Vulcanismo activo en México: Carencias y Perspectivas José Luis Macías Vázquez Subsede Michoacán, Instituto de Geofísica, UNAM, México [email protected] La mayor parte del vulcanismo activo de México se encuentra ubicado en la porción central del territorio, en el llamado Cinturón Volcánico Trans-Mexicano (CVTM) (Figura 1). El CVTM atraviesa el país a la altura del paralelo 19°N, desde las costas del Pacifico hasta el Golfo de México y es el producto de la subducción de las placas oceánicas de Cocos y Rivera por debajo de la placa continental de Norte América. El CVTM está conformado por estratovolcanes, calderas, escudos, campos de vulcanismo monogenético, entre otros. Cerca del 50% de la población Mexicana (~55 millones de personas) vive cerca o en los flancos de un volcán. Tan sólo en los estados de Michoacán-Guanajuato existen más de 1100 volcanes, región en donde nacieron los volcanes monogenéticos Jorullo en 1759 y Parícutin en 1943, este último, ejemplo mundial del surgimiento y evolución de un volcán. 115 ° Cerro Prieto Campo Volcánico de Pinacate Campo Volcánico de San Quintín Isla Guadalupe. (Volcán Guadalupe) 31 ° Isla San Luis Gonzaga (Volcán La Encantada) Isla Coronado (Volcán Coronado) Volcán La Virgen 28 ° 28 ° Isla Tortuga 25 ° 25 ° Océano Pacífico 22 ° Golfo de México 22 ° Ceboruco T Bárcena (Isla San Benedicto) Everman (Isla Socorro) G Colima Paricutín M C Ajusco J Xitle Iztaccíhuatl Pico de Orizaba Nevado de Toluca T CM P O Popocatéptel San Martín El Chichón Tacaná 115 ° Figura 1. Localización del Cinturón Volcánico Trans-Mexicano (CVTM) y de los volcanes activos en el territorio nacional. En este mapa se ilustra que las ciudades de Tepic (T), Guadalajara (G), Colima (C), Morelia (M), Toluca (T), México (CM), Puebla (P), Orizaba (O), y Jalapa (J) entre otras, representan un 50% de la población total del país que se encuentran enclavadas dentro del CVTM y por lo tanto están sujetas a la acción de los fenómenos volcánicos. De igual forma se tiene la presencia de volcanismo activo en las islas San Benedicto (Volcán Bárcena) y Everman (Volcán Socorro) en el Archipielago de las Islas Revillagigedo y en Baja California con el Volcán Tres Vírgenes y la caldera de Cerro Prieto (tomado de Macías y Capra, 2005). Sin, embargo, los volcanes que representan un peligro real para la población son los volcanes poligenéticos que hacen erupciones en repetidas ocasiones durante miles e incluso millones de años y que cuentan con una cámara magmática a profundidad. En el CVTM se cuenta con una docena de estratovolcanes activos los más famosos: Colima, Ceboruco, Popocatépetl y Pico de Orizaba. Al este del CVTM aparece el volcán San Martín en el Campo Volcánico de los Tuxtlas y al sureste, otros dos volcanes activos como el volcán Chichón que en 1982 hiciera erupción y el volcán Tacaná que representa el volcán más septentrional del Arco Volcánico de América Central. De forma aislada ocurren los volcanes Tres Vírgenes en Baja California Sur y Everman en el archipiélago de las Islas Revillagigedo al oeste de Colima. Varios de estos volcanes han tenido erupciones durante los últimos seis siglos, algunos en repetidas ocasiones como el volcán de Colima y Popocatépetl (ver Tabla 1). Tabla 1. Resumen de la actividad volcánica en México, registrada durante los últimos seis siglos (Macías y Capra, 2005). VOLCAN Colima Estados Afectados Colima, Jalisco Pico de Orizaba Jorullo Parícutin Barcena, Isla San Benedicto Chichón Tres Vírgenes Ceboruco Tacaná Puebla/Veracruz Michoacán Michoacán Colima Everman San Martín Popocatépetl Colima Veracruz México, Morelos, Puebla Chiapas Baja California Nayarit Chiapas AÑO 1913, 1961-1962, 19751976, 1981-82 1991, 1994 1998-2000 1537, 1545, 1566 1759 1943-1952 1952-1953 ACTIVIDAD Destrucción del domo central Emisión de coladas de lava Destrucción parcial