partes
La confesión judicial en la nueva norma
procesal civil, es sustituida por una declaración, «que se aleja extraordinariamente de la
rigidez de la ‘absolución de posiciones» y que se
recoge bajo la denominación de «interrogatorio
de las partes», desapareciendo el juramento o
promesa de decir verdad, al que estaba obligada la parte cuando así lo exigiere el contrario, a
tenor del art. 579 de la derogada LEC. No se
impone legalmente, un valor probatorio pleno a
la confesión, sino, que se valorará según las re-
glas de la sana crítica teniendo en cuenta las
otras pruebas que se practiquen, como venía
exigiendo tanto la jurisprudencia como la
doctrina científica 5.
Esta nueva regulación, recoge normas existentes en el derecho procesal laboral, como lo
dispuesto en el art. 91.2, de que sí el llamado a
confesar «no comparece sin justa causa a la primera citación, rehusase declarar o persistiese
en no responder afirmativa o negativamente, a
pesar del apercibimiento que se le haya hecho,
podrá ser tenido por confeso en la sentencia»,
pues este precepto, es concordante con lo dispuesto en el art. 307 de la LEC, que por cierto
hace la matización «salvo que concurra una
obligación legal de guardar secreto», salvedad
que deviene aplicable en los procesos laborales.
Igual ocurre en el interrogatorio de las
partes, que se ha de proponer verbalmente,
sin admisión de pliegos, tanto por imperativo
del art. 91.1 de la LPL como a tenor del art.
302.1 de la nueva LEC, en cuanto expresa que
«Las preguntas del interrogatorio se formularán oralmente en sentido afirmativo, y con la
debida claridad y precisión» y la parte que
haya de responder al interrogatorio, podrá
impugnar en el acto la admisibilidad de las
preguntas (art. 303).
A tenor de la nueva Ley es posible la declaración sobre hechos no personales del interrogado, que «habrá de responder según sus
conocimientos, dando razón del origen de estos, pero podrá proponer que conteste también a la pregunta un tercero que tenga
conocimiento personal de los hechos, por sus
relaciones con el asunto, aceptando las consecuencias de la declaración.- Para que se admita esta sustitución deberá ser aceptada por la
parte que hubiese propuesto la prueba. De no
producirse tal aceptación, el declarante podrá
solicitar que la persona mencionada sea interrogada en calidad de testigo, decidiendo lo
que estime procedente» (art. 308).
5
Número XI de la Exposición de Motivos de la LEC
de 2000.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
87
ESTUDIOS
Dada la supletoriedad de la LEC no solo se
admite en el proceso laboral el interrogatorio
de persona jurídica, al que alude el art. 91.3
de la LPL, sino que es aplicable el interrogatorio de entidad sin personalidad jurídica,
que puede ser parte en los procesos laborales
según el art. 16.5 de su Ley reguladora. En
estos supuestos, se realizará el interrogatorio
con la persona «que intervino en nombre de la
persona jurídica o entidad interrogada», salvo que el representante en juicio hubiere intervenido en los hechos controvertidos en el
proceso (art. 309 de la LEC).
También con la vigencia de la nueva Ley,
cabe que un colitigante pueda solicitar el interrogatorio de otro colitigante siempre y
cuando exista en el proceso oposición o conflicto de intereses entre ambos y, que cuando
la parte legitimada, actuante en el juicio, no
sea el sujeto de la relación jurídica controvertida o el titular del derecho en cuya virtud se
acciona, se pueda solicitar el interrogatorio
de dicho sujeto o titular. (art. 301 de la LEC).
Otra novedad que se introduce en la práctica
de esta prueba trasladable al proceso laboral,
es que una vez respondidas las preguntas formuladas por el abogado de quien solicitó la
prueba, los abogados de las demás partes y el
de aquella que declare puedan, por su orden,
formular al declarante nuevas preguntas que
reputen conducentes para determinar los hechos. Cuando no intervengan abogados, las
partes, podrá hacerse recíprocamente las
preguntas y observaciones que sean convenientes (careo) para la determinación de los
hechos relevantes en el proceso (art. 306 de la
LEC).
