Pérez Sánchez, Juan Manuel

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LA METONIMIA Y LA GENERACIÓN DE NUEVOS
SIGNIFICADOS EN EL ARGOT JUVENIL DE MEDELLÍN
(COLOMBIA)
Juan Manuel Pérez Sánchez
Universitat Pompeu Fabra
Universidad de Antioquía
1. Introducción
Las lenguas, en tanto que sistemas, a pesar de estar en constante evolución, basan su
funcionamiento en ciertas convenciones que, aunque experimentan transformaciones en el
transcurso de su historia, lo hacen de manera relativamente lenta. Así, el armazón fonético,
fonológico, sintáctico, e incluso morfológico de una lengua no suele sufrir cambios radicales en
un corto periodo de tiempo, pero existen planos como el léxico-semántico en el que estos
cambios suceden de manera más rápida y evidente, como reflejo de las transformaciones al
interior de cada comunidad lingüística. Los cambios léxico-semánticos en una lengua suelen
provenir principalmente de dos fuentes: los lenguajes especializados y los lenguajes marginales.
Ambos tipos de lenguaje contribuyen a la evolución de las lenguas, bien sea mediante la
creación de voces novedosas o, más comúnmente, mediante la asignación de nuevos
significados a voces ya existentes.
Por lo que conocemos, existen pocos estudios en lengua española que, hasta el momento,
hayan analizado en profundidad la incidencia y los mecanismos utilizados por los lenguajes
especializados y los marginales para la generación de nuevos significados en voces que existían
previamente en el lenguaje estándar. En particular, la mayoría de los estudios que se han
encargado de los lenguajes marginales lo han hecho principalmente desde la sociolingüística.
Por otro lado, en 1992, Beatrice Warren publicaría el que ha sido el trabajo más importante
sobre el desarrollo de nuevos significados en los lenguajes argóticos en lengua inglesa del que
tengamos conocimiento hasta el momento; en su libro Sense Developments, Warren analizó un
corpus de 1000 nuevos significados, 500 de los cuales se desarrollaron dentro del inglés
estándar y 500 que ejemplificaban desarrollos a partir de significados estándar, dando lugar a
significados argóticos dentro del slang. Dicho estudio, pionero en la aplicación de la semántica
léxica a los lenguajes argóticos, ha servido de referencia y punto de partida para el trabajo que
pretendemos desarrollar a manera de tesis doctoral y del cual se presentan algunos hallazgos en
la presente comunicación.
En nuestro estudio, pretendemos analizar la generación de nuevos significados en uno de
los lenguajes argóticos del español, teniendo en cuenta que los argots y las jergas son
fundamentales en la evolución de las lenguas y, en particular, en la generación de nuevos
significados en unidades léxicas ya existentes. El lenguaje del que nos ocupamos aquí es el
argot juvenil de Medellín (Colombia), también conocido como parlache (L. S. Castañeda y J. I.
Henao 1993) y nos centraremos en analizar la incidencia que tiene la metonimia —uno de los
tipos de cambio semántico más comunes tanto en el lenguaje argótico como en el lenguaje
1
estándar (B. Warren 1992: 125-142) — en la generación de nuevos significados en este tipo de
argot.
Sin embargo, antes de llevar a cabo el análisis que aquí se presenta, será necesario definir lo
que entendemos por argot y metonimia.
2. Definición de argot
Definir el término argot es difícil, si tenemos en cuenta que históricamente se ha utilizado para
referirse a lenguajes pobremente delimitados, teniendo como resultado un concepto que engloba
más de un tipo de lenguaje. Adicionalmente, y en parte debido a esta falta de delimitación,
además del término argot, se han utilizado otros términos, como jerga para referirse al mismo
tipo de lenguaje, por lo general asociado con la marginalidad y la delincuencia. Por ejemplo, P.
Daniel, en su interesante prólogo al diccionario de Víctor León, afirma que «en la actualidad,
jerga y argot son totalmente sinónimas en sus distintas acepciones» (P. Daniel 1992: 14),
aunque, continúa la autora, «parece preferible emplear el término argot», y argumenta esta
preferencia debido a que:
la palabra jerga tiene un matiz un tanto peyorativo [mientras que] el uso de la palabra argot está
ampliamente difundido, mucho más aceptado que jerga, y su significado es comprendido con mayor
rapidez por un público más extenso. (P. Daniel 1992: 14).
