Diversas causas han provocado un importante y persistente

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EL ALZA DE LOS PRECIOS DE ALIMENTOS PUEDE AUMENTAR LA
POBREZA Y LA INDIGENCIA EN MÁS DE DIEZ MILLONES DE PERSONAS
EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
José Luis Machinea
Secretario Ejecutivo,
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
Santiago, Chile, 18 de abril de 2008
Diversos factores han provocado un incremento de los precios internacionales de
alimentos. Si bien la tendencia alcista se manifiesta desde hace varios años, el aumento
ha sido más intenso y persistente durante los últimos doce meses, superando el 50% en
dicho período según el índice de la UNCTAD. Los aumentos han sido superiores para el
maíz, el trigo, el arroz y algunas oleaginosas, llegando en algunos casos a incrementos
superiores al 100%.
Esta evolución de los mercados internacionales ha tenido las esperadas repercusiones
sobre los precios internos de los alimentos en la mayoría de los países del mundo, y los
de América Latina y el Caribe no han sido una excepción. Las naciones importadoras de
alimentos deben pagar cada vez más por las compras que realizan en el exterior para
abastecer sus mercados internos. Pero también aquellas que son productoras,
especialmente las que también exportan, han visto elevados sus precios internos ya que
ellos están fuertemente influidos por las cotizaciones internacionales. De esta manera,
desde principios del 2006 y especialmente desde 2007, los índices de precios al
consumidor de alimentos se han acelerado en la mayoría de las economías de la región,
registrando actualmente un ritmo anual que oscila entre 6% y 20% en los distintos países,
con un promedio cercano al 15%. En los casos en que ha habido menores aumentos,
probablemente ello sea consecuencia de políticas específicas destinadas a reducir el
impacto del incremento del precio de los productos básicos.
La suba de los precios de los alimentos castiga con especial dureza a quienes deben
destinar una mayor proporción de sus ingresos para adquirirlos. Cuanto menor sea el
ingreso que dispone una familia, un porcentaje mayor se destina a alimentos básicos para
cubrir sus requerimientos nutricionales. Si los precios de los alimentos básicos se elevan
más que otros bienes, significa que es en los gastos de los más pobres donde se concentra
mayor inflación relativa. Lo que implica que la situación que vivimos tiene un claro
impacto distributivo regresivo. Piénsese, además, que en varios países el aumento del
valor de una canasta típica de consumo para estos sectores debió ser incluso bastante
superior a aquel porcentaje debido al alto contenido (directo e indirecto) de productos
como trigo o el maíz que, como ya se señaló, registraron fuertes alzas en su precios
internacionales.
No sólo el efecto distributivo castiga a los que menos tienen, sino también provoca un
aumento neto en el porcentaje de indigentes (pobres extremos) y pobres en los países de
la región, porque en el caso de muchas familias de menores recursos, si no ven
1
claramente incrementados sus ingresos disponibles, dejarán de cubrir una canasta básica
de alimentos debido al aumento en el precio de los mismos. Y también se elevará la
proporción de hogares pobres, aquellos cuyos recursos corrientes resultan inferiores al
conjunto de la canasta básica que incluye alimentos pero también otros bienes que no son
alimentos, y que sube por lo acontecido con la dinámica de los precios de los primeros.
Las estimaciones que realiza regularmente CEPAL de la incidencia de la pobreza y la
indigencia para los países de América Latina constituyen una base para cuantificar el
impacto que estarían teniendo las alzas de los precios de alimentos sobre esas variables.
Partiendo de las proyecciones de la indigencia realizadas para 2007 1 se ha calculado que
un incremento del 15% en el precio de los alimentos eleva la incidencia de la indigencia
en casi tres puntos –de 12,7% a 15,9%. Ello implica que esa alteración de los precios
provocaría que 15,7 millones más de latinoamericanos caigan en la indigencia. En el caso
de la pobreza, los aumentos son parecidos ya que una cantidad similar de residentes en la
región pasarían a ser pobres.
