Capitalismo o socialismo: ¿Cuál es el sistema en crisis

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Capitalismo o socialismo:
¿Cuál es el sistema en crisis?
Héctor Rodríguez
Democracia y revolución
Héctor Rodríguez
Transcripción1
1
El presente documento es la transcripción realizada por Rosita, de lo editado en enero de 1990 por
Ediciones del Sol s.r.l. en la imprenta Mano a mano s.r.l.
SUMARIO
CAPITALISMO O SOCIALISMO:
¿CUAL ES EL SISTEMA EN CRISIS?
Introducción
1
Fenómenos negativos
4
Stalin sobrevive
5
Dos sistemas en acción
6
Previsiones y hechos reales
7
Los tercos hechos
8
Después de la ONU
9
Un mundo con varios sistemas
10
Procesos peculiares
10
Para reflexionar
11
Notas
14
DEMOCRACIA Y REVOLUCION
Capítulo I
17
Capítulo II
19
Capítulo III
22
PALABRAS PREVIAS
A propuesta de Eduardo Galeano el Consejo Editor de “BRECHA” me
encomendó escribir sobre el tema de este folleto. Presenté a los directores del
semanario una primera versión del artículo con la solicitud y el propósito de
recibir sugerencias sobre ese texto provisorio. Las sugerencias no fueron
formuladas y entregué luego el texto destinado a la publicación.
Ese texto contenía varias modificaciones con respecto al texto
provisorio que no retiré de la redacción. Finalmente fue publicado, por error,
el texto provisorio (BRECHA N° 198 en La Lupa). En el número siguiente del
semanario se publicó una aclaración y la versión modificada del capítulo
final. A continuación se transcribe la versión completa que estaba destinada a
la publicación.
Tanto del primer borrador publicado en “BRECHA”, como de la
versión que va a leerse, surge una lista posible de temas a desarrollar con
respecto a esta nueva fase del tránsito del capitalismo al socialismo. Ese
tránsito se incisión en 1917 y dos hechos salientes de esa nueva fase son la
apertura de China al exterior y la perestroika de la Unión Soviética.
Todos estos temas son parte de un debate, al que aludimos en el trabajo
enviado al Simposio sobre Democracia y Revolución, convocado en Managua
por el Frente Sandinista de Liberación Nacional al celebrar el décimo
aniversario de la gloriosa revolución nicaragüense.
Héctor Rodríguez
INTRODUCCION
CAPITALISMO O SOCIALISMO:
¿CUAL ES EL SISTEMA EN CRISIS?
Desde 1917 el número de habitantes de los países que construyen bases económicas
para edificar sociedades socialistas aumentó de 160 millones a 1600 millones. Pero hace 71
años que se habla del inevitable colapso del socialismo.“Sobrevivirá la URSS hasta
2017?”,pregunta del Dr. Ramón Díaz y estira prudentemente, en 33 años, el plazo de
desaparición de la URSS que, en 1970,AndreiAmalrik fijó para 1984 en una profecía
tremendista.
Como las bases económicas de la actual sociedad capitalista se construyeron durante
siglos, ciertos observadores la consideran eterna. No les importa el hecho de que su
extensión a todo el planeta haya incrementado, en el tercer mundo, el número de
hambrientos y de marginados de los procesos regulares de producción. Tampoco les
preocupa la creciente nueva desocupación en los países desarrollados.
Ahora que la llamada “crisis de la deuda externa” anuncia una acentuación de los
rasgos negativos del sistema capitalista se desentienden de sus consecuencias posibles y se
consuelan destacando todos los fenómenos negativos registrados en los países que
construyen el socialismo. Como esos fenómenos negativos, de uno y otro sistema, existen
vale la pena intentar una evaluación y una comparación.
3
FENOMENOS NEGATIVOS
En cuanto a los países capitalistas: ¿adónde conduce la crisis permanente del tercer
mundo, el crecimiento de la marginación y de las áreas de hambre? ¿aqué extremos llegará
el insoluble problema de la deuda externa que agudiza esa crisis permanentemente?.
Millones de niños muertos por carencias alimenticias o higiénicas, millones de personas
que no desarrollan plenamente sus capacidades por falta de proteínas en su alimentación
son un siniestro dato de la realidad en las áreas de capitalismo dependiente; pero no
constituyen lo que se llama “noticia”.
En cuanto a los países no capitalistas: los sangrientos choques interétnicos, las
carencias denunciadas en los sistemas de salud y de abastecimientos, las huelgas y los
duros debates contra ministros incompetentes en la Unión Soviética; las manifestaciones de
protesta, la huelga de hambre y la matanza con que terminó la ocupación de la Plaza
TienAnmen en China; la relación con el narcotráfico de altos jefes militares y policiales y
su fusilamiento en Cuba; la aplastante derrota electoral del Parido Obrero Unificado
(comunista) en Polonia; el pluralismo húngaro y la corrupción de funcionarios y dirigentes
políticos, en esos y en otros países que suprimieron la propiedad privada de los medios de
producción (y con ella el sistema capitalista) e iniciaron la construcción del socialismo
¿configuran una crisis final del socialismo? ¿confirman la posición de los reformistas que
renunciaron a la “construcción del socialismo” para dedicarse a perfeccionar el
capitalismo? ¿son estas inevitables crisis de crecimiento del nuevo régimen socialista?
¿pueden explicarse, exclusiva o principalmente, por las desviaciones de Stalin?
Empecemos por la última pregunta, para que el mito demonista de Stalin (especie de
genio diabólico todopoderoso, sobre el que recaen hoy todas las culpas) no termine
ocultando o disimulando otros mitos, inventados –eso sí- por Stalin y que siguen en pie.
Lenin murió en enero de 1924. Desde 1922 previno al Comité Central y al XIII Congreso
del Partido Comunista de la Unión Soviética contra los defectos personales de Stalin –sin
dejar de reconocer sus méritos– y propuso “pasar a Stalin a otro puesto” que no fuese la
Secretaría General y “nombrar para este cargo a otro hombre (…) más tolerante, más
leal, más correcto y más atento con loscamaradas”(1). Pese a esa recomendación, Stalin –
como secretario general del Partido Comunista- gobernó a la Unión Soviética durante 29
años, desde 1924 hasta su muerte, en 1953. Han transcurrido hasta ahora 36 años.
