LOS DORMITORIOS REALES DE ALFONSO XIII DE BORBÓN Y

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LOS DORMITORIOS REALES
DE ALFONSO XIII DE BORBÓN Y VICTORIA EUGENIA DE BATTENBERG
EN EL PALACIO DE PEDRALBES
El 14 de abril del 2011, el Museo de las Artes Decorativas de Barcelona – Disseny Hub
Barcelona ha abierto al público los antiguos Dormitorios Reales del Palacio de Pedralbes
después de un minucioso proceso de documentación, conservación y restauración.
Texto: Josep Capsir, conservador del Museo de las Artes Decorativas de Barcelona DHUB
La falta de una residencia donde hospedar al Rey Alfonso XIII y su familia en
sus visitas a Barcelona fue el motivo por el cual un grupo de aristócratas
catalanes, encabezados por Joan Antoni Güell, conde de Güell y marqués de
Comillas, decidió entorno el 1919 impulsar la iniciativa de levantar un edificio en
la capital catalana con esta finalidad. El noble se desprendió de una parte de su
finca de veraneo en Pedralbes por tal de que los arquitectos Eusebi Bona y
Francesc de Paula Nebot construyesen el palacio. Lo hicieron bajo los
parámetros arquitectónicos del noucentisme, movimiento estético y cultural
imperante en Cataluña en aquellos momentos y que reivindicaba valores como
el clasicismo, el orden y la mesura, presentes de forma evidente en la fachada
del edificio.
La construcción del Palacio de Pedralbes se había de hacer inicialmente por
suscripción popular, con una aportación significativa de la aristocracia local. En
vista de la lentitud con que avanzaban las obras por falta de recursos, dado el
entorno de crisis económica que se vivía en nuestro país, el Ayuntamiento de
Barcelona terminó sumando esfuerzos a esta iniciativa de la nobleza. Alfonso
XIII y Victoria Eugenia pudieron hospedarse finalmente y por primera vez en el
Palacio de Pedralbes el 12 de mayo de 1924i
El proyecto decorativo y su ejecución
Las estancias principales del Palacio de Pedralbes se decoraron siguiendo un
criterio estilístico previamente establecido por la Junta Constructora del edificio,
bajo la supervisión del conde de Güell. En el caso de los Dormitorios Reales se
produjo un hecho singular, la creación de una comisión específica formada por
mujeres, liderada por Dolors de Càrcer, baronesa de Maldà, con el objetivo de
buscar recursos para cubrir los costosos dispendios de la decoración de estas
estancias. Es evidente pues, que para unos espacios tan íntimos y personales
como son los dormitorios, se tuvo especial atención en el momento de plantear
su decoración por tal de dotarlos de la máxima magnificencia.
El encargo de la ejecución del proyecto decorativo de los Dormitorios Reales,
que ocupan una superficie de 110 m2 recayó en la firma comercial barcelonesa
Magín Pallarols, fundada en último cuarto del siglo XIX. Esta empresa era un
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verdadero emporio industrial por lo que atañe a la construcción seriada de
mobiliario y decoración integral de interiores. Su catálogo disponía, de acuerdo
con la moda del momento, de infinidad de opciones estilísticas decorativas
(Renacimiento, Luis XIV, Reina Ana, Chippendale, Adams, Sheraton…) y
desde 1919 gozaba de la condición de Proveedor de la Real Casa. El 1923
presentó diversos proyectos en la Exposición Internacional del Mueble y
Decoración de Interiores de Barcelona donde el jurado le otorgó una distinción
con la categoría de Gran Premio. La casa Magín Pallarols, originariamente
establecida en la calle Pelayo, en aquellos años tenía ya la sede social y los
amplios espacios de exposición en el número 44 del Paseo de Gracia y los
talleres en el número 22 de la calle Porvenirii.
Posiblemente y siguiendo instrucciones directas de los propios monarcas, la
nobleza catalana optó por crear dos espacios diferenciados en el momento de
proyectar los Dormitorios Reales, uno para cada cónyuge.
