unas veces rápido, otras lento... así late el corazón de la ciudad.

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UNAS VECES RÁPIDO,
OTRAS LENTO... ASÍ LATE
EL CORAZÓN DE LA CIUDAD.
P
untos de amarre en ubicaciones inmejorables. ¿Qué tienen Viena,
Ámsterdam, Budapest, Lyon y Estrasburgo en común? Tienen la suerte de
estar situadas a orillas de alguno de los ríos más imponentes de Europa.
Y eso nos permite viajar a esas ciudades en barco. Quien se acerca a una ciudad
desde el río tiene la suerte de verla desde una perspectiva totalmente diferente.
Quedan poco kilómetros para llegar y la ciudad ya se anuncia, percibimos que
queda poco, la naturaleza va dejando paso poco a poco a terrenos edificados y
habitados. De repente, detrás de una curva, aparece: la metrópolis. Majestuosa y
tentadora a la vez. Tal como la imaginaron sus creadores.
Mientras usted aún admira el panorama desde la cubierta del barco, ya se
imagina lo que le espera: visitar monumentos, entrar en tiendecitas originales,
disfrutar del bullicio de las grandes plazas, recorrer rincones tranquilos y poco
concurridos, descubrir museos de renombre mundial. Nuestro consejo: baje a
tierra y déjese llevar. O participe en una de nuestras excursiones.
Al atardecer, el esplendor de la ciudad se despliega de nuevo. Los restaurantes
invitan a entrar a cenar, abren sus puertas los teatros, las óperas le seducen con
obras de Mozart, Verdi y Rossini. Ya entrada la noche, regresará a bordo feliz y
lleno de nuevas vivencias. Y en ese momento, lo sabe, estas son las vacaciones
urbanas perfectas.
Mañana prosigue su viaje hasta la siguiente ciudad. Y no tiene que hacer la
maleta, porque su hotel viaja con usted. Atracará en el próximo muelle, la forma,
probablemente más cómoda, de recorrer las ciudades de Europa desde una
perspectiva totalmente diferente. Directamente desde el corazón.
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A-ROSA
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