Cabe resaltar que esas cifras y proyecciones se formulan sin tomar en cuenta los
eventuales cambios en los ingresos de las personas y familias, ni los cambios en los
precios de los bienes y servicios no alimenticios. Los cálculos realizados ofrecen
magnitudes del impacto de las alzas de los precios de alimentos en caso que no se
produzca ninguna variación en los correspondientes a otros productos ni tampoco en los
ingresos. Pero aún reconociendo que las remuneraciones nominales se han elevado, lo
sucedido con los precios de los alimentos continúa teniendo efectos negativos sobre la
indigencia y la pobreza. Ello obedece a que los ajustes de los ingresos toman en cuenta,
en general, la variación del índice de precios promedio que, en 2007, creció a un ritmo
que fue menos que la mitad del registrado por el de alimentos. Por lo tanto, si se
considera el efecto conjunto de un aumento de precios de alimentos del 15% y de
una mejora de los ingresos de los hogares del 5%, se llega a que la cantidad de
personas que pasarían a la indigencia como consecuencia del aumento de precios
sería de alrededor de diez millones, y un similar contingente pasaría de la situación
de no pobres a la de pobres. A ello hay que agregar el agravamiento de la situación
de las personas que previo a estos aumentos ya vivían en la pobreza e indigencia.
Todo ello representa una situación dramática para un vasto contingente de personas.
Estas cifras, que están basadas en el cuadro anexo, resultan elocuentes en cuanto a los
efectos negativos del aumento de las cotizaciones de alimentos sobre el bienestar de la
población. El panorama se complica incluso aún más por los efectos de los incrementos
que están experimentando los combustibles que elevan las tarifas del transporte y de
varios servicios públicos (el aumento de los precios de los combustibles, por otra parte, es
uno de los factores que presionaron el aumento del precio de los alimentos). También en
este caso los incrementos castigan a quienes viven con menos recursos y destinan parte
significativa de sus ingresos al transporte público y los servicios básicos domiciliarios.
1
Basadas en información de 2006 y en las variaciones proyectadas del Producto Bruto Interno por
Habitante y realizadas al sólo efecto de servir de base a las simulaciones que aquí se presentan.
2
Por lo tanto, resulta de la mayor prioridad poner en marcha y/o mantener políticas
dirigidas a morigerar esos efectos. Las políticas que pueden desplegarse son de diverso
tipo ya que dependerán de la realidad de cada país en cuestiones tales como su estructura
productiva (por ejemplo, si es importador o exportador de alimentos), la experiencia de
los mismos en el manejo de diversos instrumentos o su situación fiscal. Las políticas por
implementarse podrían incluir acciones que disminuyan los precios (o las alzas de los
precios) de los alimentos en los mercados internos y/o mejoren los ingresos de la
población, especialmente de los sectores de bajos recursos. Entre las que apuntan al
primer objetivo se encuentran las reducciones de aranceles y/o de impuestos al consumo.
Entre las segundas, los subsidios focalizados en ciertos sectores –o las alzas de los
subsidios ya existentes– aparecen entre los posibles mecanismos. Asimismo, es necesario
un aporte excepcional proveniente de los países desarrollados y, en cierta medida, de los
países de ingresos medios que son exportadores netos de alimentos, a programas y
organismos, tales como el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, que
puedan llevar ayuda de emergencia a poblaciones en situación de riesgo.
Finalmente, dado que los altos precios de los alimentos “vinieron para quedarse” y no
parecen obedecer a una situación transitoria, es necesario, además de mantener políticas
específicas destinadas a los sectores de menos recursos, impulsar propuestas de mediano
y largo plazo destinadas a incrementar la oferta y la productividad de manera sustentable.
Considerando aumento de alimentos del 15%
Proyección al 2007
Sin aumento de ingresos
millones
% de
personas
Indigencia
cambio respecto
de la situación al
2007
Pobreza
cambio respecto
de la situación al
2007
12.7
35.1
68.5
189.5
3
Considerando aumento
de ingresos de 5%
%
millones de
personas
%
millones de
personas
15.6
84.2
14.7
79.1
2.9
15.7
2.0
10.6
37.9
204.5
37.0
199.6
2.8
15
1.9
10.1
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