1.3.2. Interrogatorio de testigos
La prueba testifical salvo las excepciones
que se recogen en los arts. 76.2 y 88.1 de la
LPL, se formulará y practicará en el acto de juicio (art. 87.1 de la LPL), no se admitirán escritos de preguntas y repreguntas para la prueba
testifical y, cuando el número de testigos fuese
excesivo y su manifestación inútil reiteración
88
del testimonio, podrá el órgano judicial limitarlos discrecionalmente (art. 92.1).
Esta limitación del número de testigos,
aparece en el art 363 de la LEC de 2000,
cuando el Tribunal hubiera escuchado el testimonio de al menos tres testigos en relación a
un hecho discutido. Igualmente esta Ley recoge
como novedad en el art. 368.1, que «las preguntas que se planteen al testigo deberán formularse oralmente, en sentido afirmativo, y con
la debida claridad y precisión».
Por imperativo del art. 92.2 de la LPL los
testigos no podrán ser tachados y, únicamente en conclusiones, las partes podrán hacer
las observaciones que sean oportunas respecto de sus circunstancias personales y de la veracidad de sus manifestaciones.
Al no existir tachas en el proceso laboral
pueden declarar como testigos, todas las personas que tuviesen noticias de hechos controvertidos relativos a lo que sea objeto del juicio,
como ahora recoge el art. 360 de la LEC, con
la salvedad aplicable al proceso laboral, de
las personas que se hallen permanentemente privadas de razón o del uso de sentidos respecto de hechos sobre los que únicamente
quepa tener conocimiento por dichos sentidos.
Incluso según el art. 361, los menores de catorce años puedan declarar como testigos, si a
juicio del Tribunal, poseen el discernimiento
necesario para conocer y declarar verazmente.
Se inadmitirán las preguntas que no se refieran a conocimientos propios de un testigo,
según los arts. 360 y 368.1 de la LEC.
Es innovación de la LEC (trasladable al
proceso laboral), la referencia al testigo-perito recogida en el art. 370.4, al establecer
que «cuando el testigo posea conocimientos
científicos, técnicos, artísticos o prácticos sobre
la materia a que se refieran los hechos del interrogatorio, el Tribunal admitirá las manifestaciones que en virtud de dichos conocimientos
agregue el testigo a sus respuestas sobre los
hechos».
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
JOSÉ MARÍA BOTANA LÓPEZ
Otras reformas válidas en el proceso laboral, se refieren al testigo con deber de guardar secreto respecto de hechos por los que se
le interrogue, que lo manifestará razonadamente y el Tribunal, considerando el fundamento de la negativa a declarar, resolverá lo
que proceda en derecho; en su caso el Tribunal,
cuando lo considere necesario para la satisfacción de los intereses de la Administración de
Justicia, podrá pedir de oficio al órgano competente, el documento oficial que acredite que los
hechos por los que se pregunta al testigo pertenecen a materia legalmente declarada o
clasificada como de carácter reservado o secreto (art. 371).
Si en relación a extremos relevantes para
el proceso es pertinente que informen personas jurídicas y entidades públicas en cuanto
tales, por referirse esos hechos a su actividad,
sin que quepa o sea necesario individualizar
en personas físicas determinadas el conocimiento de lo que para el proceso interesase,
el Tribunal podrá requerir que la persona jurídica o entidad, responda por escrito sobre
los hechos en los diez días anteriores al juicio
o la vista (art. 381.1), salvo cuando el conocimiento de los hechos se pueda obtener mediante
certificaciones
o
testimonios,
susceptibles de aportarse como prueba documental (art. 381.2).
Una frecuente práctica forense laboral, se
recoge en el art. 373 de la LEC, que admite la
posibilidad de careo entre testigos y entre estos y las partes, cuando incurran en graves
contradicciones.
La prueba testifical se valorará por los Tribunales conforme a las reglas de la sana crítica, tomando en consideración la razón de
ciencia que hubieren dado, las circunstancias que en ellos concurran y, en su caso, las
observaciones que las partes hubiesen hecho respecto de sus circunstancias personales y de la veracidad de sus manifestaciones
(art 376 de la LEC en relación con el 92.2 de
la LPL).