del domo y en ocasiones emisión de coladas de lava 1982 1746, 1857 1870-1876 1949-1950 1985-86 1840, 1856, 1951, 1993 1664, 1793-1825 1919-1928, 1944 1994-presente Destrucción total del domo central Actividad fumarólica Derrame de lava Explosiones freáticas Nacimiento de un volcán Nacimiento de un volcán Formación de un volcán o anillo de tobas Última erupción de tipo submarino Emisión de lavas basálticas y cenizas Caída de cenizas, flujos piroclásticos, lahares Un volcán activo es aquel que presenta algún tipo de actividad: interna (como sismos y explosiones) o superficial (como fumarolas y manantiales termales). Todas estas manifestaciones se deben a la ocurrencia de magma por debajo del volcán. Sin embargo, existen muchos otros volcanes que no entran en esta clasificación, dado que el día de hoy no presentan ningún tipo de manifestación superficial, sin embargo, han tenido actividad histórica o alguna erupción durante los últimos 10,000 años, por lo que se consideran como volcanes activos en estado de quietud. En esta clasificación entrarían estratovolcanes majestuosos como El Nevado de Toluca, La Malinche, y el Iztaccíhuatl entre decenas de volcanes. Uno de los volcanes más peligrosos del país que salió de un periodo de letargo de 550 años fue el volcán Chichón en Chiapas, que el 28 de marzo de 1982 sorprendió a propios y extraños con una erupción violenta que destruyó cerca de 400 km2 de selva en una semana, arrasó con nueve poblados y le quitó la vida a más de 2,000 personas incluyendo un geólogo; desapareciendo el Municipio de Francisco León (Espíndola et al., 2003). Por otra parte, un volcán extinto es aquél que no ha tenido erupciones durante los últimos 10,000 años, como varios volcanes que componen sierras alrededor de la Ciudad de México (La Sierra de las Cruces, Sierra de Guadalupe, Santa Catarina, etc.) incluyendo a los volcanes Ajusco. La comprensión del fenómeno volcánico en México ha tenido un gran desarrollo durante los últimos 30 años a partir de la erupción catastrófica del volcán Chichón en el Estado de Chiapas. Esta erupción aunada a las erupciones de los volcanes de Colima y sobretodo del volcán Popocatépetl, iniciada el 21 de diciembre de 1994, han atraído la atención de las autoridades, público en general y la prensa. Esta atención ha permitido el desarrollo de los estudios vulcanológicos en el país, pues se ha contado con financiamiento suficiente para estudiar los volcanes activos. Actualmente, sabemos por ejemplo, que la Ciudad de México se encuentra asentada sobre los depósitos producidos por dos grandes erupciones prehistóricas, originadas hace 14,500 años, en el Volcán Popocatépetl (Siebe et al., 1995; 1996) y hace 10,500 años, en el Volcán Nevado de Toluca (Arce et al., 2003) (Fig. 2). Ambas erupciones formaron columnas eruptivas verticales compuestas por ceniza, rocas, piedra pómez y gases que ascendieron a más de 25 km de altura, para después ser desplazadas por los vientos dominantes, en ambos casos, hacia la Ciudad de México. Estos volcanes representan una amenaza potencial para más de 25 millones de personas que habitan el área metropolitana de la Ciudad de México, por lo que se debe estudiar y conocer el peligro que estos dos volcanes representan. 99°45'W 99°00'W 10 km r Sie ra de La m s ce ru sC 00 30 Texcoco Ciudad de México Tláloc 4120m Telapón 4000m Tlapacoya Ciudad de Toluca Chalco Metepec Nevado de Toluca 4,680m Tenango Zempoala 3690m 19°15'N Iztaccíhuatl 5272m Xitle 3000m Ajusco 3930m Lago Chiconahuapan Tres Cruces 19°30'N Amecameca Tláloc 3,690m Atlautla Popocatépetl 5425m Sierra de Chichinautzin Pómez Toluca Superior Línea de igual espesor de 10 cm (Isopacas) 2 3 (Area = 1000 km ; Volumen = 7 km ; Edad 10,500 años Pómez con Andesita Línea de igual espesor de 10 cm Edad = 14,500 años Figura 2. Ubicación de la Ciudad de