La protección de los autores e inventores a sueldo

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Organización Internacional del Trabajo
TMSAI
Programa de Actividades Industriales
Reunión tripartita sobre autores e inventores a sueldo
Ginebra, 1987
La protección
de los autores e inventores a sueldo
34872
Oficina Internacional del Trabajo
Ginebra
Copyright © Organización Internacional del Trabajo 1987
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ISBN 92-2-305910-0
Primera edición
1987
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Impreso por la Oficina Internacional del Trabajo. Ginebra. Suiza
ÍNDICE
Página
INTRODUCCIÓN
CAPITULO I.
1
EL MARCO DE LA PROTECCIÓN
5
El papel de la OIT
6
Importancia de la protección
8
Naturaleza y contenido de la protección
10
Las bases jurídicas de la protección
11
Campo de aplicación de la protección
13
CAPITULO II. DERECHOS MATERIALES
Derechos materiales del inventor
Diferentes categorías de invenciones
Invenciones libres
Invenciones de servicio e invenciones dependientes
Derechos materiales del autor
Titularidad inicial ....
Derechos de utilización o de autorización
CAPITULO III. DERECHOS PECUNIARIOS
Derechos pecuniarios del inventor
Condiciones de atribución
Modalidades de atribución
Carácter imperativo de las disposiciones
Derechos pecuniarios del autor
Condiciones de asignación
Cálculo del importe y forma de pago
Otras formas de compensación
CAPITULO IV.
DERECHOS MORALES
21
21
22
23
25
33
33
35
41
42
43
47
55
56
57
60
61
67
Derechos morales del inventor
68
Derechos morales del autor
73
Derecho
Derecho
Derecho
Derecho
3546d
a la paternidad de la obra
al respeto de la obra
de divulgación
de retracto
74
77
79
80
- iv -
Página
CAPITULO V.
EFECTOS DE LA TERMINACIÓN DE LA RELACIÓN DE EMPLEO
Derechos adquiridos sobre las creaciones realizadas durante el
período de la relación de empleo ..
Derechos de propiedad o de uso
Derechos pecuniarios
Derechos morales
Las invenciones y las obras realizadas con posterioridad a la
terminación de la relación de empleo
CAPITULO VI. LA SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS
84
85
85
87
89
90
94
Función de las instancias normalmente competentes para resolver
litigios entre empleadores y asalariados
95
Función de las instancias especiales de conciliación y arbitraje .
99
Función de los tribunales y de otras instancias competentes en
materia de propiedad intelectual
CAPITULO VII. CREACIONES NO GENERADORAS DE DERECHOS INTELECTUALES
103
108
Importancia de las actividades innovadoras
109
Innovaciones
110
Los sistemas de sugerencias
112
Titulares de esos derechos
Primas
Número de sugerencias y número de primas pagadas
Los círculos de calidad
113
114
117
117
PUNTOS SUGERIDOS PARA LA DISCUSIÓN
120
Lista de cuadros
1.
2.
3.
URSS:
importe de la remuneración que perciben los autores de
propuestas de racionalización que permiten hacer economías
123
República Federal de Alemania: resultados de los sistemas de
sugerencias en 148 empresas, por sectores de actividad ....
124
Japón:
125
3546d
evolución de los sistemas de sugerencias entre 1973 y 1980
INTRODUCCIÓN
En su 226.a reunión (mayo-junio de 1984), el Consejo de Administración
de la Oficina Internacional del Trabajo decidió convocar una reunión
tripartita sobre autores e inventores a sueldo; dicha reunión se celebrará en
Ginebra del 24 de noviembre al 2 de diciembre de 1987. De conformidad con la
decisión adoptada por el Consejo de Administración de la OIT en su
231.a reunión (noviembre de 1985), la reunión tendrá el mandato siguiente:
a) adoptar conclusiones sobre los principios que deben aplicarse para proteger
los derechos de los autores e inventores a sueldo, teniendo debidamente en
cuenta los intereses de los empleadores; b) formular recomendaciones para la
acción ulterior de la OIT.
La celebración de esta reunión responde al deseo expresado en varias
ocasiones por la Comisión Consultiva de Empleados y de Trabajadores
Intelectuales (CCETI). Ya en su primera reunión, en 1949, ésta expresó, en
efecto, el deseo de que el estudio de los derechos del inventor asalariado,
iniciado ya antes de la segunda guerra mundial en el marco de las dos
comisiones que le precedieron - la Comisión consultiva de los trabajadores
intelectuales y la Comisión consultiva de los empleados -, se prosiguiera con
miras a la elaboración de una reglamentación internacional. Bajo una u otra
forma, desde entonces la CCETI ha reiterado este deseo en cuatro
ocasiones1.
En el curso de su 9.a y última reunión, celebrada en 1985,
adoptó una resolución sobre los derechos no sólo de los inventores sino
también de los autores asalariados, en la que invitaba al Consejo de
Administración a que solicitara al Director General que preparase un informe
sobre la legislación y la práctica relacionadas con su protección, basándose
en las conclusiones de la reunión tripartita prevista, y que considerase la
conveniencia de incluir este punto en el orden del día de una próxima reunión
de la Conferencia Internacional del Trabajo, con miras a adoptar normas
internacionales apropiadas.
Los regímenes de protección de las invenciones, por medio del derecho de
patente, y de las obras, por el derecho de autor propiamente dicho, no son
competencia de la OIT, sino de la Organización Mundial de la Propiedad
Intelectual (OMPI) por lo que se refiere a las primeras, y de la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y
la OMPI en cuanto a las segundas, desempeñando cada una en su respectiva
esfera un papel muy importante para asegurar y fomentar la protección de la
propiedad intelectual. En cambio, desde el punto de vista del derecho del
trabajo y la justicia social, esferas de la competencia de la OIT, los autores
y los inventores asalariados se encuentran frente a problemas comunes
derivados de una misma fuente: la existencia de una relación de empleo.
Asimismo, la protección de los derechos atribuidos a estas dos categorías de
trabajadores asalariados sobre las invenciones o las obras que crean en el
marco de dicha relación se basa en principios análogos.
Los asalariados representan hoy día un porcentaje cada vez mayor entre
los creadores de obras. En el caso de las invenciones, desempeñan incluso un
papel preponderante: en algunos países se estima que las invenciones debidas
a asalariados representan hasta el 75 por ciento, y a veces hasta el 90 por
ciento, del número total de invenciones. La cuestión de la protección de
tales derechos intelectuales reviste, pues, una importancia y una actualidad
manifiestas.
1
3546d
En sus 4. a , 6.a, 8.a y 9.a reuniones.
- 2 -
Autores de invenciones, innovaciones, descubrimientos, diseños o modelos
industriales, programas informáticos, obras del espíritu o interpretaciones o
ejecuciones artísticas, los asalariados en cuestión pueden pertenecer a
categorías profesionales muy diversas y estar empleados en múltiples sectores
de actividad, ya sea pública o privada. Las empresas u organizaciones en que
trabajan son igualmente de tipo muy diverso. El presente informe no pretende
agotar la totalidad de un tema tan amplio como complejo, ni esbozar un cuadro
completo y detallado de la situación de las diferentes categorías de
trabajadores comprendidas en esta esfera. Destinado a servir de base a las
discusiones de la reunión tripartita, trata fundamentalmente de pasar revista
a los distintos problemas y soluciones contemplados en la ley y la práctica.
En el primer capítulo se trata de definir, o al menos de precisar, en
términos generales cómo se plantea hoy la cuestión de los derechos de los
inventores o autores asalariados, tanto a escala nacional como internacional.
La cuestión general de saber quién es propietario de las invenciones y las
obras creadas por trabajadores asalariados y cuáles son los derechos
materiales que se les reconocen y los diferentes enfoques nacionales al
respecto se analiza en el capítulo II, en el que se abordan también las
condiciones por las que se rige el ejercicio de dichos derechos. En el
capítulo III se examinan los derechos pecuniarios de los inventores y autores
asalariados, es decir, sus derechos a una retribución especial o a cualquier
otra forma de indemnización y de recompensa por su actividad intelectual (las
indemnizaciones concedidas a los trabajadores que se hallan en el origen de
creaciones que, por lo general, no son generadoras de derechos intelectuales
se examinarán en otro capítulo). En el capítulo IV se estudian los derechos
morales que tiene el trabajador respecto del producto de su actividad
creadora.
En el capítulo V se pasa revista a las consecuencias de la
suspensión de la relación de empleo sobre los derechos materiales, pecuniarios
y morales de los trabajadores, ya sean inventores o autores. El capítulo VI
se consagra a los mecanismos de resolución de los conflictos suscitados entre
empleadores y asalariados. En el capítulo VII se estudian las indemnizaciones
atribuidas a los asalariados autores de descubrimientos, innovaciones, mejoras
técnicas y sugerencias utilizadas por la empresa o la organización en que
trabajan y, de manera general, las creaciones y propuestas personales no
generadoras de derechos intelectuales.
El informe concluye con una lista de puntos sugeridos para discusión,
cuyo examen en el curso de la reunión podría resultar conveniente.
El presente informe se basa en las respuestas al cuestionario que la OIT
envió a los Estados Miembros con miras a la preparación de la mencionada
reunión, así como en las informaciones de las que ya disponía la Oficina, en
particular en materia de disposiciones legales pertinentes.
La Oficina había pedido a los gobiernos que enviasen sus respuestas para
el 15 de diciembre de 1986 a más tardar. Como quiera que en esa fecha sólo un
número limitado de países había enviada una respuesta, se han tenido en
cuenta, en la medida de lo posible, las comunicadas hasta el 30 de abril de
1987.
Los cuarenta y un países siguientes han contestado al cuestionaro de la
Oficina o han enviado informaciones sobre la situación del autor o del
inventor asalariados o de ambos a la vez: República Federal de Alemania,
Australia, Austria, Brasil, Burundi, Canadá, República Centroafricana,
Checoslovaquia, Chile, Colombia, Cote d'Ivoire, Dinamarca, Egipto, Ecuador,
España, Estados Unidos, Etiopía, Filipinas, Finlandia, Francia, Hungría,
Indonesia, Italia, Kuwait, Madagascar, Marruecos, México, Níger, Noruega,
3546d
- 3Pakistán, Países Bajos, Perú, Portugal, República Democrática Alemana, Reino
Unido, Rwanda, Suecia, Suiza, Tailandia, Turquía y URSS. Estas respuestas e
informaciones han variado considerablemente en cuanto a su extensión y se
grado de detalles.
Los Gobiernos de los países que a continuación se indican han hecho saber
que no les es posible responder al cuestionario porque no disponen o disponen
de poca información sobre la cuestión o bien porque los derechos del inventor
y del autor asalariados no son objeto de una reglamentación específica:
Barbados, Benin, Comoras, Guinea, Santa Lucía, Singapur y Sri Lanka. Las
respuestas transmitidas por los Gobiernos de la India, Iraq, Mauricio y Uganda
se han recibido demasiado tarde para poderlas tener en cuenta en el informe.
A los gobiernos se les invitó a que consultaran a las organizaciones de
empleadores y de trabajadores interesadas. Entre los cuarenta y un países que
han respondido al cuestionario de la Oficina que enviarían informaciones
figuran los siguientes que o bien han indicado que habían comenzado a efectuar
consultas o bien han adjuntando a sus respuestas las observaciones facilitadas
por dichas organizaciones: República Federal de Alemania, Australia, Austria,
Brasil, Burundi, Canadá, Colombia, Checoslovaquia, Ecuador, Egipto, Estados
Unidos, Etiopía, Filipinas, Finlandia, Hungría, Italia, México, Noruega, Perú,
Portugal, Reino Unido, Suecia, Suiza y URSS.
Varias organizaciones internacionales no gubernamentales de trabajadores
y empleadores enviaron a la Oficina informaciones o comentarios sobre la
materia, a saber:
Confederación Internacional de Profesionales (CIC),
Confederación Internacional de Funcionarios (CIF), Confederación Internacional
de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC), Comité de Coordinación
Internacional de Ingenieros, Profesionales y Técnicos (CLIICT), Federación
Internacional de Empleados, Técnicos y Profesionales (FIET), Federación
Internacional de Músicos (FIM), Internacional de Servicios Públicos (ISP),
Internacional de Correos, Telégrafos y Teléfonos (ICTT), Confederación Nórdica
de Profesionales, Técnicos y Otros Responsables (ÑAU) y Organización
Internacional de Empleadores (OIE). Los comentarios e informaciones de las
organizaciones de trabajadores proceden de: República Federal de Alemania,
Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Bermudas, Dinamarca, Egipto, España,
Filipinas, Finlandia, Francia, Ghana, Hungría, Luxemburgo, Mauricio, Noruega,
Países Bajos, Perú, Portugal, Reino Unido, Sri Lanka, Suecia y Suiza y de Hong
Kong; en tanto que los de las organizaciones de empleadores lo hacen de los
países siguientes: Brasil, Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelandia.
La OIT desea expresar su agradecimiento a cuantos han colaborado con sus
informaciones en la elaboración de este informe, en especial a aquellos que lo
han hecho de manera detallada.
3546d
- 5 -
CAPITULO I
EL MARCO DE LA PROTECCIÓN
La importancia de la actividad creadora como factor de progreso y
desarrollo técnico y económico, a la vez que social y cultural, es algo que se
reconoce desde hace tiempo por las legislaciones nacionales. Su interés
parece dejarse sentir hoy más por cuanto cualquier empresa y, en general,
cualquier economía pierde su nivel si no puede seguir la evolución técnica y
mostrarse competitiva, ya sea a escala nacional o internacional. Para los
países en desarrollo, el fomento de la creatividad es un elemento fundamental
pues contribuye a hacerlos menos tributarios de las técnicas y los bienes y
servicios extranjeros. Los regímenes de propiedad intelectual que otorgan al
individuo autor de una invención o de una obra una protección y derechos sobre
ésta tienen por objetivo, por otro lado, incitar la actividad creadora y
alentar la revelación de sus resultados a la sociedad. Estos derechos se
consagran a escala internacional no sólo por medio de una serie de normas,
sino incluso por la Declaración universal de derechos humanos adoptada en
1948, pues en ella se proclama que "toda persona tiene derecho a la protección
de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las
producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora"1.
Ahora bien, la imagen antaño clásica del inventor y del autor
independientes que explotan por sí mismos el fruto de su actividad creadora,
en la que se fundan los regímenes jurídicos de protección de la propiedad
intelectual, parece hoy estar muy superada. El desarrollo industrial, el
ritmo acelerado de los cambios técnicos, la importancia creciente de las
inversiones y de los recursos humanos necesarios para la creación de
innovaciones, invenciones y bienes y servicios protegidos por el derecho de
autor, y el papel cada vez mayor de las industrias basadas en su desarrollo y
utilización en las economías nacionales, que han modificado la organización y
financiación de la actividad creadora, han alterado en gran medida esta
imagen. Las invenciones, innovaciones y otras creaciones son cada vez más,
obra de trabajadores asalariados, empleados o no con tal objeto en empresas
públicas y privadas, tanto en los países industrializados como en los países
en desarrollo2.
Hasta la fecha, ninguna norma internacional del trabajo ni de otro tipo
trata, sin embargo, de la situación particular del creador asalariado. Los
textos internacionales de carácter universal relativos a la propiedad
intelectual, ya se trate del derecho de autor (Convenio de Berna para la
protección de las obras literarias y artísticas
y Convención universal
sobre el derecho de autor4) o de la propiedad industrial (Convenio de París
para la protección de la propiedad industrial ) , tratan de la protección de
invenciones u obras, sin ocuparse de las que se producen por trabajadores
asalariados. La Convención de Roma6 protege a los artistas intérpretes o
ejecutantes, pero no trata tampoco de los problemas planteados por la
existencia de una relación de empleo. Las normas internacionales de carácter
regional, como la Convención sobre la concesión de patentes europeas (Munich,
1973) y la Convención comunitaria sobre las patentes (Luxemburgo, 1975),
remiten la resolución de la cuestión del inventor asalariado a las
legislaciones nacionales de los Estados miembros de la Comunidad Europea; la
primera, por ejemplo, dispone que cuando el inventor es un trabajador, el
derecho a la patente europea se define según el derecho del Estado en cuyo
territorio el trabajador ejerce su actividad principal o, en el caso de que
éste no pueda definirse, según el del Estado donde se encuentra el
establecimiento que lo emplea.
3546d
- 6 -
Fuera de ciertas disposiciones que figuran en acuerdos regionales
adoptados entre paises, como el Acuerdo sobre la creación de una Organización
Africana de la Propiedad Intelectual (OAPI), firmado en Bangui en 1977, y el
acuerdo de integración subregional concluido en Cartagena en 1969, relativo a
un grupo de países de América Latina, el tema sólo se ha abordado a nivel
internacional en la ley tipo de la OMPI para los países en desarrollo sobre
invenciones7 y la ley tipo de Túnez sobre el derecho de autor para los
países en desarrollo8; en esta última se proponen, por otro lado, dos
variantes que se corresponden con los principales enfoques nacionales
seguidos, los cuales se reflejan también en las disposiciones tipo de
legislación nacional relativas a los autores empleados, adoptadas en enero de
1986 por un Comité de expertos gubernamentales convocado con tal objeto por la
OMPI y la UNESCO, si bien ciertas delegaciones formularon reservas al respecto.
El papel de la OIT
Ya desde 1928 la situación del inventor asalariado ha sido objeto de
examen por parte de la OIT en el marco de la primera reunión de la Comisión
Consultiva de los Trabajadores Intelectuales, una de las dos comisiones
constituidas previamente a la creación de la Comisión Consultiva de Empleados
y de Trabajadores Intelectuales (CCETI). El año siguiente, con ocasión de su
segunda reunión, la mencionada Comisión recomendaba que en toda patente se
mencionase el nombre del autor o los autores del invento y que se concediera
una remuneración suplementaria "proporcional al valor del invento y las
circunstancias en que éste se haya realizado" al inventor asalariado, ya sea
de una empresa privada o del Estado, cuando el derecho de patente se reconozca
al empleador, a menos que se demuestre que recibe una remuneración equitativa
en concepto de salario o de cualquier otra forma. Se precisaba, asimismo, que
ningún convenio en que se dispusiera lo contrario podía privar a los
trabajadores asalariados de tales derechos, y se recomendaba, por último, que
se examinara la adopción de una reglamentación internacional en la materia .
En la resolución adoptada sobre la misma cuestión por la Comisión
Consultiva de los Empleados de la OIT, con ocasión de su primera reunión
celebrada en 1931 10 , se pedía a la Oficina que tomase las medidas necesarias
para activar la adopción de una reglamentación internacional sobre el derecho
de invención de los empleados y examinar la forma que debería adoptar dicha
reglamentación: bien un convenio internacional de trabajo, bien la revisión
del Convenio internacional sobre la protección de la propiedad industrial o
por ambos métodos a la vez. En cuanto al contenido de dicha reglamentación,
preconizaba que se dé una importancia fundamental al derecho del inventor a la
patente o, en su defecto, "que figure el nombre del inventor en todos los
documentos oficiales relativos a la protección del inventor y siempre que se
mencione esta protección", y que se impongan determinados límites a la
libertad de contratar. Por ejemplo, según dicha reglamentación, los contratos
concertados con los empleadores en materia de transferencia de los derechos
sobre futuros inventos sólo son admisibles cuando el empleado haya sido
contratado
especialmente
para
realizar
investigaciones
conducentes
a
inventos. Asimismo, se precisaba que tales contratos sólo son admisibles si
en ellos se estipula una indemnización especial para el inventor,
indemnización que debía igualmente garantizarse en el caso de los inventos que
permaneciesen secretos o sin explotar.
Proseguido el estudio por ambas comisiones en el curso de posteriores
reuniones, el examen de la cuestión fue retomado por la CCETI que vino a
sustituirlas. Como hemos visto, ya en su primera reunión, celebrada en 1949,
3546d
- 7 -
esta comisión formuló el deseo de que el estudio de los derechos del inventor
asalariado
se
prosiguiese
con miras
a
adoptar
una
reglamentación
internacional.
La CCETI renovó este deseo en varias ocasiones con
posterioridad, de modo especial en su última reunión en 1985, en la que pidió
que la protección del autor asalariado fuese estudiada también con miras a la
elaboración de normas internacionales apropiadas.
La Conferencia Internacional del Trabajo estudió también la cuestión al
examinar los problemas de los trabajadores no manuales, comprendido el
personal técnico y los mandos intermedios, en el curso de su 43.a reunión
(1959). En las conclusiones que se adoptaron sobre el tema se pedia a la OIT
que convocase una reunión de expertos para examinar los problemas del inventor
asalariado.
Dichos problemas fueron también objeto de la atención de la Reunión
tripartita sobre las condiciones de empleo y de trabajo de los trabajadores
intelectuales celebrada en 1977. Tras tomar nota de esos problemas y observar
que el desarrollo de un espíritu creador entre los trabajadores intelectuales
es un factor que favorece tanto su satisfacción en el trabajo como los
intereses de la empresa y de la sociedad en general, el Repertorio de
principios y de prácticas adecuadas elaborado por dicha reunión cita entre los
medios para alentar la creatividad "el reconocimiento y la protección de los
derechos de los inventores asalariados, la creación de un clima de trabajo
propicio a la innovación, una libertad lo más amplia posible para los
investigadores - sin perjuicio del interés del público y de los derechos del
empleador o de los colegas - para publicar los resultados de sus labores y la
incitación a participar en congresos científicos o técnicos"
A diferencia de lo que sucede con el inventor asalariado, sólo en fecha
reciente la protección del autor asalariado ha sido objeto de la atención de
la OIT, al menos por lo que se refiere al autor en general, pues también se
examinó en fecha temprana la de los artistas intérpretes o ejecutantes, como
veremos más adelante. En 1982, la OIT, la UNESCO y la OMPI organizaron
conjuntamente una reunión de consulta sobre la cuestión de la propiedad de
derechos de autor y sus consecuencias en las relaciones entre los empleadores
y los autores empleados o remunerados. A raíz de la citada reunión, el
Consejo de Administración de la OIT decidió, en su 222.a reunión (marzo de
1983), invitar al Director General a que tuviese presente la conveniencia de
incluir en sus propuestas de programa de reuniones para 1986-1987 créditos
para la preparación y realización de una reunión tripartita en la que se
estudiase la protección de los derechos de los autores e inventores
remunerados, que finalmente decidió convocar en su 226.a reunión (mayo-junio
de 1984).
Los artistas intérpretes o ejecutantes ligados a un empleador por una
relación de empleo, que se hallan comprendidos en el campo de aplicación
cubierto por dicha reunión tripartita en su calidad de asalariados "que crean
bienes y servicios generadores de derechos intelectuales", han atraído la
atención de la OIT desde que ésta se puso a examinar la cuestión de los
derechos de esta categoría de trabajadores en materia de radiodifusión, de
televisión y de reproducción mecánica de los sonidos. Cabe hacer notar que en
el presente informe su situación se examinará conjuntamente con la de los
autores. Entre las primeras peticiones que le dirigieron las organizaciones
de trabajadores, la de la Confederación Internacional de Trabajadores
Intelectuales, que data de 1930, subrayaba la necesidad de adoptar un convenio
especial para los artistas intérpretes o ejecutantes "cuyos derechos
encuentren su base en el contrato de trabajo que les une a sus empleadores".
Así, en el informe preliminar12 destinado a la 26.a reunión de la
Conferencia Internacional del Trabajo que, en 1940, debería haber llevado a
3546d
- 8 -
cabo una primera discusión de la cuestión, la OIT precisaba que uno de los
criterios que debían retenerse para determinar el campo de aplicación de una
eventual reglamentación internacional era el que se basaba en la existencia de
una relación de empleo. Como se sabe, el estallido de la segunda guerra
mundial impidió que la Conferencia Internacional del Trabajo se reuniera dicho
año. No obstante, la idea fue replanteada por la CCETI en el curso de su
segunda reunión (1952). En esta ocasión también la OIT había propuesto, en un
informe relativo al derecho del ejecutante13, que se incluyera la definición
de un criterio consistente en la relación de empleo.
Pese a los diversos estudios14 de que ha sido objeto la protección de
los derechos del inventor y el autor asalariados, a los debates a que ha dado
lugar y a las resoluciones adoptadas en el seno de la OIT con el fin de
inscribir la cuestión en el orden del día de la Conferencia Internacional del
Trabajo, dicha protección no ha sido todavía reglamentada, y se sigue
planteando hoy con más agudeza si cabe por cuanto los cambios tecnológicos se
aceleran,
las
condiciones
económicas
agudizan
los
imperativos
de
competitividad y de progreso, y los trabajadores asalariado desempeñan un
papel fundamental en la producción de invenciones y obras.
Importancia de la protección
Al margen de las actividades llevadas a cabo en el seno de los institutos
de investigación propiamente dichos y en las universidades, que son en gran
medida financiadas por el Estado1S y cuya importancia no cesa de aumentar en
numerosos países, las empresas, sobre todo las más grandes, disponen
actualmente, por lo general, de sus propios servicios de investigación cuyas
actividades se circunscriben a la búsqueda de mejoras y procedimientos
técnicos. Son numerosos, por otro lado, los trabajadores que en el curso de
su empleo llevan a cabo invenciones u otras creaciones de valor en el plano
económico. Se estima que las invenciones hechas por trabajadores asalariados
representan el 60 por ciento del total de las invenciones en Dinamarca16,
entre 66 y 75 por ciento en Austria, porcentaje éste que debería elevarse aún
más en el futuro17, entre 70 y 75 por ciento en Francia16, 80 por ciento
en los Estados Unidosi8 y entre 80 y 90 por ciento en la República Federal
de Alemania
Numerosas obras susceptibles de ser protegidas por el derecho de autor
son igualmente creadas por trabajadores ocupados en calidad de asalariados
en empresas, ya sean públicas o privadas, cuyas actividades, tradicionales o
nuevas, dependen con frecuencia en gran medida de la producción material de
tales obras y desempeñan un papel económico creciente en numerosos
países21. Tal sucede sobre todo en las industrias en que el diseño y las
artes aplicadas ocupan un lugar importante, y en sectores como la edición, la
publicidad, la prensa, la radio, la televisión, la producción de películas, de
videogramas o de grabaciones, esto es, en general, en los medios de
comunicación. Lo mismo cabe decir de las industrias de las nuevas tecnologías
y de la informática, en la medida en que los programas informáticos perciben
derechos de autor en un número de países cada vez mayor. Numerosos bienes y
servicios que generan derechos de autor se crean igualmente en las actividades
científicas y culturales, así como en la investigación y la enseñanza,
sectores que emplean numerosos trabajadores asalariados '.
El desarrollo
tecnológico y las nuevas formas de creación y difusión de las obras que
derivan del mismo hacen, por otro lado, que la cuestión de la protección del
autor asalariado se plantee hoy con mayor agudeza.
3546d
- 9 -
La adopción de medidas y de politicas dirigidas a favorecer y desarrollar
la innovación y la creatividad tanto en el plano nacional como en el de la
empresa, por ejemplo mediante la concesión a los trabajadores de permisos de
investigación e innovación como en Francia o la promoción de fórmulas nuevas,
como los círculos de calidad que se originaron en el Japón y en la actualidad
están extendidos por numerosos países, sobre todo en los industrializados, o
incluso el "intrapreneuriat" , que tienen por objeto alentar y valorizar
los esfuerzos en materia de creación, son testimonio de la atención creciente
atribuida a la actividad creadora.
Así pues, la protección de los derechos de los autores de invenciones,
innovaciones, descubrimientos, mejoras técnicas o de cualquier otra obra de
creación, que perciben un sueldo, reviste una importancia y una actualidad
especiales, además de suscitar un interés creciente en numerosos países. Si
bien algunos países cuentan desde hace muchos años con una reglamentación en
la materia, en otros, en cambio, su adopción es de fecha muy reciente. Así,
por ejemplo, Francia y el Reino Unido, cuya legislación en materia de patentes
ha sido modificada a finales de los años setenta para incluir una serie de
medidas sobre las invenciones realizadas por trabajadores asalariados,
cuestión que se regía hasta entonces por los convenios colectivos, los
contratos individuales, el derecho consuetudinario y la jurisprudencia. En
Sri Lanka, la legislación relativa a la propiedad intelectual ha sido objeto
de una revisión y una codificación que entró en vigor en 1980, en la que se
trata tanto del autor como del inventor asalariado. En España se adoptaron en
1986 diversas disposiciones legales para regular la situación de este último
de manera detallada; un proyecto de ley sobre la propiedad intelectual trata
de la situación del autor asalariado. En otros países, la cuestión es objeto
de debate en la actualidad.
La cuestión plantea, en efecto, ciertos problemas y da lugar en ocasiones
a vivos debates, como consecuencia sobre todo del conflicto existente entre
los principios del derecho del trabajo y los de la propiedad intelectual.
Según los primeros, pertenecen normalmente al empleador los resultados del
trabajo del asalariado que, en contraprestación por la realización de dicho
trabajo, recibe una remuneración con carácter regular, mientras que, según los
segundos, sólo al autor o coautores de la creación revierten los derechos
intelectuales inherentes a la misma. El problema en este caso radica en saber
conciliar ambos principios y preservar los intereses opuestos del empleador y
del trabajador.
La cuestión se complica aún más por el hecho de que la creación, en otro
tiempo una actividad esencialmente personal, se realiza a menudo no sólo en el
seno de una empresa, sino también de un equipo, en el marco de una serie de
actividades diversas que la hacen posible o concurren a su logro y posterior
éxito. De ahí que haya quienes piensan, sobre todo los empleadores, que a
veces es difícil, por no decir imposible, atribuir la creación a una persona
determinada; aun en el caso de que fuera así, no sería a su juicio equitativo
atribuir solamente al inventor todo el mérito de los resultados de la
creación, pues, aparte de las facilidades técnicas y económicas puestas a su
servicio por la empresa, las cargas y riesgos financieros que ésta asume, hay
otras muchas personas que contribuyen con su trabajo, consejos e ideas a su
preparación, a su puesta a punto definitiva y al éxito de su explotación.
Frente a tales argumentaciones, otros replican que la actividad inventiva
o creadora es, de todas maneras, un acto personal determinante; que el paso
de un problema a su solución práctica, como el de una idea o un proyecto a su
realización concreta, sólo puede conseguirse gracias al concurso de quienes
tienen una capacidad inventiva o creadora, y que no es inventor o creador
quien quiere serlo. Hacen valer, por ejemplo, que los trabajadores son
35A6d
- 10 -
contratados para llevar a cabo investigaciones, descubrir, analizar y resolver
problemas concretos, pero no para inventar; alegan, a título ilustrativo, que
si no se inventa ello no significa en modo alguno que las obligaciones
contractuales no se respeten. Estiman asimismo que, cualesquiera que sean los
métodos facilitados por la empresa, éstos sólo pueden contribuir a la
realización de la creación y que los gastos y riesgos en que incurre la
empresa se ven compensados por los beneficios que obtiene de la explotación de
las creaciones de sus trabajadores; parece, pues, justo que se reconozca a
los autores unos derechos y que puedan participar en los resultados de sus
actividades, como sucede con numerosos trabajadores que perciben, bajo forma
de primas, comisiones, etc., una parte de los beneficios de la empresa
logrados gracias a su trabajo. Algunos se preguntan hoy si no conviene, como
admite el legislador en diversos países, garantizar al trabajador asalariado
derechos no sólo sobre sus invenciones y obras en el sentido del derecho de la
propiedad intelectual, sino en términos más generales, sobre sus actividades
creadoraszz.
Naturaleza y contenido de la protección
El objetivo de las medidas legislativas nacionales que garantizan los
derechos del inventor o autor asalariado es, pues, doble: por un lado,
fomentar la actividad creadora, protegiendo y recompensando a su autor; y por
otro, conciliar los intereses opuestos de los trabajadores y de los
empleadores. Al igual que hacen los regímenes jurídicos de la propiedad
intelectual, distinguen por lo general varios tipos de derechos: los derechos
de "propiedad" sobre la creación y los derechos materiales y económicos, por
lo general asociados a la posesión o a la "titularidad" de la creación, que
permiten explotar o utilizar la invención o la obra en el plano económico
durante un tiempo determinado;
cuando al creador asalariado no se le
reconocen los derechos de propiedad o de utilización o los cede a su
empleador, sus derechos materiales consisten por lo común en otro derecho, de
naturaleza pecuniaria o compensatoria, que adopta la forma de una retribución
especial o de otro tipo cualquiera de indemnización; por último, los derechos
morales, que revisten un carácter individual y personal, ligan al trabajador a
su creación y aseguran el reconocimiento de la misma.
Las legislaciones y prácticas nacionales distinguen por lo general varias
categorías de invenciones y de obras que determinan la naturaleza y el alcance
de los derechos del trabajador y, por tanto, de los de su empleador. De
manera esquemática, y a reserva de ciertos matices y de diferentes
definiciones nacionales que se examinarán más adelante, éstas distinguen, en
primer lugar, las obras e invenciones llamadas "de servicio" o "de misión":
directamente ligadas al empleo, resultan de la ejecución de las funciones
habituales y normales del trabajador, disponiendo por lo general el empleador
de amplios derechos sobre ellas. A esta categoría cabe añadir otra en
numerosos países, sobre todo por lo que se refiere a las invenciones: la de
las invenciones llamadas "dependientes", "ligadas", "mixtas", "ocasionales" o
también "atribuibles", realizadas al margen de las actividades contractuales o
normales del trabajador, pero que guardan una relación con las de la empresa o
la organización que lo emplea y con sus intereses económicos y comerciales, o
que resultan posibles gracias a la utilización de los medios de ésta. Por
último, las invenciones y las obras llamadas "libres", "independientes" o
"personales" que, efectuadas sin ninguna relación con las funciones y el
empleo del trabajador, pertenecen normalmente a su autor, el cual, a veces con
ciertos matices y bajo determinadas condiciones, es libre de disponer de ellas
y goza de todos los derechos sobre las mismas; estas se definen en la
3546d
- 11 práctica por oposición a las categorías precedentes. La calificación y la
clasificación de las creaciones de los trabajadores asalariados pueden
plantear problemas y suscitar controversias; tal sucede sobre todo en el caso
de las invenciones dependientes, a menudo difíciles de distinguir de las otras
categorías, pues no siempre es fácil determinar y apreciar la parte
correspondiente a los medios facilitados por el empleador ni el alcance de sus
intereses.
Las bases jurídicas de la protección
La protección de los derechos del creador asalariado y la solución de los
problemas que se plantean al respecto se basan en fuentes jurídicas muy
diversas. A las disposiciones legales o reglamentarias que se desprenden del
derecho del trabajo, de una legislación especial, de la legislación general
sobre patentes, diseños y modelos industriales, el derecho de autor y los
derechos de los artistas intérpretes o ejecutantes, se añaden a veces diversos
estatutos particulares.
A falta de medidas legales o con objeto de
completarlas, en varios países existen convenios colectivos o contratos
individuales que determinan los principios aplicables a los derechos y
obligaciones de los trabajadores asalariados autores de invenciones, obras o
interpretaciones artísticas. En algunos países, por último, la cuestión se
rige principalmente por el derecho consuetudinario y la jurisprudencia,
desempeñando esta última un papel importante por cuanto los derechos del
trabajador asalariado no están definidos o si lo están carecen de una
precisión suficiente y deben, por tanto, determinarse en cada caso, a la vista
de su contrato de trabajo, así como de los principios del derecho del trabajo
y del derecho de la propiedad intelectual.
Entre los países en los que se recoge en la legislación laboral
disposiciones relativas a las creaciones realizadas por trabajadores
asalariados figuran, por lo que se refiere a las invenciones, Argentina,
Brasil, Estados Unidos (California) (en donde atañen a los límites de las
cesiones contractuales al empleador de los derechos sobre la invención),
México y Paraguay. Otro tanto sucede en Panamá, en donde la protección del
autor asalariado está igualmente prevista en el Código del Trabajo. En
Francia y Túnez, la legislación del trabajo trata específicamente de los
derechos de los periodistas.
En otros países
- Suiza y Turquía, por
ejemplo -, la protección de los inventores asalariados se asegura por medio de
la legislación relativa a los contratos y a las relaciones entre los empleados
y los empleadores en general (código de obligaciones).
En Colombia, la
cuestión se trata en el Código de Comercio. En otros países el Código Civil
contiene disposiciones sobre las creaciones producidas por trabajadores
asalariados, así Etiopía (inventores y autores) e Italia (inventores).
Son varios los países, por otro lado, que han adoptado una legislación
especial para reglamentar de manera detallada los derechos de los inventores
asalariados, como es el caso en la República Federal de Alemania, Dinamarca,
Finlandia, Noruega y Suecia. Una reglamentación especial se aplica a las
invenciones hechas por los trabajadores al servicio de las administraciones
estatales en Canadá y Estados Unidos.
En este último país, además de
California, otros tres estados
- Carolina del Norte, Washington y
Minnesota - han adoptado recientemente medidas legales que limitan el alcance
de los contratos de cesión al empleador de los derechos sobre la invención
producida por el trabajador.
3546d
- 12 -
En los países socialistas, por lo general es la ley la que ampara y
fomenta no sólo las invenciones sino también los descubrimientos y las
propuestas de racionalización que protegen a los trabajadores que son los
autores de las mismas.
Tal es el caso, por ejemplo, en Bulgaria,
Checoslovaquia, y URSS.
En numerosos países, las disposiciones sobre las creaciones intelectuales
realizadas por trabajadores asalariados, figuran en la legislación relativa a
la propiedad intelectual, bien sea en textos generales, como en Sri Lanka
(donde la cuestión se rige por el Código de la Propiedad Intelectual, que
trata de la situación del inventor asalariado autor de diseños y modelos
industriales, así como de la del autor asalariado), o bien, más comúnmente, en
los textos por los que se rigen respectivamente la propiedad industrial sobre
las invenciones o los diseños y modelos industriales, o ambas cosas a la vez,
el derecho de autor y los derechos de los artistas, intérpretes o ejecutantes.
Disposiciones sobre la protección de los inventores asalariados se
recogen, por ejemplo, en la legislación sobre patentes de Austria, Barbados,
Brasil, Egipto, España, Francia, Hungría, Israel, Italia, Japón, Kuwait,
Malasia, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Tailandia y Zaire.
En cuanto a las disposiciones legales relativas a los autores
asalariados, se desprenden esencialmente de las legislaciones nacionales sobre
los derechos de autor. Tal sucede, por ejemplo, en la República Federal de
Alemania, Argelia, Barbados, Brasil, Camerún, Congo, Cote d'Ivoire, Cuba,
Checoslovaquia, Chile (administración pública), Ecuador, Estados Unidos,
Filipinas, Francia, Ghana, Guatemala, Guinea, Hungría, Israel, Japón, Kenya,
Marruecos, México, Nigeria, Nueva Ze1andia, Países Bajos, Portugal, República
Democrática Alemana, Rwanda, Senegal, Túnez (administración pública), Turquía
y URSS.
Como se verá en los capítulos que siguen, el alcance de las medidas
legales y reglamentarias que tratan del inventor y del autor asalariados es
diverso. Con gran frecuencia, las leyes sobre el derecho de autor sólo
precisan los principios generales aplicables a la titularidad de las obras
creadas por el trabajador en el ejercicio de sus funciones y su transferencia,
legal o contractual al empleador. En términos generales, son los convenios
colectivos, las cláusulas de los contratos individuales de trabajo y, por
último, la jurisprudencia, los que determinan los derechos y obligaciones de
las partes. En determinados países, empero, principalmente de Europa del
Este, las leyes sobre el derecho de autor definen, con mayor o menor
precisión, los derechos respectivos del trabajador asalariado y de su
empleador en materia de utilización y de explotación económica de la obra, así
como los derechos pecuniarios del autor cuando aquéllos son transferidos al
empleador.
Las leyes relativas al inventor asalariado son por lo general más
precisas. Algunas tratan de las diferentes categorías de invenciones que
puede tener que realizar y de los tres tipos de derechos que se han evocado
más arriba, y reglamentan de manera bastante detallada los derechos y
obligaciones de las partes al respecto. Otras prefieren determinar los
principios generales que deben observarse. Finalmente, cabe observar que, en
los países en que la propiedad de la invención y por tanto la patente pasan
fundamentalmente a manos del Estado, son sobre todo los derechos morales y
pecuniarios del inventor los que se regulan.
35A6d
- 13 -
Campo de aplicación de la protección
El alcance de las legislaciones y prácticas nacionales relativas a la
protección del creador asalariado depende de varios factores: del tipo de
creación producida y de las definiciones que dan de la invención y de la obra
y del término "asalariado", así como del sector en el que el creador está
empleado y de su categoría profesional.
Por lo que se refiere al tipo de realizaciones protegidas, el ámbito de
aplicación de la protección asegurada a los autores asalariados de
invenciones, descubrimientos, innovaciones u obras suele venir determinado por
el de los regímenes de propiedad intelectual que protegen el producto de la
actividad creadora, por el sistema de patentes o de derechos análogos - como
los modelos de utilidad o los certificados de autor - y por el del derecho de
autor. Los criterios y definiciones en los que se basan limitan a veces el
ámbito de su protección.
Según el uso corriente, se entiende por invención "la idea de un inventor
que permita en la práctica la solución de un problema determinado en la esfera
de la técnica"24 y que se refiera a un producto o un procedimiento nuevo.
La invención patentable, por su parte, corresponde por lo general a la
elaboración de un sistema, a un aparato o procedimiento, o a cualquier otra
mejora introducida en los mismos, que sean industrialmente aplicables,
presenten un carácter de novedad y de utilidad y no estén dictados por la
evidencia. Por lo común, las leyes que protegen la invención por medio de una
patente excluyen los programas informáticos así como las teorías, métodos y
descubrimientos científicos
Ahora bien, son numerosos los trabajadores que pueden estar, como sucede
en la realidad, en el origen de propuestas de racionalización, de mejoras
técnicas, de innovaciones y descubrimientos susceptibles de dar lugar si no a
invenciones patentables al menos a realizaciones, mejoras, procedimientos y
productos técnicos de valor. Utilizados por la empresa o la organización en
que trabajan, esos aspectos pueden dar origen a beneficios sociales y
económicos importantes para la empresa, la economía nacional y la sociedad en
general, como han testimoniado los debates y los avances puestos de manifiesto
con ocasión del descubrimiento del virus del SIDA, que ha permitido la
elaboración y la comercialización de elementos analíticos de detección de
dicha enfermedad.
En la práctica, el vínculo establecido entre la protección del inventor
asalariado y la propiedad industrial tiene una serie de consecuencias más o
menos estrictas según los criterios en materia de concesión de patentes
aplicados en los distintos países y, en ocasiones, el tipo de legislación por
el que se rigen. Así, en Suiza, donde la cuestión es competencia del código
de obligaciones, las medidas relativas a las invenciones producidas por los
trabajadores se aplican ya sean patentables o no.
A veces los derechos del trabajador asalariado se reconocen legalmente no
sólo sobre sus invenciones patentables, sino también, de manera más general,
sobre sus invenciones. Tal sucede sobre todo en los países de Europa del
Este, en los que la legislación protege a los autores de descubrimientos y de
propuestas de racionalización mediante la concesión de diplomas o de
certificados de autor que, al igual que los relativos a las invenciones,
consagran
su actividad
creadora y
les
reconocen ciertos derechos,
especialmente de carácter pecuniario. De igual modo, en la República Federal
de Alemania, la ley por la que se rigen los derechos de los inventores
asalariados se aplica también a las propuestas de mejora técnica que, si bien
35A6d
- 14 -
no pueden ser objeto de una patente o un modelo de utilidad, confieren al
empleador una situación privilegiada análoga a la que le supondría un título
de propiedad industrial. Las otras propuestas de mejora técnica se desprenden
de los convenios colectivos, acuerdos o reglamentos interiores de las
empresas. En numerosos países, estos últimos reconocen, por otro lado, la
importancia de la actividad inventiva o innovadora de su personal mediante
diversos sistemas de recompensas y de participación en los beneficios (o en
las economías) conseguidos gracias a la misma.
Cabe notar, por otra parte, que la ley tipo de la OMPI para los países en
desarrollo sobre invenciones no sólo trata de las invenciones patentables,
sino también de las "tecnovaciones", esto es de las "solución(es) de un
problema determinado en la esfera de la técnica propuesta(s) por el empleado
de una empresa... para que ésta lo utilice" , que tienen que ver con sus
actividades, pero que hasta entonces la empresa no había utilizado ni previsto
hacerlo.
En términos generales, se entienden por obras acreedoras de la protección
del derecho de autor aquellas "creaciones originales intelectuales expresadas
en una forma reproducible"27, cualesquiera que sean la calidad y el modo de
expresión. En las legislaciones nacionales relativas al derecho de autor se
suele indicar de manera precisa los distintos tipos de creaciones que se
protegen. A veces quedan excluidas ciertas obras, como sucede, por ejemplo,
con los documentos oficiales (Burundi, Dinamarca, Estados Unidos, Etiopía,
Finlandia, Hungría), u otras obras o publicaciones de la administración
(Estados Unidos y Filipinas).
Como se ha visto ya, los programas informáticos, se hallan cada vez más
protegidos por el derecho de autor. Tal es legalmente el caso en la República
Federal de Alemania, Australia, Chile, Dinamarca, Estados Unidos, Francia y
Reino Unido, por ejemplo. Una protección similar se lleva a cabo en otros
países mediante la jurisprudencia (Austria e Italia). En diversos países
(Canadá, España, Noruega, Países Bajos y Suecia) se estudia modificar la
legislación sobre el derecho de autor con el fin de incluir expresamente los
programas informáticos. En otros, en cambio, dichos programas no son todavía
objeto de ninguna protección específica, lo que puede constituir un problema
para el asalariado que es autor de los mismos.
En otros casos, las disposiciones relativas al inventor o autor
asalariado varían según el tipo de creación producida. Así, en Suiza se
aplican normas distintas al inventor asalariado y al que es autor de un diseño
o modelo industrial. De igual modo, las leyes sobre los derechos de autor que
tratan de la situación del asalariado prevén a veces medidas diferentes según
cual sea el tipo de obra producido
(programas informáticos, obras
cinematográficas, fotográficas o colectivas).
El alcance de las legislaciones nacionales varía por lo que se refiere a
las personas protegidas y a las respuestas que éstas dan a la pregunta de si
el término "asalariado" engloba tanto a los trabajadores del sector público
como a los del sector privado, los miembros de las fuerzas armadas y el
personal docente. Medidas especiales se aplican a veces a determinadas
categorías de inventores. Tal sucede sobre todo con quienes prestan servicios
en la administración pública, por ejemplo, en Canadá, Egipto, Estados Unidos y
Suiza. En otros países, en cambio, la legislación relativa a las invenciones
de los asalariados se aplica tanto a los trabajadores del sector privado como
a los del público, así, por ejemplo, en Dinamarca, España, Finlandia, Italia,
Japón, Noruega y Suecia. Otro tanto sucede en la República Federal de
Alemania, Austria, Francia e Israel, a reserva de determinadas disposiciones
especiales para los funcionarios.
3546d
- 15 -
En ciertos países (Finlandia, Noruega y Suecia), los inventores que son
miembros de las fuerzas armadas quedan excluidos del ámbito de aplicación de
las leyes por las que se rigen las invenciones de los trabajadores asalariados
debido a la naturaleza especial que pueden tener sus invenciones. En Suecia,
como se ha visto, la cuestión se regula por medio de una ley especial. En
otros países (República Federal de Alemania e Israel), reciben el mismo
tratamiento que los funcionarios.
Los enfoques de las legislaciones y prácticas nacionales difieren también
en lo que se refiere a los profesores de universidad o de establecimientos de
enseñanza superior.
En la República Federal de Alemania, Dinamarca,
Finlandia, Noruega y Suecia, las disposiciones legales relativas a las
invenciones de los trabajadores asalariados no se aplican a este colectivo,
pues no se los considera asalariados sino inventores independientes, debido,
por un lado, a la libertad académica y, por otro, al hecho de que sus
funciones consisten en enseñar y no en inventar; algo similar puede decirse
de Suiza28. En otros, España, por ejemplo, es en cambio en la universidad a
la que revierten las invenciones hechas por los profesores en el marco de sus
funciones docentes o investigadoras. En otros países su situación varía,
sobre todo con arreglo al origen de los recursos asignados a los trabajos y a
las investigaciones emprendidas en las universidades. Medidas reglamentarias
especiales se aplican asimismo a veces al personal de los institutos de
investigación, como sucede con la Organización de la Investigación Científica
e Endustrial de la Commonwealth (Commonwealth Scientific and Industrial
Research Organisation) de Australia, el Centro Nacional de Investigaciones
Científicas (Centre National de la Recherche Scientifique) y el Instituto de
Investigaciones Científicas para el Desarrollo en Cooperación (Institut de
Recherche Scientifique pour le Développement en Coopération) de Francia, y el
Consejo de Investigaciones Científicas e Industriales (Conseil pour la
Recherche Scientifique et Industrielle) de Ghana.
Al igual que sucede con los inventores, medidas particulares se aplican a
veces a diversas categorías de autores asalariados. Así, determinadas leyes
sobre el derecho de autor que tratan de la situación de los asalariados prevén
reglas distintas según el sector, público o privado, en que trabajan (Malawi,
Malí, Malta, Tailandia y Zambia, por ejemplo), el tipo de obra que producen o
su categoría profesional. Es el caso, por ejemplo, del personal docente en
Colombia y de los periodistas en Australia, Bangladesh, Canadá, India,
Pakistán y Reino Unido. En otros casos, la situación de los empleados de la
administración pública, del personal docente o de los periodistas se rige por
normas especiales (en Ecuador, por ejemplo, para los periodistas).
