Historia de la profesión de matrona

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Historia de la profesión de matrona
Manrique Tejedor, Javier1; Fernández Cuesta, Ana I.2;
Echevarría Amado-Loriga, Patricia3; Figuerol Calderó, Mª. Inmaculada4;
Teixidó Badia, Jesús5; Barranco Moreno,Mª Pilar 6
1, 4, 5
Hospital Universitari Arnau de Vilanova. Lleida; 2ASSIR CAP Cappont-Rural Sud, Lleida;
3
Clinica Perpetuo Socorro. Lleida; 6 CAP Cappont Lleida.
Introducción
La profesión de matrona, como todas las profesiones relacionadas con la salud, ha ido cambiando a lo
largo de la historia, no solamente en sus prácticas sino
también en sus conocimientos. Dichas prácticas y conocimientos han evolucionado desde una situación en la
cuál las nociones sobre la atención al parto estaban basadas en la tradición cultural y se transmitían de generación en generación hasta el actual conocimiento científico. En cualquier momento de la historia de la humanidad en la que nos detengamos aparecen personas que
han ayudado a las mujeres en el momento del parto. En
este artículo nos adentraremos en la historia de las matronas, comenzando desde las primeras referencias que
existen sobre ellas y finalizando en los profesionales que
existen actualmente.
Objetivos
Conocer los aspectos más importantes sobre la
evolución de la profesión de matrona desde la antigüedad hasta la actualidad.
Material y métodos
Se realizó una búsqueda bibliográfica en libros
relacionados con la historia de las profesiones sanitarias;
en las bases de datos Pubmed, Scielo, Enfispo, Biblioteca Cochrane y Biblioteca Virtual en Salud España; y en
distintos libros y documentos legales de la legislación
española. La búsqueda se limitó a los idiomas inglés y
español, pero no hubo limitación en el tiempo, por la
relevancia de los documentos antiguos para este artículo.
Resultados
1. Antigüedad:
La referencia más antigua que tenemos sobre la
atención al parto se remonta a las pinturas rupestres.
Parece ser que en el periodo Paleolítico las mujeres
parían en cuclillas o con las piernas o las nalgas apoyadas
sobre grandes piedras, bien solas o acompañadas de otra
mujer. En cuanto a reseñas escritas sobre las matronas,
las primeras menciones a su trabajo se pueden leer en el
Antiguo Testamento1. La primera referencia bíblica se
remonta al nacimiento de Benjamín, hijo de Raquel, en
el año 1800 a. de J.C.2, donde se puede leer: “[...] luego
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de un parto difícil, la comadrona finalmente exclamó que no
temiera pues tienes otro varón [...]”. La segunda referencia
es el nacimiento de los gemelos de Tamar, en el año
1700 a. de J.C.3, donde se especifica la función de la
matrona y su actuación activa en el parto de Tamar, la
cuál tuvo gemelos y fue atendida por una matrona.
La tercera referencia, en el año 1600 a. De J.C.4,
recoge las órdenes del faraón a las matronas Shipha y
Pua “[...] habló a las parteras de las hebreas diciendo que al
asistir a las mujeres a dar a luz deben matar al recién nacido
si es varón [...]”, las cuáles desobedecieron estas órdenes.
Otras reseñas bíblicas a las matronas se pueden observar
en los Evangelios Apócrifos, donde se explica la llegada
de las matronas Zelomí y Salomé al parto de María, y la
realización de una exploración obstétrica5, “[...] y mandó
que una de ellas entrara dentro. Entró Zelomí y dijo a María:
“Permíteme que te palpe”. Y cuando se lo hubo permitido María [...]”. También en los Apócrifos José envía a Simeón
a buscar una comadrona “[...] yo no me retiraré de su lado,
más tú, entra en la ciudad y busca a una comadrona pues una
partera es de gran ayuda para la mujer que está en trance de
alumbrar [..]”.
En la era egipcia, el concepto de matrona que nos
podemos hacer viene dado en primer lugar por los papiros que disponemos de la época. Los más relevantes
son: el Papiro Westcar, del 1700 a. De J.C., donde se
describen los utensilios e instrumentos para el parto y
cómo calcular la fecha probable de parto; el Papiro
Ebers, del 1550 a. de J.C., resulta ser un primitivo tratrado ginecológico donde se desarrollan los conceptos
sobre la predicción del embarazo, mecanismos para
acelerar el parto, pronóstico del recién nacido según el
llanto y la determinación de la asistencia al parto por
matronas experimentadas6.