México respecto a los volcanes Nevado de Toluca y Popocatépetl. Las líneas punteadas indican la traza de los dos depósitos de caída de pómez y ceniza de 10 cm de espesor que fueron emitidos por estos dos volcanes. Ambas capas están actualmente sepultadas en el subsuelo de la ciudad (Macías y Capra, 2005). Carencias en el estudio de los volcanes activos del país De los volcanes activos en el país, contamos con muy pocos mapas geológicos detallados (Colima) o semidetallados (Nevado de Toluca, Popocatépetl, Pico de Orizaba, Chichón y Tacaná), soportados por trabajo de campo y por muy pocos fechamientos radiométricos. La carencia de edades absolutas de las erupciones vuelve muy difícil la interpretación del mapa, haciéndola ambigua. De los volcanes antes mencionados, sólo Colima, Popocatépetl, Pico de Orizaba y Chichón cuentan con una estratigrafía razonable y mapas de peligros volcánicos; tan solo dos de éstos cuentan con un sistema de monitoreo permanente y bien establecido (observatorio vulcanológico), Colima que cuenta con el Observatorio Vulcanológico de la Universidad de Colima y Popocatépetl con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED-UNAM). Los otros volcanes cuentan con algunas estaciones sismológicas que pretenden a futuro convertirse en redes permanentes de monitoreo. De muy pocos se han realizado estudios petrológicos que nos permitan definir las profundidades y temperaturas de almacenamiento de los magmas y los tiempos de ascenso hacia la superficie durante una erupción volcánica. Estudios similares de tomografía sísmica también son escasos o nulos. Esta disparidad en los estudios geológicos de los volcanes Mexicanos tiene una explicación, nuestro país no cuenta con una institución que se dedique de manera específica a estudiar el fenómeno volcánico de forma permanente, con personal especializado y recursos federales destinados para su funcionamiento. En otros países, estas actividades las desarrollan los Servicios Geológicos, que se encargan no solo del estudio del fenómeno volcánico sino también de todos los fenómenos naturales. Una Institución con estas características se debería encargar de los estudios geocientíficos necesarios para comprender un volcán activo, ejecutar su monitoreo y establecer planes de enseñanza a la población para mejorar la comprensión de los peligros geológicos. Desde un punto de vista geológico, debemos comprender sobre qué tipo de sustrato rocoso está construido el volcán (mapa geológico), su historia eruptiva conocida como estratigrafía, en otras palabras el tipo de erupciones, magnitud, volúmenes arrojados y edad de cada una de las erupciones ocurridas. De igual importancia es el conocimiento de la evolución química e isotópica del magma que alimenta al volcán, ya que magmas ricos en sílice como los expulsados por el Volcán Popocatépetl, son más explosivos que aquellos menos ricos en sílice como los originados por el?? Volcán Xitle. Una vez que se analiza y comprende esta información, se tendrán los elementos para comprender los fenómenos o peligros que un volcán puede producir, que son muy particulares para cada volcán en cuestión; para finalmente producir un mapa de peligros volcánicos que muestre las zonas de mayor a menor probabilidad de ser afectadas por estos peligros. La ejecución de este tipo de estudios, requiere de varios años en condiciones ideales de financiamiento, equipo de trabajo y laboratorios. Bajo estas condiciones, los productos entregables y más valiosos serían un mapa geológico y el mapa de peligros. Para la academia y nuestro sistema de evaluación local y nacional (por ejemplo: SNI, PRIDE-UNAM, IPN, etc.) los mapas geológicos y de peligros son muy difíciles de evaluar, pues es una representación de la realidad en un papel, con símbolos y colores muchas veces difíciles de interpretar. Aún con