Por regla general, las legislaciones y prácticas nacionales definen al
inventor y al autor asalariados como aquellas personas que realizan una
invención o una obra en el marco de un contrato de trabajo, el cual se
caracteriza por la subordinación jurídica y económica del trabajador a la
empresa. Por lo general, este estado de dependencia distingue al contrato de
trabajo de los contratos afines, como los contratos de empresa y los relativos
a un mandato o un encargo; diversas categorías de asalariados altamente
calificados o que tienen competencias o responsabilidades especiales, como los
investigadores, el personal de enseñanza superior y los técnicos superiores
disfrutan, no obstante, de gran independencia en la realización de sus
funciones y aseguran la supervisión y el control del trabajo de otras
personas. Los criterios utilizados para determinar la existencia de un
contrato de trabajo o de arrendamiento de servicios son, por otro lado,
diversos. Más o menos amplios según los fines a los que se aplique la
calificación de "asalariado", varían también según los países. Lo mismo cabe
decir de las respuestas facilitadas por las legislaciones y prácticas
nacionales a la pregunta de si las medidas relativas a las creaciones de los
3546d
- 16 -
asalariados se aplican cualquiera que sea su condición laboral - permanente,
en período de práctica o temporal -, su grado jerárquico y su posición en la
empresa u organización que los emplea.
En algunos países, las medidas por las que se rigen las creaciones de los
trabajadores se aplican a todos los asalariados, comprendidos los técnicos
superiores y el personal de dirección. Por lo general eso es lo qu sucede con
los inventores, por ejemplo, en Austria, en que los tribunales han reconocido
que las disposiciones relativas a las invenciones de los asalariados cubrían
la invención realizada por el director técnico en la medida en que debía
obedecer las directrices y abonar las cotizaciones requeridas a los otros
trabajadores; lo mismo cabe decir del Japón
y los países escandinavos.
En la República Federal de Alemania, donde la ley sobre las invenciones de los
asalariados se aplica a los trabajadores temporeros, a los miembros de la
dirección y al personal que desempeña tareas directivas no se los considera,
en cambio, como empleados, sino que se los asimila al empleador . En el
Canadá, las reglas relativas a las invenciones realizadas por los trabajadores
del sector privado que proceden del derecho consuetudinario se basan, por lo
general en la noción de "trustee", independientemente de la calificación
atribuida al contrato de empleo, para determinar si el inventor tiene la
obligación de detentar la invención en nombre de su empleador.
Igual que la noción de "asalariado" se amplía hoy en distintos países,
las medidas por las que se rigen las obras producidas por asalariado se
aplican también a veces a las obras de encargo o al menos a algunas de ellas.
Tal sucede, por ejemplo, en los Estados Unidos, donde las disposiciones sobre
las obras creadas en el marco de un contrato de arrendamiento de servicios se
aplican expresamente no sólo a las producidas por un empleado dentro de sus
funciones de trabajo sino también a ciertas obras de encargo (contribución a
una obra colectiva, elemento de una película o de otra obra audiovisual,
traducción, obra complementaria, obra de enseñanza, etc.). En la República
Federal de Alemania, conforme a la legislación sobre los convenios colectivos,
las personas que, sin ser asalariadas en sentido estricto, ejercen una
actividad económica subordinada y las organizaciones que las representan
pueden concluir convenios colectivos;
tales convenios se aplican, por
ejemplo, a los periodistas, al personal de radiodifusión, redactores de
revistas y personal gráfico.
Por lo que se refiere a los artistas, intérpretes o ejecutantes, la
distinción entre asalariados e independientes no es siempre clara. En los
países de economía de mercado, los artistas que forman parte del personal
permanente de una empresa sólo constituyen una minoría. Así, por ejemplo, los
músicos que forman parte de orquestas permanentes, o los actores miembros de
una compañía también permanente. En la mayoría de los casos, los artistas
pasan de un empleador a otro o alternan el trabajo asalariado con el
independiente. La práctica del trabajo intermitente, muy extendida, no impide
que el artista trabaje de manera regular para un empleador o incluso varios,
respecto de los cuales se encuentra, por tanto, en una situación de
dependencia.
La distinción es importante en los países en que la naturaleza de la
relación contractual determina los derechos respectivos del empleador y del
artista. En la República Federal de Alemania, por ejemplo, varían según que
el contrato sea de trabajo o de servicios, distinción que también se hace en
la jurisprudencia británica
("contract of service" y "contract for
services"). En otros países, en cambio, ya sea el artista independiente o
asalariado, las cláusulas contractuales que le ligan a quien demanda sus
servicios tienen tendencia a asemejarse, e incluso llegan a ser idénticas.
Así, en el Canadá, en el acuerdo concluido entre la red de televisión CTV (CTV
3546d
- 17 -
Televisión Network Ltd) y el ACTRA, sindicato de actores, se precisa que éste
representa a los artistas independientes, si bien puede actuar como agente
negociador para los artistas asalariados, aplicándose entonces el acuerdo como
si fuera un convenio colectivo.
*
Los cambios tecnológicos y el papel creciente de los trabajadores
asalariados en la realización de invenciones y de innovaciones técnicas, así
como de obras protegidas por el derecho de autor, hacen que los derechos de
los inventores y autores asalariados reciban una atención cada vez mayor por
parte de las organizaciones sindicales y profesionales que los representan.
Así, en su decisión adoptada en febrero de 1986, el comité ejecutivo de la
Confederación Europea de Sindicatos (CES) proclama que a todos los autores e
intérpretes
debe
reconocérseles
derechos
intelectuales,
morales
y
patrimoniales, sobre las obras que crean e interpretan... ya sean asalariados
o no, o tengan un contrato de duración determinada o indeterminada.
El reconocimiento de los derechos intelectuales y materiales de todos los
trabajadores sobre sus invenciones figura entre las demandas formuladas por
las Directrices para una reglamentación internacional adoptadas por la
Federación Internacional de Empleados, Técnicos y Profesionales (FIET) en
1966. Tras recordar que es conforme al interés general y al progreso técnico
favorecer las invenciones, explotar toda invención patentada y permitir su
explotación sin trabas tras un período razonable de protección, dichas
directivas disponen, en efecto, que todos los derechos intelectuales y
materiales sobre la invención pertenecen en principio al verdadero inventor y
formulan diversas reivindicaciones para salvaguardar los derechos de los
inventores asalariados: concesión de la patente al inventor real o a sus
derechohabientes; mención del nombre en caso de que el empleador solicite el
reconocimiento de la patente; reconocimiento de los mismos derechos a todos
los trabajadores sobre las invenciones hechas en el marco de su contrato de
trabajo o de empleo, ya sean obreros, empleados, funcionarios, soldados o se
beneficien de una formación profesional regular, etc.31.
En estas reivindicaciones se basa un proyecto de resolución sobre la
protección de los inventores asalariados, presentado por los representantes de
los trabajadores de diversos países en la 66.a reunión de la Conferencia
Internacional del Trabajo (1980). Tras recordar los trabajos realizados por
la OIT y las repetidas demandas de la CCETI para que se adopte un instrumento
internacional sobre la materia, el proyecto relacionaba una serie de
principios en los que debería inspirarse dicho instrumento, en especial los
siguientes: reconocimiento a todos los asalariados autores de una invención
de los derechos intelectuales y materiales derivados de la misma; la
posibilidad de ceder algunos de tales derechos al empleador cuando lleva a
cabo un trabajo que guarda relación con la invención; la explotación efectiva
de la invención por parte del empleador; el pago de una retribución especial
a título de indemnización por la cesión del derecho a explotar la invención;
la necesidad de facilitar al trabajador las informaciones necesarias para que
pueda evaluar el valor económico de su invención; la resolución de los
desacuerdos mediante el recurso al arbitraje independiente; el reconocimiento
del nombre del inventor y de la negociación colectiva como medio de solucionar
las cuestiones relativas a los derechos de los inventores asalariados; la
nulidad, por último, de los acuerdos que se aparten de dichos principios
fundamentales. Se invitaba asimismo al Consejo de Administración de la OIT a
que inscribiera la cuestión en el orden del día de una próxima reunión de la
Conferencia. Al no figurar dicho proyecto entre las cinco resoluciones que
35A6d
- 18 -
debían examinarse en primer lugar, de conformidad con el artículo 17, párrafo
5, íü, del Reglamento de la Conferencia no pudo examinarse por falta de
tiempo.
Actas de los trabajos, Conferencia Internacional del Trabajo,
66.a reunión, 1980, págs. 1/7.
Por su parte, la recomendación adoptada en
Sindical Mundial (FSM), y posteriormente por el
Internacional de los Ingenieros, Cuadros y Técnicos,
y la aplicación de medidas con el fin de proteger a
una invención y garantizarle su derecho moral, sus
las debidas recompensas z.
1975 por la Federación
Comité de Coordinación
preconiza la formulación
todo trabajador autor de
derechos patrimoniales y
Notas
1
Artículo
27, párrafo 2.
El Pacto internacional
económicos, sociales y culturales emplea los mismos términos
párrafo 1, apartado c)).
de
derechos
(artículo 15,
2
En su respuesta al cuestionario enviado por la Oficina, tres
Gobiernos han observado, no obstante, lo siguiente: el primero (Chile), que
las invenciones y las obras eran por lo general producto del trabajo de
inventores y autores independientes y que su realización en el marco de una
relación de empleo no era corriente; el segundo (Santa Lucía), que las
circunstancias a las que se refiere el mencionado cuestionario no se dan en el
país, y el tercero (Singapur), que los inventores y autores asalariados sólo
representaban el 0,1 por ciento de la mano de obra total del país.
3
Adoptado el 9 de septiembre de 1886 y revisado sucesivamente en 1908,
1928, 1948, 1967 y 1971, ha sido modificado por última vez en 1979. Un total
de 76 Estados habían ratificado este Convenio el 1.° de enero de 1986.
A
Adoptada en 1952 por la UNESCO, ha sido revisada en 1971; el 15 de
marzo de 1987, un total de 79 Estados habían ratificado la versión de 1952 y
43 la de 1971.
s
Adoptado en 1883, fue modificado
1925, 1934, 1958, 1967 y 1979).
en varias ocasiones
(1900, 1911,
6
Adoptada el 26 de octubre de 1961; el 4 de julio de 1987 un total de
31 Estados habían ratificado esta convención, que está abierta a los Estados
signatarios del Convenio de Berna o de la Convención universal sobre el
derecho de autor.
7
OMPI:
Ley tipo de la OMPI
invenciones, vol. 1 (Ginebra, 1979).
para
los países
en desarrollo
sobre
8
Ley tipo de Túnez sobre el derecho de autor para los países en
desarrollo, adoptada por el Comité de expertos gubernamentales convocado por
el Gobierno tunecino en Túnez del 23 de febrero al 2 de marzo de 1976 con la
asistencia de la OMPI y la UNESCO (París UNESCO y Ginebra OMPI, 1976).
9
Resolución sobre la protección de los inventos de las personas a
sueldo, adoptada por la Comisión Consultiva de los Trabajadores Intelectuales
(6-7 de diciembre de 1929); véase Código Internacional del Trabajo 1951
(Ginebra, OIT, 1954), vol. II, Anexos págs. 256 y siguientes.
10
Resolución sobre la protección de los inventos de las personas
asalariadas, adoptada por la Comisión Consultiva de los Empleados, primera
3546d
- 19 -
reunión (Ginebra, 14-15 de abril de 1931), ibíd. (reproducido en op. cit. ,
págs. 312-314). Para una breve panorámica del examen de la cuestión realizada
por la Comisión Consultiva de los Empleados y la Comisión Consultiva de
Trabajadores Intelectuales, véase Tessier, J.: "La acción cincuentenaria de
la OIT en favor de los trabajadores no manuales, 50 años al servicio del
progreso
social:
1919-1969", OIT Panorama
(Ginebra, OIT), núm. 37,
julio-agosto de 1969.
11
OIT:
Informe de la Reunión tripartita sobre las condiciones de
empleo y de trabajo de los trabajadores intelectuales, Ginebra, 1977
(documento CTI/1977/8, párrafos 68 y 69).
OIT:
Los derechos de los ejecutantes en materia de radiodifusión,
de televisión y de reproducción mecánica de los sonidos, Conferencia
Internacional del Trabajo, 26.a reunión, Ginebra, 1940, cuarta cuestión del
orden del día, informe A.
OIT:
Derechos del ejecutante en materia de radiodifusión, de
televisión y de reproducción mecánica de los sonidos, Comisión Consultiva de
Empleados
y
Trabajadores
Intelectuales,
2.a reunión,
Ginebra, 1952,
informe III.
14
Entre
ellas cabe citar Neumeyer, F.:
"Los derechos de los
asalariados
sobre
sus
invenciones:
estudio
comparativo
de
algunas
legislaciones nacionales", Revista Internacional del Trabajo (Ginebra, OIT),
enero de 1961; OIT:
Le personnel scientifique et technique hautement
qualifié.
Conditions d'emploi et de travail (Ginebra, 1974);
ídem:
Condition d'emploi et de travail et des travailleurs intellectuels (Ginebra,
1977),
y
Cornwell, S.C.:
"Derechos
de
los asalariados
sobre sus
innovaciones", Revista Internacional del Trabajo, (Ginebra, OIT) mayo-junio de
1980.
15
En ciertos países, la cooperación de las universidades con la
industria en materia de investigación se ha desarrollado también de modo
considerable en el curso de los últimos años, en particular en los Estados
Unidos en el sector de la electrónica y la informática. Puede hallarse un
resumen de esta cuestión en: "La coopération université-industrie. Les
centres coopératifs de recherche aux Etats-Unis", Travail et méthodes (París),
núm. 445/446, agosto-septiembre de 1986.
16
Cornwell, op. cit.
1
Respuesta del Gobierno al cuestionario enviado por la Oficina.
18
En 1978, el 22 por ciento de las patentes concedidas lo fueron a
particulares. Véase Schuchman, H.L.: "Engineers who patent: Data from a
recent survey of American bench engineers", World Patent Information (Oxford,
Pergamon Journals Ltd), vol. 5, núm. 3, 1983.
19
Schade, H.:
"Droit et pratique
de
l'invention
d'employé
en
République Fedérale d'Allemagne", La propriété industrielle (Ginebra, OMPI),
septiembre de 1972.
Cuvillier, R.:
"Salariat et droit d'auteur" Le droit d'auteur
(Ginebra, OMPI), abril de 1979, y Limperg, Th.: "Les droits des employés en
leur qualité d'auteurs", ibíd., septiembre de 1980.
Sobre la importancia económica del derecho de autor y de las
actividades relativas a los bienes que protege, véase Olsson, H.:
"The
3546d
- 20 -
economic
impact of copyright law", International Copyright Symposium,
Heidelberg, 24-25 de abril de 1986 (Munich, J. Schweitzer, 1986). Según los
estudios realizados en diversos países industrializados, se estima que la
parte correspondiente a las actividades relativas al derecho de autor en el
producto nacional bruto no cesa de aumentar. Alcanzaría, por ejemplo, el 2,4
por ciento del PNB en los Países Bajos, superando así la de la industria
química (1,9 por ciento). Véase Rembe, R.: Les artistes du spectacle a l'ére
de la technologie, Rapports/Etudes CREA núm. 38, División de desarrollo
cultural y de la creación artística (París, UNESCO, 1986).
Cuvillier, op. cit.
23
Las experiencias llevadas a cabo al efecto tienden a favorecer la
propuesta y realización de proyectos comunes a la empresa y al trabajador que
puedan desembocar en actividades nuevas y exteriores a la empresa, al menos
parcialmente. Los beneficios, al igual que los medios necesarios para el
lanzamiento y la realización del proyecto, se distribuyen entre las partes
según diversas formas. Al respecto, véase Mentior, J.L.:
Synthése des
expériences intrapreneuriales observées en Suéde et aux USA (Bruselas, IP
Montage).
24
OMPI:
Ley tipo de la OMPI para los países en desarrollo
invenciones, vol. I (Ginebra, 1979), pág. 19, art. 112.
sobre
25
En general, excluyen las invenciones contrarias al orden y la
moralidad públicas y las de variedades vegetales y animales. En algunos
países no se conceden patentes para productos de primera necesidad y de
interés público, como los productos farmacéuticos.
OMPI:
Ley tipo de la OMPI para los países en desarrollo
invenciones, vol. II (Ginebra, 1980), pág. 27.
27
OMPI:
Glosario de derecho de autor y derechos
sobre
conexos (Ginebra,
1980).
28
Sobre esta cuestión, véase Dussemontet, F.:
"Les inventions dans
les universités suisses", La proprieté industrielle (Ginebra, OMPI), diciembre
de 1982.
29
Harima, Y.:
"Rights and obligations in employees'
Japan Patents and Trademarks (Suzuye Institute of IIPR), 1982.
inventions",
Matthias Ruete: "The Germán employee-invention law: An outline",
en la obra Employees' Inventions - a Comparative Study, publicado bajo la
dirección de Philipps, J. (Sunderland, Fernsway Publications, 1981), pág. 184.
31
Federación Internacional de Empleados, Técnicos
(FIET):
Los derechos del inventor asalariado:
una
sindicalistas (Ginebra, 1981).
32
Federación Sindical
salarié (Praga, 1975).
3546d
Mundial
(FSM):
Les
droits
y Profesionales
guía para los
de
l'inventeur
- 21 -
CAPITULO II
DERECHOS MATERIALES
Los derechos materiales o económicos que se derivan de una invención, un
dibujo o un modelo industrial, un programa informático, una obra literaria,
científica o artística y, en términos generales, de cualquier obra de creación
generadora de derechos intelectuales, se hallan estrechamente ligados a su
propiedad. En efecto, es esta última la que lleva aparejada normalmente la
posesión de la patente sobre una invención y el derecho exclusivo a explotarla
durante un tiempo determinado, al igual que confiere al titular del derecho de
autor el de utilizar temporalmente una obra en el plano económico. A falta
del reconocimiento al empleado de tales derechos sobre la invención o la obra
que ha realizado, o cuando éstos se ceden o transfieren al empleador, sus
derechos materiales consisten en un derecho pecuniario o compensatorio que
reviste la forma de una retribución financiera o de cualquier otro tipo de
indemnización, que se examinará en el capítulo siguiente.
Por el hecho de ser transmisibles, los derechos materiales o
patrimoniales, según la terminología de los diferentes regímenes de propiedad
intelectual, tienen unas consecuencias económicas directas importantes. Por
consiguiente, la cuestión de saber a quién pertenece el producto de la
actividad inventiva y creadora del empleado y cuáles son los derechos
respectivos de éste y de su empleador en materia de explotación o de
utilización del producto reviste para ambos una importancia capital. Las
respuestas que dan a esta cuestión las legislaciones y prácticas nacionales
son muy diversas y complejas. No sólo dependen del reconocimiento de un
derecho de propiedad al empleado sobre su invención, de su titularidad sobre
la obra que ha creado, del disfrute de los derechos materiales que de ella se
derivan o de su transferencia, total o parcial, al empleador, sino también,
como se ha visto, de la relación existente entre la creación en concreto y el
empleo del interesado y sus funciones normales o habituales. En las páginas
que siguen examinaremos dichas legislaciones y prácticas nacionales, en
función de las observaciones e informaciones comunicadas a la Oficina y de las
que ésta disponía ya, distinguiendo la situación del trabajador autor de una
invención de la del autor asalariado.
Derechos materiales del inventor
Los derechos de propiedad y de explotación del trabajador sobre la
invención que ha realizado, al igual que sus límites, es decir, sus
obligaciones respecto de su empleador y los derechos de este último, difieren,
como se ha visto en el capítulo precedente, según la categoría a que
pertenezca la invención. Varían igualmente en función de los principios en
que se inspiran. De conformidad con el derecho de la propiedad industrial,
los derechos sobre la invención o sobre el dibujo y modelo industriales
pertenecen a su autor. Según el derecho del trabajo, en cambio, es al
empleador al que revierten los resultados del trabajo del asalariado. Las
soluciones dadas por las legislaciones y prácticas nacionales atestiguan bien
esta dualidad: unas consideran al trabajador asalariado como el propietario
inicial de todas las invenciones que produce, sea cual sea la categoría a la
que éstas pertenecen, o sólo de alguna de ellas; para otros, en cambio, la
propiedad de las invenciones hechas por el trabajador asalariado en el marco
de sus actividades contractuales o normales y de aquellas que guardan una
3546d
- 22 -
relación con las actividades de la empresa, o que han sido posibles gracias a
la utilización de las informaciones, el material o los medios de que ésta
dispone, revierte directamente al empleador.
Cuando el asalariado detenta a título originario el derecho de propiedad
sobre la invención que ha realizado en el marco de su relación de empleo,
suele hallarse obligado, ya sea por ley o contractualmente, a transferir,
ceder o simplemente ofrecer el derecho de explotarla a su empleador. Esta
transferencia o cesión se somete a diversas condiciones, en particular la
notificación de la invención al empleador y la comunicación de la decisión de
éste al trabajador. Así pues, no sólo se trata del alcance de los derechos
respectivos de las partes, que varían según los países y la categoría de la
invención, sino también de sus diferentes modos de adquisición.
Diferentes categorías de invenciones
Las categorías de invenciones que recogen las legislaciones y prácticas
nacionales y las situaciones que las mismas adoptan difieren a veces en gran
medida. Definidas de manera más o menos amplia, no se diferencian siempre
claramente en la práctica.
Diversas legislaciones y prácticas nacionales distinguen, de forma
expresa o no, las tres principales categorías de invenciones que se han
evocado en el capítulo precedente. Entre ellas cabe señalar, por ejemplo,
Argentina, Brasil, Canadá (administración pública), Colombia, Egipto, España,
Estados Unidos (en la administración pública y, a falta de disposiciones
contractuales específicas, en el sector privado en el que dichas categorías se
desprenden de las reglas del derecho consuetudinario), Francia, Italia,
Kuwait, Malasia, Nigeria, Paraguay, Suiza, Tailandia y Zaire.
En otros países, se adopta otra clasificación pues la legislación
distingue las invenciones de empresa, es decir, aquellas en que las
instalaciones, procedimientos o métodos de la empresa desempeñan un papel
determinante, sin distinción de persona o personas en particular, las
invenciones de servicio y las invenciones libres, independientes u ocasionales
(en Panamá y Venezuela, por ejemplo).
Otras
legislaciones
distinguen
varias
categorías
de
invenciones
dependientes sobre las que el empleador puede adquirir derechos. Así, por
ejemplo, las de Finlandia, Noruega y Suecia, de acuerdo con las leyes
especiales por las que se rigen los derechos de los inventores asalariados; en
Suecia, empero, el convenio colectivo concluido al respecto en 1970 entre la
Confederación de Empleadores de Suecia (SAF) y tres Sindicatos, el de
Empleados y Técnicos de la Industria (SIF), el de Capataces y Mandos
Intermedios (SALF) y la Asociación de Ingenieros Diplomados (CF), sólo
distingue tres: las invenciones de servicio, que se realizan en el marco de
las funciones habituales del empleado o de las tareas que se le han
encomendado en especial; las invenciones ligadas, cuya utilización entra en
la esfera de actividad del empleador, y las invenciones que no se hallan
comprendidas en las dos categorías anteriores, a las que se considera libres.
Otras legislaciones, por último, sólo tratan, explícita o implícitamente,
de dos categorías de invenciones: las invenciones de servicio, a las que
definen a veces en un sentido amplio, y las invenciones libres. Así, por
ejemplo, las de la República Federal de Alemania, Austria, Israel y Japón.
En la República Federal de Alemania, la ley sobre las invenciones de los
empleados distingue explícitamente entre las invenciones de servicio, a las
3546d
- 23 -
que define como aquellas que son consecuencia de la actividad profesional del
interesado en la empresa (o la administración pública), o que se fundan
básicamente en experiencias o trabajos de la empresa o la administración
pública, y las invenciones libres1. En Etiopía, el Código Civil distingue
igualmente entre dos categorías de invenciones: las llevadas a cabo por el
empleado a quien se contrata para hacer investigaciones o invenciones, y las
demás invenciones a las que se considera libres. Otro tanto sucede en México,
donde el Código del Trabajo distingue, en particular, las invenciones que
realizan los trabajadores encargados de hacer investigaciones o estudios para
mejorar los procedimientos aplicados en la empresa por cuenta del empleador.
En Austria, la ley sobre las patentes sólo se refiere a la invención de
servicio, esto es, la invención cuyo objeto entra dentro de las actividades de
la empresa y que cumple una de las condiciones siguientes: la actividad que
de ella se deriva forma parte de las obligaciones de servicio, el empleado se
ve incitado a hacerla por la misma actividad que desempeña en la empresa; la
realización de la invención se ha visto facilitada en gran medida por la
utilización de la experiencia o los recursos de la empresa. En Israel, la
invención de servicio se define como aquella que es producto de la actividad
del empleado o que se lleva a cabo en el curso de su trabajo. En el Japón, es
la invención que entra dentro de las actividades del empleador y que se
realiza por el trabajador en el marco de las funciones que debe llevar a cabo
en la empresa2.
Invenciones libres
Según las informaciones comunicadas a la Oficina y de las que ésta
disponía ya, las legislaciones y prácticas nacionales reconocen que el
trabajador
asalariado
es
propietario
de
sus
invenciones
libres o
independientes; por tanto, puede disponer o disfrutar normalmente de todos
los derechos materiales que conllevan, explotarlos por su cuenta o, por el
contrario, cederlos.
En la legislación de diversos países se prevé, por otro lado, de manera
expresa que las invenciones libres o personales del asalariado son propiedad
de éste. Así se dispone, por ejemplo, en la República Federal de Alemania,
Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, España, Francia, México y Venezuela.
En el Brasil, la ley por la que se establece un código de la propiedad
industrial precisa que las invenciones y los perfeccionamientos realizados por
el asalariado sin relación alguna con su contrato de trabajo y sin utilizar
los recursos del empleador ni sus informaciones, medios, materiales,
instalaciones o equipos, le pertenecen en exclusiva. De igual modo, en
Colombia, Ecuador y Perú, la invención que no ha sido realizada por el
empleado encargado de llevar a cabo investigaciones ni ha sido posible gracias
al acceso a secretos o investigaciones confidenciales, es propiedad
imprescriptible del trabajador que la ha realizado.
En el Código del Trabajo de Panamá se definen las invenciones libres como
aquellas en que la personalidad o el esfuerzo del empleado tienen una
importancia fundamental;
esas invenciones le pertenecen aun cuando su
realización se deba a su trabajo. El empleado no puede renunciar a la
propiedad de sus invenciones libres en beneficio del empleador o de un
tercero, salvo en virtud de un contrato concluido tras su realización. En el
Código del Trabajo de Paraguay se recogen una serie de disposiciones análogas,
pues se prevé que el trabajador no puede renunciar a la propiedad de la
invención independiente en beneficio del empleador salvo que medie un contrato
especial posterior a la realización de dicha invención, a la que se define
3546d
- 24 -
como la debida a las dotes personales ejercidas por el trabajador en el curso
de su empleo y que sólo responden a los criterios aplicables a las invenciones
de explotación o de servicio.
Ante la falta frecuente de una definición, las invenciones libres se
determinan por oposición a las otras categorías de invenciones sobre las que
el empleador posee u obtiene derechos de explotación, o cuya propiedad
revierte a él directamente. Así sucede, por ejemplo, en la República Federal
de Alemania, España, Etiopía, Francia, México y Reino Unido, países en los que
se reconoce al inventor expresamente como propietario de las invenciones
hechas en circunstancias distintas a las previstas por la ley. Otro tanto
pasa en Suecia, según lo dispuesto en el convenio colectivo relativo a los
derechos de los empleados sobre sus invenciones, que se ha evocado más
arriba. Es el caso, asimismo, de los países en que los derechos de propiedad
del trabajador sobre sus invenciones libres no se consagran de manera expresa,
si bien se aseguran a sensu contrario por la aplicación de las medidas que
determinan y rigen los derechos y obligaciones de las partes sobre las
invenciones
de
servicio
y dependientes
(Austria, Canadá
- en
la
administración pública -, Dinamarca, Estados Unidos - en la administración
pública y en el sector privado, a falta de disposiciones especiales o de
obligaciones contractuales en contrario -, Finlandia, Hungría, Israel, Italia,
Japón, Malasia, Noruega, Países Bajos, Portugal, República Democrática
Alemana, Suiza, Sri Lanka, Tailandia y Zaire, por ejemplo). Son, por tanto,
las definiciones de las invenciones de servicio y de las invenciones
dependientes las que determinan en la práctica el alcance de las invenciones
libres: cuanto más amplias son las primeras, más limitadas son las segundas.
Como se ha visto, a determinadas categorías de empleados se las considera
a veces como inventores independientes: las invenciones que realizan se
consideran libres y son por tanto de su propiedad, sea cual sea su categoría.
Es el caso, por ejemplo, de los profesores de universidad y de
establecimientos de enseñanza superior en la República Federal de Alemania,
Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia, si bien a veces bajo ciertas
reservas. Así, en la República Federal de Alemania, en donde la ley sobre las
invenciones de los empleados prevé expresamente que las de los profesores y
ayudantes científicos de la universidad y de las grandes escuelas científicas
son libres, debiendo el inventor informar a la universidad o a la escuela de
la explotación de la invención cuando aquella haya facilitado medios
especiales para los trabajos que han posibilitado su realización; en el caso
de requerirlo la universidad, el inventor debe también indicarle el tipo de
explotación y las ganancias conseguidas. La universidad puede reivindicar que
se le reconozca una participación adecuada en las ganancias en cuestión, si
bien esa participación no puede superar en ningún caso el costo de los medios
facilitados.
El autor de una invención libre está sujeto a veces a determinadas
obligaciones y restricciones cuya finalidad es preservar los intereses del
empleador, en especial permitirle que juzgue sobre la calificación de la
invención. Así, en la República Federal de Alemania, el empleado se halla
obligado legalmente a comunicar sin dilación la invención libre a su empleador
y a facilitarle todas la informaciones que pueda precisar para juzgar si se
trata de una invención libre y reivindicarla en el caso de que aquél se oponga
a dicha calificación.
Esta reivindicación debe hacerse dentro de un
determinado plazo a partir de la fecha de la comunicación (tres meses). La
obligación de declarar la invención no es necesaria cuando se ve claramente
que ésta no guarda relación con las actividades de la empresa. En Francia, en
donde el asalariado está igualmente obligado a declarar todas sus invenciones,
su declaración debe contener todas la informaciones necesarias para que el
3546d
- 25 -
empleador pueda clasificar la invención; en concreto, debe precisar su objeto
y sus aplicaciones posibles, así como las circunstancias en que se realizó .
En Argentina, en donde según la legislación del trabajo las invenciones y
descubrimientos personales del trabajador son de su propiedad, incluso cuando
para hacerlo se ha servido de instrumentos que no le pertenecen, el trabajador
que decide ceder sus derechos debe dejar a su empleador la posibilidad de
ejercitar un derecho de preferencia respecto a los demás posibles
compradores. Otro tanto cabe decir de México, país en el que el empleador se
beneficia de dicho derecho de preferencia por lo que se refiere a la
utilización exclusiva o la adquisición de la invención y de la patente
correspondiente. En Venezuela, el empleador se beneficia de un derecho
prioritario de adquisición de las invenciones y de las mejoras de procesos
industriales independientes u ocasionales (es decir, aquéllas en cuya
realización el esfuerzo y el talento del trabajador, a quien no se ha
contratado para investigar o encontrar nuevos procedimientos, han desempeñado
un papel preponderante); este derecho puede ejercerlo dentro de los 90 días
siguientes a la recepción de la oferta hecha por el inventor.
Invenciones de servicio e invenciones dependientes
A diferencia de lo que sucede con la invención libre, el empleador
detenta o puede por lo general reivindicar derechos amplios, si bien
variables, sobre las invenciones de servicio o dependientes realizadas por el
trabajador que está a su servicio, es decir, las que se derivan de las
funciones normales o habituales de éste (a menudo calificadas de invenciones
de servicio), las que guardan relación con los intereses económicos o
comerciales del empleador, o bien aquellas otras que se producen gracias a los
medios que éste pone a disposición del empleado (invenciones dependientes).
Si bien constituyen dos categorías distintas de invenciones en numerosos
países, los derechos anejos a ellas se rigen de igual manera y el empleador se
beneficia de derechos análogos por lo que se refiere a su propiedad y
explotación. Estos derechos suelen llevar aparejada la obligación, legal o
contractual, de reconocer una compensación financiera al inventor; de lo
contrario, la empresa le concede normalmente una retribución o recompensa de
carácter voluntario, como sucede en el Canadá y los Estados Unidos. En el
caso de estas invenciones, el fundamento de la protección del inventor
asalariado es compensarle pues, si bien conserva por lo general sus derechos
morales, los derechos de propiedad y de explotación se confieren al empleador,
bien directamente o por cesión o adquisición.
Según los distintos países y la calificación que se dé a la invención, el
trabajador disfruta o no inicialmente del derecho de propiedad y debe
transmitirlo u ofrecerlo al empleador. Por su parte, en la ley tipo de la
OMPI para los países en desarrollo sobre invenciones se indica que el derecho
a la patente sobre la invención de servicio, a la que define como la invención
realizada en ejecución de un contrato de mandato o de trabajo, pertenece al
empleador, salvo disposiciones contractuales en contrario; por lo que se
refiere a la invención dependiente, es decir la invención que un empleado que
no está obligado por su contrato de trabajo a ejercer una actividad inventiva
realiza, "en el campo de actividades del empleador gracias a la utilización de
datos o medios a los que tiene acceso a causa de su empleo", la ley tipo
propone dos variantes, una que concede el derecho a la patente al empleador, y
la otra que reconoce este derecho al asalariado, que a su vez debe proponer al
empleador la posibilidad de adquirirlo .
En diversos países, no obstante, el derecho de propiedad pertenece a
título originario al autor de una invención de servicio, a reserva de la
adquisición de derechos por parte del empleador.
3546d
- 26 -
Así sucede, por ejemplo, en la República Federal de Alemania, donde la
invención de servicio comprende también la calificada como dependiente en
ciertos países. El empleado que realice una invención de servicio debe
comunicarla inmediatamente por escrito al empleador;
en concreto, debe
describir el problema técnico planteado, su solución y la realización de la
invención. En el escrito deben indicarse, por otro lado, las instrucciones y
directrices de servicio recibidas, las experiencias de trabajo de la empresa
utilizadas, los colaboradores (así como el género y grado de su colaboración)
y lo que el empleado considera su participación personal. El empleador puede
reivindicar la invención total o parcialmente, obteniendo en consecuencia bien
todos los derechos sobre la misma o bien un derecho no exclusivo de
utilización. La reivindicación debe hacerse por escrito y comunicarse al
empleado en el plazo de cuatro meses a raíz de recibirse la notificación de la
invención; de lo contrario, la invención pasa a ser libre y el empleador
puede disponer de ella libremente. Si el empleador sólo reclama un derecho
parcial sobre la invención y este derecho supone un menoscabo, de manera
contraria a la equidad, para la explotación de la invención por parte del
empleado, este último puede exigir que el empleador adquiera un derecho
ilimitado o renuncie en su favor a todos los derechos sobre la invención. El
empleador tiene la obligación y el derecho exclusivo de solicitar en el país
un título de propiedad industrial, a menos que los intereses legítimos de la
empresa exijan que la invención permanezca en secreto, que pase a ser libre o
que el empleado consienta en que no se registre; en ese caso es el inventor
mismo quien registra la patente a nombre del empleador, a cargo del cual
corren los gastos. La concesión de derechos ilimitados al empleador faculta a
éste para registrar también la patente en el extranjero; en el caso de no
hacerlo en determinados países, este derecho pasa al inventor para dichos
países. Disposiciones análogas se aplican a los modelos de utilidad. En
cambio, es el empleador el que disfruta directamente a título originario de
los derechos sobre los dibujos y modelos ornamentales, a menos que se disponga
otra cosa en el contrato.
En Austria, el inventor asalariado tiene derecho a que se le extienda una
patente por la invención que realice en el curso de su empleo, salvo que en el
contrato se recoja una disposición en contrario. Las cláusulas en que se
prevé que las invenciones futuras del empleado pertenecen al empleador o
reservan a este último el derecho a explotar dichas invenciones sólo tienen
consecuencias jurídicas si se hacen por escrito o se recogen en convenios
colectivos y se limitan a las invenciones de servicio. Cuando en un contrato
se prevé que las invenciones futuras de un empleado revierten al empleador, el
trabajador debe dar a conocer inmediatamente las invenciones que ha hecho
salvo aquellas que no entran manifiestamente en el marco del contrato. El
empleador debe declarar al trabajador si reivindica la invención a título de
invención de servicio en un plazo de cuatro meses a raíz de recibir la
comunicación; a falta de declaración por parte del empleador, la invención
pasa a ser propiedad del empleado; este último, al igual que el empleador,
debe guardar secreto sobre la invención. Cuando el empleado es funcionario o
su contrato es de derecho público, el empleador puede reivindicar su invención
de servicio o el derecho a explotarla sin concluir con aquél un contrato
especial.
En Israel, el empleado que realiza una invención de servicio debe
notificarla a su empleador lo antes posible;
debe asimismo avisar al
empleador de cualquier solicitud de concesión de patente que presente. A
falta de acuerdo en contrario, la invención de servicio pasa a ser propiedad
del empleador, a menos que éste renuncie a su derecho sobre la invención en un
plazo de seis meses a contar desde la fecha en que le fue notificada. En la
notificación, el empleado puede precisar que a falta de respuesta en contrario
3546d
- 27 -
por parte del empleador dentro de dicho plazo, la invención pasará a ser de su
propiedad.
En el Japón, el inventor conserva normalmente el derecho a la patente
sobre su invención, beneficiándose el empleador de una licencia no exclusiva
de explotación; no obstante, puede conseguir que se le reconozca el derecho a
la patente o un derecho exclusivo sobre la invención ya sea por contrato,
reglamento de servicio u otro tipo de disposición. Cualquier otro acuerdo,
reglamento de servicio o disposición en que se prevea por adelantado la
transmisión al empleador del derecho a obtener una patente o una licencia
exclusiva sobre cualquier otra invención que no sea de servicio, es nulo.
En los Países Bajos, gracias a una cesión legal el empleador recupera el
derecho a la patente sobre la invención producida por aquellos trabajadores
que cuentan entre sus funciones la de consagrar sus conocimientos a hacer
invenciones del género de aquélla a la que se refiere la solicitud de patente.
En Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia, el asalariado goza
inicialmente del derecho de propiedad sobre todas sus invenciones (ya sean de
servicio o dependientes), reconociéndose al empleador la facultad de adquirir
este derecho u otros derechos de utilización variables. En Dinamarca, por
ejemplo, la ley sobre las invenciones de los empleados prevé la posibilidad de
que se cedan al empleador los derechos sobre la invención que hace el
trabajador en el marco de su relación de empleo y tiene que ver con el campo
de actividades del empleador, así como sobre cualquier otra que resulte de las
tareas que se le confían. En Finlandia, el empleador puede adquirir, total o
parcialmente, el derecho sobre la invención que resulta de la ejecución por
parte del empleado de las tareas que se le confían o que son consecuencia de
su experiencia en la empresa si la invención guarda relación con su esfera de
actividad.
Puede, asimismo, adquirir el derecho sobre la invención cuya
explotación no entra en su esfera de actividad cuando aquélla es la solución
de un problema que se somete al trabajador en el curso de su empleo. Puede
además adquirir el derecho a explotar la invención realizada en otras
circunstancias, comprendida la invención hecha al margen del empleo, siempre
que la explotación tenga que ver con la esfera de su actividad; el empleador
se beneficia de una opción o de un derecho privilegiado para concluir un
acuerdo con el inventor al respecto.
De igual modo, en Noruega, el empleador puede exigir que los derechos
sobre la invención que entra en su campo de actividades le sean transferidos,
total o parcialmente, cuando el trabajador tiene como tarea principal la de
hacer trabajos de investigación o de otro tipo que puedan dar lugar a una
invención; puede asimismo reclamar la explotación de la invención que no se
deriva de las funciones del trabajador, siempre que esta última entre en la
esfera de actividad de la empresa; la invención debe limitarse, por tanto, a
las actividades de la empresa. Disposiciones análogas se prevén en la ley
sobre los derechos de los inventores asalariados en Suecia. En los países
escandinavos, el inventor puede solicitar la concesión de una patente siempre
que informe al respecto al empleador, en el entendido de que éste podrá
obtener la patente si trata de adquirirla. Todo empleado que haga una
invención de servicio debe informar de la misma al empleador, comunicándole
las características de la invención.
Debe, asimismo, informarle de la
relación existente a su juicio entre el empleo y la realización de la
invención. Si el empleador desea adquirir el derecho sobre la invención, debe
comunicárselo al empleado por escrito en el plazo de cuatro meses a partir de
la fecha en que recibió la comunicación; durante dicho período, el empleado
no puede ni disponer de la invención sin la autorización del empleador, ni
divulgar informaciones que puedan hacer pública la invención.
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- 28 -
Las medidas legales en cuestión sólo se aplican a falta de acuerdo en
contrario entre las partes. En su respuesta al cuestionario de la Oficina, el
Gobierno de Finlandia señalaba, por otro lado, que el empleador podía
disfrutar de derechos más completos que los previstos por la ley, siempre que
éstos no limiten el derecho del inventor de manera irrazonable. En Suecia,
los derechos de las partes se basan sobre todo en el ya mencionado convenio
colectivo nacional de 1970. En él se precisa, en particular, la extensión de
los derechos del empleador sobre las invenciones de servicio o dependientes:
las invenciones realizadas en el marco de las tareas habituales o especiales
confiadas al asalariado pertenecen al empleador;
aquéllas otras cuya
utilización compete a la esfera de actividad de la empresa pueden ser
adquiridas por el empleador.
En otros países, el asalariado sólo detenta el derecho de propiedad sobre
sus invenciones dependientes o ligadas, las cuales debe ofrecer y transmitir a
su empleador, si así lo desea éste. Tal es el caso, por ejemplo, de Barbados,
Egipto, España, Francia, Italia, Portugal y Suiza.
En Barbados, el derecho a la patente sobre una invención hecha gracias a
la utilización de las informaciones o medios puestos a disposición del
trabajador que no está obligado a ejercer una actividad inventiva pertenece a
su autor, siempre que el empleador no reivindique dicho derecho. El inventor
debe presentar inmediatamente al empleador un informe por escrito sobre la
invención;
si el empleador se interesa en ella, debe comunicárselo al
inventor, por escrito igualmente y en un plazo de 120 días a contar desde la
fecha en que recibió el informe; una vez notificado su interés respecto de la
invención, el derecho a la patente pasa al empleador.
En Egipto, el
asalariado que no tiene entre sus misiones la de hacer invenciones y que es el
autor de una invención comprendida en el campo de actividades de la empresa,
pero efectuada fuera de sus horas de trabajo y de sus funciones habituales,
puede presentar una solicitud de concesión de patente. Debe informar de la
misma al empleador, el cual puede bien adquirirla o bien explotarla; para
ejercer este derecho, el empleador dispone de un plazo de tres meses a partir
de la fecha en que se le notificó la solicitud de concesión de patente.
En España, el empleador tiene derecho a apropiarse o reservarse un
derecho de utilización sobre la invención hecha en relación con la actividad
profesional del trabajador en la empresa, si los conocimientos que éste ha
adquirido o la utilización de los medios facilitados por aquélla han
desempeñado un papel preponderante al respecto. El inventor que realiza una
invención (ya sea de servicio o dependiente) debe informar de ella por escrito
al empleador y comunicarle las informaciones necesarias para que éste pueda
ejercitar en el plazo de tres meses los derechos que se le reconocen. La
inobservancia de esta obligación entraña la pérdida de los derechos
reconocidos al trabajador por la ley. Tanto el empleador como el inventor
deben abstenerse de cualquier acto que perjudique el ejercicio de sus
respectivos derechos.
En Francia, el empleador tiene derecho igualmente a que se le atribuya la
propiedad o el disfrute de la totalidad o parte de los derechos anejos a la
patente que protegen la invención de su asalariado cuando dicha invención se
ha efectuado por éste en el ejercicio de sus funciones, en la esfera de las
actividades de la empresa o gracias al conocimiento o utilización de técnicas
o medios específicos de la empresa (en cuyo caso se la califica de invención
"atribuible"). El asalariado debe notificar inmediatamente la invención en
cuestión a su empleador, al igual que está obligado a hacer en el caso de las
invenciones que realiza durante la relación de empleo. Su declaración debe
contener las informaciones suficientes para que el empleador pueda apreciar el
objeto de la invención y sus aplicaciones, su clasificación y las
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circunstancias de su realización (experiencias o trabajos utilizados,
instrucciones o directrices recibidas, colaboraciones prestadas).
Si el
empleador no toma una postura sobre la clasificación dentro de los dos meses
siguientes a la recepción de la declaración, se presume que acepta la
clasificación que se desprende de la declaración del asalariado. El plazo que
se reconoce al empleador para reivindicar el derecho de atribución es de
cuatro meses, salvo acuerdo en contrario posterior a la declaración de la
invención. La reivindicación se efectúa mediante el envió al inventor de una
comunicación en la que se precisen la naturaleza y el alcance de los derechos
que el empleador tiene la intención de reservarse.
Asimismo, en Italia y Portugal, el empleador se beneficia de un derecho
de tanteo sobre el uso, exclusivo o no, de la invención, o sobre la
adquisición de la patente de la invención que entra en el campo de actividades
de la empresa; en Italia puede ejercer este derecho en los tres meses
siguientes a la fecha en que se le comunicó la presentación de la solicitud de
concesión de patente, y en Portugal a aquella en que se le notificó la
concesión de la patente. En Italia, el empleador está facultado también para
adquirir patentes extranjeras para la invención.
En Suiza, el derecho al dibujo y modelo industriales pertenece al
empleado; el empleador tiene derecho a utilizar, en la medida o el fin en que
el contrato lo exija, el que el asalariado haya creado en el ejercicio de sus
actividades y de conformidad con sus obligaciones contractuales. En su
respuesta al cuestionario de la Oficina, el Gobierno señalaba que, según la
doctrina, el asalariado puede utilizar el dibujo o modelo, e incluso ceder su
uso a un tercero, siempre que no lesione los derechos del empleador y que
observe su deber de fidelidad. Las invenciones hechas por el asalariado en el
ejercicio de su actividad, pero al margen de la ejecución de sus obligaciones
contractuales, pueden ser adquiridas por el empleador cuando media un acuerdo
por escrito en tal sentido.
Según las informaciones comunicadas a la Oficina y aquéllas de las que ya
disponía, en dos países la legislación prevé que las invenciones dependientes
son propiedad común del empleador y del inventor. Así, el Brasil, para la
invención o perfeccionamiento realizado por el asalariado gracias a los
recursos, datos, medios, materiales, instalaciones o equipos del empleador.
El derecho exclusivo a explotarlas se garantiza al empleador, reconociéndose
por su parte al inventor una remuneración determinada; si la patente no se
explota en el transcurso del año siguiente a su concesión, la plena propiedad
de la invención o del perfeccionamiento pasa al asalariado. En el Zaire, la
invención realizada ocasionalmente por el empleado que contractualmente no
tiene asignadas tareas inventivas, si bien ha utilizado los medios puestos a
su disposición por la empresa, pertenece en copropiedad al inventor y a su
empleador.
En otros países, al empleador se le confieren los derechos sobre las
invenciones de servicio y dependientes efectuadas por su empleado.
En
especial, es el caso de las invenciones de servicio. Cualesquiera que sean
los modos de adquisición de la misma - originario, legal o contractual -, los
derechos sobre dichas invenciones revierten en efecto al empleador en
numerosos países. Así, por ejemplo, en Argentina, no sólo por lo que se
refiere a las invenciones, sino también a los descubrimientos, fórmulas,
dibujos, productos y combinaciones cuya realización es objeto del contrato de
trabajo; en Barbados, para las invenciones y dibujos y modelos industriales
creados en el marco de las funciones del trabajador (o en cumplimiento de un
contrato de empresa o por encargo); en el Brasil, cuando las invenciones y
los perfeccionamientos se producen durante la vigencia de un contrato que
tenga por objeto la investigación, y la actividad inventiva se haya precisado
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o se desprenda de la naturaleza misma de la actividad prevista en el
contrato; en Colombia, Ecuador, Egipto, Etiopía, México, Panamá, Paraguay y
Venezuela, cuando se contrata al trabajador para hacer investigaciones o
invenciones.
En España, las invenciones que son fruto de una actividad de
investigación explícita o implícitamente constitutiva del contrato de trabajo
pertenecen igualmente al empleador. A diferencia de la situación existente en
ciertos países, las invenciones hechas por un profesor de universidad como
consecuencia de sus funciones docentes y de investigación son propiedad de la
universidad; el profesor tiene, no obstante, derecho a participar en los
beneficios que obtenga esta última de la explotación o cesión de sus derechos
sobre la invención. La universidad puede ceder la propiedad de la invención
al autor de la misma, a la vez que se reserva una licencia de explotación no
exclusiva, intransferible y gratuita; en ese caso, puede participar de los
beneficios que el profesor obtenga de la explotación.
En Francia, las invenciones producidas como resultado de la ejecución,
bien sea de un contrato de trabajo que entrañe una misión inventiva en
consonancia con las funciones efectivas del trabajador, bien de estudios e
investigaciones que se le confían explícitamente, pertenecen también al
empleador. Otro tanto sucede en Kuwait, Malasia, Nigeria y Zaire con las
invenciones hechas en cumplimiento del contrato de trabajo; en Portugal, con
las realizadas en el curso de la ejecución de un contrato de trabajo en el que
se prevé la actividad inventiva;
en Sri Lanka y Tailandia, con las
invenciones y dibujos y modelos industriales producidos en cumplimiento de un
contrato de trabajo.
En ciertos países, al empleador se le considera como el titular
originario de la invención de servicio. Así, por ejemplo, en Italia, cuando
la invención se hace en cumplimiento de un contrato o de una relación de
trabajo o de empleo en la que se prevé una actividad inventiva especialmente
retribuida; la falta de dicha retribución no afecta para nada a los derechos
del empleador, pero da derecho a una prima. En el Reino Unido, la invención
hecha en el curso de la realización de las tareas normales del empleado o de
las que se le asignan, en circunstancias tales que cabría razonablemente
esperar que se produzcan invenciones, se estima que pertenece al empleador;
otro tanto sucede con las invenciones efectuadas en el curso del desempeño de
sus tareas por parte del empleado que tiene una obligación especial de
promover los intereses de la empresa debido a la naturaleza de sus funciones y
a las responsabilidades que se desprenden de la misma. En Suiza, en donde la
invención de servicio pertenece igualmente al empleador, las opiniones están
divididas sobre si los derechos relativos a las invenciones de servicio
- realizadas por el trabajador en el ejercicio de su actividad al servicio del
empleador y conforme a
sus
obligaciones
contractuales pertenecen
directamente al empleador o se le transfieren por cesión legal .