En 1956 el XX Congreso del PCUS recibió la primera denuncia de Jruschov, con
respecto a la conducta criminal de Stalin; pero no criticó sus ideas. Fueron publicados los
textos que integran el mal llamado “testamento de Lenin”, mantenidos en secreto y
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negados hasta entonces.(2)Desde 1956 han transcurrido 33 años, cuatro más que los regidos
por Stalin. Bastan estas cifras para advertir que no todo se explica por Stalin. Algunas de
las desviaciones –con respecto a ideas de Marx y de Lenin– en que incurrió Stalin
permanecen y pueden constituirse en trabas ideológicas para el proceso de reestructuración
y transparencia, liderado por Gorvachov en la Unión Soviética, e incluso parecen ser una de
las causas de la lentitud del proceso de revisión, iniciado en 1956, y de las resistencias que
todavía provoca.
STALIN SOBREVIVE
Considero que la mayor supervivencia de Stalin es la idea falsa de que la Unión
Soviética ya es una sociedad socialista.Aún que hoy no se hable en la Unión Soviética de
“la construcción del comunismo” –como en los tiempos de Stalin– ni se planifique “la
sociedad comunista para veinte años después”, como en los días de Jruschov, se admite
como verdad, como hecho real, que en la Unión Soviética existe ya una sociedad socialista.
Hasta se acepta la denominación de “socialismo real”,diminutoria, en mi opinión, de la
idea de socialismo y diminutoriatambién del gigantesco y heroico esfuerzo revolucionario,
realizado por los pueblos de las URSS, desde 1917 en adelante, para persistir en la
construcción de los fundamentos económicos de una sociedad socialista.
Diminutoria de la idea de socialismo porque una sociedad socialista, en tanto que
primera fase de la sociedad comunista teóricamente concebida por Marx, debe reunir al
menos dos características: 1) en cuanto a la producción y el desarrollo de las fuerzas
productivas, tiene que alcanzar y sobrepasar a las sociedades capitalistas contemporáneas;
2) en cuanto a la distribución, tiene que crear las condiciones para aplicar a pleno el
principio de acuerdo con el cual cada uno aporta a la sociedad según su capacidad y cada
uno recibe de la sociedad según su trabajo. Aunque la primera de estas características se
hubiera alcanzado (o se alcance) la segunda será inalcanzable mientras la existencia de
fuerzas externas hostiles obligue a destinar una parte del producto social para mantener
presupuestos militares de defensa y contralores burocráticos improductivos.
De acuerdo a la actual información de procedencia soviética, las dos características
mencionadas todavía no se alcanzaron. Esta comprobación autocrítica (porque procede de
la información soviética) debe llevar a la caracterización de la sociedad soviética como una
sociedad que todavía construye los fundamentos económicos, sociales, políticos y
culturales del socialismo y no como una sociedad socialista completa o como “socialismo
real”.Por esas razones, la errónea caracterización acuñada por Stalin (sociedad socialista
completa y en tránsito hacia el comunismo) mantenida hasta hoy, resulta diminutoria de la
idea de socialismo.
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Pero resulta diminutoria, además, del enorme esfuerzo realizado por los pueblos de
la URSS para persistir en la construcción socialista. No es el adjetivo “socialista” lo que
permite calificar de gigantesco, heroico y, por momentos, sobrehumano ese esfuerzo de los
comunistas y de los pueblos de la Unión Soviética. Esos calificativos corresponden si se
comparan el punto de partida de la Rusia Soviética de 1921 –destrozada por tres años de
guerra y cuatro años de intervenciones militares extranjeras en favor de la
contrarrevolución– y el nivel actual de la URSS, 1989. Más aún se estima la magnitud y la
calidad de ese esfuerzo, en cuanto a la satisfacción de necesidades populares básicas, si se
comparan las áreas territoriales del antiguo imperio zarista con las áreas de los imperios
contemporáneos inglés y francés.
En alguna otra ocasión señalé que, mientras el territorio del antiguo imperio zarista
fue borrado hace tiempo de la “geografía del hambre”, grandes extensiones de los
antiguos imperios coloniales de Inglaterra y Francia aún pertenecen a esa geografía. El
nivel de vida de los obreros que tienen ocupación regular en Francia y en Inglaterra tal vez
se levantó por encima de los obreros rusos; pero lo que importa para comparar es el
conjunto del territorio y de la población de los antiguos imperios.(3)
DOS SISTEMAS EN ACCION
En 1921 la Revolución Socialista, que se había extendido a varios países europeos,
quedó constreñida dentro de los límites del Imperio zarista en un espacio territorial y
demográfico del que quedaron excluidos, entre otros territorios, los de Finlandia, Estonia,
Letonia, Lituania y Polonia. Ese espacio arrastraba, en 1913, un atraso económico
considerable con respecto a los países capitalistas más avanzados. En 1921 su aparato
productivo estaba destrozado por siete años de guerra, como ya hemos visto.(4) El sistema
político legal, surgido de la revolución de febrero de 1917, se había descompuesto desde
1918 porque, salvo el partido de los bolcheviques, todos los demás se habían enfrentado
con el pueblo al complicarse con las intervenciones militares extrajeras. En tales
circunstancias se constituyó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Siguieron largos años del bloqueo económico y, entre 1941 y 1945, casi todo el
territorio europeo de la URSS fue teatro de guerra, con la consiguiente devastación repetida
del aparato productivo. Pese a eso, en 1989 la URSS, el estado sumergido de 1921, es una
de las dos superpotencias mundiales. La otra, los Estado Unidos de Norteamérica, líder del
área capitalista de la economía mundial, solamente ha recogido beneficios de las guerras
registradas desde 1917, sin que hayan afectado nunca su territorio, su población ni su
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aparato productivo. Por el contrario: ese aparato productivo se vio favorecido como
proveedor para las guerras lejanas.
Puestos en acción los dos sistemas (el capitalismo de Estados Unidos y el sistema
orientado hacia el socialismo en la Unión Soviética) si se comparan los resultados
obtenidos desde 1917, resulta notoria la superioridad del ritmo de crecimiento económico
en el sistema planificado y orientado hacia la construcción del socialismo, a pesar de los
errores, lo tanteos y hasta las monstruosidades que se cometieron (algunas de las mayores:
anulación –por muerte o proscripción– derevolucionarios talentosos y trabas opuesta a la
investigación y a la creación en las ciencias biológicas y sociales).(5)
PREVISIONES Y HECHOS REALES
Los estudios de Marx sobre el capitalismo, como sistema económico y social, nunca lo
llevaron a la conclusión de que, alguna vez, ese sistema se derrumbaría total y
espontáneamente, de manera mecánica, como pueden derrumbarse los edificios sin base
asísmica durante un terremoto. Siempre consideró que “los hombres hacen su historia”.