No obstante, algunos autores han diferenciado con claridad los términos argot y jerga. Así,
por ejemplo, A. Alonso y P. Henríquez Ureña indican que el argot «es el vocabulario especial
que en una ciudad o comarca sólo usa la gente de baja cultura», mientras que el término «jerga»
hace referencia al «vocabulario especial de una profesión u oficio, cuando implica a la vez baja
cultura» (A. Alonso y P. Henríquez Ureña 1963: 21). De esta manera, para estos dos autores la
voz jerga hace referencia a los lenguajes de especialidad, pero implica «desvaloración o
menosprecio». Igualmente, para E. Alcaraz Varó y M. A. Martínez, el argot «es distinto del
léxico científico-técnico de las jergas» (E. Alcaraz Varó y M. A. Martínez 1997: 64).
En esta misma línea, para J. C. Richards, J. Platt y H. Platt, el argot es un «habla muy
informal, despreocupada, que emplea palabras y expresiones informales pero expresivas», que
para muchas personas es sinónimo de habla coloquial; mientras que la jerga es,
primordialmente, «lo hablado o escrito por un grupo de personas que pertenecen a un oficio o
profesión, o cualquier otro grupo, unido por intereses comunes» (J. C. Richards, J. Platt y H.
Platt 1997: 36).
Por otro lado, en la introducción a su Diccionario de argot, J. Sanmartín va más allá, y
además de diferenciar los conceptos argot y jerga, introduce un nuevo término: argot común.
Así pues, esta autora afirma que:
a diferencia del argot o forma de hablar específica y peculiar de otros grupos sociales y humanos
(prostitutas, delincuentes, homosexuales, estudiantes o camioneros) y de las jergas profesionales
(artesanos, canteros, etc.), el denominado argot común no constituye una estratificación vertical, un
sociolecto —no depende de las características del usuario, de su edad, profesión o grupo
sociocultural—, más bien es una variación lingüística horizontal, un registro, en función de la
situación comunicativa (J. Sanmartín 1998: vii).
Sin embargo, como bien lo indica Sanmartín, el léxico denominado argot común forma
parte del registro coloquial1 y no es, en sí, un sociolecto, entendido este último como la
2
«variedad de lengua propia de un grupo social» (G. Mounin 1979: 169), «[delimitado por]
variables sociológicas tales como [...] clase social, educación, profesión, edad, sexo,
procedencia étnica y otros parámetros sociológicos [...]» (E. Alcaraz Varó y M. A. Martínez
1997: 531) mientras que el argot (sin adjetivo) sí lo es.
Lo interesante es que el registro coloquial o argot común se nutre de los argots de los
grupos sociales (principalmente del de los jóvenes) y estos, a su vez, se nutren de los lenguajes
marginales o jergas de colectivos como los delincuentes. De hecho, J. Sanmartín afirma que el
argot de la juventud «actúa como puente transmisor entre lo delictivo y lo coloquial» (J.
Sanmartín 1998: xi). No obstante, es necesario enfatizar que a pesar de que en los últimos años
se ha podido llegar a una mejor delimitación de los tipos de lenguaje a los que hacen referencia
el término argot y otros términos relacionados como jerga, lenguaje coloquial o argot común,
«esta estratificación [del lenguaje] en la práctica resulta totalmente artificial» (P. Daniel 1992:
16)
A pesar de la dificultad práctica de la delimitación de dichos lenguajes, consideramos que
la diferenciación es necesaria y que existen elementos diferenciadores entre ellos. En este
sentido, a partir de trabajos como los de P. Daniel (1992), J. Sanmartín (1998), F. Rodríguez
González et al. (2002), entre otros, consideramos que las características que mejor pueden
ayudar a delimitar el tipo de lenguaje al que en adelante nos referiremos como argot son las
siguientes:
— Es un lenguaje que se genera de forma parásita dentro de un sistema lingüístico más
complejo.
— Su vocabulario es relativamente reducido y está formado principalmente por sustantivos,
adjetivos y verbos; es decir, por palabras de contenido.
— Suele ser utilizado por grupos delimitados en especial por factores sociales (sociolecto), en
contraposición a los intereses comunes primordialmente laborales en torno a los cuales se
generan las jergas (tecnolectos).
— Es utilizado principalmente por los jóvenes.
— Es eminentemente oral, por lo que muchas de sus voces producen vacilación a nivel
ortográfico, fonético, morfemático e incluso semántico.