Determinadas legislaciones confieren también al empleador los derechos de
propiedad sobre las invenciones dependientes; así, por ejemplo, las de
Argentina, Malasia, Nigeria, Sri Lanka y Tailandia. En Malasia y Sri Lanka,
el derecho a la patente sobre la invención hecha por un asalariado que no está
obligado contractualmente a ejercer una actividad inventiva, en la esfera de
actividad de la empresa y utilizando datos o medios facilitados por ésta,
pertenece al empleador, salvo disposición en contrario del contrato de
trabajo. En Tailandia, al empleador se le reconoce el derecho a solicitar una
patente para las invenciones realizadas gracias a los medios o datos de que
dispone la empresa (salvo estipulación en contrario).
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En los países de Europa del Este, la propiedad de las invenciones
realizadas por los trabajadores revierte por lo general al Estado. Los
trabajadores autores de invenciones pueden legalmente optar entre la concesión
de una patente o de un certificado de autor; ahora bien, en la práctica,
suele ser este último el que se otorga6. Así, en 1984, el número de
patentes expedidas a residentes fue de diez en Checoslovaquia y de tres en la
URSS, mientras que el de certificados de autor ascendió a 6 256 y 62 741
respectivamente7. Para las invenciones creadas en relación con el trabajo
de su autor en una empresa de un organismo o una institución estatal, a
instancias suyas o gracias a su ayuda financiera o de otro tipo, sólo se
expiden certificados de autor; éstos atestiguan la calidad de inventor del
trabajador y le dan derecho a percibir una remuneración; el derecho exclusivo
de explotar la invención revierte al Estado. Así sucede, por ejemplo, en
Checoslovaquia y la URSS.
En Hungría, el derecho a la patente de la invención efectuada por el
empleado que, en virtud de su contrato de trabajo o de cualquier otra relación
de carácter jurídico, debe elaborar soluciones técnicas e invenciones,
pertenece al empleador. Este último tiene el derecho exclusivo a explotar la
invención, ceder su licencia a un tercero y transferir los derechos anejos a
la invención y la patente. El inventor puede, no obstante, disponer de la
invención si media el consentimiento del empleador. Cuando este último no
presenta la solicitud de concesión de patente dentro de un determinado plazo
(90 días), el inventor puede hacerlo en su nombre; al respecto, debe
notificar por escrito al empleador y puede disponer de la invención si el
empleador no hace ninguna declaración sobre su invención dentro de los 60 días
siguientes a la notificación.
En la República Democrática Alemana, la ley sobre la protección jurídica
de las invenciones distingue entre las patentes exclusivas y las económicas.
Estas últimas sólo se conceden para las invenciones hechas en relación con la
actividad de sus autores en una empresa u organismo estatal al que corresponde
solicitar la patente. Sólo cuando la empresa no lo hace, el inventor puede
presentar en su nombre la solicitud de patente. Reglas análogas se aplican a
los dibujos y modelos industriales. En su respuesta al cuestionario de la
Oficina, el Gobierno de este país señaló que todas las empresas disfrutan del
derecho de explotar la invención, si bien deben informar de la misma al
inventor para que pueda reclamar su derecho a percibir una retribución. Si la
invención es fruto de la actividad profesional normal del inventor, ya sea
como consecuencia de una misión precisa de investigación, de su actividad en
la empresa o de la asistencia prestada por ésta, el trabajador no puede
explotarla en su nombre. Sólo cuando la invención no guarda una relación
objetiva con la actividad profesional de su autor, éste puede presentar en su
nombre la solicitud de patente y explotar la invención. La cuestión de saber
si una invención fue realizada o no en el marco de la relación de empleo no
plantea problemas en la práctica; los inventores prefieren por lo general
ceder su invención a la empresa, que asume los gastos de registro y debe
explotar dicha invención.
En los países sin legislación sobre las invenciones de los asalariados,
los derechos de propiedad y de explotación vienen determinados por el derecho
consuetudinario, la jurisprudencia, o por vía de los convenios colectivos o
incluso los contratos individuales. Así, por ejemplo, en el Canadá, donde la
cuestión de saber quién tiene derecho a la patente, si el empleador o el
empleado, se halla por lo general determinada en los contratos de trabajo, en
especial en las grandes empresas. Según el Consejo Internacional Económico
del Canadá (International Business Council of Canadá), en dichos contratos se
prevé por lo común que las invenciones hechas en el curso de la relación de
trabajo son automáticamente propiedad del empleador. En IBM, por ejemplo,
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todos los empleados que ocupen un puesto de dirección, de planificación
productiva o técnica, de investigación, programación o ingeniería, deben
firmar una declaración el mismo día que entran a trabajar en la empresa. En
dicha declaración se dispone, en especial, que ceden todos los derechos que
puedan detentar sobre cualquier invención que realicen si está relacionada con
la ocupación, la investigación o la puesta a punto, actual o razonablemente
anticipada, de las actividades de la compañía. Otro tanto cabe decir si la
invención tiene su origen en una tarea encomendada o como consecuencia de los
conocimientos adquiridos durante el empleo.
Por otro lado, en la
administración pública, todas las invenciones realizadas en el ejercicio de
las funciones del trabajador o gracias a la utilización de los equipos,
material o recursos de la administración, revierten a la Corona.
En el sector privado de los Estados Unidos, a falta de disposiciones u
obligaciones contractuales o de disposiciones particulares, es la doctrina del
derecho de empresa ("shop right") la que se aplica a las invenciones
realizadas por un empleado gracias a la utilización de las instalaciones y el
material del empleador; el derecho a la patente pertenece al inventor,
detentando el empleador sobre la invención una licencia no exclusiva,
irrevocable, libre de gravámenes e intransmisible: no puede atribuirse o
transferirse por el empleador a un tercero, salvo que se haga con las
actividades que lleva aparejadas. En su respuesta al cuestionario de la
Oficina, el Gobierno indicaba que los tribunales pueden considerar que el
empleador dispone de un derecho equitativo sobre la invención realizada por el
empleado cuando este último ha sido contratado especialmente para encontrar
soluciones técnicas y hacer invenciones, ocupa un puesto de confianza o ha
tenido acceso a secretos profesionales.
Los criterios que se toman en
consideración para determinar los derechos de las partes son diversos
(relación de la invención con las tareas normales del inventor y las
actividades del empleador, realización de la invención durante el horario de
trabajo y la relación de empleo, etc.).
Las medidas aplicables a los
inventores al servicio del Estado se inspiran en reglas análogas ; la
invención puede, según los casos, pertenecer al Estado, ser objeto de la
concesión de una licencia no exclusiva a este último o pertenecer a su autor.
La atribución y repartición de los derechos sobre la invención dependen de la
naturaleza de las funciones del trabajador, de los nexos de la invención con
éstas y la parte correspondiente a los medios facilitados por el Estado (en
tiempo, materiales, equipo o informaciones). Cuando la administración no
piensa solicitar una patente o promover la comercialización de la invención,
está obligada por la ley sobre la transferencia de tecnologías, adoptada en
19869, a permitir al empleado que ejerza el derecho a la patente (a reserva
siempre de la concesión de una licencia no exclusiva).
En la práctica, empero, en el sector privado el inventor suele ceder sus
derechos al empleador sobre las invenciones que pueda hacer en el curso de su
empleo, de conformidad con los acuerdos o contratos concluidos en el momento
de su incorporación al trabajo; se estima que más del 90 por ciento de los
inventores asalariados se hallan comprometidos por acuerdos de cesión previa
de sus invenciones10. El alcance de dichos acuerdos puede limitarse en
virtud de la aplicación de los principios de la justicia equitativa y la
legislación de determinados Estados. Así, por ejemplo, Minnesota en 1977,
California y el Estado de Washington en 1979, y Carolina del Norte en 1981,
adoptaron diversas disposiciones legales por las que se fijan límites a los
acuerdos en que se ceden al empleador los derechos sobre las invenciones
realizadas por los trabajadores a su servicio. Como consecuencia de esas
disposiciones, se prohiben los acuerdos que confieren al empleador las
invenciones hechas por el trabajador en el curso de su empleo, a menos que se
desprendan de las obligaciones y de las tareas asignadas al inventor o que no
tengan nada que ver con las actividades reales o previstas del empleador.
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En diversos países, en cambio, la cesión de cualquier invención futura
está prohibida. Tal es el caso de la República Federal de Alemania, donde no
puede derogarse contractualmente, en detrimento del inventor, según las
disposiciones de la ley por las que se rigen especialmente las invenciones de
los empleados; sólo se admiten acuerdos al respecto una vez se ha notificado
al empleador la realización de invenciones de servicio y de invenciones
libres. En España, toda renuncia por anticipado del trabajador a los derechos
que le reconoce la ley es nula. En otros países, por último, pasa lo mismo
con la cesión futura de cualesquiera otras invenciones que no sean aquéllas
sobre las que la ley reconoce expresamente derechos al empleador; es lo que
sucede, como se ha visto ya, en Austria, Japón, Panamá y Paraguay.
Derechos materiales del autor
Las legislaciones nacionales se limitan por lo general a definir al autor
como el creador de la obra que protegen y titular inicial del derecho de
autor. Cuando el creador es un asalariado y realiza la obra en el ejercicio
de sus funciones, a veces la titularidad inicial de la obra, además de los
derechos relativos a su utilización y explotación, pasan al empleador. Según
la clasificación retenida por los usos y reflejada por las dos variantes de la
ley tipo de Túnez sobre el derecho de autor para los países en desarrollo11,
se distinguen por lo general al respecto entre los países cuya legislación se
inspira en la tradición jurídica llamada "anglosajona" y aquellos otros que
siguen la tradición jurídica llamada "latina"12.
Titularidad inicial
Según el régimen general aplicable en el primer grupo de países, el autor
puede ser una persona física o moral distinta del verdadero creador; al
empleador se le considera por lo general como autor de la obra creada por el
trabajador en el ejercicio de sus funciones, salvo estipulación en contrario
entre las-partes. Así sucede, tanto en el sector privado como en el público,
cuando la creación se hace en virtud de un contrato de arrendamiento de
servicios o de arrendamiento de obra, en Argelia y Barbados. Lo mismo cabe
decir de Australia, Bangladesh, Canadá, India, Israel, Nueva Zeland ia,
Pakistán y Reino Unido si la obra se realiza de acuerdo con lo dispuesto en un
contrato de arrendamiento de servicios o de aprendizaje. En los Estados
Unidos, las obras creadas por un asalariado en el marco de su empleo, así como
determinadas obras encargadas especialmente, pertenecen al empleador. Otro
tanto cabe decir de Ghana para las obras hechas en el curso del empleo; del
Japón, para las creadas a iniciativa del empleador en el ejercicio de las
funciones asignadas al empleado y hechas públicas bajo el nombre del
empleador; de los Países Bajos, cuando se produce al servicio de un tercero;
del Perú, para las obras encargadas por el Estado o una persona moral; de
El Salvador, para las realizadas a petición expresa del empleador en el sector
privado, o por funcionarios, agentes o técnicos que prestan servicios en
virtud de un contrato especial, y de Turquía para las producidas en el marco
de las funciones del trabajador. En Sri Lanka, el derecho de autor sobre la
obra producida por cuenta de una persona moral o física en el marco de un
contrato de empleo se cede por lo general al empleador.
En Filipinas, la obra que resulta de la ejecución de las tareas
habituales del asalariado pertenece al empleador; la ley precisa en cambio
que, en caso contrario, la obra pertenece al empleado que la ha creado,
incluso si ha utilizado para tal fin el tiempo, las instalaciones y el
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material del empleador. En términos generales, el asalariado conserva sus
derechos de autor sobre cualquier obra creada al margen de sus obligaciones
contractuales.
En diversos países, en el sector público se considera al empleador como
titular del derecho de autor. Asi, por ejemplo, en Chile (para las obras
producidas en el ejercicio de sus funciones por los empleados estatales,
municipales y de las instituciones autónomas), Colombia (a excepción de los
cursos y conferencias de profesores, quienes conservan el derecho a
publicarlas y autorizar su reproducción), Italia (para las obras creadas y
publicadas bajo el nombre y a expensas de las administraciones estatal,
provincial y comunal) y Rwanda (para las obras hechas por cuenta del Estado en
el marco de las funciones oficiales).
En los países cuya legislación se inspira en la tradición jurídica
latina, y a reserva de determinados matices a veces importantes que se
examinarán más adelante, el derecho de autor, según el régimen general,
pertenece inicialmente al creador real de la obra. Al igual que al autor
independiente, al autor asalariado se le considera autor a título originario
mientras que el empleador sólo puede detentar los derechos de autor a título
derivado, por medio de una cesión o de la concesión de derechos de utilización
de la obra producida por el trabajador en la esfera de sus obligaciones
contractuales. Este último conserva, por tanto, sus derechos morales, al
igual que sus prerrogativas de autor sobre la obra que realiza al margen de
dichas obligaciones, a reserva de las restricciones que puedan derivarse del
deber de lealtad o del estatuto particular del trabajador y de las obras,
sobre todo en la administración pública.
Entre los países en los que la legislación prevé expresamente que el
derecho de autor pertenece inicialmente al creador asalariado de la obra, la
mayoría de las veces a reserva de estipulación o de acuerdo en contrario entre
las partes, figuran Cote d'Ivoire y Francia, en los que la ley sobre el
derecho de autor prevé que la asistencia o la conclusión de un contrato de
arrendamiento de servicios (o de arrendamiento de obra) no entraña derogación
alguna del disfrute al derecho que se le reconoce al autor (con la excepción
de las obras colectivas y de los programas informáticos en Francia). En el
Camerún, salvo acuerdo en contrario entre las partes, la asistencia o la
conclusión de un contrato de arrendamiento de servicios (o de arrendamiento de
obra) no plantea obstáculos al reconocimiento del derecho de autor. En el
Congo, salvo estipulación en contrario por escrito y que se desprenda del
contrato, el derecho de autor sobre una obra creada como consecuencia de un
contrato de empleo o de encargo por una persona física o moral, pública o
privada, pertenece a título originario al autor. En Etiopía, el autor que ha
realizado la obra en ejecución de un contrato de empleo disfruta, por el solo
hecho de su creación, del derecho incorporal de propiedad, independiente de la
propiedad material del objeto que constituye la obra protegida. En Marruecos
y Rvanda la obra producida en el marco de un contrato de arrendamiento de
servicios pertenece a título originario a su autor, salvo que en el contrato
se recoja una estipulación en contrario. En Portugal, la titularidad del
derecho de autor sobre la obra hecha en cumplimiento de una función o de la
ejecución de un contrato de trabajo viene determinado por un acuerdo; a falta
de éste, se presume que la obra pertenece a su creador.
En otros países el derecho del autor asalariado queda asegurado por las
disposiciones generales de las leyes sobre el derecho de autor, que, si bien
no tratan expresamente las creaciones hechas en el marco de una relación de
trabajo, consideran al creador natural de la obra como titular de dicho
derecho a título originario. Tal sucede, por ejemplo, en Argentina, Austria,
Colombia, Dinamarca, España, Italia, Finlandia, Noruega, Suecia y Suiza.
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En los países de economía planificada, también se considera al creador
asalariado como titular originario del derecho de autor. Así, en Cuba, el
autor empleado en un organismo o empresa estatal es titular de dicho derecho
sobre las obras que crea.
De igual modo, en Checoslovaquia, Hungría,
República Democrática Alemana, URSS y Yugoslavia, quien detenta inicialmente
el derecho de autor es quien ha realizado la obra, incluso en el marco de un
contrato de trabajo.
El caso del Brasil es especial, pues la ley dispone que los derechos de
autor sobre una obra producida en el ejercicio del deber de función o en
ejecución de un contrato de trabajo o de arrendamiento de servicios pertenecen
a ambas partes, salvo que medie acuerdo en contrario. Ahora bien, el Consejo
Nacional del Derecho de Autor, organismo al que la ley confía la
reglamentación de dicha cuestión, aprobó en 1986 un dictamen del que se deduce
que los derechos morales y patrimoniales pertenecen en exclusiva al autor, aun
cuando sea asalariado, mientras que el empleador sólo tiene los de publicar y
explotar la obra, dentro de las condiciones estipuladas con el autor.
En varios países la cesión de obras futuras es considerada nula, al igual
que a veces la de futuras invenciones. Así, por ejemplo, en Argelia (salvo en
el caso de que lo consienta el autor al organismo encargado de la gestión y la
protección de los intereses de los autores), República Centroafricana,
Cote d'Ivoire y Francia. En otros casos, la legislación prevé que la cesión
de obras futuras debe hacerse por escrito (en España, por ejemplo). En la
República Federal de Alemania, la cesión de derechos de uso para modos de
difusión aún desconocidos es considerada nula.
En la práctica, empero, cuando el asalariado tiene como función producir
por cuenta de su empleador obras susceptibles de ser protegidas por el derecho
de autor, el empleador adquiere, en virtud del contrato de trabajo, el derecho
a utilizarlas a medida que se realicen.
Derechos de utilización o de autorización
Incluso en los casos en que se reconoce al asalariado como titular del
derecho de autor sobre la obra que ha producido en el marco de una relación de
empleo, las ventajas que puede retirar de la misma dependen de los derechos
que haya conservado sobre la utilización que se haga de ella.
En ciertos países la ley determina las condiciones en que el empleador
puede utilizar la creación del asalariado.
En la República Federal de
Alemania, por ejemplo, sólo es posible cuando la obra se ha creado y ejecutado
dentro de la esfera de las obligaciones contractuales del empleado, con ayuda
de las facilidades e informaciones ofrecidas por el establecimiento en que
trabaja y en función de la concesión de un derecho de uso, simple o exclusivo.
En Ecuador, las obras realizadas en ejecución de un contrato de trabajo
(o por encargo) se rigen por las disposiciones generales relativas a los
contratos de utilización de las obras. Quien ha solicitado la elaboración de
la obra tiene el derecho exclusivo a utilizarla dentro del modo de difusión
para el que fue creada. El derecho a explotar la obra por otros medios
pertenece al autor.
Sin perjuicio de la remuneración percibida por la
elaboración de la obra, el autor conserva los derechos patrimoniales anejos a
la utilización pública de ésta. En el Código del Trabajo de Panamá se dispone
que los contratos en que un trabajador cede los derechos sobre sus obras deben
hacerse por escrito y ante la autoridad competente. En la URSS, en el Código
Civil de Kazakstán se dispone que el autor de una obra creada en el marco de
su empleo no puede, dentro de los dos años siguientes a su terminación,
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publicarla ni hacer ninguna otra utilización de la misma salvo que medie el
consentimiento de la institución cientifica u organismo que le encargó
escribirla.
En la mayoría de los países, el contrato concluido por el autor
asalariado con su empleador es el que determina en qué medida cada una de las
partes puede hacer uso de la obra. Así sucede, por ejemplo, en España,
Guatemala e Italia. En Austria, los asalariados pueden disponer por contrato
de sus derechos de explotación y cederlos al empleador. Otro tanto sucede en
Noruega, donde, empero, a falta de una disposición expresa de cesión de los
derechos al empleador, tal cesión se presume en la medida en que es necesaria
para alcanzar los objetivos que se persiguen con el contrato de empleo. En
Suecia y Tailandia, el contrato de trabajo conlleva la cesión de los derechos
de utilización al empleador; este último, sin embargo, sólo puede utilizar la
obra atendiendo a los fines para los que fue creada. Diversos convenios
colectivos (sobre todo en los países nórdicos) estipulan que las obras
literarias o artísticas producidas por los asalariados en el curso de su
empleo pueden utilizarse por el empleador en la esfera de sus actividades
normales.
En los países socialistas, en general, el derecho de utilización para las
obras producidas en el marco de un contrato de trabajo pertenece al empleador
en la esfera de su actividad. Fuera de dicha esfera, en Hungría, el autor
tiene derecho a utilizar su obra con el consentimiento del empleador (el cual
sólo puede denegarse si median razones válidas); cuando la ley limita el
ejercicio del derecho a utilizar la obra durante un determinado período, el
autor recupera dicho derecho al final del plazo fijado. La empresa puede
explotar por su cuenta la obra o conceder el derecho a un tercero, siempre que
se conceda una retribución al autor. En la República Democrática Alemana, el
autor conserva sus derechos personales sobre las utilizaciones no previstas
por el contrato. En Checoslovaquia, el empleador sólo puede utilizar la obra
con el consentimiento del autor, pero si éste se lo niega sin alegar motivos
válidos, puede recurrir ante los tribunales para que se le autorice.
En varios países se aplica un régimen especial a determinadas categorías
de asalariados, como puede ser el caso de autores de programas informáticos;
así, por ejemplo, los autores de programas informáticos en Francia creados por
uno o varios empleados en el ejercicio de sus funciones pertenecen al
empleador al que se atribuyen todos los derechos reconocidos al autor, tal
como prevén las disposiciones tipo sobre la protección de los programas
informáticos preparadas por el Servicio internacional de la OMPI 13 .
Los
funcionarios suelen encontrarse también en una situación especial, no sólo
como consecuencia de la aplicación de normas específicas de la administración
pública, sino porque las obras que producen no siempre están protegidas por el
derecho de autor.
Los derechos de utilización o autorización revisten una importancia
singular para los periodistas y los artistas intérpretes o ejecutantes, pues
sus obras y prestaciones pueden ser objeto de numerosas y variadas
utilizaciones a través de los distintos modos de difusión, los cuales se
diversifican cada vez más gracias al progreso técnico.
En el plano
internacional, la Convención sobre la protección de los artistas intérpretes o
ejecutantes, los productores de fonogramas y los organismos de radiodifusión,
1961 (Convención de Roma), establece, en favor de dichos artistas, una serie
de derechos mínimos entre los que se incluye la posibilidad de oponerse a
determinadas
utilizaciones de sus prestaciones o de consentir esas
utilizaciones.
3546d
- 37 -
En algunas legislaciones se recogen disposiciones que permiten a los
periodistas conservar una parte de sus derechos de explotación, sobre todo los
secundarios. Así, en el Reino Unido, el empleador sólo puede utilizar el
trabajo del periodista en la publicación para la que se destinaba
originalmente;
para la adquisición de cualesquiera otros derechos de
utilización, debe hacer un contrato por escrito con el asalariado. Lo mismo
sucede en la India. En el Pakistán, salvo acuerdo en contrario, el empleador
puede utilizar la obra literaria, dramática o artística creada en el marco de
una relación de empleo en cualquier diario o periódico, ya sea o no
propietario del mismo; el autor conserva sus derechos sobre la difusión por
cualesquiera otros medios de comunicación. En Bélgica, Francia e Italia, el
periodista, salvo estipulación en contrario, conserva sus derechos sobre
cualquier otra utilización que no sea la publicación en el diario o periódico
en que trabaja, siempre que la nueva explotación de su obra no signifique una
competencia para dicho diario o periódico.
En Portugal, el periodista
conserva el derecho de autor sobre la obra identificada por medio de su firma
o de cualquier otro modo; no puede publicarla aparte antes de pasado un plazo
de tres meses tras su primera publicación sin el consentimiento del empleador.
Para los artistas intérpretes o ejecutantes, según la legislación del
Ecuador, el empleador tiene un derecho exclusivo al uso de la obra por el
medio de difusión para el que fue creada, pero este derecho pertenece al
artista para los demás medios. En Colombia, los artistas tienen derecho a
autorizar y prohibir que se utilicen sus prestaciones. En Portugal, el
empleador tiene derecho a la primera utilización; cualquier retransmisión
debe hallarse prevista en el contrato. A falta de disposición al respecto, se
presume en favor del creador intelectual.
En varios países la repartición de los derechos sobre la utilización de
las obras y prestaciones de periodistas y artistas se regula por medio de la
negociación.
En el sector de la prensa, en Bélgica, por ejemplo, en el convenio
concluido entre los editores de periódicos y los periodistas profesionales se
estipula que los artículos y fotografías firmados no pueden cederse a un
tercero sin la autorización del autor, incluso si se trata de una publicación
de la empresa que emplea a éste o de una publicación que utiliza una imprenta
dependiente de la mencionada empresa. En Suiza, el contrato que liga a los
periodistas a la Sociedad Suiza de Radiodifusión y Televisión reconoce a ésta
el derecho a la primera difusión de sus trabajos; cualquier otra utilización
debe ser objeto de un acuerdo por escrito. El asalariado conserva, en
particular, el derecho a oponerse a toda nueva utilización. En la República
Federal de Alemania, en cambio, los numerosos acuerdos tipo concluidos entre
organizaciones de empleadores y de trabajadores reconocen por lo general a los
primeros unos derechos de utilización muy amplios, a menudo válidos sin
restricción de tiempo ni de lugar, siempre que medie, sin embargo, una
remuneración suplementaria.
En cuanto a los artistas, el examen que hizo el Comité Intergubernamental
de la Convención de Roma de los acuerdos y convenios colectivos concluidos por
sus sindicatos mostró que suelen ejercer un verdadero control sobre las
diferentes utilizaciones de sus prestaciones. La situación más corriente es
la falta de presunción de cesión automática de los derechos a quienes utilizan
tales prestaciones. La transferencia general de los derechos, en el caso de
producirse, no se hace sin el consentimiento de los artistas. Por otro lado,
en numerosos acuerdos se prevé que sólo se autorizan aquellas utilizaciones en
que se les menciona, o contienen incluso disposiciones expresas para prohibir
cualquier utilización no prevista en el contrato o someterla a un acuerdo
especial.
Ello puede verse bien, por ejemplo, en diversos convenios
3546d
- 38 -
concluidos en Austria, Canadá, Estados Unidos y Reino Unido .
En la
República Federal de Alemania, según la Confederación Alemana de Sindicatos
(DGB), las modalidades de explotación de las prestaciones de los artistas se
prevén contractualmente, adquiriendo de ese modo el empleador los derechos
necesarios al respecto; para cualquier otra utilización no prevista se
requiere el acuerdo del artista.
La evolución tecnológica y, en especial, el desarrollo de la transmisión
por cable y por satélite de obras, ejecuciones o interpretaciones sobre las
que los autores y artistas tienen derechos ha venido a plantear nuevos
problemas. Raros son los países que han adaptado ya su legislación a dicha
evolución; no obstante, dos leyes recientes en Francia y Portugal tratan
expresamente de la comunicación al público vía satélite. La primera reconoce
a los artistas intérpretes o ejecutantes derechos de autorización para la
transmisión de fonogramas vía satélite; en cambio, la firma de un contrato
para la realización de una obra audiovisual autoriza a fijar, reproducir y
comunicar al público la prestación del artista, a quien sólo queda entonces un
derecho de remuneración por los distintos modos de explotación. En la ley
portuguesa se prevé que los artistas puedan autorizar o prohibir la
transmisión por satélite de sus interpretaciones o ejecuciones realizadas en
directo. A falta de acuerdo en contrario, la autorización para radiodifundir
una prestación conlleva la de fijarla, así como de radiodifundirla y
reproducirla ulteriormente; el artista tiene derecho a percibir, llegado el
caso, una remuneración suplementaria por todas las operaciones no previstas en
el contrato inicial.
En el plano internacional, el libro verde Televisión sans frontiéres
(Televisión sin Fronteras) preveía para la CEE la concesión por los
derechohabientes de una licencia obligatoria para la radiodifusión a través de
las fronteras vía satélite y por cable1s. Dicha fórmula sustituiría, pues,
por un derecho de remuneración la posibilidad de que los autores y artistas se
opongan a dichas transmisiones.
Las organizaciones de periodistas y de
artistas intérpretes o ejecutantes se oponen firmemente a esa fórmula, pues
supondría, a su juicio, un grave perjuicio para la libertad de negociación.
*
*
*
Este breve examen de los derechos de propiedad y de uso del inventor y el
autor asalariados, que dista mucho de ser exhaustivo, viene a mostrar que
donde más varían las legislaciones y prácticas nacionales es sobre todo en lo
relativo a la titularidad inicial de las creaciones producidas por los
asalariados. Si bien las invenciones y las obras libres pertenecen por lo
común a su autor, los derechos sobre las mismas efectuados en ejecución de sus
obligaciones contractuales o en relación con las actividades propias de la
empresa corresponden por lo general al empleador, que los detenta a título
originario o ve cómo se le confieren por la ley o contractualmente.
Para unos, el trabajador debería estar inicialmente investido de los
derechos de propiedad sobre su creación. Así para la sociedad de inventores e
innovadores
de Egipto, por ejemplo, el inventor asalariado debería
beneficiarse de los derechos reconocidos por los regímenes de propiedad
industrial al inventor independiente, a reserva de determinadas condiciones y
restricciones. De igual modo, en el Reino Unido, según el Congreso de
Sindicatos Británicos (TUC), al empleado debería presumírsele titular del
derecho de autor, en especial porque no suele ser fácil distinguir entre las
obras libres y las producidas en el marco de la relación de empleo.
3546d
- 39 -
Para otros, los derechos sobre las creaciones de los asalariados deben
pertenecer directamente al empleador, por lo que su atribución inicial al
empleado podría plantear problemas. Es lo que ha señalado, por ejemplo, el
Consejo Internacional Económico del Canadá.
Los principales textos internacionales relativos a la propiedad
industrial, el derecho de autor y los derechos de los artistas intérpretes o
ejecutantes no tratan, como se ha señalado ya, de la cuestión de los derechos
de propiedad y uso del creador asalariado, por lo que no se han podido
armonizar las legislaciones y prácticas nacionales aplicables a este último en
dicha esfera. Las legislaciones y prácticas nacionales difieren mucho al
respecto, sobre todo en lo relativo a la titularidad inicial del derecho de
autor y a la de las invenciones llamadas de servicio y dependientes, términos
estos que engloban situaciones variables según los distintos países.
Cualquiera que sea su modo de adquisición - a título originario o en
virtud de cesión legal o contractual -, una serie de derechos amplios, si bien
variables según los países y el tipo de la creación, se reconocen por lo
general al empleador en materia de explotación o utilización de las
invenciones y obras producidas por los trabajadores en el desempeño de sus
funciones. En la práctica, por otro lado, es el empleador quien dispone
verdaderamente de los medios necesarios para explotar la creación, sobre todo
en el caso de las invenciones, cuya puesta a punto suele requerir un gran
volumen de recursos financieros y técnicos. Dichos derechos se derivan por lo
común de una obligación legal o contractual de reconocer una compensación al
autor de la creación y se someten a diversas condiciones cuyo objeto es
preservar el interés de ambas partes. Tal como muestran los convenios
colectivos, los sindicatos, las organizaciones profesionales y la negociación
colectiva desempeñan un importante papel a la hora de reglamentar y precisar
el ejercicio de los derechos de las partes y sus obligaciones.
Notas
1
Artículo 4 de la ley modificatoria sobre las invenciones de los
empleados del 25 de julio de 1957, reproducida en La propriété industrielle
(Ginebra, OMPI), septiembre de 1972.
2
Ya sea éste una persona física o moral, un organismo público, estatal
o local (artículo 35 de la ley sobre las patentes, núm. 121 del 13 de abril de
1959, tal como se modificó por última vez en 1985; ibíd., junio de 1986).
Artículo 2 del decreto relativo a las invenciones de los trabajadores
asalariados (núm. 79-797 del 4 de septiembre de 1979, modificado por el
decreto núm. 84-684 del 7 de julio de 1984). Al respecto, véase Bouju, A.:
"Regards sur l'actuel régime des inventions de salaries en France", ibíd.,
mayo de 1985.
4
OMPI:
Ley tipo de la OMPI para los países en desarrollo
invenciones, vol. I (Ginebra, 1979) p. 21, art. 120.
s
Respuesta del Gobierno.
Cornwell,
S.C.:
innovaciones",
Revista
julio-septiembre de 1980.
7
3546d
sobre
OMPI:
"Derechos
de
los
asalariados
sobre
sus
Internacional
del
Trabajo
(Ginebra, OIT),
Statistiques de propriété industrielle 1984 (Ginebra, 1985).
- 1*0 -
8
Executive order no. 10096, 23 janv. 1950, 15 F-R- 389
government patent policy for inventions by government employees).
9
Federal Technology
(H.R. 3773), 20 oct. 1986.
Transfer
Act
of
1986,
Public
Law
(Uniform
99-502
10
Sutton, J.P.
"Las invenciones de los empleados en los Estados
Unidos de América", La propriété industrielle (Ginebra, OMPI), julio-agosto de
1982.
1
' Ley tipo de Túnez sobre el derecho de autor para los países en
desarrollo, adoptada por el Comité, de expertos gubernamentales convocado por
el Gobierno tunecino en Túnez (del 23 de febrero al 2 de marzo de 1976) con la
asistencia de la OMPI y de la UNESCO (París, UNESCO y Ginebra, OMPI, 1976).
12
Entre los artículos y estudios que tratan de esta cuestión y en los
que se analizan las legislaciones nacionales, cabe citar Cuvillier, R.:
"Salariat et droit d'auteur", Le droit d'auteur (Ginebra, OMPI), abril de
1979;
Limperg, Th.: "Les droits des employés en leur qualité d'auteur",
ibíd., septiembre de 1980, y Roussel, G.: Le droit d'auteur des auteurs
salariés et employés. Ministère des affaires culturelles, Direction des
services aux artistes (Québec, Gouvernement du Québec, 1987).
13
OMPI: Dispositions types sur la protection du logiciel (Ginebra,
1978); según dichas disposiciones, los derechos sobre el programa informático
creado por un empleado en el ejercicio de sus funciones de empleado
pertenecen, salvo estipulación en contrario, al empleador (art. 2 1)).
14
Véase OIT, UNESCO y OMPI: Evolución de la legislación y situación
de los convenios colectivos en la esfera de la protección de los artistas
intérpretes o ejecutantes, los productores de fonogramas y los organismos de
radiodifusión
(documento
mimeografiado
OIT/UNESCO/OMPI/ICR.9/3, Ginebra,
1983), párrafos 50 y siguientes.
15
Comisión de las Comunidades Europeas: Télévision sans frontières,
Livre vert sur l'établissement du marché commun de la radiodiffusion,
notamment par satellite et par câble (Bruselas, 1984).
3546d
- 41 -
CAPITULO III
DERECHOS PECUNIARIOS
El derecho de todo trabajador a percibir una "remuneración equitativa"
por su labor constituye uno de los principios fundamentales de las relaciones
de trabajo. El pago de una retribución especial a los inventores y a los
autores asalariados es un aspecto del propio núcleo central de su protección,
que los derechos de propiedad de explotación o de utilización del inventor de
la obra le pertenezcan inicialmente o no o que sean cedidos o transferidos al
empleador según se ha visto en el capítulo precedente. Constituye no sólo una
compensación por la pérdida de la transferencia de esos derechos al empleador,
sino también una forma de reconocimiento de la aportación especial que
representa la realización de una invención o de una obra, así como un estímulo
a su actividad creadora.
La cuestión de la retribución económica o de otras formas de compensación
que se conceden a los inventores y autores asalariados recibe un tratamiento
diverso según las legislaciones y los usos nacionales. En diferentes países
los asalariados disfrutan de las garantías de las disposiciones legales o
reglamentarias; en ausencia de éstas, los derechos del creador asalariado en
esta materia se fijan en los convenios colectivos o en los contratos
individuales.
Cierto número de países ha reconocido al inventor asalariado el derecho a
percibir una retribución económica en el marco de la legislación especial
sobre las invenciones de los asalariados; así se hace en la República Federal
de Alemania, Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia. En otros países, este
derecho figura en la legislación sobre la propiedad industrial, por ejemplo,
en Austria, Egipto, Israel, Italia, Japón, Kuwait, Países Bajos, Portugal y
Tailandia o también en la legislación sobre los descubrimientos, invenciones y
propuestas de racionalización, como es el caso en Bulgaria, Checoslovaquia,
Hungría, República Democrática Alemana, y la URSS.
En ocasiones las cláusulas de los
las disposiciones legales, como en
(Austria, Suecia).
En Francia, la
colectivos, acuerdos de empresa y
modalidades de atribución de una
invenciones de "misión de invención".
convenios colectivos pueden sustituir a
el Reino Unido, o completar a éstas
legislación delega en los convenios
contratos' individuales de trabajo las
remuneración suplementaria para las
En diversos países, la compensación económica del inventor asalariado no
es objeto de protección legal cuando los derechos sobre su invención
pertenecen al empleador.
Su posible retribución o
recompensa se basa
entonces en disposiciones contractuales individuales o colectivas» o bien en
sistemas voluntarios de recompensa o en decisiones unilaterales de los
empleadores. Esta es la situación que prevalece, por ejemplo, en Australia,
Bélgica, Burundi, Canadá, Colombia, Estados Unidos y Marruecos.
Así, en Canadá y en los Estados Unidos numerosas empresas privadas han
establecido
planes
voluntarios
de
recompensas
para
los
inventores
asalariados. En este último país, según un estudio llevado a cabo en 1978
sobre 142 empresas, más de la mitad de éstas habían adoptado un plan de este
tipo1 .
A veces se aplican normas especiales a los funcionarios, a los profesores
de universidades y de establecimientos de enseñanza superior o a determinados
3561d
- 42 -
investigadores. En los Estados Unidos, por ejemplo, la ley de octubre de 1986
sobre la transferencia de tecnología reconoce a los inventores asalariados de
los laboratorios federales derechos de retribución.
A las creaciones que pueden ser protegidas en calidad de modelos de
utilidad se les aplica con frecuencia disposiciones parecidas a las que
regulan la retribución de las invenciones.
En lo que respecta al autor asalariado, es raro que las leyes le
reconozcan el derecho a una retribución especial. Esta cuestión se aborda
sobre todo en los convenios colectivos (en particular en los de los
periodistas y los artistas intérpretes o ejecutantes), en los contratos tipo e
incluso en los contratos individuales .
En el plano internacional, la recomendación de la UNESCO sobre la
situación de los investigadores científicos (1974) preconiza que los Estados
Miembros muestren que conceden gran importancia a que el investigador
científico reciba el reconocimiento material apropiado por el esfuezo de
creación que realiza en su labor.
Asimismo, la recomendación sobre la
protección jurídica de los traductores y de las traducciones y sobre los
medios prácticos de mejorar la situación de los traductores (1976) dispone que
el contrato del traductor debería prever, si procede, una remuneración
suplementaria en los casos en que la utilización de la traducción sobrepasara
los límites establecidos en el contrato.
Derechos pecuniarios del inventor
Ya se ha señalado que en 1929 la Comisión consultiva de los trabajadores
intelectuales adoptó una resolución estableciendo el principio del pago de una
indemnización especial al asalariado inventor .
Son varios los argumentos empleados a favor o en contra de dicha
remuneración especial: sus partidarios consideran que realmente no se puede
pagar a alguien por ser "creativo" en tanto que tal y que un trabajador que
hace una invención aporta una contribución muy personal y especial a la
empresa de su empleador; por consiguiente, debería obtener una compensación
por la pérdida o la transferencia de su derecho de propiedad o de utilización
sobre la invención y por la posibilidad que ofrece al empleador de obtener
beneficios de la explotación comercial de aquélla. Consideran asimismo que el
reconocimiento del esfuerzo creador estimula al asalariado a realizar
invenciones y a divulgarlas a su empleador fomentando así la actividad
económica, tanto más cuanto que la gran mayoría de las invenciones son hoy día
obra de inventores asalariados . En 1976, una encuesta realizada por la
Oficina federal de patentes en la República Federal de Alemania sobre la
aplicación de la ley sobre las invenciones de los empleados llegó a la
conclusión de que la atribución de una compensación financiera a los
inventores asalariados podía estimular nuevas creaciones y ser beneficiosa
para el conjunto de la industria .
En contra de estos argumentos, se sostiene en particular que el
asalariado alquila sus capacidades inventoras al empleador, por lo que el
salario debería considerarse como la contrapartida de la creación; que es
difícil apreciar la aportación respectiva del asalariado y del empleador o la
aportación de cada miembro de un equipo que realiza una invención; que la
empresa asume los gastos y los riesgos con el fin de posibilitar, perfeccionar
y explotar una invención y que, por otra parte, la explotación de la invención
3561d
- 43 -
aumenta la prosperidad general de la empresa, de lo cual se benefician de
diversas maneras tanto el inventor como el conjunto del personal.
Condiciones de atribución
La atribución de una retribución económica al inventor asalariado depende
de las diversas condiciones relacionadas principalmente con la naturaleza de
la invención (invención dependiente o invención de servicio) así como con el
valor de ésta.
Las disposiciones de la ley tipo de la OMPI para los países en desarrollo
sobre invenciones prevén que se conceda una retribución especial al inventor
tanto en caso de invención de servicio como en caso de invención dependiente.
Según estas disposiciones, el asalariado que realiza una invención de servicio
tiene derecho a una remuneración especial si la invención tiene un valor
económico muy superior al que las partes podían razonablemente prever cuando
se concluyó el contrato. En caso de invención dependiente, el inventor
asalariado tiene derecho a una remuneración equitativa habida cuenta de su
salario, del valor económico de la invención y de los beneficios que el
empleador obtenga de ésta.
En algunos países el inventor asalariado tiene derecho a una retribución
en caso de invención de servicio y de invención dependiente . En otros,
sólo disfruta de una retribución si realiza una invención dependiente. Como
se indicó en el capítulo anterior, en algunos países la invención de servicio
(como, por ejemplo, en la República Federal de Alemania, Israel, y Japón)
cubre igualmente la que en otros lugares se califica de dependiente.
El pago de la retribución depende generalmente de criterios que son
variados y más o menos estrictos según los casos, y depende en particular de
que el invento sea patentable o patentado o de que la patente sea explotada,
lo que por otra parte puede entrañar problemas si el empleador paraliza esta
explotación o renuncia a solicitar un título de propiedad industrial. En
ciertos países se condiciona el pago de la retribución a que la invención
procure al empleador beneficios excepcionales; en otros, el hecho de que se
haya contratado al inventor para realizar invenciones puede significar que
éste, habida cuenta del valor de la invención y del salario percibido, no
obtenga ninguna retribución.
En ciertas legislaciones, las reglas de indemnización pueden aplicarse en
ambos sentidos: si el empleador hace valer sus derechos sobre una invención
dependiente, debe indemnizar al inventor, pero si los derechos del inventor
siguen correspondiendo al empleado, éste debe pagar una indemnización al
empleador, en particular por el tiempo y el material que ha utilizado para
realizarla7.
Invención de servicio
Algunos países reconocen por diversos conceptos y en condiciones más o
menos estrictas el derecho a percibir una retribución por las invenciones de
servicio. En la República Federal de Alemania la legislación garantiza al
inventor asalariado el derecho a percibir una compensación apropiada por las
invenciones que son fruto de su actividad profesional o que se basan
esencialmente en las experiencias o los trabajos de la empresa si el empleador
reclama total o parcialmente la invención o se reserva un derecho no exclusivo
de utilización de la invención en el país o en el extranjero.
3561d
- 44 -
En Israel, el asalariado tiene derecho a una compensación cuando realiza
una invención resultante del servicio o realizada durante éste y que pasa a
ser propiedad del empleador.
En el Japón, el asalariado tiene derecho a una remuneración razonable por
toda invención que por naturaleza entra en el marco de las actividades del
empleador si los actos que dieron lugar a la invención formaban parte de las
funciones que el asalariado debía desempeñar por cuenta del empleador
(invención de asalariado) y si el derecho de obtener una patente, el derecho a
la patente o un derecho exclusivo relacionado con la invención ha sido cedido
al empleador en virtud del contrato, del reglamento de servicio o de toda otra
estipulación.
Este derecho ha sido desarrollado por reglamentos tipo
publicados en 1964 por la Oficina de patentes para uso de las empresas
privadas sobre la remuneración equitativa de las invenciones de los
asalariados.
Según un estudio realizado en 1972-1973 por la Oficina de
patentes sobre las prácticas seguidas a este respecto por las empresas más
importantes en el sector de las industrias químicas, eléctricas y mecánicas,
la mayoría de las empresas habían adoptado un reglamento sobre las invenciones
de los asalariados que contenía un capítulo consagrado a la compensación
económica en que se estipulaba en particular las condiciones para la concesión
de ésta. La Asociación para las invenciones observó, en un estudio comparable
en 1980, que el 73 por ciento de los empresas que respondieron a un
cuestionario habían adoptado un reglamento sobre las invenciones de los
asalariados .
En Egipto y en Kuwait el inventor tiene derecho a una compensación por la
invención de servicio. Cuando la cuantía de ésta no se fija mediante acuerdo
previo, el inventor tiene derecho a percibir una compensación equitativa.
En algunos países, incluso si la legislación prevé en principio que el
inventor puede disfrutar de una retribución por sus invenciones de servicio,
el pago de la misma se vincula, sin embargo, al valor de los derechos
adquiridos por el empleador. Así, en Suecia, el inventor asalariado tiene
derecho a una retribución equitativa si el empleador se convierte en
concesionario de los derechos; no obstante, en lo relativo a las invenciones
de misión de invención el asalariado sólo puede aspirar a una retribución si
el valor de los derechos adquiridos sobrepasa una cuantía que pueda
considerarse razonable en relación con su salario y con otras ventajas ligadas
a su empleo. Aquellas invenciones que, siendo patentables, la empresa decide
mantener en secreto pueden dar lugar a una compensación.
También en Austria, como en los Países Bajos y en Portugal, el inventor
asalariado contratado para realizar invenciones sólo tiene derecho a una
retribución especial si su salario no puede considerarse suficiente. En
Italia el inventor tiene derecho a una prima equitativa si en pago a su
actividad inventiva no se ha previsto ni fijado ninguna retribución.
En otros países la retribución se condiciona a que la invención de
servicio sea patentable o patentada, y, en ocasiones, a que sea objeto de
explotación comercial. Con ello se corre el riesgo de privar al inventor de
una retribución, sobre todo en el caso de que el empleador renuncie a
solicitar un título de propiedad industrial o a explotar la invención. La
legislación de la República Federal de Alemania contiene disposiciones
encaminadas a proteger en tales casos los intereses del asalariado, precisando
en particular los elementos que hay que tomar en consideración en el
establecimiento de la compensación.
En Francia, en el convenio nacional colectivo de la industria peletera y
del cuero, firmado en 1981, y en el de las industrias químicas, firmado en
3561d
- 45 -
1985, se vincula el pago de una gratificación a la condición de que
invención sea patentada y que, en el plazo de cinco años a partir de
obtención de la patente, ésta haya dado lugar a una explotación comercial.
protocolo de acuerdo para la rama industrial "fabricación, destilado
refinamiento del azúcar", firmado en 1982, condiciona igualmente el pago
una indemnización a que se obtenga y se explote una patente9.
la
la
El
y
de
En los países socialistas de Europa del Este, como Bulgaria,
Checoslovaquia, y la URSS, el derecho a la retribución está vinculado a la
explotación de la invención por la que el asalariado ha obtenido un
certificado de autor y una prima; en la República Democrática Alemana depende
de la utilización de la patente de explotación, y en Hungría de la explotación
comercial de la invención patentada.
En Argelia, el inventor tiene derecho a una indemnización por las
invenciones de servicio cuando la empresa ha obtenido un certificado de
inventor o una patente, incluso si la empresa hubiera renunciado a utilizar la
invención antes de la concesión del certificado o de la patente. En caso de
que la empresa renuncie a su derecho a la obtención del certificado o de la
patente, este derecho pertenece al inventor, que en tal caso tiene, como todo
titular de un certificado de inventor, derecho a una retribución.
En Bélgica, en virtud del convenio colectivo de los trabajadores ocupados
en las empresas de producción de películas, cuando una invención se debe a una
actividad inventiva, el empleador que explota la patente o vende la invención
debe abonar a su empleado una parte de los beneficios brutos derivados de la
explotación o de la venta. En Francia se aplican disposiciones similares en
virtud del convenio de la producción cinematográfica.
En numerosos países no se puede remunerar la invención de servicio más
que en circunstancias excepcionales, por ejemplo en casos de desproporción
manifiesta entre el salario y el valor de la invención. Así, el acuerdo de
Bangui de 1977, del cual son partes Benin, Burkina Faso, Camerún, la República
Centroafricana, Chad, Gabón, Malí, Mauritania, Níger, Senegal y Togo, dispone
que el inventor asalariado tiene derecho a una remuneración si la importancia
de la invención de servicio es excepcional. Disposiciones análogas se aplican
en Madagascar, donde el inventor asalariado tiene derecho a una remuneración
especial si la invención es económicamente interesante, así como en Malasia y
en Sri Lanka, donde el inventor tiene derecho a una remuneración equitativa si
la invención de servicio adquiere un valor muy superior al previsto cuando se
concluyó el contrato de trabajo.
También en México, Panamá, Paraguay y Venezuela es la desproporción
manifiesta entre el salario y el valor de la invención o los beneficios
obtenidos por el empleador lo que sirve de criterio para otorgar la
remuneración suplementaria que le corresponde al asalariado.
En el Reino Unido, el inventor asalariado puede reivindicar una
indemnización por su invención de servicio si, una vez concedida una patente,
el empleador obtiene un beneficio excepcional gracias a ella (habida cuenta,
entre otras cosas, de las dimensiones y de la naturaleza de la empresa) y si,
por estas razones, es justo que el empleador pague una remuneración. El
Congreso de Sindicatos Británicos (TUC) considera que no es satisfactoria la
referencia al "beneficio excepcional" que debe obtener el empresario. De
conformidad con las condiciones de empleo que rigen en la Sociedad Británica
de Combustibles Nucleares, puede condecerse una recompensa por las invenciones
de servicio, se patenten o no.
3561d
- 46 -
En otros países se hace referencia a criterios como la contribución
personal del inventor o la ventaja que obtiene el empleador de la invención.
Así, en España la legislación estipula que el trabajador autor de una
invención de servicio no tiene derecho a ninguna remuneración suplementaria,
salvo si su contribución personal a la invención y la importancia de ésta para
la empresa sobrepasan de manera evidente lo que preveía el contrato de
trabajo.