1.3.3. Dictamen de peritos
En las normas procesales laborales se refieren a la prueba pericial, el art. 89.1.c), al establecer que en la redacción del acta de juicio, se
hará constar «resumen suficiente de los informes periciales» y «resumen de las declaraciones
de los asesores»; el art. 93, para excluir las reglas generales sobre insaculación de peritos y a
«la intervención de un médico forense, en los
casos en que sea necesario su informe» de oficio o a petición de parte; y el art. 95, facultando al Juez o Tribunal para «oír el dictamen de
una o varias personas expertas en la cuestión
objeto del pleito, en el momento del acto de
juicio o, terminado este para mejor proveer,
incluso oír o recabar informe de la comisión
paritaria en materia de interpretación de un
convenio colectivo, y si se trata de cuestión de
discriminación por razón de sexo, recabar el
dictamen de los organismos públicos competentes».
Estas escasas normas conducen a que la
LEC sea la norma reguladora en esta materia y, por ello son transcendentales las reformas que se hacen en la nueva regulación de
la LEC, particularmente la introducción del
dictamen de peritos designados por las partes
como medio de prueba en el marco del proceso, con la reserva de la designación por los órganos judiciales de peritos para los casos en
que así le sea solicitado por las partes o resulte estrictamente necesario.
Como señala la exposición de motivos de la
Ley 6, la práctica de la prueba pericial adquiere una simplicidad muy distinta de la
complicación procedimental de la Ley de
1881. Se excluye la recusación de los peritos
cuyo dictamen aporten las partes, por lo que
solo pueden ser objeto de tacha y, se les exige juramento o promesa de actuación máximamente
objetiva e imparcial. Desaparece en consecuencia, en el proceso laboral, la recusación en cuanto a los peritos cuyo dictamen aporten las
6
Número XI.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
89
ESTUDIOS
partes, aludida en el art. 89.1.c), 4, de la Ley,
que en referencia al contenido del acta de juicio, disponía que se recogiese «resumen suficiente de los informes periciales, así como
también de la resolución del Juez o Tribunal
en torno a las recusaciones propuestas de los
peritos».
Introduce el art. 340.2 el dictamen de Academias e institución culturales y científicas
que se ocupen del estudio de las materias correspondientes al objeto de la pericia y, que
podrán emitir dictamen sobre cuestiones específicas las personas jurídicas especialmente habilitadas para ello.
La exposición de motivos de la LEC, aclara
que no se concibe el dictamen pericial como
complemento o auxilio del Juzgador sino que
tiene naturaleza jurídica de un verdadero
medio de prueba, adquiriendo sentido su libre valoración.
La nueva Ley Procesal Civil se aparta de
la regulación de la de 1881, para reconocer
sin casuismos la diversidad y amplitud de la
prueba pericial, con atención a su frecuente
carácter instrumental respecto de otros medios de prueba, que no sólo se manifiesta en
el cotejo de letras.
Las partes podrán aportar al proceso el
dictamen de peritos que posean necesarios conocimientos científicos, artísticos, técnicos o
prácticos, cuando sean necesarios para valorar
hechos o circunstancias relevantes en el asunto
o adquirir certeza de ellos (art. 335.1).
El cotejo de letras viene como prueba pericial en los arts. 349 a 351 de la LEC, al establecer que se practicará cuando la autenticidad de
un documento privado se niegue o se ponga en
duda por la parte a quien perjudique, o cuando
se niegue o discuta la autenticidad de cualquier
documento público que carezca de matriz o copias fehacientes, siempre que dicho documento
no pueda ser reconocido por el funcionario que
lo hubiere expedido o por quien aparezca
como fedatario interviniente.
Con esta normativa desaparece un viejo
problema suscitado en los recursos de suplicación, cuando se interesa que se revisen hechos probados —particularmente en procesos
sobre incapacidad—, sobre el valor de los dictámenes periciales no ratificados en juicio. Viene
resuelto en favor de medio de prueba pericial,
pero cumpliendo lo dispuesto en el art. 335.2,
de que, al emitir el dictamen «todo perito deberá manifestar, bajo juramento o promesa de
decir verdad, que ha actuado y, en su caso, actuará con la mayor objetividad posible, y que
conoce las sanciones penales en las que podría incurrir como perito». Lo que no excluye
según el art. 346, que cuando el Tribunal designe el perito, pueda acordar mediante providencia «que considera necesaria la presencia del
perito en el juicio o la vista para comprender y
valorar mejor el dictamen realizado».