— La generación de sus voces obedece al deseo de renovación léxica, la búsqueda de una
mayor expresividad, la intensificación del sentido, el tabú y el hecho de que los conceptos a
los que tales voces hacen referencia son los más cercanos a la percepción y la experiencia de
los hablantes de este tipo de lenguaje.
— Por último, una de las características que con mayor frecuencia se suele asociar al argot es su
carácter efímero; sin embargo, dicha generalización se podría rebatir, ya que muchas voces
argóticas logran perdurar en el tiempo e incluso pasan a formar parte del lenguaje coloquial o
hasta del lenguaje estándar.
3. Definición de metonimia
Tradicionalmente, la metonimia se ha entendido como la utilización de un término para designar
un significado diferente al original, con base en una relación de contigüidad entre ambos
significados. Así, para G. Lakoff y M. Johnson, la metonimia es «conceptualizar una entidad
mediante su relación con otra» (G. Lakoff y M. Johnson 1980: 39) o, de manera más precisa,
«tomar un aspecto claro o fácil de percibir de una entidad y utilizarlo en lugar de la entidad
como un todo o en lugar de algún otro de sus aspectos o partes» (G. Lakoff 1987: 77). G. Lakoff
y M. Turner (1989: 103-104), a su vez, propusieron una mayor restricción para las relaciones
metonímicas, al afirmar que la metonimia «implica un solo dominio conceptual»; es decir, a
3
diferencia de la metáfora, en la que se establece una relación de similitud entre dos entidades
que pertenecen a dominios conceptuales diferentes, en la metonimia, la relación entre los
significados fuente y meta se circunscribe a un solo dominio conceptual.2 De donde surge una
definición más elaborada, como la propuesta por Z. Kövecses y G. Radden, para quienes la
metonimia es:
Un proceso cognitivo en el que una entidad conceptual, el vehículo, proporciona acceso mental a
otra entidad conceptual, la meta, dentro del mismo dominio o modelo cognitivo idealizado [MCI]3
(1998: 39).
B. Warren (2002; 2006), por su parte, diferencia la metonimia referencial de la metonimia
proposicional. La primera, según esta autora, relaciona una entidad con otra, mientras que la
segunda relaciona dos proposiciones. En el caso de la metonimia proposicional, suele existir
una relación «si... entonces...» entre la proposición explícita y la implícita. En otras palabras, en
las metonimias proposicionales existe una relación lógica entre la proposición fuente y la meta
del tipo «si A es verdadero, entonces B generalmente también lo es» (B. Warren 2002: 115;
2006: 10), donde A suele ser la proposición explícita y B la proposición implícita.
Adicionalmente, las metonimias proposicionales suelen permitir la lectura literal (p. ej. Fueron
juntos al altar [se casaron]); además:
la metonimia proposicional da lugar al cambio de significado de verbos, sustantivos, adjetivos y
adverbios, y suele estar relacionada con la transformación de unidades léxicas en construcciones
gramaticales. (B. Warren 2006: 6).
En contraste, las metonimias referenciales por lo general no permiten una lectura literal;
suelen tener una «sintaxis propia», en la que «el elemento implícito es el núcleo y el objeto de la
referencia; [mientras] que el elemento explícito es en realidad parte de un modificador», y, con
pocas excepciones, se limitan a los sustantivos (p. ej. la mesa 13 se está quejando [las personas
en la mesa 13]) (B. Warren, 2006: 10);
En el presente análisis adoptamos la definición de metonimia antes mencionada, propuesta
por Z. Kövecses y G. Radden (1998: 39) a partir de las definiciones de G. Lakoff y M. Johnson
(1980: 39), G. LAkOFF (1987: 77) y G. Lakoff y M. Turner (1989: 103-104). Igualmente,
suscribimos la diferenciación realizada por B. Warren (2002; 2006) entre metonimia
proposicional y metonimia referencial, ocupándonos principalmente de esta última.
4. Estudio
4.1. Unidades de análisis
Para la selección de las unidades de análisis se tomó el lemario del Diccionario de parlache (L.
S. Castañeda y J. I. Henao 2005), compuesto por 1655 entradas y se contrastó con la versión en
línea del diccionario de la Real Academia Española (DRAE) mediante la utilización de un script
realizado con el lenguaje de programación Pearl. El resultado fueron 916 coincidencias. A
partir de estas coincidencias, se han ido eliminando los homónimos y aquellas unidades cuyo
único significado registrado en el DRAE es el mismo que figura en el Diccionario de Parlache.
