Los bizantinos

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Los bizantinos (476 -1453)
Los bizantinos tomaron su nombre de Bizancio, una antigua ciudad griega situada en el Bósforo, vÃ−a
fluvial estratégica que une el Mar Negro con el Egeo. En el siglo IV, el emperador romano Constantino la
habÃ−a rebautizado como Constantinopla, convirtiéndola en la segunda capital de su imperio. El Imperio
Romano de Oriente sobrevivió casi mil años al Imperio Romano de Occidente, defendiendo Europa de las
invasiones orientales de los persas, árabes y turcos. Los bizantinos perduraron porque Constantinopla estaba
bien defendida por murallas y podÃ−a ser abastecida desde el mar. En el cenit de su esplendor, a mediados
del siglo VII, los bizantinos habÃ−an recuperado gran parte de los territorios del antiguo Imperio, excepto la
penÃ−nsula Ibérica (actualmente España y Portugal), la Galia (actualmente Francia) y Gran Bretaña.
Los bizantinos también mantuvieron el control sobre Siria, Egipto y Palestina, aunque a mediados del siglo
VII lo habÃ−an perdido ante los árabes. Desde entonces, su imperio consistÃ−a principalmente en los
Balcanes y la TurquÃ−a actual.
El primer gran emperador bizantino fue Justiniano I (482 a 565). Su ambición era restaurar el antiguo
Imperio Romano, lo que estuvo casi a punto de lograr. Su instrumento fue Belisario, el gran general de la
época, quien agrandó el imperio por los cuatro puntos cardinales derrotando a los persas por el este, a los
vándalos en el norte de à frica, a los ostrogodos en Italia y a los búlgaros y eslavos en los Balcanes.
Además de sus campañas militares, Justiniano sentó las bases de su futuro imperio al establecer un fuerte
sistema administrativo y legal. También fue un defensor del cristianismo.
La economÃ−a bizantina fue durante muchos siglos la más rica de Europa porque Constantinopla estaba
muy bien situada en las rutas comerciales entre Asia, Europa, el Mar Negro y el mar Egeo. También era un
punto de destino importante para la Ruta de la seda desde China. El nomisma, la principal moneda de oro
bizantina, fue la moneda oficial del Mediterráneo durante 800 años. Finalmente, la posición estratégica
de Constantinopla atrajo la envidia y la animosidad de las ciudades-estado italianas.
La fuerza clave del Imperio Bizantino fue la superioridad de su ejército, que recurrió a lo mejor de la
experiencia bélica de los romanos, los griegos, los godos y de Oriente Medio. El núcleo del ejército era
la caballerÃ−a pesada, que actuaba de fuerza de choque apoyada por la infanterÃ−a ligera (arqueros) y la
infanterÃ−a pesada (espadachines con armadura). El ejército, dividido en unidades, estaba entrenado en
tácticas y maniobras. Los oficiales recibÃ−an educación en historia y teorÃ−a militar. Aunque con
frecuencia eran superados en número por masas de soldados carentes de preparación, el ejército
bizantino prevalecÃ−a gracias a tácticas inteligentes y a una buena disciplina. Una red de espÃ−as y agentes
secretos, que filtraba información acerca de los planes de los enemigos, reforzaba al ejército, permitiendo
utilizar el soborno u otras formas de desviar al enemigo.
La marina bizantina mantenÃ−a abiertas las rutas comerciales marÃ−timas, asÃ− como las lÃ−neas de
suministro de la ciudad para evitar que ésta tuviera que rendirse de hambre en caso de asedio. En el siglo
VIII, el ataque marÃ−timo y terrestre de los árabes no tuvo éxito debido a un arma secreta: "el fuego
griego". Este arma quÃ−mica, cuya composición se desconoce en la actualidad, era una especie de lÃ−quido
de napalm que podÃ−a ser rociado con una manguera. "El fuego griego" provocó la destrucción de la
marina árabe.
Durante los siglos VII y VIII, los árabes invadieron Egipto, Oriente Medio, el norte de à frica y España,
despojando para siempre al Imperio Bizantino de esos territorios. La victoria de los turcos en Manzikert, en el
año 1071, tuvo como consecuencia la devastación de Asia Menor, principal fuente de cereales, ganado,
caballos y soldados del imperio. En el año 1204, los cruzados al mando del Dogo de Venecia saquearon a
traición Constantinopla.
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En el siglo XIV, los turcos invadieron Europa tomando Adrianópolis y evitando enfrentarse a
Constantinopla. Un gran número de ellos se asentó en los Balcanes, derrotando a un gran ejército
cruzado en Nicópolis en 1396. En mayo de 1453, el sultán turco Mehmet II tomó la debilitada
Constantinopla con la ayuda de pesados cañones. Con la caÃ−da de Constantinopla, el Imperio Bizantino
tocó a su fin.
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