En Tailandia la ley precisa que, con el fin de estimular la
actividad inventiva y de conceder al asalariado inventor una remuneración
equitativa, éste tiene derecho a una retribución suplementaria a su salario
habitual por las invenciones de servicio si el empleador obtiene beneficios de
éstas.
Invención dependiente
En los países donde la ley prevé la remuneración de las invenciones de
servicio, el inventor asalariado disfruta asimismo de un derecho a ser
retribuido por la invención "dependiente". Tal es el caso, por ejemplo, de
Austria, Italia, Madagascar, Malasia, Portugal, Sri Lanka y Tailandia. En
Francia, si el empleador se atribuye la propiedad o el disfrute de la
totalidad o parte de los derechos relacionados con la patente de una invención
"atribuible", el asalariado disfruta del derecho a percibir su precio cabal.
En cierto número de países la retribución especial no se concede más que
para las invenciones dependientes. Así ocurre, por ejemplo, en Suiza y en
Turquía, donde el empleador que obtiene o utiliza una invención realizada por
el trabajador en el desempeño de su actividad o servicio en la empresa, pero
al margen de sus obligaciones contractuales (invención vinculada) debe abonar
al empleado una retribución equitativa. En Brasil, donde no se paga al
asalariado ninguna compensación por una invención de servicio a menos que el
contrato disponga lo contrario, aquél tiene derecho a una retribución en caso
de invención dependiente sobre la que el empleador tiene el derecho exclusivo
de explotación.
Casos particulares
En algunos países se aplican reglamentaciones particulares a los
funcionarios y a otros miembros del servicio público, a los profesores de
universidad y de establecimientos de enseñanza superior y a ciertos
investigadores. Estas categorías de empleados suelen gozar de una situación
más favorable que otros inventores asalariados: como se ha indicado, algunos
disponen de derecho de propiedad sobre las invenciones que realizan y pueden
por tanto explotarlas, en ocasiones a cambio de conceder una participación
apropiada sobre el producto de la explotación de la invención a su empleador;
cuando no ocurre así y los derechos sobre la invención pertenecen al
empleador, esos empleados obtienen en diversos países una participación en los
beneficios que obtiene el empleador de la explotación de la invención.
Así, en el sector público de la República Federal de Alemania el
funcionario puede disponer de la invención de servicio si no es reclamada por
la administración, que no obstante puede participar en el producto de la
explotación de la invención si se ha convenido en ello previamente; pueden
concluirse por adelantado convenios colectivos obligatorios sobre la cuantía
de esta participación. En Australia (estado de Queensland) el organismo para
la energía eléctrica del sudeste, que depende de autoridades públicas,
practica una política de participación de los miembros del personal en los
beneficios derivados de las invenciones que éstos han realizado. En Canadá el
funcionario que es autor de una invención puede recibir una recompensa.
3561d
- 47 -
En Suiza, los funcionarios de la Confederación tienen derecho a una
indemnización especial, no solamente por las invenciones dependientes, sino
también por las invenciones de servicio cuando tienen una importancia
económica o militar real. Si no tienen derecho a una indemnización, puede
concedérseles una recompensa.
Se aplican disposiciones análogas a las
invenciones de servicio de los empleados de la Confederación.
En ciertos países, los profesores de universidad y de establecimientos de
enseñanza superior son considerados inventores independientes. Cuando no es
ese el caso, tienen derecho, al igual que los demás inventores asalariados, a
una compensación económica por sus invenciones. En los Estados Unidos, por
ejemplo, las universidades abonan con frecuencia importantes compensaciones
económicas a los profesores que les han cedido sus invenciones. En España,
donde las invenciones de los profesores pertenecen a la universidad, aquéllos
tienen no obstante el derecho de participar en los beneficios de la
explotación o de la cesión de los derechos;
lo mismo ocurre con los
investigadores de los organismos públicos de investigación.
En Australia, la ley de 1949 sobre la investigación científica e
industrial prevé igualmente que se abonen gratificaciones a los investigadores
asalariados autores de invenciones. No obstante, según las informaciones
comunicadas por la Organización de Investigación Científica e Industrial de la
Commonwealth (CSIRO), estas disposiciones no han sido aplicadas en la
práctica, pues la organización prefiere atenerse a un sistema de ascensos
acelerados10.
En Francia se aplican disposiciones especiales a los
colaboradores de determinados institutos de investigación;
así, los
inventores asalariados del Instituto de Investigación Científica para el
Desarrollo en Cooperación (ORSTOM) y del Centro Nacional de Investigación
Científica (CNRS) disfrutan de una participación en los beneficios de la
explotación comercial de sus invenciones, al igual que los investigadores de
la Oficina Nacional de Estudios e Investigaciones Aeroespaciales (ONERA)11.
La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) de los Estados
Unidos realiza importantes pagos por las invenciones de los asalariados con
cargo a un programa instituido en virtud de disposiciones reglamentarias.
Modalidades de atribución
Las modalidades de atribución de la compensación o retribución económica
varían en los diversos países según la evaluación de los servicios, los modos
de pago y el procedimiento aplicado, así como según las posibilidades de
revisión de la cuantía de la retribución.
Cálculo de la cuantía de la retribución
La cuantía de la retribución depende por supuesto del valor de la
invención y de las ventajas económicas que obtiene el empleador así como de la
amplitud de los derechos adquiridos por éste. También depende de otros
factores que conciernen en particular a las funciones ejercidas y a las tareas
confiadas al inventor, a la contribución de la empresa y a los gastos
incurridos. Normalmente la retribución se fija por acuerdo entre las partes
o, en ausencia de éste, mediante los procedimientos de solución de litigios.
En algunos países, los criterios relacionados con el valor de la
invención y con otros factores que deben tomarse en consideración son objeto
de una detallada descripción. Así ocurre, por ejemplo, en la República
Federal de Alemania, donde la legislación dispone que para evaluar la cuantía
de la compensación es necesario tener en cuenta las posibilidades de
explotación económica de la invención de servicio, las tareas y la situación
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del asalariado en la empresa, así como la parte que corresponde a ésta en la
realización de la invención. Para evaluar la compensación a que da lugar una
invención
no
divulgada, deben
además
tomarse
en consideración los
inconvenientes de tipo económico que plantea al asalariado el que su invención
no haya sido objeto de un título de protección. Completan la legislación
directrices no obligatorias sobre la compensación de las invenciones de
asalariados en el sector privado, que contienen indicaciones muy detalladas
sobre los factores de participación y el cálculo de la compensación con
arreglo a fórmulas establecidas.
En lo que concierne a las invenciones patentables, las directrices
contienen indicaciones precisas sobre los factores que deben tenerse en cuenta
para calcular el valor de la invención distinguiendo, en particular, entre las
invenciones utilizadas en la empresa y otras utilizaciones posibles (tales
como contratos de licencia de compra y de intercambio). En lo que respecta a
las invenciones utilizadas en la empresa, las directrices contemplan tres
métodos para calcular el valor de la invención: a) por analogía con las
licencias;
b) según el beneficio calculable de la empresa;
c) según
estimaciones.
En el primer caso el valor de la invención se calcula
utilizando las tasas que se aplican habitualmente en los casos de licencias
relativas a las invenciones libres. El valor de la invención es en este caso
el producto de la unidad de referencia multiplicado por la tasa de la
licencia. El segundo método consiste en calcular el valor de la invención
partiendo del beneficio calculable que la empresa ha obtenido de la invención,
es decir, la diferencia de los gastos y los ingresos imputables a la
explotación de la invención. Cuando estos métodos no resultan apropiados,
puede recurrirse a la tercera fórmula, la de la estimación: por ejemplo, se
procede a la estimación del valor de una máquina que incorpore una invención
por comparación con el de máquinas ya comercializadas y que no contengan los
elementos debidos a la invención.
Las directrices contienen igualmente
indicaciones sobre los métodos de evaluación cuando las invenciones no son
explotadas por la empresa, pero lo son en forma de contratos de compra o de
intercambio, o incluso cuando se trata de patentes de protección (esto es,
patentes que se solicitan o renuevan con el fin de impedir que la competencia
explote la invención) o de invenciones no explotadas1 .
En el Japón, la suma que el empleador debe satisfacer depende del
beneficio que éste pueda obtener de la invención y de su contribución a ella.
En Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia se tiene en cuenta el valor de
la invención, la amplitud de los derechos adquiridos por el empleador, las
condiciones de empleo y la influencia del empleo. En Dinamarca, por ejemplo,
el Tribunal Supremo se ha referido a las ventajas que había obtenido el
empleador de la explotación de la propiedad de una patente para conceder al
inventor una compensación económica que el empleador le había negado alegando
que el valor no sobrepasaba las exigencias normales inherentes al empleo
En Suecia, el convenio colectivo concluido entre la Confederación de
Empleadores Suecos (SAF) y tres sindicatos - la Unión Sueca de Empleados
Administrativos y Técnicos de la Industria (SIF), el Sindicato Sueco de
Capataces y Personal de Supervisión (SALF) y la Asociación Sueca de
Ingenieros (CF) -, estipula que el alcance de los derechos adquiridos por el
empleador engloba los adquiridos en el país y en el extranjero e indica que en
lo relativo a las invenciones de servicio es necesario tener en cuenta el
rango, el salario y otras ventajas de que goza el asalariado y que están
relacionadas con su empleo. La Comisión especial para las invenciones de los
asalariados puntualizó, en un caso que le fue presentado, que la retribución
debía basarse en la comparación entre el valor de la máquina que incorporaba
la invención y el de otras máquinas existentes en el mercado destinadas a
realizar los mismos trabajos y que, si estas últimas no existían, convendría
3561d
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recurrir a métodos de cálculo indirecto . Un gran número de países, por
ejemplo, Austria, Barbados, Colombia, Congo, Gabón, Malasia, Senegal, Sri
Lanka, Suiza y Turquía también aplican con más o menos detalles los criterios
vinculados, por una parte, al valor de la invención y a los derechos
adquiridos por el empleador y, por otra, a las funciones desempeñadas por el
asalariado, al salario percibido por éste y a las instalaciones y el material
que el empleador pone a la disposición del inventor asalariado. En el Reino
Unido (Bermudas) las primas complementarias que, si procede, abona la empresa
Cable and Wireless se basan en la originalidad de la invención, el valor que
tiene para el grupo y la relación entre la invención y el trabajo normal del
inventor habida cuenta de sus funciones y de su posición15.
En Francia, en los convenios colectivos se recurre en general al criterio
del valor de la invención para determinar la cuantía de la gratificación que
corresponde al asalariado en caso de una invención de servicio. Cuando el
empleador reclama una invención dependiente, el precio cabal que proceda
abonar debe calcularse en función de las aportaciones iniciales del asalariado
y de la empresa y de la utilidad industrial y comercial de la invención.
En los Países Bajos, en una decisión judicial de 198016 se estableció
que la cuantía de la retribución dependía de factores tales como la naturaleza
de las actividades del asalariado, el salario y otras ventajas percibidas, la
importancia de la participación de otros asalariados en la invención, las
instalaciones y el material puestos a disposición por el empleador para hacer
comercialmente explotable la invención, la manera en que debe evaluarse la
invención en sí y la importancia de los problemas técnicos que es preciso
superar.
En el Reino Unido, la retribución que corresponde al inventor asalariado
debe asegurarle una parte equitativa del beneficio que el empleador ha
obtenido o puediera obtener.
Para calcular esta parte se toman en
consideración, en caso de invención de servicio, la naturaleza de las tareas
del asalariado, su salario y las demás ventajas que perciba, el grado de
ingeniosidad que ha precisado la realización de la invención, las
contribuciones y la colaboración que le han brindado otros trabajadores y la
contribución del empleador a la realización y el perfeccionamiento ulterior de
la invención.
En el Canadá para calcular la cuantía de la recompensa que pueda
atribuirse al funcionario autor de una invención se tienen en cuenta la
utilización de ésta, los ahorros que ha supuesto, las ventajas que se deriven
de ella y la naturaleza del empleo.
En los países socialistas de Europa del Este, como la República
Democrática Alemana o Checoslovaquia, se retribuye al inventor en función de
la utilidad o del beneficio social que se derive de la utilización de la
invención.
En el segundo de estos países, se define la utilidad o el
beneficio social como la aportación técnica, económica o de otra naturaleza
debida a la explotación de la invención; el sentido de esta definición se
precisa en disposiciones más detalladas.
Se toma en consideración el
beneficio social obtenido gracias a la utilización de la invención durante el
más favorable de los cinco primeros años de su explotación. En Bulgaria y en
la URSS la retribución depende de la explotación de la invención y de su
rendimiento económico.
En caso de pluralidad de inventores, puede plantear problemas la
determinación de la parte que corresponde a cada inventor en la creación y por
tanto en la retribución; este problema lo abordan algunas disposiciones
nacionales.
Así, en Suecia el convenio colectivo concluido entre la
3561d
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Confederación de Industrias Suecas y ciertos sindicatos prevé que en caso de
que más de un trabajador contribuya de manera importante a la invención se les
considere a todos como inventores y que todos tengan derecho a una
retribución. En cuanto a la fijación y al reparto de la retribución entre los
coinventores, la legislación de la República Federal de Alemania, por ejemplo,
dispone que, si son varios los asalariados que han participado en la
realización de la invención de servicio, se fije la compensación por separado
para cada uno de ellos; el empleador debe comunicarles la cuantía total de la
compensación y la parte que corresponde a cada uno. En el Japón, en virtud
del reglamento sobre las invenciones de los asalariados de la Oficina de
patentes, los coinventores se reparten proporcionalmente la compensación por
su invención según la parte que le corresponde a cada uno. En Suecia, se
reparten la suma atribuida.
El vínculo que con frecuencia se establece entre el salario del inventor
y las demás ventajas relacionadas con sus funciones y la cuantía de la
retribución que podrá percibir según el valor de la invención puede acarrear
problemas al inventor asalariado que pertenezca al personal directivo de la
empresa. En efecto, cuanto más elevado es su rango, menor es la retribución
especial que se le atribuye. Así, incluso en los países que han adoptado una
legislación que le garantiza al inventor asalariado una retribución especial;
los mandos intermedios corren el riesgo de no percibir prácticamente ninguna
retribución, si se considera que la cuantía de su salario constituye una
compensación suficiente por su actividad inventora en relación con el valor de
la invención. Las directrices en materia de retribución de las invenciones de
los asalariados en la República Federal de Alemania contienen disposiciones
detalladas referentes a los "factores de participación". Refiriéndose a las
tareas y a la posición del asalariado en la empresa, las directrices precisan
que su parte en la invención es inversamente proporcional, por un lado, al
conocimiento que poseía, gracias a su posición en la empresa, de la producción
y del desarrollo de ésta y, por otro lado, a la participación en el desarrollo
técnico de la empresa que podía esperarse de él habida cuenta de su posición y
de su remuneración en el momento del anuncio de la invención. Cuanto más
elevado es su rango, menor es la cifra resultante del cálculo del factor de
participación:
así, a un peón se le atribuirán más puntos que a un
ingeniero. Si el factor de participación es muy pequeño y el valor de la
invención es insignificante, la compensación que se debe abonar puede
limitarse a una gratificación, o incluso suprimirse.
En Francia, en virtud del convenio colectivo nacional de los ingenieros y
el personal directivo de la metalurgia, modificado en 1983, el ingeniero o el
personal de dirección encargado de una misión de invención sólo tiene derecho
a una remuneración suplementaria en calidad de autor de una invención si ésta
reviste un interés excepcional en relación con su salario. El convenio
colectivo de las industrias químicas de 1985 precisa, en lo que concierne a
las invenciones de los ingenieros y del personal directivo, que la cuantía de
la gratificación depende del valor de la invención y que se tendrán en cuenta
las condiciones generales de investigación en que se produjo la invención, las
dificultades de la aplicación práctica de ésta, la contribución personal
original del interesado en la individualización de la invención y el interés
comercial de ésta. Los mismos criterios fueron expuestos en una decisión
judicial del Tribunal de primera instancia de París, fallada en 1983, en
relación con un caso referente a las modalidades de cálculo de una
gratificación
3561d
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Forma de pago
Los modos de remuneración varían según distintas fórmulas posibles: en
algunos países, se gratifica al inventor con una suma global, a tanto alzado y
única, o con una prima inicial y una o varias sumas complementarias; en
otros, puede recibir una retribución permanente proporcional a los beneficios
obtenidos con la explotación económica de la invención; a veces se aplican
estas dos formas de pago. Algunas legislaciones establecen importes mínimos y
máximos para la retribución.
En la República Federal de Alemania, la retribución se abona en forma de
suma global o de pagos periódicos, o en ambas formas. Al referirse a la
aplicación práctica de las directrices por las que se rige la compensación, la
Sociedad para la Promoción de las Invenciones citó el caso de una invención
realizada en la industria de la construcción automotriz que permitió
economizar 0,40 marcos alemanes (DM) por vehículo. A lo largo de 17 años se
transfirieron 28 000 DM por 6 millones de vehículos construidos, o sea,
0,0047 DM por vehículo, lo que corresponde al 1,2 por ciento de economías
efectuadas. También citó el caso de una invención patentada, cuyo inventor
recibió una suma global de 265 DM.
En Austria, la jurisprudencia de los tribunales administrativos admite la
posibilidad de abonar indemnizaciones en varias veces o en pagos periódicos.
En los fallos pronunciados antiguamente por la Corte Suprema de Justicia, la
remuneración representaba por lo menos el 20 por ciento de las ganancias.
En Finlandia, según declaraciones de la Confederación Nórdica de Personal
Dirigente, Técnicos y otros Responsables (ÑAU), las invenciones que revisten
gran importancia económica se han retribuido por lo general mediante el pago
de una suma a tanto alzado o por la entrega de varias cantidades
proporcionales.
En Francia, los convenios colectivos suelen conceder una indemnización
global por las invenciones de servicio. Por ejemplo, según los términos del
protocolo de acuerdo para la rama de la "industria azucarera, destilería y
refinería de azúcar", la indemnización que se paga al autor de una invención
de servicio al concederse la patente y la gratificación correspondiente en
caso de explotación de la patente se abonan como sumas a tanto alzado . En
cambio, en virtud del convenio por el que se rige la producción de películas
cinematográficas, la participación del inventor asciende por lo menos al 25
por ciento de los beneficios que obtiene el empleador con la explotación de la
patente o la venta de la invención. En la Oficina Nacional de Estudios e
Investigaciones Aeroespaciales (ONERA), se reparte entre los inventores una
suma global proporcional a la importancia de la invención, constituida con
fondos presupuestarios y capital de explotación de las invenciones19.
Algunas empresas conceden primas de redacción, de presentación o de obtención
de patentes, otras han creado sistemas por puntos según la actividad
inventiva, y otras constituyen un fondo alimentado con parte de los beneficios
que arroja la explotación de las invenciones, y que se reparte luego entre los
investigadores y los inventores, siguiendo distintos criterios20.
La Comisión Nacional para las Invenciones de Asalariados, creada al
modificarse la ley sobre patentes en 1978, se pronunció en varias
oportunidades a favor de que se otorgue una retribución al inventor a sueldo.
La Comisión asignó el monto más elevado, o sea, 200 000 francos, a la
invención de misión, que deberá abonar la empresa. No definió las modalidades
de cálculo, pero, en cambio, aclaró que la remuneración se había fijado
tomando en cuenta las circunstancias específicas del caso y que tenía un
carácter de transacción. Respecto de otros cinco casos, la Comisión decidió
3561d
- 52 -
que la fijación del "justo precio" de una invención se llevaría a cabo en dos
etapas. En un primer momento concedió al asalariado una suma a cuenta que
variaba según el número de inventores y el número e importancia de las
invenciones. Estos importes oscilaban entre 1 000 y 50 000 francos (en este
último caso, para cada uno de los autores de una misma invención). Partiendo
de esta base, correspondía a las partes fijar el precio definitivo. En un
caso, la Comisión determinó que el justo precio se pagaría en forma de canon
correspondiente al 5 por ciento del volumen de negocios logrado con las ventas
de los aparatos en los que se aplicase la invención
En el Japón, según los resultados de un estudio que realizó en 1972 y
1973 la Oficina de Patentes, existía un sistema de pagos a tanto alzado
combinado con pagos periódicos o cánones, según el caso. El importe medio de
la retribución se había fijado entre 1 000 y 3 000 yenes por la presentación
de una solicitud de patente y entre 1 000 y 2 000 yenes por una solicitud de
modelo de utilidad. Muchas empresas pagaban una suma complementaria de 5 000
a 10 000 yenes al obtener la patente y de 2 000 a 5 000 yenes al registrar el
modelo de utilidad. El importe medio de las retribuciones abonadas en función
de
la
ganancia
obtenida
variaba
entre
10 000
y
100 000
yenes;
excepcionalmente, algunos importes alcanzaron la suma de 500 000 a 1 000 000
,
2 2
de yenes
En Panamá, la indemnización especial que podrá recibir el asalariado por
una invención realizada en el marco del empleo no podrá ser inferior al 10 por
ciento de los beneficios netos que el empleador obtenga con la explotación de
la invención.
En Suecia, la retribución también consiste en una suma a tanto alzado
fijada con anterioridad, que se abona al presentarse la solicitud de patente o
en dos o varios pagos. Si el inventor incurrió en gastos por causa de la
invención, se le reembolsará una suma razonable.
En caso de invención
dependiente, deberá abonarse una retribución adicional en complemento de la
suma a tanto alzado. El Sindicato de Empleados y Técnicos de la Industria de
Suecia (SIF) señaló que, a pesar de lo dispuesto en el convenio colectivo
concertado con la Confederación de Empleadores Suecos (SAF), que autoriza la
superación de la retribución a tanto alzado, en la práctica, esta retribución
fija, que se calcula actualmente en 8 000 coronas para las grandes empresas,
constituye indefectiblemente la retribución final. El Sindicato indica que
los empleadores son reticentes a pagar retribuciones complementarias, incluso
si el valor de la invención lo justifica, y prefieren abonar una compensación
disimulada tras un aumento salarial, una promoción o una clasificación del
puesto de trabajo en una categoría superior; por otra parte, los empleadores
se oponen al pago en forma de regalías y prefieren la suma a tanto alzado. En
opinión del Sindicato, la retribución que reciben los inventores en la
práctica no está en consonancia con las posibilidades teóricas que ofrecen la
legislación y el convenio colectivo
En los países socialistas de Europa del Este, la remuneración consiste
por lo general en una suma única de estímulo que se abona al concederse el
certificado de autor, seguida de una remuneración proporcional durante el
período de explotación de la invención. La indemnización se calcula según un
baremo de base que depende de los resultados obtenidos o de las economías
realizadas, y cuyo monto puede ser mayor cuando se trata de invenciones
especialmente complejas, o de las que se desea estimular o de aquellas cuyas
patentes podrán comercializarse en el extranjero
En la URSS, al entregarse los certificados de autor por invenciones
realizadas en el marco de las funciones profesionales, así como en
organizaciones voluntarias, los inventores reciben una prima única de estímulo
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que oscila entre los 20 y los 200 rublos por una sola invención, sin exceder
de 50 rublos por persona. En caso de explotarse una invención que permita
realizar economías, el o los autores de la misma perciben una remuneración
durante los cinco años siguientes al inicio de la explotación y cuyo monto
asciende al 2 por ciento del total de las economías realizadas en cada año de
explotación. En caso de explotarse una invención que no permite realizar
economías, o de explotarse en varias empresas, se abona una remuneración en
forma de prima única, cuyo monto depende del valor de la invención,
determinado por su utilidad técnica o de otro tipo, y de la intensidad de su
explotación. En caso de concederse una licencia para el extranjero, la
remuneración puede alcanzar como máximo el 3 por ciento de los impuestos
percibidos.
La remuneración abonada según todos estos criterios por la
explotación de una sola invención no debe superar los 20 000 rublos. Podrán
pagarse primas a los autores de invenciones que revisten interés pero que no
son explotadas.
En Hungría, la evaluación de la remuneración y la fecha y forma de pago
se fijan en las cláusulas de un contrato celebrado entre el inventor y el
empleador.
En caso de no existir contrato alguno, la remuneración se
determina proporcionalmente a los resultados efectivos obtenidos por la
empresa con la explotación de la invención. En la República Democrática
Alemana, donde el importe se determina según la utilidad social de la
invención demostrada durante el primer año de utilización, la retribución se
calcula en función de un porcentaje del beneficio determinado en un baremo.
En el caso de los modelos industriales, se realiza una evaluación tomando como
base los baremos y el valor de la producción industrial de que se trate. El
importe de la remuneración proporcional a la utilidad social oscilaba, en
1972, entre 75 y 200 000 marcos, y el porcentaje disminuía a medida que
aumentaba la utilidad social (por ejemplo, si la utilidad social se situaba
entre 1 000 y 2 000 marcos, la remuneración ascendía al 30 por ciento, con un
tope de 100 marcos; entre 500 000 y 1 000 000 de marcos, la remuneración era
de 2 por ciento, con un tope de 10 300 marcos).
En Checoslovaquia, la remuneración en concepto de explotación se sitúa
entre 1 000 y 500 000 coronas y sólo en casos excepcionales podrá sobrepasar
esta suma. En caso de utilización en el extranjero, el inventor recibirá ya
sea la remuneración estipulada en el acuerdo interestatal o, en ausencia de
dicho acuerdo, una suma cuyo máximo se ha fijado en 10 000 coronas, o bien, en
caso de utilización en el extranjero en virtud de un contrato de licencia,
hasta el 20 por ciento del precio de venta o de los impuestos. En caso de que
el inventor y la organización convengan en una suma única, su importe no podrá
exceder de 20 000 coronas como máximo.
En los países que no han adoptado disposiciones legislativas ni
reglamentarias en materia de compensación financiera, las retribuciones que
los empleadores conceden, a veces voluntariamente, suelen abonarse en forma de
prima a tanto alzado, que a menudo no guarda relación alguna con el valor de
la invención; estas sumas, que se pagan en una o dos veces, alcanzan rara vez
cifras importantes.
En los Estados Unidos, según se indica en el estudio mencionado
anteriormente, que data de 1978 , las compensaciones financieras que los
empleadores concedían voluntariamente a los inventores, en cumplimiento de un
plan de recompensas adoptado por la empresa, se efectuaban por lo general bajo
forma de pago directo en efectivo, de un monto fijado anteriormente, en lugar
de hacerse bajo forma de impuestos o de retribuciones especiales. En su
mayoría, las empresas interesadas concedían estos pagos tanto al presentarse
la solicitud como al concederse la patente.
El importe medio era de
aproximadamente 270 dólares de los Estados Unidos, cifra que disminuía en caso
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de haber varios inventores. Cerca del 21 por ciento de las empresas ofrecían
100 dólares como máximo y 25 dólares como mínimo, y cerca del 20 por ciento de
las empresas ofrecían por lo menos 500 dólares. Casi todas las empresas
otorgaban ventajas complementarias, ya fuesen financieras o de otro tipo;
parecían reconocer la conveniencia de conceder recompensas más importantes,
basadas en el valor técnico o comercial de la invención y que, en la práctica,
oscilaban entre 500 y 2 000 dólares, habiendo alcanzado algunas los 20 000.
No obstante, según la Asociación Americana de Química, que agrupa
aproximadamente 125 000 químicos e ingenieros químicos, debería impulsarse a
los empleadores de esta rama a adoptar programas de recompensa para los
inventores asalariados; los resultados de la encuesta realizada en 1982 entre
sus miembros demostraron que las dos terceras partes de los inventores
asalariados habían recibido menos de 5 dólares por la invención más reciente,
que una cuarta parte había recibido de 5 a 1 000 dólares, y que menos del 1,5
por ciento de los inventores habían cobrado 1 000 dólares o más.
En Canadá, el plan de la compañía Bell (cifras correspondientes a 1984)
establece la atribución de dos sumas de 100 dólares canadienses, una de ellas
al presentarse la solicitud de patente y la otra en el momento de la obtención
de dicha patente; podrá asignarse una suma complementaria en caso de que las
invenciones revistan un valor especial que suponga economías o beneficios
importantes para la empresa. En todos los casos, la empresa es el único juez
del valor de la patente y del importe de la compensación. En la compañía
Northern Telecom, las recompensas alcanzan respectivamente 100 y 200 dólares
canadienses.
En el sector público de los Estados Unidos, los laboratorios federales,
en cumplimiento de la ley federal de 1986 sobre transferencia de tecnología,
deben adoptar programas voluntarios de recompensas para las invenciones y
deben compartir los impuestos u otros ingresos con sus autores, debiendo
pagarles, como mínimo, el 15 por ciento de los beneficios que arroje la venta
de licencia o de derechos sobre la invención, a menos que hayan instituido
otros sistemas de repartición. Estos pagos se suman al salario normal del
empleado. En Canadá, el funcionario que haya realizado una invención recibe
la suma de 50 dólares canadienses al presentar la administración la solicitud
de patente, y nuevamente una suma igual al concederse la patente. Si el
Gobierno percibe ingresos por la venta, la licencia o cualquier otro tipo de
enajenación de la invención, el funcionario podrá cobrar beneficios hasta un
máximo del 15 por ciento de los totales percibidos. Cuando el Gobierno hace
uso de la invención, el inventor puede recibir una retribución no mayor de
5 000 dólares canadienses, a menos que exista una aprobación especial. En los
Países Bajos, los servicios de correos otorgan gratificaciones cuyo monto
puede ascender a la suma de 25 000 florines15.
Cuando un trabajador tiene derecho a percibir una retribución, lo que
importa es que este derecho se materialice en un período razonable. Algunos
países han adoptado disposiciones a tales efectos, como por ejemplo la
República Federal de Alemania, donde la legislación estipula que la
retribución debería fijarse en un plazo adecuado. Además, pueden plantearse
problemas en cuanto al acceso a las informaciones de carácter técnico y
financiero que posea el empleador. Es importante que el inventor esté
debidamente informado de sus derechos y que maneje elementos suficientes que
le permitan estimar el valor de su invención y los beneficios que la misma
devenga a su empleador, para poder evaluar con acierto el importe de la
retribución o exigir una retribución complementaria, o bien una participación
mayor en los beneficios. Esto se explica porque el interés industrial,
comercial y competitivo de una invención puede revelarse en la práctica
distinto del que se había previsto al presentarse la solicitud de patente o al
comenzar la explotación. En distintos países se han tomado medidas para
3561d
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ayudar al inventor a estar informado sobre sus derechos. En la República
Federal de Alemania, las empresas pueden contratar consejeros de los
inventores quienes, a solicitud del empleador y del empleado, intervienen en
la determinación de la retribución adecuada. En Francia, las cláusulas de los
convenios colectivos de la industria química y de la construcción, que
establecen los criterios en función de los cuales se fija la gratificación que
deberá abonarse al inventor, dejan claramente establecido que deberá
informarse al interesado acerca de estos elementos diferentes.
En la
República Democrática Alemana, la nueva ley sobre patentes establece la
obligación para las empresas de informar a los inventores acerca del uso que
dan ellas mismas u otras empresas a la invención.
Revisión del importe de la retribución
Cuando la retribución se abona mediante uno o varios pagos a tanto alzado
y las ganancias obtenidas posteriormente por el empleador gracias a la
explotación de la patente superan los cálculos tomados como base para fijar la
retribución, se priva al inventor a sueldo de una parte de los ingresos
generados por su invención. Algunos países han incorporado a sus leyes
ciertas disposiciones por las que se permite modificar la retribución en favor
del asalariado o del empleador. Por lo general se establece que si el valor
de la invención resulta inferior al previsto, no podrá reclamarse al inventor
la retribución que ya se le hubiese abonado. En la Repúbli ca Federal de
Alemania, Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia, es posible modificar la
remuneración en caso de que la situación haya cambiado notoriamente; el
asalariado no está obligado a reembolsar las sumas que le hayan sido
abonadas. En Austria, la remuneración puede modificarse a solicitud de uno de
los interesados y según una valoración equitativa en caso de que se hayan
producido cambios importantes en las circunstancias que se tuvieron en cuenta
para fijarla en un primer momento. En ningún caso se obligará al empleado a
restituir lo que se le hubiese abonado en virtud de la fijación inicial. El
asalariado también estará autorizado a pedir que se modifique la remuneración
cuando el empleador haya transferido la invención a un tercero, y si la
ganancia obtenida por el empleador gracias a esta transferencia es claramente
desproporcionada con respecto a la remuneración que se ha pagado al empleado,
o si el propio empleador explota la invención, con lo cual obtiene ganancias
desproporcionadas en relación con la remuneración abonada al empleado. En
Argelia, la indemnización adeudada al titular del certificado de inventor
podrá aumentarse en función de la extensión que haya adquirido la explotación
de la invención.
En Bulgaria, el inventor recibe una retribución
complementaria si el balance arroja un rendimiento económico anual más elevado
en el transcurso de los cuatro primeros años de explotación.
En
Checoslovaquia, en caso de anularse total o parcialmente el certificado de
autor de la invención, no se restituye la remuneración, ni siquiera en parte.
Carácter imperativo de las disposiciones
Algunas legislaciones consideran que las disposiciones en materia de
retribución son imperativas, pues las partes no pueden derogarlas en perjuicio
del inventor a sueldo. En algunos casos, la legislación trata expresamente el
problema de la compensación, como en Suecia, donde se establece que el
asalariado tiene derecho a percibir una indemnización equitativa, aunque se
haya celebrado un convenio en sentido contrario antes de realizada la
invención. En Dinamarca, Finlandia y Noruega rigen disposiciones similares.
A veces, la legislación se refiere a un solo título o a todo el texto de la
ley sobre las invenciones realizadas por asalariados o de la ley sobre
patentes, a fin de indicar que las disposiciones pertinentes son imperativas.
3561d
- 56 -
Por ejemplo, en la República Federal de Alemania, la ley sobre invenciones
realizadas por empleados estipula que no es posible derogar sus disposiciones
por medio de un contrato que perjudique al empleado. En Austria, los derechos
que confieren algunos artículos de la ley sobre patentes al empleado,
principalmente en materia de retribución, no pueden suprimirse ni restringirse
mediante contrato. En España, la legislación estipula la nulidad de todo acto
previo de renuncia del trabajador a los derechos que le han sido conferidos en
virtud de la ley sobre patentes. En Checoslovaquia, no es posible compensar
total ni parcialmente las remuneraciones abonadas en concepto de invenciones
por otras remuneraciones ni por otras prestaciones semejantes.
En Francia, las disposiciones de la ley se aplican únicamente si no se
han celebrado contratos más favorables para el inventor asalariado. Las
disposiciones de los convenios relativas a las invenciones no podrán ser, so
pena de nulidad, menos ventajosas para el asalariado que las disposiciones
legales. En Malasia y Sri Lanka, la legislación se ha inspirado en la fórmula
adoptada en el modelo de ley de la OMPI, según la cual toda disposición
contractual menos favorable al inventor es nula y sin valor. En Tailandia,
una disposición contractual no puede anular el derecho a la remuneración.
Algunas legislaciones también se refieren a la noción de iniquidad. En
la República Federal de Alemania, incluso los convenios que han sido
autorizados por ley se declaran nulos en la medida en que no sean
equitativos. Lo mismo ocurre respecto de la evaluación de la compensación.
En Finlandia y Suecia, si la aplicación de las condiciones estipuladas por
contrato, respecto al derecho sobre las invenciones, es abiertamente contraria
a la moral o injustificada en algún otro sentido, estas disposiciones podrán
declararse inaplicables.
Derechos pecuniarios del autor
Uno de los objetivos del derecho de autor es el de relacionar
equitativamente al creador de una obra con la explotación económica de su
creación. Cuando el autor de la obra es un asalariado, se plantea el problema
de saber en qué medida puede considerarse que el salario normal pagado por el
empleador constituye una contrapartida suficiente a los derechos sobre la
creación que pertenecen al empleador o que le han sido cedidos. Hay quienes
consideran que el pago al empleado de un salario por la adquisición de los
derechos necesarios para el usufructo de la obra excluye toda remuneración
complementaria. En cambio, otros consideran que, como la obra se caracteriza
por su originalidad y lleva la impronta de la personalidad del autor que le ha
dado forma y contenido, en los casos en que el creador de dicha obra es un
asalariado, éste debería participar en las ganancias que obtiene el empleador
por la utilización económica de la obra, por lo menos si la creación posee un
valor excepcional o se le dan usos que no han sido previstos inicialmente.
Los partidarios de esta última teoría también consideran que la participación
del autor asalariado en los beneficios que arroje su obra "estimula el
esfuerzo de creación y fomenta la originalidad estética" . Además, por lo
que se refiere a la noción de salario global y a las cláusulas de
participación en los beneficios que tienden a multiplicarse, hay quienes
consideran, en forma general, que no existe ninguna razón para que los
creadores, cuya contribución desempeña un papel fundamental en el éxito
económico del empleador, no participen también en las ganancias
Para los artistas intérpretes o ejecutantes, esta cuestión adquiere una
importancia muy especial debido a la propia naturaleza de su trabajo. La
3561d
-57 -
evolución técnica y la multiplicación de las formas de comunicar sus
prestaciones al público han hecho que los usos secundarios de estas últimas
ocupen un lugar importante en su vida profesional, de modo que la remuneración
que con las mismas obtienen representa a menudo una parte importante de sus
ganancias.
Condiciones de asignación
Las disposiciones legales o convencionales por las que se reconoce al
autor a sueldo el derecho a percibir una retribución especial se basan en
distintos criterios;
en algunos países, se reconoce el derecho a la
retribución incluso cuando se le da a la obra su uso normal; en otros, sólo
se concede una remuneración especial por el uso público de la obra o los usos
no previstos inicialmente;
a veces, el criterio seguido es el valor
excepcional que la obra representa para el empleador en relación con las
funciones desempeñadas por el autor y el salario que éste percibe
habitualmente.
En la República Democrática Alemana, por ejemplo, el autor a sueldo
recibe una retribución cuando el empleador da a su obra un uso normal; cuando
la empresa, haciendo uso de sus derechos, utiliza la obra para fines
directamente relacionados con sus actividades, la ley establece una
compensación para el autor a sueldo, con la condición de que no existan
disposiciones de otro tipo en el contrato de trabajo ni emanadas de la
voluntad de las partes. En la sentencia pronunciada por el Tribunal de
Leipzig el 9 de mayo de 1984 se indica que, al no haber indicaciones precisas
en el contrato de trabajo, la voluntad de las partes de anular la retribución
sólo podrá surgir de las declaraciones de intenciones o de los comportamientos
concordantes de la empresa y del autor. El citado Tribunal señaló que con
este fallo se apartaba de la jurisprudencia sentada en un caso semejante en
1980 (en que había decidido que, en principio, debía refutarse toda solicitud
de retribución en los casos en que la obra era exclusivamente el fruto de las
obligaciones del contrato de trabajo), pues esta decisión era incompatible con
el derecho de autor. En Yugoslavia, la ley reconoce al autor a sueldo el
derecho a percibir una retribución especial en compensación del derecho
exclusivo de que goza el empleador de usar la obra en el marco de su actividad
regular por un plazo de cinco años, sin tener que pedir la autorización del
autor.
En la URSS, los decretos sobre la remuneración de los autores fijan
cierto número de casos en que los autores de obras realizadas en virtud de un
arrendamiento de servicios deben recibir una remuneración por la utilización
de dichas obras, además de su salario. A este respecto, los autores de
manuales y de distintos materiales didácticos se encuentran en una situación
ventajosa28.
En algunos casos, por ejemplo en Hungría, la ley otorga al
autor asalariado el derecho a percibir una retribución si el empleador celebra
un contrato de usufructo con una tercera parte.
En cambio, por lo que se refiere a la situación de los artistas
intérpretes o ejecutantes en estos dos últimos países, la ley otorga al
empleador el derecho de utilizar sus prestaciones si lo hace en el marco de
las obligaciones inherentes a su empleo o previstas en el contrato de
trabajo; en estos casos, no se adeuda retribución alguna como complemento del
salario.
Algunas legislaciones se refieren al criterio de la utilización pública
de la obra; por ejemplo, en Ecuador, donde las disposiciones relativas a los
contratos de utilización de obras se aplican a las obras realizadas en
3561d
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cumplimiento de un contrato de trabajo, el autor y el artista asalariados que
interpretan o ejecutan obras gozan del derecho inalienable de percibir una
retribución cuando se dé a su obra o prestación una utilización pública. En
Bulgaria, el empleador está autorizado a utilizar la obra de un asalariado con
fines científicos u otros, relacionados con sus actividades, y a darla a
conocer entre su personal; en cambio, no tiene derecho a publicar la obra sin
abonar una compensación adecuada a su autor.
En Italia, los artistas
intérpretes o ejecutantes tienen derecho a percibir una remuneración
equitativa complementaria en caso de que sus interpretaciones sean difundidas
por radio o grabadas.
Otros países se interesan a veces en el valor de la creación: en la
República Federal de Alemania, la legislación sobre el derecho de autor
establece que las disposiciones sobre el derecho de usufructo se aplican
cuando el autor ha creado la obra en cumplimiento de las obligaciones
contraídas en virtud de un contrato de trabajo, con la condición de que no se
produzcan modificaciones derivadas del objeto o la naturaleza de dicho
contrato. Según estas disposiciones, si un autor concede a un tercero el
derecho de usufructo en condiciones tales que, habida cuenta de las relaciones
entre el autor y el tercero, la contraparte convenida es totalmente
desproporcionada con respecto a las ganancias obtenidas con el uso de la obra,
el tercero estará obligado, a solicitud del autor, a modificar el contrato de
forma tal que se garantice al autor una participación equitativa en las
ganancias.
Según el Gobierno, esta disposición también se aplica al
asalariado, si el contenido y la naturaleza de la relación de trabajo no se
oponen a la misma. En Cuba, existe la posibilidad de conceder una retribución
en casos excepcionales.
En Portugal, la legislación se refiere al valor de la creación y a los
usos no previstos que se le den. El asalariado que ha creado la obra podrá
exigir, además de la remuneración equitativa e independientemente de su
difusión o publicación, una remuneración especial en los casos en que la
creación intelectual supere ampliamente la realización, incluso afanosa, de la
función o de la tarea que le había sido confiada, y cuando no se hayan tomado
en cuenta ni previsto al fijarse el importe de la remuneración equitativa los
usos que se dé a la obra ni las ventajas que se obtengan de la misma29.
En la República Federal de Alemania, según el convenio colectivo de
periodistas (redactores de periódicos diarios) de 1986, el periodista puede
utilizar sus obras en las "revistas de prensa" (Pressespiegel) y, en caso de
utilización de su obra, tiene derecho a percibir una retribución equitativa de
un monto superior al correspondiente a los derechos otorgados al empleador en
virtud del convenio colectivo. Esto se aplica en los casos siguientes: en la
comunicación pública de sus trabajos en forma incorporal, con excepción de la
publicidad para el editor; la cesión de los derechos de usufructo a terceros,
con excepción del uso en el seno de un grupo de redactores o como colaboración
para una publicación (por ejemplo, el suministro regular de artículos o
secciones de periódicos diarios, como la sección económica o la novela del fin
de semana); la utilización de los textos en el material producido por la
misma casa editora distinto de aquel para el cual había sido contratado el
periodista, incluida la utilización en forma de libro. Por lo que se refiere
a la utilización de los trabajos en forma de ilustraciones (obras de
fotografía, dibujos, bocetos, tarjetas, ilustraciones prácticas, etc.) deberá
abonarse una retribución en los casos en que estos trabajos se publiquen en
forma de libro con fines comerciales.
El Sindicato Alemán de Empleados (DAG) señaló que la concesión del
derecho por los fines establecidos en el contrato de trabajo o el convenio
colectivo suele compensarse por medio del salario. La concesión de derechos
3561d
- 59 -
de usufructo más amplios conlleva la necesidad de celebrar un acuerdo
adicional en el que debe estipularse obligatoriamente el pago de una
retribución complementaria. Esto también se aplica a los artistas intérpretes
o ejecutantes. Como el autor a sueldo sólo concede al empleador un derecho de
usufructo respecto de ciertas utilizaciones concretas en caso de duda, obtiene
una retribución adicional si se dan otros usos a la obra. En Canadá, según la
compañía IBM, el trabajador podrá cobrar impuestos sobre la distribución y
comercialización de un trabajo cuyos derechos intelectuales pertenezcan a la
compañía, y cuando se trate de trabajos específicos realizados en
circunstancias claramente definidas.
Los periodistas retienen a veces una parte de sus derechos, y para que el
empleador pueda utilizarlos debe celebrarse un contrato por el que se fije una
retribución.
Por ejemplo, en Bélgica, en virtud del convenio colectivo celebrado entre
los editores de periódicos y los peridistas profesionales, las fotografías y
artículos firmados no pueden cederse bajo ninguna forma a terceros sin la
autorización previa del autor y, en caso de publicación, se fija previamente
una indemnización de común acuerdo con el autor. Este último cobrará la mitad
de la indemnización, en virtud de sus derechos de autor; el resto se asignará
a la casa impresora en función de sus gastos.
En Suecia, por decisión del Tribunal de Apelación Sueco de fecha 22 de
noviembre de 1985 sobre la interpretación del convenio colectivo celebrado
entre el Sindicato de Periodistas de Suecia y la Asociación de Casas
Impresoras, el periodista y el fotógrafo conservan sus derechos de autor y,
consecuentemente, el derecho a recibir un pago en caso de reventa de su obra a
un tercero. El Sindicato Nacional Sueco de Funcionarios Locales (SKTF)
señaló, sin embargo, que los empleadores suelen utilizar libremente las
creaciones de los miembros fotógrafos, sin que estos últimos tengan la
posibilidad de solicitar una retribución financiera especial por una
utilización que supere ampliamente lo que se había previsto al crearse la
imagen.
En Suiza, según lo dispuesto en el convenio colectivo celebrado entre la
Unión de Editores de Periódicos de Suiza francesa y la Federación Suiza de
Periodistas, a menos de existir una disposición por escrito, algunos derechos
de republicación, cesión, traducción, adaptación, etc., relativos al trabajo
firmado del periodista siguen perteneciendo a este último, y toda utilización
posterior de estos textos requiere un acuerdo por escrito entre el editor y el
autor.
Según el' Sindicato Suizo de los Medios de Comunicación (SMM), los
trabajadores de la Sociedad Suiza de Radiodifusión y Televisión (SSR) no
reciben ningún tipo de retribución especial, con excepción de algunos
convenios específicos celebrados en algunos casos con uno u otro trabajador
por una obra determinada.
En cambio, los ingresos procedentes de la
utilización de una obra con fines comerciales y lucrativos alimentan un fondo
con el que se financia el perfeccionamieno individual, y cuya utilización
obedece a normas determinadas en el contrato colectivo de trabajo. Los
requisitos exigidos para poder recurrir a este fondo están fijados en las
directrices relativas a las posibilidades complementarias de perfeccionamiento
para la promoción de la calidad de los programas
En un estado de los Estados Unidos (Hawai), donde los contratos
negociados por la asociación de periódicos contienen desde hace poco tiempo
una cláusula por la que se estipula que el periodista asalariado es el
3561d
- 60 -
propietario del producto de su trabajo, el periodista tiene derecho a percibir
honorarios si el empleador vende el trabajo a un tercero
En casi todos los países, el problema de las retribuciones especiales que
se debe abonar a los artistas, además de su remuneración habitual, suele
regularse por vía contractual.
En los convenios colectivos celebrados,
principalmente, en Argentina, Australia, Canadá, Estados Unidos, Francia,
Japón, el Reino Unido y los países nórdicos se reglamentan de manera detallada
las distintas utilizaciones que pueden darse a los trabajos realizados por los
artistas, así como la remuneración a la que cada obra da derecho. Por lo
general, en estos convenios se define una primera utilización (que puede ser,
en el caso de los músicos, un programa en determinada cadena de televisión) y
se fijan remuneraciones complementarias en caso de ampliarse esta utilización
(transmisión en otros canales) o de dársele una utilización secundaria (por
ejemplo, grabación en videograma)32.
Cálculo del importe y forma de pago
El importe de la retribución puede estar sujeto a distintas condiciones,
como el grado de dificultad que presenta la obra, la participación de la
empresa y la utilización que se le dé. En cuanto a las modalidades de pago,
al igual que para el inventor a sueldo, la retribución puede materializarse en
forma de suma a tanto alzado o global. La remuneración proporcional y
periódica se asemeja más al pago de un salario que incluye una participación
en las ganancias arrojadas por la explotación de la obra y presupone que en la
reglamentación o en los convenios colectivos se fijarán ciertas condiciones,
como la base tributaria y la tasa de la remuneración, la periodicidad de los
pagos y el momento de efectuarse el pago. Para estar en condiciones de
ejercer un control suficiente, el autor asalariado deberá estar informado de
los elementos que sirven como base de cálculo para las sumas que se le
adeuden. La indemnización a tanto alzado parece a veces más sencilla, pero en
realidad puede ser perjudicial para el autor si las ganancias obtenidas
exceden de las previsiones utilizadas como base de cálculo
En Hungría, el importe de la retribución del autor varía en la medida en
que el contrato celebrado con el tercer usuario de la obra esté comprendido
dentro del campo de actividades del empleador o no. Si no lo está, el
empleador fijará el importe que corresponde al asalariado dentro de un margen
del 60 al 80 por ciento, o del 10 al 30 por ciento para los programas de
computadora; si lo está, el empleador podrá fijar la retribución a un nivel
inferior al 60 o al 10 por ciento, en función de los gastos originados por la
creación de la obra.
Para resolver los problemas de delimitación, las
empresas definen por lo general en su reglamento las obligaciones del
trabajador y su propia esfera de actividades. El autor percibirá la totalidad
de los impuestos cuando utilice la obra con el consentimiento del empleador o
al expirar el derecho de usufructo de este último.
En la República
Democrática Alemana, según la sentencia pronunciada por el Tribunal de Leipzig
que ya ha sido citada, el importe de la retribución deberá fijarse teniendo en
cuenta todas las circunstancias que han rodeado a la creación de la obra, es
decir, que hay que tener en cuenta si la obra ha sido creada fundamentalmente
durante o fuera de las horas de trabajo, cuál es el grado de dificultad que
presenta y la ayuda suministrada por la empresa durante su creación.