El pensamiento de Marx en general, y sus investigaciones económicas en particular, no
hubieran derivado de nuevo hacia la política, si una de las características de ese
pensamiento hubiera sido el mecánico determinismo económico.(6)
El capitalismo sólo estaba plenamente desarrollado en Inglaterra(7) y empezaba a
extenderse al resto del mundo de muy diversas maneras, cuando los estudios de Marx
llegaron a la conclusión de que el sistema encerraba contradicciones insuperables. El
incremento incontenible de las fuerzas productivas, inherente al sistema, terminaría por
socializar cada vez más los procesos de producción y por romper el marco de las relaciones
de propiedad (propiedad privada del producto y de los medios de producción y de cambio).
La acción política en todas sus formas desarrollaría las fuerzas humanas capaces de
promover el cambio social mediante la tomar del poder político.
Crisis y guerras derivadas del sistema, generarían conciencia de la necesidad del
cambio en las clases sociales no privilegiadas por las relaciones de propiedad, lideradas por
el proletariado. La Primera Guerra Mundial surgió del choque de intereses entre las grandes
potencias capitalistas y generó –a nivel europeo– condicionespara el cambio del sistema
social. El Imperio zarista, la formación política, económica, social y cultural más cargada
de agudas contradicciones internas, registró los primeros estallidos revolucionarios y el
7
Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (bolchevique) con Lenin a la cabeza condujo al
pueblo a la revolución socialista.(8)
El desarrollo, que Lenin y otros teóricos hicieron de las ideas y del método de Marx,
permitió conducir los movimientos revolucionarios (anticapitalistas, antimperialistas)
contra los gobiernos que habían lanzado la Primera Guerra Mundial. Ya vimos que en 1921
la victoria de esos movimientos quedó limitada, mediante la fuerza militar, a una parte del
territorio del antiguo imperio zarista. Pero el mundo entero se había conmovido: otras
revoluciones europeas (Hungría, Baviera) y diversas acciones contra la intervención militar
extranjera en Rusia (sublevación de la flota francesa del mar Negro; bloqueo de los
abastecimientos a la fuerza expedicionaria anglo-americana por los estibadores británicos)
internacionalizaron aquella lucha. Los revolucionarios de la década de 1920 constituyeron
la Internacional Comunista (3ª Internacional) para que sirviera como estado mayor de la
revolución mundial mientras las potencias capitalistas se prepararon para restaurar el
sistema capitalista sobre el territorio soviético. Pero la realidad no se ajustó a ninguna de
estas dos previsiones.
LOS TERCOS HECHOS
La política orientada a la restauración del sistema capitalista desde el exterior, en los países
que lo habían destrozado revolucionariamente, para construir desde el poder sociedades
socialista; las consecuencias de la guerra mundial y el incremento de fuerzas
contrarrevolucionarias en varios países, contribuyeron a generar los movimientos fascistas
y nuevas alineaciones en el marco de los ciclos de crisis económicas y choques políticos
propios del sistema capitalista. El curso de la revolución democrática en China, las
agresiones del militarismo japonés contra ese país; los ataques del fascismo italiano contra
Etiopía, del nazismo alemán contra la Renania, Austria, Checoslovaquia y Polonia, de los
fascismos alemán e italiano contra la República Española, desembocaron en la segunda
guerra mundial, que alineó a Inglaterra, Francia, URSS, China y los Estados Unidos contra
Alemania, Italia y Japón.
No se concretó un frente capitalista –aspiración de Churchill en 1919– para
restaurar tal sistema en los países que construían el socialismo, sino una coalición dirigida
por Churchill, Roosevelt y Stalin, que derrotó militarmente al fascismo. Veinte millones de
vidas aportaron para lograr esta derrota los pueblos de la Unión Soviética. La derrota de las
potencias fascistas, la presencia de los ejércitos soviéticos en Europa Central y en los
territorios de China y Corea; el desarrollo de movimientos democráticos y de liberación
8
nacional en Polonia, Rumania, Hungría, Bulgaria, Checoslovaquia, Yugoeslavia y Albania,
en los países asiáticos mencionados y en otros agredidos por el Japón (Vietnam, Birmania,
etc.) crearon condiciones para la iniciación de nuevos procesos revolucionarios y de
construcción socialista, con características peculiares dentro de cada país, entre los que
cabe destacar los rasgos propios de Yugoeslavia, Albania, China, Corea y Vietnam.(9)
DESPUES DE LA ONU
El orden jurídico internacional surgido de la segunda guerra mundial (Carta y
Organización de Naciones Unidas)fue el resultado de un acuerdo entre los países
capitalistas y los países donde se construía el socialismo, después que unos y otros
participaron en la guerra contra el fascismo. De muy diversas maneras, ese orden jurídico –
reconocido a veces, desconocido o adulterado otras veces– influyó sobre todos los grandes
conflictos internacionales desarrollados después de la segunda guerra mundial y sobre los
procesos de descolonización que incrementaron el número de estados políticamente
soberanos y miembros de Naciones Unidas.
Guerras de contención, o acciones punitivas, se desencadenaron contra países que
optaron por el socialismo (China, Corea, Vietnam, Angola, Cuba) violando el orden
jurídico internacional. También fue violado dicho orden por intervenciones militares de dos
países socialistas contra otros (URSS-Hungría, 1956; URSS-Checoslovaquia, 1968; ChinaVietnam, 1975). Yugoeslavia, antes, y Polonia, ahora, también han denunciado presiones
de la URSS. Alemania, potencia derrotada, permanece dividida pese a los compromisos de
reunificación tomados previamente por sus vencedores.
Ese orden jurídico de la ONU se mantiene, aunque no terminó con la realidad de
una economía mundial en la que todos los países capitalistas desarrollados (especialmente
los grandes: Estados Unidos, Inglaterra, Francia) explotan a los países cuyo subdesarrollo
tiene origen en la dependencia colonial o semi-colonial. A esta se sumó la dependencia
económico-política generada por empréstitos condicionados, por subordinación a
necesidades del mercado de los países imperiales o por inversiones directas (como ha sido y
es el caso en la mayoría de los países de América Latina durante diversas etapas de su
historia). El choque de intereses entre los países del capitalismo desarrollado y los países
del capitalismo dependiente (o subdesarrollado) pasó a primer plano después de la segunda
guerra y generó duros conflictos con los países imperiales (Guatemala 1954, Egipto 1956,
revoluciones africanas y asiáticas por la descolonización, Revolución Cubana 1959).
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UN MUNDO CON VARIOS SISTEMAS
En los días de Marx, y en la elaboración de la teoría, sólo se podía razonar en
abstracto sobre el proceso de tránsito del capitalismo al socialismo, como si fuera un
proceso relativamente homogéneo. No podían escapar a un observador agudo, con
mentalidad científica como Marx las peculiaridades de cada país. Y no escaparon: a
distintas alturas de su vida, y ante nuevos hechos, hizo previsiones distintas sobre el curso
posible de un proceso revolucionario para Alemania, Francia, Inglaterra o Rusia; pero no
podía ir, ni fue más allá de algunas grandes generalidades.