El articulo 339 de la LEC, faculta a las partes, para solicitar bien en la demanda o bien en
el momento de la contestación, la designación
judicial de perito, no pudiendo el Tribunal designar más que un perito titular por cada
cuestión o conjunto de cuestiones.
90
El cotejo de letras se llevará a cabo por perito designado por el Tribunal conforme a lo
dispuesto en los arts. 341 y 342 que regulan
el procedimiento para su designación judicial.
El art. 350 enumera los documentos que se
consideraran indubitados y, recoge el art. 352
la posibilidad de dictámenes periciales instrumentales de pruebas distintas, particularmente en los supuestos del apartado 2 del
art. 299 referido a los medios de reproducción
de la palabra, el sonido y la imagen y a los
instrumentos que permitan archivar, conocer
o reproducir datos.
De conformidad con el art. 336 de la LEC,
los dictámenes de que dispongan los litigantes
elaborados por peritos por ellos designados, habrán de aportarlos con la demanda o en el momento de la contestación (que es en el acto de
juicio oral en los procesos laborales).
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
JOSÉ MARÍA BOTANA LÓPEZ
1.3.4. Reconocimiento judicial
Este medio de prueba es de antigua tradición jurídica, pues ya se recogía en las Leyes
de Partidas, expresando «Otrosí ay otra natura
de prueba, assi como por vista del juzgador, veyendo la cosa sobre que es la contienda» 7.
Suele recaer sobre hechos que también son
objeto de prueba por otros medios, pero que
por sus circunstancias pueden ser apreciados
directamente por el Juez, aunque en ocasiones se requiere la concurrencia de personas
entendidas o incluso de testigos que ilustren
al juzgador con su dictamen o testimonio.
La LPL no hace expresa alusión a este medio de prueba, pero si se constata en varias
sentencias referidas a este orden jurisdiccional 8, que en la práctica procesal se viene haciendo uso de este medio de prueba aunque es
en esporádicas ocasiones.
La nueva regulación procesal civil abre las
puertas a una mayor utilización, como se desprende del art. 353 de la LEC al señalar, que «se
acordará cuando para el esclarecimiento y apreciación de los hechos sea necesario o conveniente que el Tribunal examine por sí mismo el
lugar, objeto o persona»; y más concretamente
del art. 355 cuando dice, que «el reconocimiento
judicial de una persona se practicará a través de un interrogatorio realizado por el Tribunal, que se adaptará a las necesidades de
cada caso concreto».
Esta última norma, puede ser muy relevante
en los procesos laborales en materia de incapacidad, para que el juzgador pueda percibir o apreciar las dolencias, lesiones o limitaciones que
puedan existir; percepción que se puede completar, con el correspondiente interrogatorio.
El reconocimiento judicial del lugar u objeto en los procesos laborales, puede ser prueba
importante en materia de accidentes de tra7
Ley 8ª, Título XIV, Partida 3ª.
STC 50/1988 de 22 de marzo, en referencia a la
STS de 2 de febrero de 1983.
bajo, particularmente cuando se discute sobre la omisión de las reglamentarias medidas
de seguridad.
Dado el principio de unidad de acto que
inspira el proceso laboral, el reconocimiento
judicial de lugar y en ocasiones del objeto, se
practicará normalmente como diligencia para
mejor proveer; pero cuando se trata del reconocimiento de personas normalmente será
factible realizarlo en el acto de juicio.
La LEC en los arts. 357 y 359 admite la
concurrencia del reconocimiento judicial con
la prueba pericial o testifical, así como el empleo de medios técnicos de constatación.
1.3.5. Documentos públicos
Son documentos públicos desde el punto
de vista procesal «aquellos a los que cabe y
conviene atribuir una clara y determinada
fuerza a la hora del juicio fáctico» 9. Fuerza
probatoria, que deriva de la confianza depositada en la intervención de distintos fedatarios legalmente autorizados o habilitados.