En Ecuador, el importe autorizado no podrá ser inferior al mínimo legal
fijado por el Ministro de Educación Pública. Dichos importes se revisan cada
dos años. En Panamá, el trabajador que cede a su empleador sus derechos de
autor legalmente reconocidos respecto de sus obras literarias, musicales,
gráficas o de cualquier otra naturaleza, cobra el 10 por ciento de las
3561d
- 61 -
ganancias netas que obtenga el empleador durante un plazo de cinco años.
Yugoslavia, la remuneración que se abona por separado al autor a sueldo
proporcional a la medida en que la utilización de su obra haya contribuido
aumento de los ingresos, al desempeño de las actividades y a la realización
las tareas de organización de la comunidad o institución en que trabaja.
En
es
al
de
En la República Federal de Alemania, en virtud del convenio colectivo de
los periodistas, si la utilización supera lo convenido, se considerará que la
compensación es equitativa si asciende por lo menos al 30 por ciento del
producto o de las ganancias que el editor haya obtenido con la utilización de
la obra o que hubiese podido obtener con la misma. Se ha incluido un
beneficio hipotético con el fin de asegurar al periodista que también podrá
percibir una compensación equitativa en los casos en que la redacción haya
cedido los derechos de utilización con demasiada generosidad, por ejemplo, más
bajos que los precios del mercado. Según el Sindicato Alemán de Empleados
(DAG), los convenios colectivos contienen por lo general cláusulas por las que
se permite al trabajador informarse acerca de las ganancias que obtiene el
empleador con la cesión de la obra a un tercero. En Suecia, el importe de la
retribución abonada por la utilización de fotografias de prensa asciende al
35 por ciento de las ganancias obtenidas.
En líneas generales, en los convenios colectivos que celebran los
artistas intérpretes o ejecutantes se establecen dos métodos principales para
calcular los complementos de la remuneración. En virtud del primero, el
complemento se calcula en base a la remuneración inicial percibida por el
artista por su participación en la producción, según el sueldo mínimo
aplicable en el caso específico o según un "sueldo de explotación" definido en
el convenio colectivo. Por lo general, el productor paga directamente a los
artistas este tipo de complemento.
Con arreglo al segundo método, el
complemento consiste en un porcentaje de los ingresos brutos o netos obtenidos
por el productor o el distribuidor; por lo general, el sindicato competente
se encarga de efectuar el pago. En casi todos los países, por ejemplo en
Argentina, Francia, el Reino Unido y Suecia, existe la posibilidad de
compensar con un ajuste la depreciación sufrida como consecuencia del lapso, a
veces importante, transcurrido entre una utilización y otra.
Otras formas de compensación
Además de las retribuciones financieras, los creadores asalariados
reciben a veces otras recompensas, como por ejemplo ventajas en cuanto a su
carrera, derechos en el ámbito laboral, facilidades en el campo de la
enseñanza y de la vivienda y beneficios fiscales. Estas ventajas compensan a
veces las retribuciones en efectivo, pero también pueden ser la única forma de
retribución.
Con frecuencia, se otorgan a los creadores asalariados ventajas
relacionadas con su carrera, como por ejemplo en Australia, Canadá, y en los
Estados Unidos.
En Australia, según la Organización Australiana de
Investigación Científica e Industrial (CSIRO), se ha instituido un sistema de
promoción acelerada a modo de recompensa por un trabajo científico destacable,
que se haya patentado o no. En los Estados Unidos, donde los sistemas
voluntarios de recompensas creados por los empleadores establecen a menudo
ventajas no financieras, que pueden sustituir las recompensas financieras o
agregarse a las mismas, la promoción acelerada del inventor o del creador
constituye una de las formas de estimular la creación. En las universidades,
3561d
- 62 -
sobre todo, los esfuerzos de investigación y la productividad
reconocen mediante promociones, que a su vez dependen de aquéllos
creadora se
En algunos paises, el inventor asalariado recibe distintos derechos en el
campo laboral. En la URSS, por ejemplo, tiene derecho a participar en los
preparativos previos a la explotación de su invención y, a tales efectos, se
le conceden algunas ventajas, como la de quedar temporalmente eximido de su
trabajo principal, y seguir cobrando un salario por lo menos igual al salario
medio que recibía por su trabajo; si la preparación previa a la explotación
se efectúa fuera de las horas de trabajo, el salario del inventor se fija de
común acuerdo entre las partes. Cuando la preparación previa a la explotación
de la invención se realiza fuera del lugar de trabajo permanente del inventor,
también se exime a este último de su trabajo principal, conservándosele su
puesto y todos los derechos y privilegios inherentes al mismo, pues se
considera que el trabajo sigue efectuándose ininterrumpidamente.
Si la
explotación de la invención exige la introducción de nuevas normas y tarifas,
el inventor recibe un salario complementario. Las invenciones que se explotan
se inscriben en la cartilla de trabajo del autor. En Checoslovaquia existen
disposiciones semejantes.
El inventor asalariado tiene a veces derecho a gozar de vacaciones
especiales complementarias, como en Bulgaria, donde se le otorgan seis días de
vacaciones complementarias durante cinco años si su invención ha sido
explotada; si la invención permite obtener ganancias importantes, es decir,
superiores a un mínimo determinado, se le pueden conceder hasta doce días
complementarios de vacaciones.
En ciertos países, el autor de una invención goza de privilegios en
cuanto a la obtención de diplomas y de facilidades relacionadas con la
enseñanza y la admisión en puestos de trabajo. En Bulgaria, por ejemplo, el
trabajador cuya invención se explota tiene derecho a recibir un trato
preferencial, pudiendo especializarse o perfeccionarse dentro del país o en el
extranjero, ser admitido en instituciones de enseñanza especializada, obtener
determinados empleos o participar en concursos para acceder a un puesto de
trabajo en una organización de investigación.
Si su invención arroja
ganancias considerables, tiene derecho a recibir un trato preferencial para
obtener una beca. En Checoslovaquia también goza de ciertas ventajas, por
ejemplo, respecto de la asignación de becas o de su admisión en instituciones
de enseñanza, donde podrá perfeccionar su formación profesional;
estas
ventajas también consisten en facilitarle el acceso a un empleo y la
participación en concursos de admisión a distintos puestos de trabajo. En la
URSS, el autor de una invención que ha sido explotada tiene derecho a ser
admitido fuera de concurso en instituciones de enseñanza superior; cuando se
trata de una invención de gran relevancia para la economía nacional, su autor
podrá presentarla como tesis a fin de obtener el título de candidato o de
doctor en ciencias. Aunque no posean el título de candidato en ciencias, las
personas que hayan adquirido fama gracias a sus invenciones podrán defender su
tesis de oficio para obtener directamente el título de doctor. En casos
excepcionales, el autor de una invención podrá ser honrado con el título de
candidato o de doctor sin haber presentado una tesis. Además, será tenido en
cuenta de manera preferencial al elegirse especialistas para ser enviados en
misión a otras empresas, organismos o instituciones, o a exposiciones
especializadas.
En algunos países, el inventor asalariado goza de ventajas en materia de
vivienda. Siguiendo con la URSS, el inventor emérito y el autor de una
invención de gran importancia para la economía tienen derecho a una superficie
de vivienda suplementaria. En Checoslovaquia, los inventores escapan a las
restricciones impuestas por la ley en materia de vivienda, principalmente en
3561d
- 63 -
lo que se refiere al otorgamiento de una vivienda y a la determinación de su
superficie. En Bulgaria, el autor de una invención que ha sido explotada goza
de un trato preferencial para obtener un préstamo a fin de construir una
vivienda o, si la invención permite obtener ganancias importantes, para que se
le asigne una vivienda.
Con miras a fomentar la actividad de inventiva, algunos países ofrecen
ventajas fiscales al autor de una invención, exonerándolo total o parcialmente
del pago del impuesto a la retribución. En la República Federal de Alemania,
por ejemplo, se exonera de impuestos a toda retribución cuyo importe ascienda
como máximo a 10 000 marcos. Por encima de esta suma, se aplica una tasa de
20 por ciento, como para los ingresos que gozan de ventajas fiscales. En
Bulgaria, la retribución está exenta de impuestos. Lo mismo sucede en la
URSS, si no es superior a 1 000 rublos. En el caso de importes superiores, el
impuesto se calcula basándose en la retribución total, deduciéndose
1 000 rublos por cada invención.
Por último, el inventor a sueldo recibe con frecuencia distinciones
honoríficas, recuerdos decorativos u otros obsequios.
En Australia, por
ejemplo, se entregan condecoraciones a los investigadores de mérito. En los
Estados Unidos, los empleadores otorgan títulos honoríficos ("Fellow" en la
empresa IBM, por ejemplo) o recompensan al inventor admitiéndolo entre los
miembros de una asociación de prestigio o de un club de inventores.
En Checoslovaquia, podrán otorgarse títulos honoríficos y distinciones al
autor de una invención para la cual se haya extendido un certificado de autor
y cuya utilización permita a la empresa obtener ganancias importantes.
*
*
*
Se reconoce en casi todas partes la necesidad de recompensar el esfuerzo
de creación cuando los derechos sobre una creación pertenecen al empleador o
le son transferidos. Las opiniones difieren, sin embargo, respecto de la
conveniencia de crear sistemas de retribución obligatorios, que se impongan
por vía legislativa o reglamentaria.
Por lo que se refiere a las invenciones de asalariados en los Estados
Unidos, por ejemplo, el Consejo para la Promoción del Comercio Internacional y
la empresa Procter y Gamble - que se remite a la posición de la Asociación
Nacional de Fabricantes - consideran que debería efectivamente alentarse a
los empleadores a recompensar a los inventores asalariados; no obstante, no
se les debería someter a una legislación que restrinja su libertad contractual
en la materia.
Según los organismos citados anteriormente, los pagos
obligatorios
tendrían consecuencias nefastas en la investigación, la
innovación y el proceso creador, en razón no sólo de su profunda iniquidad,
sino porque plantearían complicados problemas administrativos y tenderían a
favorecer la investigación a corto plazo y de gran potencial comercial, en
perjuicio de la investigación fundamental a largo plazo
En cambio, el Comité de Coordinación Internacional de los Ingenieros,
Cuadros y Técnicos (CLIICT) opina que las formas de calcular la retribución
especial (o el precio de la cesión del derecho de explotación) deberían
regularse con carácter obligatorio para asegurar una remuneración equitativa y
una participación real. Esta retribución debería fijarse en función del valor
de explotación, teniendo en cuenta el grado de interés que presenta la
invención para la empresa, las economías y el aumento dé productividad que
permita realizar, así como la magnitud de la protección de que pueda
3561d
- 64 -
beneficiar. Debería fijarse en un plazo razonable y poder ser revisada, y
debería informarse al asalariado acerca de los elementos que han intervenido
en el cálculo. No deberían tomarse en cuenta las funciones ni la situación
del asalariado en la empresa para reducir la retribución.
La Federación Internacional de Empleados, Técnicos y Profesionales (FIET)
insiste, por su parte, en la necesidad de adoptar normas que garanticen el
pago de una retribución correcta a los trabajadores por sus esfuerzos de
invención. Considera que, a veces, resulta más ventajoso para el asalariado
transferir algunos de sus derechos al empleador, pero únicamente con la
condición de recibir una indemnización adecuada
Respecto de los autores asalariados, su situación está menos reglamentada
que la de los inventores y, por lo general, las legislaciones que se refieren
a esta cuestión tratan sobre todo de eliminar la desproporción existente entre
su salario y las ganancias que obtiene el empleador con sus obras. Por
consiguiente, los derechos pecuniarios suelen otorgárseles principalmente por
vía contractual. Cabe destacar que los periodistas y, principalmente, los
artistas intérpretes o ejecutantes ya han obtenido algunos resultados
alentadores, gracias a los numerosos convenios colectivos que han celebrado
sus organizaciones.
Notas
1
Association of Corporate Patent Counsel (ACPC):
Inventor award
survey (febrero de 1978). A escala federal, en 1983 se presentó ante la
Cámara de Representantes un proyecto de ley sobre las invenciones de
asalariados y el importe de la compensación que deberá abonarse en tales casos.
2
Según las informaciones comunicadas por los gobiernos, así ocurre en
Australia, Canadá, Colombia, Finlandia, Francia, Marruecos y Pakistán.
3
OIT:
Código Internacional del Trabajo
vol. II, anexo, págs. 256 y siguientes.
1951
(Ginebra, OIT, 1954),
4
Véase Phillips, J.:
"Employees' inventions:
An analysis of the
nature of the subject", en la obra publicada bajo su dirección: Employees'
inventions - a comparative study (Sunderland, Fernsway Publications, 1981),
págs. 25-27;
Neumeyer, F.:
"Los derechos de los asalariados sobre sus
invenciones:
estudio
comparativo
de algunas
legislaciones", Revista
Internacional del Trabajo (Ginebra, OIT), enero de 1961; OIT: Le personnel
scientifique et technique hautement qualifié, Conditions d'emploi et de
travail (Ginebra, 1974); ídem: Condiciones de empleo y de trabajo de los
trabajadores intelectuales (Ginebra, 1977), y Cornwell, S.C.:
"Derechos de
los asalariados sobre sus innovaciones", Revista Internacional del Trabajo,
julio-septiembre de 1980.
5
Davis-Ferid, H.:
"The employed inventor under United Kingdom and
Germán Law" European Intellectual Property Review (Londres), 1981, núm. 4,
pág. 102.
La clasificación de los distintos tipos de invenciones y su
definición, así como los derechos materiales y el campo de aplicación de las
disposiciones legislativas, se examinan en el capítulo II. Por consiguiente,
el presente capítulo sólo tratará de la terminología general que se usa
habitualmente; para conocer el alcance exacto de estas expresiones en los
distintos países, deberá consultarse el capítulo correspondiente.
3561d
- 65 -
Federación Internacional de Empleados, Técnicos y Profesionales
(FIET):
Los derechos del inventor asalariado:
una guía para los
sindicalistas (Ginebra, 1981).
8
Doi, T.: "Employees' inventions: The law and practice in Japan",
AIPPI Journal, Tokio (Asociación Internacional para la Protección de la
Propiedad Industrial), junio de 1981, págs. 47-74.
9
Confederación Francesa de Personal Dirigente (CGC): Guide juridique
du personnel d'encadrement, París, "Le Creuset", vol. I, pág. 199.
Véase más adelante:
"Otras formas de compensación".
11
Orstom, decreto de fecha 2 de octubre de 1985;
fecha 9 de diciembre de 1959.
CNRS, decreto de
12
Schade, H.:
"Droit et pratique
de
l'invention
d'employé
en
République fedérale d'Allemagne", La propiété industrielle, septiembre de 1972.
13
Tribunal Supremo, decisión de fecha 15 de febrero de 1977.
Ohman, B.:
1982, pág. 88.
"Compensating for innovations", Les nouvelles, junio de
Informaciones facilitadas por
Correos, Telégrafos y Teléfonos (PTTI).
la
Internacional
del
Personal
16
Tribunal de Shertogenbosch, 4 de junio de 1980, N.J., 1982, núm. 30.
17
El tribunal concedió al inventor una suma de 300 000 F.F.
18
CGC, op. cit., pág. 200.
19
Federación Sindical
salarié (Praga, 1975).
20
Mundial
(FSM):
Les
droits
de
de
l'inventeur
CGC, op. cit., pág. 202.
21
Bouju, A.: "Regards sur l'actuel régime des inventions de salaries
en France", La propiété industrielle, mayo de 1985, pág. 214.
22
Doi, op. cit.
23
Según la Confederación de Empleadores de Suecia, la comisión
especial constituida para examinar los litigios en materia de invenciones de
asalariados trató un solo caso sobre el importe de la remuneración desde la
entrada en vigor del convenio colectivo.
24
FSM, op. cit.
25
Estudio del ACPC (véase la nota 1).
26
Véase, por ejemplo, Cuvillier, R.: "Salariat et droit d'auteur", Le
droit d'auteur (Ginebra, OMPI), abril de 1979, págs. 121-133; Limperg, Th.:
"Les droits des employés en leur qualité d'auteurs", ibíd., septiembre de
1980, págs. 235-243; Fabiani, M.:
"La protection des droits des auteurs
salaries", Interauteurs (París, CISAC), 1981, núm. 92, págs. 63-65.
27
3561d
Cuvillier, op. cit., pág. 132.
- 66 -
Guerassimov, E.:
"Les bases du droit d'auteur dans les
socialistes", Bulletin du droit d'auteur (París, UNESCO), 1986, núm. 213.
pays
29
Decreto-ley núm. 63/85 y ley núm. 45/85 de 17 de septiembre de 1985,
texto recapitulativo en anexo a la ley, Diario do Governo (Lisboa), núm. 214,
17 de septiembre de 1985.
Los recursos de este fondo no se hallan únicamente a disposición de
los colaboradores que entran perfectamente en la definición de autores que da
la ley, sino también de los que participan en la creación de la obra según
modalidades que no dependen del derecho de autor.
Federación
Internacional
de
(Bruselas), febrero de 1987, pág. 2.
Periodistas:
En
línea
directa
32
Podrá encontrarse un examen pormenorizado de estos convenios en dos
documentos preparados, respectivamente, para la novena y la décima reuniones
ordinarias del Comité Intergubernamental de la Convención de Roma; véase
OIT/UNESCO/OMPI: Evolución de la legislación y situación de los convenios
colectivos en la esfera de la protección de los artistas intérpretes o
ejecutantes, los productores de fonogramas y los organismos de radiodifusión
(Ginebra, 1983; doc. mimeografiado OIT/UNESCO/OMPI/ICR.9/3) y Evolución de la
legislación, situación de los convenios colectivos, situación de los acuerdos
bilaterales y de los arreglos concertados por las sociedades de percepción y
de distribución en la esfera de la protección de los artistas intérpretes o
ejecutantes, los productores de fonogramas y los organismos de radiodifusión
(París, 1985; doc. mimeografiado OIT/UNESCO/OMPI/ICR.10/5).
33
Véase OIT, UNESCO, OMPI: Compte rendu, Reunión de consulta sobre la
cuestión de la titularidad del derecho de autor y sus consecuencias en las
relaciones entre empleadores y autores empleados o asalariados (Ginebra,
1982; doc. mimeografiado IL0/UNESC0/WIPE/SA/CM/6), párrafos 85-87.
Véase, por ejemplo, Universidad
(Arlington, 1984) y Doi, op. cit.
de
Texas:
Tenure
and
Promotion
Informaciones facilitadas junto con la respuesta del Gobierno de los
Estados Unidos.
36
3561d
FIET, op. cit.
- 67 -
CAPITULO IV
DERECHOS MORALES
Los derechos morales son inmateriales y personales y vinculan la
invención,
la
obra
o
la
interpretación
artística
con
su autor,
independientemente de todo derecho de propiedad o de utilización. Normalmente
son inalienables y tienen una importancia capital para todos los creadores, ya
sean independientes o asalariados. Aparte del reconocimiento formal de su
actividad inventiva o creadora, desempeñan para ellos una importante función
profesional en la medida en que pueden favorecer su carrera tanto en la
empresa o la organización que los emplean como en caso de cambio de puesto de
trabajo. Esta función es incluso decisiva para determinados creadores, como
los periodistas y los artistas intérpretes o ejecutantes, cuya carrera y
condiciones de empleo, si no el empleo mismo, dependen de su notoriedad. El
reconocimiento de la condición de inventor o de autor tiene asimismo una
importancia económica para los trabajadores; en efecto, dicho reconocimiento
condiciona en ocasiones el otorgamiento de derechos y de ventajas pecuniarias.
El contenido de los derechos morales difiere según que el creador sea el
autor de una invención o de una obra. Una vez divulgada y explotada la
invención, los derechos morales de su autor (independiente o asalariado) se
resumen principalmente en el derecho al reconocimiento de su calidad de
inventor a través de la mención de su nombre en el título de propiedad que es
la patente o en todo otro documento conforme a las reglamentaciones
nacionales. Ya se ha hecho observar que la OIT subrayó desde muy pronto la
importancia de garantizar este derecho al inventor asalariado.
Así, la
Comisión Consultiva de los Trabajadores Intelectuales, en su segunda reunión
(1929), adoptó una resolución según la cual en toda patente se debía indicar
el nombre del autor o de los autores de una invención, si podían
determinarse. En la resolución se precisaba que ningún convenio contrario
podía privarles de este derecho. Otra resolución adoptada algunos años más
tarde por la Comisión Consultiva de los Empleados en su primera reunión (1931)
y reafirmada por la Comisión en su segunda reunión (1933) disponía que el
nombre del inventor debía figurar en todos los documentos oficiales relativos
a la protección del inventor y siempre que se mencionara esta protección, si
el inventor asalariado no era el titular del derecho de patente sobre su
invención1.
En el ámbito de las obras literarias, científicas o artísticas protegidas
por el derecho de autor, como en el de las interpretaciones artísticas, los
derechos morales están estrechamente vinculados al hecho de que lo que se
expresa y está en juego es la personalidad misma de su creador. Por eso le
son reconocidos de ordinario varios derechos morales. El primero de ellos es,
como en el caso del inventor, el derecho a reivindicar la paternidad de la
obra que ha producido, lo que implica para el autor el derecho de que su
nombre figure en toda reproducción o comunicación de su obra, y el derecho a
permanecer anónimo o utilizar un seudónimo. El segundo es el derecho de
oponerse a toda modificación de su obra que atente contra su reputación. En
tercer lugar, al creador se le reconoce, en su condición de único juez de la
calidad de su trabajo, el derecho de divulgar o no la obra de la que es
autor. En diversos países la legislación prevé el derecho de retirada o de
arrepentimiento, lo que le permite oponerse a que se siga utilizando su obra
mediante indemnización a quien tiene el derecho de hacerlo.
Cuando el creador es asalariado, se plantean dos cuestiones: se trata no
sólo de saber cuáles son sus derechos morales sobre el producto de su trabajo
3561d
- 68 -
(invención, obra, interpretación o ejecución artística), sino también de
examinar los problemas particulares que se plantean al respecto derivados de
los vínculos de subordinación jurídica que le unen con el empleador así como
las soluciones que se han adoptado para garantizar sus derechos, sin olvidar
los derechos de explotación de la invención o de la obra que le corresponden
al empleador ni los intereses de éste en la cuestión. Examinaremos a
continuación estas cuestiones, distinguiendo dos situaciones: la del inventor
y la del autor asalariado.
Derechos morales del inventor
En ausencia de una normativa social que garantice al trabajador el
derecho al reconocimiento de su condición de inventor y el de que su nombre
figure asociado a su invención, son varios los instrumentos relativos a la
propiedad industrial que consagran a nivel internacional el principio que
reconoce este derecho al inventor en general, concretamente el Convenio de
París para la protección de la propiedad industrial , el Convenio sobre la
concesión de patentes europeas (Munich, 1973) y el Convenio comunitario
sobre patentes (Luxemburgo, 1975 ) A .
La ley tipo de la OMPI para los países
en desarrollo sobre invenciones también estipula claramente que el inventor
será mencionado como tal en la patente, a menos que, en una declaración
escrita, indique que no desea ser mencionado, y precisa que "cualquier promesa
o compromiso del inventor respecto a cualquier persona de efectuar tal
declaración, carecerá de todo efecto jurídico" .
El derecho al nombre del inventor goza asimismo en general de un amplio
reconocimiento en el plano nacional. En diferentes países, el reconocimiento
de la condición de inventor del trabajador tiene además su origen en
disposiciones legales de carácter general que prevén que en la solicitud de
patente o en la patente misma debe figurar el nombre del verdadero inventor.
Entre tales países figuran la República Federal de Alemania, Australia,
Austria, Barbados (en el caso del creador de un dibujo o de un modelo
industrial), Canadá (sector privado), Chile, Colombia, España, Estados Unidos,
Finlandia, Ghana, Israel, Perú, Reino Unido, Sri Lanka y Suiza.
En algunos de estos países, las medidas que rigen las solicitudes de
patente garantizan el respeto de este derecho. En Australia, por ejemplo,
tales solicitudes deben ir acompañadas de una declaración que indique el
nombre del verdadero inventor. En Canadá debe mencionarse al inventor cuando
se pretente la obtención de una patente o el registro de un dibujo
industrial.
En el sector público se aplican medidas especiales;
el
reglamento sobre las invenciones realizadas por los funcionarios prevé, en
efecto, que la patente relativa a una invención que corresponde por derecho a
la Corona sea extendida a nombre de ésta. En Chile, el nombre del autor de
una invención o de un dibujo o modelo industrial debe igualmente figurar en
los documentos presentados con el fin de obtener el título de propiedad
correspondiente.
En los Estados Unidos, toda solicitud de patente debe
proceder de su inventor. En su respuesta al cuestionario de la Oficina, el
Gobierno de Finlandia indicó que, en virtud de la antigua ley de 1943 sobre
patentes, el inventor tenía siempre el derecho de
reivindicar
el
reconocimiento de su condición de inventor; la legislación actual se limita a
estipular que su nombre debe figurar en la solicitud de patente.
En otros países, la legislación precisa que el nombre del verdadero
inventor debe aparecer en la patente misma. Así ocurre, por ejemplo, en la
República Federal de Alemania, en Austria, donde el inventor tiene derecho a
3561d
- 69 -
ser mencionado como tal en la inscripción en el registro de patentes, en la
publicación oficial de la solicitud, en el certificado de patente, en la
notificación de su concesión y en la patente, aunque la solicitud la presente
otra persona (incluido el empleador), en España y en Nigeria donde el inventor
tiene derecho a figurar como tal en la patente frente al titular de esta
última;
en Reino Unido, donde el solicitante de la patente tiene la
obligación bien de declarar el nombre del inventor, bien de nombrar la persona
o el grupo de personas a quien él cree corresponde la verdadera autoría del
invento, y en Suiza, donde este derecho se encuentra indisolublemente
vinculado con el inventor.
En otro grupo de países, el derecho al nombre del autor asalariado de una
invención está explícitamente consagrado por la legislación. Tal es el caso,
por ejemplo, de Egipto, Iraq y Kuwait, donde el nombre del trabajador creador
de la invención debe figurar en la patente. Lo mismo ocurre en Brasil, cuando
el empleador y el trabajador son copropietarios de la invención (en la
solicitud de patente figura el nombre de ambos). En Italia, el Código Civil y
la ley sobre patentes consagran el derecho del trabajador a ser reconocido
como autor de la invención o del modelo de utilidad que ha producido en el
marco de su empleo; la aplicación de este derecho está garantizada por la
mención de su nombre en la solicitud de patente y en el registro de patentes.
En Francia, la antigua formulación de la ley sobre patentes sólo contemplaba
este derecho de una manera general; su nueva redacción (1978) estipula que el
inventor, sea o no asalariado, debe figurar como tal en la patente (también
puede oponerse a que se mencione su nombre); en su respuesta al cuestionario
de la Oficina, el Gobierno de este país puntualizó que el trabajador disponía
de este derecho cuando la patente la tomaba el empleador, cualesquiera que
fuesen la clasificación y el destino de la invención. En México, el Código
del Trabajo reconoce al inventor el derecho a que se mencione su nombre. En
los Países Bajos, todo trabajador autor de una invención cuya propiedad
corresponde a su empleador tiene el derecho de figurar como inventor en la
patente. En Portugal, el nombre del inventor debe aparecer en la solicitud de
patente y en la patente; el del trabajador que ha realizado un dibujo o
modelo industrial también debe figurar en los documentos necesarios para su
registro.
En los países de Europa del Este el derecho a figurar como inventor está
garantizado por el otorgamiento de un certificado que atestigua que el
asalariado es el autor de la invención. Ese es el caso, por ejemplo, de
Bulgaria, Checoslovaquia y la URSS, donde la duración de la protección que el
documento confiere es ilimitada. También se extienden tales certificados a
los autores de propuestas de racionalización (en Bulgaria, Rumania,
Checoslovaquia y la URSS), de dibujos o de modelos industriales (en la
República Democrática Alemana, Checoslovaquia y la URSS), de innovaciones (en
Hungría y Rumania) y de descubrimientos (en Checoslovaquia y la URSS). En
Hungría y en la República Democrática Alemana se nombra al inventor en la
patente. En estos diferentes países, el inventor disfruta también de otros
varios derechos que garantizan el reconocimiento moral de su actividad
creadora: por ejemplo, el de dar su nombre (o el nombre de su elección) a la
invención, como en la URSS, el de que su nombre figure en la publicidad de la
invención y del dibujo o el modelo industrial que ha creado y en su
explotación, o incluso el de recibir títulos honoríficos o universitarios,
como en la República Democrática Alemana; en su respuesta al cuestionario de
la Oficina, el Gobierno de este país hizo observar que las diversas
modalidades de reconocimiento moral tenían considerables
consecuencias
prácticas; el título de inventor emérito se otorga anualmente en el país a
los autores de las invenciones más importantes. Lo mismo ocurre en la URSS,
donde más de 2 300 títulos de inventor emérito han sido concedidos desde 1981,
año en que se instituyó el título.
3561d
- 70 -
El reconocimiento de su condición de inventor tiene una gran importancia
profesional y económica para el trabajador.
Si bien parece que las
legislaciones nacionales reconocen ampliamente el derecho a la mención de su
nombre, su aplicación práctica puede plantear diversos problemas, en
particular cuando no es preceptivo o cuando la solicitud de patente procede de
alguien que no es el inventor (en este caso, el empleador). Por ello los
sindicatos estiman no sólo que el trabajador debe figurar como inventor en la
patente o en todo otro documento equivalente, sino también que su nombre y el
de los coinventores, si los hubiere, deben ser mencionados cuando es el
empleador en persona quien solicita la patente . Los principios rectores
para una reglamentación internacional adoptados en 1966 por la Federación
Internacional de Empleados, Técnicos y Profesionales (FIET) prevén, por otra
parte, que todo acuerdo que se concierte entre el empleador y el empleado
antes o durante el periodo de empleo por el cual el trabajador renuncia a
figurar como inventor carece de validez .
Ya se ha visto que diversas reglamentaciones tienen en cuenta esas
consideraciones al estipular que la solicitud de patente debe mencionar
obligatoriamente al inventor o ir acompañada de una declaración que lo
identifique, o incluso al garantizar explícitamente el derecho del trabajador
a que su nombre figure en la patente o en todo documento análogo. En algunos
países esta mención es preceptiva y ni puede renunciar a ella el inventor ni
puede ser objeto de un acuerdo de renuncia entre éste y el titular de la
patente. Tal es el caso, por ejemplo, de Austria, donde el derecho del
inventor a figurar como tal en la patente es inalienable y la renuncia al
mismo carece de validez jurídica, de Barbados, donde todo convenio contrario
al derecho del creador de un dibujo o modelo industrial de hacer inscribir su
nombre en el registro correspondiente se considera carente de validez, de
Italia, donde este derecho es inalienable e intransmisible, de Israel, donde
también carece de validez toda disposición en virtud de la cual el inventor
renuncie al derecho de exigir la mención de su nombre. Lo mismo ocurre en los
Países Bajos respecto a toda estipulación contraria al derecho del trabajador
de figurar como inventor en la patente.
En otros países, por el contrario, el inventor puede renunciar a que
figure su nombre - lo que, por otra parte, prevé la ley tipo de la OMPI para
los países en desarrollo - o concluir un acuerdo con el empleador en tal
sentido. Esta renuncia o este acuerdo deben hacerse por lo general por
escrito y presentarse en la Oficina de Patentes. Así, en Francia, aunque el
empleador que decide adoptar una patente no puede impedir al asalariado que su
nombre figure en ella como inventor, el trabajador puede renunciar, mediante
acuerdo escrito entregado a su empleador, a que su nombre sea mencionado. En
Colombia y en Perú (países signatarios del Acuerdo de Cartagena ya
mencionado), el inventor puede declarar que se opone a que su nombre figure en
la patente. En Sri Lanka el inventor tiene derecho a ser mencionado en cuanto
tal en la patente, a menos que declare por escrito que no lo desea; ningún
contrato puede modificar estas disposiciones.
Cuando la invención se debe a un trabajo en equipo, la identificación del
autor o de los autores puede, por lo demás, dificultar la aplicación efectiva
del derecho a la mención del autor. Se ha subrayado la importancia de esta
cuestión en varias respuestas y observaciones comunicadas a la Oficina, por
ejemplo, por parte del Consejo Internacional Económico del Canadá, según el
cual es frecuente que los empleadores no puedan designar a todos los empleados
que puedan haber participado en una invención. Por su parte, el Consejo para
la promoción del comercio internacional de los Estados Unidos hizo observar
que la materialización de una invención no constituye más que una etapa del
proceso de creación; no sería justo para todos aquellos que colaboran en tal
3561d
- 71 -
proceso y en la aplicación de una invención no destacar más que al inventor
"legal".
Cuando la atribución de la invención a un trabajador o a varios de ellos
se presenta difícil o incluso imposible, en ocasiones son los nombres de todos
los miembros del equipo los que figuran en la patente o el documento
equivalente, como lo recomiendan la Federación Sindical Mundial (FSM) y el
Comité de Coordinación Internacional de los Ingenieros, Cuadros y Técnicos. A
este respecto, la Sociedad de Fomento de las Invenciones de la República
Federal de Alemania y la Unión de Empleados Administrativos y Técnicos de la
Industria (SIF) de Suecia han llamado, no obstante, la atención sobre
determinados abusos y, en particular, sobre el hecho de que en numerosos casos
sea el jefe del departamento en el que trabaja el inventor quien reivindica y
con frecuencia obtiene el estatuto de coinventor, sin una verdadera
justificación.
La SIF ha subrayado además el problema que plantea la
creciente tendencia de los empleadores a considerar que el invento es el
resultado de un trabajo en equipo, lo que entraña desacuerdos sobre la
determinación de quién o quiénes deben ser considerados como inventores y, por
consiguiente, sobre el reparto de la compensación económica a la que da
derecho la invención.
Las vías de recurso de que el trabajador dispone en caso de omisión o de
error en la designación del inventor o de los inventores tienen evidentemente
una gran importancia, al margen del origen de la omisión o del error en
cuestión (voluntario o involuntario, debido a las dificultades de identificar
al inventor o los inventores, etc.), y ello tanto más cuanto que las oficinas
de patente generalmente no pueden controlar y apreciar a priori las
informaciones que se les comunican a este respecto. Así, en Italia, la ley
sobre patentes estipula explícitamente que no corresponde a la Oficina Central
de Patentes verificar la exactitud de la designación del inventor; se limita
a corregir una designación incompleta o errónea cuando una decisión judicial
la corrobora inscribiéndola en el registro de patentes y publicando el aviso
correspondiente.
Cuando la designación del autor o los autores de la invención es errónea
o cuando se ha omitido el nombre de uno de ellos, corresponde a los
trabajadores solicitar que se proceda a una rectificación dirigiéndose al
tribunal competente o a la Oficina de Patentes. En la República Federal de
Alemania las violaciones al derecho de designación dan lugar al derecho de
corrección; en su respuesta al cuestionario de la Oficina, el Gobierno
puntualizó que todavía no se había planteado ningún problema a este respecto.
En Austria incumbe al trabajador probar su condición de inventor en caso de
error o de omisión. En los Estados Unidos el error intencionado en la
designación con el fin de atribuirse la autoría de una invención o de adquirir
ilegalmente derechos sobre ella se considera un fraude y es motivo de
invalidación de la patente;
su carácter fraudulento perdura aunque el
verdadero inventor haya dado su consentimiento a dicha designación.
En
Francia, en caso de error constatado por una decisión judicial el trabajador
puede dirigirse al Instituto Nacional de la Propiedad Industrial para pedir
una rectificación. En el Reino Unido, el encargado de resolver la cuestión es
el "Comptroller" de la Oficina de Patentes. En la URSS, el certificado de
autoría de una invención puede invalidarse total o parcialmente si no se
menciona correctamente al inventor o los inventores.
Evidentemente, no se puede garantizar el reconocimiento de la condición
de inventor del trabajador y su derecho a ser mencionado si el empleador
decide no solicitar la patente. Si bien el inventor independiente es libre de
disponer a su antojo de su invención, esto es, de hacerla pública o, por el
contrario, de mantenerla en secreto, muy otra es la situación del autor
3561d
- 72 -
asalariado de una invención de servicio o dependiente. Como se ha indicado,
este último debe comunicarla a su empleador, a quien corresponde la decisión
de ejercer los derechos que se le reconocen sobre ella, en concreto el de
tomar una patente o renunciar a ella, explotarla o no, proceder a las
modificaciones que puedan resultar necesarias para su utilización industrial o
incluso mantenerla secreta.
Las informaciones y observaciones facilitadas por varios gobiernos
destacan que al empleador le asisten todos los derechos para realizar todas
las modificaciones que pudieran resultar necesarias con el fin de elaborar y
explotar la invención. Por ejemplo, el Gobierno de Austria indicó que en
principio el empleado no tiene ningún derecho sobre la explotación de los
resultados de su trabajo; en virtud del contrato de trabajo, la libre
explotación de estos resultados corresponde el empleador, aunque con
determinadas restricciones. Igualmente, el Consejo Económico Internacional
del Canadá e IBM-Canadá han hecho observar que la empresa puede aportar todas
las modificaciones y proceder a todas las adaptaciones de la invención que
estime necesarias. En los Estados Unidos, las objeciones del trabajador a la
utilización o a la modificación de su invención no se admiten en calidad de
tales.
La obligación de mantener el secreto que incumbe al trabajador autor de
una invención hasta que el empleador decida solicitar o no una patente y
explotarla, con frecuencia le obliga además a no divulgar los resultados de su
trabajo. Asi, en Australia, las personas que prestan sus servicios en la
Organización de Investigación Cientifica e Industrial de la Commonwealth
(CSIRO) tienen derecho a que su nombre figure en las publicaciones relativas a
sus actividades y a publicar documentos en las revistas cientificas de su
elección previa presentación de los mismos al comité de publicación de la
organización; no obstante, si se tiene la intención de tramitar una solicitud
de patente o de comercializar los resultados de sus trabajos, puede
suspenderse temporalmente toda publicación relativa a éstos.
A este respecto, se observará que la recomendación relativa a la
situación de los investigadores cientificos preconiza que éstos tengan la
libertad y el estimulo de publicar los resultados de sus trabajos; deberían
limitarse al máximo las restricciones a este derecho, "sin perjuicio del
interés público y de los derechos de sus empleadores y colegas" . La
importancia de este derecho fue subrayada por la Organización Central de
Asociaciones Profesionales (AKAWA) de Finlandia, según la cual los científicos
deberían hacer valer su derecho de publicar el resultado de sus
investigaciones con su nombre y de la manera que deseen.
Para terminar, se mencionará el aspecto particular del derecho moral que
concierne a la posibilidad general de que el autor de una invención se
manifieste sobre la utilización de la misma. Se trata de una cuestión de
ética sin duda importante y que interesa a todo inventor, ya sea independiente
o asalariado, pero que desborda el marco del presente informe. Por tanto, en
estas páginas se indicará solamente que de ella se ocupa, en el plano
internacional, la recomendación arriba citada de la UNESCO sobre los
investigadores científicos, que proconiza que los Estados deben esforzarse por
crear condiciones que permitan a los investigadores "expresarse libremente
sobre el valor humano, social o ecológico de ciertos proyectos y, en última
instancia, retirarse de ellos si su conciencia así se lo dicta" (apartado c)
del párrafo 14). Igualmente, la FSM y el Comité de Coordinación Internacional
de los Ingenieros, Cuadros y Técnicos han recomendado que el inventor
asalariado tenga la posibilidad de oponerse a la explotación de su invención
si considera que su utilización es contraria a la conservación del medio
ambiente y al mantenimiento del progreso, la higiene y la seguridad de la
3561d
- 73 -
humanidad o puede tener consecuencias sociales negativas para los trabajadores
y que para que pueda ejercer esa oposición, tenga derecho a participar en la
adopción de decisiones sobre la utilización de su invención
Ya se ha indicado, sin embargo, que una vez que la empresa ha divulgado y
explotado su invención, el inventor asalariado no puede normalmente oponerse
ni a su explotación ni a las modificaciones que se estimen necesarias para la
explotación. No obstante, en determinados países se le reconoce el derecho de
participar en la elaboración y en la explotación de la invención de la cual es
autor. Así ocurre en particular en la URSS, en virtud de las disposiciones
legales aplicables no sólo a las invenciones, sino también a los dibujos y
modelos industriales y a las propuestas de racionalización.
Derechos morales del autor
En el plano internacional, los derechos morales del autor se abordan en
el Convenio de Berna para la protección de las obras literarias y artísticas,
adoptado en 1886 y revisado varias veces con posterioridad; este Convenio
establece que, con independencia de los derechos patrimoniales e incluso con
posterioridad a su cesión, el autor en general conserva el derecho a
reivindicar la paternidad de su obra y a oponerse a toda deformación,
mutilación o cualquier otra modificación de su obra, o a toda manipulación que
atente contra su honor o su reputación. Otros instrumentos internacionales
reconocen asimismo derechos morales a determinadas categorías de creadores,
como los artistas o los traductores. La ley tipo de Túnez sobre el derecho de
autor para los países en desarrollo y a nivel regional y el acuerdo relativo a
la creación de una Organización Africana de la Propiedad Intelectual (OAPI)
también abordan la cuestión11. No obstante, como se ha indicado, ninguno de
estos textos trata de la situación particular del creador asalariado.
Sólo las disposiciones tipo de legislación nacional relativas a los
autores empleados, adoptadas en 1986 por un Comité de expertos gubernamentales
convocados a tal efecto por la OMPI y la UNESCO (aunque con las reservas de
algunas delegaciones), tratan de los derechos morales del autor empleado,
distinguiendo por lo demás dos variantes: una corresponde a la tradición
jurídica llamada latina, según la cual el derecho de autor se articula en
torno a los derechos patrimoniales y los derechos morales, que son
independientes de los anteriores e inalienables; la otra se inspira en la
tradición jurídica anglosajona, que pone el énfasis en los derechos
patrimoniales12. Debe observarse, sin embargo, que en diversos países cuya
legislación sigue esta segunda vía se prevé en la actualidad adoptar medidas
legales encaminadas a consagrar los derechos morales del autor en general.
Tal es el caso, por ejemplo, de Australia, donde está examinando la cuestión
un comité para la revisión de la legislación sobre el derecho de autor, y en
el Reino Unido.
Las legislaciones y las prácticas nacionales relativas a los derechos
morales del creador asalariado difieren en función de los dos enfoques recién
mencionados y de las categorías, muy diversas, de autores en cuestión.
Constituyen, en fin, un reflejo de la complejidad de los problemas que plantea
la aplicación de estos derechos cuando el creador se encuentra jurídicamente
subordinado a una empresa o a una organización.
3561d
- 74 -
Derecho a la paternidad de la obra
El reconocimiento de la condición de autor significa normalmente que
nombre de este último debe figurar en todo ejemplar publicado de su obra,
toda traducción que se haga de la misma o en toda otra modalidad
comunicación de la obra. Como corolario de dicho reconocimiento, tiene
derecho de mantenerse anónimo o de utilizar un seudónimo.
el
en
de
el
En los países que siguen la tradición jurídica latina, el derecho de
autor pertenece inicialmente al creador de la obra, que conserva el derecho de
reivindicar su paternidad, incluso después de la cesión o la transferencia de
sus derechos patrimoniales. Así sucede, por ejemplo, en la República Federal
de Alemania, Argentina, Austria, Benin, Burundi, Camerún, República
Centroafricana, Chile, Colombia, Congo, Cote d'Ivoire, España, Etiopía,
Francia, Italia, Marruecos, México, Panamá, Portugal, Rwanda, Senegal, Suiza,
Túnez, Uruguay y Venezuela. Como ya se ha indicado, las leyes sobre el
derecho de autor de ciertos países tienen un alcance general y no abordan
explícitamente la obra creada por el autor bajo contrato de empleo. El
derecho del asalariado al reconocimiento de su condición de autor descansa,
pues, sobre los principios generales que confieren al autor natural de la obra
el derecho a la paternidad sobre ella. El creador, incluso el asalariado,
conserva este derecho, que es independiente de los derechos patrimoniales e
intransferible. Así ocurre, por ejemplo, en Argentina, Dinamarca, España,
Finlandia, Noruega (donde todo acuerdo relativo a la cesión del derecho moral
es ilegítimo) y Suecia.
Así, en la República Federal de Alemania, cuando el derecho de uso de la
obra corresponde al empleador, el asalariado conserva el derecho a reivindicar
la paternidad de la obra realizada en el desempeño de sus funciones basándose
en los principios generales relativos a los derechos personales del autor y al
reconocimiento de su condición de autor. En Dinamarca, en general el autor
tiene derecho a figurar en cuanto tal tanto en los ejemplares de la obra como
cuando ésta se pone al alcance del público.
En Portugal, al igual que el autor independiente, el autor asalariado
disfruta durante toda su vida del derecho a reivindicar la paternidad de la
obra que ha producido; los diferentes autores de obras cinematográficas
tienen, por ejemplo, el derecho de exigir que su nombre figure en la ficha
técnica de la película y que sea mencionada la contribución de cada uno de
ellos. También el nombre del fotógrafo debe aparecer en todo ejemplar de su
obra. El nombre del autor de una traducción debe ser siempre mencionado en
los ejemplares de la obra traducida, en los carteles teatrales, en los
comunicados que acompañan a las emisiones de radiodifusión, con ocasión de la
distribución de las películas y en todo medio de promoción. La misma práctica
siguen los países donde la legislación sobre el derecho de autor protege estas
categorías particulares de obras y reconoce a su creador la condición de
autor, como Burundi y Camerún.
Varios países reconocen explícitamente al asalariado el derecho al
reconocimiento de su condición de autor de la obra creada en el desempeño de
sus funciones. Tal es el caso, por ejemplo, de Colombia, donde el creador
ligado a un contrato de servicio, que realiza una obra siguiendo un plan
indicado por cuenta y riesgo de una persona física o moral, cede a ésta todos
sus derechos, con excepción sin embargo del de reivindicar en todo momento la
paternidad de su obra y exigir, en particular, que su nombre o su seudónimo
sean mencionados (con ocasión de toda reproducción, traducción, adaptación,
arreglo, transformación y comunicación al público).
3561d
- 75 -
En Beriin, Francia
contrato de alquiler de
derechos de autor. En
íntegramente del derecho
condición de autor.
y Madagascar la existencia o la conclusión de un
obra o de servicio no pone fin al disfrute de los
Francia, por ejemplo, el autor asalariado dispone
a que se respete su nombre y a que se reconozca su
En Brasil, donde el trabajador y el empleador son conjuntamente titulares
del derecho de autor, el creador puede reivindicar en todo momento la
paternidad de la obra que ha realizado; el Consejo Nacional del Derecho de
Autor, que depende del Ministerio de la Cultura y tiene competencias de
control, asesoramiento y asistencia en el ámbito de los derechos de autor, ha
reafirmado el principio de que el verdadero autor de la obra disfruta de
derechos morales sobre ella, independientemente de las circunstancias y de las
condiciones a las que esté subordinado1 . La ley brasileña exige que se
mencione el nombre de los artistas intérpretes o ejecutantes.
Por el
contrario, en Filipinas, los artistas tienen el derecho de decidir si su
nombre debe mencionarse o no.
En los países de Europa del Este, el creador asalariado conserva asimismo
la condición de autor sobre las obras creadas en el marco de su contrato de
trabajo.
Así sucede, por ejemplo, en Hungría, la República Democrática
Alemana y la URSS, donde el asalariado tiene concretamente el derecho de ser
mencionado cuando se cite su obra, de adoptar un nombre ficticio o un
seudónimo o, por el contrario, de optar porque no se le mencione. En la
República Democrática Alemana no se menciona el nombre de los artistas
intérpretes o ejecutantes más que si éstos lo solicitan expresamente. El
contrato estipula si el nombre de la empresa figurará con el del artista, o
incluso en lugar de éste.
Los derechos de utilización del empleador, las necesidades de éste al
respecto, la relación de trabajo e incluso las costumbres que rigen en algunos
sectores limitan en ocasiones el derecho del autor asalariado de reivindicar
el reconocimiento de su condición de autor sobre la obra creada en el
desempeño de sus funciones.
Así, en la República Federal de Alemania el asalariado no puede utilizar
ilimitadamente el derecho al reconocimiento de su condición de autor cuando
este uso no se ajusta a la práctica de la rama de actividad en la que está
empleado o cuando es incompatible con las obligaciones que emanan de la
relación de trabajo o con la naturaleza de esta última; la Confederación
Alemana de Sindicatos (DGB) hizo observar que el empleador no podía sin
embargo modificar la designación del autor, una vez aprobada ésta.
En Francia, el autor asalariado disfruta expresamente del derecho,
inalienable por naturaleza, al reconocimiento de su calidad de autor; en la
práctica, sin embargo, a menudo se convienen con el empleador ciertas
cláusulas por las que aquél renuncia a la mención de su nombre. Esta renuncia
recibe el nombre de abdicatoria cuando el autor renuncia a revelar su
paternidad, y translativa cuando otorga a un tercero el derecho de firmar en
su nombre. Los tribunales reconocen la validez de ambas, salvo en caso de
engaño fraudulento por parte del empleador. Las cláusulas en cuestión son no
obstante precarias, pues el trabajador puede, en cualquier momento, revelar la
paternidad sobre su obra, a reserva del reconocimiento de una indemnización en
concepto de daños e intereses al empleador en caso de abuso por su parte al
efectuar dicha revelación. La renuncia debe normalmente ser objeto de una
estipulación expresa, haciéndose una interpretación estricta de la misma. El
Tribunal de Apelación de París, por ejemplo, estimó que la condición de
asalariado de un periodista no podía anular el derecho de paternidad del autor
(perpetuo, inalienable e imprescriptible); una empresa periodística no podía,
3561d
- 76 -
pues, valerse de una renuncia tácita del periodista al derecho de paternidad
sobre sus obras, y, por tanto, menos aún de una renuncia que le ligara a
perpetuidad14.