Cuando la primera guerra mundial sacudió especialmente a Europa, Lenin y otros
revolucionarios procuraron crear –como ya vimos– un estado mayor para la revolución
mundial. Después que la revolución socialista no pasó del territorio de la Unión Soviética,
Lenin acentuó su preocupación por las peculiaridades nacionales de cada futuro proceso
revolucionario. Sin renunciar a la solidaridad entre los proletarios y los socialistas de todos
los países fustigó las tendencias al traslado mecánico de la experiencia rusa.(10)
Esas tendencias primaron dentro de la Internacional Comunista. Mucho después de
su disolución y de la disolución de la Oficina de Información de los Partidos Comunistas y
Obreros el tema del “partido guía” estuvo todavía en la base de la disidencia chinosoviética. El proceso real de la revolución china, entre 1935 y 1949; la guerra de liberación
de Yugoeslavia y la toma del poder por las fuerzas que dirigía Tito, entre 1940 y 1945; el
proceso de la Revolución Cubana, entre 1953 y 1959, y la propia resolución que disolvió a
la Internacional Comunista, en 1943, ya habían sepultado con datos de la realidad la teoría
del “partido guía” a nivel mundial. El apoyo incondicional prestado por Jruschov a la
Revolución Cubana anticipaba un reconocimiento implícito de que las revoluciones
socialistas no necesitan de ningún partido guía fuera del territorio donde se desarrollan,
aunque necesiten de la solidaridad de todos los pueblos para impedir las intervenciones
militares contrarrevolucionarias.
PROCESOS PECULIARES
La edificación de bases socialistas fue iniciada a partir de procesos originales y
propios en la URSS, este de Europa, China, Cuba, etc. Las fuerzas productivas estaban
menos desarrolladas en esos países que en los principales países capitalistas (Inglaterra,
Estado Unidos, Francia, Alemania, Italia, etc.). Este nivel de desarrollo relativamente bajo
de las fuerzas productivas determinó ciertas características internas de esa edificación
10
socialista (prioridad absoluta para la producción de medios de producción, en algunos;
escasez en la producción de artículos de consumo, en todos). También limitó las
posibilidades de un desarrollo amplio de la ayuda económica y técnica, de los países
empeñados en la construcción del socialismo entre sí y a los países subdesarrollados en
general y se constituyó en un freno para los posibles procesos de integración.
El momento actual presenta tres rasgos a tener en cuenta: a) superioridad científicotecnológica de los países capitalistas y políticas de estos países orientadas a utilizar dicha
superioridad circunstancial para mantener el dominio sobre la economía mundial y,
eventualmente para propiciar intervenciones que restauren el capitalismo donde ya quebró;
b) crecientes necesidades de los países subdesarrollados, imposibles de satisfacer dentro del
actual mercado mundial y del sistema capitalista dependiente; c) esfuerzos de los países
socialistas para superar su retraso tecnológico, para corregir los errores registrados en el
proceso de construcción económica y de organización democrática del poder político.
Algunos ideólogos estiman que este proceso de corrección de errores también habilitará la
restauración capitalista.
La economía mundial, para avanzar en su conjunto, como una economía al servicio
de los seres humanos –y no del gran lucro para pequeñas minorías– tendrá que pasar a
formas socialistas de apropiación de los medios de producción y de distribución del
producto. En los países capitalistas la socialización de la producción y su concentración han
desbordado las fronteras nacionales; pero se mantiene la apropiación privada del producto.
El pasaje a formas socialistas es el paso siguiente en el área de las empresas trasnacionales.
Este paso lo necesita, en todos los continentes, la inmensa mayoría de los 5000 millones de
seres humanos que habitan el Planeta y padecen necesidades susceptibles de ser satisfechas
con el nivel actual de las fuerzas productivas.
PARA REFLEXIONAR
A partir de los hechos reseñados caben algunas reflexiones.
1. Nada indica que asistamos a una crisis final del socialismo. Existen dificultades
económicas y políticas; pero en lugar del siniestro “1984” previsto por George Orwell, en
1985 comenzó un período de retorno a la auténtica democracia socialista de los consejos
(soviets) de obreros, campesinos y soldados. La profunda democratización parece
indispensable para superar la crisis de crecimiento. La fuerza expansiva del sistema
capitalista lo llevó a todo el mundo; pero las contradicciones del capitalismo dependiente o
11
subdesarrollado han resultado más irritante y agudas que las registradas al estudiar las
grandes potencias capitalistas. Los países capitalistas desarrollados garantizan hoy un nivel
de vida apropiado a la mayoría de sus habitantes; pero ocurre a expensas del nivel de vida
de los países subdesarrollados. Las prácticas intervencionistas aplicadas o toleradas contra
Argelia, Cuba, Vietnam, Granada, Libia, Nicaragua, El Salvador, Panamá y la doctrina de
una democracia sin participación del pueblo (expuesta en los documentos de Santa Fe)
constituyen una regresión y apuntan a nuevas crisis.
2. La experiencia realizada con la toma del poder por el proletariado y sus aliados
populares en Rusia, y por los frentes de liberación nacional antiimperialistas en otros
países, confirmó las previsiones unánimes de las corrientes socialistas en cuanto a la
magnitud de las dificultades que se presentarían para desarrollar los procesos de
construcción socialistas en países atrasados económicamente; pero no justificó, en ningún
caso, la renuncia a la toma del poder. El ritmo de avance económico, social y cultural de los
países capitalistas dependientes de similar desarrollo, se revela como más acelerado y
mejor orientado a satisfacer necesidades básicas. En un mundo con sistemas múltiples, el
socialismo aparece como la vía más segura para lograr los niveles de bienestar para todos,
alcanzables en el estado actual de la ciencia y la tecnología.
3. En los países cuyos pueblos –mediante revoluciones victoriosas o mediante
definiciones electorales– expresaron la voluntad de construir sociedades socialista, las
sucesivas crisis de crecimiento, han tenido su origen –inevitable– en el bajo nivel de
desarrollo económico desde el cual partieron; en la falta –esta sí, evitable– de
democratísimo y consolidación efectiva del poder popular y en las presiones sufridas desde
el exterior. Dichas presiones generan un alto grado de militarización de las sociedades
socialistas en construcción, con muchas consecuencias negativas. También obligan a una
pesada asignación de recursos económicos para la defensa, con el fin de garantizar los
respectivos procesos contra las amenazas o las directas agresiones extranjeras.