La LPL no enuncia las clases de documentos públicos, por lo que se ha de acudir a la
nueva regulación de la Ley Procesal Civil y,
concretamente al art. 317, que enumera como
tales a efectos de prueba en el proceso: «1º
Las resoluciones y diligencias de actuaciones
judiciales de toda especie y los testimonios
que de las mismas expidan los Secretarios
Judiciales. 2º Los autorizados por Notario con
arreglo a derecho. 3º Los intervenidos por Corredores de Comercio Colegiados y las certificaciones de las operaciones en que hubiesen
intervenido, expedidas por ellos con referencia al Libro Registro que deben llevar conforme a derecho. 4º Las certificaciones que
expidan los Registradores de la Propiedad y
Mercantiles de los asientos registrales. 5º Los
expedidos por funcionarios públicos legalmente facultados para dar fe en lo que se refiere al ejercicio de sus funciones. 6º Los que,
8
9
Número XI de la Exposición de Motivos de la LEC.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
91
ESTUDIOS
con referencia a archivos y registros de órganos del Estado, de las Administraciones públicas o de otras entidades de Derecho
público, sean expedidos por funcionarios facultados para dar fe de disposiciones y actuaciones de aquellos órganos, Administraciones
o entidades».
Los documentos públicos aludidos harán
prueba plena del hecho, acto o estado de cosas que documenten, de la fecha en que se
produce esa documentación y de la identidad
de los fedatarios y demás personas que en su
caso, intervengan en ella. La fuerza probatoria de los documentos administrativos no incluidos en los números 5º y 6º del articulo
317, será la que establezca las leyes que le reconozca tal carácter y en su defecto, los hechos, actos o estado de cosas que consten en
los referidos documentos se tendrán por ciertos, a los efectos de la sentencia que se dicte,
salvo que otros medios de prueba desvirtúen
la certeza de lo documentado (art. 319).
La LEC regula en el artículo 320 la impugnación del valor probatorio del documento
público y el cotejo o comprobación; en el artículo
321 el testimonio o certificación incompletos;
en el art. 322 el valor probatorio de los documentos públicos no susceptibles de cotejo o
comprobación; y en el art. 323 se da el concepto de documentos públicos extranjeros.
Sigue siendo aplicable lo dispuesto en el
art. 94 de la LPL en cuanto a traslado y aportación la prueba documental, sin perjuicio de la
aplicación supletoria de los artículos 264 a 272
de la LEC concernientes a la presentación de
documentos, dictámenes, informes y otros medios e instrumentos probatorios. Preceptos que
determinan en el proceso laboral, que la prueba
documental se aporte con la demanda si es del
actor y, en el acto de juicio cuando se trata de
prueba del demandado (art. 265.1).
1.3.6. Documentos privados
Salvo las referencias genéricas a la prueba
documental que contiene la LPL y, cuya sub-
92
sistencia no presenta dudas, es necesario al
igual que en el supuesto de los documentos
públicos, acudir a la regulación que de esta
prueba hace la nueva LEC.
Se consideran documentos privados, a
efectos de prueba en el proceso según el art.
324, aquellos que no se hallen en ninguno de
los casos del art. 317 —que enumera los documentos públicos—, con lo que se da un concepto de documento privado por la vía de la
exclusión.
El art. 333 de la LEC completa este concepto cuando considera como documentos que
no son escritos, los dibujos, fotografías, croquis, planos y mapas.
Los documentos privados harán prueba
plena en el proceso, en los términos de los documentos públicos, cuando su autenticidad
no sea impugnada por la parte a quien perjudiquen y, si se impugnare la autenticidad, el
que lo haya presentado podrá pedir el cotejo
pericial de letras o proponer cualquier otro
medio de prueba que resulte útil y pertinente
al efecto (art. 326). Los libros de los comerciantes a los que alude el art. 77.1 de la Ley
de Procedimiento Laboral, podrán utilizarse
como medio de prueba, estando a lo dispuesto
en las leyes mercantiles (art. 327).
Procede tener presente en los procesos laborales, lo dispuesto en la LEC en cuanto: al
deber de exhibición documentos entre las
partes, por terceros y por entidades oficiales;
efectos de la negativa a la exhibición; testimonio de documentos exhibidos, extracción
de copias de documentos que no sean escritos,
y valor probatorio de las copias reprográficas
y su cotejo (arts. 328 a 334).