En Dinamarca, el autor sólo puede normalmente renunciar al derecho a que
se le designe como tal cuando la utilización de la obra es limitada, ya sea
por lo que se refiere a su naturaleza o a su extensión. De igual modo en el
Japón, el autor en general tiene derecho a decidir si su nombre o seudónimo
debe indicarse en la obra cuando ésta se hace pública; el titular del derecho
de utilización puede no obstante omitir su nombre, cuando dicha omisión no
atenta contra los intereses del autor relativos a la reivindicación de su
paternidad y es compatible con los buenos usos, habida cuenta de la finalidad
y del modo de explotación de la creación.
En Portugal, las emisoras deben normalmente anunciar el nombre o el
seudónimo del autor o autores de obras radiodifundidas, asi como el titulo de
la obra (salvo en los casos consagrados por el uso corriente, en que las
circunstancias y las necesidades de la transmisión llevan a omitir dichas
modificaciones). El nombre o el seudónimo del artista intérprete o ejecutante
debe indicarse igualmente, incluso de forma abreviada, salvo acuerdo en
contrario o si la naturaleza del contrato dispensa de hacerlo.
En la República Democrática Alemana, el empleador y el trabajador pueden
concluir acuerdos sobre el ejercicio de determinados derechos, como el de la
designación del nombre del autor; en su respuesta al cuestionario de la
Oficina, el Gobierno precisó que ello no menoscababa en ningún caso para nada
la garantía de que se beneficia el trabajador de que se le reconozca su
calidad de autor.
En los paises llamados de tradición jurídica anglosajona, en los que el
autor legal puede ser una persona distinta del creador y en los que al
empleador se le considera por lo general como autor a título originario de la
obra producida por el trabajador en el desempeño de sus funciones, los
derechos morales no son siempre reconocidos. Por lo general son el derecho
consuetudinario, los contratos colectivos e individuales o la legislación
sobre la difamación los que determinan, en la práctica, el derecho del autor a
la paternidad de su obra. Tal es el caso, por ejemplo de Australia, donde la
ley sobre el derecho de autor prohibe, en determinadas circunstancias, la
atribución incorrecta de la paternidad de una obra. La protección de los
derechos morales de los artistas intérpretes o ejecutantes es por lo común
objeto de una protección contractual; por otro lado, se les aconseja que
reclamen el reconocimiento de dichos derechos en su contrato de empleo.
En el Canadá, la legislación sobre el derecho de autor reconoce al
creador el derecho de reivindicar la calidad de autor incluso después de la
cesión de los derechos patrimoniales. Este derecho puede no obstante cederse
contractualmente al empleador, tal como prevé el acuerdo aplicable a los
trabajadores de la compañía IBM; según dicho acuerdo, la compañía no está
obligada a designar al empleado como autor de los diseños, programas,
documentos, artículos o cualquier otra creación protegida por el derecho de
autor, cuando las realizaciones en cuestión se divulgan al público. El
convenio colectivo elaborado tras el acuerdo a que llegaron el Gobierno de
Quebec, la Federación de Colegios de Enseñanza General y Profesional y la
Central de Enseñanza de Quebec prevé, en cambio, que todo documento preparado
por un miembro del personal en el ejercicio de sus funciones y publicado por
un colegio debe mencionar el nombre de su autor, su título profesional, así
como el del establecimiento en que ejerce sus funciones.
3561d
- 77 -
Los Estados Unidos, en donde la legislación sobre el derecho de autor no
reconoce los derechos morales, la protección de estos últimos queda asegurada
por las reglas relativas a la reparación de los perjuicios, la competencia
desleal, la difamación o la protección de la personalidad y de la vida
privada, así como por la negociación individual o colectiva. Esta última
desempeña por lo general un papel importante en la industria del
espectáculo , en la que asociaciones que reagrupan a numerosos artistas,
músicos y otras categorías de autores han elaborado convenios tipo que tratan
de las relaciones entre los trabajadores y los empleadores y contienen
disposiciones relativas a los derechos morales; éstas prevén, por ejemplo,
que la contribución de los escritores y otros colaboradores de una película
debe indicarse en la ficha técnica o que el nombre de los autores no puede
mencionarse en aquellos casos en que están en desacuerdo con el producto
final. En su respuesta al cuestionario de la Oficina, el Gobierno indicó que
el empleador se hallaba por lo general en tal situación de superioridad que
sólo los artistas a los que se hacía un encargo especial o los empleados
representados por sindicatos eficaces podían conseguir que se les garantizase
el respeto de sus derechos morales. Indicaba asimismo que en fecha reciente
se han adoptado disposiciones legales al respecto en dos estados (California y
Nueva York); en virtud de las mismas se garantiza al autor el derecho a la
paternidad de su obra cuando la misma es una creación visual y gráfica de
"calidad reconocida" (California) o cuando tiene que ver con las "bellas
artes" (Nueva York).
En el Reino Unido, se prevé en la actualidad el reconocimiento al autor
del derecho a reivindicar la paternidad de su obra (salvo renuncia expresa de
su parte) durante toda la duración de la protección atribuida por el derecho
de autor.
Existen medidas especiales que se aplican a ciertos autores, según sea el
sector en que están empleados, el tipo de obra que producen o su categoría
profesional.
Los funcionarios y los agentes al servicio del Estado se
encuentran a veces, como se ha visto, en una situación particular, por partida
doble. Por un lado, algunas de sus obras no se hallan protegidas por el
derecho de autor, por otro pueden verse privados del derecho al reconocimiento
de su calidad de autor como consecuencia de su estatuto particular. A veces,
el Estado se reserva el derecho de decidir sobre la mención del nombre del
autor en función de sus necesidades de servicio y de funcionamiento. En
Colombia, por ejemplo, los derechos morales sobre la obra creada en
cumplimiento de obligaciones constitucionales o legales no pueden ejercerse
por los funcionarios en la medida en que dicho ejercicio no sea incompatible
con los derechos y obligaciones de los organismos públicos interesados.
En el sector de la prensa, son los usos vigentes en la profesión los que
condicionan de ordinario el ejercicio de dicho derecho. En Finlandia, por
ejemplo, la mención del nombre del periodista ligado a una empresa
periodística depende de los usos vigentes en la misma, los cuales tienen en
cuenta la naturaleza del artículo o de las fotografías. En la República
Federal de Alemania, Austria y Francia, los usos vigentes en la profesión
determinan igualmente las reglas aplicables en la materia; más que diferir de
un país a otro, éstas lo hacen de un periódico a otro
Derecho al respeto de la obra
El derecho a oponerse a toda deformación, mutilación o cualquier otra
modificación que atente contra su reputación consagra el derecho del autor al
respeto de la integridad de su obra. Para el autor empleado tiene una serie
de "prolongaciones materiales que van más allá del aspecto puramente moral, la
3561d
- 78 -
protección de la integridad de la obra preservando su valor... y, por lo
tanto, las posibilidades de empleo y de remuneración del autor en el
futuro"17.
En la práctica, el ejercicio de este derecho tropieza sin
embargo con las necesidades del empleador y los principios del derecho del
trabajo, según los cuales el empleador dispone no sólo del fruto del trabajo
del empleado, sino además de la facultad de orientar y dirigir dicho trabajo.
En virtud de ello, puede en general introducir cuantas modificaciones estime
necesarias para la utilización de la obra y sean conformes a las instrucciones
dadas, asi como a determinadas normas en materia de calidad y forma.
En la República Federal de Alemania, por ejemplo, la legislación admite
la licitud de las modificaciones de la obra efectuadas por el titular del
derecho de uso, cuando el autor no puede de buena fe negar su consentimiento.
En su respuesta al cuestionario de la Oficina, el Gobierno indicó que el
empleador disfrutaba de grandes facultades en materia de modificación, que
superaban ampliamente las otorgadas al simple comitente o depositario de la
obra. En el caso de las obras cinematográficas, los autores sólo pueden
oponerse por lo común a las modificaciones cuando éstas constituyen burdas
deformaciones o atentan muy gravemente contra la obra o sus intenciones
profundas; al ejercer este derecho, deben tener en cuenta en la justa medida
sus intereses propios y los del productor de la pelicula. Los artistas
intérpretes o ejecutantes pueden también oponerse a una modificación en caso
de que se deforme la prestación o se produzca cualquier otro atentado que
comprometa su prestigio o su reputación. En Suecia, según el acuerdo en vigor
aplicable a las películas y los videogramas, el director decide cómo debe
presentarse la película al público y se le reconoce el derecho al montaje y a
hacer los cortes finales.
En el convenio sobre las informaciones confidenciales, los derechos de
autor y las invenciones que todos los empleados que ocupen determinados
puestos deben firmar nada más entrar a trabajar en IBM, en el Canadá, se
precisa que la empresa en cuestión o las personas designadas por ella, tienen
derecho a hacer cuantas modificaciones, traducciones y adaptaciones estime
necesarias.
En Colombia, el empleador puede proceder a modificaciones antes o después
de la publicación de una obra creada por un asalariado según un plan ya
previsto.
En Italia, el director de un periódico puede proceder a las
modificaciones necesarias para que se tenga en cuenta la naturaleza de la
publicación y los objetivos que la misma persigue. El derecho a proceder a
las modificaciones necesarias para la utilización de la obra en el marco de
las actividades de la empresa se reconoce también al empleador en Bulgaria,
Checoslovaquia, Hungría, República Democrática Alemana y URSS.
En Francia, salvo estipulación en contrario, el autor de un programa
informático no puede oponerse a su adaptación dentro del límite de los
derechos que ha cedido. De igual modo, en el Japón, el creador de un programa
informático no puede oponerse a las modificaciones necesarias para la
utilización de un programa cuyo objeto sea aumentar su eficacia o adaptarlo a
un computador determinado. En ambos países, dichas medidas se aplican al
autor en general.
Si bien las legislaciones nacionales no dicen nada por lo general sobre
el alcance del derecho del asalariado respecto de la integridad de su obra,
conviene no obstante distinguir entre las modificaciones necesarias para la
utilización de la obra conforme a las necesidades del empleador y aquellas que
la alterarían por completo y podrían atentar contra la reputación de su
autor. Así, en su respuesta al cuestionario de la Oficina, el Gobierno de
Noruega, observó que, a falta de disposiciones expresas, se presume que el
3561d
- 79 -
empleador puede proceder a los cambios que se requieren para que pueda
utilizar la obra de la manera prevista, siempre que dichos cambios no atenten
contra la reputación artística o profesional del autor. Medidas similares
prevén las leyes sobre el derecho de autor aplicables al autor en general en
numerosos países (Bangladesh, Bélgica, Canadá, Colombia, Filipinas, Francia,
Israel, Italia, Marruecos, Pakistán, Rwanda y Tailandia, por ejemplo). Cuando
la legislación sobre el derecho de autor no consagra este derecho, como es el
caso de Australia o los Estados Unidos, el trabajador puede recurrir a la
legislación en materia de difamación.
Aun cuando el empleador puede por lo general
introducir
las
modificaciones que estime útiles o indispensables para la explotación de la
obra, en la práctica el autor asalariado puede expresar su desacuerdo y
protegerse de cualquier ataque dirigido contra su reputación denegando la
autorización a asociar su nombre a la obra así alterada. Este derecho se le
reconoce en varios países, entre ellos Austria, donde en la ley por la que se
rige la protección de los dibujos realizados por colaboradores de los medios
de comunicación se prevé que, cuando se introduzcan en los mismos
modificaciones, su publicación sólo podrá hacerse bajo el nombre del autor si
media su consentimiento.
En Australia (estado de Victoria), según una sentencia arbitral relativa
a los periodistas y fotógrafos (excluidos los que trabajan en el sector de la
publicidad), no se puede obligar a ningún periodista a que firme para su
publicación cualquier encargo que le haya hecho la empresa. Dicha regla puede
aplicarse en caso de que la empresa haya introducido modificaciones sin mediar
el acuerdo del periodista en cuestión. De igual modo, en la industria del
espectáculo de los Estados Unidos18, determinados convenios tipo precisan
que el creador asalariado puede exigir que se excluya su nombre si no está de
acuerdo con el producto final.
En
Checoslovaquia,
cuando
se
efectúan
modificaciones
sin
su
consentimiento, el trabajador no puede impedir la publicación de su trabajo,
pero sí retirar su acuerdo para que se utilice su nombre, sin que ello
signifique la pérdida de su derecho a la remuneración. Puede igualmente
autorizar a otros editores a que utilicen la versión original de su trabajo.
Medidas similares existen en Bulgaria, Hungría, República Democrática Alemana
y URSS 19 .
Derecho de divulgación
La finalidad de este derecho es que el autor pueda decidir sobre el
momento de la cesión de su obra en virtud del principio según el cual él es el
único capaz de juzgar sobre la calidad de la misma. Este derecho se reconoce
al autor en general, por ejemplo, en la República Federal de Alemania, Benin,
Brasil, Ecuador, Francia, Hungría, Marruecos y Rwanda. Su ejercicio por parte
del creador asalariado parece limitado por partida doble.
Por un lado, el creador asalariado no puede, en efecto, demorar la
divulgación del resultado de su trabajo a su empleador, ni sobre todo de
negarla, cuando la realización de la obra constituye precisamente el objeto de
su contrato de trabajo, pues de lo contrario se expondría a sanciones. Por
otro lado, el derecho de hacer pública la obra pertenece por lo general al
empleador. En Colombia, por ejemplo, éste último puede conservar legalmente
la obra no publicada, retirarla de la circulación o suspender cualquier otra
forma de utilización. En el Canadá, el convenio relativo a las informaciones
confidenciales y derechos de autor (y las invenciones) vigente en IBM, del que
ya se ha hablado anteriormente, prevé que la empresa, sus mandatarios y sus
3561d
- 80 -
concesionarios, ya sean directos o indirectos, no están obligados a publicar
los diseños, programas, documentos, artículos conexos o las obras de su
personal que dan la calidad de autor. Un acuerdo similar se aplica en esta
misma compañía en los Estados Unidos al personal de dirección y a quienes
desempeñan funciones técnicas o de ingeniería, de investigación, programación
o planificación y de desarrollo de nuevos productos.
En Hungría, el mero hecho de que el trabajador entregue su obra al
empleador significa que está de acuerdo con su publicación. En el Japón, la
cesión de los derechos patrimoniales implica que el autor de una obra
consiente que ésta se dé a conocer y divulgue entre el público. Ahora bien,
también hay ciertos casos en que se requiere el consentimiento del autor.
Así, en Checoslovaquia, el empleador sólo puede publicar la obra previo
consentimiento del autor; si éste último se niega a darlo sin alegar razón
válida alguna, el empleador puede recurrir a la justicia para reclamar su
autorización; a la inversa, el autor puede publicar por cuenta suya la obra
si media el consentimiento de la empresa o de la organización que le emplea.
El ejercicio de este derecho por parte del empleador puede, no obstante,
limitarse a los modos de difusión para los que se produjo la obra. Tal como
se indicó en el capítulo II, ello sucede, por ejemplo, en la República Federal
de Alemania (en donde la cesión del derecho de uso para modos de utilización
aún desconocidos es nula), Ecuador y República Democrática Alemana. De igual
modo, en Hungría, los derechos de utilización de la obra adquirida por el
empleador son los comprendidos en la esfera de su actividad; fuera de los
mismos, el autor puede utilizar su obra con el consentimiento de su empleador,
el cual sólo puede negarlo si median razones válidas.
En el sector de la prensa, el empleador adquiere el derecho de divulgar
la obra de un asalariado suyo en determinados medios de comunicación, lo que
deja a éste por lo general la posibilidad de publicar sus trabajos bajo otras
formas, en especial bajo las de recopilaciones o libros. De igual modo, y por
lo que se refiere a los artistas intérpretes o ejecutantes, como se ha visto
ya a propósito de la titularidad, es muy importante que conserven sus derechos
sobre la divulgación de sus prestaciones por los modos de difusión - cada vez
más numerosos gracias al avance de la técnica - que no se han previsto
expresamente en el contrato que los liga a un empleador. Por último, cuando
la legislación fija un plazo de vencimiento de los derechos del empleador
sobre las realizaciones del asalariado, éste puede recuperar los derechos del
autor sobre su obra y utilizarlos a su libre albedrío, como sucede, por
ejemplo, en Brasil (en el caso de las obras de encargo), Bulgaria y en
Yugoslavia20.
Derecho de retracto
El derecho de arrepentimiento o de retracto, en virtud del cual el
creador puede prohibir que prosiga la utilización de su obra a reserva del
abono de una cantidad en concepto de daños y perjuicios a la persona que posee
dicho derecho, se reconoce al autor en general en varios países como la
República Federal de Alemania, Benin, Burundi, Francia y Portugal.
En
Francia, la ley no reconoce, sin embargo, este derecho al autor de un programa
informático.
En las respuestas y observaciones comunicadas a la Oficina no se dice
prácticamente nada sobre la cuestión. El ejercicio de este derecho por parte
del autor asalariado parece, no obstante, harto problemático. Así, en su
respuesta, el Gobierno de la República Federal de Alemania señala que la
posibilidad de revocar el derecho de uso por la falta de ejercicio o debido a
3561d
- 81 -
un cambio de actitud se deniega por lo general al asalariado; en efecto,
parece difícilmente compatible con la relación de trabajo, pues implica
precisamente la cesión de los derechos de uso sobre la obra realizada en
cumplimiento de las funciones del trabajador.
*
*
*
Este rápido examen de las informaciones y observaciones facilitadas a la
Oficina y de las que ya disponía previamente, atestigua la complejidad del
problema y la diversidad de situaciones nacionales, así como la de las
diferentes categorías de creadores asalariados. En términos generales, el
reconocimiento de la calidad de inventor parece por lo general asegurado al
trabajador asalariado, aun cuando a veces se planteen problemas, como se ha
visto en lo relativo a la aplicación efectiva de dicho derecho.
La situación del autor asalariado parece en cambio menos clara, y también
menos regulada legalmente; si bien el derecho a la paternidad de su obra se
consagra por la ley en numerosos casos, al igual que sucede con el autor en
general, no ocurre siempre así en determinados países, en los que la cuestión
compete sobre todo a la negociación colectiva o individual y depende, por
tanto, del respectivo peso de las partes.
Al igual que el inventor, el autor asalariado no puede por lo común
oponerse a las modificaciones "técnicas" que se consideren necesarias para la
utilización o explotación económica de su obra por el empleador. Se carece de
informaciones suficientemente completas y precisas para apreciar el alcance
real de sus otros derechos morales, como el de oponerse a las modificaciones
de su obra que atenten contra su reputación y el de divulgarla; parece, no
obstante, que su ejercicio queda limitado por la relación de trabajo y las
necesidades del empleador, que puede introducir los cambios destinados a
facilitar la utilización de la obra y tiene libertad, por lo general, para
decidir sobre dicha utilización. Si bien la protección de los derechos
morales del autor asalariado difiere según los países, varía también según el
sector y las múltiples categorías de autores y de obras creadas en el marco de
una relación de empleo. El papel de los sindicatos y de las organizaciones
profesionales que representan los intereses de los autores, sobre todo en
materia de negociación colectiva, parece determinante, no sólo para proteger
los derechos morales de los creadores asalariados y precisar el alcance
efectivo de los mismos, tanto en los países en que están consagrados por la
ley como en los que no lo están, sino también para remediar la desigualdad de
las partes opuestas consideradas.
Notas
1
Véase Código Internacional del Trabajo
vol. II; anexos, págs. 312 y siguientes.
1955
(Ginebra, OIT, 1957),
2
Adoptada en 1883 y posteriormente objeto de varias modificaciones;
en una de éstas, en 1934, consagró este derecho.
3
Estipula que el inventor tiene derecho a ser mencionado como tal en
la Oficina Europea de Patentes (en la solicitud de patente o en la patente
misma).
4
También se consagra
cooperación sobre patentes
3561d
este derecho, por ejemplo, en el Tratado de
y el Acuerdo de integración subregional de
- 82 -
Cartagena, concluido entre diversos países de América Latina, así como en los
acuerdos regionales entre países socialistas sobre los certificados de
inventor. Los instrumentos adoptados por los países africanos (Acuerdo sobre
la creación de una Organización Africana de la Propiedad Intelectual (OAPI),
firmado en Bangui en 1977, que revisa el acuerdo sobre la creación de la
oficina africana y malgache de la propiedad intelectual concluido en
Libreville en 1962, y el Acuerdo sobre la creación de una Organización de la
Propiedad Industrial para los Países Africanos de Lengua Inglesa (ESARIPO),
firmado en 1976) no contienen, sin embargo, ninguna referencia al derecho
moral del inventor en general.
s
OMPI:
Ley tipo de la OMPI
invenciones (Ginebra, 1979), vol. I.
para los países en desarrollo
sobre
6
Véase a este respecto Federación Internacional de Empleados, Técnicos
y Profesionales (FIET): Los derechos del inventor asalariado; una guía para
los sindicalistas (Ginebra, 1981) y Federación Sindical Mundial (FSM): Les
droits de 1'inventeur salarié (Praga, 1975).
7
FIET, op. cit., págs. 21-24.
8
FSM, op. cit.
9
Apartados a) y b) del párrafo 37. Esta recomendación, adoptada por
la Conferencia General de la UNESCO en su 18.a reunión (1974), preconiza
asimismo que los Estados miembros muestren "que conceden gran importancia a
que el investigador... reciba el reconocimiento moral... apropiado por el
esfuerzo de creación que realiza en su labor" (párrafo 38).
10
FSM, op. cit.
11
UNESCO:
Recomendación
relativa
a
la condición del artista,
Conferencia
General, 21.a reunión
(1980), y
recomendación
sobre
la
protección jurídica de los traductores y de las traducciones y sobre los
medios prácticos de mejorar la situación de los traductores, Conferencia
General, 19.a reunión (1976); ley tipo de Túnez sobre el derecho de autor
para los países en desarrollo, adoptada por el Comité de expertos
gubernamentales convocado en Túnez por el Gobierno tunecino (del 23 de febrero
al 2 de marzo de 1976) con asistencia de la OMPI y de la UNESCO (París UNESCO,
Ginebra OMPI, 1976).
12
Cuvillier, R.:
"Salariat
(Ginebra, OMPI), abril de 1979.
et
droit
d'auteur",
Le
droit
d'auteur
13
Ministerio da Cultura, Conselho national de direito autoral, Parecer
núm. 115, approvado em 17.12.1986 (Processo núm. 2300 300 1669/84.9).
14
15
Recueil Dalloz Sirey (París, 1969), pág. 702.
United States Copyright Office:
General aspects of copyright
ownership and its consequences for the relations between employers and
employed or salaried authors in four common-law countries: United States of
America, United Kingdom, Canadá and Australia, estudio preparado por Oler,
H.L., Kretsinger, M. y Dunlap, J.K. bajo la dirección de Schrader, D. para la
reunión de consulta sobre la cuestión de la propiedad de derechos de autor y
sus consecuencias en las relaciones entre los empleadores y los autores
empleados
o
remunerados
(Ginebra,
1982;
documento
mimeografiado
0IT/UNESC0/0MPI/SA/CM/3).
3561d
- 83 -
Melas, V.Th.:
"El derecho de autor de los periodistas" Revue
international du droit d'auteur (París, AFDA), ibíd., 198A, núm. 119, pág. 123.
17
OIT/UNESCO/OMPI: Actas, reunión de consulta sobre i la cuestión de la
propiedad de derechos de autor y sus consecuencias en las relaciones entre los
empleadores y los autores empleados o remunerados (Ginebra, 1982; documento
mimeografiado OIT/UNESC0/0MPI/SA/CM/6).
18
United States Copyright Office, op. cit.
Palos, G.:
General
aspects
of
copyright
ownership
and
its
consequences for the relations between employers and employed or salaried
authors in socialist countries (doc. mimeografiado 0IT/UNESC0/0MPI/SA/CM/2);
estudio preparado a petición de la OIT, la UNESCO y la OMPI para la reunión de
consulta mencionada en las notas núms. 15 y 18.
20
3561d
Palos, op. cit.
- 84 -
CAPITULO V
EFECTOS DE LA TERMINACIÓN DE LA RELACIÓN DE EMPLEO
Como se desprende de los capítulos precedentes, las fuentes de los
derechos del inventor y del autor asalariados son esencialmente dos: por un
lado, el derecho del trabajo; por otro, el derecho de propiedad intelectual
(propiedad industrial, derechos de autor y derechos de artistas intérpretes o
ejecutantes). Así pues, conviene examinar a la luz de estos regímenes las
consecuencias que conlleva la terminación de la relación de empleo.
Por lo general, las legislaciones nacionales establecen más claramente
las relaciones entre las normas relativas a las invenciones que son obra de
asalariados (propiedad industrial) y el derecho del trabajo que las que
existen entre éste y los derechos de autor en relación con obras creadas por
trabajadores. No es, pues, de extrañar que en los informes nacionales se
citen las disposiciones sobre las invenciones con más frecuencia que las
relativas a las obras.
Las informaciones y observaciones que los gobiernos y las organizaciones
de empleadores y de trabajadores interesadas han enviado en respuesta al
cuestionario de la Oficina en relación con los efectos de la terminación de la
relación de empleo sobre los derechos materiales, pecuniarios y morales del
creador asalariado demuestran la complejidad de los problemas que se plantean
a este respecto. La diversidad de las medidas aplicables, tanto en virtud del
derecho del trabajo como del derecho de propiedad intelectual, impide un
estudio exhaustivo en el marco del presente informe de la situación y los
problemas a que han de hacer frente los inventores y las diversas categorías
de autores asalariados a la expiración de los contratos que les vinculan.a su
empleador. Se intentará sobre todo esbozar los problemas más importantes,
indicando las posibles soluciones con ayuda de ejemplos de carácter nacional.
La cuestión que se aborda en este capítulo tenía en principio dos
aspectos. Se trataba no solamente de describir los efectos de la terminación
de la relación de empleo en los derechos analizados en los capítulos
precedentes, sino también de examinar cuáles son las garantías previstas para
que el asalariado pueda ejercer efectivamente sus prerrogativas después de la
terminación de las relaciones de trabajo. De las respuestas de los gobiernos
y de las organizaciones interesadas se deduce, no obstante, que este último
aspecto de la cuestión carece en gran medida de objeto, habida cuenta de la
ausencia de garantías especiales en este ámbito. Por tanto aquí se trata
sobre todo del primer aspecto.
Los problemas que plantea la terminación de la relación de empleo son de
dos tipos. En efecto, es necesario distinguir si las invenciones y las obras
fueron realizadas durante el período de empleo o tras la terminación de las
relaciones de trabajo. En el primer caso, si bien el empleador conserva
generalmente amplios derechos sobre las invenciones y las obras producidas en
el marco de las funciones habituales o normales de los asalariados que él
emplea, e incluso sobre las vinculadas a las actividades y a los intereses de
su empresa, los trabajadores que las han creado gozan sin embargo de ciertas
prerrogativas. La cuestión que se plantea incumbe a la conservación de los
derechos adquiridos por el asalariado cuando se encontraba al servicio del
empleador; así pues, de lo que se trata, a priori, es de la protección del
empleado. En el segundo caso, el problema que hay que resolver concierne al
posible mantenimiento de las prerrogativas que la ley o el contrato de trabajo
otorgan a la empresa en relación con las creaciones que tuvieron lugar durante
3561d
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el período de empleo; por tanto, la protección de que se trata es, a priori,
la del empleador, y está emparentada con la que se deriva de las cláusulas de
prohibición de competencia.
Derechos adquiridos sobre las creaciones realizadas
durante el período de la relación de empleo
Los derechos intelectuales sobre las invenciones o las obras producidas
por los trabajadores se atribuyen, según las legislaciones y las prácticas
nacionales y las clases de invenciones o de obras, ora al empleador, ora al
asalariado. Cuando es este último el propietario original de la invención o
de la obra realizada durante el período de empleo, la ley o el contrato suele
exigirle, dentro de límites variables, que ceda a su empleador el uso de la
invención o la obra.
Eventualmente, el trabajador puede solicitar una
remuneración especial. Por regla general, conserva ciertos derechos morales.
Así pues, examinaremos sucesivamente los efectos de la terminación de la
relación de empleo en los derechos de propiedad y de utilización de la
invención o de la obra, los derechos pecuniarios del inventor o del autor y,
por último, sus derechos morales.
Derechos de propiedad o de uso
En general, la terminación de la relación de trabajo no pone fin a los
derechos adquiridos por una u otra de las partes mientras existían relaciones
de servicio. Este principio es de aplicación casi universal tratándose de
invenciones. Lo siguen, por ejemplo, la República Federal de Alemania,
Austria, Canadá, Checoslovaquia, Dinamarca, Estados Unidos, Filipinas,
Finlandia, Hungría, Japón, México, Noruega, la República Democrática Alemana,
y la URSS. También se aplica en relación con los derechos de autor (por
ejemplo, en la República Federal de Alemania, Australia, Ecuador, Filipinas,
Ghana, Hungría, Portugal y el Reino Unido).
Son, sin
embargo, raros
los sistemas
jurídicos que consagran
explícitamente este principio en la legislación. Un ejemplo al respeco, en lo
que concierne a las invenciones, es el de la República Federal de Alemania,
donde la ley sobre las invenciones de los empleados dispone que los derechos y
obligaciones emanantes de la misma perduran una vez terminada la relación de
servicio1, y en Austria, donde la ley sobre las patentes precisa que los
derechos del empleador y del empleado sobre la invención realizada por este
último no resultan afectados por la terminación del contrato de trabajo.
Lo mismo ocurre con respecto a las obras en, por ejemplo, Filipinas.
Asimismo, en Australia la ley sobre el derecho de autor prevé explícitamente
que la terminación de la relación de trabajo no afecta a la titularidad del
derecho de autor sobre las obras literarias y artísticas; no obstante, en su
respuesta al cuestionario de la Oficina, el Gobierno indicó que, el empleado
no contaba con ninguna garantía especial para ejercer sus derechos cuando era
él quien continuaba siendo titular del derecho de autor.
Así, cuando el empleador adquiere los derechos de propiedad sobre la
invención o la obra realizadas por su empleado, bien desde el principio, bien
como resultado de una cesión obligatoria, en general los conserva hasta la
expiración de la patente o del derecho de autor. Poco importa que continúen o
hayan cesado las relaciones de trabajo. Por ejemplo, en Canadá, según el
3561d
- 86 -
régimen jurídico general, el empleador es titular de los derechos sobre la
obra creada por su empleado en el marco de sus funciones, salvo que se
estipule lo contrario, y evidentemente sigue siéndolo, una vez terminadas las
relaciones de trabajo, durante todo el período de protección de la obra que
prevé la legislación sobre el derecho de autor.
Puede, pues, impedir
cualquier uso de la obra por parte del empleado. También en Hungría, en
virtud del decreto de aplicación de la ley sobre el derecho de autor , la
terminación de la relación de empleo no afecta en absoluto a los derechos del
empleador. Esta disposición se aplica asimismo en el caso de los artistas
intérpretes o ejecutantes.
Cuando los
únicamente en el
no siempre está
dificultades que
derechos del empleador y del asalariado tienen su origen
contrato, su situación cuando termina la relación de empleo
claramente reglamentada. Particularmente importantes son las
surgen en el ámbito del derecho de autor3.
En la mayoría de los casos, hay que referirse a los acuerdos concluidos
entre las partes para determinar los efectos de la terminación de la relación
de empleo en los derechos del trabajador. Así ocurre, por ejemplo, en materia
de derecho de autor en la República Federal de Alemania; en su respuesta al
cuestionario de la Oficina, el Gobierno de este país hizo observar que se
sigue el principio de que el artista intérprete o ejecutante actúe de buena fe
y no explote su obra o su actuación de modo que perjudique al empleador; si
los derechos de utilización corresponden al asalariado, éste puede hacer valer
sus derechos recurriendo a las disposiciones aplicables del derecho civil o
penal. En la República Democrática Alemana se tiende a regular los efectos de
la terminación de la relación de empleo en los derechos y obligaciones del
autor asalariado en el contrato de trabajo; en principio, si el autor se va
de la empresa ésta puede seguir utilizando su obra; puede, por ejemplo,
continuar utilizando los decorados sin modificarlos durante el período que
dure el espectáculo para el que fueron concebidos; si el espectáculo se
repone después de una interrupción, y se utilizan los mismos decorados, es
necesario concluir un nuevo contrato con su autor. A pesar del derecho que le
asiste de seguir utilizando dichos decorados, la empresa debe abonar al autor
una retribución complementaria.
Por regla general, la terminación de la relación de empleo carece de
consecuencias. Así, en los Estados Unidos se admite que dicha terminación no
afecta a la cesión que el empleado hace al empleador de sus derechos de
invención.
Es frecuente que, a este respecto, las estipulaciones entre las partes
contengan lagunas o imprecisiones, de modo que se deja un amplio margen a la
interpretación que la autoridad competente les atribuya. Tal es la situación
del autor, por ejemplo, en Marruecos, Noruega y Suiza. Según el Sindicato
Suizo de Medios de Información (SSM), en Suiza el derecho de utilizar la obra
creada por el personal de la Sociedad Suiza de Radiodifusión y Televisión en
el ejercicio de sus funciones pertenece enteramente al empleador y sigue
perteneciéndole después de la terminación de la relación de empleo; no
obstante, el sindicato en cuestión ejerce cierto control sobre la utilización
comercial de las obras a través de un derecho de examen e inspección de los
fondos que, regidos por el contrato colectivo de trabajo, se destinan a
financiar el perfeccionamiento del personal para mejorar la calidad de los
programas.
A veces, sin embargo, la terminación de la relación de empleo desempeña
un papel de cierta importancia. Así, en Checoslovaquia el autor puede en
principio utilizar la obra que creó mientras estuvo empleado cuando terminan
las relaciones contractuales, siempre que con esta utilización no se haga
3561d
- 87 -
competencia al empleador mediante la divulgación de secretos. Para hacerlo,
debe obtener la autorización del empleador;
si éste se la niega
injustificadamente, los tribunales deciden sobre el caso. En la República
Democrática Alemana el autor no puede utilizar para fines propios su obra mas
que a título excepcional y con la autorización de la empresa.
Derechos pecuniarios
Cuando la ley o el contrato prevén que el inventor o el autor tienen
derecho a percibir una remuneración especial por la invención o la obra
realizada durante el período de la relación de empleo, esta remuneración
consiste bien en una suma a tanto alzado, bien en pagos periódicos, sujetos,
en particular, al beneficio que obtiene el empleador de la explotación de
dicha invención u obra. El pago de esta retribución tiene su origen en la
cesión de los derechos del creador y en la explotación económica de la
invención o de la obra y no en la existencia misma de relaciones de trabajo.
Así pues, poco importa en principio que esta utilización tenga lugar durante
las relaciones contractuales o después de ellas.
En general, la terminación de estas relaciones no influirá, pues, en las
obligaciones pecuniarias en cuestión, ya se trate de invenciones (como ocurre
en Austria, Canadá, Checoslovaquia, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia,
Hungría, México, Noruega, República Democrática Alemana, Rwanda y URSS), ya de
obras (como es el caso de Australia, Ecuador, Hungría, Marruecos, Noruega,
Portugal, Reino Unido, y Suiza). Así, en Canadá, los derechos de autor sobre
la obra realizada por un empleado pertenecen al empleador. La terminación de
las relaciones de trabajo no modifica en absoluto esta situación.
En la República Federal de Alemania, el convenio colectivo de los
periodistas (redactores de diarios), concluido en 1986, prevé que la
retribución en concepto de utilización no prevista de sus obras se mantenga
tras la terminación de la relación de empleo. En su respuesta al cuestionario
de la Oficina, el Gobierno precisó que diversos convenios colectivos (por
ejemplo, los de las empresas Hochst y Varta) prevén que el trabajor a quien se
deban propuestas de mejora técnica premiadas siga recibiendo la compensación
económica que le corresponde cuando haya dejado a su empleador; en caso de
fallecimiento, la compensación se abona a sus familiares.
En Bélgica, en virtud del convenio colectivo concluido en 1979 en el
marco de la comisión paritaria de la industria cinematográfica y relativo a
las condiciones de trabajo y remuneración de los trabajadores ocupados en
empresas de producción de películas, el autor de una invención cuya patente
explota o vende el empleador debe ser retribuido, aunque ya no pertenezca a la
empresa en el momento de la venta o de la explotación.
Generalmente los artistas intérpretes o ejecutantes siguen percibiendo
tras la terminación de la relación de empleo las remuneraciones residuales a
las que tenían derecho por sus actuaciones. En el Reino Unido, por ejemplo,
en virtud de los convenios concluidos por la BBC ésta sigue pagando a los
artistas que ya no emplea. No obstante, corresponde a éstos (o a las
sociedades que los representan) actuar para que se respeten sus derechos. A
este respecto es importante subrayar el destacado papel que desempeñan para
esta categoría de creadores los sistemas de gestión colectiva de sus derechos
por parte de sociedades u otros organismos reconocidos al efecto, los cuales
disponen, para controlar los usos que se hacen de las actuaciones de los
artistas, de medios que en la mayoría de los casos no están al alcance de
éstos, considerados individualmente.
3561d
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En Francia, el empleador disfruta de la cesión general del derecho de
autor sobre la obra producida por el asalariado en el desempeño de sus
funciones y no está obligado a abonar a éste ninguna suma tras la expiración
del contrato de trabajo. No obstante, las partes pueden evidentemente
convenir lo contrario. En el caso de los inventores, las condiciones en que
el asalariado puede ser beneficiario de una remuneración después de abandonar
la empresa se recogen en los convenios colectivos, los acuerdos de empresa o
los contratos individuales de trabajo en lo que respecta a las invenciones
llamadas de misión, o en el acuerdo que fija el justiprecio que debe abonarse
al inventor por las invenciones atribuibles al empleador. Así, el convenio
colectivo nacional de las industrias químicas, concluido en 1985, conserva el
derecho que asiste a un contramaestre o a un técnico inventor a percibir una
participación en proporción con el valor de su invención cuando ésta sea
objeto de explotación comercial en los cinco años siguientes a la obtención de
la patente, incluso en el caso de que haya dejado de pertenecer a la empresa o
de que esté jubilado. Esta disposición se aplica asimismo al autor de todo
nuevo procedimiento cuya aplicación aumente la productividad
de
la
fabricación. Igualmente, en Japón, el reglamento tipo sobre las invenciones
realizadas por asalariados, elaborado en 1964 por la Oficina de Patentes para
a las empresas del sector privado, estipula que el inventor debe seguir siendo
retribuido
con posterioridad
a
su dimisión,
su
jubilación
o
su
fallecimiento .
En Egipto, el objetivo concreto de la retribución, consistente en
estimular la actividad innovadora del asalariado mientras está empleado,
conduce a una solución diferente. El derecho a esa retribución se agota
cuando el asalariado abandona la empresa.
La explotación de la invención o de la obra puede evolucionar de tal
manera que se modifiquen de forma importante las bases que sirvieron para el
cálculo de la remuneración especial. La ley o el contrato prevén en ocasiones
que, en tal situación, las partes deben reconsiderar la cuantía fijada. En
tal caso importa poco que la nueva estimación tenga lugar con posterioridad a
la terminación de las relaciones de trabajo. Puede aplicarse una regla
análoga en los casos en que el empleador venda la invención o la obra
obteniendo un beneficio especialmente importante o en los casos en que utiliza
la obra de una forma no prevista. El asalariado tiene entonces derecho a una
parte de este beneficio, incluso si ya ha dejado a su empleador en el momento
de la venta o de la nueva utilización de la obra.
El hacer valer estos derechos con posterioridad a la terminación de las
relaciones de trabajo implica no obstante que el asalariado pueda ser
informado por el empleador de la existencia de la nueva fuente de ingresos y
de las circunstancias en que se basa el cálculo de la suma adeudada. En caso
necesario, debe lograr que se le reconozca el derecho a obtener la información
pertinente que le permita ejercer un control, lo que en la práctica plantea un
problema importante.
Así, en la República Democrática Alemana se revisan los derechos del
empleado inventor si las circunstancias lo justifican. El asalariado debe ser
informado de la utilización de su invención después que ha partido. En lo que
concierne al derecho de autor, el empleador puede seguir utilizando la obra
realizada por el asalariado, pero si lo hace a una escala no prevista
inicialmente, está obligado a pagar una remuneración especial al autor,
incluso en el caso de que hayan terminado mientras tanto las relaciones de
trabajo. Asimismo, en Austria, la remuneración especial del inventor puede
ser objeto de un nuevo cálculo si intervienen cambios importantes en los
elementos en los que se basó su fijación o si los beneficios que la empresa
obtiene de la invención son desproporcionados en relación con la remuneración
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convenida.
El problema de la información del asalariado es tanto más
importante cuanto que sus derechos prescriben a los tres años a partir del
momento en que se originaron los hechos en cuestión.
En Dinamarca, pueden modificarse las decisiones o acuerdos relativos a la
compensación económica del inventor si una de las partes lo solicita cuando la
situación se haya modificado sustancialmente desde el momento en que se fijó
la retribución o en caso de que concurran circunstancias particulares. Esta
disposición no puede contravenirse ni siquiera conviniéndolo las partes.
Además, no se puede exigir al empleado que devuelva sumas que ya haya
percibido.
En Finlandia, corresponde a los tribunales modificar la
remuneración si lo exige una notable modificación de las condiciones; tampoco
allí está obligado el empleado a devolver las sumas que ya le han sido
abonadas a título de remuneración. En Noruega, la reglamentación relativa a
los trabajadores prevé disposiciones similares; puede modificarse la cuantía
de la remuneración del inventor si lo solicita cada una de las partes y aunque
exista un acuerdo en sentido contrario, si las circunstancias que determinaron
su fijación han cambiado considerablemente. En Suecia, el convenio colectivo
nacional concluido en 1970 entre la Confederación de Empleadores Suecos (SAF)
y tres sindicatos suecos (el Sindicato de Empleados y de Técnicos de la
Industria (SIF), el de capataces y contramaestres (SALF) y la Asociación de
Ingenieros Diplomados (CF)), prevé asimismo la posibilidad de revisar la
cuantía de la compensación económica del inventor, pero puntualiza que la
terminación de las relaciones contractuales no justifica por sí misma la
revisión de la retribución.
Derechos morales
Cuando el inventor o el autor tienen derecho a figurar personalmente como
tales en el título de una patente o de un documento equivalente o con ocasión
de la utilización de la obra, la terminación de la relación de empleo no
afecta generalmente a esta prerrogativa, que normalmente emana de la
legislación sobre la propiedad inmaterial y no se extingue más que con la
patente. En cuanto a los derechos morales del autor, allí donde se los
reconoce son por lo general perpetuos, inalienables e imprescriptibles; por
tanto, el autor asalariado conserva el derecho a la paternidad de su obra así
como los demás derechos morales, como el de impedir la modificación de su obra
o el de limitar su utilización, siempre que tales derechos le hayan sido
otorgados en el curso de su empleo.
Así pues, también en este caso rige el principio de que la relación de
empleo no afecta a los derechos de las partes. En materia de invenciones, tal
es el caso de, por ejemplo, la República Federal de Alemania, Austria, Canadá,
Checoslovaquia, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Hungría, México,
Noruega, Perú, la República Democrática Alemana y la URSS y, en materia de
obras, de la República Federal de Alemania, Australia, Ecuador, Ghana,
Hungría, Marruecos, Noruega, Portugal, Reino Unido y Suiza.
En Francia, por ejemplo, el inventor asalariado disfruta del derecho
moral sobre su invención durante toda la vigencia de la patente, esto es, 20
años. En el ámbito de la propiedad literaria y artística, el autor asalariado
conserva igualmente su derecho moral sobre la obra tras haber expirado su
contrato de trabajo. Este derecho es, en efecto, perpetuo, inalienable e
imprescriptible. Si en la práctica según ocurre frecuentemente el asalariado
y el empleador concluyen cláusulas de renuncia al derecho de paternidad del
autor, esta renuncia que es admitida por los tribunales sigue siendo, no
obstante precaria, pues el autor puede en todo momento revelar su paternidad
sobre la obra.
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También en el Brasil el derecho moral al reconocimiento de la condición
de inventor o de autor del trabajador que ha realizado la invención, la obra,
la interpretación o la ejecución artística sigue vigente tras la terminación
de las relaciones de trabajo, pues es imprescriptible. En virtud de los
convenios colectivos concluidos en el Reino Unido entre el organismo de
radioteledifusión BBC y sus empleados, la terminación de la relación de empleo
no afecta a los derechos morales reconocidos a estos últimos.
En contraste, en los países en que, en virtud de la ley o del contrato,
se ceden los derechos morales al empleador, los asalariados no están en
mejores condiciones de ejercerlos tras la terminación de las relaciones
contractuales que durante la vigencia de éstas. Así, en Canadá, cuando los
derechos morales del autor se ceden al empleador, la situación no resulta
modificada por la terminación de las relaciones de trabajo. Análogamente, en
los Estados Unidos, cuando tales derechos se reconocen, es el contrato el que
determina si el titular de los derechos sobre la obra realizada por un
empleado es el empleador o el asalariado; cuando es el empleador, lo sigue
siendo tras la terminación de la relación de empleo.
Las invenciones y las obras realizadas con posterioridad
a la terminación de la relación de empleo
Diversos problemas pueden surgir cuando un asalariado realiza un
invención o una obra una vez terminada la relación de empleo. Estos problemas
atañen tanto al empleador como al asalariado, pues se plantea la cuestión de
saber quién de los dos (el empleador o su antiguo colaborador) es el titular
de los derechos sobre la invención o la obra producidas cuando han terminado
sus relaciones contractuales. Es necesario tomar en consideración intereses
muy dispares: por una parte, los del asalariado, para quien es importante
poder disponer libremente de sus creaciones y de la experiencia personal que
haya podido adquirir al servicio de su empleador, a fin de proseguir su
actividad profesional y progresar en su carrera una vez terminada la relación
de empleo; por otra parte, los de la empresa o la organización que le
empleaba, la cual desea por un lado protegerse contra la utilización, por
parte de su antiguo colaborador, de determinados conocimientos adquiridos
durante el empleo que pudiera resultar lesiva para sus intereses y sus propias
actividades, y por otro lado asegurarse de que la invención o la obra no fue
concebida cuando el trabajador se encontraba aún a su servicio y no constituye
una creación sobre la cual dispondría, pues, de los derechos que le reconoce
la reglamentación sobre el producto de la actividad intelectual de sus
empleados5.
Es posible, en efecto, que el asalariado espere a haber terminado su
empleo para explotar una invención o una obra realizada a espaldas del
empleador durante las relaciones de trabajo. Debe protegerse al empleador en
la medida en que puede hacer valer sus derechos sobre la invención o la obra.
También puede ser necesaria esa protección si el asalariado se ha aprovechado
de las instalaciones o de la documentación del empleador para llevar a cabo su
invención o crear su obra, aunque la realización final no tenga lugar sino con
posterioridad a la terminación de las relaciones de trabajo.
Así, en diversos países, la ley o el contrato precisan que los derechos
del empleador abarcan igualmente las invenciones o las obras realizadas por el
asalariado tras la terminación de las relaciones de empleo cuando aquéllas
hayan sido concebidas en el curso de estas relaciones. Normalmente estos
derechos no conciernen más que a las creaciones sobre las que el empleador
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hubiera tenido derechos si se hubieran producido durante el período de empleo
(por ejemplo, las invenciones de servicio y las denominadas "dependientes").
En general, la ley reconoce explícitamente este derecho del empleador
según sucede, por ejemplo, en el Brasil, Dinamarca, Egipto, España, Finlandia,
Israel, Italia, Kuwait, Noruega, Portugal y Suecia. También puede tener su
origen en la obligación general de lealtad que incumbe al asalariado, como en
Suiza, donde la obligación del asalariado de poner una invención ligada a la
disposición del empleador se prolonga más allá de la relación de trabajo y de
la obligación del empleador de retribuir al inventor; la obligación de
fidelidad que incumbe al asalariado se aplica asimismo cuando el empleador
desea utilizar los dibujos o modelos industriales realizados por el
asalariado, aunque éste sea el titular. En diferentes países (Estados Unidos,
Francia y Japón) este derecho del empleador emana de cláusulas contractuales
especiales cuya validez está admitida por la jurisprudencia, a reserva de
ciertos límites relativos a su duración, a su alcance geográfico y a su
objeto. Así, en los Estados Unidos los contratos de cesión al empleador de
una invención realizada por el trabajador una vez terminado el empleo no son
válidos mas que si su alcance y su duración son razonables; si no, los
tribunales los rechazan al considerarlos un atentado contra la libertad de
empresa.
La protección del empleador no consiste con frecuencia mas que en la
simple presunción de que la invención de que se trata fue producida durante
las relaciones de trabajo;
el asalariado puede eliminar esa presunción
demostrando que su invención es en realidad posterior a la terminación de la
relación de empleo; en tal caso, los derechos del empleador se extinguen.
Esa es la práctica en Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia.
Los derechos del empleador no abarcan generalmente mas que las
invenciones o las obras realizadas dentro de cierto plazo tras la terminación
de la relación de empleo o que son objeto de una solicitud de patente dentro
de dicho plazo. Este se extiende generalmente desde seis meses (por ejemplo,
Dinamarca, Finlandia, Israel, Noruega y Suecia) hasta un año (en el Brasil,
Egipto, España, Italia, Kuwait y Portugal). En Suecia, el plazo de seis meses
puede prolongarse a un año como máximo si las partes lo acuerdan. Toda
cláusula que establezca una duración superior es nula. Lo mismo ocurre en
Dinamarca, en Finlandia y en Noruega.
La reglamentación de diversos países estipula que la fundamentación de
los derechos del empleador con posterioridad a la terminación de las
relaciones de trabajo está sujeta a la condición de que estos derechos
hubieran existido si la invención se hubiera producido durante la relación de
empleo; dicho de otro modo, el empleador sólo puede reivindicar sus derechos
sobre la invención si ésta se hubiera producido durante las relaciones de
trabajo y le hubieran sido aplicables las disposiciones
legales o
contractuales . Tal es el caso, por ejemplo, de Israel, Italia, Noruega y
Suecia. Cabe observar a este respecto que la Federación Sindical Mundial
(FSM) y el Comité de Coordinación Internacional de Ingenieros, Cuadros y
Técnicos han recomendado que, cuando la reglamentación nacional reserve los
derechos del empleador sobre la invención realizada tras la terminación del
contrato de trabajo, la validez de esta reserva sea de duración limitada (a
algunos meses) y que corresponda al empleador probar que la invención fue
concebida durante el empleo .