En las unidades resultantes, se han estado identificando los significados originales –es decir,
aquellos a partir de los cuales se ha generado el significado novedoso– y se han ido
determinando los mecanismos que han originado los nuevos significados.
4
Hasta el momento, se han podido identificar la mayoría de casos en los que el significado
argótico (novedoso) se ha generado mediante algún tipo de metonimia, siendo estas unidades el
objeto del presente análisis. Algunos ejemplos de voces en las que se ha generado un
significado novedoso en el argot juvenil de Medellín mediante la metonimia son:
- punta: «navaja o cuchillo»
- gatillo: «arma de fuego»
- cuero: «balón de fútbol»
4.2. La metonimia en el parlache
Tras el proceso de selección de las unidades de análisis, descrito anteriormente, se han
encontrado alrededor de 102 casos de generación de nuevos significados argóticos mediante la
metonimia. El número de casos es aún aproximado debido a que en algunos de ellos la
información de la que disponemos para establecer el origen de los significados novedosos es
insuficiente.
En los aproximadamente 102 casos de generación de nuevos significados mediante la
metonimia se ha procedido a la identificación en el DRAE de los significados originales, es
decir, aquellos a partir de los cuales se ha generado el significado argótico. Algunos ejemplos de
los casos más claros de metonimia encontrados son los siguientes:
Lema
chorro
Significado argótico
(L. S. CASTAÑEDA Y J. I.
HENAO 2005)
Licor
billete
Dinero
gorda
Embarazada
cuero
Balón de fútbol
gorila
Mal olor en las axilas
humo
Droga // alucinógenos como
la marihuana o el basuco.
Significado original (DRAE)
1. m. Porción de líquido o de gas que,
con más o menos violencia, sale por
una parte estrecha, como un orificio,
un tubo, un grifo, etc.
4. m. billete de banco. m.
Documento al portador que
ordinariamente emite el banco
nacional de un país y circula como
medio legal de pago.
1. adj. De abundantes carnes.
2. adj. Muy abultado y corpulento.
1. m. Pellejo que cubre la carne de los
animales. 2. m. Este mismo pellejo
después de curtido y preparado para
los diferentes usos a que se aplica en
la industria.
1. m. Mono antropomorfo, de color en
general pardo oscuro y de estatura
semejante a la del hombre. Tiene tres
dedos de sus pies unidos por la piel
hasta la última falange, es membrudo
y muy fiero, y habita en África a
orillas del río Gabón.
1. m. Mezcla visible de gases
producida por la combustión de una
sustancia, generalmente compuesta de
carbono, y que arrastra partículas en
suspensión.
5
Tabla 1 Algunas voces presentes en el DRAE que han desarrollado un significado argótico en el
parlache mediante la metonimia.
En la mayoría de los 102 casos analizados se han podido identificar relaciones metonímicas
que coinciden con algunos de los más de 30 tipos de relación metonímica propuestos por Z.
Kövecses y G. Radden (1998), donde el primer elemento del enunciado es el concepto explícito
(fuente), y el segundo elemento es el concepto implícito (meta), tal y como se puede observar en
los siguientes ejemplos, ordenados de mayor a menor según el número de casos encontrados:
•
PROPIEDAD DEFINITORIA POR LA CATEGORÍA (23 casos):
(1) Se tuvo que casar con ella porque la tenía gorda [embarazada].
•
PARTE DE UN EVENTO POR TODO EL EVENTO (20
•
LA CATEGORÍA POR UNO DE SUS MIEMBROS (18 casos):
(3) Por mi casa primero la mayoría tirábamos pura cachiruza4, ahora le jalamos5 a la química
[cocaína].
•
PARTE DE UN OBJETO POR TODO EL OBJETO (7 casos):
(4) Fredy me había aconsejado que cargara siempre alguna punta [arma blanca] para
defenderme.
•
EL EFECTO POR LA CAUSA (7 casos):
(5) Pasé medio año en Bellavista; una temporada de mucho humo [consumo de droga].
•
MATERIAL DEL QUE SE COMPONE UN OBJETO POR EL OBJETO (5 casos):
(6) Dejame que la próxima vez saco el fierro [revolver].
•
CATEGORÍA POR UNA DE SUS PROPIEDADES DEFINITORIAS (5 casos):
(7) A ese man6 no se le arrima nadie, con ese gorila [mal olor en las axilas] que tiene.
