Pero no debemos olvidar la influencia que procede de una tradición

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Pero no debemos olvidar la influencia que procede de una tradición cinematográfica gestada a comienzos del siglo xx, en la que un “investigador” como
Georges Méliès es pionero en la representación de lo fantástico en el cine, con
profusión de demonios, hadas, monstruos, insectos e incluso extraterrestres.
Obras como El sueño del astrónomo o como su popular Viaje a la luna en el que
un cohete se estrella en un ojo de la luna son precursoras de otras cinematografías posteriores. Igualmente es necesario tener en cuenta otras obras de principios
de siglo como las creadas por Segundo de Chomón, quien con su El hotel eléctrico crea un claro antecedente de Vormittagsspuk del alemán Hans Richter (obra
que fue quemada por los nazis por considerarla arte degenerado) además de las
obras francesas ya citadas en las que se usa la técnica de animación del “stop
motion”. Tampoco se pueden obviar las filmaciones claramente pre-surrealistas
del español Ramón Gómez de la Serna.
Al margen del cine realizado en Francia, en otros lugares de Europa y
América, cineastas más o menos próximos al movimiento surrealista crearon obras
en las que lo experimental, las temáticas o su proximidad a las vanguardias son
patentes. Obras que la inclusión en este ciclo nos permite volver a ver a la luz del
ímpetu creador y de renovación que emergió en los años xx tras la primera
Guerra Mundial.
Creadores alemanes como Hans Richter o Walter Ruttmann quien con
Berlin: Die Sinfonie der Grossstadt (Berlín: Sinfonía de una gran ciudad) logra
transmitir al espectador el ritmo de una ciudad anónima mediante el uso de un
espectacular montaje.
En las tempranas adaptaciones del
cuento de terror de Edgar Allan Poe The Fall
of the House of Usher (El hundimiento de la
casa Usher) llevado a cabo el mismo año de
1928 por Jean Epstein en Francia (con Buñuel
como asistente de dirección) y por James
Sibley Watson y Melville Webber en los Estados Unidos, se percibe el gusto por lo gótico
y lo fantástico tan caro a los surrealistas. Ambos directores filmarían en 1933 Lot in Sodom
(Lot en Sodoma) llevando al cine una narración bíblica con secuencias muy atrevidas
para el puritanismo —esa moralina recurren- Buñuel, ayudante de dirección de Epstein en The fall of the
te— de los estadounidenses.
house of Usher, 1928. Archivo cbc.
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