Hay que mencionar aún dos principios, sin duda de consecuencias prácticas
importantes, pero acerca de los cuales se han recibido pocas respuestas de los
gobiernos y de las organizaciones interesadas, de manera que la información
disponible sigue siendo muy deficiente.
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Al empleador le interesa que el asalariado que ha dejado de estar a su
servicio no se aproveche, ni en beneficio propio ni en el de un tercero (por
ejemplo, otro empleador), de las investigaciones que realizó siendo su
empleado. Asimismo, en virtud del contrato o de la legislación al asalariado
puede exigirsele, en grado variable, que no utilice tras la terminación de las
relaciones de trabajo informaciones secretas o confidenciales, en particular
aspectos de trabajos de investigación todavía desconocidos para terceros; así
ocurre, por ejemplo, en Australia, Canadá, República Centroafricana, Francia y
Suiza. Esta prohibición de la explotación de secretos puede constituir un
importante aspecto de la protección del empleador. Así, en Suiza el código de
obligaciones dispone que el asalariado no puede utilizar o revelar hechos que
han de permanecer confidenciales, como los secretos de fabricación y
comerciales a que tuvo acceso estando al servicio del empleador, incluso
después de la terminación del contrato de trabajo, cuando lo exige la
salvaguardia de los intereses legítimos del empleador.
Se puede ir aún más lejos en esta protección: en ocasiones el contrato
estipula que el asalariado se abstenga de toda actividad que haga competencia
al empleador, ya ejerza la misma por cuenta propia, ya por cuenta de un nuevo
empleador. La validez de tales cláusulas está limitada por los diversos
ordenamientos jurídicos nacionales para que no se obstruya excesivamente la
libertad del asalariado (Canadá, Suiza).
La cláusula de prohibición de
competencia (en lo que atañe concretamente a los límites de su licitud)
constituye de por sí un tema; en casi todos los informes recibidos no se hace
la menor alusión a esta cuestión .
*
*
*
El somero examen que precede muestra que, independientemente de las
modalidades propias de cada sistema jurídico y salvo excepciones relativamente
raras, la terminación de la relación de empleo apenas afecta a los derechos y
obligaciones del empleador y del asalariado en lo que respecta a las
invenciones y a las obras realizadas durante las relaciones de trabajo. Es
probable que esta uniformidad se deba esencialmente a que, cualesquiera que
sean los sistemas jurídicos, los derechos del inventor o del autor asalariados
son fijados en función de factores tales como las inversiones de la empresa,
la remuneración regular del asalariado y el valor que la invención o la obra
tienen en abstracto o para el empleador de que se trate, factores todos ellos
a los que no afecta la ruptura de las relaciones de trabajo. Corresponde a
las medidas preconizadas por la Federación Internacional de Empleados,
Técnicos y Profesionales (FIET) en los principios rectores para una
reglamentación internacional que adoptó en 1966; éstos disponen, en efecto,
que "los derechos y deberes que se deriven de acuerdos relativos a inventos no
quedan afectados por cualquier interrupción de las relaciones entre empleador
y empleado"8. En el mismo sentido, las disposiciones legales tipo relativas
a
los autores empleados evocadas anteriormente preconizan que estas
disposiciones sigan en vigor a la terminación de la relación de empleo,
precisando que la inobservancia de esta norma no será posible mas que una vez
terminada la relación de empleo y si las partes convienen expresamente en
ello9.
Como se ha visto, el ejercicio efectivo de los derechos adquiridos por el
asalariado sobre sus creaciones durante el período de empleo puede no obstante
plantear
ciertos
problemas
prácticos
cuando terminan las relaciones
contractuales que le vinculan con su empleador. Así ocurre concretamente
cuando se le adeuda una retribución residual o complementaria, lo que implica
que debe informársele tanto de las circunstancias que dan origen al derecho a
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una nueva remuneración como de las que determinan su cuantía.
Las
organizaciones sindicales y profesionales que representan los intereses de los
creadores asalariados (inventores o autores) pueden sin duda alguna
desempeñada una importante función a este respecto, como lo demuestra la
asumida en beneficio de los autores y de los artistas intérpretes o
ejecutantes por las sociedades que gestionan sus derechos.
Notas
1
Artículo 26 de la ley sobre las invenciones de empleados de 25 de
julio de 1957, reproducida en La propriété industrielle (Ginebra, OMPI),
septiembre de 1972.
2
Párrafo 4 del artículo 11 del decreto núm. 9 de 29 de diciembre de
1969, en su versión modificada y completada por los decretos núms. 4 MM de 7
de diciembre de 1978, 15 MM de 20 de noviembre de 1982, y 15, de 12 de julio
de 1983.
Uchtenhagen, U. : "Le droit des auteurs qui créent des oeuvres sur
commande ou en exécution d'un contrat de travail", Interauteurs (París, CISAC)
núm. 183, 1972, págs. 103-105.
Doi, T.:
"Employee1 inventions:
The law and pratice in japan",
AIPPI Journal, (Tokio, Asociación Internacional para la Protección de la
Propiedad Intelectual, junio de 1981).
5
Ver al respecto OIT:
Le personnel scientifique et technique
hautement qualifié - Conditions d'emploi et de travail (Ginebra, 1974).
6
Federación Sindical Mundial (FSM):
(Praga, 1975).
Les droits de l'inventeur salarié
7
Para más detalles, véase Cuvillier, R.: "Cláusulas de no competencia
y de no divulgación: ¿vínculo o servidumbre para el asalariado?", Revista
Internacional del Trabajo, Ginebra, OIT, marzo-abril de 1977, pág. 209;
ídem: "Salariat et droit d'auteur", Le droit d'auteur, Ginebra, OMPI, abril
de 1979, págs. 121 y 132-133.
8
Federación Internacional de Empleados, Técnicos
(FIET):
Los derechos del inventor asalariado:
una
sindicalistas (Ginebra, 1981).
9
y Profesionales
guía para los
Revue internationale du droit d'auteur (París, AFDA), núm. 129, julio
de 1986.
3561d
- 94 -
CAPITULO VI
LA SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS
Es evidente que la aplicación de toda medida, ya sea legal, convencional
o contractual, puede crear divergencias, sobre todo cuando los principios que
establece no están definidos o lo están de manera imprecisa. La solución de
los conflictos relativos a las invenciones y otras creaciones personales del
asalariado, a la naturaleza y al alcance de sus derechos y obligaciones y, de
forma general, a la interpretación de las disposiciones aplicables es de una
importancia capital. En esta esfera, como en la de los conflictos de
derecho1 en general, la existencia de mecanismos y de procedimientos
apropiados para resolver los litigios entre empleadores y asalariados, sin que
estos últimos resulten perjudicados, constituye en efecto un elemento
fundamental de las relaciones de trabajo. Sin embargo, también se trata de
una cuestión compleja en razón de la naturaleza a menudo técnica de los
conflictos, especialmente de los relacionados con las invenciones, y por el
hecho de que el derecho del trabajo y el de la propiedad intelectual se
superponen y a veces se aplican simultáneamente.
Los mecanismos de solución de conflictos son muy diversos, y reflejan
así, por otra parte, la diversidad de los sistemas nacionales en materia de
conflictos del trabajo y de los medios jurídicos que algunas veces se combinan
para determinar los derechos de los asalariados, inventores y autores, y que
se mencionan al comienzo de este informe. Dentro de los límites de este
último no se puede, claro está, proceder a un análisis completo y detallado de
la composición, competencia y procedimientos de las diversas instancias,
tribunales y otros órganos encargados de resolver los conflictos derivados del
ejercicio de estos derechos.
Sin embargo, de forma esquemática pueden
distinguirse tres tipos de sistemas: se trata en primer lugar, de sistemas
cuyas instancias normalmente competentes para resolver los conflictos entre
empleadores y asalariados y para llegar a un acuerdo entre las partes también
lo son en caso de conflictos relativos a las invenciones y otras creaciones
del asalariado; permiten no sólo garantizar su examen en conformidad con los
principios del derecho del trabajo, sino también evitar los riesgos que un
litigio judicial, con frecuencia largo y costoso, entrañaría para el
asalariado y la conservación de su empleo. En segundo lugar, hay sistemas en
los que los conflictos se someten a tribunales y otras instancias competentes
en materia de propiedad intelectual con conocimientos técnicos que pueden
resultar especialmente útiles en asuntos de invenciones. En fin, en otros
casos se prevén comités o tribunales especiales de conciliación o arbitraje
cuya composición procura responder a la doble preocupación, social y técnica,
de los sistemas precedentes.
Estos diversos mecanismos para la solución de los conflictos se
examinarán brevemente aquí mediante ejemplos nacionales; se subraya, no
obstante, que a menudo coexisten dentro de un mismo país, según la naturaleza
y el objeto del litigio, las diferentes categorías de asalariados, inventores
o autores, el sector o incluso la empresa que los emplea, la reglamentación
que se les aplica y naturalmente el nivel del procedimiento. Por ejemplo, en
Francia, país en el que se ha establecido una comisión paritaria de
conciliación con el fin de posibilitar el arreglo amistoso de las
desavenencias que pueden surgir entre el inventor asalariado y su empleador,
todo lo contencioso sobre patentes de invención incumbe a los tribunales y
cortes de apelaciones competentes en materia de propiedad industrial; por el
contrario, las reclamaciones relativas al derecho de autor del asalariado,
autor de un programa computadorizado, por ejemplo, normalmente se someten a
3566d
- 95 -
los tribunales ordinarios, pues la ley no ha previsto ningún procedimiento de
conciliación.
Función de las instancias normalmente competentes para
resolver litigios entre empleadores y asalariados
Los mismos procedimientos establecidos para examinar y resolver los
conflictos de derecho entre empleadores y trabajadores comprenden los diversos
mecanismos - recurso a procedimientos instituidos en el ámbito de la empresa,
a los previstos por acuerdo entre las partes y por convenios colectivos, a la
conciliación o al arbitraje, a tribunales de trabajo, etc. -, que se indican
en la Recomendación de la OIT sobre el examen de reclamaciones (núm. 130),
1967. Estos procedimientos desempeñan una función importante para resolver
conflictos que surgen entre los inventores o los autores y sus empleadores en
muchos paises. En Brasil, por ejemplo, los conflictos entre empleadores y
trabajadores pueden ser objeto de una mediación por parte de los servicios
regionales del Ministerio del Trabajo; en Burundi los resuelve la Inspección
del Trabajo y el Tribunal del Trabajo; en Colombia, los litigios de carácter
pecuniario se resuelven mediante acuerdo directo, de conciliación, de
mediación y de arbitraje; en Ecuador, el Código del Trabajo prevé mecanismos
particulares para resolver los conflictos individuales entre empleadores y
trabajadores; en Egipto, éstos competen a los tribunales del trabajo; en
Ghana también existen procedimientos análogos; en Indonesia, los conflictos
entre trabajadores y empleadores del sector privado incumben a una instancia
tripartita;
en Kuwait (sector privado);
en Marruecos, en que los
procedimientos concernientes al autor competen a la sección social del
tribunal de primera instancia, y también en Filipinas.
Por otra parte, la competencia de las instancias encargadas normalmente
de resolver los conflictos del trabajo suele estar expresamente reconocida por
la legislación que rige la propiedad intelectual. En Austria, por ejemplo, la
ley sobre patentes estipula que los litigios entre los inventores y sus
empleadores (o entre inventores) competen a los tribunales del trabajo.
En la República Federal de Alemania los conflictos que tienen por único
objeto el pago de la remuneración ya fijada o convenida de una invención o el
de una compensación apropiada por las propuestas de mejoramiento técnico
competen a los tribunales del trabajo ; según la sociedad alemana de
orquestas, miembro del sindicato de los empleados (DAG), en caso de conflicto,
los artistas ejecutantes reciben apoyo de su sindicato y pueden someter su
caso a un tribunal civil o una jurisdicción del trabajo.
En Francia, si bien el contencioso judicial sobre las invenciones
realizadas por asalariados compete a los tribunales de primera instancia, no
se descarta completamente la competencia de los consejos paritarios de
conciliación. Reconocido por la ley como juez del contrato de trabajo, el
consejo de conciliación puede, en efecto, ocuparse de conflictos relativos a
la innovación y a la actividad inventiva cuando se trata de cuestiones ajenas
al campo de aplicación de la ley sobre patentes (por ejemplo, invenciones no
patentables, innovaciones, estimación de la gratificación prevista por
convenio para una invención anterior a la ley) .
En Suecia, los tribunales del trabajo son competentes para resolver
conflictos relacionados con la interpretación de los convenios colectivos. Lo
mismo sucede en Noruega, en que los convenios aplicables a ciertas categorías
de trabajadores, como los periodistas, los arquitectos y el personal de los
organismos de radiodifusión, entre los cuales los autores son particularmente
3566d
- 96 -
numerosos, contienen a
propiedad intelectual.
menudo
disposiciones
relativas a los derechos de
Tal como ocurre en los otros conflictos de derecho entre empleadores y
trabajadores, en la práctica, sólo se recurre a procedimientos legales y a las
instancias judiciales competentes para resolver litigios relativos a las
invenciones y otras creaciones personales del asalariado cuando fracasan los
procedimientos establecidos para llegar a un acuerdo entre las partes. En
ciertos casos, los mecanismos establecidos para examinar reclamaciones
individuales se fijan de manera detallada por medio de convenios colectivos
que estipulan una serie de etapas sucesivas, con un plazo para cada una, y que
comienzan generalmente por el examen de la cuestión con el superior
inmediato. A falta de solución, pueden entonces ser examinadas a niveles
superiores, por los representantes sindicales y la dirección. Asi ocurre, por
ejemplo, en Ghana, con arreglo al convenio colectivo aplicable a la
corporación de la industria cinematográfica (Ghana Films Industry Corporation)
y en Australia (Australia meridional), en que, según en virtud de diversas
sentencias arbitrales, la cuestión se decide en última instancia por los
tribunales. Los mecanismos de examen de las reclamaciones individuales del
personal de la Organización de la Investigación Científica e Industrial de
Australia
- (Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation
(CSRIO)) - hacen hincapié en su solución a nivel del establecimiento; sin
embargo, hasta hoy no se les ha sometido ninguna cuestión relativa al derecho
de autor o a las patentes de invención.
Los procedimientos establéelos en el ámbito de la empresa para examinar y
resolver los conflictos entre empleadores e inventores o autores revisten un
carácter más o menos formal según su origen
- legislación, convenios
colectivos, iniciativa individual, etc. -, y la dimensión de las empresas.
En el Canadá y en los Estados Unidos, por ejemplo, muchas grandes empresas del
sector privado, como IBM, disponen de mecanismos internos para la solución de
los conflictos; análogamente, en la administración federal de los Estados
Unidos, el trabajador de un servicio público que impugna una decisión de ese
servicio respecto de la propiedad y la explotación de su invento, puede
solicitar un reexamen de su caso dentro del servicio e informar al responsable
de la Oficina de patentes y marcas; las reglas aplicables prevén además el
recurso a un organismo encargado de velar por el cumplimiento de principios
uniformes en materia de patentes del Estado y de resolver los litigios
relativos a la propiedad de las invenciones realizadas por sus empleados.
Como en el Canadá, los conflictos entre inventores o autores y sus
empleadores, públicos o privados, incumben en última instancia a los
tribunales competentes.
En el Japón, el modelo de reglamento de las invenciones realizadas por
asalariados, elaborado en 1964 por la Oficina de Patentes, recomienda el
establecimiento de un comité de examen de las invenciones dentro de las
empresas, de cuya secretaría se encarga su sección o su división de patentes.
Según el modelo en cuestión, este comité, compuesto de un presidente, un
vicepresidente (jefe de la sección o de la división de patentes) y de miembros
elegidos por el presidente de la empresa entre los empleados de ésta, se
encarga no solamente de pronunciarse sobre la cuestión de decidir si una
invención es una invención de servicio, sino también de examinar las
eventuales reclamaciones del inventor contra esa decisión, pudiendo este
último ser autorizado a estar presente en las deliberaciones del comité y a
exponer sus punto de vista .
Los consejos o comisiones paritarias establecidos en el ámbito de la
empresa intervienen con frecuencia para resolver los conflictos dé derecho
entre inventores o autores y sus empleadores. Este es el caso en el Reino
3566d
- 97 -
Unido, en la British Broadcasting Corporation (BBC), en que los conflictos se
someten a comités paritarios previstos por los acuerdos colectivos concluidos
entre este organismo y la asociación de trabajadores Broadcasting and
Entertainment Trades Alliance (BETA), que representa a 40 000 miembros del
personal ocupado en los servicios público y privado de radiodifusión y
televisión, industria cinematográfica, teatro y actividades de esparcimiento.
Los problemas más corrientes sometidos a estos comités paritarios se refieren
a la interpretación de los acuerdos relativos a los pagos residuales y
extraordinarios y a la revisión periódica de estos acuerdos. Según la
Confederación de la Industria Británica - Confederation of British Industry
(CBI) -, cada empresa de prensa dispone de un procedimiento interno de examen
de las reclamaciones que puede ser utilizado por los periodistas en caso de
conflicto.
En Suiza, los litigios relativos al derecho de autor del personal de la
Sociedad Suiza de Radiodifusión pueden someterse a una comisión paritaria que
comprende representantes de la asociación local del personal y del sindicato
suizo de medios de comunicación; según éste, en el curso de los últimos años,
los conflictos relacionados con el derecho de autor se refirieron
exclusivamente a la utilización comercial de las obras, a la asignación de
ingresos al fondo instituido para financiar el perfeccionamiento individual y
al derecho de los miembros del personal de percibir prestaciones provenientes
de este fondo. Por lo que se refiere a las invenciones realizadas por los
trabajadores, la Unión Central de Asociaciones Patronales Suizas indica que
las reclamaciones son pocas, ya que la cuestión se resuelve directamente entre
el jefe de la empresa y el inventor, sin que sea necesario recurrir a los
tribunales o al arbitraje.
En los países socialistas de Europa oriental, los conflictos se resuelven
principalmente en el ámbito de la empresa, entre la dirección y el comité
sindical. En Bulgaria, por ejemplo, los conflictos relativos a la adopción o
rechazo de una propuesta de racionalización por la empresa se examinan
conjuntamente por la dirección de la empresa y el comité sindical interesado.
Lo mismo ocurre respecto de los litigios referentes a la cuantía de la
retribución de autor. En cambio, los que tienen relación con la expedición de
un certificado de autor o de una patente de invención se presentan al
Instituto de Invenciones y Racionalizaciones, y los relativos a la calidad de
autor de una invención o a una propuesta de racionalización se someten al
tribunal competente.
En Hungría, la reglamentación aplicable a las propuestas de innovación
estipula que los conflictos respectivos pueden someterse, ya sea al órgano
sindical competente de la empresa, o a la comisión de vigilancia o de control
de la cooperativa; el asunto se reexamina si el órgano al que se ha sometido
lo estima necesario. Los conflictos referentes a la remuneración y a la
cesión de la innovación incumben a los tribunales, así como los relativos a la
cuestión de determinar si la creación de una obra responde a una obligación
contractual del autor como empleado y los referentes al pago de los derechos
que puedan deberse al interesado cuando su obra es utilizada por una persona
distinta del empleador a raíz de un contrato de cesión concertado por este
último. Es el caso también de los conflictos relacionados con la calificación
de la invención y su remuneración que son los más comunes entre inventores y
empleadores. En su respuesta al cuestionario de la Oficina, el Gobierno
indica que los tribunales fijan habitualmente la cuantía de la remuneración
del autor en un 60 por ciento (10 por ciento para los autores de programas
computadorizados del total de los ingresos cuando el contrato concluido por el
empleador se refiere a la utilización de la obra fuera de su esfera de
actividad;
cuando no es así, establecen la suma que debe pagarse de
conformidad con la reglamentación aplicable, habida cuenta de los gastos
3566d
- 98 -
relacionados con la creación de la obra y cada caso particular. El Sindicato
Húngaro de Trabajadores Culturales subraya el papel de los comités paritarios
de arbitraje en la solución de los conflictos entre los artistas y sus
empleadores. Constituidos en toda empresa en que existe un órgano sindical,
estos comités están compuestos de miembros elegidos por los trabajadores sobre
la base de la recomendación conjunta del órgano sindical local y de la
dirección. Los recursos contra sus decisiones incumben a los tribunales del
trabajo.
En la República Democrática Alemana, los conflictos relativos a la
utilización de obras artísticas creadas por los trabajadores incumben a la
comisión de conflictos instituida en las empresas de gestión colectiva y en
los órganos e instituciones del Estado. Los miembros son designados por los
trabajadores de la empresa, a propuesta de su comité sindical. Los recursos
se someten al tribunal de primera instancia del distrito del que depende la
comisión. En los trámites judiciales, los miembros y dirigentes de los
sindicatos pueden representar y defender los derechos de los trabajadores,
participar en el procedimiento, definir su punto de vista, formular
recomendaciones y presentar solicitudes de pruebas.
En Checoslovaquia, los conflictos relativos a la remuneración de las
invenciones y de las propuestas de racionalización y de modelos industriales
se examinan en primer lugar por comisiones sindicales con el fin de llegar a
un acuerdo. Sólo se recurre a los tribunales a falta de tal acuerdo. Lo
mismo ocurre cuando fracasa el procedimiento de conciliación previsto para
resolver los litigios referentes a la remuneración de obras literarias y
artísticas en que el Ministerio de Cultura interviene a título consultivo. En
su respuesta al cuestionario de la Oficina, el Gobierno señala que los casos
en que estos últimos conflictos llegan ante los tribunales son excepcionales;
entre los que han llegado a su conocimiento, los tribunales se han pronunciado
a favor del autor cuando la organización empleadora no ha conseguido demostrar
que el autor había dado el consentimiento requerido por la legislación para
editar y publicar la obra de otra manera que la prevista por el contrato.
En la URSS, los conflictos relacionados con el examen de las invenciones,
propuestas de racionalización y derechos de sus autores se examinan por
comités paritarios establecidos en el ámbito de la empresa, organismo,
institución, ministerio o departamento interesados.
A ambas partes, y
especialmente a la agrupación sindical de la empresa o, a su petición, a la
agencia local de la Asociación Soviética de Inventores y Racionalizadores
(VOIR) se les invita a participar en el examen y la solución del conflicto.
El autor de una invención o de una propuesta de racionalización sólo puede
recurrir ante los tribunales cuando no se logra una solución satisfactoria a
nivel de la empresa. A petición del inventor, un representante de la VOIR,
puede exponer su opinión, tomar conocimiento del expediente y participar en el
examen de las pruebas. Según el Gobierno, la aplicación del mecanismo legal
de examen de los litigios relativos a las invenciones no suscita dificultades.
En otros casos, se recurre a mecanismos de conciliación o arbitraje para
resolver los conflictos entre inventores y autores y sus empleadores. Así
ocurre, por ejemplo, en Suecia; como se verá más adelante, un convenio
colectivo nacional, especialmente aplicable a las invenciones de los
empleados, define el procedimiento que debe seguirse en caso de conflicto. En
México, con arreglo al Código del Trabajo, las reclamaciones relativas a la
remuneración del inventor incumben a las comisiones de conciliación y
arbitraje encargadas de resolver los conflictos de trabajo entre empleadores y
trabajadores.
3566d
- 99 -
En la República Federal de Alemania, los conflictos en la esfera del arte
dramático los resuelve un tribunal de arbitraje sobre la base de un convenio
colectivo; por otra parte, se ha establecido un órgano de conciliación y
arbitraje entre la asociación de escritores alemanes afiliada al sindicato de
trabajadores de imprenta y la asociación de editores.
En Australia, la Comisión Federal de Conciliación y Arbitraje establecida
por la legislación se encarga de los conflictos entre empleadores y
trabajadores y, en particular, de los que surgen entre las organizaciones que
los representan. En caso de fracaso de la conciliación, la Comisión puede
proceder a un arbitraje. Salvo acuerdo entre las partes, la Comisión no puede
obligarlas a aplicar una decisión relativa a cuestiones que se plantean
después de la terminación de la relación de empleo (por ejemplo, pagos por
utilización adicional de los servicios prestados por artistas).
En su
respuesta al cuestionario de la Oficina, el Gobierno indica que como condición
previa por su examen por la Comisión, el conflicto ha de ser de naturaleza
interestatal, lo cual puede ser difícil de establecer en el caso de conflictos
relativos a los autores e inventores a sueldo.
En los Estados Unidos, muchos acuerdos estipulan el recurso al arbitraje
para la solución de conflictos y reclamaciones relacionados con el derecho de
autor. Este es el caso, por ejemplo, del contrato tipo elaborado por la
asociación de autores de canciones (Songwriters' Guild), en virtud del cual
las partes se comprometen a recurrir a un procedimiento de arbitraje conforme
a las reglas de la asociación americana de arbitraje y a conformarse a la
decisión que se adopta, a reserva de una apelación ante los tribunales
competentes.
En Portugal, la solución de todo litigio derivado de la
aplicación del código de derecho de autor y que no incida en los derechos
inalienables puede someterse al arbitraje por las partes (sin perjuicio de un
recurso ante los cauces judiciales ordinarios).
Función de las instancias especiales de conciliación y arbitraje
Suelen establecerse a veces comités especiales de conciliación o
arbitraje encargados esencialmente de los conflictos relativos a las
invenciones realizadas por los asalariados, que no sólo permiten una
representación de las partes interesadas sino también el examen de los
conflictos bajo su doble aspecto de derecho del trabajo y de propiedad
industrial. Es el caso, por ejemplo, en la República Federal de Alemania,
España, Italia, Finlandia, Francia, Noruega, Portugal, República Democrática
Alemana y Suecia; en todos estos países los derechos del asalariado inventor
están consagrados por disposiciones legislativas.
En ciertos países, el recurso a estos órganos de conciliación o
arbitraje, establecidos generalmente en las oficinas de patentes, reviste un
carácter obligatorio, es decir que los litigios deben sometérseles antes de
interponer un recurso judicial, salvo ciertas excepciones, como por ejemplo,
cuando las partes se han puesto de acuerdo para no recurrir a los órganos
citados. Así ocurre, por ejemplo, en la República Federal de Alemania cuando
se concluye un acuerdo semejante después de haberse producido el conflicto.
En otros países, en cambio, dicho recurso es facultativo y se interpone
normalmente cuando lo pide una de las partes. También la competencia de los
órganos de que se trata varía según los países. En ciertos casos, esos
órganos emiten un dictamen sobre la manera de resolver el conflicto o someten
una propuesta de conciliación a la aceptación de las partes, mientras que en
3566d
- 100 -
otros, pueden tomar una decisión en la materia, a reserva del recurso que
pueda proceder.
En la República Federal de Alemania, todo litigio relativo a una
invención realizada por un trabajador y a una propuesta de mejoramiento
técnico que confiera al empleador una situación privilegiada y, de manera
general, a la aplicación de la ley especial que rige la cuestión, debe ser
objeto de un procedimiento de conciliación, antes de iniciarse un recurso
judicial, ante una comisión especial establecida en la Oficina de patentes.
Su objetivo es evitar un contencioso judicial entre las partes en el contrato
de empleos. Sólo en ciertos casos limitados por la ley y cuando fracasa
la conciliación, el conflicto puede someterse a los tribunales; el recurso
previo a esta comisión es obligatorio, en particular respecto de los litigios
entre un inventor y la empresa que lo emplea, si bien la comisión también
puede examinar los conflictos que puedan producirse después de la terminación
de la relación de empleo, lo cual, ocurre con frecuencia, por otra parte .
Encargada de llegar a una solución amistosa de los conflictos, la comisión se
compone de un presidente con formación jurídica, nombrado por un año, y de dos
expertos tánicos en la materia de la que depende la invención, que se eligen
para cada litigio particular entre los miembros de la Oficina de patentes; a
petición de una de las partes, se designa a dos miembros adicionales, uno
proveniente de los medios empleadores y el otro de los medios trabajadores.
En la práctica, la comisión sólo se completa de esta manera en un caso de cada
diez8. La sociedad de fomento de las invenciones de este país indica no
tener conocimiento de que al representante de los trabajadores se le haya
elegido nunca entre los inventores afiliados a asociaciones de inventores.
La comisión no puede dictar decisiones de observada obligatoria; se
limita a someter a las partes interesadas propuestas de conciliación cuyas
razones debe motivar; sin embargo, dichas propuestas pueden tener valor de
acuerdo y convertirse en obligatorias si no hay oposición de ninguna de las
partes en el mes que sigue a su notificación. El procedimiento ante la
comisión es gratuito; no se cobran emolumentos ni costos. No se aplica a la
administración pública cuando ésta posee sus propios procedimientos de
arbitraje.
La comisión examina anualmente unos 80 conflictos que incluyen de 200 a
300 títulos de propiedad industrial y resuelve sobre todo cuestiones de
retribución;
también se le someten a menudo cuestiones de procedimiento
(formulación de las reivindicaciones del empleador dentro de los plazos, por
ejemplo). La proporción de acuerdos alcanza del 70 al 75 por ciento ; al
parecer, las disposiciones legislativas sobre las invenciones de los
asalariados se conocen y aplican menos, sin embargo, en las empresas pequeñas
y medianas .
En España, los conflictos relativos a las invenciones también deben ser
objeto de un procedimiento de conciliación previo ante una comisión
constituida en el Registro de la propiedad industrial. En efecto, ningún juez
puede admitir una demanda relativa a derechos otorgados al inventor y a su
empleador si no viene acompañada de un certificado que demuestre el rechazo de
la propuesta de acuerdo que la comisión tiene obligación de formular.
Presidida por un experto nombrado por el director del Registro de la propiedad
industrial, ésta comprende dos expertos designados, respectivamente, por los
trabajadores de la empresa en la que trabaja el inventor y por el empleador.
En caso de conflicto relacionado con una invención realizada por un
funcionario, los miembros de la comisión se designan conforme a la
reglamentación relativa a la administración pública.
La comisión de
conciliación debe formular una propuesta de acuerdo dos meses después, a más
tardar, de la fecha en la cual se solicitó el procedimiento; las partes
3566d
- 101 -
disponen de un plazo de 15 días para hacer saber si lo aceptan.
respuesta es considerada como aceptación.
Su falta de
De conformidad con la legislación sobre patentes, en Italia y en Portugal
los conflictos entre empleadores y asalariados sobre la cuantía de la
retribución de la invención y sus modalidades se resuelven por medio de un
colegio de arbitros compuesto de tres miembros, uno nombrado por la empresa y
otro por el inventor. Ambos a su vez designan al tercero. Si no hay acuerdo,
el tercer miembro es designado por el presidente del tribunal del lugar en que
el trabajador ejerce habitualmente sus funciones . En su respuesta al
cuestionario de la Oficina, el Gobierno italiano indica que la Corte
Constitucional se había pronunciado, sin embargo, por la inconstitucionalidad
de esta disposición porque su carácter obligatorio no reconoce a las partes la
facultad de recurrir a la autoridad judicial. En Italia, si el inventor es
empleado de una administración pública, corresponde al ministro de la que ésta
depende el derecho de fijar la retribución y sus modalidades; su decisión es
inapelable.
En la República Democrática Alemana, la Oficina de Patentes posee un
servicio de conciliación para conocer los conflictos entre los inventores y
autores de modelos industriales y las empresas que están obligadas a pagarles »
una remuneración por su utilización.
Compuesto por tres miembros, un
presidente, un representante sindical del sector industrial interesado y un
experto técnico nombrado por la Oficina de patentes, este servicio somete a
las partes una propuesta de acuerdo. Si una de ellas no la acepta, las partes
en el conflicto pueden entablar una acción judicial ante el tribunal
competente que puede, además, ordenar que se cumpla la decisión del servicio
de conciliación. En su respuesta al cuestionario de la Oficina, el Gobierno
indica que los procedimientos iniciados ante el servicio de conciliación de la
Oficina de patentes también sirven para informar a las empresas sobre la
aplicación correcta de las disposiciones legales relativas a la indemnización
de los inventores y autores de modelos industriales.
En otros países, en cambio, el recurso a la conciliación o al arbitraje
es facultativo y normalmente se interpone a petición una de las partes. En
Francia, por ejemplo, se estableció en 1978 un órgano paritario de
conciliación, la Comisión Nacional de Invenciones de los Asalariados, con
motivo de la modificación de la ley sobre patentes. Las partes pueden someter
directamente el conflicto que las opone al tribunal competente (tribunal de
primera instancia). Si una de las partes recurre a la comisión, el tribunal
deberá aplazar la sentencia durante el examen del litigio por la Comisión, la
que tiene seis meses para pronunciarse. Preside esta Comisión un magistrado
del cuerpo judicial, que elige para cada asunto a dos asesores propuestos en
una lista de expertos que representan a los medios empleadores y
trabajadores. En caso de divergencia de opiniones, prevalece la opinión del
presidente. Las partes pueden hacerse representar por una persona de su
elección.
Cuando la Comisión no puede resolver el litigio, emite una
propuesta de conciliación que vale como acuerdo entre las partes y se
convierte en obligatoria si el conflicto no se somete al tribunal competente
por una de las partes dentro del mes siguiente a la notificación. Desde 1980,
año en que comenzó a funcionar, hasta 1983, la Comisión ha conocido 34
asuntos, cada año en número creciente - 6 en 1980 y 17 en 1983 -, de los
cuales 30 por iniciativa del asalariado, mientras que antes se sometía por
término medio un asunto por año ante los tribunales. En algo más de la mitad
de los casos, el asalariado ya no trabajaba en la empresa;
también
aproximadamente en la mitad de los casos, la intervención de la Comisión
permitió resolver el conflicto. En nueve casos, los tribunales conocieron
asuntos que se les habían sometido previamente, en especial para decidir sobre
los derechos respectivos del empleador y del asalariado. Los conflictos más
3566d
- 102 -
numerosos sometidos a la Comisión en el curso de estos cuatro años se refieren
a la clasificación de las invenciones, el ejercicio del derecho de asignación
y la determinación del precio justo
Todas las leyes especiales que reglamentan las invenciones realizadas por
los trabajadores en Finlandia, Noruega y Suecia prevén la posibilidad de
someter los conflictos derivados de la aplicación de estas leyes a un comité
de conciliación, cuyos gastos de funcionamiento se sufragan con fondos
públicos. En Finlandia y en Suecia, este comité puede conocer los conflictos
por iniciativa de una de las partes, o del tribunal al que se sometió la
cuestión. Está normalmente habilitado para emitir opiniones. En Finlandia y
en Noruega, sin embargo, puede proceder a un arbitraje si las partes así lo
convienen.
El comité finlandés de invenciones y la Comisión Sueca de
Invenciones de los Asalariados se componen de siete miembros que comprenden a
tres juristas, un experto en materia de patentes y tres especialistas en
condiciones de trabajo, entre ellos un representante de los empleadores y un
representante de los trabajadores.
Desde su institución, en virtud de la ley de 1967 sobre el derecho de las
invenciones de los trabajadores, el Comité Nacional de Finlandia ha examinado
30 casos diferentes; la Comisión de Invenciones de los Empleados, establecida
en 1984 con el fin de determinar si convendría modificar dicha ley, propuso
diversas medidas encaminadas a promover su función; el Ministerio de Comercio
e Industria prepara actualmente un proyecto de ley sobre la base del informe
de la Comisión.
La Comisión de Conciliación de Noruega se compone de tres miembros: un
jurista y dos expertos en materia de patentes; a petición de una de las
partes o si la Comisión lo estima oportuno, pueden agregarse dos miembros
representantes, respectivamente, de los empleadores y de los trabajadores.
En Suecia, los mecanismos especiales de solución amistosa de los
conflictos relacionados con invenciones realizadas por un empleado, se basan
igualmente en un convenio colectivo nacional concertado en 1970, entre la
Confederación de Empleadores Suecos (SAF) y tres sindicatos suecos (la Unión
Sueca de Empleados Administrativos y Técnicos de la Industria - SIF -, el
Sindicato de Capataces y de Personal de Supervisión de Suecia - SALF -, y la
Asociación Sueca de Ingenieros
- CF - ) .
El convenio dispone que los
conflictos se tratarán por negociación local en el ámbito de la empresa y,
cuando ésta fracase o no se celebre, por negociación central entre las
organizaciones de empleadores y de trabajadores. Dichas negociaciones pueden
concretarse aunque no se haya solicitado o concedido aún una patente de
invención. Si no hay acuerdo, el convenio colectivo prevé la posibilidad de
interponer un recurso ante un comité arbitral especial de seis miembros, cuya
composición la determinan principalmente las organizaciones de empleadores y
de trabajadores. En efecto, el presidente y el vicepresidente, son designados
conjuntamente por las organizaciones que hacen al caso, cada una de las cuales
designa también a un representante;
los dos miembros restantes son
designados, uno por la organización de empleadores y la empresa interesada, el
otro por la organización de trabajadores y el inventor. Los gastos relativos
a los trabajos del comité corren a cargo de las organizaciones de empleadores
y de trabajadores en lo que concierne al presidente, el vicepresidente y los
miembros permanentes que los representan, mientras que los gastos referentes a
los miembros que representan a la empresa y al trabajador, incumben a estos
últimos o a uno de ellos, de conformidad con la decisión del comité.
Según la Unión Sueca de Empleados Administrativos y Técnicos de la
Industria (SIF), la práctica demuestra que raramente se plantean cuestiones
relativas a las invenciones. Habida cuenta de su falta de experiencia, las
3566d
- 103 -
secciones locales de las organizaciones profesionales no se sienten
competentes para representar a sus miembros; de ahí que, a diferencia de los
conflictos sobre otras cuestiones, se recurra con frecuencia directamente a la
negociación central, sin negociación local previa. A su juicio el hecho de
que, contrariamente a la práctica seguida en el caso de otros procedimientos
de arbitraje previstos por los convenios colectivos, la parte perdedora, ya
sea el sindicato o el empleador, deba sufragar los gastos muchas veces
elevados - 100 000 a 300 000 coronas - del procedimiento incoado ante el
comité arbitral especial, constituye un problema de envergadura, en particular
cuando se trata de invenciones de valor limitado.
Función de los tribunales y de otras instancias
competentes en materia de propiedad intelectual
Diversas instancias nacionales competentes en materia de propiedad
intelectual - oficinas de patentes y servicios de gestión de los derechos de
autor, por ejemplo - suelen intervenir en la solución de los conflictos entre
los asalariados, inventores o autores, y sus empleadores. Así ocurre, como se
ha dicho, en Bulgaria, en que ciertos conflictos relativos a las invenciones
competen al Instituto de Invenciones y Racionalización, y en Checoslovaquia,
en que los ministerios de cultura de las repúblicas pueden resolver por
mediación los conflictos relacionados con la propiedad literaria y artística.
En el Japón, en caso de conflicto relativo a los derechos previstos por
la ley sobre derecho de autor, las partes pueden someter una demanda de
mediación al Comisionado de la Oficina de Asuntos Culturales. En el Brasil,
el Consejo Nacional del Derecho de Autor, que depende del Ministerio de
Cultura, desempeña un papel de control, asesoramiento y asistencia en la
esfera de los derechos intelectuales de los autores.
Integrado por
16 miembros titulares de los cuales siete representan a los titulares, de
derechos de autor, mientras que los otros son elegidos por el Ministro en
función de su competencia en la materia, este Consejo Nacional se encarga de
autorizar y supervisar las asociaciones locales o regionales de gestión de
derechos de autor que agrupan a los titulares de estos derechos y que tienen
por cometido defenderlos; el Consejo Nacional del Derecho de Autor puede
además dar su parecer en caso de conflicto sobre la interpretación de la ley
que prevé un reparto de los derechos entre el empleador y el autor.
En Rwanda, a petición de una de las partes, el servicio encargado de la
gestión de los derechos de autor procura resolver el conflicto amistosamente.
A falta de acuerdo, las partes pueden recurrir a los tribunales. En Filipinas
se ha previsto el establecimiento de una comisión del derecho de autor y
derechos conexos, así como de una comisión presidencial de arte y cultura. La
primera, cuya función consistiría en supervisar y controlar la utilización y
la explotación de obras intelectuales, estaría facultada para examinar las
violaciones de los derechos intelectuales. Uno de los 14 consejeros que
compondrían la segunda, estaría especialmente encargado de los derechos
relacionados con las obras musicales.
En Israel, los conflictos relativos a la cuestión de determinar si una
invención es una invención de servicio pueden someterse por una de las partes
al director del registro de patentes (al expirar un plazo de tres meses
después de la notificación de la invención por el empleado).
Si no hay
acuerdo entre las partes, la comisión de indemnización y derechos instituida
por la ley sobre patentes decide acerca de las cuestiones relativas a la
remuneración de una invención de servicio y su cuantía. Compuesta de tres
3566d
- 104 -
miembros (un magistrado, un director del registro de patentes y un miembro de
la enseñanza superior), la comisión dicta su fallo sobre la base de los
criterios siguientes: condiciones del contrato, naturaleza de la relación
entre la invención y el trabajo confiado al trabajador, iniciativa de que éste
ha hecho prueba, posibilidades de explotación de la invención y su explotación
efectiva, y gastos sufragados por el empleado para asegurar la protección de
la invención en el país. La comisión puede revisar su decisión si estima que
las circunstancias han cambiado o si se le pide que efectúe un nuevo examen.
En los Países Bajos, los conflictos sobre la cuantía de la indemnización
correspondiente a la invención del empleado pueden someterse por las partes a
la Oficina de patentes; el empleador y el inventor están obligados a
conformarse a su decisión, que ha de ser motivada. El plazo de este
procedimiento expira tres años después de la fecha de concesión de la
patente. Como el recurso ante la Oficina de patentes es facultativo, las
partes pueden decidir iniciar directamente una acción judicial ante el
tribunal competente, que se considera entonces como relativa a un contrato de
trabajo con arreglo a la ley sobre patentes.
En el Reino Unido, al "Comptroller" de las patentes se le puede pedir que
se pronuncie sobre las demandas referentes a la propiedad de la invención y a
la indemnización del inventor. Los recursos contra sus decisiones incumben al
tribunal de patentes, cuyas sentencias pueden ser impugnadas ante el tribunal
de apelaciones.
El "Comptroller" también es competente en conflictos
relativos a la mención del nombre del inventor en la patente. En Malawi, en
Zambia y en Zimbabwe, los conflictos sobre patentes o derechos sobre la
invención de un trabajador o un ex trabajador, pueden someterse a petición de
una de las partes, al responsable del registro de patentes. Después de
ofrecer a las partes la oportunidad de presentar su defensa, éste puede
determinar a quién pertenece la invención u ordenar una repartición de los
beneficios de la invención o patente; su decisión, que tiene el mismo efecto
que una decisión del tribunal de patentes, es apelable.
Los tribunales competentes en materia
de
propiedad
intelectual
propiamente dicha desempeñan naturalmente un papel importante en la solución
de los conflictos que surgen entre empleadores y trabajadores respecto de las
invenciones y otras creaciones personales de estos últimos. Por otra parte,
en algunos países, su competencia en la materia se reconoce directamente. Así
ocurre, por ejemplo, en la República Federal de Alemania, para los conflictos
relativos al derecho de autor y los diseños y modelos ornamentales; en
Bélgica, en Dinamarca y en Francia, para los litigios relativos al derecho de
autor; en el Japón y Filipinas para los litigios referentes a la aplicación
del decreto presidencial sobre la protección de la propiedad intelectual, y en
Noruega para los conflictos relativos a la cuestión de saber en qué medida el
derecho de autor y los derechos llamados conexos se ceden al empleador. Con
arreglo a la ley tipo de la OMPI para los países en desarrollo sobre
invenciones, la legislación de diversos países dispone que, a falta de acuerdo
entre las partes, el tribunal fije la remuneración de la invención del
empleado; este es el caso, por ejemplo, en Malasia y Sri Lanka. En Suiza, la
legislación no prevé mecanismos especiales para resolver conflictos entre
empleadores y asalariados que se refieran a cuestiones relativas a bienes
inmateriales propiamente dichos; estos conflictos competen a una instancia
judicial cantonal única (a reserva de la competencia de los tribunales
laborales o civiles en materia de litigios relativos a la aplicación de las
disposiciones del Código de Obligaciones).
Por otra parte, los recursos incumben las más de las veces a los
tribunales y cortes de apelaciones. Este es el caso, por ejemplo, cuando
fracasa el procedimiento de conciliación ante la comisión encargada del
3566d
- 105 -
arreglo amistoso de conflictos relativos a invenciones en Francia y en la
República Federal de Alemania (salvo los que están relacionados con el pago de
una remuneración fijada en este último país), Canadá, Estados Unidos,
República Democrática Alemana, Checoslovaquia y URSS.
*
*
*
Este rápido examen precedente de los diversos mecanismos de resolución de
los conflictos y las informaciones y observaciones recibidas en respuesta al
cuestionario de la Oficina confirman la opinión formulada al comienzo del
presente capítulo respecto de la diversidad y complejidad del asunto. Esta
complejidad y el costo del mecanismo para la solución de los conflictos que
sería necesario si se estableciera un sistema de compensación para los
inventores asalariados, han sido subrayados por los poseedores de derechos de
propiedad intelectual - Intellectual Property Ovmers (IPO) - en los Estados
Unidos. Se ponen además de relieve varios problemas especiales. Por ejemplo,
el Congreso de las Cámaras de Trabajadores de Austria advierte que el inventor
experimenta siempre dificultades para obtener los derechos que le corresponden
por la situación de dependencia en que se encuentra con respecto al
empleador; generalmente descarta la posibilidad de hacerlos valer ante un
tribunal durante la duración de su contrato y sólo utiliza este recurso
después de la terminación de su relación de empleo. Para la sociedad de
fomento de las invenciones de la República Federal de Alemania, la obligación
de recurrir a los tribunales ordinarios en ciertos casos también constituye un
problema, pues el trabajador casi nunca interpone una reclamación judicial a
causa de su costo elevado.
De ahí, especialmente, que los sindicatos
favorezcan la institución de procedimientos no judiciales para la solución de
conflictos que permitan asegurar la representación de las partes interesadas y
respetar su libertad de negociación.
De esta manera, los "principios rectores para una reglamentación
internacional sobre la protección del inventor asalariado" adoptados en 1966
por la Federación Internacional de Empleados, Técnicos y Profesionales (FIET)
exigen que, por razones de costos y de plazos, los conflictos entre
empleadores y trabajadores relativos a las invenciones de estos últimos sean
objeto de un acuerdo amistoso ante instancias especiales y competentes de
arbitraje
y
que
estas últimas comprendan a representantes de las
organizaciones de empleadores y de trabajadores cuando una de las partes lo
pida. Estipulan también que se podrá recurrir a los tribunales sólo en los
casos en que fracase el procedimiento de arbitraje y no se llegue a un acuerdo
dentro de un plazo conveniente. Entre los principios establecidos por el
convenio tipo elaborado por la FIET figuran, entre otros: el reconocimiento
de la función de la negociación colectiva para examinar y resolver los
conflictos relativos a los derechos del inventor asalariado; el recurso a una
instancia independiente de arbitraje cuya composición se establecerá por
consentimiento mutuo entre las partes a falta de un acuerdo amistoso; el
compromiso del empleador de no ejercer presión alguna, directa o indirecta,
para impedir al empleado el ejercicio pleno de los derechos que dicho convenio
le concede13.
Por su parte, la Federación Sindical Mundial (FSM) y el Comité de
Coordinación Internacional de Ingenieros, Cuadros y Técnicos (CLIICT) piden
que los conflictos entre empleadores e inventores se sustraigan a los
procedimientos
judiciales
ordinarios
para
someterse
a
procedimientos
especiales menos costosos y más expeditivos, que tengan en cuenta la
desigualdad de las partes en presencia14.
3566d
- 106 -
Tratándose de los autores, se observará que la Recomendación de la UNESCO
sobre la protección juridica de los traductores y de las traducciones y sobre
los medios prácticos de mejorar la situación de los traductores, adoptada por
la Conferencia general en su 19.a reunión en 1976 (Nairobi), pide que el
contrato concertado entre el traductor y el usuario prevea la solución de los
posibles conflictos mediante un arbitraje, o con arreglo a un procedimiento
establecido por la legislación nacional, o por cualquier otro medio de
resolver el conflicto que ofrezca garantías de imparcialidad y sea fácilmente
utilizable y poco costoso.
Por consiguiente, son diversas las condiciones necesarias para que los
litigios relativos a las invenciones y creaciones personales del asalariado
puedan examinarse y resolverse con las mejores garantías de eficacia y equidad
para las partes. Es evidente que una buena información de los interesados
sobre sus derechos y obligaciones es particularmente importante a este
respecto, así como para reducir riesgos de conflicto, en especial cuando los
textos que reglamentan estos derechos y obligaciones son complejos y
diversos. Cabe señalar sobre la cuestión que, en la República Federal de
Alemania, la ley especial sobre las invenciones de los empleados dispone que,
de común acuerdo entre los empleadores y los comités de empresa, las empresas
pueden contratar a consejeros encargados especialmente de ayudar al asalariado
a preparar la notificación de su invención y de participar, a petición de una
de las partes, en la fijación de la compensación apropiada. Al parecer, sin
embargo, esta medida se utiliza poco en la práctica15. Naturalmente, las
organizaciones profesionales y los sindicatos que representan a los inventores
y autores asalariados, reales o posibles y que, como se ha visto, participan
en los procedimientos de solución de los conflictos en diversos países,
también desempeñan un papel importante en la información de los trabajadores
sobre sus derechos intelectuales, así como en el fomento y defensa de estos
derechos.
Notas
1
Llamados también conflictos individuales en ciertos países, así se
designan en general los conflitos del trabajo relativos a la interpretación o
aplicación de una regla de derecho, como una ley o un convenio colectivo y que
se consideran distintos, en un número cada vez mayor de países, de los
conflictos de intereses o colectivos que surgen durante el transcurso de la
negociación colectiva.