•
UN MIEMBRO DE LA CATEGORÍA POR LA CATEGORÍA (4 casos):
(8) Los manes perros7 hacen sufrir mucho a las viejas [mujeres en general].
•
EL OBJETO POR EL MATERIAL QUE LO CONSTITUYE (3 casos) :
(9) Parcero, la recolecta para comprar la bola [marihuana].
•
EL CONTENEDOR POR LO CONTENIDO (2 (+ 3) casos):
(10) El tipo estaba dispuesto a negociar a paquete [fajo de billetes equivalente a un millón de
pesos] por aparato 9.
•
LA CAUSA POR EL EFECTO (2 casos):
(11) Yo no soy capaz de tronar [asesinar] a una persona si se me pone al frente.
•
PRODUCTOR POR EL PRODUCTO (2 casos):
(12) Ayer nos trabamos10 con Roche [Rohypnol (narcótico)].
•
LO CONTROLADO POR EL CONTROLADOR (1 caso):
(13) Esa veterana11 debe de ser mero 12 catre [buena amante].
casos):
(2) Son capaces de matar la mamá con tal de tener plata para soplar [consumir drogas].
8
6
Por otro lado, se han encontrado, además, casos en los que el origen del significado
argótico implica la metonimia, pero ésta no es el único tipo de cambio de significado que ha
tenido lugar en el desarrollo del significado novedoso. Así, se han identificado casos en los que
la relación metonímica se basa, a su vez, en una metáfora. Por ejemplo:
(14) ¡Flaca [muerte], caiga 13 cuando quiera!
Donde se toma una de las características de la representación metafórica de la muerte como
una persona o entidad flaca o cadavérica, para hacer referencia al concepto en general. O en el
caso de la utilización de la palabra «coco», para hacer referencia a una persona inteligente:
(15) La verdad es que ese man es un coco [persona inteligente], aunque no sepa hablar bien.
Donde se toma como base la utilización metafórica de esta voz en referencia a la cabeza y,
a partir de dicha relación, se utiliza toda la entidad/categoría para designar una de sus
propiedades (la inteligencia).
Otro ejemplo es el de la voz «tronar» [asesinar con arma de fuego]:
(16) A ese man lo tronaron la semana pasada
Donde se parte de una metáfora (tronar = despedir, causar ruido), luego, con base en esta
metáfora, la voz adquiere el significado de «disparar» mediante una relación metonímica del
tipo PARTE DE UN EVENTO POR TODO EL EVENTO; y, finalmente, adquiere el significado
«asesinar» de nuevo mediante una metonimia del tipo PARTE DE UN EVENTO POR TODO EL
EVENTO.
L. Goossens (1990) afirma que la relación entre metáfora y metonimia es tan estrecha que
incluso acuñó el término «metaphtonymy» (metaftonimia) para referirse a los patrones de
interacción entre estos dos tipos de relación conceptual.
4.2.1. Análisis de los casos de metonimia en el parlache
Siguiendo la definición de metonimia propuesta por Z. Kövecses y G. Radden (1998), en todos
los ejemplos presentados existe «un proceso cognitivo en el que una entidad conceptual, el
vehículo, proporciona acceso mental a otra entidad conceptual, la meta, dentro del mismo
dominio o modelo cognitivo idealizado [MCI]» (1998: 39).
Si bien, como se ha visto antes, Z. Kövecses y G. Radden (1998) ofrecen una clasificación
bastante detallada de los tipos de relaciones que dan origen a la metonimia, para autores como
B. Warren (2006: 42) éstas podrían resumirse en relaciones más generales de causa, ubicación
temporal y espacial, posesión, composición y representación.
Entre estos tipos de relación, el más común en la muestra seleccionada es el de
composición, en el que podemos incluir las relaciones:
-
PROPIEDAD DEFINITORIA POR LA CATEGORÍA (23
casos)
MATERIAL DEL QUE SE COMPONE UN OBJETO POR EL OBJETO (5 casos)
CATEGORÍA POR UNA DE SUS PROPIEDADES DEFINITORIAS (5 casos)
EL OBJETO POR EL MATERIAL QUE LO CONSTITUYE (3 casos)
Sumando, aproximadamente 36 (35 %) de los casos.