4. Al cabo de 72 años de experiencia en la primera formación social que inició la
construcción del socialismo con una forma concreta y realmente democrática de “dictadura
del proletariado”, (los Soviets campesinos y obreros, dirigidos por estos, que luego
degeneraron en estado autoritario) no parece aventurado afirmar que la sociedad comunista
sin Estado, prevista por Marx, en la que resulte aplicable el principio “de cada uno según
su capacidad, a cada uno según su necesidad”, se ubicará en el tiempo histórico después
que todos los pueblos del mundo hayan pasado por la experiencia del socialismo, conforme
a la expresión de voluntad de cada pueblo. El socialismo pasa hoy por una crisis de
12
crecimiento; pero el capitalismo imperialista y su complemento –el capitalismo
dependiente– viven una crisis general y permanente, porque ya han demostrado su
incapacidad para dar satisfacción a las necesidades básicas de los habitantes de nuestro
Planeta.
5. Un estado de derecho de nuevo tipo, consecuentemente democrático y
ampliamente participativo, en una sociedad socialista plenamente desarrollada dentro de
cada país, todavía tendrá que educar a generaciones con los valores solidarios de la nueva
sociedad humana, hasta que se desarraiguen las viejas concepciones egoístas del lucro y la
competencia, los prejuicios étnicos, las rivalidades nacionales(11)y se superen los desniveles
culturales, subsisten bajo el capitalismo, según prueba y que no se extinguirán
espontáneamente bajo el socialismo, según prueba la experiencia ya realizada. La extensión
a todo el Planeta del desarrollo industrial y de la explotación de los recursos naturales, junto
con el crecimiento de la población enseñan también que deberá madurar una clara
comprensión de las relaciones existentes entre las necesidades de nuestra especie y los
recursos del Planeta sobre el que vive, sometidos actualmente a destrucción y derroche por
una economía fundada exclusivamente en el lucro personal o en la rentabilidad de la
empresa.
6. A pesar de su punto de partida, retrasado técnicamente, los países que construyen
el socialismo han equilibrado, también en armamento nuclear, la capacidad militar de los
países imperialistas empeñados en la restauración capitalista.La guerra nuclear no
conducirá a una definición política o social sino al exterminio del género humano. Este es
hoy un dato de la realidad, admitido por todos. Si la renuncia a las armas atómicas no
genera los acuerdos destinados a superar el subdesarrollo y sólo abre camino para otra
guerra convencional, el sistema capitalista se seguirá desintegrando como ocurrió durante
las guerras precedentes.
7. La superación de la pobreza es hoy posible mediante acuerdos para realizar
profundas reformas y crear un nuevo orden económico internacional, según ha admitido la
Organización de Naciones Unidas. Tal orden nuevo no parece incompatible con la
construcción del socialismo por los pueblos que han tomado ese camino ni con nuevas
formas de economía mixta. Tampoco parece incompatible con la evolución de las
economías subdesarrolladas, se fijan desde el Fondo Monetario Internacional, puesto
exclusivamente al servicio del gran capital financiero. La declaración del Partido Socialista
Unificado de la República Democrática Alemana y del Partido Socialdemócrata de la
República Federal Alemana, emitida en 1987, propició por primera vez un entendimiento
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de todas las tendencias socialista para alcanzar dichos acuerdos renovadores de la economía
mundial. Si tales acuerdos no se realizan, la superación de la pobreza –que ya es una
posibilidad cierta y no es más una utopía– se producirá mediante reformas o mediante
revoluciones que inevitablemente protagonizarán los pueblos ubicados por debajo de cierta
línea de pobreza.
NOTAS
(1) Ver Lenin: Carta al Congreso pág. 11. Edición en lenguas extranjeras, Moscú 1956.
(2) Al respecto recuerdo que, hacia 1937, en una reunión de militantes del Partido Comunista
Uruguayo, ante una pregunta de Bernardino Marques do Vales –dirigente gastronómico–
sobre dicho “testamento”, Luis Fierro que regresaba al país después de años de residencia
en Moscú y trabajo en la Internacional Comunista, respondió sinceramente convencido: “el
testamento es una invención trotskista”. La buena fe de Luis Fierro sirve para subrayar el
carácter monstruoso de la falsificación histórica.
(3) Los datos de Naciones Unidas no indican la existencia de zonas de hambre dentro del
territorio soviético de 22:402.000 Km2; pero existen vastas zonas de hambre en las áreas no
metropolitanas de los antiguos imperios británicos o francés, donde se mantiene el sistema
capitalista.
(4) Lenin estimó la capacidad productiva de la URSS en 1920 como equivalente al 10% de la
pre-guerra (1913). Discurso en la asamblea de militantes del Partido (6-XII-1920).
(5) La discusión de las erróneas tesis del académico Lisenko, sobre “La situación en la ciencias
biológicas”, en la sesión de la Academia de Ciencias Agrícolas (31 de julio- 7 de agosto de
1948) culminó cuando dicho académico informó: “El Comité Central del Partido ha
examinado mi informe, aprobándolo” (Versión taquigráfica, pág. 567). En ciencias sociales,
los manuales se construyeron como un repertorio de citas y especulaciones de tipo
escolástico para confirmar las tesis sustentadas por Stalin, en ciencias físico-químicas, sin
embargo, fue muy importante que los científicos soviéticos mantuvieran la paridad con los
del mundo capitalista, por lo menosen las técnicas destinadas a la defensa. Quizás en este
terreno Stalin haya respetado lo que afirmó en su trabajo “sobre lingüística”. “Es cosa
reconocida por todos que ninguna ciencia puede desarrollarse y progresar sin lucha de
opiniones, sin libertad de crítica”.
(6) Digo “de nuevo hacia la política”, porque Marx fue de la filosofía a la política, primero; a
las investigaciones económicas, después; pero como nunca fue mecánicamente determinista
estimuló siempre la lucha.
(7) Esto lo reconoce expresamente Marx en “El Capital”.
(8) Sospecho que la Revolución Mexicana (1910) y la Revolución China (1911) sin conducción
socialista las dos, fueron los primeros grandes síntomas históricos de que el capitalismo, en
su conjunto, no se transformaría en un sistema mundial plenamente desarrollado y
permanecería como lo que todavía es: un sector desarrollado de la economía mundial a
expensas del subdesarrollo y consiguiente miseria para otros pueblos.
14
(9) En 1947 el Partido Comunista Francés reconoció que en 1945 había entregado
graciosamente el poder a la burguesía. Acertado o equivocado el reconocimiento, no tiene
sentido ocuparse de lo que hubiera pasado en Francia…si no pasó.