En la antigua Grecia el status social de las comadronas era alto. Entre las funciones de las parteras en la
sociedad griega estaban la de controlar el embarazo,
educar a las embarazadas sobre alimentación y hábitos,
ayuda en el proceso del parto enseñando métodos de
alivio del dolor como las respiraciones o asistiendo el
expulsivo usando la silla obstétrica y ayudando al alumbramiento7,8.
A medida que la sociedad griega iba cambiando,
también lo hizo la asistencia al parto quedando desplaza-
das las mujeres comadronas y dando paso al médico
hombre. Existe una leyenda que describe esta nueva
situación en la atención a la mujer. En torno al año 300
a. de J.C. una comadrona de Atenas, Agnocide, se disfrazaba de hombre para asistir partos según los conocimientos que su profesor Herófilo, médico ateniense, le
había enseñado9.
Después del declive de Grecia, Roma toma el
relevo en lo que respecta a la medicina y también en la
atención obstétrica. En la cultura romana se volvió de
nuevo a una atención al parto realizada por mujeres
matronas. Quizá el médico romano más importante y
con más aporte a la obstetricia fue Sorano (98-138 a. de
J.C.), al que llamaron padre de la Obstetricia. Sorano
escribió el libro “De Morbis mulieerium”, un texto escrito únicamente para comadronas, en el cuál hace una
serie de indicaciones sobre los requisitos que debían
cumplir éstas (no sólo prácticos sino también teóricos)
y sobre los fundamentos más importantes de la atención
obstétrica (posiciones fetales, maniobras de extracción,
protección del periné, cuidados al recién nacido…)10.
Para la atención a los partos de las mujeres de emperadores romanos, el Senado de Roma era el organismo
que decidía qué mujeres estaban capacitadas para ello11.
En el periodo Bizantino las comadronas continuaron gozando un prestigio social similar al de épocas
anteriores12.
2. Edad Media:
En esta etapa la atención al parto era muy distinta
según la clase social de la gestante.
En la población campesina y con menos recursos,
había mujeres sin conocimientos empíricos pero con
conocimientos prácticos sobre el parto y alumbramiento que se encargaban de ayudar a las mujeres en el momento de parir. Normalmente, los conocimientos de
dichas mujeres se transmitían de generación en generación de manera oral, pero esa adquisición de conocimientos también incluía la práctica, pues acompañaban
a asistir partos a mujeres experimentadas en ello. Otra
situación muy distinta se producía cuando la persona a
atender pertenecía a la población noble o a la realeza.
En estos casos, los partos eran atendidos por comadronas con experiencia en casas ricas o palacios.
Hay constancia de numerosas reseñas escritas sobre comadronas en la última parte de le Edad Media.
En este periodo se dictaron las primeras ordenanzas con
carácter legal en relación a las personas que asistían a
los partos. Alfonso X “El Sabio” aprobó “Las Partidas”
en 1265, donde quedaban reflejadas las cualidades que
debían cumplir las comadronas13. El Rey Alfonso V “El
Magnánimo” (S. XV) pidió que le enviasen a una matrona prestigiosa, María Oto, al parto de su esposa14. También en el nacimiento de Fernando II de Aragón queda
reflejado por escrito que se solicitó la asistencia de una
matrona llamada “la Herradera”15,16.
Durante el reinado de los Reyes Católicos, se creó
el Real Tribunal del Protomedicato, un cuerpo técnico
encargado de establecer y vigilar las profesiones sanitarias. Este tribunal realizaba exámenes a comadronas, lo
que supone el primer intento de regular la formación
de esta figura como profesional sanitario. A pesar de
que el Protomedicato estaba centrado sólo para médicos, cirujanos y farmacéuticos, hecho que dejaba a las
matronas lejos de poder mejorar su ejercicio profesional, en 1498 los Reyes Católicos promulgaron una
Pragmática o texto legal donde se regulaba a las matronas como un oficio y, por tanto, la obligatoriedad de
pasar un examen para dedicarse a ello17.
