151-2002 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San Salvador a las catorce horas del día catorce de octubre de dos mil dos. El presente proceso constitucional de Hábeas Corpus, ha sido iniciado por solicitud del señor José Francisco García, a favor del señor Félix Antonio López Martínez, quien está siendo procesado en el Juzgado de Instrucción de la ciudad de Apopa, por el delito posesión y tenencia de droga. Analizado el proceso; y considerando: I. El peticionario solicita se decrete inmediatamente la libertad del favorecido, por considerar que se encuentra detenido de forma ilegal e injusta, por un delito que no cometió, fundamentando su pretensión en el siguiente argumento: Que los elementos vertidos por la representación fiscal no encajan dentro de la teoría del delito, y el testimonio de los agentes en el proceso no es suficiente evidencia para demostrar que el favorecido cometió el delito que se le atribuye; exponiendo además que no se tomaron en cuenta el testimonio de todas las personas que presenciaron los hechos y que existe dentro del proceso parcialización discriminatoria en contra del imputado, en razón de que uno de los agentes captores había hostigado constantemente al favorecido, efectuándole registros de forma violenta y profiriéndole amenazas, actitud agresiva que mantuvo dicho agente al momento de la captura; agregando que "la captura es ilegal y arbitraria, violándose al imputado todos sus derechos fundamentales, ya que el agente cometió fraude, pues es el que andaba la droga, y por odio personal manipuló al otro agente Ascencio para participar de que la acción delictiva se dio". El peticionario también señala que el favorecido tiene derecho a medidas cautelares, pues al estar detenido viola su presunción de inocencia, ya que al terminar el debido proceso y si es culpable deberá guardar prisión y no antes porque sería una condena anticipada. II. Tal como lo ordena la Ley de Procedimientos Constitucionales se procedió a nombrar Juez Ejecutor, quien posteriormente de relacionar en su informe la detención del favorecido, las peticiones formuladas por la representación fiscal y las resoluciones emitidas en el Juzgado de Paz y de Instrucción ambos de la ciudad de Apopa, concluyó: Que existen elementos de convicción para presumir razonablemente que el favorecido, sí ha participado en el ilícito de posesión y tenencia de droga, lo cual se desprende de la relación circunstancial de los hechos, señalando que lo manifestado por el peticionario respecto a que el testimonio de los agentes de la policía no es suficiente evidencia para demostrar que el favorecido cometió el delito y que éstos debieron tomar en cuenta el testimonio de todas las personas que presenciaron los hechos, son elementos que deben ventilarse en el proceso penal correspondiente teniendo la oportunidad de agregar los testimonios mencionados, escapando en ese sentido tales argumentos de los alcances del Hábeas Corpus. III. Previo a emitir el pronunciamiento que corresponda, esta Sala estima necesario hacer la siguiente consideración sobre la pretensión de Hábeas Corpus y la competencia de la Sala de lo Constitucional en el conocimiento de la misma: El Hábeas Corpus como proceso constitucional, constituye un mecanismo de satisfacción de pretensiones que una persona aduce frente a una autoridad judicial o administrativa e incluso particular cuando su libertad o la de la persona a cuyo favor se solicita se encuentra ilegal o arbitrariamente restringida, así también cuando la restricción no exista pero sea inminente su producción; en consecuencia todo proceso de Hábeas Corpus supone una pretensión, que es su objeto, la cual es el restablecimiento del derecho de libertad física de la persona favorecida; tal configuración de la pretensión acredita que esta Sala -dada su competencia en materia de Hábeas Corpus- conozca de aquellas afectaciones constitucionales que infrinjan directamente el derecho de la libertad del favorecido; es decir que el ámbito de competencia de la Sala de lo Constitucional en el proceso de Hábeas Corpus está circunscrito al conocimiento y decisión de aquellas circunstancias que vulneren normas constitucionales con afectación directa del derecho fundamental de libertad, encontrándose normativamente impedida para conocer de circunstancias que no tienen trascendencia constitucional, por constituir asuntos de mera legalidad. IV. Definida la pretensión del solicitante, visto el informe de