1.3.7. Reproducción de la palabra, del
sonido y la imagen
El art. 382 de la nueva LEC supone grandes novedades en materia probatoria en el
proceso civil, que en parte ya aparecen recogidas por la LPL en el art. 90.1, cuando hace
alusión a «los medios mecánicos de reproduc-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
JOSÉ MARÍA BOTANA LÓPEZ
ción de la palabra, de la imagen y del sonido».
El citado art 382, no utiliza la palabra «mecánicos» y, en su lugar se refiere a «instrumentos de
filmación, grabación y otros semejantes», con lo
que se refiere a cualquier clase de soporte que
aún no siendo mecánico permita recoger y reproducir, la palabra, el sonido o la imagen,
como pueden ser los magnéticos informáticos,
etc.
Para la práctica de estos medios de prueba, la parte cuando presente estos instrumentos —que será con la demanda o en el
acto de juicio después de la contestación (art.
265 de la LEC)—, tiene la facultad de acompañar la transcripción escrita de las palabras
contenidas en el soporte de que se trate y que
resulten relevantes para el caso.
Si la transcripción escrita fuese impugnada podrán aportar otros medios de prueba,
incluso dictámenes periciales, para demostrar la autenticidad y la exactitud de lo reproducido. Si la parte no aporta la transcripción, el
Tribunal podrá acordar mediante providencias, que se realice una transcripción literal
de las palabras y voces filmadas o grabadas.
De los actos que se realicen en relación a
este medio de prueba, se levantará la oportuna
acta y, el material que contenga la palabra, la
imagen o el sonido reproducidos habrán de
conservarse por el Tribunal (art 383 de la
LEC).
El Tribunal valorará las reproducciones
según las reglas de la sana critica.
1.3.8. Instrumentos que permitan
archivar y conocer datos
relevantes para el proceso
Este medio de prueba no se refiere a los
instrumentos que permitan recoger y reproducir la palabra, el sonido y la imagen, sino a
otros distintos, que se utilizan para el archivo
de datos (como pueden ser los tacógrafos), cifras y operaciones matemáticas llevadas a
cabo con fines contables o de otra clase.
Esta prueba la regula el art. 384 de la
LEC, que deviene de aplicación supletoria en
los procesos laborales y, se encuentra en íntima conexión con la prueba a que alude el articulo 77.1 de la LPL, concerniente al examen de
libros, cuentas o documentos contables, incorporando los más modernos medios técnicos.
Los instrumentos de archivo, conocimiento o
reproducción de datos, sin perjuicio de lo establecido en el antes citado art. 77 de la LPL, serán aportados siendo posible con la demanda o
acto de juicio si se trata del demandado (art. 265
de la LEC), y serán examinados por el Tribunal
por los medios que la parte proponente aporte o
que el Tribunal disponga utilizar y de modo
que las demás partes del proceso puedan con
idéntico conocimiento que el Tribunal, alegar
o proponer lo que a su derecho convenga.
El Tribunal valorará estos instrumentos
conforme a las reglas de la sana critica aplicables a aquellos según su naturaleza.
1.3.9. Presunciones
Las presunciones no aparecían reguladas
en las normas procesales laborales o civiles
por no reunir la naturaleza de verdadero medio de prueba, al consistir en una operación
deductiva de la mente humana, que partiendo de un hecho cierto da como probado otro
distinto. La práctica forense vino admitiendo
con toda naturalidad la prueba por presunciones a tenor de las normas del Código Civil.
Así lo pone de relieve por ejemplo la Sentencia de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo
de 29 de octubre de 1997 10, señalando que
«los arts. 1249 y concordantes del Código Civil exigen para que pueda operar la prueba
de presunciones que el hecho de que han de
deducirse, esté completamente acreditado».
Era en el Código Civil en su art. 1215, en
donde se recogía que las pruebas pueden hacerse por presunciones y, se regulaban en los
arts. 1249 a 1253, distinguiendo entre las
10
Recurso número 4380/1996.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
93
ESTUDIOS
presunciones legales (arts. 1250 y 1251) y, las
que en la nueva LEC denomina presunciones
judiciales (art. 1253).
