López y Carbonell; Personas, derechos y servicios. Razones de una Ley, razones de un cambio

Anuncio
• Referencia bibliográfica
♦ López y Carbonell (coords.) (2005): “Personas, derechos y servicios. Razones de una Ley,
razones de un cambio”, en “La integración educativa y social”. Barcelona, Ariel.
• Breve resumen de la lectura
Si comparamos la concepción actual del término “necesidades educativas especiales” con el que se
concebÃ−a antiguamente, veremos que se ha producido un enorme avance tanto en su interpretación como
en el colectivo al que afecta. Este progreso ha sido posible, en gran medida, por la adopción de los Derechos
Humanos como la base que cimienta el trato entre personas. El trabajo llevado a cabo por organismos como
UNESCO, han posibilitado que el colectivo de “discapacitados” sea considerado como aquel que vive
temporal o permanentemente una situación especial en la que requiere unas determinadas acciones para su
mejora. En este sentido, todos y cada uno de nosotros podemos encontrarnos en disposición de requerir estas
acciones en algún momento de nuestra vida, y por ello no ser excluidos de la sociedad, discriminados o
incapacitados para el ejercicio autónomo de nuestros intereses. Pero aún queda mucho camino por recorrer
en la defensa de la igualdad y la integración. Nuestras escuelas, vecindarios o cualquier ente con los que nos
relacionamos deben dirigirse hacia la creación de una “sociedad para todos”, entendiendo ésta como el
lugar en el que individuos con caracterÃ−sticas heterogéneas y necesidades diversas tienen las mismas
posibilidades de actuación.
• Ideas principales
• El término “minusvalÃ−a” ha ido cambiando y reconceptualizándose a lo largo del tiempo.
Inicialmente se basaba en una “incapacitación” asociada a toda una clasificación en función de las
deficiencias que se pudieran presentar.
• La aplicación de esta clasificación tiene diversas implicaciones y connotaciones negativas que han sido
denunciadas progresiva y unánimemente por los afectados.
• Los derechos fundamentales que asisten a las personas con “discapacidad”, que coinciden con los que
tenemos todos y que emanan de nuestra condición de tales personas, han sido la base sobre la que se han
construido las mejoras y progresos en la consideración de éstos hombres y mujeres como individuos
“normales”.
• La aplicación de la LISMI ha ido golpeando la opinión pública y presionando las reticencias de los
polÃ−ticos por medio de determinadas “Declaraciones”, en las que se encuentra la nueva concepción que
las personas con discapacidad plantean sobre sÃ− mismas y sobre las miradas que esperan recibir de la
sociedad.
• AsÃ−, en la “Conferencia Mundial sobre NEE” (Salamanca, 1994) se enfatiza la necesidad de aplicación
pedagógica del principio de individualidad; En la “Reunión Plenaria sobre los Derechos Humanos”
(1994) se replantea la definición de discapacidad erradicando la concepción de “deficiencia”; En la
“Carta de Luxemburgo” (1997) se reitera la convicción de la “escuela para todos y cada uno” y difunde el
término “atención a la diversidad”; La OMS reconceptualizó su clasificación médica por otra
llamada “de Funcionamiento” (CIF); La “Declaración de Madrid” (2002) supone un nuevo marco
conceptual de acción.
• Es la sociedad la que, lejos de considerar a las personas con necesidades educativas especiales “como una
trágica minorÃ−a”, tiene la obligación de “eliminar, reducir o compensar dichas barreras” a fin de que
todos los ciudadanos tengan la posibilidad de disfrutar de su condición de tales en cumplimiento de los
derechos y deberes que les son propios.
• No es el ciudadano con discapacidad el que debe adaptarse a la sociedad, sino que es la sociedad la que
debe estar diseñada para que quepan en ella todos los ciudadanos. Una sociedad que excluye a varios de
sus miembros o grupos es una sociedad empobrecida.
1
• Cada mejora que se realiza pensando inicialmente es un pequeño grupo de personas acaba beneficiando la
accesibilidad y la calidad de vida de toda la sociedad.
• Todos somos susceptibles de recibir estas ayudas, por lo que debe hablarse de una “sociedad accesible con
un diseño universal”.