estos inconvenientes, la mayoría de estos mapas han sido generados por entidades académicas ( UNAM, UCOL, UMICH, UV, UASLP, etc.), que a pesar de las desventajas de facto han tomado la decisión de estudiar los volcanes del país. La carencia de una Institución Nacional/Federal que estudie los fenómenos naturales, de inicio fomenta que se destinen recursos económicos exorbitantes para remediar los daños y no a la prevención ante estos fenómenos. El establecimiento de una institución nacional de este tipo, permitiría realizar el estudio sistemático de los volcanes activos que incluya topografía digital y cartografía geológica detallada, estratigrafía apoyada con fechamientos radiométricos y elaboración de los mapas de peligros volcánicos respectivos. Estos estudios geológicos generalmente vienen ligados a la instalación de una red sísmica, estudios geofísicos y geoquímicos para el monitoreo volcánico. Esto podría parecer normal para algunos países en Latinoamérica (por ejemplo: Colombia, Ecuador, etc.), que cuentan con una institución gubernamental dedicada al estudio y comprensión de los fenómenos naturales, entre éstos la amenaza volcánica. La carencia de una institución de este tipo en México ha impedido el estudio sistemático, pero sobretodo, organizado de los volcanes, que por el contrario han sido estudiados de forma aislada y por el esfuerzo individual o de pequeños grupos de investigación con financiamiento limitado, resultando en avances desproporcionados de los estudios entre los diferentes volcanes. Notas Finales Con esta reflexión, se pretende crear en la comunidad científica y los tomadores de decisiones una conciencia de la susceptibilidad (vulnerabilidad), que presentan muchas regiones de nuestro país ante la actividad volcánica y considerar que tan prioritario es realizar una gestión integral de los estudios y recursos que se destinan a la investigación de los fenómenos volcánicos. Es importante que en el futuro próximo, exista un equilibrio entre los recursos destinados a la remediación de daños provocados por erupciones volcánicas y los fondos destinados a las actividades de prevención. Ya que en nuestro medio se carece de una cultura encaminada a prevenir dichos eventos. Igualmente, se intenta mostrar que la investigación científica sobre los volcanes activos, tiene como prioridad disminuir la probabilidad de que las personas resulten lesionadas o sufran pérdida de sus bienes, que el fin último del conocimiento de los volcanes es la conservación de la vida humana, que es un objetivo insoslayable que debe guiar toda actividad encaminada en la predicción de este tipo de fenómenos. Bibliografía Arce, J.L., Macías, J.L. and Vázquez-Selem, L. (2003) The 10.5 KA Plinian eruption of Nevado de Toluca, Mexico: Stratigraphy and Hazard Implications. Bulletin of the Geological Society of America, 115 (2): 230-248 Espíndola, J.M., Macías, J.L., Godínez, L. y Jímenez, Z. (2002) La erupción de 1982 del Volcán Chichónal, Chiapas, México. En: Lugo, H.J. y Inbar, M. (Eds.), Desastres Naturales en América Latina, Fondo de Cultura Económica, pp. 37-65. Macias, J.L, y Capra, L. (2005) Los volcanes y sus peligros: Situación actual en México y Latinoamérica. Fondo de Cultura Económica, 132 p. ISBN 968-16-7568-1 Siebe, C.G., Macías, J.L., Abrams, M., Elizarraras, R.S., Castro, R., and Delgado, H. (1995) Quaternary Explosive Volcanism and Pyroclastic Deposits in East-Central Mexico: Implications for Future Hazards. In: Chacko, J.J., and Whitney, J.A., (Eds.), Guidebook of Geological Excursions for the 1995 Annual Meeting of the Geological Society of America, New Orleans, Book 1, p. 1-4. Siebe, C.G., Abrams, M., Macías, J.L., and Obenholzner, J. (1996) Repeated volcanic disasters in Prehispanic time at Popocatepetl, Central Mexico: Past key to the future?. Geology, 24 (5): 399-402.