7
De las relaciones de composición, afirma B. Warren (2006: 59) que en ellas «el referente
del concepto explícito coincide completamente con el que representa el concepto implícito (o
viceversa)». Dentro de las relaciones de composición se incluyen las del tipo PROPIEDAD
DEFINITORIA POR LA CATEGORÍA , así como las del tipo MATERIAL DEL QUE SE COMPONE UN
OBJETO POR EL OBJETO; en estas relaciones, el concepto implícito (meta) es también la base para
perfilar el concepto explícito (fuente); así, es necesario que las dos partes involucradas en el acto
comunicativo (emisor y receptor) posean la misma información enciclopédica sobre el concepto
al que se hace referencia.
Por otro lado, en los ejemplos de relación metonímica de composición, las propiedades
seleccionadas como conceptos fuente o puntos de referencia (utilizando la terminología
propuesta por R. W. Langacker 1999) son aquellas que el ser humano percibe más directamente
o de manera más precisa.
En segundo lugar, encontramos las relaciones de causa, en las que se incluyen las
relaciones de tipo:
- PARTE DE UN EVENTO POR TODO EL EVENTO (20 casos)
- EL EFECTO POR LA CAUSA (7 casos)
- LA CAUSA POR EL EFECTO (2 casos)
- PRODUCTOR POR EL PRODUCTO (2 casos)
Dando como resultado 31 casos (aproximadamente el 30 % del total).
La relación de causa en el argot juvenil de Medellín se limita casi exclusivamente a verbos,
utilizados, casi todos ellos de manera eufemística. La razón más lógica para su utilización es el
afán de ocultación de comportamientos o elementos ilegales, lo cual es propio de todo lenguaje
argótico.
En cuanto a las relaciones de posesión, en éstas se incluyen los casos de:
-
LA CATEGORÍA POR UNO DE SUS MIEMBROS (18 casos)
PARTE DE UN OBJETO POR TODO EL OBJETO (7 casos),
UN MIEMBRO DE LA CATEGORÍA POR LA CATEGORÍA (4 casos)
LO CONTROLADO POR EL CONTROLADOR (1 caso)
Sumando 30 (aproximadamente 29 %) de los casos.
En las relaciones de posesión, por su parte, se suele utilizar como concepto fuente la parte
más visible, peligrosa, o cercana a la percepción humana.
Por otro lado, en el Diccionario de Parlache encontramos relaciones de ubicación
temporal y espacial del tipo EL CONTENEDOR POR LO CONTENIDO, con 2 ejemplos
(aproximadamente el 2 %) que consideramos pertenecen claramente a esta categoría
(«embarque» [droga] y «paquete» [fajo de billetes equivalentes a un millón de pesos]) y 3
ejemplos más (las voces «bola», «bolita» y «bolo») que bien podrían ser realizaciones de esta
categoría o bien de EL OBJETO POR EL MATERIAL QUE LO CONSTITUYE.
Por último, ni en las muestras seleccionadas para este análisis, ni en el Diccionario de
parlache, se encontró algún caso de relación metonímica de representación. Según B. Warren
(2006: 61-63), este tipo de relación aparece cuando una pintura, una estatua, un actor, un mapa,
un juguete, etc., representa un modelo (por ejemplo, Anthony Hopkins es Hamlet «quien
representa a Hamlet»).
8
5. Conclusiones
En los casos analizados, los conceptos explícitos funcionan como puntos de referencia que dan
acceso a los conceptos implícitos, siendo estos puntos de referencia generalmente más
evidentes, cercanos a la percepción humana y específicos que los conceptos meta.
Se ha observado que el tipo de relación específica más común en las metonimias analizadas
ha sido PROPIEDAD DEFINITORIA POR LA CATEGORÍA , donde las propiedades elegidas como
concepto fuente por lo general han sido aquellas que son más cercanas a la percepción humana y
que obedecen a principios cognitivos como los descritos por Z. Kövecses y G. Radden (1998),
entre los que se incluyen: INTERRELACIONAL SOBRE NO INTERRELACIONAL , TÍPICO SOBRE
ATÍPICO, CORPORAL SOBRE MENTAL, CONCRETO SOBRE ABSTRACTO, etc., a la vez que
proporcionan un alto grado de expresividad.