la Juez Ejecutor y hecha la anterior consideración se procede a analizar la pretensión formulada por el peticionario; advirtiéndose que lo argumentado por éste, en relación a los elementos presentados por la representación fiscal, los testimonios de los agentes captores y la falta de incorporación de testimonios de las personas que presenciaron los hechos, son circunstancias que esta Sala como en reiteradas ocasiones lo ha sostenido-, constituyen asuntos de los ya denominados de mera legalidad; cuyo estudio, análisis y decisión es competencia exclusiva de los jueces que conocen de la materia penal, puesto que el determinar si los elementos recolectados y presentados por la representación fiscal pueden o no encajar en la teoría del delito para fundamentar la configuración del ilícito penal atribuido al favorecido, como el analizar si determinados elementos de prueba pueden o no constituir suficiente evidencia para demostrar su comisión, corresponde realizarlo a los jueces bajo cuyo conocimiento se instruye el proceso penal, en tanto que son éstos los que se encargan de valorar la prueba ofrecida y concluir si los elementos que se han vertido y discutido en las fases procesales son suficientes para demostrar que el procesado efectivamente ha tenido participación en el ilícito, de forma que sí alguna de las partes se encuentra inconforme con la valoración de los elementos de prueba, éstas pueden utilizar los diferentes medios de impugnación previamente establecidos por ley; de la misma manera si se desea incorporar testimonios de descargo, la parte interesada debe solicitarlo ante el Juez de la causa, el cual establecerá conforme a la ley la forma de hacer efectivo lo solicitado. En razón de lo expuesto es que, sí por medio de este proceso constitucional, la Sala de lo Constitucional entrara a examinar los anteriores argumentos planteados por el peticionario relativos a valoración y falta de incorporación de elementos probatorios, el proceso se desnaturalizaría y este Tribunal con competencia en materia constitucional se convertiría en una instancia más dentro del proceso penal, conllevando tal circunstancia a realizar injerencias en la esfera de competencia de los jueces penales, y consecuentemente al principio de legalidad, pues su determinación queda circunscrita al conocimiento exclusivo de los jueces ordinarios que conocen en materia penal. Referente a la parcialización discriminatoria en contra del favorecido en el proceso penal, por la actitud del agente policial, es necesario tener en cuenta que existen instancias correspondientes dentro de la misma institución policial en donde se pueden informar las conductas anómalas de los agentes, por lo que el favorecido pudo haber informado sobre tal situación, o bien acudir ante la Fiscalía General de la República o a los tribunales jurisdiccionales correspondientes a denunciar que estaba siendo objeto del ilícito de amenazas; tal posibilidad no está vedada para el favorecido, pues éste puede denunciar la conducta del referido agente en relación a las amenazas y al supuesto fraude, como bien lo hizo -según consta a folios 29 y 30 de la certificación del proceso penal- en la audiencia inicial que se realizó, en donde se dejó constancia que la representación fiscal verificaría tal situación; consecuentemente el pronunciarse sobre las amenazas proferidas por el agente así como el supuesto fraude cometido, tampoco corresponde hacerlo a ésta Sala, pues ello tendrá que dirimirse en las instancias ordinarias correspondientes. El concepto de imparcialidad en el ámbito jurisdiccional está ligado a la actividad que realiza el juez al momento de ejercer su función juzgadora dentro del proceso, lo cual hace referencia a que éste ultimo debe garantizar que al enfrentarse al caso concreto juzgará con la mayor objetividad posible, sin atender a ningún tipo de interés personal, a favoritismos o prejuicios para alguna de las partes intervinientes o para la materia que juzga, de forma que cuando no concurra tal objetividad en el juzgamiento se entenderá que el juez ha actuado de forma parcializada; el término discriminación atiende -siempre dentro del ámbito jurisdiccional-, a aquellas actuaciones dentro del proceso que demuestren un trato de inferioridad para una de las partes, atendiendo a características propias de las mismas o bien -entre otros- a su condición social, por lo tanto, cuando el Juez conocedor de la causa emite sus resoluciones en relación a