PAC MG-1 A1 Contenido | Anterior | Siguiente En la mayoría de los casos, el líquido pericárdico puede extraerse cuando la punción se hace con guía ecocardiográfica. Se evitan así las complicaciones y se logra con seguridad la extracción del líquido. Se ha demostrado que el taponamiento cardíaco se puede resolver en aproximadamente el 60% de los casos con tan sólo punción pericárdica. El resto de los pacientes requieren tratamiento quirúrgico, sea por falta de mejoría del cuadro clínico o por recidiva. El drenaje quirúrgico se requiere con mayor frecuencia en el taponamiento cardíaco por causas traumáticas. Cabe mencionar que en 95% de los casos puede extraerse el líquido pericárdico cuando la punción se realiza con guía ecocardiográfica; con ella se evitan las complicaciones graves y se asegura la extracción del líquido. TECNICA La mejor vía de acceso para efectuar una punción pericárdica es la subxifoidea. El médico tendrá que estar vestido con todos los implementos para realizar un procedimiento quirúrgico estéril. Se realiza una escrupulosa asepsia y antisepsia de la región (mitad superior del abdomen y mitad inferior del tórax), la cual es delimitada mediante campos estériles. Se aplica una pequeña dosis de un anestésico local en el sitio donde se hará la punción. Se utiliza una aguja larga calibre 16 a 18 con bisel corto, la cual se conecta a una jeringa de 50 ml. a través de una llave de tres vías. La aguja se introduce por debajo y a la izquierda (2 cm) del apéndice xifoides dirigiéndola hacia la región medioclavicular izquierda con un ángulo de 45° respecto a la pared abdominal, hasta alcanzar el saco pericárdico a través del diafragma. RIESGOS La punción pericárdica es un procedimiento técnicamente sencillo; sin embargo, las complicaciones potenciales a que puede dar lugar son muy graves por lo que se recomienda que se lleve a cabo por manos experimentadas en una sala de terapia intensiva o en un quirófano con registro electrocardiográfico y ecocardiográfico, con monitorización tanto de la presión venosa central como de la presión arterial. Los peligros potenciales de la punción pericárdica son: a. Reacción vagal (bradicardia, hipotensión Estas complicaciones aparecen en aproximadamente 5% de los casos; es por ello que se debe considerar a la punción pericárdica como un procedimiento mayor, y por lo tanto, indicarla y realizarla con todas las precauciones pertinentes. PRONOSTICO a. Usualmente tienen buen pronóstico la pericarditis viral, la pericarditis post-infarto, el síndrome postpericardiotomía y la pericarditis reumática. Rara vez se complican con taponamiento cardíaco y no dejan secuelas. En el caso de la pericarditis viral puede haber recaídas semanas o meses después de desaparecido el primer brote. b. Son muy graves las pericarditis infecciosas y parasitarias. Evolucionan rápidamente hacia el taponamiento cardíaco y no es raro que dejen constricción pericárdica después de terminada la fase aguda. c. Es fatal en la mayoría de los casos el taponamiento por ruptura cardíaca o de un aneurisma aórtico. d. Es malo el pronóstico de las pericarditis neoplásicas. TRATAMIENTO DE LA PERICARDITIS AGUDA a. El tratamiento deberá ser etiológico siempre que sea posible. b. En la pericarditis viral y en el síndrome postpericardiotomía, ofrece buenos resultados el tratamiento antiinflamatorio (3 a 4 g. de aspirina en 24 horas, 600 a 800 mg/día de ibuprofen, o 75 mg de indometacina en 24 horas). En casos rebeldes al tratamiento se pueden administrar este roides: arterial, náusea, vómito, sialorrea y hasta asistolia ventricular). b. Laceración de una arteria coronaria (hemopericardio). c. Laceración del corazón (hemopericardio y taponamiento cardíaco). d. Fibrilación ventricular. Contenido | Anterior | Siguiente Copyright © 2005 Dr. Scope. Derechos Reservados. Diseño y Programación: Educación Médica Contínua prednisona 30 a 60 mg/día, por 5 días y luego reducir gradualmente la dosis. En el caso de la pericarditis postinfarto el tratamiento es sintomático con analgésicos ya que la administración de esteroides o antiinflamatorios evitan la cicatrización y complican la evolución del infarto ya que favorecen la expansión del infarto y la ruptura de la pared ventricular.