Se ha podido ver también que suelen utilizarse conceptos fuente más específicos que los
conceptos meta (PROPIEDAD DEFINITORIA POR LA CATEGORÍA, PARTE DE UN EVENTO POR TODO
EL EVENTO, PARTE DE UN OBJETO POR TODO EL OBJETO, MATERIAL DEL QUE SE COMPONE UN
OBJETO POR EL OBJETO, etc.) frente a aquellos casos en los que la fuente es más general que la
meta (CATEGORÍA POR UNO DE SUS MIEMBROS , CATEGORÍA POR UNA DE SUS PROPIEDADES,
etc.). Tal tendencia parece obedecer al hecho de que la metonimia es un mecanismo mediante el
cual se busca, a la vez, precisión, claridad y economía lingüística por parte tanto del emisor,
como del receptor; esto se logra con la utilización de aquellos conceptos que son más precisos,
cercanos y evidentes a la percepción humana, frente a aquellos que son más abstractos y
generales.
Es interesante el hecho de que en las relaciones del tipo PROPIEDAD DEFINITORIA POR LA
CATEGORÍA, los conceptos fuente suelen ser adjetivos, mientras que los conceptos meta suelen
ser sustantivos. En estos casos, las voces que antes se utilizaban sólo como adjetivos adquieren
las características sintácticas del sustantivo al que hacen referencia (por ejemplo, una amarga
[cerveza], un azul [guardia de la cárcel // policía de tránsito], un verde [policía]).
Con respecto a los verbos, además de concentrarse casi todos ellos en relaciones de causa
(PARTE DE UN EVENTO POR TODO EL EVENTO, LA CAUSA POR EL EFCTO y viceversa) todos son
ejemplos de metonimia proposicional, dado que entre la proposición fuente y la meta existe una
relación lógica del tipo «si A es verdadero, entonces B generalmente también lo es» (B. Warren
2002: 115; 2006: 10), donde A suele ser la proposición explícita y B la proposición implícita
(por ejemplo, si un revólver estalla ha sido disparado; si uno sopla (expulsa humo) está
fumando (marihuana o una droga que se pueda fumar)).
Adicionalmente, se observó que, en la mayoría de los casos analizados, una lectura literal
del concepto fuente ocasiona una incongruencia semántica con el concepto meta. No obstante,
dicha incongruencia es superficial, ya que, en realidad, con la metonimia simplemente se resalta
uno de los aspectos o características del concepto implícito. Ésta es, de hecho, una de las
diferencias más claras entre la metonimia y la metáfora, dado que, en esta última, la
imposibilidad de una lectura literal es completa, pues los dos conceptos implicados no tienen
ninguna relación entre sí (aparte de la relación de similitud precisamente resaltada mediante el
uso metafórico del concepto fuente).
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Letters at Lund.
10
1
De hecho, en obras como la de P. Sanmartín (2000), esta autora utiliza el término «léxico argótico
coloquial» como sinónimo de «argot común».
2
W. Croft define un dominio conceptual como « a semantic structure that functions as the base for at least one
concept profile» [una estructura semántica que funciona como la base para, por lo menos, un perfil conceptual]
(W. Croft 1993: 340). Tal definición, a su vez, se basa en los conceptos de base y perfil (conceptual),
desarrollados por R. W. Langacker (1987: 183-184), para quien el perfil es el concepto simbolizado por la
palabra en sí, mientras que la base es el conocimiento enciclopédico del mundo necesario para la interpretación
de dicha unidad léxica.
3
El término « modelo cognitivo idealizado» (MCI) hace referencia a las distintas estructuras o espacios
mentales formados por la suma del conocimiento enciclopédico y sensorial necesario para comprender un
concepto. P. ej. «[el concepto] martes solo se puede definir en relación con un modelo idealizado que incluye
el ciclo natural definido por el movimiento del sol, los métodos habituales para caracterizar el final de un día y
el comienzo del siguiente, y un ciclo más largo, de siete días: la semana» (G. Lakoff 1987: 68).
4
Marihuana.
5
Consumimos.
6
Tipo, hombre.
7
Infieles.
8
Los tres casos incluidos en esta categoría son variaciones de la voz «bola» (bola, bolita, bolo), utilizadas en
referencia a la marihuana. Es difícil determinar si la relación entre el significado original y el novedoso es del
tipo EL OBJETO POR EL MATERIAL QUE LO CONSTITUYE ó EL CONTENEDOR POR LO CONTENIDO; POR lo anterior, los
valores numéricos que aquí presentamos aún son aproximados.
9
Kilo de cocaína.
10
Trabarse: drogarse.
11
Veterano: persona adulta.
12
Tremendo, a.
13
Venga.
11
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