El dormitorio de Victoria Eugenia está formado por una antecámara y una
cámara separadas por un marco de alcoba con dos puertas correderas
vidriadas, construido en los talleres del ebanista Magín Pallarols, recreando lo
que sería un dormitorio de estilo Luis XVI. La antecámara se decoró con un
conjunto de pinturas al temple originales de Francesc Pla, el Vigatà, datadas en
el último cuarto del siglo XVIII, aportación de Guillem de Pallejà, marqués de
Monsolís y procedentes de un antiguo palacio de su propiedad. Las pinturas de
las paredes reproducen escenas bíblicas del antiguo Testamento, sobre la vida
del joven Tobías y las del techo son de carácter mitológico y tienen como
protagonista a la diosa Diana, rodeada de amorcillos y ninfasiii. Complementan
la decoración mural de esta estancia en paredes y techo un conjunto de
plafones de espejo de forma rectangular también proveídos por la casa Magín
Pallarols. Al fondo, la cámara de la Reina se encuentra presidida por una cama
de madera pintada de color crema y provista de cuatro esbeltas columnas que
sostienen un baldaquín. El cabezal de la cama está ornamentado con un
medallón de talla dorada con la representación de la diosa Minerva. Se trata de
un mueble original de finales del siglo XVIII, construido en Cataluña siguiendo
las pautas decorativas del estilo Luis XVI que se consiguió por gentileza de
Carles Sanllehy, marqués de Caldes de Montbuiiv
Para la decoración del dormitorio de Alfonso XIII, la nobleza catalana encontró
la inspiración en los patrones ornamentales del estilo Imperio, creado a
principios del siglo XIX bajo el dictado de Napoleón. En este caso se optó por
una única cámara donde se instalaron algunas piezas de mobiliario originales
del segundo cuarto del siglo XIX entregadas desinteresadamente por Antoni
d’Oriola-Cortada, conde de la Vall de Merlès y sus hermanos. Destaca en este
espacio por su ejecución y calidad un tocador de caoba con ornamentación de
talla dorada y marquetería ejecutado en Cataluña entre 1835 y 1845v La única
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pintura que colgaba de las paredes, todas ellas tapizadas, con el mismo motivo
decorativo en damasco azul que las de la cámara de la Reina, era un San
Francisco en oración, de la escuela de Guido Reni, colocado encima de la
chimeneavi.
Complementan el amueblamiento de los Dormitorios Reales diferentes objetos,
como banquetas, sillas de brazos, sofás, mesas, cortinajes, alfombras, apliques
de paret, entre otros, procedentes en gran parte de los talleres de Magín
Pallarols, que también se ocupó de la instalación eléctrica así como de la
colocación del parquet efectuado con madera de roble.
Se da la circunstancia que en enero de 1926 la firma comercial Magín Pallarols,
todavía tenía pendiente de cobrar diversas facturas por las obras efectuadas en
los Dormitorios Reales, tal como pone de manifestó un escrito dirigido por el
gerente a Miguel Primo de Rivera, marqués de Estellavii. Su importe subía a
24.000 pesetas y fueron sufragadas, meses más tarde, por el Ayuntamiento de
Barcelona. Este hecho pone en evidencia las limitaciones de la actuación
recaudadora de la comisión de damas de la nobleza catalana impulsada por la
baronesa de Maldà, constituida tal como hemos señalado anteriormente con el
único objetivo de obtener recursos económicos para decorar y amueblar estas
estancias.
Todo y el planteamiento historicista de la decoración de los Dormitorios Reales,
la aristocracia catalana no era impermeable a las nuevas corrientes decorativas
que llegaban a Barcelona. Lo evidencia el hecho de que muy cerca de la
cámara de la Reina, al lado del baño, se instaló en los primeros meses de 1924
y procedente de la recién clausurada Exposición Internacional del Mueble y
Decoración de Interiores de Barcelona, el salón circular con cúpula dorada
diseñado por el mueblista Santiago Marco en colaboración con el lacador Lluís
Bracons y el creador de tapices y alfombras Tomàs Aymatviii. Este espacio fue
bautizado ahora como boudoir de la Reina y recogía en sus planteamientos
decorativos los postulados del estilo Art Déco, emblema y estandarte de
radiante modernidad de aquella década de los felices años veinte.