La prueba de presunciones se regula en la
nueva LEC en los arts. 385 y 386, como método de fijar la certeza de ciertos hechos, con lo
que quedan eliminados los correspondientes
preceptos del Código Civil, que son expresamente derogados 11.
Distingue el nuevo texto, al igual que el Código Civil, entre presunciones legales y presunciones judiciales, si bien el Código Civil a éstas
las denominaba «presunciones no establecidas
por la Ley».
Las presunciones legales (establecidas por
Ley), dispensan de la prueba del hecho presunto a la parte a la que este hecho favorezca.
Para su procedencia se requiere, que mediante admisión de la parte contraria o la práctica
de prueba, quede acreditada la certeza del
hecho indicio del que parte la presunción. Las
presunciones legales (art. 385) admitirán la
prueba en contrario, salvo en los casos en
que aquella expresamente lo prohibe. Esta
prueba podrá dirigirse tanto para acreditar
la inexistencia del hecho presunto, como a demostrar que no existe el enlace que ha de haber entre el hecho que se presume y el hecho
probado o admitido que fundamenta la presunción.
Las presunciones judiciales se conciben
como valoraciones del Tribunal, que a partir
de un hecho admitido o probado, presume la
certeza, a los efectos del proceso, de otro hecho, siempre que entre ellos exista un enlace
preciso y directo según las reglas del criterio
humano.
Por imperativo del párrafo segundo del
art. 366.1 de la LEC, la sentencia del proceso
laboral, deberá incluir el razonamiento en
virtud del cual el Tribunal ha establecido la
11
Disposición Derogatoria Única. 2 .1º de la Ley
1/2000
94
presunción. Es este un requisito procesal,
que afecta al orden público.
Frente a la posible formulación de una
presunción judicial, el litigante perjudicado
por ella siempre podrá practicar la prueba en
contrario (art. 386.2).
No existe una actividad procedimental
propiamente dicha para incorporar estas
fuentes de prueba al proceso, pues las presunciones no se proponen como medio de
prueba. La parte que no puede probar el hecho controvertido, podrá proponer cualesquiera medios de prueba para acreditar otro
distinto y, probado éste, poner de manifiesto
en la fase de conclusiones, que existe un enlace preciso y directo según las reglas del criterio humano entre el hecho que se presume y
el hecho probado o admitido que fundamenta
la presunción.
2. DILIGENCIAS PARA MEJOR
PROVEER
A las diligencias para mejor proveer alude el
art. 88.1 de la LPL, cuando dispone que «Terminado el juicio, y dentro del plazo para dictar
sentencia, el Juez o Tribunal podrá acordar la
práctica de cuantas pruebas estime necesarias, para mejor proveer y con intervención
de las partes». También en el art. 95, al establecer que el Juez terminado el juicio, podrá
«para mejor proveer», oír el dictamen de una
o varias personas expertas en la cuestión objeto del pleito, recabar informe de la comisión
paritaria o el dictamen de organismos públicos competentes.
Estos preceptos, que alguna parte de la
doctrina entiende como opuestos al principio
rogatorio y de aportación de prueba, confieren al Órgano Judicial la facultad de poder
practicar de oficio cuantas pruebas estime
necesarias, pero no aportar hechos.
La LEC de 1881, en el Libro Primero relativo a «Disposiciones comunes a la jurisdicción contenciosa y a la voluntaria», se refería
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
JOSÉ MARÍA BOTANA LÓPEZ
a las diligencias para mejor proveer en el art.
340, estableciendo que después de la vista o
de la citación para sentencia, y antes de
pronunciar su fallo, podrán los Jueces y Tribunales «acordar para mejor proveer» dando
intervención a las partes, pruebas documentales, confesión judicial, reconocimiento o
avalúo, testifical, así como «traer a la vista cualesquiera autos que tengan relación con el
pleito».
La nueva Ley de Enjuiciamiento Civil suprime las denominadas diligencias para mejor proveer, sustituyéndolas por las que
denomina «diligencias finales», que tiene presupuestos distintos y, solo son admisibles
como tales, las pruebas debidamente propuestas y admitidas, que no se hubieren podido practicar por causas ajenas a las partes
que las hubieran interesado 12.