• En absoluto se trata de discapacitados. Muy al contrario, son auténticos superdotados. Limitados en su
visión o su movilidad, pero muy superiores a la mayorÃ−a de sus compañeros en capacidad de esfuerzo,
claridad de proyectos, autoestima, humor, solidaridad,…
• Reflexión personal
Generalmente, cuando alguien dirige su mirada hacia el gran espectro de sujetos que forman parte de la
humanidad, no pone en duda los derechos fundamentales que éstos poseen como condición inherente a la
concepción de su persona, los reconoce y los acepta. Son derechos que les capacitan para actuar y
desenvolverse con libertad, autonomÃ−a y responsabilidad en la sociedad y les dota de facultad para el
desarrollo de su vida. Se están incluyendo aquÃ− individuos de toda Ã−ndole, raza, sexo y religión, sin
hacer distinciones entre unos y otros, aceptando la necesidad vital de ser reconocidos y respetados. Por tanto,
es lógico pensar que cualquier situación que atente contra estos derechos debe ser analizada, cuestionada y
denunciada.
Siendo esto asÃ−, y existiendo esa especie de empatÃ−a o humildad colectiva al contemplar mentalmente la
globalidad del ser humano (al menos esa es mi percepción), ¿por qué se producen en las interrelaciones
más individuales esos rechazos, esas desconsideraciones y prejuicios?, ¿a qué se debe este desajuste? El
planteamiento de esta pregunta me parece más que oportuno, pues su respuesta no es tan sencilla como para
ser una receta a regalar como protocolo de actuación en cualquier lectura propuesta o libro recomendado,
sino que va más allá… Tratar de dar una respuesta hace pensar, reflexionar, asentar conocimientos, ideas,
actitudes y, lo más importante, generar un acercamiento propio y personal al problema. Las lecturas, los
libros, la bibliografÃ−a sirven para motivar a la acción, para incentivar la puesta en funcionamiento de
alertas en la conciencia de cada uno, pero simplemente son aproximaciones y exposiciones de otras personas
que, independientemente de la validez, magnitud o acierto de las mismas, no son creaciones personales. Por
ello, es necesario que cada cual trate de ordenar el conjunto de informaciones y fabricar sus conclusiones.
En este sentido he tomado como punto central de esta reflexión la pregunta planteada en el párrafo anterior,
pues tras leer la lectura propuesta, extraer las ideas que a mi parecer son principales y tener una visión global
de lo que pretenden transmitir, creo que intentar buscar el “por qué” de estas situaciones ayuda a descubrir
el “cómo” intervenir desde una postura más humana y tolerante.
Parece ser, según yo lo entiendo, que las personas no somos realmente conscientes de la situación en la que
se encuentran los demás hasta que nosotros mismos no vivimos situaciones similares o nos encontramos en
circunstancias parejas a las suyas. Esta máxima se cumple incluso más si pensamos en situaciones de
desgracia o superación de dificultades. Tendemos a valorar aquello que no tenemos sin darnos cuenta de lo
que poseemos. ¿Cómo cambiar esta situación?, ¿realmente es posible cambiarla? Es una pregunta un
tanto retórica, pero creo que uno de los medios más oportunos para su consecución se basa simplemente
en la “educación”. Esa educación que desde la Carta de Luxemburgo (1997) se dirige hacia la atención de
la diversidad. Si desde nuestra infancia somos educados adecuadamente tanto desde nuestros hogares como
desde la escuela, la actitud que se desarrollará en el niño/a estará repleta de valores positivos.
Siempre he pensado que es apropiado incluir una cita de algún autor en una reflexión personal,
principalmente porque da fuerza a lo que uno defiende y, por qué no reconocerlo, le otorga un matiz de
elegancia al texto. Quisiera citar, en relación a lo que vengo expresando, las palabras de Pitágoras de
Samos cuando afirmó “educad a los niños y no será preciso castigar a los hombres”. Sin pretender
generalizar ni universalizar esta afirmación, he de decir que a mi entender está cargada de profundidad. Los
niños son (y hemos sido) curiosos por naturaleza, todo lo cuestionamos, todo lo interrogamos, todo lo
2
tocamos… y, ¿por qué? Pues principalmente porque necesitamos crear conceptos sobre aquello que nos
rodea para conocerlo. En función del tipo de respuestas y del modo en que aquellos con los que convivimos
nos ayuden a entender aquello sobre lo que buscamos un razonamiento, crearemos unos u otros tipos de
concepciones sobre la realidad. Es por ello que la educación (entendida como un proceso de formación de
la autonomÃ−a personal y de relación con el entorno) se convierte en uno de los medios necesarios para
posibilitar desde edades tempranas valores como la integración, aceptación o tolerancia.
1
3
Descargar