De 1924 hasta 1930, en plena dictadura de Primo de Rivera, Alfonso XIII y
Victoria Eugenia residieron ocasionalmente en el Palacio de Pedralbes, con su
familia, en los viajes oficiales a la capital catalana que menudearon sobretodo
el 1929 con motivo de la celebración en Barcelona de la Exposición
Internacionalix. Esta circunstancia comportó que los Dormitorios Reales, así
como el resto de estancias, se fuesen convirtiendo en espacios vividos, es
decir, en espacios sometidos a cambios que afectaban en mayor o menor
medida su primitiva decoración, de acuerdo con el gusto o las nuevas
necesidades de sus regios usuarios. Como ejemplo podemos citar el boudoir
de la Reina que pronto fue remodelado de tal manera que de su huella original
solamente quedó visible la planta circular, todavía hoy existentex. También
cabe decir que la cama de Alfonso XIII, pieza original del segundo cuarto del
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siglo XIX, fue substituida por otro ejemplar, el mismo que ha llegado hasta
nuestros días, que todo e imitar el estilo de su predecesor presenta una factura
más moderna y seguramente un mayor confort.
Un testimonio de nuestra historia accesible a los ciudadanos
Joaquim Maria de Nadal, cronista de la ciudad de Barcelona, sentenció en sus
memorias que: “los palacios reales son por regla general hojas desprendidas
del libro de la Historia; no trozos vivos de Historia, como parece que habían de
ser para corresponder a su destino fundacional”xi. Tal sería el caso del Palacio
de Pedralbes ya que una vez caída la monarquía el 1931 nunca más ha vuelto
a ejercer las funciones de residencia real. Las nuevas autoridades
republicanas, al tomar posesión del edificio, acordaron darle un uso público y a
la vez cultural, circunstancia que facilitó la instalación en su interior del Museo
de las Artes Decorativas que quedaría inaugurado un año más tarde.
Joaquim Folch i Torres, director de los Museos de Arte de Barcelona, integró
como tales los Dormitorios Reales dentro del recorrido expositivo del Museo de
las Artes Decorativas, cosa que también hizo con el antiguo despacho de
Alfonso XIIIxii. El resto de las numerosas estancias se fueron adaptando,
aunque sin grandes estridencias, a las necesidades expositivas de las
colecciones de artes decorativas, que configuraban el fondo patrimonial del
nuevo museo.
Al comenzar la Guerra Civil (1936-1939) las colecciones del Museo de las Artes
Decorativas fueron trasladadas de forma preventiva a Olot. Con el avance de
las tropas insurgentes, el gobierno de la República se trasladó a Barcelona y el
Palacio de Pedralbes acogió a Manuel Azaña, su presidente. Finalizada la
contienda bélica, el Museo de las Artes Decorativas se instaló en el Palacio de
la Virreina, en la Rambla y el Palacio de Pedralbes se convirtió en la residencia
oficial del general Franco en Barcelona. Todo y esto, desde 1960 y sin perder
su función residencial, se convirtió en un espacio museístico que permitía
efectuar un recorrido por sus antiguas estancias regias, entre las cuales
figuraba el dormitorio de la Reinaxiii. No será hasta después de la muerte del
dictador, el 1975, cuando el dormitorio del Rey se integrará en este itinerario
recuperando, en gran medida, su antiguo aspecto, ya que durante las últimas
décadas había estado habilitado como dormitorio de Franco y su esposa.
A partir de 1986 el uso cada vez más frecuente del Palacio de Pedralbes como
espacio de representación del Ayuntamiento de Barcelona comportó el cierre al
público de las estancias residenciales, entre ellas los Dormitorios Reales. El
1995 se procedió a reinaugurar otra vez el Museo de las Artes Decorativas en
el Palacio de Pedralbes, desalojado del Palacio de la Virreina años atrás, pero
no será hasta el 2010 cuando se le asignó de nuevo la administración y gestión
de los antiguos Dormitorios Reales.