Este aspecto restrictivo de la nueva LEC,
no afecta al proceso laboral, dada precisamente
su cualidad de norma supletoria —rige en lo no
12
Número XII de la Exposición de Motivos.
previsto— a tenor de su Disposición Adicional Primera número Uno de la LPL.
Aunque las diligencias para mejor proveer
son potestativas en su origen, una vez acordadas devienen en obligatorias y la práctica
de las mismas con intervención de las partes,
ha de acomodar a las respectivas normas reguladoras procesales en cuanto puedan ser
de aplicación en este trámite procesal.
La Sala Cuarta del Tribunal Supremo en
sentencia de 23 de Abril de 1998 13, en esta
materia nos dice, que «Conocida es la doctrina
jurisprudencial constante referente a los poderes del órgano jurisdiccional para acordar libremente las diligencias para mejor proveer, si
bien, una vez acordadas, en su desarrollo y ejecución han de ajustarse a las normas reguladoras de las mismas (v. S.T.C.T. 24- Octubre-1983),
de manera que acordada una diligencia, su
práctica se convierte en obligatoria para el juzgador y su incumplimiento determina nulidad
de actuaciones (v. entre otras, S.T.S. de 2 de
Julio 86)».
13
Recurso número 2619/1997.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
95
ESTUDIOS
RESUMEN La LEC del año 2000 supone en relación a la de 1881, numerosos e importantes cambios en
torno a los medios de prueba, con repercusión en el proceso laboral, aunque en parte ya estaban plasmados en esta legislación.
Así presenta como novedad capital la práctica de la prueba en el juicio o vista. Regula de forma detallada la prueba anticipada y el aseguramiento de la misma.
La confesión judicial se sustituye por el interrogatorio de las partes, que ha de versar sobre
preguntas formuladas en interrogatorio libre. Es posible el careo, la declaración sobre hechos no personales del interrogado y, cabe que un litigante pueda solicitar en determinadas
circunstancias el interrogatorio de otro litigante, así como el interrogatorio de entidad sin
personalidad jurídica.
En la prueba testifical que se denomina interrogatorio de testigos, la Ley opta por establecer que el interrogatorio sea libre desde el principio e incluso se admite el careo entre los
testigos y entre estos y las partes y, se prevé la declaración de personas jurídicas, públicas y
privadas. Pueden ser testigos todas las personas salvo que se hallen permanentemente privadas de razón o del uso de sentidos respecto de hechos sobre los que únicamente puedan
tener conocimiento por los mismos y, los menores de catorce años si poseen discernimiento.
Se garantiza el deber de guardar secreto.
Se admiten los dictámenes de peritos designados por las partes como medios de prueba en
el marco del proceso, que se aportarán bien con la demanda si se trata de prueba del actor,
o con la contestación si es prueba de la parte demandada. Desaparece la recusación de los
peritos. El perito emitirá su informe bajo juramento o promesa de decir verdad. Se introduce el dictamen de Academias e instituciones culturales y científicas.
La prueba de reconocimiento judicial puede extenderse a las personas y completarse con el
interrogatorio de las mismas.
En la prueba documental la Ley pretende que cada parte fije netamente su posición sobre
los documentos aportados de contrario, de suerte que, en caso de reconocerlos o de no impugnar su autenticidad, la controversia fáctica desaparezca o se aminore. Se enuncian a
efectos procesales cuales son documentos públicos, y son privados los no enumerados como
públicos, incluyendo entre los segundos los dibujos, fotografías, croquis, planos y mapas.
Acoge entre los medios de prueba los instrumentos que permitan recoger y reproducir, no
sólo palabras, sonidos e imágenes, sino aquellos otros que sirven para el archivo de datos y
cifras.
Introduce las presunciones como medio de fijar la certeza de ciertos hechos, derogando el
Código Civil en esta materia.
Por último la Ley suprime las denominadas diligencias para mejor proveer, sustituyéndolas
por unas diligencias finales, con presupuestos distintos de los de aquellas.
96
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
Descargar