no hay duda posible sobre el inicio de la vida humana

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ESPECIALISTA ADVIERTE: NO HAY DUDA POSIBLE SOBRE EL INICIO
DE LA VIDA HUMANA
Entrevista con la doctora Elizabeth Kipman Cerqueira
SÃO PAULO, miércoles, 25 mayo 2005 (ZENIT.org).- Científicamente no hay duda posible en el
momento en que empieza la vida humana, pero la cuestión, «por como es presentada en los
medios de comunicación, confunde o disminuye el impacto del hecho de proponer la interrupción o
la manipulación de una vida humana», alerta a Zenit la doctora Elizabeth Kipman Cerqueira,
ginecóloga.
También especialista en Logoterapia y Logoteoría aplicada a la Educación, así como miembro de
la Comisión de Ética y coordinadora del Departamento de Bioética del Hospital «São Francisco»
de Jacareí, en el Estado de São Paulo, en esta entrevista aclara el momento en que comienza la
vida humana y alerta de las motivaciones que percibe detrás de la experimentación en embriones
humanos.
–La ley de Bioseguridad aprobada en Brasil el pasado 2 de marzo permite la investigación
en embriones humanos. En este sentido se ha discutido mucho sobre el concepto de vida
humana, sobre todo en su fase inicial. Muchos científicos afirman que el zigoto no es sino
un conjunto de células. Otros dicen que el ser humano se constituiría sólo después de que
el zigoto haya alcanzado los 14 días, cuando existan los primeros signos de la aparición del
sistema nervioso. ¿Existe un concepto claro y universal del inicio de la vida humana?
--Doctora Elizabeth Kipman Cerqueira: Los tratados de Medicina siguen afirmando que el inicio de
la vida humana ocurre en el momento de la unión entre el óvulo y el espermatozoide. Hasta los
grandes defensores del «derecho ilimitado» de la mujer al aborto están de acuerdo con esta
definición. Por ejemplo, cuando se le ha preguntado al profesor y filosofo Peter Singer --defensor
del «derecho al aborto»--: «¿Para usted cuándo comienza la vida?», ha respondido: «No tengo
dudas sobre el hecho de que la vida comienza en el momento de la concepción» (ALIÁS Estado
de S.P, 23/01/2005 J3). Debemos tener presente que no existe posibilidad de duda acerca del
inicio de la vida humana. La cuestión, por como es presentada en los medios de comunicación,
confunde o disminuye el impacto del hecho de proponer la interrupción o la manipulación de una
vida humana.
--Se dice que los embriones congelados desde hace más de tres años (que en base a la
nueva ley brasileña pueden ser utilizados en la investigación) serían inevitablemente
descartados. ¿Es cierto?
--Doctora Elizabeth Kipman Cerqueira: Esta afirmación deriva de una valoración del porcentaje de
posibilidad de éxito de gestación en el caso de que estos embriones fueran implantados. Visto que
la probabilidad de éxito disminuye con el tiempo, en general se establece este término. La
literatura mundial, sin embargo, ha publicado noticias relativas a casos de niños nacidos
perfectamente sanos tras haber sido implantados en el útero aún habiendo permanecido
congelados por más de tres años cuando eran embriones. El problema es el proceso mismo de la
fecundación «in vitro» con todas sus consecuencias, incluido ese «exceso» de embriones
congelados. Es una vida humana congelada que puede o no desarrollarse en el futuro. Esta
argumentación utilizada para dar luz verde a la investigación en embriones es engañosa.
Podríamos compararla a una afirmación totalmente carente de ética como la siguiente: «Los
experimentos científicos llevan a la muerte clínica a personas adultas. Vamos a usar sus órganos
para trasplantes y a acabar de matarlas, porque no volverán a vivir, sin tener en cuenta los
experimentos que han provocado la muerte».
--«La extracción de células estaminales embrionales derivadas de intereses ligados a la
investigación no conduce al éxito de los experimentos y provoca directamente la muerte de
los embriones», afirma la doctora Claudia Navarini, profesora de la Facultad de Bioética del
Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma). ¿Por qué entonces tanto interés por la
investigación en embriones y no en células adultas?
--Doctora Elizabeth Kipman Cerqueira: Hay concomitancia de varias situaciones: a) personas que
piensan que a la Ciencia todo se le debe permitir y que nada puede frenar un posible
descubrimiento; los progresos de la investigación no podrían ser interrumpidos; b) científicos que
desean «superar» a otros países en el progreso científico y aspiran a recibir fondos para la
investigación; c) personas que tienen el interés económico y social de «deshacerse» de los
embriones congelados que requieren un coste para ser mantenidos (con o sin posible lucro
derivado de la venta); d) personas que se han convencido de que estas células pueden
proporcionar tratamiento para enfermedades terribles e incurables; e) personas que luchan por
prestigio político y explotan ciertas situaciones para reclamar la atención de la población; f)
personas que utilizan cuestiones como éstas, en las que se camuflan el aborto y la eliminación de
la vida humana, para conquistar cada vez más espacio y llegar a la legalización del aborto sin
condiciones, en cualquier momento de la gestación; g) personas que desean cambiar los valores
fundamentales de nuestra sociedad y que manipulan a los demás.
--¿Ve usted una confusión entre los resultados positivos de la investigación en células
estaminales adultas y la euforia de cuantos están entusiasmados por la investigación en
embriones?
--Doctora Elizabeth Kipman Cerqueira: Muchos científicos que obtienen resultados positivos
utilizando células estaminales adultas no consideran adecuada la investigación en células
embrionales. La euforia ha sido manifestada más bien por personas ajenas a la profesión. Los
mismos defensores de esta práctica, sin embargo, junto al entusiasmo por la victoria conquistada,
se han apresurado a afirmar que no se puede prever exactamente hasta qué punto se llegará con
las células embrionales, si serán utilizadas y cuándo podrán serlo. Según muchos científicos
empeñados en la investigación en este sector, el entusiasmo provocado por el resultado de la
utilización de células estaminales adultas no justifica en modo alguno la insistencia en la
necesidad de la utilización de células embrionales, que no han permitido hallar ningún resultado
positivo. Al contrario, han dado señales de peligro, como el riesgo de provocar tumores por su
crecimiento desordenado. Se pueden obtener aún muchos resultados (¡y hay muchas maravillas
por descubrir!) con la utilización de las células estaminales adultas, que no destruyen vidas
humanas y ya han permitido alcanzar grandes conquistas terapéuticas.
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