2
Dr. Fakuscher, E. K.: "Rewards for employee inventors in the Federal
Republic of Germany", European Intellectual Property Review, nums. 11 y 1?.,
1981.
3
Confederation
francaise
de
l'encadrement
juridique du personnel d'encadrement (París, 1984).
-
C. G. C :
Guide
4
Teruo Doi: "Employees' Inventions: The law and practice in Japan",
AIPPI Journal, junio de 1981 (Asociación Internacional para la Protección de
la Propiedad Industrial, Tokio).
5
Englert, C :
"L'invention faite par l'employé dans l'entreprise
privée" (Basilea, Verlag für Recht und Gesellschaft AG Basilea, 1960).
' Además del caso ya mencionado, se trata de los casos siguientes:
cuando el empleado ha abandonado la empresa; cuando el querellante reivindica
derechos fundados en un acuerdo entre las partes (relativo a la cuantía de la
3566d
- 107 -
compensación financiera, por ejemplo) o invoca su nulidad, y cuando han
transcurrido seis meses desde el recurso interpuesto ante la comisión.
7
Schade, H.:
République fedérale
septiembre de 1972.
"Droit
et
pratique
de
1'-invention
d'employé
en
d'Allemagne", Propriété industrielle (Ginebra, OMPI),
8
Instituto Henri Desbois de Investigaciones 'en Propiedad Industrial:
La Commission nationale des inventions de salaries. Coloquio del IRPI (París,
16 de marzo de 1984) (París, Librairies techniqüés, 1984). En relación con
los trabajos de este coloquio, véase también Bullétin d'informations sociales
(OIT, Ginebra) 3-4/85, pág. 458.
9
Schade, op. cit.
10
La ley tipo de la OMPI para los países en desarrollo sobre
invenciones recomienda la competencia de un órgano de arbitraje de esté* tipo
para la solución de conflictos relativos a la "téónovación", déJEinida como "la
solución de un problema determinado en la esfera de la técnica^ propuesta por'
el empleado de una empresa... para que ésta lo utilicé y que concierna a las
actividades de la empresa pero que, en la fecha dé la propuesta, no lo haya
utilizado ni haya previsto formalmente su utilización". <Véase'OMPI: ' Ley tipo
de la OMPI para los países en desarrollo sobre invenciones, volumen II
(Ginebra, OMPI, 1980).
11
Instituto Henri Desbois de Investigaciones en Propiedad Industrial,
op. cit.
12
OMPI: Ley tipo de la OMPI para
invenciones., vol. I (Ginebra, 1979).
los
13
países
en
Federación Internacional de Empleados, Técnicos
(FIET):
"Los derechos del inventor asalariado:
una
sindicalistas" (Ginebra, 1981).
,,-. 14
Federación Sindical
asalariado (Praga, 1975).
15
Mundial
(FSM):
desarrollo
sobre
y Profesionales
guía para los
Los derechos
v. . '
del
inventor
Matthias Ruete: "The Germán employee - ; invéntidn law: árt outline",
en la obra Employees' inventions - a comparative study, publicado bajo la'
dirección de Philips, J. (Sunderland, Fernsway Publicátions", ;1981)V pág. 187.
3566d
- 108 -
CAPITULO VII
CREACIONES NO GENERADORAS DE DERECHOS INTELECTUALES
Como ya ha quedado dicho, el alcance de los derechos otorgados a los
asalariados que son autores de creaciones personales suele venir determinado
por el de los regímenes nacionales de protección de la propiedad intelectual y
los criterios, más o menos rigurosos, que en ellos se aplican para definir el
objeto de su protección. Tal ocurre, no solamente cuando los derechos de los
trabajadores vienen establecidos en esos regímenes, sino también a veces
cuando se les aplica una reglamentación especial, como es el caso en
Finlandia, Noruega y Suecia, cuyas leyes relativas a los inventos realizados
por el personal de una empresa amparan los inventos suyos que son patentables.
Ahora bien, es muy grande el número de trabajadores a quienes se deben
creaciones o propuestas personales
- por ejemplo de racionalización o
perfeccionamiento técnico -, sugerencias y, en general, innovaciones que
desembocan en mejoras, procedimientos o productos técnicos de interés para su
empresa. Pertenecen directamente a esta última las creaciones de. su personal
que no están, como los inventos, protegidos por un títulos de propiedad,
aunque la distinción no siempre resulta muy clara en la práctica.
Esas
creaciones pueden tener, sin embargo, un gran valor para la empresa que las
utilice e influir con frecuencia, poderosamente en sus resultados económicos.
La concesión de una recompensa económica a sus autores sanciona y estimula sus
esfuerzos personales y su contribución a la prosperidad del empleador; les
permite además participar en los beneficios que para este último se derivan,
del mismo modo que, con frecuencia, los asalariados de una empresa tienen una
participación en los beneficios de ésta, como es el caso del personal de
dirección y de nivel medio que aporta una contribución especial a sus
resultados económicos.
Las creaciones y propuestas personales de los trabajadores pueden
referirse
a
actividades
muy
diversas:
investigación,
descubrimiento
científico,
mejoras,
racionalización
y
sugerencias.
Los
sectores
correspondientes son igualmente diversos; pueden consistir, por ejemplo, en
el perfeccionamiento de los procedimientos de producción y fabricación, las
máquinas y el equipo utilizados y de los productos y servicios que proporciona
la empresa, la seguridad, la higiene, la organización, el contenido y las
condiciones de trabajo; o en economías de energía, de costo o de tiempo;
pueden
también
referirse
al
funcionamiento
y
los
procedimientos
administrativos de la empresa.
Al ser, pues, aplicables, no sólo a la industria sino también a la
ciencia, al ambiente de trabajo y a la vida social y económica, no siempre es
posible calibrarlas desde el punto de vista de los beneficios económicos
exclusivamente;
por lo mismo, resulta a veces difícil su evaluación
financiera, sea cual sea su valor efectivo o potencial1. Cabe decir lo
mismo de las sugerencias, que pueden consistir en propuestas de los
trabajadores que tengan un interés económico industrial directo para su
empresa u organización, pero también, en general, en cualquier otra
contribución que le resulte útil a ésta.
3566d
- 109 -
Importancia de las actividades innovadoras
Desde hace ya tiempo, y tanto en el sector privado como en la
administración pública, en particular en los países industrializados, se
reconoce la importancia vital de las innovaciones y las sugerencias de los
trabajadores
encaminadas
a
mantener
la
competitividad,
adaptarse
constantemente a la rápida evolución de la técnica, racionalizar la producción
y los procedimientos administrativos, reducir los costos y mejorar el ambiente
de trabajo. Se considera también que brindan la oportunidad de fomentar la
expresión de las aspiraciones individuales y de estimular las relaciones en el
seno de una empresa o de un organismo público. Por lo demás, suscitan hoy un
interés particular.
Bastará con algunas cifras para poner de manifiesto su importancia. En
la República Federal de Alemania, se estima que, de 1974 a 1983, se hicieron
todos los años 200 000 sugerencias que permitieron ahorrar 9 400 millones de
marcos . En Bulgaria, los trabajadores presentaron en 1984 más de 90 800
propuestas de racionalización.
En el Japón, fueron 23,5 millones de
sugerencias las que presentaron, en 1980, 597 000 asalariados, y gracias a
ellas se ahorraron 225 400 millones de yens ese año. En el Reino Unido, se
calcula que las economías derivadas de las sugerencias adoptadas en
91 empresas en 1985 asciendieron a 8 millones de libras, y a más de 800 000 en
empresas como la IBM y Lucas Industries . En la URSS, llega a haber hasta
5 millones de propuestas de racionalización al año, presentadas por
trabajadores, a las cuales se suman unos 90 000 inventos. En 1980, los
ahorros derivados de las innovaciones fueron de 6 800 millones de rublos,
mientras que los gastos que acarreó su aplicación no pasaron de
379 millones .
Tanto en el sector privado como en el público, y en los países
industrializados al igual que en los países en desarrollo, hay sistemas para
recompensar las innovaciones y sugerencias del personal. Según informaciones
recibidas en respuesta al cuestionario de la Oficina, y las que se conocían
ya, existen tales sistemas, por ejemplo, en la República Federal de Alemania,
Argelia, la Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Bulgaria, Costa Rica,
Checoslovaquia, Dinamarca, Egipto, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia,
Ghana, Hungría, la India, Indonesia, Marruecos, México, Nigeria, Noruega,
Panamá, Portugal, Reino Unido, República Democrática Alemana, Rumania, Suecia,
Suiza y la URSS.
Procede, sin embargo, distinguir entre dos casos diferentes.
Puede
ocurrir, en primer lugar, que los autores de creaciones o de propuestas
personales, como son los descubrimientos, las sugerencias de racionalización o
de perfeccionamiento técnico, tengan unos derechos comparables a los que se
conceden a los trabajadores en relación con sus inventos o los demás productos
de su trabajo protegidos por regímenes de propiedad industrial, en virtud de
la legislación sobre los inventos, o bien de reglamentaciones concretas sobre
las innovaciones en general (entenderemos por esta expresión esas diversas
creaciones). En otros casos - más frecuentes, por cierto - se reconoce y
fomenta la importancia de la actividad innovadora de los trabajadores mediante
sistemas de participación y de recompensa como, por ejemplo, los de
sugerencias, establecidos principalmente con carácter voluntario en la propia
empresa o incluso en convenios colectivos. Por último, habida cuenta de la
importancia de fórmulas nuevas de estímulo y reconocimiento de la actividad
creadora de los trabajadores, en particular de los círculos de calidad, sobre
los que se ha facilitado información, nos referiremos brevemente a estos
últimos.
3566d
- 110 -
Innovaciones
Tan sólo en ciertos países tienen los autores de innovaciones unos
derechos comparables a los que se les reconocen en relación con sus inventos.
Tal ocurre, por ejemplo, en Egipto, país en el cual hay una reglamentación
específica sobre la actividad innovadora de los trabajadores. Se define en
ella la innovación como toda nueva actividad que apunta a estimular el
espíritu de invención en materia de ciencia y de investigación.
Todo
trabajador a quien se deba una innovación o un perfeccionamiento que
desemboque en un aumento de la producción, la reducción de sus costos, la
elevación de su calidad, nuevos productos o menos defectos y desechos, tiene
derecho a una remuneración equitativa, fijada en función de la estimación de
los beneficios que pueden derivarse de la innovación. Cuando ésta se debe a
varios trabajadores, se reparte la recompensa entre ellos, a prorrateo de sus
contribuciones respectivas.
También en Hungría se aplica una reglamentación especial sobre la
innovación, definiendo ésta como toda solución técnica relativamente nueva
que, aplicada en una empresa, le depara resultados útiles, no encaja en los
deberes profesionales de quien la propone, constituye una creación importante
y no trae consigo un empeoramiento de la calidad que pueda ir en detrimento de
los intereses de los consumidores.
Al igual que en el caso de las
innovaciones que afectan directamente a la empresa o la organización en la
cual se introducen, incumbe a esa empresa u organización determinar si las
creaciones o propuestas personales de su personal constituyen o no una
innovación; puede utilizarlas ella misma o traspasárselas a otras empresas.
El propio trabajador autor de una innovación puede proponérsela a otras
empresas.
Toda empresa tiene la obligación legal de fomentar las
innovaciones. Por considerar que son necesarias para el progreso técnico, el
aumento del rendimiento y el desarrollo de la economía, sus autores tienen
derecho a recompensas morales y materiales. Sus derechos vienen sancionados
por un "certificado de innovador" y, en algunos casos, por ciertas
distinciones, decididas conjuntamente por el director de la empresa interesada
y el sindicato o el órgano que le representa; además, esas distinciones traen
consigo la concesión de un mayor número de días de vacaciones anuales, que
oscila entre cuatro y nueve.
En Malasia, las disposiciones de la ley sobre las patentes, que se
refieren a los inventos de los trabajadores, se aplican asimismo a las
innovaciones útiles, es decir, a todo tipo de instrumento, herramienta,
producto o procedimiento de utilidad práctica que sea nuevo en el país.
En otros países, a las propuestas de perfeccionamiento
o de
racionalización técnica se les aplican también las leyes cuya finalidad es
proteger y fomentar los inventos de los trabajadores. Tal es el caso de la
República Federal de Alemania, cuya ley sobre los inventos de los trabajadores
se aplica igualmente a sus propuestas de mejoras técnicas que, aun no pudiendo
ser objeto de una patente o de un modelo de utilidad, entrañan para el
empleador, una situación privilegiada análoga a la que se derivaría de un
título de propiedad industrial; el asalariado autor de semejante proposición
tiene derecho a una compensación apropiada a partir del momento en que su
empleador empieza a aprovecharla. En las normas relativas a la compensación
económica de los inventos realizados en el sector privado, se precisa que el
empleador goza de una situación privilegiada si el procedimiento técnico no
puede ser imitado por terceras personas (por ejemplo, cuando se refiere a la
aplicación de procedimientos secretos o a la utilización de productos que no
pueden analizarse). Para determinar el valor de la propuesta y la cuantía de
la compensación que merece su autor, se propugna en esas normas que se recurra
3566d
- 111 a los métodos utilizados para los inventos, pero basándose únicamente en la
explotación efectiva por el empleador.
Sólo se tiene derecho a una
compensación económica mientras subsiste la situación privilegiada, la cual
desaparece en cuanto los competidores conocen ya ampliamente, y utilizan,
dicho perfeccionamiento técnico.
En
ciertos
países
socialistas
de
Europa
oriental
- Bulgaria,
Checoslovaquia, República Democrática Alemana, Rumania y la URSS -, también
los autores de propuestas de racionalización tienen derechos morales y
pecuniarios, que se rigen por los mismos principios que los aplicables a los
inventores asalariados.
En Bulgaria, por ejemplo, al igual que el inventor, el autor o los
coautores de una iniciativa de racionalización reciben un certificado que
sanciona su actividad innovadora y les da derecho a una remuneración
adicional, además de su salario. La racionalización se define como sigue:
solución técnica de un problema concreto que ofrece un carácter de novedad en
la empresa u organización en la cual se utiliza y que aporta un cambio útil a
los procedimientos de producción, la tecnología, la organización científica,
los planos o el material utilizados, y que no se deriva de instrucciones y
orientaciones dadas por el superior jerárquico sobre el modo de abordar la
solución. Quedan excluidas las propuestas basadas en ideas que no precisen el
modo de aplicarlas, las relativas a la existencia o a la corrección de
imperfecciones o errores, y las relacionadas con asuntos puramente comerciales
o contables. En la República Democrática Alemana, los innovadores y los
racionalizadores tienen derecho a una remuneración, cuyo importe se calcula en
función de unas escalas que se detallan en disposiciones reglamentarias,
complementarias de la ley sobre las patentes.
En Checoslovaquia y en la URSS, la legislación sobre los inventos no se
refiere únicamente a las propuestas de racionalización utilizadas en la
empresa sino también a los descubrimientos. Cabe señalar, a este respecto,
que en la Recomendación relativa a la situación de los investigadores
científicos se propugna que se precisen claramente sus derechos (eventuales)
en relación con cualquier descubrimiento o mejoramiento técnico (al igual que
sobre todo invento) que puedan hacer durante su trabajo5.
De todo
descubrimiento se deriva la concesión de un diploma que permite a su autor
percibir una remuneración, la cual oscila normalmente entre 5 000 y 100 000
coronas en Checoslovaquia y que puede ser de 5 000 rublos en la URSS
(independientemente del número de los autores de la misma); en este último
país, acarrea además otras varias ventajas. Así por ejemplo, y como en el
caso de los inventos, se consignan en la cartilla de trabajo las propuestas de
racionalización
y
los
descubrimientos
hechos
por
los
trabajadores
correspondientes; los autores tienen derecho a participar en la • preparación
de la explotación de sus propuestas; pueden quedar exonerados de su trabajo
principal con tal fin y recibir títulos honoríficos que les permitan ingresar,
sin necesidad de un examen previo, en los centros de enseñanza superior.
Tienen asimismo derecho a una superficie de vivienda suplementaria, en el
mismo plano que los trabajadores científicos. Los autores de descubrimientos,
al igual que los de inventos que revisten gran importancia para la economía,
tienen derecho a presentarlos como tesis con miras a conseguir un título
universitario; cuando tales descubrimientos son particularmente importantes,
se les pueden otorgar esos títulos sin que tengan que presentar una tesis.
La remuneración concedida al autor de una propuesta de racionalización
depende de la utilización de la misma. Muchas veces, corresponde a un
porcentaje decreciente de las economías que permite a la empresa que la
utiliza, con arreglo a unos límites - mínimos y máximos - establecidos en la
reglamentación.
La cuantía de la retribución del trabajador varía, por
3566d
- 112 -
ejemplo, de 30 a 30 000 marcos en la República Democrática Alemana, y de 10 a
5 000 rublos en la URSS; en el cuadro 1 puede verse, a modo de ejemplo, la
forma de calcular la remuneración de una propuesta de racionalización que
permite hacer economías en ese país (y que está en función de las economías
logradas durante su primer año de utilización). En cuanto a la remuneración
que percibe el autor de una propuesta de racionalización que no permite hacer
economías, viene determinada por el valor real de la propuesta (teniendo en
cuenta sus efectos técnicos, sus demás efectos útiles y la medida en que se
explota, así como los límites, mínimos y máximos, ya indicados).
Los sistemas de sugerencias
Las más de las veces, se reconoce y estimula la actividad innovadora de
los trabajadores mediante diversos sistemas de recompensa y participación, en
particular por medio de los sistemas de sugerencias.
Las sugerencias pueden referirse a muy diversos campos:
seguridad e
higiene, instalaciones sanitarias, perfeccionamiento de los procedimientos de
producción y fabricación, mejoras técnicas en máquinas e instalaciones,
economía de energía, de productos consumidos, de costo y de tiempo, mejora de
las condiciones de trabajo y organización y contenido de este último. Los
sistemas de sugerencias tienen una larga tradición. En el Reino Unido, se
introdujo el primero en los astilleros William Denny, de Dumbarton, en 1880, y
antes de 1910 se habían establecido ya otros varios sistemas . Asimismo,
fue en 1882 que se estableció en Alemania el primer sistema de sugerencias
para el personal en las empresas Krupp. En los Estados Unidos, la marina creó
un sistema de sugerencias en 1918; varias empresas privadas siguieron su
ejemplo en el decenio de 1920 (la IBM en 1928). En Francia, se establecieron
de 1920 a 1930 sistemas de sugerencias en varias empresas, por ejemplo en la
Michelin a partir de 1927.
La creación y el funcionamiento de un sistema de sugerencias - y, en
particular, el
derecho
que
tienen
los
asalariados
a
recibir
una
compensación - suelen especificarse en convenios colectivos o en acuerdos de
empresa, o incluso en contratos individuales o regímenes voluntarios de
primas.
Hay, sin embargo, disposiciones legales que formulan ciertos
principios relativos a la constitución de esos sistemas, dejando que sean los
convenios colectivos o los acuerdos de empresa quienes precisen las
condiciones y las reglas de su funcionamiento. En la República Federal de
Alemania, por ejemplo, el consejo de empresa tiene legalmente el derecho de
codecisión en lo que se refiere a la formulación de los principios relativos a
los sistemas de sugerencias. En Austria, en virtud de la ley de 1973 sobre
las relaciones colectivas del trabajo, el empleador y los asalariados pueden
firmar acuerdos internos de empresa sobre dichos sistemas; hace ya muchos
años, se presentó al Parlamento un proyecto de ley con miras a la
reglamentación de esos sistemas, pero está todavía pendiente.
En Suecia, los sistemas de sugerencias del sector privado vienen
determinados por el Acuerdo sobre la eficacia y la participación, firmado en
1985 entre la Confederación de Empleadores Suecos (SAF), la Confederación de
Sindicatos de Suecia (LO) y la Federación de Trabajadores Asalariados de la
Industria y los Servicios (PTK);
en el sector público, se han firmado
acuerdos, en particular entre la Confederación Sueca de Profesionales
(SACO/SR), el Sindicato Sueco de Funcionarios del Estado (SF) y la Sección de
Funcionarios del Estado de la Organización Central Sueca de Empleados (TCO).
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En países como el Canadá y los Estados Unidos, diversas empresas han
adoptado sistemas voluntarios de primas para recompensar las sugerencias, pero
no se establece condición específica alguna con respecto a la concesión de
esas primas, y los métodos aplicados al respecto varían según las empresas.
También hay convenios colectivos o acuerdos de empresa sobre el particular en
la Argentina, Bélgica, Canadá, Congo, España, Estados Unidos, Finlandia,
Francia, Ghana, Nigeria, Panamá, Portugal, Reino Unido, Suiza, Túnez y Zaire.
Existen asimismo, desde hace ya tiempo, sistemas de sugerencias en los
servicios públicos, en particular en los de correos y telecomunicaciones y los
ferroviarios. En decretos o reglamentos administrativos y, en algunos otros
casos, los convenios colectivos (por ejemplo, en Suecia, como ya ha quedado
dicho) fijan sus objetivos y determinan las categorías de asalariados que
tienen derecho a participar en ellos, las primas correspondientes, los métodos
de cálculo de las mismas, etc. Existen tales sistemas para el personal de la
administración pública, por ejemplo, en la República Federal de Alemania
(directrices sobre los sistemas de sugerencias en la administración federal,
que sirvieron de modelo para los acuerdos que se aplican en los servicios de
varias empresas y organismos públicos), Australia (legislación relativa al
servicio público y directrices sobre los regímenes de sugerencias), el Canadá
(régimen de primas para las sugerencias en el servicio público), Dinamarca,
Egipto, los Estados Unidos (programa de primas de estímulo), México (ley sobre
primas, gratificaciones y recompensas), Noruega, el Reino Unido, Singapur,
Suecia y Suiza (en ciertos cantones).
Titulares de esos derechos
Hay muchas controversias cuando se trata de determinar quién tiene
derecho a participar en los regímenes de sugerencias o a percibir una prima o
a ambas cosas a la vez. Las condiciones varían mucho: en ciertas empresas y
organismos públicos, queda excluido todo el personal de dirección y de nivel
medio, o bien el administrativo; en otros casos, participa todo el personal,
incluso los no asalariados, pero no se conceden primas cuando cabe considerar
que las sugerencias forman parte de las tareas y cometidos que incumben
normalmente al asalariado.
En el régimen de sugerencias de la IBM, en los Estados Unidos, por
ejemplo, el asalariado sólo puede recibir una prima por las sugerencias que
encajen en sus obligaciones y cometidos como tal asalariado. El responsable
de un programa ("programme managers") tiene derecho a percibir primas, pero
los demás miembros del personal de dirección y y el de los servicios de
sugerencias quedan excluidos del sistema. Los trabajadores que tienen una
licencia autorizada y los jubilados pueden presentar sugerencias y percibir
las primas establecidas en función de los criterios aplicados al personal en
activo; después de haber dejado de trabajar en la empresa seis meses, pueden
participar en ese régimen sin restricción alguna. En Australia, según el
régimen del servicio público pueden obtener primas quienes hacen sugerencias
relativas a sus cometidos profesionales, salvo si la sugerencia en cuestión
está directamente relacionada con sus tareas habituales; en otras palabras,
no se debe prima alguna al asalariado cuya función consiste en imaginar,
aplicar o promover una mayor eficacia o seguridad en las prácticas, los
procedimientos o los criterios a los que se refiere el sistema de
sugerencias. Ciertos asalariados que, entre otras funciones, desempeñan la de
investigación y aplicación de soluciones innovadoras, o que permiten reducir
los costos, pueden percibir una prima si sus sugerencias no corresponden a su
sector habitual y normal de trabajo. En las directrices relativas al sistema,
se reconoce que a veces resulta difícil precisar tales distinciones en la
práctica, lo que da lugar a un cierto grado de subjetividad.
3566d
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En el Canadá, en el sistema de primas del Estado federal se establece que
no solamente todos los asalariado federales, sino también cualquier otra
persona, tienen derecho a percibir una prima si ha sido aprobada su
sugerencia, con tal de que: i) no encaje en las atribuciones del asalariado,
tal como vienen definidas en la descripción de su puesto; ii) el asalariado
no participe directamente en la administración del sistema de sugerencias;
iii) el asalariado no forme parte del personal de dirección. En el Reino
Unido, en el sistema relativo a las condiciones de trabajo adoptado por el
Consejo Nacional de Servicios Administrativos, Profesionales y Técnicos de la
administración local se enumeran algunos casos en los cuales no se paga prima
alguna por una sugerencia que corresponda a los cometidos propios del
trabajador. Asi, por ejemplo, quien trabaja en el servicio de nómina y cuyo
empleo consiste en llevar ciertos registros y llenar los boletines de pagos
puede tener derecho a una prima por una sugerencia que apunte a mejorar la
preparación de los expedientes y formularios si ello no forma explicitamente
parte de sus funciones profesionales; en cambio, cuando el cometido del
trabajador consiste en montar y propugnar un método para la nómina de salarios
y en establecer los formularios correspondientes, queda excluido del sistema.
Primas
Aunque haya variantes de un país a otro e incluso de una empresa a otra,
la mayoría de los sistemas de primas toman en consideración las categorías
generales de sugerencias siguientes:
aquellas cuyos resultados pueden
cifrarse con un grado aceptable de precisión, ya se trate de economías o de un
aumento de los ingresos o de la productividad, las que desembocan en mejoras
que no pueden cifrarse, las que se refieren a la seguridad y la higiene y, por
último, las de menor importancia, cuyos efectos consisten a menudo en
facilitar el trabajo de sus destinatarios.
En la primera categoría, se calculan las primas o bien en forma de un
porcentaje fijo o variable de los ahorros logrados - descontados los gastos
de evaluación y de aplicación - previstos para el primer año o, en ciertos
casos, el segundo o el tercero subsiguientes a la adopción de la sugerencia,
ya sea recurriendo a técnicas de evaluación basadas en un sistema de puntos o
bien mediante la combinación de esos dos métodos.
Los criterios más
corrientes en las técnicas de evaluación son la categoría del autor de la
sugerencia en la empresa o el organismo público y su nivel salarial, la
relación que existe entre la sugerencia y su trabajo, la originalidad del
proyecto y el grado de complejidad y de posible aplicación de la sugerencia.
En Australia, por ejemplo, el sistema de sugerencias del servicio público
funciona con arreglo a una fórmula de asignación de puntos, de 1 a 3, para los
siguientes elementos: iniciativa, definida como el grado de originalidad de
que ha dado muestras el autor de la sugerencia al proponer una posibilidad de
perfeccionamiento;
ingeniosidad, esto es, la capacidad de encontrar una
solución a un problema o a un defecto (o de idear una mejora); y por último,
relación entre la sugerencia y el trabajo de su autor.
En el régimen de sugerencias de la empresa de fabricación de productos
eléctricos y electrónicos Siemens, en la República Federal de Alemania, se
toman
principalmente
en
consideración,
para
determinar
la
prima
correspondiente a una sugerencia que desemboque en economías calculables, los
siguientes elementos:
relación más o menos directa con el cometido
profesional del autor de la propuesta; calidad y grado de complejidad de la
sugerencia; y posibilidad de aplicación en un lugar de trabajo específico, en
toda la empresa o en varios establecimientos de la misma.
3566d
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Algunas empresas y organismos públicos pagan directamente un porcentaje
fijo de los ahorros logrados durante un período dado, con posterioridad a la
implantación de la innovación. En la IBM de los Estados Unidos, por ejemplo,
la prima correspondiente a los "ahorros tangibles" corresponde a un 25 por
ciento de las economías netas logradas en materia de mano de obra y material
durante el primer año. Si la prima es de 200 dólares, por lo menos, se
procede automáticamente, un año después de aplicar la sugerencia, a evaluar
los ahorros netos previstos para el segundo año y cualquier economía neta
suplementaria, derivada de su utilización durante el primer año.
Por
consiguiente, al calcular la prima no se toman en consideración los ahorros
efectivos realizados en el segundo año. En Francia, la sociedad Peugeot de
fabricación de automóviles concede primas que corresponden a los beneficios
conseguidos durante los seis primeros meses después de implantarse la
innovación. Si ha formulado la sugerencia un trabajador, se le abona el
30 por ciento de la prima y el 70 por ciento restante pasa a un fondo
colectivo. Si se trata de un técnico, la prima pasa en su totalidad a dicho
fondo.
En el caso de las sugerencias que no es posible calcular, se recurre
también muchas veces a un sistema de evaluación por puntos. Se dedica una
atención especial a las sugerencias en materia de seguridad e higiene del
trabajo. En el sistema de la IBM, en el Canadá, si se trata de sugerencias
que no desembocan en ahorros directamente calculables pero que contribuyen a
mejorar la seguridad y la higiene, la calidad de los productos o la fiabilidad
de los servicios prestados a la clientela ("primas no tangibles"), el importe
de las primas viene determinado por elementos como la gravedad, la frecuencia
o la envergadura del problema, el espíritu inventivo y la eficacia de la
solución. En general, las primas oscilan entre 50 y 100 dólares pero pueden
superar esta última suma.
Muchas sugerencias formuladas por el personal de una empresa carecen de
gran valor, en lo que se refiere a las economías y a las mejoras efectivas que
traen consigo. Esto se debe en parte a que, las más de las veces, se derivan
del trabajo ordinario y del entorno profesional inmediato de sus autores. Por
lo mismo, se conceden primas mínimas cuando se trata de sugerencias de
aplicación limitada, que sólo permiten realizar pequeñas economías pero que
dan fe de un cierto espíritu de iniciativa o de ingeniosidad.
Según un estudio sobre las primas mínimas, realizado en la República
Federal de Alemania, en 1978, y relativo a 206 empresas, 156 de ellas pagaban
una prima mínima de 30 a 50 marcos, lo cual supone un promedio aritmético de
42,50 (la sociedad Siemens abonaba una prima mínima de 100 marcos). Un
estudio similar, efectuado en 1985 en el Reino Unido, puso de manifiesto que
28 empresas pagaban primas de cinco libras como máximo, otras 35 de 15 como
mínimo y otras tres de más de 100. En Australia, en las directrices relativas
al sistema de sugerencias del servicio público se recomienda una prima mínima
de 45 dólares australianos (tres puntos multiplicados por el valor del punto,
que es de 15 dólares australianos).
Se señala que, en el Japón, se recompensa con una prima simbólica el
90 por ciento de las sugerencias del personal. Teniendo en cuenta el éxito
innegable de los sistemas de sugerencias de este país, es evidente que las
consideraciones económicas sólo desempeñan un papel secundario.
La fijación de primas máximas es una característica de los sistemas de
sugerencias en ciertos países. La IBM ha fijado en el Canadá un máximo de
200 000 dólares canadienses; en la República Federal de Alemania, un máximo
de 250 000 marcos; en este último país, la sociedad Siemens ha fijado el tope
de 200 000. Algunos organismos públicos, como el Servicio Federal de Correos
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- 116 -
de la República Federal de Alemania o el del Canadá, así como el programa de
primas de estímulo del Estado federal canadiense, han establecido también
primas máximas para las sugerencias del personal (100 000 marcos y
10 000 dólares canadienses, respectivamente). En los Estados Unidos, con
arreglo al programa de primas y de estímulo del Estado federal se conceden a
los asalariados que proponen sugerencias unas primas que pueden llegar a ser
hasta de 35 000 dólares.
Se dispone de pocos datos sobre las primas más importantes que
recompensan las sugerencias del personal, aunque la cuantía de las mismas es
alta con relativa frecuencia. En el Reino Unido, la prima más alta en 1985
fue de 18 371 libras y la pagó la. IBM. En la República Federal de Alemania,
el servicio de correos parece haber pagado 60 000 marcos, y la Volkswagen
100 000. En los Estados Unidos, y con arreglo al programa de primas de
estímulo del Estado federal, la más alta ascendió a 22 090 dólares; en
Francia, la sociedad Peugeot pagó 102 000 francos por una sola sugerencia.
A menudo, se pagan primas "de estímulo" o de "reconocimiento", para
recompensar ideas buenas en principio pero que no es posible aplicar por
alguna razón, y también para alentar a los asalariados que dan muestras de
espíritu de iniciativa. En la mayoría de los casos, vienen fijadas en el
límite mínimo y, en general, su cuantía es arbitraria. Por ejemplo, en el
sistema de sugerencias del servicio público en Australia, las que no se
adoptan permiten percibir una prima que no rebasa los 30 dólares
australianos. En el Canadá, con arreglo al sistema de sugerencias del
servicio público, el Consejo de primas para sugerencias puede recomendar el
pago de una prima simbólica que no sea superior a los 25 dólares canadienses,
si se trata de sugerencias que no es posible llevar a la práctica por razones
técnicas o administrativas pero que indican que el autor de la propuesta ha
hecho un esfuerzo deliberado, o que pueden desembocar en la adopción de otras
medidas que apunten al mismo objetivo. En la República Federal de Alemania,
muchas empresas conceden primas de reconocimiento (Anerkennungspramien), que
oscilan entre 20 y 200 marcos, por las sugerencias que ni se aplican ni se
rechazan; son muchas las empresas del Reino Unido que tienen un sistema
análogo.
A veces, las primas en efectivo están sometidas al pago de impuestos,
aunque se fijen éstos en un nivel que no desanime a los asalariados en el
sentido de proponer sugerencias.
En Austria, por ejemplo, las primas
concernientes a las sugerencias del personal corresponden a la categoría de la
remuneración ordinaria que se grava con un impuesto del 6 por ciento, si la
cuantía total durante un año no rebasa 8 500 chelines. En la República
Federal de Alemania, no hay impuestos que graven las primas, salvo si son de
más de 200 marcos; la mitad de la suma superior a esa cifra no es objeto de
imposición, hasta un tope de 500 marcos. No obstante, se ha criticado esta
disposición, porque parece poco generosa y por estimar que ha quedado
totalmente anticuada. Se han previsto ciertas exenciones fiscales en las
condiciones siguientes:
i) el cometido del trabajador no debe consistir
exclusivamente en concebir tales perfeccionamientos; ii) la prima no debe ser
demasiado alta; iii) la prima no debe revestir la forma de una remuneración
permanente;
iv) los
perfeccionamientos
deben
ser
particularmente
importantes .
En el Canadá, hay que declarar las primas en virtud de la ley fiscal. Si
son de más de 500 dólares canadienses, la cantidad superior a esa cifra puede
servir para comprar un crédito de impuesto, ya que en tal caso se considera
que es una "gratificación que recompensa un éxito meritorio, obtenido por el
beneficiario en el desempeño de sus funciones".
3566d
- 117 -
Número de sugerencias y número de primas pagadas
Sólo se dispone de información sobre el número total de sugerencias
propuestas y de primas pagadas en el caso de algunos países. En la República
Federal de Alemania, en 1983 se pagaron casi 61 millones de marcos en concepto
de primas, según una encuesta relativa a 150 empresas.
El nivel de
participación en los sistemas de sugerencias era entonces de un 7,6 por
ciento, en comparación con un 5 por ciento en 1974. La prima media era de
unos 400 marcos (véase el cuadro 2).
En el Reino Unido, 98 organismos pagaron, en 1985, 1 152 154 libras en
concepto de primas.
La cuantía media fue de 101 libras en 1986 (en
comparación con 6 en 1966) . Desde hace unos años, en los Estados Unidos,
los beneficios totales calculables que se derivan de sugerencias han sido, en
el sistema de primas del Estado federal, de 147 millones de dólares anuales,
por término medio. En Francia, los asalariados de la sociedad Peugeot (que
tiene una plantilla de 24 000 personas) presentaron 20 149 sugerencias en
1983, 10 000 de las cuales fueron aplicadas ese mismo año; en los tres
primeros meses de 1984 se abonaron 5,7 millones de francos. La IBM de Francia
recibe, como promedio, 8 000 sugerencias al año (para una plantilla de 20 000
asalariados que pueden participar en el sistema) .
En el Japón, según un estudio realizado conjuntamente en 1981 por la
Asociación Japonesa para las Relaciones Humanas y la Asociación Japonesa sobre
Sugerencias, aproximadamente 862 000 asalariados, de un total de 950 000 que
trabajaban en 328 empresas, podían acogerse al sistema de sugerencias y
598 000 (esto es, el 69,3 por ciento de los trabajadores en tales condiciones)
participaban activamente en él.
El promedio anual de sugerencias por
asalariado era de 12,8, o sea, una sugerencia al mes por lo menos. Se
calcularon los beneficios derivados de esos sistemas, para un grupo de
278 empresas, en 225 400 millones de yens anuales (esto es, 810 millones por
empresa) . En el cuadro 3 pueden verse ciertas tendencias relativas a los
sistemas de sugerencias de ese país, entre 1973 y 1980, que se derivan de una
encuesta realizada por la Asociación Japonesa para las Relaciones Humanas. Se
observa, en particular, que el número de sugerencias pasó de 3,3 millones en
1973 a 23,5 millones en 1980; también aumentó el promedio de sugerencias por
empresa y por asalariado. En definitiva, en ese período se adoptó el 70 por
ciento de todas las sugerencias y la proporción de aplicación de las mismas
fue del 88 por ciento.
Los círculos de calidad
Desde hace unos años, se han constituido en muchos países, en empresas y
organismos públicos, unos grupos que apuntan a fomentar las innovaciones en el
seno de equipos de trabajo que tienen una actividad coordinada. A esas
actividades de grupo comprenden los llamados "círculos de calidad" o "círculos
de control de la calidad", que surgieron en el Japón a principios del decenio
de 1960. Su finalidad consiste en fomentar una mayor calidad, reducir los
costos de producción, aumentar la productividad, reforzar la seguridad y, en
general, lograr el pleno desarrollo de las facultades humanas.
Según una encuesta efectuada en 1978-1979 por la Unión de Ingenieros y
Científicos Japoneses, el porcentaje de empresas que tenían círculos de
calidad era de 97,3 en la industria manufacturera, 70,5 en las actividades de
mantenimiento y de equipo, 67 en las de almacenamiento, 57,3 en el sector de
3566d
- 118 -
las actividades técnicas y de ingeniería y de 19,6 en el de la venta y los
servicios.
En los Estados Unidos, un estudio efectuado por la Bolsa de Nueva York en
1982 puso de manifiesto que el 94 por ciento de todas las sociedades que
tenían más de 500 asalariados disponían de círculos de calidad, que también se
han establecido en la administración federal de los Estados Unidos, así como
en Australia, Bélgica, Brasil, Canadá, Francia, Noruega, Países Bajos, Reino
Unido y Suecia. En la República Federal de Alemania, había de 2 300 a 2 500
círculos de calidad en las empresas en 1983, y en el Reino Unido, en 1981, los
había en más de 100 compañías1 . En Hungría, el Centro Húngaro para el
Desarrollo de la Gestión congrega, desde 1984, a 2 000 dirigentes de empresa,
en activo o jubilados, en círculos de calidad. Según el Centro, esos círculos
de calidad destinados a dirigentes crean vínculos más estrechos entre ellos y
facilitan la introducción de mejores métodos y prácticas de gestión, al
contribuir a que puedan reunirse periódicamente con objeto de proceder a un
intercambio de puntos de vista, en unas conversaciones profesionales nada
protocolarias. En la actualidad, hay 46 círculos de calidad para dirigentes,
28 de ellos en Budapest12.
*
*
*
A diferencia de los inventos - en los cuales, por lo demás, pueden
desembocar a menudo -, las creaciones y propuestas personales de los
asalariados que no quedan protegidas por un título de propiedad industrial
están rara vez reglamentadas. Sin embargo, se dedica una atención cada vez
mayor a la innovación y al modo de fomentarla. De un modo más general, la
participación de los trabajadores en el éxito de su empresa suscita un interés
creciente en muchos países, como lo demuestra la existencia de diversas
fórmulas de recompensa y estímulo de su actividad creadora. Aunque, lo mismo
que las empresas, los asalariados suelen apreciar los sistemas de sugerencias,
de lo cual da fe su participación creciente en los mismos, por los beneficios
tanto económicos como personales que obtienen, esos sistemas provocan también
algunas reservas, en particular por parte de los sindicatos. En efecto, éstos
consideran que pueden constituir una amenaza para los derechos de que podrían
disponer los trabajadores cuando sus creaciones o propuestas personales puedan
desembocar en un invento. Así por ejemplo, en el Reino Unido, el Congreso de
Sindicatos Británicos (TUC) ha señalado que muchas empresas recurren de un
modo abusivo a los sistemas de sugerencias, lo cual priva, de hecho, a los
trabajadores de su derecho legítimo a explotar ellos mismos sus iniciativas.
La Federación Internacional de Empleados, Técnicos y Profesionales (FIET)
destaca que los derechos de los inventores asalariados quedan en la práctica
socavados por esos sistemas que, al destruir el carácter de novedad de la
propuesta
del
trabajador, le
quitan
toda
posibilidad
de conseguir
patentarla . La Unión Central de Asociaciones Patronales de Suiza estima
que el examen de las propuestas y creaciones personales de los asalariados que
no engendran derechos intelectuales con arreglo a los derechos del inventor y
del autor asalariados constituye una ampliación excesiva de los asuntos que
procede examinar, y considera que los sistemas de sugerencias son encomiables
pero que constituyen un tema que debe abordarse en otro plano.
Notas
Véase Cornwell, S.C.:
"Derechos
innovaciones",
Revista
Internacional
julio-septiembre de 1980.
3566d
de
del
los asalariados sobre sus
Trabajo
(Ginebra, OIT),
- 119 2
Brinkmann, E.: "Zielorientiertes
Management",
Betriebliches
Vorschlagswesen (Berlín (Oeste), Bielefeld y Munich, Deutsches Institut für
Betriebswirtschaft), 1986, num. 1, pág. 12.
Successful Suggestion Schemes (Londres, Industrial Society, 1986).
OIT: "La importancia de los innovadores en la economía soviética"
Informations OIT (Ginebra), febrero de 1983.
5
Recomendación adoptada por la Conferencia General de la UNESCO en su
18. reunión (París, 1974). En relación con la protección legal de los
descubrimientos, véase Neumeyer, F.: "La protection légale des découvertes
scientifiques", La propiété industrielle (Ginebra, OMPI), noviembre de 1975;
en cuanto a los esfuerzos realizados con miras a la creación de una "propiedad
científica" en beneficio de los investigadores y de los científicos autores de
descubrimientos y a los problemas correspondientes, véase Pretnar, S.:
"Position actuelle du problème relatif aux droits des auteurs de découvertes
scientifiques", ibíd., noviembre de 1962.
a
Successful Suggestion Schemes (Londres, Industrial Society, 1986).
Verordnung
liber
die
steuerliche
Behandlung
von
Prämien
für
Verbesserungsvorschläge vom 17.02.1957 (decreto de 17 de febrero de 1957 sobre
la imposición fiscal de las primas correspondientes a propuestas y mejoras)
(BGBl. I, pág. 33).
8
Successful Suggestion Schemes, op. cit.
9
Berthet, M.:
"Apports et limites de l'expression ouvrière - un
exemple de 'boîte à idées'", Travail et Emploi (Paris, Ministère des Affaires
sociales et de l'Emploi), septiembre de 1986, págs. 53-63.
10
Akaoka, I.: "Motivation
of
employees
in
Japan",
The
University Economic Review (Kyoto), abril-octubre de 1984, págs. 25-50.
Kyoto
11
Bradley, K. y Hill, S.: "After Japan: The Quality Circle Transplant
and Productive Efficiency", British Journal of Industrial Relations, noviembre
de 1983, págs. 291-311; y Heidack y Brinkmann: Unternehmenssicherung durch
Ideenmanagement (Friburgo de Brisgovia, Rudolf Haufe Verlag, 2.a edición,
1987), vol. 2, pág. 275.
12
Bulletin
pág. 288.
13
d'informations
sociales
(Ginebra,
OIT), 1986,
num. 2,
Federación Internacional de Empleados, Técnicos y Profesionales
(FIET): Les droits de l'inventeur salarié: un guide pour les syndicats
(Ginebra, 1981).
3566d
- 120 -
PUNTOS SUGERIDOS PARA LA DISCUSIÓN
La lista de puntos sugeridos que figura a continuación se ha elaborado
para que sirva de base de discusión. Al objeto de que resulte más cómoda su
presentación se refiere al creador asalariado en general, sea autor de una
invención, de una obra o de una ejecución o interpretación artistica. De
todos modos y en la medida en que la situación de los inventores y de los
autores asalariados, al igual que los regímenes que les son aplicables,
difieren en varios aspectos, sería indudablemente preferible diferenciarlos en
el transcurso de la discusión. Huelga decir que los participantes gozan de
plena libertad para introducir en ella los cambios que estimen necesarios.
I.
Objeto y contenido de la protección
Derechos materiales
1.
Principios generales que deben aplicarse paira la atribución,
transferencia o cesión de los derechos materiales
- de propiedad, de
explotación, de utilización o de autorización - relativos a las invenciones y
a las obras producidas por asalariados, y para la repartición de estos
derechos entre los asalariados y sus empleadores (especialmente según los
vínculos de la invención u obra con las actividades contractuales y normales
de su autor y las de la empresa u organización donde trabaja).
Derechos pecuniarios
2.
Medidas que se deben prever para garantizar a los inventores y a
los autores asalariados una retribución equitativa que compense la pérdida,
transferencia o cesión de sus derechos de propiedad o de utilización y aliente
y reconozca su actividad creadora, incluido en lo que atañe a:
a)
las condiciones generales que rigen la concesión de la retribución;
b)
los procedimientos de fijación de la retribución;
c)
los criterios que procede aplicar para calcular la retribución;
d)
la forma de pago;
e)
la revisión de la cuantía de la retribución en caso de variación de las
circunstancias que imperaban en el momento de su determinación;
f)
la utilización secundaria de las obras.
3.
Otras formas de compensación (ventajas en materia de carrera, de
fiscalidad, de condiciones de trabajo, etc.).
Derechos morales
4.
Ejercicio del derecho al nombre, reconocimiento efectivo de la
calidad de inventor o de autor al creador asalariado y ejercicio de los demás
derechos morales, especialmente en lo que atañe al autor asalariado.
3566d
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Problemas especiales
5. Problemas especiales que puede plantear la aplicación efectiva de los
derechos que se acaban de evocar:
a)
según sean las categorías de creadores (por ejemplo, según el tipo de
creación - invención, obra, interpretación o ejecución artística - que
producen);
b)
en caso de pluralidad de inventores o de autores;
c)
en caso de realización de una invención o una obra tras la terminación de
la relación de empleo;
d)
con motivo del desarrollo de nuevas tecnologías.
Creaciones no generadoras de derechos intelectuales
6. Conveniencia de medidas especiales para alentar y recompensar a
autores de creaciones y de propuestas personales que, sin estar protegidas
regímenes de propiedad intelectual, influyan en los resultados económicos
empleador que las utiliza, y para permitirles participar en los beneficios
este último obtiene de ellas.
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Efectos de la terminación de la relación de empleo
7. Medidas que deben preverse para garantizar el mantenimiento de los
derechos una vez terminadas las relaciones de trabajo (por ejemplo, cuando las
circunstancias que han determinado la cuantía de la retribución han variado).
II.
Aplicación de la protección
Papel de la información
8. Medidas que deben preverse a fin de asegurar a los creadores
asalariados o a sus representantes una buena información en lo que atañe a sus
derechos sobre los puntos anteriormente evocados, particularmente en materia
de:
a)
derechos de propiedad, de utilización o de autorización;
b)
cálculo de la retribución;
c)
ejercicio de los derechos tras la terminación de la relación de empleo;
d)
solución de litigios.
Negociación colectiva
9. Papel de la negociación colectiva para
derechos del inventor y del autor asalariados.
3566d
proteger
y
fomentar
los
- 122 -
10. Papel de las organizaciones que representan a los empleadores y a
los tabajadores interesados (incluidas las asociaciones de inventores o de
autores - sociedades de gestión de derechos de autor, por ejemplo) para
garantizar a los creadores asalariados unos derechos y una protección
equitativos.
Solución de conflictos
11. Medidas que deben preverse para poner a disposición de los
inventores y de los autores asalariados y de sus empleadores un mecanismo
apropiado y eficaz que permita solucionar los conflictos que les opongan.
12. Conveniencia de mecanismos especiales de conciliación, de mediación
o de arbitraje; función de lo mecanismos normalmente encargados de solucionar
las divergencias entre empleadores y trabajadores, y función de los tribunales.
III. Necesidad de medidas de protección en los
planos nacional e internacional
13. Necesidad de adoptar por vía legislativa, convenios colectivos u
otros medios adaptados a la práctica nacional, medidas destinadas a alentar la
actividad creadora y a reconocer y proteger los derechos de los autores e
inventores asalariados, así como el interés general habida cuenta de los
posibles efectos de las invenciones.
14. Pertinencia de las reglamentaciones internacionales existentes para
la protección de los derechos del inventor y del autor asalariados.
IV. Acción ulterior de la OIT
15. Sugerencias acerca de la actividad ulterior de la OIT sobre las
distintas cuestiones indicadas en los puntos precedentes o sobre otras
cuestiones que interesen al inventor y/o autor asalariados en las esferas:
a)
de los estudios y de la investigación;
b)
de la acción normativa;
c)
de la recopilación y de la difusión de información;
d)
de las actividades prácticas (servicios consultivos, asistencia técnica).
3566d
- 123 -
Cuadro 1. URSS: importe de la remuneración que perciben los autores de
propuestas de racionalización que permiten hacer economías.
Economías al año
(en rublos)
Importe de la remuneración
Hasta 100
17% de las economías, pero con un mínimo de 10 rublos
De 100 a 500
7% + 10 rublos
De 500 a 1 000
5% + 20 rublos
De 1 000 a 5 000
3% + 40 rublos
De 5 000 a 50 000
2% + 90 rublos
De 50 000 a 100 000
1% + 590 rublos
Por encima de 100 000
0,5% + 1 090 rublos, pero con un máximo de 5 000 rublos
Fuente:
3566d
Decreto núm. 584, sobre los descubrimientos, los inventos y las
propuestas de racionalización, del Consejo de Ministros de la URSS,
del 21 de agosto de 1973, modificado en 1978 (OMPI : Lois et traites
de propiété industrielle, Union Soviétique, texte 2 - 003, pág. 029).
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124 -
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