condiciones de sexo, raza, religión, preferencia política, o situación económica de las partes, está poniendo de manifiesto una trato discriminatorio para alguna de ellas, lo cual repercute indiscutiblemente en su objetividad, es decir en su imparcialidad. El desarrollo y conclusión del proceso penal instaurado ante el tribunal judicial correspondiente, no depende de la institución policial, sino del Juez competente conocedor de la causa, el cual por mandato constitucional y legal tendrá que tomar en cuenta no sólo los elementos acusadores, sino los elementos de descargo ofrecidos por la defensa, para determinar si realmente el favorecido ha tenido participación en el delito atribuido, actitud que en el proceso penal se ha manifestado ante la configuración del derecho de defensa -tal como consta a folios 12, 27 a 31, 40 a 41-, permitiéndole tanto al favorecido como a su defensor intervenir en el desarrollo del proceso penal exponiendo sus respectivos argumentos, sin constatarse dentro del proceso algún tipo de actitud por parte de las Jueces que indiquen un trato desigual para el favorecido que pueda implicar algún tipo de parcialización o discriminación, tampoco se verifica la presencia de obstáculos proferidos de parte de las Jueces para inhibir el ejercicio del derecho de defensa, y las resoluciones emitidas dentro del proceso han sido fundamentadas en disposiciones del ordenamiento jurídico no a intereses particulares, ni a las condiciones propias de las partes, por lo que no puede afirmarse que exista la parcialización discriminatoria alegada en el proceso. Sobre la violación a la presunción de inocencia por la imposición de la medida cautelar de la detención provisional, reiteradamente en jurisprudencia emitida por esta misma Sala en materia de Hábeas Corpus, se ha señalado que la detención provisional, no constituye una pena anticipada, sino una medida cautelar que tiene por finalidad procurar que el proceso concluya eficazmente garantizando el resultado del mismo, teniendo el Juez que decrete la medida, la obligación de motivar su resolución, por lo cual no debe entenderse como una violación a la presunción de inocencia, ni una pena anticipada, pues la única forma en que la persona deja de gozar de tal presunción y se le impone una pena, es conforme a una sentencia condenatoria, pronunciada en un proceso iniciado, desarrollado y concluido con respeto a los derechos fundamentales de las persona, y a los preceptos legales y constitucionales previamente establecidos, de forma que, decretada la medida cautelar de la detención provisional el imputado siempre se le considera inocente. Según consta en el proceso penal a folios 28 a 31, la Juez de Paz de Apopa, decretó la medida cautelar de la detención provisional tomando en cuenta elementos como la entrevista de los testigos, el resultado de la experticia físico-química practicada a la evidencia, la gravedad del delito y su pena, y la posibilidad que el favorecido pueda evadir la justicia mediante la fuga entorpeciendo con ello el proceso, elementos que a criterio de la referida Juez fundamentaban la existencia del fomus boni iuris y el periculum in mora; resolución que ratificó la Juez de Instrucción de Apopa, por tanto la detención provisional se emitió de manera motivada, lo cual implica que no se ha violentado la presunción de inocencia del favorecido. En vista de que se ha concluido no existir la violación a la presunción de inocencia, ni la parcialización y discriminación dentro del proceso alegadas por el peticionario, y por ser incompetente ésta Sala de pronunciarse sobre el resto de argumentos planteados por ser constitutivos de asuntos de mera legalidad, no puede accederse a lo solicitado por el peticionario, pues no se encuentran motivos sobre los cuales pueda esta Sala pronunciarse o que justifiquen la modificación de la situación de restricción en la que se encuentra el favorecido. Por las razones expuestas en este proceso constitucional, solicitado a favor del señor Félix Antonio López Martínez, esta Sala RESUELVE: a) continúe el favorecido en la condición jurídica en que se encuentra; b) certifíquese la presente resolución y remítase junto con la copia certificada del proceso penal al Juzgado de Instrucción de Apopa; c) notifíquese y archívese el presente Hábeas Corpus. ---R. HERNANDEZ VALIENTE---J. E. TENORIO--MARIO SOLANO---J. ENRIQUE ACOSTA---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---J. R. VIDES---RUBRICADAS.