3. Edad Moderna:
En el siglo XVIII se empezó a usar la palabra matrona para denominar a las parteras cualificadas y se
reafirma la profesión como actividad quirúrgica. La
asistencia al parto de las mujeres de la Corte fue llevada
a cabo por cirujanos (ejemplo de esto fue el parto de
María Luisa de Saboya, esposa de Felipe V, que fue asistido por un cirujano francés llamado Clément) 18.
A lo largo del siglo XVIII comienza a cambiar la
naturaleza de la disciplina obstétrica con una clara tendencia a la fundamentación científica. En esta época son
frecuentes las investigaciones sobre la fisiología del parto y las distocias. En 1733 aparece la primera publicación sobre el uso del fórceps para partos difíciles19. En
1787 se dicta una Ordenanza en la que se ordena que se
instruya a las mujeres que quieran asistir partos20.
4. Edad Contemporánea:
En 1804 Carlos IV aprobó una Real Cédula donde
se regulaban aspectos como el examen, forma de examen, facultades, prerrogativas y exenciones para obtener el título de matrona. En este texto legal se especificaban dos alternativas para conseguir la titulación de
matrona: primero, estudios oficiales; o, segundo, un
examen ante el Protomedicato, para mujeres que habían practicado como aprendiz el oficio de matrona junto
a una matrona cualificada o un médico durante al menos
tres años21.
En 1857, mediante una Ley de Instrucción Pública22 se crea el Título de Matrona de manera oficial y se
especifican las condiciones para obtenerlo. Además se
define el concepto “matrona”. El título de Matrona autorizaba para asistir partos naturales.
En 1861 se aprobó una Real Orden23 en la cuál se
determina el Reglamento para la enseñanza de las matronas (organismos autorizados, profesores, estudios
necesarios para aspirar al título, aspectos de matrículas,
exámenes y obligaciones).
En 1868, mediante un Decreto se liberaliza la
enseñanza al parto y por tanto la docencia vuelve a manos de las propias matronas. A partir de entonces se
permitió a las matronas ser docentes y transmitir sus
conocimientos de una manera formal, normalizada y
reconocida. Durante los años siguientes se abrieron
escuelas privadas de matronas como las de Madrid,
Cádiz y Córdoba.
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5. Siglo XX y Actualidad:
En el siglo XX son numerosos los cambios en la
estructura de los estudios de matrona.
En 1904, mediante Real Decreto24 se establece la
formación académica de los estudios de matrona.
En 1928, mediante Real Decreto25 se establecen
las escuelas de matronas y los requisitos que deben tener los organismos de docencia de matronas.
En 1930 se crea el Estatuto de los Colegios Oficiales de Matronas donde se establece la colegiación
obligatoria26.
En 1931 por Decreto Ley27 queda adscrita la Casa
de Salud Santa Cristina de Madrid, que formaba matronas, a la Universidad de Madrid.
En la década de los 30 y 40 son numerosas las
Órdenes legislativas en relación a las matronas como
por ejemplo en cuanto a la obligatoriedad de informar
de los abortos, protección de la natalidad…
En 1951, mediante Orden del Ministerio de la
Gobernación28 se aprueban los estatutos y reglamento
del Consejo General y de los Colegios Oficiales de Matronas.
Es importante en nuestra historia el 6 de febrero
de 1958, día en que se publicó en el Boletín Oficial del
Estado una Orden29 por la cuál se establece una nueva
especialidad (Especialidad Obstétrica o Matrona) como
parte de los estudios de ATS. Esta nueva especialidad
estaba restringida para las ATS de sexo femenino exclusivamente, hecho que limitaba a los hombres ATS su
especialización obligándolos a ejercer únicamente como
practicantes.
El 22 de agosto de 1977 se publica en el Boletín
Oficial del Estado un Real Decreto30 por el que se integran en las universidades las escuelas de ATS. Desde
este momento la titulación de matrona también se convierte en titulación universitaria y, por tanto, la visión
práctica de estas profesiones va cambiando hacia una
concepción también científica.
No será hasta la década de los 80 que se elimine la
limitación del sexo para poder cursar los estudios de
matrona y se permita, por consiguiente, el acceso a los
varones31.