(10)
“Pero no hemos comprendido como se debe llevar nuestra experiencia rusa a los
extranjeros. Todo lo expuesto en la resolución (se trata de una resolución de la internacional
Comunista sobre organización de los partidos H.R.) ha quedado como letra muerta. Y si no
lo llegamos a comprender no podremos proseguir nuestro avance” (discurso de Lenin del 2
de abril de 1922).
(11)
La diversidad de ópticas de ciertos observadores se hace evidente cuando abordan
estos temas, según se trate de países capitalistas o de países que construyen el socialismo. Si
en el Reino Unido chocan británicos e irlandeses, o en Bélgica flamencos y francófonos, lo
estiman como problema menos. Si en la Unión Soviética chocan azeríes y georgianos, o
armenios y georgianos o uzbekos y mesjetinos, lo ven como el comienzo de una disolución.
Escoceses, galeses e ingleses chocaron durante siglos, antes de considerarse británicos; y no
hablemos de las etnias de nuestra “madre patria”, España.
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DEMOCRACIA Y REVOLUCIÓN
La democracia en un proceso revolucionario
(Comunicación enviada al simposio convocado
por el frente Sandinista de Liberación Nacional)
17/18 de julio 1989
-I-
El 5 de mayo de este año escribí en el semanario BRECHA un largo artículo,
titulado “La inconclusa lucha de Carlos Marx”. En la medida que se refería a Marx el
artículo no podía eludir –y no eludió- el tema de “la dictadura del proletariado”; pero
tampoco lo desarrolló en la mediad necesaria a todas luces, si nos atenemos a una serie de
acontecimientos recientes ocurridos en países que construyen el socialismo.
Me propuse, entonces, volver sobre ese tema para estudiarlo históricamente durante
algunos meses con la colaboración de otros compañeros. Apenas iniciaba esa tarea cuando
recibí (13/VI/1989) la invitación del Departamento de Relaciones Internacionales del
Frente Sandinista de Liberación Nacional para participar en el simposio sobre
“Democracia y Revolución”que se realizará en Managua como parte de la celebración del
décimo aniversarios del triunfo de la Revolución Sandinista.
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Considero que un simposio internacional es un buen ámbito para estudiar todas las
experiencias revolucionarias desarrolladas desde 1917 en su relación con el concepto de
democracia. Han transcurrido 72 años desde que Lenin escribió “El Estado y la
Revolución”, unos cuantos años más que los transcurridos desde la Comuna de París (1871)
hasta el momento (30/XI/1917) en que Lenin decidió suspender la redacción del capítulo
VII del mencionado libro porque, como dijo con razón, “es más agradable y más
provechoso vivir la ’experiencia de la revolución’ que escribir acerca de ella”.
Ese capítulo VII tenía como tema “La experiencia de las revoluciones rusas de
1902-1917” y, en las pocas líneas de ese capítulo escritas por Lenin, afirmó que sobre ese
tema “podrían y deberían escribirse tomos enteros”. ¿Cuánto habrá que escribir,
entonces, sobre la múltiple y multinacional experiencia de los 72 años siguientes? Un
simposio internacional puede dar un comienzo apropiado a esa gran tarea, necesariamente
más prolongada en el tiempo que el propio simposio. Puede recomendar también formas
para continuar ese trabajo.
Y esto porque cada experiencia revolucionaria –victoriosa o circunstancialmente
derrotada– tiene matices, y aún colores, específicamente nacionales que pueden resultar
imperceptibles para quienes no han vivido de manera directa esas experiencias. Si este
simposio estableciera algunas líneas comunes de trabajo para iniciar el estudio de las
distintas experiencias, las investigación de los especialistas –y la elaboración de los
teóricos– podría continuar provechosamente de manera ininterrumpida y alumbrar mejor
los caminos de lucha a seguir por todos los pueblos del planeta en busca del bienestar y la
libertad, como condiciones de una convivencia pacíficamente y creadora de un futuro mejor
para los seres humanos.
Si tales resultados se obtienen, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, que
convocó el simposio, habrá acumulado para sí un nuevo mérito a los muchos que ya
registró en la historia del siglo XX. Nuestra experiencia en el Uruguay es muy modesta:
apenas tres millones de habitantesen un territorio de 187 mil km2 o dispersos por el vasto
mundo. Pero es preciso contar con todas las experiencias y con todas las opiniones y por
eso me atrevo a enviar las que siguen, aunque la premura con que fueron elaboradas les
otorgue cierto carácter provisional.
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-II-
La invitación recibida nos llama a reflexionar sobre “la democracia en un proceso
revolucionario”. A escala mundial se inició, con las revoluciones rusas de 1917, un
proceso revolucionario de transición del capitalismo al socialismo que, en nuestra opinión,
no se ha interrumpido aunque presente una gran diversidad de formas. No vamos a entrar
en los detalles, que a escala internacional y nacional, asumió esta transición, que hoy
continúa dentro de un orden jurídico internacional (Carta de las Naciones Unidas) surgido
de la Segunda Guerra Mundial en la que fueron derrotados los imperios fascistas. Ese orden
jurídico consagró la pluralidad de sistemas económicos, sociales y políticos a nivel
mundial, el respeto a las soberanías nacionales y el derecho a la autodeterminación de los
pueblos. Dentro de ese marco jurídico, no siempre respetado, se desarrollan los diversos
procesos revolucionarios nacionales. Tal orden jurídico no existía en 1917 y la Revolución
Rusa tuvo que resistir el ataque militar de todas las grandes potencias de aquella época.
Marx afirmó en 1852 que “la lucha de clases conduce, necesariamente, a la
dictadura del proletariado”. Lo afirmó antes de la toma del poder por el proletariado en
ningún país y lo vio confirmado por la experiencia muy breve de la Comuna de París, que
engendró formas de democráticas para el ejercicio de lo que caracterizó como una
expresión concreta de dicha dictadura. Nunca concibió Marx a “la dictadura del
proletariado” como la imposición autoritaria de una minoría. El concepto abstracto de
dictadura, de poder irrestricto, no sujeto a normas legales precedentes, en el momento de la
toma del poder, se vincula en el pensamiento de Marx a cuatro elementos, condicionantes o
determinantes de la propia toma del poder, que explicitan aquel concepto, lo integran y
permiten definir sus formas.
Esos cuatro elementos son:
1. culminación de una “verdadera revolución popular”.
2. “organización del proletariado como clase dominante”.
3. destrucción de “la vieja maquinaria estatal”, clasista y represiva por definición
en Marx; y
4. “la conquista de la democracia”.
¿De qué modo operan en general los cuatro factores mencionados desde el momento
de la toma del poder?