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El 2011, después de un minucioso trabajo de documentación, conservación
preventiva y restauración se abrieron al público nuevamente las puertas de los
Dormitorios Reales, por primera vez en el siglo XXI. El planteamiento
museográfico del Museo de las Artes Decorativas al disponer otra vez de estos
espacios patrimoniales, se ha basado en mostrarlos respetando en la medida
de lo posible el aspecto original. Es decir, aquel que tenían entre 1924 y 1930,
período en que los monarcas Alfonso XIII y Victoria Eugenia los habitaron. Sin
ninguna otra intervención por parte nuestra que la necesaria para la
conservación de los bienes muebles que los integran, y con el objetivo de
poner al servicio de la ciudadanía un testimonio material de la historia política
de nuestra ciudad, de un período ciertamente convulso, creativo y lleno de
contrastes.
El dormitorio del Rey Alfonso XIII, presenta rasgos decorativos derivados del estilo
Imperio, con piezas originales y otras construidas, en buena parte, en el taller de
Magín Pallarols. Foto: Ángel Toldrá Viazo. 1924-1926.
La antecámara, en primer término y al fondo la cámara del dormitorio de la Reina
Victoria Eugenia, conservan todavía hoy, buena parte de la huella original, aquella
que dejaron los aristócratas catalanes, que decidieron a cerca de su proyecto
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decorativo. Foto: Claudio Valdés. 2011.
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Sección de ebanistería, de escultura, de máquinas y de tapicería en los talleres de
Magín Pallarols, empresa encargada de efectuar el proyecto decorativo de los
Dormitorios Reales. Catálogo comercial M. Pallarols. Fondo Josep Capsir. 19201925.
La antecámara y la cámara del dormitorio de la Reina Victoria Eugenia fueron
concebidas bajo la inspiración del estilo Luis XVI, integrando piezas originales de
época con otras contemporáneas elaboradas en el taller de Magín Pallarols. Foto:
Ángel Toldrá Viazo. 1924-1926.
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Detalle de la antecámara del dormitorio de la Reina Victoria Eugenia. Foto: Ángel
Toldrá Viazo. 1924-1926.
El dormitorio del Rey Alfonso XIII exhibe su antigua magnificencia, presente en los
diferentes elementos que conforman el proyecto decorativo. Foto: Josep Capsir. 2012
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El boudoir de la Reina, de estilo Art Déco, obra de Santiago Marco, Lluís Bracons y
Tomàs Aymat, hoy desaparecido, era un oasis de modernidad entre los numerosos
espacios decorados bajo parámetros historicistas. Foto: Ángel Toldrá Viazo. 19241926
Pintura al temple, con escena mitológica de Diana rodeada de amorcillos y ninfas. Fue
ejecutada en el último cuarto del siglo XVIII por Francesc Pla, el Vigatà. Procede del
antiguo palacio del marqués de Monsolís y cubre el techo de la antecámara del
dormitorio de la Reina Victoria Eugenia. Foto: Claudio Valdés. 2011
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i
Uno de los primeros reportajes que se efectuó sobre el Palacio de Pedralbes lo recoge la revista
LYCEVM en su número extraordinario de mayo de 1924.
ii
En el catálogo comercial M. Pallarols, se pueden ver decoraciones integrales de interiores efectuadas
por la empresa tanto en domicilios particulares como en edificios oficiales de Barcelona en la década de
los veinte, coetáneas a la intervención llevada a cabo en los Dormitorios Reales. Todas ellas responden a
parámetros decorativos de carácter historicista, de gran predicamento entre la numerosa y variada
clientela de la casa. En el Centro de Documentación del DHUB se conserva, como donación de Eduard
Blanxart, el catálogo comercial Juan Pallarols, editado en el tramo final de la década de los veinte,
cuando Juan sucedió a su padre Magín, en el negocio. Las propuestas decorativas, exhibidas en este
ejemplar recogen los trabajos más significativos producidos por la firma comercial en aquella década,
que reiteran el gusto conservador de la burguesía y la nobleza catalana del momento.