En 1986 se aprueba la Ley General de Sanidad y
en 1987 un Real Decreto32 por la que se regula la ob-
tención del título de Enfermero Especialista ObstétricoGinecológico (Matrona), tal y como sigue regulado
actualmente. Sin embargo hasta 1992 no se aprobará el
programa de formación de matronas, unidades docentes
y el sistema de acceso a los estudios33. Esto hizo que los
estudios (tal y como los poseemos actualmente) no se
convocaran hasta julio de 1994, momento en que convocó la primera prueba selectiva para iniciar el programa de formación de la especialidad en Enfermería
Obstétrico-Ginecológica (Matrona)34 que se iniciaría en
el año 1994. Por tanto, la primera promoción de las
“nuevas especialistas matronas” no se incorporó a los
centros asistenciales hasta junio de 1996.
Desde entonces hasta nuestros días, son dieciocho
las promociones de matronas que han finalizado sus
estudios con este programa formativo de residencia
(EIR) teniendo como docentes mayoritariamente matronas.
En cuanto a la asistencia al parto, en la primera
mitad del siglo los partos eran mayoritariamente asistidos en las casas, mientras que en la segunda parte del
siglo la atención al parto se suele realizar de manera
hospitalaria.
De igual manera la atención al parto en el hospital
ha ido cambiando con el tiempo, pasando de una asistencia medicalizada a una asistencia menos intervencionista y más respetuosa.
Conclusión:
La evolución de la profesión de matrona ha ido
cambiando a lo largo de la historia y adaptándose a las
características propias de cada época y cultura.
A pesar de las dificultades por las que ha pasado
nuestra profesión en muchos momentos, actualmente
es una titulación universitaria en la que la docencia es
impartida principalmente por matronas. Además, la
formación actual de las matronas garantiza una óptima
atención tanto para los partos de alto riesgo (que requieren medicalización e intervenciones continuas por
parte de los profesionales sanitarios) como para los partos de bajo riesgo. Y esta formación tan completa que
tenemos es imprescindible para conseguir proporcionar
unos cuidados óptimos en la asistencia al parto.
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24. Real Decreto de 10 de Agosto de 1904 por la que se organiza la carrera de practicantes y matronas.
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25. Real Decreto 1551 de 23 de Agosto de 1928 por el que se establecen las escuelas de matronas.
Gaceta de Madrid, núm. 244, (31 de agosto de 1928).
26. Real Orden de 8 de mayo de 1930 por la que se regula el estatuto de los colegios oficiales de matronas.
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27. Decreto Ley 23 de Octubre de 1931 por el que se adscribe a la Facultad de Medicina la Escuela de
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29. Orden de 13 de Enero de 1958 por la que se establece la colegiación obligatoria para el ejercicio de la
profesión de Ayudante Técnico Sanitario. Boletín Oficial del Estado, núm. 32, (29 de Enero de 1958).
30. Real Decreto 2128/1977 de 2 de Julio de 1977 sobre la integración en la universidad de las escuelas de
Ayudantes Técnicos Sanitarios como Escuelas Universitarias de Enfermería. Boletín Oficial del Estado,
núm. 200,(22 agosto de 1977).
31. Real Decreto 2387/1980 de 26 de Septiembre de 1980 por el que se modifica el de 1957 que estableció la especialización de asistencia obstétrica. Boletín Oficial del Estado, núm. 258,
(27 de octubre de 1980).
32. Real Decreto 992/1987 de 3 de Julio por el que se regula la obtención del título de Enfermero
Especialista. Boletín Oficial del Estado, núm. 183, (1 de agosto de 1987).
33. Orden de 1 de Junio de 1992 por la que se aprueba el programa de formación y se establecen los requisitos mínimos de las unidades docentes y el sistema de acceso a la obtención del título de Enfermero
Especialista Obstétrico-Ginecológica. Boletín Oficial del Estado, núm. 132, (2 de junio de 1992).
34. Orden de 21 de Julio de 1994 por la que se convoca prueba selectiva para iniciar el programa de formación de la especialidad en Enfermería Obstétrico-Ginecológica (MATRONA). Boletín Oficial del
Estado, núm. 178, (27 de julio de 1994).
AgInf. 2014, (69), 18, 1, 26-28bis
28bis
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