1) Una “verdadera revolución popular” pone en actividad al proletariado con todas
sus experiencias y expresiones políticas y sociales y al conjunto de sectores de la sociedad
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que comparten, en el momento dado, el planteo revolucionario. Tanto al estudiar la
Comuna de París en 1871, como al realizar sus previsiones de 1877 sobre el futuro
revolucionario del imperio zarista, Marx prestó una atención fundamental a las alianzas del
proletariado, especialmente, en ambos casos, a la alianza con los campesinos. Las
consecuencias políticas de una “verdadera revolución popular” son una rápida puesta en
actividad política de vastos sectores antes pasivos de la población, el surgimiento de una
dinámica democrática que requiere se e encauzada en instituciones nuevas (comunas,
soviets, comités de defensa, órganos de base de poder popular) como lo han probado todas
las experiencias revolucionarias ya vividas.
2) La “organización del proletariado como clase dominante” supone generar, desde
la clase desposeída de los medios de producción, capacidad de dominio extendida al mayor
número posible de sus integrantes, esto es:a) acierto para prever el curso de los
acontecimientos, con conocimiento de la realidad económica, social, cultural y política y de
su dinámica; b) capacidad para movilizar y organizar fuerzas –incluso armadas- que
derroten a la contrarrevolución: c) conocimiento suficiente para conducir y desarrollar las
fuerzas productivas. Va de sí que tal organización supone la posesión y asimilación de una
teoría del desarrollo social y la incorporación al proletariado de las capacidades
intelectuales consiguientes. Marx elaboró los fundamentos de esa teoría del desarrollo
social que requiere permanente actualización.
3) La destrucción de “la vieja maquinaria estatal” supone nuevas formas políticas,
nuevas formas administrativas, una nueva concepción del Estado, no como un fin en sí
mismo, sino como instrumento mediante el cual los propios sectores revolucionarios llevan
a cabo los cambios. En una estructura capitalista desarrollada, los procesos de producción
de industrias y servicios están socializados, aunque la apropiación del producto sea
individual o privada. Es una tarea simple de registro y cálculo la que requiere la
apropiación y la distribución social del producto. Esta tarea se complica notoriamente
cuando la construcción socialista se inicia en economías carentes de desarrollo, sobre todo
si están expuestas a un cerco hostil, o si deben convivir durante largos años en
competencias y lucha con otros sistemas, tal como ha ocurrido y ocurre. En uno y otro caso
la democratización del nuevo aparato estatal y del proceso de formación de sus cuadros
aparecen como componentes indispensables para dinamizar el cambio social.
4) La “conquista de la democracia” bajo el socialismo supone la superación de las
limitaciones dela democracia bajo el capitalismo. Órganos de poder de base deben quedar
abiertos a la participación de todos, tanto en los vecindarios como en las unidades
deproducción, estudio o investigacióndonde todos podrán ser elegibles y electores. Los
mandatarios deben estar sometidos al contralor y a la voluntad de sus mandantes. El acceso
a los medios de comunicación social debe estar garantizado para todos. La posibilidad de
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formas de vida saludables para todos, la obligación de trabajar y estudiar, la igualdad de
posibilidades para el desarrollo de las capacidades creadoras, permitirán realizar en la
práctica de las declaraciones de derechos registrados en todas las constituciones
democráticas y jamás cumplidas bajo el capitalismo.
Sea cual sea la denominación de los órganos de poder resultantes de una verdadera
revolución popular (dictadura del proletariado, dictadura de la democracia popular,
gobierno revolucionario o gobierno popular) los cuatro elementos condicionantes, a los que
se refiere Marx en su teoría del poder revolucionario de transición, contribuyen al
desarrollo de la democracia, a la superación de las limitaciones dela democracia
representativa bajo el capitalismo. Las desviaciones y deformaciones autoritarias, que se
han comprobado, admitido e incluso autocriticado en diversos procesos de revolución
popular y socialista, no responden al planteo teórico de Marx sino a desviaciones que se
deben estudiar en cada caso concreto y que hoy ya se someten a revisión en varios países.
Marx, sin profetizar plazos ni imaginar formas, fue más allá de la “conquista de la
democracia” bajo el socialismo. Fue, con su pensamiento, más allá de la superación de las
limitaciones de la democracia bajo el capitalismo. En una sociedad plenamente desarrollada
desde el punto de vista económico, en una sociedad sin clases, ya plenamente socialista,
preveía la desaparición, la disolución del Estado, la desaparición de cualquier órgano de
opresión política con ese o con otro nombre. Lenin reivindicó esta previsión en tanto
componente importante de lo que entendía como “marxismo” y como una parte
fundamental de las ideas de Marx.
En el largo período de choque (1917-1989) entre sociedades capitalistas y sociedades
que construyen el socialismo casi ha hecho olvidar este planteo y este planteo y esta
reivindicación, sobre todo después de la burda revisión de la teoría del Estado realizada por
Stalin, que imaginó –utopía regresiva– a la sociedad comunista como una sociedad con
poder estatal. La sociedad comunista sin Estado, prevista por Marx en la que resulte
aplicable el principio “de cada uno según su capacidad, a cada uno según su
necesidad”, se ubicará en el tiempo histórico después que todos los pueblos del mundo
hayan pasado por la experiencia del socialismo, conforme a la expresión de voluntad de
cada pueblo. El socialismo pasa hoy por una crisis de crecimiento; pero el capitalismo
imperialista y su complemento –el capitalismo dependiente– viven una crisis general y
permanente, porque ya han demostrado su incapacidad para dar satisfacción a las
necesidades básicas de los habitantes de nuestro Planeta.
Un estado de derecho de nuevo tipo, consecuentemente democrático y participativo,
en una sociedad socialista plenamente desarrollada dentro de cada país, todavía tendrá que
educar a generaciones con los valores solidarios de la nueva sociedad humana hasta que se
desarraiguen las viejas concepciones egoístas del lucro y la competencia, los prejuicios
étnicos, las rivalidades nacionales y se superen los desniveles culturales, subsistentes bajo
21
el capitalismo y que no se extinguirán espontáneamente bajo el socialismo, según lo prueba
la experiencia ya realizada. También deberá madurar una clara comprensión de las
relaciones entre las necesidades de nuestra especie y los recursos del Planeta sobre el que
vive, sometidos actualmente a destrucción y derroche por una economía fundada en el
lucro.
Los cuatro elementos antes señalados en la concepción de Marx, como vinculados a
la “dictadura del proletariado” en tanto que gobierno de transición entre el fin del
capitalismo y el desarrollo pleno de la sociedad socialista, vieron extraordinariamente
complicada, y también frenada, su evolución y su aplicación en la práctica cuando el
tránsito hacia el socialismo se inició en formaciones sociales que no habían alcanzado el
mayor nivel de desarrollo de las fuerzas productivas posible bajo el capitalismo. Del
estudio histórico realizado en cada sociedad concreta surgirán las debidas comprobaciones
y las formas apropiadas a cada realidad cultural para corregir las desviaciones
antidemocráticas.