iii
Las pinturas murales de las paredes, seis en total aunque una de ellas oculta bajo un espejo, recogen
escenas bíblicas de la vida de Tobías, que siguiendo el relato serían: Tobías recibiendo la bendición de su
padre cuando se va de viaje; la llegada de Tobías y el arcángel Rafael a la orilla del río; Tobías cogiendo
con sus manos un pez del río; Tobías procediendo a la extracción del corazón, el hígado y la hiel al pez;
el arcángel Rafael conduciendo Tobías a la casa de Sara y despedida de Sara de la casa paterna,
desposada con Tobías y a punto de iniciar un largo viaje.
iv
Por lo que se refiere al techo de esta estancia, hay una pintura mural al temple en forma de medallón
de la escuela del Vigatà de principios del siglo XIX de temática mitológica representando la diosa
Victoria.
v
Para ampliar información sobre este tocador se recomienda la lectura de: PIERA, Mónica: “Consola
tocador” en el catálogo Tocadors: Galeria d’estudi: Col·lecció del Museu de les Arts Decoratives de
Barcelona, Disseny Hub Barcelona, 2009, páginas 16-17 así como: GOULA, Gemma: “Lligador” en el
catálogo El Moble Català, Departamento de Cultura Generalitat de Catalunya – Editorial Electa,
Barcelona 1994, páginas 282-283. En relación a una de las dos cómodas presentes en esta estancia, ver:
GOULA, Gemma: “Calaixera” dentro del catálogo El Moble Català, páginas 280-282.
vi
En relación al techo, se exhibe una pintura mural al temple en forma de medallón de Francesc Pla, el
Vigatà, de finales del siglo XVIII de tema mitológico y que representa a la diosa Venus y el pastor
Anquises.
vii
AMAB Sección de Hacienda, Negociado de Presupuestos, Expediente relativo a las facturas pendientes
de pago y acuerdos para satisfacerlas, del Palacio de Pedralbes, número 1.557. Carta de Juan Pallarols
fechada el 16 de enero de 1926. De la información contenida en este expediente podemos deducir que
el coste de las tareas de decoración por la actuación de Magín Pallarols en los Dormitorios Reales
sobrepasó las 50.000 pesetas.
viii
Los artífices de este salón circular, Santiago Marco, Lluís Bracons y Tomàs Aymat, fueron distinguidos
por el jurado de la Exposición Internacional del Mueble y Decoración de Interiores con un Primer Gran
Premio de Arte Moderno, un Gran Premio y un Gran Premio, respectivamente.
ix
Para hacer un seguimiento de las diferentes visitas de Alfonso XIII, Victoria Eugenia y el resto de la
familia real al Palacio de Pedralbes, ver: PLANAS, Josefina: Pedralbes, Corte de España, Ayuntamiento de
Barcelona, 1981.
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x
La remodelación se efectuó entre los meses de mayo y junio de 1926. El Museo de las Artes
Decorativas conserva, en su fondo patrimonial, de aquella efímera instalación del boudoir de la Reina las
cuatro lámparas de pie de madera de ébano lacada y aplicaciones de cáscara de huevo y nácar, así como
el tapíz de Diana cazadora.
xi
DE NADAL, Joaquim M: Memòries. Vuitanta anys de sinceritats i de silencis, Editorial Aedos, Barcelona,
1965 página 382.
xii
Cabe decir que el encargo de la decoración del despacho de Alfonso XIII, en estilo Luis XIV, hoy
desaparecida de su emplazamiento original, recayo, en su momento, al igual que los Dormitorios Reales,
en la casa Magín Pallarols, que en este caso y como deferencia a los monarcas, la llevó a cabo de forma
desinteresada.
xiii
En aquella época se editó una guía ilustrada para visitantes. PLANAS, Josefina; TARIN-IGLESIAS, José:
El Palacio de Pedralbes i el Palacete Albéniz, Editorial Patrimonio Nacional, Madrid, 1974.
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