También cabe estudiar la influencia en cada proceso revolucionario de otros factores
superestructurales, tales como: a) circunstancias que rodearon la toma del poder (verdadera
revolución popular, guerra de liberación nacional con ayuda exterior, gobierno alcanzado
en elección con diversos grados de mayoría, tradición política anterior, etc.); b) amplitud y
arraigo de la tradición de funcionamiento político democrático; c) nivel de organización de
los sectores populares y definición programática de los mismos (sindicatos de trabajadores,
asociaciones estudiantiles, de profesionales, técnicos e intelectuales); d) existencia de
partidos políticos y relación entre los mismos, etc.; e) fenómenos culturales típicos
(homogeneidad lingüística, alfabetización, nivel educativo, sistemas de escrituras, etc.).
-III-
La mayoría del género humano padece el hambre, la desnutrición, las enfermedades
evitables y el analfabetismo y no tolerará esos flagelos que se pueden eliminar y que habrán
de superarse con reformas o con revoluciones. En términos generales, el cumplimiento
concreto de las resoluciones de la ONU sobre un “nuevo orden económico internacional”
puede abrir un camino para cambios pacíficos a condición de que sea impulsado por todas
las fuerzas socialistas y democráticas y de que los acuerdos que se alcancen sean respetados
por todos los estados.
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El ejemplo de las revoluciones victoriosas estimula otras revoluciones, tanto como
frenan o alteran su desarrollo los defectos registrados y no corregidos en el curso de los
procesos revolucionarios. Vivimos en un mundo intercomunicado. La realidad de un país,
de un proceso revolucionario, no se trasmite solamente con revistas o películas que
seleccionen lo positivo: todos los aspectos negativos de la realidad terminan llegando a
todas partes. Su ocultamiento reduce la credibilidad de los movimientos y partidos
revolucionarios, deteriora la confianza que deben merecer a los pueblos. Lenin dijo con
razón que la seriedad de un partido político se estima y se acredita cuando expone sus
errores y sus carencias a sus adherentes y a todo el pueblo.
Después de décadas de autosatisfacción y autoelogio, en varios países se ha tomado
en camino de la autocrítica a todos los niveles. Saludamos esta actitud que los
revolucionarios siempre debíamos haber mantenido, porque nos gana la confianza de los
pueblos. Pero señalamos de paso que los sectores reformistas –que se regodean con esta
actitud autocrítica de los revolucionarios– no han hecho, a su vez, ninguna autocrítica.
Ubicados en nuestro pequeño Uruguay, las experiencias revolucionaras que más han
llegado –y que por eso han afectado, incluso, el surgimiento de organizaciones y tendencias
dentro de la izquierda– han sido las revoluciones soviética, china y cubana. Tres
revoluciones victoriosas, tres revoluciones que han desarrollado grandes discusiones
internas para la revisión crítica y autocrítica de la propia experiencia. Pero también
influyeron mucho en Uruguay dos grandes derrotas: la de España Republicana y la de Chile
democrático y es preciso opinar y –sobre todo– interrogar al respecto.
Hay preguntas a la que se debiera responder: ¿estuvo bien la neutralidad anglofrancesa frente a la guerra desencadenada contra España Republicana en 1936-39? ¿fue
correcto negar garantía a las fronteras de Checoslovaquia en Munich?¿o prestar la bandera
de las Naciones Unidas para la guerra contra Corea? ¿o admitir como válidas las
alineaciones de la guerra fría?¿o guardar silencio frente al asalto a Guatemala, Cuba,
Granada o Nicaragua? No es cuestión de que ahora todos los errores cometidos por los
revolucionarios, los socialistas y los demócratas vayan a la larga y pesada cuenta de Stalin,
o incluso, a la lista de los errores del movimiento comunista internacional. Sería bueno
empezar a hablar de todos los errores que es necesario superar para que la causa de la
democracia y del socialismo avance, para que avance en todas partes la causa del desarrollo
económico independiente y auto sostenido, y de la justicia social con afirmación de la
democracia.
Una condición para este avance es también la revisión seria de más de 70 años de
edificación estatal en todos los países donde se construye el socialismo. Pero no es la única
condición. Hay otras experiencias de gobiernos socialdemócratas, que buscaron superar el
capitalismo y que sería útil estudiar, aunque hayan fracasado en la tarea. Todos podemos y
debemos opinar al respecto, porque en este mundo intercomunicado en que vivimos, los
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resultados de todas las experiencias reformistas o revolucionarias afectan de manera
negativa o positiva, según sea el caso, la tarea de todos los revolucionarios en todas partes y
en cualquier situación. Todos podemos y debemos opinar, sin duda; pero el aporte mayor
será el de los que han vivido cada una de las experiencias de mayor alcance.
Conocemos pocas experiencias de discusión entre organizaciones y personas de
distintas orientaciones políticas que buscan acordar sobre un fin común: proyectar, edificar,
consolidar formas democráticas, sobre un fundamento sólido de desarrollo económico y
justicia social. En el artículo al que hice referencia al comienzo de esta comunicación (y
que se incluye como anexo)(*) aludí a un documento emitido por el Partido Socialdemócrata
de la República Federal de Alemania y por el Partido Socialista Unificado de la República
Democrática de Alemania. Ese documento propone un punto de partida para estudiar y
actuar de común acuerdo. Me parece un ejemplo altamente constructivo de acuerdo posible
para tener en cuenta.
RECOMENDACIÓN
Tal vez este simposio debiera: 1) recomendar el estudio de las peculiaridades de cada
país y la influencia de éstas en los procesos de construcción económica y política de las
nuevas sociedades; 2) iniciar un intercambio al respecto para impulsar el desarrollo
económico, la justicia social y la consolidación de la democracia en el marco del orden
jurídico internacional consagrado en la Carta de Naciones Unidas; 3) expresar su
solidaridad con los ensayos de pluralismo democrático y economía mixta, como el
emprendido por el pueblo de Nicaragua, para que pueda desarrollarse pacíficamente y sin
padecer las agresiones militares y económicas a las que actualmente está sometido. Se
trabajaría así por una auténtica paz de los pueblos.
(*) El artículo mencionado se publicó el 5 de mayo de 1989, en el semanario BRECHA, bajo el título
“La inconclusa lucha de Carlos Marx”. Fue enviado a Nicaragua como anexo a esta comunicación, dirigida
al Simposio organizado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional; pero no se incluye en esta edición.
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